gangsta's paradise; calum hood.

por **panic.** Lun 12 Ene 2015, 2:06 pm

Ficha:

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Thomas despertó aquella mañana como siempre, siendo lamido por su perro Rufus. Había conseguido ese perro cuando tenía catorce años de edad, y cinco años después el perro seguía a su lado. Muchas veces había intentado escaparse, y varias veces lo había conseguido pero siempre regresaba a su hogar con Thomas.

Thomas era de cabello castaño y ojos marrones, y su piel era color oscuro, pero no mucho. Su primer nombre era Calum, pero cuando empezó la escuela secundaria decidió que su nombre sería Thomas porque quería un cambio en su vida. Estaba soltero, pero cada viernes tenía con quién pasar el rato, y ella se marchaba de su casa los domingos.

Su pandilla no tenía nombre, en realidad, nunca lo mencionaban. Solo se juntaban y se drogaban, y algunas veces mataban a alguien pero no eran una pandilla asesina. Es decir, a veces cuando tenían enfrentamientos serios con otra pandilla alguno terminaba sin vida o muy mal herido.

Thomas se puso de pie y se vistió con unos jeans y una camiseta con una imagen de las bandas de rock antiguas. A él le gustaba ese tipo de música, pero muy pocas veces escuchaba música ya que no tenía la privacidad necesaria para escuchar tranquilo, solo cuando se encontraba en su casa sin mucho que hacer.

La mayoría del tiempo estaba fuera de su casa.

La pelirroja se despertó poco después que Thomas haya preparado el desayuno; ellos venían "saliendo" por ya casi tres meses y él no se había acostado con nadie más, lo que era un gran paso para él porque nunca llevaba nada serio con nadie. Igualmente, ambos sabían que no era serio, ya lo tenían claro ambos. Nada de sentimientos.

Pero a veces, para Thomas le era difícil no pensar lo hermosa que Jenna era o lo mucho que la apreciaba. Él demoraría un tiempo en acostumbrarse a otra mujer, si ella algún día lo dejaba, porque estaba totalmente acostumbrado a despertar y verla a su lado, y luego ver al otro lado y observar a Rufus lamiendo su mano.

Jenna cuando se despertó, agarró una camisa de Thomas del mueble y se vistió, se quedaría un día más y debía de lavar la ropa que había traído. Ella había presentado a Thomas como su novio, entonces cada fin de semana le anunciaba a su madre que iría a pasar los días con él, y entonces ella bromeaba diciendo "¿y por qué no te mudas con él, entonces?" a lo que Jenna respondía con una risa.

Caminó hacia Thomas y al verlo preparar el desayuno, decidió acercarse y darle un beso. Duró dos segundos, pero fue lo suficientemente largo para hacer que él sonriera al igual que ella. Jenna lo abrazó mientras él continuaba batiendo el café y apoyó su cabeza en su espalda, cerrando los ojos.

—Me gustas.

—¿Qué? —dijo ella abriendo los ojos, sorprendida.

Thomas negó con su cabeza, insultándose a sí mismo por haber hecho esa confesión. No era el momento, además dudaba que ella sintiera algo por él, ya que él había sido explícito al comentar que no quería sentimientos de por medio, pero simplemente no pudo evitar sentir algo por la pelirroja.

Ella se separó de él y lo miró por un momento, esperando a que él repitiera lo que había dicho. Estaba sonriendo ampliamente, claramente ella también sentía algo por él pero no iba a comentárselo hasta que él dijese lo mismo. Pero al ver que no iba a volver a hablar, decidió tomar el pan y colocarlo sobre la mesa.

Luego de unos momentos, Jenna desapareció de allí, lo que hizo que Thomas se insultara aún más. Quizás le decía que eso no podía seguir y se alejaba. Pero entonces sintió como ella dejaba algo en su bolsillo y le daba un beso en la mejilla, anunciando que en un rato volvía. Él rápidamente tanteó en el bolsillo del pantalón para ver qué era lo que ella había dejado ahí.

Cuando vio que era una hoja, la saco de inmediato, rogando que no diga "adiós" o algo similar. Estaba arrugada y mal cortada, y la hoja parecía estar más oscura que las de siempre, así que no era una hoja nueva, había sido escrita hace ya tiempo. Cuando abrió la nota y la leyó, sonrió ampliamente, no podía creerlo.

"Me gustas. :)" era lo que decía ésta. Thomas la leyó un par de veces más y volvió a guardarla en su bolsillo mientras seguía preparando los cafés. Él tomaba café solo, y ella tomaba café con leche ya que insistía que tomar café negro hacía mal. Se mordió el labio al terminar, y caminó con ambas tazas a la mesa para dejarlas ahí y esperar a Jenna. Pero a cabo de diez minutos, decidió beberse su café y continuar con sus tareas.

Él seguía teniendo su vida a pesar de tal confesión y debía de seguirla. A los dos minutos, el teléfono sonó y Thomas fue corriendo a atender, esperando que sea Jenna o Niall. Sin embargo, era Dean, el jefe de su pandilla dejando un mensaje importante.

—Hoy a las 16 pm. pasará un chico de TIP por tu casa para el cambio de armas del que hemos hablado. Primero, intercambien las que tienen en manos y luego las que están dentro de la mochila.

—¿Por qué en mi casa? —preguntó Thomas, frunciendo el ceño.

—Es peligroso, lo sé, pero no sabe que vives ahí; solo sabrá que estás ahí, ¿sí? —respondió Dean, su voz sonaba cansada. Posiblemente no habría dormido la noche anterior porque luego de eso, soltó un bostezo—. Adiós, compañero. Y, Thomas, no hagas nada estúpido.

—Está bien. —Rodó los ojos y colgó.

Thomas organizó su casa y buscó la mochila que Dean le había entregado hace una semana. Luego de encontrarla debajo de su cama, la dejó en el patio de su casa, detrás de un árbol. A las 15.30 la sacaría fuera de ahí, y la dejaría en la calle dónde esperaría al chico de aquella pandilla. Miró la hora y vio que eran las 12.26, faltaba mucho tiempo así que decidió practicar su personaje.

Entró al baño con su arma y en seguida, de manera ruda, apuntó al espejo. Miró fijamente su reflejo, esperando a que haga algún movimiento, pero nada de eso sucedió, como era de esperarse. Thomas subió una ceja y miró con más rudeza al espejo.

—No te muevas o me veré obligado a disparar. —Movió su dedo sobre el gatillo, pero no disparó. Bajó su brazo y relajó sus hombros un segundo antes de volver a apuntar al espejo—. Baja el arma, y acércate. Yo bajaré la mía y las cambiaremos ¿sí?

Poco a poco bajó su arma y continuó mirando su reflejo. Luego negó con la cabeza y fue a comprar el almuerzo. Pizza. Cuando llegó a su casa, se sorprendió al ver que Jenna estaba ahí, mirando televisión tranquilamente. Se sonrojó un segundo cuando lo vio entrar y luego regresó su vista a la pantalla. Él dejó las pizzas congeladas sobre la mesa que había en la cocina y caminó hacia Jenna para besar sus labios lentamente.

Muchas veces se habían besado así, pero ambos sintieron cosas en el estómago cuando sus labios chocaron. Thomas sonrió durante el beso mientras Jenna mordía su labio. Ella se puso de pie y obligó a Thomas a sentarse en el sillón para ella sentarse arriba y continuar el beso así. Al cabo de unos segundos, sonrieron y dejaron un corto beso sobre sus labios.

Thomas puso sus brazos alrededor de la cintura de ella, acercándola más a él para abrazarla, mientras que ella colocaba sus brazos alrededor de su cuello. Jenna descansó su cabeza en su hombro y Thomas soltó un suspiro.

—Te quiero —susurró.

Para sus amigos, ese chico era malo pero cuando estaba con Jenna; ese personaje cambiaba para uno totalmente amoroso. Y era totalmente sincero al decir esas dos palabras, y al decir que ella con solo sonreír podría cambiar su estado de ánimo.

Cuando la hora llegó, Thomas sacó una silla y se sentó en la calle a la espera del chico. A su lado izquierdo, él tenía la mochila con la armas. Cuando vio a Niall caminando hacia él, se sorprendió pensando que quizás era el chico de la otra pandilla. Pero luego, cuando se sentó a su lado derecho, su pensamiento se esfumó.

Niall, le contó lo que acababa de sucederle con su novia y Thomas no podía quitar la expresión de sorpresa de su rostro, jamás se imaginó a Niall golpeando a una mujer. Y menos a la chica con la que llevaba dos meses de relación. Y por ese motivo, no le contó lo que acababa de pasarle con Jenna porque iba a quedar con un debilucho al lado de un joven que había golpeado a su novia.

Sin embargo, Thomas le contó lo del cambio de armas pero a Niall no le importaba en lo absoluto. A los minutos, un chico vestido de negro apareció. Tenía una mochila en su espalda y traía una capucha que no dejaba ver su rostro a la perfección, miró a Thomas a los ojos mientras se acercaba y él se puso de pie acercándose al chico pero dejando una distancia apropiada entre ambos —dos metros—. Dejó caer la mochila a su lado y el chico hizo lo mismo.

Niall se acercó dos pasos a ellos mientras veía la escena, el chico lo miró y levantó su arma apuntando a Thomas y él lo imitó. Pero antes de que alguien pudiera decir algo, Thomas disparó. Una mujer gritó al escuchar el disparo y salió corriendo, mientras Thomas veía sorprendido lo que acababa de hacer. La bala se había escapado, él no quería dispararle.

Miró a Niall con miedo y él enseguida le respondió con la misma mirada. Estaba confundido y asustado. Si hubiera sido en cualquier otro lugar oculto, no estaría tan asustado ya que nunca encontrarían evidencias sobre él. Pero esta vez había sido en medio de una calle, con testigos y en plena luz del sol... lo iban a descubrir.

Corrió hacia el chico y tomó su mochila rápidamente y luego corrió hacia su casa, dejando ambas mochilas detrás de un árbol. Niall salió corriendo hacia su apartamento al ver como Thomas entraba a su casa, por lo que el chico decidió no salir nuevamente. Entró a su casa y al ver a Jenna la abrazó con fuerza, susurrando lo mucho que la quería.

Días después, sintió el timbre sonar y varios golpes en su puerta. Estaba convencido de que eran los amigos del chico que acababa de matar buscando venganza, así que le dijo a Jenna que se escondiera. Él sabía que no debía de haber invitado a Jenna a su casa, pero es que simplemente no podía esperar al viernes para verla. Al ver que ella se escondía detrás del sillón, abrió la puerta.

Varios policías entraron, agarrándolo por los brazos. Pusieron esposas en ambas muñecas antes de mencionar la siguiente frase:

—Calum Thomas Hood, queda bajo arresto por el asesinato de John Jaeger. Todo lo que diga será usado en su contra.

Jenna se puso de pie, asustada. Miró a Thomas con lágrimas en los ojos, mientras él la veía tristemente. Quizás, luego de salir de la cárcel, ellos podrían volver a salir juntos. Pero luego, esa idea se fue al pensar que ella nunca más volvería con él por lo ocurrido.

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