Run in the dark || H.S || Capítulo 10 Publicado.

Capítulo 002

ByDecember.

Su  nombre era Helen Evans. Había estado encerrada entre cuatro paredes durante dos años, dos años en donde había hecho todo lo posible para lograr escapar de alguna manera. Lo único que obtuvo a cambio fueron fuertes golpes y castigos por parte de uno de sus secuestradores. Sabía que se llamaba Scott, pero lo demás era desconocido.

Había tratado de huir más de una vez, pero cuando le  daban la oportunidad, era simple oscuridad lo que la rodeaba, y jamás lograba llegar hacia una salida. Habían demasiadas posibilidades de que haya pasado por la puerta pero nunca lo haya notado.

Un joven de cabello azabache y ojos de color miel había hablado una vez de más cuando era su turno de traerle de comer. Ahora ella sabía que al cumplir los diecinueve años, por algún motivo desconocido, desaparecían.

—Quiere que sean perfectas —dijo en un susurro —. También que las cuidemos para lo que sea que haga luego, no nos deja saber aquello, pero te aseguro que ninguna salió viva.

Su corazón se aceleró cuando Malik le informó aquello. Pero sus palabras decían algo más, y ella lo comprendió al instante.   Si no eran “perfectas” no servían.

—Helen, no puedo ayudarte más, si él se entera…

—Aquí solo estamos tú y yo —lo interrumpió estresada.

—No lo entiendes, el… El está en todas partes.

Antes de que ella le respondiera, gritos provenientes del pasillo llamaron su atención. Ambos se observaron y Helen no dudó en correr hacia la puerta, el joven la tomó por la cintura al notar lo que haría, pero años de entrenamiento la ayudaron a defenderse perfectamente, golpeándolo fuertemente en su estómago y luego, en la entrepierna.

Aprovechó que la puerta estaba abierta, y corrió salvajemente aquella mesa repleta por platos de comida.

Corrió hacia su izquierda pero las súplicas provenientes de una habitación llamaron su atención. Tenía poco tiempo, un joven de cabello ondulado se acercaba hacia ella. Observó y dudó por unos segundos.

—¡Alguien abra por favor! —Exclamó —¡Estoy aquí!

Tenía que pensar rápido ya que aquel desconocido se acercaba aún más a gran velocidad. Podían atraparla si  no huía, pero pensó en aquella joven que tenía el mismo deseo que ella por ser libre. Tomó la cerradura y la empujo hacia afuera para poder abrirla.

Se encontró con alguien de su misma edad, su cuerpo era delgado, ya que su bata sobresalía demasiado, tenía unas cortas piernas  y una piel pálida. Era nueva, lo sabía porque su rostro solo demostraba pánico y confusión. Tenía unos pequeños ojos color celeste claro, y su cabello castaño, ondulado aún  se encontraba limpio y desenredado.

—Corre —fue lo único que logró aconsejarle al notar que estaba en peligro de ser atrapada nuevamente.

Se alejó de aquella joven, y con temor avanzó por aquellos pasillos descalza. Paró en seco cuando se dio cuenta de que Scott estaba yendo hacia ella. Necesitaba esconderse, y rápido. Aún no había notado su presencia, estaba demasiado ocupado encargándose de alguien más.

Entró en la primera celda que encontró y la cerró fuertemente. Respiró por unos cortos segundos y luego se alarmó al notar que no se encontraba sola.

—¡¿Qué haces?! —Preguntó la dueña de aquella habitación —. Si te ven aquí… —La joven calló. Nadie sabía en realidad lo que podía suceder.

—¿Cómo te llamas? —Susurró.

—Eso a ti no te interesa.

Helen colocó sus ojos en blanco y bufó. En parte, estaba en lo correcto, pero no le hacía daño hablar con alguien que se encontraba en la misma situación de peligro.

Su cabello era de un tono rubio claro y largo. Sobre su pecho descansaban sus brazos, los cuales los había cruzado  en señal de enfado. Pero, logró leer el nombre que sobresalía de la pulsera de la oji azul.

—Me gusta,  Chlöe. Es original —dijo con diversión al notar como sus labios se juntaban formando una línea y fruncía sus cejas.

—Lárgate.

—Afuera está Scott, no puedo.

—¡Con más razón! — Chlöe suspiró —. Mira, pareces agradable ¿de acuerdo? Pero no quiero que él me haga daño.

Helen sabía a lo que se refería pero debía aguantar allí. Tenía que lograr que la comprendiera.

—Escucha… —Antes de que pudiera poner en práctica todo lo que tenía en mente para convencerla, el nombre de Scott se oyó en el corredor, debido a su gran eco.

—¿Qué fue eso? —Preguntó con temor Chlöe mientras avanzaba hacia la puerta junto a aquella desconocida.

Ambas se observaron y Helen asintió respondiéndole a aquella pregunta que jamás había pronunciado. Con su mano temblando, la joven de cabello rubio abrió lentamente la puerta que no se había cerrado por completo, logrando presenciar simplemente oscuridad.

—¿Qué está sucediendo? —Susurró alarmada Helen, quien se encontraba más que asustada. Tomó la mano de Chlöe fuertemente y avanzó hacia el corredor.

Ambas se encontraban caminando hacia la nada, con sus manos libres elevadas hacia delante, daban lentos pasos para no tropezar.

Siguieron su camino como siempre lo hacían,  Chlöe daba la mayoría de las indicaciones, pero más de una vez, ambas pensaban de la misma manera, por lo que les era fácil guiarse.

De pronto, las luces volvieron a prenderse. Los ojos de Helen tardaron un tanto más en acostumbrarse a la luz, pero notó que se encontraban en peligro al oír el grito de su compañera.

Unos metros más adelante, se encontraba Malik, quien estaba acompañado por dos hombres más. Dieron la vuelta y sin soltar sus manos, corrieron desesperadamente hasta que sus súplicas, luego de varios corredores recorridos, fueron escuchadas. Una puerta que daba hacia el exterior se encontraba delante de ellas, a solo unos metros. No había nada que podía impedirles el paso, podrían ser libres.

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