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Sixteen Devils. {1/2.

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Sixteen Devils. {1/2. Empty Sixteen Devils. {1/2.

Mensaje por Kurt. Sáb 08 Feb 2014, 7:41 pm

Título: Sixteen Devils.
Autor: Colectivo.
Adaptación: Algunos de los poderes fueron en base a la trama del foro de rol "Madness In Dazzle".
Género: Fantasía como principal, pero no el único.
Contenido: Decisión de cada escritora.
Advertencias: Palabras, escenas "fuertes". Cada quien elige lo que quiere leer. Plagias y te baneo.
Otras páginas: No.



Sixteen Devils


En esta parte de la novela colectiva Sixteen Devils, los demonios tendrán que entrenar y desarrollar lo más posible sus poderes, para enfrentarse a los Ocho Grandes. Ya se han conocido cada uno de ellos, algunos han aceptado sus poderes y los saben controlar, mientras que hay otros que siguen negándose a cooperar en el pequeño círculo social (obligatorio) del que ahora son parte. Tendrán que prepararse para cualquier amenaza que los ancianos puedan garantizarlas, pero, ¿quién niega que además de un arduo trabajo respecto a sus poderes y sus mentes, no habrán relaciones más allá de la amistad entre estos dieciséis jóvenes?



Última edición por Kurt. el Sáb 08 Feb 2014, 8:02 pm, editado 1 vez
Kurt.
Kurt.


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Sixteen Devils. {1/2. Empty links y demás.

Mensaje por Kurt. Sáb 08 Feb 2014, 7:57 pm


Reglas:


1.-Respeto entre todas.
2.-  Buena ortografía.
3.- 5 días máximos para postear capítulo. Si alguna en alguna ocasión, por una razón o por otra, no podrá postear, me avisa por mp para pasar turno a la siguiente. Si no me avisan, será una falta. A las tres faltas, adiós.
4.- Cuatro páginas de word mínimo, el máximo es a su antojo.
5.- Narrado en el tiempo que deseen, desde el personaje que deseen. Lo único que pido en esto último es que sea un capítulo narrado por uno, y en la siguiente ronda, por el otro.
6.- En color blanco, y justificado. La font es "al gusto del cliente".
7.- Y lo más importante de todo... ¡A divertirse! c:

Orden del posteo de capítulos:




» Kurt.
» Charlie.
» Kay.
» 'Mily.♡
» Catwright.
» Sophia.
» flowerpower24
» Alouette.



{click arriba.}

Reparto de los pjs/pbs:


Harry Styles || Sara Sampaio.} Kurt. | Harry Styles / Keyla Kern.}
Louis Tomlinson || Zoella Sugg.} Catwright. | Louis Tomlinson / Alice Webster.}
Zayn Malik || Emily Didonato.} Charlie. | Zayn Malik / Raissa Ivanov.}
Liam Payne || Erin Sanders.} 'Mily.♡ | Liam Payne / Noah Stewart.}
Niall Horan || Cher Lloyd.} Alouette. | Ryan Collins / Charlotte McCarthy.}
Colton Haynes || Barbara Palvin.} Kay. | Lucas Stone / Aline Parker.}
Ian Somerhalder || Kaya Scodelario.} flowerpower24. | Damon Black / Keira Hunt.}
Dylan O'Brien || M. H.} Sophia.



{click arriba.}

Cabecera de los capítulos:


Código:
<link href='http://fonts.googleapis.com/css?family=Niconne|Shadows+Into+Light|Playball' rel='stylesheet' type='text/css'><center><div style='width: 500px; height: 210px; border-radius: 15px 15px 15px 15px; background-image: url(IMAGEN O GIF DEL PJ);'></div><font style = " font-family: 'Playball', cursive; color:#cccccc; font-size: 60px; letter-spacing: 1px; text-shadow:1px 3px 2px black; position: relative; top: -25px;">Capítulo {númeroromano}</center></font>
[right]<font style = "font-family: 'Playball', cursive; color:#cccccc; font-size: 20px; letter-spacing: 1px; text-shadow:1px 3px 2px black;position: relative; top: 5px;">nombre del pj</font>[/right]
Kurt.
Kurt.


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Sixteen Devils. {1/2. Empty Re: Sixteen Devils. {1/2.

Mensaje por peralta. Sáb 08 Feb 2014, 8:03 pm

Hola, que emocion Sixteen Devils. {1/2. 3275125450
peralta.
peralta.


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Sixteen Devils. {1/2. Empty Re: Sixteen Devils. {1/2.

Mensaje por Invitado Sáb 08 Feb 2014, 8:42 pm

No puedo creer que hayamos llegado a esto, qué emoción. Empieza lo bueno Sixteen Devils. {1/2. Facebook-emoticon-gafas
Invitado
avatar


Invitado

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Sixteen Devils. {1/2. Empty Re: Sixteen Devils. {1/2.

Mensaje por hange. Dom 09 Feb 2014, 7:05 am

hola  Sixteen Devils. {1/2. 4098373783  estoy emocionada, muy, con esto  Sixteen Devils. {1/2. 4098373783 
hange.
hange.


http://www.wattpad.com/user/EmsDepper
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Sixteen Devils. {1/2. Empty Re: Sixteen Devils. {1/2.

Mensaje por Charlie. Dom 09 Feb 2014, 5:55 pm

que bello *-* me emociona todo esto Sixteen Devils. {1/2. 2841648573
Charlie.
Charlie.


http://www.wattpad.com/user/Wickam
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Sixteen Devils. {1/2. Empty Re: Sixteen Devils. {1/2.

Mensaje por Sophia. Dom 09 Feb 2014, 8:22 pm

Sixteen Devils. {1/2. 961472736 Loco, que genial. Mañana en cuanto tenga la computadora comento los capitulos como se debe. c.
Sophia.
Sophia.


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Sixteen Devils. {1/2. Empty Re: Sixteen Devils. {1/2.

Mensaje por peralta. Lun 10 Feb 2014, 12:44 pm

ya moví el tema a terminadas y además lo cerré para que nadie comente(?) Sixteen Devils. {1/2. 1857533193
peralta.
peralta.


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Sixteen Devils. {1/2. Empty Re: Sixteen Devils. {1/2.

Mensaje por Sophia. Lun 10 Feb 2014, 4:08 pm

Todavía no me trago lo del nuevo tema \._./ de veras, es más que genial.
Steph:
¡Dios! no sé como hacen que pasen osas tan interesantes de manera tan fluida, yo que me carcomo porque mi cabeza es falta de ideas casi siempre y si me viene algo de inspiración, se me va antes de mi turno. Ay, fue realmente asombroso todo. Cada vez me emociono más con lo que pasa porque todo se intensifica de a poco y al mismo tiempo muy rápido. Waoh, :o aun estoy medio muda por todo lo que ocurrió entre Charlotte y Ryan; en primer lugar la mayoría de los pensamientos de él son re cuties y me dan feels, pero luego fue la parte en que lo marcaron. ¡Una calavera! asdfghjkl, amé el capítulo<3.
Catwright:
No sé si te puedo llamar Bárbara. .-. cada vez que leo algo así de da envidia, ¡ya quisiera yo escribir así! -además de que a eso se suma que he skalteado un par de shots que me han gustado bastante-. Desde el principio hasta el final del capítulo me quede prendida. Creo que Alice es de esos pocos personajes a los que se le puede tomar "cariño" por su actitud más que por sus accione, lo que también creo que es lo que más me gusta de ella. Me gusta mucho la relación que mantiene con Noah, bueno, siempre me ha gustado, pero me gustan las partes en donde lo dice o piensa de manera explicita que la necesita o que le agrada su apoyo. c. ¡Sabe latín! Es genial, y ¡Harry también! doblemente asombroso. Creo que me quedo corta en el comentario, pero sencillamente, lo amé<3.
Sophia.
Sophia.


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Sixteen Devils. {1/2. Empty capítulo uno.

Mensaje por Kurt. Lun 10 Feb 2014, 9:59 pm

Capítulo I

Keyla Kern

Me despierto por mí misma, con mi brazo derecho soportando todo el peso de mi cuerpo. Hormiguea, y me maldigo por haber dormido en esta posición. Parpadeo un par de veces y siento que algo me quema, me arde, en mis ojos. Suelto un quejido y paso mis dedos por mis párpados, tratando de que desaparezca. Cuando no lo hace y siento las lágrimas aproximarse, no puedo parar de maldecir y correr, tratando de encontrar el baño más próximo a mí. Salgo de la habitación en el primer piso que encontré la noche anterior —el primer lugar solitario, donde nadie pudiera acercárseme; me aseguré de que nadie viera a dónde fui— y deambulo por los pasillos. Termino chocando con alguien. Gruño.
—Carajo, fuera de mi camino.
Mis dedos siguen en mis ojos, tratando de terminar con el ardor que ya provocó que un par de gotitas se acumularan en mis mejillas. Quiero seguir caminando, pero una mano se posa en mi codo y me detiene.
—¿Quién carajos eres y qué mierda quieres?
—¿Keyla? —me pregunta—. ¿Estás bien?
Ah, Charlotte.
—Sí, bueno, no fui quien fue poseída la noche anterior.
Aunque no puedo ver su expresión —joder, mis ojos—, puedo apostar que apretó la mandíbula.
—¿Qué tienes en los ojos?
—¡No lo sé, joder! Me arden, necesito lavarlos…
—¿Estás lloriqueando? —pregunta, sorna obvia en su tono—. Vamos, te llevo.
Me muerdo la lengua para no maldecirla, sólo porque sé que si vuelvo a pronunciar algo, me será imposible disimular el temblor en mi voz por el llanto.
Me guía en mi ceguera y me siento en otra piel. ¿Desde cuándo permito que alguien me toque? Ah, sí, desde nunca. Pero tengo esta maldita cosa desconocida en mis ojos que arde como maldito ácido.
Escucho que abre una puerta que rechina y el click de un apagador, luego, una luz amarillenta traspasa mis párpados cerrados.
—Muy bien —dice—, déjame lavarlos.
—Um-hum…
Cinco segundos en silencio.
—Keyla.
—¿Qué?
—¡Quita tus dedos, que no puedo lavarlos así!
Bufo y hago lo que dice.
Bien, luego me pondré a reflexionar por qué estoy actuando así.
Cuando escucho y siento los chorros de agua correr por mi cara, casi suelto un suspiro de placer.
—Estar aquí se siente como estar en medio de la nada, ¿no es así? —me pregunta y me lanza una toalla verde descolorida y deshilada que estaba doblada y acomodada en una estantería, detrás del espejo arriba del lavabo.
—Juro que nunca había visto un estante de tan gran tamaño detrás del espejo de un baño —comento en voz ronca y suelta una risita—. Es que, en serio, todo aquí es gigante.
—Lo sé.
—¿Cómo encontraste un baño? Todo parece un laberinto.
—No podía dormir por lo de ayer, así que me aventuré un poco por el edificio…
No digo nada, sólo para no sonar como que sospecho algo.
—Como sea —continúa, rascando su antebrazo, incómodamente. La estoy viendo sólo a través del espejo, está detrás de mí, su mirada hacia la nada—. Steve dio una ronda por la sala y la cocina, donde estaban los demás, para avisarnos que nos preparáramos.
—¿Preparar para qué?
Termino de limpiar mi cara y la echo a la estantería, hecha una bola. Doy media vuelta, mi cadera apoyada al lavabo, mis brazos en jarras.
—Nuestro entrenamiento.
—¿Entrenamiento?

Sixteen Devils. {1/2. Separador3

Si lo del día anterior salió mal por culpa de Ryan, Liam y, por supuesto, Charlotte, no entiendo cómo lo que estamos a punto de hacer, no terminará igual o peor.
Steve está en el centro de la habitación, con sus brazos cruzados y una pequeña sonrisa de conformidad.
¿Qué mierda le alegra?
Ahora está vestido igual de formal que ayer. Pantalones de vestir grises, una camiseta blanca y una chaqueta gris. Tan rígido y estirado como su hijastro. Sólo que, ya sabes, Harry es más atracti… ¿Qué?
La habitación tiene tres metros de alto, unos veinte de largo, y está en el segundo piso. Es igual que el resto del edificio. Gris, puro cemento, sin vida, sin emociones, sin nada. Hay basura por aquí y por allá, y juro haber visto un par de ratas escabullirse por agujeros en el suelo y en las paredes.
Hay un costal de boxeo, a su lado. Pero parece más bien antiguo que actualizado a nuestra época. Sin embargo, nos ha asegurado que es mil veces más duro de tirar que uno actual. Hecho especialmente para nuestras capacidades. Bueno, no para todos, pienso mientras dirijo mi mirada —descaradamente, duh— a Noah y Alice, que están en la esquina de la habitación, con los ojos un poco alarmados, pero ahora lucen más tranquilas a como normalmente suelen estar en situaciones como estas. Claro, una persona que no las conozca, no diría que lucen realmente tranquilas. Pero ya es un progreso.
—Bien, demuestren qué fuerza tienen —nos dice unos segundos después, tiempo suficiente para nosotros para registrar todo en el lugar.
Claro que, Lucas es el primero en dar un paso adelante.
Un puñetazo, sin gracia, sin elegancia, brusco y con aires obvios de querer impresionarnos, logra tirar el gran costal a un par de metros de donde estaba colgado.
Harry rueda los ojos, sus brazos cruzados.
Todos lo intentan, algunos teniendo éxito —Zayn y Liam parecen practicar boxeo todos los días, no les cuesta nada tirar al costal—, otros no tanto —Noah, Katrina, Alice, tendrán que practicar un poco más, o bien, sacar toda su furia para poder mover un poco, al menos, al costal.
Y al final sólo quedo yo, y Harry.
—Adelante —dice Steve.
A ninguno en particular, pero luego de un par de segundos sin ningún movimiento por parte de nosotros dos, nos mira, con sus cejas arqueadas, anhelantes.
—Chicos —murmura.
Me encojo de hombros y, de la manera más casual posible, trueno los dedos de mis manos y mi cuello. Doy un puñetazo, luego una patada con un giro que lanza el costal hasta la pared contraria. Sonrío egocéntricamente y le doy un guiño a Harry.
—Todo tuyo, da el último tiro.
Él me responde con sus cejas arqueadas, para nada impresionado —ni de cerca las expresiones de otros chicos que sí se impresionaron con mi fuerza sobrehumana—, entonces camina, recoge el costal —con una sola mano, como si de una pluma se tratara—, y lo cuelga.
—Tienes fuerza sobrehumana, ¿no? —me pregunta, sus cejas aún arqueadas. Se pone de perfil, frente al costal, nunca dándome la espalda—. Yo también la tengo —impulsa su dedo medio, de la mano izquierda, apoyándolo contra su pulgar, y lo suelta, dando un golpe al costal. Bien, pensarías que si alguien hiciera eso, literalmente se fracturaría el maldito dedo, pero resulta que mandó al costal a volar, justo como yo lo hice—. No hace falta alardear, Keyla. Sólo hazlo y ya.
Bastardo.
Gruño, cuando la sangre hierve en mis venas y casi logro poner mis manos alrededor de su cuello, pero él es más rápido y toma mis manos entre una —una— de las suyas.
Bastardo él y bastardas sus manos gigantes.
—Ah —agrega, con una sonrisa—, y sí, también tengo una rapidez sobrehumana.
Aprieto mi mandíbula y pienso en escupirle la cara.
No, me llega el maldito pensamiento de Raissa. No ganarás nada con ello.
—Agh —gruño y remuevo mis manos, lanzándolas hacia abajo para librarme de su agarre.
—Basta, Harry.
La voz de Steve resuena en el silencio sepulcral del lugar, recordándome que estamos en público.
Bien, este brócoli se puede ir bien a la mierda.
—Creo que… Debemos concentrarnos más en la confianza que tenemos uno del otro —Steve levanta una octava su voz, llamando la atención de todos—. Así que, acomódense en las parejas de ayer. Haremos algunos ejercicios.
Puedo ver muecas de disgusto en algunas personas —Lucas, el brócoli—, y con un suspiro, me muevo al otro lado de la habitación, donde Charlotte está. Agradezco que no haga ningún comentario de lo sucedido.
—Me imagino que más de alguno de ustedes ya ha visto los ejercicios de teatro que hacen algunas escuelas, ¿no? Ya sean películas, libros, o en una escuela de actuación real —se pasea de un lado a otro, haciendo contacto visual con cada una de las parejas. Sus ojos son marrones, su cabello ya está canoso, y es más que obvio que no es nada biológico de Harry. Sin embargo, logra ponernos de los pelos de punta a cada uno de nosotros con su actitud decidida—. Así que practicaremos eso. La confianza. ¿Alguien podría decir a qué me refiero?
—No me digas que es… —comienza a decir Harry, y aprieta la mandíbula.
Oh, no.
—¿Dejarse caer para que su pareja los atrape? —le dice Steve, una sonrisa se forma en sus labios—. Sí, a eso me refiero.
—De ninguna manera —dice Lucas, levantando sus manos para añadir un efecto dramático.
Muerdo mi labio inferior para no estallar en carcajadas.
—Oh, sí, no hay excusas.
Miro a Charlotte y me encojo de hombros. Hoy en la mañana confié en ella —sigo sin saber por qué—, y no intentó asesinarme ni actuó poseída.
—Tú primero —le digo y espero a que se coloque enfrente de mí.
Cuando lo hace, puedo notar que toma una serie de respiraciones antes de dejarse caer. Sabio de su parte el pensárselo más de dos veces. No obstante, la atrapo. Y la vuelvo a levantar sin el menor esfuerzo. Voltea a verme y puedo ver estupefacción en sus ojos.
—Sí, sí, como sea —farfullo y me acomodo delante de ella, mis brazos extendidos a mis costados.
Puedo sentir la ira y la desconfianza desaparecer de mi organismo cuando sus delgados brazos me atrapan.
—Bueno, no fue tan mal como…
Steve no puede terminar la oración, cuando se escucha un golpe en el suelo. Un peso caer de bruces. Y antes de que cualquiera pueda dirigir su mirada a donde sucedió el escándalo, Harry ya empujó a Lucas a la pared y tiene sus manos en el cuello de la camiseta de Stone.
—¡Hijo de perra!
Pero Lucas lo empuja y casi le da un puñetazo, cuando Harry —justo como lo hizo conmigo— toma su puño con la palma de su mano.
—Ni te atrevas —sisea, retorciendo su puño.
—¡Harry! —grita Steve y los separa.
—¡No se puede confiar en él, carajo! —le grita de regreso, su rostro rojo de la furia, las venas de su cuello resaltándose.
—¡Como si se pudiera confiar en ti! —contesta Lucas, en un grito, también.
—¡Basta! —Steve toma a Harry de los brazos antes de que vuelva a atacar a Lucas—. Creo que será mejor que salgas del edificio. Anda, necesitamos comida y todo eso, ve por ello.
Todos se quedan boquiabiertas, esperanzados de salir de aquí y ver luz solar. Todos menos yo, que realmente comienzo a agradecer que corra a su hijastro de aquí. Una sonrisa se forma en mis labios, pero no me dura mucho cuando Steve dice:
—Keyla, acompáñalo.
Mis ojos se abren el tope.
—¿¡Qué!? ¿Yo? ¡No!
—Necesita a alguien que le ayude con todo lo que se va a comprar.
—¿¡Y mandas a una chica!? —normalmente, suelo alardear de ser más eficiente que un chico, pero cualquier excusa me es válida en momentos como este—. ¡Hay un montón de gorilas aquí, y mandas a una chica! —me detengo al ver algunas caras indignadas de los chicos—. Sin ofender chicos, yo los amo.
Me responden con un encogimiento de hombros, pero la urgencia sigue en mí.
—Sólo ven y ya —Harry rueda los ojos, camina rápidamente hacia mí y me jala del codo para salir de ahí.
Literalmente, me tiene que arrastrar.
—¡No, suéltame!
En serio, si me lo preguntan, me siento como una maldita niña de cinco años haciendo berrinche.
Llegamos a la salida y me quedo boquiabierta con todos los vehículos estacionados a unos metros del edificio. Está parado —ya me dejó a su lado, parada también, pero continúa con su mano en mi codo, me esfuerzo por ignorar su toque—, decidiéndose entre un Jeep Wrangler todo terreno del año, una camioneta panel negra, un Volkswagen Gol Sedan —también del año—, y un Lamborghini Murciélago del 2011. Cada uno de ellos negros, y en excelentes condiciones.
—¿De dónde carajos salieron tantos automóviles? —pregunto, imposible quedarme callada—. No estaban ayer cuando llegamos, ¿o sí?
—Bueno, no lo estaban —responde—. Tampoco es que se puedan ignorar cuatro automóviles en medio del bosque, frente a un enorme edificio, aunque estos sean negros.
Lo fulmino con la mirada y él se ríe.
—Todos excepto el Lamborghini, han sido conseguidos por lo demás adultos, para cuando sea que vayamos a salir de aquí si necesitamos algo. Como la comida, ahora.
—¿Y el Lamborghini de quién es?
La respuesta cuelga en el aire, antes de que él pueda abrir la boca. Es obvio.
—Mío. Vamos en él.
Me suelta y camina hacia la puerta del piloto. Me quedo en mi lugar, mis brazos cruzados, y por más que intento, no puedo evitar soltar:
—¿Qué? ¿No me llevarás a la puerta para evitar que escape?
De inmediato me arrepiento. Sus ojos brillan y una sonrisa se expande en su rostro, sus blancos dientes, también brillan, se detiene antes de subir al auto, pero la puerta ya está abierta.
—¿Estás tratando de decir que quieres que te abra la puerta?
Agradezco que ya esté oscuro, así el rubor en mis mejillas no se nota. Casi.
No digo nada, pero al parecer mi enfado es evidente, pues suelta una carcajada, cuando ambos ya estamos dentro, en el auto.
El olor —su olor— me invade cuando cerramos las puertas, y no hay lugar por el que entre o salga el aire. Una mezcla entre vainilla, y menta; a chico. Este es el olor a Harry. Lo inhalo y aprieto los dientes al sentir un escalofrío recorrer mi cuerpo. Bajo la ventanilla.
Enciende el motor y mis labios se inclinan en una pequeña sonrisa al escuchar el ronroneo. Este auto, definitivamente, es asombroso. Me sorprendo al ver la sencillez y rapidez con la que maniobra el volante y nos saca del bosque —tan oscuro, simplemente escalofriante—, evitando cualquier detalle que pueda, al menos, hacerle un rasguño a las llantas.
—Entonces… —muerdo el interior de mi mejilla, mis dedos acariciando la piel del asiento—. ¿A dónde vamos?
—No tengo ni la menor idea —contesta, seco—. Steve nos mandó y ya.
—No entiendo por qué me mandó contigo. Es decir, no te vas a perder, Harry.
Despega un par de segundos la vista de la carretera —que nos guía camino a la civilización—, y me pone una cara de: “No me digas, ¡te juro que no me había dado cuenta!”.
Ruedo los ojos.
Cinco segundos en silencio pasan hasta que su celular suena —con el tema Supremacy, de Muse—, y sólo entonces me percato de la fuerza en la que está tomando el volante. Sus nudillos están blancos. Relaja la postura y alcanza su iPhone del bolsillo trasero de sus jeans oscuros, con la mano izquierda. Me sorprendo al no ver la pantalla estrellada de cuando cayó de espaldas al suelo, por culpa de Lucas.
Alabado sea Lucas.
—¿Sí? —pregunta a quienquiera que esté del otro lado de la línea.
Me pongo a inspeccionar mis uñas, fingiendo estar de lo más desinteresada. Bueno, realmente no estoy fingiendo. No es como si me importase, o como si fuera Steve. Es decir, ha de tener una vida fuera de toda esta mierda, ¿no? Puede que hasta sea su novia.
Paro mi pulgar, que recorría las uñas de los demás dedos de mi mano derecha.
¿Harry tiene novia?
Bueno, Keyla. No te importa. En serio que no te importa. No te debe de importar.
—¿En serio tiene que ser hasta ya? No creí que me querrías fuera por tanto tiempo.
No creo que sea su novia, después de todo. Porque, a menos que estuvieran peleados, no lo habría querido fuera de dondequiera que se esté refiriendo.
Lo que sea.
Steve acaba de correr a ambos del edificio donde se quedaron los demás y él, haciendo el entrenamiento. Si es que de verdad están haciendo algo. Esto se siente como la escuela secundaria —o como todos los grados, si lo vemos desde mi punto de vista—, cuando estás haciendo desorden con tus amigos y los profesores te sacan de la clase, porque perturbas… Su clase —maldita redundancia.
Casi me pongo a reír por la imagen de Harry y yo, con nuestra apariencia física actual, pero vestidos como unos pubertos que no paraban de reír en clases, haciendo pucheros por ser sacados del salón.
Pero entonces recuerdo que Harry y yo no somos amigos.
Antes de poder divagar más en mis pensamientos, Harry lanza con fastidio su iPhone a la guantera.
—Y todo el mundo creyendo que yo era la del mal carácter —susurro, con sorna.
—Vamos a ir hasta Sainsbury’s.
Ruedo mi cabeza noventa grados y me encojo de hombros.
—Y eso te molesta porque…
—Nada, olvídalo.
Me encojo de hombros, de nuevo.
Mi mal humor se está yendo.
Pero eso no es tan bueno.
Normalmente suelo tener este tipo de cambios —llámenle hormonas o como les dé la gana—, y lo más “frecuente” es que, después de mi mal humor, llegue mi lado… ¿Cómo decirlo? Ah, sí, infantil. Esos momentos cuando me río de todo, trato de ver el lado bueno —no tan bueno, más bien cínico u irónico— a las cosas, y digo, literalmente, estupideces. Cosas sin sentido, comentarios que avergüenzan mi racha de chica mala. Síp, definitivamente mi lado menos favorito para sacar a relucir con personas como, eh, Harry. Por desgracia, es prácticamente imposible evitar este humor en mis cambios de estados de ánimo. Pero lo peor es después de mi lado risueño. Mi lado menos, menos, menos favorito. Usualmente, este sí que puedo evitarlo. A menos que sucedan cosas que me derrumben y traigan lo humillante de mi ser.
Confío en que hoy no suceda algo que me ponga de esa manera.
Muse vuelve a sonar desde la guantera, y antes de que procese lo que estoy haciendo, ya tengo su iPhone en mis manos. Sólo llego a leer “Noah” en una notificación de WhatsApp hasta que me arrebata el móvil de las manos.
—No. Puedes. Simplemente. Tomar. Mis. Cosas.
—De acuerdo, de acuerdo —levanto mis manos en señal de inocencia ante su mirada mordaz.
¿A qué hora, precisamente, cambiamos de roles?
Extraño ser la gruñona.
Keyla gruñona, vuelve a mí, lloriqueo mentalmente.
—¿Qué dijiste?
—¿De qué?
—Dijiste algo de Keyla gruñona…
Siento mis mejillas enrojecer cuando percibo una pizca de burla en sus ojos.
Bueno, puede que esos lloriqueos no hayan sido del todo mentales.
—No lo puedo creer —susurra y niega con la cabeza, un segundo después de haber leído el mensaje.
No puedo saber con precisión si es incredulidad o molestia en su voz lo que usó.
Me conformo con que no despegue mucho la vista de la carretera. Ya casi llegamos al centro de Londres, y juro por mi vida que no quiero que este cabeza de brócoli me cueste mi vida, literalmente.
—¿Qué dice el mensaje?
Me muerdo la lengua, demasiado tarde.
—Steve les dio mi número de teléfono y me están llegando varios mensajes suyos a WhatsApp —ahora una sonrisita está en su rostro, y me doy cuenta, por primera vez, que tiene hoyuelos. No me culpen, pero es que este tipo nunca sonríe. Me dura poco verlo así, puesto que pone su cara seria y su entrecejo fruncido de nuevo. Todo fue un engaño—. Desactivaré las notificaciones.
—Ah, no seas gruñón.
Nos quedamos en shock, un par de segundos, por lo aguda que salió mi voz. Joder, la transformación de Keyla ha comenzado. ¡Ya hasta estoy pensando en mí en tercera persona! Y entonces, sin aviso, rompe en carcajadas. Y sin que me pueda negar, siquiera, me le uno.
—¿Qué demonios le sucedió a tu voz?
Sus palabras salen entrecortadas, entre sus carcajadas.
Tengo que controlar mi risa, antes de responder.
—Ay, nunca pensé que tendría que suceder esto, contigo presente. Luego te lo explicaré. Mientras tanto, disfruta el maldito momento, que juro que esto pocas veces pasa. Bueno, en realidad no. Pero normalmente estoy sola, así que nadie me ve así —lloriqueo un poco, cuando me pongo a escuchar mis palabras—. ¡Pero qué miserable me siento!
Y las carcajadas vuelven.
—Okay, debemos parar. Me siento una de las malditas zarigüeyas de La Era de Hielo 3, con el gas ese.
—Dímelo a mí.
Dos minutos después, continuamos sonriendo como estúpidos. Yo, por mi parte, me dedico a recordar cada cosa que dijimos y sólo rompo a reír aún más. En lo cual, claro, me acompaña. Aunque estoy casi segura de que no es Raissa y puede leer mis pensamientos.
Esperen, ¿Raissa puede cambiar de forma?
Porque si es así, me he estado riendo con Raissa, y no con Harry.
Le doy una mirada, entrecerrada, moviendo un poco mi cabeza, analizando las posibilidades de que de verdad Raissa tenga ese poder. Me sorprende viéndolo, y sólo se ríe más. Entonces creo que lo miré como una pequeña niña que desconfía de su padre, pero no lo mira realmente mal, sólo averiguando si le está mintiendo o no. Me río de mi imagen mental.
—¿Por qué me miras así? —limpia una lágrima que trata de escaparse y resbalar por su mejilla.
Como en una resbaladilla. Ja, ja.
Okay, ¿quién carajos me drogó?
—Es que, estaba pensando —juego con mis dedos, como si fuera esa niña pequeña, todavía— que tal vez eras Raissa y podías leer mis pensamientos, y por eso te reías de mí cuando yo lo hacía…
Más risas.
—No soy Raissa, te lo aseguro.
—Demuéstralo.
Aunque regresa la vista al frente —mi cuerpo siente que nos estamos acercando a Sainsbury’s; esperen, ¿desde cuándo mi cuerpo sirve de GPS?—, puedo jurar que vi un brillo de picardía en sus ojos. Mis ojos recorren su perfil, observando cada línea y trazo de su anatomía como si estuviera estudiando para el examen más difícil del mundo. Sus pestañas, aunque no son las más largas del mundo, sí tienen un tamaño adecuado, y son rizadas. Al igual que su castaño cabello, el cual, aunque nunca he tocado, puedo apostar a que tiene los rizos más sedosos del mundo. Su nariz, levemente arqueada, pero para mí luce perfecta. Y llego a sus labios. Carnosos, delgados, pero finos, definidos. Y realmente rosados. No me percato de que hemos llegado, hasta que me encara y sé que el auto está estacionado. No puedo separar mis ojos de los suyos. Ahora los puedo ver, realmente… Son verdes, pero con esta poca luminosidad, un tono azul se mezcla y llega a crear la combinación de gamas más maravillosa de la historia, estoy segura. Su mirada es profunda, directa, me hipnotiza.
Y nos estamos acercando.
Puedo sentir su aliento chocando contra el mío, mi corazón golpeando como si de tambores se trataran, y las malditas mariposas mariconas en mi estómago. Muerdo mi labio inferior al obtener una mejor posición. Ahora puedo ver cada rasgo de su rostro y cuello con el mayor lujo de detalles, y su olor. Ese maldito olor que está quemando mis pulmones de la más deliciosa manera. Sonrío cuando noto que no soy la única jadeante, ahora puedo escuchar sus suspiros, a través de los míos.
Muse nos interrumpe.
Y nos separamos de golpe.
Me golpeo en la cabeza —típico—, con el techo del auto al brincar.
—¿Sí? —aclara su voz, ahora ronca y repite—: ¿Sí?
Cierro mis ojos y aprieto mis párpados. Ahora me siento ligeramente mareada y siento el ardor en mis ojos volver. Mis mejillas arden. De hecho, cada centímetro de mi cuerpo arde.
En vergüenza.
—Ah, sí, joder, ya voy.
Sale del auto, y cuando yo no lo hago, rueda los ojos y abre la puerta por mí. Me toma del codo como hizo más temprano y siento el roce entre nuestra piel quemar. Él lo siente también —al parecer— y me suelta. Cierra la puerta. Camina a paso rápido y entra en el centro comercial, debo apurarme y le alcanzo el paso.
—Notaron que ignoré sus mensajes. Ryan llamó para “asegurarse” de que trajéramos lo que pidieron.
—Uh-humm…
—Y, bueno, ten —me tiende su iPhone y, si no estuviera tan desorientada, apuesto que hubiera abierto los ojos exageradamente y dicho algo sarcástico. No lo hago, sólo lo tomo y ya—. Díctame cada una de las cosas que pidieron esos bastardos.
Toma uno de los carritos rápidamente.
Tanto sus palabras como sus acciones son rápidas.
Casi nerviosas.
Casi.
Le doy un vistazo al primer mensaje, el de Noah:
¡Una hamburguesa o un algodón de azúcar, por favor!
Já. Ya quisiera yo también un algodón de azúcar.
Pero no creo que en Sainsbury’s vendan algodones de azúcar, ni hamburguesas.
Siguiente mensaje.
Ryan:
¡Cualquier comida que encuentren! ¡Asalten ese maldito centro comercial! Ah, y también una pizzería. Liam quiere una pizza de hongos. Ew.
No puedo evitarlo. Estallo en carcajadas.
Levanto la vista, y un par de ancianas que apenas toman un carrito me ven, su ceño arrugado fruncido —cuántas arrugas, Dios—, y, claro, Harry también. Pero él me ve con una sonrisita. Síp, esa donde se ven sus adorables hoyuelos.
Oh, cállate, Keyla.
—¿Qué? ¿Les debo algo? —gruño a las ancianas, levantando la cabeza “intimidantemente”.
Já.
—Basta, Keyla —me regaña Harry, soltando unas risitas.
Hay un montón de personas, tanto familias, parejas, como personas por su cuenta. No es precisamente tarde, así que no extraña la cantidad de gente. Single Ladies en los altavoces del lugar, poniendo un poco de energía al asunto de compras de comestibles.
Caminamos hacia la sección de frutas y verduras, tomamos lo que es más comido por la gente normal —bueno, por supuesto que no pertenecemos al rango de “gente normal”, pero apuesto a que al menos algunos comerán manzanas, plátanos, zanahorias, y todo eso.
—¿Steve sabe cocinar? —le pregunto a Harry, tomando una manzana más.
La lanzo al carrito. Levanto los brazos, festejando como si hubiese anotado canasta.
—No realmente. Pero yo sí. O puede que algunos de los chicos, o de los demás adultos. También existe esa posibilidad de pedirle a mamá que cocine.
Asiento y comienzo a caminar hacia los lácteos, él siempre siguiéndome.
—¿Qué otros adultos, por cierto?
Recorro el muro de refrigeradores que guardan todos los lácteos.
Un escalofrío me recorre la espina dorsal. Me tenso. Doy media vuelta, y me encuentro con un Harry en la misma situación. Sus ojos están más abiertos, alertado. A pesar de que un metro y medio nos separa, puedo ver sus músculos tensándose debajo de su camiseta negra. Vuelvo mi atención a los lácteos y abro la puerta del refrigerador más próximo a mí. Y todo lo demás sucede demasiado rápido. Detrás de todos los refrigeradores, siempre, siempre, hay una especie de habitación donde almacenan más productos, y normalmente no suelen haber muchos empleados cuando hay una cantidad así de gente.
No veo a mi alrededor pero siento —sé— que ya no hay ni una sola alma en todo el centro comercial.
Una sombra —una figura— está justo delante de mí, con sólo el montón de lácteos separándonos. Me congelo. Sus ojos son de un amarillo oscuro, y me asqueo al ver sus venas exageradamente marcadas en todo el globo ocular. No puedo ver nada definidamente de su cuerpo, en realidad, sólo una franja de luz que se posa en sus ojos, y en sus labios.
Sonríe abiertamente, y me entran arcadas por el olor a putrefacto de su aliento.
Cuando lo hace, todos los lácteos y yo, salimos volando, pero por fortuna, siento los fuertes brazos de Harry atraparme a tiempo, y caemos juntos al suelo, varios metros alejados de donde estábamos parados en un principio. Latas de lo que creo es pintura, comienzan a caer encima de nuestros cuerpos. Una cae directo en mi estómago y me sofoca, y por el jadeo que escucho de Harry, le sucedió lo mismo. Tuvimos suerte de cubrirnos la cabeza con las manos, pienso, pero entonces descubro que las manos de Harry están alrededor de mí, cubriéndome a . Él está vulnerable. Y, como si una maldita lata pudiera escucharme, cae del estante detrás de nosotros, amenazando con golpear la cabeza de Harry.
Chillo.
Trato de moverlo antes de que le aplaste el cráneo, pero veo que es imposible ahora, así que me limito a poner mi mano sobre su cabeza, cubriéndolo. Me golpea en la mano, sólo una parte, la otra, logra rozar la cabeza de Harry. Escucho su jadeo de dolor. Mis sentidos se ponen más alerta. Quito las latas y las alejo de su cuerpo, con cuidado de no lastimarlo más.
Una carcajada, hueca en sentido, pero llena de maldad —un escalofrío, otra vez más— suena detrás de nosotros. Me volteo dispuesta a defendernos, pero con lo que tengo al frente, me he quedado en shock.
Harry.
Ahí.
Parado.
Haciendo lo que se supone que yo debería hacer.
La persona delante de él —propietaria de esa carcajada—, también me toma desprevenida.
Es una de las ancianas que hace unos minutos me vieron, con una mueca gruñona.
Juro nunca volver a meterme con una anciana.
Pero entonces la figura de la anciana desaparece, y se convierte en un hombre —un anciano, de todos modos—, y lo reconozco. La memoria me llega de golpe y tengo que jadear un par de veces para recuperar el oxígeno que no me dí cuenta, no estaba inhalando.
Por eso esa carcajada me congeló.
Y, aunque aquella vez no vi su rostro, ni nada de su cuerpo, sus ojos me reconocieron perfectamente. Como si me conociera de toda la vida.
La idea me da asco, y me doy cuenta de que, ahora todo es posible.
Incluyendo que un maldito anciano me haya acosado a lo largo de mi vida entera.
Una túnica amarillenta —como una tela que antes era blanca, pero tuvo que pasar por demasiadas capas de polvo y suciedad para terminar así— le cubre el cuerpo, hasta los tobillos. Sus pies están descalzos. Su cabeza está rapada. Todo su rostro me repugna.
Y antes de que pueda hacer o decir algo, Harry lo hace volar.
El movimiento nos toma desprevenidos tanto al anciano como a mí, aunque el shock pasa rápidamente del anciano, reemplazado por la ira, y luego por una desquiciada sonrisa.
Sonrisa cuya desaparece cuando veo los hombros de Harry encorvarse.
El anciano se está retorciendo en la parte alta de la pared. Sangre emana de su piel. Cuando lo nota, realmente luce furioso. Aprieta sus manos en puños y lo que parece costarle demasiado, en un intento de concentración, ambos Harry’s gritan de dolor. El Harry detrás de mí se retuerce, y termina en posición fetal. El Harry que estaba peleando exitosamente, cae en sus rodillas, sus manos a los lados de su cabeza. Cae completamente en el suelo.
Ambos sufren. Lágrimas comienzan a salir del Harry acurrucado detrás de mí, sus manos en la misma posición que el Harry de enfrente.
Algo caliente, como fuego, arde en mi estómago al ver su sufrimiento.
—¡Tú, bastardo, deja de hacer eso!
Me levanto —cojeando, una lata aplastó mi pierna— y voy hacia el Harry de enfrente, tendido en el suelo, masajeando de sus sienes. Sus labios se mueven, entonces entiendo lo que está murmurando:
—Por favor, haz que pare.
No necesito que diga nada más.
—Bájalo —le ordeno, aprieto la mandíbula.
Su ceño desaparece un segundo, y es mi señal de que ya no lo está manteniendo arriba. Le toma al anciano un segundo estabilizarse para caer evitando tropezarse. Acelero mi paso, ignorando las pulsaciones en mis músculos adoloridos. Intenta huir, pero le gruño:
—¡Ni se te ocurra moverte de ahí, hijo de puta!
Mis puños están apretados. Puedo sentir la sangre salir de mis palmas.
En momentos como este, es cuando adoro mi persuasión. Se queda quieto, y dice algo en una lengua que no comprendo. Parece realmente furioso.
Cuando llego hacia él, conecto mi puño con su mandíbula, y cae al suelo. Me subo encima de su cuerpo y lo golpeo tantas veces, en todo el cuerpo. Asegurándome de que sienta lo que nosotros sentimos con las latas cayendo de la estantería, sobre nosotros. Sobre la cabeza de Harry.
Aumento mi fuerza.
Y entonces las llamas aparecen.
Ahora, en lugar de puñetazos, lanzo bolas de fuego.
Puedo ver parte de su piel desprendiéndose de su cadáver, pero antes de que suceda completamente, él desaparece.
Y ya no tengo nada entre mis puños.
La adrenalina que antes me invadía —que me incitaba a destruirlo— desaparece. Siento como si la gravedad me atrajera ahora demasiado, y me dejo caer, molesta y triste, en el suelo. Me levanto de inmediato. Doy media vuelta y el Harry que valientemente lanzó a volar al anciano, se ha ido. Sólo está el Harry que me cubrió con su cuerpo, para que nada me sucediera a mí.
—Harry —susurro, mi voz rota, ronca—. Harry. Vamos, hay que salir de aquí.
Lo levanto sin el menor esfuerzo y aunque recuerda que no me pesa nada, sigue sin apoyarse completamente en mí. Envuelvo con fuerza su brazo alrededor de mis hombros, tomo su mano izquierda con un apretón fuerte, cuidadosa de no lastimarlo. Paso mi otro brazo por su cintura.
—Vamos, idiota —le gruño, mis dientes apretados—, no te preocupes en ser caballeroso ahora. Puedo cargar contigo y no pesarás nada.
Niega con la cabeza.
Me permito verlo de cerca.
Pero ahora sus perfectas facciones, están lastimadas.
Vidrios del refrigerador cayeron su rostro y le abrieron cortes, sangre corre por estos. Lágrimas queman en mi vista cuando veo sangre empapando sus rizos. Donde la lata le lastimó. Sangre también se asegura de salir por su nariz. Asumo que eso es por la concentración que ejerció contra el anciano.
Doy un último vistazo a la sección de lácteos. Mi boca se queda seca.
No hay ningún desastre.
No hay un refrigerador que pudo haber parecido, hizo explosión. La estantería que sostiene las latas de pinturas, está intacto.
Al igual que el carrito donde dejamos todos los comestibles.
Los comestibles se pueden ir muy al carajo ahora mismo.
Las lágrimas corren por mis mejillas.
Mierda.
—No… No llores. No tienes por qué llorar, chica dura. Sobreviviré. No lo hubiera hecho, si no hubieses puesto tu mano para... —se detiene y traga saliva. Ve hacia la mano que sostiene su cintura, imito su acción, y mientras él pone una mueca entre dolor, enojo o decepción, a mí me importa mierda mi mano, que ahora se está empezando a hinchar como un balón de fútbol. Creo que me fracturé la muñeca, o al menos cada uno de los dedos de la mano—. No debiste haberlo hecho, ¿sabes?
—Ni de joda, Styles. No iba a permitir que murieras. Luego, ¿yo me haría legalmente cargo de tu muerte? No gracias, no quiero ir a prisión.
Hago mi mayor esfuerzo por sonar confiada, pero mi voz tiembla y se quiebra.
Lloro con más fuerza.
Lo saco lo más rápido que puedo, evitando cualquier contacto con otra persona. No me quedan ganas para inventar excusas, o comportarme como una perra para que se alejen de mí. No esta noche. No con este chico que —prácticamente— arriesgó su vida por mí.
—Dame las llaves —extiendo mi palma abierta, apoyo su cuerpo contra la puerta del copiloto.
—¿Sabes conducir?
—Si hay ventajas de ser de una familia millonaria, es que tienes tantos autos que escoger para aprender a conducir que sí, créeme como el infierno que sé conducir. ¡Dame las putas llaves!
Hiperventilo, tratando de regular mi respiración. Ahora, no tengo nervios.
Este es mi peor lado.
El sensible.
El que llora por todo, y es demasiado frágil emocionalmente.
Me tiende las llaves y agradezco en voz baja; le ayudo a entrar y sentarse en el asiento, yo me siento en el del piloto.
No tengo tiempo para disfrutar del motor del Lamborghini una vez más.
Conduzco rápidamente, pero cuidadosa, no vaya a pasarle algo al auto de Harry. Creo que si eso pasa, ya sé lo que me hará él a mí —me está mirando, todo sangrado, pero de manera amenazadora.
—¿Dónde está ese bosque?
Sorbo mis mocos con la manga de mi sudadera negra. Aprieto los dientes, pero mi chillido de dolor se puede escuchar, desde el fondo de mi garganta.
La mano está comenzando a dolerme.
—Vas a tener que seguir varias curvas, y dar algunos rodeos, pero yo te guío.
Cuando me dice que estamos a punto de llegar, luego de seguir sus indicaciones, no puedo evitar soltar en un quejido:
—¿Por qué demonios es tan difícil llegar ahí?
—Steve y los demás querían asegurarse de que nadie pudiera llegar. Mucho menos los ancianos.
Ni nosotros, pienso, pero me niego a soltar.
Alivio fluye por mi organismo cuando veo el —ahora— familiar edifico sucio y con aspecto de que está a punto de derrumbarse. Dejo el auto donde estaba, saco a Harry del asiento y lo vuelvo a tomar, camino a la puerta. Esta, se abre antes de que pueda aproximarme un par de metros.
Raissa es la primera en vernos. Preocupación inunda sus ojos.
Alivio los míos.
Benditos sean sus putos poderes escucha pensamientos afligidos.
Pronto, la puerta está llena de cada uno de los chicos. Steve se mueve entre ellos y llega primero con nosotros.
—Lucas, ven acá —vocifera, sin despegar los ojos de su hijastro.
Ahora Harry está luchando por no cerrar los ojos.
—Por favor, Harry, no los cierres, por favor —murmuro en voz ronca, nuevas lágrimas reemplazando a las viejas en mis mejillas.
Los ojos de Steve —llenos de angustia— me registran y dice:
—Tienes cortes en la cara, también.
Parpadeo un par de veces.
No me había percatado del líquido caliente —además de las lágrimas— corriendo por mi piel. Quiero tocar mi rostro, pero un grito de dolor me rasga los pulmones.
Mi mano está empeorando.
Lucas llega y sin necesidad de órdenes, toma a Harry y lo carga sobre su espalda como si de un muñeco de papel se tratara. Lo carga, y casi me río por la imagen. Harry lo haría también, o se enfadaría.
Pero está luchando por no quedar inconsciente.
No tiene tiempo para protestar.
—Ven, vamos a encargarnos de ustedes —Steve toma mi mano y nos lleva adentro.
Los demás se hacen a un lado.
Llegamos a la cocina. Lucas deja a Harry en la mesa. Steve me ordena que me siente sobre la barra de la isla.
—¡Charlotte! —grita—. ¡Ven acá y saca lo necesario para bajar la hinchazón y todo lo necesario para aliviar la mano de Keyla! ¡Alice, Katrina! ¡Tráiganme el maletín de los gabinetes, encima de la estufa, me ayudarán con Harry! ¡Ryan, Aline, Connor, Louis, Lucas! ¡Vigilen el perímetro, cien metros a la redonda, si se encuentran con alguien, ataquen! ¡Raissa, Keira, Liam, Zayn, Noah, preparen lo necesario de lo que hablamos hace rato, vamos a desaparecer y proteger el edificio!
Los gritos, los murmullos, los chicos corriendo, algunos saliendo del edificio, algunos en busca de cosas que desconozco. Todo se reduce a nada. No puedo alejar mi mirada del chico rizado que yace en la mesa del comedor. Sus ojos no están cerrados, pero casi. Mis lágrimas no paran, empeoran, cuando descubro que él también sólo me está viendo a mí.
—¿Fue sólo uno?
Parpadeo, confundida. Jadeo cuando siento el hielo y la mano de Charlotte, alrededor de mi muñeca y mi palma. Steve no me mira directo a los ojos, dicta instrucciones a Alice y a Katrina, que están dándole todo lo que requiere y también cuidan de Harry. Una punzada atraviesa mi corazón.
Celos.
Entierro el sentimiento en lo más profundo de mi ser.
—Keyla —repite, ahora deteniéndose en sus acciones y se topa con mi mirada. La dureza en su voz y en sus ojos me intimida—. ¿Fue sólo uno?
Asiento, incapaz de hablar.
—Debió de haber sido Hâkem —susurra para sí mismo.
El nombre me hace estremecer.
—Él… Trató de protegerme… Por eso… Traté de…
Rompo en llanto.
—Luego podrás explicarme, Keyla. Tranquila. Por ahora…
No estoy escuchando nada. Siento un susurro en mi nuca…
Morirá.
Me levanto de la isla, pero me mareo. El ardor en mis ojos regresa. Su voz llena mi cabeza. Los bordes de mi visión se vuelven negros.
Me desmayo.
Kurt.
Kurt.


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Mensaje por peralta. Lun 10 Feb 2014, 11:20 pm

usualmente cuando alguna frase, acción o algo que me recuerde a mi vida diaria las pongo en quote en el comentario de tu capítulo, no mames Deya, tendré que poner todo tu capítulo aquí ;-; si no fuera porque no he dormido en más de un día, haría un comentario decente editaré mañana y no tan caca ni tan rápido como estoy escribiendo pero ;-; me diste muchas ideas y feels y ): ): ): ): ): amé tu capítulo, no tengo palabras para expresarlo dios:c
peralta.
peralta.


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Mensaje por Invitado Lun 10 Feb 2014, 11:41 pm

no sé qué decir, de verdad. hacía tiempo no leía algo tan bueno como esto. sabes que te envidio, seguro en un futuro no sólo serás actriz, sino que escribirás tus propias obras y libretos. tuvo todo lo necesario para llegar a los lectores; líneas cómicas, misterio, suspenso, acción, lágrimas. repito, me dejaste sin palabras. amé el capítulo, sinceramente.
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Mensaje por hange. Mar 11 Feb 2014, 12:18 pm

¡DEYA! ¡Por el amor a jesus y todos sus santos! Joder, mujer, no sabes lo DEMASIADO que ame tu capitulo. Che, me enamore de Harry y Keyla, los amo. Son hermosos y salvajes e irritantes pero yisus Sixteen Devils. {1/2. 1857533193 Sixteen Devils. {1/2. 1857533193 No puedo con ellos, o sea. Ame el cap desde principio a fin, amo como le diste un, por ssi decirlo, inicio "oficial" a heyla(? Karry(? No se xd pero fue tan sdagdhajdhajsjsfhakdjak sensual. Me encanto la actitud de ella con Harry y sus cambios de humor xd y que esta comenzando a llevarse bien con Charlotte y a dejar ver sus facetas ademas de la "chica-ruda-todo-lo-puedo" como esa de la medio mensa y risuena *-* ¡El viejo! Loco, eso de saintbury's o como sea, eso me asusto como la cresta. No me lo espere, ni que ambos salieran tan heridos, ¡NI QUE FUERAN A SER TAN HERMOSOS! Es que, sho me volvi loca cuando harry la protegio y ella lo protegiona el. Y lo de los clones, y a sangre, y todo. Y el final, el final acabo de matarme por completo, deya. Te pasaste Sixteen Devils. {1/2. 4098373783 lo ame. <3
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Mensaje por Charlie. Miér 12 Feb 2014, 8:00 am

Deya ;--; yo amé el capítulo, desde el comienzo hasta el final. Quiero dejar un comentario super cúl (?) pero no tengo tiempo ahora (?) lsdklñasd pero déjame decirte que me inspiraste para mi cap Sixteen Devils. {1/2. 2841648573 y espero subir el viernes o sábado y prometo dejar un comentario decente antes de subir ;-;
cuídense, besos<3
Charlie.
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Mensaje por hange. Miér 12 Feb 2014, 6:36 pm

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