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Sixteen Devils. {1/2.
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Re: Sixteen Devils. {1/2.
ksdhfkdfhks. aw, gracias por sus comentarios, chicas. oficialmente ha sido el capítulo más largo que he escrito -19 páginas; 6783 palabras-, y también mi favorito. por cierto, si alguna llega a tener dudas para sus capítulos acerca de este capítulo, puede preguntar en el muro o directamente por mp.<3 espero a catuuuuuuuuu.
Kurt.
Re: Sixteen Devils. {1/2.
holaaaa:) soy nueva, pero leo su novela de hace tiempo 1313 xD
soy de chile, tengo 13 años y esoxD
PD: no maten a harry, harry tiene toda una vida de amorios y 69 con la Keyla:/
alsñalsldjñlk bueno bueno, siguela pronto
besos:)
soy de chile, tengo 13 años y esoxD
PD: no maten a harry, harry tiene toda una vida de amorios y 69 con la Keyla:/
alsñalsldjñlk bueno bueno, siguela pronto
besos:)
Notita Musical
Re: Sixteen Devils. {1/2.
Bienvenida, linda c:Notita Musical escribió:holaaaa:) soy nueva, pero leo su novela de hace tiempo 1313 xD
soy de chile, tengo 13 años y esoxD
PD: no maten a harry, harry tiene toda una vida de amorios y 69 con la Keyla:/
alsñalsldjñlk bueno bueno, siguela pronto
besos:)
Charlie.
Re: Sixteen Devils. {1/2.
Creo que subiré en la noche -contando que acá es viernes (?)- me bajó la inspiración con Raissa
cuídense, besos<3
cuídense, besos<3
Charlie.
Re: Sixteen Devils. {1/2.
Antes de comenzar a editar el capítulo (?) diré que no quedó para nada como esperaba, solo espero no decepcionarlas. En un rato estaré posteando el capítulo c:
Charlie.
capítulo 2.
Raissa Ivanov.
<< Vamos, pequeña loca. Encuéntranos >>
Intento hacer caso omiso a sus palabras, las que llegan directamente a mi cabeza. Su voz es una especie de burla, quieren asustarnos.
— ¿Están seguros de que esto funcionará? – la pregunta de Noah llega a mis oídos.
Lentamente alzo mi cabeza del libro en latín que Steve nos proporcionó, diciéndonos que en alguna parte de éste habría algo que funcionaría, que nos ayudaría a proteger a todos de lo que está por venir.
— Sigue buscando – ordena Keira, fulminando con la mirada a Noah, sentada junto a Liam.
Mis ojos pasan rápidamente por entre las páginas buscando lo que el pidió y ahora comprendo porque Natasha, mi madre, insistió en que tomara latín cuando era una niña. Jamás entendí todo lo que hizo por mí hasta ahora, por su puesto.
<< ¿Qué estás esperando?>>
— Acá hay algo – anuncio, dándole una mirada al improvisado círculo que hemos armado en una habitación vacía. – Tómense de las manos y repitan después de mí – mi respiración suena agitada y no logro concentrarme del todo por el caos que se desata en mi cabeza con la mezcla de pensamientos, pero me obligo a mí misma a apartarlos a algún lugar lejano para poder lograr mi cometido.
— Sex Daemones, qui ibi protegeretur. Qui Dominum nostrum precamur nos ledere – susurro, sin despegar la mirada del libro frente a mí.
En cosa de segundos Keira, Noah, Liam, Zayn y yo nos encontramos murmurando la misma oración, esperando alguna reacción, algo que nos indique que está funcionando.
Un dolor agudo en mi cabeza me hace chillar. Mis manos van directo hacia mi cabeza, la sostengo y gruño con la esperanza de que el dolor que estoy comenzando a sentir se disipe, de alguna manera. Con respiración agitada, manos están sudando y los ojos cerrados vuelvo a gritar ante el dolor desgarrador en mi cabeza.
Alguien grita, pero no distingo bien, el pitido en mis oídos me lo impide.
— ¡¿Qué está sucediendo?! – el vago sonido de una voz masculina se escucha a lo lejos y apenas llega a mis oídos.
Mis párpados comienzan a pesar, el sonido de voces se comienza a escuchar a lo lejos. Me hundo lentamente en el mar de oscuridad que aparece ante mis ojos, mi cuerpo no reacciona y caigo, caigo más profundo en el abismo.
Mis párpados pesan como mil demonios. Mi boca se abre en un intento de vocalizar alguna palabra pero lo único que consigo como respuesta son un montón de murmullos preocupados al interior de mi cabeza.
Un montón de flashes es lo que veo cuando mis ojos se abren de a poco, adaptándose a la luz que se filtra a la habitación.
— Ya despertó – una voz femenina anuncia, junto a mí.
Pestañeando, giro mi rostro hacia quien está a mí lado. El rostro serio de Charlotte mira en mi dirección y con tan solo mirar sus ojos oscuros puedo ver lo que ha pasado con nosotros.
Apoyándome sobre mis codos, me doy un impulso y me siento, mareándome un poco.
— ¿Recuerdas algo? – inquiere, alzando una ceja.
— Nada – contesto, con voz ronca.
— Ninguno logra recordar nada – dice para sí misma.
Mirando alrededor de la habitación veo a Noah siendo atendida por Aline, más allá, hacia la derecha, Keira está hablando con Katrina, pero está lo bastante incómoda como para contestar algo que no sea lo estrictamente necesario.
No me hace falta preguntar qué fue lo que paso, dado que Steve les anunció a todos que lo que sucedió con nosotros, fue la "señal" que indicaba que, lo que sea que habíamos hecho la noche anterior con el libro, funcionó.
Los días han pasado desde lo que sucedió con Keyla y Harry. Todo quedó atrás con la única condición de que ahora, nuestro entrenamiento sería más riguroso.
Tronando mis dedos, regreso a la realidad.
— Vamos, dame tú mejor golpe – la suave petición de Zayn parece sorprender a Noah, situada en una posición estratégica delante de él, aunque por su postura parece estar a punto de desmayarse – patea mí canilla, desestabilízame y termina de tumbarme con un golpe directo en el talón – continúa, siendo completamente consiente de la mirada horrorizada que la castaña le está dando.
Zayn es el único de los muchachos, de los sabe defensa personal, que es paciente con Noah y que no le importa “perder” su tiempo enseñándole. No le molesta explicarle una y otra vez que no le importa cuan duro pueda golpearlo, o qué tanto le dolerá el golpe, lo único que él quiere es era que ella aprenda a defenderse.
Está actuando como si fuese responsable por ella.
— Raissa, préstame atención – espeta Liam, sosteniendo sus manos frente a él, manteniendo su guardia alta. – Intenta dejarlo atrás – musita, intentando comprender que era lo que significa estar rodeado de voces, de pensamientos y emociones ajenos.
Pero no lo comprende, aunque trate con todas sus fuerzas de ponerse en mis zapatos, no lo entiende.
No comprende lo que es tener que lidiar con los pensamientos de Harry al estar reprimiéndose a sí mismo mientras golpea un saco de boxeo, solo en una esquina. O la actitud de Keyla, la que adoptó después de su encuentro con uno de los ancianos, sin contar el miedo y el estrés que Noah siente en éste preciso momento y, a su vez, las millones de similitudes que Zayn encuentra en Noah al compararla con su hermana fallecida. La incomodidad de Alice al estar junto a Lucas. La timidez repentina de Aline cuando Connor intenta enseñarle un gancho derecho. La manera en la que Louis busca alejarse de todos, queriendo aclarar un poco su mente, como también Katrina intenta hallar un poco de tranquilidad o Charlotte, descansando en un rincón, utilizando todo su autocontrol para no golpear a Ryan. Incluso Daemon quiere engraparle la boca al rubio para disfrutar del silencio.
El sobrecargo de pensamientos y de emociones comienza a turbarme y me toma un par de minutos poder apartarlos a un rincón lejano de mi cabeza, reduciendo sus voces mentales a murmullos apenas audibles en la parte posterior de mi cráneo.
— Lo siento – le susurro a Liam, disculpándome por todo el tiempo que ha estado parado frente a mí, esperando para comenzar con su lección, como él la denomina.
— No te preocupes.
Cambia su postura corporal, flexionando un poco las rodillas, doblando sus codos de manera que sus manos, en puños, quedaran sobre su rostro, cubriéndolo. Hace un ademán con la cabeza, dándome a entender que lo imite, y así lo hago.
— ¿Diestra o zurda? – inquiere, sin cambiar su postura.
— Zurda – contesto, sin vacilar.
— Bien, tú mano derecha será una especie de escudo. No la alejes de tú rostro, úsala para protegerte, mientras que con la izquierda me lanzarás golpes cada vez que creas que es la oportunidad para ello – explica –. Guíate por mi postura corporal, no te centres en mis pensamientos, porque lo que yo pueda pensar, no afectará mi forma de pelear. ¿Lista? – pregunta, comenzando a dar pequeños saltos en su lugar.
— Lista.
Acompaso mis respiraciones con los saltitos que estoy comenzando a dar, intento concentrarme en sus movimientos corporales, como él me ha indicado. Lucho por apartar aun más los murmullos en mi cabeza y me preparo cuando veo que Liam da un paso al frente en mi dirección.
Lanza un golpe a mi derecha y lo esquivo haciéndome a un lado. Doy un paso al frente y le lanzo un golpe cuando su defensa baja un poco al retroceder, pero finalmente logra esquivarlo. Una pequeña sonrisa complacida comienza a tirar de sus labios cuando nota que estoy haciendo las cosas como el me las pidió. Volviendo a centrarme en la pelea, me acerco a él y le lanzo un golpe, procurando mantener mi brazo derecho protegiendo mi rostro.
Mi respiración comienza a acelerarse a medida que los minutos transcurren y lo que se puede denominar una pelea va haciéndose más extensa.
Con una pequeña sonrisa aprovecho la oportunidad perfecta para estrellar mi puño contra la mandíbula del castaño. Mis dedos truenan al impactar contra su piel y un pequeño dolor en ellos me hace gruñir y él suelta una risita al escucharme.
— Segundo round – sentencia el castaño, con un poco más de humor, ahora que ya ha confirmado que no soy una completa inútil con mis manos.
Por varios minutos Liam se dedica a esquivarme, apartando su cuerpo de mis golpes cada vez que estoy cerca de darle un puñetazo, y yo hago lo mismo. Esquivo sus puños a toda costa.
Mi corazón retumba en mi pecho de manera acelera a medida que el tiempo transcurre y nosotros continuamos saltando de un lado a otro, lanzando golpes y esquivándolos a la vez.
Recibí más de un golpe, aunque no con toda la fuerza que sé que Liam es capaz de entregar.
El nivel de mis endorfinas ha ascendido notablemente, una pequeña porción de adrenalina se suma a mi torrente sanguíneo al momento de dar y esquivar los golpes y mis pulmones queman por recibir más oxigeno. Jadeo.
— Me parece que quieres descansar – bromea el castaño, bajando su guardia al notarme cansada.
Liam inhala una profunda cantidad de aire y mueve su cuello, haciendo sonar sus huesos. Deja sus brazos caer y comienza a soltar sus músculos, mientras que yo acomodo mi cabello, aun en un moño desordenado, y dejo caer en el suelo, apoyándome contra el frío concreto del piso.
Mis brazos caen a mis costados, cerrando los ojos en el proceso y me dedico a respirar lentamente, con el único objetivo de estabilizar el latido de mi corazón.
— Lo hiciste bien, por cierto – murmura Liam, aun en lo suyo, por lo que sus pensamientos me indican.
— Gracias – mascullo, a modo de respuesta.
— No hablas mucho, ¿verdad? – curiosea Liam, sentándose junto a mí, en una posición perfecta para observar a todos completamente sumidos en sus tareas.
— No. No necesito hablar para saber lo que la gente está pensando, analizando o quiere decirme. Normalmente basta con adentrarme en su mente un par de minutos y ya está – hablo, moviendo mis manos hacia atrás para darme un impulso y sentarme como él.
Liam lo medita, por un par de segundos. Interesado en mí y en mis capacidades. Intenta hacer una comparación entre su habilidad y la mía.
— Tú cabeza debe ser un desastre ahora mismo – dice, finalmente, con la mirada fija en la “pelea” que se estaba desatando entre Noah y Zayn, al parecer, al fin la muchacha se rindió ante las insistencias del tatuado para que lo golpease.
— He tenido días peores – mi inútil intento de broma, parece causarle algo de gracia, porque una pequeña risa escapa de sus labios. – ésta habitación tiene dieciséis personas en ella, diecisiete contando con que Steve viene hacia acá, y en un radio de un kilómetro puedo decirte que no hay nadie más salvo nosotros y, comparándola con la escuela, esto no es nada. Allá, alrededor de mil quinientos estudiantes caminan por los pasillos con un montón de mierda en la cabeza, lo que hace que el murmullo sea más audible. – Expliqué – Compáralo con un salón lleno de personas, en el que todos están hablando, la única diferencia entre eso y yo, es que yo puedo escuchar al que está más lejano a mí con la misma nitidez que te escucho a ti – musito, atrapando mis rodillas con mis manos, dejando caer, a su vez mi barbilla sobre ellas.
— Eso parece mucho con qué lidiar – comenta, meditando mis palabras con extremo cuidado.
— En realidad, no tanto. Aprendí a controlarlo con la práctica, después de un tiempo aprendes a vivir con el murmullo constante dentro de tú cabeza, aunque solía utilizar la música para olvidarme de ellos por un momento.
Liam asiente, satisfecho con la nueva información que le he brindado y parece aun más tranquilo al saber que yo no le haré ningún tipo de preguntas. Es la ventaja de poder leer sus pensamientos como un libro abierto.
Dejo caer mi cabeza hacia atrás y comienzo a juntar fuerzas para levantarme cuando Steve abre la puerta de la habitación, abriéndose paso entre los chicos. Trae puesto un traje gris a medida con una camisa blanca bajo su elegante chaqueta.
Como es de esperarse, todas las miradas se posan sobre él, completamente interesados en lo que tiene para decir.
Carraspea, lanzándonos una mirada tranquila y calmada, una que no había visto desde el incidente de Keyla y Harry.
— Connor – llama, buscándolo con su mirada.
Connor endereza la espalda y da un paso sin titubear, preguntándose qué es lo que Steve quiere de él.
Suelto un suspiro y me levanto antes de darle la oportunidad a Steve de pronunciar mi nombre en voz alta. Caminando hacia ellos, me situo junto a Connor y presiono los labios en una fina línea, analizando la posibilidad de lo que él quiera que hagamos, sea posible.
El hombre de traje gris le da una mirada a los demás, incitándolos a continuar con lo suyo, antes de preguntar: — ¿Pueden hacerlo? – consulta, mirándome directamente a mí.
— Sí, es posible – contesto, analizando mis opciones y las de Connor – pero no sé que tan difícil sea coordinarlo.
El hombre asiente, complacido.
— Eh… no los quiero interrumpir, ni nada por el estilo – titubea el muchacho, acomodando sus gafas – pero, ¿podrían decirme por qué estoy aquí?
Steve endereza su postura, listo para dar la explicación que Connor necesitaba escuchar. Él y yo tenemos un poder, don, o como se les dé la gana de llamarlo, en común.
—… lo que me gustaría saber, es: ¿Qué podrían lograr ustedes juntos?
El tiempo se detuvo. Se detuvo por completo.
Mis ojos se abrieron con sorpresa ante lo que habíamos logrado. Nunca, jamás había podio hacer más que ralentizar el tiempo por un par de minutos, pero ahora, todo estaba estático.
Connor observa la habitación y se encoje de hombros, preguntándose el porqué de mi mueca de asombro.
— Jamás había logrado detenerlo por completo – digo, cuando la pregunta se formula en su cabeza.
— ¿Nunca? – ahora él es el sorprendido.
— Solo lograba ralentizarlo por periodos relativos, dependiendo de lo concentrada que pudiese estar, pero jamás lo había detenido y, al contrario de ti, prefiero adelantar los sucesos a ralentizarlos – añado.
— Es básicamente lo mismo – se encoje de hombros, esbozando una pequeña sonrisa con simpatía.
— ¿Cuánto crees que dure? – pregunto, incorporándome del suelo para comenzar a avanzar entre los cuerpos estáticos de nuestros compañeros.
Una pequeña mueca de diversión cruza mi rostro cuando diviso la mueca de Lucas, pausada justo al momento en el que está por estornudar. Su rostro contraído se ve realmente gracioso.
— No lo sé – contesta a mí pregunta, riéndose una vez que le señalo con mi dedo índice la mueca de Lucas – ¿Sientes algo?
— Nada aún.
Avanzo y veo a Keira de brazos cruzados, con la mueca torcida y el ceño fruncido hacia Aline, cuya mueca indica que algo le está molestando. Más allá, hacia la derecha, con la espalda pegada a la pared y un gesto que solamente ella utiliza, Keyla yace estática observando hacia el frente, con la mirada perdida en el enorme ventanal frente a ella, en la otra pared de la habitación.
Giro mi rostro al notar un pequeño movimiento por parte de Alice. Una fracción de segundo después, el movimiento se repite.
— Connor, está volviendo… - anuncio, girándome sobre mis talones – ¿qué estás haciendo? – frunzo el entrecejo, avanzando hacia él, mirándolo entre divertida y sorprendida por lo que él hace.
— Espera… - susurra, completamente absorto en su tarea, mientras que los cuerpos de los que nos rodeaban hacen minúsculos movimientos, lo que me indica que lentamente retomaran sus acciones normales como si nuestra intervención en el tiempo jamás hubiese ocurrido. – te presento a Steven… ¡el pirata! – exclama Connor, alzando sus brazos hacia él, soltando un pequeño “Tadá”.
¿Ah?
— Siempre ando trayendo uno de éstos – levanta su mano con el marcador negro en ella – nunca sabes cuando son necesarios – se encoge de hombros.
Muerdo mi labio inferior para contener mi carcajada al ver el parche negro pintado en el ojo derecho de Steven, al igual que un par de cicatrices que el muchacho dibujó en el rostro. Connor ríe conmigo antes de notar el movimiento, ahora un poco más rápido, de los demás.
Sin ser necesarias las palabras, asentí antes de que abriese su boca.
— Debo acostumbrarme a eso – bromea, haciendo referencia a mí poder de leer mentes.
Con una pequeña sonrisa en mi rostro y lo sigo hasta el lugar en el que nos habíamos ubicado antes de comenzar con el largo proceso de concentración. Nos sentamos uno frente al otro, en posición del indio, y cerramos los ojos con el único propósito de no ser los primeros sospechosos, mejor dicho, para que Connor no fuera sospechoso por lo que dibujó en el rostro de Steven.
Lentamente las voces comenzaron a abrirse paso en mi cabeza y el tiempo volvía a transcurrir con normalidad.
Segundos o minutos, quizá, transcurrieron hasta que todo volvió a la normalidad.
— Impresionante – masculló Steven, acercándose a nosotros.
Me muerdo el interior de la mejilla, volviendo mi rostro hacia él para verlo mirar su reloj de pulsera con una expresión serena y seria, sino fuese por el hecho de que tenía pintado un parche y cicatrices con marcador negro, podría haberlo tomado en serio.
— Lograron detener el tiempo por más de diez minutos – el asombro en su voz es palpable, como también su entusiasmo por el tema. – Verán, cuando un don como el de ustedes se manifiesta por sí solo, es poco probable que puedan detener el tiempo por su cuenta, pero al juntarlos, las cosas que pueden lograr son increíbles.
— ¿Cómo puedes saber cuanto tiempo fue el que, bueno, detuvimos? – Connor alza su rostro, sin ningún tipo de expresión pero, por dentro, lo único que quería era reír.
— El tiempo continúa su curso normal, lo que ustedes alteran son a las personas, no el paso del tiempo en el reloj – señala su reloj pulsera con el dedo índice de su mano izquierda.
Ambos asentimos a la vez, estudiando sus palabras y nos vimos sobresaltados cuando el hombre palmeó sus manos, llamando la atención de todos, absolutamente todos en la habitación.
— Bien, ya pueden descansar, muchachos y señoritas – anuncia el hombre, abriéndose paso entre los chicos para dirigirse a la salida.
Presiono mis labios en una fina línea cuando todas las miradas de sorpresa, de burla, confundidas y unas cuantas de asombro, se posaron sobre Steven dirigiéndose a la puerta y, una vez que el hombre de traje gris cerró la puerta tras de él, la habitación se inunda de carcajadas, logrando liberar, en parte, la tensión que nos rodea.
Pero mi diversión se termina cuando Steven contesta el teléfono, fuera del salón y la noticia me quita el aliento.
Soy la única que queda en el enorme salón que utilizamos para entrenar. Estoy sentada en el piso de concreto, mirando por los enormes ventanales la niebla que rodea el lugar, como una cortina.
Hace más de media hora que Steven se debate entre entrar aquí y darme la noticia que sabe que sé, pero que aun así quiere decírmela directamente, pero la verdadera razón por la que no quiere entrar aquí, es porque no quiere verme llorando.
Apoyo mi cabeza contra la pared y suelto un suspiro al sentir mis lágrimas caer por mis ojos sin que pueda detenerlas. ¿Cómo es posible que la hayan encontrado? Natasha siempre fue cuidadosa, siempre procuró ser cuidadosa, sobre todo cuando no me tenía cerca para avisarle del peligro. Mis puños inconscientemente se cierran y el impulso de golpear cualquier cosa que tenga por delante me aborda y no me quiere dejar ir.
Quiero gritar, patear, arañar cosas y al mismo tiempo acurrucarme y llorar por toda la noche. No termino de procesar que la mujer a la que toda mi vida consideré mi madre, esté muerta y, además, ni siquiera puedo ir a su funeral debido al riesgo que implica.
Ellos la encontraron. ¿Cómo? No lo sabe, solo sabe que fue encontrada por mi padre, muerta en el lugar que crecí.
Un sollozo involuntario se escapa de mis labios, me siento vulnerable y con un vacío en el pecho al haber perdido a la única mujer que cuidó de mí, que sabía todo de mí y que me protegió ciegamente al ir creciendo.
— ¿Quieres decirme por qué Steve se pasea por la puerta como un perro loco… - parpadeo, frunciendo el ceño por no haber escuchado antes – ¿Estás bien? – el matiz de su voz ha cambiado, sus ojos parecen confundidos, reflejando sus pensamientos.
Zayn no vacila por ni un solo segundo, se acerca a mí caminando con lentitud, tanteando terreno que es desconocido para él, pero le preocupo, ¿por qué? Ni él tiene idea.
— Hey – vuelve a musitar y esta vez alzo mi mirada hacia él.
Analizándolo, buscando una respuesta descubro que no es el único que está preguntándose que sucede con Steve afuera, todos quieren saberlo.
Estoy tan ida buscando respuestas en los pensamientos de Zayn que no me doy cuenta cuando sus cálidas manos tocan mi rostro, haciéndome pegar un salto de sorpresa, el que calma con unas cuantas palabras que no logro escuchar.
Él está sobre sus rodillas frente a mí, con su rostro preocupado, preguntándose qué me está sucediendo, por qué estoy llorando y lo que más me turba aun, es que a él le importa lo que está sucediendo conmigo. Limpia mis lágrimas con dulzura, sin despegar sus ojos de los míos.
La pregunta que quiere hacerme está ahí, en la punta de su lengua, sin embargo, no quiere pronunciarla por temor a que me desestabilice. Estoy por comenzar a protestarle, diciéndole que no soy una enferma mental como para “desestabilizarme” cuando me rodea con sus brazos, abrazándome, dándome su calor.
Me protege con su cuerpo como si alguien me fuese a atacar.
Mi cuerpo estático no reacciona, las lágrimas aun continúan cayendo por mis mejillas y sus brazos siguen alrededor de mí, queriendo demostrarme que está ahí para mí.
Su complejidad me sobrepasa.
— Ella… ella murió – es lo que consigo decir, finalmente – ellos lo hicieron.
El rápido recuerdo dela pérdida de su hermana cruza por su cabeza, su postura se vuelve rígida y sus brazos me abandonan con delicadeza, para posar sus manos sobre mis hombros.
Me mira fijamente, con esos ojos color ámbar, buscando las palabras necesarias para decirme, haciendo caso omiso a que sé todo lo que quiere decirme.
— Ellos pagarán por eso – susurra con severidad, moviéndose rápidamente para abrazarme por segunda vez.
Y no sé por qué razón escucharlo salir de su boca me reconforta de la manera en la que lo hace.
Intento hacer caso omiso a sus palabras, las que llegan directamente a mi cabeza. Su voz es una especie de burla, quieren asustarnos.
— ¿Están seguros de que esto funcionará? – la pregunta de Noah llega a mis oídos.
Lentamente alzo mi cabeza del libro en latín que Steve nos proporcionó, diciéndonos que en alguna parte de éste habría algo que funcionaría, que nos ayudaría a proteger a todos de lo que está por venir.
— Sigue buscando – ordena Keira, fulminando con la mirada a Noah, sentada junto a Liam.
Mis ojos pasan rápidamente por entre las páginas buscando lo que el pidió y ahora comprendo porque Natasha, mi madre, insistió en que tomara latín cuando era una niña. Jamás entendí todo lo que hizo por mí hasta ahora, por su puesto.
<< ¿Qué estás esperando?>>
— Acá hay algo – anuncio, dándole una mirada al improvisado círculo que hemos armado en una habitación vacía. – Tómense de las manos y repitan después de mí – mi respiración suena agitada y no logro concentrarme del todo por el caos que se desata en mi cabeza con la mezcla de pensamientos, pero me obligo a mí misma a apartarlos a algún lugar lejano para poder lograr mi cometido.
— Sex Daemones, qui ibi protegeretur. Qui Dominum nostrum precamur nos ledere – susurro, sin despegar la mirada del libro frente a mí.
En cosa de segundos Keira, Noah, Liam, Zayn y yo nos encontramos murmurando la misma oración, esperando alguna reacción, algo que nos indique que está funcionando.
Un dolor agudo en mi cabeza me hace chillar. Mis manos van directo hacia mi cabeza, la sostengo y gruño con la esperanza de que el dolor que estoy comenzando a sentir se disipe, de alguna manera. Con respiración agitada, manos están sudando y los ojos cerrados vuelvo a gritar ante el dolor desgarrador en mi cabeza.
Alguien grita, pero no distingo bien, el pitido en mis oídos me lo impide.
— ¡¿Qué está sucediendo?! – el vago sonido de una voz masculina se escucha a lo lejos y apenas llega a mis oídos.
Mis párpados comienzan a pesar, el sonido de voces se comienza a escuchar a lo lejos. Me hundo lentamente en el mar de oscuridad que aparece ante mis ojos, mi cuerpo no reacciona y caigo, caigo más profundo en el abismo.
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Mis párpados pesan como mil demonios. Mi boca se abre en un intento de vocalizar alguna palabra pero lo único que consigo como respuesta son un montón de murmullos preocupados al interior de mi cabeza.
Un montón de flashes es lo que veo cuando mis ojos se abren de a poco, adaptándose a la luz que se filtra a la habitación.
— Ya despertó – una voz femenina anuncia, junto a mí.
Pestañeando, giro mi rostro hacia quien está a mí lado. El rostro serio de Charlotte mira en mi dirección y con tan solo mirar sus ojos oscuros puedo ver lo que ha pasado con nosotros.
Apoyándome sobre mis codos, me doy un impulso y me siento, mareándome un poco.
— ¿Recuerdas algo? – inquiere, alzando una ceja.
— Nada – contesto, con voz ronca.
— Ninguno logra recordar nada – dice para sí misma.
Mirando alrededor de la habitación veo a Noah siendo atendida por Aline, más allá, hacia la derecha, Keira está hablando con Katrina, pero está lo bastante incómoda como para contestar algo que no sea lo estrictamente necesario.
No me hace falta preguntar qué fue lo que paso, dado que Steve les anunció a todos que lo que sucedió con nosotros, fue la "señal" que indicaba que, lo que sea que habíamos hecho la noche anterior con el libro, funcionó.
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Los días han pasado desde lo que sucedió con Keyla y Harry. Todo quedó atrás con la única condición de que ahora, nuestro entrenamiento sería más riguroso.
Tronando mis dedos, regreso a la realidad.
— Vamos, dame tú mejor golpe – la suave petición de Zayn parece sorprender a Noah, situada en una posición estratégica delante de él, aunque por su postura parece estar a punto de desmayarse – patea mí canilla, desestabilízame y termina de tumbarme con un golpe directo en el talón – continúa, siendo completamente consiente de la mirada horrorizada que la castaña le está dando.
Zayn es el único de los muchachos, de los sabe defensa personal, que es paciente con Noah y que no le importa “perder” su tiempo enseñándole. No le molesta explicarle una y otra vez que no le importa cuan duro pueda golpearlo, o qué tanto le dolerá el golpe, lo único que él quiere es era que ella aprenda a defenderse.
Está actuando como si fuese responsable por ella.
— Raissa, préstame atención – espeta Liam, sosteniendo sus manos frente a él, manteniendo su guardia alta. – Intenta dejarlo atrás – musita, intentando comprender que era lo que significa estar rodeado de voces, de pensamientos y emociones ajenos.
Pero no lo comprende, aunque trate con todas sus fuerzas de ponerse en mis zapatos, no lo entiende.
No comprende lo que es tener que lidiar con los pensamientos de Harry al estar reprimiéndose a sí mismo mientras golpea un saco de boxeo, solo en una esquina. O la actitud de Keyla, la que adoptó después de su encuentro con uno de los ancianos, sin contar el miedo y el estrés que Noah siente en éste preciso momento y, a su vez, las millones de similitudes que Zayn encuentra en Noah al compararla con su hermana fallecida. La incomodidad de Alice al estar junto a Lucas. La timidez repentina de Aline cuando Connor intenta enseñarle un gancho derecho. La manera en la que Louis busca alejarse de todos, queriendo aclarar un poco su mente, como también Katrina intenta hallar un poco de tranquilidad o Charlotte, descansando en un rincón, utilizando todo su autocontrol para no golpear a Ryan. Incluso Daemon quiere engraparle la boca al rubio para disfrutar del silencio.
El sobrecargo de pensamientos y de emociones comienza a turbarme y me toma un par de minutos poder apartarlos a un rincón lejano de mi cabeza, reduciendo sus voces mentales a murmullos apenas audibles en la parte posterior de mi cráneo.
— Lo siento – le susurro a Liam, disculpándome por todo el tiempo que ha estado parado frente a mí, esperando para comenzar con su lección, como él la denomina.
— No te preocupes.
Cambia su postura corporal, flexionando un poco las rodillas, doblando sus codos de manera que sus manos, en puños, quedaran sobre su rostro, cubriéndolo. Hace un ademán con la cabeza, dándome a entender que lo imite, y así lo hago.
— ¿Diestra o zurda? – inquiere, sin cambiar su postura.
— Zurda – contesto, sin vacilar.
— Bien, tú mano derecha será una especie de escudo. No la alejes de tú rostro, úsala para protegerte, mientras que con la izquierda me lanzarás golpes cada vez que creas que es la oportunidad para ello – explica –. Guíate por mi postura corporal, no te centres en mis pensamientos, porque lo que yo pueda pensar, no afectará mi forma de pelear. ¿Lista? – pregunta, comenzando a dar pequeños saltos en su lugar.
— Lista.
Acompaso mis respiraciones con los saltitos que estoy comenzando a dar, intento concentrarme en sus movimientos corporales, como él me ha indicado. Lucho por apartar aun más los murmullos en mi cabeza y me preparo cuando veo que Liam da un paso al frente en mi dirección.
Lanza un golpe a mi derecha y lo esquivo haciéndome a un lado. Doy un paso al frente y le lanzo un golpe cuando su defensa baja un poco al retroceder, pero finalmente logra esquivarlo. Una pequeña sonrisa complacida comienza a tirar de sus labios cuando nota que estoy haciendo las cosas como el me las pidió. Volviendo a centrarme en la pelea, me acerco a él y le lanzo un golpe, procurando mantener mi brazo derecho protegiendo mi rostro.
Mi respiración comienza a acelerarse a medida que los minutos transcurren y lo que se puede denominar una pelea va haciéndose más extensa.
Con una pequeña sonrisa aprovecho la oportunidad perfecta para estrellar mi puño contra la mandíbula del castaño. Mis dedos truenan al impactar contra su piel y un pequeño dolor en ellos me hace gruñir y él suelta una risita al escucharme.
— Segundo round – sentencia el castaño, con un poco más de humor, ahora que ya ha confirmado que no soy una completa inútil con mis manos.
Por varios minutos Liam se dedica a esquivarme, apartando su cuerpo de mis golpes cada vez que estoy cerca de darle un puñetazo, y yo hago lo mismo. Esquivo sus puños a toda costa.
Mi corazón retumba en mi pecho de manera acelera a medida que el tiempo transcurre y nosotros continuamos saltando de un lado a otro, lanzando golpes y esquivándolos a la vez.
Recibí más de un golpe, aunque no con toda la fuerza que sé que Liam es capaz de entregar.
El nivel de mis endorfinas ha ascendido notablemente, una pequeña porción de adrenalina se suma a mi torrente sanguíneo al momento de dar y esquivar los golpes y mis pulmones queman por recibir más oxigeno. Jadeo.
— Me parece que quieres descansar – bromea el castaño, bajando su guardia al notarme cansada.
Liam inhala una profunda cantidad de aire y mueve su cuello, haciendo sonar sus huesos. Deja sus brazos caer y comienza a soltar sus músculos, mientras que yo acomodo mi cabello, aun en un moño desordenado, y dejo caer en el suelo, apoyándome contra el frío concreto del piso.
Mis brazos caen a mis costados, cerrando los ojos en el proceso y me dedico a respirar lentamente, con el único objetivo de estabilizar el latido de mi corazón.
— Lo hiciste bien, por cierto – murmura Liam, aun en lo suyo, por lo que sus pensamientos me indican.
— Gracias – mascullo, a modo de respuesta.
— No hablas mucho, ¿verdad? – curiosea Liam, sentándose junto a mí, en una posición perfecta para observar a todos completamente sumidos en sus tareas.
— No. No necesito hablar para saber lo que la gente está pensando, analizando o quiere decirme. Normalmente basta con adentrarme en su mente un par de minutos y ya está – hablo, moviendo mis manos hacia atrás para darme un impulso y sentarme como él.
Liam lo medita, por un par de segundos. Interesado en mí y en mis capacidades. Intenta hacer una comparación entre su habilidad y la mía.
— Tú cabeza debe ser un desastre ahora mismo – dice, finalmente, con la mirada fija en la “pelea” que se estaba desatando entre Noah y Zayn, al parecer, al fin la muchacha se rindió ante las insistencias del tatuado para que lo golpease.
— He tenido días peores – mi inútil intento de broma, parece causarle algo de gracia, porque una pequeña risa escapa de sus labios. – ésta habitación tiene dieciséis personas en ella, diecisiete contando con que Steve viene hacia acá, y en un radio de un kilómetro puedo decirte que no hay nadie más salvo nosotros y, comparándola con la escuela, esto no es nada. Allá, alrededor de mil quinientos estudiantes caminan por los pasillos con un montón de mierda en la cabeza, lo que hace que el murmullo sea más audible. – Expliqué – Compáralo con un salón lleno de personas, en el que todos están hablando, la única diferencia entre eso y yo, es que yo puedo escuchar al que está más lejano a mí con la misma nitidez que te escucho a ti – musito, atrapando mis rodillas con mis manos, dejando caer, a su vez mi barbilla sobre ellas.
— Eso parece mucho con qué lidiar – comenta, meditando mis palabras con extremo cuidado.
— En realidad, no tanto. Aprendí a controlarlo con la práctica, después de un tiempo aprendes a vivir con el murmullo constante dentro de tú cabeza, aunque solía utilizar la música para olvidarme de ellos por un momento.
Liam asiente, satisfecho con la nueva información que le he brindado y parece aun más tranquilo al saber que yo no le haré ningún tipo de preguntas. Es la ventaja de poder leer sus pensamientos como un libro abierto.
Dejo caer mi cabeza hacia atrás y comienzo a juntar fuerzas para levantarme cuando Steve abre la puerta de la habitación, abriéndose paso entre los chicos. Trae puesto un traje gris a medida con una camisa blanca bajo su elegante chaqueta.
Como es de esperarse, todas las miradas se posan sobre él, completamente interesados en lo que tiene para decir.
Carraspea, lanzándonos una mirada tranquila y calmada, una que no había visto desde el incidente de Keyla y Harry.
— Connor – llama, buscándolo con su mirada.
Connor endereza la espalda y da un paso sin titubear, preguntándose qué es lo que Steve quiere de él.
Suelto un suspiro y me levanto antes de darle la oportunidad a Steve de pronunciar mi nombre en voz alta. Caminando hacia ellos, me situo junto a Connor y presiono los labios en una fina línea, analizando la posibilidad de lo que él quiera que hagamos, sea posible.
El hombre de traje gris le da una mirada a los demás, incitándolos a continuar con lo suyo, antes de preguntar: — ¿Pueden hacerlo? – consulta, mirándome directamente a mí.
— Sí, es posible – contesto, analizando mis opciones y las de Connor – pero no sé que tan difícil sea coordinarlo.
El hombre asiente, complacido.
— Eh… no los quiero interrumpir, ni nada por el estilo – titubea el muchacho, acomodando sus gafas – pero, ¿podrían decirme por qué estoy aquí?
Steve endereza su postura, listo para dar la explicación que Connor necesitaba escuchar. Él y yo tenemos un poder, don, o como se les dé la gana de llamarlo, en común.
—… lo que me gustaría saber, es: ¿Qué podrían lograr ustedes juntos?
✖✖✖
El tiempo se detuvo. Se detuvo por completo.
Mis ojos se abrieron con sorpresa ante lo que habíamos logrado. Nunca, jamás había podio hacer más que ralentizar el tiempo por un par de minutos, pero ahora, todo estaba estático.
Connor observa la habitación y se encoje de hombros, preguntándose el porqué de mi mueca de asombro.
— Jamás había logrado detenerlo por completo – digo, cuando la pregunta se formula en su cabeza.
— ¿Nunca? – ahora él es el sorprendido.
— Solo lograba ralentizarlo por periodos relativos, dependiendo de lo concentrada que pudiese estar, pero jamás lo había detenido y, al contrario de ti, prefiero adelantar los sucesos a ralentizarlos – añado.
— Es básicamente lo mismo – se encoje de hombros, esbozando una pequeña sonrisa con simpatía.
— ¿Cuánto crees que dure? – pregunto, incorporándome del suelo para comenzar a avanzar entre los cuerpos estáticos de nuestros compañeros.
Una pequeña mueca de diversión cruza mi rostro cuando diviso la mueca de Lucas, pausada justo al momento en el que está por estornudar. Su rostro contraído se ve realmente gracioso.
— No lo sé – contesta a mí pregunta, riéndose una vez que le señalo con mi dedo índice la mueca de Lucas – ¿Sientes algo?
— Nada aún.
Avanzo y veo a Keira de brazos cruzados, con la mueca torcida y el ceño fruncido hacia Aline, cuya mueca indica que algo le está molestando. Más allá, hacia la derecha, con la espalda pegada a la pared y un gesto que solamente ella utiliza, Keyla yace estática observando hacia el frente, con la mirada perdida en el enorme ventanal frente a ella, en la otra pared de la habitación.
Giro mi rostro al notar un pequeño movimiento por parte de Alice. Una fracción de segundo después, el movimiento se repite.
— Connor, está volviendo… - anuncio, girándome sobre mis talones – ¿qué estás haciendo? – frunzo el entrecejo, avanzando hacia él, mirándolo entre divertida y sorprendida por lo que él hace.
— Espera… - susurra, completamente absorto en su tarea, mientras que los cuerpos de los que nos rodeaban hacen minúsculos movimientos, lo que me indica que lentamente retomaran sus acciones normales como si nuestra intervención en el tiempo jamás hubiese ocurrido. – te presento a Steven… ¡el pirata! – exclama Connor, alzando sus brazos hacia él, soltando un pequeño “Tadá”.
¿Ah?
— Siempre ando trayendo uno de éstos – levanta su mano con el marcador negro en ella – nunca sabes cuando son necesarios – se encoge de hombros.
Muerdo mi labio inferior para contener mi carcajada al ver el parche negro pintado en el ojo derecho de Steven, al igual que un par de cicatrices que el muchacho dibujó en el rostro. Connor ríe conmigo antes de notar el movimiento, ahora un poco más rápido, de los demás.
Sin ser necesarias las palabras, asentí antes de que abriese su boca.
— Debo acostumbrarme a eso – bromea, haciendo referencia a mí poder de leer mentes.
Con una pequeña sonrisa en mi rostro y lo sigo hasta el lugar en el que nos habíamos ubicado antes de comenzar con el largo proceso de concentración. Nos sentamos uno frente al otro, en posición del indio, y cerramos los ojos con el único propósito de no ser los primeros sospechosos, mejor dicho, para que Connor no fuera sospechoso por lo que dibujó en el rostro de Steven.
Lentamente las voces comenzaron a abrirse paso en mi cabeza y el tiempo volvía a transcurrir con normalidad.
Segundos o minutos, quizá, transcurrieron hasta que todo volvió a la normalidad.
— Impresionante – masculló Steven, acercándose a nosotros.
Me muerdo el interior de la mejilla, volviendo mi rostro hacia él para verlo mirar su reloj de pulsera con una expresión serena y seria, sino fuese por el hecho de que tenía pintado un parche y cicatrices con marcador negro, podría haberlo tomado en serio.
— Lograron detener el tiempo por más de diez minutos – el asombro en su voz es palpable, como también su entusiasmo por el tema. – Verán, cuando un don como el de ustedes se manifiesta por sí solo, es poco probable que puedan detener el tiempo por su cuenta, pero al juntarlos, las cosas que pueden lograr son increíbles.
— ¿Cómo puedes saber cuanto tiempo fue el que, bueno, detuvimos? – Connor alza su rostro, sin ningún tipo de expresión pero, por dentro, lo único que quería era reír.
— El tiempo continúa su curso normal, lo que ustedes alteran son a las personas, no el paso del tiempo en el reloj – señala su reloj pulsera con el dedo índice de su mano izquierda.
Ambos asentimos a la vez, estudiando sus palabras y nos vimos sobresaltados cuando el hombre palmeó sus manos, llamando la atención de todos, absolutamente todos en la habitación.
— Bien, ya pueden descansar, muchachos y señoritas – anuncia el hombre, abriéndose paso entre los chicos para dirigirse a la salida.
Presiono mis labios en una fina línea cuando todas las miradas de sorpresa, de burla, confundidas y unas cuantas de asombro, se posaron sobre Steven dirigiéndose a la puerta y, una vez que el hombre de traje gris cerró la puerta tras de él, la habitación se inunda de carcajadas, logrando liberar, en parte, la tensión que nos rodea.
Pero mi diversión se termina cuando Steven contesta el teléfono, fuera del salón y la noticia me quita el aliento.
✖✖✖
Soy la única que queda en el enorme salón que utilizamos para entrenar. Estoy sentada en el piso de concreto, mirando por los enormes ventanales la niebla que rodea el lugar, como una cortina.
Hace más de media hora que Steven se debate entre entrar aquí y darme la noticia que sabe que sé, pero que aun así quiere decírmela directamente, pero la verdadera razón por la que no quiere entrar aquí, es porque no quiere verme llorando.
Apoyo mi cabeza contra la pared y suelto un suspiro al sentir mis lágrimas caer por mis ojos sin que pueda detenerlas. ¿Cómo es posible que la hayan encontrado? Natasha siempre fue cuidadosa, siempre procuró ser cuidadosa, sobre todo cuando no me tenía cerca para avisarle del peligro. Mis puños inconscientemente se cierran y el impulso de golpear cualquier cosa que tenga por delante me aborda y no me quiere dejar ir.
Quiero gritar, patear, arañar cosas y al mismo tiempo acurrucarme y llorar por toda la noche. No termino de procesar que la mujer a la que toda mi vida consideré mi madre, esté muerta y, además, ni siquiera puedo ir a su funeral debido al riesgo que implica.
Ellos la encontraron. ¿Cómo? No lo sabe, solo sabe que fue encontrada por mi padre, muerta en el lugar que crecí.
Un sollozo involuntario se escapa de mis labios, me siento vulnerable y con un vacío en el pecho al haber perdido a la única mujer que cuidó de mí, que sabía todo de mí y que me protegió ciegamente al ir creciendo.
— ¿Quieres decirme por qué Steve se pasea por la puerta como un perro loco… - parpadeo, frunciendo el ceño por no haber escuchado antes – ¿Estás bien? – el matiz de su voz ha cambiado, sus ojos parecen confundidos, reflejando sus pensamientos.
Zayn no vacila por ni un solo segundo, se acerca a mí caminando con lentitud, tanteando terreno que es desconocido para él, pero le preocupo, ¿por qué? Ni él tiene idea.
— Hey – vuelve a musitar y esta vez alzo mi mirada hacia él.
Analizándolo, buscando una respuesta descubro que no es el único que está preguntándose que sucede con Steve afuera, todos quieren saberlo.
Estoy tan ida buscando respuestas en los pensamientos de Zayn que no me doy cuenta cuando sus cálidas manos tocan mi rostro, haciéndome pegar un salto de sorpresa, el que calma con unas cuantas palabras que no logro escuchar.
Él está sobre sus rodillas frente a mí, con su rostro preocupado, preguntándose qué me está sucediendo, por qué estoy llorando y lo que más me turba aun, es que a él le importa lo que está sucediendo conmigo. Limpia mis lágrimas con dulzura, sin despegar sus ojos de los míos.
La pregunta que quiere hacerme está ahí, en la punta de su lengua, sin embargo, no quiere pronunciarla por temor a que me desestabilice. Estoy por comenzar a protestarle, diciéndole que no soy una enferma mental como para “desestabilizarme” cuando me rodea con sus brazos, abrazándome, dándome su calor.
Me protege con su cuerpo como si alguien me fuese a atacar.
Mi cuerpo estático no reacciona, las lágrimas aun continúan cayendo por mis mejillas y sus brazos siguen alrededor de mí, queriendo demostrarme que está ahí para mí.
Su complejidad me sobrepasa.
— Ella… ella murió – es lo que consigo decir, finalmente – ellos lo hicieron.
El rápido recuerdo dela pérdida de su hermana cruza por su cabeza, su postura se vuelve rígida y sus brazos me abandonan con delicadeza, para posar sus manos sobre mis hombros.
Me mira fijamente, con esos ojos color ámbar, buscando las palabras necesarias para decirme, haciendo caso omiso a que sé todo lo que quiere decirme.
— Ellos pagarán por eso – susurra con severidad, moviéndose rápidamente para abrazarme por segunda vez.
Y no sé por qué razón escucharlo salir de su boca me reconforta de la manera en la que lo hace.
- ;-;:
- Me disculpo por subir esta cosa fea que acaban de leer, pero mi cabeza, sinceramente, no da para más. Imagínense, de los tres o cuatro capítulos que escribí en todo este tiempo, éste es el que más me gustó y, aun así, es malísimo, pero ya no podía tardarme más. Mis disculpas si hay algún error por ahí u.úSigue: Kay c:Cuídense ;-;
Charlie.
Re: Sixteen Devils. {1/2.
¡Charlie! Amé tu capítulo<3 mañana lo comentaré como se debe -junto con el de Deya- porque ya tengo que ir a dormir:c
peralta.
---------
Re: Sixteen Devils. {1/2.
luego hago un comentario decente. djafhjsdkfhks. como sea, kay no ha dado señales de vida por un largo tiempo. así que se pasa turno a la siguiente, que es mily. a esperar por su capítulo y por los comentarios de las demás. ciao.
Kurt.
Re: Sixteen Devils. {1/2.
Cata ya sabe lo demasiado que ame su cap(? porque todo lo que paso fue simplemente demasiado intenso para mi ;-; es que, che, demasiado ;-; Amo como la Raissa se esta llevando con Liam :') y como Zayn es un hermanote con Noah es demasiado bello todo <3 Ademas eso de "encuentranos" y todas esas cosas demasiado raras de los ocho grandes sta comenzando a molestarme en un sentido creepy .______________. son unos animales, ademas D: como pudieron matarla asi? loco, y cuando Zayn llego y y y fue tan hermoso con ella
Deyaaa <3 puedes, am, darme unos dias mas? >_> es que esta semana comienzo los examenes mensuales y eso me quita tiempo :ccc si me esperas, puedo subir; sino pues tendre que hacerlo al final de la ronda.
Las quiero <3 y aparezcanse :ccc
Deyaaa <3 puedes, am, darme unos dias mas? >_> es que esta semana comienzo los examenes mensuales y eso me quita tiempo :ccc si me esperas, puedo subir; sino pues tendre que hacerlo al final de la ronda.
Las quiero <3 y aparezcanse :ccc
hange.
Re: Sixteen Devils. {1/2.
¡VOLVÍ! Si, la que nadie extrañaba volvió. Supongo que alguna, más por un acto de curiosidad, habrá clickeado el link de mi firma (el que redirige a un post de mi tp) en el que anuncio mi ausencia por vacaciones. El tema es que las vacaciones se extendieron hasta principios de Marzo porque casi apenas volver de la costa, me fuí de viaje con unas amigas a Bariloche. Y sí, podría haberme conectado a través de las computadoras del hotel o mi tablet, pero la verdad, entre las excursiones y las salidas hasta tarde, no tuve ni tiempo ni ganas. Además, mis clases comenzaron esta semana y ya estoy hasta el techo de tareas (así es sexto año, supongo). Pero espero que me perdonen, porque nunca fue mi intención dejar así todo abandonado. Y, si están dispuestas, me gustaría subir el capítulo que tendría que haber subido hace semanas.
Invitado
Invitado
Re: Sixteen Devils. {1/2.
si mily no lleva escrito algo, me gustaría no alterar los turnos y que subas, kay.
me alegro de que hayas vuelto, espero que disfrutaras tus vacaciones, y yo sí te extrañé, eh.<3
me alegro de que hayas vuelto, espero que disfrutaras tus vacaciones, y yo sí te extrañé, eh.<3
Kurt.
Re: Sixteen Devils. {1/2.
En realidad si tengo algo escrito(? pero debido a poco tiempo e inspiracion es solo una peque parte y no se alterara (creo) por lo que Kay suba.
KAAAAAYYYYY <3 Me hiciste falta, loco .____. Si, lei tu ppost y fue como que D: D: pero espero que la hayas pasado genial <3 Y bienvenida! (a la cruel realidad de la escuela & las tareas) y espero tu cap <3
KAAAAAYYYYY <3 Me hiciste falta, loco .____. Si, lei tu ppost y fue como que D: D: pero espero que la hayas pasado genial <3 Y bienvenida! (a la cruel realidad de la escuela & las tareas) y espero tu cap <3
hange.
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