Los Mejores Amigos [ Logan Lerman] 2da Parte

- ¡Papa, papa! ¡Mírame! - grite mientras me paraba arriba del gran tobogán.

Mi padre quito su vista de Connor y me sonrío con su dulce sonrisa que tenia para mi todos los días. Me saludo con la mano y yo devolví el gesto. Me senté en el tobogán y me deslice asustada por las curvas largas y rápidas que tomaba el juego. Finalmente baje algo mareada pero feliz, al fin me había animado a tirarme de allí.

- ¡Si! - chillaba Connor mientras aplaudía.

Iba agarrado de la mano de Víctor con su sonrisa que marcaba que dos dientes faltaban y eran justo los del frente. Se veía tan tierno y lindo que cuando llegue le proporcione un abrazo corto y me separe sonriéndole.

- ¿Lo hice bien, Connor? ¿Crees que hice bien? - pregunte entusiasmada.

Mi hermano menor asintió y Víctor me abrazo con fuerza. A pesar de que siempre estaba peleando con mama, era divertido que nos sacara a pasear al parque de diversiones debes en cuando. Sabíamos que no podíamos abusar mucho de su generosidad, no había tanto dinero y debíamos cuidarlo, pero a fin de cuentas estábamos juntos.

Anahí llego con una malteada en sus manos mientras me miraba con desaprobación. Sentí el impulso de insultarla y exigirle su problema, pero no quería arruinar la salida, no iba a darle el gusto de que viera que yo arruinaba todo.

- No se que emocionante tiene tirarte de allí - replico revoleando los ojos - Ni que fuera la gran cosa.

- Pero para mi si lo es - replique molesta, tomando la otra mano de Connor para alejarnos y seguir jugando.

- No peleen - intervino Víctor - Vamos, suban los tres a la vuelta al mundo que será lo ultimo. Mama ya debió hacer la cena.

Connor iba a reprochar de que quería quedarse mas tiempo pero le indique que no lo hiciera, aunque sus cuerdas vocales estaban muy dañadas y sus palabras salían todas distorsionaba, siempre tuve el don de entenderle a la perfección lo que quería decir. Pero con los demás, parecían desesperarse cada vez que hablaba y nadie entendía. Entonces Connor lloraba y yo también. No había nada mas triste que ver llorar a mi hermano.

Al subir a la montaña rusa, mi hermano observo la hermosa ciudad de New York desde arriba, sujeto mi mano con fuerza y le susurre que no había nada que temer. Podíamos ver a Víctor saludándonos con la mano y una dulce sonrisa en su rostro.

- ¿te gusto tu regalo de cumpleaños, hermanito? - le pregunte.

El asintió contento. Ese día Connor cumplía ocho años, yo ya tenia mis nueve y Anahí sus quince años, toda una adolescente irritada por la fascinación de dos niños. No tardo en hablar estupideces como siempre.

- No se que tanto se impresionan - farfullo cruzándose los brazos mi hermana a mayor.

- Es la primera vez que Connor se sube - replique y volví mi vista hacia donde miraba mi hermano.

Una discusión se venia, y no quería que Connor escuchara, así que le indique en lenguaje de señas que se apagara los audífonos nuevos que tenia. El asintió de inmediato sabiendo lo que se venia.

- Si, y por eso ahora están gastando en tontos juegos cuando se necesitan pagar las cuentas, Isabella.

- Mama por fin consiguió trabajo, Anahí. Podemos darnos el lujo de venir al menos una vez al mes al parque - repuse suspirando - Es el cumpleaños de Connor, no lo arruines.

- Ya lo arruinaste tu al convencerlos de que lo traigan aquí - apretó con fuerza los dientes y mirándome de una manera asesina - Luego vendrán los problemas.

- El prometió que dejaría de tomar - susurre, conciente de que Connor escuchaba bien con un oído.

- Sabes que siempre rompe promesas - susurro ella también ateniendo fija la mirada - No importa cuanto se disculpe con mama o con nosotros, siempre es lo mismo.

Deje ahí la discusión, no quería pensar que mi padre volvería a tomar, porque sabíamos lo que se venia después. El tomaba, después se drogaba, y luego golpeaba a mama o a alguna de mis hermanas. A pesar de tener ocho años, sabia a la perfección los vicios que papa tenia desde hace tiempo.

Una vez que bajamos, observe a mi padre con una lata de cerveza en sus manos mientras la vaciaba. Anahí me dirigió su mirada de "te lo dije" pero solo pensé en ese momento que una pequeña porción de cerveza no le haría mal.


Cuatro horas después.

Acaricie el pelo de Connor mientras el dormía placidamente sobre mi regazo. Rogué porque no se despertara en ningún momento, a pesar de los gritos que todas mis hermanas largaban para que Víctor dejara de golpear a Gladys. Cerré mis ojos con fuerza pensando en las palabras de Anahí. Me sentí tonta al contradecirla cuando ella tenia toda la razón del mundo por desconfiar de nuestro padre. El que en ese momento estaba golpeando a mi mama en su borrachera.

Estábamos escondidos en el armario como Grace nos había pedido tantas veces que nos quedáramos allí sin hacer ruido. Pero un grito me saco de allí, y fue el de Grace pidiendo que parase de pegarle.

Las lagrimas caían de mi rostro haciendo que todo se nublase. La desesperación y el miedo junto con la impotencia me embargaron tan fuerte que ya no lo resistí. Cerré la puerta del placard dejado a Connor dormido, era su cumpleaños y estas cosas pasaban. Nunca pasaba nada bien en esta familia.

Llegue corriendo al comedor donde efectivamente veía a mi padre golpear a Grace mientras que mama estaba inconciente en otra parte. No sabia como pararle, gritaba que la soltara pero el no hacia caso a mis suplicas. ¿Como un vicio podía convertir a un hombre tan amable en aquello?

Pensé en la navaja que siempre tenia Georgiana en su cajón, la usaba para añadirle unos toques a sus prendas. Corrí de nuevo hacia la habitación para sacarla.

Una vez que estuve ante el problema, no sabia que demonios hacer con ella. No podía atacar a mi padre, no podía amenazarlo con atacarlo, así que hice lo que nunca creí hacer.

- ¡Isabella! ¡¿Que estas haciendo?! - grito Annie llamando la atención de todos, incluso de mi padre.

Pero ya era demasiado tarde para detenerme, de mis brazos salían sangre de los cuatro tajes que hice en mi brazo. Me había cortado y sentía el dulce dolor en mis brazos, y extrañamente, eso me gustaba.

Víctor dejo de golpear a Grace y quedo petrificado en donde estaba, temblando y derramando lagrimas. Dio un paso y yo también di uno para atrás.

- ¡No te acerques!- grite con la voz ahogada. El no me hizo caso y dio dos mas - ¡Que no te acerques! - grite de nuevo y un tajo hice en mi brazo - Si das un paso mas, volveré a cortarme e incluso peor. - Le jure poniendo la punta de la navaja en donde estaban mis venas.

Víctor retrocedió unos pasos y quedo allí, petrificado sin saber que hacer. Se escucho un llanto, y de inmediato, Anahí corrió hacia donde se encontraba Connor. No pude descifrar lo que su mirada me transmitía, pero era una mezcla de impresión y de admiración.
Grace se levanto con dificultad y abrazo con fuerza a Annie quien estaba un mar de lagrimas, mientras Georgiana ayudaba a mama a levantarse. Pero mi madre solo grito y lloro aun mas por lo que había pasado. Abrazo con fuerza a mi hermana.

- Vete - susurre a mi padre - ¡Lárgate! ¡O serás culpable de que alguien muera a qui por tu culpa! - grite derramando mas lagrimas.
Víctor, aun impresionado, asintió levemente y se marcho, cerrando de un portazo la puerta. De inmediato Annie le puso seguro a la puerta para que nadie entrase. Se escuchaban mas gritos desesperados de Connor, pero aun no me podía mover para ir a ayudarlo, no podía despegar mis pies del suelo, y con el estado en que me encontraba, no quería que el me viese.

Mama corrió a abrazarme con fuerza mientras lloraba en mi hombro con la desesperación incrustado en ella. Su bello rostro estaba ensangrentado y con moretones en su rostro. Apostaría a que había mas de ellos en todo su cuerpo.

- ¡Hay que llevarla a la clínica! - grito Georgia reaccionando antes que todos

De inmediato Grace saco unas vendas de un cajón y comenzó a vendarme los brazos mientras aun lloraba. Su pelo estaba alborotado y tenia un ojo negro, mientras que su nariz estaba rota. Con lo hermosa que era ella, con lo buena y dulce que era ¿Por que le ocurría esto a ella? ¿Por que esto a nosotras?

- No tenias que hacerlo - negó con la cabeza una y otra vez - estas sangrando mucho, Isabella. ¡Pudiste haberte matado!

- Me siento mareada - susurre mientras todo se empezaba a nublar.

- ¡No cierres los ojos, hija! - chillaba desesperada mi madre.

Pero no escuche mas, porque todo a mi alrededor se volvió negro y lejano. Por mas que quisiera contestar los gritos de mis hermanas y de mi madre, no podía. Incluso escuchaba los gritos de Connor, el que menos quería que viese esto el día de su cumpleaños.


Al fin de cuentas, Anahí tenia razón. Yo siempre arruinaba todo