In love with a ghost { One direction

ZaynGirl.

Capitulo 006

Giró de nuevo sobre su cama y con su almohada tapó su cara con mucha fuerza. El sonido taladraba en sus oídos tan fuerte que creía que su cabeza estallaría en cualquier momento. Odiaba vivir justo al lado de la descerebrada zorra de Polly, la música estaba demasiado alta y ya eran pasadas las 12pm; dio un suspiro y se levantó de su cama, el problema no era si ella dormía o no, el problema sería su madre; agarro las gafas en su mesa de noche y camino hacia la habitación de su madre en puntillas, abrió unos pocos centímetros la puerta. Su madre dormía tan calmada que no parecía que hubiera una desordenada fiesta adolescente a unos pocos metros. Después de todo era algo positivo de su enfermedad ya que después de cada ataque su madre dormía horas enteras y no había nada que la despertara. Cerró la puerta y se dispuso a ir a su habitación de nuevo al menos a dar vueltas en su cama hasta que la música terminara.  Pero no llego a la mitad del pasillo cuando el timbre sonó, bufo molesta, de seguro alguien vendría a pedir su baño prestado, no era la primera vez. Bajo las escaleras lentamente y paso por el espejo que había en la sala de estar, su mirada se fijó en su desabrida pijama y su cabello desordenado, subió las gafas en el puente de su nariz y suspiro. Que fracasada era. Pues sería la única que no estaba en la casa de al lado.
Alguien empezó a golpear la puerta de manera repetitiva, por dios que tan desesperados estaban. Fue a la puerta y vio por el ojo de la puerta.

—¿Liam?— susurro confundida. El aspecto del castaño no era nada agradable. Abrió sin ni siquiera pensarlo y lo observo frente a ella, con un fuerte olor a alcohol y cigarrillo.
De seguro venía de la fiesta y había confundido su casa, pensó de inmediato Vanessa. De hecho sería lo más obvio ya que así era el orden de las tres casas, empezaba la casa de Liam a su lado la de Vanessa y luego la de Polly.
Liam la observo y sonrió con torpeza, ni siquiera podía con ello.

—Liam tu casa es la siguiente— dijo Vanessa evitando ser dulce.
—Lo se— río para si mismo —Quería verte a ti— arrastraba las palabras estúpidamente —Quiero... pe-pedirte disculpaas— apenas si había entendido la última palabra, además del horrible aroma a vodka que expulsaba su boca cada vez que la abría.
—Liam mañana hablamos ¿Quieres? Estas borracho— otra vez, pues el chico allí en frente tenía un grave problema de  alcoholemia; Vanessa se dispuso a cerrar la puerta lentamente cansada de tener que soportarle tantas veces en ese estado pero Liam la empujo sin previo aviso dándole un buen susto.
—No me iré si no me escuchas— la voz de Liam aún torpe tomo un tono oscuro.
—Liam vete— dijo Vanessa en voz baja, nunca fue buena para mantener la mirada con las personas.
—¡No me iré!— grito Liam molesto, la agarro de los hombros y la atrajo a el —Vas a escucharme ¿si?— la bipolaridad de Liam lograba desconcertar, pues la voz de lo último era tan cariñosa que podía confundirse con amorosa.
—Te llevare a casa no estas bien— dijo Vanessa sería y se zafo como pudo de su agarre, estiro la mano para alcanzar el abrigo de su madre, que solía estar colgado en el perchero justo a un lado de la puerta, se lo coloco sobre la vieja pijama y así con sus viejas pantuflas color rosa salió agarrando por un brazo a Liam, quien no se resistía, no sin antes agarrar sus llaves y su celular que aún tenía envueltos los audífonos a su alrededor, cerró con seguro la puerta de su casa. Caminaron en silencio hasta la casa de Liam, ya en la puerta Vanessa busco la llave escondida bajo el tapete de entrada, abrió la puerta y subió a Liam hasta su habitación sentandolo en su amplia cama.

—Cámbiate y duérmete Liam— le ordeñó la castaña —Ya has bebido mucho por hoy— Vanessa se disponía a salir pero él se levantó rápido y la agarro por la muñeca.
—Te quiero— soltó de golpe, Vanessa sonrió de medio lado, pues siempre había querido que aquellas palabras salieran de la boca del castaño, pero no de esa manera, pues lo más seguro es que para mañana el ya las hubiese olvidado.
—También te quiero Liam— susurro ella con dolor en la palabras, salió de allí y cerró la puerta de su habitación, bajo con delicadeza para que el señor Payne no la oyera, finalmente atravesó el umbral de la puerta y se dispuso a ir de nuevo a su casa, pero ya en la acera vio la fuerte luz y oyó las risas de la casa al otro lado de la suya, dejo escapar un fuerte suspiro por sus labios; sería una pérdida de tiempo ir allí
sabiendo que no dormiría ni un segundo. Mentalmente agradeció por haber sacado su celular con sus audífonos y los puso en sus oídos encendiendo en tono alto la melodía de Just Another Girl de The Killers; pensaba ir hasta el parque y volver, no esperaba que cuando volviera la fiesta acabara, pero al menos mataba el tiempo; jamás había hecho cosa así pero siempre hay una primera vez.


El parque quedaba hasta el fondo y ya iba cansada además que se había acaso la batería de su celular y por consiguiente la música se había detenido; iba a disponerme a volver a su hogar, cantando el coro cuando al fondo de la calle oyo el susurro de un sollozo, la curiosidad gano y camino hacia de donde supuso provenía el sollozo, el parque.
Al final de la calle había un antiguo parque lleno de árboles grandes y bancas de piedra; el viento soplaba con fuerza asiendo que las ramas chocara y algunas hojas secas se despegaran y volaran por el lugar, había una completa calma en aquel lugar. Obviamente estaría vacío pues era casi de madrugada, mentalmente vanessa agradeció estar en un recito cerrado de casas privadas, porque en casi contrario de estar en un barrio común no sería capaz de salir sola ni a la esquina.
El viento fuerte hizo que algunos culombios rechinarán el metal al moverse de lado a lado.
De nuevo escucho.  aquel sollozo

—Hola!—grito, pero nadie respondió —¿Donde estas?— pregunto, teniendo certeza esta vez que había alguien llorando en ese parque; de repente vio a un chico sentado en una banca, apoyaba sus codos en sus rodillas y su cabeza estaba escondida entre sus brazos, tenía algo en su mano derecha y a su lado había una botella de whisky. Era de cabello negro azabache y por lo que ella podía ver el chico era moreno y llevaba una ropa del ejército de la Primera Guerra Mundial, Vanessa lo sabía pues tenía preferencia por el estudio de esa época. Con cautela camino hacia el.

—Te encuentras bien?— le pregunto casi gritando ya que estaba casi al otro lado del parque, pero no respondió ni siquiera se inmuto.
El chico sollozo y agarro la botella de whisky con su mano izquierda, le dio un gran trago y levantó su mano derecha, en aquel momento fue cuando Vanessa  noto que lo que llevaba en aquella mano era un arma y de inmediato supuso las intensiones que tenía. Coloco el arma en su boca con manos temblorosas y los ojos de la castaña se abrieron enormemente, su corazón dio un brinco de temor.

—¡No espera! ¡Detente!- grito y empezó a correr hacia el, pero estaba demasiado lejos para llegar a tiempo, el chico sollozo una vez más, y cuando ella estaba a sólo  dos metros de el se oyó como el gatillo era oprimido y el fuerte estallido del balazo.
—Ah!— grito Vanessa horroriza y sin pensarlo se tapo lo ojos asustada de lo que pasaba frente a ella.

Estaba temblando y hasta sus ojos se había cristalizado. Su respiración se aceleró. No era capaz de bajar sus manos de sus ojos, pues sabía perfectamente que era lo que le esperaba en aquella banca de piedra. Se maldijo mentalmente por tomar la estúpida decisión de caminar a media noche por la calle.
Dio un fuerte suspiro y bajo lentamente las manos, pero aún tenía sus ojos cerrados con fuerza, soltó otro fuerte suspiro y abro un ojo, pero no había nada, confundida abrí el otro y nada.
Si, nada, el lugar estaba intacto, ni un rastro de sangre, ni alcohol ni el chico de cabello azabache; todo estaba como si nada hubiese pasado. Vanessa no estaba loca y sabía perfectamente lo que había visto.
Dio una vuelta completa sobre su lugar y nada, nada había pasado. El parque seguía intacto. Aún así sintió la presencia de algo allí.

—Bis!— llamo alguien a su oído y se giró rápido pero nada —Bis!— volvió a sonar a sus espaldas y giró con total rapiñe, pero nada, no había nada allí.
—¿Quien esta hay?— dijo con temor en su voz, pero se sintió algo estúpida ya que el parque estaba completamente vacío
—Vane— oyó  alguien llamarle.
Busco el rastro de la voz, la cual provino de entre los árboles, donde  apareció una sombra varonil, la cual caminaba hacia ella con lentitud, la poca luz le permitió ver de nuevo su cabello azabache y unos oscuros ojos miel. El hecho de verle allí vivo, después de presenciar su propio suicido la hizo retroceder por inercia, asustada, eso no era posible pues el se había disparado, frente a sus propios ojos.  
Los pulmones de la chica se descontrolaron y sintió que algo se atoraba en su garganta.
Hasta que ¡bang!.
El sonido de su celular le dio el peor susto de su vida, bajo mirada para buscarlo y cuando lo encontró levanto la mirada con temor pero ya no había nada y hasta parecía que había más un poco de más luz en el lugar. Dejo de sentir aquella presencia e incluso el susto se había esfumado.
Con manos temblorosas y aún repasando el lugar con sus ojos de manera rápida, atendió la llamada.

—¿Hola?—  hablo con voz temblorosa
—Vane ven por favor tenemos que hablar—
—Liam ya te dije que hoy no— colgó sin esperar respuesta. Fue entonces cuando cayo en cuanta qu se suponía su celular ya no tenía batería; pero aún así allí estaba es sus manos y con toda la carga, era imposible; sin siquiera pensarlo dos veces corrió a su casa, optando por borrar aquella experiencia de su memoria.

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ZaynGirl.

Capitulo 007

Rita se levantó y ni siquiera había amanecido, no estaba segura de cómo había llegado a su casa después de la fiesta, su cabeza aun daba vueltas y todo era muy confuso. Apenas  recordaba que en el retorno a su hogar había visto a aquel chico de ojos verdes que era sumamente irreal.

Eran las cinco de la madrugada según el reloj de su celular, apartó las cobijas de su cuerpo y corrió, literalmente, al baño. Había bebido mucho, y eso, además de un dolor de cabeza al día siguiente provocaba que pasara la noche en vela porque el baño le llamaba cada dos por tres. Cuando volvía a su habitación, sintió un ruido en el cuarto de sus padres, lo cual era extraño porque ellos habían salido. La puerta estaba entreabierta y una luz blanca muy fuerte se divisaba tras ella.

Rita se encontraba apenas a dos pasos de ésta cuando sintió un golpe tras ella. Saltó del susto y su corazón se aceleró de inmediato, volteó como acto reflejo y ahora, la luz de su cuarto estaba encendida. Ella estaba segura que no la había encendido en ningún momento, había ido al baño a oscuras, conocía de memoria el trayecto.

Rita no era del tipo de chicas que se asustan fácilmente, pero estaba sola en su casa, con una resaca tremenda, en medio de una fría madrugada y las luces de la casa se encendían sin razón aparente.
 
—Rita... —Esa voz otra vez pronunciando su nombre, esa voz ronca, suave, pero la cual le causaba escalofríos.
— ¿Tú otra vez? ¿Qué haces en mi casa? ¡Vete! —El cuerpo de la joven se tensó por completo, tomó con sus manos un jarrón que adornaba la mesa del pasillo, no era un arma letal pero no había duda de que no era la única en esa casa y de alguna manera debía afrontar la situación— ¿Quién eres? ¿Qué quieres? —Estaba comenzando a desesperarse cuando de golpe, la oscuridad se hizo presente y el terror se apoderó de ella, quien dejó caer el jarrón al piso.

Corrió hacia su cuarto golpeándose con algunos objetos al pasar, entró y cerró la puerta de golpe para luego meterse en el armario. No supo porque lo hizo, estaba asustada y temía que le hiciera daño, no escuchaba ni veía nada, oscuridad absoluta, hasta que de pronto sintió la puerta de calle, ese chillido único interrumpió el escalofriante silencio. Pudo sentir pasos escaleras arriba ¿Cómo era eso posible? ¿Había más de una persona allí? Hacía tan solo unos minutos atrás la voz de aquel chico se había escuchado a centímetros de ella y ahora alguien subía las escaleras ¿Y si eran sus padres? ¿Y si ese loco psicópata quería hacerles daño? — ¡Mamá! — Gritó con todas sus fuerzas y las puertas del armario se abrieron, justo entonces lo vio; Era el mismo chico que se había cruzado en la calle ¿Qué demonios hacía parado en su habitación? Se sentía tan débil y vulnerable, creía haber olvidado ese sentimiento desde que salió del orfanato donde vivió los primeros años de su vida, pero ahora, otra vez esa sensación horrible se adueñaba de la pobre Rita.

Las manos del chico estaban a sus lados y no tenía nada en ellas ¿Qué clase de asesino o ladrón no lleva ningún tipo de arma? Pensó.
Debía huir, por lo cual lo empujó fuertemente pero para su sorpresa, sus manos traspasaron el cuerpo del chico y cayó al piso de rodillas.
Cuando miró hacia arriba, estaba nuevamente sola en la habitación.
Sus ojos se abrieron de par en par empezando a derramar lagrimas, aquello no tenía explicación lógica y ella lo sabía ¿Acaso estaba volviéndose loca?
 
—Rita... — La voz venía desde afuera de la habitación. Se levantó despacio sin dejar de mirar hacia la puerta y despacio también caminó en esa dirección.
— ¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí? — Reiteró cuando vio aquella silueta masculina nuevamente frente a ella helándole la piel. — ¿Porque no hablas? ¡Di algo! —Gritó con desesperación, llena de  impotencia y miedo, había un desconocido frente a ella y lo había atravesado ¡Eso no era posible!
—Soy Harry —Dijo con el mismo tono de voz, los ojos verdes del chico hipnotizaban a la muchacha que no dejaba de temblar pero extrañamente, haber sentido su nombre le había dado cierta tranquilidad, al menos no estaba loca, al menos hablaba con alguien.
— ¿Qué quieres? —Su respiración se había agitado entre la mezcla de emociones, sentía sus piernas flojas y las lagrimas correrle por las mejillas.
—A ti —Estiró su mano esperando que la chica la tomara, ella solo negó con la cabeza— No voy a hacerte daño vienes conmigo.
— ¿A dónde? —Preguntó desorientada.
—Dame la mano y lo entenderás —Él seguía con su mano extendida y ella lo miraba fijamente a los ojos. Estaban llenos de tristeza, soledad y rencor ¿Acaso estaba viendo a un fantasma? No supo por qué, pero accedió a darle su mano, estaba temblorosa y sudada.
Lo extraño fue que a diferencia de cuando quiso empujarlo, y tal como le había pasado cuando lo chocó en la calle, ahora pudo sentir como si estuviese tocando la mano de otra persona, como si Harry estuviese allí realmente
—Cierra tus ojos —Pidió él.
Rita dudó pero hizo lo que el pidió y de repente dejó de sentir su mano por lo que abrió los ojos. Para su sorpresa no estaba en su casa, sino afuera, en una calle desierta en medio de la noche, con una lluvia intensa que caía sin cesar.
 
— ¿Harry? — Preguntó viendo a su alrededor pero no había nada más que campo y una mansión a lo lejos. — ¡Harry! — Gritó ahora asustada y más confundida que antes.
De repente, vio a una chica correr hacia ella por lo que se apartó de inmediato pero pareció como si aquella joven ni siquiera la hubiese visto ya que ignoró su presencia por más que pasó a centímetros de Rita. Momentos después, Harry pasó corriendo descalzo tras ella.
Rita pudo ver como ambos llevaban ropa de dormir pero realmente parecía que de eso hicieron muchos años, era como si estuviese en el pasado, como si aquello fuera una escena de una antigua película.
 
—Amalia... — Exclamó él exhausto luego de perseguirla hasta alcanzarla.
— ¡Harry! Esto está mal, muy mal y lo sabes —Gritó la joven.
Cruzaron más palabras las cuales Rita no llegó a escuchar porque se distrajo al ver a dos hombres vestidos de negro acercarse a ellos bajo la lluvia.
Después de eso, todo fue muy confuso; uno de ellos sacó un arma y le disparó a Harry. Rita quedó inmóvil por un momento viendo como los dos se llevaban a la chica y ahora si se acercó al cuerpo del joven que yacía en el suelo.
 
—Harry ¿Que es todo esto? —Lo sacudió con fuerza por los hombros pero fue en vano, él ya no respiraba. Se levantó y corrió tras los sujetos de negro quienes se habían llevado a la chica. Corrió y corrió sin cansarse hasta que sintió gritos desgarradores en un lugar que aparentaba ser un viejo galpón de una estancia. Entró rápidamente en aquel lugar y presenció cómo el mismo sujeto que había disparado el gatillo matando a Harry hacía lo mismo con Amalia, quien quedó tirada sobre una mesa y los dos se fueron sin más.

No supo qué pasó luego de eso, ya que todo se tornó oscuro una vez más.

— ¡Rita! Rita hija ¿Qué pasó? ¿Estás bien? —Sentí la voz desesperada de mi madre y al abrir los ojos pude verla frente a mí.
— ¿Mamá? —Sentía un fuerte dolor de cabeza y una enorme confusión.
—Amor casi nos matas del susto —Miré a mi derecha y allí se encontraba papá sosteniendo mi mano.
—Rita ¿Qué paso anoche? —Preguntó el a lo que negué, ni yo sabía que había pasado, pero me acababa de dar cuenta que era de día y que estaba tirada en el suelo, justo frente a mi habitación.

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