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Double Rainbow
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Double Rainbow
solo hay lugar para bunny y uriah, lo sientomarkott. escribió:Teph, piensa en Emily y URIAH PLS
peralta.
---------
Re: Double Rainbow
- Hola:3:
- Chicaaas aquí dejo el capítulo más largo de toda mi vida ;-; no sé que me dio, pero es que en lo que es Melany, Abby y Uriah, me pueden mucho ;-; eeeen fin, espero haber cumplido con los intereses (?
me gusta es palabraand UriahxBunny UriahxEmily me puede ;-; eso.
Sigue: Depper.
P.D. Ems matame, tienes el derecho a hacerlo. ;-;
Lo mejor de ser alguien casi marginado de la sociedad, era que no tenía nada que hacer o decir por esas personas que se obligaba a ignorar, por lo que su tiempo se resumía a ser consumido todo el día bebiendo en bares o yendo de un lado a otro sin saber realmente que hacer. Algo que hacía rabiar a su padre y con eso, sí que se sentía mejor.
No el hacerlo enojar, porque la rabia de su padre siempre se caracterizaba por dejarlo sin fondos en la cuenta de banco hasta que se sentía culpable y la rellenaba; sino porque sentía que estaba siendo diferente a lo que su madre hizo y le sigue teniendo ese rencor.
Sentía esa horrible necesidad de ser diferente a sus padres, pasara lo que pasara, y el hacer enojar a su padre, salirse de sus estándares e intentar seguir su "modo de vida" - si se le puede llamar así - era una pequeña victoria para Uriah. Aunque bueno, estaba el asunto de que siempre le quería buscar una esposa aunque había millones de veces que le decía que no lo hiciera, eso también lo sacaba de quicio, tanto a él como a su padre.
- Dime Uriah, ¿Cuándo la vas a volver a ver? - pregunto el señor con cara de aburrimiento, revisando sin cesar algunos papeles de su escritorio.
- Para empezar, querido padre - imito un tono británico haciendo que el señor Clare hiciera una mueca de desesperación - ni si quiera me dio su teléfono, entonces tengo la detestable noticia de que no puedo ni ponerme en contacto con ella.
Su padre levantó la vista, viendo con desaprobación a su hijo, que solo hacía su horrible acento - que en realidad ni si quiera le quedaba - para hacerlo rabiar, y en segunda, porque había puesto los pies en su escritorio y estaba recostado en la silla que le dio para sentarse. El pobre señor tomo aire y contó mentalmente hasta diez, esperando relajarse.
- Y para terminar - sonrió con amargura - baja los pies del escritorio, los padres de…
- Le decían Bunny - comento Uriah distraído mientras veía sus uñas con aburrimiento.
- Tendré una charla de negocios con ellos, aunque me invitaron a una cena- siguió diciendo atentamente a las reacciones explosivas de Uriah - también me dieron invitación para ti…
- ¿Qué?
- Como lo escuchaste, te quiero preparado el viernes a las seis de la tarde en tu departamento, pasaré a recogerte - volvió la vista a sus documentos y siguió en lo suyo - y por última vez, baja los zapatos de mi escritorio.
Uriah los bajo de golpe y se levantó de la misma manera, camino hacia la puerta del despacho de su padre y se fue de ella azotándola, demasiado tenía en la cabeza como para ir a la cena esa de su padre. En realidad, no quería ir, ni hoy ni el viernes, y no era porque Bunny le desagradara, sino porque su intuición le decía que iba a terminar mal de una u otra manera y eso, es lo que tanto tenía miedo.
Llego al bar más cercano y se sentó para tomar algunas copas, esperando que con eso la sensación de contradicción, culpa y enfado se fuera de su cuerpo, pero al parecer, no estaba sucediendo nada de lo que quería. Y en el fondo, sabía que no iba a ser posible lograr su objetivo, por más que lo deseara.
La vida en muchas ocasiones suele ser muy irónica, en otras un tanto distinta a lo que pensamos que puede suceder, había demasiados ejemplos que ella podía utilizar para estar a mano con el destino en cuestión. Odiaba y quería a muchas personas, bueno, más odiaba que quería y eso, aunque Melany le dijera que estaba bien, no se sentía de esa manera.
La lista era demasiado extensa y se sorprendió pensar que también podía odiar a aquel castaño de su secundaria cuando le aplasto el dedo con su casillero, aunque sus intenciones eran pedirle una cita, digamos que eso no termino bien después.
- ¿Tú debes de ser Abbigail? - pregunto alguien en tono coqueto cerca de ella, al levantar la mirada enfadada porque habían interrumpido sus pensamientos "profundos" y su recuento de personas que odiaba.
- En primera - comenzó fulminándolo con la mirada - ya sabías que yo era Abbigail, y no tiene lógica que llegues diciendo eso; en segunda, odio que me digan mi nombre completo, me hace sentir vieja; y en tercera, si vienes a coquetear más te vale dar vuelta e irte.
- Oye tranquila - dijo el muchacho con sorpresa, levantando las manos, como gesto pasivo - solo quería saludar - replico un tanto ofendido, aunque la sonrisa en su rostro decía todo lo contrario.
- Bien, estoy a punto de irme por mi turno, habla rápido o me temo que me tendré que ir - sonrió con suficiencia cuando él bajo las manos y se sentó en la silla que estaba al frente de su escritorio.
- Mi nombre es Jared y soy de los del piso de arriba - se presentó como si fuera lo más obvio, Abby por una misteriosa razón se soltó riendo como una desquiciada.
- ¿Con que tú eres Jared? - seguía riéndose y Jared no entendía ni la mitad de lo que estaba pasando - créeme amigo, en este piso el noventa y cinco por ciento de las chicas han tenido aunque sea una fantasía contigo - se recargo en su silla y sonrió al ver la cara de espanto de Jared.
- ¿Tú también? - pregunto con una mueca.
- ¡Claro que no! - chillo horrorizada - por suerte, yo cuento en ese cinco por ciento - chasqueo los dedos - además, te acabo de conocer, no me digas que puedo tener una fantasía con alguien que no he conocido.
Jared sonrió de lado, lo que Abby identifico como un signo de coquetería, "Oh no amigo, te equivocas muy mal conmigo". Sonrió a medias mientras revisaba su reloj, rogando por todo lo sagrado y por haber que se acabaran los veinte minutos que la retenían aun en su oficina, aunque estaba contrariada por querer quedarse y saber un poco más de Jared.
- ¿Qué tanto piensa esa mente criminal? - pregunto Jared a la vez que se cruzaba de brazos sin dejar de sonreír.
- Nada que valga la pena decir, y para decirte la verdad, solo estaba pensando que faltan diez minutos para acabar mi turno.
- Según mi experiencia, el turno de la mañana se va en veinte no en diez, pequeña tramposa - Abby solo atino a quedarse callada y ponerse roja como tomate.
- Tengo bastantes cosas que hacer - repuso intentando recobrar la compostura.
Tenía que seguir al maestro durante media hora rogándole para volver a presentar el dichoso examen, y eso iba a agotar su ya acabada paciencia, y no es por decir mucho, pero ese maestro, ya estaba en la lista negra de Abby, ¿Cuánto le costaba entender que fue una emergencia?
- Es más - hablo su acompañante, de pronto se sintió la peor persona de no recordar que Jared aún estaba enfrente de ella - te dejaré salir los diez minutos antes para que veas mi generosidad, nadie sabrá nada.
- Vaya generosidad, diez minutos - se burló ladeando la cabeza - de todos modos, ya me tengo que ir - se levantó de la silla y se colgó el bolso que llevaba a la universidad - un gusto conocerte, Jared, alias presa de fantasías sexuales del noventa y cinco por ciento de mujeres - sonrió con malicia viendo como el chico palidecía al ver a una señora de sesenta años guiñarle el ojo, Abby no pudo contener la carcajada que había guardado.
- Un gusto, Abby del cinco por ciento - ambos sonrieron y cada quien tomo su camino.
Abby salió del edificio tratando de encontrar una canción que mejorara su mal humor, aunque después de todo Jared lo había mejorado ligeramente, y eso era bastante difícil, algo que solo Melany y sus parientes podían lograr. Camino por las calles pensando en las cosas que estaban sucediendo a menudo en el campus, por primera vez se dio cuenta de que las cosas estaban mejorando y empeorando para otros. Eso era algo tanto positivo como negativo en la vida universitaria de cada quien.
Se encamino a la clase caminando con una increíble rapidez, además de siempre tener puestos los audífonos a todo volumen, a veces le desagradaban los cotilleos que hay entre las personas, tanto era el volumen que hasta que llego a clase y se los quito, no se había percatado de que el castaño de Killian le había estado gritando calles atrás, lo que en cierto punto le dio una risa enorme.
Ver a Killian sudoroso e intentando recobrar el aliento perdido por la carrera no era algo muy común, por lo que sonrió al ver como la mataba con la mirada, como diciéndole "te odio por hacerme correr".
- Vamos, Killian, dame las gracias por ponerte a correr, aunque solo fueran unos metros - sonrió aún más cuando este hizo una mueca sarcástica - estás perdiendo condición, es decir, unos pasillos y estas así - lo señalo y vio como el chico abría los ojos con sorpresa y molestia mezclados.
- ¿Unos cuantos pasillos? - un poco más alto y hubiera gritado - te vengo persiguiendo desde que saliste del trabajo, lo que eso nos dice que fueron cuadras, no pasillos - se quejó enderezándose, Killian fácilmente le sacaba cabeza y media de altura.
- Da lo mismo - hizo una seña con la mano y siguió caminando - esto de ser padre te ha dejado sin condición - alcanzo a ver de reojo como Killian sonreía.
- Ni que lo digas - acepto caminando al lado de su rara amiga.
Si pensarás algo en lo que poder gastar parte de tus ahorros al llegar a un nuevo lugar, seguramente pensarías en ahorrarlo o en gastarlo moderadamente para no quedarte sin fondos en menos de lo que tenías planeado. Pero claro, las cosas en esta ocasión eran muy diferentes, Douglas era diferente.
La fila avanzaba medianamente o más bien, de la manera más lenta que podía, haciendo que Douglas sintiera que iba a morir esperando en ese sitio. Las entradas para su banda favorita estaban agotándose a cada paso y eso lo desesperaba más de lo que deseaba.
— ¿Sabes qué hora es? – pregunto una chica atrás de él, se giró sobre sus talones y volteo a verla.
— Por desgracia no – se rasco la nuca con un poco de confusión – deje el celular en casa, pensé que no iba a tardar tanto.
— Te entiendo – se encogió de hombros mientras sonreía – creo que llegaré tarde a un compromiso.
— Douglas – sonrió de vuelta, ella se confundió un poco y luego se recompuso.
— Aurora – contesto.
La fila siguió avanzando mientras los dos seguían compartiendo anécdotas y algunas cosas sobre el concierto que esperaban, con un poco de suerte, les tocara una entrada.
Douglas fue el primero en llegar a la taquilla a comprar, pidió dos boletos y al girarse para ver a Aurora, la saco de la fila tomándola del brazo.
— ¿Qué te pasa? – grito desesperada al ver que había perdido su lugar – ya me tocaba y posiblemente no vaya a…
Detuvo sus quejas de manera rápida al ver que Douglas le dejaba un boleto en la mano, ella levanto la mirada incrédula, topándose con la extraña sonrisa del chico.
— Te veo el día de – y dicho esto, se giró y camino calle abajo, dejando a una chica bastante confundida, pero con un boleto en mano para una de sus bandas favoritas.
Definitivamente, Douglas no era alguien que guardara sus ahorros para después, pero estaba seguro, que aquello valía la pena.
Dos horas después de ruegos, peticiones, pestañas bonitas, promesas de llevarle chocolates y mil y un cosas más, el maestro acepto aplicar el examen a Abby, el cual no le tardo ni dos horas realizar, si, tanto para eso, aunque todo dependía de ese examen, valía más de la mitad de la calificación.
Salió a paso rápido del edificio y freno en seco al ver a Killian recargado en la pared del lugar. Se enderezo y camino hasta donde había llegado Abby.
- ¿Cómo te fue? - pregunto mientras ambos caminaban hacia el departamento de la chica.
- Bien - se encogió de hombros restándole importancia.
- Por cierto, te quería preguntar ¿Si…?
- ¿Abby? - estaba a punto de escuchar a Killian cuando una voz tremendamente familiar le llego de su costado.
Al voltear se encontró con la sonrisa de lado de su primo Douglas, comenzó a recordar de poco a poco hasta que sus pies se vieron caminando hacia él para darle un fuerte abrazo, se separaron levemente pero volvieron a abrazarse en menos de un segundo.
Cuando termino su raro abrazo Abby metió sus manos a los bolsillos y sonrió como niña pequeña, recordaba de muchos años atrás a Douglas, cuando su padre la obligaba, literalmente, a ir a casa de los Haddock, la única familia que a Abby le quedaba, después de todo, la hermana de su padre siempre fue muy hogareña, aunque Abby ansiaba las pequeñas vacaciones que pasaba en ese lugar, prefería el clima y el ambiente de Canadá.
- ¿Qué haces aquí? - pregunto con sorpresa.
- Hace unas semanas me acabo de mudar - Douglas se encogió de hombros aun sonriendo - ¿Y tú?
- Bueno, creí que era momento de una pequeña independencia de mi padre - vio de reojo a Killian que se encontraba un poco incómodo y Abby se dio una palmada en la cabeza por olvidar momentáneamente a su amigo - Killian, tú me ibas a…
- No te preocupes, me tengo que ir. Te marco luego - corto antes de cualquier cosa y se fue caminando solo por el sendero que lleva al estacionamiento, Abby se recordó a si misma llamarle más tarde cuando fuera a su departamento.
- Señorita - giro sobre sus talones y se volvió a su rubio primo - Tiene mucho que decirme.
Fueron a un restaurante y cada quien dejo llevarse por sus penas, aunque lo más irónico fue que después de todo ambos sufrían por un amor no correspondido, Abby le relato poco sobre Jason y Douglas sobre una tal Giselle, y finalmente se dieron cuenta de que las cosas entre ambos, pueden ser muy parecidas.
Se encaminaron a su departamento aun hablando, aunque esta vez sobre las perspectivas que deseaban para su futuro, escucho como el rubio quería establecerse en Chicago y encontrar empleo en un despacho jurídico, Abby por su parte comento su intención de terminar la universidad y posiblemente, si no encontraba algo que la retuviera, irse a Nueva York con Melany, quien tenía planes parecidos para su futuro, establecerse en esa ciudad y conseguir un empleo para sostener un buen departamento que ambas pudieran compartir. Ese era su plan por el momento.
- Así que mientras vivo en la residencia de la universidad - termino Abby mientras buscaba sus llaves en sus bolsillos - Melany vive en otro aparte, ya que según ella, vivir en la universidad es más deprimente que el libro de "Bajo la misma estrella" - hizo comillas aéreas mientras veía la cara de confusión de Douglas - no conoces ese libro verdad - el muchacho negó lentamente con la cabeza - veré si encuentro mi libro - comento abriendo la puerta de su departamento.
Al poner un solo pie dentro quiso echar fuera a Douglas al ver su pobre hogar todo destruido, y vaya que no exageraba, había ropa en todos lados, algunos muebles estaban volcados y sus figurillas de cerámica estaban en el suelo, unas rotas y milagrosamente un par, habían sobrevivido. El gato Michael y su cachorrito Nicholas corrieron a sus piernas y se escondieron detrás de ella, viendo con atención a un incrédulo Douglas.
- ¿Qué mierda…? - comenzó a preguntar pero una Melany en pijama salió de su habitación con una taza de chocolate en sus manos.
- Ese vocabulario - regaño dándole un trago.
- ¿Qué le hiciste a mi pobre departamento? ¿Por qué mis nenes están aterrados? - pregunto atropelladamente, poniendo sus manos en las caderas - O mejor ¿Qué haces en aquí y como entraste? - levanto ambas cejas con duda, viendo severamente a su amiga.
- Lo mío es tuyo y lo tuyo es mío - contesto dejándose caer en el sillón, subiendo sus piernas y mostrando sus pantuflas de perritos, vaya que esa frase se la tomaba muy en serio - además, una planta en la entrada, no es un poco obvio - se encogió de hombros con una sonrisa. Abby estaba a punto de saltarle encima.
- Pero no entiendo porque mi departamento tuvo que ser destruido brutalmente - dejo su bolsa en la mesa de entrada y paso junto a Douglas, quien seguía bastante confundido.
- Tu gato y perro no soportan mi encanto, apenas entre corrieron de un lado a otro - extendió su mano para acariciar a Michael, pero el pobre gato corrió como loco - ahora lo ves.
Abby dejo salir el aire y se concentró en contar hasta diez, comenzó a recoger la ropa del suelo, rogando por el cielo más sagrado que no estuviera su ropa interior a la vista, no quería espantar aún más a Douglas, más de lo que estaba.
- Segura que no es un mal momento - aseguro su primo, haciendo que Melany notara su presencia por primera vez.
- Si, si, dame un segundo - pidió mientras comenzaba a aventar todo a su habitación.
Melany estudio a Douglas de arriba abajo y se sonrojo como un tomate al ver su pijama de ositos morados y las pantuflas de perro triste, cuando se estaba levantando para poder ir a cambiarse, Douglas camino hacia ella con una sonrisa de lado, Abby sonrió en venganza hacia la castaña, ahora sufriría los "encantos de los Haddock".
- Un gusto linda señorita - hablo el rubio estando a tan solo un metro de Melany - Douglas Haddock - extendió su mano en cortesía, Melany se puso tan roja que Abby estaba casi segura de que la cabeza estaba a solo dos segundos de explotarle.
- Melany Dunst - susurro sin poder casi hablar y extendió su mano, para esos momentos Melany estaba tan roja que compararla con un tomate iba a quedársele corto - si me permite - se excusó rápido y desapareció por el cuarto de Abby.
Abby finalmente se echó a reír al ver la mirada asesina de su amiga, su "me hubieras avisado" era claro, pero como iba a saber que ella iba a destrozar su departamento y la iban a encontrar vestida de esa manera. Cuando volteo hacia Douglas este sonreía y tenía las manos en sus bolsillos.
- Doug, me gusta que te vengues por mí de mi amiga, pero no sigas haciéndolo - lo apunto con un dedo, aunque su advertencia no era de la manera seria, una sonrisa estaba plasmada en su rostro.
- ¿Qué? ¿Por qué? - estallo en carcajadas demasiado pegadizas que no pudo evitar unírsele en unas cuantas.
- Porque de lo contrario - se limpió una lágrima de su ojo y se dejó caer en el sillón - no tendré mejor amiga en unos cuantos días.
- Que día - se quejó Melany dejándose caer a un lado de su medio pelirroja amiga, la chica había estado un poco pálida desde que había visto su celular hace rato, Melany no encontraba como decirle que todo eso le estaba dando miedo.
Douglas se había ido hace menos de media hora, y no sabía si estar agradecida - porque la ropa de Abby no era de su talla, por lo que tuvo que quedarse en pijama todo el día, algo que al parecer él no noto o lo paso por alto - o estar un poco decaída, después de todo el primo de Abby no había resultado un completo idiota. Había ocasiones en las que Melany se tenía que recordar mil veces que todos los hombres no eran iguales a Trenton y su padre, pero siendo sinceras, era como encontrar una aguja en el pajar. Y las mujeres tampoco estamos exentas de eso.
Trento era su prueba más sagrada de no volver a confiar en el sexo masculino, y esa pequeño engaño le había dado una lección de por vida, y por más "encantador" que fuera ese chico Haddock, Melany aún no había superado a Trenton. Pudo haber dejado los llantos atrás, con ayuda de Abby, siete botes de helado y dos semanas, pero era difícil dejar atrás lo que un día quisiste mucho.
- Iré a dormir - dijo Abby levantándose del sillón, su rostro estaba más pálido que de costumbre, Melany sabía que algo pasaba de seguro.
- Abby…
- ¿Si? - su intento de sonrisa no lo dejo pasar por alto, aunque era obvio que aún no quería hablar de eso, soltó el aire que tenía retenido y levanto la mirada, viendo los tristes ojos de su amiga.
- Nada, solo iré a mi departamento - sonrió intentando relajarse.
Se despidió de su amiga con una promesa de visitarla mañana en el trabajo y salió de su departamento con rumbo al propio. Aunque después de todo lo nervios por su amiga no eran simples coincidencias del destino o algo así, Abby era lo más parecido a una hermana que nunca tuvo, algo que la hacía valorarla demasiado.
Entro a su edificio de manera rápida al recordar el pijama morado, no había tomado en cuenta su vestimenta ¿Cómo había ido al departamento de Abby? Simple, la magia de los taxis.
Cuando estuvo en su piso, saco todo el aire retenido y saco sus llaves con la intención de por fin entrar en su hogar, recordando otra cosa, recoger su departamento de los estragos de ira que tuvo durante sus dos peores semanas.
Estaba a punto de entrar cuando un chico castaño llego desde las escaleras, tropezando y quejándose de que "los escalones eran demasiado altos", su tono era de un ebrio empedernido, por lo que era obvio su estado. Vio cómo se recargaba en la pared y la veía directamente a los ojos. Eso ocurrió antes de echarse a reír como loco. Vaya día.
- Bien, mi día no puede empeorar más - murmuro Melany abriendo la puerta.
- Oh querida, créeme que si - la risa del chico hizo que sus brazos se erizaran - pero, no conmigo - se encogió de hombros y al intentar dar dos míseros pasos cayo de lleno al suelo, maldijo y se quedó tirado en donde estaba.
- Me vas a obligar a ayudarte para no tener culpa después ¿Verdad?
- No ¿Cómo crees? - arrastro las palabras y se rio como un demente.
Melany aspiro el suficiente aire como para que empezara a dolerle el pecho y cerró la puerta de su departamento con desgana, si fuera lo suficientemente altruista, lo hubiera ayudado desde que se cayó y si fuera lo suficientemente egoísta, lo dejaría tirado en el suelo sin importar que había una enorme posibilidad de que se quedara dormido en el pasillo. Comenzaba a odiar el punto medio.
Lo ayudo a ponerse de pie y caminaron por el pasillo a tropezones, arrastrada de pies, risas, maldiciones y otras cosas.
Melany no se pudo haber enojado más de lo que estaba al darse cuenta de que ese chico vivía a cinco pasos de su departamento, abrió la puerta con ayuda de las llaves del chico, ayudándose de su hombro para darle el golpe que abriera la puerta.
- Bien estas dentro - dijo cerrando la puerta con el pie, Uriah camino dos pasos y se cayó encima del sillón de entrada.
- ¿No quieres quedarte? - pregunto con una sonrisa de lado.
- Créeme amigo, este día no ha sido ni el mejor ni el peor, y sin ofender, pero no quiero quedarme con un alcohólico - giro sobre sus talones encaminándose a la puerta, había hecho su obra caritativa del mes.
- Pero yo si quiero quedarme con una castaña en pijama de osos - alcanzo a gritar cuando ella cerró la puerta a sus espaldas.
Reafirmo, el día no pudo empeorar más de lo que estaba.
Si le pidieran enlistar las cosas que más odiaba del mundo, bueno, podía iniciar por la horrible resaca que lo estaba matando aquella mañana, recordaba vagas cosas sobre su recorrido del bar hasta su departamento, recordó a su vecina ayudándolo en pijama morada, no pudo sentirse más avergonzado de lo que estaba.
Uriah pensó en los sermones que seguramente le diría su padre cuando se enterara de lo que acababa de pasar en la noche, seguramente le reduciría el límite de la tarjeta de crédito para evitar las borracheras por la tarde, aunque bueno, siempre podía recurrir a la culpa.
Escucho en la puerta como alguien tocaba una y otra vez, haciendo que su cabeza estuviera a tan solo dos segundos de estallar, reviso la hora y vio que apenas eran las diez de la mañana, lo que decía que su hora de despertar no llegaba aún. Intento ignorar los golpes que tanto insistían, pero al reconocer que no se iría de no abrirle la puerta se levantó de mala gana, intentando recordar cómo diablos había llegado al sillón la noche pasada.
Llego a la puerta e intento acomodar lo mayormente posible su cabello, aunque perdiendo en el intento. Tomo aire varias veces y abrió la puerta con una sonrisa fingida.
- Enano - chillo una chica en su puerta, lanzándose a abrazarlo.
Uriah correspondió al abrazo un poco dudoso y luego reconoció el perfume de aquella chica, apretó el abrazo consiente de que la había extrañado más de lo que podía reconocer, de pronto su soledad ya no era tan mala como antes lo había sido.
- Lo que uno tiene que hacer para ver a su mejor amigo - se quejó mientras pasaba al departamento.
- Sabes que iba a responder tu llamada Emily - sonrió el chico caminando detrás de ella.
- Eso me dijiste hace…semanas - lo señalo con un dedo entrecerrando los ojos.
- Vamos, he estado un poco ocupado con todo - se encogió de hombros y tomo asiento en la silla de la barra - muy ocupado - Emily rodó los ojos con una sonrisa.
- Bueno, tienes que ponerme al tanto de todo - pidió sentándose a su lado, mientras recargaba los codos en la barra.
Uriah comenzó a relatar todo lo sucedido, dándose cuenta de que por fin tenía a alguien con quien contar.
Bendita noche. Maldecía una y otra vez Abby a la castaña, ya que gracias a su desastre del día anterior, iba a tener que limpiar de arriba abajo todo el departamento, lo peor de todo, era no poder encontrar sus cosas entre la montaña enorme de ropa que estaba en el suelo a un lado de su cama, que fue lo primero en pisar cuando se despertó.
Tomo un par de prendas al azar y entro a la ducha, donde se quedó un buen tiempo repasando los acontecimientos del día anterior, queriendo borrar de su mente las últimas cinco horas de aquel día.
Horas después en su trabajo no encontró la paz que requería dado que Jared estaba muy a gusto en su silla, dando vueltas como un niño de siete años, vaya mentalidad.
- ¿Ahora me vas a acosar? - pregunto mientras aventaba la silla a un lado y agarraba la de su compañero del escritorio derecho, ella no quería quedarse de pie todo el día.
- Abbigail - dijo riendo mientras ella tensaba la mandíbula - acosar es una palabra muy fea, prefiero, no sé - se rasco la barbilla como pensando - seguirte a todos lados, claro, con ternura.
Abby soltó una risa que en cierto punto la hizo sentir mejor, necesitaba un mejor amigo, aunque de preferencia, que no fuera míster ego.
- Así que - empezó dejando las cosas en su escritorio - me vas a seguir a todos lados…
- Con ternura - agrego señalándola
- Con ternura - rio mientras se recostaba en la silla - ¿Con que fin?
- Ah, no sé - se encogió de hombros con una sonrisa - puede ser que solo quiera seguirte, parece que tienes una vida interesante - Abby no pudo aguantar la risa.
- Si por vida interesante, te refieres a no tener hobbies, ir al supermercado cada cinco días, ir a mi departamento a hacer tareas de la universidad y dormir, bueno, veo que debes de estar desesperado por seguir a alguien.
- Touché - ambos rieron sin poder contenerse.
- Pero venga ¿Qué haces aquí? Pequeño acosador - prendió la computadora con su mano derecha y después recostó su cabeza en ella sin perder una sonrisa somnolienta.
- Espero a mi hermano menor, dijo que iba a llegar en cinco y bueno, han pasado seis - Jared se recostó en la silla y cruzo los brazos con pereza.
- Con que hermano menor ¿Eh?
- No - negó con la cabeza y una cara de espanto - tiene diecinueve - agrego como si fuera obvio.
- No estaba pensando en eso - Abby levanto las manos al aire como si hubiera cometido un delito - además no estoy tan vieja, cumpliré los veintitrés en meses.
- Tres años es demasiado para mi corazón - dramatizo el castaño con una mueca de desaprobación.
Siguieron hablando un momento mientras el chico esperaba y Abby intentaba, mejor dicho, veía el trabajo que tenía que realizar para la siguiente semana, no quería retrasarse pero no podía evitar reírse de cada cosa que decía Jared, y se puede decir, que su humor creció un sesenta por ciento al lado de aquel extrovertido muchacho. Por la puerta principal alcanzo a distinguir a un chico pelirrojo que se encaminaba a su escritorio. Jared lo recibió con un abrazo fraternal y se despidió de su nueva amiga. Ambos se fueron por el pasillo, mientras el chico parecía decirle algo serio a Jared, quien en menos de una fracción de segundo cambio su rostro a preocupado, el pelirrojo estaba cabizbajo. Y Abby no pudo pensar otra cosa más que lo extraño que era el mundo de hoy en día.
- Tienes que hacerlo - susurro para sí mismo mientras veía la puerta del café enfrente de él.
Paso uno de empezar a independizarse, según Emily, era conseguir un empleo que pudiera cubrir sus gastos. Paso dos, dejar de beber.
- A la larga te quiero ver todo enfermo en el hospital, eso no es vida Uriah - lo regaño ella mientras estaban sentados en la mesa.
Tomo aire dándose cuenta de que eso era verdad, aunque nunca quiso admitirlo del todo. Paso tres, conseguir amigos y reinscribirse en la universidad.
Y cuál era el verdadero objetivo, dejar atrás toda esa desesperación disfrazada de tristeza. Tenía que olvidar un poco a su hermana, pero detestaba no saber de ella desde hace bastante tiempo.
Entro al restaurante Ragsdale con toda la "valentía" que pudo reunir y comenzó su inspección del lugar, dándose cuenta de que no era un mal lugar para trabajar.
- ¿Te puedo ayudar? - pregunto una muchacha corriendo hacia él con entusiasmo, debía ser el primero o simplemente estaba emocionada.
- Venía por el anuncio - señalo el letrero de "necesitamos personal" - me interesaría saber sobre el puesto.
- ¿Sabes cocinar? - pregunto de pronto, haciendo que Uriah frunciera el ceño un poco confuso.
- Algo así, al menos no incendio cocinas - sonrió levemente haciendo que ella soltara una risa divertida, después de todo, vivir solo, le había causado aprender a cocinar sí o sí.
- Eso es un paso positivo - sonrió y puso una mano en el hombro de Uriah - no depende de mí, pero…me llamo Hattie.
- Uriah - sonrió caminando al lado de ella.
Ambos comenzaron a caminar en dirección a la cocina, Uriah escucho como la chica hablaba una y otra vez de todo lo que tenía que hacer, asegurando por lo que parecía la décima ocasión que ella no le podía dar el trabajo, algo que hizo reír a Uriah. Al menos estaba comenzando por el paso tres: conseguir amigos.
- La soledad, a la larga, no nos sirve Uriah - claramente escuchaba la voz de Emily en su cabeza - mientras más te alejes, más difícil será el camino. Intenta disfrutar lo que tienes y no te preocupes por Clarissa, estoy segura de que ella encontrara su propio camino.
Repitió las palabras de su amiga mientras acompañaba a Hattie con el que deducía, debía ser el jefe del lugar.
Llamar o no llamar, ese pensamiento torturaba a Abby, en cierto punto no le daba miedo llamar a su rizado amigo, pero recordaba que se le había olvidado hablarle por días, y por desgracia, la única clase que les tocaba juntos, Killian no había ido, lo que la ponía nerviosa y muy culpable.
Tomo aire con la poca valentía que logro reunir y llamo, los tonos consecuentes fueron torturadores, veía una y otra vez sus dedos con cierto nerviosismo, y en realidad, no recordaba desde cuando se ponía nerviosa por llamarle a su amigo.
— Diga – contesto Killian un poco cortante.
— Hola loco – saludo intentando olvidar su pésima semana.
— ¡Abby! Demonios, no sabes la falta que me haces en este momento – algo dentro de ella se inflo – él bebe tiene el pañal, pues ya sabes, y me da terror cambiarlo – y si, así se derrumba una buena esperanza.
— Dios Killian, puedes hacerlo – ánimo mordiéndose el labio para no reírse – solo es un pañal, piensa en esto, yo lo he cambiado varias veces cuando me pides que lo cuide, así que, hazlo.
— No tengo instinto mamá osa, solo soy un raro papá oso – las comparaciones hicieron reír a Abby pero retomo su compostura.
— No hay nadie en casa – afirmo en lugar de preguntar.
— Aún no.
— Ya veo – negó con la cabeza y luego se apoyó en la pared de su departamento – por cierto ¿Qué me querías preguntar el otro día?
Al principio pareció un poco confundido, lo que Abby le decía que no debió de mencionarlo, tal vez Killian tuviera los problemas suficientes para preocuparse ahora por lo que le iba a decir la semana pasada, por lo que nuevamente un peso enorme le cayó en los hombros.
— Oh ya, gracias por recordarme – escucho como tranquilizaba a Harlow – te quería preguntar si querías asistir a una fiesta de desahogo.
— ¿Fiesta de desahogo? – las cosas no se podían poner más extrañas.
— Si, bueno, más bien ir a un bar y beber hasta que posiblemente perdamos la conciencia – Abby escucho algunos sonidos tranquilizadores del otro lado la línea, como si estuviera evitando que Harlow entendiera algo de lo que le estaba contando.
— Claro, tengo libre de trabajos y exámenes la siguiente semana – mintió viendo la pila enorme que se acumulaba en su escritorio.
— Genial, bueno será en unos días porque estoy viendo mis contactos – seguramente, había guiñado el ojo.
— Al rato te vas a volver en un popular – rio escuchando como Killian también.
— Algo así – de fondo se escuchó la puerta al cerrarse de portazo y un grito femenino – me tengo que ir, Harlow ya tiene quien lo salve.
— Por amor a dios – rodo lo ojos y se enderezo – te veo en clase.
Acto seguido corto la llamada con una mueca parecida a la sonrisa y a la desesperación, bien, tenía mucho que hacer. Tomo una carpeta y comenzó a leer el trabajo que posiblemente, tenía que entregar en unos días.
La semana había pasado, por fin. Lenta y agotadora, el empleo que había conseguido en el café era mejor de lo que había pensado, además de eso, ocupaba gran espacio en su cabeza, bueno, después de todo, ese pequeño paso independiente se lo debía en gran parte a Emily, que no había desistido de aquella forma de superar todo lo que le había pasado.
Y ese viernes en especial, estaba listo para lo que pensaba, dejar atrás su mala racha con las personas, en especial aquellas que le llegaban a interesar en cierto punto.
No sabía ni que vestir, dado que su padre no había especificado que demonios tenía que hacer él en aquella cena, pero se conformó con algo simple como un pantalón y una camisa azul de vestir que le había regalado Clarissa hace ya tiempo.
Se sentó en el sillón y prendió una de sus series favoritas intentando dejar atrás los malos tragos, y se sorprendió en gran medida cuando el celular le saltaba en la mano anunciando un mensaje de su padre, era la señal de papá pájaro por lo que tomo sus cosas tratando de acordarse de llevar tanto las llaves del departamento como un poco de dinero, solo por si acaso su padre se molestaba tanto que lo dejaría irse a pie.
Salió de su departamento y cerró la puerta a sus espaldas, de pronto vio a aquella castaña que lo había ayudado hace algunas noches – de lo cual se acordaba medianamente – sonrió y la saludo con la mano.
— Dime si vas a beber – pidió ella rodando los ojos con una sonrisa.
— ¿Disculpa? – en realidad, no sabía si sentirse ofendido o solo sorprendido.
— Bueno, creo que no quiero volver a ayudar a alguien ebrio en mi vida.
— Uriah – se presentó con un formal apretón de manos y una pequeña sonrisa.
— Melany.
Dos palabras de cortesía y cada quien tomo su rumbo. Bajo por las escaleras con rumbo al carro negro que lo esperaba y se subió de golpe, tratando de contener tanto los nervios como las cosas amargas que trataba de no pensar; aunque claro, todo se vio esfumado cuando se encontraban en la casa de Bunny.
— Se amable – aconsejo su padre saliendo del carro y dándole una hora al muchacho que manejaba.
Ambos fueron recibidos con sonrisas amables que Uriah en verdad se esforzó por corresponder, limpiando sus manos sudorosas cada dos segundos por si llegaban a estrecharle la mano.
— Hola – saludo cierta chica que volvía loco a Uriah, está vez, no se esforzó demasiado en devolver la sonrisa – perdona lo de la otra vez, no pude…
— No te preocupes, entiendo – sonrió ampliamente, lo único que quería era ponerse en situaciones que no le correspondían, no necesitaba saber razones.
— Bien… - vieron que los adultos se sentaban en la mesa y comenzaban a hablar de quien sabe que cosas, por lo que seguramente, a ellos los mataría del aburrimiento – tengo un lugar más agradable – dijo volviendo la mirada hacia la del chico.
Minutos después Uriah y Bunny se encontraban hablando de algunas aventuras que les habían sucedido hace años pero, cuando fue hora de irse, Uriah despidió a su padre alegando devolverse más tarde en un taxi, esa noche, era para disfrutarla.
Y así lo hicieron.
El día siguiente, un zombie que se hacía llamar Uriah salía finalmente del trabajo, aunque la cara le cambio completamente al ver a Emily sentada en una de sus mesas viendo el menú.
Uriah volvió a la cocina y pido un café como recordaba que le gustaba a la castaña y uno de los mejores platos del lugar, claro pago por lo que estaba pidiendo. Llego a la mesa y dejo las cosas enfrente de ella, pillándola por sorpresa.
— Oye, todavía no ordeno – dijo enfadada, pero se tranquilizó al ver que era Uriah – no me digas que trabajas aquí – la chica apoyo ambos brazos en la mesa.
— Lo hago – se encogió de hombros y se sentó enfrente de ella.
— Veo que te está yendo bien, aunque tienes cara de muerto – se echó a reír y el chico solo hizo una sonrisa forzada - ¿Cómo te fue en tu súper cita? – pregunto ella dándole un sorbo al café, sonrió al ver que era justo como le gustaba.
— Mejor de lo que imaginaba – el color volvió al rostro de Clare y apoyo su cabeza en una mano.
— Ya veo que esa chica te está matando – Emily sonrió mientras le daba un mordisco a su comida.
— Ni que lo digas, es una gran chica, me encanta – admitió sonriendo como bobo.
— No Uriah, se han visto dos veces y ya estas enfermo de amor – se rio su amiga señalándolo con el tenedor – y por cómo te veo, estas en estado crítico.
— Oh vamos, es que si la conocieras… - comenzó a decir aunque el teléfono lo interrumpió, lo saco rápido de la chaqueta y sonrió en grande – hablando de ella – comento contestando.
Emily rodo los ojos y vio que su amigo reía como antes, al parecer la vitalidad que había perdido hace años la estaba recuperando con aquella chica.
— Si acabo de salir – contesto riendo.
— ¿Qué te parece si vamos al cine o algo? Mi mejor amigo está ocupado y la verdad no tengo ganas de pasar la tarde viendo series animadas – se quejó Bunny mientras Uriah volvía a sonreír.
— ¿Por qué no? Llego en cinco – anuncio parándose del asiento.
— ¿No estas ocupado, verdad? No quiero incomodar…
— No, mi turno termino, solo estaba hablando con una amiga – sonrió en dirección de Emily quien lo miraba con cierta cautela.
— Bien – se calló un momento – iré viendo la cartelera por mientras ¿Tienes una sugerencia de película? – pregunto distraída.
— Por mí no hay problema – se encogió de hombros y tomo la chaqueta que estaba en la silla.
— Eso me gusta – escucho como Bunny reía y Uriah sonrió inconscientemente – te veo en cinco.
Uriah colgó la llamada y se guardó el aparato en el pantalón, Emily bebía de su café con una sonrisa socarrona.
— Estado demasiado critico – se burló mientras levantaba ambas cejas.
— Si claro – rodo los ojos sin poder borrar la sonrisa – estoy siguiendo tus consejos, así que – se rasco la barbilla como si lo estuviera pensando, luego extendió una de sus manos hacia ella – dame esos cinco – pidió con entusiasmo al ver que su amiga no entendía.
Emily choco su palma contra la de él y vio como Uriah soltaba algunas risas.
— Me tengo que ir corriendo – dijo de pronto caminando entre las mesas, dejando a Emily atrás - ¡Por cierto, la comida ya está pagada! ¡Gracia Em! – grito desde la puerta y salió corriendo.
Abby subía las escaleras con desgana al departamento de su mejor amiga, estaba más que segura de que Melany aún no entraba a su primera clase o a su trabajo en aquel despacho médico, lo que esperaba que fuera cierto. Toco dos veces la puerta y espero a que ella abriera.
- Si piensas que mi obra caritativa de ayudarte anoche a llegar a tu departamento no…. - se frenó en dos segundos al darse cuenta de que era Abby.
- Así que tuviste más aventuras anoche - Abby levanto ambas cejas y sonrió a medias.
- Pervertida - recibió un suave golpe en el brazo - solo ayude a un chico ebrio llegar a su departamento - explico mientras se colgaba la bolsa en su brazo - ¿Qué paso? - pregunto al darse cuenta de la mala cara de Abby.
La pelirroja le extendió su celular, donde se encontraban varios mensajes, los leyó de manera rápida sin dar crédito a lo que leía, luego volvió a dejar la bolsa en su puerta de entrada, después recuperaría el examen de ese día.
- Si tienes algo que hacer… - comenzó Abby a decirle.
- Nada, ahora no estamos en la universidad - corto Melany haciéndola pasar a su departamento.
Vio como Abby se dejaba caer en el sillón y abrazaba los cojines que encontró en el mueble, intentando contenerse un poco más con sus sentimientos. Melany tomo asiento al lado de su amiga y le dio uno de esos abrazos intentando hacer sentir mejor a la muchacha. Volvió a leer el mensaje e intento controlar las ganas de ir a Canadá a matar al chico estúpido.
"Abby, contéstame, las cosas entre nosotros no pueden terminar tan mal, por favor.
Alias, el chico que le rompió el corazón.
No el hacerlo enojar, porque la rabia de su padre siempre se caracterizaba por dejarlo sin fondos en la cuenta de banco hasta que se sentía culpable y la rellenaba; sino porque sentía que estaba siendo diferente a lo que su madre hizo y le sigue teniendo ese rencor.
Sentía esa horrible necesidad de ser diferente a sus padres, pasara lo que pasara, y el hacer enojar a su padre, salirse de sus estándares e intentar seguir su "modo de vida" - si se le puede llamar así - era una pequeña victoria para Uriah. Aunque bueno, estaba el asunto de que siempre le quería buscar una esposa aunque había millones de veces que le decía que no lo hiciera, eso también lo sacaba de quicio, tanto a él como a su padre.
- Dime Uriah, ¿Cuándo la vas a volver a ver? - pregunto el señor con cara de aburrimiento, revisando sin cesar algunos papeles de su escritorio.
- Para empezar, querido padre - imito un tono británico haciendo que el señor Clare hiciera una mueca de desesperación - ni si quiera me dio su teléfono, entonces tengo la detestable noticia de que no puedo ni ponerme en contacto con ella.
Su padre levantó la vista, viendo con desaprobación a su hijo, que solo hacía su horrible acento - que en realidad ni si quiera le quedaba - para hacerlo rabiar, y en segunda, porque había puesto los pies en su escritorio y estaba recostado en la silla que le dio para sentarse. El pobre señor tomo aire y contó mentalmente hasta diez, esperando relajarse.
- Y para terminar - sonrió con amargura - baja los pies del escritorio, los padres de…
- Le decían Bunny - comento Uriah distraído mientras veía sus uñas con aburrimiento.
- Tendré una charla de negocios con ellos, aunque me invitaron a una cena- siguió diciendo atentamente a las reacciones explosivas de Uriah - también me dieron invitación para ti…
- ¿Qué?
- Como lo escuchaste, te quiero preparado el viernes a las seis de la tarde en tu departamento, pasaré a recogerte - volvió la vista a sus documentos y siguió en lo suyo - y por última vez, baja los zapatos de mi escritorio.
Uriah los bajo de golpe y se levantó de la misma manera, camino hacia la puerta del despacho de su padre y se fue de ella azotándola, demasiado tenía en la cabeza como para ir a la cena esa de su padre. En realidad, no quería ir, ni hoy ni el viernes, y no era porque Bunny le desagradara, sino porque su intuición le decía que iba a terminar mal de una u otra manera y eso, es lo que tanto tenía miedo.
Llego al bar más cercano y se sentó para tomar algunas copas, esperando que con eso la sensación de contradicción, culpa y enfado se fuera de su cuerpo, pero al parecer, no estaba sucediendo nada de lo que quería. Y en el fondo, sabía que no iba a ser posible lograr su objetivo, por más que lo deseara.
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La vida en muchas ocasiones suele ser muy irónica, en otras un tanto distinta a lo que pensamos que puede suceder, había demasiados ejemplos que ella podía utilizar para estar a mano con el destino en cuestión. Odiaba y quería a muchas personas, bueno, más odiaba que quería y eso, aunque Melany le dijera que estaba bien, no se sentía de esa manera.
La lista era demasiado extensa y se sorprendió pensar que también podía odiar a aquel castaño de su secundaria cuando le aplasto el dedo con su casillero, aunque sus intenciones eran pedirle una cita, digamos que eso no termino bien después.
- ¿Tú debes de ser Abbigail? - pregunto alguien en tono coqueto cerca de ella, al levantar la mirada enfadada porque habían interrumpido sus pensamientos "profundos" y su recuento de personas que odiaba.
- En primera - comenzó fulminándolo con la mirada - ya sabías que yo era Abbigail, y no tiene lógica que llegues diciendo eso; en segunda, odio que me digan mi nombre completo, me hace sentir vieja; y en tercera, si vienes a coquetear más te vale dar vuelta e irte.
- Oye tranquila - dijo el muchacho con sorpresa, levantando las manos, como gesto pasivo - solo quería saludar - replico un tanto ofendido, aunque la sonrisa en su rostro decía todo lo contrario.
- Bien, estoy a punto de irme por mi turno, habla rápido o me temo que me tendré que ir - sonrió con suficiencia cuando él bajo las manos y se sentó en la silla que estaba al frente de su escritorio.
- Mi nombre es Jared y soy de los del piso de arriba - se presentó como si fuera lo más obvio, Abby por una misteriosa razón se soltó riendo como una desquiciada.
- ¿Con que tú eres Jared? - seguía riéndose y Jared no entendía ni la mitad de lo que estaba pasando - créeme amigo, en este piso el noventa y cinco por ciento de las chicas han tenido aunque sea una fantasía contigo - se recargo en su silla y sonrió al ver la cara de espanto de Jared.
- ¿Tú también? - pregunto con una mueca.
- ¡Claro que no! - chillo horrorizada - por suerte, yo cuento en ese cinco por ciento - chasqueo los dedos - además, te acabo de conocer, no me digas que puedo tener una fantasía con alguien que no he conocido.
Jared sonrió de lado, lo que Abby identifico como un signo de coquetería, "Oh no amigo, te equivocas muy mal conmigo". Sonrió a medias mientras revisaba su reloj, rogando por todo lo sagrado y por haber que se acabaran los veinte minutos que la retenían aun en su oficina, aunque estaba contrariada por querer quedarse y saber un poco más de Jared.
- ¿Qué tanto piensa esa mente criminal? - pregunto Jared a la vez que se cruzaba de brazos sin dejar de sonreír.
- Nada que valga la pena decir, y para decirte la verdad, solo estaba pensando que faltan diez minutos para acabar mi turno.
- Según mi experiencia, el turno de la mañana se va en veinte no en diez, pequeña tramposa - Abby solo atino a quedarse callada y ponerse roja como tomate.
- Tengo bastantes cosas que hacer - repuso intentando recobrar la compostura.
Tenía que seguir al maestro durante media hora rogándole para volver a presentar el dichoso examen, y eso iba a agotar su ya acabada paciencia, y no es por decir mucho, pero ese maestro, ya estaba en la lista negra de Abby, ¿Cuánto le costaba entender que fue una emergencia?
- Es más - hablo su acompañante, de pronto se sintió la peor persona de no recordar que Jared aún estaba enfrente de ella - te dejaré salir los diez minutos antes para que veas mi generosidad, nadie sabrá nada.
- Vaya generosidad, diez minutos - se burló ladeando la cabeza - de todos modos, ya me tengo que ir - se levantó de la silla y se colgó el bolso que llevaba a la universidad - un gusto conocerte, Jared, alias presa de fantasías sexuales del noventa y cinco por ciento de mujeres - sonrió con malicia viendo como el chico palidecía al ver a una señora de sesenta años guiñarle el ojo, Abby no pudo contener la carcajada que había guardado.
- Un gusto, Abby del cinco por ciento - ambos sonrieron y cada quien tomo su camino.
Abby salió del edificio tratando de encontrar una canción que mejorara su mal humor, aunque después de todo Jared lo había mejorado ligeramente, y eso era bastante difícil, algo que solo Melany y sus parientes podían lograr. Camino por las calles pensando en las cosas que estaban sucediendo a menudo en el campus, por primera vez se dio cuenta de que las cosas estaban mejorando y empeorando para otros. Eso era algo tanto positivo como negativo en la vida universitaria de cada quien.
Se encamino a la clase caminando con una increíble rapidez, además de siempre tener puestos los audífonos a todo volumen, a veces le desagradaban los cotilleos que hay entre las personas, tanto era el volumen que hasta que llego a clase y se los quito, no se había percatado de que el castaño de Killian le había estado gritando calles atrás, lo que en cierto punto le dio una risa enorme.
Ver a Killian sudoroso e intentando recobrar el aliento perdido por la carrera no era algo muy común, por lo que sonrió al ver como la mataba con la mirada, como diciéndole "te odio por hacerme correr".
- Vamos, Killian, dame las gracias por ponerte a correr, aunque solo fueran unos metros - sonrió aún más cuando este hizo una mueca sarcástica - estás perdiendo condición, es decir, unos pasillos y estas así - lo señalo y vio como el chico abría los ojos con sorpresa y molestia mezclados.
- ¿Unos cuantos pasillos? - un poco más alto y hubiera gritado - te vengo persiguiendo desde que saliste del trabajo, lo que eso nos dice que fueron cuadras, no pasillos - se quejó enderezándose, Killian fácilmente le sacaba cabeza y media de altura.
- Da lo mismo - hizo una seña con la mano y siguió caminando - esto de ser padre te ha dejado sin condición - alcanzo a ver de reojo como Killian sonreía.
- Ni que lo digas - acepto caminando al lado de su rara amiga.
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Si pensarás algo en lo que poder gastar parte de tus ahorros al llegar a un nuevo lugar, seguramente pensarías en ahorrarlo o en gastarlo moderadamente para no quedarte sin fondos en menos de lo que tenías planeado. Pero claro, las cosas en esta ocasión eran muy diferentes, Douglas era diferente.
La fila avanzaba medianamente o más bien, de la manera más lenta que podía, haciendo que Douglas sintiera que iba a morir esperando en ese sitio. Las entradas para su banda favorita estaban agotándose a cada paso y eso lo desesperaba más de lo que deseaba.
— ¿Sabes qué hora es? – pregunto una chica atrás de él, se giró sobre sus talones y volteo a verla.
— Por desgracia no – se rasco la nuca con un poco de confusión – deje el celular en casa, pensé que no iba a tardar tanto.
— Te entiendo – se encogió de hombros mientras sonreía – creo que llegaré tarde a un compromiso.
— Douglas – sonrió de vuelta, ella se confundió un poco y luego se recompuso.
— Aurora – contesto.
La fila siguió avanzando mientras los dos seguían compartiendo anécdotas y algunas cosas sobre el concierto que esperaban, con un poco de suerte, les tocara una entrada.
Douglas fue el primero en llegar a la taquilla a comprar, pidió dos boletos y al girarse para ver a Aurora, la saco de la fila tomándola del brazo.
— ¿Qué te pasa? – grito desesperada al ver que había perdido su lugar – ya me tocaba y posiblemente no vaya a…
Detuvo sus quejas de manera rápida al ver que Douglas le dejaba un boleto en la mano, ella levanto la mirada incrédula, topándose con la extraña sonrisa del chico.
— Te veo el día de – y dicho esto, se giró y camino calle abajo, dejando a una chica bastante confundida, pero con un boleto en mano para una de sus bandas favoritas.
Definitivamente, Douglas no era alguien que guardara sus ahorros para después, pero estaba seguro, que aquello valía la pena.
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Dos horas después de ruegos, peticiones, pestañas bonitas, promesas de llevarle chocolates y mil y un cosas más, el maestro acepto aplicar el examen a Abby, el cual no le tardo ni dos horas realizar, si, tanto para eso, aunque todo dependía de ese examen, valía más de la mitad de la calificación.
Salió a paso rápido del edificio y freno en seco al ver a Killian recargado en la pared del lugar. Se enderezo y camino hasta donde había llegado Abby.
- ¿Cómo te fue? - pregunto mientras ambos caminaban hacia el departamento de la chica.
- Bien - se encogió de hombros restándole importancia.
- Por cierto, te quería preguntar ¿Si…?
- ¿Abby? - estaba a punto de escuchar a Killian cuando una voz tremendamente familiar le llego de su costado.
Al voltear se encontró con la sonrisa de lado de su primo Douglas, comenzó a recordar de poco a poco hasta que sus pies se vieron caminando hacia él para darle un fuerte abrazo, se separaron levemente pero volvieron a abrazarse en menos de un segundo.
Cuando termino su raro abrazo Abby metió sus manos a los bolsillos y sonrió como niña pequeña, recordaba de muchos años atrás a Douglas, cuando su padre la obligaba, literalmente, a ir a casa de los Haddock, la única familia que a Abby le quedaba, después de todo, la hermana de su padre siempre fue muy hogareña, aunque Abby ansiaba las pequeñas vacaciones que pasaba en ese lugar, prefería el clima y el ambiente de Canadá.
- ¿Qué haces aquí? - pregunto con sorpresa.
- Hace unas semanas me acabo de mudar - Douglas se encogió de hombros aun sonriendo - ¿Y tú?
- Bueno, creí que era momento de una pequeña independencia de mi padre - vio de reojo a Killian que se encontraba un poco incómodo y Abby se dio una palmada en la cabeza por olvidar momentáneamente a su amigo - Killian, tú me ibas a…
- No te preocupes, me tengo que ir. Te marco luego - corto antes de cualquier cosa y se fue caminando solo por el sendero que lleva al estacionamiento, Abby se recordó a si misma llamarle más tarde cuando fuera a su departamento.
- Señorita - giro sobre sus talones y se volvió a su rubio primo - Tiene mucho que decirme.
Fueron a un restaurante y cada quien dejo llevarse por sus penas, aunque lo más irónico fue que después de todo ambos sufrían por un amor no correspondido, Abby le relato poco sobre Jason y Douglas sobre una tal Giselle, y finalmente se dieron cuenta de que las cosas entre ambos, pueden ser muy parecidas.
Se encaminaron a su departamento aun hablando, aunque esta vez sobre las perspectivas que deseaban para su futuro, escucho como el rubio quería establecerse en Chicago y encontrar empleo en un despacho jurídico, Abby por su parte comento su intención de terminar la universidad y posiblemente, si no encontraba algo que la retuviera, irse a Nueva York con Melany, quien tenía planes parecidos para su futuro, establecerse en esa ciudad y conseguir un empleo para sostener un buen departamento que ambas pudieran compartir. Ese era su plan por el momento.
- Así que mientras vivo en la residencia de la universidad - termino Abby mientras buscaba sus llaves en sus bolsillos - Melany vive en otro aparte, ya que según ella, vivir en la universidad es más deprimente que el libro de "Bajo la misma estrella" - hizo comillas aéreas mientras veía la cara de confusión de Douglas - no conoces ese libro verdad - el muchacho negó lentamente con la cabeza - veré si encuentro mi libro - comento abriendo la puerta de su departamento.
Al poner un solo pie dentro quiso echar fuera a Douglas al ver su pobre hogar todo destruido, y vaya que no exageraba, había ropa en todos lados, algunos muebles estaban volcados y sus figurillas de cerámica estaban en el suelo, unas rotas y milagrosamente un par, habían sobrevivido. El gato Michael y su cachorrito Nicholas corrieron a sus piernas y se escondieron detrás de ella, viendo con atención a un incrédulo Douglas.
- ¿Qué mierda…? - comenzó a preguntar pero una Melany en pijama salió de su habitación con una taza de chocolate en sus manos.
- Ese vocabulario - regaño dándole un trago.
- ¿Qué le hiciste a mi pobre departamento? ¿Por qué mis nenes están aterrados? - pregunto atropelladamente, poniendo sus manos en las caderas - O mejor ¿Qué haces en aquí y como entraste? - levanto ambas cejas con duda, viendo severamente a su amiga.
- Lo mío es tuyo y lo tuyo es mío - contesto dejándose caer en el sillón, subiendo sus piernas y mostrando sus pantuflas de perritos, vaya que esa frase se la tomaba muy en serio - además, una planta en la entrada, no es un poco obvio - se encogió de hombros con una sonrisa. Abby estaba a punto de saltarle encima.
- Pero no entiendo porque mi departamento tuvo que ser destruido brutalmente - dejo su bolsa en la mesa de entrada y paso junto a Douglas, quien seguía bastante confundido.
- Tu gato y perro no soportan mi encanto, apenas entre corrieron de un lado a otro - extendió su mano para acariciar a Michael, pero el pobre gato corrió como loco - ahora lo ves.
Abby dejo salir el aire y se concentró en contar hasta diez, comenzó a recoger la ropa del suelo, rogando por el cielo más sagrado que no estuviera su ropa interior a la vista, no quería espantar aún más a Douglas, más de lo que estaba.
- Segura que no es un mal momento - aseguro su primo, haciendo que Melany notara su presencia por primera vez.
- Si, si, dame un segundo - pidió mientras comenzaba a aventar todo a su habitación.
Melany estudio a Douglas de arriba abajo y se sonrojo como un tomate al ver su pijama de ositos morados y las pantuflas de perro triste, cuando se estaba levantando para poder ir a cambiarse, Douglas camino hacia ella con una sonrisa de lado, Abby sonrió en venganza hacia la castaña, ahora sufriría los "encantos de los Haddock".
- Un gusto linda señorita - hablo el rubio estando a tan solo un metro de Melany - Douglas Haddock - extendió su mano en cortesía, Melany se puso tan roja que Abby estaba casi segura de que la cabeza estaba a solo dos segundos de explotarle.
- Melany Dunst - susurro sin poder casi hablar y extendió su mano, para esos momentos Melany estaba tan roja que compararla con un tomate iba a quedársele corto - si me permite - se excusó rápido y desapareció por el cuarto de Abby.
Abby finalmente se echó a reír al ver la mirada asesina de su amiga, su "me hubieras avisado" era claro, pero como iba a saber que ella iba a destrozar su departamento y la iban a encontrar vestida de esa manera. Cuando volteo hacia Douglas este sonreía y tenía las manos en sus bolsillos.
- Doug, me gusta que te vengues por mí de mi amiga, pero no sigas haciéndolo - lo apunto con un dedo, aunque su advertencia no era de la manera seria, una sonrisa estaba plasmada en su rostro.
- ¿Qué? ¿Por qué? - estallo en carcajadas demasiado pegadizas que no pudo evitar unírsele en unas cuantas.
- Porque de lo contrario - se limpió una lágrima de su ojo y se dejó caer en el sillón - no tendré mejor amiga en unos cuantos días.
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- Que día - se quejó Melany dejándose caer a un lado de su medio pelirroja amiga, la chica había estado un poco pálida desde que había visto su celular hace rato, Melany no encontraba como decirle que todo eso le estaba dando miedo.
Douglas se había ido hace menos de media hora, y no sabía si estar agradecida - porque la ropa de Abby no era de su talla, por lo que tuvo que quedarse en pijama todo el día, algo que al parecer él no noto o lo paso por alto - o estar un poco decaída, después de todo el primo de Abby no había resultado un completo idiota. Había ocasiones en las que Melany se tenía que recordar mil veces que todos los hombres no eran iguales a Trenton y su padre, pero siendo sinceras, era como encontrar una aguja en el pajar. Y las mujeres tampoco estamos exentas de eso.
Trento era su prueba más sagrada de no volver a confiar en el sexo masculino, y esa pequeño engaño le había dado una lección de por vida, y por más "encantador" que fuera ese chico Haddock, Melany aún no había superado a Trenton. Pudo haber dejado los llantos atrás, con ayuda de Abby, siete botes de helado y dos semanas, pero era difícil dejar atrás lo que un día quisiste mucho.
- Iré a dormir - dijo Abby levantándose del sillón, su rostro estaba más pálido que de costumbre, Melany sabía que algo pasaba de seguro.
- Abby…
- ¿Si? - su intento de sonrisa no lo dejo pasar por alto, aunque era obvio que aún no quería hablar de eso, soltó el aire que tenía retenido y levanto la mirada, viendo los tristes ojos de su amiga.
- Nada, solo iré a mi departamento - sonrió intentando relajarse.
Se despidió de su amiga con una promesa de visitarla mañana en el trabajo y salió de su departamento con rumbo al propio. Aunque después de todo lo nervios por su amiga no eran simples coincidencias del destino o algo así, Abby era lo más parecido a una hermana que nunca tuvo, algo que la hacía valorarla demasiado.
Entro a su edificio de manera rápida al recordar el pijama morado, no había tomado en cuenta su vestimenta ¿Cómo había ido al departamento de Abby? Simple, la magia de los taxis.
Cuando estuvo en su piso, saco todo el aire retenido y saco sus llaves con la intención de por fin entrar en su hogar, recordando otra cosa, recoger su departamento de los estragos de ira que tuvo durante sus dos peores semanas.
Estaba a punto de entrar cuando un chico castaño llego desde las escaleras, tropezando y quejándose de que "los escalones eran demasiado altos", su tono era de un ebrio empedernido, por lo que era obvio su estado. Vio cómo se recargaba en la pared y la veía directamente a los ojos. Eso ocurrió antes de echarse a reír como loco. Vaya día.
- Bien, mi día no puede empeorar más - murmuro Melany abriendo la puerta.
- Oh querida, créeme que si - la risa del chico hizo que sus brazos se erizaran - pero, no conmigo - se encogió de hombros y al intentar dar dos míseros pasos cayo de lleno al suelo, maldijo y se quedó tirado en donde estaba.
- Me vas a obligar a ayudarte para no tener culpa después ¿Verdad?
- No ¿Cómo crees? - arrastro las palabras y se rio como un demente.
Melany aspiro el suficiente aire como para que empezara a dolerle el pecho y cerró la puerta de su departamento con desgana, si fuera lo suficientemente altruista, lo hubiera ayudado desde que se cayó y si fuera lo suficientemente egoísta, lo dejaría tirado en el suelo sin importar que había una enorme posibilidad de que se quedara dormido en el pasillo. Comenzaba a odiar el punto medio.
Lo ayudo a ponerse de pie y caminaron por el pasillo a tropezones, arrastrada de pies, risas, maldiciones y otras cosas.
Melany no se pudo haber enojado más de lo que estaba al darse cuenta de que ese chico vivía a cinco pasos de su departamento, abrió la puerta con ayuda de las llaves del chico, ayudándose de su hombro para darle el golpe que abriera la puerta.
- Bien estas dentro - dijo cerrando la puerta con el pie, Uriah camino dos pasos y se cayó encima del sillón de entrada.
- ¿No quieres quedarte? - pregunto con una sonrisa de lado.
- Créeme amigo, este día no ha sido ni el mejor ni el peor, y sin ofender, pero no quiero quedarme con un alcohólico - giro sobre sus talones encaminándose a la puerta, había hecho su obra caritativa del mes.
- Pero yo si quiero quedarme con una castaña en pijama de osos - alcanzo a gritar cuando ella cerró la puerta a sus espaldas.
Reafirmo, el día no pudo empeorar más de lo que estaba.
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Si le pidieran enlistar las cosas que más odiaba del mundo, bueno, podía iniciar por la horrible resaca que lo estaba matando aquella mañana, recordaba vagas cosas sobre su recorrido del bar hasta su departamento, recordó a su vecina ayudándolo en pijama morada, no pudo sentirse más avergonzado de lo que estaba.
Uriah pensó en los sermones que seguramente le diría su padre cuando se enterara de lo que acababa de pasar en la noche, seguramente le reduciría el límite de la tarjeta de crédito para evitar las borracheras por la tarde, aunque bueno, siempre podía recurrir a la culpa.
Escucho en la puerta como alguien tocaba una y otra vez, haciendo que su cabeza estuviera a tan solo dos segundos de estallar, reviso la hora y vio que apenas eran las diez de la mañana, lo que decía que su hora de despertar no llegaba aún. Intento ignorar los golpes que tanto insistían, pero al reconocer que no se iría de no abrirle la puerta se levantó de mala gana, intentando recordar cómo diablos había llegado al sillón la noche pasada.
Llego a la puerta e intento acomodar lo mayormente posible su cabello, aunque perdiendo en el intento. Tomo aire varias veces y abrió la puerta con una sonrisa fingida.
- Enano - chillo una chica en su puerta, lanzándose a abrazarlo.
Uriah correspondió al abrazo un poco dudoso y luego reconoció el perfume de aquella chica, apretó el abrazo consiente de que la había extrañado más de lo que podía reconocer, de pronto su soledad ya no era tan mala como antes lo había sido.
- Lo que uno tiene que hacer para ver a su mejor amigo - se quejó mientras pasaba al departamento.
- Sabes que iba a responder tu llamada Emily - sonrió el chico caminando detrás de ella.
- Eso me dijiste hace…semanas - lo señalo con un dedo entrecerrando los ojos.
- Vamos, he estado un poco ocupado con todo - se encogió de hombros y tomo asiento en la silla de la barra - muy ocupado - Emily rodó los ojos con una sonrisa.
- Bueno, tienes que ponerme al tanto de todo - pidió sentándose a su lado, mientras recargaba los codos en la barra.
Uriah comenzó a relatar todo lo sucedido, dándose cuenta de que por fin tenía a alguien con quien contar.
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Bendita noche. Maldecía una y otra vez Abby a la castaña, ya que gracias a su desastre del día anterior, iba a tener que limpiar de arriba abajo todo el departamento, lo peor de todo, era no poder encontrar sus cosas entre la montaña enorme de ropa que estaba en el suelo a un lado de su cama, que fue lo primero en pisar cuando se despertó.
Tomo un par de prendas al azar y entro a la ducha, donde se quedó un buen tiempo repasando los acontecimientos del día anterior, queriendo borrar de su mente las últimas cinco horas de aquel día.
Horas después en su trabajo no encontró la paz que requería dado que Jared estaba muy a gusto en su silla, dando vueltas como un niño de siete años, vaya mentalidad.
- ¿Ahora me vas a acosar? - pregunto mientras aventaba la silla a un lado y agarraba la de su compañero del escritorio derecho, ella no quería quedarse de pie todo el día.
- Abbigail - dijo riendo mientras ella tensaba la mandíbula - acosar es una palabra muy fea, prefiero, no sé - se rasco la barbilla como pensando - seguirte a todos lados, claro, con ternura.
Abby soltó una risa que en cierto punto la hizo sentir mejor, necesitaba un mejor amigo, aunque de preferencia, que no fuera míster ego.
- Así que - empezó dejando las cosas en su escritorio - me vas a seguir a todos lados…
- Con ternura - agrego señalándola
- Con ternura - rio mientras se recostaba en la silla - ¿Con que fin?
- Ah, no sé - se encogió de hombros con una sonrisa - puede ser que solo quiera seguirte, parece que tienes una vida interesante - Abby no pudo aguantar la risa.
- Si por vida interesante, te refieres a no tener hobbies, ir al supermercado cada cinco días, ir a mi departamento a hacer tareas de la universidad y dormir, bueno, veo que debes de estar desesperado por seguir a alguien.
- Touché - ambos rieron sin poder contenerse.
- Pero venga ¿Qué haces aquí? Pequeño acosador - prendió la computadora con su mano derecha y después recostó su cabeza en ella sin perder una sonrisa somnolienta.
- Espero a mi hermano menor, dijo que iba a llegar en cinco y bueno, han pasado seis - Jared se recostó en la silla y cruzo los brazos con pereza.
- Con que hermano menor ¿Eh?
- No - negó con la cabeza y una cara de espanto - tiene diecinueve - agrego como si fuera obvio.
- No estaba pensando en eso - Abby levanto las manos al aire como si hubiera cometido un delito - además no estoy tan vieja, cumpliré los veintitrés en meses.
- Tres años es demasiado para mi corazón - dramatizo el castaño con una mueca de desaprobación.
Siguieron hablando un momento mientras el chico esperaba y Abby intentaba, mejor dicho, veía el trabajo que tenía que realizar para la siguiente semana, no quería retrasarse pero no podía evitar reírse de cada cosa que decía Jared, y se puede decir, que su humor creció un sesenta por ciento al lado de aquel extrovertido muchacho. Por la puerta principal alcanzo a distinguir a un chico pelirrojo que se encaminaba a su escritorio. Jared lo recibió con un abrazo fraternal y se despidió de su nueva amiga. Ambos se fueron por el pasillo, mientras el chico parecía decirle algo serio a Jared, quien en menos de una fracción de segundo cambio su rostro a preocupado, el pelirrojo estaba cabizbajo. Y Abby no pudo pensar otra cosa más que lo extraño que era el mundo de hoy en día.
♠ ♠ ♠ ♠
- Tienes que hacerlo - susurro para sí mismo mientras veía la puerta del café enfrente de él.
Paso uno de empezar a independizarse, según Emily, era conseguir un empleo que pudiera cubrir sus gastos. Paso dos, dejar de beber.
- A la larga te quiero ver todo enfermo en el hospital, eso no es vida Uriah - lo regaño ella mientras estaban sentados en la mesa.
Tomo aire dándose cuenta de que eso era verdad, aunque nunca quiso admitirlo del todo. Paso tres, conseguir amigos y reinscribirse en la universidad.
Y cuál era el verdadero objetivo, dejar atrás toda esa desesperación disfrazada de tristeza. Tenía que olvidar un poco a su hermana, pero detestaba no saber de ella desde hace bastante tiempo.
Entro al restaurante Ragsdale con toda la "valentía" que pudo reunir y comenzó su inspección del lugar, dándose cuenta de que no era un mal lugar para trabajar.
- ¿Te puedo ayudar? - pregunto una muchacha corriendo hacia él con entusiasmo, debía ser el primero o simplemente estaba emocionada.
- Venía por el anuncio - señalo el letrero de "necesitamos personal" - me interesaría saber sobre el puesto.
- ¿Sabes cocinar? - pregunto de pronto, haciendo que Uriah frunciera el ceño un poco confuso.
- Algo así, al menos no incendio cocinas - sonrió levemente haciendo que ella soltara una risa divertida, después de todo, vivir solo, le había causado aprender a cocinar sí o sí.
- Eso es un paso positivo - sonrió y puso una mano en el hombro de Uriah - no depende de mí, pero…me llamo Hattie.
- Uriah - sonrió caminando al lado de ella.
Ambos comenzaron a caminar en dirección a la cocina, Uriah escucho como la chica hablaba una y otra vez de todo lo que tenía que hacer, asegurando por lo que parecía la décima ocasión que ella no le podía dar el trabajo, algo que hizo reír a Uriah. Al menos estaba comenzando por el paso tres: conseguir amigos.
- La soledad, a la larga, no nos sirve Uriah - claramente escuchaba la voz de Emily en su cabeza - mientras más te alejes, más difícil será el camino. Intenta disfrutar lo que tienes y no te preocupes por Clarissa, estoy segura de que ella encontrara su propio camino.
Repitió las palabras de su amiga mientras acompañaba a Hattie con el que deducía, debía ser el jefe del lugar.
♠ ♠ ♠ ♠
Llamar o no llamar, ese pensamiento torturaba a Abby, en cierto punto no le daba miedo llamar a su rizado amigo, pero recordaba que se le había olvidado hablarle por días, y por desgracia, la única clase que les tocaba juntos, Killian no había ido, lo que la ponía nerviosa y muy culpable.
Tomo aire con la poca valentía que logro reunir y llamo, los tonos consecuentes fueron torturadores, veía una y otra vez sus dedos con cierto nerviosismo, y en realidad, no recordaba desde cuando se ponía nerviosa por llamarle a su amigo.
— Diga – contesto Killian un poco cortante.
— Hola loco – saludo intentando olvidar su pésima semana.
— ¡Abby! Demonios, no sabes la falta que me haces en este momento – algo dentro de ella se inflo – él bebe tiene el pañal, pues ya sabes, y me da terror cambiarlo – y si, así se derrumba una buena esperanza.
— Dios Killian, puedes hacerlo – ánimo mordiéndose el labio para no reírse – solo es un pañal, piensa en esto, yo lo he cambiado varias veces cuando me pides que lo cuide, así que, hazlo.
— No tengo instinto mamá osa, solo soy un raro papá oso – las comparaciones hicieron reír a Abby pero retomo su compostura.
— No hay nadie en casa – afirmo en lugar de preguntar.
— Aún no.
— Ya veo – negó con la cabeza y luego se apoyó en la pared de su departamento – por cierto ¿Qué me querías preguntar el otro día?
Al principio pareció un poco confundido, lo que Abby le decía que no debió de mencionarlo, tal vez Killian tuviera los problemas suficientes para preocuparse ahora por lo que le iba a decir la semana pasada, por lo que nuevamente un peso enorme le cayó en los hombros.
— Oh ya, gracias por recordarme – escucho como tranquilizaba a Harlow – te quería preguntar si querías asistir a una fiesta de desahogo.
— ¿Fiesta de desahogo? – las cosas no se podían poner más extrañas.
— Si, bueno, más bien ir a un bar y beber hasta que posiblemente perdamos la conciencia – Abby escucho algunos sonidos tranquilizadores del otro lado la línea, como si estuviera evitando que Harlow entendiera algo de lo que le estaba contando.
— Claro, tengo libre de trabajos y exámenes la siguiente semana – mintió viendo la pila enorme que se acumulaba en su escritorio.
— Genial, bueno será en unos días porque estoy viendo mis contactos – seguramente, había guiñado el ojo.
— Al rato te vas a volver en un popular – rio escuchando como Killian también.
— Algo así – de fondo se escuchó la puerta al cerrarse de portazo y un grito femenino – me tengo que ir, Harlow ya tiene quien lo salve.
— Por amor a dios – rodo lo ojos y se enderezo – te veo en clase.
Acto seguido corto la llamada con una mueca parecida a la sonrisa y a la desesperación, bien, tenía mucho que hacer. Tomo una carpeta y comenzó a leer el trabajo que posiblemente, tenía que entregar en unos días.
♠ ♠ ♠ ♠
La semana había pasado, por fin. Lenta y agotadora, el empleo que había conseguido en el café era mejor de lo que había pensado, además de eso, ocupaba gran espacio en su cabeza, bueno, después de todo, ese pequeño paso independiente se lo debía en gran parte a Emily, que no había desistido de aquella forma de superar todo lo que le había pasado.
Y ese viernes en especial, estaba listo para lo que pensaba, dejar atrás su mala racha con las personas, en especial aquellas que le llegaban a interesar en cierto punto.
No sabía ni que vestir, dado que su padre no había especificado que demonios tenía que hacer él en aquella cena, pero se conformó con algo simple como un pantalón y una camisa azul de vestir que le había regalado Clarissa hace ya tiempo.
Se sentó en el sillón y prendió una de sus series favoritas intentando dejar atrás los malos tragos, y se sorprendió en gran medida cuando el celular le saltaba en la mano anunciando un mensaje de su padre, era la señal de papá pájaro por lo que tomo sus cosas tratando de acordarse de llevar tanto las llaves del departamento como un poco de dinero, solo por si acaso su padre se molestaba tanto que lo dejaría irse a pie.
Salió de su departamento y cerró la puerta a sus espaldas, de pronto vio a aquella castaña que lo había ayudado hace algunas noches – de lo cual se acordaba medianamente – sonrió y la saludo con la mano.
— Dime si vas a beber – pidió ella rodando los ojos con una sonrisa.
— ¿Disculpa? – en realidad, no sabía si sentirse ofendido o solo sorprendido.
— Bueno, creo que no quiero volver a ayudar a alguien ebrio en mi vida.
— Uriah – se presentó con un formal apretón de manos y una pequeña sonrisa.
— Melany.
Dos palabras de cortesía y cada quien tomo su rumbo. Bajo por las escaleras con rumbo al carro negro que lo esperaba y se subió de golpe, tratando de contener tanto los nervios como las cosas amargas que trataba de no pensar; aunque claro, todo se vio esfumado cuando se encontraban en la casa de Bunny.
— Se amable – aconsejo su padre saliendo del carro y dándole una hora al muchacho que manejaba.
Ambos fueron recibidos con sonrisas amables que Uriah en verdad se esforzó por corresponder, limpiando sus manos sudorosas cada dos segundos por si llegaban a estrecharle la mano.
— Hola – saludo cierta chica que volvía loco a Uriah, está vez, no se esforzó demasiado en devolver la sonrisa – perdona lo de la otra vez, no pude…
— No te preocupes, entiendo – sonrió ampliamente, lo único que quería era ponerse en situaciones que no le correspondían, no necesitaba saber razones.
— Bien… - vieron que los adultos se sentaban en la mesa y comenzaban a hablar de quien sabe que cosas, por lo que seguramente, a ellos los mataría del aburrimiento – tengo un lugar más agradable – dijo volviendo la mirada hacia la del chico.
Minutos después Uriah y Bunny se encontraban hablando de algunas aventuras que les habían sucedido hace años pero, cuando fue hora de irse, Uriah despidió a su padre alegando devolverse más tarde en un taxi, esa noche, era para disfrutarla.
Y así lo hicieron.
♠ ♠ ♠ ♠
El día siguiente, un zombie que se hacía llamar Uriah salía finalmente del trabajo, aunque la cara le cambio completamente al ver a Emily sentada en una de sus mesas viendo el menú.
Uriah volvió a la cocina y pido un café como recordaba que le gustaba a la castaña y uno de los mejores platos del lugar, claro pago por lo que estaba pidiendo. Llego a la mesa y dejo las cosas enfrente de ella, pillándola por sorpresa.
— Oye, todavía no ordeno – dijo enfadada, pero se tranquilizó al ver que era Uriah – no me digas que trabajas aquí – la chica apoyo ambos brazos en la mesa.
— Lo hago – se encogió de hombros y se sentó enfrente de ella.
— Veo que te está yendo bien, aunque tienes cara de muerto – se echó a reír y el chico solo hizo una sonrisa forzada - ¿Cómo te fue en tu súper cita? – pregunto ella dándole un sorbo al café, sonrió al ver que era justo como le gustaba.
— Mejor de lo que imaginaba – el color volvió al rostro de Clare y apoyo su cabeza en una mano.
— Ya veo que esa chica te está matando – Emily sonrió mientras le daba un mordisco a su comida.
— Ni que lo digas, es una gran chica, me encanta – admitió sonriendo como bobo.
— No Uriah, se han visto dos veces y ya estas enfermo de amor – se rio su amiga señalándolo con el tenedor – y por cómo te veo, estas en estado crítico.
— Oh vamos, es que si la conocieras… - comenzó a decir aunque el teléfono lo interrumpió, lo saco rápido de la chaqueta y sonrió en grande – hablando de ella – comento contestando.
Emily rodo los ojos y vio que su amigo reía como antes, al parecer la vitalidad que había perdido hace años la estaba recuperando con aquella chica.
— Si acabo de salir – contesto riendo.
— ¿Qué te parece si vamos al cine o algo? Mi mejor amigo está ocupado y la verdad no tengo ganas de pasar la tarde viendo series animadas – se quejó Bunny mientras Uriah volvía a sonreír.
— ¿Por qué no? Llego en cinco – anuncio parándose del asiento.
— ¿No estas ocupado, verdad? No quiero incomodar…
— No, mi turno termino, solo estaba hablando con una amiga – sonrió en dirección de Emily quien lo miraba con cierta cautela.
— Bien – se calló un momento – iré viendo la cartelera por mientras ¿Tienes una sugerencia de película? – pregunto distraída.
— Por mí no hay problema – se encogió de hombros y tomo la chaqueta que estaba en la silla.
— Eso me gusta – escucho como Bunny reía y Uriah sonrió inconscientemente – te veo en cinco.
Uriah colgó la llamada y se guardó el aparato en el pantalón, Emily bebía de su café con una sonrisa socarrona.
— Estado demasiado critico – se burló mientras levantaba ambas cejas.
— Si claro – rodo los ojos sin poder borrar la sonrisa – estoy siguiendo tus consejos, así que – se rasco la barbilla como si lo estuviera pensando, luego extendió una de sus manos hacia ella – dame esos cinco – pidió con entusiasmo al ver que su amiga no entendía.
Emily choco su palma contra la de él y vio como Uriah soltaba algunas risas.
— Me tengo que ir corriendo – dijo de pronto caminando entre las mesas, dejando a Emily atrás - ¡Por cierto, la comida ya está pagada! ¡Gracia Em! – grito desde la puerta y salió corriendo.
♠ ♠ ♠ ♠
Abby subía las escaleras con desgana al departamento de su mejor amiga, estaba más que segura de que Melany aún no entraba a su primera clase o a su trabajo en aquel despacho médico, lo que esperaba que fuera cierto. Toco dos veces la puerta y espero a que ella abriera.
- Si piensas que mi obra caritativa de ayudarte anoche a llegar a tu departamento no…. - se frenó en dos segundos al darse cuenta de que era Abby.
- Así que tuviste más aventuras anoche - Abby levanto ambas cejas y sonrió a medias.
- Pervertida - recibió un suave golpe en el brazo - solo ayude a un chico ebrio llegar a su departamento - explico mientras se colgaba la bolsa en su brazo - ¿Qué paso? - pregunto al darse cuenta de la mala cara de Abby.
La pelirroja le extendió su celular, donde se encontraban varios mensajes, los leyó de manera rápida sin dar crédito a lo que leía, luego volvió a dejar la bolsa en su puerta de entrada, después recuperaría el examen de ese día.
- Si tienes algo que hacer… - comenzó Abby a decirle.
- Nada, ahora no estamos en la universidad - corto Melany haciéndola pasar a su departamento.
Vio como Abby se dejaba caer en el sillón y abrazaba los cojines que encontró en el mueble, intentando contenerse un poco más con sus sentimientos. Melany tomo asiento al lado de su amiga y le dio uno de esos abrazos intentando hacer sentir mejor a la muchacha. Volvió a leer el mensaje e intento controlar las ganas de ir a Canadá a matar al chico estúpido.
"Abby, contéstame, las cosas entre nosotros no pueden terminar tan mal, por favor.
Jason."
Alias, el chico que le rompió el corazón.
Kurisu
Re: Double Rainbow
"Se despidió de su amiga con una promesa de visitarla mañana en el trabajo y salió de su [...]" Me he quedado ahí, pero debo de dormir ya
peralta.
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Re: Double Rainbow
STEPH TU CAPITULO DIOS LO AME, LO LEI EN EL CELU BC FILZ Y OMG ;_; ES HERMOSOO ;_;
Espero poder comentarlo mañana, junto con el de mily jsdghjd
Espero poder comentarlo mañana, junto con el de mily jsdghjd
Atenea.
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Re: Double Rainbow
TEPH TU CAPÍTULO
ha sido maravilloso, luego si puedo comento bien, sino mañana
ha sido maravilloso, luego si puedo comento bien, sino mañana
indigo.
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Re: Double Rainbow
- teph:
- Primeramente, diré que amé por completo tu capítulo, Teph akjdasnjdas, por que fue tan askdnasdnj idk, en serio, hermoso ;___;
Empecemos con el bae Uriah:
Idk, necesito saber qué paso con su madre para poder entender ese rencor que le tiene, en serio ;__-; porque no es bueno para nadie vivir teniendo rencor hacia alguien u___u Y en cuanto a lo de que su padre le quiere conseguir a toda costa que él encuentre alguien y se case es tipo "ya no te quiero en mi vida hijo", al menos, así lo veo yo, así que me imagino porque Uriah está tan a la defensiva con sus progenitores, aunque no sea lindo de leer el que no es feliz
Y luego el padre le prepara una cita para el viernes, sin su consentimiento HOMBRE QUE MÁS OBSTINADO Y TERCO
En serio, odio que Uriah tome tanto, a tal punto de pensar que ya es un alcohólico, siendo tan joven y hermoso no debe arruinar así su vida, aunque sienta que ya está arruinada u___u
Yo creo que Abby no debería de odiar a tantas personas en su vida, es joven (bueno, todos los de la nc son jóvenes como para sufrir tanto de igual manera xd) y el sentimiento de odio es muy fuerte u__u
Y conoce a Jared kajsdjaksdna y omg, amé a Jared like srsly, l o juro, re coqueto y todo, PERO UN AMOR, no del todo tampoco askdjasndas, tipos así, gustan y Abby en tono defensivo askdnasjnd quiero más de ellos ;__;
Luego cuando Killian la persiguió por vete tu a saber por cuántas cuadras en serio, fue gracioso, y Abby tipo "debes de hacer más ejercicio, pls" askdjasjdn la amé xd
Y llegamos a la parte de Douglas y OMG AJKDANSJD SABES QUE LO AMÉ BC ÉL ES SAM Y YO AMO A SAM Y ES AKSDNASD IDK FILZ ;__; Y se encontro con Aurora (por un momento, iba a escribir rainbow, shezzus ) sakdjasdnja y cuando le compro el boleto a Aurora fue kasjdajksdnasjda sadkandja algo quiere kjasdnasd idk, me gusto, yo QUIERO QUE UN EXTRAÑO ME REGALE UN BOLETO PARA MI ARTISTA FAVORITA IGUAL
E idk, saber que Abby y DOuglas son hermanos kajsdanjsd omg, que bellos primos kajsdjasda (espera, puse primero hermanos, ya ni sé lo que pongo ¿ves lo mal que me dejo tu cap? ;__;
U omg, Melany en el departament de Abby, tan casual viniendo de una mejor amiga bueno, yo si me tomo igual a pecho esa frase "lo tuyo es mío" igual que melany
CUANDO LE COQUETEO, FUE COMO QUE askdjasjdnaskjdasnda asdkjandjas asdkandajns así se comienzan las relaciones kdjadjn, y veo un futuro entre Melany y Douglas, y filz aksjdasd pero es bff de su prima, y filz- Doug, me gusta que te vengues por mí de mi amiga, pero no sigas haciéndolo - lo apunto con un dedo, aunque su advertencia no era de la manera seria, una sonrisa estaba plasmada en su rostro.
- ¿Qué? ¿Por qué? - estallo en carcajadas demasiado pegadizas que no pudo evitar unírsele en unas cuantas.
- Porque de lo contrario - se limpió una lágrima de su ojo y se dejó caer en el sillón - no tendré mejor amiga en unos cuantos días.
Gran forma de darse cuenta que tu vecino es un ebrio EN SERIO, URIAH, DEJA LA BEBIDA asjdnsjdns- Bien, mi día no puede empeorar más - murmuro Melany abriendo la puerta.
- Oh querida, créeme que si - la risa del chico hizo que sus brazos se erizaran - pero, no conmigo - se encogió de hombros y al intentar dar dos míseros pasos cayo de lleno al suelo, maldijo y se quedó tirado en donde estaba.
- Me vas a obligar a ayudarte para no tener culpa después ¿Verdad?
- No ¿Cómo crees? - arrastro las palabras y se rio como un demente.
CUANDO LEÍ QUE ERA MI BAE, FUE COMO QUE OMG ASKJDASJDNAS EMILY KSJDNAS ESTÁ AHÍ, CON URIAH AKSJDAS OH DIOS, Y ÉL LA EXTRAÑO Y FILZ KJANDJKANDSA- Enano - chillo una chica en su puerta, lanzándose a abrazarlo.
Uriah correspondió al abrazo un poco dudoso y luego reconoció el perfume de aquella chica, apretó el abrazo consiente de que la había extrañado más de lo que podía reconocer, de pronto su soledad ya no era tan mala como antes lo había sido.
YO QUIERO QUE ALGUIEN IGUAL ME SIGA A TODOS LADOS PERO CON TERNURA asjdnasjd quiero un Jared- ¿Ahora me vas a acosar? - pregunto mientras aventaba la silla a un lado y agarraba la de su compañero del escritorio derecho, ella no quería quedarse de pie todo el día.
- Abbigail - dijo riendo mientras ella tensaba la mandíbula - acosar es una palabra muy fea, prefiero, no sé - se rasco la barbilla como pensando - seguirte a todos lados, claro, con ternura.
Abby soltó una risa que en cierto punto la hizo sentir mejor, necesitaba un mejor amigo, aunque de preferencia, que no fuera míster ego.
- Así que - empezó dejando las cosas en su escritorio - me vas a seguir a todos lados…
- Con ternura - agrego señalándola
Y llego a la cafetería donde trabaja Hattie akjsajs y trabajara ahí y filkz bc ES HATTIE ;___; y que pequeño es el mundo- La soledad, a la larga, no nos sirve Uriah - claramente escuchaba la voz de Emily en su cabeza - mientras más te alejes, más difícil será el camino. Intenta disfrutar lo que tienes y no te preocupes por Clarissa, estoy segura de que ella encontrara su propio camino.
URIAH, ESCUCHA A TU BFF, RAZONA LO QUE DICE Y QUE NO SE TE OLVIDE QUE NO ESTÁS SOLO aksdjasjd en serio, me gusto ese consejo ;___;
Oh, me gusta mucho la amistad de Killian con Abby, es como asjdnasdjnas ambos sufren por sus desamores, necesitan a un amigo con quien desahogarse o pedir consejos, así que se me hace linda su amistad ;____;
E idk, Bunny y Uriah son tan cuchis askdjasdjnasdnjasnd en serio, filz con ellos y quiero suponer que ya iniciaran una relación ;___; y en parte, eso ayudaría a Uriah a no sentirse tan solo u___u PERO TENEMOS EL HECHO DE QUE AHÍ ESTÁ EMILY Y SON BFF
Bien, por el momento estoy feliz y acepto que habrá mucho Bunny y Uriah akjasdnjas y son lindos ;____;Emily rodo los ojos y vio que su amigo reía como antes, al parecer la vitalidad que había perdido hace años la estaba recuperando con aquella chica.
MIS FILZ NO PUEDO CON TANTO, TEPH— Estado demasiado critico – se burló mientras levantaba ambas cejas.
— Si claro – rodo los ojos sin poder borrar la sonrisa – estoy siguiendo tus consejos, así que – se rasco la barbilla como si lo estuviera pensando, luego extendió una de sus manos hacia ella – dame esos cinco – pidió con entusiasmo al ver que su amiga no entendía.
NO SÉ QUIÉN PUTAS ES JASON, Y NO ME INTERESA, NECESITO LEER LA FICHA DE ABBY Y ENTENDER LAS COSAS, PERO OMG, IMBECIL BC LE ROMPIÓ EL CORAZÓN Y ESA A ES RAZÓN SUFICIENTE COMO PARA QUERER CASTRARLO, YO APOYO A MELANY CON IR A CANADA A MATARLOVio como Abby se dejaba caer en el sillón y abrazaba los cojines que encontró en el mueble, intentando contenerse un poco más con sus sentimientos. Melany tomo asiento al lado de su amiga y le dio uno de esos abrazos intentando hacer sentir mejor a la muchacha. Volvió a leer el mensaje e intento controlar las ganas de ir a Canadá a matar al chico estúpido.
"Abby, contéstame, las cosas entre nosotros no pueden terminar tan mal, por favor.Jason."
Alias, el chico que le rompió el corazón.
En serio, teph ajksdnjasdnas tu cap me dio muchos filz ;__; lo amé, ilove u
Espero a Ems
Atenea.
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Re: Double Rainbow
milo, solo llevo la primera parte de tu cap comentado, mañana subo junto con la segunda parte ;___;
Atenea.
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Re: Double Rainbow
ay dios, ay dios. sus capítulos cada vez me matan más rápido.
tengan piedad(?) heart:
les prometo los comentarios de cada uno que me falta el fin de semana que estaré algo libre.
tengan piedad(?) heart:
les prometo los comentarios de cada uno que me falta el fin de semana que estaré algo libre.
✦ ausente.✦
pixie.
Re: Double Rainbow
asfbuyfge me encanta que les haya gustado muchachonas
No se como disculparme Ems me siento culpable (?
No se como disculparme Ems me siento culpable (?
Kurisu
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