The Roadtrip

Jeremy estaba listo de una vez por todas. Le había tomado bastante tiempo planear la propuesta que Penny le había dado, pero luego de encontrar un lugar bastante decente, había decidido llevar a cabo su romántica cena con Fauna.

Se sentía feliz. Había olvidado como se sentía la felicidad.

Había acordado con Penny que ella pagaría cuando ellos terminaran, había estado desconfiando de esto (nuestros muchachos aquí, no tenían la mejor reputación en pagar las cosas que tomaban de los demás) pero acepto. Lo que menos le importaba era la comida incluso si se veía como un vagabundo; hacerla sentir especial a su novia era lo que estaba buscando. De todas formas, no era su dinero.

— Te ves igual que siempre —comento Penny frente a él.
— Por supuesto —ironizo—, ¿como más me vería?
— Quise decir que no te arreglaste.
— Me veo mono —se sacudió sus jeans.
— Te verías más mono peinado.
— ¿Estas coqueteando conmigo? Penny —la tomo de las manos—, eres como la hermana que nunca quise.
— En tus sueños, idiota —se soltó—. Ahora vamos. No pagare para que llegues tarde.

No había exonerado al elegir un lugar, aunque si fuera por él llevaría a Fauna a recorrer el mundo se conformaba en este momento con una pintoresca casa de comidas en Salt Lake City.

Su novia estaba en el lugar. Jeremy le había contado a Diane (solo lo de la cena) para que llevara a Fauna y pudieran esperarlo allí. Estaba nervioso, joder, nunca había tenido una cita real con alguien.

— Hiciste tu gran acto bueno del año —le dijo a Penny, que ahora caminaba a su lado.
— Plante un árbol, ayude a un niño con cáncer, ah si solo me falta escribir un libro.
— Y tener hijos —agrego. Penny no hizo gesto alguno —. Dime, barbie ¿que te sucede?
— Tengo algo de sueño.
— No —objeto—. Que te sucede realmente, dentro tuyo. Y no me digas que es cansancio, ni que estas en tu periodo ni cosas así porque sabes que no te creeré.
— ¿Puedo confiar en ti? —le pregunto, Jeremy asintió—. Sabes que Daniel y Caitlin terminaron...
— ¿Y quien no? Esa chica esta loca.
— Pero me refiero a que luego de eso, Daniel estaba completamente fuera de si. Casi es atropellado en la carretera.
— ¡¿Se quiso suicidar?! —el rubio abrió grande los ojos, completamente sorprendido por las palabras de Penny.
— En efecto —continuo—, pero no lo creo. No era él mismo, si algo le pasaba se habría arrepentido mucho.
— Joder, que turbio. ¿Eso te tiene así?
— Quiero saber que paso entre ellos solamente.
— Ah ya —Jeremy paso brazo izquierdo por detrás de os hombros de su amiga y la acerco—. Y tu sigues colada por Daniel.
— Estoy en algo con Sebastien.
— Y sigues colada por Daniel —repitió.
— Ahma —hizo un sonido extraño con la boca.
— ¿Haz escuchado el dicho "si amas algo déjalo ir"?
— Cliché.
— ¡Exacto! Y es pura patraña. Si amas algo, ve por ello mujer —la sacudió un poco—. Sebastien no es un malo chico, y Caitlin no del todo. Pero cualquiera se daría cuenta quien pertenece a quien.
— Como tu y Fauna —agrego la chica alzando la ceja.
— El amor es amor, Penny.
— Supongo.


Las jovencitas estaba efectivamente esperando a Jeremy sentadas cerca del restaurante, en el piso. Diane estaba sentada adelante de Fauna, quien desde atrás se dedicaba a crear trenzas con una lindas flores en el pelo de su amiga.

Fauna se consideraba una experta en coronas de flores, en casa con su hermana menor solían pasar horas haciéndolas, de todas las formas, tamaños y colores. Más de una vez las habían regañado por estar cortando las plantas pero eso pasaba al tener un jardín tan extenso en su casa. Tenían colecciones de estas mismas.

A veces, cada vez que veía un par de flores se preguntaba que estaría haciendo su hermana en este momento. La extrañaba horrores.

Con las únicas personas que había hablado de ella eran Diane, y Violet y Myra en su momento. Era un tema delicado para ella. Por eso nunca hablaba, en general, de su familia. Si Fauna se daba el gusto de extrañar su hogar ya se habría bajado del viaje hace tiempo.

Pero en este momento estaba concentrada a escuchar a su amiga en cuestión, tal vez no era una experta y no conocía mucho a Tyler de la manera que lo había hecho con Sam, pero a Fauna le rompía el corazon ver a Diane tan preocupada.

— Se que Sam quiere cuidarme —continuaba Diane mientras la rubia trabaja en su cabello—, pero tambien se que Tyler no tiene malas intensiones. Y verlos peleándose, me hace sentir tan culpable Fau.
— Di, los conflictos que se crearon entre ellos son egoístas y de chicos muy inmaduros. No es tu responsabilidad controlar como reaccionen ellos.
— No quiero hacer sufrir a nadie.

Fauna se dio vuelta, y se sentó junto a la castaña. Diane, casi por instinto de amistad coloco su cabeza en el hombro de su amiga.

— Ninguna personas merece sufrir por alguien. Ni Jeremy por mi, ni Penny por Daniel, ni Mason por Caitlin, sea quien sea; pero nos toca porque amamos y envidiamos y somos seres posesivos. Todos sufrimos por alguien más y alguien más sufre por nosotros.

Las dos chicas se quedaron allí un momento, hasta que Diane se toco el peinado.

— De verdad eres una genia en esto.
— Que puedo decir —hablo Fauna, con tono de chiste—, tengo un doctorado en coronas de flores.

En ese momento, vieron llegar a Jeremy acompañado por Penny. Él se despidió de Diane y de su amiga, tomando finalmente la mano de Fauna, y entrado a su cita.

Fauna no sabía que pensar, nunca había tenido una cita. Nunca la habían amado de esa forma.


Se sentaron uno frente a otro.

Jeremy la miraba totalmente encandecido por la belleza que el lograba capturar de Fauna. Siempre le habia sorprendido  como un ser era capaz de irradiar tantas cosas buenas, sin siquiera hablar o hacer un gesto, Fauna tenia ese algo que hacia sentir bien, con saber a hogar y comodidad, flores de primavera y escarcha de invierno. Era como la parte buena de las cosas.

La rubia se concentraba en pasar por cada plato que ofrecía el menú, no era nuevo el hecho de que Fauna era vegetaría así que ella examinaba cada comida que tenia el lugar, al final se decidió.

— Tarta de calabaza con wok de verduras, suena bien —lo miro—. Jeremy.
— Am, ¿que?
— ¿Que vas a pedir? —rio ante sacarlo de la tontera.
— Ah si —miro rápidamente el papel—. Carne con papas.
— ¿Carne con papas? —solo una risota.
— ¿Te estas burlando de mi elección exquisita?
— Es que venimos hasta aqui, y pides carnes con papas.
— Habla la chica de la ensalada.
— Wok.
— Es lo mismo —tomo uno de los palitos de pan de la mesa, y lo apunto hacia ella—. No todos los días tengo la posibilidad de comer un buen plato.

Un hombre se acerco a preguntarle sus pedidos, y para tomar Fauna pidió simplemente agua, Jeremy... tambien. Lo que menos necesitaba él era que su novia lo vieran ebrio. Como en situaciones anteriores, le daba verguenza.

Usaron el tiempo de espera para hablar de cosas absurdas, como de el niño que lloraba en el fondo, de donde creían que eran los hombres que hablaban con acento delante suyo y sobre que nunca ponían suficientes servilletas en las mesas.

Al cabo de unos minutos (para Jeremy demasiados minutos) llego su comida. Sin más, comenzaron a comer. No era tan tarde para cena, ni medio día; habían elegido ir a esa hora porque Fauna queria volver cuando aun hubiera luz.

— Fauna —dijo luego de un rato, ella tenia media tarta en el plato y Jeremy ya e había acabado todo—. Quiero que brindemos.
— ¿Que no es mala suerte hacerlo con agua?
— No lo se, ¿que es lo peor que podría pasar?
— No estar juntos —dijo ella al azar. « no creo que la mala suerte nos haga eso. no hace falta.» pensó el.

Entonces lo pensó, ¿se lo diría? ¿aquí en medio de una comida tan acogedora? ¿lo arruinaría todo? mejor no. Pero queria decir algo más, algo que se lo debía.

— Quiero decirte algo en serio —comenzó el rubio otra vez—, Fauna si yo no estuviera más contigo... ni tu conmigo. Debes ser feliz —a chica lo miro extrañada.
— Soy feliz junto a ti.
— Hablo de un futuro —la miro ocultando mucho peso—, si me pasara algo quiero que tengas una vida feliz. Hijos, y una casa hermosa como la que quieres y veas a tus nietos crecer.
— Estas siendo muy dramático —acoto ella, frunciendo el caño—. ¿Va a dejarme?
— ¡No, no... —bajo la voz—, es una suposición.
— Jeremy, no amare a otro hombro de la manera en que te amo a ti.
— No tienes que hacer —le sujeto la mano derecha a través de la mesa—. Porque no amas a alguien igual que a otro, porque nadie es remplazo de nadie. Pero lo que quiero es que, haría todo lo posible —respiro— incluso en mi muerte, para mandarte a el hombro que pueda cuidarte, amarte como lo mereces.

Fauna tenia los ojos cristalizados, entonces Jeremy trago fuerte. No queria hacerla sentir mal.

— Bien —dijo al fin—, entonces yo haría lo mismo por ti.

Se alivio. Soltó sus palmas y uso su pulgar para quitar una gota que se escapaba por si mejilla.

— Ahora brindemos, con agua porque no le tenemos miedo a la mala suerte, ¿verdad? —ella río despacio.
— Es verdad —levantaron sus vasos—. Por nuestro amor.
— Por la vida, Fauna —interrumpió él—. La vida es buena.


No se habían quedado para el postre, luego de eso se fueron. Penny se sorprendió de que no habían gastado tanto como suponía, tal vez que Fauna fuera vegetaría y que Jeremy fuera tan básico ayudo, y el agua claro. Aunque le hubiera gustado (a él) ver a una Penny cascarrabias por tener que sacar dinero.

Cuando llegaron aun no era completamente de noche, pero el sol se iría en unos minutos más. Casi corriendo, Fauna fue en busca de Diane dejando a su novio con un beso en la mejilla.

En el otro extremo, Jeremy estaba con sueño. Aunque sabía que no era sueño, era la somnolienta del mismo tumor.

Hacía unos cuantos días, en una clase expedición secreta los chicos habían entrado a una farmacia. En medio de la noche. Rompiendo la puerta de atrás. Encerrando al hombre de seguridad. Rogando por no aparecer con el rostro completo en las cámaras de seguridad.

Mientras que el resto de los chicos estaba en su misión //drogo adicta//, Jeremy buscaba cualquier cosa calmara su dolor. Tranquilizante, ansiolítico, soporífico, pastillas para dormir, relajante, o sedante-hipnótico.

Y tambien por que no, capsulas de morfina. Y jeringas, a las cuales había aprendido a no tenerle miedo.

Era tan extraño como hace tres meses las jeringas servían para inyectarse metanfetamina y ahora lo hacía para no sentir el dolor de la muerte.

— Joder —murmuro para si mismo cuando saco la aguja de su piel, sentando al costado de la camioneta. Odiaba tener que hacer eso, lo dejaba atontado por un rato sin siquiera poder ver con claridad, pero funcionaba para que su pecho presionara menos y pudriera soportarlo más.
— Bien, esto no debería sorprenderme, ¿verdad? —vio hacía el frente, y diviso a Mason.
— Habla el que hace unos días era el rey del éxtasis.
— No te juzgo, ni siquiera se lo que es eso —tomo el tarro que estaba a un lago, sin nada dentro—. Valium —leyó.
— Si.
— ¿Puedo saber por que te dopas con esto?
— Me duele la pierna —mintió.
— Te debe doler horrores, esto es bastante pesado.
— Es que me caía —continuo—, y ya había tenido un accidente. Como sea.

Por suerte de Jeremy, Mason ya no hizo más preguntas al respecto. Solo si sabía donde estaba Fauna a lo que respondió que no lo sabía y se fue.

Tomo aire, y se dedico a ordenar su zona de emergencias.


Fauna sentia que esto se lo debía, ella le debía unas enormes disculpas a Sam.

Había sido ella la que lo beso, la que salio corriendo y empezó a ignorarlo. Y se sentia terrible porque despues de todo, él había sido su mejor amigo desde que se adentro en ese viaje. Es más, sin el aliento de Sam seguramente Fauna no habría aceptado la loca idea de escapar de casa.

Pero sobre todas las cosas: lo extrañaba. Porque el fue su primer amigo, la primera persona con la cual ella se desahogo y el primero que la consoló. Su amistad era algo que no se iba a permitir perder, aunque Sam la odie en el intento.

Pero Sam no la odiaría, porque vale, era Sam.

Ahora lo veía sentado en una esquina, decidió acompañarlo.

— Toc toc —dijo.
— Fauna...
— Toc toc —repitió.

Sam exhalo.

— ¿Quien es?
— Nadie.
— ¿Nadie quien?

Fauna guardo silencio. hasta que Sam rio cuando se había dado cuenta del chiste.

— Nunca eres buenas con las bromas —hablo Samuel.
— Que hiriente —se quejo ella, se sentó frente al chico—. Escucha Sam, quiero decirte algo.
— ¿Que sales con Jeremy? Si, lo hemos notado, todos.
—No seas así —se apeno—. Lo siento.
— ¿Por que?
— Ya sabes el por que.
— Mira, eso esta en el pasado, estamos bien.
— ¿De verdad lo dices? —le sonrió.
— Eres mi amiga Fauna, y lo soy para ti... creo.
— ¡Si! ¡Si Sammy! —se abalanzo para abrazarlo—. Ahora en serio, ¿estas bien?
— Cosas de la vida, sobreviviré. ¿Tu?
— Genial.
— Ahora es cuando te pregunto sobre tu rollo con Jeremy, ¿verdad?
— No es necesario, si somos novios. Y se que no es él que mejor te cae...
— Ugh.
— Pero es sensacional.
— Eso espero —suspiro, estaba jugando con una tapita que había en el suelo.
— ¿La extrañas? —solo Fauna sin más, despues de todo no tenia que perder.
— ¿A quien?
— Ya sabes de quien hablo.
— ¿Por que tendría que extrañarla? Era insoportable.
— Puedes mentirle a quien te plazca, pero a mi no. Me doy cuenta —lo acuso. Noto algo de incomodidad en el rostro de Sam.
— No quiero hablar de eso.
— Bien, pequeño. Pero estoy aquí si necesitas hacerlo.