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No Quiero Quererte {Zayn Malik} TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 2 de 6. • 1, 2, 3, 4, 5, 6
Re: No Quiero Quererte {Zayn Malik} TERMINADA
Ahhhhhhhhhh!!!
Porfiiinn!
Te he extrañado..me has echo falta :(
Siempre estaba metiendome por si subias y no habia señales..pense que Nialler te abria comido -.-
Cuuando subiras capiitulos??
Nos merecemos un maraton al menos!
Beeesos!!Xx.
Porfiiinn!
Te he extrañado..me has echo falta :(
Siempre estaba metiendome por si subias y no habia señales..pense que Nialler te abria comido -.-
Cuuando subiras capiitulos??
Nos merecemos un maraton al menos!
Beeesos!!Xx.
Celiita Malik2
Re: No Quiero Quererte {Zayn Malik} TERMINADA
jajaja! Adoro esa actitud en el.Celiita Malik2 escribió:Wow..me encanta cuando Malik es tan arrogante y tan..og!
El beso..señor..que beso!Se le habran caido las bragas si llevara.. *.*
Malik baja bragas..
Siiguela cuando puedas,estuvo muy buena!
BesosXx
Exactamente eso pensé.
Ya la sigo. :)
Besos.
ᴍᴀʀ.
Re: No Quiero Quererte {Zayn Malik} TERMINADA
Si, es un poco bipolar. :/Tori Malik escribió:Dios si lo encuentro en mi camino, me lo como con la mirada hasta que quede solo los huesos.
Este chico es tan tierno pero a la vez tiene unos pensamientos muy feos..
Si que Zayn es rápido, es mas rápido que un avión.( Bueno nunca anduve en un avión y creo que es rápido ¡no?) Pero no tanto como el moreno de mi vida en la conquista. Es una perdición.
Síguela pronto....
jajjaja! Es muy rápido, diría que va directo al grano. Una completa perdición.
Ya la sigo. ;)
ᴍᴀʀ.
Re: No Quiero Quererte {Zayn Malik} TERMINADA
Sip, fue algo corta la novela de Louis. Esta comenzando!Isabela85 escribió:No puedo creer que ya terminó la novela con Louis!!!! Y empezará la de Zayn!!!! Y yo vetada del foro...
Pero he vuelto para seguir comentando en tus hermosas y sexys adaptaciones, no me puedo creer que Zayn valla a terminar con Pipa no me lo esperaba pero me encanta!!!!!
Continúa pliiiiisssssss!!!!!
Me alegra que te gusten. Ni yo, en la novela anterior no adelantaron NADA! Me volví loca cuando comencé el libro y vi que era Pippa.
Ya la sigo. :)
ᴍᴀʀ.
Re: No Quiero Quererte {Zayn Malik} TERMINADA
Aww! Yo también te extrañe.Celiita Malik2 escribió:Ahhhhhhhhhh!!!
Porfiiinn!
Te he extrañado..me has echo falta :(
Siempre estaba metiendome por si subias y no habia señales..pense que Nialler te abria comido -.-
Cuuando subiras capiitulos??
Nos merecemos un maraton al menos!
Beeesos!!Xx.
Lo siento, no podía hacer mucho sin la computadora. :/
Ya, tengo que adaptarlo. ;)
Tal vez...
Besos.
ᴍᴀʀ.
Re: No Quiero Quererte {Zayn Malik} TERMINADA
Capítulo 2
Cuando salieron por la puerta de atrás, Pippa recibió un golpe de viento helado en la cara y le soltó la mano para envolverse en el abrigo. Zayn volvió a tomarla por la muñeca para llevarla hacia su coche.
–¿Has venido en coche?
No, ella no tenía coche. Y tampoco tenía permiso de conducir, lo cual era un problema ya que necesitaba un vehículo para acudir a los eventos.
–No, Ashley envió un coche a buscarme.
Zayn arqueó una ceja.
–¿Y cómo has traído todas esas cosas desde Nueva York?
–Solo pedí que me enviasen el vino, el resto lo he preparado aquí mismo. Ashley tiene una cocina estupenda –respondió Pippa. Y lo sabía bien porque era ella quien había llenado la despensa.
Zayn abrió la puerta del Escalade y prácticamente la empujó hacia el interior.
–Mi chófer te llevará de vuelta a la ciudad por la mañana.
Vaya, parecía dispuesto a librarse de ella incluso antes de haberse acostado juntos, pensó Pippa, molesta.
Zayn subió al coche y arrancó a toda velocidad, aunque sabía que vivía cerca de allí. Medio kilómetro después se detuvo frente a una verja de hierro y esperó a que se abriera antes de acelerar de nuevo para subir por el camino.
Pippa no podía ver nada en la oscuridad. No había ninguna luz encendida en la mansión y no tenía un aspecto muy invitador. Se preguntó entonces si sería una monstruosidad como un castillo medieval o algo parecido. Había oído a Louis tomarle el pelo sobre «su cueva» y sentía curiosidad.
Antes de que llegaran a la casa las luces se encendieron de repente por control remoto.
Bajó del coche y sonrió cuando él le puso una mano en la espalda mientras entraban en una cocina que la hizo babear de envidia. Tenía un aspecto tan inmaculado que no parecía haber sido usada nunca.
Zayn la llevó al vestíbulo de entrada y cuando empezó a subir la escalera Pippa casi tuvo que correr para seguirlo.
Cuando llegaron al espacioso dormitorio principal estaba sin aire y, antes de que pudiese respirar, Zayn tiró de ella para apretarla contra su torso y darle un beso que la dejó casi mareada.
–Eres tan preciosa... –murmuró–. Me vuelves loco.
Ella sonrió, satisfecha. ¿Qué mujer no se sentiría así al escuchar eso?
–Pero tenemos que hablar de un par de cosas antes de dejarnos llevar.
Aunque hablaba con calma, sus ojos brillaban de una forma que la hizo temblar. La deseaba, eso estaba claro. Nunca se había sentido devorada por la mirada de un hombre, pero así era como se sentía en ese momento.
–¿A qué te refieres?
–Hay cosas que deberías saber, cosas que tengo que dejar claro para que luego no haya malentendidos.
La curiosidad hizo que Pippa enarcase una ceja mientras se sentaba al borde de la cama y cruzaba primorosamente las piernas.
–Te escucho.
¿Pero qué podía ser tan importante como para detener un beso?
Zayn se aclaró la garganta antes de decir: –No estoy interesado en compromisos. Necesito que entiendas eso antes de acostarnos juntos. Esto es solo un encuentro casual. No te llamaré mañana...
–Muy bien.
–Y espero que te marches por la mañana. Mi chófer te llevará a la ciudad.
Pippa sonrió, pero estaba claro que eso era lo último que Zayn esperaba.
¿Qué pensaba, que iba a irse de su casa indignada? Sin dejar de sonreír, se levantó para acercarse a él y pasó los dedos por los botones de su camisa.
–Si crees que yo quiero algo más, vas a llevarte una desilusión. Lo que quiero es sexo. ¿Puedes darme eso?
De inmediato vio un brillo de alivio en sus ojos marrones. Pero cuando iba a besarla, Pippa se apartó.
–No tan rápido. Yo también tengo un par de cosas que decir.
–¿Ah, sí?
–Imagino que tendrás preservativos. O más bien, si no hay preservativos no habrá sexo, así de sencillo.
–Tengo preservativos –dijo Zayn.
Pippa alargó una mano para tirar de su camisa.
–Entonces no tenemos nada más que decir –murmuró, buscando sus labios.
Zayn experimentó una oleada de deseo que lo dejó mareado. Pippa era todo lo que había imaginado y mucho más. Era dulce, sexy, atrevida y estaba seduciéndolo en su propio dormitorio.
Le encantaba que fuese tan impaciente, tirando de su camisa para sacarla del pantalón. Estaba acostumbrado a ser el más activo en la cama, pero era muy excitante que fuese al revés.
Cuando empezó a bajar la cremallera de su pantalón estuvo a punto de perder la cabeza y tuvo que respirar profundamente, intentando controlar la descarga de adrenalina.
Pero cuando bajó la cremallera y agarró su miembro... «Caray».
Pippa se puso de puntillas para besarlo, acariciándolo con sus sedosos dedos... –La primera vez soy muy exigente –murmuró–. Y espero que te ocupes de mí.
Si aquello no era un reto, no sabía qué podía serlo. Zayn la apartó de sí lo suficiente como para llevarla a la cama y tiró de su ropa con manos impacientes hasta que quedó con el conjunto de ropa interior más sexy que había visto nunca.
Era una sirena vestida de negro. El cabello negro, las perversas braguitas y el sujetador que apenas le cubría los pezones... El pelo deliciosamente
despeinado la hacía parecer recién salida de la cama y sus ojos, sus profundos y eróticos ojos verdes, lo volvían loco.
No era solo preciosa, era increíble.
La tumbó sobre el colchón para admirarla y pensó que era una fiesta para los sentidos. Y él quería disfrutarlos todos: el olfato, la vista, el oído, el tacto... quería oírla susurrar su nombre, pero sobre todo quería saborear cada centímetro de su piel.
Sabiendo que tendría problemas si no se ponía un preservativo de inmediato, abrió el cajón de la mesilla y sacó una caja entera que tiró sobre la cama.
Luego se tumbó sobre ella, capturando su boca, sintiendo las suaves curvas moldeándose a su cuerpo... Y fue como ser golpeado por un rayo. Ella le devolvía el beso apasionadamente, acariciando su espalda, explorando cada centímetro de su piel.
Recordando la vívida fantasía que había tenido unas horas antes, Zayn tiró de ella hasta que la tuvo sentada a horcajadas sobre su cuerpo.
La realidad sobrepasaba cualquier fantasía. Nada podía compararse con tenerla allí, en su cama, los muslos femeninos apretados contra sus costados.
–Desnúdate para mí –dijo con voz ronca–. Ahora mismo, para que pueda mirarte.
Pippa le regaló una traviesa sonrisa y, lentamente, empezó a quitarse el sujetador. Pero en lugar de dejarlo caer sobre la cama, sujetó la diminuta prenda sobre su pecho, soltando los tirantes uno a uno y dejando que se deslizaran por sus brazos.
Zayn apenas podía respirar y cuando por fin soltó el sujetador, revelando sus pechos ante su ávida mirada, dejó escapar un gruñido de satisfacción.
Eran del tamaño perfecto, firmes, altos, con unos pezones deliciosos que parecían suplicar sus caricias.
–Necesitaré ayuda con las bragas –murmuró Pippa, haciendo una mueca juguetona.
Y Zayn asintió con la cabeza. Claro que en aquel momento habría asentido a cualquier cosa.
Ella se inclinó hacia delante, dejando sus preciosos pechos a unos centímetros de su boca, y empezó a bajarse las braguitas.
Zayn no sabía qué debía hacer él, pero estaba dispuesto a cualquier cosa.
Apoyándose en un codo, alargó la otra mano para sujetar su cintura, acariciando su espalda, disfrutando de su suave piel.
Cuando las braguitas estaban en sus rodillas, Pippa puso las piernas sobre su torso.
–Tira de ellas –musitó.
Más que contento de poder ayudar, Zayn tiró de la prenda y se lanzó sobre ella como un predador.
La sensación de estar piel con piel estuvo a punto de hacerlo perder la cabeza mientras acariciaba sus pechos con la lengua.
Era perfecta, voluptuosa, dulce, no demasiado delgada, sencillamente perfecta.
Un suspiro se escapó de su garganta cuando envolvió un rígido pezón con los labios, chupando lentamente, rozándolo con la punta de la lengua mientras ella jadeaba.
–Eres preciosa –susurró–. No me canso de ti... sabes mejor que cualquier cosa que pudieras cocinar.
–Pero si aún no has probado mi comida –bromeó Pippa–. Soy una cocinera maravillosa.
Zayn sonrió.
–Era un cumplido. O al menos pretendía serlo.
–Creo que lo estabas haciendo bien sin cumplidos.
–¿Te gusta? –susurró Zayn, acariciando su pecho y viendo cómo el pezón se levantaba–. ¿Qué más te gusta, Pippa? Dime cómo darte placer.
–Lo estás haciendo bien, no tengo ninguna queja –logró decir ella, entre suspiros–. Me encanta que un hombre se tome su tiempo y no piense solo en su propio placer.
–Pero esto me hace sentir un gran placer –musitó él–. Me encanta tocarte, besarte. Me encanta ver cómo respondes, cómo se oscurecen tus ojos cuando estás encendida. Y esa sonrisa perversa me dice que vamos a pasarlo muy bien.
–Ahora que lo pienso, sigue con los cumplidos –bromeó Pippa–. Me gustan mucho.
–Dime dónde quieres que te toque.
Los ojos verdes se oscurecieron mientras tomaba su mano y la deslizaba hasta su entrepierna para colocarla sobre el capullo escondido entre los rizos... Pippa dejó escapar un gemido cuando Zayn empezó a mover los dedos... ah, sí, eso le gustaba mucho.
También él podía ser perverso cuando quería, pensó Zayn, acariciando los aterciopelados pliegues de su feminidad.
Ella dejó escapar un grito, arqueándose y enredando los dedos en su pelo. No era tímida en absoluto, sabía lo que quería y lo exigía. Y eso le encantaba.
Zayn le acarició el clítoris una vez más y luego apartó la mano para tomar un preservativo, inclinándose para besarla mientras le abría las piernas con la rodilla. No se cansaba de ella y pensaba aprovechar todo el tiempo que estuviera allí.
–¿Estás lista para mí?
Ella respondió envolviendo las piernas en su cintura y arqueando la espalda y Zayn tuvo que sonreír ante su impaciencia.
–Guíame, Pippa. Dime cómo te gusta.
Ella bajó una mano para envolver su miembro y colocarlo entre sus piernas, arqueándose un poco más al sentir el primer roce en la entrada de su húmeda cueva.
Los dos suspiraron y Zayn no pudo esperar más. Levantando las caderas, la penetró con una embestida... al principio pensó que le había hecho daño, pero entonces Pippa clavó los dedos en sus hombros y casi le gritó que no parase.
Él sonrió, besándola mientras se movía a un ritmo frenético. Sin estilo, sin gracia, aquel encuentro no podía ser descrito como elegante, todo lo contrario.
Era algo animal, con Pippa dando tanto como tomaba. Exigiéndole todo lo que tuviese y más. Nunca le había hecho el amor a una mujer más fiera y Zayn disfrutó de cada segundo.
–¿Estás conmigo, Pippa? Necesito que estés conmigo, estoy a punto.
–Estoy contigo –murmuró ella–. Sigue, Zayn, no pares.
Como si pudiese parar.
Dejando escapar un gruñido, Zayn empujó con fuerza. No pensaba en nada más que en ella, solo en ella moviéndose, apretándolo.
Escuchaba sus gemidos, olía su perfume, la saboreaba y la sentía hasta en los huesos.
–¡Zayn!
Pippa se agarró a sus hombros y él tembló violentamente mientras la oía gritar.
Un segundo después caía sobre ella, aunque sabía que debía estar aplastándola. Pero Pippa no se quejaba, al contrario. De hecho, lo apretaba con tal fuerza que no habría podido apartarse aunque quisiera.
Se quedaron así durante unos segundos, intentando recuperar el aliento. Y luego, dejando escapar un suspiro, Zayn se apartó para quitarse el preservativo.
Cuando volvió la cabeza, Pippa estaba tumbada boca arriba, con los ojos cerrados.
–Creo que estoy muerta –murmuró–. ¿Cuándo vamos a hacerlo otra vez?
–¿Has venido en coche?
No, ella no tenía coche. Y tampoco tenía permiso de conducir, lo cual era un problema ya que necesitaba un vehículo para acudir a los eventos.
–No, Ashley envió un coche a buscarme.
Zayn arqueó una ceja.
–¿Y cómo has traído todas esas cosas desde Nueva York?
–Solo pedí que me enviasen el vino, el resto lo he preparado aquí mismo. Ashley tiene una cocina estupenda –respondió Pippa. Y lo sabía bien porque era ella quien había llenado la despensa.
Zayn abrió la puerta del Escalade y prácticamente la empujó hacia el interior.
–Mi chófer te llevará de vuelta a la ciudad por la mañana.
Vaya, parecía dispuesto a librarse de ella incluso antes de haberse acostado juntos, pensó Pippa, molesta.
Zayn subió al coche y arrancó a toda velocidad, aunque sabía que vivía cerca de allí. Medio kilómetro después se detuvo frente a una verja de hierro y esperó a que se abriera antes de acelerar de nuevo para subir por el camino.
Pippa no podía ver nada en la oscuridad. No había ninguna luz encendida en la mansión y no tenía un aspecto muy invitador. Se preguntó entonces si sería una monstruosidad como un castillo medieval o algo parecido. Había oído a Louis tomarle el pelo sobre «su cueva» y sentía curiosidad.
Antes de que llegaran a la casa las luces se encendieron de repente por control remoto.
Bajó del coche y sonrió cuando él le puso una mano en la espalda mientras entraban en una cocina que la hizo babear de envidia. Tenía un aspecto tan inmaculado que no parecía haber sido usada nunca.
Zayn la llevó al vestíbulo de entrada y cuando empezó a subir la escalera Pippa casi tuvo que correr para seguirlo.
Cuando llegaron al espacioso dormitorio principal estaba sin aire y, antes de que pudiese respirar, Zayn tiró de ella para apretarla contra su torso y darle un beso que la dejó casi mareada.
–Eres tan preciosa... –murmuró–. Me vuelves loco.
Ella sonrió, satisfecha. ¿Qué mujer no se sentiría así al escuchar eso?
–Pero tenemos que hablar de un par de cosas antes de dejarnos llevar.
Aunque hablaba con calma, sus ojos brillaban de una forma que la hizo temblar. La deseaba, eso estaba claro. Nunca se había sentido devorada por la mirada de un hombre, pero así era como se sentía en ese momento.
–¿A qué te refieres?
–Hay cosas que deberías saber, cosas que tengo que dejar claro para que luego no haya malentendidos.
La curiosidad hizo que Pippa enarcase una ceja mientras se sentaba al borde de la cama y cruzaba primorosamente las piernas.
–Te escucho.
¿Pero qué podía ser tan importante como para detener un beso?
Zayn se aclaró la garganta antes de decir: –No estoy interesado en compromisos. Necesito que entiendas eso antes de acostarnos juntos. Esto es solo un encuentro casual. No te llamaré mañana...
–Muy bien.
–Y espero que te marches por la mañana. Mi chófer te llevará a la ciudad.
Pippa sonrió, pero estaba claro que eso era lo último que Zayn esperaba.
¿Qué pensaba, que iba a irse de su casa indignada? Sin dejar de sonreír, se levantó para acercarse a él y pasó los dedos por los botones de su camisa.
–Si crees que yo quiero algo más, vas a llevarte una desilusión. Lo que quiero es sexo. ¿Puedes darme eso?
De inmediato vio un brillo de alivio en sus ojos marrones. Pero cuando iba a besarla, Pippa se apartó.
–No tan rápido. Yo también tengo un par de cosas que decir.
–¿Ah, sí?
–Imagino que tendrás preservativos. O más bien, si no hay preservativos no habrá sexo, así de sencillo.
–Tengo preservativos –dijo Zayn.
Pippa alargó una mano para tirar de su camisa.
–Entonces no tenemos nada más que decir –murmuró, buscando sus labios.
Zayn experimentó una oleada de deseo que lo dejó mareado. Pippa era todo lo que había imaginado y mucho más. Era dulce, sexy, atrevida y estaba seduciéndolo en su propio dormitorio.
Le encantaba que fuese tan impaciente, tirando de su camisa para sacarla del pantalón. Estaba acostumbrado a ser el más activo en la cama, pero era muy excitante que fuese al revés.
Cuando empezó a bajar la cremallera de su pantalón estuvo a punto de perder la cabeza y tuvo que respirar profundamente, intentando controlar la descarga de adrenalina.
Pero cuando bajó la cremallera y agarró su miembro... «Caray».
Pippa se puso de puntillas para besarlo, acariciándolo con sus sedosos dedos... –La primera vez soy muy exigente –murmuró–. Y espero que te ocupes de mí.
Si aquello no era un reto, no sabía qué podía serlo. Zayn la apartó de sí lo suficiente como para llevarla a la cama y tiró de su ropa con manos impacientes hasta que quedó con el conjunto de ropa interior más sexy que había visto nunca.
Era una sirena vestida de negro. El cabello negro, las perversas braguitas y el sujetador que apenas le cubría los pezones... El pelo deliciosamente
despeinado la hacía parecer recién salida de la cama y sus ojos, sus profundos y eróticos ojos verdes, lo volvían loco.
No era solo preciosa, era increíble.
La tumbó sobre el colchón para admirarla y pensó que era una fiesta para los sentidos. Y él quería disfrutarlos todos: el olfato, la vista, el oído, el tacto... quería oírla susurrar su nombre, pero sobre todo quería saborear cada centímetro de su piel.
Sabiendo que tendría problemas si no se ponía un preservativo de inmediato, abrió el cajón de la mesilla y sacó una caja entera que tiró sobre la cama.
Luego se tumbó sobre ella, capturando su boca, sintiendo las suaves curvas moldeándose a su cuerpo... Y fue como ser golpeado por un rayo. Ella le devolvía el beso apasionadamente, acariciando su espalda, explorando cada centímetro de su piel.
Recordando la vívida fantasía que había tenido unas horas antes, Zayn tiró de ella hasta que la tuvo sentada a horcajadas sobre su cuerpo.
La realidad sobrepasaba cualquier fantasía. Nada podía compararse con tenerla allí, en su cama, los muslos femeninos apretados contra sus costados.
–Desnúdate para mí –dijo con voz ronca–. Ahora mismo, para que pueda mirarte.
Pippa le regaló una traviesa sonrisa y, lentamente, empezó a quitarse el sujetador. Pero en lugar de dejarlo caer sobre la cama, sujetó la diminuta prenda sobre su pecho, soltando los tirantes uno a uno y dejando que se deslizaran por sus brazos.
Zayn apenas podía respirar y cuando por fin soltó el sujetador, revelando sus pechos ante su ávida mirada, dejó escapar un gruñido de satisfacción.
Eran del tamaño perfecto, firmes, altos, con unos pezones deliciosos que parecían suplicar sus caricias.
–Necesitaré ayuda con las bragas –murmuró Pippa, haciendo una mueca juguetona.
Y Zayn asintió con la cabeza. Claro que en aquel momento habría asentido a cualquier cosa.
Ella se inclinó hacia delante, dejando sus preciosos pechos a unos centímetros de su boca, y empezó a bajarse las braguitas.
Zayn no sabía qué debía hacer él, pero estaba dispuesto a cualquier cosa.
Apoyándose en un codo, alargó la otra mano para sujetar su cintura, acariciando su espalda, disfrutando de su suave piel.
Cuando las braguitas estaban en sus rodillas, Pippa puso las piernas sobre su torso.
–Tira de ellas –musitó.
Más que contento de poder ayudar, Zayn tiró de la prenda y se lanzó sobre ella como un predador.
La sensación de estar piel con piel estuvo a punto de hacerlo perder la cabeza mientras acariciaba sus pechos con la lengua.
Era perfecta, voluptuosa, dulce, no demasiado delgada, sencillamente perfecta.
Un suspiro se escapó de su garganta cuando envolvió un rígido pezón con los labios, chupando lentamente, rozándolo con la punta de la lengua mientras ella jadeaba.
–Eres preciosa –susurró–. No me canso de ti... sabes mejor que cualquier cosa que pudieras cocinar.
–Pero si aún no has probado mi comida –bromeó Pippa–. Soy una cocinera maravillosa.
Zayn sonrió.
–Era un cumplido. O al menos pretendía serlo.
–Creo que lo estabas haciendo bien sin cumplidos.
–¿Te gusta? –susurró Zayn, acariciando su pecho y viendo cómo el pezón se levantaba–. ¿Qué más te gusta, Pippa? Dime cómo darte placer.
–Lo estás haciendo bien, no tengo ninguna queja –logró decir ella, entre suspiros–. Me encanta que un hombre se tome su tiempo y no piense solo en su propio placer.
–Pero esto me hace sentir un gran placer –musitó él–. Me encanta tocarte, besarte. Me encanta ver cómo respondes, cómo se oscurecen tus ojos cuando estás encendida. Y esa sonrisa perversa me dice que vamos a pasarlo muy bien.
–Ahora que lo pienso, sigue con los cumplidos –bromeó Pippa–. Me gustan mucho.
–Dime dónde quieres que te toque.
Los ojos verdes se oscurecieron mientras tomaba su mano y la deslizaba hasta su entrepierna para colocarla sobre el capullo escondido entre los rizos... Pippa dejó escapar un gemido cuando Zayn empezó a mover los dedos... ah, sí, eso le gustaba mucho.
También él podía ser perverso cuando quería, pensó Zayn, acariciando los aterciopelados pliegues de su feminidad.
Ella dejó escapar un grito, arqueándose y enredando los dedos en su pelo. No era tímida en absoluto, sabía lo que quería y lo exigía. Y eso le encantaba.
Zayn le acarició el clítoris una vez más y luego apartó la mano para tomar un preservativo, inclinándose para besarla mientras le abría las piernas con la rodilla. No se cansaba de ella y pensaba aprovechar todo el tiempo que estuviera allí.
–¿Estás lista para mí?
Ella respondió envolviendo las piernas en su cintura y arqueando la espalda y Zayn tuvo que sonreír ante su impaciencia.
–Guíame, Pippa. Dime cómo te gusta.
Ella bajó una mano para envolver su miembro y colocarlo entre sus piernas, arqueándose un poco más al sentir el primer roce en la entrada de su húmeda cueva.
Los dos suspiraron y Zayn no pudo esperar más. Levantando las caderas, la penetró con una embestida... al principio pensó que le había hecho daño, pero entonces Pippa clavó los dedos en sus hombros y casi le gritó que no parase.
Él sonrió, besándola mientras se movía a un ritmo frenético. Sin estilo, sin gracia, aquel encuentro no podía ser descrito como elegante, todo lo contrario.
Era algo animal, con Pippa dando tanto como tomaba. Exigiéndole todo lo que tuviese y más. Nunca le había hecho el amor a una mujer más fiera y Zayn disfrutó de cada segundo.
–¿Estás conmigo, Pippa? Necesito que estés conmigo, estoy a punto.
–Estoy contigo –murmuró ella–. Sigue, Zayn, no pares.
Como si pudiese parar.
Dejando escapar un gruñido, Zayn empujó con fuerza. No pensaba en nada más que en ella, solo en ella moviéndose, apretándolo.
Escuchaba sus gemidos, olía su perfume, la saboreaba y la sentía hasta en los huesos.
–¡Zayn!
Pippa se agarró a sus hombros y él tembló violentamente mientras la oía gritar.
Un segundo después caía sobre ella, aunque sabía que debía estar aplastándola. Pero Pippa no se quejaba, al contrario. De hecho, lo apretaba con tal fuerza que no habría podido apartarse aunque quisiera.
Se quedaron así durante unos segundos, intentando recuperar el aliento. Y luego, dejando escapar un suspiro, Zayn se apartó para quitarse el preservativo.
Cuando volvió la cabeza, Pippa estaba tumbada boca arriba, con los ojos cerrados.
–Creo que estoy muerta –murmuró–. ¿Cuándo vamos a hacerlo otra vez?
ᴍᴀʀ.
Re: No Quiero Quererte {Zayn Malik} TERMINADA
OMG! Eso si fue intenso!
Espero que les haya gustado el capítulo!
Comenten y les dejo cap!
El maratón (mini maratón) queda para la próxima, ahora no tengo mucho tiempo. ;)
Besos.
Espero que les haya gustado el capítulo!
Comenten y les dejo cap!
El maratón (mini maratón) queda para la próxima, ahora no tengo mucho tiempo. ;)
Besos.
ᴍᴀʀ.
Re: No Quiero Quererte {Zayn Malik} TERMINADA
Madre de mi vida..quien fuera Pippa!*.*
Hijo mio,tienes que ser la perfeccion en la cama..
Repetir?pero si ha dicho nada mas entrar que no..lo haran?que dira zayn?
Dios..tienes que seguirla en cuanto puedas pleasee!! :(
Me dara un infarto si no la sigues,en serio!
Siigueela :)
BesosXx.
Hijo mio,tienes que ser la perfeccion en la cama..
Repetir?pero si ha dicho nada mas entrar que no..lo haran?que dira zayn?
Dios..tienes que seguirla en cuanto puedas pleasee!! :(
Me dara un infarto si no la sigues,en serio!
Siigueela :)
BesosXx.
Celiita Malik2
Re: No Quiero Quererte {Zayn Malik} TERMINADA
par de salvajes!!!!!!
en esta ocasion los dos se van a dar de bruses contra el suelo con eso de no querer nada serio...
continua pliiiiiiiiiiiiiiiiisssssssssssss!!!!!!!!
en esta ocasion los dos se van a dar de bruses contra el suelo con eso de no querer nada serio...
continua pliiiiiiiiiiiiiiiiisssssssssssss!!!!!!!!
Isabela85
Re: No Quiero Quererte {Zayn Malik} TERMINADA
Por el amor a dios.
Quieres matarme con ese capítulo..
Dios mío, Zayn es tan sexy y hermoso. Lo quiero comer como si fuera un helado. Seria el helado mas rico que probaría en mi vida.
Envidio a Pippa.
Quiero maratón.
Síguela
Quieres matarme con ese capítulo..
Dios mío, Zayn es tan sexy y hermoso. Lo quiero comer como si fuera un helado. Seria el helado mas rico que probaría en mi vida.
Envidio a Pippa.
Quiero maratón.
Síguela
Tori Malik
Re: No Quiero Quererte {Zayn Malik} TERMINADA
Ojalá fuéramos Pippa!Celiita Malik2 escribió:Madre de mi vida..quien fuera Pippa!*.*
Hijo mio,tienes que ser la perfeccion en la cama..
Repetir?pero si ha dicho nada mas entrar que no..lo haran?que dira zayn?
Dios..tienes que seguirla en cuanto puedas pleasee!! :(
Me dara un infarto si no la sigues,en serio!
Siigueela :)
BesosXx.
Lo es!
Veremos que dice...
Ya la sigo. :)
Besos.
ᴍᴀʀ.
Re: No Quiero Quererte {Zayn Malik} TERMINADA
jajajja! Si, son unos salvajes!Isabela85 escribió:par de salvajes!!!!!!
en esta ocasion los dos se van a dar de bruses contra el suelo con eso de no querer nada serio...
continua pliiiiiiiiiiiiiiiiisssssssssssss!!!!!!!!
Eso creo... :/
Ya la sigo. :)
Besos.
ᴍᴀʀ.
Re: No Quiero Quererte {Zayn Malik} TERMINADA
Todas morimos con este cap.Tori Malik escribió:Por el amor a dios.
Quieres matarme con ese capítulo..
Dios mío, Zayn es tan sexy y hermoso. Lo quiero comer como si fuera un helado. Seria el helado mas rico que probaría en mi vida.
Envidio a Pippa.
Quiero maratón.
Síguela
Si, lo es. OMG... No es bueno para mi salud imaginármelo como un helado, más si le sumamos las temperaturas que han habido en estos días...
Yo también!
Ya comienzo el maratón. ;)
Besos.
ᴍᴀʀ.
Maratón 1/3
Capítulo 3
Pippa abrió los ojos poco a poco, pero solo podía ver una nube blanca. Sentía como si la hubiese atropellado un camión, pero... ah, qué sensación tan maravillosa.
Tardó un momento en darse cuenta de que tenía la cara enterrada en la almohada y se incorporó con gesto impaciente para mirar alrededor.
Estaba sola en la habitación, su ropa cuidadosamente doblada a los pies de la cama; un sutil recordatorio de que debía marcharse en cuanto despertase.
Pippa arrugó la nariz. Zayn no se había quedado para decirle adiós y nada indicaba que había pasado la noche con ella porque su lado de la cama estaba frío. No quedaba ninguna señal de que hubieran pasado la noche revolviendo las lujosas sábanas.
Suspirando, se cubrió con el embozo de la sábana y tuvo que sonreír al pensar que estaba siendo ridículamente pudorosa.
Pero Zayn lo había dejado bien claro: no quería encuentros matutinos.
Pippa dejó escapar un suspiro, sintiendo un cosquilleo al recordar lo que había pasado por la noche.
Sentía la tentación de darse una ducha porque su último intento había sido interrumpido por Zayn, pero él quería que se fuera por la mañana y Pippa no tenía intención de quedarse.
Eran las nueve, comprobó, mirando su reloj. Debería haberse marchado mucho antes, pero no había logrado dormir hasta el amanecer.
Cuando se levantó de la cama todos sus músculos protestaron. En realidad, le dolían músculos que nunca antes había usado.
Después de vestirse, entró en el cuarto de baño para intentar hacer algo con su pelo. Llevaba maquillaje en el bolso, pero no iba a molestarse. No tenía que impresionar a nadie y el coche la dejaría en su apartamento.
Después de desenredarse un poco el pelo, se hizo un moño que sujetó con un prendedor y se puso las gafas de sol.
Respirando profundamente, salió del dormitorio y se asomó a la escalera. No sabía si Zayn estaba en casa, pero lo último que deseaba era encontrárselo, de modo que bajó de puntillas... y cuando llegó al vestíbulo se encontró con un hombre alto y serio de entre cuarenta y sesenta años.
–Señorita Laingley, el coche está esperando.
–Ah, lo siento. ¿Lleva mucho tiempo esperando?
El hombre sonrió. –No, en absoluto. Venga, la acompaño.
Pippa dio un paso adelante... y se detuvo bruscamente al recordar que había olvidado su abrigo. Pero cuando se volvió, el hombre tenía el abrigo en la mano.
–¿Me permite?
–Gracias.
Zayn le había dicho que hacía tiempo que no tenía relaciones, pero Pippa tenía la impresión de que no era la primera mujer que pasaba por allí. El mayordomo, o lo que fuera, parecía tener los movimientos bien ensayados.
Cuando abrió la puerta se quedó sorprendida.
–¡Ha nevado!
–Desde luego que sí. Al menos diez centímetros según las noticias.
El hombre le ofreció su brazo y Pippa lo aceptó para bajar los escalones.
Seguía llevando los zapatos de tacón que había llevado por la noche y, aunque eran muy sexys, no eran apropiados para la nieve.
El mayordomo abrió la puerta del coche negro que la esperaba y se despidió con una sonrisa.
–Que tenga un buen viaje, señorita.
–Gracias –dijo ella.
El conductor arrancó y Pippa se volvió para mirar la casa a la luz del día.
Era una construcción grande, pero no daba miedo como había pensado por la noche. Se parecía a las demás mansiones de la zona. La propiedad estaba rodeada de altos muros y debía ser muy grande porque no veía ninguna otra casa.
Sí, aparentemente Zayn vivía una vida de recluso. Y después de haber disfrutado de su pasión, se preguntó cuántas veces llevaría a una mujer a su guarida.
Ese pensamiento la hizo reír. Pensaba en Zayn como si fuera un monstruo cuando era todo lo contrario. Zayn Malik era pecaminosamente guapo y perfecto.
Y hacía el amor de maravilla. Tanto que sufriría los efectos de esa noche durante una semana.
Pippa miró la imponente casa por última vez cuando el coche tomó la carretera y luego, suspirando, echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos.
Zayn miraba el coche alejándose por el camino desde la ventana de su estudio.
Y siguió mirando durante unos segundos cuando desapareció de su vista.
Estaba inmóvil, con las manos en los bolsillos del pantalón. Le molestaba no saber qué iba a hacer. Sentía el deseo de hacer algo, pero no sabía qué. Solo sabía que estar en su casa, solo, de repente le parecía insoportable.
Era esa maldita mujer, pensó. Lo había pillado desprevenido. Tal vez había esperado alguien como Ashley: dulce, tímida, inocente y necesitada de protección. Tal vez se había acostado con Pippa porque su ego masculino lo necesitaba. O tal vez había pensado que estaba haciéndole un favor, cuando en realidad había hecho lo que llevaba deseando hacer desde el día que la conoció.
Pero Pippa había puesto su mundo patas arriba. Pippa Laingley era una mujer segura de sí misma, que no tenía miedo de tomar lo que quería y la noche anterior lo había querido a él. Su ego debería estar tranquilo, pero se sentía raro porque los papeles se habían cambiado.
Era casi como si le hubiera dicho: «Estoy dispuesta a acostarme contigo, pero no quiero saber nada de ti».
Pippa había tomado el control y él había actuado como un adolescente enloquecido la noche anterior. Nada que ver con el hombre serio y controlado que le gustaba mostrar ante el mundo.
Y eso le molestaba mucho.
Sacudiendo la cabeza, Zayn volvió al dormitorio y entró sin hacer ruido; lo cual era una estupidez porque la había visto salir de su casa.
Pero la presencia de Pippa seguía allí y podía oler su perfume... Miró entonces las sábanas arrugadas, una de ellas en el suelo.
Deberían haber dormido en el cuarto de invitados, pensó entonces.
Él no llevaba mujeres a su dormitorio. Nunca. Si hubiera pensado con la cabeza la noche anterior se habría quedado en el piso de abajo para no invadir la zona privada de su casa.
Pero en lo único que podía pensar la noche anterior era en llevarla a su cama lo antes posible.
El deseo era un asco, una amante controladora y voluble de la que no se podía escapar. Pero tal vez después de haber hecho el amor con Pippa durante horas no perdería la cabeza cada vez que la viese.
El instinto le decía que eso no era verdad, pero tenía que creerlo.
Zayn entró en el baño.
Había tirado todo lo que había sobre la encimera para sentar allí a Pippa y hacerle el amor de nuevo.
Y había al menos dos preservativos en el suelo.
Suspirando, Zayn tomó un pañuelo de papel para recogerlos y tirarlos a la basura cuando se le aceleró el corazón.
Se quedó inmóvil, incapaz de creer lo que estaba viendo... y luego masculló una serie de palabrotas, con el estómago encogido y la frente cubierta de sudor.
Cerró los ojos, deseando que no fuera verdad, pero cuando volvió a abrirlos vio la prueba irrefutable en su mano.
Uno de los preservativos estaba roto.
Tardó un momento en darse cuenta de que tenía la cara enterrada en la almohada y se incorporó con gesto impaciente para mirar alrededor.
Estaba sola en la habitación, su ropa cuidadosamente doblada a los pies de la cama; un sutil recordatorio de que debía marcharse en cuanto despertase.
Pippa arrugó la nariz. Zayn no se había quedado para decirle adiós y nada indicaba que había pasado la noche con ella porque su lado de la cama estaba frío. No quedaba ninguna señal de que hubieran pasado la noche revolviendo las lujosas sábanas.
Suspirando, se cubrió con el embozo de la sábana y tuvo que sonreír al pensar que estaba siendo ridículamente pudorosa.
Pero Zayn lo había dejado bien claro: no quería encuentros matutinos.
Pippa dejó escapar un suspiro, sintiendo un cosquilleo al recordar lo que había pasado por la noche.
Sentía la tentación de darse una ducha porque su último intento había sido interrumpido por Zayn, pero él quería que se fuera por la mañana y Pippa no tenía intención de quedarse.
Eran las nueve, comprobó, mirando su reloj. Debería haberse marchado mucho antes, pero no había logrado dormir hasta el amanecer.
Cuando se levantó de la cama todos sus músculos protestaron. En realidad, le dolían músculos que nunca antes había usado.
Después de vestirse, entró en el cuarto de baño para intentar hacer algo con su pelo. Llevaba maquillaje en el bolso, pero no iba a molestarse. No tenía que impresionar a nadie y el coche la dejaría en su apartamento.
Después de desenredarse un poco el pelo, se hizo un moño que sujetó con un prendedor y se puso las gafas de sol.
Respirando profundamente, salió del dormitorio y se asomó a la escalera. No sabía si Zayn estaba en casa, pero lo último que deseaba era encontrárselo, de modo que bajó de puntillas... y cuando llegó al vestíbulo se encontró con un hombre alto y serio de entre cuarenta y sesenta años.
–Señorita Laingley, el coche está esperando.
–Ah, lo siento. ¿Lleva mucho tiempo esperando?
El hombre sonrió. –No, en absoluto. Venga, la acompaño.
Pippa dio un paso adelante... y se detuvo bruscamente al recordar que había olvidado su abrigo. Pero cuando se volvió, el hombre tenía el abrigo en la mano.
–¿Me permite?
–Gracias.
Zayn le había dicho que hacía tiempo que no tenía relaciones, pero Pippa tenía la impresión de que no era la primera mujer que pasaba por allí. El mayordomo, o lo que fuera, parecía tener los movimientos bien ensayados.
Cuando abrió la puerta se quedó sorprendida.
–¡Ha nevado!
–Desde luego que sí. Al menos diez centímetros según las noticias.
El hombre le ofreció su brazo y Pippa lo aceptó para bajar los escalones.
Seguía llevando los zapatos de tacón que había llevado por la noche y, aunque eran muy sexys, no eran apropiados para la nieve.
El mayordomo abrió la puerta del coche negro que la esperaba y se despidió con una sonrisa.
–Que tenga un buen viaje, señorita.
–Gracias –dijo ella.
El conductor arrancó y Pippa se volvió para mirar la casa a la luz del día.
Era una construcción grande, pero no daba miedo como había pensado por la noche. Se parecía a las demás mansiones de la zona. La propiedad estaba rodeada de altos muros y debía ser muy grande porque no veía ninguna otra casa.
Sí, aparentemente Zayn vivía una vida de recluso. Y después de haber disfrutado de su pasión, se preguntó cuántas veces llevaría a una mujer a su guarida.
Ese pensamiento la hizo reír. Pensaba en Zayn como si fuera un monstruo cuando era todo lo contrario. Zayn Malik era pecaminosamente guapo y perfecto.
Y hacía el amor de maravilla. Tanto que sufriría los efectos de esa noche durante una semana.
Pippa miró la imponente casa por última vez cuando el coche tomó la carretera y luego, suspirando, echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos.
Zayn miraba el coche alejándose por el camino desde la ventana de su estudio.
Y siguió mirando durante unos segundos cuando desapareció de su vista.
Estaba inmóvil, con las manos en los bolsillos del pantalón. Le molestaba no saber qué iba a hacer. Sentía el deseo de hacer algo, pero no sabía qué. Solo sabía que estar en su casa, solo, de repente le parecía insoportable.
Era esa maldita mujer, pensó. Lo había pillado desprevenido. Tal vez había esperado alguien como Ashley: dulce, tímida, inocente y necesitada de protección. Tal vez se había acostado con Pippa porque su ego masculino lo necesitaba. O tal vez había pensado que estaba haciéndole un favor, cuando en realidad había hecho lo que llevaba deseando hacer desde el día que la conoció.
Pero Pippa había puesto su mundo patas arriba. Pippa Laingley era una mujer segura de sí misma, que no tenía miedo de tomar lo que quería y la noche anterior lo había querido a él. Su ego debería estar tranquilo, pero se sentía raro porque los papeles se habían cambiado.
Era casi como si le hubiera dicho: «Estoy dispuesta a acostarme contigo, pero no quiero saber nada de ti».
Pippa había tomado el control y él había actuado como un adolescente enloquecido la noche anterior. Nada que ver con el hombre serio y controlado que le gustaba mostrar ante el mundo.
Y eso le molestaba mucho.
Sacudiendo la cabeza, Zayn volvió al dormitorio y entró sin hacer ruido; lo cual era una estupidez porque la había visto salir de su casa.
Pero la presencia de Pippa seguía allí y podía oler su perfume... Miró entonces las sábanas arrugadas, una de ellas en el suelo.
Deberían haber dormido en el cuarto de invitados, pensó entonces.
Él no llevaba mujeres a su dormitorio. Nunca. Si hubiera pensado con la cabeza la noche anterior se habría quedado en el piso de abajo para no invadir la zona privada de su casa.
Pero en lo único que podía pensar la noche anterior era en llevarla a su cama lo antes posible.
El deseo era un asco, una amante controladora y voluble de la que no se podía escapar. Pero tal vez después de haber hecho el amor con Pippa durante horas no perdería la cabeza cada vez que la viese.
El instinto le decía que eso no era verdad, pero tenía que creerlo.
Zayn entró en el baño.
Había tirado todo lo que había sobre la encimera para sentar allí a Pippa y hacerle el amor de nuevo.
Y había al menos dos preservativos en el suelo.
Suspirando, Zayn tomó un pañuelo de papel para recogerlos y tirarlos a la basura cuando se le aceleró el corazón.
Se quedó inmóvil, incapaz de creer lo que estaba viendo... y luego masculló una serie de palabrotas, con el estómago encogido y la frente cubierta de sudor.
Cerró los ojos, deseando que no fuera verdad, pero cuando volvió a abrirlos vio la prueba irrefutable en su mano.
Uno de los preservativos estaba roto.
ᴍᴀʀ.
Maratón 2/3
Capítulo 4
Pippa sintió la tentación de tirar el móvil contra la pared, pero se contuvo porque entonces tendría que comprar otro.
¿Qué más podía ir mal aquel día? Había encontrado el sitio perfecto para su local y en una buena zona de la ciudad. El precio era razonable y tenía todo lo necesario. Lo único que necesitaba era una pequeña reforma en la entrada para colocar unas cuantas mesas.
Después de tanto tiempo organizando caterings, estaba lista para dar un paso adelante, uno que le aportaría ingresos fijos. Gracias a sus pocos ahorros había podido seguir viviendo en el apartamento, pero si no empezaba a ingresar dinero todos los meses, tarde o temprano tendría que irse.
Estaba segura de que el banco le concedería un préstamo, pero para conseguirlo necesitaba tener firmado un contrato de alquiler. Y había creído
que lo tenía hasta que el propietario del local llamó para decirle que había un problema.
De repente, su sueño de preciosas magdalenas, deliciosos pasteles, intricados bombones y panes de todo tipo se evaporó.
Estaba cerrando la puerta del apartamento cuando empezó a sonarle el móvil.
Era un número que no reconocía, pero como se lo había dado a muchos clientes, no podía permitirse el lujo de no responder.
–¿Dígame?
–Pippa, soy Zayn.
Ella rio mientras se quitaba el abrigo.
–Vaya, qué sorpresa. Si no recuerdo mal, dijiste que no me llamarías al día siguiente. ¿A qué le debo este honor?
–Uno de los preservativos se rompió.
Pippa se pasó el teléfono a la otra mano para quitarse el abrigo del todo, convencida de haber oído mal.
–¿Qué has dicho?
–Que el preservativo que usamos en la ducha se rompió. No me di cuenta, por supuesto.
Ella intentó tragar saliva. Ninguno de los dos se había dado cuenta en ese momento, claro.
–Pippa, ¿estás ahí?
–Sí, estoy aquí.
–Tenemos que hablar.
–¿Cuándo lo has descubierto?
–Ayer, cuando te fuiste.
–¿Y por qué has esperado hasta hoy para decírmelo? –gritó ella–. Deberías habérmelo contado ayer, cuando aún podría haber hecho algo. Aunque no sabía muy bien qué podría haber hecho. ¿La píldora del día siguiente? Entonces habría sido demasiado tarde... ¿o no? En realidad, no lo sabía. Pero al menos podría haber preguntado.
–Cálmate, Pippa.
Su tono condescendiente la enfadó aún más.
–No me digas que me calme. No eres tú quien tendrá que vivir con las consecuencias de un preservativo roto.
–¿Ah, no? ¿Crees que un embarazo no me afecta tanto como a ti? Deja de gritarme y vamos a hablar de esto como adultos.
Pippa tuvo que morderse los labios.
–Muy bien, de acuerdo.
–Supongo que no tomas la píldora.
–No, no la tomo.
–Y supongo que esta noticia te ha asustado tanto como a mí –siguió Zayn–. Pero que lo pagues conmigo no sirve de nada.
Pippa miró el móvil. Si lo hubiese tirado contra la pared no estaría manteniendo esa conversación, pensó.
–Creo que deberías mudarte a mi casa, al menos hasta que sepamos si estás embarazada.
–¿Qué?
–Tal vez deberíamos vernos, no creo que esto sea algo de lo que debamos hablar por teléfono. Iré a buscarte en una hora...
–No –dijo Pippa entonces.
–¿Entonces qué hacemos?
–No pienso irme a vivir a tu casa. Es lo más absurdo que he oído en toda mi vida. Y no tenemos por qué vernos. Francamente, ahora mismo no siento el menor deseo de verte. Necesito tiempo para acostumbrarme a la idea, pero si al final resulta que estoy embarazada te aseguro que me pondré en contacto contigo. Hasta entonces, te agradecería que me dejases en paz.
–No se trata de lo que yo quiera –replicó Zayn–. Necesito saber que tú estás bien y que el bebé, si existe, también está bien. Y la mejor manera de hacer eso es que estés cerca de mí.
Lo había dicho con tono distante, como si pensara que estaba haciendo lo que debía hacer. Y eso la molestó. Le preocupaba que el embarazo fuera bien cuando a ella lo único que le preocupaba en aquel momento era que hubiese tal embarazo.
–Me da igual lo que tú quieras –le espetó antes de cortar la comunicación.
Pero, como intuía que Zayn era un tipo persistente, apagó el teléfono y lo tiró sobre el sofá.
Pippa corrió a su dormitorio para mirar el diario donde anotaba su ciclo menstrual.
Calculó los días después de su última regla... y dejó escapar un gemido.
¿Podría haber ocurrido en peor momento? No podría decir con seguridad que hubiera estado ovulando esa noche, pero había muchas posibilidades.
Muy bien, de modo que era posible. Lo que tenía que hacer era buscar opciones, si las había.
Volvió a encender el móvil, ignorando los pitidos que anunciaban llamadas perdidas y mensajes, seguramente de Zayn, y llamó a su amiga Carly.
–¿Qué tal, Pip? ¿Has solucionado el problema del alquiler del local? ¿Y qué tal la fiesta en casa de Ashley? Sentí mucho no poder ir, espero que no se haya enfadado.
Pippa esperó hasta que su locuaz amiga dejó de hablar.
–¿Tienes algo que hacer? Necesito a las chicas. Es una emergencia.
Al otro lado del teléfono hubo un silencio.
–¿Qué ha pasado?
–Os lo contaré cuando estemos juntas. ¿Puedes llamar a las demás?
–Sí, claro. ¿Nos vemos en Oscar’s?
–Sí, pero será mejor reservar una mesa apartada.
–¿Quieres que llame a Ashley? ¿Sigue en Greenwich? Pippa decidió que era lo bastante egoísta y su problema lo bastante gordo como para preguntarle a su amiga si haría el viaje por ella.
–Llámala, pero dile... dile que no le cuente nada a su marido.
–Si sabe que la necesitas, irá –dijo Carly–. Todas estaremos allí, ya lo sabes.
–Sí, lo sé, y os adoro por ello.
–Deja que hable con las chicas, luego te enviaré un mensaje diciendo la hora. Mientras tanto, puedes venir aquí si quieres. Solo tengo un cliente esta tarde... podría hacerte las uñas.
–Gracias, Carly, pero prefiero que nos veamos después.
–Muy bien, nos veremos en cuanto haya reunido a las chicas.
Pippa cortó la comunicación, aliviada. Tenía las mejores amigas del mundo, pensó. Chicas listas que podrían ayudarla a resolver su problema.
¿Qué más podía ir mal aquel día? Había encontrado el sitio perfecto para su local y en una buena zona de la ciudad. El precio era razonable y tenía todo lo necesario. Lo único que necesitaba era una pequeña reforma en la entrada para colocar unas cuantas mesas.
Después de tanto tiempo organizando caterings, estaba lista para dar un paso adelante, uno que le aportaría ingresos fijos. Gracias a sus pocos ahorros había podido seguir viviendo en el apartamento, pero si no empezaba a ingresar dinero todos los meses, tarde o temprano tendría que irse.
Estaba segura de que el banco le concedería un préstamo, pero para conseguirlo necesitaba tener firmado un contrato de alquiler. Y había creído
que lo tenía hasta que el propietario del local llamó para decirle que había un problema.
De repente, su sueño de preciosas magdalenas, deliciosos pasteles, intricados bombones y panes de todo tipo se evaporó.
Estaba cerrando la puerta del apartamento cuando empezó a sonarle el móvil.
Era un número que no reconocía, pero como se lo había dado a muchos clientes, no podía permitirse el lujo de no responder.
–¿Dígame?
–Pippa, soy Zayn.
Ella rio mientras se quitaba el abrigo.
–Vaya, qué sorpresa. Si no recuerdo mal, dijiste que no me llamarías al día siguiente. ¿A qué le debo este honor?
–Uno de los preservativos se rompió.
Pippa se pasó el teléfono a la otra mano para quitarse el abrigo del todo, convencida de haber oído mal.
–¿Qué has dicho?
–Que el preservativo que usamos en la ducha se rompió. No me di cuenta, por supuesto.
Ella intentó tragar saliva. Ninguno de los dos se había dado cuenta en ese momento, claro.
–Pippa, ¿estás ahí?
–Sí, estoy aquí.
–Tenemos que hablar.
–¿Cuándo lo has descubierto?
–Ayer, cuando te fuiste.
–¿Y por qué has esperado hasta hoy para decírmelo? –gritó ella–. Deberías habérmelo contado ayer, cuando aún podría haber hecho algo. Aunque no sabía muy bien qué podría haber hecho. ¿La píldora del día siguiente? Entonces habría sido demasiado tarde... ¿o no? En realidad, no lo sabía. Pero al menos podría haber preguntado.
–Cálmate, Pippa.
Su tono condescendiente la enfadó aún más.
–No me digas que me calme. No eres tú quien tendrá que vivir con las consecuencias de un preservativo roto.
–¿Ah, no? ¿Crees que un embarazo no me afecta tanto como a ti? Deja de gritarme y vamos a hablar de esto como adultos.
Pippa tuvo que morderse los labios.
–Muy bien, de acuerdo.
–Supongo que no tomas la píldora.
–No, no la tomo.
–Y supongo que esta noticia te ha asustado tanto como a mí –siguió Zayn–. Pero que lo pagues conmigo no sirve de nada.
Pippa miró el móvil. Si lo hubiese tirado contra la pared no estaría manteniendo esa conversación, pensó.
–Creo que deberías mudarte a mi casa, al menos hasta que sepamos si estás embarazada.
–¿Qué?
–Tal vez deberíamos vernos, no creo que esto sea algo de lo que debamos hablar por teléfono. Iré a buscarte en una hora...
–No –dijo Pippa entonces.
–¿Entonces qué hacemos?
–No pienso irme a vivir a tu casa. Es lo más absurdo que he oído en toda mi vida. Y no tenemos por qué vernos. Francamente, ahora mismo no siento el menor deseo de verte. Necesito tiempo para acostumbrarme a la idea, pero si al final resulta que estoy embarazada te aseguro que me pondré en contacto contigo. Hasta entonces, te agradecería que me dejases en paz.
–No se trata de lo que yo quiera –replicó Zayn–. Necesito saber que tú estás bien y que el bebé, si existe, también está bien. Y la mejor manera de hacer eso es que estés cerca de mí.
Lo había dicho con tono distante, como si pensara que estaba haciendo lo que debía hacer. Y eso la molestó. Le preocupaba que el embarazo fuera bien cuando a ella lo único que le preocupaba en aquel momento era que hubiese tal embarazo.
–Me da igual lo que tú quieras –le espetó antes de cortar la comunicación.
Pero, como intuía que Zayn era un tipo persistente, apagó el teléfono y lo tiró sobre el sofá.
Pippa corrió a su dormitorio para mirar el diario donde anotaba su ciclo menstrual.
Calculó los días después de su última regla... y dejó escapar un gemido.
¿Podría haber ocurrido en peor momento? No podría decir con seguridad que hubiera estado ovulando esa noche, pero había muchas posibilidades.
Muy bien, de modo que era posible. Lo que tenía que hacer era buscar opciones, si las había.
Volvió a encender el móvil, ignorando los pitidos que anunciaban llamadas perdidas y mensajes, seguramente de Zayn, y llamó a su amiga Carly.
–¿Qué tal, Pip? ¿Has solucionado el problema del alquiler del local? ¿Y qué tal la fiesta en casa de Ashley? Sentí mucho no poder ir, espero que no se haya enfadado.
Pippa esperó hasta que su locuaz amiga dejó de hablar.
–¿Tienes algo que hacer? Necesito a las chicas. Es una emergencia.
Al otro lado del teléfono hubo un silencio.
–¿Qué ha pasado?
–Os lo contaré cuando estemos juntas. ¿Puedes llamar a las demás?
–Sí, claro. ¿Nos vemos en Oscar’s?
–Sí, pero será mejor reservar una mesa apartada.
–¿Quieres que llame a Ashley? ¿Sigue en Greenwich? Pippa decidió que era lo bastante egoísta y su problema lo bastante gordo como para preguntarle a su amiga si haría el viaje por ella.
–Llámala, pero dile... dile que no le cuente nada a su marido.
–Si sabe que la necesitas, irá –dijo Carly–. Todas estaremos allí, ya lo sabes.
–Sí, lo sé, y os adoro por ello.
–Deja que hable con las chicas, luego te enviaré un mensaje diciendo la hora. Mientras tanto, puedes venir aquí si quieres. Solo tengo un cliente esta tarde... podría hacerte las uñas.
–Gracias, Carly, pero prefiero que nos veamos después.
–Muy bien, nos veremos en cuanto haya reunido a las chicas.
Pippa cortó la comunicación, aliviada. Tenía las mejores amigas del mundo, pensó. Chicas listas que podrían ayudarla a resolver su problema.
ᴍᴀʀ.
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