Las cuatro puertas | Fichas.

Abro los ojos lentamente, mientras mi móvil empieza a sonar, lo cojo y desactivo la alarma. Hoy es martes, con lo que no tengo que ir a la universidad pero sí a trabajar, algo realmente odioso teniendo a Clary como compañera. Tardo varios minutos en despertar del todo y llegar a la cocina.

Liz esta preparando el café, como siempre. Liz era la mejor persona que podías tener como amiga, era amable, comprensiva y sobretodo no se desquiciaba con todo lo que ensuciaba. Ambas estudiamos arte, la única diferencia es que ella tiene una año más que yo.

—Buenos días bella durmiente- me saluda entregándome la taza de café
—Hola Liz, ¿me llevas al café?- pregunto aceptando el café.
—Claro, por cierto, ¿a que hora acabas el turno?

Miro extrañada a mi compañera, ella nunca me pregunta eso, y eso que yo pensaba que yo era la rarita.

—Perdón- se disculpa mientras mira mi cara- Es que estoy demasiado nerviosa, hoy vienen mis padres a visitarme, y prefería que no estuvieras aquí.

Escupí todo el café que tenia en la boca. ¿Como? Dime que era una ilusión, Liz podría ser la mejor persona del mundo, pero sus padres eran dos demonios con patas, o por lo menos conmigo lo eran.

—Tranquila no aparece por aquí, no quiero ni olerlos- le contesto, y me voy hacia el cuarto de baño.

El día no puede ir a mejor, cojo la ropa del trabajo, me desnudo y me meto a ducharme. ¿Qué iba a hacer después de mi turno? Aunque Londres fuera gigantesco me aburriría a los dos minutos y quería volver a casa, pero si lo hacia tendría que aguantar a esos demonios, sinceramente, prefiero tener que aguantar a Clary.

Termino de ducharme, me visto rápidamente con el uniforme, que consta de una camisa roja con mi nombre bordado y una falda blanca. Voy hacia el salón y me encuentro a Liz vestida como una abogada, aparenta varios años más de los que tiene. La miro con sorpresa y con miedo, ¿Dónde se metió mi amiga?

—Ni una sola palabra Danielle- Ha dicho mi nombre, entonces va muy en serio.
—No pensaba decir nada, Lizbeth- Yo tambien puedo decir el tuyo.

Ambas nos reímos y salimos del departamento. Nos subimos en el coche de Liz, ella es la única que tiene el carnet, yo por más que lo intente no consigo pasar la prueba. En unos minutos llegamos al café, quedaba media hora para abrirlo. Me pose del coche y me despedí de Liz.

El café en el que trabajaba no era uno de los más conocidos de Londres, pero muchos padres venían aquí, pues en frente se encontraba la guardería y al lado el colegio. Entro y veo a Clary controlando todo.

—Llegas tarde Danielle- me dijo frívolamente,
—Lo siento, tuve un incidente- me disculpe.
— ¿Así? Pues yo no veo que te falte un dedo o la pierna, siéntate y escucha- dijo esa bruja.

¿Ven lo que tengo que aguantar? La odio, la odio.

—Bien, después de esta interrupción-vete al infierno Clary-ponemos los puestos. Josh y Nina se ocuparan de la cocina. Ale y yo nos encargaremos del interior, y Lucas y Danielle se ocuparan de la terraza.

Una alarma suena declarando que ya son las ocho y media, con lo que nos preparamos para que la gente venga. Lucas y yo nos vamos hacia fuera. Él coloca las mesas, yo las limpio y coloco el servilletero y el cenicero, luego el pone las sillas y las limpio. Todos los días nos toca juntos, y siempre hacemos lo mismo.

—Creo que Clarissa esta enfadada contigo- me dijo mientras colocaba la última silla
—Más estará contigo si oye que la llamaste así- le dije.
—Mi hermana es algo estupida- cosa que se me olvido mencionar, Lucas y Clary son hermanos, hijos del dueño del café- Se empeña en hacerlo todo perfecto, es odioso, y sinceramente, no se que tiene contra ti, digo eres, esto…

Me río suavemente, Lucas es una delicia de persona y ahora se ha enredado completamente. La gente comienza a llegar, los padres que dejaron a los hijos en la escuela se quedan en la terraza, mientras los señores que son habituales entran en el bar.

—Gracias Lucas, pero hay que trabajar- le dijo sonriendo sinceramente.

Las horas iban poco a poco pasando, y se acercaba la hora de salida de la escuela. Muchos padres traían a sus hijos a comer, con lo empezamos a preparar el comedor.

— Ey Dani- oigo a Nina llamarme- Puedes decirle a Ale que venga a ver el menú.

Asiento y voy en busca de Ale, la iba a buscar en la despensa cuando una niña de unos 3 años aproximadamente me cojio la falda, ¿Cómo te cojio la falda si tu eres una adulta y ella una niña? Mido uno cincuenta y siete, esa pequeña debe ser muy alta.

— ¿Me puedes ayudar?- me pregunta con ternura.
—Oye, pequeña estoy trabajando- le contesto suavemente.
—Por favor- dijo poniendo pucheros- Quiero unas patatas

Esa niña era una gran dulzura no pude evitar cojerla en cuellos y darle una bolsa de patatas, bueno más bien ella escogió.

—Ahora tienes que acompañarme- me dice al posarla al suelo
— ¿Para que?- pregunto extrañada, aunque me encantaría quedarme con es niña
—Porque papi tiene que pagarte- ella me ofrece su mano y yo la cojo encantada.

Encuentro a Ale por el camino, la aviso suavemente, bueno más bien a gritos, observando a la niña que me lleva hasta la terraza.

—Papi, tienes que pagar a la camarera- dice la pequeña
—Te dije que no fueras a por patatas-le regaña su padre- Lo siento, le dije que no… ¿Dani?

No me había dado cuenta que el chico que tenia en frente era Niall, mi gran amor platónico, observo que no ha cambiado demasiado, quizás lo único distinto eran las ojeras que marcaban sus relucientes ojos azules.

— ¿Conoces a papi?-me pregunta la niña
—Marianne, ella es Danielle, la chica de la guitarra de las fotos-le dice a su hija.
—Debo volver al trabajo- menciono algo nerviosa- Hasta luego.

Empiezo a caminar para irme pero Marianne me coje antes de irme.

— Danielle, ¿quieres ser mi niñera?- me pregunta Marianne.
— No puedo, nena- le digo sonriendo.
— Bueno, después de tu turno podrías venir a nuestra casa- hablo Niall- Marianne se siente muy sola desde que su madre y yo nos separamos.
—Me encantaría- digo con una sonrisa y vuelvo al trabajo.

Al menos no me aburriré, ¿pero que dices loca? ¿Enserio crees que será buena idea? No.