Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
"Domar al alma salvaje" (Joe y Nikky)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 3 de 21. • Comparte
Página 3 de 21. • 1, 2, 3, 4 ... 12 ... 21
Re: "Domar al alma salvaje" (Joe y Nikky)
Nicole se giró y apenas tuvo tiempo de sostenerse antes de caer en el piso, cuando una mata de pelo castaño cayó encima de ella.
― ¡Demetria!
― Odio que me digas mi nombre completo. Me siento vieja. ― dijo con un mohín.
― Hay niña, eres un trauma emocional. Solo tienes veintiún años, Demetria. Además, tú nombre es hermoso. Y eres una niña.
Demetria, a pesar de estar entrando en los veintes, parecía mayor para su edad. Era más alta que ella, y aunque no delgada, tenía curvas por los lugares adecuados, desde su frente media, su nariz recta y sus labios gruesos daban a ver la promesa de la exuberante mujer que se llegaría a convertir. Al contrario que los hermanos Jonas, Demetria compartía con Kevin el color de sus ojos, como caramelos, y el castaño de su cabellera, que en este momento le llegaba hasta las mejillas, y rasgos delicados.
― Con razón Kevin y tú se llevan bien ― gruñó Demetria al comentario de Nicole sobre su edad ― ¿Y qué haces aquí? No es que me moleste la visita, claro está, pero tú aquí, vaya….
― Eso le decía yo ― dijo Kevin tomando a Nicole de los hombros.
Pero antes de que Nicole pudiera hablar, Demetria respondió enérgicamente.
― Espera. ¡Creo que ya sé! Vienes por Joe, ¿verdad?
Nicole arrugó los labios, se encogió los hombros y asintió. Si abría la boca, sólo sería para gritar.
― ¡Oh mi Dios! ― Los ojos de Kevin se abrieron por completo, y su boca no pudo abrirse más para expresar su sorpresa. ― Esto se va poner color de hormiga. La que se va a armar. Así que tú eres la enfermera que lo viene a cuidar. La misma enfermera, que según Joe se puede ir…
― ¡Kevin! Compórtate ― gritó Demi, haciendo que Kevin se sonrojara. Nicole alzó la ceja y miró a Kevin ceñuda.
― Me alegra ver que mi llegada es de tu agrado.
Pero Kevin utilizó su encanto. La tomó de las manos y bajó su tono de voz dos cuartos.
― Es que tiene su gracia, Nicole. No deja que nadie se le acerque. Parece un viejo gruñón, un ermitaño. Sólo deja que el Doctor McKenna lo atienda con la esperanza de que le digan que ya se puede quitar la escayola, pero siempre regresa con el rabo entre las piernas. Si se cuidara, las cosas serían distintas. Pero no, el gran señor no se deja cuidar. Y bueno, si hubieses oído lo que dijo cuando Ariana llamó para decir que había encontrado a la persona calificada para cuidarlo. Y ahora resulta que eres tú ― la soltó y se golpeó la pierna con un manotazo y empezó a carcajearse. Nicole y Demi lo miraban con ganas de matarlo ― Esto no me lo pierdo por nada.
― ¿Entonces he de suponer que él tampoco sabe que yo venía verdad? ― Nicole miró a los hermanos y estos negaron.
― ¿Qué comes que adivinas, Nikky?
Empezaron a caminar hacia la casa. Nicole ni siquiera se fijó en su derredor, en la exquisita combinación de flora y artesanías, en la construcción de caliza y madera. Los faroles que colgaban del techo. No fue consciente de nada, salvo de mantener sus instintos asesinos a la raya.
― ¡Genial! ¡Esas dos me van a escuchar!
― ¡Oh! Cuando hables, les das saludos de mi parte a las cuatro.
― ¿Como…? – pero mejor no terminó la pregunta. La sonrisa de Demi lo dijo todo.
― ¿Quiénes más podrían ser? Pero ve lo por el lado amable. ¡Es genial! Además, iremos de compras. Y con…
― Demi, vengo a trabajar, no a pasear.
― Bueno, eso crees. Pero Joe no dejará que le pongas un dedo encima.
― ¿Me podría decir que fue lo que pasó? ― habían llegado al porche, y se sentaron en unas sillas de madera muy cómodas. La risa de Kevin se esfumó por completo, mientras que Demi se ponía seria.
― Fácil. Un caballo salvaje, súmale un testarudo hombre con un humor que haría que a cualquier santo se le acabara la paciencia, y ahí tienes tu resultado.
― ¡Es un tonto! ― dijo Demi regañando a Kevin. Cruzó sus largas piernas y empezó su relato. ― Esto es lo que pasó. Verás, llegó un caballo, uno salvaje, precioso, pero lo que tiene de lindo lo tiene de feroz. Y Joe, ya había regresado de Chicago. Fue justo después de su viaje a San Francisco, ya sabes. El ascenso de Ariana. De cualquier modo, regreso con un humor de perros. Terrible. Nadie quería estar cerca de él. Y bueno, llegó su maravillosa oportunidad de descargarse, ya que una semana después llegó el lindo caballito. Pero Blackshadow no opinó lo mismo, así que ya ves. Es inteligente el animal. Le hizo creer que lo tenía domado. Pero cuando venimos a ver, Joe salió volando por los cielos. Primero lo arrastro, y después lo mandó a volar. Sobre la cerca, eso fue lo que hizo que su pie se fracturara.
Nicole sintió un nudo en el estómago. Tenía que verlo, y evaluarlo, Pero más que nada, necesitaba verlo. Se paró de golpe.
― ¿En qué habitación está?
― No está aquí. ― contestó Kevin.
― ¿Qué? ¿En dónde rayos está? ― Nicole sintió que estaba perdiendo los estribos.
― Hace como año y medio los tres tomamos la decisión de mantener nuestras vidas privadas como eso, privadas. Así que construimos cabañas más atrás. Las tres están
cerca. Allá está Joe.
― ¿Solo? ¿Completamente solo? ― Nicole apretó las manos, antes de estamparla en la cara de Kevin ― ¿Cómo se les ocurrió dejarlo solo?
― Nikky, Nikky ― Demi se paró y se colocó a un costado de ella, abrazándola y golpeando sus manos de manera maternal ― Si tú vivieras con él, nos entenderías.
Espera a pasar un rato con él, sólo cinco minutos, y verás porque decimos eso.
― Quiero verlo.
― ¿Estás segura de que quieres verlo? En verdad es un grano en el trasero y… ― Pero Kevin se calló al ver la mirada helada de Nicole que decía “Sigue hablando y te patearé el trasero”.
― Para eso es para lo que vine ― contestó de manera fría Nicole. A Demi no le pasó por alto el tono que empleó.
― Bueno, allá tú. ― dijo Kevin.
― ¿Estas segura? Podrías esperar hasta que descanses del viaje. ― Demi habló dulcemente, pero Nicole ya había tomado su decisión.
― Completamente.
Aunque por dentro, estaba completamente…
Dudosa.
― ¡Demetria!
― Odio que me digas mi nombre completo. Me siento vieja. ― dijo con un mohín.
― Hay niña, eres un trauma emocional. Solo tienes veintiún años, Demetria. Además, tú nombre es hermoso. Y eres una niña.
Demetria, a pesar de estar entrando en los veintes, parecía mayor para su edad. Era más alta que ella, y aunque no delgada, tenía curvas por los lugares adecuados, desde su frente media, su nariz recta y sus labios gruesos daban a ver la promesa de la exuberante mujer que se llegaría a convertir. Al contrario que los hermanos Jonas, Demetria compartía con Kevin el color de sus ojos, como caramelos, y el castaño de su cabellera, que en este momento le llegaba hasta las mejillas, y rasgos delicados.
― Con razón Kevin y tú se llevan bien ― gruñó Demetria al comentario de Nicole sobre su edad ― ¿Y qué haces aquí? No es que me moleste la visita, claro está, pero tú aquí, vaya….
― Eso le decía yo ― dijo Kevin tomando a Nicole de los hombros.
Pero antes de que Nicole pudiera hablar, Demetria respondió enérgicamente.
― Espera. ¡Creo que ya sé! Vienes por Joe, ¿verdad?
Nicole arrugó los labios, se encogió los hombros y asintió. Si abría la boca, sólo sería para gritar.
― ¡Oh mi Dios! ― Los ojos de Kevin se abrieron por completo, y su boca no pudo abrirse más para expresar su sorpresa. ― Esto se va poner color de hormiga. La que se va a armar. Así que tú eres la enfermera que lo viene a cuidar. La misma enfermera, que según Joe se puede ir…
― ¡Kevin! Compórtate ― gritó Demi, haciendo que Kevin se sonrojara. Nicole alzó la ceja y miró a Kevin ceñuda.
― Me alegra ver que mi llegada es de tu agrado.
Pero Kevin utilizó su encanto. La tomó de las manos y bajó su tono de voz dos cuartos.
― Es que tiene su gracia, Nicole. No deja que nadie se le acerque. Parece un viejo gruñón, un ermitaño. Sólo deja que el Doctor McKenna lo atienda con la esperanza de que le digan que ya se puede quitar la escayola, pero siempre regresa con el rabo entre las piernas. Si se cuidara, las cosas serían distintas. Pero no, el gran señor no se deja cuidar. Y bueno, si hubieses oído lo que dijo cuando Ariana llamó para decir que había encontrado a la persona calificada para cuidarlo. Y ahora resulta que eres tú ― la soltó y se golpeó la pierna con un manotazo y empezó a carcajearse. Nicole y Demi lo miraban con ganas de matarlo ― Esto no me lo pierdo por nada.
― ¿Entonces he de suponer que él tampoco sabe que yo venía verdad? ― Nicole miró a los hermanos y estos negaron.
― ¿Qué comes que adivinas, Nikky?
Empezaron a caminar hacia la casa. Nicole ni siquiera se fijó en su derredor, en la exquisita combinación de flora y artesanías, en la construcción de caliza y madera. Los faroles que colgaban del techo. No fue consciente de nada, salvo de mantener sus instintos asesinos a la raya.
― ¡Genial! ¡Esas dos me van a escuchar!
― ¡Oh! Cuando hables, les das saludos de mi parte a las cuatro.
― ¿Como…? – pero mejor no terminó la pregunta. La sonrisa de Demi lo dijo todo.
― ¿Quiénes más podrían ser? Pero ve lo por el lado amable. ¡Es genial! Además, iremos de compras. Y con…
― Demi, vengo a trabajar, no a pasear.
― Bueno, eso crees. Pero Joe no dejará que le pongas un dedo encima.
― ¿Me podría decir que fue lo que pasó? ― habían llegado al porche, y se sentaron en unas sillas de madera muy cómodas. La risa de Kevin se esfumó por completo, mientras que Demi se ponía seria.
― Fácil. Un caballo salvaje, súmale un testarudo hombre con un humor que haría que a cualquier santo se le acabara la paciencia, y ahí tienes tu resultado.
― ¡Es un tonto! ― dijo Demi regañando a Kevin. Cruzó sus largas piernas y empezó su relato. ― Esto es lo que pasó. Verás, llegó un caballo, uno salvaje, precioso, pero lo que tiene de lindo lo tiene de feroz. Y Joe, ya había regresado de Chicago. Fue justo después de su viaje a San Francisco, ya sabes. El ascenso de Ariana. De cualquier modo, regreso con un humor de perros. Terrible. Nadie quería estar cerca de él. Y bueno, llegó su maravillosa oportunidad de descargarse, ya que una semana después llegó el lindo caballito. Pero Blackshadow no opinó lo mismo, así que ya ves. Es inteligente el animal. Le hizo creer que lo tenía domado. Pero cuando venimos a ver, Joe salió volando por los cielos. Primero lo arrastro, y después lo mandó a volar. Sobre la cerca, eso fue lo que hizo que su pie se fracturara.
Nicole sintió un nudo en el estómago. Tenía que verlo, y evaluarlo, Pero más que nada, necesitaba verlo. Se paró de golpe.
― ¿En qué habitación está?
― No está aquí. ― contestó Kevin.
― ¿Qué? ¿En dónde rayos está? ― Nicole sintió que estaba perdiendo los estribos.
― Hace como año y medio los tres tomamos la decisión de mantener nuestras vidas privadas como eso, privadas. Así que construimos cabañas más atrás. Las tres están
cerca. Allá está Joe.
― ¿Solo? ¿Completamente solo? ― Nicole apretó las manos, antes de estamparla en la cara de Kevin ― ¿Cómo se les ocurrió dejarlo solo?
― Nikky, Nikky ― Demi se paró y se colocó a un costado de ella, abrazándola y golpeando sus manos de manera maternal ― Si tú vivieras con él, nos entenderías.
Espera a pasar un rato con él, sólo cinco minutos, y verás porque decimos eso.
― Quiero verlo.
― ¿Estás segura de que quieres verlo? En verdad es un grano en el trasero y… ― Pero Kevin se calló al ver la mirada helada de Nicole que decía “Sigue hablando y te patearé el trasero”.
― Para eso es para lo que vine ― contestó de manera fría Nicole. A Demi no le pasó por alto el tono que empleó.
― Bueno, allá tú. ― dijo Kevin.
― ¿Estas segura? Podrías esperar hasta que descanses del viaje. ― Demi habló dulcemente, pero Nicole ya había tomado su decisión.
― Completamente.
Aunque por dentro, estaba completamente…
Dudosa.
yamii_jjonatikacrazy!!
Re: "Domar al alma salvaje" (Joe y Nikky)
2/4
Capitulo 7
Confrontaciones
Capitulo 7
Confrontaciones
Nicole siguió a Kevin y a Demi, detrás de su todoterreno, aunque no estaban tan lejos de la casa principal, las cabañas estaban a una distancia considerable, y no pudo evitar sorprenderse una vez más. Esas casas eran todo menos cabañas. Totalmente de madera, con un diseño arquitectónico que combina lo moderno con lo clásico, de dos pisos, eran completamente hermosas. El camino principal se abría a tres veredas más, para dar a cada una de las casas. Era de suponer que cada una de ellas pertenecía los tres hombres creadores del Spa. Nicole vio que tomaron el primero.
Cada vez más cerca de la casa, Nicole pudo observar que aún cuando las tres casas eran iguales exteriormente, por su modelo, la fachada y arreglos exteriores le daban a cada una un toque personal. La primera casa, la cual suponía por lógica, que era la de Joe tenía un par sencillo de mecedoras en el pórtico, un columpio colgando del otro lado. Pero ninguna flora lo adornaba. Nicole llegó y se detuvo, apresurándose ya que Kevin y Demi la estaban esperando. Llegó ante ellos y miró a Kevin.
― Me podrías ayudar a bajar mi maleta, por favor.
Aunque sonó como una pregunta, era una afirmación. Kevin la miró con un rostro muy expresivo.
― Te diría que nos ahorramos el trabajo, pero conociéndote, sé que no servirá de nada.
Ambas mujeres se rieron, ya que a pesar de que Kevin quería hacerse pasar por un sexy playboy y rompecorazones, en el fondo era un hombre de buen corazón. Él se fue a buscar la maleta, y empezaron a subir los escasos escalones, antes de abrir.
Este era un día de puras sorpresas. Lo que le faltaba en el exterior, lo compensaba en el interior. Nicole se sentía en casa. Increíble, pero cierto. Sencillos muebles, mesas de centro, una sala acomodada de manera perfecta, un par de plantas por aquí y por allá. La cocina se veía directamente, y estaba impecable. Rural, pero era de esperar que la casa contara con una gran tecnología. Que vivieran en un rancho no quería decir que no conocieran los últimos avances. Pero no era eso lo que había dejado asombrado a Nicole, sino todo lo demás.
― ¿Quién le ha decorado la casa? ― no supo en que momento le salió la pregunta.
Demi sonrió, y la miró con cara de confidente.
― Joe. ― Nicole abrió los ojos al oírla, y a Demi le hizo gracia su reacción ― ¿Sorprendida, verdad? Joe es una caja de monerías. Vamos, pasa.
Nicole siguió mirando un poco más, pero una voz la paró en seco.
― Demetria, ¿eres tú?
Nicole sintió que su cuerpo se paralizaba por completo, mientras que escalofríos la invadían por todos lados. Recordó una vez un pasaje de la Biblia, acerca de cuando Moisés se encuentra la zarza ardiendo y oye una voz omnipotente. Pues se sentía como Moisés en esos momentos. La voz era dura, ronca, pero a la vez, tenía un matiz de encanto y de misterio. Nicole sintió su corazón encogerse. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron. Trece meses y trece días, contó. Justo desde el bautizo de su sobrina Allie.
― Sí Joe. ― La voz de Demi la sacó de sus pensamientos.
― ¿Que coños haces aquí? ― gritó de nuevo la voz ― Te dije que no necesitaba ayuda.
― ¡Lo ves! Y sólo llevamos aquí medio minuto ― dijo Kevin regodeándose del comportamiento de Joe, Traducción: “Té lo dije”.
― Cállate Kevin, que tú eres peor. Recuerda esa vez que tuviste esa gripe terrible. Eras peor que un bebé recién nacido.
Nicole trató de aguantar la risa. Esos dos se veían que tenía una relación muy especial. Ellos sí son una Familia, pensó Nicole.
― Gracias hermanita.
― No lo mires Nikky, es un tonto. Vamos, subamos.
― Pero y si esta… indispuesto ― Nicole no pudo evitar terminar la oración con un titubeo y un ligero sonrojo. ¿Qué pasaría si subieran encontraban a Joe en ropa interior, o peor aún, desnudo? Nicole Marie, para ahora mismo en esa dirección y regresa.
Nicole se sonrojó aún más. Cosa que Kevin usó a su favor.
― Cariño, créeme, está todo menos indispuesto. ― susurró cerca de su oído.
― ¡Kevin Carrington! ― El tono severo de Demi los puso en alerta a los dos. El tono que empleó Demi en ese momento le recordó mucho a Elizabeth, cuando regañaba a
Richard ― Deja de tomarle el pelo a Nicole, o sino, haré que Lola que te deje sin postre.
Nicole sonrió. Si había algo que Kevin odiaba era dejar de comer y sobre todo, postres.
Y también sonrió al recordar a Lola. Y al ver que Kevin se quedó calladito, le dio mucha risa, ver que era dominado por su gula por los postres. Demi no dijo nada más, tomó a Nicole de la mano, y se dirigieron escaleras arriba. Nicole seguía maravillándose con todo lo que veía en esa casa, mientras doblaban hacia la recamara de Joe. Nicole sintió un cosquilleo repentino en su vientre. Estaba a punto de volver a ver a Joe, y en su propia habitación. Sintió que sus piernas empezaban a flaquear, y en el último momento se detuvo. Tenía unas ganas enormes de salir corriendo y regresar a Chicago.
Kevin decidió entonces jugar un rato más. Primero, para darle tiempo a Nicole que se recuperara pues estaba pálida. Él más que nadie sabía que la relación entre ellos dos era demasiado tensa. Aún se cuestionaba el por qué la hermana de Joe había mandado a Nikky directo al matadero, a la boca del lobo. Y después, por qué quería hacer sufrir unos segundos más a su mejor amigo. Así que haciéndole gestos a Nicole, la hizo que se colocara de espaldas a la pared, a un lado de la puerta, con el dedo índice, le hizo señas de que guardara silencio. Vio como Nicole frunció ese lindo ceño, pero asintió.
Demi lo vio todo, y sólo negó con la cabeza, exasperada, pero no dijo nada. Así que entonces, los hermanos Carrington entraron en la habitación de Joe.
― Joe, ¿Cómo te va? ― la dulce voz de Demi llenó la habitación, pero recibió un bufido por respuesta.
― Ustedes dos pueden regresarse por donde se vinieron ― vociferó de mal humor Joe.
― Hey mi amigo, pero ¿Cómo nos tratas así? Todavía que venimos a verte.
― Pues claro, si me tienen encerrado. Así que Kevin, toma a tu hermosa hermana, y lárguense de aquí, estoy bien.
Nicole aguantó la risa. Entonces era por eso su mal genio. Los Carrington no lo dejaban salir de la casa. Pues estaba bien hecho, pero al parecer, la voz de Joe denotaba que eso
no le hacía la más mínima gracia.
― Pues verás, para empezar no estamos aquí por gusto. Si no por educación y buenos modales ― Kevin se había puesto cerca de la puerta, y ahora posó, para quedar recostado sobre el marco de ella.
― Que te cojan por el culo ― Joe estaba sumamente irritado.
― ¡Joe! ¿Qué vocabulario es ese? ― exclamó en un gritillo Demi.
Cada vez más cerca de la casa, Nicole pudo observar que aún cuando las tres casas eran iguales exteriormente, por su modelo, la fachada y arreglos exteriores le daban a cada una un toque personal. La primera casa, la cual suponía por lógica, que era la de Joe tenía un par sencillo de mecedoras en el pórtico, un columpio colgando del otro lado. Pero ninguna flora lo adornaba. Nicole llegó y se detuvo, apresurándose ya que Kevin y Demi la estaban esperando. Llegó ante ellos y miró a Kevin.
― Me podrías ayudar a bajar mi maleta, por favor.
Aunque sonó como una pregunta, era una afirmación. Kevin la miró con un rostro muy expresivo.
― Te diría que nos ahorramos el trabajo, pero conociéndote, sé que no servirá de nada.
Ambas mujeres se rieron, ya que a pesar de que Kevin quería hacerse pasar por un sexy playboy y rompecorazones, en el fondo era un hombre de buen corazón. Él se fue a buscar la maleta, y empezaron a subir los escasos escalones, antes de abrir.
Este era un día de puras sorpresas. Lo que le faltaba en el exterior, lo compensaba en el interior. Nicole se sentía en casa. Increíble, pero cierto. Sencillos muebles, mesas de centro, una sala acomodada de manera perfecta, un par de plantas por aquí y por allá. La cocina se veía directamente, y estaba impecable. Rural, pero era de esperar que la casa contara con una gran tecnología. Que vivieran en un rancho no quería decir que no conocieran los últimos avances. Pero no era eso lo que había dejado asombrado a Nicole, sino todo lo demás.
― ¿Quién le ha decorado la casa? ― no supo en que momento le salió la pregunta.
Demi sonrió, y la miró con cara de confidente.
― Joe. ― Nicole abrió los ojos al oírla, y a Demi le hizo gracia su reacción ― ¿Sorprendida, verdad? Joe es una caja de monerías. Vamos, pasa.
Nicole siguió mirando un poco más, pero una voz la paró en seco.
― Demetria, ¿eres tú?
Nicole sintió que su cuerpo se paralizaba por completo, mientras que escalofríos la invadían por todos lados. Recordó una vez un pasaje de la Biblia, acerca de cuando Moisés se encuentra la zarza ardiendo y oye una voz omnipotente. Pues se sentía como Moisés en esos momentos. La voz era dura, ronca, pero a la vez, tenía un matiz de encanto y de misterio. Nicole sintió su corazón encogerse. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron. Trece meses y trece días, contó. Justo desde el bautizo de su sobrina Allie.
― Sí Joe. ― La voz de Demi la sacó de sus pensamientos.
― ¿Que coños haces aquí? ― gritó de nuevo la voz ― Te dije que no necesitaba ayuda.
― ¡Lo ves! Y sólo llevamos aquí medio minuto ― dijo Kevin regodeándose del comportamiento de Joe, Traducción: “Té lo dije”.
― Cállate Kevin, que tú eres peor. Recuerda esa vez que tuviste esa gripe terrible. Eras peor que un bebé recién nacido.
Nicole trató de aguantar la risa. Esos dos se veían que tenía una relación muy especial. Ellos sí son una Familia, pensó Nicole.
― Gracias hermanita.
― No lo mires Nikky, es un tonto. Vamos, subamos.
― Pero y si esta… indispuesto ― Nicole no pudo evitar terminar la oración con un titubeo y un ligero sonrojo. ¿Qué pasaría si subieran encontraban a Joe en ropa interior, o peor aún, desnudo? Nicole Marie, para ahora mismo en esa dirección y regresa.
Nicole se sonrojó aún más. Cosa que Kevin usó a su favor.
― Cariño, créeme, está todo menos indispuesto. ― susurró cerca de su oído.
― ¡Kevin Carrington! ― El tono severo de Demi los puso en alerta a los dos. El tono que empleó Demi en ese momento le recordó mucho a Elizabeth, cuando regañaba a
Richard ― Deja de tomarle el pelo a Nicole, o sino, haré que Lola que te deje sin postre.
Nicole sonrió. Si había algo que Kevin odiaba era dejar de comer y sobre todo, postres.
Y también sonrió al recordar a Lola. Y al ver que Kevin se quedó calladito, le dio mucha risa, ver que era dominado por su gula por los postres. Demi no dijo nada más, tomó a Nicole de la mano, y se dirigieron escaleras arriba. Nicole seguía maravillándose con todo lo que veía en esa casa, mientras doblaban hacia la recamara de Joe. Nicole sintió un cosquilleo repentino en su vientre. Estaba a punto de volver a ver a Joe, y en su propia habitación. Sintió que sus piernas empezaban a flaquear, y en el último momento se detuvo. Tenía unas ganas enormes de salir corriendo y regresar a Chicago.
Kevin decidió entonces jugar un rato más. Primero, para darle tiempo a Nicole que se recuperara pues estaba pálida. Él más que nadie sabía que la relación entre ellos dos era demasiado tensa. Aún se cuestionaba el por qué la hermana de Joe había mandado a Nikky directo al matadero, a la boca del lobo. Y después, por qué quería hacer sufrir unos segundos más a su mejor amigo. Así que haciéndole gestos a Nicole, la hizo que se colocara de espaldas a la pared, a un lado de la puerta, con el dedo índice, le hizo señas de que guardara silencio. Vio como Nicole frunció ese lindo ceño, pero asintió.
Demi lo vio todo, y sólo negó con la cabeza, exasperada, pero no dijo nada. Así que entonces, los hermanos Carrington entraron en la habitación de Joe.
― Joe, ¿Cómo te va? ― la dulce voz de Demi llenó la habitación, pero recibió un bufido por respuesta.
― Ustedes dos pueden regresarse por donde se vinieron ― vociferó de mal humor Joe.
― Hey mi amigo, pero ¿Cómo nos tratas así? Todavía que venimos a verte.
― Pues claro, si me tienen encerrado. Así que Kevin, toma a tu hermosa hermana, y lárguense de aquí, estoy bien.
Nicole aguantó la risa. Entonces era por eso su mal genio. Los Carrington no lo dejaban salir de la casa. Pues estaba bien hecho, pero al parecer, la voz de Joe denotaba que eso
no le hacía la más mínima gracia.
― Pues verás, para empezar no estamos aquí por gusto. Si no por educación y buenos modales ― Kevin se había puesto cerca de la puerta, y ahora posó, para quedar recostado sobre el marco de ella.
― Que te cojan por el culo ― Joe estaba sumamente irritado.
― ¡Joe! ¿Qué vocabulario es ese? ― exclamó en un gritillo Demi.
yamii_jjonatikacrazy!!
Re: "Domar al alma salvaje" (Joe y Nikky)
― El vocabulario que tú no oirías si no estuvieses aquí. ― la lógica de Joe dejaba mucho que desear.
― Niñato ― dijo Demi.
― Mojigata ― Joe no se iba a quedar callado.
― Quejica ― exclamó a un más fuerte Demi, y Nicole se la pudo imaginar alzando el dedo índice y con la otra mano, posada sobre su cadera ― Y no puedes negarlo. Por qué eso es lo que has estado haciendo desde hace días.
― ¡Pues claro que me quejo! Deberían dejarme regresar al trabajo. Pero me tienen bajo arresto domiciliario. Odio esto.
― Bueno, el arresto ha acabado ― soltó Kevin.
― ¿Qué? ¿En serio? ― Nicole casi sonríe al imaginar los ojos brillando de Joe al oír esa noticia.
― Claro que sí, amigo. Claro que sí ― el tono de burla de Kevin era de lo más evidente.
― Kevin, ya dímelo. Sé que ocultas algo. ― El silencio reinó por unos segundos a espaldas de Nicole, e incluso dio un pequeño respingo al oír el grito de Joe ― ¡Kevin!
Oh Dios, esto me va a encantar, pensó Kevin. Rara veces le tomaba así el pelo a su amigo, pero siempre que podía, lo hacía con gusto, y esta, definitivamente, iba a ser una de esas ocasiones.
― Resulta que tú enfermera ha llegado.
Nicole suspiró. No llegaría a cinco. Uno, dos, tres, …
― ¡¡¡¡QUÉ!!! Dile a esa mujer que no necesito ninguna enfermera, que estoy perfectamente, que se puede regresar por donde vino, y que si no lo hace, la tomaré y la botaré.
― Joe… ― Demi trataba de meterse en el monólogo gritado de Joe, pero este ni siquiera la escuchó.
― Ni Ariana ni nadie tiene derecho a tomar decisiones sobre mí. Son una espina en el costado. Igual que ustedes. Es una simple escayola, no es el fin del mundo. Además, tengo que ver a mis animales.
― Joe…
― Y en cuanto a esa mujer, le pagaré por su tiempo perdido hasta viajar aquí, pero estoy seguro que no necesito a una odiosa perra frígida que no tiene vida propia y viene a arruinarme la mía. ¡YO NO NECESITO NINGUNA ENFERMERA!
― ¡Oh Dios! – Kevin, quien se había estado divirtiendo con esto.
― ¿Ya acabaste? ― El tono seco de Demi le puso la piel de gallina a todos los presentes.
― Casi, sólo me faltan un par de más palabras.
― Pues se las podrás decir en persona, pues ha escuchado cada palabra, Aunque lo más seguro es que todo Texas lo ha hecho. ― Demi no cambió en ningún momento su tono de voz ― Esta aquí. Por favor, pasa.
― Que ya dije…
Joe estaba empezando a objetar, pero se quedó sin palabras al ver a su Némesis en la entrada de su propia habitación.
― Hola, Joseph.
― Niñato ― dijo Demi.
― Mojigata ― Joe no se iba a quedar callado.
― Quejica ― exclamó a un más fuerte Demi, y Nicole se la pudo imaginar alzando el dedo índice y con la otra mano, posada sobre su cadera ― Y no puedes negarlo. Por qué eso es lo que has estado haciendo desde hace días.
― ¡Pues claro que me quejo! Deberían dejarme regresar al trabajo. Pero me tienen bajo arresto domiciliario. Odio esto.
― Bueno, el arresto ha acabado ― soltó Kevin.
― ¿Qué? ¿En serio? ― Nicole casi sonríe al imaginar los ojos brillando de Joe al oír esa noticia.
― Claro que sí, amigo. Claro que sí ― el tono de burla de Kevin era de lo más evidente.
― Kevin, ya dímelo. Sé que ocultas algo. ― El silencio reinó por unos segundos a espaldas de Nicole, e incluso dio un pequeño respingo al oír el grito de Joe ― ¡Kevin!
Oh Dios, esto me va a encantar, pensó Kevin. Rara veces le tomaba así el pelo a su amigo, pero siempre que podía, lo hacía con gusto, y esta, definitivamente, iba a ser una de esas ocasiones.
― Resulta que tú enfermera ha llegado.
Nicole suspiró. No llegaría a cinco. Uno, dos, tres, …
― ¡¡¡¡QUÉ!!! Dile a esa mujer que no necesito ninguna enfermera, que estoy perfectamente, que se puede regresar por donde vino, y que si no lo hace, la tomaré y la botaré.
― Joe… ― Demi trataba de meterse en el monólogo gritado de Joe, pero este ni siquiera la escuchó.
― Ni Ariana ni nadie tiene derecho a tomar decisiones sobre mí. Son una espina en el costado. Igual que ustedes. Es una simple escayola, no es el fin del mundo. Además, tengo que ver a mis animales.
― Joe…
― Y en cuanto a esa mujer, le pagaré por su tiempo perdido hasta viajar aquí, pero estoy seguro que no necesito a una odiosa perra frígida que no tiene vida propia y viene a arruinarme la mía. ¡YO NO NECESITO NINGUNA ENFERMERA!
― ¡Oh Dios! – Kevin, quien se había estado divirtiendo con esto.
― ¿Ya acabaste? ― El tono seco de Demi le puso la piel de gallina a todos los presentes.
― Casi, sólo me faltan un par de más palabras.
― Pues se las podrás decir en persona, pues ha escuchado cada palabra, Aunque lo más seguro es que todo Texas lo ha hecho. ― Demi no cambió en ningún momento su tono de voz ― Esta aquí. Por favor, pasa.
― Que ya dije…
Joe estaba empezando a objetar, pero se quedó sin palabras al ver a su Némesis en la entrada de su propia habitación.
― Hola, Joseph.
yamii_jjonatikacrazy!!
Re: "Domar al alma salvaje" (Joe y Nikky)
3/4
Capitulo 8
Despedida
Capitulo 8
Despedida
Nicole entró justo en el momento que Kevin le hizo señal. Toda la habitación se había quedado en silencio. Sabía que no tenía pinta de haber salido de una pasarela de modelos, pero bueno, después de haber pasado cinco horas al volante, claro que tenía que estar así. Alzó más la barbilla. Y fijó sus ojos en Joe. Le había hablado por “Joseph”. A petición suya, se había dirigido siempre hacía él como “Sr. Jonas”, pero después de una platica con Paul, había aceptado cambiarlo por Joseph, aunque de manera formal y fría.
Había entrado dispuesta a decirle un par de palabras a ese testarudo cabezota, pero todo lo que estaba planeado decir, se le había borrado de la cabeza. Joe estaba sentado en mitad de la cama, apoyado en el cabezal, con las piernas extendidas. Una de ellas, enyesada hasta la rodilla. Tenía una combinación rara en su tez, entre su aspecto bronceado de trabajar al sol, y un poco grisáceo, al estar encerrado en la casa. No había cambiado mucho, y no obstante sus ojos mostraban algo más. Tenía una barba de varios días, que cubría toda su mandíbula, pero no se veía cuidada como la de Kevin sino que se notaba que se había dejado por completo. Sus cejas pobladas, negras como el azabache al igual que esa cabellera que distinguía a los hermanos Jonas. Después vagó por su cuerpo, y aunque tenía una camisa puesta, ésta estaba abierta, sin abrocharse ningún botón, mostrando su pecho ancho y musculoso, marcando, no de manera exagerada pero si notoria sus músculos, que estaban rodeados por vendas que iban desde el diafragma hasta la orilla de lo pantalones. Unos pantalones que no tenía abrochados. Bendijo por que solo tuviera un botón desabrochado. Sus piernas, fuertes y musculosas, llenaban los pantalones. Y acabó su inspección con la pierna derecha enyesada. Regresó entonces la vista a su rostro y sintió que el aire le faltaba, pues ahí estaban esos ojos de felino, dispuestos a atacar.
Y ella, era la presa.
― ¿Nicole? ― fue sólo un susurro, cómo si no pudiera creer que en verdad ella estuviera ahí.
Joe la miró, con su cabellera roja alzada en una coleta, sus pecas marcándose más de lo normal, debido al calor, con sólo unos jeans de mezclilla que ya estaban raídos de tanto lavarlos, unas zapatillas de deporte y una blusa pulcramente blanca de algodón, aunque un poco arrugada. ¿De dónde había salido? Y más aún, ¿Por qué estaba ahí?
― ¿Qué coños haces aquí? ― gruñó.
Varias cosas pasaron a la vez. Demi lo miró, contemplándolo con ganas de asesinarlo por ser tan maleducado. Kevin se empezó a reír, y Nicole alzó aún más el mentón, sin contestar a su pregunta
― “Coños” es la palabra favorita de Joe estos días. La dice al menos unas cincuenta veces al día ― Demi habló como si eso aclarara muchas cosas.
― Aunque Joder, Muérete, y Vete a la… ― Kevin no terminó la frase, debido al codazo de Demi en sus costillas, se masajeó y siguió hablando ― Bueno, tú sabes, esas palabras, son las favoritas de Joe.
― Y además es un quejica, Llora por todo. ― Demi empezó a hacer gestos graciosos con las manos ― Es decir, si estamos aquí, se queja. Si no estamos aquí, se queja. Si le damos de comer, se queja, si no le damos de comer, también. Ya lo ves, un quejica.
Nicole tuvo que hacer un esfuerzo supremo para no reírse de las palabras de Demi, ya que las palabras que había dicho eran exactamente las que definían a Joe.
― ¡Oigan! ― el aludido gritó ― Yo sigo aquí. Dejen de hablar de mí como si no existiera. Y no soy un quejica. Es que ustedes me abruman.
― Llorón ― Demi no tenía remedio, pensó Nicole.
Pasaron unos segundos en silencio, incoados, mirándose unos a otros, aunque sólo Nicole tenía la vista fija en Joe desde que había entrado. Estaba tan devastador con esa camisa abierta. Su sentido de supervivencia le dictaba que saliera de esa habitación, pero el orgullo era un mal consejero y no quería… no podía moverse.
― ¿Qué co… Qué haces aquí? ― corrigió, con mucho pesar Joe ante la mirada de Demi.
― ¿No lo ves? Soy tu nueva enfermera. ― Joe abrió los ojos, no sólo por la declaración de Nicole sino por el tono tan cortante e irónico que acababa de utilizar. ― Cito tus palabras: “La odiosa perra frígida que no tiene vida propia y viene a arruinarte la tuya”.
Nicole no supo si eso que vio aparecer por unos segundos en las mejillas de Joe fue un rubor o no, pues así como apareció, se esfumó.
― ¿Tú?
― Joe, debes una disculpa por haber dicho eso de Nicole ― Demi no se dejaba almendrar por la mirada de Joe. Ella tenía algunas peores.
― No sabía que era ella. ― refunfuñó Joe.
― Ella es la enfermera, por tanto afecta a ella como persona. ― insistió Demi.
― Déjalo Demi, esta bien. ― Nicole no quería hacer mas bochornoso este momento, además, unas disculpas obligadas por parte de Joe, no servirían de nada.
― No, no lo está. Es un cabezota, pero sabe que tengo razón.
Joe suspiró. Demi TENÍA razón, pero no quería dar su brazo a torcer. Además, se sentía un verdadero bruto y canalla al haber gritado esas palabras. No por qué fuera Nicole, que en sí, eso era mucho, sino por que se había pasado de la raya, pero su humor estaba de perros, pues no podía hacer nada con esa pierna así. Suspiró unos momentos.
― Lo siento. ― Sabía que esas no sonaron a las disculpas mas sinceras de todo el mundo, ni le darían un premio Óscar por si quiera intentar fingir, pero odiaba que lo obligaran a hacer algo. Pero rápidamente tomó la delantera, antes de que cualquiera le dijera algo de sus “disculpas” y preguntó ― Ahora, si, dime ¿Qué haces aquí?
― Ya te dije, soy la nueva enfermera. La que hará que tu arresto domiciliario acabe, y la que te lavará la boca con jabón si sigues diciendo tantas groserías. ― Nicole sonrió ante la idea de en verdad ponerle jabón en la boca a Joe.
― Hay que ver como las pelirrojas tienen su carácter. ― Kevin, que había estado callado todo este tiempo, sólo dijo eso. Estaba más que nada entretenido en el espectáculo que se estaba llevando a cabo.
― Mira, no sé que haces aquí… ― empezó Joe, pero Demi estaba harta de oírlo y se acercó señalando con el dedo índice, como si fuera una madre que regaña a su hijo por llegar tarde.
― ¡Pero si ya te dijo que vino a cuidarte! ¿Es que aparte de cabezota, eres sordo?
Kevin se empezó a reír, y Nicole no pudo evitarlo, y también lo siguió. Eso hizo que el humor de Joe empeora aún más.
― ¡Pero no necesito a nadie! ― gritó pero de inmediato bajó su tono de voz, al ver a todos exaltados. Se estaba pasando ― Ahora estoy bien, y sé que en un par de días me quitaran ésta cosa, y volveré al trabajo como si nada. Así que me ha dado mucho gusto en verte, pero será mejor que te vayas.
Nicole se acercó. No había dado ningún movimiento desde que había llegado, y Joe se sintió incómodo ante su presencia imponente. Demi retrocedió hasta quedar cerca de Kevin, pero Nicole no le quitaba la vista de encima, y colocándose una mano en la cadera, empezó su discurso.
― Ahora es mi turno. No he venido por ti, sino porque tú hermana, tu cuñada, y tu propio padre están preocupados de la loca vida que estas llevando, y por consiguiente me pidieron a mí que viniera a cuidarte a ti. ― La voz de Nicole se iba elevando cada vez más ― Eres un maldito cabezota que no entiende de razones, pero te lo diré con términos mortales, para ver si eso entra en tu pequeño cerebro ― Joe se sintió mortalmente ofendido pero no tuvo tiempo de siquiera quejarse ya que Nicole siguió con su sermón ― que si no te cuidas esa pierna, y todo los demás, jamás estarás bien, e incluso queden repercusiones en tu cuerpo, que a la larga, serán peores. Y sobre mi vida, te diré que tengo mejores cosas que hacer que estar aquí, cuidando de un pequeño llorón que no entiende que tiene que cuidarse para ponerse bien. He estado trabajando en el ala de pediatría del Hospital de Chicago, y déjame decirte que ninguno de mis pacientes me ha dado o me dará tanta lata como tú, y eso que ellos son niños, lo cual ya sabes en que categoría te deja. Después te diré que pese a que este sería el ultimo lugar en el mundo que estaría ― Aquí Nicole hizo una pausa para girarse hacia atrás ― No es contra ustedes, pues ya saben que el lugar me encantan ― Demi hizo señas de que la entendía, y Nicole prosiguió ― y tú la última persona que pediría por compañía. Pero estoy aquí, en favor por tu familia que te quiere, y se preocupa por ti, y a la cual yo quiero y estimo mucho, y sacrificaría muchas cosas. Así que de aquí, no me moveré hasta que estés sano, y completamente recuperado.
Terminó poniendo sus brazos en cruzados frente a su pecho. Un par de aplausos y chiflidos sonaron a espaldas de Nicole. Los hermanos Carrington sonreían y alzaban las manos en señal de victoria. Joe quería matarlos, pero sin duda, el gran discurso de Nicole lo había dejado sin habla.
― ¿Tienes algo más que decir? ― dijo Joe con sorna.
― No, creo que eso es todo… ― hizo una pausa para agregar con una leve sonrisa ― por el momento.
Nadie se atrevía a decir nada. La tensión se sentía por todos lados y fluía a través de los poros. Nicole sintió que estaba parando a loca, pues jamás había pensado decir algo así de frente a él, pero una vez que había empezado no había podido parar, mientras que Joe sólo quería tomar a esa pelirroja que tenía enfrente, y quitarle esa actitud de severidad del rostro. Un par de ideas se le vinieron a la cabeza, pero Demi lo interrumpió.
― Bueno, así que todo esta bien. En ese caso, acompáñame Nikky, te ayudaré a instalarte en una de las habitaciones.
― ¡No! ¡No! ¡Y No! ― empezó a gritar.
― Joe, ¿Qué rayos te pasa? ― Kevin había perdido la sonrisa de su rostro. Al principio le había parecido gracioso ver a su amigo molesto, furioso, y después sorprendido sin palabras, pero le estaba empezando a molestar su actitud hacia Nicole. Después de todo, él le tenía un gran aprecio a su pelirroja.
― Ella no se quedará aquí. ― dictaminó Joe ― Si quiere quedarse a trabajar perfecto, ya qué. Pero no se quedará a vivir aquí.
― Joe, es mejor… ― empezó Demi, pero Joe la ignoró y miró a Nicole.
― No, es eso. ¿Lo tomas o lo dejas?
Joe esperó su reacción. ¿Qué haría Nicole ahora?
Había entrado dispuesta a decirle un par de palabras a ese testarudo cabezota, pero todo lo que estaba planeado decir, se le había borrado de la cabeza. Joe estaba sentado en mitad de la cama, apoyado en el cabezal, con las piernas extendidas. Una de ellas, enyesada hasta la rodilla. Tenía una combinación rara en su tez, entre su aspecto bronceado de trabajar al sol, y un poco grisáceo, al estar encerrado en la casa. No había cambiado mucho, y no obstante sus ojos mostraban algo más. Tenía una barba de varios días, que cubría toda su mandíbula, pero no se veía cuidada como la de Kevin sino que se notaba que se había dejado por completo. Sus cejas pobladas, negras como el azabache al igual que esa cabellera que distinguía a los hermanos Jonas. Después vagó por su cuerpo, y aunque tenía una camisa puesta, ésta estaba abierta, sin abrocharse ningún botón, mostrando su pecho ancho y musculoso, marcando, no de manera exagerada pero si notoria sus músculos, que estaban rodeados por vendas que iban desde el diafragma hasta la orilla de lo pantalones. Unos pantalones que no tenía abrochados. Bendijo por que solo tuviera un botón desabrochado. Sus piernas, fuertes y musculosas, llenaban los pantalones. Y acabó su inspección con la pierna derecha enyesada. Regresó entonces la vista a su rostro y sintió que el aire le faltaba, pues ahí estaban esos ojos de felino, dispuestos a atacar.
Y ella, era la presa.
― ¿Nicole? ― fue sólo un susurro, cómo si no pudiera creer que en verdad ella estuviera ahí.
Joe la miró, con su cabellera roja alzada en una coleta, sus pecas marcándose más de lo normal, debido al calor, con sólo unos jeans de mezclilla que ya estaban raídos de tanto lavarlos, unas zapatillas de deporte y una blusa pulcramente blanca de algodón, aunque un poco arrugada. ¿De dónde había salido? Y más aún, ¿Por qué estaba ahí?
― ¿Qué coños haces aquí? ― gruñó.
Varias cosas pasaron a la vez. Demi lo miró, contemplándolo con ganas de asesinarlo por ser tan maleducado. Kevin se empezó a reír, y Nicole alzó aún más el mentón, sin contestar a su pregunta
― “Coños” es la palabra favorita de Joe estos días. La dice al menos unas cincuenta veces al día ― Demi habló como si eso aclarara muchas cosas.
― Aunque Joder, Muérete, y Vete a la… ― Kevin no terminó la frase, debido al codazo de Demi en sus costillas, se masajeó y siguió hablando ― Bueno, tú sabes, esas palabras, son las favoritas de Joe.
― Y además es un quejica, Llora por todo. ― Demi empezó a hacer gestos graciosos con las manos ― Es decir, si estamos aquí, se queja. Si no estamos aquí, se queja. Si le damos de comer, se queja, si no le damos de comer, también. Ya lo ves, un quejica.
Nicole tuvo que hacer un esfuerzo supremo para no reírse de las palabras de Demi, ya que las palabras que había dicho eran exactamente las que definían a Joe.
― ¡Oigan! ― el aludido gritó ― Yo sigo aquí. Dejen de hablar de mí como si no existiera. Y no soy un quejica. Es que ustedes me abruman.
― Llorón ― Demi no tenía remedio, pensó Nicole.
Pasaron unos segundos en silencio, incoados, mirándose unos a otros, aunque sólo Nicole tenía la vista fija en Joe desde que había entrado. Estaba tan devastador con esa camisa abierta. Su sentido de supervivencia le dictaba que saliera de esa habitación, pero el orgullo era un mal consejero y no quería… no podía moverse.
― ¿Qué co… Qué haces aquí? ― corrigió, con mucho pesar Joe ante la mirada de Demi.
― ¿No lo ves? Soy tu nueva enfermera. ― Joe abrió los ojos, no sólo por la declaración de Nicole sino por el tono tan cortante e irónico que acababa de utilizar. ― Cito tus palabras: “La odiosa perra frígida que no tiene vida propia y viene a arruinarte la tuya”.
Nicole no supo si eso que vio aparecer por unos segundos en las mejillas de Joe fue un rubor o no, pues así como apareció, se esfumó.
― ¿Tú?
― Joe, debes una disculpa por haber dicho eso de Nicole ― Demi no se dejaba almendrar por la mirada de Joe. Ella tenía algunas peores.
― No sabía que era ella. ― refunfuñó Joe.
― Ella es la enfermera, por tanto afecta a ella como persona. ― insistió Demi.
― Déjalo Demi, esta bien. ― Nicole no quería hacer mas bochornoso este momento, además, unas disculpas obligadas por parte de Joe, no servirían de nada.
― No, no lo está. Es un cabezota, pero sabe que tengo razón.
Joe suspiró. Demi TENÍA razón, pero no quería dar su brazo a torcer. Además, se sentía un verdadero bruto y canalla al haber gritado esas palabras. No por qué fuera Nicole, que en sí, eso era mucho, sino por que se había pasado de la raya, pero su humor estaba de perros, pues no podía hacer nada con esa pierna así. Suspiró unos momentos.
― Lo siento. ― Sabía que esas no sonaron a las disculpas mas sinceras de todo el mundo, ni le darían un premio Óscar por si quiera intentar fingir, pero odiaba que lo obligaran a hacer algo. Pero rápidamente tomó la delantera, antes de que cualquiera le dijera algo de sus “disculpas” y preguntó ― Ahora, si, dime ¿Qué haces aquí?
― Ya te dije, soy la nueva enfermera. La que hará que tu arresto domiciliario acabe, y la que te lavará la boca con jabón si sigues diciendo tantas groserías. ― Nicole sonrió ante la idea de en verdad ponerle jabón en la boca a Joe.
― Hay que ver como las pelirrojas tienen su carácter. ― Kevin, que había estado callado todo este tiempo, sólo dijo eso. Estaba más que nada entretenido en el espectáculo que se estaba llevando a cabo.
― Mira, no sé que haces aquí… ― empezó Joe, pero Demi estaba harta de oírlo y se acercó señalando con el dedo índice, como si fuera una madre que regaña a su hijo por llegar tarde.
― ¡Pero si ya te dijo que vino a cuidarte! ¿Es que aparte de cabezota, eres sordo?
Kevin se empezó a reír, y Nicole no pudo evitarlo, y también lo siguió. Eso hizo que el humor de Joe empeora aún más.
― ¡Pero no necesito a nadie! ― gritó pero de inmediato bajó su tono de voz, al ver a todos exaltados. Se estaba pasando ― Ahora estoy bien, y sé que en un par de días me quitaran ésta cosa, y volveré al trabajo como si nada. Así que me ha dado mucho gusto en verte, pero será mejor que te vayas.
Nicole se acercó. No había dado ningún movimiento desde que había llegado, y Joe se sintió incómodo ante su presencia imponente. Demi retrocedió hasta quedar cerca de Kevin, pero Nicole no le quitaba la vista de encima, y colocándose una mano en la cadera, empezó su discurso.
― Ahora es mi turno. No he venido por ti, sino porque tú hermana, tu cuñada, y tu propio padre están preocupados de la loca vida que estas llevando, y por consiguiente me pidieron a mí que viniera a cuidarte a ti. ― La voz de Nicole se iba elevando cada vez más ― Eres un maldito cabezota que no entiende de razones, pero te lo diré con términos mortales, para ver si eso entra en tu pequeño cerebro ― Joe se sintió mortalmente ofendido pero no tuvo tiempo de siquiera quejarse ya que Nicole siguió con su sermón ― que si no te cuidas esa pierna, y todo los demás, jamás estarás bien, e incluso queden repercusiones en tu cuerpo, que a la larga, serán peores. Y sobre mi vida, te diré que tengo mejores cosas que hacer que estar aquí, cuidando de un pequeño llorón que no entiende que tiene que cuidarse para ponerse bien. He estado trabajando en el ala de pediatría del Hospital de Chicago, y déjame decirte que ninguno de mis pacientes me ha dado o me dará tanta lata como tú, y eso que ellos son niños, lo cual ya sabes en que categoría te deja. Después te diré que pese a que este sería el ultimo lugar en el mundo que estaría ― Aquí Nicole hizo una pausa para girarse hacia atrás ― No es contra ustedes, pues ya saben que el lugar me encantan ― Demi hizo señas de que la entendía, y Nicole prosiguió ― y tú la última persona que pediría por compañía. Pero estoy aquí, en favor por tu familia que te quiere, y se preocupa por ti, y a la cual yo quiero y estimo mucho, y sacrificaría muchas cosas. Así que de aquí, no me moveré hasta que estés sano, y completamente recuperado.
Terminó poniendo sus brazos en cruzados frente a su pecho. Un par de aplausos y chiflidos sonaron a espaldas de Nicole. Los hermanos Carrington sonreían y alzaban las manos en señal de victoria. Joe quería matarlos, pero sin duda, el gran discurso de Nicole lo había dejado sin habla.
― ¿Tienes algo más que decir? ― dijo Joe con sorna.
― No, creo que eso es todo… ― hizo una pausa para agregar con una leve sonrisa ― por el momento.
Nadie se atrevía a decir nada. La tensión se sentía por todos lados y fluía a través de los poros. Nicole sintió que estaba parando a loca, pues jamás había pensado decir algo así de frente a él, pero una vez que había empezado no había podido parar, mientras que Joe sólo quería tomar a esa pelirroja que tenía enfrente, y quitarle esa actitud de severidad del rostro. Un par de ideas se le vinieron a la cabeza, pero Demi lo interrumpió.
― Bueno, así que todo esta bien. En ese caso, acompáñame Nikky, te ayudaré a instalarte en una de las habitaciones.
― ¡No! ¡No! ¡Y No! ― empezó a gritar.
― Joe, ¿Qué rayos te pasa? ― Kevin había perdido la sonrisa de su rostro. Al principio le había parecido gracioso ver a su amigo molesto, furioso, y después sorprendido sin palabras, pero le estaba empezando a molestar su actitud hacia Nicole. Después de todo, él le tenía un gran aprecio a su pelirroja.
― Ella no se quedará aquí. ― dictaminó Joe ― Si quiere quedarse a trabajar perfecto, ya qué. Pero no se quedará a vivir aquí.
― Joe, es mejor… ― empezó Demi, pero Joe la ignoró y miró a Nicole.
― No, es eso. ¿Lo tomas o lo dejas?
Joe esperó su reacción. ¿Qué haría Nicole ahora?
yamii_jjonatikacrazy!!
Re: "Domar al alma salvaje" (Joe y Nikky)
4/4
Capitulo 9
Marcador
Capitulo 9
Marcador
Joe estaba expectante ante la reacción de Nicole.
Tal vez le gritaría, o se acercaría a él, hasta tenerla frente a frente, o quizás… Joe se quedó frío. Se encogió los hombros. ¡Se encogió los hombros! ¡Maldita mujer! Gritó para sus adentros.
― ¡Que más da! Ni que me muriera por quedarme.
― Pues por mi, preciosa, esta perfecto. Vamos gatita, ya mañanas puedes empezar a cuidar de él ― Kevin se acercó a las chicas, pero Nicole se giró hacía Joe.
― Antes de irnos, podría… ― Nicole quería morirse de la pena ante lo que iba a pedir. “Dios, ¿Por qué a mí? Maldito refresco. Eso es lo que pasa por morirme de sed. Mucha agua igual a muchas visitas al baño. La confrontación anterior había hecho que se le olvidaran las ganas de ir al baño, pero ahora que ya había pasado… Se resignó, colorada, casi tan roja como su cabello, bajó la mirada y preguntó al amo de la casa ― … podría usar el baño?
― ¡Oh, Dios, claro! ― contestó rápidamente Demi al ver que ninguno de los hombres decía nada. Se volteó a Joe ― ¿Ves lo que logras, estúpido? Vamos Nikky, yo te llevo.
Las vieron salir de la habitación y ninguno de los dijo nada hasta que las oyeron bajar por las escaleras. Kevin aprovechó esa oportunidad para acercarse a Joe. Se recargó en el mueble que estaba enfrente de él, al lado de la televisión, adoptando una posición de hombre a punto de interrogar al enemigo. Piernas cruzadas, brazos en jarras.
― Hombre, ¿Qué te pasa? Ella solo viene a hacer su trabajo, pero además, es parte de TU familia, no tienes por qué tratarla así.
― No te metas, Kevin.
― Claro que me meto. Soy tu amigo, tu mejor amigo, pero también soy amigo de Nikky y déjame decirte que eso que acabas de hacer esta muy mal.
― No es para tanto. Además, ¿de cuando acá, son muy amigos? ¿Y por qué la llamas Nikky? ― Joe estaba molesto con su amigo, mejor amigo, como él había dicho, por todas las confianzas que se estaba tomando con Nicole. Él ni siquiera le decía Nikky.
― ¡Joder Joe! Te comportas como un chiquillo. Pues bien ― se paró del mueble, y se acercó a la puerta ― ¿Desde cuando somos amigos? Eso no te interesa. ¿Por qué tanta confianza? No es tu asunto. Y por último, por mí, no hay ningún problema en que Nikky no se quede aquí. Estoy de lo más encantado de tenerla de huésped en mi casa.
― ¿Qué? ¡Noo! Se quedará en el “cuartel”. ― Joe no sabía porque había contestado automáticamente ante la casi orden de Kevin.
El “cuartel” era como ellos se referían al spa y casa de huéspedes. Dado que cada vez se había hecho más y más grande, y con una generala como Lola y sus ayudantes, aquél lugar había pasado a llamarse el “cuartel”. Esa era la opción que Joe le había dado a Nicole, por lo que le extrañaba que Kevin insistiera en llevarse a Nicole a su casa, a menos que…
Abrió los ojos, y empezó a maldecir mentalmente.
― Oh, no, amigo, eso si que no. ― Kevin se recargó sobre un brazo en la puerta ― Ella es casi como de la familia, y no creo que Demi quiera que se quede ahí. Por lo que vendrá a vivir con nosotros. ¿Quién sabe? Estará mejor con nosotros. Y claro, podremos salir a pasear, a cenar, y llevarla a la ciudades cercanas, o de paseo en la avioneta, además, Nikky es una belleza que vale la pena admirar ― Joe sintió como el fuego bullía en su interior, y le dieron unas ganas tremendas de salir de la cama y patearle el trasero a su “mejor” amigo, si no fuera por esa maldita pata, y las costillas y… vio como Kevin se masajeaba la barbilla ― ...mmm después de todo no es mala idea lo que has hecho.
― Ni se te ocurra Kevin, es casi de la familia.
― Tú lo has dicho amigo, C-A-S-I. ― Esa última palabra, la dijo pausadamente. Joe supo lo que tenía que hacer.
― ¡Demi! ¡Nicole! ¡Suban ahora mismo!
Gritó lo más fuerte que pudo. Vio cómo la mirada de Kevin adoptaba un brillo picaresco, y sonría como si hubiera cometido alguna travesura. Oyó los pasos de las chicas al subir las escaleras. Demi entró primero seguida de Nicole.
― ¿Y ahora que te pasa? ― exigió saber Demi.
Joe ignoró la pregunta de Demi, y sólo fijó su mirada en una persona.
― Nicole, te quedas.
Nicole alzó una ceja. Este hombre la estaba sacando de sus casillas. La traía de un lado a otro como pelota de ping-pong.
― ¡Me voy, me quedo! Decídete, por favor.
― Te quedas ― la voz de Joe no dejó lugar a duda de su decisión.
Nicole se preguntó a que se debía ese cambio de actitud en Joe. Miró a Kevin y este sonreía de una manera un tanto extraña. Cómo si hubiera hecho algo que estaba mal, pero que lo había satisfecho de manera sobrehumana. Kevin la miró y se acercó a ella, deslizándole lo brazos por los hombros.
― No veo razón para que te quedes aguantando a Joe quejándose todo el día, así que le había propuesto que te quedarás a vivir con nosotros. Además, él había dicho que no te podías quedar.
― ¡Oh, Kevin, esa es una gran idea! ― Los ojos de Demi brillaban como diamantes ― Podremos ir de compras, y a San Antonio, o a la ciudad, y también a sesiones de masajes, o al estilista. Te presentaré a muchas personas, y… ― Nicole no le estaba agradando la lista de cosas que Demi estaba dándole. Ella odiaba todo eso. Pero no podía decirle nada a Demi por temor a romperle sus ilusiones. Joe la salvó.
― ¡Nicole se queda! Ha venido a trabajar, no a vacacionar.
― No soy tu esclava ― Exclamó enojada Nicole, pero agradeció internamente a Joe por darle una excusa para negarse a los planes de Demi ― Pero Joseph tiene razón, Demi, vine a trabajar, aunque no sea muy de mi agrado. ― agregó tirándole una mirada aniquiladora a Joe ― Y con respecto a donde dormiré, creo que lo mejor es que me quede aquí, pues así es mas rápido atender al enfermo.
― La casa no esta tan lejos, ― siguió Demi ― podrías venir e …
― Se queda. Y punto final.
Nicole sintió unas ganas enormes de estrellarle algo en la cabeza, pero viendo su situación actual se contuvo. La idea de quedarse bajo el mismo techo que Joseph Jonas no le era de mucha gracia, pero tampoco pensaba huir como una cobarde. “Nicole, te estas metiendo en la boca del lobo” le dijo una voz, pero fue contestada por otra. “En ese estado, no puede hacerme nada. Además, ni siquiera creo que se acuerde de ese beso”. Y una tercera voz le dijo “Hay Nicole”. Eso fue todo. Nicole y sus voces internas podían esperar.
― Me voy a quedar, así que no discutan ― lo dijo en plural, para darle a entender a Kevin que no quería oír nada de su parte.
― Bien. Demi, por favor, ayuda a Nicole a instalarse en alguna de las habitaciones, yo me echaré un sueño. ― Y diciendo eso, se acostó en la cama, cerró los ojos, y se colocó un brazo sobre los ojos. Los demás entendieron la indirecta y salieron.
Kevin fue por la maleta mientras Demi le enseñaba la habitación a Nicole. Demi le había dado la que estaba al lado de la de Joe, pero Nicole se rehusó rápidamente. Estar bajo el mismo techo era una cosa, pero dormir casi al lado de él, otra. Así que optó por la habitación que estaba al final del pasillo. Se dio cuenta de que el segundo piso contaba con la recamara principal, que era la de Joe, y dos más, que compartían el baño del piso. Había un cuarto más, que por el rápido vistazo que le dio, era como un tipo de biblioteca, y una pequeña terraza que daba justo hacia la cabaña siguiente. Después bajó con Demi, que le indicó donde estaban las cosas, y le dio algunas indicaciones. Si no fuera por qué sabía los sentimientos de Demi hacía Joe, que lo veía como a un hermano más, Nicole hubiese pensado que pasaba demasiado tiempo en esa casa. “¿Estas celosa, Nikky?” Nicole negó automáticamente, y Demi entendió que la negativa iba hacia ella.
― ¿No qué Nikky? ¿No te quieres quedar, o no te quieres ir?
Nicole se sintió avergonzada por no prestarle atención a la pequeña Demi, después de todas las consideraciones que se estaba tomando con ella.
― No Demi, no que quiero ir.
― Esta bien, pero conste que te lo advertimos.
― Oye, no soy una niña a la que tienes que cuidar. Acuérdate que soy mayor que tú.
― Uy sí, cuanta sabiduría. ― Y ambas se rieron.
Nicole salió a despedirlos. Abrazó a ambos fuertemente, pues estaba agradecida por su ayuda en todo. Y porqué necesitaba el contacto, antes de quedarse encerrada con el loco de Joe. Kevin la abrazó fuertemente, y sin soltarla, colocó sus manos sobre sus caderas, y le volvió a preguntar por quinta vez, si estaba segura de quedarse.
― Estaré bien, y prometo no asesinarlo, aunque ganas no me van a faltar. ― sonrió.
― No temo por él ― hizo una pequeña pausa, y la tomó de la barbilla, alzando su mirada ― Temo por ti, gatita.
Nicole se quedó pensando ante las enigmáticas palabras, tan prisionera era de sus pensamientos que no pudo predecir la siguiente faena de Kevin. La tomó de la cintura, y le dio un beso suave en los labios. Nicole se quedó de piedra. Kevin la soltó y se subió al todoterreno, donde Demi lo aguardaba, boquiabierta de lo que había visto, muda dé la impresión. Kevin tomó el ala de su sombrero e hizo una reverencia y se fueron.
― Marcador, Nicole una, Sr. Quejica cero. ― susurró Kevin.
Tal vez le gritaría, o se acercaría a él, hasta tenerla frente a frente, o quizás… Joe se quedó frío. Se encogió los hombros. ¡Se encogió los hombros! ¡Maldita mujer! Gritó para sus adentros.
― ¡Que más da! Ni que me muriera por quedarme.
― Pues por mi, preciosa, esta perfecto. Vamos gatita, ya mañanas puedes empezar a cuidar de él ― Kevin se acercó a las chicas, pero Nicole se giró hacía Joe.
― Antes de irnos, podría… ― Nicole quería morirse de la pena ante lo que iba a pedir. “Dios, ¿Por qué a mí? Maldito refresco. Eso es lo que pasa por morirme de sed. Mucha agua igual a muchas visitas al baño. La confrontación anterior había hecho que se le olvidaran las ganas de ir al baño, pero ahora que ya había pasado… Se resignó, colorada, casi tan roja como su cabello, bajó la mirada y preguntó al amo de la casa ― … podría usar el baño?
― ¡Oh, Dios, claro! ― contestó rápidamente Demi al ver que ninguno de los hombres decía nada. Se volteó a Joe ― ¿Ves lo que logras, estúpido? Vamos Nikky, yo te llevo.
Las vieron salir de la habitación y ninguno de los dijo nada hasta que las oyeron bajar por las escaleras. Kevin aprovechó esa oportunidad para acercarse a Joe. Se recargó en el mueble que estaba enfrente de él, al lado de la televisión, adoptando una posición de hombre a punto de interrogar al enemigo. Piernas cruzadas, brazos en jarras.
― Hombre, ¿Qué te pasa? Ella solo viene a hacer su trabajo, pero además, es parte de TU familia, no tienes por qué tratarla así.
― No te metas, Kevin.
― Claro que me meto. Soy tu amigo, tu mejor amigo, pero también soy amigo de Nikky y déjame decirte que eso que acabas de hacer esta muy mal.
― No es para tanto. Además, ¿de cuando acá, son muy amigos? ¿Y por qué la llamas Nikky? ― Joe estaba molesto con su amigo, mejor amigo, como él había dicho, por todas las confianzas que se estaba tomando con Nicole. Él ni siquiera le decía Nikky.
― ¡Joder Joe! Te comportas como un chiquillo. Pues bien ― se paró del mueble, y se acercó a la puerta ― ¿Desde cuando somos amigos? Eso no te interesa. ¿Por qué tanta confianza? No es tu asunto. Y por último, por mí, no hay ningún problema en que Nikky no se quede aquí. Estoy de lo más encantado de tenerla de huésped en mi casa.
― ¿Qué? ¡Noo! Se quedará en el “cuartel”. ― Joe no sabía porque había contestado automáticamente ante la casi orden de Kevin.
El “cuartel” era como ellos se referían al spa y casa de huéspedes. Dado que cada vez se había hecho más y más grande, y con una generala como Lola y sus ayudantes, aquél lugar había pasado a llamarse el “cuartel”. Esa era la opción que Joe le había dado a Nicole, por lo que le extrañaba que Kevin insistiera en llevarse a Nicole a su casa, a menos que…
Abrió los ojos, y empezó a maldecir mentalmente.
― Oh, no, amigo, eso si que no. ― Kevin se recargó sobre un brazo en la puerta ― Ella es casi como de la familia, y no creo que Demi quiera que se quede ahí. Por lo que vendrá a vivir con nosotros. ¿Quién sabe? Estará mejor con nosotros. Y claro, podremos salir a pasear, a cenar, y llevarla a la ciudades cercanas, o de paseo en la avioneta, además, Nikky es una belleza que vale la pena admirar ― Joe sintió como el fuego bullía en su interior, y le dieron unas ganas tremendas de salir de la cama y patearle el trasero a su “mejor” amigo, si no fuera por esa maldita pata, y las costillas y… vio como Kevin se masajeaba la barbilla ― ...mmm después de todo no es mala idea lo que has hecho.
― Ni se te ocurra Kevin, es casi de la familia.
― Tú lo has dicho amigo, C-A-S-I. ― Esa última palabra, la dijo pausadamente. Joe supo lo que tenía que hacer.
― ¡Demi! ¡Nicole! ¡Suban ahora mismo!
Gritó lo más fuerte que pudo. Vio cómo la mirada de Kevin adoptaba un brillo picaresco, y sonría como si hubiera cometido alguna travesura. Oyó los pasos de las chicas al subir las escaleras. Demi entró primero seguida de Nicole.
― ¿Y ahora que te pasa? ― exigió saber Demi.
Joe ignoró la pregunta de Demi, y sólo fijó su mirada en una persona.
― Nicole, te quedas.
Nicole alzó una ceja. Este hombre la estaba sacando de sus casillas. La traía de un lado a otro como pelota de ping-pong.
― ¡Me voy, me quedo! Decídete, por favor.
― Te quedas ― la voz de Joe no dejó lugar a duda de su decisión.
Nicole se preguntó a que se debía ese cambio de actitud en Joe. Miró a Kevin y este sonreía de una manera un tanto extraña. Cómo si hubiera hecho algo que estaba mal, pero que lo había satisfecho de manera sobrehumana. Kevin la miró y se acercó a ella, deslizándole lo brazos por los hombros.
― No veo razón para que te quedes aguantando a Joe quejándose todo el día, así que le había propuesto que te quedarás a vivir con nosotros. Además, él había dicho que no te podías quedar.
― ¡Oh, Kevin, esa es una gran idea! ― Los ojos de Demi brillaban como diamantes ― Podremos ir de compras, y a San Antonio, o a la ciudad, y también a sesiones de masajes, o al estilista. Te presentaré a muchas personas, y… ― Nicole no le estaba agradando la lista de cosas que Demi estaba dándole. Ella odiaba todo eso. Pero no podía decirle nada a Demi por temor a romperle sus ilusiones. Joe la salvó.
― ¡Nicole se queda! Ha venido a trabajar, no a vacacionar.
― No soy tu esclava ― Exclamó enojada Nicole, pero agradeció internamente a Joe por darle una excusa para negarse a los planes de Demi ― Pero Joseph tiene razón, Demi, vine a trabajar, aunque no sea muy de mi agrado. ― agregó tirándole una mirada aniquiladora a Joe ― Y con respecto a donde dormiré, creo que lo mejor es que me quede aquí, pues así es mas rápido atender al enfermo.
― La casa no esta tan lejos, ― siguió Demi ― podrías venir e …
― Se queda. Y punto final.
Nicole sintió unas ganas enormes de estrellarle algo en la cabeza, pero viendo su situación actual se contuvo. La idea de quedarse bajo el mismo techo que Joseph Jonas no le era de mucha gracia, pero tampoco pensaba huir como una cobarde. “Nicole, te estas metiendo en la boca del lobo” le dijo una voz, pero fue contestada por otra. “En ese estado, no puede hacerme nada. Además, ni siquiera creo que se acuerde de ese beso”. Y una tercera voz le dijo “Hay Nicole”. Eso fue todo. Nicole y sus voces internas podían esperar.
― Me voy a quedar, así que no discutan ― lo dijo en plural, para darle a entender a Kevin que no quería oír nada de su parte.
― Bien. Demi, por favor, ayuda a Nicole a instalarse en alguna de las habitaciones, yo me echaré un sueño. ― Y diciendo eso, se acostó en la cama, cerró los ojos, y se colocó un brazo sobre los ojos. Los demás entendieron la indirecta y salieron.
Kevin fue por la maleta mientras Demi le enseñaba la habitación a Nicole. Demi le había dado la que estaba al lado de la de Joe, pero Nicole se rehusó rápidamente. Estar bajo el mismo techo era una cosa, pero dormir casi al lado de él, otra. Así que optó por la habitación que estaba al final del pasillo. Se dio cuenta de que el segundo piso contaba con la recamara principal, que era la de Joe, y dos más, que compartían el baño del piso. Había un cuarto más, que por el rápido vistazo que le dio, era como un tipo de biblioteca, y una pequeña terraza que daba justo hacia la cabaña siguiente. Después bajó con Demi, que le indicó donde estaban las cosas, y le dio algunas indicaciones. Si no fuera por qué sabía los sentimientos de Demi hacía Joe, que lo veía como a un hermano más, Nicole hubiese pensado que pasaba demasiado tiempo en esa casa. “¿Estas celosa, Nikky?” Nicole negó automáticamente, y Demi entendió que la negativa iba hacia ella.
― ¿No qué Nikky? ¿No te quieres quedar, o no te quieres ir?
Nicole se sintió avergonzada por no prestarle atención a la pequeña Demi, después de todas las consideraciones que se estaba tomando con ella.
― No Demi, no que quiero ir.
― Esta bien, pero conste que te lo advertimos.
― Oye, no soy una niña a la que tienes que cuidar. Acuérdate que soy mayor que tú.
― Uy sí, cuanta sabiduría. ― Y ambas se rieron.
Nicole salió a despedirlos. Abrazó a ambos fuertemente, pues estaba agradecida por su ayuda en todo. Y porqué necesitaba el contacto, antes de quedarse encerrada con el loco de Joe. Kevin la abrazó fuertemente, y sin soltarla, colocó sus manos sobre sus caderas, y le volvió a preguntar por quinta vez, si estaba segura de quedarse.
― Estaré bien, y prometo no asesinarlo, aunque ganas no me van a faltar. ― sonrió.
― No temo por él ― hizo una pequeña pausa, y la tomó de la barbilla, alzando su mirada ― Temo por ti, gatita.
Nicole se quedó pensando ante las enigmáticas palabras, tan prisionera era de sus pensamientos que no pudo predecir la siguiente faena de Kevin. La tomó de la cintura, y le dio un beso suave en los labios. Nicole se quedó de piedra. Kevin la soltó y se subió al todoterreno, donde Demi lo aguardaba, boquiabierta de lo que había visto, muda dé la impresión. Kevin tomó el ala de su sombrero e hizo una reverencia y se fueron.
― Marcador, Nicole una, Sr. Quejica cero. ― susurró Kevin.
yamii_jjonatikacrazy!!
Re: "Domar al alma salvaje" (Joe y Nikky)
FELIZ NAVIDAD!!!!! (muy tarde pero la intension cuenta :P )
Y UN PROSPERO AÑO QUE SEA DE MUCHAS ABUNDANCIAS Y MUCHOS SUEÑOS REALIZADOS ESPERO ENCONTRARLAS SIEMPRE EN MI NOVES EL OTRO AÑO AKI!!! LAS KEROOOOOOOO!!! :hug:
FELIIIIIIZ AÑOOOOOOOO NUEVOOOOOOO!!!!
Y UN PROSPERO AÑO QUE SEA DE MUCHAS ABUNDANCIAS Y MUCHOS SUEÑOS REALIZADOS ESPERO ENCONTRARLAS SIEMPRE EN MI NOVES EL OTRO AÑO AKI!!! LAS KEROOOOOOOO!!! :hug:
FELIIIIIIZ AÑOOOOOOOO NUEVOOOOOOO!!!!
yamii_jjonatikacrazy!!
Re: "Domar al alma salvaje" (Joe y Nikky)
:face:
ME ENCSANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
DFHEGKEJHGIOJ
ESTA DE LO MEJORRR!!!!
AAAAAAAAAAA
ME DA RISA LAS PELEAS Y ME ENCANTO :Marcador, Nicole una, Sr. Quejica cero. ― susurró Kevin.
WAAAAAA GENIALLLL!!!
SIGUELAAAA
ME ENCSANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
DFHEGKEJHGIOJ
ESTA DE LO MEJORRR!!!!
AAAAAAAAAAA
ME DA RISA LAS PELEAS Y ME ENCANTO :Marcador, Nicole una, Sr. Quejica cero. ― susurró Kevin.
WAAAAAA GENIALLLL!!!
SIGUELAAAA
next to you
Re: "Domar al alma salvaje" (Joe y Nikky)
JJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
ESE JOE SE PASAAAA
HEY KEVIN QUIERE CON ELLA???
ME DEJO CON LA BOCA ABIERTA LO ULTIMO QUE HIZO KEVIN
SIGUELA PORFAAAAA
ESE JOE SE PASAAAA
HEY KEVIN QUIERE CON ELLA???
ME DEJO CON LA BOCA ABIERTA LO ULTIMO QUE HIZO KEVIN
SIGUELA PORFAAAAA
chelis
Re: "Domar al alma salvaje" (Joe y Nikky)
[i]HOLA!! soy tu nueva lectora :) me llamo Astrid y soy de México. Me ENCANTO tu nove la tienes q seguir :P NO la puedes cancelar!!
i love him!! :L:
i love him!! :L:
JUSTINLOVE11
Re: "Domar al alma salvaje" (Joe y Nikky)
BIENVENIDA!!! Astrid! :cheers:JUSTINLOVE11 escribió:[i]HOLA!! soy tu nueva lectora :) me llamo Astrid y soy de México. Me ENCANTO tu nove la tienes q seguir :P NO la puedes cancelar!!
i love him!! :L:
Gracias por pasarte por mi nove! Y k bno k t gzte la nve! :P
Y bno :roll: por el momento NO pienso cancelar la nove! :D
Ya mero les subo un cap! 8)
yamii_jjonatikacrazy!!
Re: "Domar al alma salvaje" (Joe y Nikky)
Capitulo 10
Sin tregua
Sin tregua
Joe sintió unas ganas tremendas de tomar las muletas que lo sostenían en eso momentos y lanzársela a Kevin. ¿Con que jodido derecho se atrevió a besar a Nicole? Y parados en la entrada de su casa. Su casa. Joe no se imaginaba lo que habría pasado si se hubiera ido a quedar en casa de Kevin. Miró a Nicole que seguía en la entrada, y no se había movido para nada. Reflexionó unos segundos. ¡Claro que se imaginaba lo que podría haber pasado! Y precisamente por esa razón, Nicole estaba más segura en su casa, que en cualquier otro lado.
Se quitó de la ventana, y se fue arrastrando a duras penas a su cama. Odiaba sentirse lento y enfermo, que era como se sentía en esos momentos. Debilidad no era una palabra en su lista de cualidades.
Se fue dejando caer lenta y pesadamente sobre la cama, pues las punzadas en sus costados le estaban exigiendo que se tomara las precauciones debidas, pero Joe las mandó al diablo. Todo se podía ir al diablo. Pero antes, Joe se moría por saber que hacía Nicole en su casa, cuando debería de estar…
Sacudió la cabeza, alejando esos pensamientos.
Esos mismos pensamientos, lo habían llevado hasta donde estaba.
Miró su pierna inmovilizada, envuelta el frío yeso, haciéndola inservible en esos momentos. Después se pasó las manos por las vendas que rodeaban su abdomen. Emitió un ligero gruñido. Le dolía mucho, pero no estaba dispuesto a decirlo, y mucho menos a Nicole. Sabía que el hecho de que Nicole estuviera ahí, en su casa, se debía a Ariana y a Elizabeth, la misma Nicole lo había dicho. Tenía unas ganas enormes de retorcerles el pescuezo a su hermana y su cuñada, pero David y Richard, sus respectivos esposos iban a poner quejas.
Cerró los ojos con fuerza. ¡Que situación tan ridícula! Pero había algo más que lo estaba matando. La misma aparición de Nicole. Y el hecho de que su dizque mejor amigo, se hubiera tomado tantas libertados con la muchacha. ¡Era una cría, por dios bendito!
Bueno, tanto así, no, pues tenía casi la misma edad que Richard y Elizabeth, y estos eran ya padres, pero de todos modos. No iba a dejar que Kevin la pusiera en una situación comprometedora, y menos cuando, pese a todo, estaba bajo su cuidado.
Oyó como la puerta principal se abría y cerraba. Sabía que tenía que hablar con Nicole. Pero no iba a ser él quien diera el primer paso. Y antes de verla, quería aplacar un poco de su mal genio, pues ya había hecho muchas meteduras de pata con ella.
Y para finalizar, estaba un asunto más. Uno que a Joe le dolía demasiado de sólo pensar.
¿Qué hacía Nicole en Texas cuando debería de estar organizando una boda?
Su boda.
Cerró la puerta, y se recargó en ella unos segundos. Nicole estaba sobresaltada por el beso de Kevin. Aunque no había sido un beso en toda la extensión de la palabra, aún así, la había hecho sentir… algo. Muy diferente ha los que compartía con Alex, este había sido como besar… cómo besar… besar.
― ¡A mi hermano! ― Se tapó la boca rápidamente, rogando que Joe no lo hubiese escuchado gritar. ¡Dios! Fue horrible tener esa idea rondando en su cabeza. Tendría que hablar muy seriamente con Kevin. Después de todo, ella lo consideraba un amigo, un buen amigo, pero amigo al fin y al cabo.
Miró las escaleras e hizo una mueca de pesar, dejando un suspiro largo mientras la veía. Tenía que hablar con su flameante paciente, pero no quería hacerlo ahora. Necesitaba unos minutos más para reponerse.
Además, estaba muriéndose de hambre. Tenía que averiguar si alguien le cocinaba a Joe, o ella tendría que hacerlo. No pondría queja en cocinarle, aunque por alguna razón, el hecho de cocinar para Joe en su casa, en su cocina, y su comida, le provocaba una rara sensación. Se ruborizó al oír sus tripas gruñir. Su última comida había consistido en una barra de suculento chocolate que se le había acabado a la hora de empezar el viaje.
― ¡Tranquilas! ―le habló a su estómago, mientras lo acariciaba.
Miró hacia la cocina, y sus tripas empezaron a sonar aún más fuerte, pero no se sentía con la confianza suficiente como para ir a vaciar el refrigerador. Primero tenía que tener esa conversación con Joe, y entonces… sonrió.
Le vaciaría el refrigerador.
Fue subiendo las escaleras lentamente, de puntillas, y caminó así por el pasillo hasta su habitación. Gracias a Dios, la puerta no hacía ningún ruido. Tenía que reconocer que la habitación era hermosa, y según las platicas de Demi, Joe se había encargado de los muebles, y detalles. Era raro creer eso de un hombre tan gruñón como él. La cama era una matrimonial, y el sobrecama que la cubría era de un tono neutro. Le encantó. Además, tenía almohadas grandes, agradeció por eso, pero no les serían suficientes.
Esa era una obsesión que Nicole había desarrollado desde hacía años. Necesitaba aferrarse a algo, y dormir con miles de cojines la ayudaba mucho. Tendría que tomar prestadas unas cuantas más, del cuarto de al lado, ya después le diría al dueño.
A los costados de la cama, había pequeñas cómodas y en una de ella una lámpara preciosa. Una mecedora junto a la ventana le daba un toque casi… maternal. Eso último la hizo reír. No podía creer que hubiese juntado las palabras Joe y maternal en una misma oración. Se acercó a la ventana. Daba a la casa de al lado, la cual, una vez más, gracias a la información de Demi, resultó ser la suya. Lo cual quería decir que la última, era la casa de Nick. Nicole suspiró. No estaba preparada para conocer al enigmático Nick. Ya después tendría tiempo. Agradecía que no estuviera ahí, sino en Dallas, la ciudad, donde él residía la mayor parte del tiempo, pues él se encargaba de promocionar a Angels Ranch, y de administrar el dinero. Miró su modesto reloj de pulsera. ¡Había pasado treinta minutos! Dios, ¿qué estaría pensando Joe?
Respirando hondo y con paso firme fue a su encuentro.
Joe oyó que tocaban la puerta. No tenía que ser adivino para saber quien era. En realidad, le había extrañado que Nicole hubiese tardado tanto tiempo.
― Adelante.
Nicole entró sigilosamente, y cerró la puerta tras de ella. Se quedaron callados una fracción de segundo, esperando, tanteando el terreno, y ver si habían arenas movedizas por ahí.
― Quiero hablar contigo.
Joe se dignó por fin a mirarla. Alzó los ojos, denotando un gesto de burla, que a Nicole le subió la furia por todo el cuerpo.
― Eso es más que obvio.
Nicole se acercó a pasos agigantados hacia él. Levantó la mano, recordando a Elizabeth, regañando.
― Mira, no voy a aguantar tus tonos de sarcasmo. Lo que voy a decir es algo muy serio.
Joe suspiró. Se estaba comportando como un niño. Cerró los ojos y asintió. Sin abrirlos, habló.
― Adelante.
Nicole había esperado este momento. Y no era el momento para echarse atrás. ¡Ánimo, Nicole!
― Sé que no nos llevamos bien, y que hemos tenido unas cuantas peleas en el pasado…
― Por mi culpa no han sido todas ― pero si la mayoría, pensó Joe. Aún así, odiaba recordarlo.
Miró a Nicole y vio que estaba más cerca que antes, y ahora estaba sonrojada. Está furiosa, pensó. Bien, así me siento yo.
― No hables. Déjame hablar a mi, ya después vendrá tu turno ― Nicole respiró hondo ― Decía que ambos sabemos que no nos llevamos bien, sin embargo, vengo de buena fe y quiero hacer mi trabajo. Le prometí a tu familia que te cuidaría y que haría que te repusieras, de buena manera, y recobraras tu salud. Ellos se preocuparon mucho por ti, ¿sabes? Todos.
― Lo dudo mucho.
― ¿Por qué eres tan insensible? ¡Es tu familia, te quieren! ¿Pero qué haces tú? ¿Dudas de su amor y cariño? No sabes lo que yo daría por que mi familia fuera como la tuya.
― Pues adóptalos, total, son mas tuyos que míos. ― En cuanto soltó las palabras, Joe deseo no haberlo dicho. Esa era una de las cosas que más le dolía, y sin saberlo, la había expresado en voz alta.
Nicole optó por no decir nada ante el doloroso comentario. Joe tenía razón. Ella estaba más tiempo con ellos que él. Pero era su familia. ¿Acaso Joe no había perdonado a su padre después de todo? Joe fue el que rompió el silencio.
― Lo siento, eso estuvo mal. Todo esta mal. ― Se pasó las manos por el cabello, un signo de frustración ― Mira Nicole, esto de estar encerrado me tiene de un humor de puntas, y en estos momentos la estoy descargando contigo, por favor, discúlpame.
Nicole se quedó asombrada. Se oía sincero. Era sincero. Sonrió y asintió lentamente.
― Esta bien.
― ¿Alguna otra cosa?
El tono de Joe hizo que Nicole se replanteara su próxima petición. Había pensado en ser un poco más flexible, pero había cambiado de opinión.
― Si, la verdad es que sí. ― Alzó su mano derecha y empezó a enumerar ― Necesito tu historial medico, tus chequeos, y radiografías. Si estas siguiendo algún medicamento, debes de decírmelo. Además, quisiera hablar con tu doctor. También necesito saber si tienes alguien que te venga a hacer la limpieza o a cocinar, para que establezca horarios. Y claro, tenemos que ponernos de acuerdo con tus sesiones.
― ¿Sesiones?
― Necesitas trabajar los músculos, una vez que te quiten el yeso. Si no lo tienes que llevar mucho tiempo, será más fácil. En caso contrario, habrá que ejercitarlo. No estar haciendo nada es malo para la circulación, y conforme vayamos avanzando podrás caminar y apoyarte en el pie, y regresar a tu trabajo.
Joe sonrió por primera vez desde hacía una semana. Trabajo. Su trabajo. Aquello era música para sus oídos.
― Vaya, en eso estamos de acuerdo.
Nicole alzó la ceja izquierda. Joe sonreía como niño en Navidad. Pues no, lo haría sufrir.
― Pues no del todo. Si no haces caso de las indicaciones, esto se retrasará más y más. Paro esto, tenemos que trabaja mucho. Y sólo, escúchame bien, sólo hasta que estés recuperado y yo ― se señaló a sí misma ― personalmente de el visto bueno, entonces podrás regresar de manera oficial a tu trabajo.
Joe se sintió sorprendido. Estaba viendo a una Nicole completamente diferente en acción. No estaba ante la linda Nikky, amiga de todos, dulce y tímida, sino ante Nicole, la enfermera, que tenía una fuerza interna sorprendente, mucho arrojo.
― Hagamos un trato. Yo te prometo portarme de la mejor manera, si me contestas a una pregunta.
Joe ni siquiera pensó en lo que había dicho. Su mente había trabajado sola, pero bueno, que más daba.
― Pregunta entonces ― exigió Nicole poniendo entrelazando sus brazos sobre su pecho.
― Primero promételo ― contrarrestó Joe, aunque no se le pasó por alto, como el movimiento de Nicole había hecho que su pecho se irguiera sobre su pulcra camisa. Rezó por que su rostro no diera indicio alguno de lo que su mente estaba procesando en ese momento.
― Lo prometo.
La tengo, pensó Joe.
― ¿Que haces refundida en un lugar olvidado de Texas, cuando deberías de estar planeando una boda con el famoso doctorcito?
Nicole dejó de respirar por unos segundos. Y se dio cuenta, cuando sus pulmones le exigían que inhalara el delicioso aire. Mientras metía oxígeno a su sistema, se quedaron mirando sin decir nada. Joe esperaba su respuesta.
― ¿Cómo… cómo lo sabes? ― tuvo que carraspear para poder soltar la oración completa.
El rostro de Joe mostró una expresión insondable.
― Entonces es cierto. Te vas a casar con el doctorcito.
― ¿Te lo dijo Ariana? ― Era ella o Elizabeth, pensó Nicole. Necesitaba saber a quien iba a asesinar.
― Sí.
La voy a matar, la voy a matar. Nikky ya estaba planteando diferentes maneras de hacerlo. Ella adoptaría a Allie. ¿Cómo se atrevió Ariana a hacerle eso? Y más aun cuando todo era falso.
Tendría que hablar con ella.
― Bueno, yo… ― Nicole iba a aclarar el malentendido, pero Joe la interrumpió.
― Enhorabuena, Nicole. Creo que se merecen el uno al otro.
Nicole frunció el entrecejo. Ni el tono ni la última frase le gustaron para nada.
― ¿Y eso que se supone que quiere decir?
― Nada. Solo acepta mis más humildes condolencias, digo, felicitaciones. ― Nicole abrió los ojos. ¡Se estaba burlando de ella! ― ¿Y donde esta el extraordinario y maravilloso anillo? Si yo fuera tu doctor, querría tener la evidencia de que eres mía.
Esa fue la gota que derramó el vaso. Ella estaba dispuesta a explicarle que ella no estaba comprometida, pero ¿Por qué darle explicaciones a Joe? ¿Quién era él, después de todo?
― Deja de llamarlo “doctorcito”. Su nombre es Alex, o Alexander, pero no “doctorcito”. Y el anillo está… está en reparación. No me quedó.
Mentira. El anillo estaba colgando de la cadena que cargaba, haciendo compañía a su relicario.
Pero eso era algo que él no necesitaba saber.
― Vaya, ni eso atinó el doctor. Como sea. Hicimos un trato. Los papeles que quieres los tiene Demi. Nadie viene a hacer limpieza, pero puedo pedirlo. Eso lo resolveré inmediatamente.
Empezamos mañana, por hoy, si quieres puedes ir al cuartel. Estoy cansado.
Se dio la vuelta, y cerró los ojos.
Por segunda vez, Nicole había sido sacada de la habitación.
Se quitó de la ventana, y se fue arrastrando a duras penas a su cama. Odiaba sentirse lento y enfermo, que era como se sentía en esos momentos. Debilidad no era una palabra en su lista de cualidades.
Se fue dejando caer lenta y pesadamente sobre la cama, pues las punzadas en sus costados le estaban exigiendo que se tomara las precauciones debidas, pero Joe las mandó al diablo. Todo se podía ir al diablo. Pero antes, Joe se moría por saber que hacía Nicole en su casa, cuando debería de estar…
Sacudió la cabeza, alejando esos pensamientos.
Esos mismos pensamientos, lo habían llevado hasta donde estaba.
Miró su pierna inmovilizada, envuelta el frío yeso, haciéndola inservible en esos momentos. Después se pasó las manos por las vendas que rodeaban su abdomen. Emitió un ligero gruñido. Le dolía mucho, pero no estaba dispuesto a decirlo, y mucho menos a Nicole. Sabía que el hecho de que Nicole estuviera ahí, en su casa, se debía a Ariana y a Elizabeth, la misma Nicole lo había dicho. Tenía unas ganas enormes de retorcerles el pescuezo a su hermana y su cuñada, pero David y Richard, sus respectivos esposos iban a poner quejas.
Cerró los ojos con fuerza. ¡Que situación tan ridícula! Pero había algo más que lo estaba matando. La misma aparición de Nicole. Y el hecho de que su dizque mejor amigo, se hubiera tomado tantas libertados con la muchacha. ¡Era una cría, por dios bendito!
Bueno, tanto así, no, pues tenía casi la misma edad que Richard y Elizabeth, y estos eran ya padres, pero de todos modos. No iba a dejar que Kevin la pusiera en una situación comprometedora, y menos cuando, pese a todo, estaba bajo su cuidado.
Oyó como la puerta principal se abría y cerraba. Sabía que tenía que hablar con Nicole. Pero no iba a ser él quien diera el primer paso. Y antes de verla, quería aplacar un poco de su mal genio, pues ya había hecho muchas meteduras de pata con ella.
Y para finalizar, estaba un asunto más. Uno que a Joe le dolía demasiado de sólo pensar.
¿Qué hacía Nicole en Texas cuando debería de estar organizando una boda?
Su boda.
Cerró la puerta, y se recargó en ella unos segundos. Nicole estaba sobresaltada por el beso de Kevin. Aunque no había sido un beso en toda la extensión de la palabra, aún así, la había hecho sentir… algo. Muy diferente ha los que compartía con Alex, este había sido como besar… cómo besar… besar.
― ¡A mi hermano! ― Se tapó la boca rápidamente, rogando que Joe no lo hubiese escuchado gritar. ¡Dios! Fue horrible tener esa idea rondando en su cabeza. Tendría que hablar muy seriamente con Kevin. Después de todo, ella lo consideraba un amigo, un buen amigo, pero amigo al fin y al cabo.
Miró las escaleras e hizo una mueca de pesar, dejando un suspiro largo mientras la veía. Tenía que hablar con su flameante paciente, pero no quería hacerlo ahora. Necesitaba unos minutos más para reponerse.
Además, estaba muriéndose de hambre. Tenía que averiguar si alguien le cocinaba a Joe, o ella tendría que hacerlo. No pondría queja en cocinarle, aunque por alguna razón, el hecho de cocinar para Joe en su casa, en su cocina, y su comida, le provocaba una rara sensación. Se ruborizó al oír sus tripas gruñir. Su última comida había consistido en una barra de suculento chocolate que se le había acabado a la hora de empezar el viaje.
― ¡Tranquilas! ―le habló a su estómago, mientras lo acariciaba.
Miró hacia la cocina, y sus tripas empezaron a sonar aún más fuerte, pero no se sentía con la confianza suficiente como para ir a vaciar el refrigerador. Primero tenía que tener esa conversación con Joe, y entonces… sonrió.
Le vaciaría el refrigerador.
Fue subiendo las escaleras lentamente, de puntillas, y caminó así por el pasillo hasta su habitación. Gracias a Dios, la puerta no hacía ningún ruido. Tenía que reconocer que la habitación era hermosa, y según las platicas de Demi, Joe se había encargado de los muebles, y detalles. Era raro creer eso de un hombre tan gruñón como él. La cama era una matrimonial, y el sobrecama que la cubría era de un tono neutro. Le encantó. Además, tenía almohadas grandes, agradeció por eso, pero no les serían suficientes.
Esa era una obsesión que Nicole había desarrollado desde hacía años. Necesitaba aferrarse a algo, y dormir con miles de cojines la ayudaba mucho. Tendría que tomar prestadas unas cuantas más, del cuarto de al lado, ya después le diría al dueño.
A los costados de la cama, había pequeñas cómodas y en una de ella una lámpara preciosa. Una mecedora junto a la ventana le daba un toque casi… maternal. Eso último la hizo reír. No podía creer que hubiese juntado las palabras Joe y maternal en una misma oración. Se acercó a la ventana. Daba a la casa de al lado, la cual, una vez más, gracias a la información de Demi, resultó ser la suya. Lo cual quería decir que la última, era la casa de Nick. Nicole suspiró. No estaba preparada para conocer al enigmático Nick. Ya después tendría tiempo. Agradecía que no estuviera ahí, sino en Dallas, la ciudad, donde él residía la mayor parte del tiempo, pues él se encargaba de promocionar a Angels Ranch, y de administrar el dinero. Miró su modesto reloj de pulsera. ¡Había pasado treinta minutos! Dios, ¿qué estaría pensando Joe?
Respirando hondo y con paso firme fue a su encuentro.
Joe oyó que tocaban la puerta. No tenía que ser adivino para saber quien era. En realidad, le había extrañado que Nicole hubiese tardado tanto tiempo.
― Adelante.
Nicole entró sigilosamente, y cerró la puerta tras de ella. Se quedaron callados una fracción de segundo, esperando, tanteando el terreno, y ver si habían arenas movedizas por ahí.
― Quiero hablar contigo.
Joe se dignó por fin a mirarla. Alzó los ojos, denotando un gesto de burla, que a Nicole le subió la furia por todo el cuerpo.
― Eso es más que obvio.
Nicole se acercó a pasos agigantados hacia él. Levantó la mano, recordando a Elizabeth, regañando.
― Mira, no voy a aguantar tus tonos de sarcasmo. Lo que voy a decir es algo muy serio.
Joe suspiró. Se estaba comportando como un niño. Cerró los ojos y asintió. Sin abrirlos, habló.
― Adelante.
Nicole había esperado este momento. Y no era el momento para echarse atrás. ¡Ánimo, Nicole!
― Sé que no nos llevamos bien, y que hemos tenido unas cuantas peleas en el pasado…
― Por mi culpa no han sido todas ― pero si la mayoría, pensó Joe. Aún así, odiaba recordarlo.
Miró a Nicole y vio que estaba más cerca que antes, y ahora estaba sonrojada. Está furiosa, pensó. Bien, así me siento yo.
― No hables. Déjame hablar a mi, ya después vendrá tu turno ― Nicole respiró hondo ― Decía que ambos sabemos que no nos llevamos bien, sin embargo, vengo de buena fe y quiero hacer mi trabajo. Le prometí a tu familia que te cuidaría y que haría que te repusieras, de buena manera, y recobraras tu salud. Ellos se preocuparon mucho por ti, ¿sabes? Todos.
― Lo dudo mucho.
― ¿Por qué eres tan insensible? ¡Es tu familia, te quieren! ¿Pero qué haces tú? ¿Dudas de su amor y cariño? No sabes lo que yo daría por que mi familia fuera como la tuya.
― Pues adóptalos, total, son mas tuyos que míos. ― En cuanto soltó las palabras, Joe deseo no haberlo dicho. Esa era una de las cosas que más le dolía, y sin saberlo, la había expresado en voz alta.
Nicole optó por no decir nada ante el doloroso comentario. Joe tenía razón. Ella estaba más tiempo con ellos que él. Pero era su familia. ¿Acaso Joe no había perdonado a su padre después de todo? Joe fue el que rompió el silencio.
― Lo siento, eso estuvo mal. Todo esta mal. ― Se pasó las manos por el cabello, un signo de frustración ― Mira Nicole, esto de estar encerrado me tiene de un humor de puntas, y en estos momentos la estoy descargando contigo, por favor, discúlpame.
Nicole se quedó asombrada. Se oía sincero. Era sincero. Sonrió y asintió lentamente.
― Esta bien.
― ¿Alguna otra cosa?
El tono de Joe hizo que Nicole se replanteara su próxima petición. Había pensado en ser un poco más flexible, pero había cambiado de opinión.
― Si, la verdad es que sí. ― Alzó su mano derecha y empezó a enumerar ― Necesito tu historial medico, tus chequeos, y radiografías. Si estas siguiendo algún medicamento, debes de decírmelo. Además, quisiera hablar con tu doctor. También necesito saber si tienes alguien que te venga a hacer la limpieza o a cocinar, para que establezca horarios. Y claro, tenemos que ponernos de acuerdo con tus sesiones.
― ¿Sesiones?
― Necesitas trabajar los músculos, una vez que te quiten el yeso. Si no lo tienes que llevar mucho tiempo, será más fácil. En caso contrario, habrá que ejercitarlo. No estar haciendo nada es malo para la circulación, y conforme vayamos avanzando podrás caminar y apoyarte en el pie, y regresar a tu trabajo.
Joe sonrió por primera vez desde hacía una semana. Trabajo. Su trabajo. Aquello era música para sus oídos.
― Vaya, en eso estamos de acuerdo.
Nicole alzó la ceja izquierda. Joe sonreía como niño en Navidad. Pues no, lo haría sufrir.
― Pues no del todo. Si no haces caso de las indicaciones, esto se retrasará más y más. Paro esto, tenemos que trabaja mucho. Y sólo, escúchame bien, sólo hasta que estés recuperado y yo ― se señaló a sí misma ― personalmente de el visto bueno, entonces podrás regresar de manera oficial a tu trabajo.
Joe se sintió sorprendido. Estaba viendo a una Nicole completamente diferente en acción. No estaba ante la linda Nikky, amiga de todos, dulce y tímida, sino ante Nicole, la enfermera, que tenía una fuerza interna sorprendente, mucho arrojo.
― Hagamos un trato. Yo te prometo portarme de la mejor manera, si me contestas a una pregunta.
Joe ni siquiera pensó en lo que había dicho. Su mente había trabajado sola, pero bueno, que más daba.
― Pregunta entonces ― exigió Nicole poniendo entrelazando sus brazos sobre su pecho.
― Primero promételo ― contrarrestó Joe, aunque no se le pasó por alto, como el movimiento de Nicole había hecho que su pecho se irguiera sobre su pulcra camisa. Rezó por que su rostro no diera indicio alguno de lo que su mente estaba procesando en ese momento.
― Lo prometo.
La tengo, pensó Joe.
― ¿Que haces refundida en un lugar olvidado de Texas, cuando deberías de estar planeando una boda con el famoso doctorcito?
Nicole dejó de respirar por unos segundos. Y se dio cuenta, cuando sus pulmones le exigían que inhalara el delicioso aire. Mientras metía oxígeno a su sistema, se quedaron mirando sin decir nada. Joe esperaba su respuesta.
― ¿Cómo… cómo lo sabes? ― tuvo que carraspear para poder soltar la oración completa.
El rostro de Joe mostró una expresión insondable.
― Entonces es cierto. Te vas a casar con el doctorcito.
― ¿Te lo dijo Ariana? ― Era ella o Elizabeth, pensó Nicole. Necesitaba saber a quien iba a asesinar.
― Sí.
La voy a matar, la voy a matar. Nikky ya estaba planteando diferentes maneras de hacerlo. Ella adoptaría a Allie. ¿Cómo se atrevió Ariana a hacerle eso? Y más aun cuando todo era falso.
Tendría que hablar con ella.
― Bueno, yo… ― Nicole iba a aclarar el malentendido, pero Joe la interrumpió.
― Enhorabuena, Nicole. Creo que se merecen el uno al otro.
Nicole frunció el entrecejo. Ni el tono ni la última frase le gustaron para nada.
― ¿Y eso que se supone que quiere decir?
― Nada. Solo acepta mis más humildes condolencias, digo, felicitaciones. ― Nicole abrió los ojos. ¡Se estaba burlando de ella! ― ¿Y donde esta el extraordinario y maravilloso anillo? Si yo fuera tu doctor, querría tener la evidencia de que eres mía.
Esa fue la gota que derramó el vaso. Ella estaba dispuesta a explicarle que ella no estaba comprometida, pero ¿Por qué darle explicaciones a Joe? ¿Quién era él, después de todo?
― Deja de llamarlo “doctorcito”. Su nombre es Alex, o Alexander, pero no “doctorcito”. Y el anillo está… está en reparación. No me quedó.
Mentira. El anillo estaba colgando de la cadena que cargaba, haciendo compañía a su relicario.
Pero eso era algo que él no necesitaba saber.
― Vaya, ni eso atinó el doctor. Como sea. Hicimos un trato. Los papeles que quieres los tiene Demi. Nadie viene a hacer limpieza, pero puedo pedirlo. Eso lo resolveré inmediatamente.
Empezamos mañana, por hoy, si quieres puedes ir al cuartel. Estoy cansado.
Se dio la vuelta, y cerró los ojos.
Por segunda vez, Nicole había sido sacada de la habitación.
Bn aki les dejo un cap! espero lo disfruten muuuxo!!
yamii_jjonatikacrazy!!
Página 3 de 21. • 1, 2, 3, 4 ... 12 ... 21
Temas similares
» dificil de domar- zayn y tu
» It's has been a long time {Harry Styles & Tu} {Terminada}
» Only Girl (In the world)
» Me enamore de una prostituta (HARRY STYLES Y TU) TERMINADA
» Amor Salvaje (Liam y Tu)
» It's has been a long time {Harry Styles & Tu} {Terminada}
» Only Girl (In the world)
» Me enamore de una prostituta (HARRY STYLES Y TU) TERMINADA
» Amor Salvaje (Liam y Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 3 de 21.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.