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Mensaje por andreita Vie 09 Dic 2011, 2:41 pm

y lo hago por qe
andreita
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¿Aceptas a este extraño? Joe & Tu - TERMINADA - Página 4 Empty Re: ¿Aceptas a este extraño? Joe & Tu - TERMINADA

Mensaje por andreita Vie 09 Dic 2011, 2:41 pm

me encanta la nove
andreita
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Mensaje por andreita Vie 09 Dic 2011, 2:41 pm

si"!! pagina 4
pon caps finales
andreita
andreita


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¿Aceptas a este extraño? Joe & Tu - TERMINADA - Página 4 Empty Re: ¿Aceptas a este extraño? Joe & Tu - TERMINADA

Mensaje por andreita Vie 09 Dic 2011, 2:41 pm

quieor evr como termina esta hermosa historia
andreita
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Mensaje por JaamDemczuk Vie 09 Dic 2011, 2:42 pm

Hmmmmm, me parece que voy a dejar capitulos para las nuevas lectoras Y NO para team Emma (? xD
JaamDemczuk
JaamDemczuk


http://www.twitter.com/JaamDemczuk

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Mensaje por Cande Luque Vie 09 Dic 2011, 2:43 pm

SHIII. ASÍ SE DICE.
Cande Luque
Cande Luque


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Mensaje por JaamDemczuk Vie 09 Dic 2011, 2:45 pm

Capítulo 7

Los latidos del corazón de Joseph aumentaron su ritmo al oír las palabras de __________.
—¿Qué has recordado?
—Estaba de compras con tu madre en Bloomingdale. Ella probaba un nuevo perfume. Yo abrí el bolso para comprobar mi lista. Al hacerlo vi otro papel dentro, doblado como si fuera una carta. Cuando lo miré me sentí muy triste y confundida…
Sus ojos brillaron, y Joseph pudo ver la tristeza que había en ellos. Salió de su cama y se sentó en la de ella.
—¿Qué ponía en el papel? —preguntó con suavidad, tomándola de la mano.
__________ se llevó la otra mano a la frente y apartó de ésta unos mechones.
—No sé. No puedo verlo. ¿Por qué no puedo verlo?
Joseph estaba cada vez más convencido que la amnesia de __________ no se debía principalmente al trauma ocasionado por el accidente. Había algo que no quería recordar. Era evidente en su falta de recuerdos relacionados con él. Tal vez estaba terriblemente culpabilizada por su aventura y su mente se negaba a enfrentarse a ello.
—Hay algo que no está bien, Joseph. No sé qué es. ¿Sabes tú de qué se trata?
Él pensó que si lo supiera con certeza, se lo diría para salir de una vez de aquella pesadilla.
—No lo sé, __________.
Ella lo miró al rostro y luego, sin soltar su mano, se cruzó de brazos, como si tuviera frío.
A pesar de lo que había pasado entre ellos aquella tarde, Joseph supo que la necesitaba. No recordaba haber estado tan seguro de algo en su vida.
Cuando soltó la mano de __________ para levantarse, vio decepción en su rostro y se preguntó cuántas veces habría ignorado aquella expresión. Antes de que se alzara otro muro entre ellos, apartó las sábanas y se metió en la cama junto a __________, tomándola entre sus brazos.
Ella no se apartó ni se resistió y Joseph le acarició el pelo como tantas veces había deseado hacer desde que volvió a casa del hospital.
Mientras el cuerpo de __________ empezaba a entrar en calor con el suyo, Joseph sintió el comienzo de otro calor que no tenía lugar en aquella cama esa noche. No si quería ganar su confianza. No si quería recuperarla.
—¿Quieres que te abrace mientras duermes?
__________ ladeó la cabeza sobre su hombro para mirarlo.
—Eso no sería justo para ti.
—Tenerte entre mis brazos es justo lo que necesito en estos momentos —Joseph la besó en la frente y le acarició el rostro, sabiendo que lo que había dicho era cierto. Luego apagó la luz.
Poco a poco, Joseph sintió que su cuerpo se relajaba. El sueño llegó rápidamente y lo abrazó gustoso, aspirando el aroma de __________, rogando para que pudieran volver a encontrarse.


Cuando __________ despertó, se encontró acurrucada contra Joseph, con la mano en su pecho y una rodilla sobre sus muslos. No se movió durante unos minutos, sintiéndose… familiarmente confortable. Pero no tanto como para seguir donde estaba. Cuando deslizó con cuidado la rodilla, sintió los dedos de Joseph moviéndose en su brazo.
—Buenos días —dijo él, con voz ronca.
__________ se apartó entonces.
—Justo estaba levantándome… —cuando él la sujetó por el brazo, se quedó muy quieta.
—Estabas disfrutando estando así conmigo… al menos hasta que has pensado en ello.
—No quería que pensaras…
—¿Que me estabas ofreciendo algo? Ya te dije que podías confiar en mí.
Y __________ confiaba en él. De quien no se fiaba era de sí misma.
—Me he sentido a salvo contigo esta noche. Cuando no entiendo lo que recuerdo, lo que siento, todo parece dar vueltas en mi cabeza. Cuando me abrazas, las cosas se calman.
—¿Has recordado algo más?
—No. Y necesito saber algo. ¿Por qué no me dijiste antes de que viniéramos que la última vez que vine aquí fue con tu madre?
La mandíbula de Joseph se tensó y su expresión se volvió más retraída.
—No hagas eso, Joseph.
—¿Qué? —preguntó él con las cejas arqueadas.
—Te cierras a mí, como si no fuera asunto mío conocer la respuesta. Le pediste a tu madre que me ocultara algo, y quiero saber por qué. Y no me digas que es por el consejo de la señora Coswell.
Haciendo una mueca, Joseph siguió en la cama y se apoyó contra el cabecero. Tras dar un profundo suspiro, dijo:
—No te lo dije por instinto de conservación. De conservación de nuestro matrimonio. O tal vez por puro ego. En Otoño, cuando sucedió, cuando tuve que cancelar el viaje, no quise admitir ante mí mismo lo decepcionada que te vi, a pesar de que no lo demostraste. Y esta vez, algo me hizo creer que volverías a sentirte igual de decepcionada.
—¿Tratabas de protegerme?
—Creo que estaba tratando de proteger la cercanía que estaba surgiendo entre nosotros. No quería frenarla hasta que no fuera absolutamente necesario.
—Oh, Joseph —murmuró __________ sintiendo que su corazón se llenaba de ternura. ¿Era posible que se hubiera enamorado de él de nuevo con tanta rapidez?
—¿Quieres que dejemos el hotel y volvamos a casa? —preguntó él.
__________ pensó que, tal vez, lo que ambos necesitaban era estar un tiempo alejados de casa, donde no esperaba recordar, donde fueran tan solo un hombre y una mujer volviendo a conocerse.
—Creo que preferiría dar un paseo por Central Park. Y luego me gustaría subir al Empire State.
—Espero que conmigo —dijo Joseph y su boca se curvó en una lenta sonrisa demasiado varonil y sexy para la paz mental de __________.
—Desde luego —contestó, deseando besarlo, pero decidiendo reprimirse hasta haber aclarado consigo misma sus sentimientos.
Joseph salió de la cama.
—¿Desayunamos antes?
__________ asintió, deseando pasar el día y otra noche con su marido.


La cena con Joseph en un restaurante giratorio en lo alto de uno de los hoteles más famosos de Nueva York fue la guinda de un día perfecto. Se comportaron como auténticos turistas, disfrutando de cada minuto.
Cuando, mientras tomaban el café, Joseph la miró, había una luz en sus ojos que había estado reprimida a lo largo del día. Ahora brillaba con toda claridad y __________ supo que tendría que enfrentarse a ella.
—¿Nos vamos ya? —preguntó él—. Podemos dar otro paseo si…
—No. Volvamos al hotel.
Los ojos de Joseph contenían una pregunta, pero __________ aún no estaba segura de la respuesta.


Ya en el hotel, mientras esperaban al ascensor, Joseph supo que no podría dormir en la misma habitación que __________ esa noche. Sabía que sería incapaz de limitarse a reconfortarla. Aquel era un asunto al que debía enfrentarse sin disgustarla, sin tratar de seducirla. El veloz ascensor los llevó hasta la planta veintitrés. __________ no lo miró ni una vez, y él se preguntó qué estaría pensando. Probablemente habría sugerido que volvieran al hotel porque estaba cansada. Parecía tan hermosa, tan vibrante Y llena de vida… era difícil creer que sólo unas semanas atrás había estado en coma.
__________ se quitó el chal mientras iban hacia la habitación. El movimiento hizo que su perfume se elevara hacia Joseph. El calor del cuerpo de __________ intensificaba el aroma, mezclándose con él, haciendo que el deseo de Joseph aumentara. Tratando de ignorarlo, abrió la puerta. Cuando la abrió para que ella pasara y __________ lo rozó con el hombro al hacerlo, supo que aquella iba a ser una de las noches más difíciles de su vida.
En lugar de cerrar la puerta permaneció en el umbral.
—__________.
Ella se volvió.
—Voy a pedir otra habitación —por un momento pensó que __________ iba a preguntar por qué. Pero cuando se acercó a él y lo miró a los ojos supo que ya conocía la respuesta.
—Ayer dijeron que no tenían ninguna libre.
—Eso fue anoche. Seguro que alguien se ha ido hoy.
—¿Y si no tienen otra habitación? ¿Te irás a otro hotel? ¿Crees que la distancia ayudará?
La situación, sus dudas, la frustración sexual, hicieron que Joseph maldijera entre dientes. Se pasó una mano por el pelo.
—No. La distancia no va a ayudar. No aliviará el deseo. A pesar de… —se interrumpió—. Te deseo, __________. Cuanto más estoy contigo más quiero besarte y tocarte y…
__________ se detuvo a escasos centímetros de él, alzó ligeramente la barbilla y cuando habló su voz fue apenas un susurro.
—No quiero que te vayas a otra habitación.
—¿Te da miedo quedarte aquí sola?
El azul de los ojos de __________ parecía más intenso que nunca.
—No. No tengo miedo. Pero te necesito aquí conmigo… en mi cama.
—No puedo abrazarte como anoche y no…
—Quiero que me hagas el amor.
¿Le había dicho __________ alguna vez eso antes? Si así hubiera sido, Joseph sabía que lo habría recordado. Porque nunca habría podido olvidar la instantánea respuesta de su cuerpo, o los latidos de su corazón, tan fuertes que apenas pudo respirar. A pesar de todo, logró preguntar:
—¿Estás segura?
—Estoy segura —y por si no la creía, __________ alzó una mano y le acarició el rostro.
Fue su aroma, su caricia, la certeza de su voz la que hizo que la necesidad fuera más acuciante que las palabras, que un beso fuera el comienzo de un viaje hacia las estrellas. Obligándose a contener su deseo, teniendo presente que __________ no recordaba nada sobre su relación física, la besó en lugar de llevarla directamente a la cama.
El beso fue todo lo que no pudo expresar con palabras sobre el deseo, las caricias, el matrimonio… Abrió la boca sobre la de ella, y cuando __________ deslizó la lengua por su labio inferior, gimió, rogando ser capaz de contenerse, esperando darle tal placer que nunca volviera a pensar en la posibilidad de dejarlo. Le acarició la lengua con la suya, jugueteó con ella y luego la metió en su boca hasta que ella gimió, dejó caer el bolso y el chal al suelo y deslizó los brazos en torno a su espalda, sosteniéndolo contra sí con fuerza.
Joseph apartó el rostro y la miró a los ojos. Su azul profundidad de luz plateada, mágica como la de una estrella.
—__________, sé que no recuerdas cómo eran las cosas entre nosotros. No quiero hacer nada que pueda asustarte…
—No me preocupa en lo más mínimo que vayas a asustarme —dijo ella, con una sonrisa.
Joseph volvió a besarla, hambriento, y sintió el estremecimiento que recorrió su cuerpo, un cuerpo que conocía muy bien. Acarició con los dedos la parte de su espalda que el vestido dejaba al desnudo. Los temblores que la recorrieron le hicieron ver que ya estaba dispuesta para algo más que los besos.
Soltó el cierre trasero del vestido y le bajó la cremallera. Con un leve tirón, la prenda cayó a suelo. Un diminuto sostén de seda azul ocultaba apenas los pezones de __________.
—Ese sujetador podría volver loco a un hombre —murmuró Joseph con voz ronca.
—Entonces, tal vez debería quitármelo —sugirió ella, llevando las manos tras su espalda.
Joseph había obtenido muchas veces placer del cuerpo de __________ durante su matrimonio. Pero no sabía si alguna vez la había deseado tanto. Se quitó la chaqueta, dejándola caer al suelo sobre el chal. Luego se quitó la corbata y desabrochó su camisa como si los botones fueran enemigos a los que hubiera que conquistar. Una vez desnudo de cintura para arriba, deslizó las manos por el cuello y los hombros de __________, como queriendo acariciarle todo a la vez.
Joseph estaba despertando una necesidad tan intensa en ella que su deseo por él, aquel nuevo amor, la empujó a responder libremente y a darle el mismo placer que él le estaba dando a ella. Deslizó las manos desde su cintura hacia arriba, entrelazando los dedos en el vello de su pecho. Cuando oyó que Joseph contenía el aliento, supo que estaba haciendo algo que le gustaba.
Cuando llevó las manos al cierre de sus pantalones, él las tomó entre las suyas.
—Quiero que esto sean tan especial para ti que…
__________ vio que estaba buscando una manera adecuada de decirlo.
—¿Que nunca lo olvide? —mientras desabrochaba el cierre de los pantalones, lo miró a los ojos y añadió—: Esto será especial, lo recuerde o no.
—No era eso lo que iba a decir. Quiero que sea tan especial que no importe si lo recuerdas o no.
Su expresión y la emoción que había en sus ojos reveló a __________ que Joseph quería que aquello fuera un nuevo comienzo para ellos. Ella también lo quería, pero aún sentía que había algo oscuro en su pasado. Podía permitir que aquellas dudas interfirieran entre ellos, o podía dejarse llevar por el momento.
Se dejó llevar y, cuando desabrochó los pantalones de Joseph, él la tomó en brazos y la llevó a la cama. Tras tumbarla sobre ésta, se desvistió rápidamente y se tumbó junto a ella. Permaneció quieto mientras __________ lo miraba, dejándole asimilar todo lo que ya conocía de antes.
Tenía un cuerpo magnífico, duro, viril, lleno de una fuerza que ella había sentido muchas veces. Pero fue un destello de incertidumbre en la mirada de Joseph lo que le hizo acariciarlo con una mano desde el hombro hasta el codo.
Él cerró los ojos un momento, y cuando volvió a abrirlos dijo:
—Aún estás medio vestida. Creo que deberíamos hacer algo al respecto.
__________ pensó en ayudarlo, pero suspiró y disfrutó de sus íntimas caricias más de lo que creía posible. Él pareció apreciar sus reacciones, y cuando terminó de desvestirla, la estrechó entre sus brazos. Sus corazones latieron al unísono, rápido, con fuerza. El tiempo se detuvo mientras su necesidad se volvía más y más palpable, y el palpitante deseo de Joseph le dijo a __________ que su contención no podría durar mucho.
Pero estaba equivocada. Él la besó y la acarició hasta que su nombre se convirtió en un ruego para que la colmara. Con suavidad, Joseph se apartó de ella y __________ se sintió momentáneamente confundida.
—¿Qué sucede, Joseph? ¿He…?
—Protección —explicó él con voz ronca—. Está en el cajón de la mesilla.
Protección. No habían hablado de niños… si quisieron tenerlos en el pasado, si querían tenerlos ahora. Por supuesto, Joseph hacía bien usando un preservativo. Al menos, hasta que supieran qué iba a depararles el futuro.
Cuando volvió, __________ abrió los brazos, dando la bienvenida a su pasión, invitándolo a entrar en su corazón. Era su marido y quería conocerlo así, de la forma más íntima posible. Joseph la besó con la ternura de una primera unión, con el hambre de alguien que llevara mucho tiempo sin comer.
__________ alzó las rodillas, y cuando él dejó de besarla, dijo:
—Te deseo, Joseph.
—Oh, __________, no puedo esperar más —susurró él, y se deslizó en el cálido interior de su amada, colmando un vacío que ella ni siquiera sabía que estaba allí.
Incapaz de atrapar ninguna de las palabras que cruzaban su mente, __________ se entregó a la pura sensación de ser amada por su marido. Ser amada.
Mientras Joseph se retiraba un poco y luego volvía a penetrarla, un intenso placer erótico se fue arremolinando en el interior de __________, hasta que se aferró a sus hombros, sintiendo cómo era absorbida por éste.
Él susurró su nombre y luego dejó que sus alientos se fundieran en profundo beso. Luego deslizó una mano entre sus cuerpos y un intenso gemido escapó de la garganta de __________.
Su mutua pasión destelló en sus pieles mientras ambos alcanzaban a la vez el orgasmo. Luego permanecieron abrazados besándose, hasta que, poco a poco, sus corazones recuperaron el ritmo normal.
—¿Qué estás pensando? —preguntó Joseph mientras se tumbaba y tomaba a __________ en uno de sus brazos.
—Que somos maravillosos juntos —__________ quería preguntar si siempre habían sido así, pero recordó lo que Joseph había dicho sobre un nuevo comienzo de manera que, en lugar de preguntar, lo besó.
La respuesta de Joseph le reveló que iba a disfrutar de nuevo de lo maravillosos que eran juntos.


El sol brillaba en lo alto el domingo, cuando volvieron a casa. Ante la puerta, Joseph dejó las bolsas de viaje en el suelo y tomó a __________ en brazos.
Ella rió.
—¿Qué haces?
—Cruzar el umbral contigo en brazos —dijo él con sencillez, besándola tras dejarla en el vestíbulo.
No importaba cómo hubiera sido su matrimonio hasta entonces, porque había empezado de nuevo el día anterior. __________ sabía que sólo una cosa podía hacer que fuera aún más perfecto. Que Joseph le dijera que la amaba. Pero estaba segura de que, con el tiempo, las palabras segui1 a sus sentimientos. Ella tampoco las había dicho.
¿Por que sentía que el camino aún no estaba despejado para ellos? ¿Por que aún sentía cierta prevención hacia Joseph? Eso no podía ser. No, después de cómo habían hecho el amor.
Mientras él la besaba, __________ dejó que todas sus dudas se desvanecieran y…
—¡Oh! Lo siento —dijo una inesperada voz—. Sólo quería saber si necesitaban algo.
Joseph alzó la cabeza y sonrió, ligeramente avergonzado.
—No importa, Pauline. Creo que hoy no necesitaremos nada.
—Pero, señor, ya tuve el viernes por la tarde libre, y ayer…
—Ve a buscar a Fred y dad un paseo. Hace un día precioso.
Pauline sonrió.
—Ya veo. Hay un guiso en la nevera para la cena, y también embutido y fruta. Oh, y la señora tiene un mensaje en el contestador. Lo han dejado esta mañana.
—¿Es algo urgente? —preguntó __________, suponiendo que el mensaje sería de Dave Hedgewick y estaría relacionado con las fotos para la exposición.
—No estoy segura —la expresión de Pauline era totalmente neutral—. Puede que Fred y yo vayamos a dar una vuelta. Les veré mañana —a continuación, desapareció en la cocina, dejándolos discretamente solos.
__________ rió y miró a su marido.
—Creo que piensa que necesitamos un poco de intimidad —la sonrisa abandonó sus labios al ver la seria expresión de Joseph—. ¿Qué sucede?
—Creo que deberías ir a escuchar tu mensaje.
—Supongo que será Dave para hablar de algo relacionado con la exposición.
Joseph se encogió de hombros.
—Entonces vamos a oírlo. Después podemos probar el sofá de la sala de abajo.
__________ notó que su sonrisa era forzada y sintió una tensión que no estaba allí hacía unos minutos. Empezaba a conocer a Joseph bastante bien. Hasta que no escucharan el mensaje no se relajaría.
Bajaron la escalera en silencio. Una vez en su despacho, __________ apretó el botón del contestador.
—__________, soy Marty. Estoy preocupado por ti. Dijiste que llamarías cuando volvieras, pero no lo hiciste. He tratado de ponerme en contacto contigo algunas veces, pero no has contestado y conozco tu situación. Llámame para contarme qué pasa, por favor.
La voz del hombre sonaba muy preocupada, y __________ no supo qué pensar.
Cuando miró a su marido, éste le preguntó en tono cortante.
—¿Quién es Marty?

JaamDemczuk
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¿Aceptas a este extraño? Joe & Tu - TERMINADA - Página 4 Empty Re: ¿Aceptas a este extraño? Joe & Tu - TERMINADA

Mensaje por JaamDemczuk Vie 09 Dic 2011, 2:45 pm

]Capítulo 8

El corazón de __________ latió más deprisa. Sabía reconocer la rabia cuando la oía, pero no sabía qué la había causado.
—No sé quién es Marty. Sólo he visto su nombre una vez antes…
—¿Dónde?
—¿Qué sucede, Joseph? ¿Por qué estás siendo tan…?
Joseph tomo a __________ por la muñeca y la miro fijamente a los ojos.
—Quiero saber dónde has visto su nombre.
—En un trozo de papel que había entre algunos billetes en mi cartera.
—¿Qué más había en el papel? ¿Un apellido? ¿Unas señas?
—Sólo el nombre y unos números. Seis y ocho.
—¿Y no tienes idea de lo que pueda significar?
—¡No! Y no me gusta el tono…
—¿Era tu escritura o la de alguna otra persona?
—La mía. Y esa es la última pregunta que pienso responder hasta que me digas por qué me estás interrogando como si fuera una criminal.
—No hay nada que decir —espetó Joseph, mirando el contestador—. Quiero que me des ese trozo de papel.
—No.
Joseph miró a __________ como si lo hubiera abofeteado.
—__________…
—Dime por qué estás tan enfadado.
El silencio de Joseph fue aún peor que su tono.
—Dime algo —insistió __________.
Era como si se hubiera vuelto de piedra ante sus ojos. Pero __________ sabía que debía insistir.
—¿No significó nada para ti lo de anoche?
—No sabes cuánto —murmuró Joseph.
—No, no lo sé —espetó __________, enfadada—. Tampoco conozco a nadie llamado Marty ni sé por qué estaba en Binghamton cuando sufrí el accidente. Me dijiste que tú tampoco sabías qué hacía allí. Supuse que había ido a hacer alguna compra, o a algo relacionado con alguna obra de caridad. Pero ahora no lo sé. ¿Por qué no sabías a dónde había ido? ¿Cuánto tiempo estuve fuera?
—Cuatro días.
De pronto, todo encajó en la mente de __________, el distanciamiento de Joseph, su inexplicable actitud en determinados momentos, las sospechas, las dudas y preguntas…
—¡Crees que tenía una aventura! —al ver que Joseph permanecía en taciturno silencio, __________ casi gritó—: ¡Dímelo!
—La doctora Coswell dijo…
—No me importa lo que dijera la doctora. Es mi vida la que se ha desmoronado, no la suya. ¿Sabe ella algo de todo esto?
—Le pedí consejo. Como ya sabes, dijo que sería preferible que recordaras por tu cuenta.
—Pero no recuerdo. Ayúdame, Joseph, por favor.
—¿Ayudarte? Eso llevo haciendo todo este tiempo, __________, tomando cada día según venía mientras las dudas me mataban. ¿Tienes idea de lo que fue llegar una noche a casa y encontrar una nota en la que decías que te ibas sin ninguna explicación, pidiendo tan solo mi comprensión? ¿Imaginas lo que sentí sentado junto a ti en el hospital, mientras estabas en coma, preguntándome a cada minuto dónde habías estado, con quién, sin saber si alguna vez lo averiguaría?
El aire crepitó con la fuerza de la rabia y el resentimiento de Joseph. Como si no pudiera soportar seguir allí, se volvió y caminó hacia la puerta.
__________ lo siguió y lo tomó por un brazo.
—Joseph…
Él negó con la cabeza.
—Hasta que recuerdes, nunca lo sabremos. Anoche pensé que sería mejor que nunca recordaras… para poder empezar de nuevo. Pero me estaba engañando. Esto siempre se interpondrá entre nosotros. Y no sé si podré vivir con ello.
Cuando se soltó y empezó a subir las escaleras, __________ supo que debía dejarle ir. Al menos, de momento. Ella tenía mucho en qué pensar.
Y una búsqueda que hacer.
Si había tenido una aventura, debía haber evidencia de algo… en algún sitio. Una nota. Una foto. Una carta. Algo al margen de las sospechas de Joseph y la voz de un desconocido en el contestador.
¿Quién podía ser aquel hombre? ¿Y por qué pensaba su marido que tenía una aventura?
Después de la noche pasada…
Si la pasión entre Joseph y ella en los años que habían pasado juntos se había acercado en intensidad a la de la noche pasada, no podía imaginarse a sí misma queriendo hacer el amor con otro hombre. Y estaba segura de que sólo se habría casado con él por amor. No le habría bastado con la atracción física, por fuerte que fuera. Y si lo amaba tanto como para haberse casado con él, no lo habría engañado. No habría sido capaz de traicionarlo.
Pero, al parecer, Joseph tenía una visión distinta de ella.
Tenía que averiguar por qué.
Revisó cuidadosamente cada cajón de su escritorio y el archivador, pero no encontró nada personal, nada que pudiera llevarla a la verdad.
Cuando terminó en su despacho, subió al ático y revisó la caja que contenía los papeles de su madre, sin saber muy bien por qué. Pero sólo encontró tarjetas y cartas que no le dijeron nada. Cuando, finalmente, decidió volver a hablar con Joseph para insistir en que le contara lo sucedido, éste se había ido. Supuso que había decidido refugiarse en oficina, el único lugar en que se sentía a salvo del dolor que creía le había infligido su esposa.
__________ no podía saber con certeza si lo había traicionado o no. Pero la intuición le decía que antes de hacerlo se habría arrancado el corazón.
Ahora debía lograr que Joseph la creyera.


Cuando Joseph contestó el teléfono de su línea privada esperaba oír a Kevin, a Nick o a sus padres. En lugar de ello, oyó la voz de __________.
—Siento molestarte, Joseph, pero quería saber si vas a venir hoy a cenar.
Joseph se había ido el día anterior por la tarde y aún no había vuelto.
—No estoy seguro.
—¿Viniste anoche a casa?
El tono de __________ no era acusador, sino resignado.
—No. Tenía varias llamadas que hacer.
—¿Dormiste algo?
El tono preocupado de __________ era sincero, y Joseph sintió que se le encogía el corazón.
—Un poco. Tengo un sofá en el despacho.
—No vas a poder evitarme siempre —dijo ella con suavidad.
—__________…
—Tenemos que hablar. Es la única manera de resolver los problemas que tenemos. Por favor, ven a casa.
Joseph suspiró.
—De acuerdo. Llegaré hacia las seis.
La cálida despedida de __________ permaneció con él todo el día.
Cuando llegó a casa, subió directamente a cambiarse. Al bajar, encontró a __________ en el comedor, echando una salsa en una fuente con pechugas de pollo. Vestía vaqueros y un jersey en una cuyas mangas había una mancha de harina.
—Le he dicho a Pauline que podía tomarse la tarde libre —dijo, al ver a su marido—. He pensado que sería mejor estar solos.
Pasar la tarde a solas con ella… Joseph deseó que fuera tan sencillo.
—¿Has cocinado tú?
—Sí. Pechugas de pollo y patatas, y de postre, tarta de limón.
—Nunca habías preparado una cena así.
—En ese caso, ya era hora de que lo hiciera.
—__________…
—Siéntate. Yo voy a traer lo demás.
Cuando volvió, sirvió la comida en ambos platos. Joseph pensó que parecía mucho más relajada de lo que él se sentía.
—Cuéntame lo que has hecho hoy —dijo __________, tras sentarse y beber un sorbo de agua.
Joseph jugueteó con su tenedor.
—¿De verdad quieres hablar de eso?
—Quiero charlar contigo y comer bien antes de meternos en nada profundo. Disfruta de tu comida.
Joseph pensó que desde el día anterior no había tomado más que un café y un bollo, en su despacho. Tenía hambre, y el aroma de la comida lo tentaba casi tanto como su esposa.
Probó un bocado y lo saboreó.
—Está muy bueno.
—Gracias —dijo __________, sonriendo.
«De acuerdo», pensó Joseph, decidiendo seguirle la corriente. No tenía por qué tener el estómago hecho un nudo mientas comían.
Consiguieron mantener una relajada conversación sobre la cercana subasta y algunos de los objetos que habían llegado para esta. Luego, Joseph preguntó a __________ sobre sus fotos para la exposición y ella, le dijo que pensaba ir a la galería el miércoles, para hablar con Dave sobre dónde colocarlas.
Comieron la tarta en silencio. Finalmente, __________ sirvió el café.
—Ayer por la tarde revisé de arriba a abajo mi oficina y nuestro dormitorio —dijo.
—¿Qué buscabas?
—Cualquier cosa que pudiera ayudarnos. Pero no encontré ningún indicio sobre quién pueda ser Marty o por qué fui a Binghamton. Incluso revisé todos los recibos…
—No sé de qué podría servir eso.
—¿Y qué serviría? A parte de que recuperara mi memoria, claro.
—No lo sé.
—Necesito respuestas tanto como tú, Joseph. Tal vez, incluso más. Tengo que averiguar qué clase de mujer soy. Por cómo crecí, viendo el amor que había entre mi madre y mi padre, conociendo los valores que les importaban, no creo que fuera capaz de serle infiel a mi marido.
__________ vio la emoción que iluminó momentáneamente los ojos de Joseph, pero ésta quedó inmediatamente apagada por las dudas.
—Pero no lo sabes con certeza, ¿verdad? —preguntó.
—Dime por qué llegaste a sospechar que te estaba siendo infiel.
Joseph suspiró y apartó la mirada.
—Te volviste más silenciosa, evasiva, como si no quisieras tenerme en tus pensamientos. Si estabas hablando por teléfono y yo entraba en la habitación, colgabas rápidamente. Hubo varias llamadas sin respuesta cuando yo respondí al teléfono. Me dejaste una nota diciendo que te ibas varios días y pidiendo mi comprensión, sin mencionar cuándo volverías, o si volverías. Luego tuviste el accidente en un lugar en el que no tenías por qué estar —movió la cabeza—. Después de tu vuelta hubo otra llamada sin respuesta. Y con el mensaje de ayer… Desde luego, todo puede ser meramente circunstancial, pero la evidencia indica que estabas viéndote con otro hombre.
Dijo aquello con frialdad, como un juez pronunciando una sentencia condenatoria.
—¿Por qué estás tan dispuesto a creer que te haría algo así? ¿Qué te hace estar tan seguro de que querría tener una aventura?
Joseph habló con brusquedad.
—Algunas mujeres piensan que la yerba es siempre más verde en otros pastos.
—Yo no soy «alguna mujer», Joseph. Si me volví hacia otro hombre, si nuestro matrimonio se estaba desmoronando, ¿no habría que culpar a ambos?
La mandíbula de Joseph se tensó mientras se levantaba.
—Yo nunca contemplé la posibilidad de dormir en brazos de otra mujer. Hice mis votos creyendo en ellos. Pero ahora no estoy seguro de que tú hicieras lo mismo —apoyando las manos en el respaldo de la silla, añadió—: Esto no ya a llevarnos a ningún sitio. Voy a cabalgar un rato. Deja todo en la mesa. Pauline lo recogerá por la mañana.
Joseph evitó mirarla mientras zanjaba el asunto y dejaba claro que si su matrimonio no había tenido problemas antes, ahora los tenía. Cuando se fue del comedor, __________ no sabía qué hacer.
Los ojos se le llenaron de lágrimas y comprendió que amaba realmente a Joseph. Quería luchar por su matrimonio, pero no sabía cómo hacerlo. Necesitaba consejo y no sabía a quién acudir.
Pensó en Kevin, pero sospechaba que éste también tenía dudas sobre ella. De pronto recordó sus conversaciones con Nick, lo franco que éste se mostró con ella. Tal vez él podría ayudarla.
Fue a su despacho, buscó el teléfono del Star Four y lo marcó.
—Star Four —contestó un hombre de voz grave.
—¿Nick?
—Sí. ¿Eres tú, __________?
—Sí. ¿Tienes unos momentos para hablar?
—Por supuesto. ¿Sucede algo malo?
__________ no sabía muy bien cómo empezar.
—Yo… ¿sabes que Joseph piensa que me veía con otro hombre?
Tras una larga pausa, Nick contestó.
—Eso me dijo. ¿Has recordado?
—No. No he recordado nada relacionado con él y conmigo. Pero él tiene varios motivos que confirman sus sospechas.
—¿Y tú? ¿Qué piensas?
—No creo que fuera capaz de engañarle. Puede que, simplemente, no quiera creerlo.
—Las dudas están destrozando a Joseph, __________.
—Ya me he dado cuenta y no sé qué hacer al respecto. No deja de distanciarse de mí…
Nick maldijo entre dientes.
—Eso es típico de Joseph. Cuando está dolido o inquieto, se encierra en sí mismo y se centra en algo que le da seguridad.
—Su trabajo.
—Normalmente sí —asintió Nick.
—¿Qué debo hacer? ¿Cómo puedo lograr que se abra a mí?
—¿Qué quieres conseguir?
—Quiero recuperar nuestro matrimonio. Pero si él no puede perdonarme por algo que cree que hice…
—No soy un consejero matrimonial, __________.
—No. Pero eres muy buen amigo de Joseph —Nick no era el tipo de hombre al que gustaba inmiscuirse en los problemas de otras personas y __________ sabía que lo estaba poniendo en una situación difícil.
—Si de verdad quieres salvar tu matrimonio, tienes que seguir intentándolo. Cuando Joseph se vaya, ve tras él. Si no te escucha, átalo a un árbol con una cuerda para obligarlo.
__________ tuvo que sonreír.
—Es mucho más fuerte que yo.
—Si lo haces bien no tendrás ningún problema.
«Bien». ¿Qué significaba eso? ¿Que lo atara con su amor? __________ suspiró.
—No pretendía meterte en medio de esto, Nick.
—No lo has hecho. No te he dicho nada que no hubiera dicho delante de Joseph.
—Gracias.
—No he hecho nada.
—Sí, lo has hecho. Me has dado esperanza.
Cuando colgó, __________ decidió que, efectivamente, iba a dejar la mesa sin recoger. De pronto tuvo un intenso deseo de ver a Wind Feader.


Best Chance relinchó mientras Joseph le pasaba el cepillo.
—Lo siento, muchacho —antes de montar a su caballo Scout, Joseph había decidido prestar un poco de atención a su nueva adquisición.
Atención.
«¿Por qué iba a querer tener una aventura?», había preguntado su esposa.
Culpaba a __________ por la situación en la que se encontraban. Quería creer que todo era por su culpa. Sin embargo sus pensamientos no dejaban de dar vueltas. Además del enfado, el sentimiento de culpabilidad también había influido en que se fuera del comedor, y ya iba siendo hora de que lo reconociera. No podía evitar preguntarse si su falta de atención hacia __________ sería lo que había empujado a ésta en brazos de otro hombre.
Eso no la excusaba, pero sí hacía que él viera su matrimonio desde otro punto de vista. Siempre había pensado que era perfecto. Él trabajaba, ganaba dinero para comprar cualquier cosa que necesitaran y pensaba que estaba cumpliendo sus metas, teniendo éxito, siendo un buen marido. Pero ahora tenía que replanteárselo todo. Readaptar su idea de la vida, el trabajo y las relaciones le producían vértigo, como si no tuviera un brújula por la que guiarse. Y su necesidad y deseo por __________, a pesar de lo que ésta había hecho, lo alteraban aún más.
Cuando oyó que la puerta del establo se abría, siguió cepillando a Best Chance. Aquellas ligeras pisadas no pertenecían a Fred. Siguió cepillando al caballo hasta que __________ se situó junto a él. No dijo nada durante un momento y él aspiró su aroma a champú, a perfume, a mujer.
—¿Me enseñas a montar?
Joseph volvió el rostro hacia ella.
—¿Ahora?
—Sí.
—Iba a sacar a Scout.
—Puedo ir contigo —sugirió __________.
—Pensaba ponerlo a galopar un buen rato.
—Entonces supongo que tendré que esperar. Puede que mañana, cuando vuelvas a casa.
¿Cuántas veces había querido __________ pasar tiempo con él y se había topado con su rechazo? ¿Cuántas veces lo había esperado de noche sin que él llegara? ¿Debía sentirse culpable ahora respecto a aquello?
__________ permaneció junto a él, esperando su respuesta sin impaciencia.
—Fred puede sacar a Scout mañana —dijo Joseph, finalmente—. Espera aquí. Voy a por una silla para ti.
Para apartar su mente del brillo del pelo de __________, de sus ceñidos vaqueros, de sus pequeños pies en las botas prácticamente nuevas que debía haber encontrado en el fondo de su armario, explicó lo que iba haciendo mientras ensillaba a Wind Feather. Cuando sacó fuera a la yegua, __________ lo siguió.
—Voy a alargar los estribos para que te resulte más fácil montarla. ¿O prefieres que te dé un empujón?
—Enséñame a hacerlo como es.
Colocándose junto a ella, Joseph dijo:
—Coloca tu pie izquierdo en el estribo y sujeta el pomo de la silla mientras te impulsas hacia arriba.
__________ lo miró por encima del hombro.
—Es tan fácil como hacer merengue.
Joseph podría haberla besado, podría haberla llevado de vuelta al establo para tumbarla sobre el heno y…
Impulsándose con el pie derecho, __________ montó a la yegua.
Viendo su rostro, la alegría que reflejaba mientras miraba a su alrededor, Joseph comprendió lo diferente que era ahora respecto a cuando trató de aprender a montar a los veintiún años. Entonces era insegura, temerosa. Ahora anticipaba lo que iba a suceder con auténtica curiosidad. ¿Tanto la había cambiado el accidente? ¿O era él quien la veía con ojos diferentes?
—¿Qué te parece? —preguntó Joseph, ajustando el estribo.
—Es maravilloso. Como estar sentada en lo alto del mundo —__________ se ruborizó—. O al menos en lo alto de una pequeña colina.
Joseph tuvo que sonreír.
—Ten en cuenta que esta colina se mueve. Vamos a dar un paseo para que te vayas acostumbrando a ella.
Al cabo de un momento, __________ preguntó:
—¿Puedo sujetar las riendas?
Joseph se detuvo y también lo hizo Wind Feather.
—¿Estás segura?
—No creo que dar unas vueltas por el corral sea vivir muy peligrosamente.
Pasando las riendas por encima de la cabeza del caballo, Joseph fue a situarse junto a __________. Cuando ella las tomó de sus manos, sus dedos se rozaron.
—¿Joseph?
Él supo que __________ quería volver a hablar sobre lo sucedido.
—Déjalo de momento, ¿de acuerdo?
__________ se mordió el labio inferior y luego dijo:
—De acuerdo. Pero sólo si prometes que vendrás a casa mañana por la noche y me darás otra lección.
Meditando los pros y los contras, Joseph decidió que darle lecciones no les haría daño y podría ayudarles. Tal vez, si le enseñaba a montar podría simular ante sí mismo que eran una pareja normal. Tal vez incluso podría creer que aún tenían un matrimonio.

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Mensaje por andreita Vie 09 Dic 2011, 2:47 pm

quiero mas capssss
andreita
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Mensaje por JaamDemczuk Vie 09 Dic 2011, 2:48 pm

Capítulo 9

Las tiras de satén del vestido fucsia de __________ realzaban la cremosidad de su piel mientras ladeaba la cabeza y sonreía a Dave Hedgewick. Joseph sintió que su estómago se contraía. Había sido una tarde de triunfo para __________. Sus fotografías habían tenido mucho éxito. Ya se habían vendido la mitad. Varias personas que habían asistido a la exposición querían conocerla.
Joseph no dejaba de preguntarse si alguno de los hombres que había allí sería Marty. Todos la miraban como si quisieran que les perteneciera. Cuando otro hombre se acercó a ella y le tocó el hombro para llamar su atención, Joseph apretó los dientes.
—¿A qué viene ese ceño fruncido, hijo? —preguntó su madre, mirándolo con gesto preocupado—. Deberías estar orgulloso de tu esposa. Hoy ha triunfado.
—Lo sé —respondió él, con un suspiro—. Y estoy orgulloso de ella. Siento que papá no haya podido venir.
—Yo también. Pero no volverá hasta mañana por la tarde.
—¿Le ha acompañado alguien?
—No. Ha volado solo. Yo lo habría acompañado, pero dijo que la reunión iba a tener lugar en un lugar muy aburrido, sin tiendas, ni espectáculos. Aún no ha comprendido que me basta con estar con él.
—No quiere que te aburras.
—Supongo que esa es la forma de verlo de un hombre. Pero no es la mía. ¿Qué tal os va a ti y a __________? Me dijo que lo pasasteis muy bien en Nueva York y que recordó haber estado allí de compras conmigo. Supongo que hiciste bien esperando a decirle que no fuiste con ella.
Joseph sabía que su madre estaba tanteando el terreno, pero él no estaba preparado para hablar de su matrimonio.
—No sé si hice bien, pero ella entendió.
—¿Entonces todo va bien entre vosotros?
Las cosas no podían ir bien cuando el marido y la mujer dormían en habitaciones separadas.
Habían pasado juntos cada tarde de la semana, montando a caballo. Cada noche, la lección duraba un poco más. El día anterior habían cabalgado hasta el río y habían visto allí la puesta de sol. Joseph quiso tomar a __________ en sus brazos, besarla, hacerle el amor bajo la luz del crepúsculo. Pero ni siquiera desmontaron, y él decidió que la distancia era más segura que el dolor de estar demasiado cerca.
Su madre esperaba una respuesta.
—Estamos trabajando en ello, mamá.
—Hay más que el accidente y su amnesia, ¿verdad?
En ese momento sonó el busca de Joseph. Lo sacó del bolsillo de su chaqueta y comprobó el número.
—Tengo que hacer una llamada.
—Espero que los negocios no te aparten de una noche tan importante para tu mujer —dijo Denise.
—No dejaré que eso ocurra.
Tras hacer la llamada desde el coche, Joseph volvió a la galería. Kevin se apartó del grupo de personas con quienes estaba charlando sobre las fotos de __________ y se acercó a él.
—Tu esposa es todo un éxito. Creo que ni siquiera ha tenido tiempo para tomar una copa de champán.
—Tal vez ha llegado el momento de solucionar eso —dijo Joseph—. Ese tipo ya la ha monopolizado el tiempo suficiente.
—Es un periodista —le informó Kevin.
—Como si es el presidente de los Estados Unidos —murmuró Joseph mientras tomaba dos copas de una bandeja y se encaminaba hacia su esposa.
Cuando le entregó una, __________ le dedicó una sonrisa de agradecimiento y le presentó al periodista. Tras dedicar un breve asentimiento de cabeza Joseph, el periodista se lanzó de nuevo a hacer preguntas, y no paró hasta que Dave Hedgewick insistió en que __________ se uniera a los otros artistas de la exposición para hacerse unas fotos para un periódico rival. Ella dedicó a su marido una sonrisa de disculpa y dejó que el dueño de la galería se la llevara.
Kevin debió ver el gesto de enfado de Joseph. Dándole suavemente con el codo en un costado, dijo:
—__________ tiene que promocionar su trabajo.
—Lo sé —espetó Joseph.
—Entonces, será mejor que sonrías para que sepa que no te disgusta que no pueda estar a tu lado.
Recordando todas las fiestas y cócteles de negocios a los que __________ lo había acompañado con la mejor de sus sonrisas, Joseph se esforzó en hacer lo que su primo decía.
La tarde fue pasando mientras Joseph permanecía al margen, mirando a __________, admirando su talento, deseándola. Mientras los asistentes se iban yendo, la esperó en la parte delantera de la galería. Ella se acercó con una brillante sonrisa en el rostro.
—¿Ya has acabado? —preguntó Joseph, levantándose.
—En un minuto. Dave ha insistido en informarme sobre los beneficios de las ventas de esta noche. ¡Creo que nunca he pasado una tarde más excitante!
Joseph estaba a punto de decirle lo preciosa que estaba y lo orgulloso que se sentía de ella, cuando Hedgewick se acercó.
El dueño de la galería entregó un sobre a __________.
—Felicidades. Estoy seguro de que venderemos el resto mañana. Me gustaría organizar otra exposición de tu trabajo a finales de verano. ¿Qué te parece?
—¿Tan pronto?
Dave sonrió.
—Hay que aprovechar el momento. Tus fotos llegan con gran facilidad al público. Me alegra ser tu descubridor —tomó una mano de __________ y la sujetó entre las suyas—. Tienes un talento especial, y vamos a mostrárselo a toda la gente, que podamos. Será mejor que te hagas unas tarjetas, porque vas a necesitarlas.
—Gracias por haberme dado esta oportunidad, Dave. No sabes cuánto significa para mí.
El estómago de Joseph se encogió al ver la familiaridad que demostraba el galerista con su esposa. No le gustó en lo más mínimo.
—__________, ¿no crees que deberíamos irnos?
Hedgewick le soltó la mano.
—No pretendía reteneros —dijo, sonriendo—. Supongo que querréis celebrarlo solos. Mañana te llamaré para informarte de las ventas.
Tras una nueva ronda de despedidas, Joseph acompañó a __________ al coche. Una vez dentro, preguntó.
—¿Quieres que paremos en algún sitio a celebrarlo?
—No creo que estés de humor para celebrar nada —dijo __________ con suavidad—. Si tenías asuntos de los que ocuparte esta noche, más habría valido que te fueras en lugar de haberte pasado la mayor parte de la tarde frunciendo el ceño.
—No tenía ningún negocio del que ocuparme.
—¿Entonces cuál es el problema? Nunca he estado más contenta ni satisfecha en mi vida. ¡La exposición ha sido un éxito!
—Y tú también.
—¿Qué se supone que quiere decir eso?
Joseph puso el coche en marcha.
—No importa.
Tras un prolongado silencio, __________ dijo:
—Muy bien. No me importa. Porque lo cierto es que quiero saborear esta noche, no estropearla.


A pesar de que era cierto que __________ quería saborear la noche, el silencioso trayecto a casa con Joseph apagó las burbujas de su alegría. Le habría gustado que le dijera qué iba mal, en lugar de actuar como un volcán a punto de estallar.
Creía que durante aquella semana habían asentado una buena base para su relación. Había visto el deseo en los ojos de Joseph, pero también había visto el escudo que había erigido para protegerse. Él aún necesitaba respuestas, lo mismo que ella. Pero, ¿y si nunca las obtenían?
Joseph condujo el coche al garaje. Entraron en la casa por la cocina, y cuando se hallaba a medio camino de comedor, se volvió hacia __________.
—¿Te sientes atraída por Hedgewick?
—¿Qué? —preguntó __________, sorprendida.
—¿Te sientes atraída por él? ¿Te gusta hablar con él? ¿Quieres acostarte con él?
—No seas ridículo.
Joseph la tomó por los hombros.
—¿Estoy siendo ridículo? Hoy había hombres en la galería que te deseaban como yo te deseo. Y lo comprendo, por eres una mujer hermosa, vibrante y con talento. Pero lo que no sé es cómo los mirabas tú. Si los mirabas. Hedgewick y tú parecéis tan cómodos juntos…
—¡Joseph! Dave es un hombre agradable. Comprende mi visión… lo que quiero conseguir cuando saco una foto. Pero eso es todo. Tú eres mi marido. Tú eres el hombre al que deseo.
Joseph deslizó una mano hasta el pelo de __________.
—Ojalá pudiera creer eso.
—Créelo —murmuró __________, necesitando que su marido confiara en ella y en el futuro que podían compartir.
La creyera o no, Joseph la besó posesivamente, reclamándola, sin dejar lugar para nada ni nadie más que él. Y __________ quería demostrarle que no había nada ni nadie más que él. Dejó que hiciera con ella lo que quería, devolviendo su fervor con pasión.
Sin apenas dejar de besarse, sus ropas fueron cayendo al suelo. Sin evitar el fuego de los ojos de Joseph, ni la evidencia de su deseo, __________ deslizó una mano entre sus muslos y, sujetándolo con firmeza comenzó a subirla y bajarla con lentos y sensuales movimientos.
Con rápidos y precisos movimientos, Joseph le quitó las braguitas y la estrechó con fuerza contra sí. Siguiendo el impulso, __________ lo rodeó por el cuello con los brazos y él la alzó, haciéndole rodearlo con las piernas por la cintura. Moviendo sus manos fervientemente por la espalda de __________, la apoyó sobre la mesa y, atrayéndola hacia sí, la penetró de un sólo empujón.
—Di mi nombre —ordenó, mirándola a los ojos, haciéndole saber que no iría más allá hasta que __________ le dijera que sabía exactamente con quién estaba.
—Joseph —gimió ella. Cuando él volvió a penetrarla, volvió a gritar su nombre, alentándolo a moverse, asegurándole sin palabras que quería su pasión y su matrimonio.
__________ alcanzó el clímax explosivamente en torno a él y cuando él llegó a la cima, la hizo suya y sólo suya.
Mientras permanecían abrazados, el teléfono se puso a sonar, sobresaltándolos.
Joseph alzó la cabeza y se apartó.
—Es más de medianoche —gruñó—. Tal vez deberías responder tú. No querría que colgaran si respondo yo.
Volvía a mostrarse suspicaz. Y __________ no podía decirle que estaba equivocado. Alguien podía saber que su marido solía quedarse a menudo trabajando en su despacho de noche y que ella estaba sola en casa. Descolgó el teléfono conteniendo el aliento.
—__________, soy Denise. ¿Puedo hablar con Joseph? —había un evidente temblor en la voz de su suegra. __________ alargó de inmediato el teléfono a su marido—. Es tu madre.
Él tomó el auricular y, mientras escuchaba, se puso pálido.
—Enseguida voy. Puedo hacer unas llamadas para tratar de averiguar qué ha pasado —cuando colgó, dijo—: Papá ha salido de Indiana esta noche y nadie sabe nada de él. Al parecer ha habido una inesperada tormenta en la zona. Voy al estudio a hacer unas llamadas. Luego iré a casa de mi madre.
__________ lo tomó por el brazo antes de que pudiera irse.
—Voy contigo.
—No es necesario.
—Soy tu esposa, Joseph. Me preocupo por ti y tu familia. Voy contigo.
Evitando mirarla, él se apartó y recogió sus ropas del suelo.
—De acuerdo. Pero tienes que estar lista para salir en diez minutos.


En cuanto __________ vio a Denise, la abrazó.
—¿Cómo estás?
Denise le devolvió el abrazo.
—Muy preocupada —volviéndose hacia su hijo, preguntó—. ¿Has averiguado algo?
Joseph pasó un brazo por los hombros de su madre y la acompañó al sofá, haciendo que se sentara.
—Papá despegó hacia las ocho. Se suponía que debía aterrizar en Pittsburg para repostar, pero no lo hizo. Ha habido un inesperado temporal en la zona. No ha habido llamadas de alerta, pero si estaba tratando de maniobrar…
—Tal vez no haya tenido tiempo de avisar antes de caer —concluyó Denise, a punto de llorar.
__________ se sentó junto a ella y la tomó de la mano.
—Eso no podemos saberlo.
—Están comprobando en todos los aeropuertos de la zona. Puede haber aterrizado en cualquiera —dijo Joseph, tratando de mostrarse optimista—. De momento estamos haciendo todo lo que podemos. Sólo nos queda esperar.
—Pero, ¿por qué no llama por radio? —preguntó—. Crees que se ha estrellado, ¿verdad? Sé sincero conmigo, hijo.
—No sé más de lo que te estoy diciendo. Papá es un piloto experimentado. Tenemos que fiarnos de su habilidad.
Unas silenciosas lágrimas se deslizaron por las mejillas de Denise.
—¿Por qué no habrá esperado hasta la mañana?
__________ apretó su mano con calidez.
—Probablemente porque quería volver cuanto antes.
—¿Estás seguro de que no podemos hacer nada más que esperar? —preguntó Denise a su hijo.
—Eso es todo lo que podemos hacer.
Haciendo un evidente esfuerzo, Denise se levantó del sofá.
—Entonces voy a preparar un poco de té.
—¿Quieres que te ayude? —preguntó __________.
—Sí, me gustaría. Siento haberos estropeado una noche tan especial, pero me alegra que hayas venido con Joseph.
—No has estropeado nada. Mientras esperamos a que el agua hierva puedes recordarme algunos detalles que se me hayan pasado por alto para la subasta. El viernes va a llegar antes de que nos demos cuenta.
Denise pareció agradecida por tener algo en que centrarse.
—He hecho una lista. ¿Te apetece comer algo, Joseph? Podemos preparar unos sándwiches.
—No, madre. Voy a hacer algunas llamadas más —la mirada de Joseph voló hacia __________.
Ella quiso acercarse a él y abrazarlo. Pero desde que habían hecho el amor y habían recibido la llamada telefónica, parecía hallarse a varias millas de distancia. __________ empezaba a preguntarse si su amor por él era suficiente o si necesitaban un milagro que volviera a unirlos.


La sensación de algo rozándole el hombro despertó a __________. Estaba acurrucada en el sofá y Joseph la estaba tapando con una manta.
—Gracias. ¿Qué hora es?
—Casi las dos.
__________ se sentó en el sofá.
—¿Hay alguna noticia?
Joseph negó con la cabeza y se sentó junto a ella.
—Nada todavía. Y es difícil buscar antes de que amanezca. Si se ha estrellado…
__________ apoyó una mano sobre la de él.
—¿Dónde está Denise?
—Ha ido a la cocina a preparar más té…
Cuando el teléfono empezó a sonar, Denise entró corriendo en el cuarto de estar. Joseph corrió a responder. Escuchó unos momentos y luego sonrió. Al cabo de unos segundos alargó el auricular hacia su madre.
—Es papá.
Denise casi le arrancó el teléfono de la mano.
—¡Paul! Paul, ¿estás bien?
Joseph se acercó a __________.
—Un rayo golpeó su avioneta y se vio obligado a aterrizar en un prado. Luego ha tenido que caminar bastante hasta encontrar ayuda. Al parecer ha estado un rato inconsciente y cree que tiene un brazo roto. La gente de la granja en la que ha acabado ha insistido en pedir una ambulancia antes de que llamara aquí.
__________ abrazó a su marido, llorando de alivio.
—¡Cuánto me alegro!
Él la rodeó con sus brazos y luego se apartó.
—Voy a hacer unas llamadas.
Denise aún estaba hablando con su marido cuando la ambulancia llegó a la granja, insistió en hablar con uno de los enfermeros antes de colgar. Después explicó a Joseph y a __________ que aún podían pasar unas horas hasta que admitieran a Paul en el hospital más cercano y le hicieran una revisión completa. Ella abría querido volar de inmediato a Ohio, donde había tenido lugar el accidente, pero su marido le había ordenado que se quedara en casa esperando su llamada. Después ofreció a Joseph y a su nuera que se quedaran a dormir allí, pero Joseph declinó su oferta, diciendo que prefería esperar su llamada en casa.
Cuando __________ miró el perfil de Joseph en el coche, le pareció que estaba tan agotado como ella se sentía.
—He llamado a Kevin y le he contado lo que ha pasado —dijo Joseph una vez en casa—. Llamaré a Nick cuando sepa con certeza cómo está papá. __________ precedió a su marido por las escaleras y se detuvo frente al dormitorio principal.
—Has sido maravillosa con mi madre —dijo él, deteniéndose junto a ella—. Gracias por tratar de distraerla.
—No es necesario que me des las gracias. Joseph, ¿por qué no duermes conmigo esta noche?
—¿Dormir?
—Sí. Los dos lo necesitamos. Y creo que también nos necesitamos mutuamente. ¿No crees?
Él la miró un momento y luego pasó el dorso de una mano por su mejilla.
—La vida es tan frágil…
Cuando __________ asintió, él dejó caer la mano y abrió la puerta del dormitorio.
__________ se puso el camisón en el baño. Cuando volvió a la cama, Joseph ya estaba acostado. Al alzar las sábanas y meterse dentro, comprobó que estaba desnudo.
—¿No era esto lo que querías? —preguntó él.
Su expresión era impenetrable, y __________ supo que tenía que alcanzar su corazón de algún modo.
—Quiero que confíes en mí. Quiero que confíes en nuestro matrimonio y en nuestra estabilidad para construir un futuro juntos.
Él se apoyó en un codo y la miró.
—¿Y si confío en ti, __________? Incluso aunque pudiera olvidar que te fuiste con otro hombre, ¿cómo voy a saber que no volverás a hacerlo?
__________ se arrimó a él.
—Te lo prometo. Puedo garantizarte mi fidelidad. No sé lo que sucedió en el pasado, pero sé que puedo controlar lo que haga en el futuro.
—¿Y si te creo, acepto reconstruir nuestro matrimonio y entonces tu recuerdas lo que sucedió y decides pasar el resto de tu vida con él en lugar de conmigo?
De manera que ese era el verdadero asunto entre ellos, comprendió __________. Joseph no se fiaba de la mujer que había sido ni de la mujer que era.
—No sé cómo responderte porque no estoy segura de que vayas a creer nada de lo que diga.
—Inténtalo.
__________ no sólo estaba luchando por su matrimonio, sino también por su amor y su vida con aquel hombre. Y sin embargo estaba segura de que las palabras de amor y las promesas no lo convencerían para que bajara la guardia. Y tampoco podía utilizar la atracción que existía entre ellos, porque Joseph sentiría que trataba de manipularlo.
Todo lo que podía hacer era decir la verdad y hablar de sus sueños.
—Quiero estar contigo, Joseph, en todos los sentidos en que un marido y una esposa pueden estarlo. Quiero que cuando vuelvas a casa me cuentes lo que has hecho y que me escuches cuando yo te cuente lo que he hecho yo. Quiero cabalgar contigo, que me acompañes cuando vaya a hacer mis fotos. Quiero hacerte el amor y que me lo hagas, que pasemos juntos los buenos y los malos ratos. Y sobre todo, cuando decidas si quieres o no todo esto, me gustaría que tuviéramos hijos.
El rostro de Joseph no reveló la más mínima emoción. Finalmente, dijo:
—Quieres mucho.
—Tal vez. Siempre he tenido sueños. Y siempre he creído que pueden hacerse realidad. ¿Puedes creer tú también en mí? ¿En nosotros?
—No sé si alguna vez he confiado en alguien más que en Kevin y Nick. Tu y yo… hicimos nuestros votos y esperaba que me fueras fiel. Esperaba que permanecieras a mi lado.
—¿Por que firmamos un contrato? —__________ se sintió dolida por lo que había dicho Joseph, pero se alegró de que por fin se abriera a ella.
—El matrimonio es un contrato —dijo él, a la defensiva.
—El matrimonio debería ser mucho más que un contrato. Yo quiero más, desde luego, pero la pregunta es si tú también lo quieres.
Joseph permaneció unos momentos en silencio.
—Esa no es una pregunta que pueda responder de inmediato, ni en unos días o semanas.
—¿Y qué hacemos?
—Viviremos día a día, tratando de empezar de nuevo. ¿De acuerdo?
Con cada nuevo día, su confianza en ella crecería. Con cada nuevo día, le iría envolviendo en los lazos de su amor hasta q las palabras significaran tanto como sus actos.
—De acuerdo.
Pasándose una mano por el pelo, Joseph dijo:
—Creo que la mejor forma de empezar será durmiendo un rato —deslizándose de nuevo bajo las sábanas, apoyó la cabeza en la almohada y abrió los brazos hacia __________.
Ella apoyó la cabeza sobre su hombro, esperando lo mejor, soñando con el mañana.
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¿Aceptas a este extraño? Joe & Tu - TERMINADA - Página 4 Empty Re: ¿Aceptas a este extraño? Joe & Tu - TERMINADA

Mensaje por JaamDemczuk Vie 09 Dic 2011, 2:49 pm

Y soy MALA, asi que les dejo ahi!
Falta el capitulo FINAL y el epilogo :O

Espero que les guste KLJSDLKFJSLKFJSD
muahahahahah !
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Mensaje por Cande Luque Vie 09 Dic 2011, 2:50 pm

JAJAJAJA, PUTAA, DEJÁ SOLO PARA MI, TE VENGO BANCANDO DESDE QUE EMPEZASTE. nanananaa, jaja.
Cande Luque
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Mensaje por Cande Luque Vie 09 Dic 2011, 2:50 pm

JAJAJAJA, PUTAA, DEJÁ SOLO PARA MI, TE VENGO BANCANDO DESDE QUE EMPEZASTE. nanananaa, jaja.
Cande Luque
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Mensaje por andreita Vie 09 Dic 2011, 2:59 pm

porfavro ya quieor el cap final y el epilogoo
andreita
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Mensaje por Cande Luque Vie 09 Dic 2011, 4:02 pm

NOOOOOOOOOO, INCREÍBLE LOS CAPÍTULOS. LOS AMÉ. NO LO DEJES AHÍ POR FAVOR! NOS MATÁS, JAJAA.
Cande Luque
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