Behind the Words {Audiciones Cerradas}

La secundaria de Springwood se encontraba desconcertada tras el asesinato del joven Ashton. El había sido siempre un buen chico, no tenía enemigos, y solía llevarse bien con todos, el típico payaso del secundario al quien todos de una forma u otra, apreciaban ¿Quién sería capaz de hacerle algo semejante? Miles de versiones acerca de la muerte de Ashton se escuchaban en la secundaria, pero lo cierto, es que nadie sabía realmente que había pasado.
 
—Ashton estaba un poco loco— Habló Louis encogiéndose de hombros.
— ¿Un poco? Hermano ¿Acaso no recuerdas aquella historia que contó en la fiesta? — Recordó Jess quien se encontraba tras su novia tomándola por la cintura.
— ¡Jess!— Lo retó Nancy, de los tres, era la única que alguna vez se había acercado a Ashton, ya que era más bien un chico tranquilo, no tenía el perfil de Louis o Jesse. — ¿No pueden hablar de otra cosa? El pobre chico no está más en este mundo ¡Son dos insensibles!— Bufó molesta y se soltó del agarre de su novio para irse a clase con prisa.
—Hey ¿Qué pasa con Nancy?— Preguntó Louis algo desconcertado.
—Es mujer, está sensible, a decir verdad… Tampoco puedo creer lo de Ashton— Confesó con sinceridad. — ¿Sabes que es lo peor? — Louis solo lo miró esperando que prosiga pero hubo un incomodo silencio —Nada, olvídalo— Restó importancia a lo que iba a decir y empezó a caminar a clases.
Por algún motivo, Louis se había dado cuenta que algo no estaba bien con su “bro”, como solían llamarse con Jess ya que eran además de amigos, hermanastros, casi hermanos.
 
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Rita, una joven de cabello rubio entró a la secundaria de Springwood sola, pero con un paso firme y sin bajar la mirada. No conocía allí a nadie más que su prima, Nancy, pero lo cierto es que no congeniaban entre sí por lo cual no estaba en sus planes compartir tiempo en el secundario con ella, compartir el techo era suficiente. La chica se acercó a la cartelera a ver sus horarios cuando se sintió observada.
— ¿Eres nueva cierto?— Preguntó la chica de ojos celestes cuando giró a ver. Rubia, tan perfecta que parecía salida de una caja de barbie, probablemente de su misma edad o tal vez menos.
—Sí, soy nueva aquí— Rita volvió su atención a los horarios, pero volvió a ser interrumpida por la rubia.
—Soy Rebecca, o Becky para mis amigas— Estiró su mano con amabilidad siendo correspondida por la chica.
— Rita Parker, la nueva de último grado— Giró sus ojos.
—Oh que pena, no seremos compañeras de grado, pero si quieres me ofrezco a mostrarte las instalaciones— Dijo amable Rebecca y hasta con cierto entusiasmo el cual Rita no comprendía.
—Supongo que con que me lleves a mi salón será suficiente— Respondió con una media sonrisa — ¿Puedo preguntarte algo?
—Si claro.
— ¿Qué puedes decirme del chico que mataron? Ashton— Preguntó mientras Rebecca la conducía a su salón, tomándose su tiempo antes de responder.
—La verdad es que creo que Ashton enloqueció— Se encogió de hombros —Lo cierto es que desde hace unas semanas comenzó a actuar raro, y ya no era el chico divertido de siempre, no contaba chistes sino historias extrañas y macabras sin sentido.
— ¿A qué te refieres con “sin sentido”?— Cuestionó la rubia con interés. Rebecca suspiró antes de volver a hablar.
—Sabes… Si yo fuera tú no hablaría de Ashton con nadie, ni siquiera lo conocías, mejor mantente fuera del tema— Respondió claramente queriendo evitar el tema. —Este es tu salón y enserio, cuanto menos sepas, mejor…
Rita había quedado con más incógnitas que antes luego de lo poco que Rebecca le había contado. Había sido demasiado raro ver la transformación de la cara de la chica cuando empezó a hablar de Ashton, y aunque le había dejado claro que cuanto menos supiese del tema mejor, más ganas tenía de enterarse que había sucedido con ese chico.
 
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Esa misma tarde, luego de clases se llevó a cabo el velatorio de Ashton. Había mucha gente, amigos, familia, profesores y alumnos. Springwood era una ciudad no muy grande y Ashton había nacido allí, por lo cual muchos de los habitantes de dicha ciudad la habían visto crecer, y muchos otros, habían crecido con él.
 
—Estamos aquí reunidos por una causa que entristece a Springwood, despediremos el cuerpo de Ashton Kennedy. Un joven con toda una vida por delante que fue víctima de una mente siniestra y desamorada que nos lo arrebató de este mundo…—
Nancy iba llegando al sepelio acompañada por su novio Jesse, él no tenía relación con el muchacho pero ella había sido su amiga durante mucho tiempo aunque últimamente no eran tan unidos. A diferencia de él, Nancy era una chica muy sentimental y demostrativa, por lo cual en el momento que vio a la familia de Ashton con tanta tristeza no pudo evitar dejar salir sus lágrimas.
La familia del fallecido era muy religiosa como la mayoría de los habitantes de Springwood, por lo cual el discurso del cura incluía oraciones para que el alma del joven descansase en paz.
Entre toda la gente Jesse divisó a Lynn, una castaña de ojos oscuros que ahora se encontraban desbordados de lágrimas por la pérdida.
 
—Nancy— Susurró cerca de su oído para no intervenir en la ceremonia.
— ¿Si? — Respondió en el mismo tono.
—Lynn está aquí y…— No fue necesario que Jesse terminase la frase, su novia sabía la amistad que lo unía a la chica por lo cual le hizo un gesto asintiendo con la cabeza para que fuese con ella y luego de eso sacó un pañuelo de su bolsillo para secar sus mejillas que se encontraban empapadas por las lagrimas.
Pasó menos de un minuto cuando Nancy sintió que alguien apoyó la mano en su hombro por lo cual volteó a ver.
—Harry— Exclamó algo sorprendida pero le dedicó una pequeña sonrisa.
—Sé que tal vez esto sea raro pero te vi sola y sentí la necesidad de venir a acompañarte— Habló el chico también amigo del fallecido Ashton. Claramente estaba tan afectado como Nancy por la pérdida.
—Es un lindo gesto de tu parte— Era extraña la presencia de Harry para ella, ya que después de la ruptura entre ellos no habían vuelto a cruzar palabra, tenía cierto cariño por él pese a que no haya sido el mejor novio del mundo, pero eso era parte del pasado.
En ese momento hubo un breve silencio y el ataúd con el cuerpo de Ashton comenzó a descender.
—Mierda, lo voy a extrañar— Murmuró con bronca y tristeza el chico con sus ojos cristalizados por las lágrimas. Solo eso bastó para que la rubia rompiera en llanto otra vez, motivo por el cual Harry la rodeó con sus brazos para darle contención. Él era más alto que ella por lo cual la chica quedó acurrucada en su pecho. —El que le haya hecho esto a Ashton las pagará, lo juro— Murmuró entre dientes pero Nancy pudo escucharlo y levantó la mirada.
—Dudo que puedas Harry— Dijo ella entre sollozos.
— ¿De qué hablas Nancy? ¿Acaso sabes algo que yo no?— Preguntó el chico confuso.
—Me tratarás de loca pero…— La chica no pudo continuar con su relato cuando sintió que alguien hacia un sonido aclarando su garganta, Harry miró tras la chica y ella volteó.
— ¿Interrumpo? — Preguntó Jesse con evidente molestia, la verdad era que siempre había odiado a Harry por más que fuera el mejor amigo de Louis nunca habían congeniado, lo creía un idiota y más sumándole que era el ex de su novia.
—Si— Respondió Harry con cierto enojo pero Nancy lo miró de mala manera por lo que solo bufó y se alejó para evitar problemas.
— ¿Te estaba molestando? — Preguntó el chico quien miraba a Harry irse, repentinamente éste volteo y chocaron miradas, si las miradas mataran en ese duelo ambos hubieran salido muertos.
 —No Jess, solo vino a saludarme. Vámonos ya por favor. — Pidió ella con fastidio, tan solo quería dormir un rato, aunque fuese lo último que haga.
 
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Nancy llegó a su casa hecha una furia, pero más que nada, triste. Desearía que en ese momento Jesse la contuviera pero ella misma le había pedido estar sola luego del mal momento que la había hecho pasar gracias a sus estúpidos celos. Estaba cansada y solo quería dormir un buen rato pero algo le decía que esa, no sería una buena idea. Pasó por la cocina en busca de algo de beber ya que su estómago estaba muy cerrado como para pedirle comida, con un vaso grande de agua, subió las escaleras rumbo a su habitación.
Se puso cómoda en la intimidad de su casa con su pijama muy simple que consistía en un short y una remera holgada. Se sentó en la cama apoyando su espalda en la cabecera y encendió la tv, mala idea, no pasaron ni cinco minutos y ya sus ojos comenzaban a cerrarse mientras cabeceaba intentando no quedarse dormida, pero fue en vano.
 
Abrió los ojos exaltada y se encontró con que su cama no era su cama. Estaba en una habitación que no reconocía pero podía apostar lo que fuera a que pertenecía a un chico, las sábanas no eran suaves como las suyas, estas estaban rasgadas y cubiertas de machas color rojo oscuro, solo pidió al cielo que eso no fuera lo que estaba pensando. Se levantó con sigilo, haciendo que sus pies descalzos experimentaran una asquerosa sensación que la hizo saltar y hacerse a un lado para observar que era eso que había pisado. Sus ojos se abrieron de par en par llenándose de lágrimas, quedó boquiabierta al ver un charco de sangre y cuando se dio cuenta que toda la habitación estaba en las mismas condiciones corrió hacia la puerta pero esta se cerró frente a sus narices. Comenzó a golpearla insaciablemente pidiendo ayuda a gritos.
 
—Nancy…— Sintió una voz débil pero al voltear a ver no vio a nadie. —Nancy… ayúdame…— Esa voz se le hacía familiar pero entre el nerviosismo y terror que recorría su cuerpo no era capaz de pensar de quien provenía. Se alejó un poco de la puerta y caminó en ese gran charco de sangre hacia el lado izquierdo de la cama de donde provenía la voz. —Nancy…— Una vez más aquella voz desgarrada pronunció su nombre.
Cada paso que daba era lento y meticuloso, su cuerpo entero temblaba sin entender que estaba sucediendo. Un paso más y se encontró con que una mano sobresalía de debajo de la cama. Sin pensarlo se inclinó de inmediato apoyando rodillas y manos en el suelo como si por un momento se hubiese olvidado que se encontraba en un charco de sangre.
 
—Nancy ayúdame…—
— ¿Ashton? — Se desesperó y cinchó con todas sus fuerzas, pero con poco esfuerzo, ya que el cuerpo resbaló en su propia sangre, se encontró con un moribundo Ashton que solo decía su nombre.  —Oh por dios Ashton ¿Quién te hizo esto? — La pobre Nancy no salía de su asombro, su amigo estaba lleno de cortes por todo su cuerpo y había una clara marca en su rostro. Era como si cuatro cuchillas hubiesen sido pasadas al mismo tiempo por el rostro de Ashton.  —Por favor, dime quien te hizo esto— Él ya no podía hablar, pero sus ojos miraron en dirección justo tras Nancy.
Ella vio una sombra aterradora dibujándose frente a ella. Respiró profundo y tragó saliva al ver que una mano con cuatro cuchillas se levantaba sigilosamente en el aire tomando impulso para ir justo tras ella. Soltó un grito ahogado y se dejó caer girando hacia un costado haciendo que aquellas cuchillas se clavasen una vez más en el cuerpo de Ashton.
 
— ¡No! — Rompió en llanto, ya no podía hacer nada por Ashton, pero si debía luchar por su propia vida. No se quedó a ver como aquel espeluznante sujeto reía a carcajadas mientras ella corría desesperada en busca de una salida.
Aquella puerta que rato antes no había podido abrir estaba ahora abierta y salió por allí.
No sabía hacia donde iba, lo único que tenía claro era que si ese sujeto la alcanzaba, moriría. Fue escaleras abajo en busca de la puerta de calle pero frente a ella vio parado a aquel hombre y se detuvo de golpe antes de pisar el último escalón. —Es imposible…— Murmuró con gran sorpresa sin entender como él había llegado antes que ella.
—En mi mundo, nada es imposible Nancy— Habló el sujeto con voz burlona acercándose a ella muy lentamente. Quiso escapar pero se dio cuenta que sus pies estaban pegados al suelo por lo cual gritó desesperada.  —Grita, grita, es música para mis oídos— Largó una sonora y macabra carcajada.
— ¿Quién eres? ¡¿Qué quieres?! — Preguntó perdiendo la calma, no tenía a donde ir, sus pies estaban inmovilizados en aquella escalera, ya no había escapatoria.
—Quiero que te encargues de que todo Springwood se entere que Freddy ha vuelto— Levantó aquella mano llena de cuchillas y las movía provocando un sonido desagradable que erizaba a la chica. Estaba muy cerca de ella, y parecía disfrutar de su miedo, Nancy aun no había podido verlo bien, pero ahora, observaba que su rostro estaba desfigurado por terribles quemaduras, al igual que sus manos y probablemente todo su cuerpo, al pensar esto, Nancy vomitó sobre el sujeto. — ¿Acaso no te han enseñado modales?— Finalmente notó que los cuchillos no salían de sus manos, sino que era una especie de guante metálico que realmente horrorizaba a cualquiera.
Freddy tomó con su mano el mentón de Nancy y aunque esta intento soltarse de su agarre fue en vano. Apoyó la punta de una de sus cuchillas en la frente de ella y muy despacio hizo presión, la suficiente como para que la chica gritase de dolor y más aun cuando la deslizó hacia un lado provocándole un profundo corte. La sangre comenzó a caer por el rostro de la chica que solo podía verlo horrorizada. — ¿Le dirás a todos que he vuelto? — Ella asintió apenas moviendo su cabeza, estaba mareada, al parecer no era lo que él esperaba como respuesta, ya que despegó los pies de Nancy del suelo levantándola fuertemente del cuello con su mano. — ¡¿Le dirás a todos que he vuelto?!— Gritó escupiendo el rostro de la chica.
—Sí, si lo haré— Intentó gritar pero su voz salió débil, aun así Freddy rió.
—Más vale que así sea…— La tiró con fuerza hacia el otro lado de la habitación provocando un fuerte golpe que la dejó inconsciente.
 
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Mucho olor a alcohol, ruido de monitores cardíacos y murmullos fue lo primero que Nancy escuchó antes de abrir los ojos.
— ¡Se despertó!— Exclamó alguien a quien no supo reconocer, su cabeza daba vueltas y todo se veía borroso. —Nancy, amor ¿Estás bien? — Realmente ni siquiera podía reconocer la voz de su novio, pero por las palabras supo que era él.
—Freddy…— Mencionó con voz débil.
— ¿Qué dice? — Se escuchó otra voz, que Nancy tampoco pudo reconocer, pero era Louis, afuera de la habitación habían otras tantas personas.
— ¿Quién es Freddy?— Preguntó Jesse temeroso.
—Freddy ha vuelto— Dijo en un tono más convincente y fijó la mirada en Jess. —Ashton no estaba loco—
Louis y Jesse que eran los únicos que en ese momento estaban en la habitación con Nancy cruzaron miradas. Por alguna extraña razón, ambos sabían de quien hablaba Nancy pero ninguno quería admitirlo.