Re: ''Ella quiere ser mala'' (Nick & tu) Adaptada-TERMINADA

por **yessi jobrOss** Mar 13 Dic 2011, 7:17 pm

Maratón 5/6

Capítulo 11 1/2

El tamaño es importante en las joyas que se exhiben
en el dedo y por debajo del cinturón.
Aforismo de _____

Por fin _____ pudo deshacerse de Nick, pero aun así él logró arruinarle otra noche de sueño. Ella no había previsto que le haría el amor hasta dejarla trémula; tampoco le había gustado que la tratara de cobarde. Mucho menos porque había una pizca de verdad en la acusación.
A la mañana siguiente Nick entró por su puerta como si fuera el dueño de la casa. Estaba muy guapo: ropa de calle, pero no muy formal; abrigo deportivo de pelo de camello, camisa y corbata; los pantalones holgados destacaban la longitud de las piernas. Ella aspiró instintivamente una bocanada de aire con la que captó su delicioso aroma. En los ojos del vecino centelleaba una decisión que la intranquilizó. Entornó los ojos para mirarlo mientras subía a Willy a la trona. El bebé ya había vaciado el biberón y tenía lista la papilla de arroz.
—¿Qué haces aquí? —preguntó ella; habría querido no sentirse tan atontada.
—Buenos días tengas tú también —replicó él, en tono seco. Le entregó algunos papeles doblados. —Aquí tienes una oferta por tu apartamento. Si te interesa, dímelo.
_____ parpadeó.
—¿Una oferta? ¿De qué hablas?
—Dijiste que necesitabas vender el apartamento. Tengo una persona interesada en comprarlo.
Willy, entre gruñidos, aporreó la trona. _____ le metió una cucharada de papilla en la boca y cogió los papeles.
—¿Quién…? —Pero se interrumpió al leer el nombre—. ¡Tú! ¿Por qué quieres comprarme el apartamento? ¿Para qué lo quieres? —Le echó una mirada fulminante—. ¿Es porque anoche hicimos el amor? No me parece buena idea eso de tomar decisiones financieras bajo la influencia del sexo.
—No, no se trata de sexo —explicó él con voz de sufrida paciencia—. Estuviste muy bien, pero tu capacidad sexual no tiene nada que ver con el valor de tu apartamento. Es que invierto en inmuebles. —Se encogió de hombros—. Ya tengo varios apartamentos en este edificio. ¿Qué importa uno más?
Sin poder evitarlo, _____ se quedó boquiabierta. Sabía que Nick estaba forrado, pero no lo demostraba tanto. Willy golpeó la bandeja de su silla exigiendo otro bocado. _____ cumplió con aire distraído.
—Conque puedes decir arbitrariamente: «¡Venga! ¡Hoy se me antoja comprarme otro apartamento!», ¿y es cosa hecha?
Su vecino movió la cabeza en un círculo.
—Dentro de lo razonable. Y lo razonable es cuestión de perspectiva. Oye, debo irme; tengo una clase. Si la oferta te interesa, avísame. Te lo alquilaré; así no tendrás que mudarte.
A _____ se le hizo un nudo en el estómago. Probablemente él pensaba cobrarse el alquiler con el uso de su cuerpo. «¡Como si te costara tanto!», la provocó el lado más vil de su personalidad, en tanto otra bocanada de loción le hacía la boca agua. Aun así le preocupaba pensar en ese acuerdo. En cuanto hubo metido otra cucharada de papilla en la boca de Willy, abrió la suya para quitarle a Nick la idea de meterse en su cama.
—Y no te ilusiones con la idea de acostarte conmigo en vez de pagarme —dijo él antes de que ella pudiera pronunciar una palabra. Se acercó hasta poner la cara a un milímetro de la suya—. Quiero cobrar en efectivo.
La sorpresa paralizó las cuerdas vocales de la muchacha. Abrió la boca pero no pudo emitir sonido alguno. Cuando Nick se apartó ella carraspeó un poco y logró decir:
—Por supuesto. De otra manera no lo aceptaría.
—Vale. Hasta luego. ¿Quieres que cuide a Willy por la tarde?
Todavía estupefacta, pero ya tratando de disimular, ella asintió.
—Eh…, sí, me gustaría. ¿Podrás?
—Sí. Nos veremos después del almuerzo. —Y la dejó allí, atónita.
Como Willy golpeaba la bandeja le dio otro bocado. Era como si alguien le hubiese sacudido en la cabeza con una sartén. O como si su hada madrina le hubiera apuntado con la varita.
—Sí, ya lo creo —dijo, poniendo los ojos en blanco—. Pero veamos, ¿qué ha pasado? He recibido una oferta de Nick Jonas: quiere comprar mi apartamento, me permitirá alquilarlo y esta tarde cuidará de ti. En algún punto debe haber una trampa. El precio ofrecido será muy bajo o el alquiler estará por las nubes —murmuró, mientras inspeccionaba los papeles en busca de cifras reveladoras.
El precio ofrecido era justo. Y el alquiler, ridículo. Ridículo por lo bajo. Después de arrojar los papeles a la encimera se dejó caer en una silla, frente a Willy, y continuó dándole cucharadas de papilla.
—Dime, ¿tú qué opinas? Este Nick, ¿es buena persona o no?
Willy hizo gorgoritos y le dedicó una sonrisa condimentada con papilla. Ella no pudo dejar de sonreír también.
—Vaya, cómo he podido olvidar que vosotros, los hombres, siempre os respaldáis mutuamente —bromeó, mientras le hacía cosquillas bajo el mentón.
Sus cloqueos le mejoraron el ánimo. Pese a sus orejas de Dumbo y su sarpullido crónico, Willy era un encanto. Si bien estaba muy dispuesta a admitir que ese bebé podía dejar a cualquier persona normal sin un gramo de energía ni cordura, no se explicaba que Julia hubiera podido desprenderse de él.
Willy sabía meterse a la gente en el bolsillo.
—Más o menos como la sarna —bromeó, mientras le limpiaba la cara. Luego lo sacó de la silla.

Joe subió por el sendero hasta la puerta de Demi con un entusiasmo que nunca antes había sentido. Después de soportar el pollo de plástico que les habían servido la noche anterior, la había llevado a su casa; ya ante la puerta se despidió con un beso, pero la inocencia de la chica le impidió ir más allá. Sabía que ella no tenía experiencia y le habría parecido muy mal poseerla sin estar prometidos. La insistencia de su padre era un acicate. La prudencia de su hermano tiraba de él en dirección opuesta.
Cuando llamó a la puerta apareció Demi, con una sonrisa luminosa.
—Hola —dijo; su voz susurrante le hizo sentirse más leve.
—Hola. ¿Estás lista?
Ella asintió.
—Iré por mi chaqueta. —En ese momento sonó el teléfono—. Vaya, lo tengo que coger. Pasa.
Joe la siguió al interior y pasó al estudio, donde ella estaba descolgando el auricular.
—Ah, Greg, hola —dijo—. Oye, no tengo tiempo para conversar. Estaba a punto de salir.
Hizo una pausa. Greg. Joe se contuvo para no apretar los dientes.
—¿El sábado por la noche? —Ella se mordió los labios—. Eh…, no creo que pueda… ¿El domingo? —Alzó las cejas—. No. Lo siento, pero no puedo. Tengo las dos noches comprometidas… ¿El martes?
Joe entornó los ojos.
—Mira, ahora no puedo hablar. Tengo que salir; llegaré tarde. Adiós. —Y cortó—. ¡Por favor, qué insistente! —Se enganchó el pelo detrás de la oreja, carraspeando—. Voy a por mi abrigo.
Pero él la cogió de la mano.
—¿Querías salir con él?
Ella negó con la cabeza.
—No.
—¿Estás segura?
—Sí. ¿Por qué?
—Es lo que yo quería preguntarte. ¿Por qué no quieres salir con él?
Demi respiró hondo y respondió con la vista agachada y una voz grave que le llegó al corazón:
—Porque prefiero estar contigo.
Él sintió algo tranquilizador. Las cosas volvían a la normalidad.
—Bien —dijo—. No creo que Greg tenga intenciones nobles contigo.
La chica lo miró como si no comprendiera.
—¿Nobles?
Joe asintió con firmeza.
—Mereces que te traten noblemente. Con respeto. No lo olvides nunca.
—Noblemente y con respeto —repitió ella, suspirando—. Oye, Joe, ¿crees que no se puede hacer el amor con una mujer a la que se respeta y se honra?
La pregunta lo cogió por sorpresa. Tiró del cuello de su camisa.
—No. Un marido puede respetar a su esposa y hacerle el amor.
—Así que piensas que si un hombre se acuesta con una mujer que no es su esposa no puede respetarla.
Joe sintió una oleada de inquietud.
—No es eso lo que he dicho.
—Pues dime qué es —inquirió ella. En su voz se filtraba la impaciencia—. ¿Cuál es tu opinión?
—Creo que eso depende de la relación y de las personas involucradas —esquivó él—. ¿Por qué lo preguntas?
Ella se mordió los labios, colorada. En sus ojos chispeaba la decisión. Se acercó un poco más, carraspeando otra vez.
—¿Nunca te imaginas haciendo el amor conmigo?
Joe parpadeó. Habrían podido derribarlo con el dedo meñique.
—¡Demi! —exclamó, ceñudo.
La chica empinó el mentón.
—¿Acaso no es natural?
De pronto él sintió la garganta reseca.
—Supongo que sí, pero en estos momentos tengo otras cosas en la mente. Voy a darte una sorpresa. Quiero regalarte algo especial, pero antes necesito saber qué opinas.
Ella abrió mucho los ojos.
—¿Un regalo? ¡Qué sorpresa, Joe!
Él asintió.
—Creo que te gustará. Es algo que quiero que tengas.
Ella sonrió.
—Me llenas de curiosidad.
—Pues vamos, que así podrás quitártela.

por **yessi jobrOss** Mar 13 Dic 2011, 7:17 pm

Maratón 6/6

Capítulo 11 2/2

Veinte minutos después la conducía hasta el porche de una casa desconocida. Ella lo miró.
—¿Quién vive aquí? ¿Qué hemos venido a hacer?
Joe sonrió de oreja a oreja.
—Ya te enterarás.
La puerta se abrió dando paso a un hombre mayor que paseó la mirada entre los dos.
—Me alegra verte, Joe. ¿Esta es la señorita para la que vas a comprar?
Él asintió vigorosamente.
—Sí, es ella. Demi, te presento a Richard Ginter, el mejor criador y adiestrador de golden retrievers de todo Texas.
El señor Ginter rio entre dientes.
—No, que me ruborizo. Encantado de conocerte, Demi. Pasa. Te mostraré a mis pequeños. Ya están adiestrados y les he enseñado a ser buenos compañeros. Sólo falta averiguar cuál te gusta más. Por aquí —dijo, mientras cruzaba el salón.
Demi lo siguió con la vista, sin poder mover los pies.
—Vamos, querida. Me muero por verte la cara.
«Adiestrados, golden retrievers, compañeros…» Demi tuvo la horrible sensación de que el regalo no sería una joya, no. Hizo un esfuerzo por tomar aliento y siguió al señor Ginter a través de la sala y la cocina. Salieron al porche trasero, donde cuatro perros los saludaron con ladridos de gozo.
—No me digas que… —Demi tragó saliva, mientras el hombre llamaba a dos cachorros que subieron a la galería.
Joe, riendo, le rodeó la cintura con un brazo.
—No lo puedes creer. ¿Verdad que son preciosos, Demi? Te costará mucho escoger a uno.
—Ésta es Maxine —explicó el señor Ginter—. Y éste, Max. Piénsalo sin prisas. Los dos tienen una estupenda personalidad, pero Joe quiere que estés contenta.
—Y protegida —agregó él, mirándola a los ojos—. No me agrada que te quedes sola en casa por la noche.
Demi se mordió la lengua. Lo que deseaba de Joe era mucho más que un cachorro. ¿Qué haría falta para que él lo comprendiese?

Mientras se paseaba por todo el estudio acunando a Willy, que estaba nervioso desde hacía una hora, Nick oyó que _____ entraba corriendo. Un olor a comida italiana lo incitó a reunirse con ella en la cocina. Las bolsas eran de un restaurante italiano muy concurrido.
—No conozco tus gustos, así que he traído un poco de todo —dijo ella—. Lo siento, pero no tengo vino tinto. Creo que hay otro botellín de cerveza en la nevera. ¿Te conformas?
—No tienes por qué darme de cenar —aclaró él.
—Es lo menos que puedo hacer. —Ella echó un vistazo a Willy—. ¿Nos estamos preparando para la hora del arsénico?
—Parece que sí. Babea como un grifo abierto.
_____ dejó caer las bolsas en la encimera.
—Pobrecito —dijo, con un mohín comprensivo—. Creo que necesitas una galleta. —Y extendió los brazos.
—Lo estás iniciando en una mala costumbre —advirtió Nick entregándole al niño.
—¿Y qué puedo hacer? ¿Ponerlo a mascar un clavo? —Ella lo miró con desaprobación—. Cuando uno se ha pasado todo el día echando dientes, una galleta no es pecado.
Sacó del armario una caja de galletas para bebés y le ofreció una al niño, que de inmediato se la metió en la boca. Ella lo arrulló, le dio un beso y lo instaló en su trona. Luego sacó los recipientes de comida y los platos. Después de sacar unas galletas de avena y nuez, quiso coger la cerveza al mismo tiempo que Nick.
Las manos se tocaron. Ella se detuvo y lo miró a los ojos.
—Te la dejo —decidió ella—. Beberé agua.
—¿No quieres tu cóctel de champán?
—No. Es posible que deba dar unas vueltas en el coche con Willy.
Los dos se sentaron ante la mesa de la cocina. _____ puso algunas galletas de avena en la bandeja de la trona. Al bebé se le iluminó la cara; de inmediato comenzó a cogerlas una a una.
—Buen recurso —aprobó Nick.
—Gracias. Me lo sugirió una chica del instituto. Últimamente presto mucha atención cuando se habla de bebés. Además, está científicamente demostrado que esto reduce el colesterol —añadió, mientras leía lo escrito en la caja—. Así compensaremos lo de la galleta dulce.
Su vecino, riendo entre dientes, se sirvió una porción de lasaña; ella escogió los espaguetis con albóndigas, diciendo:
—Me encanta la salsa.
—¿Qué has decidido? ¿Me venderás el apartamento?
—Tu precio es justo —comentó ella, lamiéndose los labios después de coger un bocado. Pinchó una albóndiga con el tenedor, se la puso en la lengua y la chupó hacia dentro.
Nick sintió una reacción inmediata y visceral.
—Pero el alquiler que me fijas es demasiado bajo.
—¿Tienes alguna oferta mejor?
Ella se detuvo a medio masticar y tragó.
—Pues no, pero…
—La mía sigue en pie hasta medianoche. Dime si la aceptas o no.
_____ parpadeó.
—¿Hasta medianoche?
—Sí. —Él se puso en la boca un poco de lasaña.
—¡Qué manera de presionar! —Ella contempló la albóndiga siguiente, pero dejó el tenedor con un suspiro—. ¡Qué follón! Todo esto no se me pasaría siquiera por la cabeza, a no ser por… —Se interrumpió con un bufido de disgusto.
—¿A no ser por qué? —inquirió él, como al desgaire.
—Nada. —Y ensartó otra albóndiga.
—Por casualidad, ¿tiene algo que ver con alguien cuyo nombre comienza con G?
_____ arrugó el entrecejo.
—¿Qué es lo que sabes? ¿Has estado metiendo las narices en mis asuntos personales?
—Anoche vi tu creativo presupuesto —admitió él—. La víbora estaba muy bien.
—No era asunto tuyo.
—Pues mira, no estaba precisamente escondido.
Ella se metió en la boca un poco de pasta, chupó para recoger un trozo errabundo y se lamió los labios.
—No quiero hablar del tema.
—¿Y qué me dices de mi oferta?
—¿A qué se debe? —inquirió _____, mirándolo a los ojos.
—Puedo hacerla y la hago.
Ella apoyó la mejilla en la mano.
—Creo que para ti esto es algo más que una decisión comercial.
—Lo que temes es que quiera meterme bajo tu falda. Pero eso ya lo sabías.
—Sí, pero…
—O quizá temes que trate de recompensarte por salvarme la vida en el garaje.
La muchacha inclinó la cabeza a un lado, pensativa.
—Es posible.
—O que entre tú y yo haya alguna cosa del destino. Algo extraño que no se puede explicar.
Ella lo miró fijamente; en sus ojos se alternaban el miedo y la comprensión.
—Pero si alguien me dijera eso —prosiguió Nick—, me sonaría a bobada. Depende de que se crea o no se crea en el destino.
—Siempre he pensado que cada uno crea su propio destino —comentó _____—. No suelo comprar décimos de lotería.
—Yo tampoco.
Ella sonrió con lentitud.
—No los necesitas. Eres rico.
Lo espoleó la irritación.
—¿Podemos olvidarnos de mi estado financiero? —pidió—. Ya me tiene cansado.
Ella enarcó las cejas.
—Vale.
Nick bajó la vista a la lasaña; de pronto había perdido el apetito. Estaba harto de lidiar con la posición social y la imagen de los Jonas.
—A veces me gustaría llamarme Smith —murmuró, apartando el plato—. Si quieres venderme el apartamento, avísame.
—Te lo vendo. —Lo cogió muy por sorpresa.
—Eso sí que es velocidad.
—Me has hecho una oferta que no puedo rechazar —explicó ella, moviendo un colín como si fuera un cigarrillo—. Ha sido la única, vale, pero… es oportuna y justo lo que necesito. Acabe esa lasaña…, señor Smith —agregó, con una sonrisa pícara y sensual.
Él acercó de nuevo el plato, riendo por lo bajo, y cogió un bocado.
—¿Cómo marcha el instituto?
—Todo gira alrededor del Botox y los libros.
—¿Botox y libros?
—Sí. El Botox es ese veneno que te paraliza los músculos faciales y reduce las arrugas. Los libros los hemos puesto para aliviar el tiempo de espera a nuestros clientes. Por el momento les gusta.
—¿Quién tuvo la idea de poner esos libros?
—Yo. Pero no hablemos de mi genialidad. ¿Cómo marcha esa clase de derecho?
—Me aburro. Quiero volver a ejercer la profesión.
—Pero no quieres que te deshereden.
—Mi familia está pasando por un momento difícil. Las elecciones ponen muy tenso a mi padre.
—¿Y a Joe?
—A mi padre más que a Joe. Estaría bien que se diera el gusto y se presentara él mismo como candidato. Siempre soñó con que nosotros nos dedicáramos a la política. ¡Ah, los padres y sus ambiciones!
—No sé qué decir. Creo que el sueño de mi padre era verme monja.
Nick rio entre dientes.
—Habría sido desperdiciar tu talento. ¿Tan malo era?
—El mensaje de su contestador automático dice: «Conversión o condenación. Creer o reventar. Es el mensaje del Evangelio. Deje su mensaje y lo llamaré».
Él maldijo en voz baja, meneando la cabeza.
—¡Y yo que me quejaba de mi suerte! —Su teléfono móvil estaba sonando; al ver el identificador hizo una mueca—. No sé si me conviene cogerlo. —Con un suspiro, abrió el aparato—. Hola, papá.
—Tenemos aquí al joyero. Tienes que ayudarnos a escoger el anillo de diamantes para la prometida —dijo la voz de su padre.
Nick lanzó un gemido.
—No sabía que Joe ya se hubiera declarado.
—Lo hará en cualquier momento.
Él sintió un escozor de sospecha.
—Sólo por curiosidad, ¿de quién ha sido la idea de llamar al joyero?
—Mía —admitió su padre de mala gana—. Pero percibo un cambio en tu hermano. Ya mira a Demi de otra manera.
—¿Estás seguro de que no es puro terror? ¿Y por qué necesitas de mi ayuda para escoger el anillo?
Nick vio que _____ ensanchaba los ojos.
—Porque sí. Ven a felicitar a tu hermano. Es lo mínimo que puedes hacer. Lo celebraremos fumando un puro.
—Iré dentro de un rato. —Apagó el móvil—. Parece que mi hermano va a prometerse. Debo ir a felicitarlo.
_____ se llevó el vaso de agua a los labios.
—¿De verdad? ¿Y quién es la afortunada?
—Demi Bradford.
Hubo un leve ruido de sofocación. Luego ella tragó.
—¿La conoces? —preguntó su vecino.
Se encogió de hombros.
—A veces va al instituto.
—A papá le gusta porque está forrada. Es hija de Kevin Bradford. Era un pícaro y un mujeriego.
Ella asintió.
—Pues aquí no te perderás nada. Veremos Los teletubbies. Otra recomendación de mis compañeras de trabajo. Galletas y televisión son la clave para mantenerse cuerda.
—Cántale una canción de cuna —dijo Nick, mientras se levantaba. Había que estar mal de la cabeza para preferir Los teletubbies antes que una visita a su familia.
—No sé ninguna canción de cuna.
—No importa. Cántale cualquier cosa que sea lenta y repetitiva.
—Vale —aceptó ella como si no tuviera la menor intención de hacer semejante cosa—. En cuanto al anillo, lo mejor que puedo aconsejarte es que lo escojas grande. El tamaño es importante, aunque los tíos digáis lo contrario.
Esa voz sensual lo puso a pensar en sábanas enredadas y en noches ardientes y largas. Por mucho que ella viera programas infantiles, las imágenes que albergaba el cerebro de Nick eran claramente pornográficas.

por **yessi jobrOss** Mar 13 Dic 2011, 7:22 pm

okey chikas aki el maratón
espero y lo dizfruten :D
espero sus comntarios :roll:
y siento la tardansa :oops:
Las kiero :hug:

por **chelis** Mar 13 Dic 2011, 9:45 pm

jajajajajajajajajajaja nick que cabeza la tuyaaaa!!!
pero aun asi nos gustaasss jejeje siguela porfaaa
y me facinarooon todos los caaapiiiiissss

por **chelis** Miér 14 Dic 2011, 12:20 pm

siiiiiiiii

por **Belencita** Miér 14 Dic 2011, 7:20 pm

el tamaño es importante
jojoajojaoa
realmente...
mis saludos
excelente maraton

por **aranzhitha** Miér 14 Dic 2011, 7:55 pm

aw me encanto el maraton gracias :) y estoy de acuerdo con la ''Ella quiere ser mala'' (Nick & tu) Adaptada-TERMINADA - Página 6 223874

rayis el tamaño si importa :twisted: jiji siguela pronto

por **Annabeth** Miér 14 Dic 2011, 8:32 pm

Hooola, nueva lectora, que puedo decir TU NOVE ES G E N I A L me encantó, sube pronto :)

por **Maly** Jue 15 Dic 2011, 10:02 am

*-* haber...¿por dode puedo empezar?
ME HA ENANTADO, y sobre todo....me ha gustado... mmmmmm no me puedo decidir esta super bien siguela pronto plis :D

por **Dorin** Jue 15 Dic 2011, 12:58 pm

siguela los capitulos estubieron geniales siguelaa

por **chelis** Jue 15 Dic 2011, 4:20 pm

esperando capis

por **aranzhitha** Vie 16 Dic 2011, 1:14 pm

esperando capis :lol!:

por **chelis** Vie 16 Dic 2011, 4:44 pm

esperando capis

por **VictoriaPaaz** Vie 16 Dic 2011, 7:11 pm

jajaja nick es un cochinon xd siguela (:

por **yessi jobrOss** Vie 16 Dic 2011, 10:47 pm

chikas gracias por comntar :roll:
Mañana subo capis
Las kiero :hug:

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