Salute. |NC|

La pelota se dirige directamente hacia mi y, con un salto, la golpeo fuertemente, anotando un tanto a nuestro favor. Me encuentro en el gimnasio de la universidad jugando al voleibol, y quedan un par de minutos para que termine la clase. Cuando concluye me encamino hacia el vestuario junto a las demás chicas, que hablan de "el chico"; me doy una ducha y, cuando vuelvo junto a mis pertenencias con una toalla envolviendo mi pelo y otra mi cuerpo, compruebo que siguen con el tema.

—Dicen que es un violador, un depravado sexual que echa de menos el tacto femenino... no sé si me entiendes —La rubia de mi derecha eleva las cejas dándole énfasis a sus palabras, y yo reprimo una sonrisa.

—Yo he oído que es un espía mandado por el presidente masculino, y que siempre va armado —Oigo decir a las chicas que se encuentran a mis espaldas.

Una serie de teorías y rumores empiezan a llegar a mis oídos, y yo me limito a vestirme, procurando que la toalla me tape lo máximo posible; nunca me ha gustado que nadie vea mi cuerpo... ni siquiera Zayn. Frunzo el ceño y se me aloja un nudo en la garganta al pensar en que él y yo nunca... a lo máximo que hemos llegado han sido a besos subidos de tono. Sacudo la cabeza y suspiro; todas preocupadas por el motivo de las incursiones de Zayn y yo pensando en eso. Mientras me cepillo el pelo, aún húmedo, me perdono a mi misma: le echo de menos; me maquillo ajena al bullicio que me rodea pero, mientras termino de aplicarme la máscara de pestañas, un susurro llega a mis oídos.

—¿... demasiada casualidad no? Ya te lo dije Ashley, Popplewell tiene algo que ver. ¿Por qué si no iba a dibujar eso en clase de arte? —Me doy la vuelta y encaro a las chicas que están a mi izquierda, que resultan ser las mismas que me encontré en el parque hablando sobre mi.

—¿Querías algo, Charlotte? —La miro con fingida amabilidad, sorprendiéndola, al tiempo que meto mis cosas en mi bolso. Sus amigas se sitúan a su lado, quedando ella en el centro. —Me ha parecido oír mi nombre.

—Simplemente nos preguntábamos por qué hiciste ese dibujo en clase de arte el otro día —La chica me sonríe de vuelta, desprendiendo falsedad, desprecio y arrogancia por cada poro de su piel. Al ver que no contesto continúa. —Es una casualidad que pintes eso y salga a la luz la noticia del chico, ¿no crees?

—¿Estás intentando decir algo? —Levanto la barbilla y la miro fijamente; todas en el vestuario guardan silencio y observan la escena. Compruebo que algunas me miran con sospecha, otras con maldad, y otras, curiosas. Genial.

—Simplemente me remito a los hechos, querida. Está pasando algo, y tú tienes que ver con ello; todas lo sabemos, y créeme que llegaré al fondo de esto. Da igual que seas la favorita de algunos profesores: no eres nadie, Noelle —El silencio se instala en la sala y Charlotte y yo nos miramos a los ojos, y tal es el odio que reflejan que podrían saltar chispas de un momento a otro; la tensión es tan palpable que un cuchillo sería capaz de cortarla.

—Siento estropearte tu discurso, pero no sé de qué me estás hablando. Además, no tengo que darte explicaciones —Digo con voz firme, cogiendo mi bolso y echándomelo a un hombro, usando un tono de voz que deja claro que lo que dice es una tontería, un completo disparate... o espero que lo haga. Paso por su lado golpeándola en el hombro y salgo del gimnasio, rumbo a la cafetería.

Cuando salgo al exterior y una ráfaga de aire golpea mi cara me muerdo el labio, intentando que las lágrimas no caigan por mis mejillas. "No eres nadie, Noelle" Esas palabras me acompañan mientras me siento sola en el comedor, en una mesa alejada, y comenzo a jugar con mi plato de pasta; Charlotte tiene razón, aunque no lo sepa: sin Zayn no soy nadie. Me siento idiota por haber pintado ese dibujo frente a toda la clase, ahora todas sospechan de mi. Tras varios intentos de comer algo decido dejar el plato, salir al campus y sentarme bajo la sombra de un gran árbol, apoyando la espalda en su enorme tronco; necesito contárselo a Zayn. Por suerte el gobierno no controla las líneas telefónicas -aún- y, aunque es arriesgado, decido llamar por primera vez a Zayn al teléfono, comprobando varias veces que nadie me escucha y que estoy completamente sola.

—¿Noelle? —Contesta al segundo timbre con preocupación—. ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

—Zayn... —Mi voz suena rota y nerviosa—. S-sospechan de mi. Charlotte piensa que el d-dibujo que pinté el otro día en c-clase y tus incursiones están r-relacionados y...

—Hey enana, tranquila —Me dice paciente e intentando relajarme cuando empiezo a hablar a toda prisa, temblando—. ¿Qué dibujo?

—Hace unos días dibujé unos ojos de chico en clase de arte. El cuadro está en mi casa, la profesora quiere que lo muestre junto a los demás el día de la exposición —El silencio se hace en la otra línea durante unos segundos—. ¿Zayn?

—¿Cómo se te ocurre pintar eso? Joder, Noelle, el país entero en guerra y tu dibujando los ojos de un tío cualquiera frente a toda la clase. ¡¿Es que no piensas en tu seguridad?! —Está realmente enfadado; me sobresalta ese último grito y cierro los ojos, dejando que una lágrima se deslice por mi mejilla. Pasa un minuto entero en el que se hace el silencio; sé que Zayn necesita este tiempo para relajarse.

—Son tus ojos. Dibujé tus ojos —Le digo tan bajito que casi parece que hablo conmigo misma. Al otro lado de la línea me parece escuchar un suspiro y el sonido de su sonrisa reticente.

—No sé qué voy a hacer contigo, enana —Aún suena enfadado, pero parece que, como siempre, consigo ablandarlo —. Te has puesto en el punto de mira; ten mucho más cuidado. Las cosas están cambiando aquí también: han atrapado a una chica en nuestra zona, y quién sabe lo que le van a hacer.

—Todo esto parece una pesadilla. Necesito verte —Arranco pequeños trozos de hierba al tiempo que un suspiro escapa de mis labios.

—Y yo a ti —Su tono de voz es extraño, precipitado, y me hace fruncir el ceño —. Tengo que colgar, debo hacer clase de tiro.

Cuando la línea se corta me quedo mirando el móvil sin entender nada. El tono de urgencia de su voz y esa extraña impaciencia -sé que la clase no tenía nada que ver- me hacen desconfiar. ¿Qué le pasa? Estaba incluso algo... distante. Mi imaginación comienza a volar, intentando averiguar el por qué de su comportamiento. ¿Y si ha visto a la chica capturada, y ahora le gusta ella? No me habría dicho nada si no le preocupase, ¿no? ¿Y si está empezando a olvidarme, o se ha cansado de esta situación y no quiere decírmelo? Noto cómo las tripas se me contraen de pánico y trago saliva; de pronto escucho voces a mi espalda y giro la cabeza, encontrándome con la mirada de Charlotte y las demás chicas, que hablan entre ellas mirándome de reojo.

El día pasa lento, como siempre y, cuando estoy a punto de quedarme dormida en la cama, mi móvil se ilumina con la llegada de un mensaje. Lo leo y la angustia que siento se afloja un poco, pero no del todo.

"Antes no podía decirlo porque había chicos alrededor, pero no creas que me he olvidado; y sé que debo recordártelo todos los días: te quiero enana. xx"