Love Never Felt So Scary [Zayn & Sky]

-¿Eres tú esa tal Safaa a la que llaman?-le pregunto a la niña. Como sea ella, él no tardará en aparecer.
-Sí-me contesta con una sonrisa pícara. Ya he visto esa sonrisa antes, es exacta a la del macarra.
¿Qué es? ¿Su padre? ¿No es demasiado joven para ser padre? Para Sky, no te interesa su vida, te interesa que te devuelva el collar, pero me da miedo quedarme para cuando aparezca... Mejor me voy.
-Bueno, como ya ha llegado tu...
-Mi hermano, es mi hermano-apunta la niña que ahora sé que se llama Safaa.

Pues claro, ¡es su hermano!

-Pues eso, como ya estás acompañada, me voy-agarro la mano de Alex y me doy la vuelta dispuesta a dirigirme a la salida del parque.
-¿No te dije que no te movieras de donde te dejé, enana?-oigo una suave voz masculina hablando con Safaa y me niego a creer que esa voz tan dulce sea de la misma persona que consigue que cada célula de mi organismo tiemble de miedo con tan sólo mirarme.
-Alex estaba solo y le iba a comprar un globo-explica la niña.
-¿Quién es Alex, otro amigo imaginario?
-¡No!-se queja Safaa.
-Menos mal, porque no me puedo aprender más nombres de amigos imaginarios.
¿Se sabe los nombres de los amigos imaginarios de su hermana? ¿Ahora el tío más misterioso e intimidante con el que me he cruzado, es un tierno?

-Es el hermano de Sky, ¡ella me ha comprado mi globo!-mierda, ¿¡por qué le he dicho mi nombre!? 
Sin darme cuenta me he quedado parada de espaldas a los dos hermanos escuchando la conversación, pero ya es hora de que siga mi camino. Doy un paso y un jalón en mi pantalón me impide seguir caminando.
-Sky ven a conocer a mi hermano-pide Safaa enganchada a mi pierna izquierda; estoy a punto de decirle que no y salir corriendo pero es demasiado tarde: siento el cuerpo de su hermano situado frente a mí y me aterra levantar la mirada.
-Vaya, vaya, vaya ¿no te puedes mantener alejada de mí, gatita?
-¿Gatita?-repito incrédula.
-¿Gatita?-pregunta Safaa confusa.
-¡Miau!-chilla mi hermano.

Le doy una apretón en la mano a Alex y es cuando el chico se fija en mi pequeño hermano.

-¿Y tú quién eres, campeón?-le pregunta poniéndose en cuclillas para estar a su altura.
De un jalón meto a Alex tras mi cuerpo para poner distancia entre él y el moreno; mi hermano lo mira curioso entre mis piernas con sus ojos verdes muy abiertos, sin perder detalle. El chico, aún desde su posición en cuclillas, dirige su oscura mirada a mi cara; prefiero que esa fiera, y ahora fría mirada esté dirigida a mí, antes que a mi hermano.
-Tranquila nena, no muerdo…-comenta poniéndose en pie-…a menos que me lo pidas por favor-murmura cerca de mi cara, puedo sentir su aliento en cada célula de mi rostro y me gustaría decir que es asqueroso, pero el fresco olor a menta que sale de su boca me lo impide. Me enfurezco conmigo misma por no poder encontrarle un solo defecto físico y estallo.
-Eres un sucio ladrón que se cree que-su mano sobre mis labios me impiden seguir hablando y Safaa suelta una risita divertida.
-Shh, no está bien que digas cosas malas de mí delante de mi hermana pequeña-me susurra-¿o quieres que diga lo que pienso de ti-su mirada viaja de arriba a abajo por mí cuerpo-delante de tu hermanito? No me conoces, yo que tú procuraría no provocarme.

Después de susurrarme eso lo suficientemente bajo como para que sólo lo oyéramos él y yo, me suelta y de vuelve a agachar.

-¿Entonces cómo te llamas, chaval?
-No te importa-intervengo yo-así que déjalo en paz ya.
-No le he hecho nada-apunta él levantando las manos en señal de inocencia.
Vale, puede que esté un poco a la defensiva, pero es de mi hermano de quien estamos hablando, no quiero que este tipo se le acerque.
-Déjate de jueguecitos y devuélveme mi collar.
-¿Qué collar?-pregunta frunciendo el ceño, pero la sorna en sus ojos lo delata.
-El que me robaste cuando entraste a mi habitación anoche a la fuerza-digo enfatizando las tres últimas palabras.
-No sé de qué me estás hablando-miente cruzándose de brazos.

Entonces reparo en todo él. Va vestido con unas deportivas negras, vaquero azul, la cazadora negra que llevó a la fiesta, una camisa gris… oh no, no ha sido capaz.

-¿¡Eso es mi collar!?-chillo indignada apuntando su cuello, donde reposa una cadena de plata, el colgante está oculto bajo la camisa pero apostaría algo a que es mi collar.
-Esto es mío muñeca, no te equivoques.
-Alex-susurra una voz.
-¿Qué?-pregunta él.
-Me llamo Alex-me cago en mi hermano.

El chico esboza una lobuna sonrisa al escuchar el nombre de Alex y es cuando me pregunto seriamente si este tipo será peligroso.

-Cállate-le digo a mi hermano y recibo un puchero por su parte. Lo cojo en brazos decidida a marcharme de ahí-dame mi collar.
-Dame mi collar… ¿qué?-pide él poniéndose la mano tras la oreja.
-Escúchame bien-digo armándome de valentía-jamás oirás un por favor salir de mis labios que vaya dirigido a ti, nunca, en toda tú vida, jamás.
-Sí… sí que lo oiré-me asegura acercándose a mí por el lado opuesto por el que tengo cogido a Alex-cuando estés de bajo de mí, mientras te poseo , me pedirás una, y otra, y otra vez que por favor no pare.
-Eres un cerdo-escupo alejándome de él, me doy la vuelta y comienzo mi camino de vuelta a casa.
-¿Quieres tu collar?-me pregunta desde la distancia que me he encargado de poner entre nosotros-vas a tener que ganártelo nena.

Me doy la vuelta y veo que se ha sacado el colgante de dentro de la camisa, el colibrí plateado que perteneció a mi abuela por años brilla más que nunca colgado de su cuello y contrasta con lo moreno de su piel; por desgracia para mí, el collar en él causa un efecto diferente, es atrayente.

-Es mío, debes devolvérmelo ¡me lo robaste!-intento por última vez que se apiade y me lo dé.
-Debo, pero no tengo por qué.
-No me puedes ni ver, y te aseguro que yo a ti tampoco; devuélvemelo y nos perderemos de vista de una buena vez-negocio y él parece pensárselo.
-No-contesta finalmente-creo que me lo voy a pasar muy bien teniéndote alrededor.
-No voy a estar a tu alrededor, si no me lo devuelves ahora mismo…-piensa Sky-¡llamaré a la policía, te denunciaré! Tengo la carta que me dejaste como prueba.

Los ojos del chico, que se ha ido acercando a mí, se vuelven más oscuros de lo que ya son y su fría mirada me atraviesa y me congela.
-¿Me denunciarás, eh?-pregunta irónico.
-Sí-respondo aparentando tener más seguridad de la tengo ahora mismo.
-Porque tienes pruebas-repite él.
-Pues sí.
Su cara queda a centímetros de la mía y el pensamiento de qué se sentirá al rozar sus labios vuelve a invadir mi cabeza pero, igual que antes, lo deshecho.
-Tendré que deshacerme de ella.
-Tengo testigos que han visto la prueba-declaro victoriosa recordando a Rita.
El chico se pega a mí para susurrar en mi oído.
-Entonces también me desharé de ese testigo-todo el vello de mi cuerpo se eriza, ¿sería capaz de hacerle algún daño a Rita? No pienso descubrirlo así que elimino la opción de ir a la policía.
Me separo de él y me quedo mirándolo intentando descubrir si sería capaz de algo semejante, pero sus ojos son oscuras murallas que me impiden descifrar sus intenciones, no sé por qué, pero este chico quiere jugar al gato y el ratón conmigo y no me queda otro remedio que jugar con él.
 
A las ocho en punto abría la puerta de mi casa esperando la regañina por parte de mis padres; una regañina que sorprendentemente no llego. Voy hacia el salón al notar un silencio sepulcral en toda la casa y me encuentro una nota de mis padres:
Hemos ido a cenar con un viejo amigo de tu padre y su mujer, volveremos tarde. Acuesta a Alex a las ocho.
Mamá


-¿¡A las ocho!?¡Pobre niño! -miro a Alex que me mira con su cabecita apoyada en mi hombro-hoy te quedas despierto hasta las nueve ¿qué te parece?-comienzo a caminar escaleras arriba para ir a la habitación de mi hermano-Además, ya son las ocho y aún no te he bañado-Alex comienza a aplaudir mientras babea su barbilla y se me encoge el corazón de ternura.

Agarro su pijamita y las cosas para su aseo; entro a mi habitación para sacar mi pijama y ducharme cuando él ya esté dormido. Al sacar el pijama de mi cómoda, veo que el sobre blanco sigue ahí y me recuerda que todo esto no es una pesadilla, no es real. Tengo un… ¿cómo llamarlo? ¿Acosador? Que no me deja en paz ni piensa hacerlo; comienzo a pensar en todo lo que ha pasado desde que esta mañana he encontrado el sobre en mi habitación hasta que…

-El sobre está sobre la cómoda-afirmo en alto para convencerme.

Corro hacia mi bolso dejando a Alex sobre la cama, y efectivamente, el sobre de esta mañana está en mi bolso. Entonces…

-¿Cómo ha llegado a casa antes que nosotros?-pregunto en alto mirando a mi hermano, él simplemente ladea su cabeza mirándome atentamente con su barbilla bañada en babas-¿Y cómo demonios ha entrado?

Me asomo de inmediato a la ventana y lo veo. Una figura oscura en la acera de enfrente, apoyado en una farola cuya luz lo hace verse más misterioso si cabe, me quedo mirándolo fijamente. Quiero saber qué quiere de mí, qué busca. Él me devuelve la mirada, y tras lo que parece una eternidad, me guiña un ojo y se desvanece a lo largo de la calle. Sigo sin saber cómo ha llegado a mi casa antes que yo y cómo es que Safaa no estaba con él.
Cierro la ventana con seguro y regreso mi atención al nuevo sobre.
¿Lo de no saber cerrar bien las puertas es genético, verdad? Un placer haberme encontrado contigo hoy, gatita. ¿Querías tu collar? Debes ganártelo… Safaa quiere jugar con Alex, así que, te espero mañana en el parque a las cuatro. Ya te he dicho que no me conoces, no te andes con jueguecitos conmigo.
Xx
 
Con Alex duchado, cenado y acostado justo a las nueve, me paso la noche viendo películas de terror porque no hay nada mejor en la tele y porque más que miedo, me dan risa. A las doce y media me canso de esperar a mis padres y decido irme a descansar, estoy agotada y no he parado de darle vueltas a la cabeza con el tema del vándalo que no parece querer dejarme en paz. Maldita la hora en la que decidí hacerle caso a Rita y montar una fiesta. Rita. Debo llamarla mañana para contarle que ya he encontrado al ladrón y que pare su búsqueda; tanto él como su amiguita parecen peligrosos y algo puede salir mal si se enteran que los estamos “investigando”.

Consigo dormirme hasta que por alguna razón me despierto a las dos y media de la madrugada; mis padres dijeron que llegarían tarde, pero los conozco y sé que esto es demasiado tarde.
-¿Alex?-pregunto a la oscuridad, y me siento patética, mi hermano de tres años es incapaz de caminar con estabilidad, es imposible que se haya bajado de la cuna.
-¿Mamá? ¿Papá?-pregunto más alto.
-Cállate de una vez, vas a despertarlos a todos-me contesta una voz conocida. Doy un respingo y me enredo en las sábanas. Queda la posibilidad de que esté teniendo una pesadilla, así que, me pellizco para comprobarlo.
-¡Auch! No, no estoy soñando.
-Así que sueñas conmigo ¿eh?-pregunta la voz desde algún rincón de la habitación, está más cerca que antes y suena jadeante, esto no me gusta; además, tengo que decirles a mis padres que compren otra cerradura.

Me estiro sin salir de la cama y sin apartar las sábanas de mi cuerpo y enciendo mi lámpara de noche armándome de valentía para encararlo de una buena vez, pero no estaba preparada para encontrarme con mi acosador en el estado en el que se encontraba.

-¿Qué demonios te ha pasado?-chillo asustada abrazándome a mí misma sin dejar de mirar la mancha roja que se esparce por el costado de la camisa rasgada del chico.
-¿A ti qué te parece?-me susurra él-podrías dejar de chillar y así nos evitamos que tus padres vengan y llamen a la poli-dice en tono de reproche.
-Pero si eres tú el que entra a mi casa cada vez que te apetece ¿no tienes casa o qué? Encima te presentas así-le respondo ahora susurrando.
El chico se lleva rápidamente la mano al costado izquierdo apretando la herida y se dobla con un jadeante quejido. Me levanto de un salto de mi cama y voy hacia él, lo sostengo por la espalda y lo dirijo hasta mi cama, donde lo siento.

-Ha sido una mala idea, será mejor que me vaya-su casi inexistente voz me indica que le está doliendo horrores y me veo incapaz de negarle mi ayuda, ya que se ha metido en mi habitación…
-No digas tonterías, no te puedes ir en este estado.
-Vine hasta aquí en este estado-replica.
-Bueno, ahora yo te prohíbo marcharte-él levanta su mirada hasta mis ojos, puedo ver en los suyos algo de diversión, pero sobre todo agradecimiento y algo extraño recorre mi propio cuerpo.
-¿Tú me vas a prohibir cosas a mí, gatita?-pregunta con una sonrisa pícara a la cual yo, sin saber muy bien por qué, contesto de igual manera.
-Voy a buscar el botiquín al baño, más te vale estar aquí cuando vuelva o no iré al parque a jugar con Safaa y me da igual de qué manera me amenaces-digo imponiéndome.

Después de que el asienta con la cabeza soltando una risilla ahogada me voy sabiendo que cuando vuelva con el botiquín, él seguirá a ahí. Recorro la poca distancia que hay de mi habitación al cuarto de baño del pasillo, donde está el botiquín, a oscuras y rezando para que no haya nada con lo que tropezarme; cierro la puerta para no despertar a mis padres y enciendo la luz, me hago con el botiquín y agarro un rollo de papel higiénico para que nada se manche de sangre o alcohol.

De vuelta en mi habitación el chico sigue en la misma posición en la que lo dejé. Repito el proceso del baño y enciendo la luz cuando ya la puerta está cerrada.
-Quítate la camisa-le ordeno, y no es hasta que él me mira con burla que me doy cuenta de cómo lo ha interpretado-déjate de tonterías, sabes por qué lo decía.
-Claro…-murmura él con gracia mientras se estira para quitarse la camisa, ese simple movimiento le cuesta como si fuera la mayor de las tareas, así que le ayudo en el proceso. Mi piel, cálida gracias a las sábanas, se achina cuando entra en contacto con la fría piel del moreno y cuando por fin su camisa está fuera, suelto la respiración que había estado conteniendo para volver a cortarse al ver su trabajado y tatuado torso desnudo. Me quedo hechizada apreciando sus tatuajes y reparo por primera vez desde que entró a mi habitación en todos los tatuajes que cubren sus brazos, sobre todo el derecho.
-¿Te gusta lo que ves?-me pregunta sacándome de mis pensamientos. La situación parece divertirle muchísimo, pero más me divertiré yo cuando me toque curarle esa fea herida y llore como una nena, será mi venganza.
-Baja de tu nube, guaperas. Desde que te cure la herida desapareces de mi vida-anuncio poniéndome de rodillas frente a él para tener mejor vista de la herida, y preferiría no haberlo hecho. Es un corte de unos siete centímetros algo profundo, creo que voy a tener que coserle… menos mal que este semestre los profesores se han puesto pesados con la sanidad y nos han dado unas clases teóricas sobre este tipo de cosas, pero la teoría es más fácil que la práctica…

Se hace el silencio mientras le desinfecto la herida con alcohol y agua oxigenada, no para de salir espuma blanca de ella por lo que supongo que con lo que quiera que se lo hayan hecho, estaba asqueroso. El chico no para de morderse el labio o los nudillos para evitar gritar; está echado hacia atrás en mi cama, apoyándose en sus dos manos cuando no se lleva el puño izquierdo a la boca; yo estoy entre sus piernas realmente concentrada en la herida pero no puedo evitar que la gran pregunta me ronde por la mente.
-¿Quién te ha hecho esto?
-¿No puedo habérmelo hecho yo solo?
-Se ve claramente que no, te estoy ayudando ¿no me lo vas a contar?-inquiero sin apartar mi atención de la tarea que estoy haciendo.
Se queda en silencio y me mira fijamente.
-Estarás más segura si no lo sabes-dice finalmente haciendo que mi cabeza se llene de preguntas que deshecho porque sé que no me las va a contestar.
-¿Por qué has venido entonces a mí en busca de ayuda?-pregunto parando de curar el corte y mirándolo. Él simplemente se queda mirándome directamente a los ojos con su oscura mirada penetrándome y llenando mi cuerpo de escalofríos; pasan los segundos y no contesta, así que, me doy por vencida y continúo con lo que estaba haciendo-¿Cómo te llamas?

Sigue con su mirada posada en mí sin mostrar ningún indicio de contestar a mis preguntas, me irrita que haga eso y “sin querer” aprieto más de la cuenta el bote del alcohol, haciendo que un chorro del líquido salga disparado al corte. El moreno sentado en mi cama suelta un aullido que estoy segura que mis padres han logrado escuchar y se queda jadeando; pasados unos segundos abre los ojos, los cuales había cerrado muy fuerte a causa del escozor y su mirada me indica que no le ha hecho gracia, así que, intento contener mi mueca burlona.
-Hija de-no termina ese insulto debido al toque de unos nudillos en mi puerta.  Mis ojos se abren como platos y lo miro asustada, él tampoco parece saber qué hacer-¡Te dije que no chillaras!-susurra.
-Has sido tú el que ha gritado como una niñita-le replico mientras le ayudo a levantarse-escóndete ahí y no hagas ruido-instruyo mientras lo encierro en el baño de mi cuarto. Dejo de susurrar para dirigirme a quién quiera que toque mi puerta-¡ya voy!
-Sky, cariño, ¿qué pasa?-pregunta mi madre cuando abro la puerta poniendo mi mejor cara de dormida.
-Nada mamá, no te preocupes, ha sido solo una pesadilla-y no miento, ese chico es una pesadilla.
-¿Por qué tienes la puerta cerrada? Nunca la cierras para dormir-está más dormida que despierta, pero no se le escapa una.
-Es que anoche me quedé hasta tarde leyendo y no quería molestar a Alex con la luz-invento.
-Muy bien, cielo, vuelve a la cama, es tarde-me da un beso en la frente y se va por el pasillo hasta su habitación, espero a que cierre la puerta de su habitación y con mucha delicadeza cierro también la mía.

Voy hacia la puerta del baño y ahí está el chico, de pie, con la herida sangrándole de nuevo; ¡ya había conseguido que la hemorragia parara!
-¡Te has estado hurgando en la herida!-lo acuso.
-¡Me estaba escociendo y me la he sobado un poco para hacer parar el puto picor!-se defiende sin dejar de susurrar.
-¡Oye relájate, encima de que te ayudo cuando no debería estar haciéndolo!-entro de nuevo a mi habitación.
-De acuerdo, tranquila gatita, ayúdame con esto-pide tranquilamente señalando su herida con cara de dolor.
Lo vuelvo a sentar en mi cama y tras parar la hemorragia de nuevo y terminar de desinfectarla, me dispongo temblorosa a coserla. El chico, del que aún no sé el nombre, ha estado callado todo el rato pero es evidente que nota mi nerviosismo a la hora de empezar a coserle aunque no es tanto lo que hay que hacer; cuando me dispongo a enterrar la aguja por primera vez en la magullada piel para atravesarla hasta el otro extremo su voz ronca por el dolor interrumpe mi concentración.

-Zayn-murmura muy bajito.
-¿Perdona?
-Me llamo Zayn-afirma mirándome fijamente a los ojos como cuando un niño pequeño espera que te tragues su pequeña mentira.
-Si no me quieres decir tu nombre… está bien…supongo. Pero no te inventes uno.
-Es mi nombre, te estoy diciendo la verdad Sky-con solo pronunciar mi nombre hace que mi mente se nuble y deje de pensar en que podría estar mintiéndome, me creo todo lo que me dice.
-De acuerdo… Zayn; esta es la primera vez que hago algo así y estoy algo nerviosa-admito y el suelta un gruñido.
-Me encanta ser tu primera vez, gatita, pero no hay razón para estar nerviosa, yo te guío-dice guiñándome un ojo y yo me sonrojo enseguida.
-¿No piensas en otra cosa o qué?
Zayn no habla más, se queda callado mirándome como animándome a que siga con la cura. Haciendo mi mayor esfuerzo para que no me tiemble el pulso atravieso su piel y lo miro con preocupación cuando, tras dar el primer punto, suspira pesadamente. Sé que le estoy haciendo daño, pero no tengo ninguna pomada anestésica que le pueda poner.
Después de 5 interminables minutos en los que toda mi atención ha estado centrada en el corte que estoy curando, corto el hilo negro y me levanto, noto como me escuece el labio y es cuando me doy cuenta de que he estado mordiéndomelo todo el rato, ahora está hinchado.
-Te pondré una venda para que no tengas los puntos al aire-le indico mientras desenrollo un pedazo de venda del botiquín.

Sobra decir que me siguen temblando las manos y todo el cuerpo cuando enrollo el material blanco alrededor de su abdomen pero no por miedo a hacerlo mal, sino por la cercanía de nuestros cuerpos y el roce de mis manos y brazos con su musculado cuerpo. El chico es guapo, hay que admitirlo y tiene un cuerpo que ya quisiera más de uno…
-¿Has terminado?-pregunta cuando me quedo embobada mirando su pecho desnudo.
-S-Si, listo. Sería mejor que fueras mañana a un médico a que te lo revisara, puedo haberla curado mal y corres el riesgo de que se te vuelva a infectar y sea peor.
-Me fio de ti, gatita; si no, no hubiera recurrido a ti-comenta obvio mientras se pone la camisa, esta vez, con más facilidad.
-Aún no me has dicho por qué has venido precisamente a mi casa, no nos conocemos-digo con la esperanza de que me explique por qué ha pensado en mí para curarlo. Él me mira desde su altura tras ponerse en pie, a escasos centímetros de mí y hace lo que tanto odio que haga, se queda callado. No es hasta que pasa un minuto entero en el que nos perdemos en los ojos del otro, cuando habla sorprendiéndome.
-Creo que ya te has ganado tu colgante, nena-la mención de esa palabra ya no me parece tan repugnante como antes pero en mi cabeza algo me dice que debería parecérmelo y que debería haberlo echado a patadas de mi casa en cuando lo descubrí en mi habitación sin siquiera ayudarle.
Camina hacia la silla de mi escritorio y recoge de allí su cazadora, como no. Se vuelve a acercar a mí y saca de un bolsillo mi colgante; pienso que va a hacer como en esas películas romanticonas que Rita y yo vemos cuando el aburrimiento es extremo y que me va a poner él mismo el colgante, pero lo posa suavemente en mi mano sin dejar de mirar mi reacción.
-Ya era hora-digo simplemente y me doy la vuelta para poder ponérmelo mirándome en el espejo.
Veo cómo mientras me lo pongo él teclea rápidamente algo en su teléfono móvil, pero lo guarda de nuevo en su chaqueta la cual se pone.
-Yo esperaba un “gracias, Zayn” pero veo que a ti te cuesta eso de por favor y gracias-comenta levantando la cabeza para mirarme.
-Me lo robaste, no tengo que darte las gracias por darme algo que ya es mío. En cambio tú sí que deberías darme las gracias ya que no piensas decirme ni cómo te has hecho eso, ni por qué has acudido a mí, ni-me es imposible seguir hablando.

Zayn estampa sus labios salvajemente contra los míos, sosteniendo mi cara con sus manos, agarrando mis mejillas en un beso bruto y lleno de necesidad. No sé por qué me está besando pero me da igual, este chico aparte de infundirme miedo me hace sentir más cosas que sé que quiero averiguar lo que son. No para de mover sus labios a un ritmo frenético y su lengua arremete contra mi boca, concediéndose él mismo el permiso para introducirla. Es un beso con fuerza, que hace que la adrenalina corra rápido por mis venas y que envía calor allí donde no debería enviarlo; yo simplemente me sostengo a los bíceps de Zayn mientras él se niega a soltar mis mejillas y devuelvo el beso con la misma brutalidad, necesidad y pasión con la que lo recibo. Muerde levemente mi labio inferior haciendo la presión suficiente para hacerme soltar un gemido ahogado y rompe el beso, abro mis ojos un segundo antes que él y al hacerlo me guiña un ojo mientras aleja sus manos de mi cara y separa su cara de la mía.
-Gracias-es lo único que dice antes de abrir la ventana y trepar al árbol por donde yo solía escaparme en mi época más rebelde. Me asomo extasiada por el beso, preocupada porque los puntos se le salten en el descenso y sorprendida por su manera repentina de desaparecer-¡putos puntos de los cojones!-lo oigo maldecir cuando toca el suelo.
Se acerca a la farola donde lo vi apoyado esta misma tarde y diviso otra figura allí apoyada; una figura con el pelo azul. Génesis.  Zayn se acerca a ella y se saludan chocando las manos, como la haría si ella fuera un chico, Génesis le dice algo a Zayn y éste se da la vuelta mirando directamente a mi ventana. Me quedo quieta a la espera de que me diga algo pero él solo se despide de mí colocando sus dedos índice y corazón en la frente para después quitarlos, un clásico “hasta la vista”.
Toda esperanza de volverme a dormir esta noche se desvanece en cuanto estoy de vuelta en la cama después de recoger el botiquín, no me puedo dormir, estoy inquieta y algo me ronda la mente.

Zayn.
Y todo lo relacionado con él.
¿Por qué se ha encaprichado de mí? ¿Quién lo ha herido? ¿Por qué estoy más segura si no sé quién lo ha hecho? ¿Por qué ha venido a mí para curarle? ¿No pensaba decirme su nombre? ¿Por qué ha dudado cuándo me lo estaba diciendo? Y lo más importante.

¿Por qué me ha besado?

Por todos los santos!!!!!!!! Jamas me habia gustado tanto una novela desde que leei Quimica Perfecta *o* Chica, sigue inmediatamente esta novela. Es simplemente lamkdamsdljndjcfn   
Mi nombre es Danna. Pero puedes decirme Dana   Estaba totalmente aburrida cuando de repente ¡BUM! Aparecio tu novela. Nose si es sacada de tu hermosa Imaginación o si solo es una adaptación de un libro, pero chica, sigue haciendo lo que haces. Sube mas capitulos!!!!!!    
Nose que mas decir..... ¿Me gusta el pollo? okno XD Siguela porfiiisss!!!!!! Sino me temo que ire a donde coño vivas, te secuestrare, te tendré en el sótano de mi casa (Si siquiera tengo casa  :jejeje: ) Y te obligare a que escribas capítulos. Y la recompensa sera esto:  :pushi: (Oh si mame... ese hermoso trasero) 
Esto:  :filo: (Simplemente perfecto *o*)
Y esto:  :latigo:  (Latigo de Christian Grey e.e) 
SIGUEEEELLLLAAAAAA!!!!!!!

¿Porque me ah besado?  ¿Porque la ah besado?.... Mmmm Buena pregunta, ya que ni conosco al tipo XD 
Tal ves siente un loca y retorcida atracción a ella. No se. O a lo mejor... nose digo yo.... ¡Porque el tipo es un hombre! Osea que pedo (Me encanta esa palabra XD) Obvio que si un hombre tuviera la oportunidad de besar a una chica, lo aria sin dudarlo. Es parte de los impulsos de un hombre. Ademas, ¡La tipa es Rayita! ¿Quien se negaría a besar a rayita? 
También tengo otra teoría, esta es la mas probable. La rayis es parte de otro mundo y sus labios saben a chocolate, y como zayn tenia hambre, nada, la beso. Así de simple. 
SIGUEEEELAAAAA!!!!!

Había conseguido salir de casa sin que mi madre me encasquetara a Alex, hoy le tocaba a ella quedarse con él, y ahora me dirijo al centro comercial donde he quedado con Rita para un día de compras. En verano es lo que más solemos hacer: compras, compras, compras, fiestas y más compras.
Cuando entro al centro comercial diviso a Rita hablando con el chico de la heladería; seguro que hoy conseguimos helados gratis, una pena que finalmente no me haya traído a Alex, le hubiera encantado. Mi amiga me ve y tras guiñarle un ojo al chico y pasarle un papel en el que supongo que ha apuntado su número, viene a mi encuentro.
-¿Ligando?-pregunto a modo de saludo.
-Para no variar-dice simplemente-pero no sabes con quién ligué ayer-dice soltando una risita.
-A ver…
-Harry Styles-anuncia levantando sus cejas repetidamente.
-¿¡Con mi vecino!? ¿En serio?
-Me negarás que está como quiere.
-No, no, si el chico es muy guapo y tiene un cuerpazo pero no sé… es… de ese tipo de gente…
-Lo que a ti te pasa es que estás celosa.
-¿Qué dices?
-No creas que no sé que tienes un interés especial por tu querido acosador-suelta pícara.
-¿De qué estás hablando?-pregunto nerviosa, a ella solo le pedí que investigara su nombre para que me devolviera el collar.
-Despierta Skyler-odio que me llamen por mi nombre completo-te estoy diciendo que me lo monté con tu vecino ayer ¿crees que fuimos a mi casa? Vi salir a un bombón de tu casa a las tres y media de la mañana y por sus pintas puedo apostar a que era el chico de la carta; además de que veo que mágicamente has recuperado tu collar-apunta señalando mi colgante.

Mierda.

-Te lo iba a contar Rita.
-¿De verdad? No me lo creo-dice risueña-te lo hubieras callado para que yo no descubriera que estas coladita por un malote.
-¿Qué más da eso?-exclamo confusa, aunque no es del todo mentira lo que dice, tampoco es del todo cierto.
-Vamos S, me acabas de decir que Harry es “de ese tipo de gente” y es igualito que ese chico que salió ayer de tu casa.
Yo me quedo callada, reflexionando. Es verdad que no quisiera estar con un macarra como él pero no puedo evitar sentirme atraída y después del maravilloso beso de ayer… Cuando me doy cuenta Rita ya no está a mi lado, está dentro de una tienda preguntándole a la chica por un vestido que ha visto en el escaparate; Rita siempre hace lo mismo, entra a preguntar y cuando se da cuenta de que supera el presupuesto que sus padres le tienen establecido me viene con un “tampoco era tan bonito”.

Me siento en un banco a esperarla mientras sigo pensando en él, en Zayn. Levanto mi vista del suelo y veo una cabellera azul, no dudo en ir hacia ella aunque está acompañada por dos chicas más.
-¡Génesis!-llamo su atención y ella me mira frunciendo el ceño, por su expresión creo que ahora mismo lo único que quiere es ahorcarme.
-¿Qué quieres niñita? ¿Tu papi te ha dejado salir sola y te has perdido?
Yo la miro seria sin rebajarme a contestarle y le pregunto lo que realmente quiero saber.
-¿Cómo está Zayn? ¿Está mejor?
Ella abre sus ojos como platos, parece que ha visto un fantasma y luego se le retuerce la expresión, que pasa a una de total confusión.
-¿Quién?-pregunta y yo me siento más que confusa.
¿Cómo puede estar preguntándome quien es Zayn? Se supone que son amigos, estaban juntos en mi fiesta y ella lo fue a buscar anoche a mi casa, lo conoce de sobra; debe estar tomándome el pelo.
-Vamos, Génesis, lo conoces, anoche-ella me corta y no puedo terminar la frase.
-Escucha niñata; no sé de donde cojones has sacado mi nombre, no recuerdo habértelo dicho y te aseguro que no conozco a ningún Zian.
-Zayn-le corrijo yo.
-Como coño sea; deja de preguntar a la gente por ahí por mí, porque lo único que debes saber de mí es que como te vuelvas a cruzar en mi camino no lo cuentas. Si me ves por la calle no me mires, pasa de mí ni te molestes en saludar como si fuéramos amigas porque ni siquiera te conozco ¿lo has captado?
Ella no me da tiempo a reaccionar cuando se da la vuelta y se marcha con sus confusas amigas siguiéndolas.

-¿Quién es esa chica?-le pregunta una.
-¿Y quién es Zayn?-pregunta la otra.
-Yo qué coño sé, estará colocada-responde ella malhumorada.
-Sky-me llama Rita sobresaltándome-¿quiénes son esas chicas? ¿nuevas amigas?
-No, no, esa chica es la que te nombré.
-¿La amiguita del tiarrón?
-Sí-murmuro aun mirando en la dirección por la que se fueron Génesis y sus amigas, sin entender nada-dice que no lo conoce-le cuento a Rita mirándola.
-Pues no me extrañaría, he hablado con unos cuantos conocidos y no me la relacionan con ningún chico.
-¿Cómo?-le pregunto incrédula.
-No, es más, si no lo hubiera visto anoche con mis propios ojos te diría que te lo estás inventando.
-¿¡Me estás llamando loca!?
-Bueno… eras la única que lo había visto hasta anoche.
-¡Alex también lo  vio en el parque después de que tú te marcharas de la cafetería!
-Oh, genial, entonces iré a preguntarle a tu hermano de tres años, apuesto a que tiene muchísimo que contarme.
-Estás actuando como una zorra, Rita-le digo a sabiendas de que no se va a enfadar.
-Porque lo soy, cielo-dice con una sonrisa socarrona que me nos hace reír a las dos- Pero bromas aparte, venga, cuéntame a qué fue a tu casa.
Debato entre contarle la verdad o no y lo cierto es que no quiero mentirle pero tampoco creo que sea adecuado contarle la verdadera razón de su visita, al menos hasta que yo sepa quién lo hirió de esa manera.
-F-Fue a… devolverme el collar-medio miento.
-¿Fue de madrugada a tu casa tan solo a devolverte el collar?-pregunta incrédula, tampoco es que mi respuesta sea una total mentira.
-Pues si-me defiendo, pero mi amiga eleva una perfectamente depilada ceja y me mira acusatoria-bueno y puede… puede que me besara-con eso me dejará tranquila y no hará más preguntas.
-¿¡Te besó!?-chilla atrayendo la atención de la gente que pasa a nuestro lado.
-Shhhh, sí me besó-le digo sonriendo.
-Con razón estabas tú de mejor humor hoy-dice poniendo la voz más aguda sin dejar de sonreír-¿y no pasó nada más?
-Rita-le reprocho-sigo siendo yo.
-Ah sí, Santa Sky-comenta burlándose de mi virginidad. Menos mal que la quiero, porque con amigas como esta…
-¿Qué tal si te callas un ratito y me invitas a comer?-le sugiero.

Rita me lleva a almorzar a un bonito restaurante y ella paga la cuenta a cambio de que le cuente todos los detalles babosos de mi beso con Zayn. La reacción de Génesis al decir su nombre me sorprendió bastante y decido no nombrárselo a mi mejor amiga.
Llego a mi casa y mis padres se están preparando para salir a no sé dónde; lo que sí sé es que mi madre me obliga de nuevo a llevar a Alex al dichoso parque y yo de mala gana hago lo que me dice. Cuando llegamos al parque se me enciende la bombilla, en la última carta que Zayn me dejó decía que me esperaba a las cuatro en el parque. Miro mi reloj: 15:56, justo a tiempo.
-Allí, allí-chilla mi hermano señalándome el tobogán y yo asiento con la cabeza dándole permiso para que corra hasta él.
Esta vez no lo voy a perder de vista, camino hacia la valla que hace de perímetro de la zona de juegos y me apoyo en ella para ver a Alex jugar, como toda una madraza; a los pocos minutos aparece Safaa en mi campo de visión saludando alegre a mi hermano y mi corazón se acelera. Él tiene que estar por aquí.
Miro hacia todas las direcciones esperando encontrar al chico moreno que anoche me robó el sueño, aunque tengo el presentimiento que me lo robará muchas más noches; no lo veo por ningún lado, supongo que la niña habrá venido con su madre o algo por el estilo, así que, regreso mi atención a mi hermano y su nueva amiga algo decepcionada.
-¿Esperas a alguien?-mi piel reacciona antes ese susurro en mi oído y me sonrojo instantáneamente, algo muy impropio de mí.
-Al contrario, rezaba porque no aparecieras-le respondo ocultando mi nerviosismo.
-Repítetelo hasta que te lo creas-me dice apoyándose en la valla a mi lado, mirando hacia el frente, hacia nuestros hermanos.

Nos quedamos unos minutos callados, él es muy misterioso y parece estar encerrado en su mundo ahora mismo, sus ojos no transmiten ninguna expresión igual que el día en el que nos conocimos; mientras que yo estoy demasiado nerviosa y mi timidez me impide empezar una conversación normal con él, así que, voy a lo seguro.
-¿Cómo llevas la herida?-no estoy segura de que me haya escuchado ya que no ha movido ni un músculo de su cuerpo, estoy a punto de repetir la pregunta cuando su ronca voz suena.
-Mejor, tengo una enfermera privada que aparte de sexy sabe lo que hace-esboza una sonrisa pícara de medio lado y a mí se me vuelven a subir los colores.
-Me alegro… ¿sigues sin querer decirme cómo te la hiciste?-pregunto con la esperanza de que confíe un poco en mí.
-Ya te dije que no sería bueno que lo supieras-contesta seco.
-Ya…-es lo único que se me ocurre decir.
Minutos vuelven a pasar en un silencio tenso que pesa como mil camiones y yo, ilusa, intento de nuevo entablar una conversación.
-Esta mañana me he cruzado con Génesis-le comento, y veo como él se tensa al momento-le he preguntado por ti pero ha reaccionado de manera extraña.
No me gusta nada la manera en la que me está mirando, puede que me haya precipitado al pensar que podríamos ser algo así como “amigos”… ¿A quién voy a engañar? Después del beso todo lo que se refiere a este chico se ha vuelto un enigma para mí, uno que quiero resolver. Me intimida cuando se incorpora al separarse de la pequeña valla y su mirada es más oscura ahora, gesto que he aprendido que sucede cuando se enfada o algo no le gusta.
-No me digas-sisea-¿Cómo sabes tú de Génesis?-pregunta sin apartar su furiosa mirada de mí.
-Oí su nombre cuando la te dirigías a ella en mi casa…
-¿Ahora te dedicas a escuchar conversaciones ajenas?-se le ve algo estresado desde que he nombrado a la peli-azul.
-¡Era mi casa! ¡Estabais los dos en mi casa!-me defiendo con lo obvio.
-Una cosa no quita la otra-me responde seco mirándome con desprecio. No entiendo qué he hecho mal ahora.
-Oye ¿qué carajo está pasando? ¿Por qué tu supuesta amiga actúa como si no te conociera? ¿Por qué llegas a mi casa desangrándote pero no puedo saber nada al respecto? ¿Por qué me besaste?-estallo furiosa-¿¡Quieres volverme loca o qué!? ¡Porque lo estás consiguiendo!
-¿Has terminado ya?-pregunta impasible, yo solo me quedo mirándolo-no me busques más-finaliza para ir hacia su hermana y llevársela de allí a rastras.
-¡Eres tú el que me busca a mí! ¡Tú el que entra en mi casa porque le apetece y sin una razón obvia! ¡Eres tú el que va de madrugada a pedirme ayuda sin ninguna explicación!-le grito al borde de las lágrimas cuando aún lo visualizo mientras se marcha.

Hace casi un mes que no sé nada de él.

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Se me ha quedado algo corto el capítulo, pero así mejor, las dejo con la miel en los labios jejejeje
Bueno en vista de que las preguntas del capítulo anterior solo las respondió lucy99messer, pues a ella va dedicado el capítulo   
Suben las visitas pero no me comentan mucho :sad:  y me gustaría saber si les va gustando o no la novela y no sé, que me digan sus conclusiones o qué creen que pasará en el siguiente capítulo, así que, pido 4 comentarios y subo el siguiente capítulo  :fiu: 
Besitoooos  :(L): 

SIIGUEEELAAAAA!!!! Que cojones pasa?! Primero las genesis esa se comporta como un aidiota, y luego zayn como un maldito??? Que coño!
Perdona lo grosero :3
No entiedo nada de nada, asi que porfis siguelaaaaa!!!!! No soporto leer algo sin entenderlo, pero lo peor es que no puedo dejar de leerlo! Siguela porfavooorrr!!!

Ni una carta más, ya no hay tinta negra ni sobres blancos, no hay miradas oscuras ni heridas sangrantes, y lo peor de todo… no queda rastro de sus labios en los míos, no recuerdo el sabor, no soy capaz de recrear la agresividad de su beso pero no soy capaz de echarlo de mi cabeza. Ya ha pasado un mes desde la última vez que nos vimos, un mes desde aquella tarde en el parque, cuando le presione en busca de respuestas y él simplemente huyó.

¿Me precipité? ¿Quise saber demasiado? Ya me advirtió que estaría más segura si me quedaba al margen ¿pero al margen de qué? Dijo que me quería alrededor, pero ahora es él el que no está cerca.
Un mes en el que no ha habido noche en la que él no fuera el protagonista de mis sueños, él o simplemente sus oscuros e impenetrables ojos. Por estúpido y desesperado que parezca, siento un vacío en mí y sé que es a causa de su ausencia; Rita dice que me quedó mirando a la nada con mucha frecuencia y mis padres me preguntan que a qué viene tanta insistencia en llevar yo misma al parque a Alex, yo me refugio en la excusa de que ahora que es verano debo aprovechar mi tiempo con él. La verdad es que en secreto acaricio la esperanza de verlo aparecer con Safaa por ahí y me sonría, con esa sonrisa de rompe-bragas que tiene.

Es una de esas mañanas en las que me aburro profundamente en mi casa, me apetece hacer ejercicio para aliviar tensiones y escapar por un momento del torbellino en el que yo misma me he metido y me he cansado de estar pensando las veinticuatro horas del día en un chico con el que solo hablé durante tres días y no en las mejores condiciones, así que, me visto con una camisa cruzada en la espalda, un short de deporte y me ato las deportivas, con mi iPod enganchado en mi brazo y Judas martilleándome en los oídos bajo hasta la planta baja, cuando abro la puerta mi padre se asoma por la cocina, le digo adiós con la mano y salgo.
Corro pensando en la canción, en lo mal que Judas trata a Lady Gaga y a pesar de eso ella lo sigue amando y se queda con él; si estuviéramos en el instituto analizaríamos la canción hasta la saciedad y coincidiríamos en que la historia acabara con violencia de género pero no estoy en el instituto e intento comprender lo que Lady Gaga siente. Judas es peligroso, no le conviene, le da mala fama a ella misma pero le da igual, sigue a su lado, porque lo quiere e ignora que para nadie sea un secreto que es un traidor… ¿existe un amor así? Un amor que te haga cerrar las escuchas a lo que el mundo diga y centrarte en la otra persona; que Judas para Gaga sea tan especial y tan necesario que pase de Jesús, como ella bien dice en la canción, y se mantenga pegada a él…

Se supone que salí a despejarme y he acabado filosofando yo sola; sigo corriendo sin rumbo fijo hasta que mis gemelos me piden a gritos un descanso, me paro en una pequeña fuente que no reconozco y me siento en ella. Miro hacia todos los lados cuando apago el iPod y me quito los auriculares pero nada me es familiar, no he estado prestando atención al camino pero creo que sé cómo llegar a casa; me acerco a una pequeña tienda a comprar una botella de agua y reparo en que este barrio no se parece en nada a el mío, es frío a la vista y no se ve a nadie en la calle, da la sensación de que está abandonado pero hay pequeños detalles que indican lo contrario; las casas no son para nada como en Oaktree, una casa de las de aquí es más o menos del tamaño de mi salón…
Entro en la tienda y un escalofrío me recorre pero no es de esos que sentía cuando Zayn estaba cerca, es un escalofrío que me pone en alerta. Ya he pensado de nuevo en Zayn… El dependiente de la tienda tiene unos ojos azules como agua helada que me enfrían la sangre al momento, la piel de sus brazos a penas se ven debido a los numerosos tatuajes que los cubren, éstos serpentean por su cuerpo hasta llegar a su cuello y el principio de la cara, tiene perforaciones en ambas cejas y en las orejas, me mira ceñudo y dudo que sea agradable pero me muero de sed y es la única tienda que he visto por la plazoleta. Trastabillo al dar un paso hacia el mostrador y tartamudeo cuando pretendo sonar confiada y segura, para que no huela mi miedo.
-U-una b-botella de agua, por favor.

Recibo una mirada lasciva por parte del hombre al otro lado del mostrador, que me mira de arriba abajo; ese simple gesto me repugna y hace que se me encojan las entrañas, quiero salir de aquí, necesito salir de aquí. Me tiende la botella con sus sucias manos y con un movimiento de cabeza me indica un cartel en el que pone el precio del agua, algo cara para mi gusto, saco el dinero que aparte del iPod es lo único que he traído y me maldigo por ser tan tonta de dejarme el móvil atrás, pero mi intención inicial no era adentrarme en los suburbios de la ciudad.
Recojo la botella tras pagarle y me doy la vuelta para irme cuando noto una gran y callosa mano en el hombre, cierro los ojos y pido ayuda al cielo antes de darme la vuelta y encararlo.
-¿Ya te vas, bonita?-habla por primera vez el dependiente.
-Sí-contesto simple y dirijo una mirada a su mano para ver si entiende que quiero que la quite de ahí, pero no la mueve ni un centímetro.
-¿Por qué no te quedas un rato más? Estoy muy solo aquí-envía una mirada lujuriosa a mi escote y me siento asqueada, quiero que deje de tocarme y tengo que salir de aquí ya o esto se va a poner feo.
-Tengo prisa-contesto sin más y le doy la espalda, sacudiéndome su repugnante mano de encima, para intentar avanzar hacia la puerta pero una vez más es imposible, él vuelve a retenerme, esta vez acorralándome en la pared y cerniendo su cuerpo sobre el mío.

Él tío me saca como dos cabezas sin hablar de que me oculta totalmente porque es muchísimo más ancho que yo, su espalda es enorme y no tiene nada que ver con las espaldas de los nadadores teniendo en cuenta el físico general del tatuado, que es más bien… gordo.
-Pues yo creo que sí que te vas a quedar un rato-suena a amenaza y su aliento que apesta a cerveza penetra por mis fosas nasales, empiezo a tener miedo ya que me mantiene apresada contra la pared con ayuda de su cuerpo y manos.
No sé cómo he hecho para no echarme a llorar ya pero lo agradezco, eso hubiera sido peor, ya se habría aprovechado de mí si fuera el caso. Mantengo la compostura aunque estoy con los nervios a flor de piel, temblando violentamente y sé que él lo puede notar, no pienso en otra cosa que no sea desplazarme hacia la derecha; me tiene empotrada contra la pared entre la puerta y el mostrador, un pequeño espacio que jamás pensé que fuera tan peligroso. Cuando me quiero dar cuenta su mano ya está apretando una de mis nalgas y se me abren los ojos como platos, giro la cabeza y miro hacia la calle a través de la puerta abierta, no pasa nadie por la plaza ¿me va a violar? ¿No va a pasar nadie por esa maldita calle? ¿Se lo voy a poner tan fácil?

Los ojos se me empiezan a aguar pero retengo con todas mis fuerzas las lágrimas, me sacudo en un vano intento de que me quite sus sucias manos de encima pero es, obviamente, más fuerte que yo. Intento gritar y cuando mis cuerdas vocales vibran por primera vez su manaza se posa sobre mi boca pero yo sacudo la cabeza y como último recurso le muerdo la mano.
-¡Suéltame, gilipollas!-le chillo en la cara.
-Estate quieta pequeña zorra-me grita devuelta él propinándome una bofetada que me hace emitir un pequeño aullido.
Esa es la gota que colma el vaso, lo único que se me pasa por la cabeza son todas aquellas noticias que narran como a chicas jóvenes se les arruina la vida al ser víctimas de una violación, y no seré una de ellas, así que, levanto mi rodilla con toda la fuerza con la que soy capaz de hacerlo y consigo librarme de él dándole donde más le duele.

Huyo por la puerta y corro manteniendo mi mirada en la tienda cuando de repente choco con alguien; no por Dios, otro viejo verde no. Tengo la mejilla dolorida y estoy a punto de estallar en llanto por el miedo que he pasado y estoy sintiendo ahora mismo; elevo mi mirada lentamente con miedo de a quién me pueda encontrar pero todo mi malestar desaparece cuando lo hago.
Él abre los ojos por la sorpresa y al igual que yo, pero miro hacia atrás de nuevo en busca de mi agresor, que no ha perdido el tiempo y se encuentra demasiado cerca de nosotros; tengo la necesidad de aferrarme a mi salvador en busca de protección, una protección que sé que solo me puede dar él; sin embargo, no lo hago ya que veo que el tipo de la tienda aminora el paso manteniendo la furia en sus ojos pero intentando disimularla y creo que es debido a la presencia de mi acompañante. Entonces un pensamiento de lo más masoquista me sacude la mente ¿será él capaz de intentar hacerme lo que el otro tipo pretendía? Elimino el pensamiento y encaro al moreno, que ha aparecido en el mejor momento posible, cuando el tatuado está a solo dos pasos de nosotros.
-¡Za…-no puedo terminar de decir su nombre porque me sorprende elevando mi mentón con su mano y haciendo contacto entre mis labios y los suyos. Un pequeño pico de menos de un segundo que me deja sin habla.
-¿Qué haces por aquí, gatita?-pregunta pasando su brazo izquierdo por encima de mis hombros y apegándome a él, el roce hace que me estremezca ante el recuerdo de las manos que hace unos minutos me tenían presa-¿no tuviste suficiente anoche y has venido a por más?-pregunta juguetón. Ahora sí que me he perdido…
-Cuánto tiempo-murmura el dependiente mirando como Zayn me atrae hacia él.
-Bruce, sí hacía mucho que no venía a visitarte ¿cómo va el negocio?-le pregunta tranquilo.
-Bien, bien… ¿Esta es tu chica?-cuestiona el otro con más curiosidad de la que me gustaría.
-Algo así… ya me entiendes-le comenta cómplice bajando su mano hasta mi cintura-Así que ni se te ocurra echarle el ojo-le advierte él algo más tenso.
-Eres un cabrón con suerte, J-murmura antes de darse la vuelta y regresar a la sombría tienda.

Zayn no deshace su agarre, cosa que agradezco, mientras me dirige a Dios sabe dónde. Sin embargo, tengo una confianza ciega en él que no sé de donde sale pero me puede llevar a donde él quiera que no lo voy a cuestionar, sé que estaré segura.
Caminamos en silencio y esta vez no pienso romperlo, la última vez que lo hice él desapareció y no me quiero arriesgar a eso estando aún en este barrio de mala muerte, caminamos dos calles arriba hasta que diviso una moto negra aparcada en la esquina más próxima a nosotros. Aún en silencio el abre el sillón de la moto y me pasa un casco, el único que hay.
-¿Y tú?-es lo único que digo, y lo hago porque me parece mal que él no vaya a llevar casco.
-No creo que mi muerte sea una pérdida tan grande como la tuya-responde seco sin mirarme a la cara, pero sé que no es lo que piensa, tiene una hermana pequeña y supongo que unos padres.
Ignoro su comentario y me niego a insistirle, él sube primero a la moto y yo me monto detrás de él.
-¿A dónde me agarro?-le pregunto miedosa.
-No me arrugues la chaqueta-es la única instrucción que me da antes de acelerar como un loco.
Teniendo en cuenta esa última frase meto mis manos por debajo de su querida chaqueta y me aferro a su cuerpo, noto sus abdominales y lo tenso que está ahora mismo y me pregunte si yo seré la causante. Recuerdos de la noche en la que apareció malherido en mi casa me asaltan, y entre ellos las imágenes de él sin camisa, de su escultural cuerpo digno de un atleta.
Avanza entre el escaso tráfico al salir del barrio donde nos encontramos y después de unos minutos de viaje frena en seco en una zona bastante conocida para mí: el parque.

-Baja-espeta malhumorado.
Le hago caso maldiciendo en mi interior, ¡hace unos minutos me estaba besando! Le devuelvo el casco de mala manera murmurando un “gracias” y me dirijo hacia el parque cuando noto como la tensión y el miedo que pasé en la tienda se desprenden de mi cuerpo y suben hasta mis ojos en forma de agua. Me niego a que me vea llorar.
Como una niña pequeña me alejo enfurruñada de él y de su moto mientras dejo brotar un par de lágrimas. No más hasta que esté fuera de su alcance. Me adentro en el espacio del parque y me siento en el banco donde me suelo poner cuando traigo a Alex, delante de la zona de juegos; nada más tocar la pulida madera del asiento rompo en un llanto desesperado que me produce hipidos, imagino como debe verse mi cara ahora mismo, arrugada y roja, todo un show. Lloro y lloro desconsolada abrazando mis rodillas tras subir los pies al banco, hundo mi cabeza entre ellas y me abandono en los sollozos; jamás había pasado tanto miedo y jamás había llorado tanto, me encuentro en un estado de llanto histérico y desconsolado que curiosamente me hace sentir bien mientras pienso que es mejor estar aquí llorando que entre los brazos de aquel sucio tipo el cual quiero olvidar. Lloro de miedo y de alivio a la vez, lloro de impotencia y lloro al recordar la alegría que sentí al ver a Zayn. Entonces una voz ya bastante conocida interrumpe mi momento de alivio.

-¿No piensas parar de llorar?-pregunta estúpidamente, doy un respingo pero no le contesto, lo miro y vuelvo a llorar-venga, deja de llorar, ¿qué es lo que te pasa? ¿Es porque no me puse casco?
-¿De verdad crees que lloro porque no te pusiste el casco?-le pregunto incrédula.
-¡Joder!-exclama él sentándose a mi lado, y su cercanía me sienta también que tengo ganas de volver a llorar sabiendo que estoy a salvo-solo intentaba que sonrieras, pero a la mierda ya, dime qué coño te pasa-suelta algo ofendido y yo sonrío abiertamente.
-Has dicho palabras realmente bonitas-le digo con ironía.
-¿Así que te hacen sonreír las palabrotas y cuando intento decir algo amable me cortas el rollo?-pregunta más molesto centrando toda su atención en mí.
Yo me quedo mirándolo sin parar de sonreír, ahora no desprende el aura escalofriante que un principio me trasmitía, ahora me hace gracia cuando se cabrea sin razón.
-Me haces sonreír tú-declaro.
A él parece cogerlo por sorpresa porque su expresión cambia, sus ojos se abren más de la cuenta una milésima de segundo pero vuelve a la normalidad, intuyo un pequeño sonrojo en sus mejillas y no me puedo creer que lo haya hecho sonrojar.
-Cómo no me vas a decir por qué lloras-dice cambiando de actitud mientras se levanta del banco-creo que yo me voy yendo. Como siempre, un placer verte, gatita.
Yo lo agarro rápidamente de la chaqueta estirándome hacia adelante desesperada, aunque es plena mañana y ya estoy de vuelta en mi barrio no me quiero quedar sola.
-¡No! Te lo cuento pero no te vayas-le suplico-no me dejes sola Zayn.
Y al parecer él ve el temor en mis ojos porque su frente se arruga y sus cejas se juntan en una mueca de preocupación a la vez que vuelve a tomar asiento junto a mí.
-Soy todo oídos-dice él con una mueca arrogante girando sobre sí mismo para quedar cara a cara conmigo que también estoy girada hacia él.
-Me aburría en casa, y decidí salir a correr un poco para-para sacarte de mi cabeza-para correr… Me puse a escuchar música y cuando quise darme cuenta estaba junto a la fuente donde me topé contigo-Zayn asiente escuchando mi relato-no traje agua y fui a la tienda de la plaza…
Mi voz se apaga y no tengo más remedio que bajar mi mirada para intentar tragarme las lágrimas.
-Venga-me anima él en un susurro cogiendo mi mano. Yo miro la unión de ambas y prosigo.
-El hombre de la tienda intentó… bueno, ya sabes…-confieso sin mirarle a los ojos.
Zayn se tensa, lo noto en el agarre de su mano y es entonces cuando lo miro, su mirada es más oscura de lo habitual y me vuelvo a sentir intimidada a su lado.
-¿¡Bruce intentó violarte!?-exclama.
Yo solo asiento y esta vez no retengo las lágrimas, que corren libres por mis mejillas.
-Si no hubieras llegado no sé…-pero no acabo la frase, el nudo en mi garganta no me lo permite.
Zayn jala de mí y me envuelve en sus brazos, su perfume es lo único que percibo en ese momento, es una mezcla de chocolate y su propio olor corporal. Lloro un rato en sus brazos mientras me acaricia el pelo pero él tampoco dice nada, los dos estamos sumidos en un silencio algo tenso.
-La verdad es que yendo vestida así… pides a gritos que se te lancen encima-comenta.
Me separo de él con una sonrisa y le doy un golpe en el brazo, él se lo soba mirándome y murmura un “ay” que hace que ría.

-Zayn-llamo su atención en tono bajo de voz-¿por qué no te he visto en un mes?
No le quiero a preguntar a bocajarro por qué ha estado huyendo de mí, prefiero decir lo que pienso con otras palabras y que no suene tan brusco.
-Porque no he querido que me vieras-contesta ufano-el que lleva los pantalones en esta relación soy yo, gatita.
Yo abro mi boca en un gesto de incredulidad y cuando él ríe yo también lo hago.
-¿Esto es una relación?-le pregunto señalándonos.
-Cuando compruebe lo buena que eres en la cama te lo diré-se levanta sin dejarme contestar y camina hacia la salida del parque dejándome sonrojada en el banco.
Su paso lento me indica que está esperando que lo siga, por lo que no pierdo tiempo en levantarme e ir hacia él.
-Oye…
-Dime.
-¿Vas a volver a desaparecer?-de verdad quiero saber la respuesta, quiero que me diga que no.
-Ya te dije que me gusta tenerte alrededor-me recuerda esbozando una pícara sonrisa de medio lado.
-¿Y… puedo hacerte una pregunta sin que desaparezcas?-pregunto azorada caminando a su lado.
Él me mira con mala cara pero rápidamente se apiada de mí soltando un suspiro.
-Solo una, no quiero volver a repetirte que es mejor que no te metas en mis cosas-condiciona.
La verdad es que anhelo meterme en sus cosas, tengo la necesidad de conocerlo mejor, de saberlo todo de él, pero para Zayn eso es solo un estorbo.
-¿Por qué ese tipo… Bruce, te llamó J?

El chico se tensa de nuevo, sus músculos se presentan rígidos y parece pensarse la respuesta.
-Se habrá confundido, hace mucho que no paso por ahí.
-¿Vives ahí?
-Te he dicho que solo una pregunta.
-No es justo-reprocho.
-De acuerdo, por cada pregunta que hagas te tienes que quitar una prenda-propone orgulloso de su idea sonriendo, mirándome de arriba abajo.
-¡No voy a hacer eso!-le digo divertida.
-Ves, ahora si no preguntas es porque no quieres-dice en mí mismo tono.
Me quedo mirándolo, pensando cómo pude sentir tanto miedo de él cuando lo conocí hace un mes y echarlo tanto de menos en todo este tiempo, para ahora sentirme más segura con él que en cualquier otro lado o con cualquier otra persona.
Llegamos a su moto y yo me preparo para la despedida pero él se me adelanta.
-¿Quieres que te lleve a casa?-me  ofrece algo nervioso.
-Claro-respondo sin dudar.

No han pasado ni cinco minutos cuando estamos en la puerta de mi casa, es la una y media y apuesto a que mi madre está preocupadísima preguntándose dónde me he metido y maldiciéndome por no haberme llevado el móvil.
-Muchas gracias… por todo-le digo cuando le devuelvo el casco.
-De nada, gatita-me guiña un ojo.
Miro nerviosa a la ventana del salón y luego a la de la cocina por si mi padre está asomado por alguna de ellas.
-No quiero ser grosera, pero será mejor que te vayas Zayn…
-¿No soy lo suficientemente rico y estirado para que nos vean juntos?-me ataca poniéndose a la defensiva pero su ataque no vale nada porque yo me echo a reír-¿qué?
-No es por eso-le digo con ternura-es para que mis padres no me interroguen sobre ti… no sabría que decirles, no te conozco-añado lanzándole una pequeña indirecta aunque creo que se molestará y se marchará de mi casa enseguida.
-Podemos conocernos mejor-dice sensualmente acercándose a mí tras bajarse de la moto y agarrando mi cintura.
-No me refiero a eso-digo apartándolo.
-Querrás conocerme de esa manera también gatita, te lo aseguro.
-Claro-mi ironía es obvia-ya nos veremos Zayn.
-Hasta otra Sky.
Entro en casa realmente extasiada, demasiadas emociones en solo unas horas; por suerte mis padres no han visto a mi acompañante y solo se extrañan de mi tardanza pero me los quito de encima con una excusa rápida, subo a mi habitación corriendo y me asomo a la ventana. Ahí está, apoyado en su moto mirándome.
-¿Te veré mañana?-le pregunto esperanzada de volver a retomar la situación en la que nos encontrábamos hace un mes.
Recibo como respuesta una sonrisa lobuna antes de que se monte en su moto y se vaya calle arriba, mientras lo veo alejarse mi móvil suena. Tengo 16 mensajes de Rita y todos dicen lo mismo.

¡¡¡Fiesta el sábado en casa de Harry, y tú y yo iremos pequeña puta!!! :P