Love Never Felt So Scary [Zayn & Sky]

Nombre: Love Never Felt So Scary
Autor: Jade  (yo)
Adaptación: no, todo de mi cabecita
Género: Romance, puede que partes hot y algo de suspense
Otras páginas: sí, wattpad
Advertencias: contiene vocabulario y escenas algo subidas de tono.
Otras novelas: One Love y You Can Bet We'll Be Together Someday



-¿Tienes miedo?-me preguntó, y no supe que contestar, a su lado me sentía querida y por extraño que parezca, protegida.
 Cuando conocí a Zayn mi primer impulso fue correr, correr lejos de él, alejarme lo más rápido que mis piernas me permitieran; pero ahora la única dirección en la que quiero correr es hacia él. A pesar de lo que digan mis amigas, a pesar de lo que opinen mis padres, yo sé que él se preocupa por mí. No somos perfectos, somos humanos y Zayn me quiere.
Zayn Malik me quiere... a su manera.

Holuuu.
Primera lectoraa no se porque tengo la sensación de que Zayn va a ser como un asesino ezquisofrenico (? Exagere jajaja. Pero buah sea como sea me ha fascinado la idea. Siguela pronto. Besos

Holaa me encanto la nove tenes que seguirlaaaaa!
Besoos(?

nuevaaa lectora!!!!!!!! siguela me intriga mucha :)

-¿¡Rita, quién es toda esta gente!?-le pregunto al ver que gente desconocida sigue entrando a mi casa.
-¡Amigos!-me grita por encima de la música.
-¿Amigos de quién? Yo no los conozco.
-Amigos de…eh… ¡amigos!-está totalmente borracha.
Mi casa es un desastre, se suponía que debía ser una pequeña fiesta sin importancia con unos cuantos amigos pero son las cinco de la mañana, me extraña que mis estirados vecinos no se hayan quejado de la música y la gente aún sigue llegando.
-¡Oye tú, bájate de la mesa!-le grito a un chico que baila descontrolado sobre la cara mesa de madera de roble de mi madre-¡y tú, vuelve a ponerte la camisa!-será zorra…-Rita, creo que es hora de que me ayudes a echar a esta gente… ¿Rita?-mi borracha amiga ha desaparecido de mi lado…estoy sola entre toda esta gente desconocida…

Voy a la cocina y comienzo a desalojarla, los chicos y las chicas están pegados a las botellas de alcohol; yo he bebido un par de copas pero aún estoy en mis cinco sentidos. Cada vez que consigo sacar a una persona de la cocina entran tres más, esto es inútil… ¡la música! Se me ocurre apagar el equipo de música, eso hará que la fiesta decaiga y con suerte, que se vayan. Qué bajo he caído para intentar sabotear mi propia fiesta, pero teniendo en cuenta que mis padres volverán en escasas cinco horas… más vale que me dé prisa, dudo mucho que nadie se quiera quedar a recoger. Debo cruzar el abarrotado salón y abrirme paso entre los sudorosos y borrachos cuerpos adolescentes que inundan mi casa ¡qué horror! ¿Y dónde está Rita? Con suerte conozco a 20 personas y diría que aquí hay al menos 60; es lo que tiene vivir en una casa tan grande, que cabe muchísima gente. Me muevo entre la gente intentando llegar al otro lado del salón, todo va bien hasta que me choco con alguien que no me deja avanzar.

-¡Ey, mira por dónde vas!-me dice la chica con la que me he chocado. Es algo más alta que yo y tiene el pelo largo, ondulado y azul; viste una blusa gris escotada, pantalones negros ajustados y una cazadora negra.

Tiene una pinta amenazante, parece salida de la cárcel, pero esta es mi casa y no me debo dejar intimidar; además, ¿quién carajos es? Porque no la había visto en mi vida.
-¡Mira por dónde vas tú, esta es mi casa!-le digo en un arrebato de valentía pero al ver cómo cambia la expresión de su rostro sé que no debí decirle nada.
-Mira nenita, me importa una mierda de quién es esta casa, solo te digo que tengas cuidado por donde vas. Y procura no volver a chocarte conmigo-me amenaza. ¡Me amenaza! ¡En mi propia casa!
-Pues...
-HOOOOLAAAAAA-Rita aparece a nuestro lado con dos copas en cada mano ¿cómo es capaz de agarrarlas?-¿haciendo amigos?-me pregunta. Pues la verdad es que iba a decirle de todo menos bonita a la teñida esa ¿de qué va?
-Sí… algo así-le digo sin dejar de mirar a la tipa, tiene una mirada oscura, da miedo.
Rita se gira hacia la peli-azul y abre mucho los ojos mirándola de arriba abajo, no es el tipo de persona con el que Rita y yo nos solemos juntar. Mi amiga relaja la expresión asombrada de su cara y le sonríe.
-Hola, soy Rita ¿Tú eres…?
-No te importa-contesta la otra, se da la vuelta y desaparece entre la gente de la fiesta. Genial, no podré estar tranquila sabiendo que gente como ella está en mi casa.
-¡Qué simpática!-suelta Rita y estalla en carcajadas. Borracha escandalosa…
-Rita, Rita-la llamo para que me mire y le quito todas las copas de la mano-hay que sacar a esta gente de casa.
-¿Por qué? ¿Y por qué me quitas las copas?-dice a punto de llorar, odio cuando se emborracha, debo tener mucha paciencia con ella.
-Mis padres van a volver, y tengo que tener la casa recogida. ¿No crees que ya has bebido suficiente por hoy?-ella me mira inocente y yo pienso una manera de convencerla-mira, si me ayudas, te dejaré beber una copa más.
-¡Dos!-negocia ella.
-De acuerdo, que sean dos-no la voy a dejar beber más.

Nos ponemos en marcha; Rita va hacia el piso de arriba, prefiero no saber quién o qué están haciendo ahí arriba, y yo apago la música haciendo que todos me miren con mala cara.
-¡Se acabó la fiesta, cada uno a su casa!-les informo y en seguida comienzan los murmullos de quejas-¡Chicos en serio, lárguense!
-¡No nos vamos a ir, rica! Vuelve a encender la música-me dice una voz masculina desde el fondo del salón.
-He dicho que no, fuera-muchos de los asistentes al ver que no vuelvo a encender la música comienzan a irse y yo sonrío victoriosa. Me dirijo a la cocina mientras el salón se va vaciando y empiezo a tirar las botellas de alcohol, las abiertas y las cerradas, mis padres me matan como encuentren alguna; las personas que aún están en la cocina me miran mal-la fiesta se ha acabado chicos, vuelvan a casa-les digo.

Estoy tirando los vasos vacíos que hay repartidos por toda la cocina cuando la estruendosa música vuelve a sonar ¿pero qué…? Vuelvo a salón y observo que la gente que se había ido ha vuelto ¿Quién es el gracioso que ha encendido la música? La respuesta no tarda en llegar cuando mi mirada se posa en la cabeza azulada al lado del equipo de música, voy hacia ella sin pensármelo.
-¡Pero bueno! ¿Tú de qué vas?-le grito y ella me mira.
-Me gustan las fiestas con música-contesta encogiéndose de hombros.
-Esta fiesta ya se ha acabado-respondo furiosa.
-No, no se ha acabado-sentencia.
-¿Tú quién coño te crees?-no la aguanto más. Si mi madre me oyera me lavaría la boca con jabón para que “aprendiera a hablar bien”; pero mi madre no está aquí, es por eso que he montado esta estúpida fiesta.
-¿Perdona?-dice chula acercándose a mí, pero esta vez no me acobardo.
-He dicho que quién coño te crees. Esta es mi casa, es mi fiesta, y si yo digo que se acabó es que se acabó ¿qué parte es la que no entiendes?

Rezo porque Rita aparezca pronto y me salve; de las dos ella es la más… poligonera, y por tanto la más capaz de lidiar con esta gente. Como caída del cielo, Rita aparece bajando las escaleras seguida de unas cuantas chicas y chicos que a saber lo que estaban haciendo allí arriba; un chico en especial llama mi atención, haciendo que me olvide de la tiparraca que tengo enfrente. Es alto, mucho, su piel es morena, tiene barba de tres días y su pelo es corto y oscuro, como sus ojos; ojos que cuando se clavan en mí me susurran oscuras y peligrosas promesas, no quiero saber que promesas son, quiero que se vaya de mi casa. Un miedo horrible me embarga y un escalofrío recorre mi columna ¿qué hace un tipo así en mi casa? ¿Quién lo ha dejado entrar? No sé qué me pasa pero quiero que se vaya y quiero que lo haga ya, sobre todo quiero que deje de mirarme, entro en pánico y desvío mi mirada hacia Rita quien se acerca a mí.

-¿Ocurre algo?-interviene ella colocándose entre la chica que odio y yo.
-A tu amiga le gusta jugar con fuego-contesta ésta.
-Génesis, no seas mala, deja de molestar a la niña de papi-habla el chico que me produce escalofríos con sorna, y se acerca a nosotras subiéndose la bragueta de sus vaqueros. << ¡Ha estado haciendo guarradas en alguno de los cuartos de arriba!>> pienso asqueada y horrorizada. La tal Génesis suelta una risita.
-Me quería cortar la fiesta, y no me llames Génesis-explica despreocupada.
-Oh no, seguro que esa no era su intención ¿verdad?-me pregunta, yo estoy paralizada, estos dos juntos emiten un aura que no me gusta nada; los dos van vestidos de negro y solo les falta un cartel luminoso en la cabeza que diga “PELIGRO”. Los quiero fuera de mi casa.
-La verdad es que ya va siendo hora de acabar la fiesta-Rita me salva de tener que enfrentarme al chico misterioso.
-¿Tan pronto?-dice él haciéndose el inocente-la fiesta está aún por comenzar-añade con su oscura mirada clavada en mí.
-No, la fiesta acaba de terminar le guste a quien le guste. Ni siquiera sé que hacen ustedes dos aquí, no los conozco, así que encima no exijan quedarse más tiempo, ¡largo de mi casa!-exclamo, y me dirijo a la cocina para terminar de recoger pero no salgo corriendo como me gustaría, camino con normalidad para no hacer de mi miedo algo evidente.

Cuando me veo en la cocina a salvo de esos dos, respiro aliviada y mi cuerpo se relaja notablemente, la verdad es que el chico es guapo, muy guapo, pero se nota a leguas que no es alguien en quien se pueda confiar, cinco minutos con él y apuesto a que habré arriesgado mi vida al menos diez veces, eso es lo que transmite.
Me centro en recoger la cocina, y eso estoy haciendo cuando noto a alguien a mi espalda, al girarme quise que la tierra me tragara en ese mismo instante.

-¿Qué haces aquí? ¿No te he dicho ya a ti y a tu amiguita que se largaran a sus casas de una buena vez?-lo encaro.
-Shh, shh, shh, tranquila gatita-dice acercándose a mí con una sonrisa burlona en su siniestra y atractiva cara.
-No me llames gatita, amago de pandillero-no sé qué estoy diciendo, creo que este tío es capaz de matarme si le sigo tocando las narices.
-¿Pandillero?-repite acercándose a mí, yo he ido retrocediendo y ahora me encuentro acorralada entre él y la pared junto  a la nevera, solo puedo escapar por mi derecha pero él apoya su brazo izquierdo en la pared justo al lado de mi cabeza y mientras con su pulgar derecho acaricia mi labio inferior dice-ya verás que soy mucho más que eso.
Lo que me acaba de decir me suena a amenaza y empiezo a temblar, no quiero que esté tan cerca.
-Quítate de encima bestia, y sal de mi casa ahora-le ordeno entre dientes.
-“Bestia”-repite de nuevo-eso sí que me lo habían dicho antes, sobre todo por las mañanas, cuando apenas se pueden levantar de la cama-añade con una sonrisa cínica que me hiela la sangre.

Se queda en la misma posición sin dejar de mirarme, por un segundo sus ojos se centran en mis labios y temo que se atreva a besarme pero me sorprendo a mí misma pensando en cómo será besarlo. Tiene toda la pinta de que sería un beso salvaje sin consideración alguna, sería una brutalidad y aunque una parte de mí permanece curiosa ante ello, prefiero desechar el pensamiento.
-Te he dicho que te quites de encima-le repito mirándolo a los ojos, desafiándolo, puedo ver claramente la diversión en sus ojos, le gusta tenerme así.
-Está bien, está bien, me voy-pero en vez de alejarse se acerca más a mí y pega su boca a mi oreja izquierda-¿pero sabes por qué me voy?-pregunta en susurros haciendo que se me erice toda la piel.

No le contesto, no le pienso dar esa satisfacción, simplemente espero a que siga hablando mirando a la pared opuesta de la cocina por encima de su hombro, ya que su cara está pegada a mi oreja y no quiero mirar hacia él, no quiero volver a ver la oscuridad de su maldita mirada.
-Porque ya me he follado a una de tus invitadas contra la pared de tu habitación-dice y lame el lóbulo de mi oreja; se me corta la respiración por su confesión y por el contacto de su cálida lengua en mi oreja. Se me revuelven las tripas, no hago más que imaginármelo en mi cuarto con una tipeja, haciéndolo como conejos desesperados. Asqueroso. Él se incorpora y me mira con burla-duro y rápido, como a mí me gusta… apuesto a que a ti también te gusta así-añade mirándome de arriba a abajo.
-Eres repugnante-escupo.
-Eso no es lo que ella decía mientras me gritaba por más-responde realmente divertido, y tengo el impulso de levantar mi rodilla y dejarlo totalmente inútil-piénsate bien eso que quieres hacer, no me conoces-me amenaza borrando todo rastro de diversión de su cara, su rostro se envuelve en sombras y yo me pregunto cómo ha sabido lo que pretendía hacer.
-Si has terminado con tu despliegue de hombría, sal de mi casa y llévate a la salvaje de tu amiga-sentencio desafiándolo a que se oponga de nuevo, pero él me suelta alejándose de mí, mi cuerpo se destensa y emito un imperceptible suspiro de alivio.

Mi alivio no dura mucho ya que el chico vestido con la cazadora negra se vuelve a acercar a mi privándome de todo espacio personal; si no se va ya me voy a echar a llorar, desprende peligro por cada poro de su morena piel y ya he estado demasiado tiempo cerca de él, esto parece una pesadilla, quiero que se vaya él, su amiga y toda la gente de la fiesta.
-Me voy nena, pero antes dime una cosa, ¿cómo te llamas?
-No te importa.
-Si no me importara no preguntaría ¿no te parece? Te he preguntado que cómo te llamas-dice serio, y su expresión malhumorada hace que tartamudee al hablar.
-S-Sky-contesto.
-¿Sky? ¿Ese es tu nombre?-pregunta curioso y yo asiento-me gusta, es sexy.
Yo lo miro expectante ¿qué espera, que le dé las gracias por halagar de una manera tan basta mi nombre? Se vuelve a separar de mí, se aleja decidido y cuando llega a la puerta de la cocina se gira de nuevo.
-Nos vemos pronto, Sky-se despide.
<< Espero por mi propio bien que no >> pienso.

Oigo como llama a “Gene” y el sonido de la puerta de la entrada al cerrarse, se han ido, ya estoy a salvo…
Una hora más tarde la casa está totalmente vacía y como los chorros del oro. Después de la ducha fría que hice que Rita se diera, pudo estar en condiciones de ayudarme a arreglar el desmadre de fiesta y mi casa volvía a ser lo que era antes de que mis padres se fueran. Me acuesto a las seis de la mañana pero no duermo bien, ojos oscuros me persiguen en la noche amenazando con poner mi vida patas arriba, y no quiero.

No quiero volver a ver a ese chico en mi vida.

te dije que me pasaria y ... bueno ps aqui estoy!!!!!!!!
holaaa!
jeje la fiesta... bestia jjajajjaja eso me mato jajaj xd
hm.... leyo su mente?? que pasa?? es humano?? *jaja bestia jaja xd*
pero que descarado 
jaja xd pobre sky ;c

siguelaaa ! *w*

Holuuu.
Bueno, estuvo buenisimp el primer capitulo! Zayn omaigaaa sua ctitud es tan intensa. Y Sky que no se deja intimidar tan fácilmente. Que va, Rita es como un angel ¿no? Y la que si no soporte fue a Genesis, buuh. Me cayo mal, mas que mal, pesimo. Siguela pronto linda. Esta buenisima! Besos

La alarma del reloj en mi mesilla de noche me despierta y, perezosa, abro los ojos bajo las sábanas de mi cama ¿Cómo pueden dos copitas de nada provocar semejante dolor de cabeza? a saber qué tenían dentro las dichosas copitas… En menos de dos segundos las imágenes de la noche anterior corren por mi mente, giran sin parar, y cuando se paran, lo hacen en dos ojos negros como la noche, ojos peligrosos, ojos que acaban de hacer que se me erice el cuerpo entero. Recuerdo que le dije mi nombre o más bien me obligó a decírselo ¿cómo se llamará él…? No Sky, olvídate ya de él, es un macarra del que no tienes por qué saber ni la existencia; giro sobre mí misma y me dispongo a seguir con mi placentero sueño, pero la entrada de mi madre en mi habitación me lo impide. Hace rato que mis padres llegaron, noté a mi madre entrar en mi cuarto, y cuando salió el reloj marcaba las diez y cuarto de la mañana.

-Sky… Sky, cariño, sé que estás despierta-dice mientras me mueve un poco el hombro por encima de las sábanas.
-¿Cómo lo sabes?-pregunto.
-Una madre sabe esas cosas-noto como se sienta en la cama-Sky… ¿hiciste una fiesta anoche a escondidas? Y te lo estoy preguntando aunque sé la respuesta-mis ojos se abren como platos y me destapo girando hacia ella.
-¿Qué?
-¿No me lo piensas confirmar? Tengo pruebas-advierte.
-¿Qué tipo de pruebas?-digo achinando los ojos, anoche Rita y yo recogimos absolutamente todo, no puede haber encontrado nada, debe estar tirándose un farol.
-Me negarás que esto es un globo, y los globos hasta donde yo llego son símbolo de fiesta-dice enseñándome un globo en su mano izquierda, lo gracioso es que no recuerdo que ayer pusiéramos globos ¿Tanto bebí? ¿Quién pone globos en una fiesta para adolescentes que se van a emborrachar?
-Mamá es imposible que eso sea un globo porque…-me callo de inmediato al fijarme bien en lo que mi madre sostiene en su mano. ¡Oh, Dios, que ascazo, eso no es un globo! ¡Es un condón!-…porque pensé que los había recogido todos anoche… Si, la verdad es que hice una pequeña fiesta con Rita anoche, pero fue inofensiva, solo los chicos del grupo y pusimos globos para darle más ambiente a la casa-contesto rápidamente con una sonrisa arrebatándole el preservativo de la mano a mi madre.
-Lo sabía-dice victoriosa-mientras haya sido pequeña y no hayas molestado a los vecinos-añade cuestionándome con la mirada, a lo que yo niego con la cabeza-bien, entonces no hay más que hablar, espero que lo hayas pasado bien.

Mi madre es comprensiva, pero no creo que comprenda la macro fiesta que se montó en un momentito en su casa, fiesta a la que asistió gente desconocida, fiesta que su hija no pudo terminar de controlar… espero que los entrometidos de mis vecinos no les vayan con el chisme a mis padres.

-Bueno, levántate ya cariño, son las once-me informa. Las once… he dormido cinco horas, no seré persona hasta que no consiga dormir dos horas.
-¿Ya hace una hora que llegaron tú y papá?-el tiempo vuela cuando duermes.
-No, nos atrasamos un poco, tu hermano se puso algo pesado durante el viaje, llegamos hace diez minutos, ¡arriba venga!-dice para salir de mi habitación.
¿Qué llegaron hace diez minutos? Eso es imposible, o yo estaba muy dormida cuando miré la hora o mi madre tiene un pésimo sentido del tiempo… qué extraño. Me levanto de mi cama estirándome como un gato y me dirijo al baño de mi habitación donde tiro el preservativo, me aseo, hago mis necesidades y salgo para ponerme algo de ropa; mientras camino a mi vestidor me fijo en la pared de mi habitación donde está la puerta… ahí fue donde el malnacido ese se tiró a una cualquiera, me aseguraré de limpiarla más tarde… tal vez con lejía. Me cambio y al salir de mi vestidor reparo en algo en lo que no me había fijado antes, hay un sobre blanco sobre mi cómoda; pienso que mi madre habrá encontrado alguna carta para mí en el buzón, pero el sobre no tiene remitente, ni pone mi nombre, ni siquiera tiene un sello… lo que significa que la han traído personalmente, la cojo y bajo las escaleras.

Cuando llego abajo, ahí está mi hermano jugando con su avioncito de juguete en medio del salón, al verme lo suelta y camina a trompicones hacia mí extendiendo sus brazos. Yo lo elevo y lo abrazo, quiero a este mocoso como jamás pensé que pudiera querer a una cosita de solo tres años; que te digan a los dieciséis años que vas a tener un hermanito es algo chocante, pero cada día me alegro más de que mis padres hayan decidido traer al mundo a esta cosita.
-¿Qué tal estás guapetón?-el niño de mis ojos me mira y sonríe plantando sus manitas en mis mejillas-¿te has portado bien?-el ríe y tomo eso como un rotundo no.
-¡Sky, ven a desayunar!-grita mi padre.
-¡Voy!-le grito en respuesta y corro a la cocina con Alex en brazos consiguiendo que ría más fuerte.
Lo pongo en su sillita junto al desayunador y yo me siento al lado de él, mi padre está de espaldas preparándome el desayuno.
-¿Qué tal les ha ido en el viaje?-pregunto.
-Bien, hemos conseguido cerrar el contrato-dice contento-aunque tu hermano ha estado algo molestoso-yo sonrío a la vez que mi padre se da la vuelta y me deja un exquisito desayuno a base de huevos y beicon ante mí, se acerca y me da un beso en la frente-¿qué tal todo por aquí?
-De maravilla-contesto mientras empiezo a comer.
-Tu madre ya me ha contado lo de la fiestecilla-comenta divertido, a papá la mayoría de las veces le divierten mis travesuras, sobre todo porque son inofensivas.
-Fue algo pequeño, sin importancia-me excuso.
-Lo sé, lo sé-dice apoyándose en la encimera frente al desayunador. Le paso mi vaso de leche a Alex y él lo agarra con las dos manos para poder tomárselo-¿qué es eso que traes?-pregunta mi padre apuntando el sobre blanco que he dejado sobre la mesa.
-Oh, esto… eso mismo quisiera saber yo, creo que mamá lo encontró en el buzón, lo que no sé es por qué lo ha subido a mi habitación, ni siquiera tiene mi nombre.
-No puede ser, ni tu madre ni yo hemos abierto aún el buzón-me dice.
-¿Ah no…? Por cierto papá, ¿dónde está mamá?
-Ha ido a hablar con Mary-Anne… ¡acabo de recordar que me dijo que fuera yo también!-exclama para salir escopeteado de la cocina y de casa; Mary-Anne es la vecina, cuida de Rob, nuestro rottweiler, mientras mis padres están fuera porque saben que yo soy un poco desastre para cuidar de él aunque lo adoro y él me adora a mí.

Así es mi padre, se desvive por mi madre y no quiere hacerla esperar, ¡qué bonito es el amor duradero! Siempre he soñado con encontrar un chico de esos, que se comprometa y mantenga la llama encendida durante todo el tiempo posible.
Alex y yo nos quedamos solos en la cocina y a mí me empieza a picar la curiosidad con el sobre.
-Con que no han abierto el buzón…-murmuro agarrando el sobre-¿qué te parece si lo abrimos?-le digo a mi hermano, que me mira con esos ojazos verdes, que comparte conmigo, fijados en el sobre blanco que sostengo entre mis manos.
Rompo la solapa y miro en su interior: hay un folio, perfectamente doblado a la mitad, que saco. Al sacarlo caen del sobre cinco pétalos negros y mi confusión aumenta. No soy muy supersticiosa pero el color negro no suele traer buenas noticias. Desdoblo el folio ante la atenta mirada de mi hermano y mis manos comienzan a temblar cuando leo las letras impregnadas en tinta negra que se extienden por el folio con una excelente caligrafía en cursiva.

 Después de una fiesta como la de  anoche deberías cerrar bien las puertas, podría haber entrado cualquier borracho y robarte algo… No te falta nada ¿Cierto?
Xx


No sé por qué pero creo que sé quién me ha mandado esta carta… lo peor es que ha tenido que entrar en mi casa para poder dejarla en mi habitación ¿no cerré bien las puertas? Entonces fue él quien entró a las diez en mi casa y no mis padres… Espera un segundo… ¿qué si me falta algo? ¿El maldito me ha robado? Reacciono de inmediato, me levanto del taburete del desayunador y corro escaleras arriba; Alex se asusta por mi repentina escapada y comienza a llorar, llego a mi cuarto y reviso todo. No me falta nada. Sigo revisando y al pasar por delante del espejo de mi tocador, reparo en mí, me veo distinta, algo no está como siempre… entonces caigo. Mi collar. No está. El collar que me regaló mi abuela a los diez años. El bastardo me ha tocado, ha entrado en mi casa, ha estado en mi habitación y me ha robado mientras dormía.
A la tarde, después de horas intentando calmar mis nervios en vano, cito a Rita en un café a unas manzanas de mi casa, me cambio de ropa, meto el sobre con la carta dentro de mi bolso y bajo las escaleras para dirigirme a la puerta.
-¿Sky, a dónde vas?-pregunta mi madre asomándose por la puerta de la cocina; por muy silenciosa que intente ser, siempre me pilla.
-He quedado con Rita en Keppler’s-respondo.
-¿Keppler’s? Está cerca del parque al que le gusta ir a jugar a Alex, ¿por qué no te lo llevas y así da una vueltecita?-genial, ahora tengo que cargar con el enano, pero bueno…
-De acuerdo-digo cediendo. Subo al cuarto con mi hermano cogido y le cambio de ropa; diez minutos más tarde, tras coger mil y un juguetes, consigo salir de casa. Camino las manzanas hasta el café con mi hermano en los hombros y su mochila a la espalda, él ríe sin parar y se me contagia su risa; al final acabo caminando con una continua sonrisa boba en mis labios, adoro estos momentos a solas con Alex.

Llego justo a tiempo a la cafetería, pido una galleta para mi hermano y un café para mí, no creo que mi estómago acepte nada ahora mismo; Rita llega dos minutos después y se pide un café y un cruasán.
-A ver desesperada-dice tomando asiento frente a mí-¿qué es eso de lo que te urge tanto hablar? Menudo susto me diste metiéndome tanta prisa por teléfono, más te vale que valga la pena-me advierte mientras aprieta con suavidad el cachete izquierdo de Alex.
-Es algo muy serio-apunto esperando a que mi mejor amiga me preste toda su atención.
-Adelante-anima ella sin dejar de jugar con Alex. Yo me quedo callada hasta que ella me mira, entonces yo alzo mis cejas.
-Céntrate Rita-le digo, ella levanta las manos en señal de rendición, se pone recta en su sitio y me mira.
-Dispara nena-cuando pronuncia esa palabra se me viene a la mente cuando la peli-azul poligonera me llamo “nenita”, o cuando el delincuente ese me lo dijo. Ya le he cogido asco a la palabrita.
Echando de mis pensamientos a esos dos abro mi bolso y le extiendo el sobre blanco a mi amiga.
-¿Qué es esto?-pregunta ella.
-Ábrelo-contesto obvia.
Rita me mira extrañada pero abre el sobre con cuidado, su expresión de confusión se hace aún más notable cuando saca los pétalos negros y me mira en busca de una explicación, yo le envío una mirada para que siga sacando el contenido del sobre. Rita saca la carta y la desdobla, mientras lee las pocas palabras que ella contiene yo miro a Alex, quien me devuelve una radiante sonrisa de bebé.
-¿¡Quién te ha mandado esta mierda!?-exclama ella-¿¡Es algún tipo de amenaza o qué!?
Con un gesto le indico que baje la voz, no quiero que toda la cafetería se entere de este asunto.
-No lo sé, pero apuesto algo a que es el chico que estaba ayer en la fiesta.
-¿Qué chico?-pregunta ella.
-¿Cuál va a ser? El macarra amigo de la chica con el pelo azul, se llamaba Génesis creo recordar.
-Pues chica al menos tu recuerdas algo, porque lo que soy yo…
-¿Me estás diciendo que no te acuerdas del tío del que te estoy hablando?-ella niega y yo no sé cómo ha podido olvidar a alguien con un aspecto tan intimidante, por muy borracha que estuviera, el chico metía miedo en el cuerpo…-era alto, con la piel morena y el pelo y los ojos oscuros ¿no lo recuerdas?
-No-contesta mi amiga apenada.
-Tú misma lo bajaste del piso de arriba, iba vestido todo de negro-le explico.
-¿Ah… si?-no tiene ni idea.
-Déjalo Rita-me rindo-tenía la esperanza de que me ayudaras a buscarlo.
-¿Para qué quieres buscar a un chico que por lo que parece es un acosador?-pregunta enseñándome el sobre.
-La verdad es que solo con mirarlo me daban escalofríos, lo recuerdo y siento miedo… apuesto a que tú también lo sentiste solo que no te acuerdas-admito-pues lo quiero buscar porque como dice en la carta… me ha robado algo…
-¿¡Qué!? ¿¡O sea, cómo lo ha conseguido!?-ella se queda mirándome-¿¡DE VERDAD HA ENTRADO EN TU CASA DESPUÉS DE LA FIESTA!?-grita incrédula, y lo único que consigue es asustar a Alex que estalla en llantos.
Lo levanto de mi lado y lo siento en mis piernas para acunarlo, le susurro que no pasa nada y consigo calmarlo después de unos segundos; algunas personas de la cafetería nos miran extrañadas pero mi amiga y yo los ignoramos.
-Si Rita, ¿no me notas algo distinto?
Mi amiga me inspecciona con detenimiento.
-¿Te has hecho algo en el pelo?-como mi amiga es rubia odia que le diga que es tonta porque ella misma lo asocia al estereotipo, pero es que…
-¿Qué? Rita te estoy hablando sobre lo que me ha robado.
-¡Oh, Dios! ¡Tu collar!-acaba dándose cuenta y lo encuentra tan desesperante como yo, ella sabe que ese collar me lo dio mi abuela y nunca jamás me lo quito.
-Si… por eso lo quiero encontrar, pensé que como tú tienes tantos “contactos”-así llamaba ella a todas aquellas personas que no consideraba amigos pero con las que mantenía relación por si en algún momento necesitaba algo de ellos. Así es Rita, práctica-podrías encontrar algo de información sobre ese chico.
-No es mala idea, no; pero… si no sabes cómo se llama creo que no me podrán ayudar mucho-comenta pensativa.
-Por lo que pude notar es muy amigo de la chica esa que te dije.
-Vale, vuelve a decirme que sabes sobre esa chica, puede que a partir de ella pueda averiguar el nombre de ese sinvergüenza-sugiere mi amiga, y la llama de al esperanzas se enciende para mí.
-Veamos, tiene el pelo azul y los ojos marrones, iba toda vestida de negro… escuché como el la llamaba “Génesis” pero después la llamo “Gene” así que prueba a preguntar por ella con esos dos nombres.
-Imagino que Gene es el diminutivo de Génesis, Sky.
-Lo que sea Rita, tú pregunta por los dos y ya está-le digo.
-A sus órdenes-dice haciéndome un saludo militar, saca su móvil del bolso y comienza a teclear con rapidez-me voy a buscar información sobre el tipejo ese, te aviso si me entero de cualquier cosa-me promete mientras se levanta sin despegar su vista de la pantalla de su móvil-adiós chiqui-le dice a mi hermano-ya hablamos S-se despide de mi con su habitual “S”; nunca he entendido que acorte mi nombre, “Sky” es un nombre realmente corto, pero como ya he dicho, así es Rita, práctica.

Espero a que Alex se termine su galleta… mira que tarda este niño en comer una mini-galleta. Tras cinco interminables minutos, la galleta ya no existe y nos podemos ir; cojo mi bolso y la mochila de Alex esperando que no me pida ir a jugar al parque como mi madre me dijo que hiciera, lo único que quiero es llegar a casa y esperar una llamada de Rita diciéndome que ya sabe quién es el ladrón… entonces una pregunta asoma en mi mente: ¿Qué hago cuándo reciba tal llamada? ¿Ir a buscarlo por toda la ciudad? Su solo recuerdo me da miedo ¿Tendría que presentarme en su casa como la chica valiente que aparento ser pero que no termino de ser? Me da pánico el pensar en enfrentarlo en la puerta de su casa, en su terreno. El tirón que me da Alex en la mano hace que salga de mis pensamientos y me centre en él; ha visto el parque por la ventana y me lo señala como un desesperado… genial.
-De acuerdo, vayamos al parque-le digo resignada.

Cruzo la calle con mi hermano de la mano y me dirijo a la esquina de la calle, vuelvo a cruzar y llegamos al parque, Alex está loco de contento y da saltitos mirándome sin soltarme de la mano, sabe que me enfadaré si se va solo. Llegamos a un banco donde me siento, coloco la bolsa de Alex y mi bolso a mi lado, centro a mi hermano delante de mí y le agarro de las manitas.
-Puedes ir a jugar-empiezo, y él ya está sonriendo-pero como siempre ¿de acuerdo? No puedes salir de esos juegos de delante, no se habla con ningún adulto desconocido, yo voy a estar aquí sentada todo el rato pero si me necesitas me llamas.
Es estúpido que le diga todo esto, porque nunca le quito el ojo de encima, solo tiene tres años y aunque va a estar a menos de cinco metros de mí, está bien ir enseñándolo ya. Alex ya sabe unas cuantas palabras así podría hablar con algún desconocido por el simple hecho de que es un niño, entre las palabras que sabe decir está mi nombre así que, si se ve asustado por algo, me puede llamar.
-¡A jugar!-le animo y el sale corriendo hacia los juegos del parque; lo miro durante unos minutos y luego me entretengo con mi móvil.

Cuando mi reloj marca las siete y cuarto, sé que hemos estado demasiado tiempo en el parque, pronto va a oscurecer y a mamá no le gusta que esté con Alex tanto tiempo fuera de casa.
Recojo las cosas del niño y mi bolso del banco, me acerco a la valla que separa el caminito del parque de la zona de juegos y busco a mi hermano entre los barrotes de la casa de juguete… no lo veo y me empiezo a asustar; es imposible que haya estado tanto tiempo mirando el móvil como para no enterarme de que Alex no estaba ¿dónde está? Doy la vuelta al rectángulo que es la zona de juegos y cuando estoy a punto de desesperarme del todo, veo a una niña de unos seis años de la mano con Alex cerca de un puesto de globos, sin dudarlo me acerco a ellos.
-¡Alex!-le grito, él se da la vuelta y me mira sonriente, mi cuerpo se destensa y el alivio de que esté bien me invade-¿qué te dije? No puedes salir de la zona de juegos-digo señalando los columpios.
-P-Perdón señorita-dice la niña nerviosa y es cuando reparo en ella por primera vez, tiene el pelo negro y liso y los ojos pardos-lo encontré mirando ese globo amarillo-me explica señalando el globo; me ruborizo de inmediato al recordar el episodio de mi habitación con mi madre-y pensé que podía comprárselo con esto-la niña saca de su bolsillo unas libras de plástico, de esas que vienen en las cajas registradoras de juguete y me enternece que quisiera comprarle a mi hermanito un globo con dinero de juguete.
-Está bien… no te preocupes… mira, ¿qué te parece si les compro a los dos un globo?-propongo para quitarle hierro al asunto, la cara de la niña se ilumina, Alex simplemente la suelta y se cuelga de mí, obligándome a cogerlo en mis brazos.
Después de comprar un globo rosa para la niña y el amarillo para mi hermano me voy a despedir de ella, pero me doy cuenta de algo.
-Oye, ¿tú estás solita aquí?-le pregunto.
-No, vine con-
-¡SAFAA!-un grito masculino interrumpe a la niña; un grito que me hace estremecer, yo conozco esa voz… es el chico de la fiesta.