Longed for salvation | Novela Colectiva.

Capítulo 001

Please eat. Σ

Escuchaba el ruido de mi despertador a lo lejos, los ojos me pesaban y el frio calaba mis huesos, me sentía a mí misma obligándome a despertar, sin embargo no podía, me sentía demasiado cansada para eso, tal vez sería mejor descansar, dormir profundamente para siempre, no es que a nadie le importara, tal vez sería mejor si solo desapareciera, pero no, de alguna manera encontré las fuerzas para abrir los ojos.
Pesadamente me deshice de las cobijas que me cubrían y el frio hizo que la piel se me pusiera aún más de gallina, hasta el grado de sentir como mi piel se congelaba por debajo de mi pijama, arrastre mis pies por el duro suelo de mármol que había en mi habitación hasta el baño, donde me di un rápido baño con agua caliente. Tan caliente que la sentía quemando mi piel. Salí de bañarme y fui hasta mi ropero, agarre unos vaquero azules y una playera negra cuatro tallas más grandes que yo, así me sentía bien, al menos nadie podría notar lo ballena que estaba, rápidamente cepille mi cabello y me mire en el espejo de cuerpo completo. La mujer que me miraba no era yo, esta tenía un aspecto cansado, tan lastimero que daba la impresión de tener 30 años en lugar de 16, pero si era yo, podía ver la prominente panza que tenía y lo gorda que estaba, ese persona me daba asco, una lagrima escapo por el rincón de mi ojo a la cual se le unieron más, ya estaba cansada de llorar, por lo que fui al baño a hacer lo  que me calmaba, abrí mi bolso y saque mi cartera, ahí en uno de los bolsillos se encontraba esa navaja que tanto amaba, uno, dos, tres, cuatro, perdí la cuenta mientras marcaba todos mis brazos y mi panza, me lo merecía, por gorda, porque mate a mi mamá, porque por mi culpa mi padre tenía que trabajar horas extra, por mi culpa mi madrastra y hermanastra no podían ser felices, si yo era la culpable de todo, yo era solo un desperdicio de aire en este planeta.
Baje las escaleras sin hacer ruido y agarre una manzana del frutero, si la comida desaparecía misteriosamente todos pensarían que había comido, por lo que la escondí en mi mochila.
El clima parecía rubio, nublado y deprimente, iba a llover. Tome mi impermeable que estaba colgado en la entrada y me calce los converse color blanco que estaban en la entrada, iba caminando y encontré a personas que no tenían para comer, por lo cual les regale mi manzana, iba a ir a la basura después de todo.
Cada paso que avanzaba hacia el instituto era una tortura, sentía las piernas temblar y como el mundo se tambaleaba, pero no importaba, yo llevaba esa tortuosa sonrisa, esa sonrisa que indicaba que todo estaba bien, pero la realidad estaba lejos de eso.
Cuando llegue a los terrenos del edificio lo primero que note fueron sus ojos chocolate, los cuales se arrugaban en las puntas cuando sonreía, él estaba con sus amigos, bromeando, siendo adorable y popular. ¡Basta! Deja de pensar en él ¿O acaso crees que tienes una oportunidad? Mírate bien, a nadie le gusta una gorda ¿No lo ves? Nunca vas a estar a su nivel la voz dentro de mi tenía toda la razón, él podría tener a cualquier chica que quisiera ¿Por qué habría de escogerme a mí? Me senté en una banca a pasar el tiempo mientras entraba a la primera clase, la mochila me pesaba como si trajera rocas y yo no podía cargarla, por lo que la recarga a mis pies. La banca se encontraba a la sombra de un árbol, era el momento que usaba para leer, de mi mochila saque The perks of being a wallflower y comencé a leer, a la distancia podía ver sus ojos cafés riendo con sus amigos, Claire llego por detrás y le dio un pequeño beso en el cachete, él le sonrío y la abrazo. No lo entendía, no entendía como podían ser amigos, Claire era una mujer desalmada a la cual solo le importaba el maquillaje y lucir bien – cosa que por supuesto se le daba – él era todo lo contrario, amigable y desinteresado No te tortures más, ella es bonita y tú no, ella es delgada y tú no, deja de hacerte ilusiones mi voz volvió a hablar y a tener razón de nuevo, cerré el libro y lo metí a mi mochila, mejor dejaba de estar afuera.
Entre por las puertas y todos me miraron fijamente, susurrando cosas en los oídos de sus amigos, yo camine con la frente en alto y una sonrisa,  nadie le importaba y no era el asunto de nadie, las miradas cesaron rápidamente y yo continúe el recorrido hasta mi casillero en silencio, una vez ahí guarde mis cosas y camine hacia la clase de francés.
Como siempre me senté en el último puesto, estaba muy calmada cuando llego Claire junto a mí.
— ¿La ballena se sienta hasta atrás? — Susurró a mi oído — bien, así no estorbaras a nadie.
— Profesora ¿Claire va en esta clase? — un impulso se apodero de mí y levante la mano.    
— No, Claire retírate a tu salón o me veré obligada a llevarte a dirección
— Esta me la pagas ballena — escupió con odio y se marchó ¿Qué había hecho? Ahora si me iba a ir mal.
El resto del día me la pase cuidando mi espalda, sabía que había hecho una estupidez y ahora la iba a pagar.
El almuerzo llego y no había pasado nada, fui a la cafetería para comprar un agua, mis comidas estaban pagadas, puesto que mi padre se encargaba de pagarlas cada mes, así que si no agarraba la comida este sería notificado, por lo que me acerque a la barra y las cocineras me sirvieron mucho más que al resto de la escuela ¿Sera porque me veo tan gorda que piensan que como más? Sí.
Me fui a sentar a una de las mesas con vista al jardín, estaba esperando a Stephen, él era el único y mejor amigo que tenía, pero al parecer él no estaba por ninguna parte, tome la botella de agua y la abrí, fue en ese momento que Claire apareció.
— ¿Pensaste que no me iba a vengar? Ven cerdita — dijo jalándome el cabello — ¿Por qué no comes? ¿No es lo que te gusta hacer?
— Me lastimas — las lágrimas caían por mis mejillas empapándolas por completo.
— ¡Come dije! — estampo mi cara contra el plato de comida, pensé que habría más, pero no lo hubo o tal vez sí, pero para mí ya todo era negro.
Desperté por el olor a alcohol que se colaba por mi nariz, alcohol y esterilizante, estaba en la enfermería.
— Gracias Jane, creo que me voy a clase — comencé a ponerme de pie.
— Dos cosas, una no soy Jane y dos tu no vas a clases — una voz masculina me despertó por completo.
— Disculpa, pensé que eras la enfermera — me incorpore
— ¿Parezco enfermera?
— No, muy masculino para ser enfermera — sonreí, era él.
— Soy Nathan, por cierto.
— Copeland.
— Ven, te voy a llevar a tu casa — me ayudo a pararme y a caminar hasta mi casillero — voy por mis cosas ahora regreso.  Se fue y me quede sola en el pasillo ¿Qué había pasado?
El chico del que había estado enamorada desde el primer día de clases, se había ofrecido a llevarme a casa, despierta, solo te tiene lastima. Abrí el casillero y un pequeño post-it cayó a mis pies, ahí en letra masculina se veía escrito; “Come.”

Holap:

 

Capítulo 002

im sorry, i have soo much problems. Σ

No quiero levantarme, no puedo. La cabeza me duele y no logro sentir mis piernas; tengo miedo. A veces suelo ser muy exagerado, si, pero esta vez es real. Mi cabeza me late como nunca y sé que el causante de todo esto es el alcohol de anoche. Me había encerrado y consumido vodka más otras sustancias químicas. Odio completamente el trastorno que contengo, pero no puedo hacer nada; debo quedarme de esta forma hasta el día que mis huesos se rompieran con solo un movimiento y muera. Se estarán preguntado ¿Qué le pasa a este chico? No puede ser tan grave. Aunque no lo crean, lo es. Padezco de un trastorno de distimia, algo que solo yo sé que tengo. Esto te causa depresión y no poder parar de consumir sustancias toxicas. Mi novia no lo sabe; porque, además de causarme esto, no me dan ganas de tener relaciones sexuales. Lo sé, pero mi novia insiste con hacerlo. A veces siento que no me ama, solo me tiene como un objeto por ser el chico más popular del colegio; no puedo dejarla, mi reputación se iría por la culata.

Me meto al baño para poder tomar una ducha caliente, hace más frío de lo esperado. Me saco la ropa y me meto en ella. Mis manos pasean por todo mi cabello castaño y tarareo una canción que aun no recuerdo el artista. El jabón sale de mi cuerpo y apago el agua, haciendo que todo el calor ya no esté en mi cuerpo y este lleno de frío. Envuelvo una toalla en mi cintura y me observo en el espejo. Ojeras gigantes, ojos rojos, cabello pegado a la frente y el pecho lleno de marcas. No se asusten, son viejas. Larga historia, que oirán en otro momento.

Cuando logro estar vestido, me cuelgo una pequeña mochila al hombro y camino tranquilo hacia el instituto. Bardfield Jr. Liyes, es el colegio al cual voy todos los días de mi vida; puede que no sea en mejor de todos, pero tiene una política muy interesante acerca de los trastornos y locuras en adolescentes; se podría decir que mi padre me metió en este lugar solo por mi rara forma de actuar. Como dije, solo yo sé que tengo esta enfermedad; yo solo fui a hacerme los exámenes; yo solo debo aguantarme esta distímia.

Cuando mis pies tocan el encerado piso del instituto, todas las caras se voltean a verme. Amo sentirme un rey para el instituto, y eso es lo que soy; un rey para los demás, un vagabundo para mí mismo. Camino con la cabeza en alto, sonriendo forzadamente para las chicas más buenas y camino hacia mi novia, la cual, está coqueteando con mi “mejor amigo”, Ryan Henderson. Como siempre, me deprimo; odio sentirme como un idiota tremendo, pero es lo que soy. Tomo a mi novia de la cintura y la bese sin más, es asqueroso, terriblemente asqueroso. Además de no sentir nada, su lengua traspasa mi garganta y eso lo hace una puta, algo que ya es.

—Por fin llegas, amor—me saluda—. Estaba aburrida.

Cuando trato de hablar, soy cortado por un grito del baño de mujeres. Mi instinto me gana, maldita distímia. Así que corro como puedo y entro, por más que sea el baño de las mujeres. Mi cara se vuelve pálida y siento que voy a derrumbarme en cualquier momento. Miro a la chica, su ropa, su cabeza, su pelo corto castaño, su cara, su cuerpo, todo teñido con sangre. Como puedo, grito.

— ¡Ayudenme! ¡Se está muriendo!

Ryan llega junto a mí, pero no hay rastros de sharvát, mi novia había desaparecido por arte de magia. En dos minutos, la ambulancia llego y se llevaron a la chica que aun no tenía nombre en mi mente, no dude en buscar a mi novia ¿Qué rayos estaba pasando? Pero, antes que pudiera salir del baño, descubrí algo, algo que era muy conocido para mí. Unos zapatos rojos de Chanel, llenos de sangre. No, no podría ser ¿o sí?

***

— ¿Qué paso? ¿Como esta?—mi voz se hacía mas y mas nerviosa con el tiempo.

—La señorita, debemos informarle… Que está en coma.

holi: