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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
siiiii!!!!!! capitilo ,me encanta esta novela es una lastima q se vaya a cabar =( pero subiras otra? yo quiero saber si lo has pensado =)
Dorin
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
17 2/3
(este cap hiso q m comiera las uñas!! es el mas emocionante!! espero q les guste tanto como ami!!!)
Malhumorada y sintiendo náuseas, volvió a su habitación y se espantó al ver la hora. Había aceptado la invitación de lady Paddington para acompañarla al baile de Wilmington, donde la anciana había declarado que desplumaría a su amiga la señora Clark en venganza por la partida de cartas de hacía dos noches. Lord Southerland tenía razón: aquel grupo de ancianas a las que él llamaba cariñosamente las merodeadoras se había enredado en una partida de loó interminable.
—Si me lo permite, señora, no tiene usted muy buen aspecto —observó Sarah al rato, esa misma tarde, mientras le cepillaba el pelo a ____. —¿No duerme bien?
Dormía bien, pero el embarazo estaba haciendo mella en ella. No tenía náuseas sólo por las mañanas; por las noches se sentía igual de mareada o más.
—Estoy bien —murmuró, pero le dio una arcada en aquel preciso momento que la obligó a ir corriendo al retrete.
Cuando salió, pálida y vacilante, Sarah la miró muy ceñuda, con los brazos en jarras.
—Está usted embarazada, ¿a que sí? —inquirió. ____ no pudo ocultárselo a su doncella y asintió despacio con la cabeza. El gesto de ésta cambió de inmediato y, sonriente, corrió hacia ____ y la abrazó con fuerza, estrujándola hasta dejarla sin aliento. —¡Eso es maravilloso, señora! ¡Ay, qué gran noticia! ¡Cuánto me alegro por usted, de verdad! ¡Es justo lo que necesita el milord, si me permite el comentario!
____ recibió sus felicitaciones con una sonrisa forzada.
—Vamos. Lady Paddington me dijo que vendría exactamente a las ocho y media, y que Dios me ayude si no estoy lista —rió temblorosa.
Sarah, siempre alegre, se animó también y, mientras la peinaba, le contaba los chismorreos de la casa. ____ asentía con la cabeza y sonreía cuando correspondía, pero no lograba prestar mucha atención. No podía quitarse a Galen de la cabeza, sobre todo el que se negara a localizar al señor Strait.
—Lord Darfield ronda malhumorado la casa y nunca dice una palabra a nadie, salvo «sí», «no», «gracias» y «eso es todo» —lo imitó Sarah. ____ sonrió débilmente mientras imaginaba a los criados reunidos en las cocinas, imitando el paso rotundo y la voz grave del Diablo de Darfield. Tampoco ella olvidaría nunca el sonido de su voz el día en que se había reencontrado con él, profunda, segura... y fría. —Luego Wilson nos oyó en la cocina ayer, y nos dijo que dejásemos de parlotear, que la verdad de todo aquel asunto era que algunos hombres siempre andaban buscando un modo de sacarle el dinero al marqués...
Antes de que ____ pudiera decir nada sobre aquel asombroso comentario, la doncella sonrió y le dio una palmadita en el hombro.
—No son más que chismorreos, señora. Si quiere saber mi opinión, tendría que preocuparles más que el marqués se obsesionara tanto con esas muñecas...
—¿Qué muñecas?
—Las tiene escondidas en el despacho. Esta tarde me ha pedido que las llevara al salón principal. Me ha dado la llave de su escritorio y me ha dicho que mirase en el último cajón. Allí no había nada más que unos gemelos y una muñeca, así que se lo he llevado. Ha sido todo muy extraño, creo yo, porque él ya tenía una muñeca consigo.
____ meneó la cabeza confundida.
—¿Qué quieres decir con que ya tenía una muñeca consigo?
—Pues eso, que, cuando le he llevado lo que me ha pedido, él ya tenía otra en la mano. Era como la que le he llevado, pero distinta —le explicó Sarah con naturalidad, mientras terminaba de peinarla y se acercaba a uno de los armarios.
—¿Distinta? —preguntó ____ sin aliento.
La muchacha se encogió de hombros mientras hurgaba en un joyero de nogal pulido en busca de unos pendientes.
—La muñeca de lord Darfield tenía la misma cara que la otra, pero iba vestida de pirata. Ni me imagino qué demonios hacían dos hombres adultos jugando con esas muñecas...
—¡Dios mío! —casi chilló ____, y se levantó como un resorte.
A Sarah, asustada, se le cayeron los pendientes que había seleccionado.
—¿Qué? ¿Qué pasa?
____ no respondió, empezó a pasearse nerviosa por el pequeño salón. ¡Una muñeca pirata! ¡La muñeca pirata! Una riada de imágenes invadió de pronto su pensamiento. Ella, de pie en un esquife rumbo a tierra, gritándole a su padre por haberla bajado del barco. Su padre, de pie junto a la borda, despidiéndose contento de ella. Y Nicholas, de repente en cubierta con la muñeca en una mano. La muñeca que él mismo había decapitado, ¡vestida de pirata! La muñeca de Galen, se dio cuenta entonces, era una réplica, era falsa...
____ se dejó caer pesadamente en una silla, sin poder creerse sus propios pensamientos.
—¡Él lo sabe, Sarah! ¡Lo sabe! ¡Cielo santo, lo sabe! —gritó ____.
—¿Que sabe qué? —exclamó la doncella alarmada.
—¡Sabe que Galen miente! ¡Ay, Dios, Galen miente, y Nicholas lo sabe porque tiene la muñeca! ¿No lo entiendes? ¡La ha tenido todo este tiempo! ¡Sabe que la otra es falsa! Sabe que Galen me dio una imitación...
Se interrumpió al caer en la cuenta de lo que estaba diciendo. De pronto, todo empezaba a tener sentido, muy a su pesar. La cabeza se le llenó de sospechas sobre su primo. Desde el momento en que se había topado con él en Pemberheath, había evitado encontrarse con Nicholas. Se había mostrado muy misterioso respecto al negocio que tenía entre manos. Luego la había sorprendido con recuerdos de su pasado y un segundo testamento. No quería localizar al señor Strait, el único que podía aclararlo todo. Se enterró la cabeza entre las manos. Algunos detalles que en su momento le habían parecido de lo más inocente, de pronto se convertían en indicios de evasivas, traición y engaño.
—¿Qué ocurre, milady? —gritó la criada alarmada.
—Sarah, de niña tuve una muñeca. ¡Sólo una! Y el verano que pasamos en el barco de papá, ¡Nicholas me la quito y le arrancó la cabeza del cuerpo!
—¡Cielo santo!, ¿que hizo qué?
—Pero luego la arregló —se apresuró a decir —¡y la vistió de pirata, porque yo solía vestirme de pirata! Me la iba a dar, pero nunca pudo hacerlo, porque papá me subió a un barco y me mandó al colegio en compañía del señor Strait.
____ hizo una pausa. EI abogado era además uno de los pocos que podían saber el aspecto que tenía su muñeca. ¿Estaría él también implicado? ¿Acaso todas las personas a las que conocía se proponían estafar a Nicholas? Pero ¿por qué? ¿Cómo? ____ se dio unos golpecitos en el labio con un dedo, mirando obnubilada la alfombra.
—El señor Strait podría estar implicado. Galen, ay, ¿cómo ha podido hacerme esto? Da igual, tendrá que confesar. Tendrá que contárselo todo a Nicholas —susurró ____.
¿Por qué no había recordado todo eso antes? ¿Por qué su esposo no le había dicho que aún tenía la muñeca? ¿Tantas ganas tenia de deshacerse de ella que se había reservado información que podría haberla exonerado?
Se levantó de un brinco y corrió al escritorio, donde sacó en seguida un pergamino.
—Sarah, debes llevarle esta nota a mi primo, Galen Carrey —dijo serena mientras escribía. —Jones debería saber dónde se lo puede encontrar.
La doncella retrocedió inconscientemente un paso cuando ____ vertió cera de la vela para sellar la misiva en la que le pedía a su primo que se reuniera con ella en el baile de los Wilmington por un asunto de extrema gravedad.
—No sé, señora. El marqués nos ha ordenado que le comuniquemos si usted precisa enviar algún mensaje —dijo Sarah titubeante.
____ le lanzó una mirada acalorada mientras agitaba la misiva en el aire para secar el sello.
—¿Ah, sí? —espetó furiosa. —¡Me da igual! Te lo suplico, Sarah, hazle llegar esto a mi primo. Es importantísimo, y no debes decírselo a lord Darfield.
Una vez seco el sello, se levantó y se acercó a donde estaba la criada, le cogió la mano y le puso la nota en la palma.
—¿No debería contárselo a lord Darfield? —gritó ésta. —Nos dejó muy claro...
—Sarah, es imprescindible que yo hable con mi primo en privado ¡Dame tu palabra de que no se lo dirás a lord Darfield!
—Pero, milady, si su primo ha hecho algo malo, ¿no debería saberlo también el marqués? —preguntó Sarah, suplicante.
____ se llevó las manos instintivamente al abdomen.
—Te lo suplico, como amiga: hazme ese favor —dijo sin fuerzas, molesta al ver que los ojos se le llenaban de lágrimas.
—No lo entiendes, él no aceptará...
Sarah le miró las manos, posadas en el abdomen, luego volvió a mirarla a los ojos empañados. ____ respiró hondo.
—Debo convencer a Galen de que le confiese a Nicholas lo que ha hecho, es mi única esperanza —murmuró entre lágrimas.
Se dio cuenta de que Sarah debía de pensar que había perdido el juicio por completo; la pobre muchacha no entendía nada de lo que le estaba diciendo. Pero Galen debía confesar. Tenía que contárselo todo a Nicholas para que él supiera que ella no estaba implicada, que nunca lo había estado.
—¡Hazlo, Sarah! —le gritó de pronto, consciente del tono histérico de su voz.
El semblante de la muchacha se deshizo del miedo y se dirigió de prisa a la puerta.
—Sí, milady —murmuró, de pronto ansiosa por escapar de su delirante señora.
(este cap hiso q m comiera las uñas!! es el mas emocionante!! espero q les guste tanto como ami!!!)
Malhumorada y sintiendo náuseas, volvió a su habitación y se espantó al ver la hora. Había aceptado la invitación de lady Paddington para acompañarla al baile de Wilmington, donde la anciana había declarado que desplumaría a su amiga la señora Clark en venganza por la partida de cartas de hacía dos noches. Lord Southerland tenía razón: aquel grupo de ancianas a las que él llamaba cariñosamente las merodeadoras se había enredado en una partida de loó interminable.
—Si me lo permite, señora, no tiene usted muy buen aspecto —observó Sarah al rato, esa misma tarde, mientras le cepillaba el pelo a ____. —¿No duerme bien?
Dormía bien, pero el embarazo estaba haciendo mella en ella. No tenía náuseas sólo por las mañanas; por las noches se sentía igual de mareada o más.
—Estoy bien —murmuró, pero le dio una arcada en aquel preciso momento que la obligó a ir corriendo al retrete.
Cuando salió, pálida y vacilante, Sarah la miró muy ceñuda, con los brazos en jarras.
—Está usted embarazada, ¿a que sí? —inquirió. ____ no pudo ocultárselo a su doncella y asintió despacio con la cabeza. El gesto de ésta cambió de inmediato y, sonriente, corrió hacia ____ y la abrazó con fuerza, estrujándola hasta dejarla sin aliento. —¡Eso es maravilloso, señora! ¡Ay, qué gran noticia! ¡Cuánto me alegro por usted, de verdad! ¡Es justo lo que necesita el milord, si me permite el comentario!
____ recibió sus felicitaciones con una sonrisa forzada.
—Vamos. Lady Paddington me dijo que vendría exactamente a las ocho y media, y que Dios me ayude si no estoy lista —rió temblorosa.
Sarah, siempre alegre, se animó también y, mientras la peinaba, le contaba los chismorreos de la casa. ____ asentía con la cabeza y sonreía cuando correspondía, pero no lograba prestar mucha atención. No podía quitarse a Galen de la cabeza, sobre todo el que se negara a localizar al señor Strait.
—Lord Darfield ronda malhumorado la casa y nunca dice una palabra a nadie, salvo «sí», «no», «gracias» y «eso es todo» —lo imitó Sarah. ____ sonrió débilmente mientras imaginaba a los criados reunidos en las cocinas, imitando el paso rotundo y la voz grave del Diablo de Darfield. Tampoco ella olvidaría nunca el sonido de su voz el día en que se había reencontrado con él, profunda, segura... y fría. —Luego Wilson nos oyó en la cocina ayer, y nos dijo que dejásemos de parlotear, que la verdad de todo aquel asunto era que algunos hombres siempre andaban buscando un modo de sacarle el dinero al marqués...
Antes de que ____ pudiera decir nada sobre aquel asombroso comentario, la doncella sonrió y le dio una palmadita en el hombro.
—No son más que chismorreos, señora. Si quiere saber mi opinión, tendría que preocuparles más que el marqués se obsesionara tanto con esas muñecas...
—¿Qué muñecas?
—Las tiene escondidas en el despacho. Esta tarde me ha pedido que las llevara al salón principal. Me ha dado la llave de su escritorio y me ha dicho que mirase en el último cajón. Allí no había nada más que unos gemelos y una muñeca, así que se lo he llevado. Ha sido todo muy extraño, creo yo, porque él ya tenía una muñeca consigo.
____ meneó la cabeza confundida.
—¿Qué quieres decir con que ya tenía una muñeca consigo?
—Pues eso, que, cuando le he llevado lo que me ha pedido, él ya tenía otra en la mano. Era como la que le he llevado, pero distinta —le explicó Sarah con naturalidad, mientras terminaba de peinarla y se acercaba a uno de los armarios.
—¿Distinta? —preguntó ____ sin aliento.
La muchacha se encogió de hombros mientras hurgaba en un joyero de nogal pulido en busca de unos pendientes.
—La muñeca de lord Darfield tenía la misma cara que la otra, pero iba vestida de pirata. Ni me imagino qué demonios hacían dos hombres adultos jugando con esas muñecas...
—¡Dios mío! —casi chilló ____, y se levantó como un resorte.
A Sarah, asustada, se le cayeron los pendientes que había seleccionado.
—¿Qué? ¿Qué pasa?
____ no respondió, empezó a pasearse nerviosa por el pequeño salón. ¡Una muñeca pirata! ¡La muñeca pirata! Una riada de imágenes invadió de pronto su pensamiento. Ella, de pie en un esquife rumbo a tierra, gritándole a su padre por haberla bajado del barco. Su padre, de pie junto a la borda, despidiéndose contento de ella. Y Nicholas, de repente en cubierta con la muñeca en una mano. La muñeca que él mismo había decapitado, ¡vestida de pirata! La muñeca de Galen, se dio cuenta entonces, era una réplica, era falsa...
____ se dejó caer pesadamente en una silla, sin poder creerse sus propios pensamientos.
—¡Él lo sabe, Sarah! ¡Lo sabe! ¡Cielo santo, lo sabe! —gritó ____.
—¿Que sabe qué? —exclamó la doncella alarmada.
—¡Sabe que Galen miente! ¡Ay, Dios, Galen miente, y Nicholas lo sabe porque tiene la muñeca! ¿No lo entiendes? ¡La ha tenido todo este tiempo! ¡Sabe que la otra es falsa! Sabe que Galen me dio una imitación...
Se interrumpió al caer en la cuenta de lo que estaba diciendo. De pronto, todo empezaba a tener sentido, muy a su pesar. La cabeza se le llenó de sospechas sobre su primo. Desde el momento en que se había topado con él en Pemberheath, había evitado encontrarse con Nicholas. Se había mostrado muy misterioso respecto al negocio que tenía entre manos. Luego la había sorprendido con recuerdos de su pasado y un segundo testamento. No quería localizar al señor Strait, el único que podía aclararlo todo. Se enterró la cabeza entre las manos. Algunos detalles que en su momento le habían parecido de lo más inocente, de pronto se convertían en indicios de evasivas, traición y engaño.
—¿Qué ocurre, milady? —gritó la criada alarmada.
—Sarah, de niña tuve una muñeca. ¡Sólo una! Y el verano que pasamos en el barco de papá, ¡Nicholas me la quito y le arrancó la cabeza del cuerpo!
—¡Cielo santo!, ¿que hizo qué?
—Pero luego la arregló —se apresuró a decir —¡y la vistió de pirata, porque yo solía vestirme de pirata! Me la iba a dar, pero nunca pudo hacerlo, porque papá me subió a un barco y me mandó al colegio en compañía del señor Strait.
____ hizo una pausa. EI abogado era además uno de los pocos que podían saber el aspecto que tenía su muñeca. ¿Estaría él también implicado? ¿Acaso todas las personas a las que conocía se proponían estafar a Nicholas? Pero ¿por qué? ¿Cómo? ____ se dio unos golpecitos en el labio con un dedo, mirando obnubilada la alfombra.
—El señor Strait podría estar implicado. Galen, ay, ¿cómo ha podido hacerme esto? Da igual, tendrá que confesar. Tendrá que contárselo todo a Nicholas —susurró ____.
¿Por qué no había recordado todo eso antes? ¿Por qué su esposo no le había dicho que aún tenía la muñeca? ¿Tantas ganas tenia de deshacerse de ella que se había reservado información que podría haberla exonerado?
Se levantó de un brinco y corrió al escritorio, donde sacó en seguida un pergamino.
—Sarah, debes llevarle esta nota a mi primo, Galen Carrey —dijo serena mientras escribía. —Jones debería saber dónde se lo puede encontrar.
La doncella retrocedió inconscientemente un paso cuando ____ vertió cera de la vela para sellar la misiva en la que le pedía a su primo que se reuniera con ella en el baile de los Wilmington por un asunto de extrema gravedad.
—No sé, señora. El marqués nos ha ordenado que le comuniquemos si usted precisa enviar algún mensaje —dijo Sarah titubeante.
____ le lanzó una mirada acalorada mientras agitaba la misiva en el aire para secar el sello.
—¿Ah, sí? —espetó furiosa. —¡Me da igual! Te lo suplico, Sarah, hazle llegar esto a mi primo. Es importantísimo, y no debes decírselo a lord Darfield.
Una vez seco el sello, se levantó y se acercó a donde estaba la criada, le cogió la mano y le puso la nota en la palma.
—¿No debería contárselo a lord Darfield? —gritó ésta. —Nos dejó muy claro...
—Sarah, es imprescindible que yo hable con mi primo en privado ¡Dame tu palabra de que no se lo dirás a lord Darfield!
—Pero, milady, si su primo ha hecho algo malo, ¿no debería saberlo también el marqués? —preguntó Sarah, suplicante.
____ se llevó las manos instintivamente al abdomen.
—Te lo suplico, como amiga: hazme ese favor —dijo sin fuerzas, molesta al ver que los ojos se le llenaban de lágrimas.
—No lo entiendes, él no aceptará...
Sarah le miró las manos, posadas en el abdomen, luego volvió a mirarla a los ojos empañados. ____ respiró hondo.
—Debo convencer a Galen de que le confiese a Nicholas lo que ha hecho, es mi única esperanza —murmuró entre lágrimas.
Se dio cuenta de que Sarah debía de pensar que había perdido el juicio por completo; la pobre muchacha no entendía nada de lo que le estaba diciendo. Pero Galen debía confesar. Tenía que contárselo todo a Nicholas para que él supiera que ella no estaba implicada, que nunca lo había estado.
—¡Hazlo, Sarah! —le gritó de pronto, consciente del tono histérico de su voz.
El semblante de la muchacha se deshizo del miedo y se dirigió de prisa a la puerta.
—Sí, milady —murmuró, de pronto ansiosa por escapar de su delirante señora.
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
17 3/3
Sarah se enorgullecía de ser siempre alegre y siempre obediente. Aquel día no fue distinto, con una excepción: envió a un muchacho a que le entregase una nota al primo de su señora, pero después fue a buscar al marqués. Puede que se estuviera jugando el puesto, pero la mirada enloquecida de lady Darfield la había asustado y debía hacer lo correcto.
Nicholas se sirvió otro whisky y continuó paseando nervioso de un lado a otro. A Galen Carrey no lo había inquietado en absoluto que le negara lo que reclamaba. Era evidente que lo esperaba y, curiosamente, no había defendido su postura, como Nicholas había previsto. Cuando este le había exigido que le dijera qué había ocurrido con el señor Strait y por que Routier había sido unas de las últimas personas que lo había visto, el joven no había respondido. Había guardado silencio durante toda la entrevista y, al final, se había interesado por ____. Nicholas había conseguido contenerse y, en lugar de partirle el cuello, le había dicho a aquel sinvergüenza que no tardaría en pudrirse en el infierno. Encogiéndose de hombros, se había marchado.
El marqués salió de su ensimismamiento al oír que llamaban a la puerta.
—Adelante —gruñó.
Entró la doncella, con el cejo muy fruncido.
—¿Qué ocurre, Sarah? —inquirió Nicholas, suspirando impaciente.
Inusitadamente, esta alzó la barbilla.
—Tengo algo que contarle, milord —dijo, y se aclaró la garganta, nerviosa.
Nicholas volvió a suspirar, pasándose la mano por el pelo.
—¿De qué se trata?
—Llevo trabajando para usted desde que era niña, milord, y nunca he creído ni una palabra de lo que decían de usted, jamás —empezó.
Nicholas puso los ojos en blanco; no le sorprendería en absoluto que el servicio comentase su disputa con ____.
—Te perdono el desliz...
—Sigo sin creerlo —añadió. Nicholas no prosiguió y arqueó una ceja, inquisitivo. —No, señor, no. Ni siquiera después de lo de las muñecas y de que mi señora asegure que usted piensa que su primo es un estafador.
—¿Lo de las muñecas? —preguntó Nicholas, frunciendo el cejo.
La criada alzó la barbilla un poco más.
—Le he contado lo de las muñecas y se ha vuelto como loca y ha empezado a gritar que usted sabía que era mentira y que no entendía por qué no se lo había dicho y que el señor Carrey había mentido y que el señor Strait estaba implicado...
—¡Sarah, tranquilízate! —le dijo el aristócrata con mucha más calma de la que sentía y le hizo una seña para que se sentara al otro lado del escritorio.
La muchacha titubeó un instante, luego tomó asiento, muy rígida. Nicholas esperó a que se recolocara las faldas y descansara las manos, muy recatada, en el regazo.
—A ver, empieza por el principio —le pidió, y escuchó perplejo y en silencio el relato del reciente encuentro de Sarah con ____. ¡Aquella condenada muñeca! Al final se había acordado de ella.
—Sé que ella no volverá a dirigirme la palabra, milord, pero lo he estado pensando y no me parecía bien, porque yo lo he visto con lady Darfield y es más que evidente que usted la ama y lleva unos días muy alicaído y, cuando milady ha dicho que usted lo sabía, bueno, no se me ha ocurrido otra explicación. También ella se daría cuenta, si no fuese tan emotiva. No puede pensar con claridad, está muy nerviosa. Supongo que debería agradecer que al menos no haya ido corriendo a plantarle cara al señor Carrey y se haya limitado a enviarle una nota, porque temía por su propia... seguridad —murmuró la doncella furiosa.
—¿Plantarle cara a Carrey? —repitió Nicholas confundido. —Sarah, ¿tiene la marquesa algo que temer de él? ¿Por qué le preocupa su seguridad? —inquirió, ignorando por un momento el hecho de que ____ obviamente sabía que Galen era un estafador.
—No se lo puedo decir —respondió ella en voz baja.
Nicholas frunció el cejo y se apoyó en el escritorio. No estaba de humor para los remilgos de una criada.
—¿Por qué no? Me has contado todo lo demás —le preguntó sereno.
Ésta desvió la mirada y fingió estudiar el estampado del brazo de la silla.
—¿Sarah? —la instó Nicholas, esforzándose por controlar su paciencia.
—No me corresponde a mí contárselo —murmuró.
—Sarah. —No se lo pedía, se lo ordenaba. Esta se sonrojó.
—¡No volverá a dirigirme la palabra!
—Si es algo relativo al bienestar de lady Darfield, debes decírmelo —le comunicó al límite de su paciencia.
—¡Es que no es ella misma! Últimamente está muy sensible porque está embarazada —espetó la chica sin darse cuenta de lo que había dicho. Se percató de inmediato y abrió mucho los ojos, horrorizada.
—¿Cómo has dicho? —le preguntó Nicholas, pasmado.
Sarah gimoteó desesperada. Nicholas cubrió la distancia que los separaba y la cogió por los codos, poniéndola de pie bruscamente.
—¿Está embarazada? —inquirió con voz amenazante.
Aterrada, Sarah no pudo más que asentir con la cabeza. El la soltó despacio. Notó que una intensa emoción reemplazaba inmediatamente a las otras. Se volvió de pronto hacia el escritorio y buscó apoyo en el, calculando mentalmente las semanas. Estaba embarazada de él. Era suyo, tenía que serlo, no podía haber sido de otro modo. Todo aquello lo superaba. Una emoción intensa y tumultuosa se apoderó de él. ¡Cielo santo!, estaba embarazada de él.
—Has hecho lo correcto, Sarah —espetó, ignorando su lloriqueo. —Eso es todo —Apoyó los brazos en el escritorio y descansó sobre ellos.
—Milord...
—¡Vete! —le gritó. Oyó a Sarah escabullirse y cerrar la puerta al salir.
Le costaba asimilarlo. Un hijo. Su hijo. La sola idea tenía un efecto poderoso en él que le costaba comprender. O digerir. Lo invadió una curiosa sensación de orgullo.
Y de amor.
Nunca la había querido más que en aquel preciso instante. Resolvería su problema después, pero, de momento, ____ era lo único que le importaba, y las consecuencias le daban igual. Se levantó del escritorio y cruzó el despacho, abriendo la puerta con tanto brío que chocó con la pared.
—¡Jones! —bramó mientras se dirigía a su dormitorio.
Estaba deseando abrazarla, acariciarle el vientre y sentir la vida que llevaba en su interior, la criatura de los dos. Quería estrecharla entre sus brazos y demostrarle lo que jamás podría expresar con palabras.
Pero ____ ya había salido esa noche en compañía de la regordeta lady Paddington.
Sarah se enorgullecía de ser siempre alegre y siempre obediente. Aquel día no fue distinto, con una excepción: envió a un muchacho a que le entregase una nota al primo de su señora, pero después fue a buscar al marqués. Puede que se estuviera jugando el puesto, pero la mirada enloquecida de lady Darfield la había asustado y debía hacer lo correcto.
Nicholas se sirvió otro whisky y continuó paseando nervioso de un lado a otro. A Galen Carrey no lo había inquietado en absoluto que le negara lo que reclamaba. Era evidente que lo esperaba y, curiosamente, no había defendido su postura, como Nicholas había previsto. Cuando este le había exigido que le dijera qué había ocurrido con el señor Strait y por que Routier había sido unas de las últimas personas que lo había visto, el joven no había respondido. Había guardado silencio durante toda la entrevista y, al final, se había interesado por ____. Nicholas había conseguido contenerse y, en lugar de partirle el cuello, le había dicho a aquel sinvergüenza que no tardaría en pudrirse en el infierno. Encogiéndose de hombros, se había marchado.
El marqués salió de su ensimismamiento al oír que llamaban a la puerta.
—Adelante —gruñó.
Entró la doncella, con el cejo muy fruncido.
—¿Qué ocurre, Sarah? —inquirió Nicholas, suspirando impaciente.
Inusitadamente, esta alzó la barbilla.
—Tengo algo que contarle, milord —dijo, y se aclaró la garganta, nerviosa.
Nicholas volvió a suspirar, pasándose la mano por el pelo.
—¿De qué se trata?
—Llevo trabajando para usted desde que era niña, milord, y nunca he creído ni una palabra de lo que decían de usted, jamás —empezó.
Nicholas puso los ojos en blanco; no le sorprendería en absoluto que el servicio comentase su disputa con ____.
—Te perdono el desliz...
—Sigo sin creerlo —añadió. Nicholas no prosiguió y arqueó una ceja, inquisitivo. —No, señor, no. Ni siquiera después de lo de las muñecas y de que mi señora asegure que usted piensa que su primo es un estafador.
—¿Lo de las muñecas? —preguntó Nicholas, frunciendo el cejo.
La criada alzó la barbilla un poco más.
—Le he contado lo de las muñecas y se ha vuelto como loca y ha empezado a gritar que usted sabía que era mentira y que no entendía por qué no se lo había dicho y que el señor Carrey había mentido y que el señor Strait estaba implicado...
—¡Sarah, tranquilízate! —le dijo el aristócrata con mucha más calma de la que sentía y le hizo una seña para que se sentara al otro lado del escritorio.
La muchacha titubeó un instante, luego tomó asiento, muy rígida. Nicholas esperó a que se recolocara las faldas y descansara las manos, muy recatada, en el regazo.
—A ver, empieza por el principio —le pidió, y escuchó perplejo y en silencio el relato del reciente encuentro de Sarah con ____. ¡Aquella condenada muñeca! Al final se había acordado de ella.
—Sé que ella no volverá a dirigirme la palabra, milord, pero lo he estado pensando y no me parecía bien, porque yo lo he visto con lady Darfield y es más que evidente que usted la ama y lleva unos días muy alicaído y, cuando milady ha dicho que usted lo sabía, bueno, no se me ha ocurrido otra explicación. También ella se daría cuenta, si no fuese tan emotiva. No puede pensar con claridad, está muy nerviosa. Supongo que debería agradecer que al menos no haya ido corriendo a plantarle cara al señor Carrey y se haya limitado a enviarle una nota, porque temía por su propia... seguridad —murmuró la doncella furiosa.
—¿Plantarle cara a Carrey? —repitió Nicholas confundido. —Sarah, ¿tiene la marquesa algo que temer de él? ¿Por qué le preocupa su seguridad? —inquirió, ignorando por un momento el hecho de que ____ obviamente sabía que Galen era un estafador.
—No se lo puedo decir —respondió ella en voz baja.
Nicholas frunció el cejo y se apoyó en el escritorio. No estaba de humor para los remilgos de una criada.
—¿Por qué no? Me has contado todo lo demás —le preguntó sereno.
Ésta desvió la mirada y fingió estudiar el estampado del brazo de la silla.
—¿Sarah? —la instó Nicholas, esforzándose por controlar su paciencia.
—No me corresponde a mí contárselo —murmuró.
—Sarah. —No se lo pedía, se lo ordenaba. Esta se sonrojó.
—¡No volverá a dirigirme la palabra!
—Si es algo relativo al bienestar de lady Darfield, debes decírmelo —le comunicó al límite de su paciencia.
—¡Es que no es ella misma! Últimamente está muy sensible porque está embarazada —espetó la chica sin darse cuenta de lo que había dicho. Se percató de inmediato y abrió mucho los ojos, horrorizada.
—¿Cómo has dicho? —le preguntó Nicholas, pasmado.
Sarah gimoteó desesperada. Nicholas cubrió la distancia que los separaba y la cogió por los codos, poniéndola de pie bruscamente.
—¿Está embarazada? —inquirió con voz amenazante.
Aterrada, Sarah no pudo más que asentir con la cabeza. El la soltó despacio. Notó que una intensa emoción reemplazaba inmediatamente a las otras. Se volvió de pronto hacia el escritorio y buscó apoyo en el, calculando mentalmente las semanas. Estaba embarazada de él. Era suyo, tenía que serlo, no podía haber sido de otro modo. Todo aquello lo superaba. Una emoción intensa y tumultuosa se apoderó de él. ¡Cielo santo!, estaba embarazada de él.
—Has hecho lo correcto, Sarah —espetó, ignorando su lloriqueo. —Eso es todo —Apoyó los brazos en el escritorio y descansó sobre ellos.
—Milord...
—¡Vete! —le gritó. Oyó a Sarah escabullirse y cerrar la puerta al salir.
Le costaba asimilarlo. Un hijo. Su hijo. La sola idea tenía un efecto poderoso en él que le costaba comprender. O digerir. Lo invadió una curiosa sensación de orgullo.
Y de amor.
Nunca la había querido más que en aquel preciso instante. Resolvería su problema después, pero, de momento, ____ era lo único que le importaba, y las consecuencias le daban igual. Se levantó del escritorio y cruzó el despacho, abriendo la puerta con tanto brío que chocó con la pared.
—¡Jones! —bramó mientras se dirigía a su dormitorio.
Estaba deseando abrazarla, acariciarle el vientre y sentir la vida que llevaba en su interior, la criatura de los dos. Quería estrecharla entre sus brazos y demostrarle lo que jamás podría expresar con palabras.
Pero ____ ya había salido esa noche en compañía de la regordeta lady Paddington.
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
CAPITULO 18 1/3
____ exploró la multitud en busca de Galen. Llevaba cerca de dos horas en el baile de los Wilmington y él seguía sin aparecer. Se apoyó en una columna, con los brazos cruzados por delante, dando golpecitos con la punta del pie en la baldosa de mármol. Estrangularía personalmente a Sarah si no le había hecho llegar la nota.
Un joven petimetre, al que identificó como el hijo menor del conde de Whitstone, se le acercó sonriente. ____ frunció el cejo y aceleró el ritmo de su golpeteo. Aquella noche no estaba de humor para charlas intrascendentes y, de momento, había tenido la suerte de que la parlanchina lady Paddington estuviese enfrascada en una cruda partida de loó con las otras merodeadoras.
—Buenas noches, lady Darfield —la saludó el joven.
—Buenas noches, señor.
—La estaba observando desde el otro lado del salón. He visto que lleva un rato sin bailar y he pensado que quizá sea porque aún no tiene su carnet de baile completo —le comentó esperanzado.
____ forzó una sonrisa.
—¡Ah! No, verá, me he torcido el tobillo dando un paseo por el parque esta mañana y me temo que no estoy en condiciones de bailar hoy —mintió con dulzura.
—¿En serio? No la he visto cojear —observó el joven Whitstone mirando con escepticismo el pie con el que golpeteaba el suelo.
Ella se miró el pie también y frunció el cejo. Tía Nan tenía razón: no era capaz de engañar a nadie aunque su vida dependiera de ello. Hasta aquel pequeño petimetre lo sabía. Pero Nicholas no, ¡maldita sea!
—Lady Darfield.
____ se volvió al oír la voz de Galen y se olvidó por completo del joven aristócrata. Hizo un leve aspaviento: su primo tenía un aspecto espantoso. Estaba demacrado y ojeroso. Miró inquieta al hijo del conde.
—Si me disculpa, señor... —murmuró, acercándose rápidamente a su primo y dejando a Whitstone boquiabierto con su perfecto caminar. —Temía que no hubieses recibido mi mensaje —le susurró.
Mirando disimuladamente alrededor, agarró a Galen por el brazo y se lo llevó a un rincón oscuro del salón al que se había trasladado una jardinera de plantas inmensas para dejar sitio a los bailarines.
—Necesito tiempo para pensar.
____ casi empujó a Galen tras una de las plantas gigantes y le plantó cara con los brazos en jarras. El la miró y luego bajó la vista al suelo, donde la ancló. Ella frunció el cejo. Lo encontraba muy abatido y sólo podía imaginar que fuera porque de algún modo sospechaba que lo habían descubierto.
—Galen, sé lo de las muñecas —empezó.
Galen levantó una mano y negó con la cabeza.
—No sigas, pequeña...
—No, ¡no sigas tú! No has sido muy sincero conmigo, Galen. Todo es mentira, ¿verdad? —quiso saber.
Su primo la sorprendió asintiendo con la cabeza, y eso la desarmó de inmediato. Se dejó caer contra la pared, con los brazos a los lados. En parte, había esperado que lo negara. Dios, ¿por qué iba a negarlo?
—Pero ¿por qué? —murmuró ella.
Carrey se encogió de hombros y la miró con sus ojos pardos.
—Me dejó sin nada, ____. Yo era el único familiar varón que le quedaba, y me pareció tremendamente injusto. Darfield es un hombre muy rico, no necesita tu dote y, en aquel momento, el plan no me pareció tan horrible.
Aquella confesión la dejó boquiabierta. Jamás se le había ocurrido que su querido primo pudiera hacerle algo así. Sencillamente no lo aceptaba. Este miró nervioso a la multitud y se ocultó un poco más tras las plantas.
—Debí habérselo dicho esta tarde. Ojalá... Su tristeza es tan evidente, prima. Creo que te ama de verdad.
Menuda broma. Una broma de mal gusto. ____ recuperó el habla.
—Nicholas no me ama y temo que ya nunca lo hará, gracias a tu pequeña farsa. Sospechaba de ti desde el principio, ¡y yo, como una tonta, te defendí! —dijo al borde del llanto.
El joven asintió con tristeza.
—¿Cómo lo hiciste? Lo del testamento, quiero decir. ¿Y lo de los gemelos y la muñeca? ¿Cómo fue? —quiso saber ella.
Galen suspiró cansado y se metió las manos en los bolsillos.
—Strait —masculló. —Al parecer, por necesidad, aprendió a imitar la firma de tu padre hace años. Había ocasiones en que tu padre no estaba presente para firmar y autorizó a Strait a que firmara por él. Con el tiempo, el abogado llegó a hacerlo muy bien y, cuando se le presionó, firmó el documento falso a cambio de una parte del botín. Los gemelos los tenía Strait en su poder. Había querido enviártelos hacia tiempo, porque sabía que eran importantes para el capitán. Lo de la muñeca fue idea mía. Yo recordaba una que siempre llevabas encima de niña, y hace poco me topé con una muy similar.
—¿El señor Strait estaba implicado?
Él hizo una pausa.
—No por su propia voluntad —suspiró.
La confesión de su primo la hizo pedazos. Por un instante, recordó al Galen de su infancia, riendo en las cubiertas del Dancing Maiden, mirándola con sus risueños ojos pardos. Aquel recuerdo le encogió el corazón; le costaba imaginarse a su querido primo tomando parte en semejante intriga. Una intriga que había destrozado su matrimonio.
—Me cuesta creerlo, Galen —le susurró con voz ronca. —¿Por qué no acudiste a mí? Te habría dado todo lo que tenia. —Se le escapó una lágrima que le rodó de prisa por la pálida mejilla.
Galen contempló abatido el rastro de aquella lágrima.
—Lo sé. Por eso he retirado mi demanda. Veía que podía destrozar tu matrimonio...
—¿Que podías? —espetó ella. —Has destrozado mi matrimonio antes de que tuviese ocasión de hacerlo funcionar. Jamás podré recuperar lo que he perdido, ya no. Lo sabes, ¿verdad? Sólo espero que te crea y no siga pensando que yo... —un sollozo le ahogó la voz—... ¡que yo le he hecho esto!
—Podemos ir a verlo ahora si quieres. Se lo contaré todo —dijo Galen solemne.
____ se lo quedó mirando, presa de una lucha entre su cabeza y su corazón. ¿Por qué la traicionaban todos los hombres de su vida?
—Ve tú. Cuéntaselo todo —espetó furiosa. —Si voy contigo, sospechará que estamos compinchados. Si te cree, lo sabré. De una forma u otra, lo sabré.
Se apartó de la pared y se alejó de él, meneando la cabeza incrédula.
Con las manos metidas en los bolsillos, Galen miró a su prima, derrotada.
—____, pequeña, lo siento de verdad. No te imaginas cuánto —dijo en voz baja.
Ella se mordió el labio interior para evitar que un torrente de lágrimas brotara de su interior. ¡Cielos!, también ella lo sentía. Sentía que su padre no lo hubiese incluido en su testamento, que se hubiese visto obligado a tomar medidas tan extremas, que hubiera arruinado la vida casi perfecta que tenía con Nicholas.
—Demasiado tarde —susurró y, dando media vuelta, se alejó, con el corazón roto por enésima vez.
También el de Galen estaba roto. Su prima tenía razón, su disculpa no valía nada y llegaba demasiado tarde. Había destruido su felicidad, y jamás había querido eso. Si pudiera volver atrás, lo haría. Si pudiera borrar aquel fatal encuentro casual con Malcolm Routier en Calais, lo harta. Si pudiera deshacer lo que habían hecho ya para estafar a Darfield, lo haría de buen grado. No se había dado cuenta de lo mucho que el marqués la quería hasta que lo había visto aquella tarde. Su mirada era feroz, pero, cuando hablaba de ____, brillaba en sus ojos grises algo verdaderamente conmovedor. ¿De qué se extrañaba? También él podía haberla amado.
En los últimos días, la aversión de Galen por aquella inefable conspiración se había hecho tan notable que debería haber huido de ella, pero Routier lo había retenido por la fuerza, con amenazas. Al principio se había servido de las cinco mil libras que le adeudaba, si bien no era dinero lo que quería. Aunque había tardado en comprenderlo, el joven había descubierto al fin el odio increíble que aquel hombre sentía por Darfield. Lo que lo motivaba era el deseo de verlo arruinado, a cualquier precio. Galen ya no podría deshacer lo que había hecho, pero al menos podía impedir que Routier arruinara al aristócrata. Salió de su escondite detrás de las plantas y se dispuso a marcharse de allí, decidido a encontrar al marqués.
LISTO!!!!! mis niñas cumpli con nuestro trato! :D nos leemos el lunes! ;) (tal vez y puedan convenserme de subirles cap alguno d estos dias no lo se... :yonofui: depende de untedes :¬w¬: )las kiero!!! :hug:
____ exploró la multitud en busca de Galen. Llevaba cerca de dos horas en el baile de los Wilmington y él seguía sin aparecer. Se apoyó en una columna, con los brazos cruzados por delante, dando golpecitos con la punta del pie en la baldosa de mármol. Estrangularía personalmente a Sarah si no le había hecho llegar la nota.
Un joven petimetre, al que identificó como el hijo menor del conde de Whitstone, se le acercó sonriente. ____ frunció el cejo y aceleró el ritmo de su golpeteo. Aquella noche no estaba de humor para charlas intrascendentes y, de momento, había tenido la suerte de que la parlanchina lady Paddington estuviese enfrascada en una cruda partida de loó con las otras merodeadoras.
—Buenas noches, lady Darfield —la saludó el joven.
—Buenas noches, señor.
—La estaba observando desde el otro lado del salón. He visto que lleva un rato sin bailar y he pensado que quizá sea porque aún no tiene su carnet de baile completo —le comentó esperanzado.
____ forzó una sonrisa.
—¡Ah! No, verá, me he torcido el tobillo dando un paseo por el parque esta mañana y me temo que no estoy en condiciones de bailar hoy —mintió con dulzura.
—¿En serio? No la he visto cojear —observó el joven Whitstone mirando con escepticismo el pie con el que golpeteaba el suelo.
Ella se miró el pie también y frunció el cejo. Tía Nan tenía razón: no era capaz de engañar a nadie aunque su vida dependiera de ello. Hasta aquel pequeño petimetre lo sabía. Pero Nicholas no, ¡maldita sea!
—Lady Darfield.
____ se volvió al oír la voz de Galen y se olvidó por completo del joven aristócrata. Hizo un leve aspaviento: su primo tenía un aspecto espantoso. Estaba demacrado y ojeroso. Miró inquieta al hijo del conde.
—Si me disculpa, señor... —murmuró, acercándose rápidamente a su primo y dejando a Whitstone boquiabierto con su perfecto caminar. —Temía que no hubieses recibido mi mensaje —le susurró.
Mirando disimuladamente alrededor, agarró a Galen por el brazo y se lo llevó a un rincón oscuro del salón al que se había trasladado una jardinera de plantas inmensas para dejar sitio a los bailarines.
—Necesito tiempo para pensar.
____ casi empujó a Galen tras una de las plantas gigantes y le plantó cara con los brazos en jarras. El la miró y luego bajó la vista al suelo, donde la ancló. Ella frunció el cejo. Lo encontraba muy abatido y sólo podía imaginar que fuera porque de algún modo sospechaba que lo habían descubierto.
—Galen, sé lo de las muñecas —empezó.
Galen levantó una mano y negó con la cabeza.
—No sigas, pequeña...
—No, ¡no sigas tú! No has sido muy sincero conmigo, Galen. Todo es mentira, ¿verdad? —quiso saber.
Su primo la sorprendió asintiendo con la cabeza, y eso la desarmó de inmediato. Se dejó caer contra la pared, con los brazos a los lados. En parte, había esperado que lo negara. Dios, ¿por qué iba a negarlo?
—Pero ¿por qué? —murmuró ella.
Carrey se encogió de hombros y la miró con sus ojos pardos.
—Me dejó sin nada, ____. Yo era el único familiar varón que le quedaba, y me pareció tremendamente injusto. Darfield es un hombre muy rico, no necesita tu dote y, en aquel momento, el plan no me pareció tan horrible.
Aquella confesión la dejó boquiabierta. Jamás se le había ocurrido que su querido primo pudiera hacerle algo así. Sencillamente no lo aceptaba. Este miró nervioso a la multitud y se ocultó un poco más tras las plantas.
—Debí habérselo dicho esta tarde. Ojalá... Su tristeza es tan evidente, prima. Creo que te ama de verdad.
Menuda broma. Una broma de mal gusto. ____ recuperó el habla.
—Nicholas no me ama y temo que ya nunca lo hará, gracias a tu pequeña farsa. Sospechaba de ti desde el principio, ¡y yo, como una tonta, te defendí! —dijo al borde del llanto.
El joven asintió con tristeza.
—¿Cómo lo hiciste? Lo del testamento, quiero decir. ¿Y lo de los gemelos y la muñeca? ¿Cómo fue? —quiso saber ella.
Galen suspiró cansado y se metió las manos en los bolsillos.
—Strait —masculló. —Al parecer, por necesidad, aprendió a imitar la firma de tu padre hace años. Había ocasiones en que tu padre no estaba presente para firmar y autorizó a Strait a que firmara por él. Con el tiempo, el abogado llegó a hacerlo muy bien y, cuando se le presionó, firmó el documento falso a cambio de una parte del botín. Los gemelos los tenía Strait en su poder. Había querido enviártelos hacia tiempo, porque sabía que eran importantes para el capitán. Lo de la muñeca fue idea mía. Yo recordaba una que siempre llevabas encima de niña, y hace poco me topé con una muy similar.
—¿El señor Strait estaba implicado?
Él hizo una pausa.
—No por su propia voluntad —suspiró.
La confesión de su primo la hizo pedazos. Por un instante, recordó al Galen de su infancia, riendo en las cubiertas del Dancing Maiden, mirándola con sus risueños ojos pardos. Aquel recuerdo le encogió el corazón; le costaba imaginarse a su querido primo tomando parte en semejante intriga. Una intriga que había destrozado su matrimonio.
—Me cuesta creerlo, Galen —le susurró con voz ronca. —¿Por qué no acudiste a mí? Te habría dado todo lo que tenia. —Se le escapó una lágrima que le rodó de prisa por la pálida mejilla.
Galen contempló abatido el rastro de aquella lágrima.
—Lo sé. Por eso he retirado mi demanda. Veía que podía destrozar tu matrimonio...
—¿Que podías? —espetó ella. —Has destrozado mi matrimonio antes de que tuviese ocasión de hacerlo funcionar. Jamás podré recuperar lo que he perdido, ya no. Lo sabes, ¿verdad? Sólo espero que te crea y no siga pensando que yo... —un sollozo le ahogó la voz—... ¡que yo le he hecho esto!
—Podemos ir a verlo ahora si quieres. Se lo contaré todo —dijo Galen solemne.
____ se lo quedó mirando, presa de una lucha entre su cabeza y su corazón. ¿Por qué la traicionaban todos los hombres de su vida?
—Ve tú. Cuéntaselo todo —espetó furiosa. —Si voy contigo, sospechará que estamos compinchados. Si te cree, lo sabré. De una forma u otra, lo sabré.
Se apartó de la pared y se alejó de él, meneando la cabeza incrédula.
Con las manos metidas en los bolsillos, Galen miró a su prima, derrotada.
—____, pequeña, lo siento de verdad. No te imaginas cuánto —dijo en voz baja.
Ella se mordió el labio interior para evitar que un torrente de lágrimas brotara de su interior. ¡Cielos!, también ella lo sentía. Sentía que su padre no lo hubiese incluido en su testamento, que se hubiese visto obligado a tomar medidas tan extremas, que hubiera arruinado la vida casi perfecta que tenía con Nicholas.
—Demasiado tarde —susurró y, dando media vuelta, se alejó, con el corazón roto por enésima vez.
También el de Galen estaba roto. Su prima tenía razón, su disculpa no valía nada y llegaba demasiado tarde. Había destruido su felicidad, y jamás había querido eso. Si pudiera volver atrás, lo haría. Si pudiera borrar aquel fatal encuentro casual con Malcolm Routier en Calais, lo harta. Si pudiera deshacer lo que habían hecho ya para estafar a Darfield, lo haría de buen grado. No se había dado cuenta de lo mucho que el marqués la quería hasta que lo había visto aquella tarde. Su mirada era feroz, pero, cuando hablaba de ____, brillaba en sus ojos grises algo verdaderamente conmovedor. ¿De qué se extrañaba? También él podía haberla amado.
En los últimos días, la aversión de Galen por aquella inefable conspiración se había hecho tan notable que debería haber huido de ella, pero Routier lo había retenido por la fuerza, con amenazas. Al principio se había servido de las cinco mil libras que le adeudaba, si bien no era dinero lo que quería. Aunque había tardado en comprenderlo, el joven había descubierto al fin el odio increíble que aquel hombre sentía por Darfield. Lo que lo motivaba era el deseo de verlo arruinado, a cualquier precio. Galen ya no podría deshacer lo que había hecho, pero al menos podía impedir que Routier arruinara al aristócrata. Salió de su escondite detrás de las plantas y se dispuso a marcharse de allí, decidido a encontrar al marqués.
LISTO!!!!! mis niñas cumpli con nuestro trato! :D nos leemos el lunes! ;) (tal vez y puedan convenserme de subirles cap alguno d estos dias no lo se... :yonofui: depende de untedes :¬w¬: )las kiero!!! :hug:
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
OMG estuvo re buena me encantaron los cap. seguilaa porfasss te lo suplicoo :)
raqel d' Jonas(NJJ<3
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Ohhhh vamos t lo ruego sube mas
Estoy vuelta loca quiero saber que pasa plis!!
Estoy vuelta loca quiero saber que pasa plis!!
Karli Jonas
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Como ame estoys capis!!! Mas la parte en que él se entera de que esta embarazada y esta re feliz :D Pero qeu al perdoneee rapidooo!! aaaaaaaaa n ocreo a guantar hasta el lunes :S jajaja
Como ame estoys capis!!! Mas la parte en que él se entera de que esta embarazada y esta re feliz :D Pero qeu al perdoneee rapidooo!! aaaaaaaaa n ocreo a guantar hasta el lunes :S jajaja
Florjudith96
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
MIL PERDONES POR NO ENTRAR ANTES!
PERO LA ESCUELA!!!!
ME QUEDE CUADRADA!!!
MIRA LO QUE HA PASADO! ESE PAR LASTIMANDOSE!!!!
ME ALEGRE DE QUE SARAH SEA CHISMOSA!!!!
SIISISISI SABIA QU RAYIS ESTABA EMBARAZADA!!!!
Y NICHOLAS LO SABE!!!!!
ME ENCANTA!!!!!
AMO LA NOVE!!!!!
SIGUELA!!!!!
ATT:MEL...
PD:pERDON POR NO ENTRAR ANTES....
PERO LA ESCUELA!!!!
ME QUEDE CUADRADA!!!
MIRA LO QUE HA PASADO! ESE PAR LASTIMANDOSE!!!!
ME ALEGRE DE QUE SARAH SEA CHISMOSA!!!!
SIISISISI SABIA QU RAYIS ESTABA EMBARAZADA!!!!
Y NICHOLAS LO SABE!!!!!
ME ENCANTA!!!!!
AMO LA NOVE!!!!!
SIGUELA!!!!!
ATT:MEL...
PD:pERDON POR NO ENTRAR ANTES....
Just Me! Melissa! :)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Wuaaaooo ! estubo Geniaal , yo ya sopechaba que ______ estaba embarazada pero bueno me aguante! ajajajajja estoy deseando que sea el luneeees ! por dios
Flor
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAIIIIIIIIIIIIIIIIII
POBRE DE TOOODOOOSSSSS
COMO SUFREEEEENNNN!!!!!!!!!!
Y TODO POR ESE BRUTO LOCO LLENO DE RENCOR CONTRA NICK!!!!!!!!!!!
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAIIIII
PERO QUE EMOCIOOONNN SERAN PAPAAAAAAASSSSSS
TIENES QUE SEGUIRLA PORFAAAAAAA
POBRE DE TOOODOOOSSSSS
COMO SUFREEEEENNNN!!!!!!!!!!
Y TODO POR ESE BRUTO LOCO LLENO DE RENCOR CONTRA NICK!!!!!!!!!!!
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAIIIII
PERO QUE EMOCIOOONNN SERAN PAPAAAAAAASSSSSS
TIENES QUE SEGUIRLA PORFAAAAAAA
chelis
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
porfaaaaaaaaaaaaaaaaaa
un caaaapiiiiiiissssss maaaaaaaasssssss
un caaaapiiiiiiissssss maaaaaaaasssssss
chelis
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Am, Chelis y Andy las agregue a mi lista de amigos! cuando puedan aseptenme :)
Flor
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