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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
ReggieJonas escribió: :D Holaaaaaa Andy verdad? yo soy Regina, dime Reggie, pues apenas acabo de encontrar desde ayer en la noche tu novela.... me ha gustado mucho! enserio es geniaal!
Espero el siguiente capítulo con ansias, me he leeido todos hasta ahora en una tarde haha esque me atrapo por completo la historia. En un capítulo me hizo llorar! cuando Nick & ella terminan de cenar y van a la biblioteca... & estan platicando & ella le dice que el puede salir con la otra tipa & el la toma y dice que es su esposa & que no le pusiera loscuernos... pero cuando llore fue exactamente cuando ella se da cuenta de que todo fue mentira de su padre y el nunca la espero ni la quiso & se da la vuelta para salir corriendo & el la alcanza aaaaaaawww me matooo! pero bueno hahaha sube mas!
BIENVENIDA!!!! :lol!:
oolaaa reggie!!! q bueno q te guste la nove!!
y yo ame&odie ese cap lo ame porq porfiin la rayis se dio kuenta de todo & lo odie porq sufrio mucho :sad: pero con eso nick se dio cuenta de muchas cosas tambien... enfin yo en lo personal creo q fue EL CAP pero creo q amaras los q siguen tambien :¬w¬: y tambien te haran llorar... :yonofui: bueno mejor me despido antes de hablar de mas... bienvenida otra vez!!! :hug:
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
flor_judith96 escribió:GRACIAS POR SUBIR LOS DOS CAPIIISS!!! :D
me encantaron :D que charlas dice la vieja e.e pobre la rayis y Nick :S
siigueelaaa
denada!!! q bueno q te gustaron!! en un momento mas la sigo!!! ;)
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
RosesScentedWithKisses... escribió:AHH!!!!!
ME ENCANTO!! SIGUELA!!!
ESTUVO GENIAL!!!
ME EENCANTO!!!!
AMO ESTA NOVE!!!
SIOSISIS!!
PERO YA QUIERO ROMANCE!...
SIGUELA!!!!
q bueno q te gustaron!!! y... pues pronto pronto habra romance... :yonofui:
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Florencia L.O escribió:me encantaron los capitulos *___________* sos una geni , ahh y yo amo que tu ames que yo ame la nove
:D
yo amo q tu ames.. jaja ok no! jaja q bueno q te gustaron los caps!! :D
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
oooooooooooooooooooooooooooooooohhhhh
jajajajajajjajaja
yo tambien me imagine la orquestaaaaa!!!!
hey y de casualidad no sera su queridisisimos primo ese???
bueno siguela porfaaaaa
jajajajajajjajaja
yo tambien me imagine la orquestaaaaa!!!!
hey y de casualidad no sera su queridisisimos primo ese???
bueno siguela porfaaaaa
chelis
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii esperareee capii!! :D
Florjudith96
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
oooolaaaaa mis amoemoshos!! como estan??
yo estoy muuy contenta!!!! les tengo dos noticias... una buena :D y una mala :silent: la buena esq... recuerdan q les dije q a donde me iba de viaje no habria internet... y q tambien mencione q tenia la sospecha de q era mentira de mi sacrosanta madre??? pues.... tururururu XD YO TENIA RAZON!!!! despues de hablar con ella civilisadamente (en realidad la arte y me lo dijo XD jijiji) pues me dijo q no era sierto y q me lo dijo para separarme de mi compu (solo me falta dormir con ella XD pero mi madre no entiende nuestro amor (:P ) ) y pues si podre subirles caps!! :D (vale hermosa!!! no sabes cuanto te agradesco q kisieras ayudarme!!) y... la mala... esq no subire hasta el lunes o martes :( veran... mañana me voy asi q ni aunq kisiera podre subirles y a donde llegaremos... q es a casa de mi tia... ai si no hay internet y donde si hay es con mi abue y con ella nos vamos hasta el lunes... y no se a q hora lleguemos... les prometo q si llegamos temprano a casa de mi abue les subo su cap ;) si no... (esperemos q no sea) hasta el martes... bueno mis amores como les prometi ayer las dejo kon lo q falta del kap 10 q lo disfruten!!! las kiero mucho!!! :hug: nos leemos pronto!! ;)
yo estoy muuy contenta!!!! les tengo dos noticias... una buena :D y una mala :silent: la buena esq... recuerdan q les dije q a donde me iba de viaje no habria internet... y q tambien mencione q tenia la sospecha de q era mentira de mi sacrosanta madre??? pues.... tururururu XD YO TENIA RAZON!!!! despues de hablar con ella civilisadamente (en realidad la arte y me lo dijo XD jijiji) pues me dijo q no era sierto y q me lo dijo para separarme de mi compu (solo me falta dormir con ella XD pero mi madre no entiende nuestro amor (:P ) ) y pues si podre subirles caps!! :D (vale hermosa!!! no sabes cuanto te agradesco q kisieras ayudarme!!) y... la mala... esq no subire hasta el lunes o martes :( veran... mañana me voy asi q ni aunq kisiera podre subirles y a donde llegaremos... q es a casa de mi tia... ai si no hay internet y donde si hay es con mi abue y con ella nos vamos hasta el lunes... y no se a q hora lleguemos... les prometo q si llegamos temprano a casa de mi abue les subo su cap ;) si no... (esperemos q no sea) hasta el martes... bueno mis amores como les prometi ayer las dejo kon lo q falta del kap 10 q lo disfruten!!! las kiero mucho!!! :hug: nos leemos pronto!! ;)
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
—Aprendiste muchas cosas en Egipto, querida niña —dijo lady Haversham después de dar un sorbo a su vino. —Supongo que sabrá que su esposa habla varios idiomas, ¿verdad, lord Darfield? Y no me refiero al francés —le dijo a Nicholas con un gesto despectiva ____ se inclinó sobre su plato sujetándose el puente de la nariz con el índice y el pulgar. —Cuéntele lo que hizo el otro día —la instó.
____ hizo una mueca, las cosas habían ido bien los últimos días y lo que menos quería era que Nicholas la creyese una especie de sabelotodo.
—No fue nada, de verdad —señaló, con la esperanza de que la anciana captase la indirecta y dejara de parlotear.
— ¡Cómo que nada! Tengo un libro precioso que me regaló mi buena amiga Clara Whitesworth. Lo compró en Egipto y la cubierta lleva unos garabatos escritos, ¿verdad que parecen garabatos, William?
—Parecen garabatos —confirmó lord Haversham sin levantar la cabeza de la berenjena salteada en salsa de jengibre.
—Se lo enseñé a su esposa para que me diese su opinión, y ella rió y me dijo: «Ah, no, lady Haversham, aquí dice: "Que Dios te bendiga con una buena vida"», ¡luego me lo devolvió como si aquello fuese la cosa más fácil de descifrar del mundo!
____ sintió que Nicholas la miraba y se ruborizó.
—Tenía mucho tiempo libre en Egipto —murmuró a modo de disculpa.
— ¡Naturalmente! ¡Estaba esperando el momento de su boda con usted, lord Darfield! —declaró lady Haversham satisfecha.
____ quiso que se la tragara la tierra, allí mismo, sentada a la presidencia de la mesa. Con todo lo que había meditado sobre aquella cena, en ningún momento se le ocurrió pensar en lo que lady Haversham podría llegar a decir. Tía Nan tenía razón: era transparente. Una niña tonta, parlanchina y transparente.
— ¡Y luego están esos bailes! ¡Ay, qué absolutamente únicos e incomparables son esos bailes! Lady Darfield no sólo tuvo el detalle de hacernos una demostración sino que, además, ¡tuvo la audacia de enseñarnos a bailarlo!
—Muy estimulante —añadió lord Haversham.
____ se desmadejó en la silla, muerta de vergüenza. Joe no paraba de sonreír, disfrutando visiblemente de la conversación y de la turbación de la joven.
—Por lo que veo, los talentos de mi esposa no tienen fin —sentenció Nicholas con elegancia, luego le dedicó una de sus miradas impenetrables.
____ consideró por un instante la posibilidad de salir al balcón y arrojarse desde allí a los jardines. A juzgar por la sonrisa de Joe, su azoramiento era evidente para todos los comensales.
—La comida, las danzas, el idioma... —comentó Joe alegre mente. — ¿Aprendió algo más en Egipto, lady Darfield? —preguntó.
—A hacer trampas con las cartas —espetó el marqués.
____ cerró los ojos y gimoteó.
— ¡Qué delicia! ¡Tiene que enseñarme! —exclamó lady Haversham mientras un criado le ponía delante un plato de arroz humeante y carne picada muy especiada.
—Sí, lady Darfield ha adquirido una gran variedad de habilidades con las que la mayoría de los hombres se limita a soñar: a tocar el violín en Roma, a hacer trampas en Egipto, a jugar al billar en Bruselas, a asistir el parto de una vaca en Virginia... ¿No tendrías también ocasión de luchar contra los indios? —inquirió Nicholas antes de probar el plato.
—No se burle, lord Darfield. — ¡Como va a luchar contra los indios! —lo reprendió lady Haversham.
—Lo que sí ha sido es cuatrera, ¿verdad, lady Darfield? —inquirió lord Haversham. Al oír aquello, lord Hunt soltó una carcajada y, al otro lado de la mesa, Nicholas arqueó visiblemente una ceja. ____ cogió su copa de cristal y apuró el madeira, arrepintiéndose de haber preparado una cena de ocho platos en lugar de dos.
Cuando terminaron de cenar, agradeció que Nicholas le propusiera que lady Haversham y ella se retiraran mientras ellos disfrutaban de un puro y una copa de oporto. Una vez en el salón, reunió el valor necesario para comentarle con delicadeza a lady Haversham que su vida no había sido tan admirable y que Nicholas probablemente estuviese harto de oír hablar de ella.
—Quizá tenga razón, querida. A fin de cuentas, también ha llevado una vida extraordinaria —coincidió.
____ sintió una punzada de pánico al oírle decir aquello, pero pensó que su anciana vecina debía de referirse a los numerosos rumores que circulaban sobre él. La trágica muerte de su madre, la deshonra de su hermana, la detestable afición de su padre al juego y a la bebida... No obstante Nicholas lo había superado todo y había amasado una fortuna y una buena reputación. Lady Haversham se lo había contado en repetidas ocasiones.
Cuando los hombres entraron en el salón, ésta estaba sentada en el suelo, encima de un montículo de cojines, con un pastelito en la mano.
—Lord Darfield, hablábamos de su vida nada usual —señaló.
— ¿De mi vida? —preguntó él con un gesto de aburrimiento.
____ carraspeo nerviosa.
—Estoy segura de que todos los aquí presentes conocemos ya la vida de lord Darfield, lady Haversham —comentó en un tono demasiado suplicante.
—Ay, lady Darfield, ¡no me ha entendido! ¡Sé muy bien que todos esos horribles rumores son falsos! Es asombroso hasta dónde son capaces de llegar algunos por difamar a otros, ¿verdad? No, me refería a su célebre generosidad.
—Sí, sí, impresionante generosidad —confirmó lord Haversham mientras se dejaba caer en un butacón y se cruzaba las manos regordetas sobre la panza.
Nicholas miró a ____ inquisitivo. Ella se encogió de hombros, impotente, les dio la espalda y se dirigió a la zona de las ventanas cubiertas de seda.
—Me temo que mi vida no tiene nada de destacable.
—Por favor, lord Darfield, ¡no sea tan modesto! ¿Qué me dice de aquel tesoro que donó íntegramente al orfanato español? No conozco a ningún otro hombre que hubiese sido tan generoso, ¿verdad, William?
—A nadie en absoluto —coincidió su esposo mientras se estiraba para coger un pastelito.
—Creo que nunca había oído esa historia —señaló Joe, divertido, desde su posición junto al hogar.
—Es muy propio de él que no se lo haya contado, lord Hunt. Permítame que lo haga yo. Hace varios años, naufragó un barco pirata cerca de las costas españolas. A bordo, había una auténtica fortuna, y lord Darfield se hizo con ella, después de apresar a los rufianes, claro. Devolvió lo que pudo, pero, como no podía identificarse el tesoro entero, donó lo que quedaba, en su totalidad, a un pequeño orfanato de España. ¡No se quedó ni una baratija!
Joe miró a Nicholas con una chispa de picardía en sus ojos verdes.
Este se armó de paciencia y miró ceñudo a Joe.
—Lady Haversham, jamás ocurrió nada semejante —confesó.
La anciana, perpleja, se volvió a mirar a ____.
— ¡Estoy segura de que peca de modesto, milord! ¡El capitán Carrington se lo contó a lady Darfield! —insistió.
Nicholas miró a su mujer, de espaldas, y vio que se le agarrotaban los hombros. Quería amordazar a lady Haversham. Con un monólogo particularmente largo que sostenía desde el comienzo de la velada, la dama había conseguido, ella sola, revivir el trágico engaño. Cruzó con disimulo la estancia y le pasó el brazo por la cintura a ____. Ella se dejó caer sobre su pecho.
—Debo advertirle, lady Haversham, que mi esposa tiene cierta tendencia a adornar todos mis actos y dotarlos de cierta heroicidad, pero le aseguro que no soy ni tan bueno ni tan recto como ella cree —sentenció, y contuvo la respiración cuando ella lo miró visiblemente agradecida. De pronto Nicholas deseó que sus invitados no hubiesen ido para poder mirarla a gusto a los ojos.
Sin embargo, éstos estaban lejos de querer marcharse. El resto de la velada transcurrió en torno a la mesa de juego, después de que Nicholas sugiriese que ____ les enseñara los trucos que había aprendido. Así, le enseñó encantada a lady Haversham a hacer trampas, a pesar de la fuerte oposición de lord Haversham, completamente convencido de que su esposa no volvería a jugar a las cartas con honradez en toda su vida. Nicholas y Joe intercambiaron varias miradas de regocijo y perplejidad ante lo que ____ era capaz de hacer. Como le ocurría con todo lo demás, a la joven se le daban muy bien las trampas. Lady Haversham jamás podría hacerlas, observó Joe, porque no sabía adoptar un gesto vago. La dama protestó por aquel comentario e insistió en que ella podía resultar tan vaga como cualquiera, a lo que ____ no pudo evitar reaccionar con una risita tonta.
Cuando finalmente probaron con una partida de loó, los intentos de hacer trampas de lady Haversham terminaron haciendo perder a su esposo más dinero del que habría perdido de haber jugado honradamente. ____ fue reuniendo una pequeña cantidad de dinero y, en la última mano, le pasó su baza a Nicholas. Fue tan descarado que él le dedicó una mirada de desaprobación mientras lord y lady Haversham discutían. ____ respondió a su mirada con una sonrisa y un guiño de ojo.
Ya de madrugada, los Haversham se marcharon con la súplica incesante de que los Darfield y lord Hunt fueran a visitarlos pronto. En cuanto el coche salió de la finca, ____ musitó una disculpa a Joe y Nicholas, y se retiró a toda prisa a su dormitorio a lamentarse de tan humillante velada.
____ hizo una mueca, las cosas habían ido bien los últimos días y lo que menos quería era que Nicholas la creyese una especie de sabelotodo.
—No fue nada, de verdad —señaló, con la esperanza de que la anciana captase la indirecta y dejara de parlotear.
— ¡Cómo que nada! Tengo un libro precioso que me regaló mi buena amiga Clara Whitesworth. Lo compró en Egipto y la cubierta lleva unos garabatos escritos, ¿verdad que parecen garabatos, William?
—Parecen garabatos —confirmó lord Haversham sin levantar la cabeza de la berenjena salteada en salsa de jengibre.
—Se lo enseñé a su esposa para que me diese su opinión, y ella rió y me dijo: «Ah, no, lady Haversham, aquí dice: "Que Dios te bendiga con una buena vida"», ¡luego me lo devolvió como si aquello fuese la cosa más fácil de descifrar del mundo!
____ sintió que Nicholas la miraba y se ruborizó.
—Tenía mucho tiempo libre en Egipto —murmuró a modo de disculpa.
— ¡Naturalmente! ¡Estaba esperando el momento de su boda con usted, lord Darfield! —declaró lady Haversham satisfecha.
____ quiso que se la tragara la tierra, allí mismo, sentada a la presidencia de la mesa. Con todo lo que había meditado sobre aquella cena, en ningún momento se le ocurrió pensar en lo que lady Haversham podría llegar a decir. Tía Nan tenía razón: era transparente. Una niña tonta, parlanchina y transparente.
— ¡Y luego están esos bailes! ¡Ay, qué absolutamente únicos e incomparables son esos bailes! Lady Darfield no sólo tuvo el detalle de hacernos una demostración sino que, además, ¡tuvo la audacia de enseñarnos a bailarlo!
—Muy estimulante —añadió lord Haversham.
____ se desmadejó en la silla, muerta de vergüenza. Joe no paraba de sonreír, disfrutando visiblemente de la conversación y de la turbación de la joven.
—Por lo que veo, los talentos de mi esposa no tienen fin —sentenció Nicholas con elegancia, luego le dedicó una de sus miradas impenetrables.
____ consideró por un instante la posibilidad de salir al balcón y arrojarse desde allí a los jardines. A juzgar por la sonrisa de Joe, su azoramiento era evidente para todos los comensales.
—La comida, las danzas, el idioma... —comentó Joe alegre mente. — ¿Aprendió algo más en Egipto, lady Darfield? —preguntó.
—A hacer trampas con las cartas —espetó el marqués.
____ cerró los ojos y gimoteó.
— ¡Qué delicia! ¡Tiene que enseñarme! —exclamó lady Haversham mientras un criado le ponía delante un plato de arroz humeante y carne picada muy especiada.
—Sí, lady Darfield ha adquirido una gran variedad de habilidades con las que la mayoría de los hombres se limita a soñar: a tocar el violín en Roma, a hacer trampas en Egipto, a jugar al billar en Bruselas, a asistir el parto de una vaca en Virginia... ¿No tendrías también ocasión de luchar contra los indios? —inquirió Nicholas antes de probar el plato.
—No se burle, lord Darfield. — ¡Como va a luchar contra los indios! —lo reprendió lady Haversham.
—Lo que sí ha sido es cuatrera, ¿verdad, lady Darfield? —inquirió lord Haversham. Al oír aquello, lord Hunt soltó una carcajada y, al otro lado de la mesa, Nicholas arqueó visiblemente una ceja. ____ cogió su copa de cristal y apuró el madeira, arrepintiéndose de haber preparado una cena de ocho platos en lugar de dos.
Cuando terminaron de cenar, agradeció que Nicholas le propusiera que lady Haversham y ella se retiraran mientras ellos disfrutaban de un puro y una copa de oporto. Una vez en el salón, reunió el valor necesario para comentarle con delicadeza a lady Haversham que su vida no había sido tan admirable y que Nicholas probablemente estuviese harto de oír hablar de ella.
—Quizá tenga razón, querida. A fin de cuentas, también ha llevado una vida extraordinaria —coincidió.
____ sintió una punzada de pánico al oírle decir aquello, pero pensó que su anciana vecina debía de referirse a los numerosos rumores que circulaban sobre él. La trágica muerte de su madre, la deshonra de su hermana, la detestable afición de su padre al juego y a la bebida... No obstante Nicholas lo había superado todo y había amasado una fortuna y una buena reputación. Lady Haversham se lo había contado en repetidas ocasiones.
Cuando los hombres entraron en el salón, ésta estaba sentada en el suelo, encima de un montículo de cojines, con un pastelito en la mano.
—Lord Darfield, hablábamos de su vida nada usual —señaló.
— ¿De mi vida? —preguntó él con un gesto de aburrimiento.
____ carraspeo nerviosa.
—Estoy segura de que todos los aquí presentes conocemos ya la vida de lord Darfield, lady Haversham —comentó en un tono demasiado suplicante.
—Ay, lady Darfield, ¡no me ha entendido! ¡Sé muy bien que todos esos horribles rumores son falsos! Es asombroso hasta dónde son capaces de llegar algunos por difamar a otros, ¿verdad? No, me refería a su célebre generosidad.
—Sí, sí, impresionante generosidad —confirmó lord Haversham mientras se dejaba caer en un butacón y se cruzaba las manos regordetas sobre la panza.
Nicholas miró a ____ inquisitivo. Ella se encogió de hombros, impotente, les dio la espalda y se dirigió a la zona de las ventanas cubiertas de seda.
—Me temo que mi vida no tiene nada de destacable.
—Por favor, lord Darfield, ¡no sea tan modesto! ¿Qué me dice de aquel tesoro que donó íntegramente al orfanato español? No conozco a ningún otro hombre que hubiese sido tan generoso, ¿verdad, William?
—A nadie en absoluto —coincidió su esposo mientras se estiraba para coger un pastelito.
—Creo que nunca había oído esa historia —señaló Joe, divertido, desde su posición junto al hogar.
—Es muy propio de él que no se lo haya contado, lord Hunt. Permítame que lo haga yo. Hace varios años, naufragó un barco pirata cerca de las costas españolas. A bordo, había una auténtica fortuna, y lord Darfield se hizo con ella, después de apresar a los rufianes, claro. Devolvió lo que pudo, pero, como no podía identificarse el tesoro entero, donó lo que quedaba, en su totalidad, a un pequeño orfanato de España. ¡No se quedó ni una baratija!
Joe miró a Nicholas con una chispa de picardía en sus ojos verdes.
Este se armó de paciencia y miró ceñudo a Joe.
—Lady Haversham, jamás ocurrió nada semejante —confesó.
La anciana, perpleja, se volvió a mirar a ____.
— ¡Estoy segura de que peca de modesto, milord! ¡El capitán Carrington se lo contó a lady Darfield! —insistió.
Nicholas miró a su mujer, de espaldas, y vio que se le agarrotaban los hombros. Quería amordazar a lady Haversham. Con un monólogo particularmente largo que sostenía desde el comienzo de la velada, la dama había conseguido, ella sola, revivir el trágico engaño. Cruzó con disimulo la estancia y le pasó el brazo por la cintura a ____. Ella se dejó caer sobre su pecho.
—Debo advertirle, lady Haversham, que mi esposa tiene cierta tendencia a adornar todos mis actos y dotarlos de cierta heroicidad, pero le aseguro que no soy ni tan bueno ni tan recto como ella cree —sentenció, y contuvo la respiración cuando ella lo miró visiblemente agradecida. De pronto Nicholas deseó que sus invitados no hubiesen ido para poder mirarla a gusto a los ojos.
Sin embargo, éstos estaban lejos de querer marcharse. El resto de la velada transcurrió en torno a la mesa de juego, después de que Nicholas sugiriese que ____ les enseñara los trucos que había aprendido. Así, le enseñó encantada a lady Haversham a hacer trampas, a pesar de la fuerte oposición de lord Haversham, completamente convencido de que su esposa no volvería a jugar a las cartas con honradez en toda su vida. Nicholas y Joe intercambiaron varias miradas de regocijo y perplejidad ante lo que ____ era capaz de hacer. Como le ocurría con todo lo demás, a la joven se le daban muy bien las trampas. Lady Haversham jamás podría hacerlas, observó Joe, porque no sabía adoptar un gesto vago. La dama protestó por aquel comentario e insistió en que ella podía resultar tan vaga como cualquiera, a lo que ____ no pudo evitar reaccionar con una risita tonta.
Cuando finalmente probaron con una partida de loó, los intentos de hacer trampas de lady Haversham terminaron haciendo perder a su esposo más dinero del que habría perdido de haber jugado honradamente. ____ fue reuniendo una pequeña cantidad de dinero y, en la última mano, le pasó su baza a Nicholas. Fue tan descarado que él le dedicó una mirada de desaprobación mientras lord y lady Haversham discutían. ____ respondió a su mirada con una sonrisa y un guiño de ojo.
Ya de madrugada, los Haversham se marcharon con la súplica incesante de que los Darfield y lord Hunt fueran a visitarlos pronto. En cuanto el coche salió de la finca, ____ musitó una disculpa a Joe y Nicholas, y se retiró a toda prisa a su dormitorio a lamentarse de tan humillante velada.
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
presiento q esta parte les va a gustar...
Al poco, ____ estaba de pie delante de la ventana de su habitación, bañada por la luz de la luna que se colaba por ella, meditando en silencio sobre el terrible giro que había sufrido su vida.
Cuando oyó que la puerta se abría despacio, suspiró y contempló la luna llena.
—Gracias, Sarah, pero no necesito nada. —Notó que la doncella se movía por la habitación. «Ahora no», pensó hastiada. —En serio, prefiero estar sola —insistió sin fuerzas.
—Yo prefiero estar contigo —respondió Nicholas en voz baja.
____ contuvo la respiración; no se movió, ni dijo una palabra. Notó que se situaba a su espalda, sintió que sus dedos le acariciaban los brazos, produciéndole un hormigueo en la piel. Cuando él se le abrazó a la cintura y la atrajo hacia sí, ella descansó su cuerpo instintivamente en el de él.
—____ —le susurró dulcemente al oído, causándole una intensa punzada de placer.
Ella imaginó sus ojos grises como los había visto en el prado. ¡Cielos, cuánto lo había deseado aquel día! De pronto, segura en sus brazos y sintiendo su cálido aliento en el cuello, la invadió un deseo mayor de lo que creía posible, que parecía propagarse por su cuerpo sin control alguno, suplicando las caricias de él.
La mano de Nicholas abandonó su cintura y le acarició la nuca. ____ permaneció en silencio mientras él le cogía un mechón de pelo y se lo llevaba a la cara, dejándolo caer suavemente. Sus manos volvieron a envolverle la cintura y, apretándola con firmeza contra su cuerpo, empezó a tararearle una vieja tonada inglesa al oído, meciéndose despacio.
Pasaron unos instantes sin hablar, sin nada más entre los dos que la luz de la luna, el fuego ardiente de sus cuerpos y el suave y grave canturreo de Nicholas.
____ lo deseaba mucho; cuando él posó sus labios cálidos en su cuello, ella abrió los ojos y suspiró agradecida.
Él la agarró por los hombros y la volvió hacia sí. Sus ojos grises, remansos plateados y oscuros, recorrieron lánguidamente el rostro de ____ mientras le apartaba despacio un mechón de pelo de la frente.
—Eres una mujer asombrosa, ____ —murmuró mirándole la boca.
Con el pulgar, trazó la línea perfecta de su barbilla, luego sus labios. Le deslizó la mano por la nuca y le cogió su exuberante melena. Era como la seda, deslizándose por entre sus dedos. Nicholas la imaginó en su cama, con aquel pelo envolviéndole el cuerpo y descansando en sus pechos desnudos, le colocó poco a poco la sedosa y abundante cabellera por encima de los hombros. Sus ojos violeta, muy abiertos y alerta, no se apartaban del rostro de él
— ¿No estás enfadado? —le preguntó ella en voz baja, y le miró la parte superior del pecho, donde el vello oscuro asomaba por debajo de su blanquísima camisa de seda.
— ¿Enfadado? ¿Por qué demonios iba a estarlo?
—Por las cosas que ha dicho lady Haversham.
Nicholas rió discretamente
—Me han parecido muy entretenidas, aunque más adelante te insistiré en que expliques tus labores de cuatrera.
____ cerró los ojos y gruñó arrepentida. Él le acarició la mejilla con naturalidad.
— ¿Tienes idea de lo hermosa que eres? —murmuró él.
—No soy hermosa.
Nicholas respondió besándole los párpados.
—Debo disentir, señora mía —señaló él con voz grave, luego le acarició los labios con los suyos.
Ella se le acercó más. Complacido, él le acarició con ternura el contorno de la mejilla mientras posaba de nuevo sus labios en los de ____, con suavidad.
____ se rindió de inmediato y un escalofrió la recorrió cuando la lengua de Nicholas empezó a explorarla acaloradamente. Cualquier desazón se disipó de inmediato y fue reemplazada por un deseo que la hizo sentirse como si flotara. Él le acarició el cuerpo con delicadeza, dejando una estela de fuego a su paso. Ella le devolvió el beso explorando con cautela los labios y la boca de Nicholas, y éste respondió estrechándola con más fuerza entre sus brazos. Lo sorprendió que el cuerpo de ____ reaccionara por su cuenta, apretándose contra él como si pretendiese integrarse en su poderosa estructura.
Entonces él se apartó y la contempló.
—Eres magnífica, cariño —le susurró.
Aquel piropo le alborotó el corazón, y suspiró.
Él le levantó la barbilla con dos dedos. El beso que le dio, a la vez tierno y vehemente, la marcó de deseo. Nicholas le pasó un brazo por la cintura para sujetarla. Cuando le besó el cuello, ____ echó la cabeza hacia atrás. La mano del hombre revoloteo por el pecho de ella, produciéndole una oleada de puro placer hasta las puntas de los pies, y ____ se agarró a sus hombros, temiendo caerse por un momento.
—Te deseo, ____ —le susurró contra la piel. Ella no respondió. Él levantó la cabeza y la miró, acariciándole la mejilla con los nudillos. Lo invadió el deseo tan de prisa que su intensidad le sorprendió. —Quiero hacerte el amor.
—N-no... No sé —le susurró ella.
Nicholas sonrió seductor y le besó la frente.
— ¿Tienes miedo? —preguntó, besándole despacio el hueco del cuello.
La joven sintió que le flojeaban tos brazos.
—No lo creo. ¿Y tú? —se obligó a responder ella.
El contuvo una carcajada, luego, de pronto, la cogió en brazos.
—No —dijo con énfasis y, dando media vuelta, la condujo a su dormitorio, a la inmensa cama de cuatro postes. La dejó en el suelo, volvió a besarla con vehemencia, luego le llevó las manos a la espalda y empezó a desabrocharle el vestido.
— ¿Q-qué d-demonios estás haciendo?
—Desabrochándote el vestido.
— ¡P-pero tu asistente...! —le susurró, histérica.
Nicholas sonrió.
— ¿Prefieres que lo haga Damon? —bromeó mientras descendía hábilmente por la larga fila de botones.
____ se puso como un tomate.
—Pero tú me dijiste...
—Olvida lo que te dije, olvídalo todo salvo el hecho de que te deseo desesperadamente. —Le llevó las manos a los hombros y le bajó el vestido poco a poco. La prenda cayó al suelo en una nube de lila y oro, dejándola con tan sólo una combinación fina. — ¡Cielo santo! —exclamó verdaderamente admirado, con lo que ella lo miró pasmada.
Era tan distinta de cualquier otra mujer que hubiera conocido...; la suya no era una candidez fingida. A pesar de su increíble belleza, era obvio que nadie se lo había dicho antes. Cuando Nicholas alargó la mano para deshacerle el lazo que le sujetaba la combinación, ella le agarró nerviosa la mano.
— ¡Nicholas, yo no sé nada! —le suplicó de pronto.
El se detuvo, consciente de lo verdaderamente inocente que era, y la abrazó con ternura.
— ¿Qué sabes? —le preguntó con serenidad.
— ¡Nada, nada de nada! Sólo que me tengo que tumbar ahí mientras tú me haces... eso.
Nicholas le besó la nuca, se zafó de los dedos de ella y volvió a tirarle de la cinta de la combinación.
—Eso —habló él con paciencia —es la experiencia más placentera que un hombre y una mujer pueden compartir, muy a pesar de lo que te hayan podido decir. —La vio dudar y prosiguió: —Cuando un hombre le hace el amor a su esposa, la cubre de besos suaves para demostrarle lo hermosa que la encuentra —dijo mientras soltaba la segunda cinta, revelando sus voluptuosos pechos, redondos y deliciosos, tan perfectos como había imaginado. Le acarició un pezón, y éste se irguió de inmediato.
— ¿Y ya está? —le susurró ella escéptica.
El rió en voz baja mientras extendía los dedos por el pecho y el pezón y lo pellizcaba con suavidad.
—Puede surgir algo más, pero creo que es preferible que te lo demuestre.
Antes de que ella pudiera negarse, le envolvió la boca en un beso hipnotizador y le quitó la combinación deslizándosela por los hombros y los costados. Su piel tenía el tacto de la seda. ____ se estremeció, de deseo o de miedo, Nicholas no lo sabía, y él la tumbó despacio sobre su cama.
Al poco, ____ estaba de pie delante de la ventana de su habitación, bañada por la luz de la luna que se colaba por ella, meditando en silencio sobre el terrible giro que había sufrido su vida.
Cuando oyó que la puerta se abría despacio, suspiró y contempló la luna llena.
—Gracias, Sarah, pero no necesito nada. —Notó que la doncella se movía por la habitación. «Ahora no», pensó hastiada. —En serio, prefiero estar sola —insistió sin fuerzas.
—Yo prefiero estar contigo —respondió Nicholas en voz baja.
____ contuvo la respiración; no se movió, ni dijo una palabra. Notó que se situaba a su espalda, sintió que sus dedos le acariciaban los brazos, produciéndole un hormigueo en la piel. Cuando él se le abrazó a la cintura y la atrajo hacia sí, ella descansó su cuerpo instintivamente en el de él.
—____ —le susurró dulcemente al oído, causándole una intensa punzada de placer.
Ella imaginó sus ojos grises como los había visto en el prado. ¡Cielos, cuánto lo había deseado aquel día! De pronto, segura en sus brazos y sintiendo su cálido aliento en el cuello, la invadió un deseo mayor de lo que creía posible, que parecía propagarse por su cuerpo sin control alguno, suplicando las caricias de él.
La mano de Nicholas abandonó su cintura y le acarició la nuca. ____ permaneció en silencio mientras él le cogía un mechón de pelo y se lo llevaba a la cara, dejándolo caer suavemente. Sus manos volvieron a envolverle la cintura y, apretándola con firmeza contra su cuerpo, empezó a tararearle una vieja tonada inglesa al oído, meciéndose despacio.
Pasaron unos instantes sin hablar, sin nada más entre los dos que la luz de la luna, el fuego ardiente de sus cuerpos y el suave y grave canturreo de Nicholas.
____ lo deseaba mucho; cuando él posó sus labios cálidos en su cuello, ella abrió los ojos y suspiró agradecida.
Él la agarró por los hombros y la volvió hacia sí. Sus ojos grises, remansos plateados y oscuros, recorrieron lánguidamente el rostro de ____ mientras le apartaba despacio un mechón de pelo de la frente.
—Eres una mujer asombrosa, ____ —murmuró mirándole la boca.
Con el pulgar, trazó la línea perfecta de su barbilla, luego sus labios. Le deslizó la mano por la nuca y le cogió su exuberante melena. Era como la seda, deslizándose por entre sus dedos. Nicholas la imaginó en su cama, con aquel pelo envolviéndole el cuerpo y descansando en sus pechos desnudos, le colocó poco a poco la sedosa y abundante cabellera por encima de los hombros. Sus ojos violeta, muy abiertos y alerta, no se apartaban del rostro de él
— ¿No estás enfadado? —le preguntó ella en voz baja, y le miró la parte superior del pecho, donde el vello oscuro asomaba por debajo de su blanquísima camisa de seda.
— ¿Enfadado? ¿Por qué demonios iba a estarlo?
—Por las cosas que ha dicho lady Haversham.
Nicholas rió discretamente
—Me han parecido muy entretenidas, aunque más adelante te insistiré en que expliques tus labores de cuatrera.
____ cerró los ojos y gruñó arrepentida. Él le acarició la mejilla con naturalidad.
— ¿Tienes idea de lo hermosa que eres? —murmuró él.
—No soy hermosa.
Nicholas respondió besándole los párpados.
—Debo disentir, señora mía —señaló él con voz grave, luego le acarició los labios con los suyos.
Ella se le acercó más. Complacido, él le acarició con ternura el contorno de la mejilla mientras posaba de nuevo sus labios en los de ____, con suavidad.
____ se rindió de inmediato y un escalofrió la recorrió cuando la lengua de Nicholas empezó a explorarla acaloradamente. Cualquier desazón se disipó de inmediato y fue reemplazada por un deseo que la hizo sentirse como si flotara. Él le acarició el cuerpo con delicadeza, dejando una estela de fuego a su paso. Ella le devolvió el beso explorando con cautela los labios y la boca de Nicholas, y éste respondió estrechándola con más fuerza entre sus brazos. Lo sorprendió que el cuerpo de ____ reaccionara por su cuenta, apretándose contra él como si pretendiese integrarse en su poderosa estructura.
Entonces él se apartó y la contempló.
—Eres magnífica, cariño —le susurró.
Aquel piropo le alborotó el corazón, y suspiró.
Él le levantó la barbilla con dos dedos. El beso que le dio, a la vez tierno y vehemente, la marcó de deseo. Nicholas le pasó un brazo por la cintura para sujetarla. Cuando le besó el cuello, ____ echó la cabeza hacia atrás. La mano del hombre revoloteo por el pecho de ella, produciéndole una oleada de puro placer hasta las puntas de los pies, y ____ se agarró a sus hombros, temiendo caerse por un momento.
—Te deseo, ____ —le susurró contra la piel. Ella no respondió. Él levantó la cabeza y la miró, acariciándole la mejilla con los nudillos. Lo invadió el deseo tan de prisa que su intensidad le sorprendió. —Quiero hacerte el amor.
—N-no... No sé —le susurró ella.
Nicholas sonrió seductor y le besó la frente.
— ¿Tienes miedo? —preguntó, besándole despacio el hueco del cuello.
La joven sintió que le flojeaban tos brazos.
—No lo creo. ¿Y tú? —se obligó a responder ella.
El contuvo una carcajada, luego, de pronto, la cogió en brazos.
—No —dijo con énfasis y, dando media vuelta, la condujo a su dormitorio, a la inmensa cama de cuatro postes. La dejó en el suelo, volvió a besarla con vehemencia, luego le llevó las manos a la espalda y empezó a desabrocharle el vestido.
— ¿Q-qué d-demonios estás haciendo?
—Desabrochándote el vestido.
— ¡P-pero tu asistente...! —le susurró, histérica.
Nicholas sonrió.
— ¿Prefieres que lo haga Damon? —bromeó mientras descendía hábilmente por la larga fila de botones.
____ se puso como un tomate.
—Pero tú me dijiste...
—Olvida lo que te dije, olvídalo todo salvo el hecho de que te deseo desesperadamente. —Le llevó las manos a los hombros y le bajó el vestido poco a poco. La prenda cayó al suelo en una nube de lila y oro, dejándola con tan sólo una combinación fina. — ¡Cielo santo! —exclamó verdaderamente admirado, con lo que ella lo miró pasmada.
Era tan distinta de cualquier otra mujer que hubiera conocido...; la suya no era una candidez fingida. A pesar de su increíble belleza, era obvio que nadie se lo había dicho antes. Cuando Nicholas alargó la mano para deshacerle el lazo que le sujetaba la combinación, ella le agarró nerviosa la mano.
— ¡Nicholas, yo no sé nada! —le suplicó de pronto.
El se detuvo, consciente de lo verdaderamente inocente que era, y la abrazó con ternura.
— ¿Qué sabes? —le preguntó con serenidad.
— ¡Nada, nada de nada! Sólo que me tengo que tumbar ahí mientras tú me haces... eso.
Nicholas le besó la nuca, se zafó de los dedos de ella y volvió a tirarle de la cinta de la combinación.
—Eso —habló él con paciencia —es la experiencia más placentera que un hombre y una mujer pueden compartir, muy a pesar de lo que te hayan podido decir. —La vio dudar y prosiguió: —Cuando un hombre le hace el amor a su esposa, la cubre de besos suaves para demostrarle lo hermosa que la encuentra —dijo mientras soltaba la segunda cinta, revelando sus voluptuosos pechos, redondos y deliciosos, tan perfectos como había imaginado. Le acarició un pezón, y éste se irguió de inmediato.
— ¿Y ya está? —le susurró ella escéptica.
El rió en voz baja mientras extendía los dedos por el pecho y el pezón y lo pellizcaba con suavidad.
—Puede surgir algo más, pero creo que es preferible que te lo demuestre.
Antes de que ella pudiera negarse, le envolvió la boca en un beso hipnotizador y le quitó la combinación deslizándosela por los hombros y los costados. Su piel tenía el tacto de la seda. ____ se estremeció, de deseo o de miedo, Nicholas no lo sabía, y él la tumbó despacio sobre su cama.
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Se quitó rápidamente la camisa. La tenía allí tendida como había imaginado que estaría, con su abundante pelo oscuro enmarcando aquel cuerpo sensual. Cielos, qué cuerpo tan hermoso, desde los pechos hasta su fina cintura, las curvas de sus estrechas caderas o sus piernas largas y bien formadas. A la débil luz de la luna, su piel se veía radiante. Ella le miró el torso con ojos chispeantes, pero, cuando Nicholas liberó su miembro rígido, se estremeció.
— ¡Cielo santo! —susurró.
Nicholas sólo había estado con otra virgen en su vida y entonces era joven e inexperto. Había sido doloroso para los dos, pero él había aprendido. Con precipitación, se inclinó sobre ____ y ancló su boca a la de ella hasta que, al fin, la joven le enroscó las manos en el cuello. Nicholas levantó la cabeza y la miró desde arriba.
—Tú te tiendes ahí mientras yo te cubro de besos —le dijo llevándole una mano al pecho y sonriendo al verla arquearse.
—Pero ¿qué...?
—No tengas miedo.
Nicholas sonrió, luego le besó la punta de la nariz. Ella le miró la boca. El volvió a tenderse sobre ella y notó que se le aceleraba el pulso en el cuello. El roce seductor de sus pechos en la fina capa de vello del torso de su esposo contribuyó a potenciar el anhelo que crecía en su interior. Inició una exploración lenta y sugerente de su cuerpo mientras su boca se ladeaba sobre la de ella, exigiéndole más y más. Volvió a llevarle una mano al pecho, luego la deslizó por el costado, y se detuvo en su estómago plano mientras se frotaba sutilmente contra ella, su miembro engrosándose al contacto con su suavísima piel. Cuando paseó los dedos deliberadamente por la entrepierna de ella, ____ inspiró despacio, tanto que Nicholas tuvo que apretar los dientes para mantener el control.
Ella sólo estaba pendiente de sus caricias, a un tiempo alarmada y cautivada por la reacción que despertaban en lo más hondo de su ser. Jadeó cuando él le acercó la boca a un pecho, pero, cuando le deslizó la mano entre las piernas para acariciar sus pliegues sedosos, se sobresaltó. Perdía el control a toda velocidad; las piernas se le abrieron para él como si tuviesen vida propia. Nicholas le murmuró algo incomprensible en el pecho antes de meterle los dedos muy adentro. ____ se alzó desconsoladamente contra la palma de su mano.
No tenía que ser así. A ella no tenía que gustarle. Pero le gustaba; de hecho, se deleitaba en ello. La invadió una mezcla curiosa de placer e ilusión. Necesitaba que Nicholas hiciese... algo.
—Estás lista para mí, cariño —le susurró él mientras la exploraba despacio con los dedos, se retiraba, acariciándola de paso, y repetía aquel movimiento terriblemente placentero. ____ sintió que se desmoronaba, y apoyo las manos en el cabecero de la cama, gimiendo suavemente. —Aún no —le murmuró Nicholas en el estómago.
____ no sabía a qué se refería, pero le dio igual. Su cuerpo pedía a gritos que lo liberaran de aquel peso sensual que lo aprisionaba; se retorció cuando él le puso un muslo entre las piernas y se alzó sobre ella. Su respiración era entrecortada. Él le besó un pecho al tiempo que entrelazaba sus dedos con los de ella por encima de su cabeza. Con la otra mano, la incitó a que palpara su pasión. ____ se espantó al tocar la punta aterciopelada, alarmada por su tamaño. Aquello no disuadió a Nicholas, que le condujo la mano a su propia entrepierna mientras él le acariciaba la zona con la punta de su miembro. A la joven, estremecida, la inundo una oleada de deseo.
— ¡Algo pasa! —gimió.
El marqués no necesitó más incentivos.
—Tranquila, cariño, no pasa nada —musitó mientras se introducía despacio en su interior, deslizándose cada vez más hondo con movimientos cortos y rítmicos.
Las manos de ____ se tensaron entre las de él, suplicándole en silencio que le proporcionara la satisfacción que ella ni siquiera sabía que buscaba.
Nicholas estaba a punto de perder el control; no creía que pudiera contenerse ni un segundo más. El interior tenso y cálido de ella se contraía en torno a su miembro; ____ arqueó la pelvis contra el cuerpo de él e instintivamente pidió más. El notó la fina membrana de su virginidad y se detuvo. Ella tenía los ojos cerrados, la boca entreabierta mientras respiraba con dificultad. A Darfield le pareció extrañísimo que él, hombre de mundo y conocedor de las mujeres, deseara a aquella virgen más de lo que había deseado a ninguna otra mujer en su vida. Gimió, envolvió la lengua de ella con la suya y se lanzó con vehemencia a su interior. ____ le gritó en la boca mientras su cuerpo se convulsionaba alrededor de él. Se quedó rígida y cerró los ojos con fuerza para ahuyentar el dolor.
—Lo siento, cariño, no volverá a dolerte —le susurró con voz ronca.
____ se quedó muy quieta debajo de él y no dijo nada. Él le besó la mejilla, el cuello y la oreja. Cuando ella aflojó un poco las manos, Nicholas inició un movimiento lento y sensual, mordiéndose el labio para no vaciarse dentro de ella. ____ gimoteó al principio, pero luego en seguida comenzó a reaccionar. Cuanto mayores eran sus caricias, más apasionada e increíblemente instintiva era su respuesta. Puso las rodillas una a cada lado de él y levantó la pelvis, igualando su ritmo. El pelo, que se derramaba descontroladamente por todo su ser, le cubría parte del rostro, y Nicholas creyó perder el precario control que tenía ya sobre su propio deseo ardiente. Se mantuvo firme, ansiando que ella alcanzara pronto el clímax.
____ se sintió como si estuviese en una nube, alejándose despacio del mundo, de todo menos de Nicholas. Aquella presión curiosamente placentera volvió a crecer de nuevo en ella y, cuando él empezó a penetrarla cada vez más, la presión se hizo insoportable.
—Vamos, cielo, ahora —la instó él, mirándola a los ojos mientras lo hacía.
— ¡Nicholas! —le susurró ella muy angustiada. Se agarró a los hombros de él con gran vehemencia, clavándole las uñas en la espalda, y alzó las caderas al ritmo de sus intensas caricias. — ¡Nicholas! —Casi le chilló, — ¿... qué?
Hasta que sucedió. De pronto nació de su interior una sucesión de oleadas de placer que la apartaron de inmediato de toda realidad, salvo de la magia de tener a Nicholas dentro de sí. Echó la cabeza hacia atrás y arqueó el cuello mientras el alivio le brotaba de todos los poros de su ser. Luego se derrumbó sobre la cama.
—Ay, Nicholas —jadeó.
Incapaz de controlarse un segundo más, la agarró por el trasero y la levantó de la cama. ____ notó que a Nicholas se le aceleraba la respiración, lo oyó susurrar: «Mi vida», al tiempo que sus movimientos se aceleraban e intensificaban. Apenas fue consciente del poderoso deseo de Nicholas mientras su cuerpo era presa de un auténtico arrebato. Se tensó alrededor de él, deseando que aquella increíble experiencia no terminara nunca. Él gimió y, tras un poderoso empujón final, la llenó por completo, la semilla de Nicholas se propagó hasta lo más hondo de su ser al tiempo que él susurraba su nombre, provocando en ella una emoción tan profunda que sólo podía ser amor. ____ abrió los ojos despacio. Nicholas la contemplaba, con una mirada insondable de sus ojos grises. ÉI se apoyó en los codos y le cogió la cara con las manos. — ¡Cielo santo!, ____.
Ella le apartó de la frente el mechón de pelo empapado, le recorrió la mandíbula con el dorso de la mano y le acarició los sólidos músculos de los hombros.
—Han sido más que besos —observó ella con solemnidad.
Nicholas sonrió ligeramente.
—Confieso que no te lo he contado todo.
— ¡No tenía ni idea de que esto pudiera ser tan... tan... exquisito! —espetó.
—Yo tampoco —respondió él muy serio, pensando en cómo ella lo había complacido más allá de sus mayores expectativas.
Su inexperiencia había quedado completamente eclipsada por su increíble reacción natural. Nicholas se dio cuenta, de pronto, de que en su vida había vivido una experiencia sexual tan profunda. Su absoluta satisfacción, algo que jamás había experimentado con una mujer, no en aquel grado, lo tenía atónito.
____ se alzó sobre los codos para besarle el cuello, luego ancló sus labios inflamados en los de él y lo besó apasionadamente. Él notó que volvía a excitarse con rapidez y, a regañadientes, levantó la cabeza. Algo acobardado por la intensidad de aquellas sensaciones tan puras, lamentaba también la dolorosa invasión del cuerpo de ____. La besó una vez más y se retiró, luego se tumbó boca arriba y se pasó un brazo por debajo del cuello al tiempo que la abrazaba con el otro. Ella suspiró contenta y apoyó la cabeza en su pecho, con una mano bien resguardada bajo la mejilla.
Nicholas contemplo la figura que descansaba en su torso, las oscuras medias lunas de sus pestañas contrastando fuertemente con su piel blanca y sus deliciosos labios, aún inflamados por la pasión que habían compartido. Aquella criatura bella y asombrosa que yacía silenciosa en sus brazos era su mujer, que había reservado para él y sólo para él su increíble pasión natural. Lo que acababan de compartir lo emocionaba, pero también lo perturbaba. No estaba en absoluto preparado para emociones tan fuertes. Por primera vez en su vida se sentía perdido. Levantó despacio un mechón de pelo que le tapaba el ojo y la abrazó con más fuerza. Su esposa. Su preciosa, apasionada y extraordinaria esposa. ¡Cielo santo!
— ¡Cielo santo! —susurró.
Nicholas sólo había estado con otra virgen en su vida y entonces era joven e inexperto. Había sido doloroso para los dos, pero él había aprendido. Con precipitación, se inclinó sobre ____ y ancló su boca a la de ella hasta que, al fin, la joven le enroscó las manos en el cuello. Nicholas levantó la cabeza y la miró desde arriba.
—Tú te tiendes ahí mientras yo te cubro de besos —le dijo llevándole una mano al pecho y sonriendo al verla arquearse.
—Pero ¿qué...?
—No tengas miedo.
Nicholas sonrió, luego le besó la punta de la nariz. Ella le miró la boca. El volvió a tenderse sobre ella y notó que se le aceleraba el pulso en el cuello. El roce seductor de sus pechos en la fina capa de vello del torso de su esposo contribuyó a potenciar el anhelo que crecía en su interior. Inició una exploración lenta y sugerente de su cuerpo mientras su boca se ladeaba sobre la de ella, exigiéndole más y más. Volvió a llevarle una mano al pecho, luego la deslizó por el costado, y se detuvo en su estómago plano mientras se frotaba sutilmente contra ella, su miembro engrosándose al contacto con su suavísima piel. Cuando paseó los dedos deliberadamente por la entrepierna de ella, ____ inspiró despacio, tanto que Nicholas tuvo que apretar los dientes para mantener el control.
Ella sólo estaba pendiente de sus caricias, a un tiempo alarmada y cautivada por la reacción que despertaban en lo más hondo de su ser. Jadeó cuando él le acercó la boca a un pecho, pero, cuando le deslizó la mano entre las piernas para acariciar sus pliegues sedosos, se sobresaltó. Perdía el control a toda velocidad; las piernas se le abrieron para él como si tuviesen vida propia. Nicholas le murmuró algo incomprensible en el pecho antes de meterle los dedos muy adentro. ____ se alzó desconsoladamente contra la palma de su mano.
No tenía que ser así. A ella no tenía que gustarle. Pero le gustaba; de hecho, se deleitaba en ello. La invadió una mezcla curiosa de placer e ilusión. Necesitaba que Nicholas hiciese... algo.
—Estás lista para mí, cariño —le susurró él mientras la exploraba despacio con los dedos, se retiraba, acariciándola de paso, y repetía aquel movimiento terriblemente placentero. ____ sintió que se desmoronaba, y apoyo las manos en el cabecero de la cama, gimiendo suavemente. —Aún no —le murmuró Nicholas en el estómago.
____ no sabía a qué se refería, pero le dio igual. Su cuerpo pedía a gritos que lo liberaran de aquel peso sensual que lo aprisionaba; se retorció cuando él le puso un muslo entre las piernas y se alzó sobre ella. Su respiración era entrecortada. Él le besó un pecho al tiempo que entrelazaba sus dedos con los de ella por encima de su cabeza. Con la otra mano, la incitó a que palpara su pasión. ____ se espantó al tocar la punta aterciopelada, alarmada por su tamaño. Aquello no disuadió a Nicholas, que le condujo la mano a su propia entrepierna mientras él le acariciaba la zona con la punta de su miembro. A la joven, estremecida, la inundo una oleada de deseo.
— ¡Algo pasa! —gimió.
El marqués no necesitó más incentivos.
—Tranquila, cariño, no pasa nada —musitó mientras se introducía despacio en su interior, deslizándose cada vez más hondo con movimientos cortos y rítmicos.
Las manos de ____ se tensaron entre las de él, suplicándole en silencio que le proporcionara la satisfacción que ella ni siquiera sabía que buscaba.
Nicholas estaba a punto de perder el control; no creía que pudiera contenerse ni un segundo más. El interior tenso y cálido de ella se contraía en torno a su miembro; ____ arqueó la pelvis contra el cuerpo de él e instintivamente pidió más. El notó la fina membrana de su virginidad y se detuvo. Ella tenía los ojos cerrados, la boca entreabierta mientras respiraba con dificultad. A Darfield le pareció extrañísimo que él, hombre de mundo y conocedor de las mujeres, deseara a aquella virgen más de lo que había deseado a ninguna otra mujer en su vida. Gimió, envolvió la lengua de ella con la suya y se lanzó con vehemencia a su interior. ____ le gritó en la boca mientras su cuerpo se convulsionaba alrededor de él. Se quedó rígida y cerró los ojos con fuerza para ahuyentar el dolor.
—Lo siento, cariño, no volverá a dolerte —le susurró con voz ronca.
____ se quedó muy quieta debajo de él y no dijo nada. Él le besó la mejilla, el cuello y la oreja. Cuando ella aflojó un poco las manos, Nicholas inició un movimiento lento y sensual, mordiéndose el labio para no vaciarse dentro de ella. ____ gimoteó al principio, pero luego en seguida comenzó a reaccionar. Cuanto mayores eran sus caricias, más apasionada e increíblemente instintiva era su respuesta. Puso las rodillas una a cada lado de él y levantó la pelvis, igualando su ritmo. El pelo, que se derramaba descontroladamente por todo su ser, le cubría parte del rostro, y Nicholas creyó perder el precario control que tenía ya sobre su propio deseo ardiente. Se mantuvo firme, ansiando que ella alcanzara pronto el clímax.
____ se sintió como si estuviese en una nube, alejándose despacio del mundo, de todo menos de Nicholas. Aquella presión curiosamente placentera volvió a crecer de nuevo en ella y, cuando él empezó a penetrarla cada vez más, la presión se hizo insoportable.
—Vamos, cielo, ahora —la instó él, mirándola a los ojos mientras lo hacía.
— ¡Nicholas! —le susurró ella muy angustiada. Se agarró a los hombros de él con gran vehemencia, clavándole las uñas en la espalda, y alzó las caderas al ritmo de sus intensas caricias. — ¡Nicholas! —Casi le chilló, — ¿... qué?
Hasta que sucedió. De pronto nació de su interior una sucesión de oleadas de placer que la apartaron de inmediato de toda realidad, salvo de la magia de tener a Nicholas dentro de sí. Echó la cabeza hacia atrás y arqueó el cuello mientras el alivio le brotaba de todos los poros de su ser. Luego se derrumbó sobre la cama.
—Ay, Nicholas —jadeó.
Incapaz de controlarse un segundo más, la agarró por el trasero y la levantó de la cama. ____ notó que a Nicholas se le aceleraba la respiración, lo oyó susurrar: «Mi vida», al tiempo que sus movimientos se aceleraban e intensificaban. Apenas fue consciente del poderoso deseo de Nicholas mientras su cuerpo era presa de un auténtico arrebato. Se tensó alrededor de él, deseando que aquella increíble experiencia no terminara nunca. Él gimió y, tras un poderoso empujón final, la llenó por completo, la semilla de Nicholas se propagó hasta lo más hondo de su ser al tiempo que él susurraba su nombre, provocando en ella una emoción tan profunda que sólo podía ser amor. ____ abrió los ojos despacio. Nicholas la contemplaba, con una mirada insondable de sus ojos grises. ÉI se apoyó en los codos y le cogió la cara con las manos. — ¡Cielo santo!, ____.
Ella le apartó de la frente el mechón de pelo empapado, le recorrió la mandíbula con el dorso de la mano y le acarició los sólidos músculos de los hombros.
—Han sido más que besos —observó ella con solemnidad.
Nicholas sonrió ligeramente.
—Confieso que no te lo he contado todo.
— ¡No tenía ni idea de que esto pudiera ser tan... tan... exquisito! —espetó.
—Yo tampoco —respondió él muy serio, pensando en cómo ella lo había complacido más allá de sus mayores expectativas.
Su inexperiencia había quedado completamente eclipsada por su increíble reacción natural. Nicholas se dio cuenta, de pronto, de que en su vida había vivido una experiencia sexual tan profunda. Su absoluta satisfacción, algo que jamás había experimentado con una mujer, no en aquel grado, lo tenía atónito.
____ se alzó sobre los codos para besarle el cuello, luego ancló sus labios inflamados en los de él y lo besó apasionadamente. Él notó que volvía a excitarse con rapidez y, a regañadientes, levantó la cabeza. Algo acobardado por la intensidad de aquellas sensaciones tan puras, lamentaba también la dolorosa invasión del cuerpo de ____. La besó una vez más y se retiró, luego se tumbó boca arriba y se pasó un brazo por debajo del cuello al tiempo que la abrazaba con el otro. Ella suspiró contenta y apoyó la cabeza en su pecho, con una mano bien resguardada bajo la mejilla.
Nicholas contemplo la figura que descansaba en su torso, las oscuras medias lunas de sus pestañas contrastando fuertemente con su piel blanca y sus deliciosos labios, aún inflamados por la pasión que habían compartido. Aquella criatura bella y asombrosa que yacía silenciosa en sus brazos era su mujer, que había reservado para él y sólo para él su increíble pasión natural. Lo que acababan de compartir lo emocionaba, pero también lo perturbaba. No estaba en absoluto preparado para emociones tan fuertes. Por primera vez en su vida se sentía perdido. Levantó despacio un mechón de pelo que le tapaba el ojo y la abrazó con más fuerza. Su esposa. Su preciosa, apasionada y extraordinaria esposa. ¡Cielo santo!
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Cuando Nicholas salió de su cuarto a la mañana siguiente, casi chocó con Sarah, que iba a toda prisa por el pasillo cargada de sábanas limpias.
— ¡Milord, no lo había visto! —exclamó, y trató de hacer una reverencia por debajo del montón de ropa.
Nicholas le hizo un gesto con la cabeza y dio media vuelta, pero, de pronto, volvió a mirar a la doncella, quien lo miró espantada al detectar su semblante sombrío y ceñudo. Él se acercó un poco más y le miró fijamente las orejas.
— ¿Qué es eso que llevas colgado de las orejas?
Sarah sonrió satisfecha.
—Son un regalo de mi señora, milord. ¿Verdad que son preciosos?
Nicholas pestañeó perplejo.
—Sí, lo son —dijo sereno y, dando medía vuelta, avanzó a toda prisa por el pasillo.
Sebastián fue el primero en detectar el paso brioso de Nicholas al entrar en el salón de desayunos. Además, iba silbando una alegre tonada, algo que nunca le había oído hacer, ni una sola vez, en los veinte años que llevaba trabajando para él.
— ¿Ha dormido bien, milord? —le preguntó con sequedad.
Nicholas sonrió con picardía.
—He dormido muy bien, Benjamín.
Sobresaltado. Sebastián no recordaba una sola vez en que el marqués lo hubiese llamado por su nombre de pila, como tampoco lo había hecho ningún miembro del servicio de Blessing Park, y Dios sabe la de meses que él y el servicio habían pasado solos allí mientras el marqués estaba en alta mar.
Sin duda, también Jones se mostró sorprendido, a juzgar por el modo en que lo miró desde el aparador.
— ¿Gachas como de costumbre, milord?
Nicholas sonrió como si acabara de recordar un chiste viejo.
—La cocinera no habrá preparado bizcochos de frambuesa, ¿verdad? —preguntó contento.
Como era de esperar de Jones, su gesto no varió.
—Iré a preguntar, milord —señaló y salió por la puerta lateral.
—Mejor aún, Sebastián, dile a Jones que me traiga café y bizcochos a mi biblioteca. Necesito adelantar trabajo esta mañana, porque esta tarde quiero enseñar a mi esposa a montar a caballo.
Ignorando con descaro la mirada de curiosidad de su secretario, se metió las manos en los bolsillos y salió del salón de desayunos, silbando de nuevo. Jones apareció por la puerta lateral con un plato de bizcochos calientes justo a tiempo para oír el eco de los silbidos de Nicholas en el pasillo. Miró ceñudo a Sebastián.
Éste suspiró.
—Tráelos a la biblioteca. Jones. EI señor está ansioso por terminar su trabajo para poder enseñar a montar a lady Darfield —señaló y, tirando la servilleta a la mesa, se dispuso a seguir al marqués.
Al acercarse a la puerta. Jones declaró:
—Ah, Benjamín, creo que me debes cinco coronas.
Sebastián se detuvo.
—Yo no lo aseguraría —protestó.
El mayordomo alzó la ceja, impertinente.
— ¿En serio? Si no me equivoco, sólo hay una cosa que puede atontar así a un hombre.
Suspirando muy exasperado, Sebastián se sacó una bolsita de cuero de la chaqueta y contó cinco coronas.
—Si hubiese esperado una semana más... —protestó irritado mientras depositaba las monedas en la mano tendida de su compañero.
listo mis niñas!!! les gusto??? de aki en adelante amaran la nove!!! :¬w¬: bueno niñas las kiero espero poder contactarme con ustedes el lunes!! cruzen los dedos para q asi sea!! las adoro!! :hug:
— ¡Milord, no lo había visto! —exclamó, y trató de hacer una reverencia por debajo del montón de ropa.
Nicholas le hizo un gesto con la cabeza y dio media vuelta, pero, de pronto, volvió a mirar a la doncella, quien lo miró espantada al detectar su semblante sombrío y ceñudo. Él se acercó un poco más y le miró fijamente las orejas.
— ¿Qué es eso que llevas colgado de las orejas?
Sarah sonrió satisfecha.
—Son un regalo de mi señora, milord. ¿Verdad que son preciosos?
Nicholas pestañeó perplejo.
—Sí, lo son —dijo sereno y, dando medía vuelta, avanzó a toda prisa por el pasillo.
Sebastián fue el primero en detectar el paso brioso de Nicholas al entrar en el salón de desayunos. Además, iba silbando una alegre tonada, algo que nunca le había oído hacer, ni una sola vez, en los veinte años que llevaba trabajando para él.
— ¿Ha dormido bien, milord? —le preguntó con sequedad.
Nicholas sonrió con picardía.
—He dormido muy bien, Benjamín.
Sobresaltado. Sebastián no recordaba una sola vez en que el marqués lo hubiese llamado por su nombre de pila, como tampoco lo había hecho ningún miembro del servicio de Blessing Park, y Dios sabe la de meses que él y el servicio habían pasado solos allí mientras el marqués estaba en alta mar.
Sin duda, también Jones se mostró sorprendido, a juzgar por el modo en que lo miró desde el aparador.
— ¿Gachas como de costumbre, milord?
Nicholas sonrió como si acabara de recordar un chiste viejo.
—La cocinera no habrá preparado bizcochos de frambuesa, ¿verdad? —preguntó contento.
Como era de esperar de Jones, su gesto no varió.
—Iré a preguntar, milord —señaló y salió por la puerta lateral.
—Mejor aún, Sebastián, dile a Jones que me traiga café y bizcochos a mi biblioteca. Necesito adelantar trabajo esta mañana, porque esta tarde quiero enseñar a mi esposa a montar a caballo.
Ignorando con descaro la mirada de curiosidad de su secretario, se metió las manos en los bolsillos y salió del salón de desayunos, silbando de nuevo. Jones apareció por la puerta lateral con un plato de bizcochos calientes justo a tiempo para oír el eco de los silbidos de Nicholas en el pasillo. Miró ceñudo a Sebastián.
Éste suspiró.
—Tráelos a la biblioteca. Jones. EI señor está ansioso por terminar su trabajo para poder enseñar a montar a lady Darfield —señaló y, tirando la servilleta a la mesa, se dispuso a seguir al marqués.
Al acercarse a la puerta. Jones declaró:
—Ah, Benjamín, creo que me debes cinco coronas.
Sebastián se detuvo.
—Yo no lo aseguraría —protestó.
El mayordomo alzó la ceja, impertinente.
— ¿En serio? Si no me equivoco, sólo hay una cosa que puede atontar así a un hombre.
Suspirando muy exasperado, Sebastián se sacó una bolsita de cuero de la chaqueta y contó cinco coronas.
—Si hubiese esperado una semana más... —protestó irritado mientras depositaba las monedas en la mano tendida de su compañero.
listo mis niñas!!! les gusto??? de aki en adelante amaran la nove!!! :¬w¬: bueno niñas las kiero espero poder contactarme con ustedes el lunes!! cruzen los dedos para q asi sea!! las adoro!! :hug:
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
wuo! Que capi!!:O me encanto!! Espero q la sigas pronto porque la dejaste muy pero muy interesante :Dbesos SOS UNA GENIA Y ESPERARE AL LUNES :D SUERTE!! Y GRACIAS POR LOS CAPI
Florjudith96
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Ahhhhhh OMJ OMJ OMJ
En verdad ame el CAP
Se me hace súper injusto lo que hizo el
Papa de la rayis pero ahhhhh Nick es muy muy tierno
Ahhhhh lo amooo
ME ENCANTARON LOS CAPS :D
Ojalá que si puedas subir el lunes :D
En verdad ame el CAP
Se me hace súper injusto lo que hizo el
Papa de la rayis pero ahhhhh Nick es muy muy tierno
Ahhhhh lo amooo
ME ENCANTARON LOS CAPS :D
Ojalá que si puedas subir el lunes :D
Karli Jonas
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
wow, los caps me en.can.ta.ron!
es q tu nove es tan buena!!!
me gusta cada día más...
siguela pronto porfa!
o moriré!!! haaha...
saludos!
es q tu nove es tan buena!!!
me gusta cada día más...
siguela pronto porfa!
o moriré!!! haaha...
saludos!
Victoria Just In Love
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaameeeeeeeeeeeeeeeeeee
los caaapiiiisssss
jajajajajajajajaja enserio que los ameee
pero tener que esperara hasta el lunes es un martirioooooo
jejejeje
los caaapiiiisssss
jajajajajajajajaja enserio que los ameee
pero tener que esperara hasta el lunes es un martirioooooo
jejejeje
chelis
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