Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 22 de 25. • Comparte
Página 22 de 25. • 1 ... 12 ... 21, 22, 23, 24, 25
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
LA rayis se enfada con todo!! porque no perdona a Zayn y ya............
siguela...............aaaaaaaaaaaa
siguela...............aaaaaaaaaaaa
You and I
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
Capitulo 86 ~ Expresión glacial.
Después de aquel momento frente a la alberca, todo el resto del día pareció irse a una mierda. Pauly mantenía su vista perdida, evitando a prácticamente cualquiera que intentase hablarle. Isabella parecía lucir triste, aunque estaba segura de que la culpa no la carcomía; estaba muy pequeña, y lo había hecho con puro afán de vengarse por una estupidez, por lo que estaba segura de que sentía el crimen ajeno.
El momento incómodo había llegado a la hora de dormir. Ronny y Pauly durmieron en un cuarto, e Isabella y yo en otro. Por un instante pensé en irme a dormir a la sala para ahorrar drama, pero aquel balance de los cuartos pareció funcionar lo suficiente como para evitar más dramatismo. El resultado de nuestro viaje había sido posiblemente lo contrario al propósito, que era relajarnos.
“Zayn se quedará a vivir en Nove” me había dicho mi hermana a la mañana siguiente, con un vaso de chocolate frío en sus manos. “Zayn será el nuevo dueño del viñedo, y para eso debe de quedarse por aquí. No podrá volver a Londres en algún tiempo.”
Conforme cruzábamos la carretera observando los campos de cultivo que no habían sido tocados por un sol resplandeciente en una época extensa, sentía como si estuviera dejando mi corazón en aquel viñedo. Ahí estaba Zayn, así que suponía que en cierto modo, era verdad.
El viaje fue tedioso, incordio y casi melancólico, cuando observábamos la casi mayestática casa de la que nos alejábamos. Me imaginaba aquella como "La casa de Verano" de alguna familia millonaria, o algo por el estilo.
Los campos brumosos continuaron pasando a nuestro costado como viejas películas mudas. En la van se escuchaba apenas música de alguna radio Italiana, y no era nada que yo pudiera entender. Aparte de eso, el sonido era similar a la calma de un desierto, tan callado, donde solamente el ronroneo de la máquina debajo de nosotros provocaba un sonido constante que poco a poco comenzó a arrullarme.
No estuve consiente de como, cuando o en qué instante de la carretera fue, pero cerré los ojos para quedarme plácidamente dormida, y cuando los abrí, me encontré con la entrada de la casa de mis abuelos.
...
La tarde estaba transcurriendo de manera lenta y pesada. No tenía libros nuevos por leer, y sin lugar a dudas no tenía nada de ganas de hablar con nadie. Mis abuelos estaban tomando una siesta en su habitación, mientras que yo me mantenía mirando la televisión italiana en la sala. Esa vieja televisión casi nunca era utilizada, y me alegró el saber que mínimo prendía. Mi esperanza para entender algo de la programación llegó cuando me topé con un canal de películas, donde el idioma era en inglés pero con subtitulos al italiano.
Medio recostada en el sofá, la tarde comenzó a escurrirse entre las manecillas del reloj de manera bastante efectiva. Para cuando volví a mirar el reloj del otro lado de la habitación, ya eran las seis de la tarde, y ya había pasado dos horas viendo una película realmente aburrida. Tan era el caso, que lo único que había llegado a comprender de la película en sí, era que al final todos morían.
Un final pobre, si me preguntaban.
Cuando mis párpados comenzaban a cernarse sobre mis ojos sin razón aparente, el toquetéo de la puerta me volvió a traer a tierra firme. Observé las ventanas con las cortinas casi transparentes, pero la visión hacia la puerta de la entrada era bloqueada por una base de concreto que bastaba para ocultar todo un cuerpo.
Me puse de pie, y crucé la sala hacia la entrada. El reflejo detrás de la entrada estaba deforme y confuso, así que no pude saber exactamente la identidad del chico detrás de la puerta.
Nicholas estaba de pie frente a mi entrada cuando la puerta se abrió hacia dentro. Llevaba un pantalón color caqui, casual, una camiseta tipo polo de un color verde, y unos zapatos del mismo verde, tipo tenis. Su sonrisa iluminó su rostro, aunque posiblemente no podía decir lo mismo del mio.
— ¡______! —sus manos detro de los bolsillos del pantalón. Se inclinó hacia el frente para saludarme de beso en la mejilla, de una manera cordial—. ¿Cómo estás?
— Ey... Perfecta. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
No podía evitarlo; sabía a ciencia cierta que mi voz en ese momento debería de sonar como un patito asustado. Siempre que algún Malik (o derivados) aparecía, era sinónimo de problemas. Nicholas pareció notarlo, y dio un paso en falso en reversa.
— He venido para ayudar a Zayn con unos negocios; yo se más de esos asuntos que él —sonreí para mis adentros; los hermanos Malik siempre serían iguales: continuarían con esa lucha de poderes, hasta el último de sus días.
— Es bueno que estés ayudándolo, en ese caso —mantuve mis manos firmes a la puerta, y me recargué sobre una pierna—. En fin, ¿quieres un vaso de agua? —aunque iba en contra de mis morales o mis deseos, sabía que mi abuela me hubiera colgado en el caso de no ofrecerle nada—. ¿Quieres pasar?
— De hecho, te quería pedir de guía —el pelo de Nicholas se vio azotado por una fuerte ráfaga de viento que llegó desde el sur, y entrecerró los ojos—. ¿Podrías acompañarme a buscar a Lucy? —su rostro pareció retomar vida (y cierto rubor) al mencionar su nombre. Sonreí abiertamente para mis adentros, y un poco de esa sonrisa interna se reflejó en la curvatura derecha de mis labios—. No estoy seguro de en donde vive, y mi italiano no es el más entendible.
Solté una carcajada moderada, y asentí con una sonrisa cerrada.
— Vámos, yo te guío.
...
El sol comenzaba a asomarse entre ciertas nubes en aquel atardecer. Los locales del centro estaban, en su mayoría, cerrados. Tan solo la cafetería del Sr. Carlos y una tienda de abarrotes de una vecina llamada Eva continuaban en servicio; aparte de eso, muchas de las personas tenían los locales de sus micronegocios cerrados.
Nicholas y yo caminamos en silencio la mayoría del trayecto. No fue un silencio incómodo, si no uno de esos que sientes llenos de tranquilidad. No era necesario decir nada ni pensar nada, tanto él como yo teníamos bastas cosas en la cabeza como para arriesgarnos a que la lengua se retorciera y dijeramos alguna estupidez.
Cuando Nicholas carraspó su garganta, elevé la vista para mirarlo. El sol anaranjado estaba detrás de mi, y su reflejo contra los rizos del hermano Malik creaban un efecto que hacía que se vieran casi sedosos. Defintivamente su cabello se veía mejor que el mio.
— No sabía que tu tío estuviera poniendo en venta el viñedo; se ve muy... —entrecerró los ojos para después mirarme— ameno.
— Lorenzo es definitívamente un ser libre —contesté con naturalidad; la verdad era que aquello ya lo había estado pensando yo también, y prefería meditar sobre ese tema que sobre Zayn, mi abuelo o cualquier cosa que se cruzara con mis problemas personales—. No le gustan las ataduras, o más bien, creo que no puede con ellas. El viñedo representaba una, así que supongo que pensó que al venderla se liberaría de aquella responsabilidad.
Nicholas asintió de manera ajena, y yo sonreí volteando a mirar hacia mis pies, que aventaban algunas rocas.
El viento parecía estar muy violento aquél día; habían momentos en que pensaba en cómo iba a acabar mi cabello después de aquella caminata. Nicholas en cambio parecía promotor de una marca de acondicionadores capilares; aún con la maraña en su cabeza, se seguía viendo guapísimo.
Todos los Malik son guapos, _____. Supéralo.
— ¿Haz hablado con Zayn? —me arriesgué a preguntar. El silencio de Nicholas después de mi pregunta me dio el tiempo suficiente como para percatarme de lo estúpida que me veía preguntando por él.
— Soy su hermano, y su modelo a seguir —una sonrisilla llena de superioridad cruzó su rostro. Yo reí—; claro que me habla muy seguido.
Se hizo el silencio.
— Y me ha hablado de tí.
Algo me decía que iba a decir eso.
Las calles iban quedando atrás; la casa de Lucy estaba a solo dos cuadras en linea recta, y una cuadra más hacia el norte. Tenía solo tres cuadras, por lo que necesitaba darme prisa.
— Te extraña.
— Ayer pareció ignorarme —miré el rostro ceñudo de Nicholas, y aclaré—. Ayer fui al viñedo con mis primos.
— Creo que no quiere hostigarte, ______. Creo que piensa que ya te quedó claro lo que siente, y quiere que regreses cuando tú estés lista.
¡¿Qué pasaba si yo quería que el no me dejara opción?! Era una idea tonta, y totalmente fuera de lo habitual entre el rango de mis pensamientos, pero... Algo dentro de mi solo quería que el llegara, me besara y no me dejara ir nunca más.
Estaba totalmente jodida de la cabeza. El romanticísmo me jodio, pensé. Y para mi sorpresa, me importó poco.
Agradecía la consideración de Zayn, o al menos una parte de mi lo hacía. La otra parte seguía pendiente con el asunto de Alice, cómo dejó todo tan fácil, cómo... Me detuve. Mi mente dejó de calibrar imágenes inexadas como recuerdos. Yo había hecho lo mismo que él: había dado por sentadas muchas cosas, había acabado con nuestras posibilidades.
Yo había sido la primera en querer acabarlo...y el lo había terminado definitivamente.
— Si tienes duda, siendo su hermano mayor, puedo decirte que si te quiere, y mucho —aseguró Nicholas; yo no lo volteé a ver en ningún instante—. No tengas miedo. Ya están jodidos los dos, mínimo terminen de joderse... Pero juntos.
...
Al llegar a la esquina de la calle donde Lucy vivía, le indiqué a él cual de las pequeñas casas era la de Lucille. Después de eso, solamente tenía animos de tirarme al mar y ahogarme.
Así era como se sentía todo; ¿sería que aún era, entre comillas, adolescente? Tenía diescinueve años, y la edad donde se termina la adolescencia era esa. No me hubiera sorprendido su hubiera no terminado todavía, ya que no sería la primera cosa en la que era diferente a las estadísticas. ¿Serían problemas hormonales? ¿Tal vez rebeldía? ¿Aquella sensación de que me faltaba el aire sería un sindrome típico de la adolescencia? ¿Algo químico en mi cuerpo? Por que se sentía muy real; se sentía cómo el aire iba faltando cada vez más, y como los nervios aumentaban.
Por un momento, sentía que de solo pensar en Zayn me ahogaba.
Entre aquellos espeluznantes pensamientos, volví a casa cuando ni un solo rayo de sol se vislumbraba, y el oscurecer era una verdad proxima.
En la casa se veía más movimiento; las luces de la sala y el comedor se veían encendidas desde el exterior, y las voces hablando animadamente se escuchaban cada vez más fuerte conforme me acercaba. Sin determe a pensar, abrí la puerta y entré a la casa. Cuando el pasillo de un metro se abría en la sala, toda aquella necesidad de aire se vio abastecida: Zayn se encontraba de pie en medio de la habitacion, frente a mi abuela, sosteniendole las manos. Zayn me miro, aunque no supe decir el modo: se notaba tenso, pero estaba claramente inexpresivo del rostro. Me sostuvo la mirada, y ni él ni mi abuela dijeron palabra hasta que yo la aparté y miré al suelo.
— Gracias por todo, Nina. Volveré pronto para volver a ver a Ulises.
Cuando Zayn habló con mi abuela, recuperaba esa sonrisa inocente que a mi tanto me gustaba. Un pánico treméndo se incrementaba en el pecho con la idea de que hubiera perdido la posibilidad de conseguir esa sorisa frente a mi otra vez.
— Oh, mi niño. Vuelve cuando quieras, ésta es tu casa.
Mi abuela besó su mejilla de manera cariñosa, haciendola sonreír. Apretó sus manos antes de soltarlas, y antes de volverse ante mi. Para cuando estuvo frente a frente conmigo, su expresión había recobrado calibre; su inexpresión facial me heló el alma.
Sin dedicarme ni siquiera una mirada cómplice, y manteniendo su estado glacial, Zayn caminó hacia la puerta, evadiendome. Yo no volteé a ver como cerraba la puerta, pero cuandi lo hizo, sentí ganas de echarme a llorar.
______________________
Holaaa mis bebes:3 Bueno, este capitulo no estuvo tan interesante pero hoy es el cumple de mi mom y no puedo escribir el otro, asi que hoy en la noche lo termino y mañana subo el otro sisisi? Bueeno, dejen sus hermosos comentarios y saben que las amodoro:* byeee
Después de aquel momento frente a la alberca, todo el resto del día pareció irse a una mierda. Pauly mantenía su vista perdida, evitando a prácticamente cualquiera que intentase hablarle. Isabella parecía lucir triste, aunque estaba segura de que la culpa no la carcomía; estaba muy pequeña, y lo había hecho con puro afán de vengarse por una estupidez, por lo que estaba segura de que sentía el crimen ajeno.
El momento incómodo había llegado a la hora de dormir. Ronny y Pauly durmieron en un cuarto, e Isabella y yo en otro. Por un instante pensé en irme a dormir a la sala para ahorrar drama, pero aquel balance de los cuartos pareció funcionar lo suficiente como para evitar más dramatismo. El resultado de nuestro viaje había sido posiblemente lo contrario al propósito, que era relajarnos.
“Zayn se quedará a vivir en Nove” me había dicho mi hermana a la mañana siguiente, con un vaso de chocolate frío en sus manos. “Zayn será el nuevo dueño del viñedo, y para eso debe de quedarse por aquí. No podrá volver a Londres en algún tiempo.”
Conforme cruzábamos la carretera observando los campos de cultivo que no habían sido tocados por un sol resplandeciente en una época extensa, sentía como si estuviera dejando mi corazón en aquel viñedo. Ahí estaba Zayn, así que suponía que en cierto modo, era verdad.
El viaje fue tedioso, incordio y casi melancólico, cuando observábamos la casi mayestática casa de la que nos alejábamos. Me imaginaba aquella como "La casa de Verano" de alguna familia millonaria, o algo por el estilo.
Los campos brumosos continuaron pasando a nuestro costado como viejas películas mudas. En la van se escuchaba apenas música de alguna radio Italiana, y no era nada que yo pudiera entender. Aparte de eso, el sonido era similar a la calma de un desierto, tan callado, donde solamente el ronroneo de la máquina debajo de nosotros provocaba un sonido constante que poco a poco comenzó a arrullarme.
No estuve consiente de como, cuando o en qué instante de la carretera fue, pero cerré los ojos para quedarme plácidamente dormida, y cuando los abrí, me encontré con la entrada de la casa de mis abuelos.
...
La tarde estaba transcurriendo de manera lenta y pesada. No tenía libros nuevos por leer, y sin lugar a dudas no tenía nada de ganas de hablar con nadie. Mis abuelos estaban tomando una siesta en su habitación, mientras que yo me mantenía mirando la televisión italiana en la sala. Esa vieja televisión casi nunca era utilizada, y me alegró el saber que mínimo prendía. Mi esperanza para entender algo de la programación llegó cuando me topé con un canal de películas, donde el idioma era en inglés pero con subtitulos al italiano.
Medio recostada en el sofá, la tarde comenzó a escurrirse entre las manecillas del reloj de manera bastante efectiva. Para cuando volví a mirar el reloj del otro lado de la habitación, ya eran las seis de la tarde, y ya había pasado dos horas viendo una película realmente aburrida. Tan era el caso, que lo único que había llegado a comprender de la película en sí, era que al final todos morían.
Un final pobre, si me preguntaban.
Cuando mis párpados comenzaban a cernarse sobre mis ojos sin razón aparente, el toquetéo de la puerta me volvió a traer a tierra firme. Observé las ventanas con las cortinas casi transparentes, pero la visión hacia la puerta de la entrada era bloqueada por una base de concreto que bastaba para ocultar todo un cuerpo.
Me puse de pie, y crucé la sala hacia la entrada. El reflejo detrás de la entrada estaba deforme y confuso, así que no pude saber exactamente la identidad del chico detrás de la puerta.
Nicholas estaba de pie frente a mi entrada cuando la puerta se abrió hacia dentro. Llevaba un pantalón color caqui, casual, una camiseta tipo polo de un color verde, y unos zapatos del mismo verde, tipo tenis. Su sonrisa iluminó su rostro, aunque posiblemente no podía decir lo mismo del mio.
— ¡______! —sus manos detro de los bolsillos del pantalón. Se inclinó hacia el frente para saludarme de beso en la mejilla, de una manera cordial—. ¿Cómo estás?
— Ey... Perfecta. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
No podía evitarlo; sabía a ciencia cierta que mi voz en ese momento debería de sonar como un patito asustado. Siempre que algún Malik (o derivados) aparecía, era sinónimo de problemas. Nicholas pareció notarlo, y dio un paso en falso en reversa.
— He venido para ayudar a Zayn con unos negocios; yo se más de esos asuntos que él —sonreí para mis adentros; los hermanos Malik siempre serían iguales: continuarían con esa lucha de poderes, hasta el último de sus días.
— Es bueno que estés ayudándolo, en ese caso —mantuve mis manos firmes a la puerta, y me recargué sobre una pierna—. En fin, ¿quieres un vaso de agua? —aunque iba en contra de mis morales o mis deseos, sabía que mi abuela me hubiera colgado en el caso de no ofrecerle nada—. ¿Quieres pasar?
— De hecho, te quería pedir de guía —el pelo de Nicholas se vio azotado por una fuerte ráfaga de viento que llegó desde el sur, y entrecerró los ojos—. ¿Podrías acompañarme a buscar a Lucy? —su rostro pareció retomar vida (y cierto rubor) al mencionar su nombre. Sonreí abiertamente para mis adentros, y un poco de esa sonrisa interna se reflejó en la curvatura derecha de mis labios—. No estoy seguro de en donde vive, y mi italiano no es el más entendible.
Solté una carcajada moderada, y asentí con una sonrisa cerrada.
— Vámos, yo te guío.
...
El sol comenzaba a asomarse entre ciertas nubes en aquel atardecer. Los locales del centro estaban, en su mayoría, cerrados. Tan solo la cafetería del Sr. Carlos y una tienda de abarrotes de una vecina llamada Eva continuaban en servicio; aparte de eso, muchas de las personas tenían los locales de sus micronegocios cerrados.
Nicholas y yo caminamos en silencio la mayoría del trayecto. No fue un silencio incómodo, si no uno de esos que sientes llenos de tranquilidad. No era necesario decir nada ni pensar nada, tanto él como yo teníamos bastas cosas en la cabeza como para arriesgarnos a que la lengua se retorciera y dijeramos alguna estupidez.
Cuando Nicholas carraspó su garganta, elevé la vista para mirarlo. El sol anaranjado estaba detrás de mi, y su reflejo contra los rizos del hermano Malik creaban un efecto que hacía que se vieran casi sedosos. Defintivamente su cabello se veía mejor que el mio.
— No sabía que tu tío estuviera poniendo en venta el viñedo; se ve muy... —entrecerró los ojos para después mirarme— ameno.
— Lorenzo es definitívamente un ser libre —contesté con naturalidad; la verdad era que aquello ya lo había estado pensando yo también, y prefería meditar sobre ese tema que sobre Zayn, mi abuelo o cualquier cosa que se cruzara con mis problemas personales—. No le gustan las ataduras, o más bien, creo que no puede con ellas. El viñedo representaba una, así que supongo que pensó que al venderla se liberaría de aquella responsabilidad.
Nicholas asintió de manera ajena, y yo sonreí volteando a mirar hacia mis pies, que aventaban algunas rocas.
El viento parecía estar muy violento aquél día; habían momentos en que pensaba en cómo iba a acabar mi cabello después de aquella caminata. Nicholas en cambio parecía promotor de una marca de acondicionadores capilares; aún con la maraña en su cabeza, se seguía viendo guapísimo.
Todos los Malik son guapos, _____. Supéralo.
— ¿Haz hablado con Zayn? —me arriesgué a preguntar. El silencio de Nicholas después de mi pregunta me dio el tiempo suficiente como para percatarme de lo estúpida que me veía preguntando por él.
— Soy su hermano, y su modelo a seguir —una sonrisilla llena de superioridad cruzó su rostro. Yo reí—; claro que me habla muy seguido.
Se hizo el silencio.
— Y me ha hablado de tí.
Algo me decía que iba a decir eso.
Las calles iban quedando atrás; la casa de Lucy estaba a solo dos cuadras en linea recta, y una cuadra más hacia el norte. Tenía solo tres cuadras, por lo que necesitaba darme prisa.
— Te extraña.
— Ayer pareció ignorarme —miré el rostro ceñudo de Nicholas, y aclaré—. Ayer fui al viñedo con mis primos.
— Creo que no quiere hostigarte, ______. Creo que piensa que ya te quedó claro lo que siente, y quiere que regreses cuando tú estés lista.
¡¿Qué pasaba si yo quería que el no me dejara opción?! Era una idea tonta, y totalmente fuera de lo habitual entre el rango de mis pensamientos, pero... Algo dentro de mi solo quería que el llegara, me besara y no me dejara ir nunca más.
Estaba totalmente jodida de la cabeza. El romanticísmo me jodio, pensé. Y para mi sorpresa, me importó poco.
Agradecía la consideración de Zayn, o al menos una parte de mi lo hacía. La otra parte seguía pendiente con el asunto de Alice, cómo dejó todo tan fácil, cómo... Me detuve. Mi mente dejó de calibrar imágenes inexadas como recuerdos. Yo había hecho lo mismo que él: había dado por sentadas muchas cosas, había acabado con nuestras posibilidades.
Yo había sido la primera en querer acabarlo...y el lo había terminado definitivamente.
— Si tienes duda, siendo su hermano mayor, puedo decirte que si te quiere, y mucho —aseguró Nicholas; yo no lo volteé a ver en ningún instante—. No tengas miedo. Ya están jodidos los dos, mínimo terminen de joderse... Pero juntos.
...
Al llegar a la esquina de la calle donde Lucy vivía, le indiqué a él cual de las pequeñas casas era la de Lucille. Después de eso, solamente tenía animos de tirarme al mar y ahogarme.
Así era como se sentía todo; ¿sería que aún era, entre comillas, adolescente? Tenía diescinueve años, y la edad donde se termina la adolescencia era esa. No me hubiera sorprendido su hubiera no terminado todavía, ya que no sería la primera cosa en la que era diferente a las estadísticas. ¿Serían problemas hormonales? ¿Tal vez rebeldía? ¿Aquella sensación de que me faltaba el aire sería un sindrome típico de la adolescencia? ¿Algo químico en mi cuerpo? Por que se sentía muy real; se sentía cómo el aire iba faltando cada vez más, y como los nervios aumentaban.
Por un momento, sentía que de solo pensar en Zayn me ahogaba.
Entre aquellos espeluznantes pensamientos, volví a casa cuando ni un solo rayo de sol se vislumbraba, y el oscurecer era una verdad proxima.
En la casa se veía más movimiento; las luces de la sala y el comedor se veían encendidas desde el exterior, y las voces hablando animadamente se escuchaban cada vez más fuerte conforme me acercaba. Sin determe a pensar, abrí la puerta y entré a la casa. Cuando el pasillo de un metro se abría en la sala, toda aquella necesidad de aire se vio abastecida: Zayn se encontraba de pie en medio de la habitacion, frente a mi abuela, sosteniendole las manos. Zayn me miro, aunque no supe decir el modo: se notaba tenso, pero estaba claramente inexpresivo del rostro. Me sostuvo la mirada, y ni él ni mi abuela dijeron palabra hasta que yo la aparté y miré al suelo.
— Gracias por todo, Nina. Volveré pronto para volver a ver a Ulises.
Cuando Zayn habló con mi abuela, recuperaba esa sonrisa inocente que a mi tanto me gustaba. Un pánico treméndo se incrementaba en el pecho con la idea de que hubiera perdido la posibilidad de conseguir esa sorisa frente a mi otra vez.
— Oh, mi niño. Vuelve cuando quieras, ésta es tu casa.
Mi abuela besó su mejilla de manera cariñosa, haciendola sonreír. Apretó sus manos antes de soltarlas, y antes de volverse ante mi. Para cuando estuvo frente a frente conmigo, su expresión había recobrado calibre; su inexpresión facial me heló el alma.
Sin dedicarme ni siquiera una mirada cómplice, y manteniendo su estado glacial, Zayn caminó hacia la puerta, evadiendome. Yo no volteé a ver como cerraba la puerta, pero cuandi lo hizo, sentí ganas de echarme a llorar.
______________________
Holaaa mis bebes:3 Bueno, este capitulo no estuvo tan interesante pero hoy es el cumple de mi mom y no puedo escribir el otro, asi que hoy en la noche lo termino y mañana subo el otro sisisi? Bueeno, dejen sus hermosos comentarios y saben que las amodoro:* byeee
Abigail Castro
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
Awwww! Nicholas es un amor <<3 ji iz zo quiut! (ah? Que tal mi ingles? Nah es broma) no pero...de verdad fue muy tierno cuando se puso rojizo cuando dijo que quería que _______ lo llevara hacia la casa de Lucy. Eso fue hermosisimo, no lo supero
Zayn no me agrada cuando es tan...frío e inexpresivo con rayis. Pero ella tiene la culpa porque no va con el y le dice como se siente respecto a el, como ellos habían quedado. Si ella no iba era porque no estaba lista para perdonarlo, superar el pasado y amarse el uno al otro.
Ame el capituloooooooo fue lindisimo! Siguela pronto porfish. Pos pez! Hahaha por...fish...no? Pos' ta gueno pues! Digo los peores chistes de el mundo =3
XOXO BESOS Y ABRAZOS¡
-Diana V. :)
Zayn no me agrada cuando es tan...frío e inexpresivo con rayis. Pero ella tiene la culpa porque no va con el y le dice como se siente respecto a el, como ellos habían quedado. Si ella no iba era porque no estaba lista para perdonarlo, superar el pasado y amarse el uno al otro.
Ame el capituloooooooo fue lindisimo! Siguela pronto porfish. Pos pez! Hahaha por...fish...no? Pos' ta gueno pues! Digo los peores chistes de el mundo =3
XOXO BESOS Y ABRAZOS¡
-Diana V. :)
Dinis LOVE 1D
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
Hola, me encanta encanta encanta tu novela LA AMO.
Es ... perfecta
Tienes que seguir yayayayaya
Por cierto nueva lectora.
Siguela
Una cosita, me podrías hacer un favor, pasate por la novela de una amiga, es de Zayn y seguro que te gustara.
*DARK PROBLEM*
Besos, little black star.
Es ... perfecta
Tienes que seguir yayayayaya
Por cierto nueva lectora.
Siguela
Una cosita, me podrías hacer un favor, pasate por la novela de una amiga, es de Zayn y seguro que te gustara.
*DARK PROBLEM*
Besos, little black star.
.LBS.
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
QUE LA RAYIS APURE EN PERDONAR A ZAYN POR QE MEPA QE SE QEDA SOLA SI SIGUE ASI...
SEGUILAAAAA
SEGUILAAAAA
Magui Styles Malik
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
Capitulo 87 ~ El sol brillante no siempre trae buenas noticias.
El Sábado 20 de Enero llegó de una manera tan sigilosa y predecible como cualquier otro día marcado en el calendario. Ese día el sol brillaba de una manera de la que no lo había hecho en un largo tiempo, y el ambiente tenía cierta inclinación alegre; tal vez era que el mismo sol comenzaba a alegrar todos los alrededores. El mar desde las costas de formaciones rocosas se veía tranquilo, pacífico, casi rítmico, y las plantas empezaban a levantar sus tallos para saludar a la gran estrella naranja por primera vez en la mayor parte del invierno.
Me levanté con una energía extraña, con mucho positivismo, y por alguna razón, con una sonrisa en la cara. No tenía muchas cosas por las que sonreír, ciertamente, pero ese día me sentía tan ligera que las razones pasaban a segundo plano. Era como una pluma que volaba con el viento sin ver la caída.
Me vestí con rapidez, eligiendo una camiseta de manga al codo color blanca, y unos pantalones entubados, así como unos botines grises.
Cuando salí de mi habitación, observé como el sol también parecía hacer efecto dentro de las paredes de la casa; los rayos se colaban de entre las ventanas y los ventanales de la cocina, y veía como todo parecía más energético.
Ronny salía de la cocina, de donde provenían las voces de mis abuelos, quienes comentaban ciertas cosas en su natal italiano. Ronny me vislumbró de soslayo, y me sonrió adentrándose al pasillo.
— Buenos días, dormilona. ¿Vienes conmigo al mercado? —preguntó sonriente. Yo chasqueé la lengua, y puse especial atención a lo que mis oídos captaban, que era la conversación de mis abuelos. Me emocionaba la idea de que prácticamente había entendido toda la conversación, por lo que sin duda mi italiano debería de haber estado mejorando. Tanto tiempo en Italia tenía que tener un privilegio aparte de la belleza o la familia, ¿cierto?
Antes de que pudiera responder, mi abuela salió de la cocina, caminando hacia las escaleras y se topó con nosotras. Me regaló una sonrisa.
— Buenos días, ______ —dijo ya en mi anglosajón inglés—. El desayuno está servido ya.
Con una sonrisa que enmarcaba sus arrugas, mi abuela pasó de nosotras continuando con su camino. Volteé a ver a Ronny, quien comprendió inmediatamente lo que pensaba, y en lugar de volver a insistir caminó directo hacia la puerta de entrada.
Caminé hacia la cocina. Todo estaba limpio y ordenado como de costumbre, y mi abuelo leía su periódico con una taza de café junto a el. No apartó sus ojos de su noticia ni siquiera cuando me senté a su lado.
— Buenos días —saludé tomando un panecillo de la cesta. Mi abuelo carrascapeó su garganta, y segundos después dobló el periódico para cerrarlo, y acto seguido lo dejó a un lado de la mesa.
La mirada de mi abuelo parecía con una chispa de intuición, y otro poco de esperanza. No comí, ni mastiqué nada; su mirada me atrapaba, y el único movimiento que me tenía permitido era mirarlo también.
— ¿Sucede algo? —le pregunté con una media sonrisa en el rostro. El me sonrió de oreja a oreja, antes de palmear su mano contra la mía.
— Nada. Solo que me recuerdas mucho a tu madre, y a tu abuela, ______ —las palabras las decía de manera pausada y calmada, como si quisiera exprimirlas y disfrutar su significado. Aparté la mirada, y observé la losa de la mesa de mármol —. Que nadie, jamás te haga creer que no eres hermosa, mucho menos que no eres merecedora de algo, principessa —por alguna razón, sentí un pequeño pinchazo en mis ojos. No... no quería ponerme a llorar en ese momento—. El valor de tu corazón es preciado, y no quisiera saber que se lo dejas a cualquiera. El hombre que te merezca debería de ser capas de mover cielo y tierra si es necesario. Por ti.
Mi corazón se sentía débil, y la energía de aquella mañana se desvalanceó hasta caer al otro lado de la balanza. Mi mente divagó, pero yo sabía lo que en el fondo pensaba: Zayn. El me había dañado, y me había lastimado, pero eso, proporcional a las veces que había hecho que mi corazón diera un vuelco, era un porcentaje pequeño. ¿Qué valdría para mi abuelo?
Ulises elevó mi mano, y besó el torso de ella, antes de ponerse de pie y caminar fuera de la cocina. Lo observé alejarse, y sonreí; el era uno de los seres humanos a los que más amaba en la vida.
Acto seguido, desapareció detrás del umbral, y me dejó completamente sola.
...
— Se puso como loco —continuó Lucy, esquivando un grifo contra incendios de la calle—. No sabía que Liam aún no... superara lo nuestro. ¿Sabes? Sinceramente no se ni siquiera si lo que tuvimos existió. Me refiero a que, fue tan corto, que a veces pienso que me lo imagino todo.
Caminando calle arriba por el mercado, observé como el día cálido comenzaba a tener frutos para el resto de los habitantes de Nove. Todos se veían emocionados, los vendedores sacaban sus mercancías con cierta sonrisa en el rostro, y todo parecía fluir de manera casi armónica.
Lucille mantenía constantemente en su boca un pedazo de pan con mantequilla que había robado de su propia casa, y yo me quedaba con mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón. Ciertas rafagas de aire frío llegaban esporádicamente y me causaban escalofríos recorrer mi cuerpo, pero en su mayoría, el sol mantenía todo a un tibio clima.
— ¿Y que pasará con Nicholas? —observé a Lucille de soslayo, y ella miraba al suelo—. Digo, ¿qué son ustedes?
— No tengo idea, sinceramente —suspiró y agregó—. Lo que pasó en Londres fue muy... divertido —me miró sonriente, y refunfuñó—. Me la pasé muy bien con él, y es guapo, pero nunca lo vi como algo más que solo una "aventura de vacaciones", algo que solo se queda en Londres.
— Pero el obviamente...
— Tal vez solo se siente comprometido —Lucy frunció el ceño—. Tal vez piensa que tiene que venir a verme en Italia por que se acostó conmigo, pero no es así. Yo... —puso los ojos en blanco y parpadeó un par de veces—. Me siento muy confundida. Pero al mismo tiempo se que es en vano; volveré a Boston contigo, y al final cualquier cosa de éste mundo terminará siendo irrelevante.
Continuamos caminando en silencio, escuchando tan solo las voces de la gente que iba a comprar al centro turístico del pueblo.
Nuestro destino era la cafetería de la Sra. Coupeau, hogar del más delicioso café de todo el pueblo. En lo personal, aquello era mil veces mejor que cualquier tipo de Starbucks.
Cuando vimos el local, comencé a sentir el ardor del café en mi lengua. Lucy y yo caminamos derecho y sin escalas hacia la cafetería de colores pastel con vistas blancas, y llegamos al frente. Esquivamos dos autos estacionados en el local, y nos adentramos por la puerta. Apenas la abrimos, la misma campana que sonaba desde que tenía nueve años sonó, anunciando nuestra llegada.
Recorrí el lugar con la mirada, de izquierda a derecha. Dos de las cinco grandes cafeteras estaban pulcramente colocadas en la barra de servicio del lugar; una decoración con cuadros de distintas porporciones y tonos de caoba a rojizo, y después al extremo izquierdo comenzaban las mesas de los clientes. Me quedé paralizada en la puerta apenas los vi: Zayn, Nicholas y Zoey se encontraban sentados en una mesa del fondo. Se les veía hundidos en una profunda conversación, y mis nervios aumentaron cuando Nicholas dio un respingo. Por un momento llegué a pensar que nos habían visto, pero antes de comprobarlo me adelanté con Lucy, quien ya estaba en la caja registradora, dando su orden a una chica de pelo rubio y ojos verdes, con una tez bronceada y más bastante alta.
— Que los cafés sean para llevar —la interrumpí. La chica me miró desconfiada, y después pasó la vista a Lucy, mientras tachaba con su pluma algo y volvía a escribir.
La chica rubia se alejó de nosotras entrando a la cocina, y Lucy volteó a mirarme.
— ¿Pasa algo?
— No mires, pero tenemos emergencia Malik 003 —susurré. Lucy frunció el ceño, mirandome totalmente confundida, pero segundos después su mirada se transformó en una de sorpresa sobre mi hombro.
De algún modo, ya sabía quien estaba detrás.
Cuando di la media vuelta, me encontré con el chico de rulos y bella sonrisa, Nicholas. El nos miró a las dos con una sonrisa que no le cabía en el rostro. No pude evitar mirar detrás de Nicholas, hacia la mesa donde sus hermanos comían el desayuno. Una opresión al pecho fue lo que sentí cuando me percaté de que Zayn ni siquiera miraba hacia donde estabamos nosotras. ¿Sucedía algo? ¿Ahora me odiaba?
Después de tanto insistir, terminamos Lucy, Nicholas, Zayn, Zoey y yo en una misma mesa sentados. El silencio era incordio y muy poco común de un desayuno en esa cafetería; las conversaciones escandalosas de las otras personas al menos provocaban que no fuera tan incómodo el momento que nosotros pasábamos.
Estaba sentada entre Lucy y Zoey, justo enfrente de Nicholas, y a su lado Zayn. No quería mirar, y me mantenía con la vista fija en el vaso de unicel de mi café, sin embargo las ganas de voltear a mirarle eran tales, que me sorprendía a mi misma observandolo de soslayo.
Que patética.
¿Me lo había ganado? Hasta la pregunta era ingenua. Claro que si; era obvio que Zayn se había cansado de mi, y de mi actitud. Me sentía confundida: el había dicho que siempre me había esperado, pero aquella actitud me hacía pensar solamente lo contrario; ¿que pasaría con nosotros? ¿Aún seguía habiendo un "nosotros"? Era triste no saber exactamente a que altura de la cuerda floja me encontraba.
Los pensamientos se amontonaban en mi cabeza como papeles que volaban libres por toda mi mente. ¿Que tal si mi estúpido orgullo lo había hechado todo a perder? No quería que le resultara tan fácil, pero ¿hasta que momento está bien insistir en el orgullo? ¿A que nivel?
Y sobre todo, la pregunta que se quedaba palpante en mi mente: ¿Zayn sería capas de volver a aventurarse al amor conmigo?
— Y... —Nicholas carraspeó su garganta. Tanto Zoey como Zayn elevaron la mirada para observarlo; yo mantuve el perfil bajo, y Lucy tan solo estaba mirando a Nicholas—. ¿_____? ¿Cómo está tu abuelo?
Miré al chico y le entregué una media sonrisa elocuente.
— Se encuentra mejor, tranquilo en casa.
— ¿Sufrió un infarto? —preguntó la más pequeña de los Malik, dando un sorbo a su café.
— Si, este ya es el segundo —la chica abrió sus grandes ojos verdes y dibujó una mueca en su rostro.
— Es un hombre fuerte.
— Bastante —asentí con ella. Mis ojos viajaron rápidamente a los ojos de Zayn, los cuales, para variar, no me miraban.
Mierda.
— Así que, ¿tu eres la pequeña de los Malik?
La conversación se adentró poco a poco en un agradable ambiente. Nicholas, Lucy, Zoey, y esporadicamente yo hablábamos con bastante fluidez. Zayn se quedaba callado la mayoría del tiempo, y solo contestaba cuando era puramente necesario; no salía comentario propio de él, y eso estrujó mi corazón un poco más. ¿Me encontraba tan repulsante como para no mirarme ni siquiera?
Me sentía tan vulnerable en aquel momento. Una parte de mi siempre pensó que el amor te hacía vulnerable, y una vez que se iba te destruía: destruyó a mi madre, cuando mi padre (o alguno de sus siguientes novios) la abandonaba; destruía a mi hermana, cada vez que algún chico la dejaba, y me destruyó a mi aquella única vez, que todo el amor por mi padre pareció convertirse en espinas que se encajaban en mis entrañas y provocaban sangrado gracias al recuerdo de su ausencia. Solía decir que el amor solamente era una felicidad previa a una gran tragedia, una introducción a lo inevitable, que era el sufrimiento, algo para ablandarlo. Pero ahora, ahora que ya había probado el amor, me daba cuenta de que era como una droga, literalmente: una vez que te enamoras, sientes la necesidad de estar en ese estado de extasis por más tiempo, de encontrar el amor, de besarlo, de estar con alguien que quiera estar contigo. Siempre me había considerado ser autosuficiente, y nunca necesité del cariño o amor de una pareja. Pero, como todo adicto, con una pequeña pizca me quedé colgada de las maravillosas sensaciones que amar otorgaba.
Mirar a Zayn sentado en silencio me hacía darme un poco de cuenta de lo mierda que había sido. Si, merecía que Zayn hiciera todo por mi; me había hecho daño, me había lastimado, pero eso era mínimo ante todas las felicidades que me había dado.
Una parte de mi, temió perderlo para siempre.
Y entonces, el sonido de mi teléfono dentro de mi bolsillo interrumpió la voz de Zoey, quien contaba como era su vida en la escuela a la que asistía. Continuaron hablando, aunque yo ya no prestaba atención.
Saqué el teléfono de mi bolsillo, y en la pantalla observé la foto de Pauly. Fruncí el ceño; ella y yo no habíamos hablado desde el día de la gran pelea en el viñedo de mi tío...o bueno, en el ahora viñedo de Zayn.
No pensé dos veces antes de contestar.
— ¿Pauly? —con la mano desocupada tapé mi oreja para escuchar mejor el teléfono.
No contestaba, aunque escuchaba su respiración al otro lado de la linea. Fruncí el ceño.
— ¿Pauly? ¿Estás ahí?
— Ven a casa, _____ —me enderecé, y presté más atención a su voz. Cierta sensación comenzaba a bullir en mi estómago—. Ven ahora, por favor.
Su voz entrecortada y débil me daban una muy fea introducción a lo que estaba ocurriendo. Escuché como sorbía su nariz, y detrás me percaté de muchas voces. Hasta que escuché un ensordecedor llanto.
Me levanté de la silla, sintiendo que comenzaba a temblar. Me costaba trabajo mantener el teléfono pegado a mi oreja, y sentí que mis nervios comenzaban a crispar. Temblaba, y no sabía por qué. Lucy a mi lado me sostuvo la muñeca, y entonces observé como los 4 (esta ves incluyendo al mismísimo Zayn) me miraban con cara de espanto.
— ______, estás pálida —susurró Nicholas, tan bajo que apenas lo escuchaba.
No supe exactamente quien o quienes, pero empezaron a volar las preguntas sobre qué había ocurrido.
— ¿Pauly? — volví a preguntar, notando como mi ritmo cardiáco aceleraba.
Algo no está bien, me decía a mi misma, esto no es normal..
— ¡Pauly! ¡Puta mierda! ¡Contesta!
Escuché como Pauly se lanzaba a un sollozo detrás de la linea. Para cuando me di cuenta, una lágrima recorría ya mi mejilla.
Supongo que siempre lo supe.
— ¿Qué está pasando? —mi voz se entrecortó y sentí como el nudo que usualmente nacía en mi garganta iba subiendo toda mi faringe, apretando— ¿Pasó algo? —pregunté y cerré los ojos con fuerza—. ¿Mi abuelo está bien?
El sollozo de Pauly me dio la respuésta más clara que hubiera podido haber recibido si me lo explicaba detalle a detalle.
A partir de ahí todo se volvió borroso.
La vida parecía parte de una película blanco y negro, borrosa, imperfecta y movediza.
Dejé caer mi teléfono, y simplemente corrí fuera del local.
Sillas rechinaron al rasparse con el piso. La campana de la puerta sonó, como siempre.
El sol me marcaba el camino, me pegaba en la cara y me cegaba de tantas luz. Escuchaba mi nombre en todas partes, el mundo daba vueltas, y yo solamente recuerdo como mis piernas comenzaban a arder después de dos cuadras.
Mi nombre volaba, el viento lo susurraba, tratando frenarme. La gente con la que me topaba en la calle me miraba sin amparo, casi con hostilidad, pero yo no me detenía.
El cruce de calles; escuché tres pares de claxon diferente, por poco me parecía percibirlos en distintos tonos de do, fa, mi. La luz me seguía segando, y todo se escuchaba lejano, como si el mundo me hablara y yo me tapara las orejas para ignorarlos. Las lágrimas nublaban mi vista, pero no me detenía; mi nombre seguía siguiéndome hasta que al doblar la esquina, le perdí el rastro.
Comencé a correr abajo, y me metí en la primera intercección que encontré; la calle siguiente, más abajo en la colina, era la casa de mi abuelo.
Mi abuelo, mi abuelo, mi abuelo...
La tensión se acumulaba, mi pecho latía. Mis manos sudaban, y mi corazón con cada paso se imaginaba las malas noticias.
El sol me pegaba directo en la cara mientras corría por todas las casas de ese callejón de piso empedrado.
El mundo era ajeno a mi sufrimiento, insensible. Mis lágrimas solo era un recordatorio vivo y latente de que a nadie le importaba, y a nadie le importaría. Cualquiera que me viera en aquel momento podría decir que estaba loca, pero no sabrían de qué modo se me zafaron los cables. La gente solo hablaría mientras me miraran llorando y sufriendo.
Mi inconciencia se hacía más y más grande, sentía que me iba a desmayar, mis piernas flaqueaban y sentía como el mundo se comenzaba a desteñir.
Mi abuelo, mi abuelo, mi abuelo...
Llegué a la calle, y corrí colina abajo. Apenas pasando la colina, la casa de mis abuelos se vería, y descubriría que aquello no había sido más que solo otro engaño de Pauly. Tal vez le rompieron el corazón y necesita de mis sabios comentarios, por eso me había llamado. Tal vez se había muerto su perro...¿Pauly tenía perro? Tal vez Isabella se había lastimado, tal vez Leo se había roto la pierna y por eso lloraba.
Pero sabía que nada de eso era cierto, y que solo me engañaba a mi misma.
Mis sentidos seguían tan nublados, que tuve que enfocar la vista, una ves que fui capas de mirar la casa. Ignoré mi nombre lleno de desespero, y me dediqué a observar, sin detenerme.
La casa seguía igual, pero había algo extraño. Había mucha gente, mi abuela estaba abrazada de Leo y Omar al frente, mientras que veía como mis primos y tíos se amontonaban todos al frente. Una vez que mi mente fue capas de ver todo el panorama en un solo plano, entendí todo.
La ambulancia estaba fuera, junto con otro camión que tenía en la cajuela el nombre de una empresa que no supe traducir al español. Gente se aglomeraba en la calle, y otra tanta estaba llorando. A esa distancia, observé a Pauly, y como se tiraba a llorar a los brazos de unos de mis tíos, no sabría decir con exactitud cual.
No sabía si me seguía moviendo o si me había detenido. No sabía lo que escuchaba, pero el cantar de mi nombre se escuchaba más cerca que antes; tampoco estaba segura de lo que estaba viendo.
Pero no hubo duda, cuando vi aquella imagen que me perseguiría por el resto de mi vida.
Los para-médicos sacaban una camilla de la casa. Observé vagamente las reacciones de todos al verla, solo era capas de intentar imaginar lo que era ese gran bulto debajo de la sábana blanca.
Entrecerré los ojos.
Mis oídos seguían tapados, escuchando al resto del mundo como una televisión con mala recepción y el volumen mínimo.
Mis manos seguían temblando. Y mis piernas, y mi tronco, y mi boca.
No sentía que respiraba; mis pulmones ardían.
Y mi cuerpo perdió toda la adrenalina acumulada en cuestión de dos segundos, cuando me percaté de que aquél bulto debajo de la sábana, era mi abuelo.
Mis hombros cayeron al son de mis lágrimas, mis piernas flaquearon, y mis rodillas se doblaron.
Grité. Lancé un grito que en mi interior deduje que se escucharía hasta el doblar de la costa, pero mis oídos no escucharon nada de esto. Llegué a dudar si realmente había gritado, o me había imaginado haciéndolo.
Mi nombre se hacía más fuerte, el sol dejaba mi cara en paz, y el cemento debajo de mis pies daba vueltas.
Sentí como todo se comenzaba a desmoronar poco a poco, cada vez más.
Mi cuerpo iba a caer; estaba a punto de caer.
No fue hasta cuando esas manos me sostuvieron desde mi cintura, que supe que no caería.
Sabía que él no me dejaría caer, mientras estuviera en sus manos.
— _______ —la voz agitada de Zayn se escuchaba casi ronca. Era la voz que había gritado mi nombre desde que salí del café.
Aún la escuchaba ausente, mientras mis lágrimas y sollozos comenzaban a abarcar campo en mi visión. Sentí como Zayn me sostuvo con fuerza, y para cuando me dí cuenta terminé tirada en la calle, con Zayn detrás, sosteniendome para no caer de boca. Los dos estabamos sentados en el asfalto, yo de rodillas, y suponía que Zayn también lo estaba. No podía abrir los ojos; lo único que veía eran lágrimas, figuras borrosas. Quería gritar, pero cuando lo hacía tan solo salía una patética voz ahogada que no podía con su mundo.
La mano derecha de Zayn cruzó por el frente de mi cuerpo, hasta mi mejilla izquierda, y la sostuvo. Mi mano viajó directamente al encuentro de la suya sobre mi mejilla, y me aferré contra el torso de su mano. Zayn me acunaba, mientras cruzaba todo mi abdomen con su brazo izquierdo, y con el derecho sostenía mi mejilla. Estando tan juntos, me sentía aturdida. No me permitía moverme ni un centimetro más, mientras veía como se comenzaban a encender las sirenas de ambos camiones. Mi rostro se acunaba perfectamente con la mano de Zayn, y escuchaba como él seguía hablando. No entendía lo que decía, pero su voz me traía un poco más a tierra firme. Aunque en ese momento, mi mente y mis sentidos estuvieran fuera de ese mundo.
El Sábado 20 de Enero llegó de una manera tan sigilosa y predecible como cualquier otro día marcado en el calendario. Ese día el sol brillaba de una manera de la que no lo había hecho en un largo tiempo, y el ambiente tenía cierta inclinación alegre; tal vez era que el mismo sol comenzaba a alegrar todos los alrededores. El mar desde las costas de formaciones rocosas se veía tranquilo, pacífico, casi rítmico, y las plantas empezaban a levantar sus tallos para saludar a la gran estrella naranja por primera vez en la mayor parte del invierno.
Me levanté con una energía extraña, con mucho positivismo, y por alguna razón, con una sonrisa en la cara. No tenía muchas cosas por las que sonreír, ciertamente, pero ese día me sentía tan ligera que las razones pasaban a segundo plano. Era como una pluma que volaba con el viento sin ver la caída.
Me vestí con rapidez, eligiendo una camiseta de manga al codo color blanca, y unos pantalones entubados, así como unos botines grises.
Cuando salí de mi habitación, observé como el sol también parecía hacer efecto dentro de las paredes de la casa; los rayos se colaban de entre las ventanas y los ventanales de la cocina, y veía como todo parecía más energético.
Ronny salía de la cocina, de donde provenían las voces de mis abuelos, quienes comentaban ciertas cosas en su natal italiano. Ronny me vislumbró de soslayo, y me sonrió adentrándose al pasillo.
— Buenos días, dormilona. ¿Vienes conmigo al mercado? —preguntó sonriente. Yo chasqueé la lengua, y puse especial atención a lo que mis oídos captaban, que era la conversación de mis abuelos. Me emocionaba la idea de que prácticamente había entendido toda la conversación, por lo que sin duda mi italiano debería de haber estado mejorando. Tanto tiempo en Italia tenía que tener un privilegio aparte de la belleza o la familia, ¿cierto?
Antes de que pudiera responder, mi abuela salió de la cocina, caminando hacia las escaleras y se topó con nosotras. Me regaló una sonrisa.
— Buenos días, ______ —dijo ya en mi anglosajón inglés—. El desayuno está servido ya.
Con una sonrisa que enmarcaba sus arrugas, mi abuela pasó de nosotras continuando con su camino. Volteé a ver a Ronny, quien comprendió inmediatamente lo que pensaba, y en lugar de volver a insistir caminó directo hacia la puerta de entrada.
Caminé hacia la cocina. Todo estaba limpio y ordenado como de costumbre, y mi abuelo leía su periódico con una taza de café junto a el. No apartó sus ojos de su noticia ni siquiera cuando me senté a su lado.
— Buenos días —saludé tomando un panecillo de la cesta. Mi abuelo carrascapeó su garganta, y segundos después dobló el periódico para cerrarlo, y acto seguido lo dejó a un lado de la mesa.
La mirada de mi abuelo parecía con una chispa de intuición, y otro poco de esperanza. No comí, ni mastiqué nada; su mirada me atrapaba, y el único movimiento que me tenía permitido era mirarlo también.
— ¿Sucede algo? —le pregunté con una media sonrisa en el rostro. El me sonrió de oreja a oreja, antes de palmear su mano contra la mía.
— Nada. Solo que me recuerdas mucho a tu madre, y a tu abuela, ______ —las palabras las decía de manera pausada y calmada, como si quisiera exprimirlas y disfrutar su significado. Aparté la mirada, y observé la losa de la mesa de mármol —. Que nadie, jamás te haga creer que no eres hermosa, mucho menos que no eres merecedora de algo, principessa —por alguna razón, sentí un pequeño pinchazo en mis ojos. No... no quería ponerme a llorar en ese momento—. El valor de tu corazón es preciado, y no quisiera saber que se lo dejas a cualquiera. El hombre que te merezca debería de ser capas de mover cielo y tierra si es necesario. Por ti.
Mi corazón se sentía débil, y la energía de aquella mañana se desvalanceó hasta caer al otro lado de la balanza. Mi mente divagó, pero yo sabía lo que en el fondo pensaba: Zayn. El me había dañado, y me había lastimado, pero eso, proporcional a las veces que había hecho que mi corazón diera un vuelco, era un porcentaje pequeño. ¿Qué valdría para mi abuelo?
Ulises elevó mi mano, y besó el torso de ella, antes de ponerse de pie y caminar fuera de la cocina. Lo observé alejarse, y sonreí; el era uno de los seres humanos a los que más amaba en la vida.
Acto seguido, desapareció detrás del umbral, y me dejó completamente sola.
...
— Se puso como loco —continuó Lucy, esquivando un grifo contra incendios de la calle—. No sabía que Liam aún no... superara lo nuestro. ¿Sabes? Sinceramente no se ni siquiera si lo que tuvimos existió. Me refiero a que, fue tan corto, que a veces pienso que me lo imagino todo.
Caminando calle arriba por el mercado, observé como el día cálido comenzaba a tener frutos para el resto de los habitantes de Nove. Todos se veían emocionados, los vendedores sacaban sus mercancías con cierta sonrisa en el rostro, y todo parecía fluir de manera casi armónica.
Lucille mantenía constantemente en su boca un pedazo de pan con mantequilla que había robado de su propia casa, y yo me quedaba con mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón. Ciertas rafagas de aire frío llegaban esporádicamente y me causaban escalofríos recorrer mi cuerpo, pero en su mayoría, el sol mantenía todo a un tibio clima.
— ¿Y que pasará con Nicholas? —observé a Lucille de soslayo, y ella miraba al suelo—. Digo, ¿qué son ustedes?
— No tengo idea, sinceramente —suspiró y agregó—. Lo que pasó en Londres fue muy... divertido —me miró sonriente, y refunfuñó—. Me la pasé muy bien con él, y es guapo, pero nunca lo vi como algo más que solo una "aventura de vacaciones", algo que solo se queda en Londres.
— Pero el obviamente...
— Tal vez solo se siente comprometido —Lucy frunció el ceño—. Tal vez piensa que tiene que venir a verme en Italia por que se acostó conmigo, pero no es así. Yo... —puso los ojos en blanco y parpadeó un par de veces—. Me siento muy confundida. Pero al mismo tiempo se que es en vano; volveré a Boston contigo, y al final cualquier cosa de éste mundo terminará siendo irrelevante.
Continuamos caminando en silencio, escuchando tan solo las voces de la gente que iba a comprar al centro turístico del pueblo.
Nuestro destino era la cafetería de la Sra. Coupeau, hogar del más delicioso café de todo el pueblo. En lo personal, aquello era mil veces mejor que cualquier tipo de Starbucks.
Cuando vimos el local, comencé a sentir el ardor del café en mi lengua. Lucy y yo caminamos derecho y sin escalas hacia la cafetería de colores pastel con vistas blancas, y llegamos al frente. Esquivamos dos autos estacionados en el local, y nos adentramos por la puerta. Apenas la abrimos, la misma campana que sonaba desde que tenía nueve años sonó, anunciando nuestra llegada.
Recorrí el lugar con la mirada, de izquierda a derecha. Dos de las cinco grandes cafeteras estaban pulcramente colocadas en la barra de servicio del lugar; una decoración con cuadros de distintas porporciones y tonos de caoba a rojizo, y después al extremo izquierdo comenzaban las mesas de los clientes. Me quedé paralizada en la puerta apenas los vi: Zayn, Nicholas y Zoey se encontraban sentados en una mesa del fondo. Se les veía hundidos en una profunda conversación, y mis nervios aumentaron cuando Nicholas dio un respingo. Por un momento llegué a pensar que nos habían visto, pero antes de comprobarlo me adelanté con Lucy, quien ya estaba en la caja registradora, dando su orden a una chica de pelo rubio y ojos verdes, con una tez bronceada y más bastante alta.
— Que los cafés sean para llevar —la interrumpí. La chica me miró desconfiada, y después pasó la vista a Lucy, mientras tachaba con su pluma algo y volvía a escribir.
La chica rubia se alejó de nosotras entrando a la cocina, y Lucy volteó a mirarme.
— ¿Pasa algo?
— No mires, pero tenemos emergencia Malik 003 —susurré. Lucy frunció el ceño, mirandome totalmente confundida, pero segundos después su mirada se transformó en una de sorpresa sobre mi hombro.
De algún modo, ya sabía quien estaba detrás.
Cuando di la media vuelta, me encontré con el chico de rulos y bella sonrisa, Nicholas. El nos miró a las dos con una sonrisa que no le cabía en el rostro. No pude evitar mirar detrás de Nicholas, hacia la mesa donde sus hermanos comían el desayuno. Una opresión al pecho fue lo que sentí cuando me percaté de que Zayn ni siquiera miraba hacia donde estabamos nosotras. ¿Sucedía algo? ¿Ahora me odiaba?
Después de tanto insistir, terminamos Lucy, Nicholas, Zayn, Zoey y yo en una misma mesa sentados. El silencio era incordio y muy poco común de un desayuno en esa cafetería; las conversaciones escandalosas de las otras personas al menos provocaban que no fuera tan incómodo el momento que nosotros pasábamos.
Estaba sentada entre Lucy y Zoey, justo enfrente de Nicholas, y a su lado Zayn. No quería mirar, y me mantenía con la vista fija en el vaso de unicel de mi café, sin embargo las ganas de voltear a mirarle eran tales, que me sorprendía a mi misma observandolo de soslayo.
Que patética.
¿Me lo había ganado? Hasta la pregunta era ingenua. Claro que si; era obvio que Zayn se había cansado de mi, y de mi actitud. Me sentía confundida: el había dicho que siempre me había esperado, pero aquella actitud me hacía pensar solamente lo contrario; ¿que pasaría con nosotros? ¿Aún seguía habiendo un "nosotros"? Era triste no saber exactamente a que altura de la cuerda floja me encontraba.
Los pensamientos se amontonaban en mi cabeza como papeles que volaban libres por toda mi mente. ¿Que tal si mi estúpido orgullo lo había hechado todo a perder? No quería que le resultara tan fácil, pero ¿hasta que momento está bien insistir en el orgullo? ¿A que nivel?
Y sobre todo, la pregunta que se quedaba palpante en mi mente: ¿Zayn sería capas de volver a aventurarse al amor conmigo?
— Y... —Nicholas carraspeó su garganta. Tanto Zoey como Zayn elevaron la mirada para observarlo; yo mantuve el perfil bajo, y Lucy tan solo estaba mirando a Nicholas—. ¿_____? ¿Cómo está tu abuelo?
Miré al chico y le entregué una media sonrisa elocuente.
— Se encuentra mejor, tranquilo en casa.
— ¿Sufrió un infarto? —preguntó la más pequeña de los Malik, dando un sorbo a su café.
— Si, este ya es el segundo —la chica abrió sus grandes ojos verdes y dibujó una mueca en su rostro.
— Es un hombre fuerte.
— Bastante —asentí con ella. Mis ojos viajaron rápidamente a los ojos de Zayn, los cuales, para variar, no me miraban.
Mierda.
— Así que, ¿tu eres la pequeña de los Malik?
La conversación se adentró poco a poco en un agradable ambiente. Nicholas, Lucy, Zoey, y esporadicamente yo hablábamos con bastante fluidez. Zayn se quedaba callado la mayoría del tiempo, y solo contestaba cuando era puramente necesario; no salía comentario propio de él, y eso estrujó mi corazón un poco más. ¿Me encontraba tan repulsante como para no mirarme ni siquiera?
Me sentía tan vulnerable en aquel momento. Una parte de mi siempre pensó que el amor te hacía vulnerable, y una vez que se iba te destruía: destruyó a mi madre, cuando mi padre (o alguno de sus siguientes novios) la abandonaba; destruía a mi hermana, cada vez que algún chico la dejaba, y me destruyó a mi aquella única vez, que todo el amor por mi padre pareció convertirse en espinas que se encajaban en mis entrañas y provocaban sangrado gracias al recuerdo de su ausencia. Solía decir que el amor solamente era una felicidad previa a una gran tragedia, una introducción a lo inevitable, que era el sufrimiento, algo para ablandarlo. Pero ahora, ahora que ya había probado el amor, me daba cuenta de que era como una droga, literalmente: una vez que te enamoras, sientes la necesidad de estar en ese estado de extasis por más tiempo, de encontrar el amor, de besarlo, de estar con alguien que quiera estar contigo. Siempre me había considerado ser autosuficiente, y nunca necesité del cariño o amor de una pareja. Pero, como todo adicto, con una pequeña pizca me quedé colgada de las maravillosas sensaciones que amar otorgaba.
Mirar a Zayn sentado en silencio me hacía darme un poco de cuenta de lo mierda que había sido. Si, merecía que Zayn hiciera todo por mi; me había hecho daño, me había lastimado, pero eso era mínimo ante todas las felicidades que me había dado.
Una parte de mi, temió perderlo para siempre.
Y entonces, el sonido de mi teléfono dentro de mi bolsillo interrumpió la voz de Zoey, quien contaba como era su vida en la escuela a la que asistía. Continuaron hablando, aunque yo ya no prestaba atención.
Saqué el teléfono de mi bolsillo, y en la pantalla observé la foto de Pauly. Fruncí el ceño; ella y yo no habíamos hablado desde el día de la gran pelea en el viñedo de mi tío...o bueno, en el ahora viñedo de Zayn.
No pensé dos veces antes de contestar.
— ¿Pauly? —con la mano desocupada tapé mi oreja para escuchar mejor el teléfono.
No contestaba, aunque escuchaba su respiración al otro lado de la linea. Fruncí el ceño.
— ¿Pauly? ¿Estás ahí?
— Ven a casa, _____ —me enderecé, y presté más atención a su voz. Cierta sensación comenzaba a bullir en mi estómago—. Ven ahora, por favor.
Su voz entrecortada y débil me daban una muy fea introducción a lo que estaba ocurriendo. Escuché como sorbía su nariz, y detrás me percaté de muchas voces. Hasta que escuché un ensordecedor llanto.
Me levanté de la silla, sintiendo que comenzaba a temblar. Me costaba trabajo mantener el teléfono pegado a mi oreja, y sentí que mis nervios comenzaban a crispar. Temblaba, y no sabía por qué. Lucy a mi lado me sostuvo la muñeca, y entonces observé como los 4 (esta ves incluyendo al mismísimo Zayn) me miraban con cara de espanto.
— ______, estás pálida —susurró Nicholas, tan bajo que apenas lo escuchaba.
No supe exactamente quien o quienes, pero empezaron a volar las preguntas sobre qué había ocurrido.
— ¿Pauly? — volví a preguntar, notando como mi ritmo cardiáco aceleraba.
Algo no está bien, me decía a mi misma, esto no es normal..
— ¡Pauly! ¡Puta mierda! ¡Contesta!
Escuché como Pauly se lanzaba a un sollozo detrás de la linea. Para cuando me di cuenta, una lágrima recorría ya mi mejilla.
Supongo que siempre lo supe.
— ¿Qué está pasando? —mi voz se entrecortó y sentí como el nudo que usualmente nacía en mi garganta iba subiendo toda mi faringe, apretando— ¿Pasó algo? —pregunté y cerré los ojos con fuerza—. ¿Mi abuelo está bien?
El sollozo de Pauly me dio la respuésta más clara que hubiera podido haber recibido si me lo explicaba detalle a detalle.
A partir de ahí todo se volvió borroso.
La vida parecía parte de una película blanco y negro, borrosa, imperfecta y movediza.
Dejé caer mi teléfono, y simplemente corrí fuera del local.
Sillas rechinaron al rasparse con el piso. La campana de la puerta sonó, como siempre.
El sol me marcaba el camino, me pegaba en la cara y me cegaba de tantas luz. Escuchaba mi nombre en todas partes, el mundo daba vueltas, y yo solamente recuerdo como mis piernas comenzaban a arder después de dos cuadras.
Mi nombre volaba, el viento lo susurraba, tratando frenarme. La gente con la que me topaba en la calle me miraba sin amparo, casi con hostilidad, pero yo no me detenía.
El cruce de calles; escuché tres pares de claxon diferente, por poco me parecía percibirlos en distintos tonos de do, fa, mi. La luz me seguía segando, y todo se escuchaba lejano, como si el mundo me hablara y yo me tapara las orejas para ignorarlos. Las lágrimas nublaban mi vista, pero no me detenía; mi nombre seguía siguiéndome hasta que al doblar la esquina, le perdí el rastro.
Comencé a correr abajo, y me metí en la primera intercección que encontré; la calle siguiente, más abajo en la colina, era la casa de mi abuelo.
Mi abuelo, mi abuelo, mi abuelo...
La tensión se acumulaba, mi pecho latía. Mis manos sudaban, y mi corazón con cada paso se imaginaba las malas noticias.
El sol me pegaba directo en la cara mientras corría por todas las casas de ese callejón de piso empedrado.
El mundo era ajeno a mi sufrimiento, insensible. Mis lágrimas solo era un recordatorio vivo y latente de que a nadie le importaba, y a nadie le importaría. Cualquiera que me viera en aquel momento podría decir que estaba loca, pero no sabrían de qué modo se me zafaron los cables. La gente solo hablaría mientras me miraran llorando y sufriendo.
Mi inconciencia se hacía más y más grande, sentía que me iba a desmayar, mis piernas flaqueaban y sentía como el mundo se comenzaba a desteñir.
Mi abuelo, mi abuelo, mi abuelo...
Llegué a la calle, y corrí colina abajo. Apenas pasando la colina, la casa de mis abuelos se vería, y descubriría que aquello no había sido más que solo otro engaño de Pauly. Tal vez le rompieron el corazón y necesita de mis sabios comentarios, por eso me había llamado. Tal vez se había muerto su perro...¿Pauly tenía perro? Tal vez Isabella se había lastimado, tal vez Leo se había roto la pierna y por eso lloraba.
Pero sabía que nada de eso era cierto, y que solo me engañaba a mi misma.
Mis sentidos seguían tan nublados, que tuve que enfocar la vista, una ves que fui capas de mirar la casa. Ignoré mi nombre lleno de desespero, y me dediqué a observar, sin detenerme.
La casa seguía igual, pero había algo extraño. Había mucha gente, mi abuela estaba abrazada de Leo y Omar al frente, mientras que veía como mis primos y tíos se amontonaban todos al frente. Una vez que mi mente fue capas de ver todo el panorama en un solo plano, entendí todo.
La ambulancia estaba fuera, junto con otro camión que tenía en la cajuela el nombre de una empresa que no supe traducir al español. Gente se aglomeraba en la calle, y otra tanta estaba llorando. A esa distancia, observé a Pauly, y como se tiraba a llorar a los brazos de unos de mis tíos, no sabría decir con exactitud cual.
No sabía si me seguía moviendo o si me había detenido. No sabía lo que escuchaba, pero el cantar de mi nombre se escuchaba más cerca que antes; tampoco estaba segura de lo que estaba viendo.
Pero no hubo duda, cuando vi aquella imagen que me perseguiría por el resto de mi vida.
Los para-médicos sacaban una camilla de la casa. Observé vagamente las reacciones de todos al verla, solo era capas de intentar imaginar lo que era ese gran bulto debajo de la sábana blanca.
Entrecerré los ojos.
Mis oídos seguían tapados, escuchando al resto del mundo como una televisión con mala recepción y el volumen mínimo.
Mis manos seguían temblando. Y mis piernas, y mi tronco, y mi boca.
No sentía que respiraba; mis pulmones ardían.
Y mi cuerpo perdió toda la adrenalina acumulada en cuestión de dos segundos, cuando me percaté de que aquél bulto debajo de la sábana, era mi abuelo.
Mis hombros cayeron al son de mis lágrimas, mis piernas flaquearon, y mis rodillas se doblaron.
Grité. Lancé un grito que en mi interior deduje que se escucharía hasta el doblar de la costa, pero mis oídos no escucharon nada de esto. Llegué a dudar si realmente había gritado, o me había imaginado haciéndolo.
Mi nombre se hacía más fuerte, el sol dejaba mi cara en paz, y el cemento debajo de mis pies daba vueltas.
Sentí como todo se comenzaba a desmoronar poco a poco, cada vez más.
Mi cuerpo iba a caer; estaba a punto de caer.
No fue hasta cuando esas manos me sostuvieron desde mi cintura, que supe que no caería.
Sabía que él no me dejaría caer, mientras estuviera en sus manos.
— _______ —la voz agitada de Zayn se escuchaba casi ronca. Era la voz que había gritado mi nombre desde que salí del café.
Aún la escuchaba ausente, mientras mis lágrimas y sollozos comenzaban a abarcar campo en mi visión. Sentí como Zayn me sostuvo con fuerza, y para cuando me dí cuenta terminé tirada en la calle, con Zayn detrás, sosteniendome para no caer de boca. Los dos estabamos sentados en el asfalto, yo de rodillas, y suponía que Zayn también lo estaba. No podía abrir los ojos; lo único que veía eran lágrimas, figuras borrosas. Quería gritar, pero cuando lo hacía tan solo salía una patética voz ahogada que no podía con su mundo.
La mano derecha de Zayn cruzó por el frente de mi cuerpo, hasta mi mejilla izquierda, y la sostuvo. Mi mano viajó directamente al encuentro de la suya sobre mi mejilla, y me aferré contra el torso de su mano. Zayn me acunaba, mientras cruzaba todo mi abdomen con su brazo izquierdo, y con el derecho sostenía mi mejilla. Estando tan juntos, me sentía aturdida. No me permitía moverme ni un centimetro más, mientras veía como se comenzaban a encender las sirenas de ambos camiones. Mi rostro se acunaba perfectamente con la mano de Zayn, y escuchaba como él seguía hablando. No entendía lo que decía, pero su voz me traía un poco más a tierra firme. Aunque en ese momento, mi mente y mis sentidos estuvieran fuera de ese mundo.
Abigail Castro
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
Siguela
Espero que rayis perdone a Zayn
que sucedio????
A caso el abuelo de rayis se murio o que???
Siguela pronto, se que la novela pronto terminara, de solo pensar en eso me dan ganas de llorar
Bueno me voy
Besos:hug;
Bye
Espero que rayis perdone a Zayn
que sucedio????
A caso el abuelo de rayis se murio o que???
Siguela pronto, se que la novela pronto terminara, de solo pensar en eso me dan ganas de llorar
Bueno me voy
Besos:hug;
Bye
Glamorous
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
OMG.. MURIO EL ABUELO :'(
ME ENAMORE DE ZAYN CONSOLANDO A LA RAYIS, PERO YO NO QERIA QE MUERA EL ABUELO..
SEGUILA PRONTO
ME ENAMORE DE ZAYN CONSOLANDO A LA RAYIS, PERO YO NO QERIA QE MUERA EL ABUELO..
SEGUILA PRONTO
Magui Styles Malik
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
¿Sabes?,en cuanto ví el título sabía que algo así iba a suceder,y,la verdad,pienso que al abuelo esta vez le ha llegado el round final porque,es casi imposible que se pueda sobrevivir a tres infartos,sabiendo aparte que hace nada tuvo el segundo y no creo que se encontrará muy restablecido.Y,no quiero sonar cruel,pero pienso que,de esta horrible noticia saldrá una buena,ya que,Rayis se dará cuenta del apoyo incondicional que le ofrece Zayn y seguramente también se dará cuenta que el orgullo es una puta mierda y que él no le abrazará ni le dará consuelo como Zayn.
Nayis33
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
Hoy la sigoo!monica malik escribió:Siguela
Espero que rayis perdone a Zayn
que sucedio????
A caso el abuelo de rayis se murio o que???
Siguela pronto, se que la novela pronto terminara, de solo pensar en eso me dan ganas de llorar
Bueno me voy
Besos:hug;
Bye
Esperemos que si lo perdone ya que casi se acaba la novela:(
Puees... Talvez murio, talvez no... En el proximo capitulo lo sabran
Byeee
Abigail Castro
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
:(Magui Styles Malik escribió:OMG.. MURIO EL ABUELO :'(
ME ENAMORE DE ZAYN CONSOLANDO A LA RAYIS, PERO YO NO QERIA QE MUERA EL ABUELO..
SEGUILA PRONTO
Pues no creo que alguien haya querido que le pasara eso...
Hoy la sigoooo!
Abigail Castro
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
Awww:(Angie Marie escribió:Llore como nuncaaaaaaaa
Abigail Castro
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
Pueeeees pronto sabras si tus sospechas son correctas;)Nayis33 escribió:¿Sabes?,en cuanto ví el título sabía que algo así iba a suceder,y,la verdad,pienso que al abuelo esta vez le ha llegado el round final porque,es casi imposible que se pueda sobrevivir a tres infartos,sabiendo aparte que hace nada tuvo el segundo y no creo que se encontrará muy restablecido.Y,no quiero sonar cruel,pero pienso que,de esta horrible noticia saldrá una buena,ya que,Rayis se dará cuenta del apoyo incondicional que le ofrece Zayn y seguramente también se dará cuenta que el orgullo es una puta mierda y que él no le abrazará ni le dará consuelo como Zayn.
Hoy la sigo, y ya se aclararan varias cosas.
Abigail Castro
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) C O N T I N U A C I O N
lamento haberme desaparecido por mucho tiempo pero tenía que estudiar para mis exámenes finales y no son nada fáciles! =3
me dejaste sin palabras, no tengo nada que decir mas que...SIGUELA!
Te Quiero! Gracias por el capítulo <<3
XOXO BESOS Y ABRAZOS!
-Diana V. :)
me dejaste sin palabras, no tengo nada que decir mas que...SIGUELA!
Te Quiero! Gracias por el capítulo <<3
XOXO BESOS Y ABRAZOS!
-Diana V. :)
Dinis LOVE 1D
Página 22 de 25. • 1 ... 12 ... 21, 22, 23, 24, 25
Temas similares
» Una escritora sin amor (Zayn Malik) ¡PRIMERA PARTE!
» ¿Amor Secreto? | Zayn Malik |
» El amor. (Zayn Malik)
» Amor Inesperado { Zayn Malik y tu }
» Amor Inesperado { Zayn Malik y tu }
» ¿Amor Secreto? | Zayn Malik |
» El amor. (Zayn Malik)
» Amor Inesperado { Zayn Malik y tu }
» Amor Inesperado { Zayn Malik y tu }
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 22 de 25.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.