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Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
New World Disorder {nc}
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Re: New World Disorder {nc}
me encanto el prologo. gus y piper son tan tiernos<333 idk, pero necesito el primer capi, asdasdasd ya quiero que sea mi turno c: besos<333
Invitado
Invitado
Re: New World Disorder {nc}
Me encantó el prólogo Piper escapando con Gus, ajhshew, me encantó, espero el primer capítulo
Carl´s®
Re: New World Disorder {nc}
Problemas: se me rompió la laptop. QUIERO LLORAR NO SABEN LO QUE ME DUELE. Bueno, en fin, el capitulo está escrito, pero no tengo forma de subirlo y mañana me voy... Vuelvo el viernes, probablemente el sábado me conecte. Van a tener que esperarme, lo siento :lloro:
bucky barnes.
pixie.
Re: New World Disorder {nc}
¡Volví! Estoy viendo maneras de subir el capitulo, y lo único que me queda es editarlo en el celular lo que no es nada emocionante pero bueno.
bucky barnes.
pixie.
Re: New World Disorder {nc}
ARKANIAN. ✖ JAZMINE UDINOV
capitulo 001
—Ya no sé qué es lo que quieres. Te he traído lo que acordamos.
Jazmine había llegado a la casa de su padre colmada de paciencia, pero ya se le estaba agotando. Al pasar por la puerta se había comprometido a mantener la calma y tener una discusión formal y respetuosa pero con su padre, quien estaba sentado en un sofá apestoso fumando un habano de vainilla y canela y bebiendo un vaso de whisky, eso era imposible. Ya comenzaba a imaginarlo colgado de una cuerda en su cuello en el medio del Central Park y le costaba mantener la imagen en su cabeza y no en la de él. Eso le traería problemas.
—Hay algo que no estás viendo, Jazmine. Mira este lugar. ¡Vivo en una pocilga!
— ¡En una pocilga mientras bebes un whisky importado! —Gritó por fin Jazmine tomando la botella y observando la etiqueta— ¡De Alemania! ¡Esto debe estar al menos dos mil dólares!
— ¿Y tú no crees que merezco un lujo en esta vida de mierda que tengo? —Dijo él con la voz ronca por el humo— Con la poca plata que me das tengo que gastarla en algo valioso.
— ¿Ropa y comida por ejemplo? —Dijo Jazmine con la botella aún en mano, ya exasperada— Te doy diez mil dólares por mes. No te atrevas a decirme que es poco.
— ¡No puedo manejar el dinero cuando tengo que preocuparme tanto por mi hija!
— ¡Jamás te has preocupado por mí, maldito hipócrita! —Respondió Jazmine sin poder creer lo que él acababa de decir.
— ¡Me preocupo por lo que puedes hacerle al mundo! ¡Eres un mutante! ¡Un monstruo!
Ya había llegado a su punto extremo. Se giró sin ser capaz de verle la cara a su padre una vez más, respirando profundamente diez veces pero sin relajarse en absoluto. De repente la botella voló por los aires estrellándose contra la pared, el líquido cayendo por la pared y manchando el viejo papel tapiz. El grito de furia de su padre se escuchó por toda la habitación, y Jazmine sintió la mano de él tocando su hombro y volteándola con fuerza. Se imaginó a ella misma, en su mente y en la de él, con el pico de la botella rota en sus manos y golpeándolo en la cabeza, clavando en vidrio afilado en su hombro. Se alejó mientras veía a su padre gritando de dolor por la ilusión que ella estaba creando en su mente; quería calmarse pero ya no podía. Su "yo" que habitaba en un mundo aparte en su mente estaba haciendo trizas los muebles, los vidrios, rompía los dólares que estaban sobre la mesa y veía a su padre sufrir mientras las pocas cosas que tenía eran destruidas.
Jazmine logró terminar con la ilusión pellizcándose el brazo con fuerza, distrayéndola de la furia que tenía contra su padre. Se sentía más descargada, pero ver a su padre tumbado en el suelo respirando con fuerza no provocó la más mínima sensación en ella. Él también estaba fuera de la ilusión ahora.
— ¡Eres un monstruo! ¡Aléjate! ¡Asesina! —Le gritó con el poco pulmón que le quedaba.
—Como quieras.
Tomando los dólares y guardándolos con fuerza dentro de su bolso caminó hacia la puerta. El líquido de la botella, lo único que estaba realmente roto, mojó la punta de su bota y ella lo limpió con un trozo de papel que colgaba de la pared. Estaba decidida a no volver a ver a ese hombre nunca más y sabía que debía haberlo hecho antes, pero ya no podía quejarse. Ahora era para siempre.
— ¡No esperes ninguna mensualidad, viejo! —Gritó desde el pasillo de forma cantarina— ¡Espero que eso te lleve a la tumba!
Saliendo del edificio, el mundo era tranquilo y hermoso. El bullicio de autos y gente que la molestaba constantemente era un canto de pájaros en aquel momento, y se sentía más libre que nunca. El edificio detrás de ella podía prenderse en llamas y a ella no le dolería en lo más mínimo.
Comenzó a caminar por la avenida con intención de volver a su apartamento con un vaso de café y una dona en su mano para desayunar. Era sábado, así que no tenía que ir a la comisaría y no había nada de qué preocuparse. Amaba los sábados. Sobre todo cuando diez mil dólares extras descansaban en su bolso.
—Un cappuccino grande y una dona glaseada, por favor —pidió en el mostrador de la cafetería—. Añade un muffin de chocolate y un rol de manzana... También el budín de ahí.
Jazmine era de esas chicas que se tentaban mucho con la comida, tanto lo dulce como lo salado. A pesar de que se cuidaba bastante bien la mayor parte del tiempo —lo cual la mantenía medianamente delgada— no podía resistirse a comprar algo rico cuando podía. El pedido llegó a sus manos rápido, lo cual la puso de buen humor.
—Parece que te vas a dar un gran desayuno —dijo alguien tras ella; una voz de hombre. La reconoció al instante y sonrió antes de darse la vuelta.
—Alexander Stark —dijo Jazmine con una sonrisa; alejándose de la gente que estaba pidiendo en el mostrador—. No puedo creerlo. ¿Qué haces en Nueva York?
— ¿Así me recibes? —El chico parecía anonadado— ¿Ni un solo abrazo?
Ella dejó la bolsa en una mesa y se lanzó sobre él, abrazándolo por el cuello y riendo.
Alex era su primo, apenas dos años mayor y su alma gemela, literalmente. Siempre se habían llevado extraordinariamente bien porque les gustaban las mismas cosas, escuchaban las mismas canciones y actuaban de manera parecida. Sin embargo no eran nada parecidos físicamente y la gente siempre se pensaba que eran novios, lo que era repugnante la mayoría de las veces.
—Lo siento, pero se me hacía algo complicado con las botas —bromeó Jazmine separándose de él—. ¿Y bien? ¿Me respondes a la pregunta?
—Estoy viviendo aquí hace un par de meses... No sabía cómo contactarte.
—No te convenía hacerlo. Sabes que soy insoportable —rió—. ¿En dónde estás viviendo?
—Un departamento cerca de las afueras, lo estoy compartiendo.
— ¿Con una chica? —Preguntó Jazmine con curiosidad.
—No...
Alexander lucía avergonzado. Jazmine rió. Que dos chicos compartieran un departamento barato en las afueras, sobre todo a su edad, era la cosa más normal del mundo pero él parecía avergonzarse de eso. Sabía por qué, así que preguntó a propósito para molestarlo.
—No eres gay, ¿verdad?
— ¡No! ¡Jazmine! —Se quejó Alexander saliendo de la cafetería tomando las bolsas de ella. Jazmine gritó un “¡hey!” y salió disparada detrás de él.
— ¡Alex! ¡Estaba bromeando!
— ¡No puedo creer que dudes de mi heterosexualidad!
La gente en la calle miró raro a su primo y ella desvió sus ojos como si no lo conociera. Él jamás iba a evitar ponerla en ridículo, siempre había sido así. Rió un poco y luego corrió unos pasos hacia llegar con él.
—No estoy dudando, solo bromeo —le dijo ella aún sin mirarlo— ¿Me vas a dar las bolsas?
—No lo creo —respondió Alexander con tono enojado.
—Te lo ruego, Alexander. Quiero tener un buen desayuno de sábado.
Caminaron un par de cuadras uno al lado del otro hasta que dejaron de ver el tumulto de gente que corría todo el tiempo por las calles de Times Square.
— ¿A dónde vamos? —Preguntó Jazmine.
—Podríamos ir al apartamento —propuso Alex—. Y me compartes el desayuno.
—Pero quería ir… A casa… —Se quejó.
—Será solo un día. Y no engordarás tanto con el dulce.
Jazmine parecía escandalizada, pero aceptó. El camino hacia el auto de Alex no fue demasiado largo, pero el viaje al apartamento sí y se la pasaron hablando de cosas que habían hecho en aquel tiempo donde no se habían visto. Jazmine también aprovechó para contar lo que había hecho con Andrew, su padre, y que su primo estuviera totalmente de acuerdo con ella le recordaba que no tenía que arrepentirse de ninguna decisión que hubiera tomado con respecto a eso.
El edificio en donde estaba el apartamento no era el basurero que Jazmine imaginaba que sería, pero tampoco estaba muy bien cuidado. Lo primero que vio al entrar fue el buzón del departamento de Alexander casi a punto de explotar.
—Creo que tienes correo —dijo Jazmine tratando de quitar las cartas que salían por la pequeña puerta del buzón.
—Déjalas, Jim las cogerá luego.
— ¿Jim? —Preguntó ella curiosa.
—El tío que vive aquí —trató de restarle importancia Alexander. Ella rió mientras entraban al ascensor y luego al departamento. Se mantenía bastante limpio… Lo cual era increíble.
—Es un lindo apartamento —dijo Jazmine—. ¿Seguro de que son dos chicos los que viven aquí?
—Yo lo soy por lo menos —bromeó su primo—. Bien, ¿por qué no calentamos ese café?
Calentaron el café que ella había comprado e hicieron más para que alcanzara para los dos, y el resultado fue comestible a medias. La rodaja de manzana, el muffin, el budín y la dona estaban en un plato en la mesa de desayuno y justo cuando Jazmine iba a tomar uno, la puerta se abrió de golpe.
— ¡Si vuelves a dejar las cartas te voy a quemar hasta los intestinos, rubio teñido! ¡Te juro que lo haré con mis manos alrededor de tu cuello!
Un chico entró por la puerta con las manos llenas de cartas y una pequeña caja; junto con una bolsa envuelta con papel de caja. Jazmine alzó una ceja algo curiosa por lo que fuese que estuviera dentro de ese paquete, cosa casual al ser policía. Las cartas cayeron en el medio de la mesa y Alexander pudo mover los cafés a tiempo antes de que fueran aplastados por el papel.
—Vale, vale, trata de evitar la parte de quemar —lo tranquilizó él tomando las cartas del suelo—. ¿Y ahora qué?
—La vieja del piso de arriba comenzó a gritar porque un día iban a salir cucarachas del buzón —explicó el chico moreno—. Casi me da con su cartera y todo por culpa de tu inutilidad.
—No creo que una señora sea competencia para ti —comentó Jazmine algo fuera de quicio por la forma en que le hablaba a Alexander.
Él por fin la notó, y dejando el paquete se cruzó de brazos mirándola con media sonrisa.
—No me digas que te has conseguido una novia, Alexander.
—Es mi prima —aclaró él notablemente enojado.
—Mucho mejor entonces.
—Jazmine Udinov —se presentó la chica levantándose y extendiendo una mano.
—Jim Rutherford —respondió él tomando la mano—. ¿Por qué no te he conocido antes?
Jazmine tardó un segundo en responder. Su mano era realmente caliente, y ya estaba sintiendo como le quemaba. Una pequeña mueca salió de sus labios y desapareció cuando separaron sus manos.
—Tu compañero de piso no me ha contactado en como siete meses —dijo Jazmine un poco alterada por lo que recién había pasado. Apoyando su mano en la mesa, tocó el paquete que Jim había traído sin querer. Hundió un dedo rompiendo levemente el papel y sintiendo qué era. Parecía masa, así que se despreocupó.
—Podemos conocernos mejor entonces —sugirió Jim.
—Jim —lo paró Alexander. Jazmine sonrió.
—No pasa nada, Alex. Aunque sería genial poder hacer un grupo de tres, ¿no es cierto?
Jim sonrió de forma pícara y ella sonrió de vuelta, volviendo a sentarse en su silla. Juntó sus manos y comenzó a acariciar una de ellas, sintiendo un ardor por el calor que despedía la mano de él. No sabía cómo explicarlo: podía estar enfermo, podía tener calor (lo cual era muy estúpido como teoría) o podía haber nacido así, con la temperatura alta. No quería pensar que se trataba de una mutación, porque jamás había encontrado a alguien como ella. Comenzó a imaginarse las cosas que podrían provocar su calor... Pero cuando se dio cuenta, lo imaginaba fuera de su mente.
Observó a Alex, quien parecía tranquilo mirando su taza de café. Él no era quién estaba recibiendo su ilusión.
— ¿A—Alex? —Habló Jim con la voz entrecortada y apoyándose en la mesa con ambas manos. Su cara estaba pálida y tenía los ojos cerrados con fuerza.
Jazmine se levantó rápidamente de la silla y se alejó mientras Alex se acercaba a Jim preguntándole qué le sucedía. Respiró una, dos, tres veces tratando de calmar a la Jazmine que estaba en su mente, que se imaginaba a ella misma, a Jim rodeados de mutantes, gente como ella y aún más especial. Cosas horrendas, las cosas que ella se imaginaba todo el tiempo dentro de su propia cabeza. Cosas que a ella ya no le afectaban, pero a Jim sí. Comenzó a arañarse el brazo con fuerza; el dolor la hizo soltar un leve gemido. Cuando vio la piel roja y una pequeña marca de sangre sobre su piel, los pensamientos se desvanecieron y un ruido se escuchó detrás de ella. Cuando se volteó Jim estaba desplomado sobre la silla y su primo intentaba hacerlo reaccionar.
—Déjalo, Alex —le susurró Jazmine desde la ventana—. Déjalo.
—No, Jazmine, no entiendes —la calló Alex. Jazmine lucía confundida y furiosa a la vez.
—Entiendo muy bien, Alexander, aunque no lo creas.
Jim abrió los ojos levemente y se apoyó en la mesa, tomándose la cabeza con ambas manos.
—Fue ella... —Susurró con la voz débil. Jazmine palideció— Alexander, fue ella.
Jazmine había llegado a la casa de su padre colmada de paciencia, pero ya se le estaba agotando. Al pasar por la puerta se había comprometido a mantener la calma y tener una discusión formal y respetuosa pero con su padre, quien estaba sentado en un sofá apestoso fumando un habano de vainilla y canela y bebiendo un vaso de whisky, eso era imposible. Ya comenzaba a imaginarlo colgado de una cuerda en su cuello en el medio del Central Park y le costaba mantener la imagen en su cabeza y no en la de él. Eso le traería problemas.
—Hay algo que no estás viendo, Jazmine. Mira este lugar. ¡Vivo en una pocilga!
— ¡En una pocilga mientras bebes un whisky importado! —Gritó por fin Jazmine tomando la botella y observando la etiqueta— ¡De Alemania! ¡Esto debe estar al menos dos mil dólares!
— ¿Y tú no crees que merezco un lujo en esta vida de mierda que tengo? —Dijo él con la voz ronca por el humo— Con la poca plata que me das tengo que gastarla en algo valioso.
— ¿Ropa y comida por ejemplo? —Dijo Jazmine con la botella aún en mano, ya exasperada— Te doy diez mil dólares por mes. No te atrevas a decirme que es poco.
— ¡No puedo manejar el dinero cuando tengo que preocuparme tanto por mi hija!
— ¡Jamás te has preocupado por mí, maldito hipócrita! —Respondió Jazmine sin poder creer lo que él acababa de decir.
— ¡Me preocupo por lo que puedes hacerle al mundo! ¡Eres un mutante! ¡Un monstruo!
Ya había llegado a su punto extremo. Se giró sin ser capaz de verle la cara a su padre una vez más, respirando profundamente diez veces pero sin relajarse en absoluto. De repente la botella voló por los aires estrellándose contra la pared, el líquido cayendo por la pared y manchando el viejo papel tapiz. El grito de furia de su padre se escuchó por toda la habitación, y Jazmine sintió la mano de él tocando su hombro y volteándola con fuerza. Se imaginó a ella misma, en su mente y en la de él, con el pico de la botella rota en sus manos y golpeándolo en la cabeza, clavando en vidrio afilado en su hombro. Se alejó mientras veía a su padre gritando de dolor por la ilusión que ella estaba creando en su mente; quería calmarse pero ya no podía. Su "yo" que habitaba en un mundo aparte en su mente estaba haciendo trizas los muebles, los vidrios, rompía los dólares que estaban sobre la mesa y veía a su padre sufrir mientras las pocas cosas que tenía eran destruidas.
Jazmine logró terminar con la ilusión pellizcándose el brazo con fuerza, distrayéndola de la furia que tenía contra su padre. Se sentía más descargada, pero ver a su padre tumbado en el suelo respirando con fuerza no provocó la más mínima sensación en ella. Él también estaba fuera de la ilusión ahora.
— ¡Eres un monstruo! ¡Aléjate! ¡Asesina! —Le gritó con el poco pulmón que le quedaba.
—Como quieras.
Tomando los dólares y guardándolos con fuerza dentro de su bolso caminó hacia la puerta. El líquido de la botella, lo único que estaba realmente roto, mojó la punta de su bota y ella lo limpió con un trozo de papel que colgaba de la pared. Estaba decidida a no volver a ver a ese hombre nunca más y sabía que debía haberlo hecho antes, pero ya no podía quejarse. Ahora era para siempre.
— ¡No esperes ninguna mensualidad, viejo! —Gritó desde el pasillo de forma cantarina— ¡Espero que eso te lleve a la tumba!
Saliendo del edificio, el mundo era tranquilo y hermoso. El bullicio de autos y gente que la molestaba constantemente era un canto de pájaros en aquel momento, y se sentía más libre que nunca. El edificio detrás de ella podía prenderse en llamas y a ella no le dolería en lo más mínimo.
Comenzó a caminar por la avenida con intención de volver a su apartamento con un vaso de café y una dona en su mano para desayunar. Era sábado, así que no tenía que ir a la comisaría y no había nada de qué preocuparse. Amaba los sábados. Sobre todo cuando diez mil dólares extras descansaban en su bolso.
—Un cappuccino grande y una dona glaseada, por favor —pidió en el mostrador de la cafetería—. Añade un muffin de chocolate y un rol de manzana... También el budín de ahí.
Jazmine era de esas chicas que se tentaban mucho con la comida, tanto lo dulce como lo salado. A pesar de que se cuidaba bastante bien la mayor parte del tiempo —lo cual la mantenía medianamente delgada— no podía resistirse a comprar algo rico cuando podía. El pedido llegó a sus manos rápido, lo cual la puso de buen humor.
—Parece que te vas a dar un gran desayuno —dijo alguien tras ella; una voz de hombre. La reconoció al instante y sonrió antes de darse la vuelta.
—Alexander Stark —dijo Jazmine con una sonrisa; alejándose de la gente que estaba pidiendo en el mostrador—. No puedo creerlo. ¿Qué haces en Nueva York?
— ¿Así me recibes? —El chico parecía anonadado— ¿Ni un solo abrazo?
Ella dejó la bolsa en una mesa y se lanzó sobre él, abrazándolo por el cuello y riendo.
Alex era su primo, apenas dos años mayor y su alma gemela, literalmente. Siempre se habían llevado extraordinariamente bien porque les gustaban las mismas cosas, escuchaban las mismas canciones y actuaban de manera parecida. Sin embargo no eran nada parecidos físicamente y la gente siempre se pensaba que eran novios, lo que era repugnante la mayoría de las veces.
—Lo siento, pero se me hacía algo complicado con las botas —bromeó Jazmine separándose de él—. ¿Y bien? ¿Me respondes a la pregunta?
—Estoy viviendo aquí hace un par de meses... No sabía cómo contactarte.
—No te convenía hacerlo. Sabes que soy insoportable —rió—. ¿En dónde estás viviendo?
—Un departamento cerca de las afueras, lo estoy compartiendo.
— ¿Con una chica? —Preguntó Jazmine con curiosidad.
—No...
Alexander lucía avergonzado. Jazmine rió. Que dos chicos compartieran un departamento barato en las afueras, sobre todo a su edad, era la cosa más normal del mundo pero él parecía avergonzarse de eso. Sabía por qué, así que preguntó a propósito para molestarlo.
—No eres gay, ¿verdad?
— ¡No! ¡Jazmine! —Se quejó Alexander saliendo de la cafetería tomando las bolsas de ella. Jazmine gritó un “¡hey!” y salió disparada detrás de él.
— ¡Alex! ¡Estaba bromeando!
— ¡No puedo creer que dudes de mi heterosexualidad!
La gente en la calle miró raro a su primo y ella desvió sus ojos como si no lo conociera. Él jamás iba a evitar ponerla en ridículo, siempre había sido así. Rió un poco y luego corrió unos pasos hacia llegar con él.
—No estoy dudando, solo bromeo —le dijo ella aún sin mirarlo— ¿Me vas a dar las bolsas?
—No lo creo —respondió Alexander con tono enojado.
—Te lo ruego, Alexander. Quiero tener un buen desayuno de sábado.
Caminaron un par de cuadras uno al lado del otro hasta que dejaron de ver el tumulto de gente que corría todo el tiempo por las calles de Times Square.
— ¿A dónde vamos? —Preguntó Jazmine.
—Podríamos ir al apartamento —propuso Alex—. Y me compartes el desayuno.
—Pero quería ir… A casa… —Se quejó.
—Será solo un día. Y no engordarás tanto con el dulce.
Jazmine parecía escandalizada, pero aceptó. El camino hacia el auto de Alex no fue demasiado largo, pero el viaje al apartamento sí y se la pasaron hablando de cosas que habían hecho en aquel tiempo donde no se habían visto. Jazmine también aprovechó para contar lo que había hecho con Andrew, su padre, y que su primo estuviera totalmente de acuerdo con ella le recordaba que no tenía que arrepentirse de ninguna decisión que hubiera tomado con respecto a eso.
El edificio en donde estaba el apartamento no era el basurero que Jazmine imaginaba que sería, pero tampoco estaba muy bien cuidado. Lo primero que vio al entrar fue el buzón del departamento de Alexander casi a punto de explotar.
—Creo que tienes correo —dijo Jazmine tratando de quitar las cartas que salían por la pequeña puerta del buzón.
—Déjalas, Jim las cogerá luego.
— ¿Jim? —Preguntó ella curiosa.
—El tío que vive aquí —trató de restarle importancia Alexander. Ella rió mientras entraban al ascensor y luego al departamento. Se mantenía bastante limpio… Lo cual era increíble.
—Es un lindo apartamento —dijo Jazmine—. ¿Seguro de que son dos chicos los que viven aquí?
—Yo lo soy por lo menos —bromeó su primo—. Bien, ¿por qué no calentamos ese café?
Calentaron el café que ella había comprado e hicieron más para que alcanzara para los dos, y el resultado fue comestible a medias. La rodaja de manzana, el muffin, el budín y la dona estaban en un plato en la mesa de desayuno y justo cuando Jazmine iba a tomar uno, la puerta se abrió de golpe.
— ¡Si vuelves a dejar las cartas te voy a quemar hasta los intestinos, rubio teñido! ¡Te juro que lo haré con mis manos alrededor de tu cuello!
Un chico entró por la puerta con las manos llenas de cartas y una pequeña caja; junto con una bolsa envuelta con papel de caja. Jazmine alzó una ceja algo curiosa por lo que fuese que estuviera dentro de ese paquete, cosa casual al ser policía. Las cartas cayeron en el medio de la mesa y Alexander pudo mover los cafés a tiempo antes de que fueran aplastados por el papel.
—Vale, vale, trata de evitar la parte de quemar —lo tranquilizó él tomando las cartas del suelo—. ¿Y ahora qué?
—La vieja del piso de arriba comenzó a gritar porque un día iban a salir cucarachas del buzón —explicó el chico moreno—. Casi me da con su cartera y todo por culpa de tu inutilidad.
—No creo que una señora sea competencia para ti —comentó Jazmine algo fuera de quicio por la forma en que le hablaba a Alexander.
Él por fin la notó, y dejando el paquete se cruzó de brazos mirándola con media sonrisa.
—No me digas que te has conseguido una novia, Alexander.
—Es mi prima —aclaró él notablemente enojado.
—Mucho mejor entonces.
—Jazmine Udinov —se presentó la chica levantándose y extendiendo una mano.
—Jim Rutherford —respondió él tomando la mano—. ¿Por qué no te he conocido antes?
Jazmine tardó un segundo en responder. Su mano era realmente caliente, y ya estaba sintiendo como le quemaba. Una pequeña mueca salió de sus labios y desapareció cuando separaron sus manos.
—Tu compañero de piso no me ha contactado en como siete meses —dijo Jazmine un poco alterada por lo que recién había pasado. Apoyando su mano en la mesa, tocó el paquete que Jim había traído sin querer. Hundió un dedo rompiendo levemente el papel y sintiendo qué era. Parecía masa, así que se despreocupó.
—Podemos conocernos mejor entonces —sugirió Jim.
—Jim —lo paró Alexander. Jazmine sonrió.
—No pasa nada, Alex. Aunque sería genial poder hacer un grupo de tres, ¿no es cierto?
Jim sonrió de forma pícara y ella sonrió de vuelta, volviendo a sentarse en su silla. Juntó sus manos y comenzó a acariciar una de ellas, sintiendo un ardor por el calor que despedía la mano de él. No sabía cómo explicarlo: podía estar enfermo, podía tener calor (lo cual era muy estúpido como teoría) o podía haber nacido así, con la temperatura alta. No quería pensar que se trataba de una mutación, porque jamás había encontrado a alguien como ella. Comenzó a imaginarse las cosas que podrían provocar su calor... Pero cuando se dio cuenta, lo imaginaba fuera de su mente.
Observó a Alex, quien parecía tranquilo mirando su taza de café. Él no era quién estaba recibiendo su ilusión.
— ¿A—Alex? —Habló Jim con la voz entrecortada y apoyándose en la mesa con ambas manos. Su cara estaba pálida y tenía los ojos cerrados con fuerza.
Jazmine se levantó rápidamente de la silla y se alejó mientras Alex se acercaba a Jim preguntándole qué le sucedía. Respiró una, dos, tres veces tratando de calmar a la Jazmine que estaba en su mente, que se imaginaba a ella misma, a Jim rodeados de mutantes, gente como ella y aún más especial. Cosas horrendas, las cosas que ella se imaginaba todo el tiempo dentro de su propia cabeza. Cosas que a ella ya no le afectaban, pero a Jim sí. Comenzó a arañarse el brazo con fuerza; el dolor la hizo soltar un leve gemido. Cuando vio la piel roja y una pequeña marca de sangre sobre su piel, los pensamientos se desvanecieron y un ruido se escuchó detrás de ella. Cuando se volteó Jim estaba desplomado sobre la silla y su primo intentaba hacerlo reaccionar.
—Déjalo, Alex —le susurró Jazmine desde la ventana—. Déjalo.
—No, Jazmine, no entiendes —la calló Alex. Jazmine lucía confundida y furiosa a la vez.
—Entiendo muy bien, Alexander, aunque no lo creas.
Jim abrió los ojos levemente y se apoyó en la mesa, tomándose la cabeza con ambas manos.
—Fue ella... —Susurró con la voz débil. Jazmine palideció— Alexander, fue ella.
sigue grace.
- léeme:
- El capitulo es un poco pasado de drama para mi gusto pero en fin, ya quería reunir a mis personajes, mis bebés y tenía planeado hacerlo de manera dramática Ustedes son libres de introducirlos como quieran así que les prohíbo tomar este capitulo como base si es que piensan hacerlo (?). Con eso no me refiero a tomar alguna idea, eso háganlo sin problemas. Muak
Y lamento haber tardado tanto por cierto.
- ¡EXTRA!:
- :matar:
bucky barnes.
Re: New World Disorder {nc}
ese pato me recuerda a los daleks ¿unica' xD
mañana lo leo bc es muy tarde aquí y tengo que ir a dormir -son como las 4 lol-
mañana lo leo bc es muy tarde aquí y tengo que ir a dormir -son como las 4 lol-
✦ ausente.✦
pixie.
Re: New World Disorder {nc}
También lo pensé Duerme bien :(L):bowie escribió:ese pato me recuerda a los daleks ¿unica' xD
mañana lo leo bc es muy tarde aquí y tengo que ir a dormir -son como las 4 lol-
bucky barnes.
Re: New World Disorder {nc}
I love!
Jaz es una chica muy mala JAJA okno pero me ha gustado ella en tan sdhjhskaj Su padre es una hijo de su mamá. Jim se ha vuelto loco(? bueno no tanto así pero, bueno tu me entiendes jdkajhdak ame el cap. Escribes como los dioses. Y describes a la perfeccion el drama I love drama
Siganla! Besos.
Jaz es una chica muy mala JAJA okno pero me ha gustado ella en tan sdhjhskaj Su padre es una hijo de su mamá. Jim se ha vuelto loco(? bueno no tanto así pero, bueno tu me entiendes jdkajhdak ame el cap. Escribes como los dioses. Y describes a la perfeccion el drama I love drama
Siganla! Besos.
Karou.
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