The Other ||N.C||

Apreté el agarre en mi almohada mientras permitía que las lágrimas se deslizaran libremente por mis mejillas. Ya había hecho un gran esfuerzo intentando evitarlas antes, pero al momento de dejar que mi cuerpo cayera en mi cama, dejé que toda la presión saliera, sin escrúpulos, sin vergüenza, en la soledad de mi habitación dónde nadie pudiera saber en realidad cuanto me dolía.

Acaricié la tela que cubría la cama, su olor aún estaba impregnado en el material, provocando que mi corazón se encogiera y un nuevo sollozo escapara de mis labios provocado por la presión excesiva en mi pecho. Me aferré más a la tela, esperando que aunque sea el ideal de que él estaba a mi lado me salvara de caer en el abismo.

Debí saber desde un principio que nunca llegaría a ser suficiente, que nunca cumpliría las expectativas necesarias para poder ser presentada como lo que era, cómo su novia. Inútilmente había levantado esperanzas al paso del tiempo, pero con sus palabras, sus besos, sus ojos, era imposible no vivir en un mundo de fantasía.

Pero hoy, la disquera se había encargado de reventar esa pequeña burbuja en la que había estado protegida el último año, me había retirado de mi mundo de fantasía y me había devuelto a la realidad, yo, lo que soy, cómo soy, nunca llegaría ser suficiente para el estilo de vida que tiene Niall ahora. Él necesita más, necesita a alguien cuya belleza sea digna de admirar, una belleza de la cual yo carezco.

El tiempo transcurría y yo me encontraba aún en acostada en la cama, exactamente en la misma posición, sentía que si me movía podría quebrarme, por lo que prefería evitar y mantenerme inmóvil, esperando que las horas, los días, puede que incluso los meses pasaran rápido, para que al momento de levantarme de este lugar, ya todo haya terminado y no haya tenido que ser testigo de un evento que sabía me terminaría destruyendo.

¿Cómo era que había llegado a aceptar esto? En el momento, lo único en lo que pensaba era en mantenerlo a mi lado. Ahora, habiendo sobre analizado la situación, por más que lo amara, por más que mi pánico a perderlo me consumía minuto a minuto, sabía que si continuaba por este camino terminaría destruida, convirtiéndome en apenas el cascarón de lo que alguna vez fui.

– Brooke – escuché el llamado en la puerta seguido por unos golpes a la vieja madera.

El sonido de su voz, aunque antes había llegado a ser un bálsamo para mi dolor, ahora nada más lo avivaba y me recordaba el porqué de mi angustia.

– Brooke – incluso podía denotar cierto atisbo de felicidad en su voz.

El miedo de no ver esa sonrisa de nuevo provocó un distinto dolor, pero sabía que ver que se la dedicaba a otra mujer me dolería aún más, me terminaría destruyendo. Con cuidado me levanté hasta quedar sentada en la orilla de la incómoda cama. Pasé una mano por mis ojos para eliminar el rastro de lágrimas y las que estaban por venir. Pero el dolor que presionaba mi pecho no se iría tal fácilmente.

– ¿Brooke? – esta vez no había más que duda e incluso miedo en su voz.  

Inspiré y exhalé para recuperar la compostura, al menos lo posible y me levanté cuidadosamente. Mis piernas se quejaron, ya cometieron el error de levantarse de esa cama una vez esa misma mañana, las consecuencias no habían sido gratas, ahora, tenía miedo de lo que pasara si abría esa puerta.

Salí del cuarto y caminé hasta detenerme frente a la puerta. Pude ver su sombra por la parte baja de la puerta y mis piernas flaquearon por segunda vez. Me senté en el piso, apoyando mi espalda a la puerta y el crujido de la madera no hizo más que hacerle saber que si estaba dentro del apartamento.

Escuché como exhalaba fuertemente y de seguro ya se había dado cuenta de la razón por la cual no le abriría. Miré un punto fijo fuera de la ventana, mis ojos picaban por llorar de nuevo pero retuve las lágrimas lo más que puede, haciendo que sólo una lograra caer. Nunca me había sentido más egoísta en mi vida, no quería arruinar su carrera, pero no lograría sobrevivir todo el proceso que se requería para que la mantuviera.

– Pensé que ya habíamos hablado esto, que habíamos acordado qué… qué – su voz le falló y la culpabilidad creció aún más.
– Lo sé, pero ya no estoy tan segura.
– ¿Cómo que no estás segura? – Su voz se elevó y la exasperación era más que notable – Brookyling, firmé porque me dijiste que lo hiciera, jamás lo hubiera hecho de saber que te perdería, confié en lo que dijiste, ahora cómo puedes no estar segura.
– No me grites Niall, por favor, no lo hagas. – mi voz sonaba apenas como un susurro.
– Yo, yo… no puedo perderte Brooke, no puedo. Te necesito. No me dejes, dijiste que serías feliz, que no querías perderme, que me amabas. ¿Ya no lo haces?
– No vuelvas esto contra mi Niall, no me hagas ver como la culpable, claro que te amo, por supuesto que lo hago y te necesito como nunca pensé que llegaría a depender de una persona, pero todo tiene un límite.
– No me hagas esto Brooke, por favor, firmé porque dijiste que todo estaría bien.
– Lo dije porque eso pensé, pero todo este tiempo que he tenido para pensar, me ha demostrado que terminarás enamorándote de ella, me dejarás de lado y no podré soportarlo Niall.
– Abre la puerta, por favor. – suspiré, me levanté del suelo y la abrí antes de tener tiempo de registrar lo que estaba haciendo.

Su mirada era opaca y no hizo más que entristecerse más al verme. Intentó acercarse pero me alejé de él los pasos que se acercó. Una lágrima escapó de sus ojos pero la limpió en cuestión de segundos. Aunque ese pequeño acto bastó para destrozar la poca parte que permanecía intacta de mi corazón.

– No sé qué hacer – admití luego de unos segundos de silencio. Sin poder soportarlo más rompí en llanto.

Él se intentó acercar temeroso, pero al ver que no me aparté, rápidamente me envolvió en sus brazos. Besó mi cabeza y me apretó más contra sus brazos.

– Lo resolveremos juntos, sólo, no me dejes. Verás que todo estará bien y…
– Nada estará bien Niall – lo interrumpí y me salí de sus brazos. – ¿Acaso no lo entiendes? Te enamorarás de ella y ¿qué pasará conmigo?
– No, no lo haré, ya te amo a ti, no te dejaré de amar. Nunca lo haré. Te necesito Brooke, eres lo único real en mi vida. – al ver la incredulidad en mi mirada, bufó y sacó una foto de su bolsillo. – Mira. Es ella. – me entregó la foto y suspiró de nuevo. – No se compara en nada a ti. Ella es un contrato, tú eres el amor de mi vida.

Tomé la foto con manos temblorosas y la miré. Inmediatamente la reconocí. Barbara Palvin.

– Niall, yo no puedo competir con ella. Claramente me olvidarás y…
– Brooke, cállate, por favor. Deja de repetir eso… Te amo a ti, a nadie más. – sin esperar mi respuesta quitó la foto de mis manos la tiró al suelo y tomando mi rostro en sus manos me besó como nunca lo había hecho. – Te amo Brookyling Pennington. –Suspiré.
– Te amo Niall Horan.