|| They Don't know about Us ||

El resto de la semana se me pasó rapidísimo. Al parecer ahora todos en la Instituto me odiaban y nadie me dirigía la palabra. Genial. Sin embargo, no era algo que me afectara últimamente. Quizá si hubiera sido un tiempo antes — antes de volverme tan cercana a Hazza — me hubiera afectado enormemente al punto de no tener ánimos ni para levantarme de la cama para ir al Instituto. Ahora que tenía un motivo de distracción, me pasaba las horas de clase pensando en Harry, Harry y más Harry. Me había ido a buscar todos los días en su coche a la salida de el Instituto esperándome apoyado en su deportivo dedicándome una hermosa sonrisa cada vez que salía del edificio. Definitivamente ya no necesitaba a nadie que no fuese Harry para poder vivir tranquila. Porque en esta semana, él se había vuelto algo infaltable para mí, ya era parte de mí. 
En cuanto a nuestra “relación secreta”, la cosa ya no era tan “secreta” por así decirlo, ya que Harry había roto la promesa que él mismo me había pedido que hiciera y le había contado a Gemma sobre nuestro pequeño secreto. Como era de esperarse, Gemma se volvió loca al oír eso, ya que para ella, nuestra significativa diferencia de edad era una locura y al yo ser menor de edad y que Harry ya tuviera edad penal, sería una causa suficiente para enviarlo directamente tras las rejas. Luego de una ardua charla entre hermanos, Harry convenció a Gemma de que lo que él sentía por mi era verdadero y que jamás se propasaría conmigo o intentaría hacerme daño, cosa que sirvió para tranquilizarla… por ahora.

Hoy era sábado. La Anne había salido y Hazza me había invitado a pasar un rato en su casa con Gemma. La idea de esta junto a Harry en frente de Gemma me resultaba terriblemente escalofriante y me sentía incómoda de solo imaginarlo, pero finalmente acepté.
Busqué en mi armario una de los mejores conjuntos de ropa que tenía — tampoco quería que Gemma se llevara una mala impresión de mí —antes de meterme a la ducha. Una vez vestida, me arreglé el cabello dejando que cayera liso en toda su longitud.
Cogí el móvil de la mesita de noche y me lo guardé en el bolsillo trasero del pantalón. Me miré en el espejo por última vez y salí de mi habitación a paso rápido. Por suerte hoy mi madre salía con su novio así que le podría dejar una nota. 
Me acerqué a la mesita del teléfono, cogí el lápiz que allí había y en esa especie de libreta de hojas amarillas escribí: 
—“Mamá, salí de casa. Vuelvo tarde… llevo el móvil. Te quiero. Hazel.”—.
Dejé el lápiz en su lugar y caminé hacia la puerta. Debatí en mi interior si coger o no coger la llave. Finalmente la cogí. Podría haber alguna emergencia o algo. Me guardé la llave en el bolsillo y salí de mi casa.
Caminé hacia la casa vecina, mirando hacia todos lados para asegurarme de que nadie me viese. Piqué al timbre y no alcanzaron a pasar ni tres segundos cuando ya estaba dentro de la casa, Harry me tenía tomada del brazo mientras que con el que le quedaba libre cerraba la puerta.
No alcancé a decir nada, puesto a que juntó sus labios con los míos en un movimiento rápido. Reí y me separé un poco de él. 
—¡Hey! ¿Qué haces? —le dije en broma. 
—Algo que tengo ganas de hacer desde que te fuiste ayer—se encogió de hombros.
—Tú lo haz dicho, cariño, fue solo ayer.
—¡Es mucho tiempo! —se quejó.
—No lo es.
—Si lo es, te tendría conmigo todo el día —se agachó un poco para volverme a besar. Yo lo esquivé. 
—Eres desesperante —bufé. Y le estampé un sonoro beso en la mejilla —con eso basta. 
—Cagada — se quejó fingiendo enojo — ¿pasamos al salón? —agregó. Yo le cogí la mano y entrelacé nuestros dedos.
—Claro. 
Caminamos un par de pasos y ya nos encontrábamos allí, desde la entrada no se veía el salón, pero quedaba muy, muy cerca. Vi a Gemma sobre el sillón más grande, recostado a lo largo con los pies sobre este. Con una mano sujetaba el control de la TV y con la otra comía algo. 
Harry me miró, para evaluar mi expresión. Ya que su hermana sabía nuestro “secreto” yo estaba tranquila, por lo que mi cara expresaba serenidad. Sin embargo, me seguía asaltando el miedo de no agradarlo y generar un habiente tenso e incómodo.
—Uy, la parejita del año —giró la cabeza hacia nosotros y se burló. Sentí un poco de calor. —¿Y qué tal Hazel? —me dijo con una sonrisa juguetona, Harry y yo nos acercamos a uno de los sillones pequeños.
—Pues… bien —me senté muy apegada al castaño, quien me abrazó. 
—¿Cómo te trata Harry? ¿bien? ¿mal? ¿mas o menos? —pude ver como el chico le lanzaba miradas fulminantes a su hermana.
—Em… —me interrumpió.
—¿No te hace hacer cosas de mayores, verdad? —la boca me llegó al piso.
—¡Gemma! —Se quejó Harry con cara de horrorizado. La chica lo miró con cara de pocos amigos.
—¿Qué? Debo cerciorarme de que tú no estas… —La chica se detuvo en medio de su protesta bajo la mirada fulminante de su hermano. —vale, lo siento — suspiró hundiendo en el sillón.
—No le digas esas cosas, es una niña —bromeó. Yo reí un poco. Tenía aún más calor y estaba segura de que mis mejillas se habían puesto de una tonalidad roja fosforescente. 
—Oh si claro, como si la niña no pensara en esas cosas —siguió con ella, esta vez en tono de burla. 
—¡Oye! —esta vez salté yo. 
—Ya déjala, Gemma —sentí como la mano de Harry se movía acariciando mi cabeza suavemente.
—Ni que fuera a provocarle un trauma —bufó. Yo reí y mi chico me sonrió. Gemma había vuelto a abrir la boca para decir algo, pero fue interrumpida por el timbre… el cual había sonado repetidas veces.
Gemma se levantó a regañadientes del sillón, ya que al parecer Harry no pensaba moverse de la posición en que estaba... y yo tampoco. 
Escuché como abría la puerta y luego una voz grave, digna de un chico, resonó por el pasillo hasta llegar a la sala. Luego de un saludo, no escuché mas que sólo murmullos. Pero lo que sí percibí a la perfección, es que Harry estaba tenso. Me apretó más contra él, yo giré la cabeza y miré hacia la entrada del salón, de donde las voces provenían. 
Nos quedamos en silencio intentando oír algo, o por lo menos yo lo intentaba. Pero al parecer estaba un poco sorda. 
Escuché pasos que se acercaron, sólo fueron unos pocos, pero eran dobles. Venían Gemma y ese chico hacia el salón. Con la mirada fija en la puerta pude distinguir como Gemma pasaba delante del un chico, ambos cogidos de la mano y con sus dedos entrelazados. El tipo no estaba nada de mal. Vamos, el típico modelo Inglés. Su cabello era rubio, se veía artificial, tenía unos ojos azules de muerte con una mirada horriblemente seductora. Y su cuerpo… pues cualquiera envidiaría a Gemma por tenerlo. Menos yo, claro. Vale, no… yo incluida.
El chico se detuvo frente a nosotros al tiempo que Gemma lo hacía y paseaba su mirada entre Harry y yo.
Miré a Harry. Éste se notaba enojado, mosqueado. No lo había visto así antes, pero tenía esa expresión de “me jodiste el día”.
—¿Quién es? —me animé a murmurar bajito cerca de su oído. Harry se aclaró la garganta y sin mirarme habló fuertemente, respondiendo a mi pregunta.
—Kennan Jenner… —Umm… ese nombre me sonaba, en especial el apellido… Jenner… Jenner. Oh, vaya, ¿cómo no recordarlo? me pasaba las tardes enteras viendo “Keeping up with the Kardashians”
El chico era medio hermano de las hermanas Kardashian y… medio hermano de Kylie y… Kendall, la chica con la que últimamente vinculaban a Harry Styles

thanks winter!