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Mensaje por Good Vibes. Mar 18 Mar 2014, 8:56 pm

¡Esta triología es de las mejores!
Me encanta. Que sensual que la estés adaptando. 
LA AMO. Idolatro esos tres libros!
 ~¢αρтıνe ıи тħe đαяк~  |zαyη мαlιк & ____ яυíz |   ¡нσт! - Página 2 3275125450
Good Vibes.
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Mensaje por ZarryLoover Mar 18 Mar 2014, 9:16 pm

Good Vibes. escribió:¡Esta triología es de las mejores!
Me encanta. Que sensual que la estés adaptando. 
LA AMO. Idolatro esos tres libros!
 ~¢αρтıνe ıи тħe đαяк~  |zαyη мαlιк & ____ яυíz |   ¡нσт! - Página 2 3275125450
lasdjlajsdaksja sii! yo me enamore de los tres :3 de los personajes
creoo qe sufria cada vez qe leia jaja como sera qe me los lei en menos de dos semanas :3


me alegro qe te guste!!
ZarryLoover
ZarryLoover


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Mensaje por ZarryLoover Miér 19 Mar 2014, 7:55 pm

¿La sigo?
Estoy pensando en subirles 3 caps en viernes...
Si es qe qieren :3
ZarryLoover
ZarryLoover


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Mensaje por ZarryLoover Jue 20 Mar 2014, 7:18 pm

Capítulo 2


Zayn guió a su hermosa cautiva hacia el centro de la habitación. Sus pasos eran vacilantes, asustados, como si esperara que él la empujase por un precipicio. Él la instó a avanzar sólo para tenerla empujándose hacia atrás contra él. No tenía ningún problema con eso. Podía retroceder contra él toda la noche por lo que a él concernía. Sin ofrecer resistencia, la dejó colisionar contra él, apenas conteniendo una carcajada cuando ella dejó escapar un grito ahogado y saltó hacia adelante como un gato evitando el agua. O en este caso, su erección.
Zayn extendió la mano para agarrar suavemente sus brazos, ella se quedó quieta, obviamente demasiado asustada como para moverse hacia adelante o hacia atrás. El deseo le recorrió. Finalmente la tenía —aquí— entre sus dedos, bajo su control.
Cerró los ojos, embriagado por un momento.
Ella había llegado hacía unas tres horas, colgada sobre el hombro de aquel desecho humano, Jair. Ella estaba magullada, sucia y apestando a bilis y sudor, pero eso no había sido lo peor. Uno de ellos, y no tuvo que preguntarse quién, le había golpeado en la cara. Un calor le bajó por la espalda en el momento en que vio la sangre de su labio, y el hinchado hematoma púrpura en su ojo izquierdo y mejilla. Resistió el impulso de matar a ese hijo de puta en el acto. Dudaba que la hubiera herido como último recurso. Era una mujer, ¿cuán difícil podría ser tranquilizarla?
Al menos, ella se las había arreglado para darle una patada en la cara. Habría pagado por verlo.
El sonido de unas suaves pero profundas respiraciones devolvió sus pensamientos al presente. El deseo que se había instalado cálidamente en su estómago su hundió pesadamente en sus pelotas y engrosó su polla dolorosamente. Arrastró sus dedos sobre sus hombros mientras se movía a su lado izquierdo. Quería tener una mejor visión de ella. Sus labios rosados estaban sólo ligeramente separados, con los susurros de su aliento escapando a través de ellos.
Zayn no quería nada más que quitarle la venda, para mirar en esos desconcertantes ojos suyos, y besarla hasta que se derritiera bajo él —pero estaban muy lejos de ese punto.
Como un halcón, ella necesitaba la oscuridad para entender quién era su amo. Aprendería a confiar en él, a depender de él, para anticiparse a lo que quería de ella. Y como cualquier amo que se precie, la recompensaría por su obediencia. Sería extremadamente firme, pero también tan justo como pudiera ser. No había elegido el instrumento de su venganza al azar. Había elegido a una hermosa sumisa. ¿Y qué era una sumisa sino adaptable, sino una superviviente?
Se inclinó más cerca, inhalando el ligero aroma de su piel bajo la lavanda.  —¿Quieres un poco de hielo para la cara? —preguntó. Ella se tensó bruscamente al oír el sonido de su voz; suave y baja.
Por un momento, fue cómico. Ella se movió, cambiando de un pie a otro, nerviosa, ciega e incapaz de elegir una dirección. Su mano flotó hasta su cara y sabía que se moría de ganas por quitarse la venda de los ojos. Él hizo un sonido de desaprobación e instantáneamente sus curiosos dedos volvieron a aferrarse a la bata.
Zayn, sintió lo que consideraba lástima, trató de guiarla de nuevo hacia la cama. Ella jadeó al momento en que sus dedos se cerraron sobre la solapa de la bata rozando los suyos en el proceso.
—Tranquila mascota, hay algo detrás de ti y odiaría que te hicieras daño otra vez.
—No me llames mascota. —Salió la temblorosa, pero aún así firme orden.
Zayn se quedó absolutamente quieto. Nadie le hablaba así —y menos, unas casi desnudas y con los ojos vendados, mujeres. Instantáneamente, la empujó hacia adelante hasta que su suave mejilla se presionó toscamente contra la suya propia.
Él gruñó:  —Te llamaré como cojones quiera, mascota. Me perteneces. ¿Entiendes?
Contra su mejilla, sintió su infinitesimal asentimiento y contra su oreja, oyó un pequeño chillido de capitulación.
—Bien. Ahora, Mascota —la instó hacia atrás unos cuantos centímetros—, responde mi pregunta. Hielo para la cara, ¿sí o no? 
—S-s-sí —respondió con voz trémula. Zayn pensó que eso estaba mejor, pero todavía no resuelto. 
—¿S-s-sí? —se burló. Zayn presionó en su certeza, dominándola con su tamaño—. ¿Sabes decir por favor?
Estiró el cuello, como si pudiera verle a través de la venda, y una mueca contorsionó su plena boca. Él se habría reído, pero el momento dejó de ser cómico abruptamente. Su rodilla colisionó con su entrepierna, fuerte. ¿Qué pasaba con las mujeres y darle una patada en los huevos a los hombres? Un dolor palpitante se arrastró hacia arriba, retorciendo sus intestinos, encorvando su cuerpo. Cualquier cosa que hubiera comido amenazó con volver a salir.
Sobre él, su cautiva continuó luchando como una arpía. Sus uñas se clavaron en sus manos mientras ella intentaba hacer palanca para que le soltara la bata. Cuando eso falló, sus frenéticos codos aterrizaron repetidamente entre sus omóplatos. Él se las arregló para aspirar una bocanada de aire, aunque para los oídos de ella, probablemente sonó como un gruñido animal.
—Suéltame, maldito idiota. Suelta —gritó entre frenéticos sollozos y gritos. Ella se retorció y giró en su agarre, debilitando su asimiento sobre la bata. Tenía que ponerla bajo control, o iría corriendo directa a una situación mucho peor que su castigo.
Completamente irritado, Zayn se obligó a ponerse de pie. Elevándose sobre ella, sus furiosos ojos se encontraron con los de ella. Se había quitado la venda de los ojos y ahora estaba completamente quieta, mirándolo con una mezcla de horror e incredulidad. No pestañeaba, no hablaba, no respiraba, simplemente se quedó mirándole.
Él le devolvió la mirada.
Le dio la vuelta y le sujetó los brazos a los costados. La ira corrió a través de él cuando apretó sus brazos alrededor de ella, forzando el aire de sus pulmones.
—¿Tú? —La pregunta salió de sus labios en una ráfaga de aire exhalado. Esa única palabra parecía cabalgar sobre una ola de desesperación y un trasfondo de pura ira.
Había sabido que ese extraño momento llegaría. Él ya no era su héroe. Nunca lo había sido. Ella luchó por respirar, jadeando como un perro, y la idea le divirtió ligeramente.
—¡Joder! —exclamó cuando la cabeza de ella chocó sólidamente con su nariz. Él la soltó instintivamente, sus dedos se presionaron a cada lado de su nariz.
Ella se movió con rapidez, un revoloteo de un oscuro pelo largo y un albornoz volaron hacia la puerta del dormitorio. Zayn gruñó profundamente en su pecho. Lanzándose hacia ella, agarró con un puño su túnica, pero cuando tiró hacia atrás, ella simplemente se desembarazó de la tela. La núbil carne asaltó sus sentidos.
Mientras sus manos se estiraron hacia la puerta de la habitación, encontrándola bien cerrada, él clavó los dedos en su pelo y cerró la mano en un puño. Tiró bruscamente, provocando que ella se cayera de espaldas sobre el suelo. No menospreciando ya su vigor y no divirtiéndose más por la agitación de sus miembros, se sentó directamente encima de ella.
—¡No! —gritó desesperadamente, con las rodillas buscando una vez más su entrepierna, y con la fijación de clavarle las uñas en la cara.
—Te gusta pelear, ¿verdad? —Sonrió—. A mí también me gusta pelear. —Con más esfuerzo del que hubiera creído necesario, envolvió sus piernas alrededor de las suyas y aprisionó sus muñecas por encima de la cabeza con la mano izquierda.
—Que te jodan —jadeó, su pecho subía desafiante. Todo su cuerpo estaba tenso bajo él; sus músculos lucharon, no dispuesta a darse por vencida, pero esa explosión de energía le había costado su precio. Sus ojos eran salvajes, locos, pero se debilitaba. Ahora la sujetó con facilidad.
Lentamente, empezó a notar su caliente y tembloroso cuerpo presionado tan íntimamente contra él, inundando sus sentidos, embriagándole. Su delicado coño se presionaba contra su vientre, con sólo la suave tela de su camisa separándole de ella. Sus pechos llenos y decididamente calientes subían y bajaban bajo el pecho. Justo debajo de ellos, sintió el martilleo de su corazón. En su lucha, su piel caliente se movió contra él con mayor fricción. Era casi más de lo que podía soportar. Casi. Sosteniendo sus muñecas con la mano izquierda, se irguió y golpeó la parte inferior de su pecho derecho, y luego la parte inferior del izquierdo, con la palma de su mano. Instantáneamente, unos sollozos ahogados brotaron de su garganta.
—¿Te gusta esto? —ladró Zayn. Una vez más le golpeó los pechos, y otra, y otra, y otra vez hasta que todo su cuerpo se relajó, hasta que sintió cada músculo debajo de él aflojarse, y ella simplemente lloró en el hueco de su brazo.
—Por favor. Por favor para —dijo con voz ronca—. Por favor.
Ella estaba caliente, deshecha, y temerosa debajo de él. Sus labios se movían rápidamente, en silencio, soltando palabras que no significaban nada para él al escucharlas. Zayn tragó fuertemente, viejos recuerdos ganando compra. Parpadeó, los metió de nuevo bajo llave. Un reflejo, por lo general rápido y fácilmente hecho después de todos estos años. Pero en esta ocasión lo sintió, ya que el miedo de ella y  la pasión de él habían luchado tanto como mezclado, congestionando el aire y llenando la habitación. Parecía que se hubiera creado una nueva persona, respirando con ellos, y mirándolos, invadiendo el momento.
Su ira se evaporó. Se quedó mirando hacia abajo a los hermosos pechos de la chica; estaban profundamente sonrosados donde le había golpeado, pero no le dejaría una marca duradera. Cautelosamente, le soltó las muñecas. Su pulgar inconscientemente intentó borrar la marca roja de su agarre. Frunció el ceño hacia ella. Esperaba que hubiera terminado con las sorpresas.
En el momento en que ella sintió que su agarre se aflojaba de sus muñecas, cruzó sus manos sobre sus pechos. Al principio pensó que era un intento de modestia, pero el masajeo de sus dedos le sugirió que estaba más preocupada por aliviar el dolor.
Ella también mantuvo los ojos cerrados, sin querer reconocer su presencia a horcajadas sobre sus muslos. La mayoría de las personas no quieren ver las cosas malas acercarse. El momento era tal vez insoportablemente peor porque ella lo había reconocido. Había reconocido la mirada de traición en sus ojos. Bueno, tendría que superarlo —él también.
Su cautiva se sometió, Zayn le quitó poco a poco su peso de encima y se alzó sobre ella. Tenía que ser firme, no podía haber ningún indicio de que tal acto de claro desafío quedara en nada sino un rápido y concienzudo castigo. Empujó la bellamente redondeado y suave curva de su trasero con la punta de su bota. 
—Levántate. —Su tono era autoritario. No admitía réplica o malentendido. Su cuerpo retrocedió ante el sonido de su voz, pero se negó a moverse.
—Levántate o lo haré por ti. Confía en mí, no quieres eso. —Su voluntad era resistirse pero no obstante, quitó la mano derecha del pecho y trató de impulsarse hacia arriba.
Lentamente empujó su peso con el brazo, pero su lucha era tan obvia que su brazo temblaba bajo la presión causando su colapso.
—Buena chica, puedes hacerlo... levántate.
Podría ayudarla, pero la lección se perdería. Cuatro meses no era mucho tiempo cuando implicaba entrenar a una esclava. Él no tenía tiempo para mimarla. Cuanto antes aquellos instintos de supervivencia empezaran a florecer, mejor —y no quería decir de la clase donde ella seguía intentando darle una patada en las pelotas.  Estarían seis semanas juntos en esta casa. No las desperdiciaría defendiéndose de payasadas infantiles.
Ella le frunció el ceño, inyectando tanto odio como era posible en una mirada. Zayn resistió el impulso de sonreír. Supuso que ella ya no pensaba que era guapo.
Bueno. Guapo era para maricas.
Convocando toda su fuerza, ella presionó el talón de la mano en la alfombra y enderezó el codo. Su respiración era trabajosa, sus ojos hicieron un gesto de dolor, pero las lágrimas se habían secado. Forzándose a ponerse a cuatro patas, intentó levantarse. Totalmente erguido, Zayn estiró la mano para ayudarla, haciendo caso omiso de sus acérrimas protestas. Ella tiró de su brazo liberándolo de su agarre, pero mantuvo los ojos fijos en el suelo. Él se erizó, pero lo dejó pasar y la condujo sin tocarla hacia la cama.
Se sentó precariamente en el borde de la cama, las manos cubrieron sus pechos y la cabeza se inclinó hacia adelante escondiéndose tras un velo de enredadas ondas de ébano. Zayn se sentó junto a ella. Se resistió la urgencia de apartarle el pelo de la cara. Podía esconderse de él por ahora, sólo hasta que se calmara.
—Ahora —dijo amablemente—, ¿te gustaría, o no, un poco de hielo para la cara?  —Casi podía sentir la escalofriante ira irradiando de ella. ¿Ira, no miedo? Apenas podía conciliar en su mente. Mientras él había esperado rabia, le pareció particularmente extraño que ella aún estuviera reconociendo su cruda desnudez. ¿No debería estar más asustada que furiosa? ¿No debería estar rogando por conseguir su buena gracia? Sus reacciones ante él se negaban a caer entre las líneas habituales y previsibles. Era tan divertido como intrigante.  —¿Y bien?
Finalmente, con los dientes apretados se obligó a decir las palabras:  —Sí. Por favor. 
No pudo evitarlo, se rió. 
—Bueno, ¿era tan difícil?
Su mandíbula se marcaba visiblemente, pero permaneció en silencio, con los ojos fijos en sus rodillas magulladas. Bien, Zayn pensó, había sido perfectamente claro. Levantándose, se dirigió hacia la puerta, pero apenas había dado un paso cuando oyó su voz tensa a su espalda.
—¿Por qué haces esto? —preguntó con voz apagada. 
Se dio la vuelta, con una sonrisa irónica jugando en sus labios. Ella quería una razón. Los asesinos en serie tenían razones. Razones que no cambiaban nada.
Ella continuó:  —¿Es por ese día en la calle? ¿Es porque yo...? —Tragó saliva y Zayn sabía que era porque trataba de no llorar—. ¿Porque coqueteé contigo? ¿Provoqué esto? —A pesar de su noble esfuerzo, una lágrima se deslizó por su mejilla derecha.
 En ese momento, Zayn no podía dejar de contemplarla como lo haría con una criatura extraña —objetivo pero insaciablemente curioso. 
—No —mintió—, no tiene nada que ver con ese día. —Ella necesitaba que le mintiera; Zayn lo entendía. A veces una dulce mentira era suficiente para quitarle peso a una dura realidad. «No es culpa tuya». Tal vez necesitaba mentirse a sí mismo también, porque recordó queriéndola ese día, y no por razones que tuvieran que ver con su misión. —Iré a traerte algo de hielo. Y probablemente también te vendría bien una aspirina.
Ambos respingaron al escuchar el sonido de una llave girando la cerradura. Jair entró casualmente en la habitación y Zayn no hizo ningún esfuerzo por disimular su enfado. 
—¿Qué coño estás haciendo aquí? —Jair estaba obviamente borracho y eso lo hacía más peligroso. Los ojos de Jair brillaron con ira antes de dirigirse a grandes zancadas hacia la chica encogida de miedo en la cama. Sus ojos repasaron su cuerpo desnudo y sus labios se curvaron en una sonrisa codiciosa. 
—Veo que la pequeña zorra está despierta.
La chica estaba asustada, realmente asustada. Se había acurrucado reculando hasta la parte superior de la cama, cubriéndose con las manos y el pelo —intentando sacar el edredón de debajo de su cuerpo. Le llamó la atención el hecho de que no había reaccionado con él de esa manera mientras estaban juntos en la cama. Ella parecía más cabreada que asustada de él, pero sólo después de que se quitara la venda y se dio cuenta de quién era. Esto podría significar una de dos cosas: una, que sentía que lo conocía en base a su muy breve encuentro, o dos, que no le pareció una amenaza. De cualquier manera, su razonamiento parecía estúpido.
Zayn miró a Jair que observaba a la chica como si quisiera simultáneamente matarla y follarla. Dado lo que sabía de Jair, era posible que fuera exactamente eso lo que quería.  Aquello era una prueba. Zayn se obligó a considerar a Jair como si importara.
—Bueno, no estoy seguro de que ese sea el nombre que vaya a usar, pero sí, está despierta. —Zayn miró con frialdad a la chica por encima del hombro, sólo la más elemental de las miradas. Rápidamente notó su expresión suplicante, y añadió—: Y muy vivaz. —Él sonrió.
Necesidad y deseo se mostraron sin restricción en la cara de Jair, y Zayn sabía muy bien lo que los hombres como él fantaseaban con hacer a las chicas asustadas. Sin vacilación, Jair se tambaleó hacia la cama y envolvió su sucia mano alrededor del tobillo de la chica y tiró. La chica gritó y se aferró al poste de la cama.
Zayn se volvió rápidamente, agarrándola por la cintura mientras ella se arrastraba hacia el pie de la cama. Él la cogió en sus brazos y se sentó con indiferencia, con la espalda contra la cabecera y el pie izquierdo plantado en el suelo. La chica se arrastró a su regazo y hundió la cara en su camisa. Contra su pecho, sus desesperados y suplicantes sollozos vibraron por todo su cuerpo. ¿Ella lo usaba como protección? Interesante. Zayn hizo una mueca cuando sus uñas se clavaron agudamente en las costillas. Rápida y hábilmente le arrancó los dedos de su camisa y capturó sus muñecas.
—No, no, no, no, no... —balbuceaban sus labios repetidamente mientras intentaba encontrar de nuevo refugio en sus brazos. Zayn, repentinamente irritado por el pensamiento, la hizo girar en sus brazos usando su propio impulso. Después de asegurar las muñecas de la chica entre sus pechos, la sujetó con fuerza contra él. Jair agarró otra vez los tobillos de la chica.
—No —dijo Zayn con calma—. Tu trabajo consistía en traérmela, no golpearla, o follarla.
—¡Esto es una gilipollez, Zayn! —gritó furiosamente Jair, su espeso acento le hacía parecer un bárbaro. —Esa zorra me pateó en la cara, y podría haber hecho más que darle una bofetada. Debería recibir algo por eso. 
Al oír su nombre, el agarre de Zayn se intensificó hasta el punto de estrangular todos los sollozos que hacía la chica en sus brazos. El consiguiente silencio efectivamente marcado por la ira en la mirada de Zayn. Le tomó un momento a Jair darse cuenta de lo que había hecho. La mirada vidriosa de los ojos de Jair se despejó al darse plena cuenta, y el estupor de la borrachera, por una fracción de  segundo, se aclaró. Y eso fue suficiente. Zayn podía ver al árabe comprendiendo su error al declarar su nombre a la chica.
De repente, recordando a la chica jadeante en sus brazos, Zayn soltó su apretón. Ella tomó aliento tras aliento, tan preocupada por meter aire en sus pulmones que pareció que por el momento se había olvidado de reanudar su llanto. Dentro de los tensos brazos de Zayn, su cautiva emitía roncos y lloriqueantes sonidos, pero no hizo ningún esfuerzo por tranquilizarla con su seguridad. Con su mano libre Zayn le tomó la barbilla y la inclinó hacia arriba para que Jair la viera. 
—Podría tardar semanas en sanar. —Clavó los dedos en la cara de la muchacha cuando su mal genio aumentó. La habitación estaba llena de tensión y luego el silencio se rompió con el sonido de los sollozos de la chica.
—Joder —suspiró—. Tienes razón. —Hizo una pausa, y añadió con la mandíbula apretada—. No se lo digas a Rafiq. No volverá a suceder.
El hombre no era tan estúpido como parecía. Que sepa que golpeo a la chica era la menor de sus transgresiones. Le había ofrecido a la chica su nombre. Los nombres tenían poder. Jair tenía que saber que lo que había hecho tendría su precio. Si no, Zayn tendría que asegurarse de ello. Como mercenario disponible al mejor postor, Jair se ganaba el pan con la adquisición y mantenimiento de las esclavas de placer de lujo. Una palabra sobre estos errores de novato y sus contratos se secarían. Y una palabra sobre Jair jodiendo a Zayn, y Rafiq se encargaría de que fuera Jair el que se secaría, preferiblemente en alguna parte del desierto. Sin embargo, la mera idea de que Zayn necesitaba la protección de nadie era un insulto que no tomaba a la ligera. 
—Soy un hombre independiente Jair —dijo su nombre con veneno—. ¿Por qué temer a Rafiq que está a miles de kilómetros, cuando podría matarte dando sólo unos pocos pasos?
Jair se puso rígido, pero mantuvo la boca cerrada. Oh sí, pensó Zayn, eres mi puta. La voz de Zayn era azúcar, mezclada con arsénico: 
—Ahora, por favor... ve a buscarle a nuestra invitada una aspirina y una bolsa de hielo. Parece que tiene un buen dolor de cabeza. 
Jair salió de la habitación sin decir nada más, con la tensión forrando su cuerpo, y Zayn sonrió. Una vez a solas, la chica se derrumbó por completo en los brazos de Zayn. 
—Por favor, por favor, te lo ruego, no dejes que me haga daño. Juro por Dios que no palearé más.
Exasperado, Zayn dejó escapar una risa irónica. —¿Ahora no te gusta pelear? ¿Qué te hace pensar que yo no voy a hacerte daño?
A través de los distorsionados sollozos escuchó: —Dijiste que no lo harías. Por favor, no lo hagas. —Ella puso énfasis en la palabra «por favor». Zayn ocultó una sonrisa en su pelo.
Ya no estaba dispuesto a mostrar sus hermosas curvas a Jair, se inclinó sobre su cautiva para retirar el borde del edredón. Al hacerlo, le apretó la cara contra el colchón y su increíblemente dura polla se presionó contra su trasero. Ella se sacudió tan ferozmente, que Zayn se preguntó cómo podía soportarlo su cuerpo. Le soltó las muñecas y cubrió su cuerpo. 
—Necesitas calmarte mascota. No quiero que entres en shock. —Ella sólo gimió en respuesta.
Zayn se rió y le acarició el pelo.
—Te prometo mascota, que si haces lo que te digo, siempre saldrás mejor parada de lo que piensas.
Jair regresó sosteniendo los artículos que Zayn le había pedido. Los temblores de su cautiva se intensificaron. Obviamente, todavía enojado, Jair le tiró a Zayn la aspirina. 
—¿Algo más? —dijo mordazmente. Tomando la botella con una mano, Zayn sacudió la cabeza y chasqueó la lengua. Sacó una aspirina y otra pastilla de aspecto similar de su bolsillo. Hizo un gesto para que Jair se acercara, y le entregó las pastillas.
—No seas tan sensible Jair. Sólo te hace menos atractivo aún. —Jair gruñó—. Pero estoy seguro de que nuestra invitada cree que eres mono. Accedió a portarse bien siempre y cuando no le hagas daño. —Por debajo de la manta, ella dejó de temblar, de repente con el cuerpo tenso como un arco. Él se levantó de la cama—. Vamos, hagan las paces. Ofrécele los regalos que has traído. 
Jair le dirigió a Zayn una mirada suspicaz, pero se acercó a la cama y le tendió el vaso de agua. Sus ojos se encontraban muy abiertos, llenos de una angustia que Zayn ya no entendía.
—Vamos, mascota. —Él hizo un punto de usar el apodo, no se sorprendió al saberlo cuando los ojos de ella salieron disparados hacia los suyos, su expresión ya no era de enfado, sino de un apropiado miedo.
Cuando no hizo ningún otro comentario, su temblorosa mano finalmente alcanzó las pastillas y el vaso. Ella estaba extremadamente atenta de no tocar a Jair. Eso fue inteligente. El vaso repiqueteó contra sus dientes mientras tragaba, pero se las arregló para no derramar nada.
Cuando el vaso estuvo vacío, se lo devolvió a Jair, una vez más con cuidado de no hacer contacto casual con sus dedos. Sus ojos miraban más allá de él hacia Zayn. Se veían llenos de pena.
—Da las gracias puta —espetó Jair cuando ella simplemente se acurrucó en posición fetal. Zayn frunció el ceño, pero dejó pasar el comentario. Sus ojos una vez más encontraron los de Zayn en busca de orientación, finalmente murmuró débilmente: 
—Gracias. —Antes de tirar del edredón envolviéndoselo más apretadamente a su alrededor.
Ante la mirada desdeñosa de Zayn, Jair salió de la habitación. Y una vez más, Zayn se quedó a solas con su desconcertante adquisición. Con sumo cuidado, se acercó a la masa cubierta de algodón de la cama, se sentó y se inclinó cerca de su cara. 
—Eres muy orgullosa —susurró—. Tan amable como he sido, te has portado como una mocosa. Pero hacia el hombre que te violaría, no le has mostrado nada más que obediencia... eso dice mucho. 
—Jódete. —Fue su pequeña y áspera respuesta.
Él soltó una carcajada. 
—Bueno, no eres nada sino interesante. —Y esa era la verdad. Por alguna razón, lo había sabido desde el principio, y sin embargo, él no había esperado esto. Su risa murió lentamente y la siguiente vez que habló, su voz era fría pero suave como el terciopelo—. Pero sabes... me gustaría mucho más follarte a ti. 
El montículo de algodón tembló, y luego se contorsionó violentamente mientras se giraba y se escurría hacia atrás, agarrando el edredón contra su pecho como si fuera suficiente para detenerlo. No podía dejar de reír. Sus ojos le dispararon dagas, pero él ya podía ver que sus pupilas estaban dilatadas.
Su estómago estaba vacío y los medicamentos trabajaban rápido. Teniendo en cuenta la dosis que le había dado, estaría volando como una cometa. Qué mona. Su cabeza cayó, pero ella la levantó rápidamente, atrapándose a sí misma con movimientos erráticos. Él se encontró sonriendo, aunque brevemente. 
—¿Qué... me... pasa? —arrastró las palabras. Su cuerpo se relajaba contra su voluntad. Y ella seguía luchando, luchando contra la droga.
—Vas a dormir ahora mascota —dijo simplemente.
—¿Qué? ¿Por qué? —Sus ojos se abrieron cómicamente con estupefacción y tiró de su labio—. Mi cara está adormecida, paralizada, entumecida. —Ella dejó escapar una risita extraña, pero pronto se desvaneció, respirando pesadamente. Él se dirigió hacia la puerta, con una lenta sonrisa curvando sus labios a pesar de sí mismo.




Bueeno, dejo otro a ver si les gusta y comentan :3

 
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Mensaje por ZarryLoover Sáb 22 Mar 2014, 1:07 pm

:'(
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Mensaje por direction_zap Dom 23 Mar 2014, 4:17 pm

Lo sientooo por no pasarme pero se me avia acavado el internet :( pero ya estoy aqui wiii llege

OMG! Zayn es tan perro en esta nove como le pyede hacer esto maldito ㄱㄱ pobre rayis tanto que subre que penita :`( . Siguela y lo siento de nuevo

Y me gustaria visitar a ya aunque tengo familia que vive en argentina pero no los veo mucho. Ya chau cuidate besos ;)
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Mensaje por happy*eva Lun 24 Mar 2014, 7:21 pm

Oooooo e quedado sin palabras esto es realmente bueno de primera quede confusa ya q no entendia pero luego capte aaaaa santo dios ese zayn es un malbadoo y ahora que le ara a ella aayyy siguela la ameee
sige ;)
happy*eva
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Mensaje por direction_zap Vie 28 Mar 2014, 9:26 am

La vas a dejar :`( no la dejes porfa
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Mensaje por ZarryLoover Vie 28 Mar 2014, 8:43 pm

direction_zap escribió:Lo sientooo por no pasarme pero se me avia acavado el internet :( pero ya estoy aqui wiii llege

OMG! Zayn es tan perro en esta nove como le pyede hacer esto maldito ㄱㄱ pobre rayis tanto que subre que penita :`( . Siguela y lo siento de nuevo

Y me gustaria visitar a ya aunque tengo familia que vive en argentina pero no los veo mucho. Ya chau cuidate besos ;)
Ooh esta bien linda :)
Sii, vamos a aprender a odiar un poco a Zayn peroo el muy hijoo de su mama see hace amarr en ocaciones jaja... ya veras :3


SI? donde tienes familia?


Besitoos linda
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Mensaje por ZarryLoover Vie 28 Mar 2014, 8:44 pm

happy*eva escribió:Oooooo e quedado sin palabras esto es realmente bueno de primera quede confusa ya q no entendia pero luego capte aaaaa santo dios ese zayn es un malbadoo y ahora que le ara a ella aayyy siguela la ameee
sige ;)
jaja sii al principioo confunde, tiene sus partes de WTF! peroo cada vez se pone mejor :3
yaa la sigooo!
 besitoooss beiaa
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Mensaje por ZarryLoover Vie 28 Mar 2014, 8:47 pm

Capítulo 3


Tenía siete años la primera vez que fui advertida acerca de ser una puta. Fue una de las pocas veces que pasé tiempo con mi padre y lo recuerdo vívidamente porque me asustó. Estábamos viendo «Regreso al Lago Azul» y el personaje de Lilly había entrado en pánico por la sangre que encontró entre sus piernas. Yo era demasiado joven para entender lo que pasaba, así que le pregunté a mi padre.
 Él dijo: —Las mujeres son unas putas sucias y están llenas de sangre sucia, así que cada mes tienen que deshacerse de ella.
Estaba estupefacta dentro de un silencio temeroso. Me imaginé a mí misma siendo vaciada de sangre, mi piel encogida hasta los huesos.
—¿Yo soy una mujer, Papi?
Mi padre dio un trago profundo a su ron con coca-cola.
—Lo serás algún día. —Mis ojos se nublaron con lágrimas mientras imaginaba el horror de ser exsanguinada.
—¿Cómo consigo más sangre?
Mi padre sonrió y me abrazó. El olor del licor en su aliento sería siempre un consuelo para mí.
—Lo harás, nenita... simplemente no seas una puta.
Estrujé a mi padre.
—¡No lo seré! —Me incliné hacia atrás y miré sus ojos ebrios—. Pero, ¿qué es una puta?
Mi padre rió a carcajadas.
—Pregúntale a tu madre.
  Nunca lo hice. Nunca le conté a mi madre las cosas que me había dicho mi padre, aunque me preguntaba cada vez que él me llevaba a casa. Instintivamente sabía que se pelearían si lo hacía. 
Dos años después, en mi noveno cumpleaños tuve mi primer periodo y grité lastimeramente pidiéndole a mi madre que llamara a un médico. En su lugar, ella entró en el baño exigiendo saber qué era lo que iba mal. La miré, con la vergüenza propagándose por todo mi cuerpo y susurré: —Soy una puta.
Tenía trece años antes de volver a ver a mi padre. Y para entonces ya tenía un profundo conocimiento de lo que era ser una «puta».  Mi madre había sido una «puta» por enamorarse joven y quedarse embarazada de mí... y de mi hermano... y mi hermana... y mi otra hermana... y mi otro hermano... y bueno —el resto. Yo estaba destinada a convertirme en una por culpa suya. La prostitución, al parecer, estaba en mi sangre, mi sucia sangre. Mis abuelos lo creían; mi tía lo creía también, al igual que su marido y sus hijos. Mi madre había sido la más joven de sus hermanos y su opinión pesaba mucho en ella. Y lo que es más importante —ella lo creía. Me hizo creerlo a mí. 
Me vistió con vestidos largos hasta los pies, me prohibió usar maquillaje, pendientes, o cualquier cosa más exótica que un pasador en el pelo. No podía jugar con mis hermanos o mis primos varones. No me podía sentar en el regazo de mi padre. Todo eso para mantener a raya a mi puta interior.
Para cuando cumplí trece años, estaba harta del Puta Manifiesto de mi familia. Me rebelaba a cada oportunidad. Tomaba prestados de mis amigas shorts, faldas y camisetas.  Ahorraba dinero de mis tarjetas de cumpleaños y el estipendio ocasional que me daba mi madre por hacer de canguro mientras ella salía a buscar a su siguiente novio, para comprar brillo de labios o laca de uñas. 
Mi madre convulsionaba entre estallidos de puro enfado siempre que encontraba esas cosas en mi habitación.
—¡Desgraciada! —gritaba mientras me lanzaba mis objetos robados a la cabeza. Era una desgracia a sus ojos—. ¿Es esto lo que haces a mis espaldas? Vestir esta... esta... ¡nada! ¡Enseñando las tetas y las piernas como basura callejera!
Siempre lloro cuando estoy enfadada, abrumada por la emoción no puedo controlar el derramamiento en mi cara ni en mi boca. 
—Que te jodan, Mamá. ¡Qué te jodan! Tú eres la puta, no yo. Yo sólo... —sollozaba—. Sólo quiero vestir como otras chicas de mi edad. Estoy harta de pagar por tus errores. No hice nada malo.
Los ojos de mi madre nadaban en lágrimas y furia.
—Ya lo sabes, ___, piensas que eres mucho mejor que yo —tragaba saliva—, pero no lo eres. Te pareces más a mí de lo que crees y... te lo digo en serio... actúa como una puta y serás tratada como una.
Sollozaba en alto mientras ella reunía mis cosas dentro de una bolsa de basura.
—¡Esas ropas pertenecen a mis amigas!
—Bien, ya no son tus amigas. No necesitas amigas como esas.
—¡Te odio!
—Hmmm, bien... yo también te odio a ti ahora mismo. Todo lo que he sacrificado... por una mocosa como tú.
 
***
 
Me desperté, jadeando y desorientada, los bordes del sueño disipándose, pero no el pavor persistente en mi interior. La oscuridad era tan completa que, por un segundo, pensé que no había despertado de mi pesadilla. Luego despacio, fotograma a fotograma, todo volvió a mí. Y como si cada fotograma estuviera catalogado y almacenado en mi estantería mental, arraigó un débil pero creciente concepto, de que esta pesadilla era realidad, mi realidad. De pronto me encontré a mí misma anhelando el sueño. Cualquier pesadilla sería mejor que esto.
Mi corazón se hundió hacia nuevas profundidades, los ojos ardiendo en la oscuridad. Miré alrededor desapasionadamente, reconociendo objetos familiares, pero ninguno de ellos mío. Según se aclaró la confusión, más que nunca e incesante dentro de la fría y cruda realidad, pensé, realmente he sido secuestrada. Esas palabras con luces de neón golpearon con fuerza dentro de mi cabeza. Miré de nuevo alrededor, rodeada por la extrañeza. Un espacio nada familiar. Realmente estoy en algún lugar desconocido. 
Quería llorar.
Quería llorar por no haber visto esto venir. Quería llorar por la incertidumbre de mi futuro. Quería llorar por querer llorar. Quería llorar porque lo más probable sería que fuera a morir antes de haber experimentado la vida. Pero, sobre todo, quería llorar por ser, tan horrible, trágica y estúpidamente, una mujer. 
Había tenido muchas fantasías acerca del día en que él me había ayudado en la calle. Me había sentido como una princesa tropezándose con un caballero de brillante armadura. Dios Santo, ¡incluso le había pedido ir a dar una vuelta! Había estado tan decepcionada cuando dijo que no y cuando mencionó la cita con otra mujer, mi corazón se había hundido hasta el estómago. Me maldije a mí misma por no vestir algo más bonito. Vergonzosamente, había fantaseado sobre su pelo perfecto, su enigmática sonrisa, y la forma exacta de sus ojos, casi cada día desde entonces.
Cerré los ojos.
Qué idiota había sido, una maldita y estúpida niña pequeña.
¿No había aprendido nada de los errores de mi madre? Aparentemente no. De alguna manera, todavía me las arreglaba para volverme retrasada ante la visión de cualquier capullo guapo con una sonrisa bonita. Y tal cual como ella, había sido bien jodida por él también. Había dejado que un hombre arruinara mi vida. Por alguna razón más allá de mi entendimiento, odié a mi madre en ese momento. Me rompió el corazón más aún. 
Me sequé con enfado las lágrimas que amenazaban con escapar de mis ojos. Tenía que concentrarme en una manera de salir de aquí, no en una manera de sentir lástima por mí misma.
La única luz provenía del tenue brillo que salía de una luz de noche cercana. El dolor se había reducido a una molestia general, pero mi jaqueca todavía rabiaba. Estaba desatada, yaciendo bajo el mismo edredón grueso, cubierta de la cabeza a los pies en una fina capa de sudor. Empujé el edredón hacia afuera.
Esperaba encontrar mi cuerpo desnudo bajo el edredón. En su lugar encontré satén, una camisola y unas bragas. Agarré frenéticamente la tela. ¿Quién me había vestido? Vestirme significaba tocarme y tocarme podía significar demasiadas cosas. ¿Zayn? ¿Él me había vestido? El pensamiento me llenó de pavor. Y, por debajo de eso, algo más, únicamente más horrible; una molesta curiosidad.
Esquivando mis emociones contradictorias, me puse a inspeccionar mi cuerpo. Estaba dolorida por todas partes, incluso el pelo me dolía, pero entre las piernas no sentí nada notablemente diferente. Ninguna molestia en el interior que sugiriera lo que no podía llevarme a pensar que podría haberme ocurrido en algún momento. Me sentí momentáneamente aliviada, pero una hojeada más alrededor de mi nueva prisión y mi alivio se evaporó. Tenía que salir de allí. Me deslicé fuera de la cama.
 La habitación parecía hecha polvo, con el papel de las paredes amarillento y una fina y manchada alfombra. La cama, enorme con cuatro postes de hierro forjado,  era la única pieza de mobiliario que parecía nueva. Difícilmente parecía el tipo de cosa que encajara en un lugar como ese. La ropa de cama olía a suavizante. Era del mismo tipo con el que yo lavaba la ropa de mi familia en mi casa. Mi estómago se cerró. No odiaba a mi madre, la quería. Se lo tendría que haber dicho más a menudo, incluso si ella no siempre me lo decía. Las lágrimas me escocían los ojos, pero no podía desamorarme ahora. Tenía que encontrar una manera de escapar.
Mi primer instinto fue probar la puerta, pero descarté la idea como estúpida. Por un lado, recordaba que había sido cerrada con llave. Por el otro, si no lo estaba, las posibilidades eran buenas para que corriera derecha hacia mis captores. La mirada en aquel tipo, la de Jair, los ojos aparecieron como un flash en mi mente y un escalofrío violento me bajó por la espalda.
En lugar de eso, me arrastré hacia un juego de cortinas y las aparté. La ventana estaba cerrada con tablones. Apenas contuve un grito exasperado. Deslicé mis dedos por los bordes de la madera intentando empujarla hacia arriba, pero resultó ser imposible. Maldición. 
La puerta se abrió tras de mí sin previo aviso. Me giré, golpeando mi espalda contra la pared como si pudiera de alguna manera fundirme con las cortinas. La puerta no había sido cerrada con llave. ¿Había estado esperando por mí?
Ligero, suave y lento, filtrándose, proyectando sombras a través del suelo. Zayn. Mis piernas temblaron con el miedo mientras él cerraba la puerta y caminaba hacia mí. Parecía el Diablo en persona, vestido con pantalones negros y una camisa negra abotonada hasta arriba, avanzando despacio, deliberadamente. Todavía lo suficientemente guapo como para hacer que mis entrañas se encogieran y mi corazón balbucease. Era pura perversión. 
Con la caída de la luz desde la puerta, su sombra se aproximaba larga y oscura. Espontáneamente, las palabras, una vez auguradas por Poe, ahora se manifestaban en carne y hueso en el hombre que estaba ante mí: «De pronto oí un tamborileo, como si alguien dulcemente golpeteara, golpeteara en la puerta de mis aposentos». 
Mierda, mierda, mierda. Vale, esa última parte es mía.
Zayn alzó su mano como para golpearme y levanté mis manos para proteger mi cara. Su mano golpeó contra la pared. Mientras me encogía, el bastardo se rió a carcajadas. Despacio, me moví para bajar los brazos y cubrirme los pechos. Zayn agarró mis dos muñecas con su mano izquierda y las presionó contra la pared por encima de mi cabeza. Clavada entre él y la pared, reaccioné como un hámster  asustado. Me congelé, como si mi quietud pudiera desalentar su naturaleza depredadora. Como una serpiente que sólo come ratones vivos. 
—¿Tienes hambre? —preguntó, suave y en voz baja. Oí la pregunta, pero las palabras no tenían significado. Mi cerebro dejó de funcionar como debería. La única cosa en la que mi cabeza podía centrarse era en su proximidad. La intensa calidez de sus dedos suaves presionando mis muñecas.
El limpio y húmedo olor de su piel en el aire a mi alrededor. La invisible presión de su mirada sobre mí. ¿Qué era esto?  Cuando fallé en responder, los dedos de su mano derecha treparon por la cara externa de mi pecho derecho, la tela de mi camisola hacía de sus dedos cálidos satén contra mi piel. Nuestro intercambio anterior se abría camino en mi conciencia.
—Jódete.
—...Prefiero joderte a ti.
Mis rodillas se doblaron un poco y mis pezones se endurecieron. Tomé aire repentinamente y me incliné alejándome de sus caricias, forzando mis ojos a cerrarse firmemente contra la piel de mi brazo levantado. Sus labios acariciaron mi oreja.
—¿Vas a responder? ¿O debo forzarte de nuevo?
¿Comida? Mi estómago de pronto se retorció bruscamente. Un dolor primario. Sí, había sido mi hambre, cuando me lo recordó. Estaba absolutamente famélica. Me armé de valor respirando profundamente.
—Sí.
Sentí su sonrisa contra mi oreja, y luego sus dedos agarraron mi barbilla. Con mi visión periférica le vi inclinarse hacia mí. Su aliento era frío contra mi piel caliente.
—Sí —repitió mi respuesta—, ¿tienes hambre? Sí, ¿vas a responder? O sí, ¿tengo que forzarte de nuevo?
Mi corazón se aceleró. Sentí su aliento en mi mejilla. De pronto no había suficiente aire, como si su proximidad la absorbiera hacia fuera de mis pulmones. 
—¿O es sólo: sí? 
Mis labios se separaron y mis pulmones se metieron profundamente hacia dentro, trayendo tanto aire como pudieron. No parecía ser mucho. Me forcé a mí misma a responder a través de mi pánico. 
—Sí —tartamudeé—, tengo hambre.
Sé que sonrió, aunque no podía verlo. Un escalofrío, tan fuerte que mi cuerpo casi se sacudió hacia el suyo, me atravesó la columna.  Me besó suavemente la mejilla. Creo que gimoteé. Entonces, caminó hacia fuera de la habitación dejándome paralizada incluso después de oír la puerta cerrarse. Zayn volvió al poco rato con un carrito con ruedas cargado de comida. Mi estómago rugió cuando olí la carne y el pan. Fue difícil controlar la urgencia de correr hacia la comida. Entonces Jair lo siguió dentro de la habitación cargando con una silla. 
Ver a Jair me hizo desear que el suelo se abriera y me tragara. Anteriormente, cuando Jair había intentado violarme, yo había intentado (una vez más) encontrar protección en los brazos de Zayn. Supongo que en algún lugar de mi cabeza, me había aferrado a la esperanza de que este hombre, este tal Zayn, me protegería.
Todo lo que podía ver era esa horrible, fiera mirada en los ojos de Jair. Quería hacerme daño.
La puerta se cerró y alcé la mirada para encontrarme a Zayn sentado cerca de la comida. Estábamos otra vez solos. El miedo y el hambre rasgaban mis entrañas. 
—Ven aquí —dijo. Su voz me sorprendió, pero me moví hacia él—. Para. Quiero que gatees hasta aquí.
Mis piernas temblaron. ¿Gatear? ¿Te estás burlando de mí? Sólo corre. Corre ahora mismo. Se quedó mirándome fijamente. ¿Correr hacia dónde? ¡Verás lo rápido que te golpea contra el suelo y te droga otra vez! Mis rodillas golpearon el suelo. ¿Qué elección tenía? Bajé la cabeza pero todavía podía sentir sus ojos sobre mí como un peso que prometía su mano. Mis rodillas y mis palmas se movían a través del suelo hasta que alcancé las puntas de sus zapatos.
Estaba atrapada. Casi desnuda. Débil. Asustada. Era suya.
Se inclinó y reunió mi pelo con sus dos manos. Despacio, levantó mi cabeza hasta que nuestros ojos se encontraron. Me miró intensamente; las cejas se juntaron, su boca dibujo una línea fuerte.
—Desearía que él no te hubiera hecho esto —dijo mientras acariciaba el borde de mi ojo izquierdo—. Realmente eres una chica muy guapa; es una pena. 
Mi corazón se retorció. Un recuerdo, el recuerdo desgarró mis defensas y salió a la superficie en la parte frontal de mi mente. Mi padrastro también había pensado que era guapa. Era una cosa bonita, y las cosas bonitas no prosperaban en este mundo, no en manos de hombres como él. Instintivamente, mis manos agarraron sus muñecas en un esfuerzo de apartar sus manos  de mi pelo, pero se mantuvo firme. No brusco, sólo firme. Sin palabras, lo dejó claro; no había terminado de mirarme aún. Incapaz de sostener su mirada, desvié mis ojos hacia algún punto detrás de él.
Todo el aire de mi alrededor se desplazó para hacerle sitio. Su aliento patinó a través de mi mejilla, y bajo mis manos temblorosas y sudadas, sus antebrazos daban pistas de su inmensa fuerza. Cerré los ojos y respiré profundamente con la esperanza de calmarme. Su olor se mezclaba con el de la comida y se precipitaba dentro de mis pulmones. La combinación hizo cosas primitivas, desconocidas en mí. De pronto me sentí carnívora. Quería arrancar la carne de sus huesos con mis dientes y beber su sangre.
Incapaz de controlarme, susurré: —Es culpa tuya que él lo hiciera. Todo esto es culpa tuya. No eres mejor que él. —Me sentó bien decir esas palabras. Sentí que tenía que haberlas dicho antes.
Una gota de sudor se escurrió por el lateral de mi cuello. Su lento avance por mi clavícula, a través de mi pecho, y por el interior del hueco de mis pechos, sirvió para acordarme de mi cuerpo. Mi débil y frágil cuerpo. Suspiró profundamente y dejó escapar una lenta exhalación. Temblé, incapaz de discernir si el suspiro significaba que se había calmado, o que estaba a punto de abofetearme hasta dejarme inconsciente.
Su voz, escasamente revestida de cortesía, llenó mi cabeza. —Yo vigilaría lo que me dices, mascota. Hay un mundo de diferencia entre él y yo. Una cosa que creo que aprenderás a apreciar, a pesar de ti misma. Pero no te equivoques; todavía soy capaz de cosas que no puedes imaginar. Provócame otra vez y te lo demostraré. —Me soltó.
Me dejé caer sin pensar, de nuevo a cuatro patas, una vez más mirando fijamente sus zapatos. Estaba segura que colapsaría si intentaba imaginarme todas las cosas que yo no era capaz de imaginar, porque podía imaginarme algunas cosas bastante horribles. De hecho, me imaginaba algunas de esas cosas horribles cuando su voz interrumpió mis pensamientos.  
—Tu vida entera va a cambiar. Deberías intentar aceptarlo, porque no hay forma posible de evitarlo. Te guste o no, luches o no, tu vieja vida se ha acabado. Se acabó mucho antes de que despertaras aquí.
No había palabras, no para mí, no aquí. Esto era una locura. Había despertado con sudor y con miedo a esto, a esta oscuridad. Miedo, dolor, hambre, este hombre —devorándome. Quería poner mi cabeza encima de las puntas de sus zapatos. Para pararlo. Las palabras suspendidas en el aire como el globo de diálogo de una viñeta todavía colgando de sus labios. ¿Cuánto tiempo antes? ¿Antes de aquel día en la calle?
Pensé en mi madre otra vez. Estaba lejos de ser perfecta, pero la quería más de lo que quería a nadie. Él me decía que nunca más la vería de nuevo, que nunca más vería a ninguno de los que quería. Tenía que haber esperado ese tipo de palabras.
Cada villano tiene un discurso parecido: «No intentes escapar, es imposible», pero hasta entonces no me había dado cuenta lo verdaderamente aterradoras que eran esas palabras. Y me miraba desde arriba, como si fuera un dios que hubiera hecho pedazos el sol, sin importarle mi devastación.
—Dirígete a mí como Amo. Cada vez que lo olvides, me veré forzado a recordártelo. Así que puedes elegir obedecer o elegir ser castigada. Depende enteramente de ti.
Levanté la cabeza rápidamente y mis estupefactos, horrorizados y cabreados ojos se encontraron con los suyos. No iba a llamarle Amo. De. Ninguna. Jodida. Manera. Estaba segura de que él podía ver la determinación en mis ojos. El desafío tácito en ellos que gritaba: «Intenta obligarme, imbécil. Tan sólo inténtalo». Levantó una ceja, y sus ojos respondieron: «Con gran placer, mascota. Tan sólo dame una razón». Mejor que arriesgarme a una pelea que no me sería posible ganar, volví a bajar mis ojos al suelo. Iba a salir de allí. Sólo tenía que ser lista. 
—¿Lo has entendido? —dijo con aire de suficiencia.
Sí, Amo. Las palabras siguieron sin ser dichas, su ausencia debidamente advertida.
—¿Lo. Has... —se inclinó hacia delante—... Enten. Dido? —Dibujó cada palabra como si estuviera hablando con un niño, o con alguien que no entendiera el inglés.
Mi lengua empujó contra mis dientes. Fijé la mirada en sus piernas, incapaz de responderle, incapaz de enfrentarme a él. Un nudo empezó a formarse en mi garganta y tragué saliva fuerte para bajarlo, pero las lágrimas finalmente llegaron. No eran lágrimas de dolor o de miedo, sino de frustración. 
—Muy bien, entonces supongo que no estás hambrienta. Pero yo lo estoy.
Con la mención de la comida mi boca se llenó de saliva otra vez. El olor de la comida retorció mi estómago con nudos apretados. Mientras él partía pedazos de pan, mis uñas escarbaron en la fina alfombra donde mis lágrimas ahora caían. ¿Qué quería de mí que no podría simplemente tomar? Gimoteé, intentando no sollozar. Me tocó otra vez, acariciando la parte de atrás de mi cabeza.
—Mírame.
Me sequé las lágrimas de la cara y levanté la vista hacia él. Se sentó de nuevo en su silla, con la cabeza ladeada. Parecía estar considerando algo. Esperaba que, lo que quiera que fuera, eso no me causara más humillación, pero lo dudaba. Tomó un pedazo de carne de su plato y despacio se lo metió en la boca, todo ello mientras me miraba a la cara. Cada lágrima que salía de mi ojo, yo rápidamente la secaba con el dorso de la mano. A continuación, tomó un pedazo de ternera troceada. Tragué saliva. Se inclinó hacia delante y llevó el bocado de olor delicioso hacia mis labios.
Con un casi descarado alivio abrí la boca, pero me lo arrebató. Me lo ofreció otra vez. Y otra. Cada vez gateaba avanzando más y más cerca, hasta que me quedé atrapada entre sus piernas, mis manos a cada lado de su cuerpo. De repente levanté mis brazos alrededor de su mano y envolví con mi boca sus dedos para quitarle la comida. Oh, Dios mío, qué bueno.
Sus dedos eran gruesos y salados contra mi lengua pero conseguí arrancar la carne de entre ellos. Se movió rápido, sus dedos encontraron mi lengua y la pellizcaron con crueldad mientras su otra mano se clavaba a los lados de mi cuello. Se retorció, haciéndome abrir la boca estupefacta mientras el dolor bajaba en cascada por mi garganta. La comida cayó desde mis labios al suelo y grité entre sus dedos por la perdida. Me soltó la lengua, y sus manos recuperaron el control a los lados de mi cabeza mientras las retiraba hacia la suya.
—He sido demasiado amable y vas a aprender lo cortés que he sido. Eres muy orgullosa y mimada y voy a sacártelo a golpes doblemente.
Entonces se puso en pie con suficiente fuerza como para empujarme de espaldas contra el suelo. Salió de la habitación y cerró la puerta. Esta vez oí la cerradura.

Detrás de mí, la comida me llamaba. 
ZarryLoover
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Mensaje por Good Vibes. Vie 28 Mar 2014, 8:47 pm

ZarryLoover escribió:
Good Vibes. escribió:¡Esta triología es de las mejores!
Me encanta. Que sensual que la estés adaptando. 
LA AMO. Idolatro esos tres libros!
 ~¢αρтıνe ıи тħe đαяк~  |zαyη мαlιк & ____ яυíz |   ¡нσт! - Página 2 3275125450
lasdjlajsdaksja sii! yo me enamore de los tres :3 de los personajes
creoo qe sufria cada vez qe leia jaja como sera qe me los lei en menos de dos semanas :3


me alegro qe te guste!!
Si, yo igual. El tercero me costó leerlo porque ya estaba como agotada, pero de todos modos. Fue muy intenso. Creo que te voy a leer! jajaja.
Good Vibes.
Good Vibes.


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Mensaje por ZarryLoover Vie 28 Mar 2014, 8:49 pm

ahii les dejee el cap chicas!!
NO lo subi antes xqe no habia entradooo, peroo no se preocupen... una leve esperanza de qe hay chicas qe leen sin comentar tengo jaja


LAS AMODOROO
disfruten del malvadoo Zaynsual :3
ZarryLoover
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Mensaje por ZarryLoover Vie 28 Mar 2014, 8:50 pm

Good Vibes. escribió:
ZarryLoover escribió:
Good Vibes. escribió:¡Esta triología es de las mejores!
Me encanta. Que sensual que la estés adaptando. 
LA AMO. Idolatro esos tres libros!
 ~¢αρтıνe ıи тħe đαяк~  |zαyη мαlιк & ____ яυíz |   ¡нσт! - Página 2 3275125450
lasdjlajsdaksja sii! yo me enamore de los tres :3 de los personajes
creoo qe sufria cada vez qe leia jaja como sera qe me los lei en menos de dos semanas :3


me alegro qe te guste!!
Si, yo igual. El tercero me costó leerlo porque ya estaba como agotada, pero de todos modos. Fue muy intenso. Creo que te voy a leer! jajaja.
jaja sii el 3 es u poco mas densoo, peroo dan ganas de saber mas jaja y lo terminas leyendo con intrigaa :p
jaj bueenoo leeme :p 
ZarryLoover
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Mensaje por direction_zap Sáb 29 Mar 2014, 3:30 pm

OMG!!! Pero como le pasa esto a rayis :( poresita siguela quiero ver que es lo que pasara me como las uñas del nervio pliss siguelaaaa!!
direction_zap
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