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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Love letters | cerradas.
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Re: Love letters | cerradas.
:setiraporlaventana: :OWO:Sunrise. escribió:mentira, debe estar re feliz por no tenerme
sampaio.
Re: Love letters | cerradas.
omg, yo la estoy viendo ;o; but después o no sé cuando sea, audiciona, weón.
sampaio.
Re: Love letters | cerradas.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
—No sabes de lo que soy capaz, Horan. No me conoces —espetó fríamente, cómo si quisiera hacerse invencible, inmune a los encantos de Niall, pero por dentro estaba más que destrozada. Estaba, simplemente, loca y estúpidamente enamorada de aquel rubio.
—Tú tampoco lo sabes de mí, pequeña —se acercó peligrosamente a la pelirroja, pero esta vez ella no retrocedió, debía demostrar que era capaz de mantenerse fuerte delante de él —. Aunque si te soy sincero, eres la que mejor me conoce —confesó, dando un paso hacia atrás; arrepintiéndose de lo que alguna vez pudo haberle hecho a Emma.
- she's not there:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Era una mañana cualquiera. No había comenzado bien, pero eso era normal. Harry despertó de sus pesadillas y se llevo las manos a la cabeza, intentando alejar todos esos malos pensamientos. Respiró hondo, tratando de calmar el bombeo de su pecho y cerró los ojos por un momento; un momento para decirse que todo estaría bien. Aún sentía el calido aliento de Lydia al borde de sus labios. Tuvo la oportunidad de besarla, pero no lo hizo, no podría hacerlo en el estado en que ella se encontraba.
Varias noches antes, Harry decidió confesarle a su mejor amiga sus sentimientos, pero ella tan sólo no escuchó y se emborrachó. En este preciso momento debería de estar dándole el beso del buen día a Liam. Mi Lydia, pensó. Siempre había tenido ese sentimiento por la castaña, sólo que nunca había tenido el valor para decírselo. Y ahora se arrepentía por no haberlo hecho.
Hasta se imaginaba lo que harían hoy. Irían a tiendas, comprarían flores, harían las decoraciones y listo; para este martes ya se habrían casado. Y él asistiría. ¿Qué peor que ver al amor de tu vida casándose con otra persona? Liam no era malo para Lydia, era uno de los hombres más amables y atentos que había conocido, y eso lo hacía peor.
Prendió la televisión para ver las noticias y recordó que la noche anterior el meteorólogo había dicho que ese día habría una gran tormenta, pero el cielo azul con ese sol brillante se encontraba en el cielo. Este no se tornaba para nada gris y Harry no tenía ninguna duda de que el sol no lo dejaría solo hoy.
Salió de la gran y solitaria casa, saludando a la nada. Porqué sin contarlo a él, no había nada. Todo había pasado tan rápido… El hoy se convirtió en ayer y apenas cerró los ojos, cuando se había quedado solo; completamente solo.
Tenía a Louis, su mejor amigo, pero este estaba muy ocupado en sus pequeñas vacaciones con Alice, su prometida. Sabía que Tomlinson se lo merecía más que nada y tampoco es que iba a reprocharle, ya que el día después de que Louis se fue, su abuela Beatrice había fallecido. Buena suerte la mía, se dijo a sí mismo.
Comenzó a caminar hacia su cafetería favorita, tratando de esquivar el agua de los charcos que yacía en las calles de Londres. El día anterior había lloviznado, y supuso que ese día nada caería del cielo. Metió las manos en los bolsillos de su gran abrigo, no nevaba ni llovía, pero el viento soplaba fuerte en la gran ciudad.
Escuchó el sonido de una pequeña campana detrás de él, era de esas de las pequeñas bicicletas y giró la cabeza hacia atrás para encontrarse con una niña de cabellos rubios tratando de pasar. Harry se hizo a un lado, para dejar pasar a la niña y esta le sonrió.
Llego a la cafetería y se hundió en el olor a café. Respiró hondo ese aroma tan exquisito que siempre le había gustado y ya podía escuchar ese pequeño timbre que sonaba cada vez que estaba el hecho pedido.
En aquella cafetería, frecuentaba mucha gente la mayoría del tiempo. Hoy, al ser domingo, no había tantas personas, pero le habría gustado algo más de intimidad. Sacó un número y se enfiló atrás de una pareja que parecía estar muy feliz. La fila no avanzaba con mucha rapidez, pero valía la pena esperar. Se dispuso a mirar por la ventana cómo la gente caminaba por delante de sus ojos y seguían sus vidas.
Luego miró hacia las personas dentro del café. Había personas acompañadas, hablando animadamente con su compañía, algunos estaban sumidos en sus pensamientos, un par perdidos en las páginas de sus libros y otros sonreían torpemente escribiendo textos en su teléfono móvil.
Distraídamente volvió su vista hacia la ventana otra vez, pero había algo diferente. En el portabicicletas había bicicleta celeste con una pequeña canasta de mimbre.
La gran puerta se abrió y por el rabillo del ojo a una pequeña mano que se acercaba al marcador y sacaba el número cuarenta. Algo le llamó la atención en aquel brazo, que lo dejo algo anonado. Había marcas, eran oscuras y por un momento, Harry pudo detectar el olor a sangre.
Sintió que algo cayó al suelo; una cadena de oro sin ningún dije en especial. La muchacha –o por lo menos eso creía que era- no se molestó en levantarla, así que Harry se agachó para tomarla y estiró el brazo hacia aquella persona.
Y ahí estaba ella. Hermosa. El sol haciendo notar sus ojos oscuros con un brillo peculiar en ellos que alumbraba toda ella y su melena anaranjada estaba desordenada. Ella sonrió al instante, haciendo que las rodillas del castaño se volvieran débiles y los dragones en su estomago comenzarán a rugir y lanzar llamas. ¿Acaso había encontrado una sonrisa tan hermosa que hasta lo hacía feliz?
—Creo que se te cayó —dijo el haciendo notar la cadena que dedujo que era un brazalete. La pelirroja bajó la mirada hasta él y lo tomó, rozando con sus delicados dedos la mano de Harry y este sintió algo inexplicable al hacer conexión con ella.
—Gracias —murmuró con una timidez tan inocente que Harry casi se derrite, literalmente. La muchacha notó lo embobado que estaba él y largo una pequeña risa, mientras las mejillas de Styles tomaban un color rosa.
—L-Lo siento —se disculpó torpemente.
—Descuida, ojala los chicos cómo tú me miraran así frecuentemente —no dejó de sonreír en ningún momento. ¿Estaba siendo amable? Debería, porqué si un chico no se diera cuenta de lo hermosa que era sin duda estaba ciego o quizás loco.
—Soy Harry, número treinta y nueve —dijo de la nada. Hasta eso lo sorprendió a él mismo, pero la pelirroja no se vio sorprendida.
—Lennon, cuarenta —respondió con sutileza. Hasta su nombre era hermoso, peculiar, pero aún así hermoso.
—¡El que sigue! —gritaron desde la barra. Harry giró en sí y se dio cuenta de que toda la fila se había dispersado y él era el siguiente.
—¿Quieres ser tú la cuarenta? —preguntó.
—¿Me dejarías serlo?
—Si es que te sientas conmigo sí.
Lennon pasó por su lado y Harry respiró hondo su perfume. Era exquisito, más que el aroma de aquel café. Hicieron su pedidojuntos y se sentaron en una mesa al lado del ventanal. Los dos hablaban animadamente, congeniaban muy bien juntos; les gustaba las mismas cosas, eran muy parecidos entre sí. Las risas de Lennon no paraban, y cada vez que ella sonreía a Harry se le aceleraba el corazón.
Pero él tenía preguntárselo, necesitaba hacerlo. ¿Por qué tenía esas marcas en sus débiles brazos?, ¿Qué podía ser tan malo cómo para lastimarse de esa forma?
—Lennon, dime, ¿porqué tienes esas marcas y que puedo hacer para curarlas?
La pelirroja se sorprendió por la pregunta. Sus hombros se encogieron y la mirada se le volvió vacía. Cómo si recordara algo muy triste.
—No lo quieres saber, Harry —tomó un sorbo de su taza.
—Está bien, no hablaremos del tema, pero prométeme que ya no lo harás —la miró directamente a los ojos y tomó su mano. Esto tomó de sorpresa a Lennon, pero hizo lo que pudo para que dejara eso atrás.
—Lo prometo —dijo al fin —. Está será la última vez, Harry —el castaño sonrió, pensando que dejaría ese mal habito. Y lo hizo, lo dejó para siempre.{…}
Harry estaba más que emocionado. Se levantó con una boba sonrisa en la cara, ni el feo clima lo detendría, hoy la volvería a ver. Se puso su sweater color beige y al abrir la puerta se encontró con una Maggie toda empapada.
—¿Maggie? —indagó extrañado. Ella casi nunca lo venía a ver a casa ya que siempre estaba trabajando en la cafetería y el frecuentaba ese lugar.
—Tienes que acompañarme —dijo ella simplemente. Tomó su chaqueta y cerró la puerta detrás de él. Corrieron bajo las gotas que caían del cielo, tratando de pasar lo más rápido para dejar de mojarse. A varias cuadras antes del café se metieron a un vecindario privado y la puerta de una gran y calida casa estaba abierta.
Se adentraron al hogar y todos estaban vestidos de negro. La mayoría lloraba, otros yacían en silencio. Todos los sabían, pero nadie decía nada. ¿Y cómo iba él saberlo?, ¿cómo iba a darse cuenta? Ni siquiera entendía porqué estaba ahí y ya no había tiempo para decir lo que sentía. Maggie no dijo nada, pero apunto con la mirada a un cajón sin cobertura. Harry fue acercándose lentamente al hermoso cuerpo dentro de él.
Y ahí estaba ella, cómo siempre hermosa. Sólo que sus ojos ya no brillaban, ella ya no sonreía.
Sunrise.
Re: Love letters | cerradas.
¡Qué va! pero si el diálogo fue mi parte favorita u-ú esta hermoso todo, supongo que entenderé más si lo leo dentro de un texto idk, me encanta el ship, so estás audicionando.Sunrise. escribió:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]—No sabes de lo que soy capaz, Horan. No me conoces —espetó fríamente, cómo si quisiera hacerse invencible, inmune a los encantos de Niall, pero por dentro estaba más que destrozada. Estaba, simplemente, loca y estúpidamente enamorada de aquel rubio.
—Tú tampoco lo sabes de mí, pequeña —se acercó peligrosamente a la pelirroja, pero esta vez ella no retrocedió, debía demostrar que era capaz de mantenerse fuerte delante de él —. Aunque si te soy sincero, eres la que mejor me conoce —confesó, dando un paso hacia atrás; arrepintiéndose de lo que alguna vez pudo haberle hecho a Emma.
- she's not there:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Era una mañana cualquiera. No había comenzado bien, pero eso era normal. Harry despertó de sus pesadillas y se llevo las manos a la cabeza, intentando alejar todos esos malos pensamientos. Respiró hondo, tratando de calmar el bombeo de su pecho y cerró los ojos por un momento; un momento para decirse que todo estaría bien. Aún sentía el calido aliento de Lydia al borde de sus labios. Tuvo la oportunidad de besarla, pero no lo hizo, no podría hacerlo en el estado en que ella se encontraba.
Varias noches antes, Harry decidió confesarle a su mejor amiga sus sentimientos, pero ella tan sólo no escuchó y se emborrachó. En este preciso momento debería de estar dándole el beso del buen día a Liam. Mi Lydia, pensó. Siempre había tenido ese sentimiento por la castaña, sólo que nunca había tenido el valor para decírselo. Y ahora se arrepentía por no haberlo hecho.
Hasta se imaginaba lo que harían hoy. Irían a tiendas, comprarían flores, harían las decoraciones y listo; para este martes ya se habrían casado. Y él asistiría. ¿Qué peor que ver al amor de tu vida casándose con otra persona? Liam no era malo para Lydia, era uno de los hombres más amables y atentos que había conocido, y eso lo hacía peor.
Prendió la televisión para ver las noticias y recordó que la noche anterior el meteorólogo había dicho que ese día habría una gran tormenta, pero el cielo azul con ese sol brillante se encontraba en el cielo. Este no se tornaba para nada gris y Harry no tenía ninguna duda de que el sol no lo dejaría solo hoy.
Salió de la gran y solitaria casa, saludando a la nada. Porqué sin contarlo a él, no había nada. Todo había pasado tan rápido… El hoy se convirtió en ayer y apenas cerró los ojos, cuando se había quedado solo; completamente solo.
Tenía a Louis, su mejor amigo, pero este estaba muy ocupado en sus pequeñas vacaciones con Alice, su prometida. Sabía que Tomlinson se lo merecía más que nada y tampoco es que iba a reprocharle, ya que el día después de que Louis se fue, su abuela Beatrice había fallecido. Buena suerte la mía, se dijo a sí mismo.
Comenzó a caminar hacia su cafetería favorita, tratando de esquivar el agua de los charcos que yacía en las calles de Londres. El día anterior había lloviznado, y supuso que ese día nada caería del cielo. Metió las manos en los bolsillos de su gran abrigo, no nevaba ni llovía, pero el viento soplaba fuerte en la gran ciudad.
Escuchó el sonido de una pequeña campana detrás de él, era de esas de las pequeñas bicicletas y giró la cabeza hacia atrás para encontrarse con una niña de cabellos rubios tratando de pasar. Harry se hizo a un lado, para dejar pasar a la niña y esta le sonrió.
Llego a la cafetería y se hundió en el olor a café. Respiró hondo ese aroma tan exquisito que siempre le había gustado y ya podía escuchar ese pequeño timbre que sonaba cada vez que estaba el hecho pedido.
En aquella cafetería, frecuentaba mucha gente la mayoría del tiempo. Hoy, al ser domingo, no había tantas personas, pero le habría gustado algo más de intimidad. Sacó un número y se enfiló atrás de una pareja que parecía estar muy feliz. La fila no avanzaba con mucha rapidez, pero valía la pena esperar. Se dispuso a mirar por la ventana cómo la gente caminaba por delante de sus ojos y seguían sus vidas.
Luego miró hacia las personas dentro del café. Había personas acompañadas, hablando animadamente con su compañía, algunos estaban sumidos en sus pensamientos, un par perdidos en las páginas de sus libros y otros sonreían torpemente escribiendo textos en su teléfono móvil.
Distraídamente volvió su vista hacia la ventana otra vez, pero había algo diferente. En el portabicicletas había bicicleta celeste con una pequeña canasta de mimbre.
La gran puerta se abrió y por el rabillo del ojo a una pequeña mano que se acercaba al marcador y sacaba el número cuarenta. Algo le llamó la atención en aquel brazo, que lo dejo algo anonado. Había marcas, eran oscuras y por un momento, Harry pudo detectar el olor a sangre.
Sintió que algo cayó al suelo; una cadena de oro sin ningún dije en especial. La muchacha –o por lo menos eso creía que era- no se molestó en levantarla, así que Harry se agachó para tomarla y estiró el brazo hacia aquella persona.
Y ahí estaba ella. Hermosa. El sol haciendo notar sus ojos oscuros con un brillo peculiar en ellos que alumbraba toda ella y su melena anaranjada estaba desordenada. Ella sonrió al instante, haciendo que las rodillas del castaño se volvieran débiles y los dragones en su estomago comenzarán a rugir y lanzar llamas. ¿Acaso había encontrado una sonrisa tan hermosa que hasta lo hacía feliz?
—Creo que se te cayó —dijo el haciendo notar la cadena que dedujo que era un brazalete. La pelirroja bajó la mirada hasta él y lo tomó, rozando con sus delicados dedos la mano de Harry y este sintió algo inexplicable al hacer conexión con ella.
—Gracias —murmuró con una timidez tan inocente que Harry casi se derrite, literalmente. La muchacha notó lo embobado que estaba él y largo una pequeña risa, mientras las mejillas de Styles tomaban un color rosa.
—L-Lo siento —se disculpó torpemente.
—Descuida, ojala los chicos cómo tú me miraran así frecuentemente —no dejó de sonreír en ningún momento. ¿Estaba siendo amable? Debería, porqué si un chico no se diera cuenta de lo hermosa que era sin duda estaba ciego o quizás loco.
—Soy Harry, número treinta y nueve —dijo de la nada. Hasta eso lo sorprendió a él mismo, pero la pelirroja no se vio sorprendida.
—Lennon, cuarenta —respondió con sutileza. Hasta su nombre era hermoso, peculiar, pero aún así hermoso.
—¡El que sigue! —gritaron desde la barra. Harry giró en sí y se dio cuenta de que toda la fila se había dispersado y él era el siguiente.
—¿Quieres ser tú la cuarenta? —preguntó.
—¿Me dejarías serlo?
—Si es que te sientas conmigo sí.
Lennon pasó por su lado y Harry respiró hondo su perfume. Era exquisito, más que el aroma de aquel café. Hicieron su pedidojuntos y se sentaron en una mesa al lado del ventanal. Los dos hablaban animadamente, congeniaban muy bien juntos; les gustaba las mismas cosas, eran muy parecidos entre sí. Las risas de Lennon no paraban, y cada vez que ella sonreía a Harry se le aceleraba el corazón.
Pero él tenía preguntárselo, necesitaba hacerlo. ¿Por qué tenía esas marcas en sus débiles brazos?, ¿Qué podía ser tan malo cómo para lastimarse de esa forma?
—Lennon, dime, ¿porqué tienes esas marcas y que puedo hacer para curarlas?
La pelirroja se sorprendió por la pregunta. Sus hombros se encogieron y la mirada se le volvió vacía. Cómo si recordara algo muy triste.
—No lo quieres saber, Harry —tomó un sorbo de su taza.
—Está bien, no hablaremos del tema, pero prométeme que ya no lo harás —la miró directamente a los ojos y tomó su mano. Esto tomó de sorpresa a Lennon, pero hizo lo que pudo para que dejara eso atrás.
—Lo prometo —dijo al fin —. Está será la última vez, Harry —el castaño sonrió, pensando que dejaría ese mal habito. Y lo hizo, lo dejó para siempre.{…}
Harry estaba más que emocionado. Se levantó con una boba sonrisa en la cara, ni el feo clima lo detendría, hoy la volvería a ver. Se puso su sweater color beige y al abrir la puerta se encontró con una Maggie toda empapada.
—¿Maggie? —indagó extrañado. Ella casi nunca lo venía a ver a casa ya que siempre estaba trabajando en la cafetería y el frecuentaba ese lugar.
—Tienes que acompañarme —dijo ella simplemente. Tomó su chaqueta y cerró la puerta detrás de él. Corrieron bajo las gotas que caían del cielo, tratando de pasar lo más rápido para dejar de mojarse. A varias cuadras antes del café se metieron a un vecindario privado y la puerta de una gran y calida casa estaba abierta.
Se adentraron al hogar y todos estaban vestidos de negro. La mayoría lloraba, otros yacían en silencio. Todos los sabían, pero nadie decía nada. ¿Y cómo iba él saberlo?, ¿cómo iba a darse cuenta? Ni siquiera entendía porqué estaba ahí y ya no había tiempo para decir lo que sentía. Maggie no dijo nada, pero apunto con la mirada a un cajón sin cobertura. Harry fue acercándose lentamente al hermoso cuerpo dentro de él.
Y ahí estaba ella, cómo siempre hermosa. Sólo que sus ojos ya no brillaban, ella ya no sonreía.
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Re: Love letters | cerradas.
OMG!!! resultados los espero con ansias :)hemmings. escribió:Pronto dejo los resultados ;-;
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