heavenly days. {harry styles}

Abrió con fuerza la puerta del carro y guardó su propia maleta. Recordaba los agradables momentos que había vivido justamente allí, lindos tiempos esos. Lástima que ya no quedaba más por hacer.

Se trataba de Beezus, la menor de los Crowell, no estaba de acuerdo con la remota idea de mudarse junto a su familia a Seattle. En su opinión, era muy injusto. Deseaba poder seguir en Bellevue.

Entre aquellos cabellos rubios y claros, se encontraba el rostro más bonito que uno se podía imaginar. Sólo restaban pocos minutos para su partida. Y, rayos, aceptaba que extrañaría demasiado ese entorno.

No quería echar un vistazo pero aún así, lanzó una mirada triste y pesada a la casa del otro lado, donde habitaba Harry con su hermana. Él se hallaba recargado en el vallado que los separaba, se dirigió hacia ella.

— No te olvidarás de mi, ¿verdad? —preguntó, y así no dudar.
— Claro que no, nunca lo haría. —aseguró Beezus sonriendo ligeramente.
— Entonces disfruta de Seattle, enana. —susurró el rizado al borde de las lágrimas.

Bastó con ello para que se abrazarán y despidieran, pues había llegado la hora de marcharse. Sin embargo, ahí no fue donde se perdió la amistad.