Good boys go bad. {One Direction}

El silencio reinaba dentro de la gran camioneta negra, Harry apretaba un poco más de lo necesario el volante, concentrándose en el camino, Niall jugaba con su celular en la parte de atrás tratando de restarle importancia a la tensión en el aire y por ultimo Ty, en el asiento del copiloto, miraba por la ventana arrepintiéndose de haberse ido sin pensar antes las consecuencias.
Pero una pequeña parte de ella, estaba saltando de la felicidad con solo pensar en lo furioso que se habría puesto Zayn… o tal vez ¿no lo hizo?

–¿Por qué estamos aquí?-pregunto confusa mientras la camioneta aparcaba frente a su casa.
–No iras vestida así ¿cierto?-le respondió el rizado escaneándola de pies a cabeza.
–Oh, mis más sinceras disculpas-contestó dramatizando– No pensé que hoy conoceríamos a la reina de Inglaterra.
–¡Es una cena por amor a dios! No puedes usar jeans.
–¿Por qué no?-preguntó elevando la voz al igual que él.
–¡Porque es una maldita cena!
–¡Solo ve y ponte una maldita falda y vámonos!-interrumpió Niall cansado de la actitud infantil de ambos–Parecen un maldito matrimonio.
–Cállate-gruñeron al mismo tiempo, para que luego Tyra saliera de mala gana hacia su casa.

Subió hacia su habitación y fue directo al armario, para comenzar con la búsqueda de algo decente que ponerse ya que en lo poco que conocía a Harry sabía que este era capaz de enviarla a cambiar otra vez si no le gustaba el atuendo y no estaba en ánimos de pelear en ese preciso momento.
Ya era bastante obvio que por alguna estúpida razón no podría usar nada de jeans, y ella no era una chica de vestidos, ni siquiera para las innumerables fiestas a las que asistía, los usaba. Después de unos minutos, que parecieron horas, se tiró a la cama, decidiendo que no iría a ninguna parte.

–Esto fuera más fácil con una mamá-pensó en voz alta.

Luego de unos segundos se sorprendió por lo que acababa de admitir, a ella nunca le había molestado no tener una, de hecho se consideraba feliz de solo vivir con su hermano y su padre, este trabajaba duro para que todos pudiesen vivir cómodos y de vez en cuanto darse algunos lujos.
Y como si una gran bombilla hubiese prendido en la cabeza de la castaña, se arrodillo y comenzó a buscar debajo de la cama la gran caja rosa que le había traído su padre en uno de sus viajes, hace algunos meses.
Cuando la encontró, comenzó a quitarle el polvo que tenía en la tapa y luego la abrió revelando el vestido manga larga de encaje blanco con una falda acampanada que le llegaba por un poco más arriba de la rodilla.
Nunca se lo había puesto antes porque simplemente no era su estilo, y sabía que ese era uno de los regalos más caros que le había hecho su padre así que si se lo pondría tendría que ser una ocasión especial, o en ese caso, uno de emergencia.

Rápidamente se deshizo de la ropa que llevaba puesta y fue corriendo al baño por una ducha rápida, al salir, se colocó el vestido lo más rápido que pudo, se maquillo levemente con un poco de rubor, delineador y mascara de pestañas, dejo su cabello en su respectivo lacio natural y se colocó unas sandalias bajas negras, por último tomo un pequeño bolso donde introdujo su celular y un poco de efectivo solo por si acaso.
Bajo de nuevo las escaleras y se fue, no sin antes dejarle una nota a su padre de que saldría esa noche.

Caminó hacia la camioneta con algo de incomodidad, al sentir cuatro pares de ojos fijos en ella; al entrar ambos chicos no dijeron ni una palabra.

–¿Qué esperas para irnos?-rompió el silencio bruscamente la castaña.

Sin decir una palabra, Harry salió de su trance y condujo.


Niall salió, literalmente, corriendo hacia la casa de Harry para ir al baño, dejándolos a Ty y al rizado caminar solos lentamente a la casa.
Harry carraspeo algo incómodo sin saber que decir exactamente.

–Tú… te ves bien esta noche-admitió apenado evitando a toda costa la mirada de la castaña que lo veía con una pequeña sonrisa orgullosa.
–Sé que quieres decir que me veo caliente, pero puedo aceptar ese cumplido-bromeó.
–Has arruinado totalmente el cumplido-contestó con humor.
–Y ¿a qué se debe la cena? ¿Cumpleaños o…?
–Yo… no lo sé-respondió sincero– La mejor amiga de mamá está en la ciudad y creo que ese es un motivo lo suficientemente bueno para hacer una cena-se encogió de hombros.
–¿Hablas de la mujer de la otra vez?-preguntó algo nerviosa, sin saber la razón del por qué. Harry asintió– No creo que sea una buena idea que yo…

La puerta de la mansión se abrió bruscamente dejando a la vista a la madre de Harry, con un vestido de coctel rojo con algunas piedras translucidas.

–¡Harry, trae a tu amiga! ¡Ya están sirviendo la comida!

Ambos aceleraron su paso y se adentraron a la casa que estaba perfectamente ordenada y limpia.
Al entrar al comedor, todas las miradas se posaron en ellos, excepto por una que solo miraba a Tyra con esperanza.

–¿Por qué no te sientas aquí, cariño?-la madre de Harry la tomo de la muñeca y la jaloneo suavemente sentándola al lado de Harry y enfrente de aquella mujer que aún no quitaba su mirada de ella, Tamara.

Tyra frunció el ceño por la amabilidad de la mujer, antes la miraba como si fuera un extraterrestre y ahora parecía que la amara.

–Así que, ¿eres la novia de Harry?-pregunto el hombre sentado en el centro de la mesa, mientras se metía una cucharada de puré de papas en la boca.

Niall soltó una risa baja, burlándose, mientras comenzaba a comer.

–Ella no es mi novia, papá-contestó sonrojándose.

La castaña solo se dedicó a formar una sonrisa tímida sin mostrar los dientes, miro hacia al frente y esta vez mantuvo la mirada de Tamara por algunos segundos. La mujer le dedico una sonrisa ancha, casi maternal.

–Así que…-la madre de Harry comenzó a hablar, tratando de obtener la atención de Tyra–Háblame de tus padres.

Tyra miro a Harry tímida y confundida, este se encogió de hombros frunciendo el ceño, también confundido por la actitud de su madre.

–Bueno…

El viento de la noche impactaba con el cabello lacio de la castaña haciendo que esta se estremeciera y escondiera su cara un poco más en sus manos, dejando que sus lágrimas cayeran en el cemento de la acera.
La voz de Tamara se repetía una y otra vez en su cabeza como un disco rayado, todo lo que había dicho la había hecho salir de la mansión casi corriendo.

‘’¿Fue lo que él dijo? ¿Qué tu madre había muerto? ¡No es más que un maldito mentiroso! ¡Abre los ojos querida, toda tu vida no ha sido menos que una puta mentira!’’

Toda la información que la mujer le había escupido en su cara le había caído como un balde de agua fría.

‘’¡Tu padre no es más que un hombre miserable y egoísta! ¡No piensa en otra cosa que en él mismo! ¡Abre los ojos pequeña!’’

No sabía por qué se encontraba tan alterada, ella no tenía que dejar que esto le afectara. Tal vez esa mujer, Tamara, estaba loca y solo estaba inventado todo. Su padre nunca podría hacer algo como eso… se negaba a creerlo.

‘’¡Él te rapto junto con tu hermano! ¡Se fue sin decir a donde ni por qué! ¡Él no es más que un secuestrador!’’

Los gritos se repetían en su cabeza una y otra vez. La castaña se tapó los oídos intentando que las voces en su cabeza se callaran, cuando en aquel parque abandonado solo se escuchaban los sollozos de ella.  

–Tyra-llamaron.

Ni siquiera levanto la vista porque sabía exactamente quién era, no quería hablar, quería que un hueco se abriera y que la tragara en ese momento, se sentía humillada, traicionada y confundida.

–Ty…
–¡Vete, Harry!-grito esta vez viéndolo a los ojos.

Toda imagen se veía borrosa a causa de las lágrimas acumuladas en los pequeños ojos ámbar de la muchacha.

–Quiero estar sola-le dio la espalda al rizado y continuo caminando.

Sin hacer caso a las ordenes de Tyra, Harry la tomo de la cintura y la atrajo a su cuerpo rodeándola con sus brazos, Ty tardo unos segundos en corresponder el abrazo y cuando por fin lo hizo, fue ahí donde se quebró.
Empezó a sollozar y se aferraba a Harry como si la vida le dependiera de ello.
El castaño susurraba unas cuantas palabras de aliento en su oído mientras le proporcionaba caricias a su espalda.
Era cierto que tal vez Tyra Phillip no era su persona favorita en el mundo, pero cuando la vio salir de la mansión, alterada e ignorando a sus llamados la preocupación se apodero de él.
Ahora él sabía una parte de su vida que ni quiera ella sabía que existía, y se sentía mal por Tyra, no como lastima pero si lo suficiente como para no querer alejarse de ella y brindarle todo su apoyo.

–¿Quieres que te lleve a casa?-pregunto en un susurro, cuando los sollozos de esta cesaron.

Ella negó frenéticamente contra su pecho.

–Está bien, vamos a otro lugar entonces-decidió– En cualquier momento comenzara a llover.

Harry la condujo a su camioneta que estaba estacionada a pocos pasos de ellos, la dejo en el puesto del copiloto y se subió rápidamente poniéndose en marcha.


–¿Dónde estamos?-pregunto con voz ronca por el llanto.
–Es el apartamento de Niall-contesto dejando las llaves en la mesa de cristal del comedor– ¿Tienes hambre? Puedo hacerte algo de comer.

Ty negó sin decir nada y comenzó a detallar el apartamento, era lujoso, como había de esperarse, había una pantalla plana en el living y un sillón en forma de L de cuero.
Harry la miraba observar todo a su paso, y cuando pensó en lo bella que se veía casi se da una bofetada el mismo.

–¿Niall está aquí?-pregunto de nuevo,
–No, él, uhm, ira con Liam esta noche-se apresuró a contestar– Ven, te llevare a la habitación-la castaña lo miro para luego seguirlo por un pasillo largo y llegar a la única habitación.

La cama matrimonial era lo primero que veía seguido de la pantalla plana pegada a la pared y dos mesas de noche a los lados.

–Puedes ponerte cómoda, yo, uhm, estaré en el living por si me necesitas-hablo de nuevo algo nervioso y al salir de la habitación cerró la puerta detrás de él.

Tyra se sentó en la cama acolchada y dio un largo suspiro, intentando no pensar en nada, se sentía agotada metal y físicamente, se recostó por un rato mirando el techo de la habitación y poco a poco sus ojos comenzaron a cerrase.  


Un fuerte trueno despertó a una Tyra agitada y sudorosa, que comenzó a sentir un fuerte dolor de cabeza; miro a la una de las mesitas de noche que tenía un reloj eléctrico que marcaban las dos y cinco minutos de la mañana.
Por la ventana de la habitación se veían las gotas que caigan del cielo, afuera estaba lloviendo bastante fuerte.
La castaña se levantó y camino hasta afuera de la habitación en busca de Harry, lo encontró sentado en el sillón mirando a un punto inespecífico. Este se dio cuenta que lo observaban y miro a la castaña en silencio.

–¿Te sientes mejor?-preguntó.
La castaña asintió acercándose y sentándose a su lado– Solo tengo un poco de dolor de cabeza, pero estoy bien-Harry asintió mirando la pantalla del televisor apagado– ¿Has dormido?-Harry negó apenado.

Hubo unos segundos de total silencio y sin pensarlo mucho Tyra preguntó:

–¿Por qué estas ayudándome?- El rizado la miro sin entender– ¿por qué fuiste detrás de mí? No necesito que nadie me tenga lastima.
–Yo no te tengo lastima-respondió negando– Solo… no sé, pensé  que necesitabas hablar con alguien.

Hubo silencio de nuevo por unos minutos.
Luego la castaña se vio sorprendida al ver como Harry la atrajo de nuevo a su cuerpo, haciendo que esta se recostara en su pecho mientras el descansaba su mentón en la cabeza de Ty.
–Yo no siento lastima por ti-repitió nuevamente. La castaña no respondió y estaba luchando porque una sonrisa no se le escapara– Pero debo decir que te ves terrible-finalizo con una risa ronca.
–Tenias que cagarla, Styles-contestó con un risa, finalmente.