Psychopath {N.C}

Capítulo 002

Probablemente, aun no estoy listo para esto… o eso habían dicho mis padres cuando decidí no solo asistir a la Universidad, sino que también, mudarme a la misma en una de las pequeñas habitaciones.
En ese momento estaba listo para eso. Pero nadie me dijo que iba a volver a sentir cosas por alguien o que iba a volver a asistir a una fiesta tan rápido.
Cuando alguien como Dallas Finlay se cruza en tu camino, con su perseverancia y su obstinada personalidad, es más que lógico que tu mundo cambie por completo en un abrir y cerrar de ojos.
Antes era un estúpido estudiante que pasaba sus días en la biblioteca, intentado superar su pasado y luego ella llego, me pregunto un par de cosas, y al minuto siguiente la tenia sentada junto a mí, riendo como si yo fuera una persona, y no un monstruo.  
Esa era Dallas, mi novia, la misma que me había arrastrado hasta esta fiesta en su casa.

—Que bueno que decidiste venir, juro que me iba a volver loca en cualquier momento… Mi hermano esa borracho en alguna parte de la casa, y sus amigos quisieron entrar ya cuatro veces a mi cuarto—soltó ella apenas baje de mi camioneta. El pequeño vestido negro que llevaba dejaba poco a la imaginación, y por primera vez desde que la conocí, agradecí que fuera mía, solamente mía.

—A lo mejor ese vestido tiene algo que ver en la necesidad de entrar a tu cuarto...—dije mientras caminaba hacia ella. No espero a que llegara, sino que se abalanzo hacia mi plantándome un beso. Dallas no tenia ni un pelo de parecido con Kaitlin. Ella era totalmente distinta, y la amaba por eso.
Sabia que, pasara lo que pasara con nosotros, ella nunca me dejaría y estaría a mi lado lado dándome su apoyo incondicional.
Tal vez, era mas de lo que merecía, pero estaba demasiado enganchado ahora para dar marcha atrás. Nunca le haría daño, no a ella.

—Ven, vayamos al jardín... Al parecer a nadie se le ocurrió infectarlo con vomito aun, por lo que estaremos tranquilos por un rato.—antes que pudiera decir algo, me tomo de la mano y me arrastro hasta un pequeño pasillo al costado de la casa que llevaba directamente hacia el patio trasero.

—Esto se esta saliendo de control, Dallas. ¿No deberías llamar a tus padre o algo así?—pregunte al ver por una de las ventanas como bailaban sobre los muebles de manera obscena y algo repugnante. Era mas que obvio que ninguno de los que estaba ahí adentro estaba totalmente cuerdo.

—No, no podría hacerlo... Mi padres no saben nada de la fiesta, y si se llegan a enteran no solo nos castigarían de por vida, por que yo también estoy involucrada, lamentablemente, sino que también me ganaría el odio de Mike... Y no quiero eso.—

—Entonces estas de acuerdo con que destrocen la casa...

—Yo no dije que estaba de acuerdo, simplemente que no puedo llamar a mi padres, ni a la policía.—me interrumpió mientras se sentaba junto a uno de los tantos arboles que decoraban su jardín. Era realmente hermoso estar ahí. Te hacia sentir... vivo, y lo que mas necesitaba yo era sentirme vivo. La imite y segundo después ella se recostó sobre mi regazo mirando directamente hacia el cielo. Me hubiese gustado tener mi cámara para capturar el momento, porque Dallas era simplemente mágica. Con ella podía olvidar, podía dejar de lado aquel monstruo que solía y transformarme en un hombre débil bajo su tacto.
Lentamente me acerque sintiéndome dichoso por poder besarla. Nuestros labios se unieron en uno y todo alrededor desapareció por completo. Quizás ella me podría salvar. Dallas podría ser mi bálsamo.  
Pero yo seguiría siendo lo que era.
El calor que antes irradiaba su piel se volvió frío, su olor tan característico ya no se dejaba  sentir, y sus ojos llenos de viva, se apagaron por completo.
Sostuve su cuerpo sin vida mientras me separaba de ella. Dallas estaba muerta, y mis manos estaban manchadas por su sangre.
¿Qué había hecho?
Eso no podía estar sucediendo, de nuevo.
Deje caer su cuerpo inerte sobre la tierra húmeda. Nadie en la fiesta parecía darse cuenta de la situación, y mucho menos que la dueña de casa yacía sin vida junto a un acecino.
“Estás loco, Niall… Loco”, una voz familiar retumbo en mi cabeza. Era la mía, pero más lúgubre y cruel, como si estuviera sedienta, cansada de esperar en mi interior.
Deje el cuerpo inerte de la que antes era mi novia, y corrí hacia mi camioneta antes de que alguien en la fiesta se percatara de lo que había sucedido. Si su hermano se enteraba de lo que acabada de hacer, me mataría con sus propias manos al igual que yo hice con ella.
“No puedes esconder tu naturaleza”, dijo una vez más.
Como o cuando lo hice, no lo sé. Solo estoy seguro de que ese no era yo. Esta vez no quería hacerle daño, no quería.
Subí a mi camioneta, pero algo me impidió cerrarla. Su cabellera castaña se asomo tomándome por sorpresa. Acababa de dejar su cuerpo sin vida en el jardín, ¿Qué estaba sucediendo?

—Niall, ¿Qué  te pasa? ¿Por qué huiste? ¿Hice algo mal? Siento mucho si malinterprete todo, perdón…  No quise asustarte— La mire atentamente, intentado descubrir si mis ojos me estaban engañando o de verdad era Dallas la que estaba parada frente  a mi camioneta con la mirada algo perdida, pero mas viva que nunca.
“El juego ya empezó, ¿Estás listo?”, volvió a resonar esa voz dentro de la paredes de mi cráneo.

—Niall…Dime algo, por favor.
—Tengo que irme, Dallas—logre articular, cuanto mas rápido desapareciera, mejor. Probablemente la cerveza me había caído mal y ahora estaba alucinando cosas. —Te llamo luego —

—¿Lo haras?—asentí porque era lo único que podía hacer. El color rosa había vuelto a sus labios como si nunca se hubiesen ido, y el brillo travieso en su mirada, aun estaba ahí.
Hice girar la llave en el encendido y en minutos ya estaba en la carretera conduciendo hacia el campus de donde nunca debía haber salido.
Quizás era el estrés.
Quizás si estaba tan loco como decían, pero me di cuenta de eso demasiado tarde. Dallas era otra Kaitlin en mi vida.

Capítulo 003

La substancia de color rojo fluía por mis grandes manos, el cuerpo inerte y sin vida estaba sobre el suelo ensangrentado y herido. Empiezo a sentir como el ansia de los días anteriores había pasado, no sentía esa sed que llevaba empezando a sentir desde hacía meses, me había quitado un peso de encima. Me pongo en pie, lentamente me voy hacia el lavabo donde limpio mis manos, me paro ante el espejo para ver mi rostro. Una sonrisa de satisfacción en mi rostro con salpicaduras de sangre.

<< Muy buen trabajo doctor>>

Mis ojos parecen inyectados en sangre, como si me hubiera pasado toda la noche viendo películas, noto el escozor que estos me producen. Me levanto de la cama para luego ver el despertador, son casi las seis de la mañana hago una mueca y me pongo un pantalón cómodo y una camiseta, después me voy a la sala de entrenamiento y empiezo a apuñalar el saco. Puñetazo tras puñetazo sin pararme a pensar por que lo golpeo, solo se que necesito descargar todo lo que siento, no entiendo el sueño que he tenido. ¿A caso me estoy volviendo loco, porqué tengo estos sueños? No logro entender que mi mente me haga pasar por esto noche tras noche, parecía tan real, pero lo cierto es que tan solo pensarlo me horroriza. ¿De verdad sería capaz de hacerlo?. Finalmente un mal golpe hace que pare, me dejo apoyar en el saco mientras siento mi pulso acelerado y las gotas de sudor caen por mi frente con lentitud, cierro los ojos y algunas de las imágenes se cuelan por mi mente, niego la cabeza y me voy rápidamente a ducharme.
Después de deshacerme de la ropa me entro en la ducha transparente para luego cerrar la puerta de cristal. Noto como el agua cae sobre mi evaporándose e haciendo que las células muertas de mi piel y restos del hedor de mi cuerpo anteriormente sudado, el agua caliente hace que todos y cada uno de mis músculos se relajen por completo, paso mis manos enjuagando el jabón de mi cabello sintiendo el pelo mojado sobre mis dedos. Abro los ojos, por un instante no puedo creer lo que veo, de la manguera sale un líquido rojizo, apoyo una de mis manos sobre la pared de baldosas dejando una marca roja, me asusto chocandome con la puerta de cristal y despierto de mi ilusión.

<< Muy pronto despertarás, doctor >>

Trato de ignorar la voz y salgo enrollandome con una toalla hasta estar seco, por lo que aprovecho para desayunar bien y beber café, algo que necesito con urgencia. Al acabar la comida me paro a ponerme mi pantalón negro y la camisa blanca con la corbata, agarro mi maletín y me dirijo a mi trabajo.

El Instituto Rollerball, uno de los mejores institutos. Con mayores graduaciones en Cambridge y Oxford, premios a la convivencia, el respeto y de más premios que hacen que sea de los más demandados, sin embargo eso no cambia el día a día.
He seguido con el mimo tipo de problemas durante todo el día, estos adolescentes de hoy en día, no saben controlar sus hormonas. Además es increíble de las cosas que pueden llegar a plantearse por tonterías. Como el ejemplo de Hanna Robinson, esa chica es la jefa de las animadoras, pues ha venido preocupada por que dice que se ha acostado con el mejor amigo de su novio y que él ya no le perdona, cosa que para mi es sencilla si eres así de puta es normal que no quieran perdonarte, pero sin embargo por mi profesión he de callarme lo que de verdad pienso y consolara para darle a entender que aún es joven para preocuparse por una relación que había acabado y solo pertenecía al instituto. Luego vino Jensen Reed, uno de los cerebritos de cuarto curso, venía ansioso y nervioso pidiéndome que le diera pastillas para no dormir y alguna que le diera energía, ahora me tomaban como el camello del instituto, increíble. Haces una carrera y acabas así. He tenido que pedirle que fuera a la enfermería para que le dieran un relajante, por que me ha llegado a tirar las cosas de la mesa por no querer recetarse las, controlando mi impulso básico de no levantarme de la mesa darle un puñetazo y cogerle para llevarle arrastras a la enfermería, finalmente cedió. Hora del descanso, donde personalmente me gusta estar solo para leer un libro, pero a veces mis compañeros no pueden entender eso. Vuelvo a mi oficina para encontrarme con otra alumna.
Ella tiene el cabello moreno con reflejos pelirrojos, el cual cae con pequeños tirabuzones naturales, la compostura de su cuerpo es delgada y de tez pálida, con ojos de color miel y a la vez verdosos. Ella me mira con una sonrisa y se ríe ante mi mirada seria.

— Nombre —le pido rellenando la ficha en mi cuaderno.
— Clarissa Jane Williams, pero puedes llamarme Cassie —dice segura de ella misma.

hola: