Psychopath {N.C}

Capítulo 001

Nunca sentí tanto temor en comparación con esos momentos. La oscuridad finalizó su decisión, y se precipitó entre las esquinas más alejadas de mi cuarto, mientras escuchaba los pasos de mi pareja acercándose a la puerta. Apreté inocentemente mis párpados, esperando que el pomo de la puerta fuese presionado sin ningún temor.
Esperaba observar ese par de ojos oscuros que solo ella poseía. Ni siquiera podía imaginar las comisuras de nuestros labios rozándonos, porque, aparentemente y según lo que apinaban nuestros familiares más cercanos, éramos una pareja de mentira, llena de falsedad y actuación. Era inevitable sonreí, acercarse a sus rostros y susurrarles que era una simple equivocación.
Malditos desconfiados. Malditas apariencias.
—¿Evan? —escuché su voz al otro lado de la puerta—. ¿Estás ahí dentro?
Quedé petrificado por unos momentos. Quizás, como decía mi hermana, el anochecer hace que mis temores ocultos salgan en busca de monstruos. Su tono no era igual, y la desconfianza era una cara que nunca había mostrado desde que nos presentamos. ¿Quién era? Abrí instantaneamente los ojos, admirando el vacío de la habitación.
Salté de la cama, buscando entre las sombras la madera fría. En pocos segundos, abrí.
La mirada de Ayleen descendió desde mi cabello hasta mi calzado. Con una sonrisa pícara, pasó sus brazos alrededor de mi cuello y esperó a que la besará. Un, dos, tres, cinco, ocho...seguí pestañeando hasta que ella se limitó a reir por encima de mis labios.
—¿Qué te ocurre?
Aunque pareciese mal decirlo, no reconocía a mi novia, y mucho menos a la chica extrovertida de la última fila del instituto.
—Nada. Es solo... —cerré mis ojos, posando una sonrisa en mi boca para calmar sus sospechas. Cuando se lo proponía, Ayleen era de las personas más curiosas de la Tierra, mientras que otra solo se sentaba en el sofá y te admiraba con ganas de jugar—. Pronto se me irá todo de la cabeza, y seré tuyo.
Ayleen bajó la cabeza, admirando mis tejanos.
—He tenido una idea, ¿y si salimos a cenar fuera? —me volvió a mirar, esta vez un brillo especial en sus globos oculares—. No sé si lo recuerdas, pero en aquel restaurante nos dieron una noche gratis por trabajar de sustitutos tres días. Y es de lujo, ¿qué dices?
¡Claro que quería estar con ella esa noche! Pero tenía una extraña intuición, algo similar a las visiones de las películas ficticias llenas de drama y fallecimientos.
Estaba seguro a un noventa por ciento de que, después de que pasara esa media noche, un suceso problemático ocurriría entre ambos; pero el amor gana guerras, traspasa tormetas eléctricas y supera inundaciones en tus lagrimales.
—De acuerdo —ella dio unos saltitos de pequeño tamaño antes de que yo pudiese seguir hablando—: Pero quiero una recompensa.
—¿De qué tipo? Porque no tenemos helado y, ahora mismo, mi tripa ruge.
Reí.
—Tipo de esas en las que tus besos bajan hasta mi cuello y tengo que contenerme para no hacerte una noche lujuriosa —susurré.
El brillo rosado que apareció en el rostro de Ayleen me dio a entender que había comprendido la definición de una noche sexual. Liberó sus brazos y se alejo por el pasillo, mientras soltaba carcajadas pegadizas, de esas que tanto me gustaban cuando estaba deprimido por la nostalgia.
Me volví, en busca de algún espectro en mi cuarto que me hicieran tener una razón más para temer, pero como todos los días, el silencio y la oscuridad abundaba entre las sábanas desordenadas de mi cama, los papeles del escritorio o la ropa doblada en la silla del fondo. No era más que otra hora aburrida, otros segundos malgastados en pensar y no en besar a Ayleen con pasión.
Esos eran los errores más odidados por mi cuerpo.
Solté un suspiro. Posterior a este, sentí un extraño escalofrío recorriendo mis vértebras, recordándome el mal presentimiento que anteriormente tuve. ¿De qué me estaba advirtiendo a mi mismo? ¿Acaso era una señal para no acercarme al local, o...para alejarme de Ayleen? ¡No, era imposible! ¡Yo amaba a Ayleen! Esos ojos hermosos llenos de emociones y sentimientos ocultos, sus labios finos y delicados, sus cabellos despeinados cuando despertamos...ella, simplemente, desde sus pies hasta su cabeza, estaba llena de aquello que todo el mundo busca: perfección.
<< Eres el siguiente. >>
Entrecerré los ojos, y actuando como si fuese mi reflejo más utilizado, me giré esperando encontrarme con algo o alguién que hubiese pronunciado esas palabras. Al contrario, pude leer algo que heló mis arterias:
<< Si quieres jugar, las reglas debes continuar.
Elije tus cartas, armate y prepárate para sobrevivir.
Porque, exactamente, eso es lo que debes hacer...luchar para vivir. >>
Me acerqué con sigilo, y pasé mis dedos por las letras. Aparté al instante mi tacto de la pared, sintiendo como el temor se apoderaba de mis extremidades. Definitivamente, el texto había sido escrito recientemente, ya que el líquido seguía húmedo. Y, rezando para que no fuese lo que creía, el repulsivo olor que desprendía parecía proceder de la sangre de algún animal, tal vez, un cabra o un cerdo. Ya que, ¿el escritor del mensaje estaba tan loco como para asesinar a una persona? Efectivamente, como vosotros estáis pensando, mis sospechas resultaron ser ciertas...pero eso fue más adelante.