Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Los 7 pecados capitales.
Página 2 de 6. • Comparte
Página 2 de 6. • 1, 2, 3, 4, 5, 6
Re: Los 7 pecados capitales.
Capítulo 002
El día comenzaba a asomarse por la ventana del castaño a lo que el simplemente respondió cubriendo su cara con las cobijas, la verdad no tenía ganas de ir a la escuela, no tenía ganas ni de poner un pie en el suelo, pero recordó a su madre al pie de las escaleras pidiendo que tendiera su cama, por lo que decidió ponerse lo primero que encontró en el suelo que no olía como a perro muerto y salir a la escuela, al fin y al cabo podía saltar clases todo lo que quisiera o bueno al menos eso era lo que su amigo Ian decía.
Bajo las escaleras lento y perezoso para encontrar a su madre al pie de esta y tendiendo un plato de comida que le serviría de desayuno, tomo el plato y agarro sus cosas para salir de la casa lanzándole un beso a su madre y camino a la escuela. El día era soleado con vientos fríos, uno de los favoritos del muchacho, pero él día de hoy no tenía nada alegre, caminaba lo más lento que sus pies le permitieran hasta encontrase con Ian
— ¿Vas a la escuela? — pregunto este pese a saber la respuesta
— Sí, es solo para que mi madre no me moleste
— ¿Por qué no vienes conmigo y vamos a los videojuegos? — pese a la apariencia adolecente de Ian este era ya un adulto que había dejado el colegio poco antes de entrar a la universidad
— No, si falto más me mandaran al tribunal juvenil — dicho esto continuo su camino ignorando las obscenidades que su amigo gritaba a su espalda
— Chloë — llamo a la chica por la espalda
— ¡George! Que bien que has venido a la escuela — respondió esta con una sonrisa en sus labios, bien sabía que ese castaño la traía loca, sus hoyuelos, su cabello chino y sus profundos ojos cafés bastaban para derretirla
— Si, bueno mi madre me obligo a venir — dicho esto caminaron juntos hacia su clase de matemáticas en donde él se sentó en el fondo como era común y ella al principio del salón, ella sabía que George no iba a prestar atención y lo menos que podía hacer era tomar apuntes para después ayudarlo a estudiar
—
La clase termino rápidamente, al menos para George quien se había quedado profundamente dormido, rápidamente camino hacia su amiga quien parloteaba sobre un tal Hamilton quien podría quedar libre, en realidad no tenía ni idea de lo que le estaban hablando.
Llegaba el momento del almuerzo y esa era su oportunidad para ir a los jardines del instituto y pasar el día mirando las nubes o simplemente durmiendo.
Una llamada telefónica lo despertó y al ver el identificador no se sorprendió mucho de ver el nombre de su madre parpadeando en la pantalla, contesto perezosamente lanzando un bostezo antes de hablar
— ¿Qué paso mamá? — saludo el muchacho
— Solo quería saber en dónde estás, ya es tarde — basto una rápida mirada a su muñeca en donde llevaba su viejo reloj, no era tarde, era muy tarde se suponía que la escuela se terminaba a las 3 y ya eran las 8
— Yo fui a la biblioteca con Choë y la acompañe a su casa, ahora estoy caminando al departamento, no te preocupes.
Entro sigilosamente en la sala tratando de hacer el menor ruido posible y tropezando con la mesa de cristal de su madre
— ¿Georgie eres tú? — algunas veces su madre podía hacer las preguntas más tontas de mundo, si no era él quien demonios iba a ser
— Sí, me voy a mi cuarto llévame la cena — comenzó a subir las escaleras que daban al segundo piso en donde se encontraban los dormitorios, camino derecho hasta toparse con una pequeña puerta de madera pintada de blanco en la cual se podía notar el crecimiento del castaño.
Dejo sus cosas en el suelo y arrastro sus pies hasta su cama, una vez que su madre subió con su cena el muchacho hizo que buscara el control del televisor y se lo entregara, después de eso se dedicó a comer en su cama mientras veía un estúpido reallity show que no le interesaba, por un momento pensó en jugar un video juego, pero eso implicaría pararse y conectar la consola, por lo que decidió ver tele. Al poco tiempo se quedó dormido.
Bajo las escaleras lento y perezoso para encontrar a su madre al pie de esta y tendiendo un plato de comida que le serviría de desayuno, tomo el plato y agarro sus cosas para salir de la casa lanzándole un beso a su madre y camino a la escuela. El día era soleado con vientos fríos, uno de los favoritos del muchacho, pero él día de hoy no tenía nada alegre, caminaba lo más lento que sus pies le permitieran hasta encontrase con Ian
— ¿Vas a la escuela? — pregunto este pese a saber la respuesta
— Sí, es solo para que mi madre no me moleste
— ¿Por qué no vienes conmigo y vamos a los videojuegos? — pese a la apariencia adolecente de Ian este era ya un adulto que había dejado el colegio poco antes de entrar a la universidad
— No, si falto más me mandaran al tribunal juvenil — dicho esto continuo su camino ignorando las obscenidades que su amigo gritaba a su espalda
{°.°.°}
Una vez en la escuela fue en busca de su casillero encontrándose con la rubia de ojos caramelo en su camino, la rubia que lo traía loco, la chica que lo ponía de cabeza y hacia rapacita sus acciones — Chloë — llamo a la chica por la espalda
— ¡George! Que bien que has venido a la escuela — respondió esta con una sonrisa en sus labios, bien sabía que ese castaño la traía loca, sus hoyuelos, su cabello chino y sus profundos ojos cafés bastaban para derretirla
— Si, bueno mi madre me obligo a venir — dicho esto caminaron juntos hacia su clase de matemáticas en donde él se sentó en el fondo como era común y ella al principio del salón, ella sabía que George no iba a prestar atención y lo menos que podía hacer era tomar apuntes para después ayudarlo a estudiar
—
{°.°.°}
La clase termino rápidamente, al menos para George quien se había quedado profundamente dormido, rápidamente camino hacia su amiga quien parloteaba sobre un tal Hamilton quien podría quedar libre, en realidad no tenía ni idea de lo que le estaban hablando.
Llegaba el momento del almuerzo y esa era su oportunidad para ir a los jardines del instituto y pasar el día mirando las nubes o simplemente durmiendo.
{°.°.°}
Una llamada telefónica lo despertó y al ver el identificador no se sorprendió mucho de ver el nombre de su madre parpadeando en la pantalla, contesto perezosamente lanzando un bostezo antes de hablar
— ¿Qué paso mamá? — saludo el muchacho
— Solo quería saber en dónde estás, ya es tarde — basto una rápida mirada a su muñeca en donde llevaba su viejo reloj, no era tarde, era muy tarde se suponía que la escuela se terminaba a las 3 y ya eran las 8
— Yo fui a la biblioteca con Choë y la acompañe a su casa, ahora estoy caminando al departamento, no te preocupes.
{°.°.°}
Termino la llamada y tomo el primer autobús de la línea azul que encontró para llegar a su casa 10 minutos después de haber colgado con su madre. El elevador del viejo edificio estaba abierto y aunque sabía perfectamente que era solo para las personas de la tercera edad y discapacitadas lo tomo después de lanzar una mirada de reojo a las escaleras, no era su culpa que tuvieran el departamento de hasta arriba. Entro sigilosamente en la sala tratando de hacer el menor ruido posible y tropezando con la mesa de cristal de su madre
— ¿Georgie eres tú? — algunas veces su madre podía hacer las preguntas más tontas de mundo, si no era él quien demonios iba a ser
— Sí, me voy a mi cuarto llévame la cena — comenzó a subir las escaleras que daban al segundo piso en donde se encontraban los dormitorios, camino derecho hasta toparse con una pequeña puerta de madera pintada de blanco en la cual se podía notar el crecimiento del castaño.
Dejo sus cosas en el suelo y arrastro sus pies hasta su cama, una vez que su madre subió con su cena el muchacho hizo que buscara el control del televisor y se lo entregara, después de eso se dedicó a comer en su cama mientras veía un estúpido reallity show que no le interesaba, por un momento pensó en jugar un video juego, pero eso implicaría pararse y conectar la consola, por lo que decidió ver tele. Al poco tiempo se quedó dormido.
- Hola:
- Lamento el capítulo feo y corto
pero me dio perezanah, la verdad es lo único que voy a poder escribir hasta el próximo sábado, así que lo subí igual acepto reclamos y prometo que el próximo va a estar mejor, eso y la sigue Ally
wasteland
pixie.
Re: Los 7 pecados capitales.
chicas en serio discúlpenme por no haber comentado antes, últimamente ando un poco distraída..
sobra decir que amé ambos capis, totalmente les quedaron perfectos... y pues, comenzaré a escribir el mio, puede que lo suba hoy.. aunque no duerma, pero es que mañana y el domingo los tengo super ocupados y el lunes entro al colegio.. además de que no quiero demorarme mucho.. así que ya comienzo a escribirlo y dentro de un par de horas se los subo!!
las amo!
sobra decir que amé ambos capis, totalmente les quedaron perfectos... y pues, comenzaré a escribir el mio, puede que lo suba hoy.. aunque no duerma, pero es que mañana y el domingo los tengo super ocupados y el lunes entro al colegio.. además de que no quiero demorarme mucho.. así que ya comienzo a escribirlo y dentro de un par de horas se los subo!!
las amo!
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: Los 7 pecados capitales.
no, no pude escribirlo hoy.. el sueño me está ganado..
creo que ya es sábado.. entonces intentará subirlo apenas tenga tiempo, más a la tarde.. no se como pero encontraré el tiempo! las amo!
creo que ya es sábado.. entonces intentará subirlo apenas tenga tiempo, más a la tarde.. no se como pero encontraré el tiempo! las amo!
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: Los 7 pecados capitales.
Awww amé tu cap bella copeland :3
Me pareció realmente vago y como trató a su madre, a mi me dice que le lleve la comida a la cama y le pego una hostia. Hahahah.
Seguid
Me pareció realmente vago y como trató a su madre, a mi me dice que le lleve la comida a la cama y le pego una hostia. Hahahah.
Seguid
✦ ausente.✦
pixie.
Re: Los 7 pecados capitales.
Coco!! Perdon pero no pude comentar antes!!! Recién ahora puedo leer y tomarme el tiempo de comentar!!
A mi me gustó mucho el cap! Además de que amo como escribes! Ian me cae mal, me da mala espina, pero bueno, tendré que esperar un poco para saber como sigue esto :)
Bsotes a todas y estaré al pendientee! Las quiero♥
A mi me gustó mucho el cap! Además de que amo como escribes! Ian me cae mal, me da mala espina, pero bueno, tendré que esperar un poco para saber como sigue esto :)
Bsotes a todas y estaré al pendientee! Las quiero♥
Invitado
Invitado
Re: Los 7 pecados capitales.
Capítulo 003
-Así de sencillo, simplemente das media vuelta y te vas.- gritó el castaño consumido por el enojo, pero con una leve muestra de decepción en su tono de voz.
-Sí, no creí que fuera tan difícil de entenderlo.- Key volteó para enfrentar a Noah.
-Claro, porque sólo piensas en ti y en nadie más. ¿En serio esperabas que fuera sencillo? Claramente no entiendo cómo puedes tirar cuatro años de relación a la basura. No entiendo cómo puedes dejarnos de lado.- el castaño se acercó a ella, pero antes de recortar la distancia, la pelirroja caminó para atrás.
-Pues entiéndelo, quiero más para mi vida, quiero cosas que tú no me puedes dar.
-y el Amor, el amor que te tengo, ¿no es suficiente? – Noah estaba cansado, se notaba en su tono de voz.
-No- lo interrumpió antes de que él pudiera seguir hablando.
-Key, Key… Keila- llamaba Alex a su novia, que desde hace varios minutos se encontraba viendo perdidamente el menú.
-¿Sí?- preguntó la muchacha escapando de sus recuerdos.
-¿Te encuentras bien?
-Claro, ¿Por qué lo preguntas?
-Llevas al menos media hora viendo un menú que tiene máximo cuatro tipos de cena.- el pelinegro alzó una ceja, mirándola divertido. Ella rió, eliminando las séquelas restantes del recuerdo.
-Lo siento, estaba divagando sobre los pendientes de la boda.- los ojos de Kay se posaron inmediatamente en el gran anillo que adornaba su dedo, haciendo que una gran sonrisa adornara su rostro. Alex soltó una pequeña risa que llamó su atención.
-Yo estoy más interesado en los pendientes luego de ella- él le guiño un ojo para luego tomar un trago de la copa de vino.
-Sí, no creí que fuera tan difícil de entenderlo.- Key volteó para enfrentar a Noah.
-Claro, porque sólo piensas en ti y en nadie más. ¿En serio esperabas que fuera sencillo? Claramente no entiendo cómo puedes tirar cuatro años de relación a la basura. No entiendo cómo puedes dejarnos de lado.- el castaño se acercó a ella, pero antes de recortar la distancia, la pelirroja caminó para atrás.
-Pues entiéndelo, quiero más para mi vida, quiero cosas que tú no me puedes dar.
-y el Amor, el amor que te tengo, ¿no es suficiente? – Noah estaba cansado, se notaba en su tono de voz.
-No- lo interrumpió antes de que él pudiera seguir hablando.
-Key, Key… Keila- llamaba Alex a su novia, que desde hace varios minutos se encontraba viendo perdidamente el menú.
-¿Sí?- preguntó la muchacha escapando de sus recuerdos.
-¿Te encuentras bien?
-Claro, ¿Por qué lo preguntas?
-Llevas al menos media hora viendo un menú que tiene máximo cuatro tipos de cena.- el pelinegro alzó una ceja, mirándola divertido. Ella rió, eliminando las séquelas restantes del recuerdo.
-Lo siento, estaba divagando sobre los pendientes de la boda.- los ojos de Kay se posaron inmediatamente en el gran anillo que adornaba su dedo, haciendo que una gran sonrisa adornara su rostro. Alex soltó una pequeña risa que llamó su atención.
-Yo estoy más interesado en los pendientes luego de ella- él le guiño un ojo para luego tomar un trago de la copa de vino.
(**)
Hace más de diez minutos que la pelirroja había salido al balcón. Luego de la cena en el restaurante, Alex había conducido directamente hacia el lujoso apartamento en el que ambos vivían. Ya eran más de las doce de la madrugada. Hace un par de horas que su novio había sucumbido al sueño, pero hoy era una de las raras noches de insomnio de Key. Ella miraba la ciudad. Las luces que iluminaban el manto nocturno, tintineaban a la distancia. Una fría brisa la envolvió, por lo que se encogió, apretando sus brazos más fuerte contra su cuerpo, esperando que la simple camiseta de su novio fuera más que suficiente para resguardarse del frió.
Luego de dos años, al fin sentía que se acercaba a la felicidad. Podía tener todo lo que deseaba, la moderna tecnología, los lujosos autos, la ropa de marca, la más cara joyería, pero necesitaba más. Lo que ya tenía no le era suficiente. Quería sentir que todo le pertenecía, pero aún ese sentimiento le resultaba desconocido. Aunque de todas maneras, Key no había llegado tan lejos como para rendirse ahora. Había dejado a su familia y a sus miserias en el pasado. No sería de nuevo esa niña que deseaba sin poder obtener. Una mueca de disgusto de posó en su rostro al recordad su niñez, al recordar todas las veces que sus padres negaban sus peticiones, al recordar todas las veces que las personas la miraban con lástima.
Usualmente nunca recordaba su pasado, usualmente dormía entre los cálidos brazos de Alex esperando que fuera el día siguiente para comenzar un nuevo día de compras, de placer y de lujos. Pero esta fecha, por más que quisiera nunca podría olvidarla. En cierto modo le atormentaba perderse otro año, pero no lo necesario como para arrepentirse de sus acciones. No lo necesario como para volver y dejar esta vida atrás. Nunca.
Pasó sus manos por su cabello, tirándolo levemente hacia atrás. Suspiró y desbloqueó el teléfono que estaba en sus manos. Marcó el número y se colocó el teléfono en su oído. Una parte esperaba que contestara, mientras la otra le decía que terminara la llamada antes de siquiera escuchar su voz. Sabía que se arrepentiría en la mañana, pero si no lo hacía, no había manera posible en la que consiguiera un sueño tranquilo esta noche.
-¿Hola?- escuchó una voz levemente sorprendida. Hace aproximadamente un año que no le llamaba, y si había llamado podía decir que era exactamente en esta misma fecha. -¿Key? ¿Eres tú?
-Hola mamá- habló luego de unos segundos.
-Key, no puedo creer que en serio hayas llamado. Sabía que no olvidarías la fecha, pero luego de las diez de la noche perdí cualquier esperanza de escuchar tu voz.
-Sí, estaba ocupada. Sólo quiero saber si está bien. –Key trataba de mantener un tono indiferente un su voz.
-Está más que bien, no creerías lo feliz que se encontraba hoy, claramente aún te extraña, no hay momento por el que no pregunte por su…-
-Me alegro- interrumpió a su madre antes de que lograra terminar la oración. –Me alegro, sólo eso quería saber, disculpa si te desperté, puedes seguir durmiendo, buenas noches.
-Key- escuchó la suave voz a través del teléfono. – Yo también te extraño. ¿No puedes venir? ¿Sólo un par de días?
-No, buenas noches mamá.
-Buenas noches Key. Te amo.- susurró su mamá.
Key calló por unos segundos, para luego terminar la llamada. Ella amaba su vida, y era más feliz de lo que alguna vez fue, no permitiría que nada ni nadie la apartaran de su camino estando tan cerca de obtenerlo todo. Buscó entre las llamadas y borró la que recién había realizado, no quería que quedara rastro alguno de los últimos minutos de su vida.
Se alejó de la baranda y atravesó las puertas de cristal que conectaban el balcón con el dormitorio principal. Cerró la puerta a sus espaldas y caminó hasta estar a pocos pasos de la cama. Colocó su teléfono en la pequeña mesa que se encontraba al lado de la cama y luego quitó sus sandalias para meterse de nuevo entre las cálidas mantas. Alex se removió a su lado, y sintió un escalofrío cuando tocó la fría piel de Key.
-Dios, estás helada- exclamó el pelinegro envolviéndola en sus brazos y cubriéndolos más con la sábana blanca. -¿Qué hacías afuera tan tarde?
-No podía dormir, salí a tomar un poco de aire pero creo que fue una mala idea.- Alex rió y besó la frente de la muchacha.
-Mamá quiere que la acompañes al club mañana- le avisó luego de unos segundos de silencio.
-¿Y me dices hasta ahora?
-Lo siento, se me olvidó, recordé que tenía algo pendiente que decirte y eso era. – Le dedicó una pequeña e inocente sonrisa a su novia.
-Alex, ahora tu madre me verá con unas ojeras espantosas.
-Entonces duerme y lo cubres mañana con maquillaje. – él cerró los ojos esperando volver a dormir.
-No es tan sencillo.- negó haciendo un puchero. Alex abrió los ojos y se acercó más a ella, encerrándola en sus brazos.
-Vamos, lo siento. Mañana te compraré un brazalete para compensártelo- habló al momento de comenzar a repartir besos por el cuello de Key.- El que quieras.
-¿El que yo quiera?
-El que tú quieras- confirmó.
-De acuerdo.- se abrazó más al torso desnudo de Alex, feliz con la simple idea de poder ir de compras de nuevo al día siguiente.
Luego de dos años, al fin sentía que se acercaba a la felicidad. Podía tener todo lo que deseaba, la moderna tecnología, los lujosos autos, la ropa de marca, la más cara joyería, pero necesitaba más. Lo que ya tenía no le era suficiente. Quería sentir que todo le pertenecía, pero aún ese sentimiento le resultaba desconocido. Aunque de todas maneras, Key no había llegado tan lejos como para rendirse ahora. Había dejado a su familia y a sus miserias en el pasado. No sería de nuevo esa niña que deseaba sin poder obtener. Una mueca de disgusto de posó en su rostro al recordad su niñez, al recordar todas las veces que sus padres negaban sus peticiones, al recordar todas las veces que las personas la miraban con lástima.
Usualmente nunca recordaba su pasado, usualmente dormía entre los cálidos brazos de Alex esperando que fuera el día siguiente para comenzar un nuevo día de compras, de placer y de lujos. Pero esta fecha, por más que quisiera nunca podría olvidarla. En cierto modo le atormentaba perderse otro año, pero no lo necesario como para arrepentirse de sus acciones. No lo necesario como para volver y dejar esta vida atrás. Nunca.
Pasó sus manos por su cabello, tirándolo levemente hacia atrás. Suspiró y desbloqueó el teléfono que estaba en sus manos. Marcó el número y se colocó el teléfono en su oído. Una parte esperaba que contestara, mientras la otra le decía que terminara la llamada antes de siquiera escuchar su voz. Sabía que se arrepentiría en la mañana, pero si no lo hacía, no había manera posible en la que consiguiera un sueño tranquilo esta noche.
-¿Hola?- escuchó una voz levemente sorprendida. Hace aproximadamente un año que no le llamaba, y si había llamado podía decir que era exactamente en esta misma fecha. -¿Key? ¿Eres tú?
-Hola mamá- habló luego de unos segundos.
-Key, no puedo creer que en serio hayas llamado. Sabía que no olvidarías la fecha, pero luego de las diez de la noche perdí cualquier esperanza de escuchar tu voz.
-Sí, estaba ocupada. Sólo quiero saber si está bien. –Key trataba de mantener un tono indiferente un su voz.
-Está más que bien, no creerías lo feliz que se encontraba hoy, claramente aún te extraña, no hay momento por el que no pregunte por su…-
-Me alegro- interrumpió a su madre antes de que lograra terminar la oración. –Me alegro, sólo eso quería saber, disculpa si te desperté, puedes seguir durmiendo, buenas noches.
-Key- escuchó la suave voz a través del teléfono. – Yo también te extraño. ¿No puedes venir? ¿Sólo un par de días?
-No, buenas noches mamá.
-Buenas noches Key. Te amo.- susurró su mamá.
Key calló por unos segundos, para luego terminar la llamada. Ella amaba su vida, y era más feliz de lo que alguna vez fue, no permitiría que nada ni nadie la apartaran de su camino estando tan cerca de obtenerlo todo. Buscó entre las llamadas y borró la que recién había realizado, no quería que quedara rastro alguno de los últimos minutos de su vida.
Se alejó de la baranda y atravesó las puertas de cristal que conectaban el balcón con el dormitorio principal. Cerró la puerta a sus espaldas y caminó hasta estar a pocos pasos de la cama. Colocó su teléfono en la pequeña mesa que se encontraba al lado de la cama y luego quitó sus sandalias para meterse de nuevo entre las cálidas mantas. Alex se removió a su lado, y sintió un escalofrío cuando tocó la fría piel de Key.
-Dios, estás helada- exclamó el pelinegro envolviéndola en sus brazos y cubriéndolos más con la sábana blanca. -¿Qué hacías afuera tan tarde?
-No podía dormir, salí a tomar un poco de aire pero creo que fue una mala idea.- Alex rió y besó la frente de la muchacha.
-Mamá quiere que la acompañes al club mañana- le avisó luego de unos segundos de silencio.
-¿Y me dices hasta ahora?
-Lo siento, se me olvidó, recordé que tenía algo pendiente que decirte y eso era. – Le dedicó una pequeña e inocente sonrisa a su novia.
-Alex, ahora tu madre me verá con unas ojeras espantosas.
-Entonces duerme y lo cubres mañana con maquillaje. – él cerró los ojos esperando volver a dormir.
-No es tan sencillo.- negó haciendo un puchero. Alex abrió los ojos y se acercó más a ella, encerrándola en sus brazos.
-Vamos, lo siento. Mañana te compraré un brazalete para compensártelo- habló al momento de comenzar a repartir besos por el cuello de Key.- El que quieras.
-¿El que yo quiera?
-El que tú quieras- confirmó.
-De acuerdo.- se abrazó más al torso desnudo de Alex, feliz con la simple idea de poder ir de compras de nuevo al día siguiente.
- XD:
- holis bueno, ahí está el capítulo, espero que les guste... a mi no me gustó mucho, siento que le falta algo, pero bueno, no quería atrasarme mucho, les prometo que el próximo será mejor. Las quiero demasiado!! cuídense. Besos xoxo
Sigue: la besha zoe
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: Los 7 pecados capitales.
Chicas, no saben lo mal que me siento por no haber comentado antes el capítulo de Copeland y el de Ally, pero ambos me encantaron c:
Son grandiosas escritoras, en serio
Espero el siguiente c:
Son grandiosas escritoras, en serio
Espero el siguiente c:
Fery.
Re: Los 7 pecados capitales.
Ally! Mi bella Ally Bueno, siéndote totalmente sincera a mi me encantó tu cap! No dudaría que sería bueno pero fue más que eso! No le faltó nada bella, quédate tranquila que estuvo perfecto!! Me gustó mucho el comienzo de tu historia, realmente sé que será muy buena!!
Espero el cap de Zoe Estoy tan feliz de haberlas elegido! Estoy segura que haremos una gran novela! Las amooo
Espero el cap de Zoe Estoy tan feliz de haberlas elegido! Estoy segura que haremos una gran novela! Las amooo
Invitado
Invitado
Re: Los 7 pecados capitales.
Chicas, me podéis pasar el turno para el final de la ronda? Es que resulta que estaba escribiendo directamente en el foro para pre visualizar, ya tenía más de medio capítulo y mi ordenador se actualizó borrando mi mensaje ¬¬
Así que, lo siento. Pero es que no quiero que esperéis por mi culpa así cuando me toqué lo publicaré rápido al final de la ronda. Espero que no os cabreéis. ily♥
Así que, lo siento. Pero es que no quiero que esperéis por mi culpa así cuando me toqué lo publicaré rápido al final de la ronda. Espero que no os cabreéis. ily♥
✦ ausente.✦
pixie.
Re: Los 7 pecados capitales.
Por mi no hay problema Zoe, una vez me pasó eso y pfff que fastidio! En ese caso seguiría Fati si no tiene ningún inconveniente...
Invitado
Invitado
Re: Los 7 pecados capitales.
Primero que nada, Ally me encantó tu capítulo hermosa<3 Pobre Key, debe ser feo elegir entre el amor y la comodidad :/ Pero bueno, me encantó. Adoro cómo escribes<3
Te entiendo Zoe, me pasa muchas veces al día xd No tengo ningún problema en seguirla Vic, tendré que pensar cómo será pero nou problem (? Pronto la sigo :)
Te entiendo Zoe, me pasa muchas veces al día xd No tengo ningún problema en seguirla Vic, tendré que pensar cómo será pero nou problem (? Pronto la sigo :)
Invitado
Invitado
Re: Los 7 pecados capitales.
Capítulo 004
Un irritante sonido resonaba por toda la habitación, lo cuál provocó que el castaño que dormía placidamente en la cama matrimonial que se encontraba al lado la ventana, abriera perezosamente sus ojos. Aún bajo el efecto del sueño, estiró el brazo y tanteando intentaba apagar la alarma, pero lo único que consiguió fue que el despertador se cayera al suelo. Al sentir el impacto del aparato contra el piso, el castaño largó un bufido y algo molesto se quitó de encima las blancas y suaves sábanas para luego sentarse en la cama. Frotó sus ojos tratando de sacarse algo del sueño que aún tenía, se puso de pie y levantó el aparato del suelo para luego colocarlo nuevamente sobre la mesa de luz del lado derecho de la cama. Caminó arrastrando los pies hasta el baño, la mañana estaba algo fría y a juzgar por las nubes, posiblemente sería un día lluvioso. Luego de lavarse la cara, podía abrir completamente sus ojos sin que se cierren después de tres segundos, cepilló sus dientes y acomodó su cabello en una sacudida rápida. Al volver a la habitación, sacó del ropero una remera negra con un dibujo en ella, una camisa verde azulada a cuadros, unos jeans negros ajustados y unas zapatillas negras. Se vistió y fue hasta la sala, prendió el televisor para ver las noticias matutinas mientras se preparaba su desayuno.
El reloj marcó las ocho y media de la mañana, Ashton dejó el plato que usó en el fregadero y con prisa, tomó su celular y las llaves de su casa para meterlas en su bolsillo. Sin dar muchas más vueltas, apagó el televisor y salió del departamento echando llave a la puerta principal. Bajó las escaleras casi corriendo, deseando que su amigo no le rompiera la cara cundo lo viera, se suponía que a las ocho y cuarto pasaría a buscarlo para ir al trabajo juntos. Abandonó el edificio donde vivía y sintió la fresca brisa chocar contra su cuerpo, sí que estaba fresca aquella mañana. Tratando de chocar a la menor cantidad de personas posibles caminaba por las veredas en dirección a la casa de su amigo, una vez que llegó allí, en menos de unos minutos Michael salió con cara de <>, a lo que Ashton sonrió nerviosamente.
—Lo siento, no me había fijado la hora —Se disculpó el castaño de ojos verdes riendo algo bajo—.
—Cómo digas, ojala que no nos despidan porque si no, ahí será tu verdadera muerte —Bromeó su amigo mientras emprendía camino hacia la cafetería en dónde trabajaban. Era una de las reconocidas de la ciudad—.
Caminaron unas cuadras haciéndose espacio lo más rápido que podían en las veredas cubiertas de personas, Ashton odiaba que pasara eso. La gente nota que estás apurado pero aún sigue a su paso de tortuga. Cuándo finalmente pudieron llegar al local, notaron que todavía no abrían al público, entraron suspirando aliviados. Escucharon unas risas desde el fondo, sabían que eras sus demás compañeros de turnos. Caminaron siguiéndolas, hasta escucharlas cada vez más cerca.
—Buenos días —Saludó Ashton sacándose la camisa para colocarse el uniforme de trabajo—.
—Hola —Saludaron unas chicas sonrientes antes de irse riendo bajo, a lo que la morena que se encontraba allí hizo una mueca de confusión—.
—¿Acabas de ver eso? —Preguntó aquella chica dirigiéndoles una mirada pícara a sus dos mejores amigos—.
—Ashton acaparando miradas de chicas desde tiempos inmemorables —Se burló Michael, a lo que la chica rió ganándose la mirada molesta de Ashton—. Ya, venga no te enojes con Fati.
—Si serán idiotas los dos.
—Idiotas y todo, nos amas —Le guiñó el ojo su mejor amiga mientras palmeada su espalda—.
—Cómo digan, vamos que ya tenemos que abrir. Y Michael, trata de no coquetear con las clientas, ¿quieres?
—Ellas son las que me buscan —Fátima largó una carcajada sarcástica—. ¿Qué es lo gracioso?
—Lo mal que mientes, Edwards —El que rió ahora fue Ashton y chocó los cinco con la chica antes de que abriera las puertas del local—.
Luego de abrir el local, Michael se colocó en la caja junto a una de las chicas que saludaron a su amigo anteriormente mientras que el castaño y su amiga se dirigían a la cocina para acomodar todos productos, cómo masas secas, medialunas, los vasos de café, etc. Varias ocasiones, la morena tuvo que hacer reaccionar a su amigo ya que éste comía las medialunas que eran para los clientes. Si bien, se reía, no le gustaba que su amigo hiciera eso cada vez que tenía comida cerca. ¿Pero qué podía hacer ella? Ashton con una cara de perrito mojado compraba a todos.
Faltaban unos minutos para esos tres amigos terminaran la jornada de trabajo del día, se encontraban atendiendo a los pocos clientes que había ya que se encontraba lloviendo torrencialmente. No sabían cómo harían para volver a sus casas, ninguno de ellos tenían automóvil, bueno, al menos no ahí para refugiarse de la lluvia cuando salieran. Ashton acababa de entregar el último pedido que faltaba, cuando reloj de la televisión marcó las ocho de la noche. Se dirigió hacia la parte trasera del local y allí se encontraban los chicos que seguirían con el turno y sus amigos. Se vistió con su ropa normal y dejó su uniforme en su casillero, tenían un baño especial para cambiarse. Al salir, vio a su amigo colocándose las zapatillas y a su amiga un suéter rojo de él que le había regalado años atrás. Terminaron de vestirse y se despidieron de sus compañeros para luego salir del local. Por suerte tenía techo, se quedaron bajo ese pequeño techo en espera de un taxi. Cuándo finalmente apareció uno, Michael le hizo seña y rápidamente subieron los tres en el asiento trasero. Le indicaron que tendrían que ir a tres lugares distintos, el taxista asintió y comenzó a conducir. El primero en bajarse fue Michael, quién era el que más cerca vivía, el próximo que tendría que haberse bajado sería Ashton pero éste se negó y se ofreció a acompañar a su amiga hasta su casa, no quería que le pasase nada. Cuándo finalmente vio cómo la morena entraba al edificio donde vivía, el taxi se dirigió a su casa. Pagó el viaje, bajó rápidamente y se escondió de la lluvia en el techo del edificio. Abrió la puerta y comenzó a subir las escaleras mucho más tranquilo que hoy a la mañana. No le gustaba usar el ascensor, prefería las escaleras. Al llegar a su piso, el cuarto para ser exactos, metió la llave en la cerradura y al girarla, la puerta se abrió. Se sacó su camisa, la cuál estaba algo mojada y la tiró encima de la mesa que se encontraba el lado de la puerta. Caminó por el hall hasta chocar contra la sala, se echó perezosamente en el sofá para descansar unos minutos siquiera. Su celular sonó cuando estaba conciliando en sueño, maldijo a quién sea que llamaba pero se arrepintió al ver que era su novia, Destiny.
—¿Hola? —Habló él sentándose correctamente en el sofá mientras prendía la televisión—.
—Amor, ¿cómo te fue hoy en trabajo?
—Bien, algo cansado. ¿Tu día?
—Divertido, pero te extraño —Pudo sentir cómo ella hacía un puchero, no era que no la quisiera pero es que esas palabras no le afectaron en nada—.
—Yo también, linda —Dijo pero sin sentir realmente lo que esas palabras significaban. Por suerte, su novia lo creyó y agradeció por ello—.
—Mañana capaz que vaya a la cafetería, es que la agencia no me da un respiro.
—De acuerdo, te espero.
—Oye, tengo que colgar. Mamá me está llamando para ir a comer, hablamos mañana, ¿si? Besos, te amo.
—Igualmente, cariño. Yo más, nos vemos —Ashton nunca fue de esas personas que dicen ‘te amo’ sin ningún problema, él solo se lo decía a sus seres queridos. A las personas que realmente amaba. Cortó la llamada y dejó el celular en la mesa ratona luego de dar un suspiro—.
No le gustaba mentirle a su novia sobre sus sentimientos hacia ella, pero es que esas palabras él no las sentía. La quería, sí, pero consideraba más que era atracción física que sentimientos verdaderos, por parte de él claro. Pues ella, sí lo amaba a él. Miles de veces hablaron ese tema con sus amigos, pero no le ayudaban en nada. Mike le decía que a lo mejor con el tiempo se enamoraría de ella, mientras que Fati le decía que estaba mal mentirle sobre los sentimientos a Destiny y que lo mejor era no hacerle falsas ilusiones. Odiaba sentirse así, sin saber qué siente por alguien, pero es que cuando ve a Destiny, no siente ese mariposeo que un novio debería sentir por su novia.
Habrá pasado media hora y el castaño se levantó del cómodo sofá y se dirigió hasta la cocina, en dónde sacó un paquete de frituras de la lacena, recordó que eran las favoritas de Michael y que él las había comprado hace unas semanas luego de que su amigo se las hizo hecho probar. Volvió al sofá y prestó atención a la película que estaba viendo, ‘Seven’. La cuál transcurría en una decadente ciudad no identificada, donde casi todo el tiempo llueve, al detective de Homicidios William R. Somerset (Freeman), que está a punto de retirarse, le es asignado como compañero el joven e impulsivo detective David Mills (Pitt), recientemente transferido.
Los detectives empiezan a investigar una serie de asesinatos relacionados con los siete pecados capitales. El primero de ellos es el de un hombre obeso que fue forzado a comer hasta morir y quien así representa la gula. En cada escena del crimen, Somerset y Mills encuentran nuevas pistas que los conducen al siguiente asesinato, razón por la cual creen que están tras un asesino en serie. Un conjunto de huellas encontradas en la escena del segundo asesinato, el de un acomodado abogado que fue obligado a cercenarse una parte del cuerpo y desangrarse y que representa la avaricia, conduce a los detectives a un apartamento donde se topan con un hombre demacrado atado a su cama. Al principio creen que está muerto, pero pronto descubren que el hombre ha sido mantenido vivo e inmovilizado por el asesino durante un año exacto. Otrora un traficante de drogas y abusador de menores, esta nueva víctima simboliza la pereza. Aunque el hombre no puede hablar con los detectives, estos concuerdan en que el asesino ha venido planeando todos estos crímenes durante más de un año.
Después, Somerset conoce a la esposa de Mills, Tracy (Paltrow), que no está contenta con haberse mudado a aquella ciudad. El veterano detective se convierte en el confidente de Tracy, con quien se reúne un día. Ella le confía que está embarazada y que no le ha dicho nada a su esposo, mientras que él le confiesa su aversión por la ciudad, que él no ve como un buen lugar para criar hijos. Le cuenta también que casi había llegado a casarse unos años atrás. Finalmente aconseja a Tracy que, si planea tener un aborto, no le diga nada a Mills, pero si decide tener al niño, que lo "mime cada vez que pueda".
Por medio de los registros de una biblioteca, los detectives ubican a un hombre llamado John Doe (Spacey), quien frecuentemente chequea libros relacionados con los pecados capitales. Cuando Doe encuentra a los detectives tocando a la puerta de su departamento, les dispara y huye. Mills lo persigue, pero Doe consigue emboscarlo y encañonarlo con su pistola. No obstante, opta por dejarlo ileso y fugarse. La Policía registra el departamento de Doe y encuentra una cuantiosa serie de volúmenes escritos a mano por este, con sus pensamientos perturbados y pistas sobre la próxima víctima potencial, aunque no se hallan huellas dactilares del sospechoso. Tarde llegan a socorrer a la siguiente víctima, que representa la lujuria, una prostituta asesinada por un hombre obligado por Doe a penetrarla sexualmente con un artefacto sadomasoquista dotado de cuchillas. Después los protagonistas investigan la muerte de una joven modelo cuyo rostro fue mutilado. La muchacha había optado por quitarse la vida en vez de seguir viviendo con el rostro desfigurado y se había convertido así en la quinta víctima, que era símbolo de la soberbia.
Justo cuando Somerset y Mills entran en la estación de Policía, Doe aparece y se entrega. Se encuentra sangre de la modelo y de una víctima no identificada en sus manos. También se descubre que el individuo se ha arrancado la piel de las yemas digitales para evitar dejar huellas. Por medio de su abogado, Doe hace un trato: conducirá a la Policía a los últimos dos cuerpos y confesará sus crímenes, pero con la condición de que los protagonistas lo acompañen a un lugar que les dirá solo a ellos. De lo contrario, alegará locura en su juicio. Aun con las reservas de Somerset, él y su compañero aceptan llevarlo adonde pide. Doe los dirige, pues, a un área desierta alejada de la ciudad. En el camino habla con los policías y les dice que tiene la misión divina de castigar a los malvados y de revelarle al mundo el pecaminoso lugar en que se ha convertido. También hace algunos comentarios oscuros sobre Mills que incomodan a este.
Finalmente llegan al lugar y esperan, cuando la camioneta de un servicio de correo expreso se acerca. Somerset intercepta al conductor y deja solos a Mills y a Doe. El conductor de la camioneta explica que tiene instrucciones de dejar un paquete en ese preciso lugar y a esa precisa hora. Mientras tanto, Mills apunta su pistola a Doe, y este le confiesa a aquel cuánto lo admira. Somerset abre el paquete y se horroriza al ver en su interior. Corre hacia Mills y urge a este a que no escuche a Doe, pero el psicópata habla y revela que la caja contiene la cabeza de Tracy, la esposa de Mills; que él mismo representa el pecado de la envidia, por ambicionar la vida de Mills; y que mató a Tracy luego de haber intentado, sin éxito, jugar el papel de esposo con ella. Luego menciona que la mujer estaba embarazada, dato que Mills desconocía y termina de sacarlo de quicio. Somerset ya no puede controlar a su compañero, quien finalmente mata a Doe y se convierte así en el símbolo de la ira, el último pecado capital. Mills es arrestado por homicidio.
La historia concluye ese día, al atardecer, cuando Somerset se retira de aquella escena de crimen citando una frase de Por quién doblan las campanas, de Ernest Hemingway: «"El mundo es un bello sitio por el que vale la pena luchar". Yo estoy de acuerdo con la segunda parte». Le incomodaba ver la escena de gula, no sabía porqué, pero se sentía algo identificado con eso. Él estaba conciente de que comía o bebía aún sin hambre o sed, pero por más cosas que le digan no tomaba conciencia. Quizá, viendo lo que les pasa a las personas que pecan de gula, tomen conciencia sobre el peligro que corre, y de que no solo se hace mal a sí mismo, si no que también a los que están alrededor suyo.
El reloj marcó las ocho y media de la mañana, Ashton dejó el plato que usó en el fregadero y con prisa, tomó su celular y las llaves de su casa para meterlas en su bolsillo. Sin dar muchas más vueltas, apagó el televisor y salió del departamento echando llave a la puerta principal. Bajó las escaleras casi corriendo, deseando que su amigo no le rompiera la cara cundo lo viera, se suponía que a las ocho y cuarto pasaría a buscarlo para ir al trabajo juntos. Abandonó el edificio donde vivía y sintió la fresca brisa chocar contra su cuerpo, sí que estaba fresca aquella mañana. Tratando de chocar a la menor cantidad de personas posibles caminaba por las veredas en dirección a la casa de su amigo, una vez que llegó allí, en menos de unos minutos Michael salió con cara de <
—Lo siento, no me había fijado la hora —Se disculpó el castaño de ojos verdes riendo algo bajo—.
—Cómo digas, ojala que no nos despidan porque si no, ahí será tu verdadera muerte —Bromeó su amigo mientras emprendía camino hacia la cafetería en dónde trabajaban. Era una de las reconocidas de la ciudad—.
Caminaron unas cuadras haciéndose espacio lo más rápido que podían en las veredas cubiertas de personas, Ashton odiaba que pasara eso. La gente nota que estás apurado pero aún sigue a su paso de tortuga. Cuándo finalmente pudieron llegar al local, notaron que todavía no abrían al público, entraron suspirando aliviados. Escucharon unas risas desde el fondo, sabían que eras sus demás compañeros de turnos. Caminaron siguiéndolas, hasta escucharlas cada vez más cerca.
—Buenos días —Saludó Ashton sacándose la camisa para colocarse el uniforme de trabajo—.
—Hola —Saludaron unas chicas sonrientes antes de irse riendo bajo, a lo que la morena que se encontraba allí hizo una mueca de confusión—.
—¿Acabas de ver eso? —Preguntó aquella chica dirigiéndoles una mirada pícara a sus dos mejores amigos—.
—Ashton acaparando miradas de chicas desde tiempos inmemorables —Se burló Michael, a lo que la chica rió ganándose la mirada molesta de Ashton—. Ya, venga no te enojes con Fati.
—Si serán idiotas los dos.
—Idiotas y todo, nos amas —Le guiñó el ojo su mejor amiga mientras palmeada su espalda—.
—Cómo digan, vamos que ya tenemos que abrir. Y Michael, trata de no coquetear con las clientas, ¿quieres?
—Ellas son las que me buscan —Fátima largó una carcajada sarcástica—. ¿Qué es lo gracioso?
—Lo mal que mientes, Edwards —El que rió ahora fue Ashton y chocó los cinco con la chica antes de que abriera las puertas del local—.
Luego de abrir el local, Michael se colocó en la caja junto a una de las chicas que saludaron a su amigo anteriormente mientras que el castaño y su amiga se dirigían a la cocina para acomodar todos productos, cómo masas secas, medialunas, los vasos de café, etc. Varias ocasiones, la morena tuvo que hacer reaccionar a su amigo ya que éste comía las medialunas que eran para los clientes. Si bien, se reía, no le gustaba que su amigo hiciera eso cada vez que tenía comida cerca. ¿Pero qué podía hacer ella? Ashton con una cara de perrito mojado compraba a todos.
{…}
Faltaban unos minutos para esos tres amigos terminaran la jornada de trabajo del día, se encontraban atendiendo a los pocos clientes que había ya que se encontraba lloviendo torrencialmente. No sabían cómo harían para volver a sus casas, ninguno de ellos tenían automóvil, bueno, al menos no ahí para refugiarse de la lluvia cuando salieran. Ashton acababa de entregar el último pedido que faltaba, cuando reloj de la televisión marcó las ocho de la noche. Se dirigió hacia la parte trasera del local y allí se encontraban los chicos que seguirían con el turno y sus amigos. Se vistió con su ropa normal y dejó su uniforme en su casillero, tenían un baño especial para cambiarse. Al salir, vio a su amigo colocándose las zapatillas y a su amiga un suéter rojo de él que le había regalado años atrás. Terminaron de vestirse y se despidieron de sus compañeros para luego salir del local. Por suerte tenía techo, se quedaron bajo ese pequeño techo en espera de un taxi. Cuándo finalmente apareció uno, Michael le hizo seña y rápidamente subieron los tres en el asiento trasero. Le indicaron que tendrían que ir a tres lugares distintos, el taxista asintió y comenzó a conducir. El primero en bajarse fue Michael, quién era el que más cerca vivía, el próximo que tendría que haberse bajado sería Ashton pero éste se negó y se ofreció a acompañar a su amiga hasta su casa, no quería que le pasase nada. Cuándo finalmente vio cómo la morena entraba al edificio donde vivía, el taxi se dirigió a su casa. Pagó el viaje, bajó rápidamente y se escondió de la lluvia en el techo del edificio. Abrió la puerta y comenzó a subir las escaleras mucho más tranquilo que hoy a la mañana. No le gustaba usar el ascensor, prefería las escaleras. Al llegar a su piso, el cuarto para ser exactos, metió la llave en la cerradura y al girarla, la puerta se abrió. Se sacó su camisa, la cuál estaba algo mojada y la tiró encima de la mesa que se encontraba el lado de la puerta. Caminó por el hall hasta chocar contra la sala, se echó perezosamente en el sofá para descansar unos minutos siquiera. Su celular sonó cuando estaba conciliando en sueño, maldijo a quién sea que llamaba pero se arrepintió al ver que era su novia, Destiny.
—¿Hola? —Habló él sentándose correctamente en el sofá mientras prendía la televisión—.
—Amor, ¿cómo te fue hoy en trabajo?
—Bien, algo cansado. ¿Tu día?
—Divertido, pero te extraño —Pudo sentir cómo ella hacía un puchero, no era que no la quisiera pero es que esas palabras no le afectaron en nada—.
—Yo también, linda —Dijo pero sin sentir realmente lo que esas palabras significaban. Por suerte, su novia lo creyó y agradeció por ello—.
—Mañana capaz que vaya a la cafetería, es que la agencia no me da un respiro.
—De acuerdo, te espero.
—Oye, tengo que colgar. Mamá me está llamando para ir a comer, hablamos mañana, ¿si? Besos, te amo.
—Igualmente, cariño. Yo más, nos vemos —Ashton nunca fue de esas personas que dicen ‘te amo’ sin ningún problema, él solo se lo decía a sus seres queridos. A las personas que realmente amaba. Cortó la llamada y dejó el celular en la mesa ratona luego de dar un suspiro—.
No le gustaba mentirle a su novia sobre sus sentimientos hacia ella, pero es que esas palabras él no las sentía. La quería, sí, pero consideraba más que era atracción física que sentimientos verdaderos, por parte de él claro. Pues ella, sí lo amaba a él. Miles de veces hablaron ese tema con sus amigos, pero no le ayudaban en nada. Mike le decía que a lo mejor con el tiempo se enamoraría de ella, mientras que Fati le decía que estaba mal mentirle sobre los sentimientos a Destiny y que lo mejor era no hacerle falsas ilusiones. Odiaba sentirse así, sin saber qué siente por alguien, pero es que cuando ve a Destiny, no siente ese mariposeo que un novio debería sentir por su novia.
Habrá pasado media hora y el castaño se levantó del cómodo sofá y se dirigió hasta la cocina, en dónde sacó un paquete de frituras de la lacena, recordó que eran las favoritas de Michael y que él las había comprado hace unas semanas luego de que su amigo se las hizo hecho probar. Volvió al sofá y prestó atención a la película que estaba viendo, ‘Seven’. La cuál transcurría en una decadente ciudad no identificada, donde casi todo el tiempo llueve, al detective de Homicidios William R. Somerset (Freeman), que está a punto de retirarse, le es asignado como compañero el joven e impulsivo detective David Mills (Pitt), recientemente transferido.
Los detectives empiezan a investigar una serie de asesinatos relacionados con los siete pecados capitales. El primero de ellos es el de un hombre obeso que fue forzado a comer hasta morir y quien así representa la gula. En cada escena del crimen, Somerset y Mills encuentran nuevas pistas que los conducen al siguiente asesinato, razón por la cual creen que están tras un asesino en serie. Un conjunto de huellas encontradas en la escena del segundo asesinato, el de un acomodado abogado que fue obligado a cercenarse una parte del cuerpo y desangrarse y que representa la avaricia, conduce a los detectives a un apartamento donde se topan con un hombre demacrado atado a su cama. Al principio creen que está muerto, pero pronto descubren que el hombre ha sido mantenido vivo e inmovilizado por el asesino durante un año exacto. Otrora un traficante de drogas y abusador de menores, esta nueva víctima simboliza la pereza. Aunque el hombre no puede hablar con los detectives, estos concuerdan en que el asesino ha venido planeando todos estos crímenes durante más de un año.
Después, Somerset conoce a la esposa de Mills, Tracy (Paltrow), que no está contenta con haberse mudado a aquella ciudad. El veterano detective se convierte en el confidente de Tracy, con quien se reúne un día. Ella le confía que está embarazada y que no le ha dicho nada a su esposo, mientras que él le confiesa su aversión por la ciudad, que él no ve como un buen lugar para criar hijos. Le cuenta también que casi había llegado a casarse unos años atrás. Finalmente aconseja a Tracy que, si planea tener un aborto, no le diga nada a Mills, pero si decide tener al niño, que lo "mime cada vez que pueda".
Por medio de los registros de una biblioteca, los detectives ubican a un hombre llamado John Doe (Spacey), quien frecuentemente chequea libros relacionados con los pecados capitales. Cuando Doe encuentra a los detectives tocando a la puerta de su departamento, les dispara y huye. Mills lo persigue, pero Doe consigue emboscarlo y encañonarlo con su pistola. No obstante, opta por dejarlo ileso y fugarse. La Policía registra el departamento de Doe y encuentra una cuantiosa serie de volúmenes escritos a mano por este, con sus pensamientos perturbados y pistas sobre la próxima víctima potencial, aunque no se hallan huellas dactilares del sospechoso. Tarde llegan a socorrer a la siguiente víctima, que representa la lujuria, una prostituta asesinada por un hombre obligado por Doe a penetrarla sexualmente con un artefacto sadomasoquista dotado de cuchillas. Después los protagonistas investigan la muerte de una joven modelo cuyo rostro fue mutilado. La muchacha había optado por quitarse la vida en vez de seguir viviendo con el rostro desfigurado y se había convertido así en la quinta víctima, que era símbolo de la soberbia.
Justo cuando Somerset y Mills entran en la estación de Policía, Doe aparece y se entrega. Se encuentra sangre de la modelo y de una víctima no identificada en sus manos. También se descubre que el individuo se ha arrancado la piel de las yemas digitales para evitar dejar huellas. Por medio de su abogado, Doe hace un trato: conducirá a la Policía a los últimos dos cuerpos y confesará sus crímenes, pero con la condición de que los protagonistas lo acompañen a un lugar que les dirá solo a ellos. De lo contrario, alegará locura en su juicio. Aun con las reservas de Somerset, él y su compañero aceptan llevarlo adonde pide. Doe los dirige, pues, a un área desierta alejada de la ciudad. En el camino habla con los policías y les dice que tiene la misión divina de castigar a los malvados y de revelarle al mundo el pecaminoso lugar en que se ha convertido. También hace algunos comentarios oscuros sobre Mills que incomodan a este.
Finalmente llegan al lugar y esperan, cuando la camioneta de un servicio de correo expreso se acerca. Somerset intercepta al conductor y deja solos a Mills y a Doe. El conductor de la camioneta explica que tiene instrucciones de dejar un paquete en ese preciso lugar y a esa precisa hora. Mientras tanto, Mills apunta su pistola a Doe, y este le confiesa a aquel cuánto lo admira. Somerset abre el paquete y se horroriza al ver en su interior. Corre hacia Mills y urge a este a que no escuche a Doe, pero el psicópata habla y revela que la caja contiene la cabeza de Tracy, la esposa de Mills; que él mismo representa el pecado de la envidia, por ambicionar la vida de Mills; y que mató a Tracy luego de haber intentado, sin éxito, jugar el papel de esposo con ella. Luego menciona que la mujer estaba embarazada, dato que Mills desconocía y termina de sacarlo de quicio. Somerset ya no puede controlar a su compañero, quien finalmente mata a Doe y se convierte así en el símbolo de la ira, el último pecado capital. Mills es arrestado por homicidio.
La historia concluye ese día, al atardecer, cuando Somerset se retira de aquella escena de crimen citando una frase de Por quién doblan las campanas, de Ernest Hemingway: «"El mundo es un bello sitio por el que vale la pena luchar". Yo estoy de acuerdo con la segunda parte». Le incomodaba ver la escena de gula, no sabía porqué, pero se sentía algo identificado con eso. Él estaba conciente de que comía o bebía aún sin hambre o sed, pero por más cosas que le digan no tomaba conciencia. Quizá, viendo lo que les pasa a las personas que pecan de gula, tomen conciencia sobre el peligro que corre, y de que no solo se hace mal a sí mismo, si no que también a los que están alrededor suyo.
Invitado
Invitado
Página 2 de 6. • 1, 2, 3, 4, 5, 6
Temas similares
» siete pecados capitales |nc.
» Los 7 pecados capitales {Fichas.
» Siete Pecados Capitales {NC}
» Siete Pecados Capitales
» Muro de pecadoras {Los 7 pecados capitales.
» Los 7 pecados capitales {Fichas.
» Siete Pecados Capitales {NC}
» Siete Pecados Capitales
» Muro de pecadoras {Los 7 pecados capitales.
Página 2 de 6.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.