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The demonic pact | ¡RESULTADOS!
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Re: The demonic pact | ¡RESULTADOS!
Pushi. escribió:Tiffany Maxwell
■ Nombre completo: Tiffany Rae Maxwell
■ Edad: 17
■ Chico: Dylan O'Brien.
■ Rol: artista libre. {la embarazada}
■ Representante: M. B.
■ Capítulo o One shot de tu autoría:
- escrito #1:
Cada historia tiene un comienzo, y la mía –por lo menos- lo tiene un poco confuso.
O eso creía a mis cinco años cuando sentía gritar a mis padres, junto al sonido de otros objetos que –en ese momento- no sabía reconocer como platos rotos, sillas de maderas desparramadas, y otros contactos con la pared desconocido.
Un oso de peluche marrón se agitaba alegremente dentro de mis palmas diminutas. El nombre del juguete se llamaba simplemente Oso. Sabía que mi originalidad no me iba a llevar lejos, pero vamos, tenía apenas cinco años.
La distracción pareció ser una oportunidad perfecta para salir sigilosa con mi oso de peluche en mano por la cocina. Mis pasos, al ser tan pequeños, no hicieron ningún sonido. Y mucho menos si éstos contrastaban contra los gritos de mamá y papá.
El aire golpeó frío, y repentino contra mi cara. Mis rulos que ya estaban formados, golpearon contra mi mejilla mientras se deslizaban delicadamente hacia abajo con cada movimiento. Era invierno, y estaba segura que la temperatura no superaba los dos grados. Caminé, y caminé. Mis pies se hundían bajo la nieve fría y sólida, era uno de los inviernos más helados en Londres. Mis ojos recorrían el horizonte iluminado por la luz cálida del sol, las nubes paseaban cordialmente por el cielo formando figuras abstractas en él. Unos metros más adelante, un lago se estancaba justo entre medio del paisaje culminado por árboles. No era para bañarse en él, al menos no generalmente. Pero si para disfrutarlo cuando el agua se congelaba, y se solidificaba, regalando diversión para quien se animara a patinar sobre el estanque de agua.
Con facilidad, divisé a un niño de mechas rubias que se estaba riendo furtivamente al lado de la orilla. Sus ojos celestes se iluminaban cual luz celestial, esos orbes me resultaron hipnotizadores… casi fuera de éste mundo. Sentía que eran alguna clase de… refugio.
Con timidez, me quedé parada en el medio del campo blanquecino. Mis manos se acobijaban detrás mi espalda, mientras estrujaban al oso de peluche que tanto adoraba. Una brisa fue suficiente para balancear mis mechas castañas sobre mi cara y que sin remedio alguno me hicieran cosquillas en ella.
Quería acercarme… sentía una necesidad, un deber. Un bien.
Pero no podía, era un extraño. Mamá me había enseñado a no acercarme a gente desconocida, a personas que quizás –en el peor de los casos- querrían hacerme daño. Pero dentro, muy dentro, a tan corta edad, sabía que él no era dañino.
Podía confiar en él…
Con la confianza, y la inocencia de un niño, me obligué a encaminarme hacia ese niño que tanto me fascinaba.
El infante juguetón se encontraba sumido en la forma en que su trineo rojo manzana se deslizaba fácilmente por la sustancia fría y blanca. Las alternativas se encontraban en rojo, y no me quedaba otra opción que seguir marcando mi camino hacia aquel niño.
A tan solo unos metros, con la timidez más grave del universo, mis ojos hicieron contacto con los de él. Sus labios se fruncieron, y haciendo contraste con su palidez facial, sus mejillas se encendieron.
Estuvimos un rato mirándonos, hasta que él caminó directamente hasta pararse firme delante de mío. Con un suave, pero decidido movimiento, se retiró su chaleco color azul marino y lo dejó colgado en su mano. Lo miró, y antes de que pudiera negarme, extendió su palma abierta ofreciéndome el abrigo.
Me empecé a preguntar porque ese préstamo, porque esa manera de comenzar… y luego decidí observarme a mí misma. Tenía apenas una remera fina de mangas largas cubriendo mi torso. Por supuesto, éste no era lo suficientemente grueso, o no era la cantidad necesaria para abrigarme.
Mis ojos emitieron movimiento hasta su mano, y luego hasta su cara. El niño rió, y sacudió su cabeza mientras me lo colocaba alrededor de los hombros y luego me observaba nuevamente.
-Gracias…- murmuré retraídamente. Mis ojos vagaron hasta su sonrisa, que cada vez se iluminaba más.
-De nada- El silencio se presentó, sin invitar a la incomodidad. Era un mutismo agradable, y reconfortante. Saber que estaba allá afuera, sin tener que escuchar los gritos molestos, me otorgaba una paz que no sabía comprender a mi escasa edad. Y más todavía, si de éste momento resultaba una futura amistad con el muchacho de aquellos ojos celestes.
-Soy Laila- Pronuncié por lo bajo. A pesar de las ansias, todavía estaba un poco insegura. Sin embargo, quería conocerlo, y que me conociera.
-Hola Laila- Espetó él. –Soy Niall- En menos de lo que hubiera creído, Niall, me estrechó entre sus brazos aferrándome a un cálido abrazo, que me hizo dejar de lado el frío invernal.
Lo reconfortada que me hizo sentir ese simple acto, con lo fácil que dejé que esa demostración de afecto se transformara de una sorpresa, a un encanto; me hizo saber futuramente, de que mi salida, mi gran escape ya se había presentado hace tiempo.
Y que él…
Él solo era un comienzo.
- escrito #2:
Corrí y corrí hasta que mis pies tuvieron control total de mi cuerpo. Mis manos danzaban
en un puño enfrente mío, mientras mis ojos se encontraban del otro lado del lago que
constaba de unos cincuenta metros aproximadamente.
La distancia era solamente un factor mínimo en mi destino, y tampoco era lo primordial. Solo quería salir de allí, e irme lejos muy lejos. Pero como sabía que eso era casi imposible,
decidí que simplemente iría a refugiarme en el lugar que era casi mío, y que luego de años,
se había convertido en un segundo hogar.
Gotitas de sudor caían por mi frente en el momento en que llegué hacia el roble gigante. Mi cansancio pasaba desapercibido ante la tristeza de haber tenido que presenciar lo
ocurrido hace minutos. Apoyé mi espalda contra la madera, y me fui deslizando poco a
poco hasta quedarme sentada en el suelo frío y húmedo. El ángulo en que me había
sentado, me permitía ver perfectamente –a pesar de la distancia- lo que sucedía en la otra
punta. Me concentré en el vacío que significaba e frente de mi casa, lo que me hacía
deducir entre dos opciones: O no habían notado mi ausencia, o simplemente en éste
momento mi presencia no era importante, y que me haya ido, secuestrado, o ahogado en el
lago sería simplemente un detalle más en éste día asqueroso.
A mi izquierda, más allá del bosque, una rama crujió entre la oscuridad que creaban las
copas de los árboles. Abracé mis piernas, y miré atentamente lo que todavía no había
podido notar.
Quizás era un asesino, quizás era un animal listo para atacarme apenas me distrajera;
aunque… aún con la concentración puesta, sería presa fácil si se trataba de un oso, un gato
montés, o cualquier animal depredador. El ruido se hacía más y más cercano. Pequeñas ramas se despedazaban ante el contacto de algo que todavía no podía identificar.
Segundos más tarde, mis oídos reconocieron pasos, pasos que ya no eran desconocidos,
sino que estaba segura que pertenecían a un humano.
Suavemente, el individuo se dejó mostrar, y mis ojos hicieron contacto con esa persona que
no temía, y que me hacía sentir alivio de que no fuera nadie más.
-Niall…- Murmuré. Mi voz tembló al pronunciar su nombre, y segundos solo bastaban
antes de que me empezara a quebrar por completo. Su ceño se frunció al ver mi estado, y al
parecer, se había preocupado, ya que cuando terminó de estudiar todas mis facciones, y de
seguro dedujo que otra vez había pasado lo mismo, se acercó a mí en menos de tres
zancadas.
-Laila - Saludó casi susurrando. Sin embargo, para mí fue una confirmación sonora de que
él estaba ah… conmigo. Suspiró con fuera, y se sentó delante de mí con sus brazos colgando
sobre sus rodillas. Me miró a los ojos, y supe que sabía que pasaba, pero que me estaba
pidiendo permiso para hablar.
-Mamá y papá otra vez pelearon…- Expliqué jugando con mis dedos, y manteniendo mi
vista fija en el movimiento de ellos. Niall simplemente asintió, aunque… yo quería que el
dijera algo. –Pero esta vez fue peor…- Agregué, tomando poder sobre la atención de él
rubio. Alzó la vista, y frunció los labios, demostrando el disgusto -una vez más- de lo que
me sucedía, y lo que tomaba lugar en mi entorno.
-¿Cómo es eso, So?- El apodo que me había proporcionado hace tiempo, me hizo sentir un
poco mejor. Cada vez que su voz se presentaba armoniosamente en mis oídos, me hacía
creer que a mis diez años, ya había encontrado a un mejor amigo. Él estaba viviendo todo
lo que yo estaba viviendo, porque estaba a mi lado. Porque él estaba ahí, aún si me sentía
como la muchacha más solitaria del mundo.
-Se van a divorciar Niall- Solté, sin pensármelo dos veces. –Oh, y esa no es la mejor
parte…- Espeté, acompañada de una risa sarcástica. Irónica la situación, sabiendo que lo
menos que quería hacer en ese momento era sonreír. –Mamá le va a poner una denuncia a
papá, y una orden de restricción- Mis dientes sujetaba con fuerza mi labio inferior
torciéndolo hacia afuera. No quería llorar de nuevo enfrente de Niall. No podía aferrarme
a él, sabiendo que no podía hacer más que reconfortarme. En ese momento, por más
agradecida que estuviera por su apoyo constante, sabía que tarde o temprano tendría que
regresar al ojo de la tormenta.
Pero por mientras… él era mi calma.
-Laila …- Niall se arrastró por el suelo, al parecer sin importar que se ensuciara con el
barro húmedo, y se sentó a mi lado. Se apoyó contra el tronco, y pronto pude sentir la
calidez de su brazo rodeándome. Me estrechó contra él, y me apretó bien fuerte.
Haciéndome saber que estaba para mí. –Sé que es difícil. Créeme- Empezó. Su mano
frotaba mi brazo, mientras no podía evitar soltar unas lágrimas traviesas. –Pero ¿Sabes
que más sé? Que tú eres fuerte…- No pude evitar levantar la cabeza y –sin vergüenza a
mostrarme llorando- lo miré directamente hacia sus orbes celestes. -Eres la chica más
fuerte que he conocido, y créeme que he conocido a muchas chicas- Anunció con
arrogancia. No pude evitar soltar una risa reprimida y negar con la cabeza, no dando
crédito a sus palabras.
-Niall, tienes diez años…- Reímos juntos, mientras asentía.
-Lo sé… pero…- Se presentó un corto silencio entre los dos, antes de que el decidiera volver
a hablar. –No creo que conozca a nadie más que sea como tú, Laila - El mutismo volvió a
tomar lugar entre nosotros; más no podía alegar que era incómodo. Estaba agradecida de
tener a alguien como él. Especialmente en ese momento.
No sé si sus palabras podían llegar a ser ciertas. No es que desconfiara de él, sino que
simplemente no confiaba en el destino. Quizás aparecía alguien más, alguien mucho mejor
que yo. Alguien mejor para Niall.
A mis diez años no creía en el amor, solamente en la amistad.
La amistad verdadera, la fuerte, la duradera… la de nosotros.
Y claro, por supuesto que creía en nosotros.
-Gracias Niall… en serio- Pronuncié por lo bajo. El asintió, y sonrió. Fue la sonrisa más
sincera que había visto en años. Una sonrisa digna de presenciar, y de recordar.
-Debes demostrarle que no te dejarás caer por nada. Y que más allá de todo lo malo que
tengas que pasar, vas a solamente guardar lo que merece ser guardado, Sophia.
-¿Y qué es eso, Niall?- Susurré, intrigada.
-Lecciones de vida. Errores que tú no vas a cometer en el futuro. Cosas que solo te harán
más fuerte, y que te van a enseñar mucho. No todo es malo, eso lo tienes que saber- La
madurez de las palabras de Niall me sorprendían cada día más. En su primera década de
vida, me había dicho cosas más valiosas que otros no habían estado ni cerca de insinuar. Y
no solo sus frases me hacían bien… el me hacía bien.
-Te quiero, Niall- Susurré. En el acto, sentí como se quedaba quieto, confirmándome la
duda de si lo había tomado por sorpresa o no. Estaba tieso, en un principio. Sin embargo,
luego sentí como la calma sustituía a la presión en su cuerpo, y finalmente correspondía el
acto de cariño.
-Yo también te quiero, Laila.
dejé dos escritos bc inseguridad (?) son un poco viejos y esop, so no escribía muy bien, y no utilizaba el guión larguito u.ú en fin. espero que esté bien, y tengo nervios D: eso nomás. (?) ah.
besotes Pau y Mari
Bien, te aceptaría con el código de "Ficha Aceptada" pero, por alguna razón que desconozco, no puedo ponerlo, no en tu ficha :c idk, déjame decirte que tu ship es hermoso, me encanta. Siempre te he dicho que amo como escribes, y si no lo recuerdas, te lo vuelvo a decir: amo como escribes. no tienes casi errores, lo que es satisfactorio porque pocas veces se encuentran, so... Ya estas audicionando.
Invitado
Invitado
Re: The demonic pact | ¡RESULTADOS!
Priscilla.- escribió:Willow Morrison
■ Nombre completo: Willow Antoniette Morrison Foster.
■ Edad: 19 años.
■ Chico: Niall Horan.
■ Rol: Artista en descenso.
■ Representante: Grace Phipps
■ Capítulo o One shot de tu autoría:- [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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- A mach made in a University:
- Spoiler:
Capitulo 5Jenna Green.
"Jenna", mi nombre sonaba lejano en la habitación, como si lo estuvieran susurrando o incluso como si la persona que lo pronunciaba tuviese miedo de lo que podría llegar a suceder. "Jenna", insistieron. Definitivamente esa voz tímida y temblorosa era de Carter White, mi compañera de habitación. ¿Que rayos quería ahora? Aun no había cumplido mis ocho horas diarias de sueños para poder empezar bien el día, y vaya que lo iba a necesitar. Estaba predestinado que ese día iba a ser el peor de todos, gracias a nuestra no tan adorable directora que había planeado "casarnos" con alguno de los estudiantes de Universidad, solo para satisfacer un capricho propio.
"Jenna", volvió a repetir. Entreabrí mis ojos y pude ver aun estaba oscuro. Dios, ¿Que hora serian? Cinco, quizás seis de la mañana. "Jenna", grito esta vez, y de inmediato se tapo la boca arrepintiéndose.
Carter seguía teniéndome miedo, y aun que le jure mas de mil veces que no haría nada en se contra, ella era demasiado insegura para creerlo del todo. La castaña era una chica simpática, con quien solía hablar a menudo, siempre y cuando no estuviese enfrascada en algún libro o lo suficientemente ocupada con su tarea, cosa que me volvía loca. Yo era responsable, pero Carter me ganaba.
-¿Que demonios quieres Carter? ¡Necesito dormir!-solté, tirando de mis sabanas para tapar mi cara por completo, quizás, así se diera cuenta que no quería hablar en ese preciso momento.
-Jenna... Son las siete y media...-susurro mi compañera de habitación. ¡Siete y media! ¡Carajo!
Salte de la cama, tirando todo lo que se atravesaba en mi camino. Carter ya estaba lista sentaba en su cama con el mismo libro que había estado leyendo la noche anterior entre sus manos.
-¿Por que mierda no me despertaste? ¡Voy a llegar tarde! ¡Carajo!-solté, entrando al baño, sin darle tiempo a Carter para responder. No era su culpa, ella me había despertado, pero ¡Estaba llegando tarde!
Cepille mis dientes lo mas rápido que pude, y recogí mi pelo en una coleta alta, así era como me peinaba a diario, y hoy no seria la excepción, por mas que estuviera a punto de contraer matrimonio con un desconocido, gracias a la Marcie Stevenson y su estúpida baja autoestima producto de una relación amorosa fracasada. Vieja maldita. ¿Que culpa teníamos nosotros que su marido se hubiese dado a la fuga con alguien veinte años menos que ella? ¿No podía simplemente comprar helado, alquilar películas, y llorar a hasta olvidarlo? Eso hacían las personas normales, pero ella... Ella estaba loca.
Carter seguía en su mundo literario cuando salí y comencé a revolver mi maleta aun hecha. La sorpresa y el cansancio me había vencido el día anterior, tanto, que me había quedado dormida. Saque al azar un pantalón de jean y una remera que decía "Cambridge" en la parte delantera.
-Listo, vamos-le dije a Carter, terminando de atar mis zapatillas. Me había acostumbrado ya a salir con ella de la habitación. Casi siempre me esperaba, y aunque al principio me moría de ganas de bañarla con mi café diario, misteriosamente, la comprendí y me compadecí de ella, cuando Ciara Evans y Savahtine Wells la utilizaron como blanco principal de sus bromas. Bueno, ella y Olivia Steinfield. Podres chicas.
Nunca en mi vida me había reído tanto como esa vez en la que Olivia había terminado en el bote de basura que estaba afuera de la cafetería, luego de que la castaña hubiese mirado mas de la cuenta al "chico" de Ciara.
Aun así, eran demasiado perras. Ni Carter ni Olivia les habían hecho algo a ellas para que las mantuvieran tan vigiladas.
-A decir verdad, hubiese sido perfecto haberme quedado dormida... Así no habría tenido que asistir a esta estúpida ceremonia, y quizás, con un poco de suerte, seria la única sin un marido a quien atender, ni responsabilidades "conyugales" que cumplir-dije, mientras comenzaba a caminar por los pasillos de la Universidad, ya repletos de adolescente hormonales y malhumorados por la misma causa.
¿Acaso Marcie era ciega? Ninguno quería eso. Ninguno.-Esa vieja se va a arrepentir... Hablare con Olivia para que convoque a los alumnos a una reunión, junta o como sea, para tratar el tema... Marcie no puede ignorarnos... ¿Tu que dices Carter? ¿Estas conmigo en esto?-pregunte antes de abrir las puertas del gimnasio. La vi asentir, y susurrar un tímido "Si".-Perfecto-
El gimnasio estaba aun mas lleno. Nunca lo había visto así, ni siquiera en los partidos de basketball o fútbol. Nuestra directora si que sabia poner a todo el alumnado bajo sus pies.
La mayoría estaban molestos, otros simplemente asustados, y otros, como Carter, quien aun seguía a mi lado, parecían que estaban a punto de vomitar.
Cassie Lancaster entro a la oficina donde seriamos "casados" justo cuando encontramos un lugar para sentarnos. Dios, que terminara pronto.
Con suerte me tocaría algún miembro del equipo de fútbol. Los conocía a todos, y la mayoría eran mis amigos. Quizás así no seria tan malo después de todo... Pero las cosas cambiaban si me tocaba algún nerd o descerebrado, y ahí si, necesitaría toda la ayuda divina para poder calmar mis ansias de golpearlo cuando se pasara de listo.
—Jenna Green, por favor, siga al señor Stewart —escuche como el sub-director me llamaba. Refunfuñe, dejando claro mis sentimientos, y me levante para dirigirme hacia donde se encontraba el profesor, no sin antes mirar por ultima vez a mi compañera de habitación. Parecía que estaba a punto de morir, y yo... yo simplemente quería matar a Marcie.
Toque dos veces la puerta de madera cuando estuve frente a esta. Un cálido y dulce "adelante" de parte de la directora fue el detonante de mi ira interna. Ahora si podría matarla. ¿Por que debía tomárselo con tanta calma, siendo que la universidad entera estaba a punto de saltar sobre ella y golpearla a mas no poder? Bueno, quizás esa solo seria yo...
"Calma Jenna, puedes hacerlo... ¿Que tan difícil puede ser? Mientras no te toque un nerd o descerebrado... o un nerd descerebrado, todo estará bien", recite un mantra para calmarme y luego entre a la oficina, para encontrarme con la despechada directora detrás de su escritorio, papeles en sus manos y un rubio que me daba la espalda, hasta que escucho la puerta cerrarse, y giro para encontrarse con su futura esposa. Mierda... Eso esta peor que el nerd descerebrado.
-Jenna, adelante... Siéntate junto al señor Horan para poder comenzar. Bueno ya saben de que se trata esto...-
-¡Me esta jodiendo!-solté, interrumpiéndola, aun parada frente a la puerta que acabada de cerrar. No, no, no... De ninguna manera me "casaría" con Niall Horan.
-Señorita Green, ¿Debo recordarle acaso a donde se encuentra?-pregunto Marcie frunciendo el ceño.
-No se gaste Directora, Jenna suele ser un tanto... ¿maleducada?-dijo finalmente aquel rubio, al cual había esquivado durante todo el año anterior. Maldito Horan. Aun me lo debía, aun debía cobrarle por lo que me había dicho.
-Tú cállate imbécil... No hablo contigo, ni mucho menos seré tu esposa ¡Antes muerta!-solté girando sobre mis talones dispuesta a volver junto a Carter o directamente a mi habitación. Esa vieja no iba a obligarme a casarme con ese chico por que su matrimonio no había funcionado.
-¡Señorita Green! Le exijo que se retracte y camine hasta acá para poder comenzar con la ceremonia...-dijo la directora levantando la voz. Escuche como Horan soltaba una carcajada que se hizo estremecer de la rabia. Oh, realmente deseaba hacerle tragar sus palabras y carcajadas. Lo odiaba demasiado.
-¿O si no que? Reprobaré el semestre... ¡Bien, no me interesa! ¡Usted no puede obligarme a casarme con él! ¡No con él! Prefiero estudiar día y noche antes que "casarme" con ese tipo...-hable, dejando bien en claro lo mal que me caía Niall Horan.
-Sino se sienta en esta silla dentro de los próximos cinco minutos, me veré obligada a quitarle la beca señorita Green. ¿Es a acaso eso lo que esta buscando con sus rabietas?-
-Oh no, ella solo llama la atención. Le encanta hacerlo... Sobretodo por que sabe que nunca podrá conseguir algo tan bueno como esposo-dijo Niall, antes de que pudiera responder. ¿Que carajo le había hecho yo al mundo para que me castigara de esta manera?
-¡Ve! ¡A eso me refiero! Usted no pude castigarme de esa manera-
-Estas siendo demasiado infantil Jenna-dijo Marcie mientras comenzaba a acomodar un par de papeles sobre el escritorio.-Eso sera un buen tema de conversación en sus terapias-
-Un minuto ¿Que terapias?-la interrumpió esta vez Niall. Yo, aun permanecía frente a la puerta dispuesta a irme en cualquier momento.
-Si señor Horan, terapias... Tendrán una a la semana, donde podrán discutir sus problemas, gustos, debilidades, y se podrán conocer aun mas. Ademas, tendrán un acompañante terapéutico, quien les ayudara a sobrellevar el "matrimonio". Podrán hablar ahí temas mas íntimos, como que les molesta de la pareja, y entro otras cosas, el trabajo, el dinero que necesitan reunir, y como podrán hacerlo...-
-¡Pare el carro!-solté aun de pie. Esa vieja estaba completamente fuera de sus casilla.- ¿Trabajo? ¿Dinero? ¿¡Que carajos es eso!?-
-¡Jenna Green! Le advierto que si sale una palabra mas de su boca, lo próximo que vera sera sus maletas hechas y un taxi esperándola afuera de la institución. Esto es algo serio...-dijo mientras se levantaba, elegantemente de su asiento y acomodaba su cardigan rosa pastel. Mas nauseas me daban. ¿Acaso pensaba que así podría salvarnos a todos de un fracaso matrimonial? Quise protestar en contra, pero Niall Horan se adelanto.
-Por favor señora Directora, nos haría un favor echándola-soltó. Ese chico se superaba cada vez mas. "Calma Jenna", pensé, mientras contaba hasta tres y caminaba hasta el escritorio para sentarme junto a Niall.
Llevaba puesta una remera blanca debajo de la chaqueta del equipo de fútbol. Eso era lo único que teníamos en común. Ambos amábamos el fútbol, e irónicamente, gracias a eso nos habíamos conocido. Maldito día.
-Gracias Jenna por tu amabilidad, espero que podamos terminar pronto.... Aun me queda la mitad de la Universidad... ¿Por donde íbamos? ¡Ah, si! El trabajo que deberán hacer en equipo... Como una pareja. Deberán no solo unirse para poder pasar este año juntos sin problema, sino que también, como pareja, deberán enfrentar realidades, y una de las mas importantes dentro del matrimonio es el dinero. Para eso, deberán trabajar en equipo para conseguir dinero suficiente, de lo contrario, fracasaran... Pero eso lo hablaran luego con su terapeuta... Estos serán sus compañeros de terapia-dice, deslizando sobre el escritorio dos trozos de papel blanco doblados a la mitad. Niall toma uno sin decir nada y yo, aunque me pese, lo imito.
Las letras negras resaltaban sobre el papel, y puede ver claramente sus nombres. Olivia Steinfield, Ciara Evans, Carter White, Savahtine Wells y Cassie Lancaster. Eso iba de mal en peor. La maldición seguía cayendo sobre mi sin piedad... Al menos Carter estaría ahí, y aunque no quería asumirlo, lo mas probable es que me sintiera igual que ella en ese momento. Como sapo de otro pozo. Nada bueno saldría de esas sesiones.
-¿Alguna otra pregunta?-preguntó Marcie al ver que ninguno de los dos hablaba. Mire a Niall, quien seguía analizando el papel, probablemente, intentando descifrar quienes eran sus compañeros de terapia.
-¿No hay otra cosa que se pueda hacer?-volví a insistir, pero el ceño fruncido de Marcie me dejo en claro que estaba perdida. Me hundí en mi asiento soltando un bufido. Mierda, un año entero con el machista egocéntrico y narcisista de Niall Horan.
-Su habitación sera la de Jenna, por lo que tanto Carter White como usted, señor Horan, deberán mudarse-sonreí victoriosa por que al menos era una tarea menos que debía hacer.- Sin mas que decir... Jenna Green y Niall Horan, los declaro, oficialmente, marido y mujer... Voy a necesitar que firmen esto, para aclarar que están de acuerdo y se comprometen a ser "esposos" durante todo el años-No estaba de acuerdo y mucho menos quería comprometerme con ese individuo, pero la beca, mi carrera y mi futuro, era mas valiosos que ese chico que había dicho que yo no era lo suficientemente femenina como para que un hombre se me acercara con una intención mas allá de la amistad.
Tome el lápiz entre mis dedos y firme, deseando no arrepentirme luego de no haber luchado en contra, un poco mas.
El gimnasio estaba aun mas lleno cuando salimos de la oficina improvisadora que habían armado. Sentía que el aire estaba dejando de entrar a mis pulmones y Niall pisándome los talones no ayudaba demasiado. El profesor Stewart, nos hecho prácticamente fuera del gimnasio cuando vio que no nos habíamos movido, aunque no fue hasta que sentí la mano de Horan sobre mi espalda, cuando comencé a moverme hacia la puerta.
-No voy a morderte Jenna... Ni siquiera en mis sueños mas locos-dijo soltando una carcajada. Eso respondía mis preguntas. Era el el que no dejaba pasar ninguna oportunidad para recordarmelo y hacerme sentir... ¿mal?. No, de ninguna manera. No por él. Podría hacerlo.- Aunque debo admitir que me gustaría conocer alguno de tus secretos-sus cejas se elevaron y un brillo perverso se planto en sus ojos. Podía sentir la sangre acumulándose en mis mejillas tan violentamente que me dio miedo, mientras mi puño se elevaba inconscientemente dispuesto a aterrizar sobre su no tan perfecta nariz. Pero Horan fue mas rápido y atajo el golpe.-Jenna, cariño... No quiero que nuestra relación se sadomasoquista... si quieres sentir placer, no me pegues, solo dímelo, y alquilaré un par de películas condicionadas para ti.-soltó, aun si liberar mi puño. Quería gritarle en la cara cuanto lo odiaba, pero misteriosamente las palabras habían desaparecido de mi boca. Maldito.- Iré a juntar mis cosas, y en media hora voy a tu habitación... quizás así, puedas relajarte, y entablar una conversación mas... amena. Y ¿quien dice?, contarme tus secretos sucios...-su voz sonaba tan jodidamente malvada. El sabia lo que estaba haciendo y lo odiaba. Quizás esta noche lo dejaría afuera, y la siguiente... Y la tercera.
Niall Horan era odiado por la mitad de la universidad, y la otra mitad lo creía un playboy. Aunque esta de mas decir que esa mitad era la que carecía de sentido común. Ciara y Savahtine, estaban en ella.
Lo vi alejarse por el pasillo casi vacío, deteniéndose solo para ver el trasero de una de la porristas que pasaba junto a el.
-Maldito Horan. Juro que me las pagaras-logre decir, pero ya de nada servia.
-¿Niall Horan?-pregunto el castaño parándose junto a mi.
-Si, el muy maldito es mi "esposo"-respondí.
-Uh, eso si que sera divertido de ver-
-No es divertido para mi Tomlinson...-dije mirándolo de soslayo. El había entrado antes que yo, si mal no lo recordaba.-¿Y tu esposa?-
-Huyo del altar la muy perra...-soltó Louis dirigiendo la mirada hacia todos lados. La estaba buscando.
-¿Como que huyo?-
-Huyo Jen, huyo... Salimos de ahí , y no quiso si quiera hablar conmigo-
-Eres un idiota Tomlinson, nadie quiere hablar contigo-
-Gracias Jenna, eres una gran amiga-dijo el castaño, rodeándome con sus brazos- Seguiré buscando-
-Buena suerte- Louis era el único en el equipo que aguantaba, y mi amigo desde que llegue a la Universidad, pero sentía verdadera pena por quien quiera que fuera su esposa. Louis era un ser especial en el mundo.
Olvide a Louis, y a Niall también, y decidí volver a mi habitación. Quizás Carter ya estaría ahí, y necesitaría ayuda.
La habitación se encontraba vacía cuando entre, pero unos ruidos en el baño me dieron a entender que estaba equivocada.
-¿Carter?-pregunté apoyando un oído sobre la puerta.
-Estoy bien Jenna, solo necesito un momento-respondió, seguido de otro ruido. ¿Estaba vomitando?
-Demonios, Carter, te dije que no quería mas vómitos en nuestra habitación...-
-No estoy vomitando-Si, si lo estaba. La puerta se abrió minutos después dejando ver a una Carter completamente pálida y desfigurada. Resistí el deseo de reírme, por que no era para nada gracioso.
-¿Tan malo fue?-pregunte, imaginando cual era el motivo de su estado.
-Vomite sobre sus zapatos-respondió la castaña tirando su cepillo de dientes dentro de su maleta. Solo le faltaba meter los libros y se iría, aunque por primera vez en mucho tiempo, no quería que se fuera... Necesitaba que se quedara un rato mas. Quizás todo el año.
-Oh, eso es malo-dije mirando como terminaba de guardar sus cosas. "No te vayas Carter, no ahora", pensé, aunque no iba a ser capaz de decirlo en voz alta.
Un golpe en la puerta llamo la atención de ambas, pero fue mi compañera la que abrió. Su rubia cabellera apareció detrás de la puerta, y solo sostenía una maleta en su mano y un cigarro en la otra. me había olvidado de ese pequeño, gran detalle. No iba a permitir que fumara acá dentro.
-Así que esta es la guarida de Jenna, eh-soltó dando un paso adelante para entrar. Oí como Carter contenía la respiración, y automáticamente, me interpuse en su camino- Vamos Jenna, déjame entrar... Prometo callarme-dijo levantando sus manos en señal de paz. Paz, ese chico no sabia lo que era paz.
-El cigarrillo Horan, no entraras con el aquí adentro...-solté, sacándoselo para luego tirarlo por la ventana.
-Oye, eso es injusto. Yo prometí que me callaría y tu tiras mi cigarrillo-dijo, entrando a la habitación. Mi compañera se encontraba de pie mirando el espectáculo que estábamos dando, seguramente.
-Yo... me voy-dijo Carter, arrastrando su maleta.
-Suerte-dije antes de que cerrara la puerta y me dejara sola, con Horan.
-¿Como la aguantas?-pregunto, tirándose a la cama que había dejado ella.
-Te estoy aguantando a ti, eso dice mucho de mi capacidades...-respondí lo mas fría posible. Pensé que se iba a callar.
-¿Y que otras capacidades tienes Jenna Green?-
-Dijiste que te callarías-nuevamente, levanto sus cejas. Parecía que disfrutaba de hacer eso.
-Esta bien, si eso quieres cariño-
-No me llames cariño-
-¿No es así como se trata un pareja recién casada?-
-Niall por favor, no estamos casados. Esto es solo un estúpido capricho de Marcie-solté, caminando hacia mi maleta. Necesitaba una ducha de agua caliente para despejar mis ideas. No quería matarlo a mitad de camino.
-¿Lo es?-
-Si lo es... Busca algo con que entretener tu pervertida mente Horan. No quiero mas de ti en este día. Ya tuve suficientes... Me iré a bañar, y luego a dormir. Quizás, todo esto sea un jodido sueño y cuando me despierte todo este mejor-dije mientra me metía al baño.
Ese iba a ser verdaderamente mi refugio durante varios meses. Nunca creí que podría amar una baño, y era la idea mas idiota que había tenido desde... siempre. Pero seria mi salvador. Podría encerrarme en el cuando estuviese enojada, o cuando no lo quisiera ver. Todo seria mejor en el bendito baño.
-No encuentro nada mejor que hacer que esperarte Jenna-escuche que decía detrás de la puerta. Quizás si traía una radio, podría prenderla y evitar escucharlo también.-Me muero de ganas de saber si duermes en ropa interior, con una remera o con un camisón de vieja...-Señor, paciencia, por favor.- Aunque conociéndote, lo mas probable es que uses boxer y una camiseta vieja y arrugada.-Mire el par de prendas que se encontraban sobre el lavado para que no se mojaran, y mi sangre hirvió debajo de mi piel. ¿Por que mierda me estaba dejando humillar de esa manera? Sin dejarlo soltar otra burrada mas, abrí la puerta y saque mi mano derecha levantando el dedo medio, para después volver a cerrarla.
No, no me humillaría mas. Si quería superar eso, le daría su merecido al maldito de Niall Horan.
- Spoiler:
Capitulo 9Jenna Green
-Maldito Horan… Voy a matarlo, juro por mi vida que mataré a ese chico antes que termine el semestre-La cafetería estaba casi llena, pero no me interesaba en lo absoluto que la mitad de los alumnos, en su mayoría los chismosos de siempre, giraran a verme en ese estado. Iba a matarlo. Claro que lo haría.
Mi vida se había convertido en un infierno desde que Marcie nos obligo a convivir juntos y fingir ser una pareja feliz. Al principio pensé que podría sobrellevar la situación, aunque debo decir que no soy la persona más paciente del mundo, creí, o espere, que llegaríamos a un acuerdo rápidamente y podríamos vivir juntos en la misma habitación sin tener ningún tipo de roces o comentarios el uno hacia el otro. Pero todo eso se fue a la basura cuando el señor colgó mi ropa interior en la ventana, a la vista de todo el mundo, sin mencionar el cartel que pego en el vidrio. “Exhibición cultural: la evolución. El antes y el ahora de los calzones femeninos”. Sí, junto a mi “calzones”, colgó algún otro de alguna que se presto para la broma y algo más.
Lo odiaba antes, lo odie en ese momento, y ahora quiero matarlo.
Me había tirado al barro mientras discutíamos sobre el trabajo que debíamos realizar y ahora tenía la espalda completamente cubierta de barro seco que se pegaba a mi piel, a mi ropa y a mi pelo. La psicóloga nos lo había propuesto días antes en nuestra primera sección, que para no variar, fue un completo desastre.
-¿Usted sabe lo que es convivir con una persona que tiene la delicadeza de despertarme con un vaso de agua cada mañana?-dije sin aparar la mirada de aquella mujer. Era sofisticada, joven, glamorosa… Todo lo que un chico como Niall Horan quiere.
-Entiendo lo que eso significa, Jenna… Pero son las reglas del juego. Tendrás que encontrar la manera de hacer un balance. No sé, podrías comenzar levantándote temprano-
-¡¿Más temprano?! ¡Me levanta a la cinco de la mañana!-grite esta vez. Niall soltó una carcajada a mi lado retorciéndose en si silla para contenerse.
-¿Qué es lo que te da tanta gracia Niall?-le pregunto esta vez al rubio oxigenado.
-Me da gracia que siga empeñándose en arreglar esto. No voy a hacer las paces con ella, no se moleste. Jenna es mi pequeño conejo de la india con quien estoy experimentando nuevas bromas….-
-Conejo las…-
-¡Jenna!-me interrumpió la psicóloga- Esa no es la forma en la que actúa una señorita…-
-Ahí está el problema, Jenna no es una “señorita”-replico el rubio riéndose aun mas. Podría haberle bajado todos los dientes en ese preciso momento si su comentario no me hubiese afectado de tal manera. Por primera vez me quedaba sin palabras.
-Eres un estúpido-articulé, con el poco aliento que me quedaba. No debía reaccionar así, no frente a él.
-Lo sé-
Posiblemente, eso era lo que más odiaba de su persona: la capacidad que tenía para destruir mi coraza, meterse debajo de mi piel y herirme. Solo él podía hacerlo, y no tenía ni la menor idea porque me producía eso.
Compre mi almuerzo, bajo la mirada curiosa de todos los alumnos en la fila e incluso de la señora que atendía detrás de la barra, antes de comenzar a caminar hasta una de las mesas, donde Carter ya se había ubicado. Al parecer, no era la única que estaba sucia. La diferencia era que yo tenía el trasero marrón y ella un hermoso sombrero hecho exclusivamente de yogurt. Creía saber quién era el diseñador.
-¿Y a ti que te paso?-le pregunte, sentándome frente a ella. La castaña estaba muy ocupada limpiándose el engrudo que se le había formado en el cabello, por lo que contesto minutos después.
-Ciara-mire hacia la mesa donde estaban todos los niños de papá con sus perfectos peinados, sus perfectas sonrisas, su perfecta vida social, y su perfecta mente podrida dispuesta a arruinar la vida de cualquier ser humano que se interpusiera en su camino.-No entiendo qué problema tiene conmigo…-
-Hoy se pusieron de acuerdo, por lo visto- La rubia se había pegado como chicle a Niall en cuanto este se sentó junto a ella. A decir verdad, no sabía exactamente si lo hacía de lo insoportable que era, o era una excusa para dar celosos a Styles, y ya que esta, a Payne también. Carter me había contado brevemente el problema que habían tenido el primer día, pero había sido Liam el encargado de darme todo los detalles y algún que otro insulto hacia la rubia.
-¿Decidiste bañarte con barro, o qué?-pregunto Malik sentándose junto a Carter que parecía haberse sumergido en su propio mundo. No la juzgaba, yo también quería un mundo propio para huir cada vez que quisiera.
-Que dices, Malik … Horan me empujo al barro mientras caminábamos hacia acá y discutíamos la probabilidad de tener un trabajo exitoso y una buena nota al final del semestre-dije, sonriendo falsamente, arreglándole alegría en exceso a mi tono de voz. No había pasado eso exactamente.
Esa había sido su venganza por haberle metido la mano dentro de una taza con agua mientras dormía. Reí recordando como se había despertado de un salto, para salir corriendo al baño.
-Tendrías que haber ido a cambiarte en ese momento, puedes enfermarte-sugirió el moreno restándole importancia.
-¡Qué gran idea Malik! ¡Eres un genio! ¿Lo sabías? La verdad es que no se me había ocurrido algo tan sorprendente- solté con entusiasmo. La mirada de Zayn claramente me preguntaba si estaba bien o estaba practicando para a interpretar a la tonta del año- Claro que lo pensé Malik… No soy estúpida… Pero el muy… hijo de su madre me quito las llaves de la habitación antes de salir corriendo por el campus y perderse entre los edificios… No tuve otra opción-le explique mientras jugaba con el puré de papas que tenía en el plato. Locamente imaginaba que esa era la cabeza de Horan y… ¡Pum!, mi puño estrellaba contra su perfecta cara.
Abrí los ojos cuando sentí algo pegajoso entre mis dedos. Definitivamente había estrellado mi puño… Aunque no contra la cara de mi “esposo”, sino contra el puré.
-Lo odio-solté a modo de explicación. Sospechaba que Zayn saldría corriendo a buscar a la enfermera en cualquier momento, pero no podía reprimir mis sentimientos. Nialler estaba sacando lo peor de mí.
-Me di cuenta-respondió el moreno terminando su hamburguesa. Carter seguida dentro de su mente, o quién sabe dónde.
-Mejor voy a exigirle que me devuelva la llave-en realidad, no comería el puré ni nada más de lo que quedaba en mi plato. Ya lo había asociado con él y eso me daba nauseas.
Me levante para dirigirme a su mesa cuando me percate de que él no estaba. Solo las descerebradas y Styles. Cero Horan. ¿Dónde rayos se había metido ahora?
Camine hacia la salida encontrándome a Louis en la puerta. El castaño discutía con quien parecía ser su esposa. ¿Así seria la relación de todas las parejas en el campus? ¿Acaso había alguna que se llevase medianamente bien? Marcie estaba cometiendo un grave error entonces.
Entendía el hecho de que quisiera darnos una elección de vida a todos, sobre como convivir con tu pareja o como tomar decisiones dentro del matrimonio, pero al menos, hubiese tenido la amabilidad de dejarnos elegir. No todos los estudiantes se casarían, y solo el cincuenta por ciento de los que si lo harían tendrían problemas matrimoniales que los llevarían al divorcio. Pero no importaba, porque ahí, la culpa seria plenamente de ellos dos, porque ellos fueron los que tomaron la decisión.
Mire a Louis una vez mas mientras mandaba a volar a su esposa. Podre chica, tenia lastima por ella. Louis podía llegar a ser demasiado infantil y fastidioso cada vez que se lo proponía.
-Jenna-saludo en cuanto me vio. Sonreí intentando darle ánimos, pero a quien iba a engañar, seguro que ella tenía razón. Tomlinson era otro bastardo más.
-Tomlinson-
-¿Problemas?-pregunto, mientras sacada de su bolsillo un cigarrillo y lo encendía para luego ponerlo en sus labios. Sabía perfectamente que no debía hacer eso. Si el entrenador lo veía en esa situación, lo echaría del equipo. Odiaba que fumaran, y aun más que se drogaran.
Se le saque de la boca antes que pudiera dar la primera calada y luego lo tire al suelo para apagarlo con mis zapatillas. Me miro feo, y con ganas de matarme, pero era su amiga y no iba a dejar que se arruinara la vida de esa manera.
-No te importan, cierra el pico por qué no eres el mejor para hablar sobre eso- El castaño abrió la boca para protestar, pero volvió a adelantarme.- ¿Viste a Horan salir?-le pregunte.
-Sí, fue hacia las habitaciones, pero no creo que sea una buena idea molestarlo, Jenna- soltó fríamente, a la vez que buscaba de nuevo en sus bolsillos por otro cigarro. La suerte estaba de mi lado, porque se le habían acabado.
-¿Por qué no?-pregunte, sonriendo aun mas ante su desgracia.
-Ya sabes… cosas de chicos-
-¿Cosas de chicos?-quizás era demasiado tonta por no entender eso, pero Louis estaba actuando aun peor al no contarme la verdad directamente como si de esa forma fuera a traicionar menos a su amigo.- No entiendo Louis, deja de dar vueltas-
-Se fue con una chica. Dijo que iba a “estudiar”, pero es mentira-
-¿Y qué otra cosa harían que no fuese…?- Entonces, me di cuenta de lo que estaba hablando. Sentí como mi sangre bombeaba en mis venas a una velocidad extrema. Ahora si podría matarlo, ir a la cárcel por homicidio agradado por el vinculo y obtener solo cuatro años tras haber actuado bajo mucha presión y estrés. Debía encargarme de encontrar un buen abogado y listo.
Di un paso al frente dispuesta a salir corriendo hacia mi habitación y encontrarlo in fraganti, pero la mano de Louis me lo impidió.
-No creo que sea lo mejor Jenna-
-¡¿Cómo que no!? ¡¿Cómo que no?! Ambos fírmanos un contrato prometiendo ser fiel. Estoy quedando como una estúpida si no hago algo, y solo le estaría dando via libre para que me sea infiel cada vez que quiera… Ahora dime, ¡¿Cómo que no es una buena idea!?-grite, sintiendo como se me iba la voz con cada palabra. Estaba a punto de entrar en una crisis nerviosa, y no tenía mis pastillas conmigo.
-Entonces déjame ir contigo…-***
Louis camino junto a mí todo el tiempo manteniendo su mano en mi hombro, fingiendo estar dándome apoyo, pero yo sabía que era si extraña forma de impedir que saliera corriendo a matar al rubio oxigenado.
Lo apreciaba mucho, pero realmente debía dejarme ser. De lo contrario, iba a dirigir mi ira hacia él y no lo deseaba, ya que él era mi amigo. Uno muy querido y extraño.
Si no fuera por lo gritos proveniente de una habitación en particular, la misma que compartía con Carter y lamentablemente con él, habría pensado que todos habían vuelto a clases.
Acelere el paso hasta llegar frente a la puerta. Algo pesado cayó en mi estomago impidiendo que respirara correctamente. Realmente estaba ahí adentro con una chica haciendo algo completamente distinto a estudiar.
-Horan, abre la puerta ahora mismo-grite, pero mi voz se fue apagando poco a poco hasta quedarme muda. Quería gritarme mil cosas, todas diferentes y para nada gratas, pero no podía. ¿Por qué no podía? Me sentía extraña, tenía ganas de llorar, me dolía el pecho, y no podía respirar. ¿Qué me pasaba?
-Niall, abre la puerta ahora mismo-soltó Louis al ver que yo no podía. Comencé a golpear la puerta frenéticamente al ver que era lo único que podía hacer-Si no lo haces, irnos con Marcie y le contaremos todo…- parecía que algo le daba gracias, pero nuevamente, no iba a dirigir me rabia hacia el.
-Maldición, ya abro-grito Horan detrás de la puerta. Me detuve en seco cuando escuche que la puerta de destrababa, y se abría dejando salir una rubia, despeinada, con el maquillaje corrido y seguramente de primer año. ¡Primer año! No cabía duda de que esa sería la próxima Ciara Evans. Volví mi mirada hacia el rubio y descubrí que no estaba para nada enojada, sino todo lo contrario. Una sonrisa de oreja a oreja surcaba su cara.
-¿Te divertiste?-pregunte, agregando un tono histérico a mi voz, uno que jure nunca utilizar. Había visto a muchas chicas discutir con sus novios en el campus y solo había una palabra para describirlo: patético. No estaba siendo del todo yo, sino el demonio psicópata que se encargaba de poseer a Savahtine y de vez en cuando a Ciara.
-Claro que me divertí. Aunque hubiese estado mucho mejor sino interrumpían…. Ya saben-guiño un ojos, pero no iba dirigido hacia mí, sino hacia Louis. Parecían estar en medio de una muy mala broma y yo era la protagonista.
-Es mi cuarto, Horan- volví a gritar. Mañana me arrepentiría, ya que probablemente no tendría voz para hablar como una persona civilizada que claramente no era.
-Ya lo sé… Podrías haberte unido a la diversión Jenna-
-¿Estás loco? … Si, es eso. ¡Estas malditamente loco!-
-Ya cálmate-No pude contestar, pero en cambio me adelante antes de levantar mi rodilla derecha y dirigirla hacia su entrepierna. El brillo en sus ojos y el dolor en su cara me llenaron de satisfacción. Estaba un poco mejor.
Sin más, entre a la habitación, empujándolo, y me metí al baño decidida a tomar un buen baño renovador para limpiar todo el barro y toda la mierda de Niall Horan que llevaba encima.
Ese chico me estaba volviendo loca, y aun no llegábamos al mes. Pero lo peor era el hecho de estar sintiendo cosas por ese chico. Cosas locas, horribles… Algo que entra dimensión, diferente a la mía, podrían llamarse celos.***
Cruce lo brazos mientras movía mi pierna excesivamente de arriba abajo para demostrarle mi discuto y lo mucho que me fastidiaba perder una hora semanal en algo tan poco productivo como lo era esta terapia grupal.
Había salido corriendo de mi última clase para llegar a tiempo y aun no podíamos empezar porque faltaban alumnas.
Podía entender la situación de Cassie, había llegado tarde porque debía cerrar la biblioteca, pero definitivamente, no iba a entender a Ciara y Savahtine. Ellas eran el principal punto por lo que esto no iba a funcionar.
Seguramente, Cassie y Carter no hablarían en toda la sección, Olivia replicaría cada vez que algo no le gustara, y yo… Yo las mandaría a callar a todas sí se ponían pesadas. Pero Ciara y Savahtine, no solo buscarían problemas, sino que, serian el problema.
Empezarían a hablar cosas sin sentido, buscando peleas, riéndose de la situación de una u otra, como si las de ellas fueran mucho mejor.
Estaba más que claro que no íbamos a poder “ayudarnos”, como Stella, y Marcie pretendían que hiciéramos. Eso sería como un campo de guerra, todas tirando a matar, defendiéndose de los golpes a de las otras e intentando sobrevivir para la siguiente sección. Podría llegar a ser divertido, solo que hoy no estaba de humor y quería que los siguientes cuarenta y cinco minutos pasaran lo más rápido posible.
La puerta volvió abrirse dejando entrar a las dos chicas que faltaban, quince minutos después de lo establecido. Ninguna de las dos hizo el intento de inventar una escusa, simplemente se sentaron en las dos últimas sillas frente al escritorio de la Sra. Harrison mirándola de forma desafiante… como solo ellas sabían hacerlo.
-Bueno, chicas, ahora que estamos todas podemos empezar- Stella sonreía demasiado, y parecía ser adicta al café y al lápiz labial rojo. Además de eso, estaba vestida con ropa elegante, como si fuera a tomar el té con la Reina de Inglaterra.- ¿Quién quiere empezar?- mire a cada una de las chicas, y ninguna de ellas parecía estar emocionada con eso. ¿A caso nadie se daba cuenta que todo ese teatro apestaba?- Vamos chicas… Puede llegar a ser divertido. ¿Por qué no empezamos comentando las cosas que vivieron esta semana? Podrán ayudarse entre todas y apoyarse….-
-¿Por qué no deja de fingir que le importamos? A usted le están pagando por esto… Dígame cuanto, y le pago el doble para que nos deje ir-soltó Savahtine, tomando por sorpresa a Stella. La mujer enfoco su mirada en la morena, intentando entender lo que acabada de decir. No puedo creer que este por decir esto, pero si Savahtine nos salvaba de esa tortura, le daría las gracias definitivamente.
-¿Perdón?-pregunto Stella volviendo a cargar su tasa con café.
-¿Cuánto le paga Marcie?-volvió a preguntar la morena. Ninguna de las que estábamos ahí podíamos dar crédito de sus palabras, pero vaya que estaba emocionada por saber si la psicóloga aceptaría el trato o no.
-Eso no es de tu incumbencia y no es un tema a discutir en esta sección. ¿Podríamos continuar con lo que realmente interesa?-
-Por favor, Stella… Todo el mundo tiene un precio-soltó esta vez Ciara. Parpadee un par de vez mientras una gran sonrisa se formaba en mi rostro. Asi que esa era la forma en la que las dos chantajeaban a la gente…
-Les pido a amabas que corten el tema ahí. Yo no pienso venderme. Eso sería poco profesional, y Marcie cuanta conmigo. ¿Podría alguna comenzar a contar su semana, o se lo pregunto yo?- La Sra. Harrison nos miro a todas. Estaba roja como un tomate, casi del mismo color que su labial. Sonreí aun más. Esa mujer no me agradaba y por lo visto, el sentimiento era mutuo.
-Sra. Harrison, porque no lo piensa mejor… Ninguna de nosotras está dispuesta a colaborar con usted, ¿Cree a caso que podremos llegar a ayudarnos entre nosotras?-Savahtine parecía estar dispuesta a hacerla cambiar de opinión. Si tuviese plata, un auto convertible, y ropa de diseñador, podría ayudarla. Pero no tenía nada de eso.
-Ya que estas tan entusiasmada, ¿Por qué no nos cuentas como es tu relación con Zayn Malik?-pregunto Stella. Debía agregar que admira su capacidad para mantenerse calmada, yo ya habría explotado desde de todo eso.
-Esto no es un cuento de hadas, Sra. Harrison. Es un asco, un completo desastre-respondió la morena. Todo eso sería algo divertido, claro. Pero le agradecería al tiempo si se moviera más rápido.
-Voy a cortarme la lengua después de decir esto… Pero no queremos hablar de lo que nos pasa con nuestro “esposos”. Está claro que Marcie estaba borracha cuando eligió las parejas-dijo Ciara. Solté una carcajada de inmediato, pero tuve que taparme la boca cuando Stella me fulmino con la mirada. Si, esa mujer me odiaba.
-¿Ya superaste el tema de la infidelidad?-le pregunto a Ciara.
-No estamos casados realmente, no son cosas que deba explicarle a Liam. Sobre todo cuando fue él, y Carty los que me traicionaron-
-Es Carter-hablo la castaña que estaba sentada a mi derecha, aunque de inmediato la vi arrepentirse.
-¿Qué dijistes?-Justo eso era lo que no tenía ganas de presenciar.
-Que es Carter, no Carty-
-Ya sé lo que dije, engendro. No me corrijas, no tienes derecho…-
-¡Ciara!- la interrumpió Stella. Podía fingir estar descompuesta y largarme de ahí cuando quisiera. No iba a soportar eso.
-Esto es estúpido-soltó Savahtine. Puse mis ojos en blanco, antes de mirar el reloj y darme cuenta que la diversión había acabado, y solo habían pasado quince minutos. Quedaba aun media hora… Una larga media hora.***
Un par de minutos y tres peleas después, logre salir de la oficina de la Sra. Harrison prometiéndome a mi misma jamás volver a ese lugar. Era una completa locura si Marcie pesaba que podíamos ayudarnos a superar todo eso entre nosotras después de esa última sección.
El dolor de cabeza incrementaba con cada paso y para ser sincera, no sabía si era por el montón de griteríos que habían entrado a mi sistema durante la terapia o el hecho de que me estaba acercando a mi habitación y debía volver a ver a Horan y su coqueta cara de “yo no hice nada”.
Podía soportar muchas cosas, había vivido con mis primos y mi hermano la mayor parte de mi vida. Horan no representaba un problema en ese aspecto. Mi límite era definitivamente ese.
Había dormido en esa habitación junto a Carter durante todo el año que paso y posiblemente, seguiríamos ahí mismo hasta que nos graduáramos. Pero ahora él le había dejado una especie de marca que lo hombres consideraban algo genial, mas para mi era una completa falta de respeto, asqueroso, repugnante…
Mi mente batallaba entre decirle a Marcie y acabar con el problema, o guardar el secreto, evitando disminuir las probabilidades de tener una buena nota a fin del semestre.
Decidí ignorarlo orgullosamente antes de entrar al cuarto.
El rubio oxigenado se encontraba estudiando sobre su cama, la misma en la que se había acostado con la rubia de primer año, intentando retener la mayor parte de información que extraía de sus libros. No se inmuto cuando entre, mejor para mí.
Seguí mi camino hacia el baño para ponerme mi pijama y así, al fin, poder enterrarme en mi cama para obtener mis benditas ocho horas de sueño.
Una vez lista, ate mi pelo en una coleta y distendí mi cama, aun sin mirarlo o dirigirle la palabra.
-No le dijiste a Marcie-fue más una afirmación que una pregunta. Me molesto que estuviese tan seguro, por lo que considere mentir para no perder la poca dignidad que me quedaba-¿Por qué?-se adelanto, antes de que pudiera abrir la boca y protestar en contra. Había decidido ignorarlo, eso era mucho mejor que mentir. Me metí a la cama y tape mi cabeza intentando que sintiera la indirecta y se diera por vencido. Pero no lo hizo-Jenna, ¿Por qué?-insistió una vez más. Abrí mis ojos, ya resignaba. Ese chico no se rendiría fácilmente, debí suponerlo, ya que era tan testarudo y fastidioso al mismo tiempo, que no le bastaba haberme hecho pasar un momento de humillación pública sino que ahora también estaba empeñado en impedir que durmiera tranquila a cambio de un par de respuestas de mi parte que prefería mantener en secreto. Seria aun más vergonzoso admitir la verdad frente a él.
Su mirada azul se cruzo con la mía produciéndome infinitas sensaciones, entre ellas las ganas de golpearlo hasta que implorara para que lo dejara a cambio de la paz total durante los próximos meses.
-Jenn… ¿Por qué?- un apodo. Eso estaba mal, muy mal- Por favor…-
-¿Quieres saber por qué no le dije a Marcie?-solté finalmente, poniéndome de pie para enfrentarlo. Estaba claro que no podría dormir. Al ver que no iba a responder, proseguí- Porque a diferencia de ti, yo no tengo a nadie que pueda pagar una cuota mensual que me permita terminar mi carrera pase lo que pase. Soy una becada, Niall… Una becada. Y por lo tanto, necesito que mis notas superen las anteriores cada semestre. Decírselo a Marcie, tiraría a la basura mí esperanza de tener un aprobado. Así que si no quieres que me vea en esa situación, te pido por favor que colabores conmigo. No te metas en mi vida, y juro que no me meteré en la tuya- Niall pareció analizarlo durante unos minutos, mientras yo reponía aire de mi agitada carrera con las palabras, antes de responder.
-Está bien-dejo de mirarme, dejándome aliviada. Me sentía desnuda ante él, y eso era malo, muy malo. Inclusa mucho peor que el apodo.
-Ignorarnos es lo mejor, Horan. Ambos sabemos que no podemos mantener una buena relación… Nunca nos llevaremos bien…-
-Si es lo que quieres-me interrumpió, cerrando sus libros para luego ponerse de pie. Estaba tan serio que parecía un completo extraño.
-Es lo mejor…-
-Está bien…-Me volvió a interrumpir- Solo, no te arrepientas luego- Antes de poder decir cualquier otra cosa, sabio de la habitación dejándome sola con mil preguntas en mi cabeza.
¿Qué se pensaba? ¿Me estaba amenazando? ¿Acaso pensaba que yo, Jenna Green, iba a caer como cualquiera de las otras estudiantes a sus pies, los besaría y le imploraría que se acostara conmigo? Era él quien estaba equivocado entonces, porque yo seguirá ignorándolo hasta el final del semestre, y el otro también… Hasta que todo ese teatro se acabara y pudiéramos volver a ser personas normales, estudiante en una Universidad normal, con relaciones amorosas normales y que nosotros mismos pudiéramos elegir.
Ficha Aceptada
capítulos hermosos hijos de Dios amé que estén tan largos, y comencé a odiar a Niall por ser tan horriblemente malo con Jenn :cc idk, está genial la trama de la novela colectiva, y me gustó mucho el ship entre el rubeo sensual y JLaw. bueno, tu sabes que amo mucho como escribes, me encanta como narras y tu ortografía perfecta, así que, tu ficha está más que aceptada. estoy amándola, ahqué xd ya estás participando y bue, mucha suerte mi hermosa Louisa, te adoro<33.
wanweird
Re: The demonic pact | ¡RESULTADOS!
EmilydeStyles escribió:Emily Reed
■ Nombre completo: Emily Rosselie Reed Fanning
■ Edad: 16 años.
■ Chico: Harry Styles.
■ Rol: La chica que arriesga su vida por salvar a sus seres amados.
■ Representante: Isabelle Fuhrman
■ Capítulo o One shot de tu autoría:
- Love in the underworld- capítulo 1:
—¡Skyler! ¡Corre, carajo!—gritaba mi mejor amigo, Dylan.—¡Mierda!—grita, cuando unos horribles mutos lo alcanzan y le agarran el cuello.
No sé qué tanto tiempo estuve gritando con el pañuelo en mi boca, pero ahora ya no tengo voz. Me era imposible no recordar ese maldito día, en el cual, mi mejor amigo murió decapitado enfrente de mí. Desde ese día, me he levantado gritando; ¡Dylan, corre! Todo había pasado tan rápido, el solo me dijo que corriera, pero yo estaba tan aturdida que no podía entender todo lo que me decía. Entonces, en lugar de ayudarlo para defenderse de esas bestias, me quedé quieta, parada en mi lugar, tratando de recuperar la respiración. Y cuando reaccioné, ya era muy tarde.
Nunca me había sentido tan vulnerable, tan sensible. La muerte de mi mejor amigo me hiso darme cuenta de que, yo estaba dando los pasos equivocados, y que, la vida no era para nada fácil. Desde ese día, me convertí en la cabeza de nuestras dos familias, ese día, también perdí a mi padre, pero nunca lo quise tanto como para llorar por él. Mi madre, cayó en una depresión tan grande que cada vez que la veías no sabías si gritar del susto o ayudarle.
Me había vuelto mucho más fría que una roca en pleno invierno, sin saber que eso hería a toda mi familia. Ahora, era cuando más me necesitaban, pero más necesitaba yo hacer esto. Me encontraba en el vagón de un lujoso tren, en camino a Thunderville, para reunirme con el Señor Oscuro. Nuestro plan era unir a doce chicos y chicas, los cuales, fueran los más importantes e independientes de su mundo. Yo no era importante, pero tal vez era la persona más independiente de todo el mundo de los vampiros, y eso era bueno para mí.
No conocía a nadie más que a mí misma en ese lugar, y al parecer, todos era mucho más letales que yo y todo mi mundo, lo cual, por una extraña razón, en lugar de aterrarme, me sacó una pequeña sonrisa, por saber que, yo no necesitaba ser tan grande como ellos y era mejor.
En todo el viaje, me la pasé mirando por la ventana polarizada del vagón, mientras toda la vegetación aturdía mis sentidos. Creía que, una parte de Dylan se había metido a mi cuerpo, desde su muerte, muchas cosas de las cuales él disfrutaba, me habían aturdido con su belleza, y el bosque verde era la principal atracción de él.
No sé qué tanto tiempo estuve mirando por la ventana, pero ahora un chico me está informando que hemos llegado a mí destino.
—Oh, gracias—respondo aún aturdida.
El chico de ojos azules me hace un ademán con la mano derecha, que consiste en hacer una forma en ola, y según Dylan, en el mundo de las hadas oscuras eso significa; Sígame, por favor. Eso es muy interesante para cualquiera, y cómo casi todos saben, las hadas oscuras son los seres menos habladores e cariñosos de todo el universo.
Inmediatamente, me levanto del sillón de terciopelo y el chico empieza a caminar, lo único que puedo hacer es seguirlo, hasta darme cuenta de que el mundo de las hadas oscuras es mucho más extraño que esas máquinas gigantes que hacen los humanos.
Casas con formas tan extrañas que te mareaban con tan solo verlas, unas con chimeneas que lanzaban burbujas y otras que liberaban una extraña y asquerosa sustancia verde. Había una casa que, tenía la forma de la cabeza de un payazo, pero mucho más espeluznante, en especial por la puerta que tenía forma de boca, y cuando entrabas, o te tragaban o te tiraban y unas manos te empujaban. Había una que, parecía ser normal, hasta que me di cuenta de que cambiaba de colores, pero eran fluorescentes, así que todos esos focos me dañaban la vista.
Cuando me dediqué a mirar mejor, me di cuenta de que todas tenían algo que ver con payazos, y cruzando un río que era mitad verde asqueroso como el de aquella chimenea, había una corriente de leche y helado, con trozos de galleta gigantes, y es cuando me di cuenta de que, después de ese río, había todo un barrio de helados, dulces, galletas, caramelos, gomitas, palomitas de maíz, pasteles y más dulces inimaginables.
La siguiente colonia, era de comida chatarra, pizzas, hamburguesas, refrescos, nachos, queso, todas esas cosas que afectaban a tu salud.
Había otra, que al parecer, era un cementerio, árboles marchitos, casas cuya madera parecía quemada y vieja, pantanos con una sustancia verde que apestaba peor que la sangre de un gorila muerto, lápidas, lápidas y más lápidas.
Había una, a la cual, creo que nunca me atrevería a entrar, la cual estaba llena de lava ardiente, piedras las cuales pisabas lo más probable es que cayeras al interior de un volcán falsamente subterráneo, dragones que lanzaban lava a cualquiera, y las personas tenían en los ojos algo que parecía ser una llama, en lugar de una pupila.
Por poco y salgo corriendo cuando el chico de ojos azules me agarró por el brazo y me condujo hacia la colonia de lava. Quería correr, llorar, vomitar, hacer de todo con tal de no entrar a ese horrible lugar, y cabe mencionar que, si tocaba la más mínima parte de una llama, moriré quemada al instante.
Pero, entonces, sucedió algo inesperado, de la nada apareció un río al lado de toda la lava, y se congeló, montañas de hielo empezaron a salir de este, y cuando me di cuenta, era otra colonia, una colonia de hielo. La gente tenía un tatuaje blanco con brillo o plateado con destellos de diamante al lado del ojo derecho, y tenía la forma de un copo de nieve. Todos vestían con ropas extrañas, cubiertos por telas y más telas plateadas, azules y blancas.
El chico de ojos azules, se voltea y se va por el barrio de los payasos. Me quedo parada en mi lugar, sin saber que hacer o al menos, dónde ir. Siento que me halan el brazo, miro rápidamente y me doy cuenta que era uno de los guardias de la colonia de hielo. El camina a paso firme por delante de mí, y no me queda más remedio que seguirlo.
Mientras camino en lo que parecía ser una pista de hielo, me doy cuenta de que mis zapatos se han cambiado como por arte de magia, en lugar de llevar mis botas de cuero especiales para correr sin ningún riesgo, tengo unos botines que aparentan ser delgados, pero son tan pesados como un bloque entero de cemento. Me veo obligada a apresurar mi paso cuando siento unos pequeños jaloneos en mis pies, y cada vez que camino más rápido, me doy cuenta de que los jaloneos desaparecen.
Pasamos por casas y tiendas que, para ser sincera, eran extrañas, gigantes y hermosas a la vez. Mi vista se posó en lo que parecía ser un show, muchas personas estaban alrededor de un señor de mayor edad, mientras tocaba el piano y un perro que tenía apariencia de lobo aullaba. Estaba tan anonada con la imagen, que apenas pude creer lo que estaba frente de mí.
Era gigante.
Hermoso.
Precioso.
Era el castillo de hielo.
Siempre había escuchado a personas hablando sobre él, pero nunca me di cuenta de que era mucho más hermoso de lo que todos decían.
Me apresuré y justo cuando iba a preguntarle al guardia que estaba detrás de mí cómo se abría la puerta, automáticamente se abrió.
Ahí fue cuando, me di cuenta de que era mucho más hermoso por dentro que por fuera.
Sillones de hielo con tapices de terciopelo para que la gente se pudiera sentar en ellos inundaban el lugar. Cuadros que contaban la historia del castillo con imágenes. Escaleras lujosas de nieve y hielo. Una fuente que tiraba cristales de hielo y agua fría estaba en el centro del gran salón. En un espacio apartado, había una pequeña puerta de cristal, en la cual se podía observar una flor con diamantes en el centro, y otra que parecía ser de hielo, con cristales formando púas alrededor. Según mi madre, una de ellas representaba a la princesa y la otra al príncipe de este lugar, como regalo de la madre naturaleza.
Un señor con apariencia de la realeza baja por la gran escalera de hielo, está cubierto con una tela blanca con apariencia de peluche, y me dan ganas de frotarme la cara en el suave acolchado de la tela.
—Hola, Skyler—dice, y me sorprende que sepa mi nombre—. Te he estado esperando, siéntete como en casa, en un momento iremos a la sala presidencial, para que conozcas a los nuevos Capitanes de los Guerranos.
Lo miro confundida durante unos segundos. ¿Por qué no vamos ahora?, Aunque mi respuesta aparece casi instantáneamente, de la nada, toda mi ropa cambia, tengo uno de esos abrigos lanudos suaves, un pantalón blanco que parece tener calentadores, y mis botines se convierten en unos zapatos con un curioso metal por debajo de ellos.
De la nada, empiezo a deslizarme por todo el salón, sin poder controlarme yo misma. Me doy cuenta de que, los zapatos están controlados con esos objetos raros a los cuales llaman; Avances tecnológicos. Debo de admitir que, en mi mundo si se dan ese tipo de cosas, pero nunca en mi vida me había interesado tanto como para acercarme y preguntar sobre qué se trataban esas máquinas tan extrañas.
No supe cuándo ni cómo pero, estábamos en el tercer piso del castillo, en una sala gigante, donde estaban nueve chicos y chicas con la misma ropa que yo.
Si anteriormente me sentía feliz y a gusto con el puesto que yo ocupaba, eso se había descartado completamente de mi memoria. Todos tenían un aspecto letal. Había una chica, la cual, parecía tener unos ojos de serpiente. Un chico que, parecía normal hasta que te dabas cuenta de sus garras. El olor a licántropo casi me hace toser. Una chica de tez morena me sonríe hipócrita, disfrutando de mi reacción, me dan ganas de agarrarla del cuello y estrellar su cara contra el frío y duro hielo en forma de piso, pero ciento una corriente eléctrica y suelto un grito ahogado.
—Emily, tranquila, deja de hacer eso—dice una voz ronca, y sus palabras surgen efecto, pues ha disminuido considerablemente, pues ya no siento tantos choques—. Vale, no te enojes, pero sabes que no podemos matar a nadie hasta que ya no haya otra opción.
Cuando viro la cabeza, los veo.
Los príncipes de hielo. Los dioses del mundo. La chica, que se parece llamar Emily, me mira con odio y rencor, mientras su hermano le dice cosas a gritos, pero nadie parece escuchar nada, o eso me dicen sus miradas de confusión.
—¡Cállate!, ¡Tú no sabes nada!—le escupe enojada—. ¡Por culpa de ella murieron nuestros padres! ¡Y ahora se cree muy importante como para herir a un licántropo! Este es mí reino, y aquí se hace lo que yo diga, una cosa más, y yo misma la mataré frente a toda su estúpida familia.
De un momento a otro, el chico está sobre la chica, mientras le agarra la muñeca y el cuello, y ella empieza a ponerse morada. Ella empieza a patalear, y se le dibujan unos tatuajes con forma de dragón de color plateado en los brazos. Él le mira sorprendido, y le agarra de las piernas con la intensión de levantarla.
Entonces, la chica estira su brazo, y le zampa un pedazo de hielo en el estómago.
—¡Para que pienses bien antes de actuar como pendejo!—le grita, y sube por las escaleras—. Oh, ¡se me olvidaba! ¡Tú no piensas! Debí de haberlo recordado.
El chico, se levanta y me doy cuenta de que lo que parecía ser sangre saliendo de su abdomen, es azul y de inmediato se le quita.
Noto que sube las escaleras con una expresión de tristeza, pero aun así se le nota enojado.
Se escuchan gritos, pero aun así no entiendo lo que dicen. Suenan más bien como sollozos ahogados, y por un momento me dan ganas de subir y ver lo que está pasando.
Entra el señor anterior, con una expresión bastante calmada en comparación de todos nosotros, y por su mirada, me doy cuenta de que eso ha pasado varias, tal vez muchas, veces.
—¡Bravo!—exclama, sonriente—. A juzgar por sus caras, me he dado cuenta de que ya han conocido a los hermanos Styles. Qué bien. Solo les contaré un pequeño secreto, nunca en su vida enojen o le hagan un comentario a Emily, porque no quieren saber cómo reaccionaría su es así con su hermano.
Es extraño, por un momento, tiene una pisca de sarcasmo en su voz, pero luego me doy cuenta de que habla muy enserio.
La tarde pasa tan rápido que casi se me hace imposible. Nos han sacado a mí y a los otros sujetos letales máquinas para matar (qué, por cierto, llamaré SLMPM) a conocer el mundo de las Hadas Oscuras.
Ahora, estamos reunidos para la cena, claro que los príncipes están conversando entre ellos en un lugar privado sobre algunas cosas que tienen que evitar, de lo contrario, a la primera persona que muera por los poderes de Emily sería yo.
Salen por una escalera que antes no existía y se sientan sin decir nada, pero a juzgar por sus caras, ni uno de los dos está contento.
—Bueno…—habla por fin el chico—. Sé que no todos se saben nuestros nombres, así que se los diré; Mi hermana, es Emily Styles, princesa del inframundo y las artes macabras. Yo soy Harry Styles; príncipe de los mundos y las artes oscuras. De seguro se preguntarán exactamente que hacen aquí, y eso se lo dejaré a Emily.
—Bien—la voz de Emily me sorprende, no se escucha tan dura y fría como en la mañana, es como una brisa fresca combinada con una acogedora hoguera—. Están aquí por la simple razón de que los humanos quieren acabar con nosotros. Hemos diseñado un plan; y solo ustedes tienen lo necesario para poder realizarlo.
Nos explica que, los humanos han tenido comunicación con gente del inframundo, lo que ha hecho que nos descubran. Creen que somos una amenaza para ellos, así que han diseñado armas para destruirnos. Nos dice que somos los únicos que hemos salido del inframundo al menos una vez en la vida, o hemos soñado cómo es realmente estar ahí. Así que por eso nos han elegido.
Se me hace raro que ella no esté intentando cortarme el cuello o algo parecido, pero me va bien de cierta forma que no lo haya intentado.
Cenamos un banquete con todo tipo de comida, la cual estaba remodelada genéticamente. Yo como vampira, me debo de alimentar de sangre, pero le han hecho algo raro a la comida y ahora todo podemos tener una alimentación humana.
Ahora que podía ver a los príncipes sin el riesgo de que se maten, me doy cuenta de que son casi completamente diferentes. El chico estaba bronceado al sol, y la chica era tan pálida que su piel era casi traslúcida. El chico tenía el cabello castaño oscuro con rulos, la chica tenía el cabello tan rubio que parecía plateado, y su cabello era lacio con rizos en la punta, y según me contaron, eso se debía a que mientras más rizado estuviera, menos tiempo tendremos para salvarnos.
En este mismo momento me encuentro en lo que llaman; “Campo de Batalla”, para entrenarnos. Todos tienen una agilidad, y la mía es la velocidad a pie. Me refiero a pie porque, en sí, los más veloces son Harry y Emily, pues pueden volar.
Un chico, el cual se hace llamar Jase, es el mejor haciendo trampas. La chica licántropo, que ahora me odia, es la mejor olfateando a los enemigos. En fin, todos nos complementamos entre sí.
En este preciso momento, nos han indicado que nos sentemos, pues Emily va a hacer una cosa que, al parecer, es letal para cualquiera.
Me quedo mirando a la nada, viendo como las aves y los peces del río revolotean por doquier, siendo libres; lo que yo quiero ser.
Siento un escalofrío, y seguido de eso, ciento un temblor, vuelo por los aires, y aterrizo enganchada a la copa de un pino. No sé lo que ha pasado, pero miro y veo a todos reunidos parándose del suelo, Emily está en frente de lo que era una piedra lisa gigante, la cual ahora está partida exactamente por la mitad. El señor que me recibió en el castillo, que resultó llamarse Romulous, le aplaude y la felicita. No es ahí hasta que me doy cuenta de que ella me ha hecho volar por los aires.
No me puedo controlar, y en una milésima de segundo estoy agarrándola del cuello mientras le hago una llave, y cuando siento que se está muriendo, me agarra de una pierna y me la congela, seguido de esto, no puedo mover nada más que mi boca, mis ojos y mi cuello. Siento espasmos horribles por todo mi cuerpo, me está electrocutando. Se suelta, y me da una cachetada, que juro por mi madre que me ha roto el cuello. Me patea y caigo de rodillas bajo ella, sus ojos expresan una rabia extrema, ahora están ardiendo como cuando quemas petróleo, y veo que saca un cuchillo. Su hermano la agarra por detrás y la deja inconsciente, pero ella me da una patada en la cabeza y pierdo la consciencia.
—¡No debiste de hacer eso, casi la matas!—grita una voz, pero yo solo escucho susurros.
—¡Deja de defenderla! ¡Estoy segura de que si yo hubiera muerto tu estuvieras celebrando junto a esa perra!—le gritan de vuelta, y estoy segura de que hablan de mí.
Todo se siente lejano, y me siento en una especie de pausa. Solo puedo pensar, no puedo oír, ni moverme, ni hablar.
Trato de gritar, pero se me hace imposible. Estoy atrapada en un muro irrompible. Quiero correr, lo que sea con tal de ya no estar en este horrible lugar. Trato de calmarme, pero no puedo. Siento mis manos sudadas, y un peso horrible en la espalda. Abro los ojos, pero solo veo oscuridad, horrible y fría oscuridad.
Alguien se está burlando de mí, pero no sé quién, ni cómo. Viro mi cabeza, y la veo. Soy yo, mi reflejo está en el aire frío y húmedo. Me sonríe burlonamente, y yo quiero llorar. Mueve su dedo índice, con lo que parece ser un burlesco; “No”.
Y es cuando, me doy cuenta de que, todo ha sido un juego. Estoy en una clínica fría, mientras voces siguen discutiendo. Estoy conectada a cables.
Me doy cuenta de algo que siempre dijo Dylan; estoy muerta.
- Leí las reglas:
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- Holi:
Jump, hola. Primero que nada, gracias por dejarme audicionar. Aún no sé si mi ficha esté aceptada, pero espero con toda mi alma que así sea. Mi escritura es algo rara, lo admito. Espero y no me odies, porque yo amo tu idea para la novela, y pues entonces tengo que amarte(?
Ok, eso ha sonado raro. ¡Espero tu respuesta!
Ficha Aceptada
mi bella Bunny tu escritura no es rara, es una de las mejores en realidad. tienes muy buena ortografía y narras excelente, idk, la historia de tu capítulo está un tanto diferente y la wea, pero me he quedado anonadada. tienes mucha imaginación y me encantó la trama tan distinta que has desarrollado en tu fic o lo que sea :b srsly. no hay nada malo qué juzgar, me gustó mucho como escribes y obviamente ya estás participando por el precioso y perfecto Hazz, mucha suerte y esop, ily ccc:
wanweird
Re: The demonic pact | ¡RESULTADOS!
■ Nombre completo: Tessa Lenore Westerhouse
■ Edad: Dieciocho años.
■ Chico: Harry Styles.
■ Rol: La chica que quiere salvar a su madre.
■ Representante: Freya Mavor.
■ Capítulo o One shot de tu autoría:
■ Edad: Dieciocho años.
■ Chico: Harry Styles.
■ Rol: La chica que quiere salvar a su madre.
■ Representante: Freya Mavor.
■ Capítulo o One shot de tu autoría:
- LOL. {Harry.} {capítulo once.}:
- ¡Viva la vida, colegas! ¿Sufrir por una chica? No, a Harry Styles no le venía para nada esa estupidez. ¿Por qué? Porque…Ni idea. El punto es que adoraba la forma en que el piso se tambaleaba bajo mis pies, a pesar de que estuve a punto de caer unas cuarenta y dos ocasiones. Gracias al cielo, mi querido amigo Louis estaba presente, pero tampoco era de mucha utilidad, puesto a que casi caigo cuarenta y dos veces, pero sí que me estrellé contra el suelo unas veinte. ¿Y qué hacía Louis? Regañarme. Nada más que eso. Moraleja de la noche: Si vas con Louis a beber unas copas, asegúrate de apagar su celular.
Judith lo había estado llamando cada cinco minutos, advirtiéndole que no me dejase beber mucho. ¿Por qué me controlaban? No iba a matar a nadie.
De todos modos, conseguí que Louis se pasara de la raya y bebiera más de lo normal, pero a ese sujeto se le pasaba el efecto del alcohol rápido. Aburrido.
—Te quiero, hermano. ¿Lo sabías?— Le comenté a mi compañero, mientras divisaba la forma en que una cantidad remota de ovnis venían hacia nosotros. Woop, woop.
—Sí, sí…Quítate de la calle, imbécil. Los autos te matarán—Ah, no eran ovnis. ¿Qué sentido tenía la vida ahora?
—Knock-knock—Dije sonriendo como tarado. Al menos podía animarme con eso.
—Harry—Bufó Louis.
— ¡Knock-knock!
— ¿Quién es?
— ¡Doris!
— ¿Doris quien?
— Doris cerró la puerta con llave, por eso tuve que tocar— Wow, mis chistes eran de oro. Me preguntaba por qué jamás había asistido a un concurso de humor.
—Styles, eso fue terrible—Claro, jamás asistí a uno porque mi mejor amigo convertía mis sueños en bolas de papel—. Estás borracho, no dejaré que bebas más. Dame eso—Louis me quitó la botella de tequila y la lanzó hacia el otro lado de la calle. Lo único que pude hacer fue observar como mi hermosa amiga se destrozaba en miles de pequeños fragmentos.
—Gracias—Musité entonces.
Louis siguió caminando, mientras encerraba en su mano alrededor de mi antebrazo, evitando que yo volviera a caer. Pero en realidad yo sí estaba cayendo por dentro, o así me sentía.
— ¿Sabes algo? ¡Abbie es una pe…!
—No lo digas, te arrepentirás de eso después—Me interrumpió mi compañero, ahí fue cuando me di cuenta que estuve a punto de decir algo sin pensar.
—Tienes razón—Sollocé, mientras me preguntaba mentalmente en qué momento había comenzado a llorar—. Ella…ella es hermosa—Y ahí iba el llanto de manera más extensa.
—Tranquilo, Hazz. Ya llegamos—Dijo Louis al mismo que colocaba mi brazo sobre su hombro, ayudándome a mantenerme de pié sobre el asfalto.
Mi vista se encegueció en cuanto una brillante luz apareció desde lo que parecía una puerta, y podía reconocer la silueta que se asomó al rato después.
—Pequeña, ¿te escapaste de la fábrica de chocolates?—Reí mirando a Abigail de pies a cabeza—. Louis, ¿qué hace un oompa loompa en nuestra casa?
—Jalea, no le digas a Judith que dejé a Harry beber—Le suplicó Louis, ignorándome olímpicamente.
—No te preocupes por eso—Masculló Abbie mirándome con preocupación—. ¿Podrías llevarlo a mi habitación?—Inquirió ella—. Mientras tanto buscaré unas aspirinas.
—Claro, te aprovecharás de mí. —Balbuceé.
Abigail rodó los ojos frustrada, sin embargo, no la podía culpar. Luego de eso, Louis me arrastró hasta la habitación de Abbie y con dificultad logró dejarme sentado al borde de la cama. Ni siquiera me miró antes de salir por la puerta, por lo que debo suponer que también estaba cabreado de mí. Eso sucedía cuando bebía tequila. Cuando me embriagaba con otros alcoholes solía ser más…querido por las otras personas.
Pasaron unos cuantos minutos cuando Abbie entró al cuarto, llevando en una de sus manos un vaso de agua, y en la otra un pañuelo que parecía estar húmedo. Me sonrió con decepción y se dejó caer a mi lado.
— ¿Lo arruiné otra vez?—Indagué, sintiendo de manera exasperante como mis parpados pesaban.
—No. Deja que este oompa loompa de aquí te ayude—Contestó dejando que el pañuelo húmedo limpiara el sudor de mi cara.
— ¿Sigues enojada por lo que pasó ayer?—Volví a interrogar. Lo único que recordaba del día anterior fue lo que sucedió en el departamento de Josh, y según me contó la novia de Louis, Josh no se vio tan molesto. Era sorprendente, ¿ósea que podíamos entrar a su departamento cuando quisiéramos?
—Para nada. Estabas tratando de protegerme…creo—Musitó para luego colocarse de pié. Comenzó a buscar algo dentro del armario, y luego de una larga búsqueda, sacó una playera holgada de color blanco, la cual me pertenecía. Me pregunté qué diablos estaba haciendo cuando intentó quitarme la camiseta que estaba usando en ese instante, sin embargo, dejé que lo hiciera después de todo. Debo asumir que borracho era complicado impedir algo. Al fin y al cabo, cualquier esperanza que tenía se esfumó cuando Abigail me colocó la playera blanca.
—Gracias—Murmuré, a lo que ella sonrió. Bien. De todas maneras, era vergonzoso tener la voz gangosa y ronca al mismo tiempo, sobre todo en mí. Así que no me sentía mucho dichoso por todo esto.
—Después de esto no volverás a beber, ni menos en el cumpleaños de Connie. No es genial estar ebrio, Styles. Debes aprender a…
— ¿Lo amas?
— ¿Ah?— Sí, lo mismo digo, ¿Ah?
—Sólo quiero saberlo.
—No.
— No ¿qué?
—No lo amo—Espetó—. Antes de que te duermas, toma la pidolora que dejé en el velador. Si me necesitas, estaré en la sala de estar.
— ¿Por qué no lo amas?
—Woaoh, enserio. Nunca más beberás.
—Estoy borracho, no recordaré nada mañana, así que puedes decírmelo— ¿Alguien me dice por qué soy tan insistente cuando estoy ebrio?
—Creí que lo amaba…me equivoqué. Sólo…me gusta. Ni se te ocurra decirle, ¿por favor?
—Será un secreto. Lo prometo—Anuncié al mismo tiempo que me dejaba caer sobre la cama.
—Bien…ahora duerme.Laughing out loud.
Sábado por la noche. Zayn, y yo. Haciendo canapés.
Haríamos aquella pequeña reunión para el cumpleaños de Connie; Liam se había encargado de llevarla a pasear a algún lugar bonito, mientras nosotros nos llevaríamos la tarea de dejar el lugar presentable. Niall pasaba la aspiradora por la alfombra, mientras que Adeline—la habíamos invitado, después de todo, ella era una gran amiga—se encargaba de quitarle el polvo a los muebles. Por otro lado estaba Judith ayudando a Abigail a preparar las bebidas, las cuales me habían prohibido tocar, esa noche debía divertirme tomando leche con chocolate. Y Louis, estaba comiéndose las sobras del biscocho del pastel que Allie había preparado.
— ¡Louis, ya, para!—Allison golpeó la cabeza de mi castaño amigo con una cuchara.
—Tú también estabas comiendo, no me reclames—Se defendió Lou, de una manera bastante… ¿lógica?
—Estoy embarazada, así que como por dos, ¿recuerdas?—Y así Louis se dio cuenta de que seguir reclamando no tenía sentido.
Ahora, ha llegado el momento de mencionar lo que me amargaba el día: Josh Kennedy, damas y caballeros. Quien acababa de entrar por la puerta. Se acercó a Abbie y besó su mejilla, y se dedicó a saludar a los demás. Divisé la mirada en fuego de Adeline, y no…no eran celos.
— ¡Hola, Adeline!—Parloteó el tipo. Ella sonrió irónicamente y continuó limpiando los muebles—. Eh… ¿Harry?
— ¿Qué?—Respondí tratando de sonar lo más amable posible.
— ¿Me acompañas afuera? Quiero fumar un cigarrillo y necesito alguien con quien hablar—Ah, joder.
Miré a mi alrededor tratando de pedir ayuda, esperaba que Zayn se ofreciera a ir, pero él sólo me miró haciendo una mueca con su rostro.
—Claro—Mascullé, caminando con zancadas hacia la puerta. Dejé que Josh saliera primero, para luego asegurarme de que Abbie aprobara lo que estaba haciendo por ella, porque sí, todo esto era por ella.
—No creas que estoy molesto por lo del otro día. Abbie es tu amiga, y estás preocupado, lo comprendo—El humo salía de su boca mientras parloteaba y éste se escabullía por mi nariz irritablemente.
— Adeline se pone nerviosa cuando estás cerca. No sé lo que le habrás hecho, sólo espero que no sea nada malo…y que Abbie no esté en peligro cuando está contigo—Dije todo sin rodeos. Era una oportunidad perfecta para quedar tranquilo y saber que él no le haría nada a Abigail.
—Adeline obtuvo lo que se merecía, pero te aseguro que Abbie no ha hecho como para hacerla pagar—Respondió él, dando una nueva calada a su cigarrillo.
— ¿Disculpa?
— No te preocupes, amigo.
—No soy tu amigo, y necesito que repitas lo que acabas de decir—Algo estaba mal.
—Lo escuchaste bien. Adeline no es tan buena como parece…Abbie sí lo es, no hay nada de qué preocuparse, insisto.
Sentí ganas de quitarle el cigarro de sus dedos y estamparlo en su rostro, para que sufriera un rato. Adeline no era una amiga desde hace mucho tiempo, está claro, pero aún así me carcomía por dentro imaginar lo que Josh le había hecho alguna vez…y me ponía aún más histérico y demente pensar que también le podía suceder a Abigail.
—Hagamos esto bien—Manifesté escondiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón—. Si Abigail sale herida, juro por mi vida que ese peinadito de James Dean que tienes quedará arruinado, igual que tu cara.
—Siempre supe que tú y yo no nos llevaríamos bien—Oh, Josh…acabas de descubrir América—. Lamento decirte que tu extraño enamoramiento por Abigail no vale la pena…ella está conmigo, me ama…y sabe que está a salvo conmigo— Buen chiste—. Abigail no te importa. Sólo quieres acostarte con ella. ¿O enserio crees que estás enamorado de tu mejor amiga?
Iba a responder, pero Zayn abrió por la puerta para advertirnos que Connie y Liam ya venían en camino. Quedé con muchas ganas de tomar alguna piedra del suelo y dejarla caer sobre el perfecto cabello de Josh Kennedy, pero eso me habría costado muchos años de cárcel.
Nos adentramos dentro de la casa y Louis se encargó de apagar las luces. Estuvimos en un silencio de ultratumba hasta que la puerta se abrió, dejando que unos tacones se dieran importancia.
—No prendas la luz, linda—Dijo Liam. Lo cual fue el aviso para que Allie saliera de una de las habitaciones con el pastel de cumpleaños, y diecinueve velas encendidas. Por consiguiente, nos dedicamos a cantarle esa cancioncita a Connie, mientras que ella chillaba con sus ojos humedecidos. Ow.
Yo siempre solía ser el primero en dar los abrazos de cumpleaños, y así fue esta vez. Finalmente, tomamos asientos en los sofás y comenzamos a compartir como la nueva familia que éramos. Aunque Josh no dejaba de lanzarme miradas asesinas.
— ¡Chicos!—Exclamó Connie tomando un sorbo de su mojito—. Hay algo que Liam y yo queremos decirles.
— ¡Zayn y yo también tenemos una noticia!—Imprecó Allie mientras entrelazaba su mano a la de su novio.
—Allison—Mi mirada estupefacta se posó en la rubia—. ¿Estás embarazada?— Mis amigos soltaron una risa y me miraron como: Jamás entenderé tu sentido del humor, compadre.
—Bueno, bueno…nosotros vamos primero—Dijo Connie poniéndose de pié—. Nosotros…
—Nos vamos a casar—Continuó Liam.
¿Qué?
¿Qué?
¿Qué?
— ¡Un brindis por eso!—Exclamó Niall levemente anonadado.
Esto es lo que pasa cuando decides independizarte junto a tus amigos.
—Bueno…—Zayn hizo sonar su garganta y se veía más nervioso que antes—. Liam, Connie…no crean que esto es una copia, pero…
—Nosotros también nos vamos a casar—Dijo Allison.
¿Pero qué…?
— ¡Otro brindis!—Dije levantando mi copa llena de…jugo de naranja—. ¿Alguien más que quiera dar una noticia? ¿Niall, estás embarazado?
—Judith…—Masculló Louis entonces. Esta vez, todos…absolutamente todos nosotros fijamos nuestra miradas pasmadas sobre la pareja—. ¿Te casarías conmigo…en tres años más?
Al menos dijo que sería en tres años… Pero, bueno, mis amigos eran subnormales.
—Veo que todos están declarando su amor, así que…—Vaciló Josh. ¡Ah, no!
—Bueno, vamos a festejar, hoy es un gran día—Me paré de mi puesto y cogí un vaso de mojito. No me importa si estaba prohibido para mí.
—Hermano, quiero decir algo…—Amonestó el novio de Abigail. Mientras que dentro de mí, mi conciencia dijo: Llámame hermano una vez más, y dile adiós a tus futuros hijos.
— ¡Niall, pon ese CD irlandés que tanto te gusta!
—Oye—Josh me dio un empujón. Iba a hacer lo mismo en su contra, pero Liam me movió hacia atrás de inmediato, evitando que fuera a crear un desastre. Mi vista voló hacia a Abbie, quien yacía estupefacta en su asiento—. ¡Tú no tienes ni idea de lo que Abbie merece, no actúes como si realmente ella te importase!—Atacó Josh, mostrando sus dientes como un perro rabioso…podría decir que eso fue casi literal. Esta vez fue Zayn quien estuvo a punto de meterse en el conflicto, pero Connie lo tomó del brazo y se lo impidió…a lo que Judith hizo una mueca de disgusto.
— ¿Y qué te hace pensar que tú puedes darle lo que ella merece?—Inquirí sonriendo con sarcasmo.
—Le daría todo lo que ella necesita.
—Tú no sabes lo que Abigail necesita—Comenté quitando la mano de Liam de mi pecho.
Tomé asiento en uno de los taburetes cerca del mesón de la cocina americana y di un sorbo al mojito, tratando de desconcentrarme un poco de lo que ocurriría en un rato, porque era obvio que… Abbie me mataría por todo esto.
— ¿Y tú lo sabes?—Josh caminó hacia mí, haciendo que su voz sonara más fuerte de lo normal. Niall iba a alejarlo de mí, pero de inmediato levanté mi dedo índice hacia él, indicándole que no lo hiciera—. O… ¿Acaso hay algo que te gustaría que Abbie supiera, Harry?
Mierda.
—Ya, chicos…es mi cumpleaños y quiero tener un buen momento—Vaciló Connie, volviendo a darme el jugo de naranja…y obviamente quitando el vaso de mojito de mis manos. Pensé que iba a decir algo en mi contra como todas esas veces en que yo decía algún mal comentario acerca de Kennedy, pero sólo me sonrió deprimidamente. ¿Qué le pasaba al mundo?
— ¿Puedo agregar algo?—Abigail levantó la mano como si estuviera en la escuela y me guiñó un ojo. Wow, ¿es posible emborracharse con jugo de naranja? Porque, estaba seguro de que eso no había sido real.
— Dilo, Abbie—Dijeron Judith y Adeline al mismo tiempo. Esas dos me daban miedo. La vez pasada habían estado tratando de alzar sólo una ceja…cosa que no les resultó y terminaron poniéndose histéricas. Además golpearon a Zayn porque él sí podía hacerlo.
—Aquí voy—Abbie hizo sonar su garganta y se preparó para hablar—. Josh, si vuelves a tocar a alguno de mis amigos, no te irá bien. Sé que eres mi novio, pero no creas que puedes hacerle daño a lo que me pertenece— ¡Sí, Abbie, soy todo tuyo!... Bueno, no. No aún.
—Pero, amor…—Musitó James Dean avergonzado.
Y finalmente a alguien tuvo la gran idea de poner algo de música. Con el rato, se fueron acabando todos los mojitos, y yo estaba a punto de convertirme en el único sobrio…junto con Allie, claro. ¡Yo solía ser el alma de la fiesta! ¿Qué-estaba-mal-con-el-mundo?
Zayn, Niall y Adeline habían ido a comprar botellas de cerveza, mientras que todos nosotros yacíamos en los sofás…los demás cansados, y yo con ganas de tener una fiesta real.
Me dediqué a observar a Abbie y la interesante forma en que observaba las puntas de su cabello, mientras que…Josh tocaba atrevidamente su pierna. Durante mucho tiempo había visto la boca de Abigail, y podía leer sus labios, así que pude notar como ella le pedía al idiota que se detuviera.
Decidí ignorar aquello, y comencé a distraerme mirando hacia el techo, observando todas esas manchitas amarillas que se formaban gracias al contraste que provocaba la luz en mis ojos. Luego me dediqué a ver mis anillos hasta que de pronto, ese grito me advirtió que era hora de hacer algo.
— ¡Josh, te dije que pararas!
Mis ojos volaron fugases hacia ellos; la cara angustiada de Abigail quedó grabada en mi mente por ese mínimo segundo, pero aquello no fue de mucha ayuda para mis puños, estaban apretados a tal punto que mis nudillos se tornaron blancos. Todo lo demás fue en cámara rápida…me paré del sofá como un rayo y mi puño derecho impactó contra la cara de Josh, luego iba por la mejor parte…mi puño izquierdo estaba a punto de chocar contra el hueso de nariz, cuando de pronto sentí un penetrante dolor en mi pómulo y un ardor en la esquina de mi labio inferior…dándome cuenta que yo estaba dándole la cara al suelo. Iba a ponerme de pié y vi como una gota de sangre manchó parte del suelo y un poco de mi camisa azul, dejando prácticamente una mancha negra.
—Allison, ve a tu cuarto—Le dije a la novia de Zayn. Era obvio que no podía dejar que una chica embarazada fuese testigo de este espectáculo.
—Harry—Musitó preocupada, debí suponer que fue por la sangre.
— ¡Allison!—Exclamé, a lo que ella asintió, para luego encerrarse en el último cuarto.
Todos trataron de detenerme, incluso cuando el alcohol estaba maltratando a sus confundidas mentes, y bueno… no pudieron. Si ya estaba cabreado hace un minuto, ahora lo estaba más.
Me puse de pié rápidamente y di tres golpes; uno al estomago, otro en la boca, y el último fue en la nuca.
Así es, damas y caballeros, Chuck Styles Norris ha llegado, derribando por completo a Josh La Princesita Kennedy.
Pero entonces…unas pequeñas manos me lanzaron hacia atrás con brutalidad, y pude ver el rostro de Abbie…no podía descifrar si estaba furiosa, sorprendida o…triste.
— ¡Abigail, no te metas!—Grité dando un paso acelerado hacia ella. Abigail se vio aterrorizada por mi acto y cayó hacia atrás, logrando que su espalda chocara fuerte contra el suelo. Antes de poder ayudarla, Judith me empujó…aún mucho más fuerte—. ¿Qué?—Pregunté, notando por completo lo que ella creyó. Ella había creído que yo fui quien empujó a Abbie…Oh, demonios.
—Judith—Dijo Louis, tomándola por el brazo. Eso fue un muy grave error por su parte.
— ¡No me toques!—Imprecó Judith empujándolo.
Lo último que vi fue como Liam tomaba del brazo a Josh brutalmente, para luego empujarlo fuera de la casa. Connie corrió hacia él y comenzó a reclamarle, diciendo que el único que se debía ir…era yo. Ella ya comenzaba a confundirme. Primero me quería, luego me odiaba…
—Harry es tu amigo, no ese…—Aquel inteligente comentario de Liam se vio interrumpido cuando Connie chocó la palma de su mano contra la mejilla de él—. No debiste haber hecho eso—Dijo Liam entre dientes, caminando como una exhalación hasta su habitación, para luego cerrar la puerta con fuerza detrás de sí.
Connie yacía estupefacta contra la puerta, sin creer lo que había sido capaz de hacer a su…futuro esposo.
— ¡Genial, Connie! ¡Debías arruinar todo aún más!—Le gritó Judith en la cara.
— ¡Es mi cumpleaños, yo soy quien paga más la renta de esta casa, soy la única que tiene un trabajo decente, y yo decido quien se va o no!—Sollozó la novia de Liam tirando un vaso al suelo, el cual se hizo pedazos.
— ¡Deja de chillar, maldición!—Gritó Abigail poniéndose de pié algo adolorida.
— ¿Saben algo? Váyanse todos a la mierda, y no me lleven con ustedes—Esta vez fue Judith quien dio un portazo aún más estrepitoso. Abbie pateó la puerta de su habitación y se adentró en ella. Por último, Connie sollozaba entre dientes mientras desaparecía por el pasillo…y Louis quedó al final, para mirarme con decepción.
—Ahora sí.
— ¿Ah?—Pregunté confundido.
—Ahora sí la cagaste.
—Ah.
Y luego entró a la habitación donde Judith se había escabullido hace un rato. ¿Quién lo arruinó de nuevo? Harry Styles. ¿Quién merece ser castrado? Harry Styles. ¿Quién se quedó solo?... ya saben la respuesta.
Me dejé caer sobre el sofá y dejé que una gran cantidad de aire se encerrara en mis pulmones, para ser expulsado fuertemente por mi nariz. Estaba agotado…agotado de meter la pata y hacer un jodido desastre. Yo era…una especie de tornado.
Y mientras todo era silencio, la discusión proveniente de la habitación de Judith y Louis, me dejó aún más mal de lo que ya estaba.
“¡No puedes estar protegiéndome todo el tiempo, Louis!”
“¿Cómo crees? Quizás, Ed te dejaba hacer todo lo que tú quisieras, pero soy tu novio y claramente me preocupo por ti. Compréndelo, Judith, ¡Yo no soy Ed!”
Y luego, un estruendoso golpe me dejó helado. Louis jamás había golpeado a una chica ¡Por supuesto que no!
Corrí hasta su habitación y noté que Abbie había llegado antes que yo…y que ya había abierto la puerta, dejando frente a nuestros ojos a Louis, quien estupefacto cubría su mejilla, y a Judith, que tenía su mano empuñada. Oh, cielos.
Louis tomó su chaqueta Levi’s con furia y salió por la puerta de la habitación. Judith, Abbie y yo lo seguimos, y pudimos distinguir lo delicado que se encontraba la parte superior de su mandíbula.
—Lou, lo siento…—Dijo Judith con sumo arrepentimiento.
¿Era el día de “golpea a tu novio”? Primero fue Liam, ahora Louis… Esto definitivamente era una ventaja de estar soltero.
—Harry—Me llamó Louis desde la puerta. Sinceramente esperé que me fuera a decir “vamos a beber unas copas” pero lo único que salió de su boca fue—, nunca te enamores.
Y se fue.
—Judith…—Le dije a mi amiga en modo de apoyo, ella sólo levantó su mano y negó con la cabeza. Definitivamente no quería hablar conmigo. Prefirió encerrarse en su habitación y quedarse ahí.
—Qué mierda—Nuevamente me lancé sobre el sofá y cerré los ojos con fuerza, mientras que mis manos desordenaban mi cabello. Las cosas eran…extrañas.
De la nada sentí algo frío en mi pómulo y mis ojos abrieron con tanta sorpresa que me costó reaccionar en el mismo instante. Vi a Abigail, sosteniendo un cubito en mi cara. Estos, estos eran los únicos momentos que me gustaría recolectar, y repetir. Aquellos, en los Abbie parecía estar ahí cuando todo lo demás iba mal. Desde que la conocí había sido así…ella siempre odiaba la forma en que yo casualmente decía que había pasado una noche espectacular junto con Halley, o Annie…bla-bla-bla, detestaba mis sarcasmos, o consideraba que mi sentido del humor era extraño, pero cuando por algún motivo cruel de la vida, me dejaba caer, ella estaba ahí. Podría considerar aquello como una de las incontables razones por las que me enamoré de ella, por las que me dejé caer…Y aunque desearía dejar de sentirme así, no quiero que ella me levante esta vez. Aunque suene un tanto masoquista.
—Bob Esponja quiso ser rudo hoy—Comentó mientras posaba el cubito de hielo en la comisura de mis labios, hice una mueca de dolor y Abbie sacó el hielo de inmediato, creyendo que me había hecho daño.
—Yo no soy Bob Esponja aquí—Tomé una de sus manos, la cual sostenía el hielo que goteaba de a poco, e hice que lo colocara en mi pómulo otra vez.
— ¿Lo dices por mis dientes?—Inquirió ofendida. Solté una carcajada y desordené su largo y desordenado cabello. Adoraba esos momentos en los que podíamos ser amigos…aunque sólo fuese eso.
—Cállate, oompa loompa—Ella soltó una carcajada sonora y recostó su cabeza en mi hombro.
Me preguntaba por qué no estaba molesta… Quizá había sido por haber impedido que Josh le hiciera algo, o porque me vi demasiado sexy luchando, sí, quizá fuE lo segundo.
— ¡Woho!—Zayn entró por la puerta levantando una botella de cerveza. Ver a Zayn ebrio era divertido—. Ah, ¿se acabó la fiesta?
— ¡Acabo de besar a Adeline, perdedores!—Niall corrió en círculos dentro de la sala de estar, levantando su playera y dejando ver su pálido torso—. ¡Y no sé donde está ahora!
— ¡Se acabó la fiesta!—Exclamó Zayn como si el sufrimiento que sentía por eso fuese inevitable.
Al menos ellos no habían presenciado el espectáculo de hace un rato. Y yo volvía a caer en ese tornado que me replicaba una y otra vez que había arruinado el cumpleaños de Connie.
Por otro lado, algo me decía que las cosas que se vienen no serán más fáciles. Y de eso estaba seguro.
- Gif de mi pareja :
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- HEY. :
- Bueno, al fin y al cabo hice el juego de los papelitos y salió el Styles e-é juro que de ahora en adelante no audicionaré más con él bc I feel kind of bad. lol. xD So...el capítulo es el último que subí en un fic que cancelé {pero que volverá, hoho.}, y bueno...quise ponerlo porque narra Harry y en ese fic le pasan todo tipo de cosas y...no sé u-ú xD Entonces, eso:c
Aprovecho de decir que esta nc me atrajo letalmente :bossassbitch: y eso, lol. love you all
sugar.
Re: The demonic pact | ¡RESULTADOS!
mack la intimidante pone el capítulo de ELE O ELE, lok, yo amaba ese fic.
taeyong.
Re: The demonic pact | ¡RESULTADOS!
así es, Ems algún día lo seguiré...algún día
Oh, yo me quedaba viendo por minutos la firma de Moony e-é hohohohoho
Oh, yo me quedaba viendo por minutos la firma de Moony e-é hohohohoho
sugar.
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