Los Mejores Amigos [ Logan Lerman]

Tenia que conseguir esos tacones costara lo que costara. Eran de mi talla, plateados como a mi me gustaba y sabia que podía andar con ellos perfectamente. ¡Pero no! Una intrusa se los había llevado a la caja cuando me había dado veinte segundos atrás para hablar con tranquilidad con Logan. Si algo no iba a dejar, es que me quitaran esos bellísimos zapatos.

La muchacha estaba vestida con unos Jean y una campera larga de cuero color marrón claro. Ella igual traía una boina como Hamber, pero negra haciendo que todo su cabello quedara suelto danzando mientras movía su cabeza cada vez que asentía a la compradora.

- Disculpa, cariño. Esos zapatos los vi yo primero - dije detrás suyo mientras me cruzaba de brazos.

La muchacha no volteo como imagine que lo haría. Se había quedado dura como una piedra sin siquiera respirar. Hamber la miraba con confusión al igual que yo. Comencé a irritarme cuando siguió hablando con la cajera, pidiéndole a susurros que le envolviera rapido los zapatos.

- ¡Disculpa! ¡Esos zapatos son míos! ¡No puedes sacármelos solo porque me volteo veinte segundos a hablar por teléfono! - exclame enojada. Este tipo de cosas sacaba lo peor de mi.

- Bella, no grites, o nos sacaran - murmuro Hamber sonriendo a los guardias que nos miraban con los ojos entrecerrados.

- Son unos simios estupidos ¿Tu crees que les importa que grite? - dije con tranquilidad, para segundos mas tardes tener unos brazos a mi alrededor intentando sacarme de la tienda - ¡Suéltame idiota!

- Que escandaliza - bufo el guardia molesto.

- ¡Suéltala a mi amiga! - grito Hamber mientras se colgaba en la espalda del simio, golpeándolo en la cabeza - ¡Que la sueltes!

- ¡Quiero mis zapatos! - insistí una y otra vez - ¡NOO! ¡No te los lleves! ¡Te pagare el triple de lo que sale! - le grite a la mujer que salía con rapidez de la tienda.

- ¡No tenemos tanto dinero! - grito Hamber al mismo tiempo que otro guarda la agarraba, sacándola de encima del que me sostenía a mi.

- ¡Shh, Shh! - sisee mirándola mal.

En cuestiones de segundos nos echaron como si fuéramos perros falderos de la tienda, prohibiéndonos entrar de nuevo. Simplemente les mostré mi dedo del medio y los mande a la mierda a los hijos de perra. Hamber les había sacado la lengua y había dicho varias barbaridades mientras se arreglaba la ropa.

- Debemos encontrarla, me enamore de esos zapatos - comente mientras buscaba con la mirada por todos lado.

- ¿No te rindes? La misma Bella de siempre - soltó una pequeña risita mi amiga - ¿Qué vas a hacer cuando al encuentres?

- Arrancarle los pelos - conteste molesta - Voy a hacer que se trague el dinero por la boca y que me de esos zapatos.

- ¡Mira! ¡Ahí esta! - señalo Hamber. - Ponte tus lentes amiga, esto es una misión.

- No hay sol - replique frunciendo el seño, al mismo tiempo que sacaba mis lentes de mi pequeña cartera.

- Que importa, es mas emocionante.

Seguimos a la mujer con campera color marrón claro. No había podido ver bien su rostro por los anteojos negros - valla, no éramos las únicas locas con anteojos de sol en un día nublado - y tenia una bufanda alrededor de su cuello cubriéndole la mitad de la cara, pero extrañamente me resultaba demasiado familiar. La persecución seguía y ella al parecer se había dado cuenta, por lo que empezó a correr sin importarles las muchísimas bolsas que sostenía en sus manos y en sus brazos. Mi amiga y yo seguimos su ritmo corriendo por todo el Shopping. Debíamos alcanzarnos antes que nos hagan lo mismo que en la tienda de zapatos. Pudimos alcanzarla cuando quedo en una pequeña esquina y sin salida.

- Mira, hermana. Dame tus zapatos y te pagare bien - propuse comenzando a sacarme los guantes.

- De lo contrario no podré controlarla - aporto Hamber poniendo su codo en mi hombro.

Ambas movimos la cabeza sintiéndonos las típicas chicas problemáticas que se llevaban el mundo por encima, las cuales siempre causaban problemas.

- ¿Y? ¿Nos vas a vender los zapatos? - dije impaciente.

Observe los ojos color marrones de la muchacha una vez que se había quitado los lentes. Y entonces todo mi ser se petrifico. Abrí con impresión los ojos y el dolor en mi pecho comenzó a expandirse con fuerza.
Ella se saco la bufanda por ultimo.

- Hola Hamber… Hola Bella. - miro hacia abajo sin poder sostenerme la mirada.

- ¿Selena? ¿Selena Holmes? - sonrío Hamber y con la voz llena de alegría. Camino hasta Selena dándole un fuerte abrazo - ¡Dios! ¿Cómo no habías avisado que estarías aquí?

- Pues… iba a llamarte a la noche para que saliéramos a cenar los cuatro. - respondió sin levantar la mirada.

- ¿Los cuatro? - masculle apretando los dientes. Sus miradas se dirigieron hacia a mi - Así que los cuatro. Hablas de Hamber y su novio, y claro de ti y … Peter. Qué gracioso ¿No? Te robas mis zapatos como también me robaste a mi novio - escupí con el odio incrustado en mi.

- ¡Bella! - me regaño Hamber al notar las pequeñas lagrimas de Selena, deslizándose por su mejilla.

Sentí un puñado de culpabilidad, pero mi orgullo y mi rencor era mas fuerte, mas fuerte como para bloquear todo el cariño hacia esa chica que había sido en un tiempo mi mejor amiga.

- Debo añadir, que también a MI mejor amiga. - y di la vuelta caminando hacia la salida.

- ¡Espera, Bella! - exclamo Selena con la voz rota. Yo gire mi cabeza por encima de mi hombro dándole una mirada glacial - Por favor, hablemos - suplico mientras seguía con su patético llanto.

- No tenemos nada de que hablar. - me dirigí a Hamber - Nos vemos en tu casa.

Corrí lo mas rapido que pude intentando alejarme de los llamados de Hamber y Selena. Lo que necesitaba ahora era estar sola y tranquila, pensar en todo lo que había pasado y recordarme a mi misma que había que dejar el pasado atrás de una buena vez por todas. Y así perdonar a Selena.

El dolor comenzó a hacerse agudo mientras seguía corriendo por las calles intentando recordar donde era el campus donde vivía Hamber y su amiga. Me preguntaba si Peter estaría cerca, si me lo había cruzado sin siquiera darme cuenta, como había pasado con Selena. ¿Y si había llegado segundos después de que me había marchado? ¿Volvería a preguntarle a Hamber en secreto sobre mi? ¿Querría hablar conmigo si supiera que me alojaba en la casa de nuestra amiga? Mas y mas preguntas siguieron formándose dentro de mi mente confundiendo todo.

Me pare en frente del departamento de Hamber, saque la llave escondida en una meseta y abrí la puerta. Me derrumbe al instante que la cerré. No podía siquiera respirar y pensar con claridad. había tanto dolor que me segaba ¿Por qué me ponía así al pensar que debía hablar con Peter? Busque con desesperación la respuesta dentro mio, y allí estaba, tan clara como el agua. Tenia miedo, miedo a seguir amándolo como lo hice por dos años enteros.

Maldije mil veces. Justo cuando empezaba a tener algo con Logan, llegaba el maldito recuerdo de Peter a arruinarlo. Pero no había porque culparlo, era mi culpa por ser tan idiota ¿Y si seguía enamorada de Peter? No era capas de usar a Logan como para olvidar al otro Imbecil. Logan era demasiado apreciado, y lo quería muchísimo. No podía decir que estaba enamorada de el, aun no podía decir eso cuando recién comenzaba a darme cuenta de los sentimientos hacia el.

Decidí levantarme y lavarme la cara de una buena vez, y de paso, comer algo. Después de salir del baño con la cara sin el maquillaje corrido, busque una manzana en la heladera y le di un mordisco grande, saboreando el rico sabor.

El timbre sonó haciendo que me sobresaltara, de seguro era Hamber, Nate o, para mi buena suerte, Logan. Pero no fueron ninguna de las tres opciones, sino que cuando abrí la puerta, me encontré con esos ojos cafés que tanto me habían enloquisido, los que me dejaban sin respirar por durante varios segundos, los que habían sido mi mundo por dos años. Peter estaba enfrente mio.