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Venganza Deliciosa (Joe y tú) ADAPTACIÓN
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Venganza Deliciosa (Joe y tú) ADAPTACIÓN
Capítulo Cinco
Pocos minutos más tarde, _____ se vio por casualidad en el espejo de su dormitorio. Tenía las mejillas sonrojadas y la boca hinchada. Parecía una desvergonzada ramera. Sintió frío cuando Joe le bajó la cremallera del vestido y se lo retiró de los hombros.
—Me siento como una prostituta…
Joe le dio la vuelta rápidamente.
—Eso es lo más ridículo que he escuchado en toda mi vida, bellezza mia. Te deseo y tú me deseas a mí. ¿Qué podría ser más natural que el deseo de hacer el amor? —le preguntó. Entonces, le apartó el cabello del rostro con un gesto tan suave que ella parpadeó de la sorpresa—. Te vi y te deseé antes de que tú pronunciaras palabra. Con una mirada fue suficiente.
—Pero eso es una locura…
—Dio mio… Te aseguro que habría sido capaz de mover el cielo y la tierra para llegar a este momento. Ser deseada hasta ese punto debería ser un orgullo para ti.
—Nosotros… nosotros no pensamos igual…
—Te aseguro que no te desearía si fueras como yo.
Cuando la besó, _____ se echó de nuevo a temblar. Mientras ella trataba de recuperar el aliento, Joe le despojó del vestido y la tumbó sobre la cama, para allí quitarle los zapatos primero y luego, muy lentamente las medias. Por fin, quedó sobre la cama tan sólo cubierta con un delicado sujetador blanco y braguitas de encaje. De repente, se sintió tan desnuda y tímida… Observó cómo él se quitaba la chaqueta y la corbata, para centrarse luego en los botones de la camisa. Cuando las dos partes se separaron, quedó al descubierto un torso bronceado y muy musculado, y el tenso y liso abdomen. Aquella visión puso a _____ aún más nerviosa.
—Relájate… Estás preciosa —dijo él, tratando de utilizar un tono de voz tranquilizador por primera vez en su vida.
_____ lo miró de mala gana. Se había quedado simplemente con unos boxers de seda negra que revelaban más de lo que ocultaban sobre su estado de excitación. Aquella visión la ruborizó, por lo que apartó inmediatamente la mirada. De repente, le pareció increíble que estuviera a punto de acostarse con un hombre al que apenas conocía.
—Me vendría muy bien otra copa…
—Están en el mueble, a tu lado.
_____ había esperado tener que salir del dormitorio para ir a buscar la bebida a alguna parte de la casa, por lo que miró desconsolada la botella de champán y las copas. Joe se dirigió hacia el lugar en el que estaban y descorchó la botella para poder verter el líquido dorado en la delicada copa. Entonces, se la ofreció.
—Entiendo que estés nerviosa…
—No seas ridículo —dijo ella, tras tomar un buen trago de champán.
—Yo haré que todo vaya bien, bellezza mia. De hecho, te aseguro que la experiencia será adictiva.
—Eso es imposible…
Joe se sentó en la cama.
—Creo que alguien te ha estado contando historias de viejas. Te aseguro que no te dolerá.
_____ se sonrojó.
—¿Y tú qué sabes?
—Tal vez seas la primera virgen con la que me acuesto, pero tengo inteligencia, sentido común y una excepcional habilidad en ciertos campos —susurró, tomándola entre sus brazos. Entonces, le quitó la copa—. No dejes que el alcohol te prive de lo que promete ser un acontecimiento muy placentero.
—Eres un creído…
—No, estoy muy seguro de mí mismo. Confía en mí. No soy un amante torpe ni egoísta.
_____ lo miró a los ojos y, de repente, sintió que podía confiar en él. Joe empezó a besarla y ella dejó de pensar y se llevó por las sensaciones. El deseo se apoderó de ella. Joe le desabrochó el sujetador y las copas dejaron al descubierto suaves y blancas curvas coronadas por rosados pezones.
—Eres muy hermosa…
Se los acarició hasta que alcanzaron aún mayor prominencia. Entonces, comenzó a estimularlos delicadamente con la boca. _____ se sintió catapultada de un momento de extrema timidez a una fuente de increíble placer. Cerró los ojos y sintió como sus tiernos pezones vibraban bajo las caricias de Joe mientras una febril humedad se le extendía entre los muslos.
—Eres capaz de igualar mi pasión a cada paso…
A continuación siguió acariciándole los senos con las manos hasta que estos alcanzaron un punto de sensibilidad tal que ella se retorció de placer.
—Somos tan compatibles, bellezza mia…
_____ tenía miedo de que lo que estaba sintiendo la empuja a perder el control. Sin embargo, no podía resistirse al placer. Sin que ella se diera cuenta, Joe le quitó la última prenda que le quedaba puesta. Hábiles dedos se deslizaron entre los suaves rizos que le cubrían su feminidad y comenzaron a explorar lo que ocultaban, Entonces, jugueteó con la delicada perla del centro, haciendo que ella gimiera de placer y que arqueara la espalda buscando su propia respuesta.
—Dime que me deseas —le ordenó Joe, cuando la tenía ya presa del gozo. Ella lo miró sin comprender—. Tengo que oír cómo lo dices, bellezza mia.
De repente, él detuvo sus caricias, lo que provocó en _____ un insoportable sentimiento de anhelo. Se frotó contra el muslo de Joe, desesperada por encontrar sus caricias, empujada por unos instintos más fuertes de lo que había imaginado.
—No puedo…
—Deja de hacerte la víctima. Dime la verdad.
No había un átomo de dulzura en su hermoso rostro. El deseo que había despertado en ella estaba más cerca del dolor físico de lo que nunca había imaginado. Los ojos se le llenaron de lágrimas de vergüenza y frustración.
—¡Está bien! —gritó, despreciándose por haberse rendido—. ¡Te deseo!
Casi inmediatamente, las caricias comenzaron de nuevo, provocando en ella un placer exquisito que la hizo convulsionarse y gemir de placer. No le importaba nada mientras Joe siguiera administrándole sus habilidades eróticas y le hiciera sentirse como si pudiera volar tan alto que pudiera alcanzar el sol.
En el momento exacto en el que la excitación amenazaba con convertirse en un indescriptible tormento, Joe se colocó encima de ella y se deslizó entre sus muslos. _____ sintió la férrea erección de su sexo contra la delicada entrada de su feminidad y, aunque se sentía dispuesta, le pudieron los nervios y la convicción de que él estaba demasiado bien dotado para su cuerpo.
—No te tenses…
_____ permaneció tan inmóvil como si fuera a ser víctima de un sacrificio y cerró firmemente los ojos. Entonces, él la besó salvaje y sensualmente, lo que la obligó a abrir los ojos otra vez. Entonces, él le colocó un almohadón debajo de las caderas.
—Será sublime —le prometió.
La húmeda y cálida punta se fue abriendo paso entre las profundidades de la húmeda y tensa carne de _____. A ella le daba la sensación de ser enorme. Un gemido de incomodidad se le escapo entre los labios. Inmediatamente, él se detuvo, se disculpó y susurró algo en italiano.
_____ lo miró. Vio el deseo reflejado en su rostro y ella misma se sintió presa de una mezcla de nervios y excitación sexual. A pesar de todo, Joe la había excitado hasta un punto del que era imposible retornar.
—Estás muy tensa. Podríamos probar en otra postura…
—No… ¡Hazlo! —gimió, avergonzada.
Joe se mostró hábil y delicado a la vez, pero la delicada travesía entre los sedosos pliegues y el asalto final a su virginidad provocó que los ojos se le llenaran de lágrimas. Entonces, él permaneció muy quieto, dejando que ella se acostumbrara a aquella invasión.
—Lo siento… No quería hacerte daño…—. _____ volvió a sentir oleadas de calor y pasión desde el centro de su deseo. Se arqueó invitándolo a proseguir. Joe empezó a moverse y provocó que un gemido de excitación se le escapara de entre los labios. El corazón empezó a latirle a toda velocidad. Las sensaciones exquisitas se producían unas tras otras mientras él instauraba un delicioso ritmo. Gozando hasta el delirio, se abandonó a su pasión. Al alcanzar un potente orgasmo, gimió de placer y sintió unas sensaciones tan poderosas que no supo si estaba consciente durante varios minutos.
Joe la besó. Entonces, ella se tensó. Inmediatamente la bruma del placer se disipó y se vio reemplazada por la vergüenza. ¿Cómo Podía haber disfrutado de algo así? ¿Dónde estaba su orgullo? Estaba tratando de bloquear esos pensamientos cuando notó que Joe le ponía algo en la muñeca.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó, aún aprisionada por el cuerpo de él.
—Dándote un regalo, passione mia.
—¿Un regalo?
_____ levantó la mano y vio que él le había sustituido su reloj por uno nuevo. Oro, diamantes, el nombre de un diseñador famoso… Recordó imágenes lejanas de regalos parecidos. Sintió náuseas y trató de quitárselo, pero no pudo soltarse el broche.
—No, gracias. No lo quiero… ¿Cómo se quita esto?
—Quiero que lo lleves puesto…
—¿Para qué? ¿Para que puedas creerte que de verdad eres un tipo amable y generoso? —le espetó—. ¿O para que puedas rebajarme un poco más pagándome con joyas por lo que te he dado? Tal vez tenga que vivir en esta casa y tenga que llevar los vestidos que me has comprado, pero…
—¿Pero?
—Me niego a ponerme joyas.
—Si yo quiero, te las pondrás —afirmó, confuso y furioso a la vez—. Considéralo parte del papel que accediste a representar por deseo propio.
Monse_Jonas
Re: Venganza Deliciosa (Joe y tú) ADAPTACIÓN
Capítulo Cinco Segunda Parte
—¿Y tengo ese papel yo sola o hay más? —preguntó, sin poder contenerse.
—No pienso comentar nada al respecto.
_____ sacó una única conclusión de aquella respuesta y se sintió como si él la hubiera apuñalado. ¿Ni siquiera estaba dispuesto a serle fiel? Se sintió completamente humillada.
—En ese caso, supongo que lo que acabamos de tener es una aventura de una noche.
—Ése no es mi estilo…
—Tal vez yo sólo pueda afrontar esta relación día a día —dijo. De repente, sintió que la ira se apoderaba de ella y se dejó llevar—. ¡Por el amor de Dios! ¡Ni siquiera me gustas! Me has quitado mi casa, mi jardín, la historia de mi familia y me has traído a una ciudad a la que no pertenezco. ¡Ni siquiera has aceptado a Piglet!
Con eso, _____ se levantó de la cama y se metió en el cuarto de baño. Entonces, cerró ruidosamente la puerta con llave.
Joe la oyó sollozar, por lo que se levantó de la cama. Lleno de ira, se puso sus boxers y decidió dejarla llorar para que se desahogara. ¡Ni siquiera me gustas!.
—_____… —dijo, acercándose sin poder evitarlo a la puerta del cuarto de baño—. Abre la puerta.
Con los ojos llenos de lágrimas, ella abrió los grifos para no tener que escuchar su voz.
Joe volvió a llamar a la puerta.
—Quiero saber que te encuentras bien y quiero saberlo ahora mismo.
_____ no tenía nada más que decirle. Se metió en la bañera y se lavó con urgencia. Las lágrimas le rodaban por las mejillas. ¿Por qué estaba llorando? ¡Ella nunca lloraba!
Joe trató de abrir la puerta una vez mas y luego se vistió rápidamente. Entonces, le dio una patada a la puerta y la abrió de par en par, haciendo que ésta se golpeara contra la pared. Ella estaba en el baño, con los ojos llenos de miedo.
—Siento haberte asustado, pero deberías haber abierto la puerta —murmuró—. Estaba preocupado.
_____ lo observó durante un segundo y luego bajó la mirada. Joe se agachó al lado de la bañera.
—Mírame… No tengas miedo… Yo jamás te haría daño. Ahora, quiero que me expliques por qué te has enfadado tanto por lo del reloj. Quiero comprenderlo.
______ permaneció unos segundos observando el agua.
—Mi padre siempre le regalaba cosas así a mi madre.
—¿Y qué? Era su esposo.
—No, no lo era —respondió ella—. Mi padre no estaba casado con mi madre.
—No te entiendo.
—Mi madre tuvo una relación extraconyugal con mi padre que duró muchos años. Por aquel entonces, él estaba casado con su primera esposa.
—No sabía que tu padre había estado casado dos veces.
—¿Y por qué lo ibas a saber? Cuando mi madre se quedó embarazada de mí, ella creyó que mi padre abandonaría a su esposa. Ella no podía tener hijos. Sin embargo, no fue así. A veces, pasaban meses sin que él fuera a visitarla y, cuando lo hacía, acudía con extravagantes regalos. A mi madre le gustaban ese tipo de cosas. A mí no.
—Pero tu padre debió de criarte. Tú llevas su apellido.
—Mí madre murió cuando yo tenía ocho años y me fui a vivir con mi padre. Él me adoptó. A su primera esposa no le pareció bien y por eso se divorciaron.
—No lo sabía…
Joe se sentía furioso por el hecho de que el informe que había encargado sobre Hamilton hubiera omitido tales detalles. Se quedó atónito al saber que la madre de _____ era otra víctima de las malas artes de Donald Hamilton. Sin embargo se recordó enseguida que _____ era la hija de Donald Hamilton y que llevaba su sangre en las venas.
Se levantó. Deseaba hacerle a ella más preguntas, saber más, pero él no entablaba relaciones personales con nadie. Salió del cuarto de baño recordando las palabras que _____ había pronunciado antes de encerrarse allí ¡Ni siquiera me gustas!. ¿Desde cuándo le importaba a él algo así? Ninguna mujer le había dicho nunca algo parecido. ¿Acaso no era él lo suficiente hombre como para ocuparse de la única mujer sincera que había conocido?
Se detuvo en la puerta. Tomó una toalla y regresó a la bañera para entregársela a _____.
—Deja de preocuparte.
—No estoy preocupada.
—Entonces, estresada.
Ella se levantó y aceptó la toalla. Se sentía manipulada, controlada, obligada a hacer lo que él quería, Joe la sacó del baño.
Aquel gesto provocó un rubor en las mejillas de _____ que no pasó desapercibido para el.
Contra su voluntad, su cuerpo había reaccionado al contacto cercano con la piel de Joe.
—Tal vez no te guste, passione mia, pero lo único que tengo que hacer es volverte a llevar a cama para que vuelvas a ser mía al cien por cien.
—No soy tuya y nunca lo seré —le espetó ella—. No puedes tocarme donde de verdad importa. No me importa lo que pienses de mí ni de nadie, por que le entregué hace mucho tiempo mi corazón a un hombre que vale mucho más que tú.
—¿Estás diciendo lo que creo que estás diciendo? —le preguntó él, agarrándola por los hombros—. ¿Me estás diciendo que estás enamorada de otro hombre?
Lentamente, _____ asintió, saboreando la reacción que había provocado en él.
—No me gusta el modo en el que me haces comportarme.
—¿Qué no te gusta? ¿Y quién es ese hombre?
—No tienes ningún derecho a hacerme esa pregunta.
—Te equivocas. Tengo todo el derecho —dijo Joe, soltándola de repente para entrar en el dormitorio—. Yo no pongo límites al acuerdo que hay entre nosotros.
—Querías mi cuerpo y ya lo tienes. Ni pediste otra cosa ni la vas a tener.
—Dime su nombre —insistió él, con voz gélida.
—No es asunto tuyo.
—Tu actitud me ofende.
—Y a mí la tuya, Joe —replicó ella, con voz tranquila.
Joe la miro con frialdad.
—Te recuerdo que tenemos un acuerdo, y que tú no te vas a marchar de aquí hasta que yo quiera. No puedes insultarme para que te deje ir.
—¿Es eso lo que estoy haciendo?
Joe no respondió. Se marchó sin decir palabra. _____ observó la puerta y, al sentir que las rodillas le temblaban, se sentó en la cama. Joe se había marchado y, en vez de sentirse contenta, se sentía enojada, confusa y… abandonada. ¿Acaso se habría marchado en busca de otra mujer? Apretó los dientes. Lo odiaba profundamente. Se alegraba de haberse sincerado con él y haberle dicho que estaba enamorada de otro hombre. Eso le había ofendido. ¿Cómo se había atrevido a hablarle como si ella le perteneciera?
La atracción que sentía hacia Joe era hormonal, primitiva, una reacción química completamente irracional. Al mirarse las manos, se dio cuenta de que aún llevaba puesto el reloj. Con una cierta sensación de culpabilidad, recordó que se había metido con él en el baño y lo examinó rápidamente. El agua se había metido por debajo de la esfera y la había empañado. ¿Se habría dado cuenta? Esperaba que Joe no hubiera pensado que lo había hecho aposta para romperlo…
El reloj de diamantes en el agua… Joe iba pensando en lo ocurrido mientras su limusina lo llevaba al otro lado de la ciudad. _____ no quería nada que él pudiera darle. Ni casa, ni ropa, ni el fabuloso estilo de vida que había creado para ella. ¿Cuándo se había tomado él tantas molestias?
Mientras se tomaba un coñac, llegó a la conclusión de que _____ prefería ir vestida como una vagabunda al lujo que él le ofrecía. Siempre la había sentido distante. Había descubierto la causa. Estaba allí en cuerpo, pero no en espíritu porque amaba a otro hombre.
Se sentía engañado. Ninguna mujer lo había afectado de aquel modo. Parecía que su venganza se estaba volviendo contra él. ¿Qué hombre aceptaría el papel de segundón en la cama de una mujer? Joe ansiaba romper algo en pedazos. Tal vez varias cosas. Con ira implacable, le dijo a su chófer que se dirigiera a un club nocturno. Había muchas otras mujeres disponibles…
A la mañana siguiente, Joe asistió a la reunión del consejo. Había dormido muy poco. La noche anterior se había emborrachado, algo que no había hecho desde que era un adolescente. Cuando averiguó que su padre había tenido problemas con el alcohol, se había vuelto muy cuidadoso en aquel sentido. Le molestaba su falta de disciplina.
_____ estaba en el jardín cuando Joe la llamó a mediodía.
—¿Sí?
—Esta noche pienso llevarte a un lugar especial.
—Esta noche no puedo verte.
—¿Y por qué no?
_____ no tenía intención alguna de cancelar su cita con Toby.
—Ya tengo otros planes desde ayer.
—Pues cancélalos —le espetó él, tratando de contenerse. Quiero verte esta noche.
—No puedo. No puedo ver a esta persona en ningún otro momento.
—¿Es un hombre?
—No tengo por qué responder a eso…
—Acabas de hacerlo.
—Sí, es un hombre, ¿de acuerdo?
—Vamos a quedar tú y yo. Dame una hora y un lugar.
—¡Ni hablar! Lo siento, pero no sabía que tú tenías intención de verme esta noche. ¡No puedes esperar que esté disponible las veinticuatro horas del día!
—Claro que puedo.
—Por favor, sé razonable…
Joe no estaba dispuesto a serlo. Casi nunca se le negaba nada. Llamó a Franco y le dio instrucciones para que se vigilara a _____ con discreción. Deseaba saber dónde estaba, lo que hacía y, sobre todo, con quién estaba. Sin embargo, confiaba plenamente en ella. Después de todo, cuando la conoció era virgen, lo que sugería que el objeto de su deseo era, por la razón que fuera, inalcanzable para ella. Decidió que no había por qué preocuparse.
Lo principal era que él seguía deseando a _____ Hamilton. Aunque estuviera enfadado con ella, se había dormido pensando en ella, había levantado en un estado aún peor. Eso no le gustaba. Sin embargo, cuanto más se negara él a jugar según sus reglas, más decidido estaba él a que lo hiciera. ¿Acaso era el desafío que ella presentaba lo que le atraía? Fuera lo que fuera, estaba deseando que llegara el momento en el que la encontrara más aburrida que deseable.
Monse_Jonas
Re: Venganza Deliciosa (Joe y tú) ADAPTACIÓN
Ah Joe eres muy malo!!
Y estas celoso! Ya sientes algo por ella!
Síguela,
Y estas celoso! Ya sientes algo por ella!
Síguela,
aranzhitha
Re: Venganza Deliciosa (Joe y tú) ADAPTACIÓN
Joeeee!!!!!..... Realmente esta enamorado de ella!!!!.....
chelis
Re: Venganza Deliciosa (Joe y tú) ADAPTACIÓN
awwwww monsee siguee me encantoo la nove siguee
issadanger
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