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Venganza Deliciosa (Joe y tú) ADAPTACIÓN
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Venganza Deliciosa (Joe y tú) ADAPTACIÓN
Estupido Joe .-. No le gustan los animales!
Me encanta siguelaaaa
Me encanta siguelaaaa
GinaE
Re: Venganza Deliciosa (Joe y tú) ADAPTACIÓN
Capítulo cuatro
Cuatro días después, _____ estaba en Londres. A la mañana después de su llegada, se reunió en su hotel con una elegante morena de poco más de treinta años. Se llamaba Delphine Harper y era una de las ayudantes de Joe. Se había encargado de organizarlo todo.
—Hoy tiene usted un montón de citas —dijo. Lo primero que he organizado ha sido una visita a la casa que el señor Riccardi ha elegido para usted.
_____ recordó con tristeza que, desde el día en el que Joe Riccardi fue al vivero para visitarla, su día a día había estado plagado de acontecimientos. El mismo día, su padre había cedido todas sus propiedades y, a las veinticuatro horas, un empleado de Rialto había llegado para hacerse cargo del vivero. La velocidad a la que todo se desarrollaba la había dejado completamente atónita. También había tenido que dejar vacante su piso. Este hecho la había obligado a vivir temporalmente con su padre, donde sus hermanastras y su madrastra le hicieron sentir muy poco bienvenida.
_____ aprovechó las circunstancias para preguntar a su padre sobre el segundo apartamento en Londres.
—Tenía una razón muy buena para mantenerlo en secreto. Eva habría querido que yo lo vendiera para comprar una casa más grande y yo lo quería para cuando nos jubiláramos. Mis motivos no eran nada egoístas. Además, la actual inquilina es una anciana. Me preocupaba que el cambio de dueño pudiera afectarla a ella.
—Permaneciste en silencio cuando prometiste declarar todos tus bienes. Eso debió de dejarles una impresión muy mala a los de Rialto.
—Si no cuido de mis intereses, ¿quién va a hacerlo? Por supuesto, espero que cuando tengas oportunidad hagas todo lo posible por aliviar nuestros problemas.
Al recordar aquella conversación, _____ sintió que su nivel de estrés alcanzaba niveles muy altos. La falta de preocupación de su padre sobre lo que había hecho la ponía muy nerviosa. El hecho de que hubiera robado dinero de Fumridge no había sido un hecho puntual. Además, su problema iba más allá.
—Hemos llegado —dijo Delphine, interrumpiendo los tristes pensamientos de _____ y devolviéndola al presente.
Tras salir del coche, _____ observó atónita la casa que había enfrente de ella.
—Esta debe de ser una de las mejores casas de Londres —comentó Delphine sacudiendo las llaves con aire de importancia y abriendo la imponente puerta principal.
Al entrar en el vestíbulo de mármol, _____ se quedó asombrada, observando maravillada las columnas y la elegante escalera. Se le ocurrió un montón de preguntas, pero se sentía demasiado avergonzada como para darles voz.
—Es una casa muy grande y no se deje engañar por su antigüedad. Cuenta con aire acondicionado, controles electrónicos, un sistema de sonido integrado e imponentes medidas de seguridad.
El recorrido de la casa comenzó en el sótano donde había una piscina, un gimnasio, una bodega y siguió por los pisos superiores con un desfile de enormes estancias y baños equipados con la última tecnología.
Al ver que _____ no decía nada, Delphine empezó a mostrarse un poco ansiosa.
—La casita que hay en la parte de atrás cuenta con habitaciones para el servicio y garaje. Ahora, déjeme que le muestre el jardín, algo que creo que le interesa especialmente. Es grande, resguardado y está orientado al sur.
—Por favor, perdóneme unos minutos… tengo que llamar a su jefe.
_____ se dirigió inmediatamente a una de las habitaciones de la planta baja y rebuscó en su bolso hasta que encontró la tarjeta que Joe le había dado. Mientras marcaba los números sacudió la cabeza varias veces.
En cuanto oyó su voz, empezó inmediatamente a hablar.
—Soy _____. Siento molestarte.
—No me molestas en absoluto, gioia mia —dijo él, indicándole a su secretaria que lo dejara solo.
—Me dijiste que te ocuparías de mi alojamiento. Me están mostrando la casa y no lo comprendo. ¡Es una mansión enorme con ocho dormitorios!
Joe se dio la vuelta en su sillón para disfrutar de la vista de la línea del cielo de Manhattan.
Todas las casas que yo utilizo deben reunir tres características esenciales: espacio máximo, intimidad y seguridad.
—Sí, pero es una locura utilizar una casa que debe de valer millones de libras en estas circunstancias a menos que… ¿No estarás pensando mudarte conmigo? —preguntó _____, horrorizada. Aquélla era la única explicación que se le ocurría para un gasto tan extravagante.
—Por supuesto que no —replicó él, en tono desafiante—. Si es una desilusión, lo siento.
—Dios mío, ¡claro que no! —afirmó ella mucho más aliviada y alegre—. No encajaríamos para nada. Sin embargo, eso no explica esta casa tan grande cuando no vamos a durar ni cinco minutos juntos. Resultan innecesarios tantas molestias y tantos gastos.
—Tal vez preferirías que te llevara a un hotel barato que alquile habitaciones por horas —le espetó—. Si es mi deseo, vivirás en una mansión enorme aunque sólo sea durante cinco minutos. ¿Comprendido?
—Sí —respondió ella, con un tono de voz privado de expresión o vida.
—Ahora tengo trabajo que hacer. Te veré cuando regrese a Londres —concluyó Joe, antes de colgar el teléfono.
Se sentía furioso con ella. Había esperado ella estuviera encantada con aquella casa, cuyo jardín había ganado premios. El mismo la había seleccionado de entre sus propiedades. ¿Cuándo se había tomado tantas molestias por una mujer?
_____, por su parte, se reunió de nuevo con Delphine y salió al hermoso jardín, un oasis de paz en el centro de una enorme ciudad. Los ojos le escocían. Se sentía algo turbada después de su conversación con Joe. Decidió que no volvería a cometer el error de llamarlo por teléfono. Por lo que a él se refería, ella no tenía ni derecho ni opiniones que mereciera la pena escuchar. No cometería el error de olvidarse de aquel detalle en el futuro.
A continuación, se dirigió con Delphine al hotel para animales en el que se había realizado una reserva para Piglet. Suelo con calefacción, cama en miniatura, webcam y la promesa de una foto diaria y un boletín de información sobre su mascota impresionaron muy poco a _____. Explicó que sólo utilizaría la habitación para Piglet en contadas ocasiones, ya que el perro podía permanecer en la casa siempre y cuando Joe no estuviera en ella. A juzgar por los comentarios que había hecho Delphine sobre el horario de su jefe, Joe estaría demasiado ocupado como para acudir a la mansión de Chelsea con frecuencia.
Una semana después, con los ojos brillantes por la tensión, _____ pensaba en la inminente cita que tenía a las tres con Joe y el modo en el que, probablemente ésta iba a terminar. Decidió detener aquella cadena de pensamientos y se miró en el enorme espejo que había en el vestíbulo.
El vestido que llevaba era blanco con un pequeño estampado en negro. Estaba hecho a medida y resultaba muy elegante. Por supuesto, llevaba el nombre de un famoso diseñador, al igual que las otras prendas que la asesora de moda había elegido para ella. En realidad, _____ casi no se reconocía después de su visita a un salón de belleza. Su cabello de rizos rubios se había transformado en una lisa y brillante, iba magníficamente maquillada y le habían depilado las cejas hasta transformarlas en curvas perfectas. A ella le parecía que guardaba un tremendo parecido con una muñeca de ojos azules y boca muy maquillada.
Siempre había preferido un aspecto más natural eligiendo la comodidad y las cosas prácticas al estilo. La utilización que había hecho de los cosméticos se había limitado al rímel y al lápiz de labios en las ocasiones especiales. Sin embargo, Joe la había sumergido en el mundo de la moda y la belleza, donde el aspecto era lo único que importaba… y estaba descubriendo que ese mundo era un infierno. Le resultaba muy difícil andar con zapatos de tacón alto y odiaba las uñas postizas que le habían colocado. A pesar de todo, no había pronunciado ni una palabra de queja. Había aprendido muy bien la lección en la única ocasión en la que llamó a Joe Riccardi. A él no le interesaban sus preferencias personales ni su comodidad física. Todos lo que se había hecho para mejorar su aspecto físico había sido únicamente en el beneficio de Riccardi.
—El coche ha llegado —le dijo el ama de llaves abriendo la puerta para que ella pudiera salir.
Sólo habían pasado cuarenta y ocho horas desde que ella se mudó a la casa, por lo que aún se sentía como si estuviera en un hotel.
Se metió en la limusina y se sentó. El estado de nervios en el que se encontraba ofendía su orgullo. ¿Cómo esperaba Joe Riccardi que ella comiera algo cuando iba a ser el entretenimiento de la noche para él? Por eso, cuando su teléfono empezó a sonar, estuvo a punto de dar un salto en el asiento. Era Joe.
—Parece que no voy a poder llegar a tiempo —le informó con voz triste—. Los controladores de tráfico aéreo han convocado una huelga de veinticuatro horas.
—Vaya…
—Dannazione. Lo siento. Tenía muchas ganas de verte —añadió algo molesto por haber notado que ella no se enfadaba por que la cita hubiera sido cancelada—. Te llamaré cuando tenga más información.
_____ le dijo al chófer que la llevara al hotel de mascotas en el que se encontraba Piglet. Mientras intentaban avanzar en el pesado tráfico de mediodía, se dio cuenta de que no podía dejar de pensar en Joe. Su poderosa imagen parecía impresa en su cerebro. Por un lado, estaba experimentando alivio por el hecho de que la cita hubiera sido cancelada, pero por otro sentía una inesperada desilusión. ¿Qué diablos le ocurría?
Evidentemente, era un hombre guapo y fascinante, pero en términos de compasión y decencia era un verdadero canalla. Sabiéndolo, ¿cómo era posible que no dejara de pensar en el?
Su teléfono volvió a sonar. Tras un momento de tensión, comprobó que era Toby.
—Traté de hablar contigo en casa, pero se puso tu madrastra. No me resultó nada fácil sacarle información. ¿Cuánto tiempo llevas viviendo en Londres. Y cuánto con ese tipo del que nunca he oído hablar?
—Me he mudado esta semana y… y la relación es muy reciente.
—Por no mencionar alocada e impulsiva, algo que es impropio de ti. Sólo puede tratarse de una pasión salvaje… ¡y ya iba siendo hora! Mira, mañana voy a Londres para una reunión con un nuevo cliente y me encantaría verte por la tarde. Podríamos ir a una discoteca. Me vendría bien una sesión de chill-out.
—A mí también me gustaría. ¿Vas a quedarte mucho tiempo?
—No. Tengo que regresar a Alemania para atar unos cabos en el proyecto del parque.
Reconfortada ante la posibilidad de volver a ver a Toby, entró en el hotel de mascotas muy contenta. Piglet se puso como loco cuando vio a su dueña y ella, tras persuadirle para que comiera un poco, jugó con él y lo sacó a dar un paseo. Estaba pensando en llevarse el perro a casa cuando el chófer fue a buscarla para decirle que el señor Riccardi había llamado al teléfono del coche para anunciar que cenaría con ella en el mismo restaurante. _____, que había esperado no ver a Joe ese día, se vio agobiada por una renovada sensación de pánico…—.
Monse_Jonas
Re: Venganza Deliciosa (Joe y tú) ADAPTACIÓN
Pero que se creeeeee!!????... Aaaarrrggg es un presuntuoso príncipe!!!!!... Jajajajajajajajaja
chelis
Re: Venganza Deliciosa (Joe y tú) ADAPTACIÓN
Oww extraño a pinglet!
Joe eres muy malo!
Síguela!
Joe eres muy malo!
Síguela!
aranzhitha
Re: Venganza Deliciosa (Joe y tú) ADAPTACIÓN
Capitulo cuatro segunda parte
Tras haber movido montañas, metafóricamente hablando, para poder llegar a su cita, Joe seguía estando muy agresivo y lleno de adrenalina. Todo parecía haberse puesto en su contra Para que no pudiera regresar al país tal y como había planeado y la impaciencia que tenía por ver a _____ llegaba a un punto completamente desconocido para él.
—La señorita Hamilton ya ha llegado, jefe —le dijo Franco, uno de sus guardaespaldas.
Joe oyó los murmullos de admiración y vio las cabezas que se levantaban al paso de _____. A primera vista, los cambios realizados en ella contaban con su apreciación, pero, por otro lado, no le gustaban. Le agradaban los rizos de su cabello y su piel sin adornos artificiales. Llevaba la lisa melena algo revuelta y sobre el impecable vestido blanco resaltaban claramente las huellas de barro de un perro. Se levantó para recibirla.
Hipnotizada por su potente magnetismo, _____ no pudo apartar la mirada de él. Cuando sus labios se curvaban en una sonrisa, era aún más atractivo. Algo azorada, se sentó en la silla que el camarero le había apartado para que tomara asiento.
—No creía que llegarías hoy —dijo, notando enseguida lo apartada que estaba su mesa de la del resto de los comensales.
—Quería estar contigo y, cuando yo quiero algo, no reparo en nada para conseguirlo.
_____ bajó la cabeza. Se sentía muy acalorada sentía una tensión en el bajo vientre debida a la inconfundible tensión sexual que él no hacía nada por ocultar.
—¿Es ésa tu receta para el éxito?
Después de que les sirvieran champán, _____ se llevó la copa a los labios. Luego, empezó a estudiar el menú. Al mismo tiempo, él comenzó a hablar de París. A _____ le llamó la atención que se le diera tan bien contar historias y que fuera capaz de describir una imagen con muy pocas palabras. Completamente absorta, escuchaba y bebía más que comía.
—¿No vas a comer?
—No tengo hambre…
Excepto de ti, susurró una vocecilla en el interior de su cabeza. La verdad de aquel mensaje instintivo la escandalizó, pero sabía que era cierto. Se sentía completamente fascinada. Muy pronto, se vio perdida en la admiración por la maravillosa longitud de sus pestañas, los duros ángulos de los pómulos y la belleza masculina de su bien esculpida boca.
Preso también de la tensión sexual que lo embargaba, Joe apartó el plato. Por fin había conseguido toda la atención de _____. Su reacción instintiva le decía que había que aprovechar el momento.
—Vayámonos…
—Pero si aún no hemos terminado…
—Ni siquiera hemos empezado, bellezza mia…—. Mientras salían del restaurante, Joe le rodeo la cintura con un brazo. La conversación en las mesas moría a su paso. Sin poder evitar, _____ se preguntó si Joe habría estado con otra mujer mientras estaba fuera y sintió una sensación de vacío en el estómago.
Cuando entraron en la limusina, él se sentó muy cerca y la tomó entre sus brazos. En un instante, la boca de Joe estaba sobre la de ella tan ardiente como los rayos del sol. Le dolía no poder respirar, pero le habría dolido más no sentir los gloriosos movimientos de la lengua y la dulzura de las sensaciones que él despertaba en su cuerpo.
Cuando por fin se apartó, la miró fijamente a los ojos.
—Eres sorprendente —ronroneó—. Sabía que sería así.
_____ bajó los ojos. Su cuerpo quería más y se sentía avergonzada por ello. Aplastados por las copas de encaje del sujetador, los pezones le vibraban. En la entrepierna experimentaba una oleada de sensaciones que la hacía sonrojarse. Lo deseaba. Joe había conseguido que lo deseara. Por supuesto, el champán había destruido sus inhibiciones, lo que no era nada malo. ¿Acaso no era mucho más sensato sacar lo mejor posible de una mala situación que intentar resistirse a lo inevitable?
Cuando estuvieron en la mansión de Chelsea, ella le dedicó una mirada de incertidumbre. Joe le tomó una mano entre las suyas.
—Turbas mis sueños —susurró—. Podrías resultar muy dañina para mi salud.
_____ se estaba sintiendo algo mareada por el champán. Tenía la cabeza llena de pensamientos poco coordinados, pero la amargura que vio dentro de los ojos oscuros de Joe despertó algo dentro de ella. Sin comprender por qué, levantó la mano y le acarició suavemente la mandíbula. Entonces, se sorprendió al ver que Joe imitaba su gesto.
—Per amor di Dio —musitó, con voz ronca, acariciándole las suaves mejillas—. En estos momentos podría morir por lo mucho que te deseo, mia bella.
Entonces, le besó los labios con una dulzura que derribó todas las barreras que _____ tenía levantadas. No quería pensar, se negaba a hacerlo, cuando él la tomó en brazos para subir así la elegante escalera como si ella pesara menos que una pluma. Sin embargo, el temor a ser vista le hizo preguntar:
—¿Y el ama de llaves?
—Está descansando hasta que la llamemos —respondió Joe, silenciando sus palabras con un apasionado beso.
Monse_Jonas
Re: Venganza Deliciosa (Joe y tú) ADAPTACIÓN
Me parece que alguien dejara de ser virgen xd
Siguelaa
Siguelaa
GinaE
Re: Venganza Deliciosa (Joe y tú) ADAPTACIÓN
Joe!!... Joeeee!!!!!.... Joeeeeeeeeeee!!!!!.... Serán las únicas cosas que diga ella!!!!...
chelis
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