I pregnant? {Novela C.}

Joanne despertó y lo primero que vieron sus ojos fue a Justin, se veía sumamente adorable cuando dormía, para ella siempre era adorable aunque tuviese un carácter muy particular. Lentamente levantó las sábanas y bajó los pies de la cama para luego pararse. Su novio tenía el sueño sumamente pesado por lo cual ni se enteró. Se acercó a la ventana y levantó la persiana dejando entrar a los fuertes rayos de sol del mediodía.
 
—Jo, baja esa maldita persiana— Protestó Justin desde la cama para luego acomodarse boca abajo.
—Ya pasaron las doce, tengo hambre— Ella tocó su estómago sintiendo un leve malestar pero aun así el apetito estaba presente.
—Busca algo en el refri, siéntete como en tu casa— Habló sin cambiar la postura.
—Estamos en mi casa Bieber— Tomó su almohada para tirársela a su novio antes de retirarse de la habitación.
— ¡Me las pagarás Bubley! — Gritó pero aun así, siguió en la cama.
— ¡Vago! — Retrucó acercándose a la heladera para sacar la leche, luego buscó los cereales y un tazón para mezclarlos.  — ¿Quieres algo amor? —
—Sí, un sándwich.
—Pues ven a buscarlo— Rió mientras volvía a la habitación. El suelo de la habitación de su cuarto estaba alfombrado por lo cual daba placer caminar sobre el descalza. Llegó junto a su novio quien la observaba atentamente con cara de “¿Y mi sándwich?” mientras ella se metía nuevamente a la cama  —Amor, si quieres algo, tienes dos manitos y dos piernitas para ir a buscarlo— Sonrió y metió la cuchara en su cereal para comenzar a degustarlo.
— ¿Hablabas enserio? — Preguntó el castaño que se veía casi rubio por la luz del sol.
— ¿Tu qué crees? — Lo miró con obviedad y siguió comiendo como si nada.
—Primero la persiana y ahora esto— Negó con la cabeza simulando frustración —Haz empezado el día con el pie izquierdo Bubley, me cobraré venganza— Dijo en un intento de amenaza a lo que su novia rió.
—Ya enserio, levántate y hazte un sándwich, ya que vas podrías traerme más— Estiró sus brazos entregándole el tazón vacío a Justin.
— ¿Desde cuándo tanto apetito?— La rubia se encogió de hombros, porque no se había planteado esa pregunta y además no era algo que le afectara —Está bien, iré por más— Se resignó a que debía levantarse y así lo hizo, caminando con pereza hacia la cocina.
—Buen trasero Bieber— Rió y cuando el volteó la rubia mordió su labio inferior —Lo siento.
—Puedo entender lo que sientes.
— ¿Lo dices por mi trasero?
—No, lo digo por el mío— Rió y corrió a la cocina cuando la vio levantarse.
Ella entró velozmente a la cocina pero no lo encontró, solo vio que el tazón estaba sobre la mesada.
—Bieber estamos en mi departamento no en tu mansión, no demoraré en encontrarte— Advirtió risueña, Justin podía ser un niño inmaduro la mayoría del tiempo, pero era gran parte de su personalidad, y todo él la había enamorado. — ¿Cómo es que ya estás aquí? — preguntó con sorpresa al entrar al cuarto y encontrarse a su novio en la cama.
—Extraño mi mansión, allá podíamos jugar a las escondidas— Dijo haciendo puchero cosa que derritió a Jo quien se arrodilló en la cama y caminó con sus manos hasta llegar a él.
—Golpes bajos no Bieber— Besó sus labios que aun adoptaban esa postura infantil del chico.
—Sabía que te acercarías a besarme, por eso lo hice— Sonrió y la chica quiso hacerse la ofendida y escaparse pero él fue más rápido y la rodeó con sus brazos haciéndola caer en la cama debajo de él — ¿Sabes que te amo? — Besó dulcemente los labios de su novia y luego apoyó los brazos a los lados del cuerpo de ella para quitar su peso de encima.
—Lo sé, yo también te amo— Pasó sus manos tras el cuello de su novio y lo atrajo hacia ella para volver a besarlo, un beso tierno lleno de sentimientos.
Por más que Justin estuviese rodeado de un mundo lleno de tentaciones y lujos nada se comparaba con estar en ese pequeño departamento a solas con Jo. Era su mayor momento de felicidad, realmente se había enamorado esta vez.
 
***
 
—Vamos, no seas necia, no soportaré una semana sin ti.
—Yo no soportaré una semana sola en Miami— El rodó los ojos ante su respuesta.
—Sabes que tengo obligaciones y compromisos, no puedo estar todo el día contigo.
—Lo sé y no estoy reprochándote nada, solo que esta vez pensaré en mí y me quedaré aquí.
—Si quieres… Puedes decirle a Nina que nos acompañe— Puso una tierna sonrisa compradora a lo cual su novia no pudo resistirse.
— ¿Hablas enserio?
—Claro que hablo enserio— Se acercó a ella al ver que había “bajado la guardia” —Sabes que podría llevar a toda tu familia si quieres— Tomó el rostro de la rubia entre sus manos y pegó su frente con la de ella —Haría lo que fuera con tal de no separarme de ti— El corazón de Jo se estrujó al sentir esas palabras, la expresión de “mariposas en la panza” se quedaba pequeña ante la sensación que había tenido al escucharlo.
—Gracias— Besó sus labios para luego abrazarlo y ni pudo evitar contener las lágrimas.
— ¿Estás llorando?- Ella negó con la cabeza lo que hizo que Justin se diera cuenta que le mentía —No llores— Pidió separándose para verla y secar algunas lágrimas que recorrían sus pecosas mejillas.
—Tranquilo amor, son lagrimas de felicidad— Sonrió con ternura —Realmente me haces feliz Justin— Confesó con sinceridad.
—Y tú a mí. Pero igual no llores, me gusta más ver tu sonrisa— Rió.
—Te amo— Besó cortamente sus labios y corrió hacia el armario —Llevaré lo necesario— Advirtió sacando su valija de allí.
—Lo necesario, si claro— Rió burlándose —Siempre dices eso y terminas llevando tu armario en maletas, no te dejaré esta vez Joanne Bubley— Negó con la cabeza y la tomó por detrás levantándola apenas del suelo.
— ¿Qué haces? Debo llevar algo para cambiarme ¿No crees? — Preguntó con obviedad soltándose de su agarre.
—No, creo que si llevaremos a Nina es una buena oportunidad para que salgas de compras con ella.
—Es una oferta tentadora, pero sabes que…
—Que no te gusta presumir ser la novia de Justin Bieber— Rodó los ojos —No es presumir, eres MI novia y quiero regalarte un día de compras con tu mejor amiga ¿Qué hay de malo en eso? — Preguntó con naturalidad.
—Supongo que nada— Se encogió de hombros con una sonrisa.
—Me alegra que pienses así, ahora llama a Nina que yo debo hablar con Scooter.
Ella asintió y tomó su teléfono para discarle a su amiga y avisarle, que esa misma noche, partirían rumbo a Miami.