El novio de Darcy (Larry Stylinson)

Ha sido un día difícil, y lo que estoy por hacer no lo mejora en nada; 'Una cita', dos palabras que a la mayoría les causa una sensación parecida a miles de mariposas revoloteando en el estómago. Bueno, creo que dejé de sentir eso hace mucho tiempo.

Darcy consiguió lugar en un restaurante elegante afuera de la ciudad, no sé como diablos le hizo pero ya me encuentro en camino y contra mi voluntad.

Es la tercera cita que tengo este mes, mi hija insiste en que es por mi bien y el suyo, y que si funciona y quedamos en algo más que amistad estaría muy contenta. Sólo por eso lo hago, quiero verla feliz.

La fachada del lugar valía más que yo. Las luces que anunciaban el nombre eran la cosa más brillante que jamás haya visto; como un árbol de navidad gigante.

Me ajusté la corbata y di tres pasos entrando completamente.

— ¿Puedo ayudarlo? —la señorita detrás del mostrador preguntó.

— Mi hija… —me aclaré la garganta. — Yo hice una reservación para dos. —por alguna razón enfatice ‘yo hice’. La chica me sonrió.

— Su apellido por favor.

— Tomlinson. —mientras ella hacía su trabajo en el computador, miré el resto del lugar. Personas charlando y comiendo, y claro, vestidos como si fueran a la fiesta de la Reina. Por intuición miré mi reflejo en un pequeño espejo y me sentí estúpido. ¿Cuánto me costó el traje? ¿Cuánto les costó a ellos?

— Aquí está. Mesa para dos en el piso superior sobre la terraza. —regresé la mirada a la chica que me atendía. — Buena elección, muy romántico. —me dedicó otra sonrisa y… ¿acaso eso era un guiño?

Le di las gracias y un chico me llevó hasta la mesa. Supuse que sería nuestro mesero.

— ¿Gusta empezar con algo de beber? —sacó su libreta de notas y tomó el bolígrafo que llevaba sobre la oreja. Nunca entendí la necesidad de hacer eso.

— Gracias, pero estoy esperando a alguien.

— Estaré cerca para cuando vaya a ordenar. —diciendo esto se retiró. Lo vi posarse detrás de una pequeña barra de bebidas y enseguida tomó una copa y con una servilleta que sacó de su ¿trasero? limpió las orillas. El chico tenía la costumbre rara de poner las cosas en lugares no muy higiénicos.

Regresé la mirada al centro de la mesa y negué varias veces con una pequeña risa. Quizá lo estaba juzgando, quizá no, pero en definitiva debo dejar de hacer eso.

El lugar no estaba mal. Darcy eligió bien. Seguramente la mujer que conoció es mejor que las demás y esta vez va en serio.

El común sonido de mi celular me sacó de aquellos pensamientos que hacían que por un momento me desconectara del mundo.

¿Cómo va todo? ¿Qué tal Eleanor? Si estás en el restaurante, ¿verdad? ¿¡verdad!?

Reí al leer eso. Lo sacó de su madre; Elizabeth solía ser así todo el tiempo.

Hija, nunca dudes de tu padre. Prometí que vendría y lo hice. Eleanor no ha llegado, ¿estás segura de que vendrá? (:

Respondí tratando de contestar todas sus preguntas. Solía poner caritas al final de cada mensaje, sabía que eso la tranquilizaba; esta vez ella sacó eso de mí.

Gracias a Dios que estás allí. Segurísima. Lo que sucede es que llegaste temprano y las mujeres siempre nos demoramos; la belleza lleva tiempo (:

Ahí esta la carita tranquilizadora. Suspiré y envié el último mensaje.

Los hombres somos más prácticos, por eso siempre nos toca esperarlas a ustedes :D Cuídate y mantén la puerta principal cerrada.

Divisé a una linda chica con unos tacones altos que me miraba con una dulce sonrisa, y también me señalaba. ¿O había alguien detrás de mí? Giré la cabeza solo para asegurarme.

Mis ojos se centraron en el movimiento que sus caderas hacían cada vez que daba un paso, eran exagerados, pero debo admitir que llamaban la atención.

Me levanté algo apresurado para recorrer la silla donde se sentaría. Si quería impresionarla debería ser amable y caballeroso. ¿Estaba tomando esto en serio esta vez?

— Luces muy hermosa Eleanor. —tomó asiento y me dirigí al mío.

— Gracias… —soltó una risita y se sonrojó. “Primer paso listo”, pensé. — Es un lugar muy lindo, gracias también por eso. —le sonreí como respuesta.

Le hice una seña con la mano al mesero y enseguida llegó.

— ¿Qué van a ordenar? —en esta ocasión tenía el bolígrafo en la boca; una costumbre bastante rara.

Eleanor dijo su orden primero; costillas en salsa y ensalada. Tiene buen gusto.

— ¿Qué nos recomienda de bebida? —pregunté mirando la lista de estas, pero ninguna me apetecía en ese momento.

— Le recomiendo el vino especial de la casa. Un exquisito sabor. —asentí dándole la afirmación y miré a Eleanor preguntando por su opinión.

— Me parece bien. Suena delicioso. —le sonrió al mesero quién se fue satisfecho con ambas respuestas.

Era la primera vez en tantos años que no sabía cómo iniciar una conversación. Darcy decía todo el tiempo que era una máquina de palabras; que hablaba y hablaba y era difícil que dejara a la otra persona hacerlo. Había algo en Eleanor que me dejaba sin palabras… Y no era su belleza.

— Creo que ya te había visto Louis, ¿no nos conocemos ya?

— No lo creo… —moví la cabeza en sentido de negación y en ese momento llegó una de las tantas frases que solía usar para coquetear cuando era adolescente. En esos tiempos me ayudó, espero que no haya perdido mi toque especial. — Si nos hubiéramos visto antes créeme que no olvidaría a una chica tan guapa.

¡Otro punto para Tomlinson!

(…)

La cena transcurrió con normalidad. Me sentí extrañamente cómodo, era como si nos conociéramos desde años. Supe que teníamos gustos parecidos; le encantaban los gatos, el futbol, la lectura y salir de día de campo. Cuando llegara a casa me aseguraría de darle a Darcy una gran felicitación, eligió a la mujer ‘perfecta’ en cierto modo. Trabajaba en la florería que queda justo en frente de la escuela donde doy clases. Ahí fue donde me vio por primera vez, y por alguna rara razón, yo jamás noté de ella.

El mesero me entregó la cuenta; la cuál no sobrepasaba la cantidad que llevaba, ya que Darcy me obligó a cargar con más dinero por si se ofrecía otra cosa.

Salimos del restaurante y me ofrecí a llevarla a su casa a pesar de que dijera ‘no’ unas diez veces.

— Me saludas a Darcy, es una niña muy especial. Veo como se preocupa por ti —estacioné el auto en el aparcamiento de su pequeña pero linda casa. Se acomodó en su asiento para quedar recargada hacía mi lado.

— Es lo más importante y haría lo que fuera por ella. Se que no le puedo dar lo que una madre le daría… Yo… —me quedé callado recordando la realidad. Pasé una linda noche en donde mis problemas se esfumaron, pero de nuevo caigo en que así no es mi vida. Quizá podría serlo si doy el siguiente paso…

— Tranquilo Louis. —puso su mano en mi hombro. — Has hecho un gran trabajo en estos últimos años, lo sé. He visto como ambos han mejorado desde… —se aclaró la garganta antes de continuar.— el incidente.

Iba a decir algo pero nada logró salir. Lo último que dijo me puso a pensar, ¿es un tipo de espía? ¿o por qué sabe lo que he estado haciendo junto con Darcy desde la muerte de Elizabeth? Como dije, Eleanor me deja sin palabras.

— No te preocupes Louis, todo va a mejorar, ya lo verás. —despositó un beso en mi mejilla derecha y salió del auto.

Claro que iba a mejorar. Le pediría a Eleanor ser mi novia, Darcy volvería a ver la felicidad y quizá, solo quizá… yo también la encontraría.