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Breakeven {N.C}
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Re: Breakeven {N.C}
Muchas gracias Cami C:
¿Entonces puedo subir después de ella, Steph?
¿Entonces puedo subir después de ella, Steph?
Invitado
Invitado
Capítulo uno
.
Capitulo uno
Elise Armistead
Sujeté el morral con todas mis fuerzas, demasiado asustada como para dar el paso definitorio. Si bien ingresar a la universidad había sido mi sueño más grande desde chica, aquellos últimos meses me había estado replanteando una y otra vez que iba a ser de mí allí.
Una jovencita tímida e insegura como yo no duraría mucho entre la jauría de lobos carismáticos universitarios. Podías ser una empollona de primera, una atleta rodeada de compañeros de la misma clase o una carismática zorra. Por desgracia, mi personalidad no ingresaba en ninguna de esas categorías. No disfrutaba estudiar tanto como los demás estudiantes, los deportes no eran precisamente lo mío y las faldas cortas solo me generaban repulsión. Ni siquiera me agradaban los movimientos hippies o las revoluciones estudiantiles. ¿Cómo iba a sobrevivir?
– ¿Estás lista, Eli Lu? – preguntó papá, utilizando ese espantoso sobrenombre que tanto parecía agradarle.
Asentí, no muy segura de qué decir a continuación. Se suponía que allí acababa el viaje para ellos, que una vez que ingresara debían tomar el coche e irse nuevamente al pueblo, dejándome sola por primera vez en once años.
Me había acostumbrado tanto a tenerlos en mi vida que no me imaginaba ni un solo momento sin ellos. Si bien no eran mis padres verdaderos, me trataban como una verdadera hija e intentaban darme todo lo que podían, sin generar diferencias entre mi hermana y yo. Y eso, precisamente, era lo que me había impulsado a salir adelante. Incluso en mis momentos más dolorosos, mi familia siempre había estado conmigo.
– Lo estoy.
Nos unimos en un abrazo grupal, estrechando nuestros brazos y cabezas tanto como pudimos. Incluso Emi, quien nunca fue de expresarse demasiado, despidió unas pocas lágrimas de sus ojos esmeraldas. Era una totalmente increíble, tanto para ellos como para mí, que la universidad hubiese tocado nuestra puerta finalmente.
– Cuídate, Elise – mamá enjuagó sus lágrimas con un pequeño pañuelo de gasa –. Recuerda que estamos tan solo a una llamada.
– Te extrañaremos mucho, Eli – añadió mi hermana.
Luego todos se despidieron y, entre lágrimas y tiempo desperdiciado, me encontré sola frente a la gran mansión a la cual hacían llamar universidad, demasiado insegura como para dar aquel paso que tanto me costaba realizar.
Sin pensarlo dos veces, dirigí mis pies hacia la entrada y traspasé el portón, donde unos hombres de seguridad pidieron mi identificación y nombre de pila. Me quedé allí hasta que una mujer cuarentona, de aspecto empresarial al estilo Oxford, se presentó como Olivia y comenzó a darme un pequeño tour por las instalaciones.
Viajé por filas de pasillos y cuadros antiguos, posando mi vista en cada antigüedad – desde muebles barrocos hasta adornos falsos – que llamaba mi atención. No fue hasta que la mujer comenzó a hablar de las clases y la vida en el campus que realmente comencé a prestarle atención. Toda la explicación dada acerca de los orígenes de cada salón me importó poco y nada.
– La duración de las clases dependen de cada materia y pueden transcurrir tanto por la mañana como para la tarde – sacó una pequeña carpeta azul de su maletín mientras caminábamos hacia el exterior y me la entregó –. Aquí tienes el talonario de horarios, el número de tu habitación y la llave correspondiente. También algunas cuantas reglas básicas que sería prudente que leas y el reglamento de vestimenta. Si bien no tenemos muchas restricciones, buscamos que nuestros estudiantes tengan una buena experiencia ateniéndose a las leyes que rigen nuestra sociedad.
Asentí, animándola a seguir con su relato.
– Las notas van de la A a la F. Sin embargo, al costado de cada examen tendrás una nota específica sobre un total de cien que te ayudará a medir mejor tu rendimiento.
Se extendió hacia varios puntos que no me importaban demasiado tales como el grupo estudiantil, los grupos sociales y los gabinetes de psicología a disposición para cualquier estudiante que buscara hablar con profesionales. Como último, y dándole un final a la charla, me deseó suerte y me invitó a pasar por el despacho de la directora para completar algunos detalles de mi registro.
Como no estaba muy al tanto de la ubicación del despacho me paseé por todo el campus hasta que un empleado de un café, al verme tan desorientada, se ofreció a indicarme con efusivas señales el camino, consolándome con vagas palabras acerca del primer día y lo común que era encontrar estudiantes perdidos entre la muchedumbre.
Su cabello rubio caía en cascada sobre sus ojos, por lo cual no pude notar muy bien el color de éstos; pero podía jurar que eran de un color miel potente, de ese tipo que sería muy lindo retratar. Si bien no había venido a la universidad por mis habilidades con la pintura y el dibujo, no podía evitar pensar en los muchos colores y texturas que podía crear con tanta inspiración rodeándome. Desde el gran lago hasta las potentes estructuras, cada pequeño punto merecía una puntual adoración.
Una vez terminado el papeleo y las bienvenidas, pude finalmente dirigirme hacia mi habitación. Para hacerlo, tuve que salir del edificio principal, tomar un pequeño bus por las calles internas y caminar sobre el hall de la residencia estudiantil, tanto para hombres como mujeres. Podría haber elegido una casa universitaria, pero eso hubiera significado unirme a un club y pasar pruebas poco bonitas para iniciados de mi calumnia.
Un pequeño grupo de jóvenes se encontraban sentados sobre las bancas del hall, fumando quién sabe qué y charlando efusivamente acerca del comienzo de las clases. Parecían bastante mayores, por lo cual supuse que deberían tener unos veintidós o veintitrés años. Y, dado que escondían disimuladamente sus cigarros, también llegué a la conclusión de que fumar estaba completamente prohibido. Los taché de rebeldes, no tan solo por sus actividades ilícitas sino también por sus vestimentas: ropas oscuras rasgadas y maquillaje excesivo.
Un castaño con correas en sus pantalones holgados y múltiples tatuajes sobre su piel y rostro me dio un pequeño guiño al observarme mirándolo, así que bajé mi mirada y me concentré en llegar sana y salva a los ascensores de planta baja. No era prejuiciosa ni nada por el estilo, pero aquellos chicos no le daban buena pinta a absolutamente nadie.
– ¿Tratando de escapar de la jauría?
Miré hacia mi costado izquierdo, encontrándome con aquel mismo chico que antes había intentado ignorar. ¿Cómo es que había llegado tan rápido a mi lado?
Por un momento sospesé la opción de correr el poco tramo que me alejaba del elevador y presionar el botón del segundo piso lo suficientemente rápido como para que no pudiese seguirme, pero luego llegué a la conclusión de que estaba siendo tremendamente egoísta, grosera y prejuiciosa, y que eso era justamente lo que más odiaba en el mundo.
– Estoy cansada y quiero llegar a mi habitación, eso es todo – mascullé.
Me sonrió, dejándome ver su amplia hilera de blanquecinos dientes y el intenso brillo de sus ojos color mar. Al dar un breve vistazo a sus manos descubrí que, al contrario de sus compañeros, no llevaba un cigarrillo en ellas. Supuse que lo debía de haber tirado antes de venir a molestarme.
– Déjame decirte entonces, pequeña principiante, que el primer día nadie descansa –no se notaba maldad en sus palabras sino, más bien, una simpática sensación de comodidad y carisma –. Mi nombre es Elliot Parker y seré el encargado de enfiestarte esta noche.
Reí. ¿Intentaba llevarme a alguno de esos boliches cerca del campus a los cuales todos iban antes de que las clases comenzaran? Porque, si era así, iba a tener una notable decepción. No era de aquellas chicas que se divertían tomando bebidas alcohólicas bailando al compás de música electrónica, sino más bien que aquellas que se quedaban en las habitaciones leyendo libros esperando a que el día acabara.
– No creo que sea una buena idea.
– ¡Lo es! – agitó sus manos por el aire como un niño –. Todo el mundo irá y tú tienes que hacerlo también. Es en la residencia de la hermandad más popular, ¿Sabes? Habrá mucha gente a la cual aventar bebidas y muchos chulos que te matarán de la risa con sus estupideces de niños guapos.
– Si todo el mundo irá, ¿Por qué me invitas a mí entonces?
– Porque mis amigos y yo creemos que es bastante genial que una niña como tú tenga tan cabreado al gran Tomlinson.
Mi estómago de comprimió. ¿Tomlinson? ¿Louis Tomlinson estaba aquí y sabía de mi llegada?
– ¿Estás bien?
No le respondí. Mi mente vagaba por cada y una de las situaciones que había vivido con el ojiazul a lo largo de mi adolescencia, recordando aquellos dolorosos momentos en los que todo se había desmoronado. Mi vida no había sido la misma desde que él había sido partícipe de ella. La luz y felicidad se habían esfumado tan pronto como él lo había hecho, dejándome sola y con el corazón destrozado.
– ¿Louis Tomlinson está aquí?
– ¡Claro que sí! Se transfirió hace unas semanas y ya es el idiota más popular de todo el campus – explicó –. Su papá es el dueño de la universidad o algo así, es por eso que se enteró de tu llegada. Su novia le ha dicho a uno de mis amigos que él es tu ex y, bueno, nos pareció bastante interesante conseguir información acerca de ti. Facebook sirvió de mucho.
Hice una nota mental para desactivar mi cuenta luego, cuando pudiera llegar a mi habitación donde mis maletas y pertenencias se encontraban. La sola idea de que alguien pudiera haber conseguido una foto de mi persona por una red social me generaba no más que repulsión y odio hacia la tecnología.
La idea de que Louis tuviera novia, sin embargo, no me generaba tanta molestia como creí que lo haría. Si bien habíamos cortado hacía mucho tiempo, la herida todavía estaba allí, intentando dejar de sangrar. Supongo que el hecho de que lo conocía demasiado como para saber que no podía ser un chico soltero por mucho tiempo tenía influencia en mi estado de ánimo.
– ¿Así que piensas usarme como cebo para molestarlo?
Frunció sus cejas, dando a entender que lo había ofendido gravemente. ¿Pero es que no había dado a entender eso?
– No te confundas, cariño. Puedo parecer un chico malo pero no lo soy en lo absoluto. Mi forma de vestirme no determina mi personalidad, nunca usaría a una niña para hacerles daño a otros.
– Entonces, ¿Tú interés en mí surge porque…?
– Creo que eres una buena chica que no se merece las tantas maldades que le avecinaran por el lado de una novia celosa – me cortó –. Meredith está más que furiosa contigo, y cualquier daño colateral que produzca esa rubia hueca me concierne.
– ¿Por qué?
– Porque es mi hermana.
La hilera de sus dientes se extendió y pude ver el dolor en ella. Tal vez estaba siendo realmente sincero, por mucho que me costara creerlo. Parecía como si estuviera protagonizando la película más cliché y americana del mundo, sin saber muy bien como había quedado atrapada en ella.
Tampoco comprendía, a su vez, que sentido tenía ir a una estúpida fiesta. ¿Acaso me estaba preguntando por lástima? Seguramente debía de ser así. Elise, la estúpida niña que había sido utilizada por el adolescente más popular y carismático de toda Inglaterra.
– No pienso ir a esa fiesta.
Negó con la cabeza.
– Lo harás, créeme.
– ¿Y cómo sabes tanto? – comencé a caminar nuevamente, muy segura de que si continuaba mirándolo a los ojos notaria mi molestia en ellos.
– Porque tengo tu número de habitación y no pararé de molestarte hasta que me abras hoy por la noche.
Me di media vuelta, dispuesta a lanzarle unas cuantas cosas que poco sabía si saldrían de mi boca. Pero cuando lo hice, él ya no estaba allí.
Una jovencita tímida e insegura como yo no duraría mucho entre la jauría de lobos carismáticos universitarios. Podías ser una empollona de primera, una atleta rodeada de compañeros de la misma clase o una carismática zorra. Por desgracia, mi personalidad no ingresaba en ninguna de esas categorías. No disfrutaba estudiar tanto como los demás estudiantes, los deportes no eran precisamente lo mío y las faldas cortas solo me generaban repulsión. Ni siquiera me agradaban los movimientos hippies o las revoluciones estudiantiles. ¿Cómo iba a sobrevivir?
– ¿Estás lista, Eli Lu? – preguntó papá, utilizando ese espantoso sobrenombre que tanto parecía agradarle.
Asentí, no muy segura de qué decir a continuación. Se suponía que allí acababa el viaje para ellos, que una vez que ingresara debían tomar el coche e irse nuevamente al pueblo, dejándome sola por primera vez en once años.
Me había acostumbrado tanto a tenerlos en mi vida que no me imaginaba ni un solo momento sin ellos. Si bien no eran mis padres verdaderos, me trataban como una verdadera hija e intentaban darme todo lo que podían, sin generar diferencias entre mi hermana y yo. Y eso, precisamente, era lo que me había impulsado a salir adelante. Incluso en mis momentos más dolorosos, mi familia siempre había estado conmigo.
– Lo estoy.
Nos unimos en un abrazo grupal, estrechando nuestros brazos y cabezas tanto como pudimos. Incluso Emi, quien nunca fue de expresarse demasiado, despidió unas pocas lágrimas de sus ojos esmeraldas. Era una totalmente increíble, tanto para ellos como para mí, que la universidad hubiese tocado nuestra puerta finalmente.
– Cuídate, Elise – mamá enjuagó sus lágrimas con un pequeño pañuelo de gasa –. Recuerda que estamos tan solo a una llamada.
– Te extrañaremos mucho, Eli – añadió mi hermana.
Luego todos se despidieron y, entre lágrimas y tiempo desperdiciado, me encontré sola frente a la gran mansión a la cual hacían llamar universidad, demasiado insegura como para dar aquel paso que tanto me costaba realizar.
Sin pensarlo dos veces, dirigí mis pies hacia la entrada y traspasé el portón, donde unos hombres de seguridad pidieron mi identificación y nombre de pila. Me quedé allí hasta que una mujer cuarentona, de aspecto empresarial al estilo Oxford, se presentó como Olivia y comenzó a darme un pequeño tour por las instalaciones.
Viajé por filas de pasillos y cuadros antiguos, posando mi vista en cada antigüedad – desde muebles barrocos hasta adornos falsos – que llamaba mi atención. No fue hasta que la mujer comenzó a hablar de las clases y la vida en el campus que realmente comencé a prestarle atención. Toda la explicación dada acerca de los orígenes de cada salón me importó poco y nada.
– La duración de las clases dependen de cada materia y pueden transcurrir tanto por la mañana como para la tarde – sacó una pequeña carpeta azul de su maletín mientras caminábamos hacia el exterior y me la entregó –. Aquí tienes el talonario de horarios, el número de tu habitación y la llave correspondiente. También algunas cuantas reglas básicas que sería prudente que leas y el reglamento de vestimenta. Si bien no tenemos muchas restricciones, buscamos que nuestros estudiantes tengan una buena experiencia ateniéndose a las leyes que rigen nuestra sociedad.
Asentí, animándola a seguir con su relato.
– Las notas van de la A a la F. Sin embargo, al costado de cada examen tendrás una nota específica sobre un total de cien que te ayudará a medir mejor tu rendimiento.
Se extendió hacia varios puntos que no me importaban demasiado tales como el grupo estudiantil, los grupos sociales y los gabinetes de psicología a disposición para cualquier estudiante que buscara hablar con profesionales. Como último, y dándole un final a la charla, me deseó suerte y me invitó a pasar por el despacho de la directora para completar algunos detalles de mi registro.
Como no estaba muy al tanto de la ubicación del despacho me paseé por todo el campus hasta que un empleado de un café, al verme tan desorientada, se ofreció a indicarme con efusivas señales el camino, consolándome con vagas palabras acerca del primer día y lo común que era encontrar estudiantes perdidos entre la muchedumbre.
Su cabello rubio caía en cascada sobre sus ojos, por lo cual no pude notar muy bien el color de éstos; pero podía jurar que eran de un color miel potente, de ese tipo que sería muy lindo retratar. Si bien no había venido a la universidad por mis habilidades con la pintura y el dibujo, no podía evitar pensar en los muchos colores y texturas que podía crear con tanta inspiración rodeándome. Desde el gran lago hasta las potentes estructuras, cada pequeño punto merecía una puntual adoración.
Una vez terminado el papeleo y las bienvenidas, pude finalmente dirigirme hacia mi habitación. Para hacerlo, tuve que salir del edificio principal, tomar un pequeño bus por las calles internas y caminar sobre el hall de la residencia estudiantil, tanto para hombres como mujeres. Podría haber elegido una casa universitaria, pero eso hubiera significado unirme a un club y pasar pruebas poco bonitas para iniciados de mi calumnia.
Un pequeño grupo de jóvenes se encontraban sentados sobre las bancas del hall, fumando quién sabe qué y charlando efusivamente acerca del comienzo de las clases. Parecían bastante mayores, por lo cual supuse que deberían tener unos veintidós o veintitrés años. Y, dado que escondían disimuladamente sus cigarros, también llegué a la conclusión de que fumar estaba completamente prohibido. Los taché de rebeldes, no tan solo por sus actividades ilícitas sino también por sus vestimentas: ropas oscuras rasgadas y maquillaje excesivo.
Un castaño con correas en sus pantalones holgados y múltiples tatuajes sobre su piel y rostro me dio un pequeño guiño al observarme mirándolo, así que bajé mi mirada y me concentré en llegar sana y salva a los ascensores de planta baja. No era prejuiciosa ni nada por el estilo, pero aquellos chicos no le daban buena pinta a absolutamente nadie.
– ¿Tratando de escapar de la jauría?
Miré hacia mi costado izquierdo, encontrándome con aquel mismo chico que antes había intentado ignorar. ¿Cómo es que había llegado tan rápido a mi lado?
Por un momento sospesé la opción de correr el poco tramo que me alejaba del elevador y presionar el botón del segundo piso lo suficientemente rápido como para que no pudiese seguirme, pero luego llegué a la conclusión de que estaba siendo tremendamente egoísta, grosera y prejuiciosa, y que eso era justamente lo que más odiaba en el mundo.
– Estoy cansada y quiero llegar a mi habitación, eso es todo – mascullé.
Me sonrió, dejándome ver su amplia hilera de blanquecinos dientes y el intenso brillo de sus ojos color mar. Al dar un breve vistazo a sus manos descubrí que, al contrario de sus compañeros, no llevaba un cigarrillo en ellas. Supuse que lo debía de haber tirado antes de venir a molestarme.
– Déjame decirte entonces, pequeña principiante, que el primer día nadie descansa –no se notaba maldad en sus palabras sino, más bien, una simpática sensación de comodidad y carisma –. Mi nombre es Elliot Parker y seré el encargado de enfiestarte esta noche.
Reí. ¿Intentaba llevarme a alguno de esos boliches cerca del campus a los cuales todos iban antes de que las clases comenzaran? Porque, si era así, iba a tener una notable decepción. No era de aquellas chicas que se divertían tomando bebidas alcohólicas bailando al compás de música electrónica, sino más bien que aquellas que se quedaban en las habitaciones leyendo libros esperando a que el día acabara.
– No creo que sea una buena idea.
– ¡Lo es! – agitó sus manos por el aire como un niño –. Todo el mundo irá y tú tienes que hacerlo también. Es en la residencia de la hermandad más popular, ¿Sabes? Habrá mucha gente a la cual aventar bebidas y muchos chulos que te matarán de la risa con sus estupideces de niños guapos.
– Si todo el mundo irá, ¿Por qué me invitas a mí entonces?
– Porque mis amigos y yo creemos que es bastante genial que una niña como tú tenga tan cabreado al gran Tomlinson.
Mi estómago de comprimió. ¿Tomlinson? ¿Louis Tomlinson estaba aquí y sabía de mi llegada?
– ¿Estás bien?
No le respondí. Mi mente vagaba por cada y una de las situaciones que había vivido con el ojiazul a lo largo de mi adolescencia, recordando aquellos dolorosos momentos en los que todo se había desmoronado. Mi vida no había sido la misma desde que él había sido partícipe de ella. La luz y felicidad se habían esfumado tan pronto como él lo había hecho, dejándome sola y con el corazón destrozado.
– ¿Louis Tomlinson está aquí?
– ¡Claro que sí! Se transfirió hace unas semanas y ya es el idiota más popular de todo el campus – explicó –. Su papá es el dueño de la universidad o algo así, es por eso que se enteró de tu llegada. Su novia le ha dicho a uno de mis amigos que él es tu ex y, bueno, nos pareció bastante interesante conseguir información acerca de ti. Facebook sirvió de mucho.
Hice una nota mental para desactivar mi cuenta luego, cuando pudiera llegar a mi habitación donde mis maletas y pertenencias se encontraban. La sola idea de que alguien pudiera haber conseguido una foto de mi persona por una red social me generaba no más que repulsión y odio hacia la tecnología.
La idea de que Louis tuviera novia, sin embargo, no me generaba tanta molestia como creí que lo haría. Si bien habíamos cortado hacía mucho tiempo, la herida todavía estaba allí, intentando dejar de sangrar. Supongo que el hecho de que lo conocía demasiado como para saber que no podía ser un chico soltero por mucho tiempo tenía influencia en mi estado de ánimo.
– ¿Así que piensas usarme como cebo para molestarlo?
Frunció sus cejas, dando a entender que lo había ofendido gravemente. ¿Pero es que no había dado a entender eso?
– No te confundas, cariño. Puedo parecer un chico malo pero no lo soy en lo absoluto. Mi forma de vestirme no determina mi personalidad, nunca usaría a una niña para hacerles daño a otros.
– Entonces, ¿Tú interés en mí surge porque…?
– Creo que eres una buena chica que no se merece las tantas maldades que le avecinaran por el lado de una novia celosa – me cortó –. Meredith está más que furiosa contigo, y cualquier daño colateral que produzca esa rubia hueca me concierne.
– ¿Por qué?
– Porque es mi hermana.
La hilera de sus dientes se extendió y pude ver el dolor en ella. Tal vez estaba siendo realmente sincero, por mucho que me costara creerlo. Parecía como si estuviera protagonizando la película más cliché y americana del mundo, sin saber muy bien como había quedado atrapada en ella.
Tampoco comprendía, a su vez, que sentido tenía ir a una estúpida fiesta. ¿Acaso me estaba preguntando por lástima? Seguramente debía de ser así. Elise, la estúpida niña que había sido utilizada por el adolescente más popular y carismático de toda Inglaterra.
– No pienso ir a esa fiesta.
Negó con la cabeza.
– Lo harás, créeme.
– ¿Y cómo sabes tanto? – comencé a caminar nuevamente, muy segura de que si continuaba mirándolo a los ojos notaria mi molestia en ellos.
– Porque tengo tu número de habitación y no pararé de molestarte hasta que me abras hoy por la noche.
Me di media vuelta, dispuesta a lanzarle unas cuantas cosas que poco sabía si saldrían de mi boca. Pero cuando lo hice, él ya no estaba allí.
- ábreme:
- Odio este capítulo, pero es lo que salió. Perdonen :cc
Sigue Nea
Cami
Re: Breakeven {N.C}
elliot parker es la cosa más cúl en este mundo, ya dije. idk, a mí me gusto :jum: ya me cae mal louis, pero la que más bronca me da es meredith. lo peor de todo es que es la hermana de elliot y yo cómo o sea no :c si me preguntan no sé que decir ._. idk, me cae bien elise, no es una chica normal ni tampoco una total exótica, creo que cada loco con su canción (?) era así el dicho, ¿verdad? bueno, no importa realmente. cómo dije, me gusto el capítulo, mucho. espero
Sunrise.
Re: Breakeven {N.C}
No es demasiado para mí ame a Elise es igual a mí y bueno ya entrando más al capítulo: ¡Lo ame! la personalidad del personaje se expresa muy bien y creo que me intereso bastante saber que le avecina a Eli aunque arg Louis teniéndole rencor :roll: maldito estúpido, junto con su hueca novia :roll:
Elliot es tan carismático (? e insistente, estar en la puerta de la muchacha hasta que salga
En serio me gusto muchísimo
Espero a Rach
Elliot es tan carismático (? e insistente, estar en la puerta de la muchacha hasta que salga
En serio me gusto muchísimo
Espero a Rach
Kurisu
Re: Breakeven {N.C}
Me encanto ya lo han puesto en comentarios anteriores pero yo te lo repito: ame la personalidad de Elise y además ya odio a Meredith .-.
me gusto mucho el capitulo<3
Espero el siguiente. XOXO
me gusto mucho el capitulo<3
Espero el siguiente. XOXO
Invitado
Invitado
Re: Breakeven {N.C}
Si, si. Mañana le subo, llevo la mitad peeero estoy pensando bien que más pondré.
Invitado
Invitado
Re: Breakeven {N.C}
Steph, soy gafe o como se diga. Atención, estoy diciendo esto a cada una de las colectivas que tengo:
El pu*o ordenador tiene que actualizarse de Java o como mi*rda se llame eso y... obviamente no puedo ingresar. Milagro que pueda desde el móvil.
El pu*o ordenador tiene que actualizarse de Java o como mi*rda se llame eso y... obviamente no puedo ingresar. Milagro que pueda desde el móvil.
Invitado
Invitado
Re: Breakeven {N.C}
Ok :C espero tu hermoso capítulo en la siguiente ronda
Y aviso que subo el mío mañana o el martes C:
Saludos
Y aviso que subo el mío mañana o el martes C:
Saludos
Kurisu
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