Heart Hunter - Louis Tomlinson

En una tierra
de mitos y en un tiempo de magia corrían los rumores que un joven mago
te comería el corazón si te cruzabas en su camino. Algunos dicen que tiene
colmillos y va caminando con una hoz en su mano, otros que sólo es un
muchacho dispuesto a molestar a cualquier chica que pase por su lado.
Por ahí se escuchaba a las madres diciéndole a sus hijas que nunca
salieran solas y se veía a los padres
vigilantes y dispuestos a usar su bate ante cualquier amenaza. Fácil
lo decían para que no salgan tan tarde o se aseguren de llegar temprano a
casa, pero nadie se atrevía a probar si era cierto o no.

El clima se sentía vacío y pesado, diferente a un día cualquiera en Kringht. Los árboles mostraban diferentes rostros y los búhos ayudaban bastante a tal tenebroso escenario.
Todo pueblo, reino o nación tiene ciertos lugares prohibidos, deshabitados, con historias de hechiceros o malditos. En este caso, el pantano ACL. Llevaba el nombre de la gran bruja que vivía ahí, Aghata Cristen Loren. Se dice que la bruja maldijo el lugar para que sea de mal gusto a toda persona que pisase su suelo, pues ella fue desterrada al pantano por el rey Sulliman.
El tipo de energía que salía del pantano era muy pesado, como si alguien la estuviese observando.
Continuó caminando, yendo hacia la pequeña cabaña donde había pasado casi toda su infancia, sintiendo cómo el búho la seguía con sus ojos.
Decidió parar al percatarse de un sonido extraño y diminuto. Sabía que en el pantano habitaban seres extraños debido a la maldición de la bruja y siempre se había mantenido muy lejos de ellos, pero ese sonido era tan penetrante que era imposible evitar no seguirlo.
Podía sentir el miedo por cada vena y arteria de su cuerpo, pero no se detendría, pues le picaban los pies por descubrir el origen de este sonido; y lo hizo. Un arkanz.
Los arkanz eran seres asquerosos y totalmente repulsivos. De sus cuerpos brotaba una combinación de olor a huevo podrido con pie sudado y axila de cobrador de combi, no tenían rostro, medían dos metros y medio aproximadamente y sus cuerpos eran como langosta. Se paraban en dos patas y lo que serían sus brazos eran dos grandes tenazas.
Estaba escrito, Elisa moriría esta noche.
Lo único que tenía para defenderse era unos tenedores que había llevado para comer pasteles en la cabaña y eso, con un arkanz a metro y medio de distancia, no era nada útil.
Su cerebro le decía que corriera como loca desquiciada, pero ese sonido era tan agudo e hipnotizador que la petrificaba.
Podía ver como sus recuerdos pasaban como una ráfaga de viento ante sus ojos y estos se cristalizaban por culpa del repugnante olor.
Aceptó su destino cerrando los ojos, esperando que la bestia terminara con esta tortura y la matase de una vez.
Cuando el arkanz empezó a acercarse lentamente para que su presa no escapara, una cosa color piel cayó justo delante de Elisa. Ella no se atrevió a abrir los ojos, pero sí escucho atentamente la pelea de la cosa y el arkanz.
Escucho varios chillidos de la bestia y el grito de alguien.
¡El Señor ha escuchado mis plegarias y ha enviado un ángel a rescatarme!
Abrió los ojos al sentir unas manos en sus hombros y se encontró con unos profundos ojos grises.
No es un ángel enviado por el Señor, es un... chico.
-Agárrate fuerte - escuchó decir al chico, pero ella no iba a confiar en un chico alto con cabello de color chocolate bitter. - No tenemos mucho tiempo, hay más de donde vino éste así que ven y corre.- Estas palabras fueron suficientes para Elisa.
Empezó a correr con el chico misterioso.
A poca distancia de donde habían estado, escuchó de nuevo el sonido que emitían los arkanz y sus piernas se volvían pesadas nuevamente.
-Toma, tápate los oídos.- dijo el chico entregándole unos tapones.
Elisa se los puso y se encontró con todo un ejército de arkanz persiguiéndolos cuando volteó un ratito para ver si ya no había nada que los siguiera. Ambos corrieron más rápido, esquivando arbustos y charcos.
Las piernas de Elisa ya no daban más.
La muy torpe se tropezó con una rama y lo peor de todo es que entró en pánico.
El chico rodó los ojos al darse cuenta que Elisa no estaba a su lado y regresó por ella.
La levantó y cargó con tanta facilidad que Elisa se sintió como una pluma y cuestionó su peso por un momento. El chico empezó a correr más rápido de lo normal y a atravesar los árboles como si fuesen hologramas al ver a los arkanz más cerca. Elisa estaba traumada.
Cuando llegaron al final del pantano y estaban seguros al lado de la carretera, el chico dejó libre a Elisa y ella, como era de esperarse, lo miró asustada.
El chico le dirigió una cálida y tranquilizadora sonrisa. Elisa apartó la mirada avergonzada, totalmente roja como el carmesí. El chico, con una sonrisa de oreja a oreja por el comportamiento de Elisa, se ofreció a acompañarla a su casa.
- No te preocupes, vivo cerca. - Gran excusa pensó sarcásticamente.
El chico volvió a sonreír y con un gesto de los antiguos príncipes de los cuentos de hadas se despidió.
- Adiós, Elisa.-
[...]
Al llegar a su casa se dio una ducha para despejar su mente y relajarse un poco. Se puso su pijama y se acostó tratando de dormir, pero los ojos de ese chico y su cálida sonrisa aparecían cada vez que cerraba sus ojos.
Al no poder dormir por este chico misterioso, Elisa se rindió ante sus pensamientos y empezó a recordar los sucesos raros que vivió en el pantano.
¿Cómo sabía mi nombre?, ¿de dónde había salido ese chico? Era obvio que de la nada, pues nadie se atrevía a entrar a ACL. ¿Cómo rayos venció al arkanz que quería matarla? ¿Cómo es que corrió tan rápido? Dudo que haya sido por sus zapatillas.
¡¿CÓMO ATRAVESÓ LOS ÁRBOLES?!
Lo único coherente que logró deducir Elisa fue que el chico era un fantasma, o peor aún, la mismísima muerte.

hola me encanto tu nove necesitas chicas?!

"No vas a poder decirle a nadie que estás bajo un hechizo.
No vas a poder decirle a nadie que estás bajo un hechizo.
No vas a poder decirle a nadie que estás bajo un hechizo…

Su cabeza daba vueltas.

…me aseguraré de que no vuelvas a ver la luz del sol”

La puerta se abrió provocando que sus pequeñas orejas buscaran refugio.
Una señora angustiada y desesperada apareció entre la luz del día.

¿Mamá?

–Sr. Weisberger, ¿Elisa ha venido a trabajar?– sus ojos estaban hinchados y giraba sus pulgares como cuando estaba nerviosa.
–No, señora Priestly, aún no llega. Ya se le está haciendo tarde, por cierto ¿dónde está?–
–Eso venía a preguntarle–

La expresión de ambos cambió.

El señor Weisberger era el duaño de la cafetería. Aunque era muy estricto con el trabajo, se encariñaba bastante con los colaboradores de ésta.

–Ella no está aquí, Igory – dijo llevándola a la oficina.
–Pero no estaba en casa cuando fui a su cuarto esta mañana, supuse que–
–¿Estás segura que llegó a casa anoche?–

La señora Igory lo miró desconcertada –¿que quiere decir?–
–Bueno, usted sabe como son los chicos de ahora…–
–¡Mi hija no es como los chicos de ahora Sr. Weisberger!– la madre lo miró ahora indignada –jamás se atrevería a hacer una cosa así. –
–Mil disculpas, Igory, pero lo digo porque no encontré a nadie cuando abrí la cafetería y con lo que usted dijo no hallo otra solución que esa.–
–¡Ay mi niña! ¿dónde estás?
  Sr. Weisberger, ¿cree usted que la hayan raptado?– Igory ahora estaba pálida y empezaba a respirar con dificultad.
–¿Secuestrada? no creo…–
–Todos escuchamos las noticias, Sr. Weisberger, qué pasa si en el camino Elisa se encontró con ese mago?–

El mago.

Elisa estaba escuchando todo desde el lugar donde estaba echada. 
Por culpa del mago ella ayer había recibido la visita de la aún viva bruja del pantano, por su culpa ella había recibido un fuerte golpe.


No vas a poder decirle a nadie que estás bajo un hechizo.
¿Qué habrá querido decir la bruja con eso?

Trató de levantarse para así poder hablar con su madre y el señor Weisberger y aclararles todo lo sucedido la noche anterior, pero su cuerpo se le hacía demasiado pesado al pararse.

Quizá a eso se refería la bruja.

Avanzó agachada hacia la puerta de la oficina y se asustó al ver un gato negro con un collar plateado con interiores dorados en el espejo de la puerta en vez de su reflejo.

Pero qué…

–No se preocupe, Igory, su hija aparecerá pronto.– la puerta se abrió y Elisa se encontró con la mirada de su madre y del señor Weisberger –¡QUIÉN DEJÓ ENTRAR AL GATO!– gritó el señor Weisberger como si hubiese visto una rata en su cafetería.
–Shu! Shu!–

Elisa retrocedía temerosa, sabiendo lo que su madre hacía con los gatos callejeros que entraban en la cocina por un poco de comida.
Vio como su madre regresaba a la oficina y salía lista para atacarla con una silla.

–¡FUERA DE AQUÍ GATO INMUNDO!–

Elisa levantó una patita tratando de calmar a su madre, pero ella solo alzó más la silla y Elisa no tuvo más opción que salir corriendo de la cafetería.

Elisa se aseguró de alejarse lo suficiente en caso la persiguieran.
Se detuvo en un callejón a dos calles de distancia.

Estaba en shock. Ninguno de los dos la reconoció, no esperaba eso del señor Weisberger, pero sí de su madre. Pensó que si la miraba fijamente su madre la reconocería, pero solo recibió una mirada de asco.

¿Porqué yo?

No pudo evitar caer al suelo. A pesar que ahora era un gato seguía sintiendo y las ganas de llorar no faltaban.
¿Cómo iba a vivir ahora?¿Qué iba a comer?¿Cómo conseguiría comida? eran preguntas sin respuesta que llagaban en momentos de desesperación.

No me voy a quedar sentada lamentando lo que pudo haber sido mi futuro. En estos momentos la depresión no es mi amiga.

Con los años, Elisa se había vuelto fuerte en cuanto a los problemas.
Desde el incidente en el pantano ella prometió que nunca iba a entrar en pánico de nuevo y en vez iba a actuar. El haberse sentido tan vulnerable y débil al lado de ese chico que la salvó no la había gustado; sin embargo, ella regresaba cada año al pantano esperando encontrarse de nuevo con él para agradecerle con miles de tortas o toda clase de cosas que una niña de 10 años pudiera pensar.
Este pequeño obstáculo en su vida no iba a ser la excepción.

Elisa se levantó del suelo y empezó a caminar por las calles de Kringht.
Los únicos caminos que conocía eran el de la cafetería a su casa y el de la feria a su casa, y como no quería ver a sus conocidos disfrutando de su vida como humanos creyó conveniente tomar nuevos rumbos.

[…]

Habían pasado ya tres días desde la visita de la bruja y el gato negro con collar plateado era muy conocido en todo Kringht.

El primer día como gato había sido duro, pues aún no se acostumbraba a buscar comida entre los desperdicios de la gente o a las señoras regordetas gritando con sus escobas para que se alejara de sus ventanas con un pie exquisitamente oloroso.
Se dejaba acariciar por los niños de Kringht y le encantaba sentarse cerca a la orilla del lago sintiendo el viento mover sus pequeñas orejas.

Evitó pasar por su casa ya que el rumor de que había sido secuestrada por el mago provocó muchos llantos en el vecindario de la familia Priestly.

Después de comer la porción de pescado que le habían tirado unos niños Elisa continuó su viaje como gato por Kringht.
Veía a otros gatos y perros callejeros, algunos vagabundos y los señores que mantenían las calles limpias.

Se sentó frente a una casa con una puerta enorma para su pequeño tamaño de gato. Era ploma y en el techo se podía apreciar unas cuantas gárgolas. 
Estaba a punto de retomar su viaje cuando la puerta se abrió y tras ella un chico alto de cabellos negros le habló.

–¿Qué te trae por aquí, pequeño gato?– Elisa solo lo observó.

Sus pestañas eran naturalmente rizadas y hacían juego con el color avellana de sus ojos. sus cejas eran marcadas y en su rostro se veía que no era de aquí.

–Zayn, te he dicho millones de veces que dejes la puerta cerrada o todos los hechi…– el otro joven no terminó su frase al ver al gato frente a su puerta. –Pero ¿qué tenemos aquí? El gato más famoso de Kringht. Sabes gato, te has llevado mi fama.– le dijo el chico castaño.
–Hay algo raro en ese gato– dijo el chico que se llamaba Zayn.
–Tonterías es solo un gato.– respondió el otro.
–No, en serio.–

El chico de cabellos castaños miró a su amigo tratando de entender lo que quería decir.

Observó al gato por un instante. Era tan negro como el fondo del mar y sus ojos azules le daban un toque diferente al resto.
Entonces comprendió lo que su amigo decía.

Le dirigió una mirada de complicidad a su amigo.

–Tenemos que adoptar este gato, Louis. Es único en su especie, ¿dónde encuentras un gato negro en todo Kringht?– dijo Zayn acercándose a Elisa.
–En efecto, Zayn. Ahora que estás en nuestro suelo eres de nosotros gato.–

Elisa se dio cuenta de lo que estaban hablando y trató de escapar.

Sintió unas manos en su lomo evitando que se fuera.
Elisa sacó sus garras y maulló para que la dejaran, el chico castaño se acercó y puso una mano en su cabeza pronunciando unas palabras extrañas.

De repente todo se sintió pesado y Elisa no pudo evitar dormirse.

ninaaguirre11 escribió:hola me encanto tu nove necesitas chicas?!

por ahora no, pero te avisaré cuando necesite una :)

holaaa nueva lecrora siguela me encantoooo!

¿Cómo es ... Por qué ... Yo...? NO! No no nonono
¿O sí? No, no puede ser... ¿y si? Ya para ¡no!
Está en tus ojos... NO IMPOSIBLE
Él es... ¡UGH!
Elisa salió enfadada del cuarto.
Pero sus ojos... No Elisa. NO
Esos minutos que estuvo con Louis fueron demasiado para ella. Había olvidado lo intensos que eran sus ojos y todo lo que le hacía sentir cuando se quedaban fijos en ella; lo sintió el día en que fue a comprar chocolate y lo sigue sintiendo ahora ¿Cómo alguien puede hacerte sentir débil con sólo mirarte? Es algo que Elisa jamás entendería.
Bajó las escaleras, aún en shock por lo sucedido, fue a la cocina donde estaba Zayn terminando su tocino con huevo frito. Todo estaba normal, al parecer él no la escuchó gritando.
-Zayn...- se va a molestar. Se va a molestar - Louis dice que en una semana vayas al pantano.- lo dijo sin respirar.
Zayn se había atorado con el bocado que tenía.
-¿Qué? ¿Cuándo? - dijo Zayn después de tomar su jugo de pera.
-Hace un rato...- vio como Zayn la observaba confundido- ... en el cuarto de las ventanas.
-¿ESTÁ AQUÍ?- Zayn se levantó dispuesto a subir las escaleras y recibir a su amigo.
- No, dijo que era una especie de mensaje y...-
-¿Desde cuándo habrá estado ahí?- le interrumpió
Tuvo una reacción totalmente diferente a lo que Elisa esperaba.
-¿A qué te refieres?- preguntó Elisa - ¿no me vas a gritar por no llamarte y decirte que Louis estaba arriba?-
-Ése no era Louis- ¿qué? pero ¡se veía tan real! - bueno sí, pero no. Era un "seredd", un hechizo para dejar una parte de ti, en un lugar, con un objetivo- Zayn acomodó su cabello interrumpiendo su explicación - esa parte no se va hasta que alguien la encuentre.-
-Ohhh... pero... me hablaba como si hubiese estado con nosotros de hace tiempo- dijo Elisa confundida por la explicación
-Claro, él estuvo aquí. Gato; es una parte de él con un mensaje, se dividió en otras palabras. Si no hubieses subido a fisgonear los cuartos de nuevo, nunca sabríamos sobre el pantano. ¿Qué más te dijo?-
Es un alivio. Creí que me enamoré de un holograma... NO ME HE ENAMORADO ¡QUÉ TONTERÍAS HABLAS!
- Gato... ¿Qué más te dijo?- repitió Zayn al no obtener respuesta.
- Ah... si... ehh... dijo que estaba en una misión que el rey le dio, pero él no quería ir... supongo que por eso estaba tan molesto ese día- dijo Elisa tratando de ocultar su nerviosismo.
-No sabía que Louis hablaba con el rey. Ese pillo es un enigma.-
-Pillo- bufó Elisa.
-Bueno me voy-
-¿Qué? ¿A dónde?- ¿en serio me va a dejar sola?
-Afuera- Zayn dejó su plato en el lavabo y fue hacia la puerta.
-¿En serio me vas a dejar sola de nuevo?-
-¿Por qué estás así? Te he dejado sola varias veces- respondió Zayn y se fue.
¿Ah sí?
Elisa no se iba a quedar tranquila. Zayn la había dejado sola varias veces y ella sólo había notado dos.
La vez que se encontró sola en la casa, se había preocupado bastante. Creía que el dragón había vuelto y se había llevado a Zayn mientras ella dormía.
Elisa dejó de hablarle por haberla asustado, pero Zayn siempre le decía que no le había hecho nada.
Esta vez lo seguiría. Esperó unos segundos para tener una distancia razonable con Zayn y que él no la llegue a ver y salió. Elisa ya tenía experiencia en pasar desapercibida así que Zayn jamás se enteraría que salió a espiarlo.
El cielo estaba totalmente gris; era invierno. Debido a la bruja, el clima no era lo mismo. En los inicios del reinado del rey Sulliman, la bruja era libre de hacer lo que quisiese con Whitte y sus habitantes.
Cuando el rey la desterró, la bruja cambió todo Whitte. Los veranos llegaban a los 40° y los inviernos a -0.75°C. La primavera duraba 12 días y el otoño un mes. Los valles se convirtieron en volcanes y las montañas en valles. "Eran tiempos peligrosos" repetía su abuela cada vez que le pedían que contaran la historia de Kringht.
Kringht nació de los volcanes Krano e Inghtorno. El rey festejó ese día diciendo que era una nueva era libre de brujas y hechicería mal usada. Sólo el mago del rey sería capaz de usar magia.
A pesar de la neblina, el color de las casas resaltaba.
Zayn estaba a unos metros de ella caminando con precisión, parecía que tuviese algo secreto e importante que hacer.
En el camino, Elisa se encontró con varias personas que le dieron de comer cuando era callejera.
El pequeño Tim se acercó para acariciarla, pero si se quedaba a jugar, Elisa perdería de vista a Zayn y nunca descubriría a dónde iba cuando la dejaba sola.
-Fuera Timothy, ahora no!- dijo continuando su camino.
El niño se quedó en blanco con sus ojos fijos en el gato y se fue corriendo hacia su mamá gritando que un gato le había hablado.
Aish, este niño en serio. Me va a arruinar el plan.
Zayn se había detenido al escuchar al niño y volteó para ver si alguien lo perseguía, pues él sabía que de verdad existía un gato que podía hablar.
Para su suerte, Elisa tuvo tiempo de esconderse y Zayn no la pudo ver, pero ahora tenía que ser más cuidadosa.
Las formas de las casas se le hicieron muy conocidas. Ya habían pasado Brokelitt. Elisa reconoció la casa blanca con amarillo y rejas negras. Estaban en Icans, el vecindario donde pasó los 19 años de su vida.
Zayn cruzó la calle yendo justo en dirección a su casa.
¿Qué está haciendo? pensó Elisa alarmada.
Al llegar a la esquina de la casa de Elisa, Zayn pasó de largo y dobló a la izquierda.
Elisa sabía que ese camino sólo dirigía a un lugar importante en Icans.
¿Qué está planeando?
Continuó siguiendo a Zayn a través de las calles. Ambos se detuvieron al llegar al antiguo trabajo de Elisa; la cafetería. Era miércoles, así que ésta estaba llena.
Wait... Zayn va a entrar a la... no me digas que... oh my.. ¡A Zayn le gusta Sam!
-Cuando no tú fisgoneando-
Elisa saltó al escuchar la voz y volteó hacia todos lados esperando que haya sido sólo su imaginación.
Escuchó una pequeña risa, pero no veía a ninguna persona.
-Siempre he dicho que te ves tierna cuando te asustas.-
Volvió a voltear para ver quién le estaba hablando, pero sólo veía a un gato bosque noruego frente a ella.
-No entiendo cómo puedes soportar ser un gato, casi todos apestan y te gritan;- dijo el gato mirando el suelo- sin embargo, te vuelves ágil- el gato ahora lamía una de sus patas.
Elisa, quien estuvo callada todo este rato, se acercó lenta y cautelosamente al bosque noruego frente a ella. El gato era un poco más alto que ella; éste observaba cada movimiento que hacía, inspeccionándola. Sus narices estaban sumamente cerca.
-¿Louis?- preguntó Elisa moviendo su cabeza a un costado por la curiosidad.
Es obvio que es él. Sólo él erigiría un gato tan majestuoso como un bosque noruego.
-¿Tienes que acercarte tanto para descubrir que soy yo?- sus caras aún estaban a pocos centímetros de distancia
-No seas tonto, ya sabía que eras tú- dijo Elisa separándose -sólo estaba siendo dramática.
-Aja... ¿no será que querías estar cerca a mí? Nadie se resiste a bosque noruego- respondió Louis acercándose nuevamente.
-No seas ridículo- espetó Elisa moviéndose a un lado para evitar a Louis.
-Ya te he dicho que no quiero un gato meloso cuando regrese- Louis seguía caminando hacia la cafetería.
No estás ayudando... ¿Ayudando en qué? ¡Cállate!
-¿Por qué estás aquí? Nos has dejado solos todo este tiempo y ahora te esmeras a recuperar el tiempo perdido- ¿en serio dije el tiempo perdido?
Louis volteó extrañado por la frase -¿Hasta ahora no has entendido?-
-Oh claro, es que ahora también ves el futuro y dejaste un seredd acá esperando que Zayn llegue y yo lo siga-
-Nunca me atrevería dejarlos solos; ustedes son mi familia. Puse ese seredd ahí, porque sabía que te sentirías mal si yo me amargaba y me iba sin decir nada, así que me quedaría allí con ustedes hasta que uno decidiera subir a ver el atardecer-
¡Ah, es tan inteligente!
-¿Dijiste algo?- preguntó Louis
-No-
Louis frunció el ceño pensando -¿Por qué crees que Zayn vendría aquí?-
-No sé, ¿la chica de la cafetería?- contestó Elisa sin ganas
-¡¿La chica de la cafetería?!- Louis paró completamente provocando que Elisa se chocara con él.
Louis nunca había estado tan nervioso como estos momentos.
Oh, genial. A Louis también le gusta Sam. Adiós a todas las historias en mí
-¿Qué estoy hablando?- Elisa se quedó con los ojos abiertos, esperando que Louis no le haya escuchado, pero cuando lo vio parecía muy feliz.
-Oye, tú que te has paseado por todas las calles de Kringht, ¿qué sabes de la chica que trabaja ahí? Es muy bonita-
-... Se llama Sam, es casi de mí... Es más o menos alta, tiene ojos claros, ondas y cabello negro.- -¿negro? ¿No hay otra?-
-No- contestó Elisa cabizbaja.
Los recuerdos de su primer año trabajando llegaron tras esa frase. Quería llorar, tenía tan buenos recuerdos de su vida aunque no haya sido perfecta. Risas, caídas, aventuras, lágrimas; años de experiencias eran demasiado para ser olvidados en sólo meses.
Sintió un peso sobre su cabeza así que alzó su mirada para ver qué era. Era el cuello de Louis.
¿El cuello de Louis?
Louis estaba apoyando su cabeza, con los ojos cerrados, sobre la cabeza de Elisa.
-Louis... ¿Qué estás haciendo?- Elisa tuvo que hacer un esfuerzo para controlar sus nervios y decir esa frase.
-Sshh. Zayn está por salir, si fingimos ser gatos enamorados, él no se dará cuenta que lo seguimos- Louis estaba completamente relajado, como si estuviese disfrutando esos pocos segundos juntos.
Como Louis dijo, Zayn salió de la cafetería con una dona y un vaso de café. Elisa siempre se preguntaba a dónde se iba toda la comida que tragaba.
Pasó por los gatos y ni siquiera los vio; sólo se concentraba en que el relleno de su dona no se derramara.
-Listo, no fue tan difícil, vamos- dijo Louis separándose y siguiendo a Zayn.

ninaaguirre11 escribió:holaaa nueva lecrora siguela me encantoooo!

Hola ¿qué tal? Gracias por leer ♥

1DemiLovaCB escribió:

ninaaguirre11 escribió:holaaa nueva lecrora siguela me encantoooo!

Hola ¿qué tal? Gracias por leer ♥

bien Gracias debea seguirla puedo estar con Harry?!

 -Entra por aquí-
-No-
-¿Quieres que Zayn cocine gato hoy? -
Elisa veía el hoyo negro que se había formado en la acera.
-¿Y si no funciona? -
Louis gruñó fastidiado y la empujó.
-NO HAGAS ESO-
Zayn se había adelantado bastante cuando estos dos gatos se distrajeron con una paloma que pasaba cerca a ellos. Elisa se alarmó bastante por culpa de esa pequeña voz llamada conciencia, por lo que Louis conjuró un portal para ir más rápido a casa.
-Gato, tengo cosas que hacer; ¡entra ya! -
-¿Ahora sí te preocupas por las cosas que tienes que hacer? -
-¿Quieres entrar de una vez? -
Este hoyo negro era el mismo que vio en la puerta cuando Louis llegó a casa muy herido, después de haber desaparecido con la bruja.
-Louis...-
-No tengas miedo. No te va a pasar nada. -
-¿Y si nunca llego y me quedo atrapada en el espacio? -
-Eso dependerá de cuánto quieras llegar al lugar donde quieras ir-
-No ayudas-
-...Entremos juntos. -
Elisa lo miró desconfiada
-¿No confías en mí?- preguntó Louis serio.
Elisa suspiró sabiendo que era una locura. -Está bien-
Ambos caminaron hacia el hoyo y se detuvieron antes de saltar.
-¿Lista? - preguntó Louis observándola
-No- contestó temerosa
-No importa. Uno, dos...-
-¡Cambié de opinión! -
-TRES-
Elisa cerró sus ojos y saltó hacia el pequeño hoyo. Su cabeza daba vueltas y las voces que escuchaba pasaban tan rápido que le era imposible reconocerlas. Todo estaba oscuro cuando abrió los ojos y Louis no estaba a su lado.
Ese maldito.
No sabía si debía caminar o dejar que el poderoso viento que pasaba por ella la llevara a casa, así que sólo esperó caer en algún lugar sólido. Lo estaba tomando bastante bien, a pesar de lo engañosas que son estas cosas.
Hubo un momento donde todo parecía un ojo de tornado. Miles de formas inertes giraban alrededor suyo junto con unos rayos de luz.
Cayó como un ancla al suelo. Un dolor inmenso llenó su cuerpo que no le permitía ni respirar. Cuando se hubo recuperado lo suficiente como para levantarse, Elisa empezó a inspeccionar el lugar donde había caído.
Los colores de las paredes se le hicieron bastante conocidos, y la manera de cómo dejaba siempre una almohada a los pies de la cama confirmó su sospecha.
El mago tenía razón, el portal te lleva al lugar donde de verdad quieres ir.
Su cuarto seguía igual de desordenado como lo dejó esa mañana meses atrás. Extrañaba el delicioso aroma del ambientador que su mamá echaba cada media hora y, definitivamente, extrañaba su pequeño espacio en este mundo de locos.
-Hogar dulce hogar- dijo mientras caminaba por su cuarto.
Escuchó que alguien corría como loco por el pasillo y cómo los pasos se acercaban más a su cuarto. Elisa se metió debajo de la cama cuando la puerta se abrió de golpe.
-¿Elisa? -
Hacía tanto que no escuchaba la dulce voz de su madre, que no pudo evitar ese nudo en su garganta.
Debido a la cama, Elisa sólo tenía una visión de los clásicos mocasines azules que usaba su madre cuando estaba a punto de ordenar.
-Igory- escuchó la voz de su padre en la puerta.
-Escuché su voz, Hans-
Elisa sacó un poco la cabeza para ver, aunque sea por última vez, a sus padres.
La escena era devastadora.
Su padre tenía los ojos cerrados, aguantando esas traidoras lágrimas, y abrazaba a su esposa, quien lloraba mares por su aún desaparecida hija.
-Algún día escucharemos su voz de nuevo y la veremos echada en su cama leyendo esos libros que tanto le gustaban- la voz de su padre, que siempre fue gruesa y firme, se quebró con los recuerdos que guardaba el cuarto.
Igory abrazó más fuerte a su esposo, aguantando las ganas de gritar.
-No puedo estar aquí, Hans- dijo entre sollozos su madre.
-Lo sé, Igory. Lo sé-
Ambos salieron del cuarto dejando la puerta cerrada.
Era esto lo que Elisa trató de evitar desde que descubrió que era gato. Nunca pudo ver a alguien llorar sin sentir todo el dolor y angustia por la que la otra persona estaba pasando, peor si eran familiares.
La puerta volvió a abrirse.
Elisa se sorprendió al ver a su hermana totalmente diferente; sus bellos risos castaños se habían vuelto negros con mechas moradas, sus bellos ojos verdes llevaban un exagerado delineado negro.
-¿Quién te dejó entrar? -
Elisa sólo miró callada.
-Será mejor que te vayas. Si mamá se entera que un gato ha pisado el suelo del cuarto de su queridísima Elisa, te cocinará para la cena. -
Annie...
-Tiempo que no entro,- dijo sentándose en la cama. -mamá se volvió loca. -
Elisa se acercó dispuesta a escuchar la confesión de su hermana.
Annie siempre fue reservada con sus sentimientos; cuando eran niñas, Annie siempre armaba un escándalo cuando tenía algo que decir o le parecía mal algún punto en una reunión familiar, y Elisa siempre supo interpretar sus hirientes frases.
Su hermana la cargó y la puso en sus faldas, dejando que Elisa la llenara de pelos.
-Debiste escuchar sus gritos ese día. Tratamos de calmarla, pero no nos hizo caso. Las semanas siguientes la pasó encerrada aquí, olvidándose de todo, incluso de nosotros. Ya no le importamos. Ni siquiera le importó cuando Steve se fue. -¿Steve se fue? - Papa la lleva al doctor todos los días y la casa es un caos. No te puedo adoptar, gatito. Quizá si todo estuviese como antes te tendría, pero... ya sabes.-
Era la primera vez que Elisa no sabía cómo aconsejar a su pequeña hermana.
-Puedes quedarte aquí por la noche, pero asegúrate de que mamá no se entere. Odia los gatos.
Su hermana la dejó sobre la cama y salió del cuarto, cerrando la puerta.
Quería llorar y tirar todo; armar un escándalo, matar a la causante de este tipo de sufrimiento más parecido a una venganza que no merecía. Odiaba su vida; lo peor era que no podía hablarles o dejarles una nota. La impotencia que tenía aumentaba más su odio.
Se formó una tormenta enorme a medida que Elisa luchaba consigo misma. Los vientos huracanados azotaban las ventanas mientras Elisa seguía insultando a la bruja, a Louis y a todos los que usaban magia.
Relámpagos y truenos. Los niños corrían alarmados buscando refugio en sus casas.
-¡ESA BRUJA! JURO QUE CUANDO LA ENCUENTRE -empezó a decir, desquitándose con las almohadas y sábanas-LA VOY A ACUCHILLAR Y DESCUARTIZAR Y VENDERÉ SUS EXTREMIDADES AL MERCADO NEGRO- continuó diciendo mientras las almohadas dejaban de existir- Y EL RESTO SE LO DARÉ A LOS PERROS Y ELLOS LA DEFECARÁN Y NI SI QUIERA SERVIRÁ DE ABONO Y VOY...-
La puerta se abrió de golpe.
-¡MALDITO GATO! QUIÉN TE DEJÓ ENTRAR?!- gritó su madre después de ver el cuarto de Elisa destrozado con plumas por todos los rincones y sábanas aruñadas- ¡HANS! TRÁEME LA ESCOPETA. CENAREMOS GATO-
Elisa bajó corriendo las escaleras con su madre tras ella. Se encontró de nuevo con su hermana, quien al verla, la miró retadoramente y fue a ayudarla.
-ALÉJATE DE ESE GATO ANNASTASIA-
Annie hizo caso omiso y se fue con Elisa.
-Te dije que te escondieras.- dijo su hermana a medida que caminaban por las calles de Icans.
Elisa sólo maulló.
Todo estaba mojado y frío. La tormenta aún seguía y el viento soplaba con furia.
-Sólo puedo acompañarte hasta aquí. Mamá se pondrá peor si me quedo más tiempo fuera bajo la lluvia... con un gato.-
Nadie entendía por qué Igory odiaba tanto a los gatos, fácil tenía un trauma de niñez, o era alergia o quizá simplemente, como todos decían, estaba loca.
Continuó caminando, yendo al único lugar que la calmaría. Cuando llegó al terreno de hojas secas -que al principio de año era un hermoso parque donde uno podía disfrutar del olor a salchipapa y choripan de los ambulantes y jugar con las ardillas- y se aproximó al, aún intacto, lago Szenift. Dejó que el dolor y soledad la acompañaran en esta noche de tormenta.
Los muros que había construido estos meses se derrumbaron con sólo escuchar la voz de su familia. No soportaba la idea que poco a poco se estuviesen separando y llevándose recuerdos que nunca regresarían.
Fue entonces cuando se quebró y lloró. Por primera vez en 11 meses, Elisa, que hasta ahora no podía llorar, dejó que las lágrimas recorrieran sus peludas mejillas.
La lluvia golpeó su cuerpito y los relámpagos despertaban a cada habitante del parque. Las horas pasaban junto con sus pensamientos y su mirada vacía se posaba en puntos inexistentes.
El lago reflejaba las nubes del cielo y capturaba cada rayo que atravesaba dichos algodones grises.
-Creí que nunca te encontraría.- escuchó una voz conocida detrás de ella.
No voltearía, este era su momento de soledad donde, se supone, los momentos del pasado se conectaban con los del presente; no quería a nadie con ella.
-Te busqué por todos lados- dijo Zayn sentándose cerca a ella, disfrutando de la rara y magnífica vista que emitía el lago.
Elisa no respondió; tenía mucho en qué pensar y no tenía ánimos para mantener una conversación con Zayn.
El silencio que se había formado no fue incómodo y ambos gustaron del pequeño tiempo para sus "yo" interior; Zayn llegó a formar parte del gris paisaje ante los ojos de Elisa.
-Gatito,- dijo Zayn susurrando, al ver que el clima empeoraba- es mejor ir a casa
-Nadie me quiere ahí- contestó Elisa, aún con su mirada fija al vacío.
-¿Qué hablas? Louis y yo te...-
-ESA NO ES MI CASA- todo su cuerpo se erizó
-Gat...-
-¡ELISA! ¡MI NOMBRE ES ELISA!-
Zayn se sorprendió ante el humor de Elisa. -Bien, Elisa, - dijo tratando de calmarla, comprendiendo quizá cómo se sentía Elisa. - vamos a un lugar seco entonces.
El se acercó y optó por cargarla, tratando de algún modo sencillo, consolarla.
Cuando llegaron a la casa del mago, Zayn dejó a Elisa sobre el sillón; acarició su pequeña cabeza y se fue a la cocina, regresando luego con un tazón de leche y unos sándwiches de atún. Los dejó muy cerca a ella, pero Elisa aún estaba distante, distraída, apagada.
-Elisa- llamó Zayn con pena.
-Ahora no- contestó con desgano.
Zayn dio un suspiro y fue al segundo piso, quizá a leer algo o también para despejar su mente. Elisa continuó torturándose en su soledad.
Después de unas horas, Zayn bajó con su cara de recién levantado y se sentó al lado de Elisa.
-También extraño a mi familia.- dijo por fin Zayn luego de un incómodo silencio.
Elisa no respondió
-¡No seas tan dramática!- expresó Zayn aburrido por el comportamiento de Elisa
Elisa le mandó una mirada asesina.
-¡¿QUÉ?! Al menos tú puedes ver a tu familia
-Zayn...- genial, ahora Zayn también me odia.
-Tranquila. Sé lo difícil que es tenerlos tan cerca y, sin embargo, tan lejos- - se quedó callado, como si mencionar su familia hubiese abierto una puerta, que él se aseguró se mantuviese cerrada.- He escuchado más casos como el tuyo; sólo se paciente hasta que encontremos un hechizo que te ayude.- le dirigió una mirada cálida, como cuando ella hablaba con Harry.
-Gracias- fue lo único que pudo decir. - ¿Zayn?-
-¿Si?-
Se quedó callada, no sabía cómo formular bien la pregunta.
-¿Cómo llegué aquí?- era como si le leyese la mente -No pongas esa cara, pareces virola. Fue hace 8 años cuando tenía 12... Casi 13. Estaba recorriendo Kinflorto, ya sabes, ahí hay muchos restaurantes que buscan menores de edad a quienes explotar. Mis padres habían sido víctimas de un conjuro de la bruja que lentamente les fue quitando la respiración.
"Me encontraba solo, y no quería entrar a un orfanato, esas cosas son horribles. Me quedé en un callejón. Era cómodo, a pesar de todo. -Sonrió de medio lado ante un recuerdo escondido entre letras- Ese año aprendí que en existen dos partes en esta vida que debemos conquistar: social e intelectual, es raro, lo sé, pero es la verdad.
"Un día una señora me encontró y me llevó a su casa, no me rehusé, tenía hambre. Ahí me explotaron. Vivía encerrado y casi nunca me daban de comer; sólo me usaban para aparentar entre la sociedad, no sé en realidad para qué les servía. Cuando me recuperé emocionalmente, hui. Corrí con todas mis fuerzas hasta llegar a Brokelitt. Ahí reposé en la puerta de esta casa. Traté de buscar una manera de conseguir comida decente, pero aquí son demasiado... eticosos no hay otra palabra...
-¿Formales?- intervino Elisa
-Sí, formales. Así que prácticamente comía deshechos. Al año siguiente Louis me encontró en su puerta. Yo me sorprendí al verlo, pues pensaba que la casa estaba inhabitada ,ya sabes cómo es por fuera. Él recién llegaba de un viaje. -negó con su cabeza- Creo que nunca sabré a dónde va. Dejó que me quedara con él sin ninguna objeción. Yo quería mostrarle mi agradecimiento mediante la limpieza de la casa, pero cada vez que intentaba hacer algo él me decía "¿Crees que no puedo hacer esto con magia? No pierdas tu tiempo limpiando" Así que empecé a ayudarlo con los proyectos que tenía. Una de ellas fue la tienda de pociones. Fue en uno de esos días que descubrió que era un Dragon Lord.
"Con los años, Louis llenó el vacío que había causado la bruja y se convirtió como un hermano mayor para mí. No he entrado en detalles - se volvió a quedar callado, con la cabeza hacia abajo-, pero hay personas que están pasando cosas peores, Elisa. Debes siempre mirar la vida desde todos los ángulos posibles para así poder hallar una salida.
Elisa había terminado de comer el sándwich de atún que Zayn había preparado.
-y ¿cómo conociste a Sam?
Zayn se tensó.
-¿Quién?
-Sam, la de la cafetería
-¿La conoces?
-Eso no importa. ¿Te gusta verdad? ¿De dónde la conoces? ¿O sólo la viste en la cafetería y te gustó?
-En serio eres fisgona.
-Ya, pues.
-Era mi vecina.
-¿¡En serio?!
-Sí, punto.
Oww que tierno! Es su amor platónico. Hahahahhaha baboso...
No sé de qué te ríes tanto, tú también tienes uno...
Cállate
El canto del gallo se escuchó por todo Brokelitt. Si escuchabas atentamente, podías escuchar a los pajaritos revolotear sus alas y a las viejas chismosas saludarse al comprar el pan.
-Deberías descansar, Elisa-
Elisa. Sonaba tan raro escuchar su nombre con su voz; no obstante le encantaba tener su nombre de nuevo.
-No tengo sueño. - dijo bajando del sillón
-De verdad eres un gato raro.- dijo Zayn cuando Elisa se alejó lo suficiente.