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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Creep | Harry Styles |
O W N :: Fanfiction :: Fanfiction :: One Shot's
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Creep | Harry Styles |
Ficha
• Titulo: Creep.
• Autor: yo, Cami Tomlinson.
• Adaptación: no.
• Género: drama, romance.
• Contenido: alto lenguaje, escenas explícitas.
• Advertencias: no.
• Otras páginas: no
Creep
I'm a creep, I'm a weirdo. What the hell am I doing here? I don't belong here.
Camino entre la masa de cuerpos con olor a alcohol y hormonas disparadas. Siento que el trayecto nunca termina, el destino parece encontrarse a miles de kilómetros cuando, en realidad, con una pista despejada, no son más que unos cuantos pasos. Odio este estúpido bar y su maldita popularidad.
Me pregunto cómo es que he aceptado venir y si he hecho bien en hacerlo. Por más que me repita una y otra vez que lo hago porque lo quiero y no puedo fallarle en su cumpleaños, algo me dice que es más el masoquismo que la amistad lo que me lleva a encontrarme en este estúpido antro. Harry puede ser mi mejor amigo pero, ¿A quién quiero engañar?, la única razón que me motivó a decidirme a venir es el hecho de que veré lo que mi teoría me señala: pertenecemos a diferentes mundos y somos totalmente incompatibles. Él es el típico chico al que le gustan las fiestas, el alcohol y el derroche de dinero; yo soy la clásica chica que prefiere quedarse en casa y atragantarse en chocolate y películas trágicas. Solo somos amigos porque nos conocemos de chicos y hemos aprendido a aceptarnos el uno al otro tal y como somos; nunca podremos cruzar esa línea.
El contacto de la piel suave sobre la tela de mi camisa me hace sobresaltar. Doy media vuelta encontrándome con Niall, quien sostiene en sus manos dos vasos grisáceos y me ofrece uno sonriente. Lo acepto, pero es tan solo porque sé que no podrá mantenerlos por mucho tiempo más sin volcarlos; el rubio se encuentra tan borracho como una cuba.
Soy consciente de que sería un estorbo quedándome aquí, así que retomo mi camino, dejándolo con un par de muchachas que parecen estar divirtiéndose a lo grande. Como lo conozco, sé que tres de las cinco aparecerán en su cama al día siguiente. Debes tener cuidado cada vez que Horan se cruza con el alcohol, ser irlandés le brinda un estómago de acero. Barril sin fondo, así es como suelen llamarlo los chicos.
Lástima que ellos no están aquí. De ser así, tal vez Louis estaría controlando a Harold y yo podría haberme quedado en casa, descansando en las comodidades de mi sillón y preguntándome por qué mi vida es tan asquerosa y aburrida. O, quizás, me encontraría en una esquina del bar, sentada contra la pared y con Zayn durmiendo a mi lado.
Pero no. Otra fiesta les impidió venir y ahora me encuentro acá, sola y perdida entre una multitud de gente. Tomlinson me matará cuando se entere que he perdido de vista a su querido Styles, le he prometido cuidarlo ayer cuando nos juntamos a celebrar.
Tomo un poco del trago, maravillándome al notar que tiene un rico sabor.
Estoy tan sumergida en mis pensamientos que, sin darme cuenta, choco contra una pared maciza de ladrillos que parece tener vida. Me agarro la cabeza con las dos manos, impidiendo que se vaya y siga rebotando en la pista. La roca moviente me toma por los brazos y me obliga a mirarla.
Me sobresalto al darme cuenta que es nada más y nada menos que Harry, quien parece bastante preocupado por mi estado. Una rubia con cara de pocos amigos se encuentra a su lado, estudiándome con la mirada. Me doy cuenta de que he interrumpido algo y, al instante, me sonrojo por ser tan torpe.
Grito un « lo siento », el cual ni siquiera creo que vaya a ser escuchado. El castaño me sonríe, ya viendo que estoy bien, y se da vuelta para continuar besuqueando a su plástica rubia de trapo. De no ser por mis crecientes celos, me alegraría de haberlo encontrado a tiempo. ¿Ahora que se supone que haga? ¿Quedarme aquí hasta que termine y seguirlo hasta su próxima conquista? No, a mi pobre corazón no le parece una buena idea.
Haciéndole caso omiso a la aguda voz parlanchina de Tommo que martillea mi cabeza con constantes súplicas y reproches, doy media vuelta y me dirijo a la barra mientras termino mi vaso. Me siento sobre uno de los taburetes y apoyo mi cabeza sobre la mesa húmeda, probablemente llena de alcohol. No me importa si mi pastoso pelo termina más pajoso de lo que ya es, o si un abusador aprovecha la oportunidad para llevarme a la cama y violarme; estoy cansada y me dormiré aquí, la frustración acaba de quemar las pocas neuronas que quedaban en mi cabeza.
Pasan diez minutos hasta que alguien toca mi espalda. Lanzo un gruñido de protesta, dando un giro de noventa grados para encontrarme con un joven de cabellos castaños y ojos azulados. Sé que es amigo de Styles, solo que no recuerdo de dónde. ¿De su banda anterior? ¿O es un primo lejano?
– ¿Te puedo ayudar en algo? – intento pararme pero aborto la acción al recibir un leve mareo.
Rayos, la mierda que me ha dado Horan está empezando a surtir efecto. Solo espero que no le haya puesto alguna de sus pastillas adentro, sabe que odio eso.
– ¿Y Harry?
Niego con la cabeza, dando a entender que no lo he visto por ningún lado. Por su rostro, noto que se encuentra en graves problemas. ¿Lo dejo solo diez minutos y ya se ha mandado una de las suyas? No me sorprende en lo absoluto.
Nuevamente intento levantarme de la silla, esta vez con éxito. Le digo que le ayudaré a buscarlo y juntos nos sumergimos entre la marea de gente. Supuestamente, la fiesta solo sería de “amigos cercanos”. No sé cómo es que se ha formado un descontrol como éste, pero sospecho que deben de haber muchos acompañantes.
Damos vueltas por la pista una y otra vez, ya ni siquiera entiendo muy bien por qué lo hacemos. Mis pasos se vuelven cada vez menos precisos con cada tramo que doy y me planteo la idea de tirarme a descansar en el suelo. Se ve que el chico se da cuenta, puesto que se para y me toma por la cintura impidiendo mi caída. Me pregunta si estoy bien, aunque obviamente no le interesa.
– Sí, sí… Sigamos dando vueltitas.
Enarca una ceja, sonriendo divertido. Abre la boca pero la vuelve a cerrar. Continuamos.
En un momento lo pierdo de vista, ya demasiado fatigada como para seguirle el paso. Me tiro sobre el piso, gateando hasta la esquina más cercana para poder recostarme y echarme una hermosa siesta.
Una ovejita, dos ovejitas, tres ovejitas, un vaso de tequila danzante…
– ¡Aline! – miro a Liam, quien parece bastante enojado y grita mi nombre una y otra vez. Lleva un balde en su mano derecha, mientras que en la otra sostiene su celular – Al fin despiertas.
No tardo demasiado en darme cuenta de que me encuentro en el mismo bar donde me dormí, solo que con menos ropa y en una hora diferente. Me pregunto si ya será de día, aunque tomando en cuenta que no hay ni una sola alma en la habitación más que nosotros dos, la respuesta resulta más que obvia.
– No había motivo para mojarme de pies a cabeza, bruto.
Rueda los ojos, intentando contener la calma y extendiéndome una toalla para poder secarme. Sé que no estoy siendo de mucha ayuda, pero el dolor de cabeza me impide pensar con demasiada claridad. Los recuerdos van y vienen, atormentando mi visión y provocando fuertes sonidos sobre mis oídos.
Arrastro mi cabeza hacia mis piernas, formando un bollo con mi cuerpo y contorneándome de un lado al otro. Esto es más que una resaca, lo sé porque he tenido unas cuentas a lo largo de mi adolescencia y ninguna se compara con la intensidad del dolor.
Escucho nuevamente sus gritos, pidiéndome que vuelva a la realidad o alguna cosa por el estilo. La verdad es que ya ni siquiera puedo comprender lo que dice, su voz empieza a metalizarse, perdiendo el brillo y pareciendo cada vez más lejana. Por mis claros síntomas, temo ante la idea de desmayarme; sé que él también lo hace.
Respiro y exhalo repetidas veces. Luego de la décimo quinta logro, con la ayuda del castaño, abrir los ojos y pararme para echar a caminar. Con la vista más clara puedo distinguir algunos vasos sobre la pista y unos cuantos desastres en la barra. Por el aspecto que tiene el lugar, me permito pensar que he estado dormida cuando se produjo un gran escándalo.
– ¿Qué ha pasado?
Me mira burlón, dando a entender que mi pregunta es de lo más estúpida.
– Pasó lo inevitable, lo que siempre sucede cada vez que Harry hace una fiesta: la situación se descontroló – bueno, ahora que lo dice así, tal vez mi pregunta si suena un poco idiota – ¿Ahora entiendes por qué no quise venir?
Asiento.
Hacía unas noches que le había pedido – por favor y de rodillas – que viniera a la fiesta. Él, en frente de Harry, se había excusado diciendo que tenía que asistir a otra; pero junto a mí, había explicado que aunque quisiera más a su amigo el ruloso no podía cometer el grave error de ir a una de sus fiestas de nuevo, incluso aunque fuera su cumpleaños. Ahora lo comprendo a la perfección.
– Lamento haberte molestado con hacerlo.
Me sonríe dulcemente, susurrando que no importa ya. A veces me gustaría haber crecido con él y no con el problemático Styles, que lo único que hace es meterme cada vez más en el camino hacia el infierno. Pero también sé que no es solo su culpa, que yo debería pararlo en vez de acoplarme a sus ideas.
Obligo a mis pensamientos a irse a un lado, concentrándome en las indicaciones de Liam para salir y llegar a su auto. Por suerte, en todo el tramo hacia abajo, no divisamos ninguna señal de vida humana; sería vergonzoso que me vieran en ropa interior y con tan solo una toalla arriba de ésta.
Una vez que llegamos a su audi, me abre la puerta del acompañante y la cierra luego de que ingreso. Me recuesto sobre el mullido asiento de cuero, haciendo caso omiso a sus palabras y advertencias; vertiéndome nuevamente en los brazos de Morfeo sin ni siquiera darme cuenta de ello.
– ¡¿Por qué no le preguntaste?!
– ¡Se veía mal, Louis! ¡Necesitaba descansar!
– ¡¿Harold está en peligro y tú solo piensas en ella?!
– Pienso en su salud, al igual que pienso en la de él. Baja un poco la voz o la despertarás.
Me levanto, muy consciente de que los gritos no cesarán hasta que me presente como intermediaria. El miedo y la ignorancia ante la situación me hacen sentir insegura, pequeña y frágil. Eso, sumado a la poca fuerza de mis huesos, provoca una repentina sensación de nauseas sobre mi garganta.
Vomito aquí, sobre la alfombra de terciopelo blanco del piso. Los chicos no tardan en llegar con sus miradas de preocupación grabadas en los rostros. ¿Podría la situación ser peor? Justo cuando me lo pregunto, noto que llevo un piyama de bananas puesto y mi ropa interior parece bien seca. No me atrevo a preguntar quién fue el que me cambió.
– Cariño, ¿Estás bien? – pregunta Louis, quien parece haber dejado toda su rudeza al cruzar la puerta.
Asiento. Zayn también está aquí, e inmediatamente se acerca para atar mi pelo en una simple coleta y sujetarme por la cintura, trazando leves masajes en mi espalda con su dedo índice.
Me hacen sentar sobre la cama pese a mis constantes protestas. Quiero preguntar por Harry, pero las palabras salen confusas de mi boca y se enredan tanto que ni siquiera pueden forman una oración completa. Confusa y asustada ante mi propio estado y la situación, comienzo a llorar con furia y frustración sobre el hombro de Malik, quien ya no sabe cómo hacerme calmar.
Aunque tenga mucha confianza con los chicos, ninguno llega a entenderme por completo. Solo un castaño ruloso con hoyuelos de niño pequeño puede captar mi esencia al cien por cien y, justo en este momento, no está para mí.
Me tranquilizo porque sé que no estoy consiguiendo nada alterándome. Poco a poco voy logrando volver a la normalidad, aunque debo admitir que la pastilla que me trajo Liam tiene parte de la responsabilidad en esto. Como me siento segura, hago la pregunta de fuego.
– ¿Y Harry?
Pasan los segundos, nadie me responde. Se miran los unos a los otros, temerosos y cómplices. Sé que el ojiazul quiere decírmelo, pero por lo visto los demás no lo consideran tan buena idea. Pienso que, tal vez, no está en tan grave peligro como he escuchado; Lou siempre tiende a exagerar cuando se trata de él. Pero, ¿Acaso yo no hago lo mismo? ¿No compartimos siempre las mismas preocupaciones?
– Vamos, chicos – les incito a hablar –. ¿A dónde se encuentra?
Sus caras se transforman aún más que antes – como si eso fuera posible – y logro entender el meollo del asunto. Ese es el problema: nadie sabe exactamente qué es lo que le ha pasado porque nunca llegó a casa.
Intento levantarme pero tres pares de manos me lo impiden, haciéndome volver de un sopetón. Abro la boca, pero de esta no salen más que quejidos; nuevamente he perdido el don del habla.
Bien, esto ya ha pasado. Tampoco es gran cosa, ¿O no? Es decir, cualquier chico de su edad vuelve de una fiesta al otro día o al siguiente de este de último; es algo común, usual, para nada fuera de lo normal. Y, conociéndolo, siempre encontrará el camino de vuelta hacia donde pertenece. Lo cual me lleva a otra suposición: hay algo más, y ese algo es lo que les impide contarme la verdad.
Entonces Louis da un paso adelante, se agacha y me mira a los ojos con detenimiento:
– Ali, querida, ¿Recuerdas cuánta cantidad de alcohol ingeriste?
– Solo un vaso. ¿Por qué?
Las miradas cómplices, nuevamente, se hacen presente entre el público masculino. Me limito a pensar lo peor y a esperar un milagro, uno que me salve de lo que escucharé en unos segundos. Porque sí, sé exactamente lo que dirá a continuación; y no, no me gustará para nada el rumbo que tomará la conversación.
– Resulta que nuestro precioso Harold mandó a empastillar cada bebida que se servía en el local; el barman terminó declarando luego de que más de la mitad de los invitados terminaran en sobredosis yendo hacia el hospital.
– Y Niall está allí, en estos momentos – añade Zayn.
– Pero él está bien, ya lo vaciaron y Greg lo está cuidando. El que ahora nos preocupa es…
Lo hago callar con un movimiento de mano, muy segura de que romperé algo si no tengo dos segundos de paz para asimilar lo que se me acaba de decir. No quiero explotar, no quiero gritar, no busco herir a alguien. Mi respiración comienza a ser más irregular, constante, casi desesperada; los ojos me pican, arden demasiado.
– El maldito hijo de puta, él nos preocupa – digo por fin.
Y por más que les cueste darme la razón, asienten.
Miro las puntas de mis zapatos mientras camino, muy segura de que me caeré en este mismo momento si no dejo de hacerlo pero demasiado concentrada como para permitir pararme. Tal vez, luego de que termine mi labor, les dé una lavada a estas asquerosas zapatillas. Incluso capas me compre unas nuevas, ya que es casi fin de mes y estoy a punto de recibir mi paga. Tan solo espero que la señora Fitch me aumente un poco el salario tal y como se lo pedí, sino estaré en graves problemas. ¿Qué acaso no se enteró que vivimos en un país con constante inflación?
El celular suena en el bolsillo trasero de mi jean. De hecho, no para de sonar desde hace como unos veinte minutos. Pero, ¿Qué más da?, de seguro será lo mismo de siempre: « no encontramos a Harry, pero puede que esté en… » y una nueva dirección en la cual no lo encontraré. Parece que sabe muy bien a lo que debe enfrentarse cuando vuelva y ha planeado su escondite a la perfección. Y digo escondite porque, en realidad, no lo creo tan estúpido como para escaparse. No, no se vería muy bien en la prensa y Cowell le arrancaría sus extremidades.
Ya cansada, dejo caer mis piernas sobre la vereda y reposo mi espalda sobre la pared de una panadería. Da igual seguirlo buscando, nunca lo encontraremos. Si hay algo que es muy propio de él, es ser hallado solo cuando le apetece. ¿Cuántas veces ha estado enojado y desaparecido? Miles, miles de millones.
Ya cansada, dejo caer mis piernas sobre la vereda y reposo mi espalda sobre la pared de una panadería.
Da igual seguirlo buscando, nunca lo encontraremos. Si hay algo que es muy propio de él, es ser hallado solo cuando le apetece. ¿Cuántas veces ha estado enojado y desaparecido? Miles, miles de millones. En cada una ha regresado luego, cuando se le pasó la rabia. Y sé muy bien que lo que tiene en estos momentos es un ataque, porque nunca hace ninguna de sus estupideces « porque sí »; siempre hay un motivo, cada una de sus acciones conlleva una previa meditación y una secuencia de patrones. Él no acciona, reacciona.
Pero lo sé yo, yo y el idiota de Tomlinson que no deja de llamar. ¿Qué nunca se cansará?
Tomo el celular, ya demasiado harta de escuchar “Jar of hearts” una y otra vez. Maldigo el día en el que puse esa canción como tono de llamada principal. ¿Qué se me pasaba por la cabeza?
– ¿Qué?
– Creo que ya sé…
– En donde se encuentra – completo –. Sí, lo mismo me dijiste las últimas diez veces. Ya se está haciendo de noche, tengo sueño y miedo de seguir en la calle sola por mucho tiempo más. Y ya te lo dije, no haremos nada con buscarlo.
– Está en problemas, Aline, no es como las otras veces. Tan solo intenta en este último lugar y listo, ¿Sí? Te dejaré tranquila y nos iremos todos a dormir.
– Bien.
– El estudio de The X Factor, en los baños.
– ¿Por qué carajos estaría en un estúpido baño, Louis? ¿Acaso te volviste loco?
– ¡Solo hazlo y ya!
Corto, sabiendo que eso le molesta muchísimo. Con el paso de la tarde, todos nos hemos estado poniendo cada vez más fastidiosos; especialmente Louis y yo, quienes tenemos ideas muy diferentes de cómo encontrarlo. Aunque creo que ya le ha saltado la locura, porque es imposible que el mismísimo Styles se encuentre en un baño podrido desde la madrugada. Aun así decido ir, puesto que solo probaré lo que ya sé: que no está allí.
Debo admitir que, aunque la idea parece algo descabellada, estoy comenzando a pensar que Tomlinson puede llegar a tener razón. Si Harold está aquí no solo le deberé una buena disculpa, sino una gran cantidad de favores. El ojiazul no olvida con frecuencia cuando alguien cuestiona su palabra, suele ser muy rencoroso en ese aspecto.
Me obligo a levantar las dos manos y a inclinarlas sobre la puerta, ejerciendo todo mi peso contra ella. Una vez abierta puedo divisar varias cosas: el lavabo, los retretes masculinos, los azulejos blancos y la figura en forma de bollo en la esquina derecha. Su cabeza se eleva al oír el ruido, dejando a mi vista unos hermosos ojos color verdes rojos e hinchados de tanto llorar (y, ¿Por qué no?, también consumir). Por la forma en la que tuerce su boca, me doy cuenta de que no le gusta demasiado la idea de que me encuentre allí. Bueno, somos dos; aún me encuentro molesta por lo de las drogas en mi bebida.
– ¿Qué haces aquí?
– Oh, bueno, ya sabes… – divago, no muy segura de lo que estoy a punto de decir. No quiero herirlo, pero realmente me encuentro muy molesta con lo que ha hecho y las sutilezas nunca han ido conmigo – Vengo a buscar a mi mejor amigo, ese que drogó a la mitad de sus amigos (me incluyo) y luego se encerró en un baño de mala pinta. ¿Lo conoces? – no puedo evitar reír sarcásticamente, como quien no quiere la cosa –. En serio, viejo, estás totalmente fuera de remate. ¿Qué mierda se te pasó por la cabeza?
No ríe, no sonríe, ni siquiera me gruñe. Tan solo se queda allí, hecho un medio–bollo y mirándome con culpa. Si las miradas hablaran tal vez estaría salvado, pero no, no lo hacen; lo cual lo deja estancado en la situación puesto que yo no pienso seguir hablando sola.
Finalmente, luego de unos cinco minutos de asesinatos mentales por mi parte, abre la boca:
– Ven, siéntate conmigo.
Hago lo que me ordena. No sé si es por la sumisión que habitualmente ejerce en mí o por el cansancio que llevo arriba de mi espalda. Da igual, de todas maneras me iré derechito al infierno.
Ya abajo, y con mis rodillas pegadas al pecho, noto que lleva su camisa azul a corazones rasgada, que sus pantalones se encuentran algo caídos y que su rostro parece haber sido el territorio donde comenzó la segunda guerra mundial. Es raro verlo así; siempre ha jugado con la línea de lo salvaje, pero nunca, hasta ahora, ha cruzado hacia el salvajismo. Porque sí: vestir salvaje e irse hacia el salvajismo son dos cosas completamente diferentes.
– ¿Louis te dijo que vengas aquí? – asiento, preguntándome cómo es que lo ha adivinado tan rápido – Me lo imaginaba.
– ¿Por qué?
– Porque no vino a mi cumpleaños.
– ¿Y qué tiene que ver eso?
– Que aquí es donde nos vimos por primera vez.
– ¿Y es importante por qué…?
Se calla. Ya estoy comenzando a odiar los silencios. Es más, si por mí fuera los erradicaría del mundo; tan solo sirven para generar intriga y suspenso a la trama, y resulta que soy yo siempre la que se ve perjudicada con ellos.
Me recuesto sobre su hombro, ya muy cansada como para seguir develando secretos. No sé quién es más desgraciado aquí, si él por su misterio o yo por tener que soportarlo. Da igual, ni siquiera me dan ganas de pensar en ello.
Pero recuerdo a Cowell y sus manos estranguladoras, y de repente asimilo las razones por las cuales estoy allí.
– Harry, creo que debería llevarte a…
– Soy gay.
Oh, carajos.
Me pregunto cómo es que he aceptado venir y si he hecho bien en hacerlo. Por más que me repita una y otra vez que lo hago porque lo quiero y no puedo fallarle en su cumpleaños, algo me dice que es más el masoquismo que la amistad lo que me lleva a encontrarme en este estúpido antro. Harry puede ser mi mejor amigo pero, ¿A quién quiero engañar?, la única razón que me motivó a decidirme a venir es el hecho de que veré lo que mi teoría me señala: pertenecemos a diferentes mundos y somos totalmente incompatibles. Él es el típico chico al que le gustan las fiestas, el alcohol y el derroche de dinero; yo soy la clásica chica que prefiere quedarse en casa y atragantarse en chocolate y películas trágicas. Solo somos amigos porque nos conocemos de chicos y hemos aprendido a aceptarnos el uno al otro tal y como somos; nunca podremos cruzar esa línea.
El contacto de la piel suave sobre la tela de mi camisa me hace sobresaltar. Doy media vuelta encontrándome con Niall, quien sostiene en sus manos dos vasos grisáceos y me ofrece uno sonriente. Lo acepto, pero es tan solo porque sé que no podrá mantenerlos por mucho tiempo más sin volcarlos; el rubio se encuentra tan borracho como una cuba.
Soy consciente de que sería un estorbo quedándome aquí, así que retomo mi camino, dejándolo con un par de muchachas que parecen estar divirtiéndose a lo grande. Como lo conozco, sé que tres de las cinco aparecerán en su cama al día siguiente. Debes tener cuidado cada vez que Horan se cruza con el alcohol, ser irlandés le brinda un estómago de acero. Barril sin fondo, así es como suelen llamarlo los chicos.
Lástima que ellos no están aquí. De ser así, tal vez Louis estaría controlando a Harold y yo podría haberme quedado en casa, descansando en las comodidades de mi sillón y preguntándome por qué mi vida es tan asquerosa y aburrida. O, quizás, me encontraría en una esquina del bar, sentada contra la pared y con Zayn durmiendo a mi lado.
Pero no. Otra fiesta les impidió venir y ahora me encuentro acá, sola y perdida entre una multitud de gente. Tomlinson me matará cuando se entere que he perdido de vista a su querido Styles, le he prometido cuidarlo ayer cuando nos juntamos a celebrar.
Tomo un poco del trago, maravillándome al notar que tiene un rico sabor.
Estoy tan sumergida en mis pensamientos que, sin darme cuenta, choco contra una pared maciza de ladrillos que parece tener vida. Me agarro la cabeza con las dos manos, impidiendo que se vaya y siga rebotando en la pista. La roca moviente me toma por los brazos y me obliga a mirarla.
Me sobresalto al darme cuenta que es nada más y nada menos que Harry, quien parece bastante preocupado por mi estado. Una rubia con cara de pocos amigos se encuentra a su lado, estudiándome con la mirada. Me doy cuenta de que he interrumpido algo y, al instante, me sonrojo por ser tan torpe.
Grito un « lo siento », el cual ni siquiera creo que vaya a ser escuchado. El castaño me sonríe, ya viendo que estoy bien, y se da vuelta para continuar besuqueando a su plástica rubia de trapo. De no ser por mis crecientes celos, me alegraría de haberlo encontrado a tiempo. ¿Ahora que se supone que haga? ¿Quedarme aquí hasta que termine y seguirlo hasta su próxima conquista? No, a mi pobre corazón no le parece una buena idea.
Haciéndole caso omiso a la aguda voz parlanchina de Tommo que martillea mi cabeza con constantes súplicas y reproches, doy media vuelta y me dirijo a la barra mientras termino mi vaso. Me siento sobre uno de los taburetes y apoyo mi cabeza sobre la mesa húmeda, probablemente llena de alcohol. No me importa si mi pastoso pelo termina más pajoso de lo que ya es, o si un abusador aprovecha la oportunidad para llevarme a la cama y violarme; estoy cansada y me dormiré aquí, la frustración acaba de quemar las pocas neuronas que quedaban en mi cabeza.
Pasan diez minutos hasta que alguien toca mi espalda. Lanzo un gruñido de protesta, dando un giro de noventa grados para encontrarme con un joven de cabellos castaños y ojos azulados. Sé que es amigo de Styles, solo que no recuerdo de dónde. ¿De su banda anterior? ¿O es un primo lejano?
– ¿Te puedo ayudar en algo? – intento pararme pero aborto la acción al recibir un leve mareo.
Rayos, la mierda que me ha dado Horan está empezando a surtir efecto. Solo espero que no le haya puesto alguna de sus pastillas adentro, sabe que odio eso.
– ¿Y Harry?
Niego con la cabeza, dando a entender que no lo he visto por ningún lado. Por su rostro, noto que se encuentra en graves problemas. ¿Lo dejo solo diez minutos y ya se ha mandado una de las suyas? No me sorprende en lo absoluto.
Nuevamente intento levantarme de la silla, esta vez con éxito. Le digo que le ayudaré a buscarlo y juntos nos sumergimos entre la marea de gente. Supuestamente, la fiesta solo sería de “amigos cercanos”. No sé cómo es que se ha formado un descontrol como éste, pero sospecho que deben de haber muchos acompañantes.
Damos vueltas por la pista una y otra vez, ya ni siquiera entiendo muy bien por qué lo hacemos. Mis pasos se vuelven cada vez menos precisos con cada tramo que doy y me planteo la idea de tirarme a descansar en el suelo. Se ve que el chico se da cuenta, puesto que se para y me toma por la cintura impidiendo mi caída. Me pregunta si estoy bien, aunque obviamente no le interesa.
– Sí, sí… Sigamos dando vueltitas.
Enarca una ceja, sonriendo divertido. Abre la boca pero la vuelve a cerrar. Continuamos.
En un momento lo pierdo de vista, ya demasiado fatigada como para seguirle el paso. Me tiro sobre el piso, gateando hasta la esquina más cercana para poder recostarme y echarme una hermosa siesta.
Una ovejita, dos ovejitas, tres ovejitas, un vaso de tequila danzante…
{…}
Siento un escalofrío en mi espina dorsal, el frío se extiende por mis músculos y, repentinamente, me voy abriendo los ojos de par en par y chillando como una loca. Despierto asustada, colocando mis manos sobre mis pechos; noto que tan solo llevo mi corpiño. ¿Qué rayos…?– ¡Aline! – miro a Liam, quien parece bastante enojado y grita mi nombre una y otra vez. Lleva un balde en su mano derecha, mientras que en la otra sostiene su celular – Al fin despiertas.
No tardo demasiado en darme cuenta de que me encuentro en el mismo bar donde me dormí, solo que con menos ropa y en una hora diferente. Me pregunto si ya será de día, aunque tomando en cuenta que no hay ni una sola alma en la habitación más que nosotros dos, la respuesta resulta más que obvia.
– No había motivo para mojarme de pies a cabeza, bruto.
Rueda los ojos, intentando contener la calma y extendiéndome una toalla para poder secarme. Sé que no estoy siendo de mucha ayuda, pero el dolor de cabeza me impide pensar con demasiada claridad. Los recuerdos van y vienen, atormentando mi visión y provocando fuertes sonidos sobre mis oídos.
Arrastro mi cabeza hacia mis piernas, formando un bollo con mi cuerpo y contorneándome de un lado al otro. Esto es más que una resaca, lo sé porque he tenido unas cuentas a lo largo de mi adolescencia y ninguna se compara con la intensidad del dolor.
Escucho nuevamente sus gritos, pidiéndome que vuelva a la realidad o alguna cosa por el estilo. La verdad es que ya ni siquiera puedo comprender lo que dice, su voz empieza a metalizarse, perdiendo el brillo y pareciendo cada vez más lejana. Por mis claros síntomas, temo ante la idea de desmayarme; sé que él también lo hace.
Respiro y exhalo repetidas veces. Luego de la décimo quinta logro, con la ayuda del castaño, abrir los ojos y pararme para echar a caminar. Con la vista más clara puedo distinguir algunos vasos sobre la pista y unos cuantos desastres en la barra. Por el aspecto que tiene el lugar, me permito pensar que he estado dormida cuando se produjo un gran escándalo.
– ¿Qué ha pasado?
Me mira burlón, dando a entender que mi pregunta es de lo más estúpida.
– Pasó lo inevitable, lo que siempre sucede cada vez que Harry hace una fiesta: la situación se descontroló – bueno, ahora que lo dice así, tal vez mi pregunta si suena un poco idiota – ¿Ahora entiendes por qué no quise venir?
Asiento.
Hacía unas noches que le había pedido – por favor y de rodillas – que viniera a la fiesta. Él, en frente de Harry, se había excusado diciendo que tenía que asistir a otra; pero junto a mí, había explicado que aunque quisiera más a su amigo el ruloso no podía cometer el grave error de ir a una de sus fiestas de nuevo, incluso aunque fuera su cumpleaños. Ahora lo comprendo a la perfección.
– Lamento haberte molestado con hacerlo.
Me sonríe dulcemente, susurrando que no importa ya. A veces me gustaría haber crecido con él y no con el problemático Styles, que lo único que hace es meterme cada vez más en el camino hacia el infierno. Pero también sé que no es solo su culpa, que yo debería pararlo en vez de acoplarme a sus ideas.
Obligo a mis pensamientos a irse a un lado, concentrándome en las indicaciones de Liam para salir y llegar a su auto. Por suerte, en todo el tramo hacia abajo, no divisamos ninguna señal de vida humana; sería vergonzoso que me vieran en ropa interior y con tan solo una toalla arriba de ésta.
Una vez que llegamos a su audi, me abre la puerta del acompañante y la cierra luego de que ingreso. Me recuesto sobre el mullido asiento de cuero, haciendo caso omiso a sus palabras y advertencias; vertiéndome nuevamente en los brazos de Morfeo sin ni siquiera darme cuenta de ello.
{…}
Me despierto con unos gritos agudos provenientes de la habitación continua. Debajo de mí hay una cama mullida con sábanas azules; las paredes se encuentran del mismo color, solo que en una diferente gama de tonalidad. Por el aspecto y la pulcritud, deduzco que me encuentro en el cuarto de Liam. ¿Dónde está él exactamente?– ¡¿Por qué no le preguntaste?!
– ¡Se veía mal, Louis! ¡Necesitaba descansar!
– ¡¿Harold está en peligro y tú solo piensas en ella?!
– Pienso en su salud, al igual que pienso en la de él. Baja un poco la voz o la despertarás.
Me levanto, muy consciente de que los gritos no cesarán hasta que me presente como intermediaria. El miedo y la ignorancia ante la situación me hacen sentir insegura, pequeña y frágil. Eso, sumado a la poca fuerza de mis huesos, provoca una repentina sensación de nauseas sobre mi garganta.
Vomito aquí, sobre la alfombra de terciopelo blanco del piso. Los chicos no tardan en llegar con sus miradas de preocupación grabadas en los rostros. ¿Podría la situación ser peor? Justo cuando me lo pregunto, noto que llevo un piyama de bananas puesto y mi ropa interior parece bien seca. No me atrevo a preguntar quién fue el que me cambió.
– Cariño, ¿Estás bien? – pregunta Louis, quien parece haber dejado toda su rudeza al cruzar la puerta.
Asiento. Zayn también está aquí, e inmediatamente se acerca para atar mi pelo en una simple coleta y sujetarme por la cintura, trazando leves masajes en mi espalda con su dedo índice.
Me hacen sentar sobre la cama pese a mis constantes protestas. Quiero preguntar por Harry, pero las palabras salen confusas de mi boca y se enredan tanto que ni siquiera pueden forman una oración completa. Confusa y asustada ante mi propio estado y la situación, comienzo a llorar con furia y frustración sobre el hombro de Malik, quien ya no sabe cómo hacerme calmar.
Aunque tenga mucha confianza con los chicos, ninguno llega a entenderme por completo. Solo un castaño ruloso con hoyuelos de niño pequeño puede captar mi esencia al cien por cien y, justo en este momento, no está para mí.
Me tranquilizo porque sé que no estoy consiguiendo nada alterándome. Poco a poco voy logrando volver a la normalidad, aunque debo admitir que la pastilla que me trajo Liam tiene parte de la responsabilidad en esto. Como me siento segura, hago la pregunta de fuego.
– ¿Y Harry?
Pasan los segundos, nadie me responde. Se miran los unos a los otros, temerosos y cómplices. Sé que el ojiazul quiere decírmelo, pero por lo visto los demás no lo consideran tan buena idea. Pienso que, tal vez, no está en tan grave peligro como he escuchado; Lou siempre tiende a exagerar cuando se trata de él. Pero, ¿Acaso yo no hago lo mismo? ¿No compartimos siempre las mismas preocupaciones?
– Vamos, chicos – les incito a hablar –. ¿A dónde se encuentra?
Sus caras se transforman aún más que antes – como si eso fuera posible – y logro entender el meollo del asunto. Ese es el problema: nadie sabe exactamente qué es lo que le ha pasado porque nunca llegó a casa.
Intento levantarme pero tres pares de manos me lo impiden, haciéndome volver de un sopetón. Abro la boca, pero de esta no salen más que quejidos; nuevamente he perdido el don del habla.
Bien, esto ya ha pasado. Tampoco es gran cosa, ¿O no? Es decir, cualquier chico de su edad vuelve de una fiesta al otro día o al siguiente de este de último; es algo común, usual, para nada fuera de lo normal. Y, conociéndolo, siempre encontrará el camino de vuelta hacia donde pertenece. Lo cual me lleva a otra suposición: hay algo más, y ese algo es lo que les impide contarme la verdad.
Entonces Louis da un paso adelante, se agacha y me mira a los ojos con detenimiento:
– Ali, querida, ¿Recuerdas cuánta cantidad de alcohol ingeriste?
– Solo un vaso. ¿Por qué?
Las miradas cómplices, nuevamente, se hacen presente entre el público masculino. Me limito a pensar lo peor y a esperar un milagro, uno que me salve de lo que escucharé en unos segundos. Porque sí, sé exactamente lo que dirá a continuación; y no, no me gustará para nada el rumbo que tomará la conversación.
– Resulta que nuestro precioso Harold mandó a empastillar cada bebida que se servía en el local; el barman terminó declarando luego de que más de la mitad de los invitados terminaran en sobredosis yendo hacia el hospital.
– Y Niall está allí, en estos momentos – añade Zayn.
– Pero él está bien, ya lo vaciaron y Greg lo está cuidando. El que ahora nos preocupa es…
Lo hago callar con un movimiento de mano, muy segura de que romperé algo si no tengo dos segundos de paz para asimilar lo que se me acaba de decir. No quiero explotar, no quiero gritar, no busco herir a alguien. Mi respiración comienza a ser más irregular, constante, casi desesperada; los ojos me pican, arden demasiado.
– El maldito hijo de puta, él nos preocupa – digo por fin.
Y por más que les cueste darme la razón, asienten.
{…}
Las luces de los locales comienzan a apagarse, las persianas se cierran y los vendedores salen de su trabajo dando por finalizada la jornada. Las calles, de un minuto al otro, se vuelven en el lugar más solitario de toda la ciudad. Porque entre la mañana y la noche hay un hueco, uno en el cual la ciudad duerme. Miro las puntas de mis zapatos mientras camino, muy segura de que me caeré en este mismo momento si no dejo de hacerlo pero demasiado concentrada como para permitir pararme. Tal vez, luego de que termine mi labor, les dé una lavada a estas asquerosas zapatillas. Incluso capas me compre unas nuevas, ya que es casi fin de mes y estoy a punto de recibir mi paga. Tan solo espero que la señora Fitch me aumente un poco el salario tal y como se lo pedí, sino estaré en graves problemas. ¿Qué acaso no se enteró que vivimos en un país con constante inflación?
El celular suena en el bolsillo trasero de mi jean. De hecho, no para de sonar desde hace como unos veinte minutos. Pero, ¿Qué más da?, de seguro será lo mismo de siempre: « no encontramos a Harry, pero puede que esté en… » y una nueva dirección en la cual no lo encontraré. Parece que sabe muy bien a lo que debe enfrentarse cuando vuelva y ha planeado su escondite a la perfección. Y digo escondite porque, en realidad, no lo creo tan estúpido como para escaparse. No, no se vería muy bien en la prensa y Cowell le arrancaría sus extremidades.
Ya cansada, dejo caer mis piernas sobre la vereda y reposo mi espalda sobre la pared de una panadería. Da igual seguirlo buscando, nunca lo encontraremos. Si hay algo que es muy propio de él, es ser hallado solo cuando le apetece. ¿Cuántas veces ha estado enojado y desaparecido? Miles, miles de millones.
Ya cansada, dejo caer mis piernas sobre la vereda y reposo mi espalda sobre la pared de una panadería.
Da igual seguirlo buscando, nunca lo encontraremos. Si hay algo que es muy propio de él, es ser hallado solo cuando le apetece. ¿Cuántas veces ha estado enojado y desaparecido? Miles, miles de millones. En cada una ha regresado luego, cuando se le pasó la rabia. Y sé muy bien que lo que tiene en estos momentos es un ataque, porque nunca hace ninguna de sus estupideces « porque sí »; siempre hay un motivo, cada una de sus acciones conlleva una previa meditación y una secuencia de patrones. Él no acciona, reacciona.
Pero lo sé yo, yo y el idiota de Tomlinson que no deja de llamar. ¿Qué nunca se cansará?
Tomo el celular, ya demasiado harta de escuchar “Jar of hearts” una y otra vez. Maldigo el día en el que puse esa canción como tono de llamada principal. ¿Qué se me pasaba por la cabeza?
– ¿Qué?
– Creo que ya sé…
– En donde se encuentra – completo –. Sí, lo mismo me dijiste las últimas diez veces. Ya se está haciendo de noche, tengo sueño y miedo de seguir en la calle sola por mucho tiempo más. Y ya te lo dije, no haremos nada con buscarlo.
– Está en problemas, Aline, no es como las otras veces. Tan solo intenta en este último lugar y listo, ¿Sí? Te dejaré tranquila y nos iremos todos a dormir.
– Bien.
– El estudio de The X Factor, en los baños.
– ¿Por qué carajos estaría en un estúpido baño, Louis? ¿Acaso te volviste loco?
– ¡Solo hazlo y ya!
Corto, sabiendo que eso le molesta muchísimo. Con el paso de la tarde, todos nos hemos estado poniendo cada vez más fastidiosos; especialmente Louis y yo, quienes tenemos ideas muy diferentes de cómo encontrarlo. Aunque creo que ya le ha saltado la locura, porque es imposible que el mismísimo Styles se encuentre en un baño podrido desde la madrugada. Aun así decido ir, puesto que solo probaré lo que ya sé: que no está allí.
{…}
Sobre el escenario se cierne la plena oscuridad, las luces del teatro se encuentran completamente apagadas. Es una suerte que me hayan dejado entrar. En realidad, de no haber estado Ben allí – un encargado con el cual me llevo bastante bien – ni siquiera podría estar donde estoy ahora: a punto de abrir la puerta del baño de hombres.Debo admitir que, aunque la idea parece algo descabellada, estoy comenzando a pensar que Tomlinson puede llegar a tener razón. Si Harold está aquí no solo le deberé una buena disculpa, sino una gran cantidad de favores. El ojiazul no olvida con frecuencia cuando alguien cuestiona su palabra, suele ser muy rencoroso en ese aspecto.
Me obligo a levantar las dos manos y a inclinarlas sobre la puerta, ejerciendo todo mi peso contra ella. Una vez abierta puedo divisar varias cosas: el lavabo, los retretes masculinos, los azulejos blancos y la figura en forma de bollo en la esquina derecha. Su cabeza se eleva al oír el ruido, dejando a mi vista unos hermosos ojos color verdes rojos e hinchados de tanto llorar (y, ¿Por qué no?, también consumir). Por la forma en la que tuerce su boca, me doy cuenta de que no le gusta demasiado la idea de que me encuentre allí. Bueno, somos dos; aún me encuentro molesta por lo de las drogas en mi bebida.
– ¿Qué haces aquí?
– Oh, bueno, ya sabes… – divago, no muy segura de lo que estoy a punto de decir. No quiero herirlo, pero realmente me encuentro muy molesta con lo que ha hecho y las sutilezas nunca han ido conmigo – Vengo a buscar a mi mejor amigo, ese que drogó a la mitad de sus amigos (me incluyo) y luego se encerró en un baño de mala pinta. ¿Lo conoces? – no puedo evitar reír sarcásticamente, como quien no quiere la cosa –. En serio, viejo, estás totalmente fuera de remate. ¿Qué mierda se te pasó por la cabeza?
No ríe, no sonríe, ni siquiera me gruñe. Tan solo se queda allí, hecho un medio–bollo y mirándome con culpa. Si las miradas hablaran tal vez estaría salvado, pero no, no lo hacen; lo cual lo deja estancado en la situación puesto que yo no pienso seguir hablando sola.
Finalmente, luego de unos cinco minutos de asesinatos mentales por mi parte, abre la boca:
– Ven, siéntate conmigo.
Hago lo que me ordena. No sé si es por la sumisión que habitualmente ejerce en mí o por el cansancio que llevo arriba de mi espalda. Da igual, de todas maneras me iré derechito al infierno.
Ya abajo, y con mis rodillas pegadas al pecho, noto que lleva su camisa azul a corazones rasgada, que sus pantalones se encuentran algo caídos y que su rostro parece haber sido el territorio donde comenzó la segunda guerra mundial. Es raro verlo así; siempre ha jugado con la línea de lo salvaje, pero nunca, hasta ahora, ha cruzado hacia el salvajismo. Porque sí: vestir salvaje e irse hacia el salvajismo son dos cosas completamente diferentes.
– ¿Louis te dijo que vengas aquí? – asiento, preguntándome cómo es que lo ha adivinado tan rápido – Me lo imaginaba.
– ¿Por qué?
– Porque no vino a mi cumpleaños.
– ¿Y qué tiene que ver eso?
– Que aquí es donde nos vimos por primera vez.
– ¿Y es importante por qué…?
Se calla. Ya estoy comenzando a odiar los silencios. Es más, si por mí fuera los erradicaría del mundo; tan solo sirven para generar intriga y suspenso a la trama, y resulta que soy yo siempre la que se ve perjudicada con ellos.
Me recuesto sobre su hombro, ya muy cansada como para seguir develando secretos. No sé quién es más desgraciado aquí, si él por su misterio o yo por tener que soportarlo. Da igual, ni siquiera me dan ganas de pensar en ello.
Pero recuerdo a Cowell y sus manos estranguladoras, y de repente asimilo las razones por las cuales estoy allí.
– Harry, creo que debería llevarte a…
– Soy gay.
Oh, carajos.
FIN
Dedicado a Teddy, quien a pesar de que no comento siempre me sigue queriendo como lectora(?). ¡Espero que te guste! Ah, y un muy buen feliz cumpleaños atrasado :$
Última edición por Cami Tomlinson el Lun 27 Mayo 2013, 12:56 pm, editado 1 vez
Cami
Re: Creep | Harry Styles |
¡NUEVA LECTORA!
¡WTF! CONTANDO QUE SOY LARRY SHIPPER Y Nueva y fiel lectora... y creo que primera. Estaré aquí desde el principio y hasta el final :D
Live for the moment
Re: Creep | Harry Styles |
Fraan1D escribió:Omg tienes qe seguirla esta muy buena :D
Es un shot (:
Cami
Re: Creep | Harry Styles |
Live for the moment escribió:¡NUEVA LECTORA!¡WTF! CONTANDO QUE SOY LARRY SHIPPER YME MASACRO LEYENDO NOVELAS DE HARRY, ESTO ME TOMO POR SORPRESA. ¡WOW! ¡PERO ME ENCANTAAAAAAAAA!
Nueva y fiel lectora... y creo que primera. Estaré aquí desde el principio y hasta el final :D
Es un shot, por lo cual solo consta de esa parte. ¡Me alegro de que te haya gustado!
Cami
Re: Creep | Harry Styles |
Este One Shot es hermoso :33 Mi favorito sin dudas, pero en serio, no me canso de leerlo una y otra vez. Pobre Aline, hay más posibilidades de que yo conozco a un pony, que ella salga con Harry(? ¡LO AMÉ! Repito ¡LO ADORÉ! Es muy perfecto. Larry, amo los shot's de la Larry sean dramáticos (la mayoría por cierto), o sean felices. Lo mejor es como todo da un giro de 360 grados al final. Estoy segura que Ali encontró a su hombre heterosexual esta vez, y Harry junto a Louis se amaron eternamente (no arruines la idea de esta cabecita) ¡Todo lo que escribís es HERMOSO, PERFECTO, EXTRA EXTRA SUPER SUPER (soy tartamuda ah) GENIAL! Beesoooos!<3 <3
Ióó túÚ prinzééxíiTta Juli :33 ah
Ióó túÚ prinzééxíiTta Juli :33 ah
Julianne.
Re: Creep | Harry Styles |
.Juli. escribió:Este One Shot es hermoso :33 Mi favorito sin dudas, pero en serio, no me canso de leerlo una y otra vez. Pobre Aline, hay más posibilidades de que yo conozco a un pony, que ella salga con Harry(? ¡LO AMÉ! Repito ¡LO ADORÉ! Es muy perfecto. Larry, amo los shot's de la Larry sean dramáticos (la mayoría por cierto), o sean felices. Lo mejor es como todo da un giro de 360 grados al final. Estoy segura que Ali encontró a su hombre heterosexual esta vez, y Harry junto a Louis se amaron eternamente (no arruines la idea de esta cabecita) ¡Todo lo que escribís es HERMOSO, PERFECTO, EXTRA EXTRA SUPER SUPER (soy tartamuda ah) GENIAL! Beesoooos!<3 <3
Ióó túÚ prinzééxíiTta Juli :33 ah
Creo que, el mejor hombre para Ali, sería Liam; él si le devolvería todo el amor que ella tendría para dar. O, tal vez – ¿Por qué no? – Zayn, quien se parece a ella en varios de sus gustos. Igualmente, dudo que Aline logre superar muy rápido su amor intenso por Harry. En cuanto a este último... Bueno... JAJAJAJAJA si vos queres pensar que termina feliz, tenes el derecho de hacerlo(?) cuando se trata de Larry prefiero dejarlo así, porque creo que desde el punto de vista de la ficción (no soy Larry shipper, tampoco creo en la relación; simplemente me gusta escribir sobre ellos y no tengo una opinión al respecto) la historia no tiene un final. Me los imagino a los dos como personajes trágicos de una historia dramática y reflexiva.
Me alegro mucho de que te haya gustado :3 También me gustaría agradecerte por todas las palabras lindas♥ ¡Saludos!
Cami
Re: Creep | Harry Styles |
Hola, bueno, llego tarde, pero eso, em, juro que me tente demasiado con la manera de terminar el shot,en serio. Pobre Aline, no se lo esperaba.
Bueno, eso, me gusto mucho :3
Bueno, eso, me gusto mucho :3
Última edición por .LittleDreamer. el Miér 12 Feb 2014, 8:42 am, editado 1 vez
Sheeran.
Re: Creep | Harry Styles |
Nose como llegue acá, pero llegue tardísimo jajaja, mi comentario va a ser el primero del 2014, ah.
Bueno, eso no importa, nomas te quería decir que ME ENCANTO tu one-shot; nunca había leído algo referido a Larry, es la primera vez que leo algo así, y la verdad no me decepcione ni un poquito; ame demasiado tu forma de narrar; y sobre la historia, me sentí mal por la pobre Aline... Pobresita, pero bueno; básicamente ame TODO el one-shot, enterito enterito, y en enserio.
Vi que también tenes novelas, y mas one-shot's, así que seguramente me voy a sentar a leerlos con mucho gusto.
Un beso grande Cami.
Abi
Bueno, eso no importa, nomas te quería decir que ME ENCANTO tu one-shot; nunca había leído algo referido a Larry, es la primera vez que leo algo así, y la verdad no me decepcione ni un poquito; ame demasiado tu forma de narrar; y sobre la historia, me sentí mal por la pobre Aline... Pobresita, pero bueno; básicamente ame TODO el one-shot, enterito enterito, y en enserio.
Vi que también tenes novelas, y mas one-shot's, así que seguramente me voy a sentar a leerlos con mucho gusto.
Un beso grande Cami.
Abi
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