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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
jajajajajajajaj
pobre de _______
nick conquisto tanto a agnes como a su perro
jajajajajaja
siguela porfaaa
pobre de _______
nick conquisto tanto a agnes como a su perro
jajajajajaja
siguela porfaaa
chelis
Re: El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
Holaa! Pily, esta depre mi vida? Oww! :(
El cap estuvo genial, me encanto de verdad!
Hahaha hay ese Nick, Jum1 me enoja, haay!
es unv erdadero corruptor y sabes me imagino a ese tal Larry y...
Hahahahha :Twisted:
siguelaaaaaa
tienes que seguirla pelase,
Nick es un hombre grande :twisted:
hahahaha
siguelaaaaa
El cap estuvo genial, me encanto de verdad!
Hahaha hay ese Nick, Jum1 me enoja, haay!
es unv erdadero corruptor y sabes me imagino a ese tal Larry y...
Hahahahha :Twisted:
siguelaaaaaa
tienes que seguirla pelase,
Nick es un hombre grande :twisted:
hahahaha
siguelaaaaa
Invitado
Invitado
Re: El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
Biggs entró con ellos en la casa, pegado a los talones de nick como un esclavo y mirándolo embelesado. nick volvió a rascarle las orejas.
—No le estás haciendo ningún favor, ¿sabes?—censuró _________—. Se pondrá a aullar cuando Agnes lo saque de casa esta noche.
—Creía que dormía en tu cama.
—Te mentí.
—Me tienes miedo —dijo, con un brillo pícaro en los ojos.
__________ lo fulminó con la mirada.
—Es cierto. Sabes que me gustas, y como eres un hombre machista, no dudarás en usarlo a tu favor.
—¿Cómo lo hizo Larry?
—No como lo hizo Larry. Para tu información, fui yo quien se lo propuso a Larry, y no al revés.
—Un comportamiento muy atrevido para una chica virgen.
—Soy un tipo de chica bastante atrevida.
—Lo sé…, y cuento con ello.
—¿Ves? Ya lo estás haciendo. ¿Cuál es tu siguiente jugada? ¿Vas a desafiarme a que me acueste contigo? ¿O vas a agarrarme y besarme cuando estemos a solas, convencido de que me derretiré entre tus brazos? Pues no me derretiré —lo amenazó—. Te daré un rodillazo tan fuerte en donde más te duela, que no le servirás de nada a ninguna mujer durante bastante tiempo.
nick hizo una mueca.
—Lo tendré en cuenta si alguna vez siento la tentación de agarrarte y besarte.
—Tenlo siempre en cuenta —amenazó, mientras soltaba la maleta de él a los pies de la temida cama de cuatro postes. Una sola mirada a la colcha de terciopelo la hizo estremecer. nick estaba detrás de ella.
—¡Vaya cama!—dijo mientras caminaba hacia ella.
__________ se puso rígida y retrocedió hacia uno de los postes de la cama, levantando las manos, lista para rechazarlo.
—No empieces, nick.
—No lo haré. Sólo quería que supieras que mi oferta sigue en pie, en caso de que cambies de opinión esta noche —se detuvo muy cerca de ella y estiró la mano para colocarle una mecha de pelo detrás de la oreja. _________ se estremeció al sentir el roce de sus dedos junto a su oreja—. No voy a utilizar ningún truco —continuó fijando sus ojos en los de ella—, ni a agobiarte, ni a cortejarte, aunque creo que si lo hiciera, si que te derretirías, y tú lo sabes. Pero no es eso lo que deseo de ti.
—¿Y qué es lo que deseas de mi, nick?—preguntó, con voz dulce y entrecortada.
—Todo —respondió él y su voz no era dulce, sino fuerte y decidida, y tan… sexy…
___________ sintió una fuerte tentación. Tentación de decir que sí, que podía tenerlo todo, hacerlo todo y que eso era lo que quería, lo que necesitaba, lo que ansiaba…
De pronto, en su fantasía, ya no era nick quien estaba atado a los postes de la cama, sino ella, desvalida, sin voluntad, retorciéndose bajo la boca, las manos, el cuerpo de nick, y gimiendo, sollozando, implorando.
Lo de implorar fue lo que la salvó.
¿Cómo? ¿Acaso iba a implorarle algo a un hombre? ¿Implorarle a nick? ¡No! ¡De ninguna manera!
—Voy a buscarte las toallas —dijo _________, satisfecha de que su voz volviera a ser normal—. ¡Biggs, baja de aquí si no quieres que te vea Agnes en los dormitorios y te destierre a las cuadras!—Biggs, que le tenía horror a las cuadras, salió disparado escaleras abajo—. Y en cuanto a ti, nick, intenta concentrarte en la razón por la que viniste aquí.
—Si insistes…—replicó nick sonriendo.
—Insisto. De momento, esa puerta nueva y reluciente lleva a la suite, una ampliación reciente de la casa que dedicamos a invitados muy especiales y por lo general, casados. Voy a por las toallas y enseguida vuelvo para que bajemos. No quiero que Agnes empiece a pensar cosas…
—¿Qué pensaría?
—No hay nada de lo que Agnes no me crea capaz. Tener una relación rápida con alguien guapo como tú, seguro que está en la lista de pecados que puede imaginar.
—¿Entonces, por qué preocuparse?
—Porque me importa mucho lo que mi querida ama piense de mi, en especial ahora que mama no está y que su futuro está en mis manos.
—Ah, sí. El futuro de Agnes —replicó nick frunciendo el ceno.
—Si tuviera que vender Crosswinds, Agnes se moriría.
—Y tú, __________, ¿también te morirías?
—Probablemente, pero antes mataría a cada una de las personas que tuvieran la culpa.
—La cena fue maravillosa, Agnes —nick felicitó al ama de llaves mientras daba un último sorbo de té—. No había comido así de bien en muchos años.
_______ pensó que seguramente eso era cierto, pues no había muchos restaurantes elegantes de Sydney que sirvieran asado de cerdo. Y no podía imaginar que Katrina fuera especialista en comida casera. Su talento yacía en otra parte.
—Si me perdonáis, voy a ver si algún potrillo está a punto de nacer esta noche. No te levantes, nick. Quédate aquí. Fuera está muy obscuro y hace frío. Prefiero que hagas el tour de las instalaciones de día y con sol. No tardaré mucho. Pero si tardo, no os preocupéis, los potrillos no suelen ser muy obedientes.
—De acuerdo —nick se encogió de hombros—. Ayudaré a Agnes a poner el lavavajillas.
—¡No tenemos lavavajillas!—informó Agnes.
La cara de sorpresa que puso nick molestó a _______. En realidad todo lo que nick hacía esa noche la molestaba. Su encanto. Su amabilidad con Agnes. Pero sobre todo lo que le hacía sentir a ella, sin ni siquiera esforzarse. Con solo estar en el mismo lugar, hacía que el corazón de ella se acelerara y que su mente se llenara de fantasías eróticas.
Mientras nick y Agnes se tomaban el jerez en el salón, ________ había puesto la mesa. Había colocado a nick en el extremo opuesto a ella, y en medio, había puesto un jarrón con flores grandes para evitar ver directamente a su atractivo huésped.
Su estrategia resulto inútil. Al entrar en el comedor, nick quito el jarrón y lo puso sobre un aparador, diciendo:
—Rojas son las rosas, los claveles, carmesí, pero entre las dos cosas, prefiero mirarte a ti.
Y la miraba. Con curiosidad, haciendo conjeturas y, sobre todo, de forma seductora.
_________ comprendió que las insinuaciones físicas no eran la única forma de seducir. Podía hacerse con palabras, con los ojos, o estando bajo el mismo techo.
Decidió que se quedaría unas cuantas horas en las cuadras, tanto si nacía algún potrillo, como si no.
—A Agnes le gusta fregar los cacharros ella misma —dijo _________ con frialdad—, pero estoy segura de que te dejara ayudarla a secarlos. Y si me demoro en volver, siempre puedes entretenerte con la televisión, o puedes leer algún libro.
Las estanterías de la sala estaban llenas de libros muy variados, biografías, novelas y todo tipo de libros sobre la cría de caballos.
—No te preocupes por mí —contestó nick indiferente—. Estaré bien. Agnes y yo jugaremos al scrabble, y tú puedes unirte a nosotros cuando regreses.
—A __________ no le gustan los juegos —informó Agnes.
—¿De veras? ¿Por qué no?
—Porque interviene la suerte —respondió _________ tajante.
—En realidad, la suerte interviene muy poco en la mayoría de los juegos —contradijo nick—. Ganar o no, depende de la concentración y de la habilidad.
—¿Y tú tienes habilidad para el scrabble?—le preguntó con ironía.
—No he jugado en mi vida.
Agnes se rio entre dientes y empezó a recoger la mesa.
—Vamos a darnos prisa, jovencito y luego puedes venir a mi sala de estar.
nick se puso en pie, riéndose mientras _________ salía del comedor.
Cuando __________ llegó a las cuadras, una de las yeguas estaba de patio, por lo que se quedó con Fred, el encargado de turno. Ayudar a nacer al potrillo le serviría para pasar un par de horas sin pensar en ese hombre endiablado.
El parto fue lento y algo complicado. Cuando el potrillo aterrizó en el montón de paja, ___________ estaba toda cubierta de sangre.
—Me alegro de que haya acabado todo —dijo Fred con un suspiro de alivio—. Detesto cuando vienen con las patas hechas un lío. A la yegua le entra el pánico.
Fue de gran ayuda contar con otras dos manos para mantenerla calmada. Eres muy buena para eso, __________. Tienes el toque perfecto.
El toque perfecto…
Volvió a sentir añoranza y deseo. Desesperada, miró a Fred. Era bastante guapo. No era brillante, pero era un hombre. Quizás.
Se le revolvió el estómago solo de pensarlo. Y le entró el pánico, porque se daba cuenta de que solo la idea de tocar a un hombre que no fuera nick le repugnaba.
—¿Te pasa algo?—le preguntó Fred.
—Estaba en la luna. ¿Podrás quedarte solo el resto de la noche?
—Claro. No espero que haya nada más. Pero la semana que viene la cosa se pondrá peor y puede que no durmamos mucho. Mejor será que te vayas a casa y duermas un poco ahora que puedes.
—Creo que antes daré un paseo. Me gusta ver a los caballos bajo la luz de la luna.
Cuando subía de puntillas por la escalera de casa, el carillón del reloj del hall daba la medianoche. Se veía luz por debajo de la puerta de la alcoba de nick.
Maldito hombre. ¿Por qué no estaría durmiendo? ¿Por qué tenía que enfrentarse con la idea de que acostado y aún despierto, su hermoso cuerpo estaría dispuesto y deseoso de amar?
________ entró con sigilo en su dormitorio, agarró un camisón y se deslizó hacia el baño. Esperaba tener suerte y que nick no la oyera cerrar la gran puerta de madera ni abrir el agua de la ducha.
El baño fue un verdadero tormento. Tenía los senos hinchados, los pezones erguidos y el pubis ardiendo.
—Maldita sea, ¡no!—murmuró—. Eso no es lo que quiero.
Lo que quería era a Jack. Sólo a Jack.
Trato de ser rápida y de no detenerse en las zonas sensibles, pero al deslizar el jabón por sus partes más intimas, le brotó un gemido de la garganta. Sintió una gran tentación. Sólo tenía que pensar en nick y…
Se enjuagó deprisa. Envolvió su cuerpo ardiente en una toalla dejando que sus cabellos chorrearan sobre los hombros desnudos. No había vuelta atrás. Lo único que le importaba era darle algo de paz a su pobre y anhelante cuerpo.
A pesar de su ardiente deseo, fue precavida y paso por su alcoba a buscar los preservativos.
Dudó un momento ante la puerta de nick, pero había tomado una decisión y no iba a echarse atrás por falta de valor. ¡Sólo que nick había estado tan petulante y seguro de sí mismo!
Demasiado tarde para preocuparse por eso. Abrió la puerta y entró en el dormitorio.
—No le estás haciendo ningún favor, ¿sabes?—censuró _________—. Se pondrá a aullar cuando Agnes lo saque de casa esta noche.
—Creía que dormía en tu cama.
—Te mentí.
—Me tienes miedo —dijo, con un brillo pícaro en los ojos.
__________ lo fulminó con la mirada.
—Es cierto. Sabes que me gustas, y como eres un hombre machista, no dudarás en usarlo a tu favor.
—¿Cómo lo hizo Larry?
—No como lo hizo Larry. Para tu información, fui yo quien se lo propuso a Larry, y no al revés.
—Un comportamiento muy atrevido para una chica virgen.
—Soy un tipo de chica bastante atrevida.
—Lo sé…, y cuento con ello.
—¿Ves? Ya lo estás haciendo. ¿Cuál es tu siguiente jugada? ¿Vas a desafiarme a que me acueste contigo? ¿O vas a agarrarme y besarme cuando estemos a solas, convencido de que me derretiré entre tus brazos? Pues no me derretiré —lo amenazó—. Te daré un rodillazo tan fuerte en donde más te duela, que no le servirás de nada a ninguna mujer durante bastante tiempo.
nick hizo una mueca.
—Lo tendré en cuenta si alguna vez siento la tentación de agarrarte y besarte.
—Tenlo siempre en cuenta —amenazó, mientras soltaba la maleta de él a los pies de la temida cama de cuatro postes. Una sola mirada a la colcha de terciopelo la hizo estremecer. nick estaba detrás de ella.
—¡Vaya cama!—dijo mientras caminaba hacia ella.
__________ se puso rígida y retrocedió hacia uno de los postes de la cama, levantando las manos, lista para rechazarlo.
—No empieces, nick.
—No lo haré. Sólo quería que supieras que mi oferta sigue en pie, en caso de que cambies de opinión esta noche —se detuvo muy cerca de ella y estiró la mano para colocarle una mecha de pelo detrás de la oreja. _________ se estremeció al sentir el roce de sus dedos junto a su oreja—. No voy a utilizar ningún truco —continuó fijando sus ojos en los de ella—, ni a agobiarte, ni a cortejarte, aunque creo que si lo hiciera, si que te derretirías, y tú lo sabes. Pero no es eso lo que deseo de ti.
—¿Y qué es lo que deseas de mi, nick?—preguntó, con voz dulce y entrecortada.
—Todo —respondió él y su voz no era dulce, sino fuerte y decidida, y tan… sexy…
___________ sintió una fuerte tentación. Tentación de decir que sí, que podía tenerlo todo, hacerlo todo y que eso era lo que quería, lo que necesitaba, lo que ansiaba…
De pronto, en su fantasía, ya no era nick quien estaba atado a los postes de la cama, sino ella, desvalida, sin voluntad, retorciéndose bajo la boca, las manos, el cuerpo de nick, y gimiendo, sollozando, implorando.
Lo de implorar fue lo que la salvó.
¿Cómo? ¿Acaso iba a implorarle algo a un hombre? ¿Implorarle a nick? ¡No! ¡De ninguna manera!
—Voy a buscarte las toallas —dijo _________, satisfecha de que su voz volviera a ser normal—. ¡Biggs, baja de aquí si no quieres que te vea Agnes en los dormitorios y te destierre a las cuadras!—Biggs, que le tenía horror a las cuadras, salió disparado escaleras abajo—. Y en cuanto a ti, nick, intenta concentrarte en la razón por la que viniste aquí.
—Si insistes…—replicó nick sonriendo.
—Insisto. De momento, esa puerta nueva y reluciente lleva a la suite, una ampliación reciente de la casa que dedicamos a invitados muy especiales y por lo general, casados. Voy a por las toallas y enseguida vuelvo para que bajemos. No quiero que Agnes empiece a pensar cosas…
—¿Qué pensaría?
—No hay nada de lo que Agnes no me crea capaz. Tener una relación rápida con alguien guapo como tú, seguro que está en la lista de pecados que puede imaginar.
—¿Entonces, por qué preocuparse?
—Porque me importa mucho lo que mi querida ama piense de mi, en especial ahora que mama no está y que su futuro está en mis manos.
—Ah, sí. El futuro de Agnes —replicó nick frunciendo el ceno.
—Si tuviera que vender Crosswinds, Agnes se moriría.
—Y tú, __________, ¿también te morirías?
—Probablemente, pero antes mataría a cada una de las personas que tuvieran la culpa.
—La cena fue maravillosa, Agnes —nick felicitó al ama de llaves mientras daba un último sorbo de té—. No había comido así de bien en muchos años.
_______ pensó que seguramente eso era cierto, pues no había muchos restaurantes elegantes de Sydney que sirvieran asado de cerdo. Y no podía imaginar que Katrina fuera especialista en comida casera. Su talento yacía en otra parte.
—Si me perdonáis, voy a ver si algún potrillo está a punto de nacer esta noche. No te levantes, nick. Quédate aquí. Fuera está muy obscuro y hace frío. Prefiero que hagas el tour de las instalaciones de día y con sol. No tardaré mucho. Pero si tardo, no os preocupéis, los potrillos no suelen ser muy obedientes.
—De acuerdo —nick se encogió de hombros—. Ayudaré a Agnes a poner el lavavajillas.
—¡No tenemos lavavajillas!—informó Agnes.
La cara de sorpresa que puso nick molestó a _______. En realidad todo lo que nick hacía esa noche la molestaba. Su encanto. Su amabilidad con Agnes. Pero sobre todo lo que le hacía sentir a ella, sin ni siquiera esforzarse. Con solo estar en el mismo lugar, hacía que el corazón de ella se acelerara y que su mente se llenara de fantasías eróticas.
Mientras nick y Agnes se tomaban el jerez en el salón, ________ había puesto la mesa. Había colocado a nick en el extremo opuesto a ella, y en medio, había puesto un jarrón con flores grandes para evitar ver directamente a su atractivo huésped.
Su estrategia resulto inútil. Al entrar en el comedor, nick quito el jarrón y lo puso sobre un aparador, diciendo:
—Rojas son las rosas, los claveles, carmesí, pero entre las dos cosas, prefiero mirarte a ti.
Y la miraba. Con curiosidad, haciendo conjeturas y, sobre todo, de forma seductora.
_________ comprendió que las insinuaciones físicas no eran la única forma de seducir. Podía hacerse con palabras, con los ojos, o estando bajo el mismo techo.
Decidió que se quedaría unas cuantas horas en las cuadras, tanto si nacía algún potrillo, como si no.
—A Agnes le gusta fregar los cacharros ella misma —dijo _________ con frialdad—, pero estoy segura de que te dejara ayudarla a secarlos. Y si me demoro en volver, siempre puedes entretenerte con la televisión, o puedes leer algún libro.
Las estanterías de la sala estaban llenas de libros muy variados, biografías, novelas y todo tipo de libros sobre la cría de caballos.
—No te preocupes por mí —contestó nick indiferente—. Estaré bien. Agnes y yo jugaremos al scrabble, y tú puedes unirte a nosotros cuando regreses.
—A __________ no le gustan los juegos —informó Agnes.
—¿De veras? ¿Por qué no?
—Porque interviene la suerte —respondió _________ tajante.
—En realidad, la suerte interviene muy poco en la mayoría de los juegos —contradijo nick—. Ganar o no, depende de la concentración y de la habilidad.
—¿Y tú tienes habilidad para el scrabble?—le preguntó con ironía.
—No he jugado en mi vida.
Agnes se rio entre dientes y empezó a recoger la mesa.
—Vamos a darnos prisa, jovencito y luego puedes venir a mi sala de estar.
nick se puso en pie, riéndose mientras _________ salía del comedor.
Cuando __________ llegó a las cuadras, una de las yeguas estaba de patio, por lo que se quedó con Fred, el encargado de turno. Ayudar a nacer al potrillo le serviría para pasar un par de horas sin pensar en ese hombre endiablado.
El parto fue lento y algo complicado. Cuando el potrillo aterrizó en el montón de paja, ___________ estaba toda cubierta de sangre.
—Me alegro de que haya acabado todo —dijo Fred con un suspiro de alivio—. Detesto cuando vienen con las patas hechas un lío. A la yegua le entra el pánico.
Fue de gran ayuda contar con otras dos manos para mantenerla calmada. Eres muy buena para eso, __________. Tienes el toque perfecto.
El toque perfecto…
Volvió a sentir añoranza y deseo. Desesperada, miró a Fred. Era bastante guapo. No era brillante, pero era un hombre. Quizás.
Se le revolvió el estómago solo de pensarlo. Y le entró el pánico, porque se daba cuenta de que solo la idea de tocar a un hombre que no fuera nick le repugnaba.
—¿Te pasa algo?—le preguntó Fred.
—Estaba en la luna. ¿Podrás quedarte solo el resto de la noche?
—Claro. No espero que haya nada más. Pero la semana que viene la cosa se pondrá peor y puede que no durmamos mucho. Mejor será que te vayas a casa y duermas un poco ahora que puedes.
—Creo que antes daré un paseo. Me gusta ver a los caballos bajo la luz de la luna.
Cuando subía de puntillas por la escalera de casa, el carillón del reloj del hall daba la medianoche. Se veía luz por debajo de la puerta de la alcoba de nick.
Maldito hombre. ¿Por qué no estaría durmiendo? ¿Por qué tenía que enfrentarse con la idea de que acostado y aún despierto, su hermoso cuerpo estaría dispuesto y deseoso de amar?
________ entró con sigilo en su dormitorio, agarró un camisón y se deslizó hacia el baño. Esperaba tener suerte y que nick no la oyera cerrar la gran puerta de madera ni abrir el agua de la ducha.
El baño fue un verdadero tormento. Tenía los senos hinchados, los pezones erguidos y el pubis ardiendo.
—Maldita sea, ¡no!—murmuró—. Eso no es lo que quiero.
Lo que quería era a Jack. Sólo a Jack.
Trato de ser rápida y de no detenerse en las zonas sensibles, pero al deslizar el jabón por sus partes más intimas, le brotó un gemido de la garganta. Sintió una gran tentación. Sólo tenía que pensar en nick y…
Se enjuagó deprisa. Envolvió su cuerpo ardiente en una toalla dejando que sus cabellos chorrearan sobre los hombros desnudos. No había vuelta atrás. Lo único que le importaba era darle algo de paz a su pobre y anhelante cuerpo.
A pesar de su ardiente deseo, fue precavida y paso por su alcoba a buscar los preservativos.
Dudó un momento ante la puerta de nick, pero había tomado una decisión y no iba a echarse atrás por falta de valor. ¡Sólo que nick había estado tan petulante y seguro de sí mismo!
Demasiado tarde para preocuparse por eso. Abrió la puerta y entró en el dormitorio.
Pily....
Re: El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
COMOOOOOOOOOOOOOOOO LA DEJAAAAAAAAS AHI??????? NO TIENES SENTIMIENTOOOS MUJER :crybaby: :crybaby:
La rayis no queria no queria y ahora e le va a hechar en cima -.- Las mujeres de hoy en diaaa!
Siguelaaaaaaaa!!!!!
La rayis no queria no queria y ahora e le va a hechar en cima -.- Las mujeres de hoy en diaaa!
Siguelaaaaaaaa!!!!!
WhoIam13
Re: El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaa
porque la dejas ahi?
siguela
porque la dejas ahi?
siguela
angie.lore6
Re: El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
quuueeeeeeeeeeeeee... queeeeeeeeeeeeeee???
no la dejes ahiiiiiiiii
porfaaaaaa
andaaaaa
sube el siguenteeeee
porfaaaaaa
no la dejes ahiiiiiiiii
porfaaaaaa
andaaaaa
sube el siguenteeeee
porfaaaaaa
chelis
Re: El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
OHHHHHHH NO CHICA X K LA DEJASTE
AHI EN LO MAS BUENO AHORA TENDRE
K ESPERAR CON LA INTRIGA :¬¬: :D
SUBE OTRO CAPI PRONTO SISISIS :cheers:
AHI EN LO MAS BUENO AHORA TENDRE
K ESPERAR CON LA INTRIGA :¬¬: :D
SUBE OTRO CAPI PRONTO SISISIS :cheers:
yessi jobrOss
Re: El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
Él estaba dormido. Muy dormido. Tendido en la cama, con una de las lamparillas aún encendida y un libro abierto sobre su almohada. Quedaban rescoldos en la chimenea, por lo que la alcoba estaba caliente. Sería por eso que había apartado las sábanas y yacía semidesnudo. Solo llevaba unos calzoncillos de raso azul marino con dibujos que parecían corazones en rojo.
___________ lo miró asombrada. En efecto, ¡eran corazones! No era lo que se compraría un hombre. Tenían que ser un regalo de alguna mujer. Seguro que de Superarpía. ¿Pensaba en ella cada vez que se los ponía?
¿Le gustaba usarlos para dormir y así recordar lo buena que era Katrina en la cama?
___________ pensó afligida que nick ni siquiera se había desvelado pensando en ella, deseándola a ella.
Tomó el libro de la almohada y lo cerró. Leyó el titulo en voz alta: Cómo criar campeones.
—Criar campeones no es tu trabajo —murmuró rabiosa—. Tu trabajo es estar despierto el tiempo suficiente como para que yo cambie de opinión y acepte tu oferta.
—Tus deseos son ordenes —nick entreabrió los ojos y se quedó mirándola—. Me alegro de que no te hayas arreglado demasiado para la ocasión —alargó la mano y tiró de la toalla.
La toalla cayó al suelo y ________ quedó desnuda y rígida, con la caja de preservativos en la mano.
—¡Estabas despierto todo este rato!—lo acusó.
—No todo. Pero ahora sí que lo estoy —su mirada se paseó despacio por todo el cuerpo de _________ desde la cabeza hasta los pies, sorbiendo cada pedazo de su desnudez. Mientras, ________ pensaba que tenía que hacer algo, que no podía quedarse ahí rígida como un pasmarote—. Eres una mujer muy hermosa, ________ Cross. Ven aquí —le susurró con voz anhelante.
Era una orden dulce. Una orden seductora. Qué fácil hubiera sido echarse en sus brazos y dejarlo hacer lo que quisiera. Pero _________ siempre había mandado en cuestiones de sexo y ahora dudaba.
¿Era solo sexo lo que quería? ¿O lo que deseaba era el éxtasis de una entrega total? No iba a abandonarse, ni a ceder.
—nick —comenzó a decir con firmeza mientras abría la caja de preservativos—, ya te dije que me gusta llevar las riendas. Además, seguro que estarás cansado después de conducir tantas horas. Por eso te dormiste con la luz encendida. Quédate tendido, relájate y deja que sea yo quien se cuide de todo. Lo disfrutarás. Confía en mí.
Dicho eso, recostó a nick de un pequeño empujón y se subió a la cama.
Él se quedó de piedra cuando ________ empezó a bajarle los calzoncillos.
—¡Eh! ¿Qué diablos estás haciendo?
Demasiado tarde. Ya se los había bajado.
—Cállate, nick. Agnes tiene el sueno ligero. ¿No querrás que venga a indagar por qué hay tanto ruido?
—No —contestó y se calló.
A _________ no le gustaba que sus hombres hablaran mientras hacían el amor. No estaba allí para conversar. Estaba para aliviar el deseo imperioso, o lo que fuera, que nick había despertado en ella.
—Ahora —susurró, mientras le separaba los muslos musculosos y se sentaba a horcajadas sobre las rodillas—, deja que te mire…
Era el momento de la verdad. Controlar o entregarse. Desnudo e inmóvil debajo de ella, el magnífico cuerpo varonil estaba a merced de la mirada hambrienta de __________. Estaba hambrienta… ésa era la palabra: hambrienta. __________ intentó convencerse de que el cuerpo de nick no era mejor que otros, solo más grande. Y por eso solo, no iba a ser mejor.
—¿Ahora, qué?
—Eres un hombre hermoso, nick Falconer —murmuró mientras se inclinaba para acariciar el magnífico pecho cubierto de vello, los hombros, suaves como la seda y los fuertes brazos. Con la respiración entrecortada, volvió a acariciarle el pecho, jugando con los rizos de su oscuro vello. Le acarició los pezones y él estiró los brazos para abrazarla, pero ella lo agarró por las muñecas y se las empujó hacia la almohada. En esa postura, la punta de sus senos rozó el pecho de él. Por unos segundos casi pierde el control. El se dio cuenta y sonrió. Al ver su sonrisa ____________ retomó el control—. Esta noche yo llevo las riendas, ¿recuerdas?—le dijo con voz áspera, la boca contra sus labios—. Tú no me toques —le ordenó—, ni te muevas. Tú quietecito. ¿Crees que por una vez en la vida, podrás no hacer nada de nada?
—Sí, jefa —contestó nick, pero aún sonreía. Ella lo besó, como una fiera, con un beso profundo y duro, un beso de castigo que dejaba claro quién mandaba. Pero una vez más estuvo a punto de perder el control. Si él hubiera podido tocarla, se habría rendido. Cuando __________ separó sus labios de los de nick, y se enderezó, él respiraba muy fuerte. Tenía los ojos entrecerrados y ya no sonreía. Su miembro erecto, grande y fuerte, lo decía todo—. ¿Estás segura de que sabes a qué has venido?—preguntó ansioso cuando ella se lo rodeó con las manos. No hubo respuesta. Solamente la rítmica caricia de sus labios y de sus manos. Él se estremecía cada vez que ella rozaba con un dedo la aterciopelada punta de su miembro y sus caderas empezaron a moverse. Apretó los muslos—. Mejor será que pares —rezongó.
—¿Por qué?—__________ se detuvo, pero apretándole el lugar exacto para que él se rindiera. nick se quedó aturdido y ella intentó disimular su propio estado. No quería haber llegado tan lejos, pero estaba como hipnotizada ante la reacción de él a sus caricias. ¡Su erección era aún mayor!
—__________, ¡no sigas!—gimió Jack cuando ella acercó la boca—. Ten compasión.
—¡No!
No era compasión lo que _________ sentía en ese momento. Todo su ser se consumía por la imperiosa necesidad de poseerlo de nuevo, por completo, pero de manera aún más íntima. Ya no pensaba con claridad.
Sólo sentía que se deslizaba por un abismo profundo del que no podía escapar.
Su corazón se estremeció cuando apretó los labios alrededor de él. La cabeza le daba vueltas y se dejó caer en la oscuridad.
De pronto, él la agarró y la atrajo hacia su propia boca.
—Es hora de cambiar de jinete, preciosa —espetó. Aturdida y sorprendida, ________ se sintió como una muñeca de trapo, cuando él la volteo y la puso de espaldas, apretándose contra ella. Era él quien exploraba su boca con la lengua, eran las manos de él las que la sujetaban y el cuerpo de él el que se apretaba contra ella con más y más profundidad.
—No…—comenzó a balbucear en protesta mientras intentaba zafarse.
—¡Cállate!—gruñó nick—. Si quieres, otra noche podrás estar tú encima, pero ahora, para variar, te va a hacer el amor un hombre de verdad, y no un títere a quien puedas manejar por los hilos. Mi nombre no es Larry, cariño. Yo me llamo nick, y como ya te dije, no acepto órdenes. Y ahora, ¿vas a cooperar y a estarte quieta, o tengo que besarte hasta que lo hagas?—_______ estaba anonadada y guardó silencio. Aún así, él continuó besándola y besándola y hasta que ella estuvo fuera de sí. Entonces comenzó a besar todo su cuerpo. Su garganta, sus pechos, sus muslos, entre los muslos…
—Dios mío —gimió mientras los separaba mas para él. Ese era uno de sus temores. Que pudiera abandonarse y dejarlo hacer lo que él quisiera. Y allí estaba, impotente entre sus manos, y era… era como estar en el paraíso—¡no pares!.
Él se rio.
—No puedo permitir que te aficiones a esto, o que acabes demasiado pronto.
___________ gimió. Estaba muy cerca del orgasmo. nick volvió a besarle los senos, succionó sus pezones hasta que la hizo estremecer y arquear la espalda. Cuando él agarró el preservativo, ella ya temblaba y jadeaba. No podía esperar más a sentir cómo la penetraba, cómo la llenaba. Casi sin aliento, dobló las rodillas—. ¿Te gusta, así?—le preguntó nick—¿en la posición del misionero?
—A veces —mintió, asombrada de que él se parara a discutir la postura, cuando ella ardía de deseo de tenerlo dentro de sí.
—A muchas mujeres no les gusta. Pero no importa, si te gusta a ti.
_________ perdió el aliento al sentir como él la penetraba con su miembro grueso y largo. Abrazó el cuerpo de nick con las piernas y los brazos, apretándolo contra sí para sentirlo más profundamente. Era una sensación increíble.
—Oh, nick… —suspiró.
—Lo sé —susurró—. Yo también lo siento.
¿Él también lo sentía? ¿De veras?
Ella nunca había sentido una cosa así. No sólo el placer físico, sino algo más. Como una oleada que chocaba contra ella. Una oleada de emociones, tan fuertes que desbarataba todas sus ideas preconcebidas.
Se le lleno el corazón. Lo abrazó más fuerte y no deseaba otra cosa que quedarse así para siempre, con sus cuerpos fundidos y sus corazones latiendo al unísono.
Eso debía ser amor. Esa emoción en la que ella no creía, que siempre había rehuido y a la que había jurado que no sucumbiría.
Amor, glorioso, maravilloso, todopoderoso amor.
Jack empezó a moverse haciendo que perdiera la respiración y que volviera a la realidad física del momento. Allí estaba nick compartiendo sexo con ella.
No era amor por él. ¿O sí?
Dentro de ella, todo se contrajo, no por el placer sexual, sino por el dolor de las emociones que sentía. Quizás él sentía lo mismo, porque gimió y paró un momento. Ella lo miró anhelante y él la miró con una expresión extraña. Luego cerró los ojos y suspiró. ____________ se llenó de desesperación. «Se acuerda de ella», pensó. «Incluso puede que finja que soy ella».
Deseó que saliera de su cuerpo para siempre, pero él volvió a moverse y ella se quedó sin aliento, sorprendida del placer que le daba, aún sabiendo lo que significaba para él. Un número. Una suplente. Una sustituta de segunda categoría.
De pronto entendió la amargura que sentía su madre hacia su padre. Se había enamorado de él, y él no la correspondía. Ese había sido su delito. Disfrutar de ella y hacerla sentir placer sin amarla.
__________ intentó no disfrutar de nick. Pero era demasiado tarde. Amar a nick la había hecho débil. Muy débil. Ya no podía luchar contra los sentimientos que la consumían.
El primer espasmo le cortó la respiración. Estuvo a punto de gritar, pero la boca de nick tapó la suya y sólo pudo gemir. Los espasmos seguían y seguían mientras nick la abrazaba y acababa también susurrando palabras ininteligibles.
Por fin terminó la tempestad y ambos quedaron en silencio. Volvía la realidad: una chica de campo de pelo negro y largo y no una diosa rubia de ciudad a quien le gustaban posturas eróticas exóticas y no la del misionero.
____________ creía que lo sabía todo sobre cómo seducir a los hombres. Pero, ¿qué sabía en realidad sobre el sexo, además de ponerse encima y unas pocas técnicas orales? Nada comparado con las diosas del sexo.
____________ estaba desesperada, «nick nunca se enamorará de mí. No después de Katrina. Todo lo que puedo esperar es una amistad superficial, sexo cada noche que esté aquí, y quizás un encuentro de una noche cuando yo vaya a Sydney».
Le iba a doler mucho más de lo que había previsto. Pero no podría decir que no. Estaría siempre dispuesta cuando la llamara.
Esa era la verdad. Mejor aceptar un amor no correspondido, que acabar amargada como su madre.
Además. nick era un buen hombre. No tenía intención de hacerle daño, ni de utilizarla. No esperaba otra cosa de su relación que lo que había ofrecido.
Una aventura.
Era ella quien debía hacer que fuera así, No confesaría que lo amaba. No utilizaría ninguna táctica para enamorarlo. No iba a ser dulce ni castigadora. Ella era lo que era y él debía aceptarla o dejarla. Probablemente haría las dos cosas.
Sufriría, pero podría sobrevivir. La habían educado para ser fuerte.
Antes tenía que despegarse de nick sin que él notara que algo había cambiado. Era difícil. Estaban enlazados sentados uno frente al otro.
—nick…
—¿Sí?—la cabeza de nick seguía hundida entre los cabellos de __________.
—Necesito ir a mi cama. Mañana he de levantarme temprano.
Él suspiró y levantó la cabeza. El azul de sus ojos, suave y distraído.
—No quiero que te vayas —murmuró—. Deseo que te quedes conmigo.
—No puedo —replicó ella, disimulando que también deseaba quedarse con él y retozar en sus brazos y en su amor, si no por el resto de su vida, al menos por lo que quedaba de noche. Pero Agnes era madrugadora y __________ no se atrevió—. Estoy rendida —continuó aparentando calma—. Podemos pasar más tiempo juntos mañana por la noche.
El sonrió contrariado.
—¿Puedo confiar en que no cambies de opinión?
—¿Después de una actuación tan magnífica?
—Entonces, ¿nos vemos a la misma hora mañana?
—Mejor un poco antes —___________ sabía que no podría esperar hasta la medianoche—. Nunca pude resistirme ante una ganga.
nick no se rio de su broma y preguntó:
—¿Y Agnes?
—Agnes se suele acostar a las diez y media.
—¿Por qué tardaste tanto esta noche?
«Por el miedo a volver y enamorarme de ti», pensó ___________.
—Nació un potrillo. Un potrillo precioso —su expresión se suavizo al recordar cómo luchaba, valiente, por tenerse sobre sus patas—. Pero la yegua lo pasó bastante mal. Tuve que pasar horas sentada en el pesebre, acariciándola y tranquilizándola.
___________ lo miró asombrada. En efecto, ¡eran corazones! No era lo que se compraría un hombre. Tenían que ser un regalo de alguna mujer. Seguro que de Superarpía. ¿Pensaba en ella cada vez que se los ponía?
¿Le gustaba usarlos para dormir y así recordar lo buena que era Katrina en la cama?
___________ pensó afligida que nick ni siquiera se había desvelado pensando en ella, deseándola a ella.
Tomó el libro de la almohada y lo cerró. Leyó el titulo en voz alta: Cómo criar campeones.
—Criar campeones no es tu trabajo —murmuró rabiosa—. Tu trabajo es estar despierto el tiempo suficiente como para que yo cambie de opinión y acepte tu oferta.
—Tus deseos son ordenes —nick entreabrió los ojos y se quedó mirándola—. Me alegro de que no te hayas arreglado demasiado para la ocasión —alargó la mano y tiró de la toalla.
La toalla cayó al suelo y ________ quedó desnuda y rígida, con la caja de preservativos en la mano.
—¡Estabas despierto todo este rato!—lo acusó.
—No todo. Pero ahora sí que lo estoy —su mirada se paseó despacio por todo el cuerpo de _________ desde la cabeza hasta los pies, sorbiendo cada pedazo de su desnudez. Mientras, ________ pensaba que tenía que hacer algo, que no podía quedarse ahí rígida como un pasmarote—. Eres una mujer muy hermosa, ________ Cross. Ven aquí —le susurró con voz anhelante.
Era una orden dulce. Una orden seductora. Qué fácil hubiera sido echarse en sus brazos y dejarlo hacer lo que quisiera. Pero _________ siempre había mandado en cuestiones de sexo y ahora dudaba.
¿Era solo sexo lo que quería? ¿O lo que deseaba era el éxtasis de una entrega total? No iba a abandonarse, ni a ceder.
—nick —comenzó a decir con firmeza mientras abría la caja de preservativos—, ya te dije que me gusta llevar las riendas. Además, seguro que estarás cansado después de conducir tantas horas. Por eso te dormiste con la luz encendida. Quédate tendido, relájate y deja que sea yo quien se cuide de todo. Lo disfrutarás. Confía en mí.
Dicho eso, recostó a nick de un pequeño empujón y se subió a la cama.
Él se quedó de piedra cuando ________ empezó a bajarle los calzoncillos.
—¡Eh! ¿Qué diablos estás haciendo?
Demasiado tarde. Ya se los había bajado.
—Cállate, nick. Agnes tiene el sueno ligero. ¿No querrás que venga a indagar por qué hay tanto ruido?
—No —contestó y se calló.
A _________ no le gustaba que sus hombres hablaran mientras hacían el amor. No estaba allí para conversar. Estaba para aliviar el deseo imperioso, o lo que fuera, que nick había despertado en ella.
—Ahora —susurró, mientras le separaba los muslos musculosos y se sentaba a horcajadas sobre las rodillas—, deja que te mire…
Era el momento de la verdad. Controlar o entregarse. Desnudo e inmóvil debajo de ella, el magnífico cuerpo varonil estaba a merced de la mirada hambrienta de __________. Estaba hambrienta… ésa era la palabra: hambrienta. __________ intentó convencerse de que el cuerpo de nick no era mejor que otros, solo más grande. Y por eso solo, no iba a ser mejor.
—¿Ahora, qué?
—Eres un hombre hermoso, nick Falconer —murmuró mientras se inclinaba para acariciar el magnífico pecho cubierto de vello, los hombros, suaves como la seda y los fuertes brazos. Con la respiración entrecortada, volvió a acariciarle el pecho, jugando con los rizos de su oscuro vello. Le acarició los pezones y él estiró los brazos para abrazarla, pero ella lo agarró por las muñecas y se las empujó hacia la almohada. En esa postura, la punta de sus senos rozó el pecho de él. Por unos segundos casi pierde el control. El se dio cuenta y sonrió. Al ver su sonrisa ____________ retomó el control—. Esta noche yo llevo las riendas, ¿recuerdas?—le dijo con voz áspera, la boca contra sus labios—. Tú no me toques —le ordenó—, ni te muevas. Tú quietecito. ¿Crees que por una vez en la vida, podrás no hacer nada de nada?
—Sí, jefa —contestó nick, pero aún sonreía. Ella lo besó, como una fiera, con un beso profundo y duro, un beso de castigo que dejaba claro quién mandaba. Pero una vez más estuvo a punto de perder el control. Si él hubiera podido tocarla, se habría rendido. Cuando __________ separó sus labios de los de nick, y se enderezó, él respiraba muy fuerte. Tenía los ojos entrecerrados y ya no sonreía. Su miembro erecto, grande y fuerte, lo decía todo—. ¿Estás segura de que sabes a qué has venido?—preguntó ansioso cuando ella se lo rodeó con las manos. No hubo respuesta. Solamente la rítmica caricia de sus labios y de sus manos. Él se estremecía cada vez que ella rozaba con un dedo la aterciopelada punta de su miembro y sus caderas empezaron a moverse. Apretó los muslos—. Mejor será que pares —rezongó.
—¿Por qué?—__________ se detuvo, pero apretándole el lugar exacto para que él se rindiera. nick se quedó aturdido y ella intentó disimular su propio estado. No quería haber llegado tan lejos, pero estaba como hipnotizada ante la reacción de él a sus caricias. ¡Su erección era aún mayor!
—__________, ¡no sigas!—gimió Jack cuando ella acercó la boca—. Ten compasión.
—¡No!
No era compasión lo que _________ sentía en ese momento. Todo su ser se consumía por la imperiosa necesidad de poseerlo de nuevo, por completo, pero de manera aún más íntima. Ya no pensaba con claridad.
Sólo sentía que se deslizaba por un abismo profundo del que no podía escapar.
Su corazón se estremeció cuando apretó los labios alrededor de él. La cabeza le daba vueltas y se dejó caer en la oscuridad.
De pronto, él la agarró y la atrajo hacia su propia boca.
—Es hora de cambiar de jinete, preciosa —espetó. Aturdida y sorprendida, ________ se sintió como una muñeca de trapo, cuando él la volteo y la puso de espaldas, apretándose contra ella. Era él quien exploraba su boca con la lengua, eran las manos de él las que la sujetaban y el cuerpo de él el que se apretaba contra ella con más y más profundidad.
—No…—comenzó a balbucear en protesta mientras intentaba zafarse.
—¡Cállate!—gruñó nick—. Si quieres, otra noche podrás estar tú encima, pero ahora, para variar, te va a hacer el amor un hombre de verdad, y no un títere a quien puedas manejar por los hilos. Mi nombre no es Larry, cariño. Yo me llamo nick, y como ya te dije, no acepto órdenes. Y ahora, ¿vas a cooperar y a estarte quieta, o tengo que besarte hasta que lo hagas?—_______ estaba anonadada y guardó silencio. Aún así, él continuó besándola y besándola y hasta que ella estuvo fuera de sí. Entonces comenzó a besar todo su cuerpo. Su garganta, sus pechos, sus muslos, entre los muslos…
—Dios mío —gimió mientras los separaba mas para él. Ese era uno de sus temores. Que pudiera abandonarse y dejarlo hacer lo que él quisiera. Y allí estaba, impotente entre sus manos, y era… era como estar en el paraíso—¡no pares!.
Él se rio.
—No puedo permitir que te aficiones a esto, o que acabes demasiado pronto.
___________ gimió. Estaba muy cerca del orgasmo. nick volvió a besarle los senos, succionó sus pezones hasta que la hizo estremecer y arquear la espalda. Cuando él agarró el preservativo, ella ya temblaba y jadeaba. No podía esperar más a sentir cómo la penetraba, cómo la llenaba. Casi sin aliento, dobló las rodillas—. ¿Te gusta, así?—le preguntó nick—¿en la posición del misionero?
—A veces —mintió, asombrada de que él se parara a discutir la postura, cuando ella ardía de deseo de tenerlo dentro de sí.
—A muchas mujeres no les gusta. Pero no importa, si te gusta a ti.
_________ perdió el aliento al sentir como él la penetraba con su miembro grueso y largo. Abrazó el cuerpo de nick con las piernas y los brazos, apretándolo contra sí para sentirlo más profundamente. Era una sensación increíble.
—Oh, nick… —suspiró.
—Lo sé —susurró—. Yo también lo siento.
¿Él también lo sentía? ¿De veras?
Ella nunca había sentido una cosa así. No sólo el placer físico, sino algo más. Como una oleada que chocaba contra ella. Una oleada de emociones, tan fuertes que desbarataba todas sus ideas preconcebidas.
Se le lleno el corazón. Lo abrazó más fuerte y no deseaba otra cosa que quedarse así para siempre, con sus cuerpos fundidos y sus corazones latiendo al unísono.
Eso debía ser amor. Esa emoción en la que ella no creía, que siempre había rehuido y a la que había jurado que no sucumbiría.
Amor, glorioso, maravilloso, todopoderoso amor.
Jack empezó a moverse haciendo que perdiera la respiración y que volviera a la realidad física del momento. Allí estaba nick compartiendo sexo con ella.
No era amor por él. ¿O sí?
Dentro de ella, todo se contrajo, no por el placer sexual, sino por el dolor de las emociones que sentía. Quizás él sentía lo mismo, porque gimió y paró un momento. Ella lo miró anhelante y él la miró con una expresión extraña. Luego cerró los ojos y suspiró. ____________ se llenó de desesperación. «Se acuerda de ella», pensó. «Incluso puede que finja que soy ella».
Deseó que saliera de su cuerpo para siempre, pero él volvió a moverse y ella se quedó sin aliento, sorprendida del placer que le daba, aún sabiendo lo que significaba para él. Un número. Una suplente. Una sustituta de segunda categoría.
De pronto entendió la amargura que sentía su madre hacia su padre. Se había enamorado de él, y él no la correspondía. Ese había sido su delito. Disfrutar de ella y hacerla sentir placer sin amarla.
__________ intentó no disfrutar de nick. Pero era demasiado tarde. Amar a nick la había hecho débil. Muy débil. Ya no podía luchar contra los sentimientos que la consumían.
El primer espasmo le cortó la respiración. Estuvo a punto de gritar, pero la boca de nick tapó la suya y sólo pudo gemir. Los espasmos seguían y seguían mientras nick la abrazaba y acababa también susurrando palabras ininteligibles.
Por fin terminó la tempestad y ambos quedaron en silencio. Volvía la realidad: una chica de campo de pelo negro y largo y no una diosa rubia de ciudad a quien le gustaban posturas eróticas exóticas y no la del misionero.
____________ creía que lo sabía todo sobre cómo seducir a los hombres. Pero, ¿qué sabía en realidad sobre el sexo, además de ponerse encima y unas pocas técnicas orales? Nada comparado con las diosas del sexo.
____________ estaba desesperada, «nick nunca se enamorará de mí. No después de Katrina. Todo lo que puedo esperar es una amistad superficial, sexo cada noche que esté aquí, y quizás un encuentro de una noche cuando yo vaya a Sydney».
Le iba a doler mucho más de lo que había previsto. Pero no podría decir que no. Estaría siempre dispuesta cuando la llamara.
Esa era la verdad. Mejor aceptar un amor no correspondido, que acabar amargada como su madre.
Además. nick era un buen hombre. No tenía intención de hacerle daño, ni de utilizarla. No esperaba otra cosa de su relación que lo que había ofrecido.
Una aventura.
Era ella quien debía hacer que fuera así, No confesaría que lo amaba. No utilizaría ninguna táctica para enamorarlo. No iba a ser dulce ni castigadora. Ella era lo que era y él debía aceptarla o dejarla. Probablemente haría las dos cosas.
Sufriría, pero podría sobrevivir. La habían educado para ser fuerte.
Antes tenía que despegarse de nick sin que él notara que algo había cambiado. Era difícil. Estaban enlazados sentados uno frente al otro.
—nick…
—¿Sí?—la cabeza de nick seguía hundida entre los cabellos de __________.
—Necesito ir a mi cama. Mañana he de levantarme temprano.
Él suspiró y levantó la cabeza. El azul de sus ojos, suave y distraído.
—No quiero que te vayas —murmuró—. Deseo que te quedes conmigo.
—No puedo —replicó ella, disimulando que también deseaba quedarse con él y retozar en sus brazos y en su amor, si no por el resto de su vida, al menos por lo que quedaba de noche. Pero Agnes era madrugadora y __________ no se atrevió—. Estoy rendida —continuó aparentando calma—. Podemos pasar más tiempo juntos mañana por la noche.
El sonrió contrariado.
—¿Puedo confiar en que no cambies de opinión?
—¿Después de una actuación tan magnífica?
—Entonces, ¿nos vemos a la misma hora mañana?
—Mejor un poco antes —___________ sabía que no podría esperar hasta la medianoche—. Nunca pude resistirme ante una ganga.
nick no se rio de su broma y preguntó:
—¿Y Agnes?
—Agnes se suele acostar a las diez y media.
—¿Por qué tardaste tanto esta noche?
«Por el miedo a volver y enamorarme de ti», pensó ___________.
—Nació un potrillo. Un potrillo precioso —su expresión se suavizo al recordar cómo luchaba, valiente, por tenerse sobre sus patas—. Pero la yegua lo pasó bastante mal. Tuve que pasar horas sentada en el pesebre, acariciándola y tranquilizándola.
Pily....
Re: El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
JFIDSHXCFIUVDCHGFIUD
SIN COMENTARIOS (?)
ME ENCANTAAAAAAAAAAAAAAAA!!!! AAAAAY AMO QUE NICK SEA DOMINANTE :3 Y LA RAYIS QUE SE OLVIDE DE SUPERARPIA ES UNA PERRA U.U NO EH COMPEENCIA U.U SIGUELAAAAAAAAAAAA
SIN COMENTARIOS (?)
ME ENCANTAAAAAAAAAAAAAAAA!!!! AAAAAY AMO QUE NICK SEA DOMINANTE :3 Y LA RAYIS QUE SE OLVIDE DE SUPERARPIA ES UNA PERRA U.U NO EH COMPEENCIA U.U SIGUELAAAAAAAAAAAA
WhoIam13
Re: El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
UFFFF!! ESTE CAPI ENCERIO ESTUBO
MUY MUY................BUENO JA PFF X FIN
LA RAYIS YA NO SE HIZO DL ROGAR YA
DESEPERABA ¬¬ JEJEJE AHHH NICK ES
TAN SEXY :twisted: SIGUEEEE X FASSSS
ME ENCANTA :lol!:
MUY MUY................BUENO JA PFF X FIN
LA RAYIS YA NO SE HIZO DL ROGAR YA
DESEPERABA ¬¬ JEJEJE AHHH NICK ES
TAN SEXY :twisted: SIGUEEEE X FASSSS
ME ENCANTA :lol!:
yessi jobrOss
Re: El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
ooooooooooooooooooooooooooooooohhhh
no lo puedo creeeerrr
lo hicimooossss
con nick
aaaaaiiiiiii
siguela porfaaaaaa
no lo puedo creeeerrr
lo hicimooossss
con nick
aaaaaiiiiiii
siguela porfaaaaaa
chelis
Re: El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
—¿Fue todo bien?
—Sí. La madre y el hijo están perfectamente.
Él la miró de forma extraña, como si no se atreviera a decir algo.
—__________…
—¿Qué?
—Hace un rato, cuando hacíamos el amor…—él vacilaba y a ella se le encogía el corazón.
—¿Sí?—preguntó brusca. «No me lo digas, no te atrevas a decirlo. No necesito saberlo. Seria cruel».
nick suspiró de nuevo. ¡Cómo odiaba ________ esos suspiros!
—Nada. Sólo que fue fantástico. Tú eres fantástica y queda que lo supieras.
Courtney sonrió.
—Gracias, amante. Tú sí que estuviste fantástico. Apenas puedo esperar hasta mañana. Entretanto, recuerda que prometiste ser discreto. No dejes que se note cuando haya gente alrededor. No quiero besitos a escondidas ni que me agarres la mano. No necesitamos nada de eso, ¿verdad? Ambos sabemos lo que hay. No somos dos enamorados sino dos adultos que disfrutan de una aventura discreta. ¿No es cierto?—mientras lo miraba, _____________ formulaba para si sus deseos: «Dime que no es así. Dime que costas perdidamente enamorado de mi, y que no puedes dejar de tocarme, que me quieres a tu lado hasta la muelle». Esos pensamientos febriles la disgustaban. El amor la había vuelto idiota, una estúpida y romántica idiota. Acababa de entender lo que había sufrido su madre. Pensé que no quería amargarse como ella y que no debía dejar que eso sucediera—. nick, de veras, tengo que irme.
—Y de veras que yo no deseo que te vayas.
—Me gusta oírlo, pero creo que…
Los labios de él apagaron el resto de la frase.
En cinco segundos ___________ había cambiado de idea.
__________ se dio vuelta en la cama, entreabrió los ojos y miro su reloj.
—¡Qué horror!—exclamó, saltando de la cama—.¡Las diez y media!
Siete minutos más tarde, ya se había duchado, vestido y bajaba por las escaleras. Irrumpió en la cocina donde ya estaban Agnes, nick y Sarah desayunando.
Le dieron los buenos días sonriendo y Sarah estuvo muy efusiva, lo cual no era usual en ella.
Sarah Pearson había ido a trabajar a Crosswinds veinte años atrás, poco después de que su marido, jugador empedernido, se pegara un tiro, dejándola con tres hijas adolescentes que mantener. Hasta que se suicidó, Reg Pearson trabajaba en el mantenimiento de Crosswinds. Hilary sintió compasión por Sarah y creó un puesto para ella como secretaria y jefa de oficina, aunque Sarah no sabía ni escribir a máquina.
Con cincuenta y siete años, Sarah aún no era buena mecanógrafa ni tampoco quería demasiado a los hombres. Pero su sonrisa esa mañana mostraba que nick había ejercido todo su encanto sobre ella.
__________ sintió unos celos tontos al pensar en ello y decidió evitar a nick durante el día y limitar su debilidad por él a los momentos que pasaban juntos en privado. No podría dirigir Crosswinds con eficacia si se pasaba el día pensando en nick y en lo fácil que le había resultado encandilarla la noche anterior.
No había regresado a su cama hasta después de las tres. No era de extrañar que se quedara dormida.
En cuanto a nick, debía ser como una máquina. ¿Cómo habría podido tener tanta actividad por la noche y estar tan fresco por la mañana?
Allí estaba sentado, tomando el té y sonriendo, como si tal cosa, fresco y descansado. Seguro que llevaba mucho tiempo levantado. Los platos vacíos delante suyo lo delataban. Llevaba los mismos vaqueros del día anterior, pero distinta camisa. La que tenía puesta resaltaba el color azul cielo de sus ojos.
—Me tendríais que haber despertado —dijo mientras se preparaba una taza con café instantáneo.
—nick pensó que te merecías un descanso —dijo Sarah.
—¿De veras?—preguntó, disimulando con una sonrisa los latidos de su corazón, mientras miraba a nick a los ojos.
Él arqueó las cejas con malicia y _________ se vio de nuevo, deshecha entre sus brazos después de un orgasmo maravilloso, rogándole unas veces que parara y otras que no.
En verdad, ella nunca había tenido un orgasmo igual.
Estar enamorada del amante acrecentaba las sensaciones. También contaba la pericia del amante. nick era todo lo que ________ había sonado. Exigente, pero generoso. Dominante, pero no egoísta. Sensual, tierno y dulce. Había sido tan fácil cerrar los ojos y figurarse que él la amaba. Ningún hombre podía haber sido tan amoroso. Eso era lo que más la seducía.
Pero él no la amaba. No tenía que olvidar eso, para no cometer estupideces. ¡Ya era bastante estupidez ser su esclava cada noche!
—Tuviste un fin de semana muy largo —dijo nick sin dejar de mirarla—. El viaje a Sydney el viernes, las carreras el sábado y el viaje de vuelta ayer. Y te acostaste tarde. Tenías que estar extenuada.
________ decidió que no iba a caer en juegos de palabras ni dobles sentidos aunque a nick le gustara.
—Sí, tienes razón. Estaba muy cansada —contestó—. Pero hoy es lunes y ya es hora de volver al trabajo. ¿Le has preguntado a Sarah todas esas cosas que querías saber? Era de suponer que Sarah ya estaba informada de lo que tenía que decir.
—Sólo por encima, ¿verdad Sarah?
—Sí. Tomará casi todo el día hacer la historia de cada uno de los caballos, como nick quiere. La última cifra era de unas sesenta yeguas de cría. Los tres sementales. Los potrillos y todos los caballos que Hilary alquilaba para las carreras.
—No importa —replicó ______—. Yo también estaré ocupada todo el día haciendo la ronda con Ned. En estas fechas estamos muy, muy ocupados, ¿verdad Agnes?
Agnes, que preparaba unos huevos revueltos para _________, contestó:
—Así es. Y ya que mencionas a Ned, estuvo aquí buscándote hace un rato. Le dije que irías a verlo en cuanto desayunaras. Dijo que estaría en la zona de cría.
—Gracias. ¿Te dijo qué quería?—_________ sintió una sombra de temor.
—No. Pero no parecía muy contento.
—Me pregunto que estará haciendo en la zona de cría. Aún no ha empezado la época.
—Quizá haya alguna gotera…—intervino Sarah—. El techo es bastante viejo. Hay goteras en casi todos los tejados, incluida la oficina.
—Sí, ya lo sé —le respondió _________ muy seria, pensando en todos los problemas que tenia Crosswinds. Los había olvidado durante unas horas—, esperó que podamos hacer algunos arreglos pronto —añadió, volviéndose hacia nick—. ¿Cuánto tiempo crees que tardaremos en recibir dinero si tu inversor decide seguir adelante?
—Casi nada. Puede que tenga que vender alguna de sus acciones, pero eso es cuestión de unos pocos minutos.
—En ese caso, ¿cuánto tiempo crees que tardarás en dar tu aprobación? Y antes de que tú lo digas, ya sé que primero quieres estar seguro de que Crosswinds es un negocio con posibilidades de rentabilidad. Supongo que tendrás suficiente con lo que te enseñe Sarah… y lo que veas aquí. Como ya te dije antes, las cercas deterioradas y las goteras no representan el valor del rancho. Lo que cuenta es la tierra, las yeguas de cría y los sementales. Y, a los nuestros, no los mejora nadie.
—Me doy cuenta de eso. No tardaré mucho una vez Sarah me informe de todo. Necesito hablar con tu contable. ¿Podrías concertarme una cita con él para mañana? Me gustaría pasar el resto de la semana familiarizándome con todo de manera más personal. A menudo, a la hora de invertir, me fío de mi instinto y no solo de datos y cifras. Diría que, si estoy satisfecho, para el próximo fin de semana podría decidir.
__________ se preguntaba si lo que leía entre líneas era correcto. ¿Qué quería decir con familiarizarse y con manera más personal? ¿Qué hacía falta para que estuviera satisfecho? ¿Quería decir que si ella lo hacía feliz en la cama durante la semana, recomendaría la inversión?
Esa última idea la dejo helada durante unos segundos. No esperaba un comportamiento tan retorcido de un hombre que había pagado deudas que no eran suyas. Pero ¿qué cabía esperar de los hombres en cuestiones de sexo y de orgullo?
En cuanto al sexo, ella estaba perdida. No podía resistirse a nick. Por lo tanto, lo utilizaría para asegurarse al inversor.
_______ suspiró. Haría cualquier cosa por salvar Crosswinds.
Una llamada a la puerta trasera interrumpió esos pensamientos. Era Ned. Con solo cuarenta y cuatro años, Ned había pasado mucho tiempo al aire libre bajo el sol australiano, por lo que tenía muchas arrugas. En ese momento, tenía cara de estar muy preocupado, por lo que parecía aún mayor.
________ se alarmó. Ned no se arredraba con facilidad.
—¿Qué pasa, Ned?
—Tenemos un problema serio con uno de los sementales, jefa.
A _________ le gustaba que la llamaran jefa, como a su madre, pero la mayoría la llamaba __________.
—¿Cuál?
—Goldplated.
—Oh, no. ¿No estará enfermo, verdad?—solo de pensarlo se ponía fatal.
—No, nada de eso.
—¿Entonces qué?
—Mejor que vengas y lo veas.
—Iré contigo —intervino nick.
—De acuerdo —no podía negarse. No había por qué ocultar por más tiempo la razón de que nick estuviera allí, aunque no era necesario decirle a Ned lo grandes que eran las deudas—. Te presento a nick Falconer, Ned. Es un experto en inversiones. Ha venido de Sydney a evaluar Crosswinds para conseguirme un socio financiero. Ya sabes lo mal que andamos de dinero. Estará aquí una semana, o sea que ayúdalo en lo que te pida. nick, este es Ned Meggitt, el capataz del rancho.
—Sí. La madre y el hijo están perfectamente.
Él la miró de forma extraña, como si no se atreviera a decir algo.
—__________…
—¿Qué?
—Hace un rato, cuando hacíamos el amor…—él vacilaba y a ella se le encogía el corazón.
—¿Sí?—preguntó brusca. «No me lo digas, no te atrevas a decirlo. No necesito saberlo. Seria cruel».
nick suspiró de nuevo. ¡Cómo odiaba ________ esos suspiros!
—Nada. Sólo que fue fantástico. Tú eres fantástica y queda que lo supieras.
Courtney sonrió.
—Gracias, amante. Tú sí que estuviste fantástico. Apenas puedo esperar hasta mañana. Entretanto, recuerda que prometiste ser discreto. No dejes que se note cuando haya gente alrededor. No quiero besitos a escondidas ni que me agarres la mano. No necesitamos nada de eso, ¿verdad? Ambos sabemos lo que hay. No somos dos enamorados sino dos adultos que disfrutan de una aventura discreta. ¿No es cierto?—mientras lo miraba, _____________ formulaba para si sus deseos: «Dime que no es así. Dime que costas perdidamente enamorado de mi, y que no puedes dejar de tocarme, que me quieres a tu lado hasta la muelle». Esos pensamientos febriles la disgustaban. El amor la había vuelto idiota, una estúpida y romántica idiota. Acababa de entender lo que había sufrido su madre. Pensé que no quería amargarse como ella y que no debía dejar que eso sucediera—. nick, de veras, tengo que irme.
—Y de veras que yo no deseo que te vayas.
—Me gusta oírlo, pero creo que…
Los labios de él apagaron el resto de la frase.
En cinco segundos ___________ había cambiado de idea.
__________ se dio vuelta en la cama, entreabrió los ojos y miro su reloj.
—¡Qué horror!—exclamó, saltando de la cama—.¡Las diez y media!
Siete minutos más tarde, ya se había duchado, vestido y bajaba por las escaleras. Irrumpió en la cocina donde ya estaban Agnes, nick y Sarah desayunando.
Le dieron los buenos días sonriendo y Sarah estuvo muy efusiva, lo cual no era usual en ella.
Sarah Pearson había ido a trabajar a Crosswinds veinte años atrás, poco después de que su marido, jugador empedernido, se pegara un tiro, dejándola con tres hijas adolescentes que mantener. Hasta que se suicidó, Reg Pearson trabajaba en el mantenimiento de Crosswinds. Hilary sintió compasión por Sarah y creó un puesto para ella como secretaria y jefa de oficina, aunque Sarah no sabía ni escribir a máquina.
Con cincuenta y siete años, Sarah aún no era buena mecanógrafa ni tampoco quería demasiado a los hombres. Pero su sonrisa esa mañana mostraba que nick había ejercido todo su encanto sobre ella.
__________ sintió unos celos tontos al pensar en ello y decidió evitar a nick durante el día y limitar su debilidad por él a los momentos que pasaban juntos en privado. No podría dirigir Crosswinds con eficacia si se pasaba el día pensando en nick y en lo fácil que le había resultado encandilarla la noche anterior.
No había regresado a su cama hasta después de las tres. No era de extrañar que se quedara dormida.
En cuanto a nick, debía ser como una máquina. ¿Cómo habría podido tener tanta actividad por la noche y estar tan fresco por la mañana?
Allí estaba sentado, tomando el té y sonriendo, como si tal cosa, fresco y descansado. Seguro que llevaba mucho tiempo levantado. Los platos vacíos delante suyo lo delataban. Llevaba los mismos vaqueros del día anterior, pero distinta camisa. La que tenía puesta resaltaba el color azul cielo de sus ojos.
—Me tendríais que haber despertado —dijo mientras se preparaba una taza con café instantáneo.
—nick pensó que te merecías un descanso —dijo Sarah.
—¿De veras?—preguntó, disimulando con una sonrisa los latidos de su corazón, mientras miraba a nick a los ojos.
Él arqueó las cejas con malicia y _________ se vio de nuevo, deshecha entre sus brazos después de un orgasmo maravilloso, rogándole unas veces que parara y otras que no.
En verdad, ella nunca había tenido un orgasmo igual.
Estar enamorada del amante acrecentaba las sensaciones. También contaba la pericia del amante. nick era todo lo que ________ había sonado. Exigente, pero generoso. Dominante, pero no egoísta. Sensual, tierno y dulce. Había sido tan fácil cerrar los ojos y figurarse que él la amaba. Ningún hombre podía haber sido tan amoroso. Eso era lo que más la seducía.
Pero él no la amaba. No tenía que olvidar eso, para no cometer estupideces. ¡Ya era bastante estupidez ser su esclava cada noche!
—Tuviste un fin de semana muy largo —dijo nick sin dejar de mirarla—. El viaje a Sydney el viernes, las carreras el sábado y el viaje de vuelta ayer. Y te acostaste tarde. Tenías que estar extenuada.
________ decidió que no iba a caer en juegos de palabras ni dobles sentidos aunque a nick le gustara.
—Sí, tienes razón. Estaba muy cansada —contestó—. Pero hoy es lunes y ya es hora de volver al trabajo. ¿Le has preguntado a Sarah todas esas cosas que querías saber? Era de suponer que Sarah ya estaba informada de lo que tenía que decir.
—Sólo por encima, ¿verdad Sarah?
—Sí. Tomará casi todo el día hacer la historia de cada uno de los caballos, como nick quiere. La última cifra era de unas sesenta yeguas de cría. Los tres sementales. Los potrillos y todos los caballos que Hilary alquilaba para las carreras.
—No importa —replicó ______—. Yo también estaré ocupada todo el día haciendo la ronda con Ned. En estas fechas estamos muy, muy ocupados, ¿verdad Agnes?
Agnes, que preparaba unos huevos revueltos para _________, contestó:
—Así es. Y ya que mencionas a Ned, estuvo aquí buscándote hace un rato. Le dije que irías a verlo en cuanto desayunaras. Dijo que estaría en la zona de cría.
—Gracias. ¿Te dijo qué quería?—_________ sintió una sombra de temor.
—No. Pero no parecía muy contento.
—Me pregunto que estará haciendo en la zona de cría. Aún no ha empezado la época.
—Quizá haya alguna gotera…—intervino Sarah—. El techo es bastante viejo. Hay goteras en casi todos los tejados, incluida la oficina.
—Sí, ya lo sé —le respondió _________ muy seria, pensando en todos los problemas que tenia Crosswinds. Los había olvidado durante unas horas—, esperó que podamos hacer algunos arreglos pronto —añadió, volviéndose hacia nick—. ¿Cuánto tiempo crees que tardaremos en recibir dinero si tu inversor decide seguir adelante?
—Casi nada. Puede que tenga que vender alguna de sus acciones, pero eso es cuestión de unos pocos minutos.
—En ese caso, ¿cuánto tiempo crees que tardarás en dar tu aprobación? Y antes de que tú lo digas, ya sé que primero quieres estar seguro de que Crosswinds es un negocio con posibilidades de rentabilidad. Supongo que tendrás suficiente con lo que te enseñe Sarah… y lo que veas aquí. Como ya te dije antes, las cercas deterioradas y las goteras no representan el valor del rancho. Lo que cuenta es la tierra, las yeguas de cría y los sementales. Y, a los nuestros, no los mejora nadie.
—Me doy cuenta de eso. No tardaré mucho una vez Sarah me informe de todo. Necesito hablar con tu contable. ¿Podrías concertarme una cita con él para mañana? Me gustaría pasar el resto de la semana familiarizándome con todo de manera más personal. A menudo, a la hora de invertir, me fío de mi instinto y no solo de datos y cifras. Diría que, si estoy satisfecho, para el próximo fin de semana podría decidir.
__________ se preguntaba si lo que leía entre líneas era correcto. ¿Qué quería decir con familiarizarse y con manera más personal? ¿Qué hacía falta para que estuviera satisfecho? ¿Quería decir que si ella lo hacía feliz en la cama durante la semana, recomendaría la inversión?
Esa última idea la dejo helada durante unos segundos. No esperaba un comportamiento tan retorcido de un hombre que había pagado deudas que no eran suyas. Pero ¿qué cabía esperar de los hombres en cuestiones de sexo y de orgullo?
En cuanto al sexo, ella estaba perdida. No podía resistirse a nick. Por lo tanto, lo utilizaría para asegurarse al inversor.
_______ suspiró. Haría cualquier cosa por salvar Crosswinds.
Una llamada a la puerta trasera interrumpió esos pensamientos. Era Ned. Con solo cuarenta y cuatro años, Ned había pasado mucho tiempo al aire libre bajo el sol australiano, por lo que tenía muchas arrugas. En ese momento, tenía cara de estar muy preocupado, por lo que parecía aún mayor.
________ se alarmó. Ned no se arredraba con facilidad.
—¿Qué pasa, Ned?
—Tenemos un problema serio con uno de los sementales, jefa.
A _________ le gustaba que la llamaran jefa, como a su madre, pero la mayoría la llamaba __________.
—¿Cuál?
—Goldplated.
—Oh, no. ¿No estará enfermo, verdad?—solo de pensarlo se ponía fatal.
—No, nada de eso.
—¿Entonces qué?
—Mejor que vengas y lo veas.
—Iré contigo —intervino nick.
—De acuerdo —no podía negarse. No había por qué ocultar por más tiempo la razón de que nick estuviera allí, aunque no era necesario decirle a Ned lo grandes que eran las deudas—. Te presento a nick Falconer, Ned. Es un experto en inversiones. Ha venido de Sydney a evaluar Crosswinds para conseguirme un socio financiero. Ya sabes lo mal que andamos de dinero. Estará aquí una semana, o sea que ayúdalo en lo que te pida. nick, este es Ned Meggitt, el capataz del rancho.
Pily....
Re: El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
:oooo que le abra pasado a Goldplated
siguela
siguela
angie.lore6
Re: El matrimonio tenía un precio- nick & tu-Terminada.
OHHH NO KE LE SUCEDIO GOLDPLATED ?? :|
ESPERO K NO SEA NADA GRAVE........ :)
SIGUELAAA X FASSSSSSSSSSSS :cheers:
ESPERO K NO SEA NADA GRAVE........ :)
SIGUELAAA X FASSSSSSSSSSSS :cheers:
yessi jobrOss
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