"•● La Seducción de _____. ●• "(Joe & tu)

por **#Alejandra** Vie 03 Jun 2011, 8:01 am

Autor: Anahi
Adaptación: siip es de lora leigh es adaptacion de un libro
Género: Hoottt!
Advertencias: see no me hago responsable si a su compu le empieza a salir humo o se qemaa con eso les qiero decir que la nove esta un poco fuerte :P
Otras Páginas: noouuuppp a no si creeo que la han subido en univision! :D

Hola chicas soy Anahi yo ya tengo una nove aqui qe es Seduccion [/b]que estaa! :twisted: :P buenoo les dejo la sinopsis

Sinopsis
Una cálida noche de verano seis años antes, Joseph Jonas mostró a _____. Puente una pasión que casi la destruiría. Pero el temor y la inocencia la empujaron de sus brazos a un matrimonio que nunca deseó sin encontrar la felicidad en él. Ahora _____. está libre y quiere esa noche que perdió. Una noche, unas pocas horas robadas para conocer el calor y la pasión de un hombre que nunca había olvidado. Pero Joe tiene otros planes en mente.

Un secreto, una pasión, un deseo que comparten sus hermanos. Un deseo que _____. será incapaz de negar. Eso es, si puede escapar de los oscuros designios del acosador obsesionado en destruir a los hombres Jonas

por **#Alejandra** Vie 03 Jun 2011, 10:45 pm

Prologo

Verano, 1997

_____. era todo lo que deseaba, todo lo que había soñado durante más de un año. Había estado esperando, dejando de lado cualquier pensamiento hacia ella hasta que cumpliera los dieciocho, ignorando su creciente lujuria cada vez que le sonreía. Así como ahora ignoraba la voz en su cabeza que le decía que todavía era demasiado joven. Demasiado joven para lo que necesitaba de ella.

¿Pero cómo podría resistirse durante más tiempo? El cuerpo le dolía por ella, la poll*a latía en una constante erección, las manos anhelaban acariciar su sedosa piel. Estaba hambriento por su toque, por su sabor, y no podía negarse por más tiempo al placer que sabía encontraría en ello.

Así, observó y esperó, planeando el momento exacto, la manera más apropiada para atraerla hacia él. Ella lo deseaba; lo podía ver en la suavidad de sus ojos castaño-dorados, el rubor que subía por sus mejillas cuando lo miraba. La forma en que sus manos temblaban y sus pechos subían y bajaban por la respiración acelerada.

Y supo que también lo necesitaba cuando salió de la fiesta tras recibir su nota para buscarlo en las sombras de la casa.

—¿ _____.? —Salió de dónde se escondía mientras ella daba un dubitativo paso hacia él—. ¿Dónde está tu sombra?

Mark Puente, había sido casi malditamente imposible deshacerse de él.

—¿Mark? —Se mordió el labio nerviosamente, echando un vistazo atrás, hacia la esquina de la casa como si le asustara que el otro hombre apareciera de pronto—. Fue al establo con algunos amigos. —Se giró hacia él, observándolo intensamente bajo la tenue luz de la luna llena—. Sólo es un amigo, Joseph.

Mark quería ser algo más. Joseph estaba resuelto a que no lo fuera.

—Temía que no vinieras. —Se acercó más hacia ella, sintiendo la calidez de su cuerpo filtrándose en ese frío y oscuro lugar dentro de su corazón.

Observó mientras ella tragaba con dificultad, los grandes ojos castaños siguiéndolo, mirándolo mientras se detenía a menos de dos dedos de tocar sus palpitantes pechos.

—Me pediste que viniera —susurró en un suspiró—. Sabías que estaría aquí.

El reconocimiento fue como un puñetazo de deseo en la ingle. Extremadamente agudo, atroz en su intensidad.

—¿Vendrás a mí cada vez que te lo pida? —Era más que consciente del juego de palabras.

_____. frunció el ceño, alzando la cara hacia él, los labios tentándole.

—Si puedo.

Dios, era demasiado inocente para él. Demasiado suave, demasiado vulnerable.

—No tienes ni idea de cuando te deseo, _____. —le dijo, luchando por mantener la voz baja, tierna—. Cuan desesperadamente deseo tocarte.

Respiró profundamente. Los senos le rozaban la camisa, el ligero material del vestido veraniego no ocultaba los pequeños pezones endurecidos bajo él. Se lamió los labios nerviosamente y Joseph estuvo perdido.

—Ven arriba conmigo. —Levantó la mano, tocando la cascada de cabello rubio oscuro que rozaba sus hombros desnudos—. Prometo no hacerte daño, _____.. Lo que tú quieras. Sólo ven conmigo.

Su mano, pequeña y elegante, los esbeltos dedos de delicadas uñas rosas tocaron su pecho. Sintió ese toque directo al alma. Alzó la vista hacia él, los ojos completamente abiertos, hambrientos.

—Estoy nerviosa —susurró—. Que pasa si no puedo...

Explotaría, pero podría aceptarlo.

—Entonces no haré nada —le prometió—. Lo que tú quieras, _____.

Estaba asustada. Podía verlo en sus ojos. Asustada, pero lo deseaba, lo deseaba tanto como él la necesitaba.

—¿Sólo nosotros? —Hizo la pregunta casi con miedo—. ¿Sólo tú y yo, Joe?

El cotilleo era la sal de la vida. ¿Había oído el chisme, la verdad de lo que era?

—Sólo nosotros, ____. —Bajó la cabeza hasta que sus labios pudieron rozarle la sien mientras la mano acariciaba su brazo desnudo.

Oyó como se quedó sin respiración, sintió su cuerpo derretirse contra él. Le agarró la otra mano mientras retrocedían. La arrastró hasta la casa, luego subieron las escaleras hacia la habitación. Fuera la barbacoa estaba en pleno apogeo. Las risas y la música fluían al interior de la casa, sin embargo parecían distantes, irreales. La única realidad para Joseph era que _____. lo siguiera por las escaleras, al pasillo y entrara en la habitación que había preparado para ella.

Largas y gruesas velas adornaban el tocador de nogal y las mesillas de noche. La tenue luz se derramaba sobre ella creando un suave resplandor en su cremosa piel. Tembló, el rubor deslizándose sobre sus mejillas cuando vislumbró la cama, abierta y tentadora.

— _____. —susurró su nombre cuando se detuvo en medio de la habitación—. Te lo prometo. Sólo lo que tú quieras.

Lo siguió con prudentes pasos cuando la llevó hasta la cama.

—Yo nunca... —Su voz tembló.

—Y no tienes que hacerlo ahora. —Su poll*a se enfureció con él; su corazón estaba roto por ella—. Sólo quiero abrazarte, besarte.

La necesitaba como la luz del sol. Que Dios lo ayudara, ella llevaba la luz a su alma cuando nada más lo había hecho en años. Haría cualquier cosa por ella, mataría por tenerla. Pero no creía que pudiera sobrevivir otra noche sin abrazarla.

Se detuvo al lado de la cama, acercándola contra su cuerpo, incapaz de esperar otro minuto antes de tocarla. Sus labios cubrieron los de ella, atrapando el pequeño gemido entrecortado que se le escapó mientras una mano le agarraba el suave pelo.

por **#Alejandra** Vie 03 Jun 2011, 10:59 pm

Ella tenía las manos en los hombros de él, el suave vientre presionando contra su poll*a, y Joseph sabía que estaba al límite de su control. Presionó la lengua entre sus labios, hundiéndose en el oscuro terciopelo de su boca mientras ella se estremecía contra él. Le clavó las uñas en los hombros, la lengua se enredó tímidamente con la suya, arrastrándolo al torbellino de placer que le provocaba tocarla.

Moviéndose lentamente, con los labios aún cubriendo los suyos, Joseph la bajó hacia la cama. La deseaba hasta quedarse sin aliento. Su piel era suave, sus gemidos embriagadores mientras se quitaba la camisa por los hombros, lanzándola al suelo. Su grito fue una mezcla de miedo y placer mientras él bajaba la parte superior del vestido, presionando los duros picos de sus pezones con los músculos de su pecho.

Tenía los labios en el cuello, mordisqueándola, lamiendo la fragante piel mientras ella temblaba y jadeaba entre sus brazos.

—Podría comerte entera —gruñó, besando la suave línea de los crecientes montículos que lo tentaban—. Como un caramelo, _____. Como un hombre ávido por tu sabor. Sólo contigo.

Una fiebre de necesidad ardía en su interior. La lujuria nunca había sido así. Nunca había perdido el control, nunca había borrado el dolor de los recuerdos en su mente. Nunca había sentido el corazón latiendo tan rápido y estremeciendo todo su cuerpo. Nunca el hambre lo había hecho temblar.

Sus labios alcanzaron los pezones y por un momento, no pudo hacer nada excepto mirar atentamente la perfección que estaba a punto de devorar. Los picos estaban duros, de un rosa oscuro, los perfectos montículos hinchados y enardecidos mientras subían y bajaban bruscamente por su agitada respiración. Observando los pequeños puntos endurecidos detenidamente, ensanchando la lengua y pasándola sobre el delicado brote tentativamente.

Sintió tensarse los músculos de su estómago bajo su mano, las caderas corcoveando bruscamente.

—¿Joe? —Había temor y deseo en su voz. Un ronco gemido de placer que deshilachaba los últimos hilos de su resolución en ir despacio.

Bajó la cabeza, la boca cubrió el pezón mientras las manos bajaban el vestido por las caderas. Se arqueó hacia él, las manos agarrándole el pelo cuando empezó a succionar un henchido pezón. Ella gimoteaba su nombre y él se estaba ahogando en eso. Que Dios le ayudara, era tan caliente, tan suave y dulce que apenas podía respirar.

Dejó que su lengua le raspara el pezón mientras lo succionaba. Le quitó el vestido de las caderas, bajándolo por las piernas, un destello de sorpresa cuando ella apartó el material con un impaciente movimiento de sus piernas.

Su mano la acarició muslo arriba y se calmó. Abriendo los ojos, se movió con anhelante ansia hacia el otro pecho, sin dejar de mirarla. Sus ojos castaño-dorados completamente abiertos, aturdidos mientras lo observaba. La mano se acercaba al húmedo calor que emanaba de la tela que le cubría el coño mientras la lengua lamía el desatendido pezón con lentas estocadas, sus ojos nunca abandonaron los de ella.

Ella sacudía la cabeza, los ojos oscurecidos. La mano de él cubrió el caliente montículo de su coño y ella gritó entrecortadamente. El sonido fue directo a su poll*a. Levantando la mano de entre sus piernas, Joseph se desabrochó rápidamente los pantalones. Cuidando en mantener el creciente placer de ella le mordisqueó la punta de su pecho mientras se quitaba los pantalones y la ropa interior.

Estaba tan duro que quería gritar de agonía. Cuando definitivamente se liberó, por fin desnudo, la mano volvió a sus muslos, los dedos corriendo sobre la húmeda seda de sus bragas. Ella se estremeció entre sus brazos, retorciéndose ahora contra él mientras su propia hambre empezaba a alcanzar un estado de excitación extrema. Cerró los ojos y Joseph no pudo hacer nada excepto observarla. Mirar las mejillas enrojecidas, los labios abiertos en un estrangulado jadeo de placer mientras apartaba la entrepierna de sus bragas a un lado, los dedos deslizándose en su miel húmeda y resbaladiza.

— _____. — Joe jadeó su nombre mientras levantaba la cabeza del pecho.

No podía controlar el deseo. Su necesidad de tocarla. Tenía que tenerla. Tenía que probar la dulce miel o se volvería loco. Plantó una suave ristra de besos a través de su pecho, su cuello, regresando a los labios. Estaba hambrienta por él, abrió los labios, las manos apretando su pelo mientras las caderas se arqueaban hacia los dedos.

—Tan suave —gruñó contra sus labios, luego los acarició mientras los dedos se deslizaban dentro del húmedo y aterciopelado pliegue entre sus muslos.

Se quedó inmóvil, los ojos otra vez abiertos, mirándolo mientras susurraba su nombre suplicantemente. Los dedos se movían lentamente por el resbaladizo pliegue hasta rodear lentamente el hinchado clítoris.

—Oh Dios, Joseph. —Abrió más los muslos, las caderas empujando contra su mano.

—Se siente tan bien, _____. —susurró, desesperado, la necesidad de ir con cuidado, de atraerla hacia él con ternura más que con el hambre salvaje que lo volvía loco.

Apretó los dientes cuando las manos de ella abandonaron su pelo, yendo hacia los hombros. Ella estaba observando ahora sus propias manos, pasándolas suavemente sobre el pecho de él. La curiosidad encendida en su rostro, olas de asombro lo inundaron porque ella obtuviera tal satisfacción por tocarle.

—Sí, _____. —gimió, escuchando la ferocidad de su voz—. Tócame. Por el amor de Dios. Tócame.

Los dedos se movieron a través de la resbaladiza miel de la tierna abertura de su vagina. Las manos acariciaron el tenso estómago mientras él deslizaba el dedo superficialmente en la apretada y caliente entrada.

_____. gritó su nombre, los músculos apretando alrededor de su dedo mientras la mano de ella encontraba la gruesa vara de su poll*a saliendo al encuentro de sus dedos.

— _____, tengo que tenerte. —Se estaba muriendo por ella. La necesidad era una candente agonía rebosando por su cuerpo—. Por Dios, _____, por favor...

Sus manos se movieron entre los muslos. Quería sacarle las braguitas de las caderas, mostrarle cautela y ternura. El sonido de la tela rasgándose sobresaltó sus aturdidos sentidos pero enfrió un poco la furiosa fiebre de su cuerpo. Los ojos de ella completamente abiertos, el brillo de la excitación en ellos lo sobresaltó todavía más. ¿Su dulce y tímida _____. no quería llevar las braguitas y las había rasgado? ¿Qué más querría, se preguntó?

por **♫ Laura Jonas ♥** Vie 03 Jun 2011, 11:46 pm

oye primera y fiel lectora
tienes que seguir la nove
no me la puedes dejar ahi

por **Lulajonatica** Sáb 04 Jun 2011, 6:57 am

NUEVA LECTORA!
Oh dios!
Me encata esta novela!
No puedo esperar para que la sigas!
Porfavor,sube cap!

por Invitado Sáb 04 Jun 2011, 2:37 pm

Ok... Ok ....Ok ...... Esperaa Me Calmooo!!! ....xD
mmm me excitee!! :oops:
hahahhaha..... Dios Me encanta ... esta Buenisimaa ..
Siguelaaa ... !! Pleasee.....

¡Nueva Lectora! :)

por **#Alejandra** Sáb 04 Jun 2011, 10:37 pm

Biennveniidas a tooodas!!!!! qee bueno que les guste la novee!! :))

por **#Alejandra** Sáb 04 Jun 2011, 10:48 pm

_____. se avergonzó en su fuero interno de la excitación que ardía en su cuerpo como un estallido de pasión cuando Joe desgarró las braguitas de sus caderas. Su cara era un retrato de sensualidad, los ojos azul grisáceos oscuros, hambrientos y absortos. Ella podía ver la necesidad en su expresión, la rápida pérdida de control de su cuerpo y eso le encantó.

Su mano le apretaba el hombro, bronceado por el sol y fuerte por los tensos músculos debajo mientras la miraba fijamente. Sus ojos trabados en los de ella, la observaba, absorto. Espesas y negras pestañas descendían sobre los ojos; el pelo negro alborotado alrededor de la cara por los dedos de ella.

—Te deseo, _____. —La voz dura, resuelta—. Si tenemos que parar esto, ahora es el momento de hacerlo, nena. Quizás más tarde no sea capaz.

Su voz era increíblemente suave, reñida con la firme sensualidad en su expresión. La mano de él acariciaba su hombro, su pecho. Anahi se arqueó en sus brazos, oyendo el involuntario quejido que emitió su garganta. Las manos eran tan cálidas, se sentían tan bien.

—Joseph. —Se arqueó contra él, sintiendo la cálida longitud de su poll*a contra el muslo, la mano sobre su cuerpo, erigiendo una ardiente tormenta eléctrica de necesidad contra la que ella no tenía defensas.

— _____, te necesito tanto. —La cara enterrada en su cuello, los labios saboreando su piel como un hombre más que hambriento—. Déjame tenerte, _____. Por favor, déjame tenerte.

Su voz sonaba atormentada, el cuerpo tenso.

_____. se movió contra él, incapaz de detener la respuesta de su cuerpo a su súplica. Mientras los labios de él se movían sobre el cuello, inmediatamente la tomó en un beso que destruyó cualquier objeción que pudiera tener, no podía hacer nada más que rendirse a él.

Le abrió los labios, la lengua enroscándose con la suya mientras se movía contra ella, presionando la dura longitud de su poll*a contra el muslo mientras gemía en sus labios. Apretó las manos en sus hombros mientras el pecho de él rozaba los tiernos picos de sus senos, el cuello arqueado mientras desesperados besos le recorrían la mandíbula, el cuello. La lamió camino a los senos, pero no se detuvo allí.

Las manos vagaron sobre su cuerpo mientras ella se sacudía bajo los alternados y punzantes pellizcos y los lametones tremendamente calientes en su piel. Cada toque la enviaba vertiginosamente más alto, los temores por su posesión eclipsados por las corrientes eléctricas de excitación pulsando ahora a través de su cuerpo.

Movía los labios sobre el abdomen, la lengua acariciándola, luego los dientes mordisqueando mientras se sacudía contra él. Entonces su toque descendió, separándole los muslos con las manos mientras bajaba entre ellos.

Su cabeza se estaba moviendo más abajo de las caderas, la respiración era un duro y resonante gruñido mientras se movía más abajo, luego más abajo.

—¿Joe? — _____. se quedó inmóvil, forzando los ojos abiertos, conteniendo la respiración por la hambrienta mirada en su cara.

—Voy a comerte como un caramelo, _____. —susurró, con voz profunda y oscura—. Exactamente como he soñado durante meses.

Movió la cabeza, bajándola, arqueándola más cerca con las manos mientras deslizaba la lengua a través de los rizos que envolvían los resbaladizos pliegues de su coño. _____. gritó, los dedos crispados en las mantas exactamente tal y como él le había prometido. La devoró. Acarició, lamió y chupó cada centímetro. Empujó la lengua dentro de su vagina con una lenta y constante caricia, atrayendo todavía más del espeso líquido desde su pulsante centro.

_____. ya estaba loca de excitación. Corcoveó contra él, rogando por más, desesperada por calmar los atroces fuegos ardiendo a través de su cuerpo. Cada segundo podía sentir el cuerpo tensándose más, llegando más alto. Se estremeció, jadeando, suplicando. Entonces sus labios encerraron el hinchado clítoris, succionando ligeramente mientras su dedo se hundía superficialmente dentro de las húmedas profundidades de su pulsante vagina.

_____. se sintió explotar, deshacerse. Abrió los ojos de repente, la primera visión fue de la puerta de entrada en la parte más alejada de la habitación y del gemelo de Joseph, Sam mientras se alejaba de ellos. En un instante vio su excitación, su aplomo, y _____. supo que los rumores sobre los hombres Jonas eran ciertos.

Se tensó, el temor la inundó, el escurridizo calor de la depravada excitación llameando en su interior.

—No —gritó desesperadamente mientras Joseph se alzaba sobre ella, empujando entre sus muslos, la poll*a acariciando sobre los húmedos labios de su coño mientras se posicionaba.

—¿_____? —respiraba con dificultad, luchando por mantener el control cuando las manos de ella fueron a sus hombros.

Estaba desesperada por escapar. Tenía que irse, salir de allí antes de que la poseyera para siempre. Porque Dios la ayudara, de lo contrario nunca encontraría la fortaleza para negarle lo que quisiera.

—No —gritó de nuevo, lágrimas de vergüenza desbordaron de sus ojos, el temor le sacudió el cuerpo mientras la gruesa protuberancia de su cabeza se alojaba en la entrada de su coño.

—Dios, nena. _____. —Su voz era un grito de dolor, un desesperado ruego oscuro que le estremeció a ella hasta el alma—. Por favor, _____. No hagas esto.

—Déjame ir. —Ella no podía controlar sus gritos, el alma asustada de dolor y temor de que ahora la agrediera—. No puedo. No quiero, Joseph. No quiero hacerlo. Por favor no me obligues. Me lo prometiste.

Todo lo que él tenía hacer era pedírselo. Ella lo sabía. La llamarada de excitación añadida que había sentido al ver a Sam se lo había mostrado.

—No, _____. —Dejó caer la cabeza, la expresión torturada, atormentada—. No hagas esto.

Le apretó los hombros, luchando por escapar no sólo de Joseph, sino también de la oscura necesidad creciendo en su interior. Ahora sollozaba, incapaz de detener el temor que eclipsaba su excitación.

—Por Dios. —Su maldición fue feroz, enojada mientras la cabeza de su poll*a la abría, latiendo en su entrada—. ¡Mierd*a!

Se apartó de ella. Las maldiciones chisporroteaban por la habitación, su furia era como una bestia, salvaje indomada.

—¡Vete, maldita seas! ¡Haz el jodido favor de marcharte! —le gritó, su expresión tan enfadada, tan siniestra y tan llena de dolor que _____. no pudo soportar la visión.

Cogió el vestido del suelo cuando saltó de la cama, tropezando en la prisa, apenas asiéndose para no caer. Forcejeó al ponérselo, llorando, estremeciéndose mientras se apresuraba hacia la puerta.

—Regresarás, _____. —le espetó mientras se apresuraba a salir de la habitación—. Juro por Dios que no te dejaré ir.

por **-Lizz-** Dom 05 Jun 2011, 7:01 am

o_O :affraid:
Ohh Syy!!
Mee quedèé asii todaa sorprendiida..
Fascinantemente-Fascinantee!! Tuu novelaa..
o_O Perdónn nii ziiquieraa me presentèé...
NUEVAA Y FIEL LECTORA!!
Mee llamoo Elyy!
:hi: :D
Siiguelaa Siguelaa!!

por **StayMemiFaither** Dom 05 Jun 2011, 9:41 am

Siguelaaa! Nueva lectora! porfaaaaaa sube capiii!!!

por Invitado Dom 05 Jun 2011, 10:44 am

hahahah ....
¬¬' ...mmm SoY una Calienta Pollass!!!
Nuu ?? jijiji ..:P

SIGUELAAAA PLISS !!!! ESTA BUENISIMAA...

por **StayMemiFaither** Dom 05 Jun 2011, 11:32 am

Dios como no subas capi muero!!

por **#Alejandra** Dom 05 Jun 2011, 12:41 pm

Bienveniidas Ely y Jonatica_smiley ennn unn ratitoo mas la sigoo si me daa tiempoo okas! no se me desesperennn! :P

por **StayMemiFaither** Dom 05 Jun 2011, 1:38 pm

Como no desesperarse cuando lo dejas en lo mejor y uno no para de imaginase lo que pasara!!

por **#Alejandra** Dom 05 Jun 2011, 1:52 pm

Listooo! eehhh aquii el cap de hoy :D yaa no tee desesperes Jonatica smiley! aa por sierott como te llamas nena?? :)

Capítulo 1

Seis años después.

El bar estaba atestado, la música pulsando. La aglomeración de cuerpos en la pista de baile avanzando en una extraña sincronización que asombró a _____. Después de casi una hora escondiéndose en las sombras, todavía estaba impresionada por los ágiles cuerpos de la pista. Esto, cuando no estaba observando al hombre que había venido a buscar. Estaba sentada en la esquina, acunando una botella de cerveza tibia, su mirada oscilando de los bailarines al objeto de su lujuria que permanecía de pie a unos buenos seis metros de ella.

Alto y bien formado, exudaba testosterona. Un perfecto macho de primera calidad, su cuerpo musculoso resaltaba a la perfección en los ajustados vaqueros que vestía y la camisa gris rayada de algodón. Un ancho cinturón de cuero rodeaba sus delgadas caderas y su duro estómago. Apoyado contra uno de los anchos postes de madera que separaban la pista de baile de la zona de mesas, su postura casual gritaba confianza. La postura que asumía era apetitosamente sexy. Toda aquella dura musculatura descansando cómodamente, los brazos cruzados sobre un amplio y musculoso pecho, largas y masculinas piernas cruzadas en los tobillos, llevando a los musculosos muslos que enmarcaban una más que impresionante masculina protuberancia. Ella tragó con fuerza. Sabía exactamente como era de impresionante aquella protuberancia en realidad.

Separando la mirada de él, _____. recordó años atrás, una noche robada, dura, besos ardientes en el silencio de la habitación de él, y la gruesa y dura erección bajo aquellos gastados vaqueros. Su cuerpo se calentó de forma alarmante, recordando su toque. Sus manos, trabajando ásperas en los jóvenes y sensibles senos, entre sus muslos. Sus dedos resbalando por la espesa humedad, su voz canturreando con aprobación mientras sus dedos la penetraban, para después parar con la evidencia de su inocencia.

Inmediatamente recordó su boca. Sus ojos se cerraron mientras recordaba aquella caliente y seductora boca y el miedo que la invadió mientras él la lanzaba en su primer y único orgasmo. Él había lamido su humedad, sujetándole las caderas mientras la lengua se sumergía en su vagina, penetrándola, comiéndola con decadencia. Su boca había sido abrasadora, su lengua voraz, el sonido de su placer vibrando contra su clítoris de una forma que le había hecho gritar de éxtasis una y otra vez.

Ella había abierto los ojos entonces y detrás de él había visto una versión idéntica del hombre cuya lengua había lamido tan desesperadamente su carne. El gemelo de Joseph, Sam. Se había retirado, pero _____. había visto una mirada, una promesa en sus ojos que la habían aterrorizado.

Regresarás, _____. No te dejaré ir. El recuerdo de sus últimas palabras seis años atrás resonaba en su mente.

Sacudió la cabeza, luchando contra la traicionera debilidad que la había asaltado también en ese momento. Tomó un largo trago de cerveza, haciendo muecas por el tibio sabor. ¿Qué demonios estaba haciendo aquí? ¿Qué le hacía pensar que era más valiente ahora de lo que había sido entonces? ¿Qué era algo más tolerante? ¿Por qué pensaba que todavía querría tocarla, una versión más vieja de aquella asustada jovencita impotente en la expresión de sus propias pasiones y los miedos que la hicieron huir? Tenía dieciocho años, Joseph había celebrado exactamente su veinticinco cumpleaños. Seis años. Suspiró. Era más atractivo a los treinta y uno de lo que había sido de joven. Más atractivo y decididamente más peligroso.

—Hola _____.

Se quedó inmóvil ante el sonido de aquella oscura y masculina voz. No había equivocación en el áspero timbre de su voz, la oscura intoxicación de oírla áspera por la lujuria.

El aliento se le detuvo en el pecho. Pájaros volando, no mariposas, batían alas en su estómago. Sintió la húmeda evidencia de su deseo por este hombre pulsando entre sus muslos. Se tragó los nervios y permitió que sus ojos vagaran por la masculina silueta. Arriba. Arriba. Pasando la engrosada protuberancia, notablemente más grande ahora, sobre el plano estómago y el amplio pecho, hasta los oscuros ojos azul grisáceo que la observaban con excitación.

Los músculos del estómago se contrajeron, apretados. Dedos de excitación bailaron sobre sus pechos, erizaron el interior de sus muslos. Sintió hacerse más profunda su respiración mientras la lujuria atravesaba su cuerpo. Era como un suave choque eléctrico enviado por todo su cuerpo.

Habían pasado años desde que se había permitido estar en cualquier lugar cerca de él. Había esquivado cualquier lugar donde pudiera estar, yéndose por otro sitio si lo veía llegar. Lo había evitado por tanto tiempo que empezaba a ser un hábito. Una necesidad. Sabía que si estaba en su compañía por más de un segundo, inmediatamente le estaría rogando que la follara. La asombró que se le aproximara ahora. La asombró y la aterrorizó.

—Hola Joe. Ha pasado tiempo.

Ella inclinó su cerveza en un pequeño gesto de coraje antes de inclinarla hacia sus labios y tomar un largo trago. Falso valor. Lo necesitaba desesperadamente.

Normalmente no era una persona descarada ni atrevida. Siempre había sido la arrimada a la esquina en las fiestas, reluctante a aparecer. No estaba segura de como se las había apañado para reunir el valor suficiente para llegar al bar en primer lugar. Había sido un movimiento impulsivo para controlar esta única noche por ella misma. Solo una noche. Una noche para recordar, para abrazarla cerca durante las largas y solitarias noches por venir.

—Toma una fría.

Él puso una botella bien fría delante de ella, después balanceó una pierna sobre el respaldo de la silla, sentándose cruzado frente a ella.

El elegante movimiento masculino hizo que el aliento se le enganchara en la garganta. El flexible miembro puesto a horcajadas, el encogimiento de hombros, la irónica inclinación de sus labios. No exactamente una sonrisa, pero el indicio de lo que podría ser si conseguía atravesar las sombras que acechaban en sus ojos.

_____. soltó la botella vacía y levantó la fría. La alzó hasta sus labios y bebió a sorbos. El amargo sabor no era agradable, pero sabía que el ansiado bálsamo sería bienvenido cuando los nervios la sacudieran. Cuando una escapaba de su concha, necesitaba hacerlo bien

—Gracias.

Sus ojos parpadearon hacia los de él, después bajaron a la botella. Él solo había aumentado más su atractivo en los últimos seis años. Mientras ella solo había envejecido. Su cara con fuertes huesos afiladamente cincelados y decididas líneas, mostraban a un hombre que sabía un poco demasiado y había visto más que su cuota de dolor. El oscuro pelo era demasiado largo, rozando el cuello de la blanca camisa. Era negro, reluciente como seda negra, y tentaba a sus manos para atravesarlo.

—No te he visto en mucho tiempo.

Seis años. El pensamiento forzó al límite sus nervios.

La apartada esquina les consiguió una cierta intimidad de la parte delantera de la sala, salvándole de tener que chillarle. Su voz estaba todavía elevada, el ronco timbre golpeó sobre ella.

Lo miró directamente a los ojos y vio la valoración, evaluándola. Quería provocarla. Pero todavía la quería. Dios, tanto había cambiado en seis años. ¿Por qué no se había disipado también el deseo que latía entre ellos?

Sacudió la cabeza, lanzándole una rápida mirada, después volvió a la botella mientras se encogía de hombros, mordiéndose el labio inferior lo bastante para hacerlo escocer.

—He estado muy ocupada. —Esto era más que estúpido.

Aplastó la llamarada de ira. Mark, su ex-marido, la había dejado en casa, convenciéndola de que era donde una buena esposa permanecía. La verdad era que sus engaños eran tan grandes que había estado aterrado de que finalmente alguien se lo contara a ella. Nadie le había dicho lo tonta que había sido. Lo supo en la primera semana de matrimonio. Una completamente ciega, equivocada y estúpida tonta. De una forma extraña, no estaba herida en lo más mínimo, solo incómoda. Incómoda, humillada y totalmente avergonzada. Tres cosas que dejaban un sabor más amargo que la cerveza en su boca.

—Entonces... ¿no estás demasiado ocupada ya?

Había un deje de diversión en su voz, una pregunta que iba más allá de las palabras.

La mirada de ella encontró la de él. Leyó la especulación, la intención sexual que contenían. Le mantuvo la mirada durante unos largos segundos antes de bajarla más. Sus dedos toquetearon la etiqueta en la parte delantera de la botella por un minuto antes de sacudir la cabeza.

—No.—Levantó la cerveza para dar otro trago, golpeó el flequillo de largos mechones que se amontonaba sobre su frente—. No estoy nada ocupada, Joe.

¿Qué estaba haciendo? ¿Estaba loca? Su parte cuidadosa y asustadiza gritaba la pregunta. Saltar. Escapar. No estaba haciéndolo. Había ido deliberadamente al bar, sentada aquí durante una hora, esperando. Durante seis años el recuerdo de una noche la había atormentado, lo inacabado del acto volviéndola loca por la necesidad de terminarlo.

Lamió sus labios, luchando con su nerviosismo, después levantó la cerveza para otro largo trago. Al mismo tiempo, sus ojos encontraron los de él. Tragó la cerveza con fuerza, luego tomó otro trago para darse coraje. Los ojos de él eran ardientes, los párpados pesados, los labios firmes y finamente moldeados, solo un poco llenos, la expresión intensa de su cara mientras se concentraba en los labios de ella. La miraba con sensualidad y hambre. Ella conocía su apetito sexual que se decía era insaciable. Tembló de anhelo.

Pasó la lengua sobre sus labios y quiso gemir mientras dejaba la botella. Los ojos de él seguían cada movimiento que hacía. Cuando la lengua desapareció en su boca una vez más, los ojos de él subieron lentamente para encontrar los de ella. Estaba pillada. Atrapada como un ciervo por una brillante luz, indefensa, atada por la pura sexualidad que él exudaba. Vibró a través de su cuerpo, penetrando por los poros de su piel hasta que se sintió sensible, sobrecalentada.

por Contenido patrocinado

ϟ hypatia. aka Kate. MP ϟ Ver perfil.	ϟ dépayser aka Lea. MP ϟ Ver perfil.
ϟ youngjae aka . MP ϟ Ver perfil.	ϟ Stark. aka Cande. MP ϟ Ver perfil.

ϟ Legendary. aka Steph. MP ϟ Ver perfil.	ϟ chihiro aka Zoe. MP ϟ Ver perfil.
ϟ Kurisu aka Teph. MP ϟ Ver perfil.	ϟ Calore aka idk. MP ϟ Ver perfil.

"La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

"•● La Seducción de _____. ●• "(Joe & tu)

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

ϟ ego. aka Kalgh/Charlie. MP ϟ Ver perfil.	ϟ Asclepio. aka Gina. MP ϟ Ver perfil.
ϟ mieczyslaw aka Alec. MP ϟ Ver perfil.