Cáncer |Zayn Malik|

— ¡¿Pero qué?! — Escuché a alguien susurrar en exclamación detrás mío. Una tenue luz me flasheó y me giré asustada, maldita sea, eran las cuatro de la mañana y yo llegaba sola y para variar, con un moretón en el ojo, los cabellos revueltos, la boca sangrando y acompañándola, la nariz. Nada lindo.

— Lo-Louis — Dije casi en susurro, tapando mi cara con la chaqueta. Louis bajó del todo la escalera -que era de donde me veía- con su típico pijama y los cabellos revueltos igual, solo que los de él eran por dormir y los míos, mejor  no dar explicaciones. Me miró. O es lo que supuse. Se acercó sin decir nada y me quitó la chaqueta con la que me tapaba. Sabía que era un juego perdido.

— Mí-mírame — Ordenó casi asustado. Lo miré, sabiendo que no podía esconder nada ya. Me miró sin poder creerlo, llevando su mano a su boca y sus ojos tan abiertos como dos platos de restaurantes. — __-___ — Susurró.

— Yo realmente soy una... — Me interrumpió.

— ¿Quién hizo esto? — Susurró con tranquilidad.

— Na-nadie.

— ¿Quién hizo esto? — Repitió un poco más intenso.

— Nadie dije.

— ¡¿QUIÉN LO HIZO?!

— ¡ROBERT! — Grité, tapando mi cara y comenzando a llorar intensamente, sintiéndome una estúpida por haber creído en un hombre que me cagó. Louis, quién me había agarrado la mano anteriormente, comenzó a apretarla más y más, sabiendo que estaba enfadado, enojado, decepcionado. — Me-me estas lastimando. — Susurré. Él soltó mi mano y le pegó un puñetazo a la pared, enojado.

— ¡Maldito idiota! — Gritó. — ¡Te dije que no tenías que estar con él! ¡Yo sabía que el era un maldito hijo de puta! ¡Lo sabía! — Me gritó cada vez más rojo y furioso.

— ¡Ya sabía que tenías razón! ¡No hace falta que me lo grites, idiota! — Le devolví llorando más fuerte y salí corriendo para las escaleras. Sentí sus manos agarrarme y me giré.

— Lo lamento, pero es que no puedo ver que te hagan daño, ni menos cuando eres la persona a la que más amo en esta tierra — Me abrazó. Sentí que sus palabras fueron sinceras, y me sentí mal por haberlo llamado idiota, cuando en realidad él me lo había advertido, y yo como idiota sin escucharlo.

— Está bien — Me solté del abrazo y limpié mis lágrimas. — ¿Mamá y papá están aquí? — Negó. — Lo suponía.

— Ven, te curaré. — Asentí y fue a buscar la caja de primeros auxilios. Yo me senté en el sillón cuando las luces ya estaban prendidas. Él volvió con la caja, la abrió y sacó el alcohol con un pedazo de algodón. Lo preparó y pasó por mi boca por empezar, mi nariz y sin darme cuenta, mi ceja también estaba lastimada. Dejó el algodón y abrió un pequeño papel con un pegamento en el medio, al que yo le llamaba "Curita". Lo colocó en mi ceja y luego me miró, con tristeza y me abrazó.

— Gracias por estar siempre para mí. Te amo — Le dije sonriendo tristemente.

— Siempre estaré para ti, de eso nunca lo olvides.

Estos recuerdos eran como un balde de agua fría. Pero siempre había una frase de Louis la que me calmaba. Robert había sido un buen chico en su momento, hasta que me di cuenta que todo había sido una mentira, solo me había utilizado para cagarme.

— ¡Che! ¡Te estoy hablando! — La voz de Zayn resuena en mi habitación. ¿Qué? ¿Qué hace él aquí?

— ¿En qué momento entraste? Y... ¿Cuando llegaste? — Pregunto sorprendida. Él me mira.

— Llegué hace como veinte minutos — Ríe. Yo lo miro sorprendida sintiéndome mal.

— ¿Cómo no me vas a decir?

— ¡Te llamé como diez veces! — Ríe defendiéndose.

— Tienes razón. Bueno lo lamento, entonces, ¿qué haces aquí? — Pregunto sonriendo.

— ¿Qué no puedo estar aquí? Entonces me voy — Dijo dirigiéndose a la puerta. Río.

— ¡No seas tonto! — Reímos. Él gira y me sonríe. Sale corriendo y me carga en su espalda, comienzo a reír fuertemente y le pateo la espalda para que me suelte. Me baja en la cama y me empieza a hacer cosquillas, ¡Maldita sea! ¡Era mi punto débil! Comienzo a reír como idiota, sabiendo que estoy roja como un tomate. — ¡No, basta, basta! — Río más fuerte. Él deja de hacerme cosquillas y está por pararse, pero resbala con algo y se cae encima mío, nuestros rostros están a centímetros. Mira mis ojos y luego su mirada se dirige a mi boca. Se acerca de apoco, pero decido terminar esto, no podía arruinarlo tan rápido. Giro mi cabeza y sé que él se siente incómodo. Carraspea avergonzado y se levanta, mirando a todos lados, menos a mis ojos. Me siento en la cama y miro a un punto muerto. Él me mira y tiene sus manos metidas en ambos bolsillos del jean.

— Creo, que... emm... es mejor que me vaya — Gira y está por abrir la puerta, tomo conciencia y me levanto de la cama como un rayo.

— No, Zayn, no hace falta que... te vayas — Sonrío nerviosa.

— ¿En serio? Está b... — Su teléfono suena, lo saca. — ¿Sí? ¿Qué? Está bien, voy en un segundo, no se muevan de ahí. — Corta. — Mi hermana se desmayó, debo irme... Lo lamento, adiós — Me besó la frente y salió corriendo.

— Gracias por esta tarde — Susurré sintiéndome angustiada de que se haya ido. Su presencia me ponía feliz y... cuando él no estaba me angustiaba. ¿Qué era eso?

¿Qué era ese cosquilleo que sentía cuando lo veía? O... o esa sonrisa idiota que me salía cuando lo pienso. ¿Qué era eso? Estuvimos como un mes sin separarnos, nos veíamos siempre y salíamos. Pero... eramos amigos, y no lo veía como otra cosa. O eso creo. ¿Qué me pasa? ¿Se supone que...? No, eso es imposible, jamás me enamoraría de Zayn Malik. Él es un amor prohibido. El mejor amigo de mi hermano, es imposible que pueda enamorarme de él. Pero... ¿por qué mi mente me negaba eso? ¡No, no puede ser! No estoy enamorada y punto.

Sí, oficialmente estoy enamorada de Zayn Malik.