The story of my life (Liam Payne y tú) TERMINADA

Maratón 1/?

El despertador sonaba al lado de mi cabeza, estiré el brazo y lo apagué. Me senté en la cama y me estiré, dando un bostezo, mientras una sonrisa iba apareciend en mi cara, recordaba el tono nervioso de Liam al hacerme la pregunta y el beso que me dio después de que le dijera que sí. Habíamos pasado toda la tarde juntos, y nos encontramos con Harry y Vicky, quiénes se veían muy felices. Paseamos y luego él me llevó a casa. Ayer no lo había podido ver, pero hoy lo vería en el instituto. Me levanté y entré al baño. Al entrar, evité verme en el espejo, sé lo que me encontraría. Miré la cadena y el dije que reposaba en mi pecho, sonreí de nuevo. Quité la cadena de mi cuello y me despojé de mi ropa y entré en la ducha. Salí después de quince minutos, envolví mi delgado cuerpo en una toalla y puse otra en mi cabello. Salí de mi habitación, y me dirigí a mi armario. Tomé mis ropas de costumbre, las puse en mi cama mientras quitaba la toalla de mi cabello, luego empecé a vestirme. Ya tenía sobre mi, el jeans, y una camiseta color gris. Miré el suéter que estaba en mi cama. No tenía opción, tenía que ponérmelo; miré mis muñecas, las cicatrices seguían ahí; puse las pulseras en mis brazos luego me coloqué el suéter. Regresé al baño y tomé la cadena y la puse en torno a mi cuello. Me senté en la cama y até mis converse negros a mis pies. 

—¡Vengan a comer!—se oyó a mi papá.

Ordené la cama, tomé mi mochila y salí. Bajé las escaleras y entré en la cocina. Mi papá tomaba su café apurado, y cada tanto miraba su reloj. Me dirigí a la cocina y tomé un vaso de agua. Mi hermana entró en la cocina, ella llevaba puesto su uniforme de porrista, y su cabello rubio estaba suelto, cayendo en ondas parecidas a las mías en su espalda. 

—Buenos días papá—dijo dándole un beso en la mejilla.

—Buenos días hija—dijo terminando de tomarse su café.

Alex se acercó al refrigerador y sacó el bote de jalea de fresa, agarró una tostada.

—¿Ya vas tarde?—preguntó untando jalea en la tostada.

—Sí—dijo levantándose—,adiós Alex—dijo tomando su maletín—...y ______.

Salió sin nada más de la cocina, y luego se oyó el sonido de la puerta cerrarse. Mi estómago se encogió y sentí ese familiar nudo en la garganta; contuve las lágrimas.

—¿Ya comiste?—preguntó Alex.

—Sí—mentí.

Salí de la cocina antes que mi hermana siguiera preguntando. Subí a mi habitación y cepillé mis dientes. Al salir miré el reloj, tenía más de treinta minutos para llegar al instituto. Miré por mi ventana y vi a un carro negro parqueándose frente a la casa. Una sonrisa escapó de mis labios. Bajé las escaleras, tomé la mochila.

—Adiós Alex—dije pasando frente a la cocina.

—¿Te vas tan pronto?—me preguntó desde la cocina.

—Sí—dije cerrando tras mí la puerta principal.

Liam venía saliendo de su coche; se acercó a mi con una sonrisa y su sonrisa se incrementó al ver que usaba la cadena. Me acerqué los últimos pasos hasta quedar frente a él.

—Hola—le dije.

El sonrió, alargó sus brazos y los deslizó hasta alcanzar mi mano y entrelazarla con la suya, me acercó más a él.

—Hola—dijo.

Luego posó sus labios sobre los míos, haciéndome estremecer, y una explosión de mariposas ocurrió en mi estómago. Cerré mis ojos al igual que él y respondí al beso. En ese momento, sentía que sólo estábamos él y yo, todo lo demás desapareció. Una de sus manos soltó la mía y la puso en mi nuca para profundizar el beso. Respondí con la misma intensidad. Doblé mi cabeza un poco a la izquierda; la otra mano que aún sostenía mi mano se posó en mi cintura y la apretó un poco, Liam soltó un pequeño gruñido; me di cuenta de lo que hizo y me separé de él. Me veía con el ceño un poco fruncido.

—¿Has comido?—preguntó.

—¿Sí?

Liam dio un suspiro.

—¿Qué comiste?—dijo serio.

No le podía mentir, no a él.

—______—dijo en un tono reprobatorio.

—Nada—dije en un susurro.

Sentí sus brazos a mi alrededor, apoyé mi cabeza en su pecho mientras escuchaba el latir de su corazón, y acompasaba nuestras respiraciones. Me sentí culpable, no lo merecía, él tendría que tener a una chica bonita, y segura de sí misma y no a mí.

—Lo siento—dije con los ojos cristalizados.

Liam se separó un poco de mí y tomó mi cara entre sus manos.

—No, no quiero verte llorar—dijo secando con su pulgar una lágrima que había escapado y se resbalaba por mi mejilla—.No pienses, ni por un segundo, que yo te amaría menos—dijo levantando mi cara y haciendo que mirara sus ojos café—,mírame _______, te amo y siempre lo haré.—dicho esto unió nuestros labios en un beso lleno de dulzura. 

—Ahora vámonos—dijo luego de separarse. 

Me abrió la puerta del copiloto y rodeó el auto y entró en él. 

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—Tienes que comerlo—dijo Liam.

—No puedo.

Liam había conducido hasta una cafetería y había comprado un desayuno. Cuando lo vi llegar a la mesa con la bandeja con el plato de comida, me dieron ganas de vomitar, y ni siquiera había probado bocado aún.

—Al menos  un mordisco—dijo tomando con el tenedor un  pedazo de panqueque.

—No puedo—dije.

Liam pensó un momento y volteó a verme con una sonrisa pícara.

—¿Y si te doy un beso por cada bocado que des?

Me ruboricé al instante, ¿cómo preguntaba eso? Él sabía que diría que sí. Bufé y tomé el tenedor y lo introduje en mi boca para probar la comida. Liam hizo una sonrisa de satisfacción y victoria. No sé cuánto comí, pero al ver mi plato, ya solo quedaba menos de la mitad de comida.

—¿Tanto te gustan mis besos?—preguntó con una sonrisa pícara haciendo que mi cara ardiera.

—Bueno...yo...—tartamudeé.

Se acercó a mi.

—Porque a mi me encantan tus besos—y me dio un beso corto.

Maratón 2/?

Llegamos al instituto y al bajar, sentí varias miradas sobre mí. Liam tomó mi mano y caminamos por el estacionamiento hasta entrar en el edificio. Lo que vi realmente me dejó un poco confundida; Rosy y Zayn estaban hablando animadamente en una de las esquinas, raro; Flor y Niall estaban caminando tomados de las manos, no tan raro; Vicky y Harry estaba besándose, un poco esperado; y Janeth y Louis hablando y riendo, súper-raro. ¿Qué está pasando aquí? Liam rió a mi lado y lo miré confusa.

—Te lo explicaré luego—dijo pasando un brazo sobre mis hombros y besándome en la frente.

Deslicé mi brazo por su espalda tímidamente, y lo abracé. Caminamos así hasta nuestros casilleros. Nos separamos y sacamos nuestros libros y cuadernos. Liam tomó mi mano y caminamos hasta el salón de la primera clase del día. El profesor de Aritmética nos volvió a recordar sobre el trabajo evaluado de este semestre; Liam y yo casi lo habíamos acabado. El profesor explicó la clase y nos dejo trabajo que hacer y así paso la clase. 

Sin darme cuenta ya había llegado el receso para el almuerzo. Guardé lentamente las cosas en mi mochila y salí del salón. Llegué a mi casillero y guardé mis cosas y lo cerré.

—Mira quién está aquí—una voz chillona dijo—la gorda de ______. ¿No piensas ir a comer? Se necesita comer mucho para  estar así de gorda, ¿no?

—Déjala Chelsea.—una voz masculina dijo.

Chelsea de dio la vuelta y ahí estaba Liam, parado a unos metros de ella, con el ceño fruncido. 

—Oh vamos Payne, ¿no irás en serio con ella?—dijo Chelsea.

—Sí, y será mejor que te vayas— dijo acercándose a ella.

Chelsea se vio intimidada y se fue sin decir nada más. Liam la siguió con la mirada hasta que se perdió en el pasillo. Volteó a verme y su ceño se suavizó. 

—¿Estás bien?—dijo abrazándome.

Asentí.

—Gracias—susurré contra su pecho.

Liam me besó en el pelo. 

—Vamos a la cafetería, me tengo que asegurar que comas—dijo separándose y tomando mi mano.

"Oh no"

Llegamos a la cafetería y fuimos a la mesa donde se encontraban las chicas, pero había algo diferente, cada una estaba acompañada. Cuando nos acercamos efectivamente eran Tomlinson, Malik, Horan y Styles. 

—Hola—dijo Liam cuando nos acercamos.

—Hola—susurré.

Me senté y Liam se fue a traer la comida. Miré a las chicas, en definitiva estaban demasiado raras, Vicky ya habría saltado con un interrogatorio, pero no lo hizo, sólo comía viendo de reojo a Styles, quién tenía apoyado un brazo en el respaldo de la silla de Vicky. Miré a Rosy, estaba sentada junto a Malik, y a veces se miraban y se sonrojaban. Miré a Flor, a su lado estaba Horan, ambos comían y a veces Flor le daba de comer en la boca a él. Lo más raro fue ver a Janeth y Louis sentados sin pelear, al parecer estaban muy concentrados en su comida, algo había pasado entre esos dos.

Liam llegó con la bandeja de comida y puso un plato frente a mí. Vi la comida con una cara de repulsión que no pude esconder. Liam me miró, y con la mirada me decía: come. Suspiré y tomé el tenedor. Dí el primer bocado, luego otro, bajo la mirada de Liam. Él comenzó a comer momentos después. 

Las náuseas ya se estaban haciendo presente, y las ganas de vomitar sobraban en ese momento. Ya no quería comer, ya no podía. Paré, al ver mi plato tenía más de la mitad aún.

—No te preocupes, iremos poco a poco—me susurró Liam.

***************************************************************

Entramos en el salón de música y me senté con Liam en uno de las sillas. Las chicas se sentaron frente a nosotros y los amigos de Liam con ellas. El profesor entró con unos papeles y los dejó en el escritorio antes de dirigirse a la clase.

—Bien alumnos, antes de comenzar con el repaso normal, ¿alguien quiere cantar algo?—preguntó.—¿Sí?

El profesor se dirigió a nuestra dirección y me di cuenta de que la mano de Liam se había elevado.

—Quiero cantar algo profesor, si me lo permite—dijo.

—Está bien, puedes pasar Liam—dijo el profesor.

Liam se levantó y tomó una guitarra y empezó a tocar. 

—Your hand fits in mine , Like It’s made just for me 
But bear this in mind It was meant to be 
And I’m joining up the dots  With the freckles on your cheeks 
And it all makes sense to me... 

Se acercó a mi con la guitarra y continuó.

—I know you’ve never loved 
the crinkles by your eyes when you smile, 
You’ve never loved 
Your stomach or your thighs 
The dimples in your back 
At the bottom of your spine 
But I’ll love them endlessly

I won’t let these little things 
slip out of my mouth 
But if I do 
It’s you 
(oh It’s you) 
They add up to 
I'm in love with you 
And all these little things. —

Le sonreí.

—You can’t go to bed without a cup of tea 
And maybe thats the reason that you talk in your sleep 
And all those conversations 
Are the secrets that I keep 
Though it makes no sense to me. 
I know you’ve never loved 
The sound of your voice on tape 
You never want to know how much you weigh 
You still have to squeeze into your jeans 
But you’re perfect to me. —mis ojos se cristalizaron al oír la última frase.

—I won’t let these little things slip out of my mouth 
But if it’s true 
It’s you 
It’s you they add up to 
I’m in love with you 
And all these little things.—

Liam me miró a los ojos y siguió cantando.

—You’ll never love yourself Half as much As I love you 
You’ll never treat yourself right darling 
But I want you to 
If I let you know 
I’m here For you 
Maybe you love yourself 
Like I love you, oh. —una lágrima se deslizó por mi mejilla.

—I won’t let these little things 
Slip out of my mouth 
But if it’s true 
It’s you 
It’s you they add up to 
I’m in love with you 
And all your little things.—terminó.

Una ola de aplausos llenó el salón. Me levanté y le di un abrazo, mientras unas cuantas lágrimas escapaban y bajaban por mi mejilla. Liam se separó de mí y me besó. Hubo un grito femenino en grupo que conocía bien y luego se escuchó un "awww". Al separarse Liam limpió las últimas lágrimas con sus pulgares.

—¡Bien hecho Liam! ¿Esa canción es de tu autoría?—preguntó el profesor.

Liam se sonrojó un poco.

—Sí, profesor.

—Muy bonita, me has dado una idea—dijo el profesor.

Liam y yo nos sentamos en nuestros respectivos asientos.

—Chicos, tengo una tarea—dijo el profesor emocionado—tendrán que pasar cada uno a cantar una canción con dedicatoria a algún compañero, tal como lo hizo el Sr. Payne a la señorita Sky; puede ser de amistad no necesariamente de amor—dio un respiro—¿entendieron?

Se oyó un 'si' general. El timbre sonó y los alumnos empezaron a salir del salón.

Maratón 3/3

—¿Nos vamos?—preguntó Liam.

Esta guardando mis libros en el casillero y sacando otros y guardándolos en la mochila. Liam estaba a mi lado apoyado en el siguiente casillero. Le sonreí y el me sonrió de vuelta. 

—Vamos—dije cerrando el casillero.

Caminamos por el parqueo y llegamos al Volvo de Liam. Me abrió la puerta y entramos en el auto. Liam condujo hasta su casa. Al entrar, tal como siempre, no había nadie. Liam dejó sus llaves del auto en una mesita. Subimos hasta su habitación. Me senté en su cama y él se sentó a mi lado.

—¿Cuánto nos falta para terminar esta tarea?—preguntó acostándose.

—Un poco—le dije.

Liam levantó la cabeza y me miró.

—Ven—dijo ofreciéndome su mano.

La tomé y el me jaló hacia su lado. Me recosté en su pecho y él jugaba con mi pelo.

—¿Liam?—pregunté.

—Hummhumm—dijo.

—¿Por qué tus padres, las veces que he venido, no han estado en casa?—pregunté.

Liam suspiró y me rodeó con sus brazos.

—Están siempre trabajando, viajan de país en país para juntas—dijo acariciándome el brazo—antes me llevaban con ellos, pero cuando llegué aquí y te conocí, les pedí que no lo hicieran—dijo besando mi cabeza.

—¿Y dónde están ahora?

—Por Francia, creo—hizo una pausa—,hey, aún te debo algo—dijo él.

—¿El qué?—dije levantando m cabeza para verlo.

—Esto—dijo bajando la cabeza y besándome en la frente—...esto—dijo besando mi nariz ahora—...y esto—dijo posando sus labios sobre los míos.

Me besaba suavemente, sus labios acariciando los míos con cariño. Liam acariciaba mi brazo con su mano mientras me besaba. Él intensificó el beso, y su mano paso de mi brazo a mi cintura y la acariciaba. Sentía que mi corazón latía a mil por hora. Sus labios saboreaban los míos, y miles de mariposas se encontraban revoloteando en mi estómago. En un segundo Liam se movió y se puso sobre mí, poniendo sus brazos a cada lado de mi cara para sostenerse. Nos separamos un segundo Lara tomar aire y luego volvimos a unir nuestro labios. Una mano de Liam bajó a mi cintura y la empezó a acariciar. No sabía que hacer con mis manos, así que las dejé en la cama. El beso fue subiendo, nuestras respiraciones se agitaron, me estremecí cuando sentí la mano de Liam sobre mi piel, la había metido por debajo de mi sudadera y camisa. Con timidez levanté mis manos y las coloqué en su pecho, mientras nos besábamos lo acaricié, luego fui bajando y toqué su abdomen, ¡este chico se nota que hacía ejercicio! En su abdomen, bajo su camisa, podía sentir los abdominales marcados. Me congelé cuando sentí la mano de Liam subiendo; dirigí mis manos y las puse sobre las de él. Me separé de él, con la respiración agitada. 

—¿Muy rápido?—preguntó él.

Asentí. Me sentía tan avergonzada en ese momento.

—No te preocupes, esperaría todo el tiempo por ti—dijo.

Di una media sonrisa. Liam se levantó y se sentó. Me levanté y me senté junto a él. 

—Me encanta cuando te ves así—dijo Liam mirándome.

—¿Qué?¿Cómo me veo?—me paré y me dirigí a un espejo que estaba en la habitación.

Al ver mi reflejo tuve que reprimir un sonido de exclamación; mi cabello estaba un poco despeinado, tenía las mejillas coloradas y mis labios estaban rojos y un poco hinchados. Vi a Liam poniéndose detrás de mí y agarrando mi cintura.

—Perfecta—dijo.

—Soy todo menos perfecta—dije viendo su reflejo.

—You're perfect to me—dijo cantándome en susurros en el oído.

Sonreí.

—Amo como cantas—dije volteándome y viéndolo a los ojos.

—Y yo te amo a ti—dijo dándome un beso de pico.

—Si seguimos así, no podremos hacer el trabajo.

—Lo que menos me importa ahorita es la tarea—dijo abrazándome.

—Pero yo quiero sacarme buena nota—dije molestándolo.

Él rió y me dio un beso.

—Ahora a trabajar—le dije alejándome para sacar mi libro y la guía de trabajo.

Estuvimos haciendo el trabajo y al final de unas tres horas casi habíamos acabado. 

—Me siento tan cansado—dijo Liam acostándose en la cama.—pero, tienes que comer, y no confío en que lo hagas en casa.

—¿Vas a estarme vigilándome todo el tiempo?—dije riéndome.

—Sí—dijo con una sonrisa.

—Vamos—dijo levantándose.

Bajamos hasta la cocina.

—¿Qué quieres comer?—preguntó. 

—Bueno, lo que quieras.

—Bien, haré una de mis especialidades—dijo Liam.

—¿Sabes cocinar?—dije sorprendida.

—Sí, ¿y tú?—dijo sacando los ingredientes.

—Sí, aprendí sola—dije.

—¿No te enseño tu mamá?—dijo empezando a picar unos vegetales.

Un nudo en mi garganta se formó.

—No...ella...ella nos abandonó cuando yo era una bebé.—dije.

Liam paró de hacer lo que estaba haciendo y me miró.

—Lo siento, no debí haber preguntado—dijo preocupado.

—No, no te preocupes...yo...ya pasó mucho tiempo—dije.

Liam asintió y volvió a cocinar. Me acerqué y le ayudé. Él no volvió a preguntar nada. Mientras cocinábamos, bromeábamos y reíamos.

—Ya está—dijo Liam poniendo los platos en la mesa.

Nos sentamos y empezamos a comer. Me esforcé por comer. Al principio saboreé el delicioso sabor de la comida, luego la ganas de comer fueron disminuyendo poco a poco, y luego llegó la repulsión y las ganas de vomitar. Paré de comer, Liam me miró y estiró su brazo y tomó mi mano.

—No te preocupes—dijo acariciando mi mano. 

Liam terminó de comer y llevó los platos al lavavajillas. Le pedí a Liam si podía usar el baño, él me dijo que sí pero que no fuera a vomitar. Entré al baño, me miré en el espejo, ahí estaba ella, la chica que tanto odiaba. No me miré más, y enjuagué mi boca y agarré un poco de pasta dental y la pasé por mis dientes. Al salir, Liam me dijo que subiéramos a su habitación. Al subir, Liam se acostó en la cama y yo me acosté a su lado abrazando su pecho. Me pregunto qué se sentiría despertar a su lado, verlo cada día, en cada amanecer. 

—¿Te quedarás?—dijo Liam.

—No puedo, mi papá me mataría, si es que ya llegó—dije—además, tenemos escuela mañana.

—Prométeme que algún día lo harás—dijo.

—Lo prometo—dije.

—Quisiera quedarme así por siempre—dijo Liam abrazándome.

"Yo también"

Liam me llevó a casa, me dio un beso de despedida y luego se fue. Entré a casa.

—¿Hola?—dije.

Vi a mi hermana bajar de las escaleras.

—Ah, creí que eras papá—dijo—al parecer llegará tarde de nuevo. Bueno, buenas noches.

Alex subió y a lo lejos se oyó la puerta de su cuarto cerrarse. Dejé mis llaves en la mesita de siempre. Fui a la cocina por un vaso de agua, cuando oigo el sonido del timbre, ha de ser papá.

Dejé el vaso con agua en la cocina y me dirigí a abrir la puerta. Puse la mano en la manija y la giré, al abrir la puerta, mi respiración paró; había una mujer igual que yo parada en la puerta, tenía el mismo cabello marrón y los mismos ojos cafés, ella era un poco más rellenita que yo. Ella me miraba sorprendida, luego una sonrisa se formó en su rostro.

—Hola _______.