Trouble, love&shows {One Direction} NC. 2do tema

—No creo que eso sea una buena idea, chicas —Michie sigue insistiendo en que el plan de las trillizas, que las tiene con una sonrisa similar a la del gato Cheshire, será una total y gran falla.
—No seas así, Mercedes —bufa Emma, manoteando en el aire. — Míralo de esta manera: es como una última broma, ¿no? Para que no se olviden de nosotras — dice aguantándose la risa, aunque una ráfaga de melancolía cruza por sus ojos, aunque rápidamente es reemplazada por una mirada llena de picardía.
—Creo que, aunque no la hicieran, nunca lo harían —comenta Michie, sonriendo de lado. — Estos meses han sido jugarreta tras jugarreta, deberíamos pasarlo tranquilamente estos últimos días.
—Patrañas —escupe Jay. — Si no quieres ver como dejaremos a Huesos, entonces solo cúbrete los ojos. Mira, ¡ni siquiera Cora está chillando en su contra!

Parpadeo varias veces y dirijo mi mirada hacia ellas al escuchar mi nombre, un poco desconcertada y preguntándome el por qué. Aunque le acabo de decir que el regreso de Lukas no me afecta, realmente, es todo lo contrario. Aun no sé cómo actuar con el solo a unos metros de distancia, en el mismo departamento. Tenía la esperanza de verlo mañana en la casa de Michie, después de pasar toda la noche calmando los nervios que afloraron desde el instante en que supe que volvería.

—Mientras no hagan algo perjudicial, supongo que tienen razón —digo, sorprendiendo a todas y a mí misma. Las chicas me miran incrédulas y luego recelosas, así que trato de remendarlo. — Aunque trate de detenerlas, no lo harán, ¿no es así? Es siempre lo mismo.

Carrie entrecierra los ojos, mirándome con cautela y detenimiento. Mantengo mi semblante firme, esperando a que me crea y ellas continúen con lo suyo.

—Sí, tienes razón —concuerda, finalmente. — Así que, ¿Quién nos hará el honor de comenzar, hermanas? —pregunta, enderezando su postura y juntando las manos, haciendo una imitación de una monja que hace a las chicas reír por lo bajo.
—Si cocinan ustedes, todo esto terminara incendiado —se burla Emma y camina hacia la despensa. — Ustedes vayan a distraerlos y vigilen que el mal nacido de Krillin no se aparezca por aquí.
—Déjale eso a tu marida —se ríe maléficamente Jay, antes de salir de la cocina con un aura que dice que está preparada para hacer que un par de temperamentos salgan a flote. Solo espero que esto no se ponga feo.
Segundos después, la morena vuelve y pasa sus ojos por el resto de las que nos hemos quedado ahí. Se detiene en mí y rápidamente, jala de mi brazo, arrastrándome hacia la sala. Siento el incontrolable impulso de irme corriendo al baño de la habitación de Carrie y no salir hasta mañana, pero es demasiado tarde.

Cuando subo la mirada, me encuentro con los chicos mirándonos extrañados. Jay ha vuelvo a su expresión neutral. A veces pienso que sería buena actriz, por igual.

—Entonces, Lukas, ¿Cómo te fue por allá? Tienes muchas cosas que contarnos —comenta la pelinegra, sonriendo alegremente y tumbándome junto a ella, en el sillón más grande.
—No creo que tenga tantas como ustedes —replica sonriendo de lado y sus ojos se detienen en mi por un momento.

No puedo dejar de verlo y me remuevo incomoda cuando mi corazón comienza a latir más rápido de lo normal, nervioso. Desvío la mirada porque no soporto más sus ojos analizándome y me encuentro con el ceño fruncido de Niall, además de una mueca en sus labios, mirando de mí hacia Lukas. Momentos después, Michie sale de la cocina, aparentemente echada por Emma porque se escucha como la rubia grita: “¡Sal de aquí antes de que quemes todo, Mercedes!” y le siguen las carcajadas sonoras de Carrie.

Michelle rueda los ojos y se acerca con una sonrisa hacia nosotras, sentándose junto a Jay. Me fijo como la mirada de Zayn la sigue mientras se mueve y aprieto mis labios para suprimir un comentario que amenaza con salir de mi boca sobre aquellos dos. No puedo creer que hayan llegado a tratarse tan bien.

—¿Mercedes? —Lukas se ríe encantadoramente y mira divertido a su prima. Michie se sonroja y murmura algo que nadie entiende.
—Es un apodo que le queda excelente, ¿no crees? —se burla Jay, pasando un brazo por los hombros de nuestra miga.
—Mejor no respondo esa, recuerda que me quedare con ella —dice y mira de reojo a los chicos, que no han abierto la boca en todo este tiempo. La sala se siente con una peculiar paz debido a eso. — ¿Liam es el novio de Emma, no? ¿Y qué hay de los demás?

No entiendo por qué y no pienso indagar la posible razón, pero un latido alborota mi corazón al escuchar esa pregunta.

—Pues…aquí tenemos al jodón de Tomilson que es…
—Dime Louis —interrumpe el susodicho, entrecerrando los ojos en la morena. — Y soy el novio de Jay. El resto son: Harry, novio de Carrie y Niall, novio de Coraline.

Al decir la palabra “novio” el semblante de Lukas se tensa, solo por unos segundos ya que su mirada cambia a la relajada y feliz de antes, para no levantar cualquier sospecha. Pero lo he notado y eso solo hace que mi pobre corazón se altere más. Desvía sus ojos de mí hacia Niall, luego de estrechar la mano de Harry. El primero tiende su mano y lo mira con un recelo más que notable, mientras la mirada verde de Lukas es más bien neutral.

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—Por motivos de que el hermoso de Lukas está de vuelta, Emma ha preparado su deliciosa pasta Bucatini All Amatriciana —anuncia Carrie con un perfecto acento italiano, aplaudiendo felizmente.

Harry rueda los ojos y bufa exasperado, claramente molesto porque la atención de la castaña se ha centrado en el primo de Michie desde que cruzo la puerta. Tiene que entender que ha pasado mucho desde la última vez que lo vimos y siempre fuimos muy unidas a él. Nuestro cerrado grupo hizo una excepción en cuanto a Lukas y hemos pasado por mucho junto a él. Lukas se emociona por eso y al parecer el humor de Niall se enfría un poco, al ver de reojo la deliciosa pasta que Emma ha colocado en la mesa.

Claro, ellos están pasando por alto las miradas de complicidad de las Trillizas.

Suelto un suspiro y me preparo para el espectáculo, quedándome justamente sentada junto a Michie en el sillón. Jay se levanta, siguiendo el plan de “toda hambrienta” por una pasta que ni loca va a probar.

—Espera —Louis detiene a Jay de servirle, adoptando una mirada sospechosa. — ¿No le habrán puesto algo, verdad? —inquiere.
—Que paranoico eres, culón —Emma rueda los ojos. — Se te olvida que la hice para el fantástico de Lukas, obviamente no quiero envenenarlo.

Liam tensa el mentón al escuchar esas palabras salir de la boca de la rubia, ella parece notarlo porque  su sonrisa se amplia. Comparto una mirada  con Ellie que me dice que ella también lo ha notado y ambas sonreímos, negando ante la actitud de nuestra amiga.

—¿Vamos a comer o no, entonces? —pregunta Harry con un poco de entusiasmo. Las habilidades de Carrie la hacen poner una perfecta cara inexpresiva, cuando estoy segura de que ríe maléficamente por dentro.
—Tranquilo, ricitos, tampoco nos están esperando —lo calla Jay, señalándolo con el cucharon.

—Oye, Ellie —murmuro para que solo ella pueda escucharme. Ella estornuda y luego girar para verme, esperando a que continúe. — ¿Tuvieron cuidado de no ponerle a la de Lukas, verdad?

No sé por qué, pero la sonrisa que curva los labios de ella cuando pregunto eso me incomoda un poco. Ruedo los ojos e insisto a que me conteste.

—No, bobita, no le harán eso a él. Fíjate como Emma sacó su plato aparte, antes que nada —susurro de vuelta con la voz un poco ronca, producto de su resfriado por la última noche de locuras que tuvimos.

Estoy a punto de responderle cuando un chillido agudo me interrumpe. Ambas giramos asustadas por el ruido y nos encontramos con Louis, soltando de manera brusca el tenedor y sacando la lengua para echarse aire con las manos. El resto se queda mirándolo inexpresivos, como si el castaño estuviese loco, mientras Louis lucha por, al parecer, ‘enfriar’ su lengua.

—¡Maldición, esto pica! —chilla tan agudo que por un momento dudo que haya sido él.

Esa es la gota que derrama el vaso. Todos dejan caer el tenedor, pero ya es tarde, porque han tomado los primeros bocados. Y entonces, las risas se desatan. Las Trillizas comienzan a carcajear como tales hienas en un festín, debido a las expresiones de los chicos mientras tratan, desesperadamente, de quitar aquel horrible sabor de su boca. Michie parece un poco reacia a reírse, pero después de unos segundos suelta risotadas que son interrumpidas por estornudos o toses. Ni siquiera puedo mantener mi cara de póker face, porque al igual que Louis, Harry ha chillado de una manera tan femenina que me es imposible estallar. El único que se queda tranquilo es Lukas después de que tomara su tercer bocado y la salsa picante no hiciera efecto. En cambio, se veía muy entretenido observando a todos corretear en busca de agua y leche.

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Los chicos se han ido hace alrededor de cuarenta minutos, después de ser echados por Carrie debido a que “no veía por qué su presencia era necesaria en su apartamento” y queda, en definitiva, que la relación que yo pensé que está mejorando va de mal en peor.

Ahora, las burlas de las chicas se han detenido para escuchar con atención las anécdotas de Lukas, sobre cómo no pudo salir a comprar comida o a hacer cualquier cosa solo, debido a que aún no hablaba ruso entendible. Se quedaba encerrado, muriendo de frio, esperando a que su madre trajera exactamente lo que había pedido —lo que casi nunca ocurría.

El ruido de alguien tocando la puerta bruscamente retumba por la casa, interrumpiendo la siguiente historia del primo de Ellie. Extrañada, Carrie se levanta del sillón y se encamina hacia la puerta.

—Por favor, chequea quien es primero, así si es uno de aquellos idiotas, no los dejes entrar —comenta Emma, viendo desinteresadamente sus unas color blanco y negro.

Carrie hace lo ordenado y, cuando cierra un ojo para ver a través del orificio, frunce los labios y nos mira extrañada, dejando su mirada en Jay.

—Es Arnold —susurra, para que el hombre del otro lado de la puerta no escuche.

Los ojos de la morena se abren exageradamente y, reaccionando bruscamente, se lanza detrás de uno de los sillones individuales que quedan de frente a la puerta.

—¡Ni se te ocurra abrirle! —chilla detrás de su escondite a manera de advertencia.
—Yo creo que deberías hablar con el…— comienzo a decir, para ser interrumpida por un gruñido de su parte.
—¡No me vengas con tus porquerías, Coraline! Por mí, se puede ir al infierno —me interrumpe. Ruedo los ojos ante su terquedad.
—Míralo de esta manera: si hablas con él, tal vez se vaya más rápido —trato de convencerla, aunque en lo personal no me agrada esa idea.

Estoy convencida de que si ambos hablan civilizadamente, pueden arreglar las cosas y reconciliarse.
Los golpeteos en la puerta se escuchan de nuevo, insistentes.

—Voy a abrir.
—¡Traicionera!
—Es que Cora tiene razón, Jay —Carrie se encoje de hombros. — Por más que te cueste, debes intentarlo.

Jay refunfuña, pero no le queda de otra que salir de su “escondite” y hacerle frente a la situación que ha tratado de evitar por todo este tiempo, quedándose en casa de cada una. Es pura suerte que Arnold nos haya encontrado a todas aquí, pero bien saben todos nuestros padres que pasamos todo el tiempo que tenemos libre juntas y, mayormente, en el departamento de Carrie.

Cuando la nombrada abre la puerta y el enojado padre de Jay entra, nos hace señas para que nos retiremos de allí y los dejemos a solas. Con su mirada, la morena nos pide que nos quedemos con ella, pero bien sabemos que aunque queramos, deben hablar a solas y tratar de solucionar algo.

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Mis finales comienzan la semana que se aproxima y honestamente, no tengo la menor idea de cómo voy a poder aprobar con mis calificaciones usuales. Suelo estar motivada porque siempre suelo estar de buen humor, no importa lo que pase. Pero estos últimos días mi cerebro ha sido más bien un tornado lleno de emociones encontradas, que no me deja tiempo para nada. Casi no duermo y me abstengo a ver todas las Películas de Naruto que puedo, para poder despejar mi cabeza. Xander me hace compañía la mayoría del tiempo, es el único que comparte mis gustos por el anime en la casa, mientras mama se abstiene a decir que parezco una infante y papa asegura que los que él veía “en sus tiempos”, son mejores.

Trato de, ahora que Xander se ha ido a hacer la tarea por insistencia de mi madre, hundirme en los libros de Periodismo en vez de continuar viendo películas sin él. Tengo la mitad de mi cama rodeada de libros subrayados con resaltadores de todos los colores y apuntes, en la otra mitad me encuentro yo, sentada y mirando las letras esperando a que todo entre en mi cerebro como por arte de magia.

¿Por qué el Periodismo el llamado el Cuarto Poder? Haga un análisis profundo de este tema, incluyendo reacciones de múltiples países y como ha cambiado eso en la actualidad, para bien o para mal.

Resoplo y tomo la lapicera entre mis dedos, preparándome para hacer un análisis que vale el treinta por ciento de la calificación. Es casi imposible mantener mi concentración por más de siete minutos seguidos, por lo que tomo pausas repetidas para no hacer algún disparate y salir reprobando a fin del cuatrimestre. No puedo evitar pensar en que los días, los últimos días del contrato —por más que duela admitirlo— están pasando tan rápido que siento como si me los estuvieran arrebatando sin yo poder hacer algo al respecto.

Alguien toca la puerta de mi habitación y segundos después de que doy permiso para que pasen, mi castaño hermano entra con el teléfono de la casa en el oído, al parecer, hablando con una de las chicas.

—¿Quién es? —pregunto antes de que me lo pase. Responde un Michie, para después sentarse en mi cama y mirar curioso todo el desastre de letras que tengo encima de esta.
—¿Cómo sigue tu resfriado? ¿Ya estas mejor? —pregunto esperanzada, ya que detesto ver a alguien que me importa enfermo.
—Estoy bien —suelta una risita y su voz suena patosa, pero me abstengo de reclamarlo ya que su humor parece estar de buenas. — ¿Cómo vas tú con los estudios?
—Estoy considerando hacerme un trasplante de cerebro —ruedo los ojos y sonrío cuando ella carcajea a través de la línea. — Es que nada se me entra, es inútil.
—Ya lo harás, solo tienes que despejarte un poco más —me alienta con su por siempre calmado y positivo tono de voz. — Ahora, mama y papa los invitan a cenar, junto con Xander, esta noche. ¿Te apuntas?
—¿Quieres ir? —le pregunto a mi hermano antes de responder algo y cuando el asiente y sonríe, yo hago lo mismo, colgando al decirle “espéranos allí”.

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Repaso mentalmente, como por quinta vez, mi vestuario antes de tocar el timbre de la casa de Michie. Llevo una blusa de seda corta, sin magas, de cuadros blanco y negro con un pantalón de talle alto blanco y unas balerinas negras. Mi pelo esta suelto, completando el look casual. Xander está vestido con un suéter de lana azul turquesa y unos pantalones negros. Y, aunque suena increíble, quien parece estar más nerviosa soy yo, respecto al asunto de la cena.

Louise y su característica sonrisa nos abre la puerta y nos invita a pasar, avisando que Ellie se encuentra en su habitación preparándose para la cena. Pasamos a la pequeña mesa que se encuentra en el patio trasero, ya que su madre está preparando los últimos detalles y no quiere “chusmas” en la cocina que puedan hacerla cometer algún error, según las palabras de la chica.

—Oye, Cora, tengo que hacerte una pregunta muy seria —dice la castaña, cambiando rápidamente su sonrisa, ahora sus labios formando dos líneas rectas.

Miro a Xander, que me devuelve la mirada interrogante antes de regresar los ojos a ella, instándola a que continúe.

—¿Qué demonios pasa con Siva y mi hermana? —frunce el ceño y se cruza de brazos, con exasperación.

Xander suelta una risita por el apodo.

—¿De qué hablas?
—Sabes muy bien de lo que hablo, señorita —me señala con el dedo índice. — Hablo de que el idiota se está portando, aunque me de asco decirlo, demasiado bien. Y eso no me agrada —concluye, dándome una mirada triste.

Tardo unos segundos para comprender hasta que recuerdo que ella también sabe lo del contrato. Suspiro, con desgana y trato de buscar algo coherente que decirle, cuando realmente ni yo misma sé que es lo que pasa ni como asegurar que Michie vaya a estar bien. Sé que han estado congeniando mejor en estas últimas semanas, pero no creo que estén enamorados.

Antes de que pueda responderle, unos largos brazos me abrazan por detrás, haciendo que de un pequeño salto en mi lugar del susto. No es necesario voltearme para saber que es Lukas, ya que reconozco su olor característico. Me da un beso en la mejilla a forma de saludo y, cuando siento el rubor subir por mi cuello, con más razón no me giro para hacerle frente.

—¿Xander, eres tú? —pregunta, ojeando a mi hermano sorprendido. — Vaya, has crecido bastante niño —agrega, antes de ir a saludarlo con un apretón de manos y el clásico abrazo que hacen los hombres, además de revolverle el cabello, al parecer recordando aun su antigua costumbre.
—Sí, el deporte me ha ayudado un poco —el castaño se encoje de hombros y baja la mirada, un poco avergonzado.

Ha practicado basquetbol por un tiempo para ayudarlo y, por sugerencia de la psiquiatra, puede considerar entrar a clases de boxeo para ayudar con la Bipolaridad.

—Yo diría que mucho —comenta el ojiverde, burlón y sonríe cuando mi hermano lo hace.
—Oye, Xander —lo llama Louise. — ¿Quieres venir conmigo a preparar la mesa? —inquiere, pero sus intenciones no pasan desapercibidas por mí y la miro con los ojos entrecerrados. Ella evita mi acusadora mirada y sin esperar a que él le conteste, lo toma por la muñeca y se lo lleva a rastras.

Condenada sea la mente malévola de esa niña.

—Entonces…—el murmuro de Lukas me hace, finalmente, voltearme hacia él. Lleva puesto una camisa informal negra, con las mangas hasta los codos y un pantalón azul oscuro. — ¿Cómo lograron todo eso del contrato?

Su pregunta no hace más que sorprenderme. Abro la boca y lo miro incrédula. ¿Qué?

—Louise me dijo —admitió, encogiéndose de hombros. — Digamos que comencé a preguntarle acerca de cómo todos se habían conocido, ya que, seré honesto: me pareció demasiado extraño que salieran, justamente una con cada uno. Y puede que me haya puesto un poco celoso cuando me entere de que tú también tienes novio —hizo una mueca y mi corazón amenazo con salirse de su lugar en mi pecho. ¿Por qué debía ser tan directo con sus emociones? — Pero, debo admitir, que después de que me dijo eso… —deja el resto de la oración en el aire y, después, sube su mano para acariciar mi mejilla. Lo único que puedo hacer es subir mis ojos a los suyos, suspirando entrecortadamente debido a la repentina cercanía. — Y puede que sientas cosas por él, porque estoy consciente de cuanto amas a esa banda —continua y da otro paso hacia mí. — Aun así, definitivamente, no pierdo las esperanzas y quiero que lo sepas.

Me quedo aún más sobrecogida que antes, incluso algo conmovida. En prácticamente diez segundos, recuerdo la mayoría de las cosas que pasamos juntos y eso solo hace que mi corazón lata aún más rápido, desbocado. Los sentimientos que creí haber dejado de lado por Lukas, han comenzado a brotar tan rápido que quiero detenerlos por solo un momento. El me mira expectante, pero realmente no tengo nada que decir. Nada coherente, al menos.

Me veo salvada —y castigada, después de pensármelo— cuando un carraspeo de garganta hace que Lukas aparte su mano de mi rostro, pero aun así no se aleja. Giro sobre mis talones para encontrarme con dos pares de ojos mirando la escena, no muy felices. El primero es Zayn, quien parece haber sido el dueño del carraspeo y mira de brazos cruzados a Lukas. El segundo, y siento ganas de golpearme la frente con la palma de mi mano, es Niall. Pienso en preguntarle que hace aquí, pero creo que esto no es importante ahora, ya que sus ojos están estancados en mí de una forma que me hace apartar la mirada de inmediato.

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Nos encontramos en la casa de Emma, esta vez, solo mujeres, incluyendo a Sheila y a Louise. Algo definitivamente impresionante ha ocurrido. Cuando las hermanas Radicliffe cruzan por la puerta, la actitud de Louise es todo lo contrario a lo que suele ser: tranquila y, si no me equivoco, soñadora.

—Necesito que me ayuden en algo —pide con timidez cuando Jay le ha preguntado que mosca le pico.
—Que no sea algo malo, por favor —suplica Michie antes de que continúe, recibiendo una mirada fulminante por parte de su hermana.
—Como seguía —toma aire y rueda los ojos. — Quiero que Emma y Jay me ayuden a arreglarme.

Entre las cinco, nos miramos cuestionantes antes de comprender a lo que se refiere la castaña.

—¿Arreglarte, como para ir a una cita? —pregunto, ladeando la cabeza.
—¡¿Iras a una cita?! —exclama Emma con la voz llena de emoción. — ¡Con gusto te ayudo, pondré al mocoso a babear de lo bella que quedaras!

Louise se sonroja, confirmando las sospechas del resto.

—¿Cuándo pensabas decírmelo? —la acusa Michie, sus celos de hermana protectora saliendo a flote. — ¿Y por qué Emma y Jay?
—Tranquila, mujer —Louise levanta la mano y cierra los ojos. — Es que el resto de ustedes no sirven para eso. Como que no me gustan sus estilos —se mofa cuando yo la miro perpleja, Carrie finge tener el corazón roto y Michie comienza a reclamarle más.
—¡No me ataquen a la niña! Mercedes, deja los celos, que aún no sabemos quién es para que nos caiga mal —refunfuña Emma.
—¿Quién es el chico, de todos modos? —pregunta Jay, quien ha preferido no hablar de su conversación con Arnold a pesar de que Emma y Carrie espiaron y nos contaron todo. No salió como esperábamos.
—No tienen por qué saber eso.
—¿Bromeas, verdad?
—Sheila, ¿sabes quién es?

La peli-marrón bufa y se cruza de brazos, claramente molesta por la idea de que Louise tenga una cita. Su actitud me recuerda a la de Michie, celosa de que su hermana menor vaya a pasar a una fase de enamoramiento, donde probablemente piense que vaya a quedar de lado. Cuando aquel pensamiento cruza mi mente, comienzo a reírme sin poder evitarlo.

—¿Y tú de que te ríes, rubia? —cuestiona Carrie, confundida.
—Es que —suelto otra carcajada. — A mi parecer, Sheila también esta celosa.

La niña Wik me mira irritada y entonces sé que tengo razón, por lo que me rio con más ganas. No sé por qué la necesidad de ser tan sobreprotectora con Louise, no es que la pequeña no sepa cuidarse de cualquier chico que quiera aprovecharse de ella. Está bien, acepto que puedo ser igual de obsesiva cuando se trata de Xander, pero él no tiene el carácter que tiene la hermana de Michie. No es lo mismo.

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La reacción de todas es diferente y a la vez, la misma, al escuchar aquel nombre salir de la boca de Sheila. Una vez que Jay y Emma han acabado con Sheila, Claudia ha pasado a recogerla para llevarla a la cita que tanto la tuvo nerviosa todo el momento que estuvo con nosotros. Después de insistir, Sheila acaba contándonos todo, exagerando un poco debido a sus celos —los que tampoco quiere admitir.

—No puedes estar hablando en serio… —murmuro, mirando pasmada hacia un punto dijo en la pared.
—¿Por qué no? Ahora que lo pienso, ellos se verían lindos juntos —Emma interviene, encogiéndose de hombros.

Automáticamente, una imagen de Louise junto a Xander, tomados de la mano y sonriendo se cruza por mi cerebro.

—No es que se vean mal, es que él nunca me comento nada —replico, sintiéndome un poco herida ya que tuve que enterarme de esta manera.
—Tú conoces a tu hermano más que nosotras, Cora, sabes que le cuesta decir sus cosas —opina Carrie, sentándose a mi lado.
—Sí, pero…
—Yo tampoco vi eso venir —dice Michie, que parece aún más sorprendida que yo. — Pensé que Louise se interesaría en chicos tipo “bad boy” o más grandes que ella —agrega, frunciendo el ceño. — Pero me alegra saber que por lo menos es alguien decente.

En ese momento, alguien toca la puerta y Connor, el padre de Emma, entra a la habitación con una sonrisa emocionada plasmada en el rostro. Nos saluda a todas y se dirige a Jay con expresión paternal.

—Estoy consciente de que tal vez deteste que haga esto, Jay, pero como me dijo Emma, también sé que te encantara —comienza a decir, despertando la curiosidad de todas porque no entendemos ni media palabra. Lo miramos confundidas cuando le entrega una pequeña caja color lila, con un lazo morado oscuro, a Jay.

Con cautela, la pelinegra abre la pequeña caja y cuando puede observar el contenido, deja caer la quijada y abre los ojos de manera exagerada, además de llevarse una mano a la boca. Con los ojos cristalizados, observa de la caja hacia Connor, de Connor a Emma y repite la acción por lo menos dos veces más.

—No puedo aceptar esto.
—Claro que sí, lo harás, insisto —Connor empuja la cajita hacia ella. Sin poder aguantar más, me levanto de la cama y me alzo un poco para poder ver el contenido de la caja. Reacciono de la misma manera que la morena, llevando ambas manos a mi boca.

¡Son llaves! Al parecer, llaves de un departamento.

—Gracias por la sutil forma de eliminarse de mí —ironiza la morena, aceptando por fin y dándole un fuerte abrazo al papa de Emma, la cual aplaude sonoramente. Connor se ríe.

Cuando sale de la habitación, esperamos exactamente dos minutos para comenzar a chillar como cinco desquiciadas. Nos abrazamos y saltamos en la cama de Emma, demasiado felices con la nueva noticia.

—Nunca creo poder pagar esto, Emma —comenta la morena, poniéndose un poco sentimental.
—Ay déjate de mierdas, Jay, sabes que ni tienes que mencionarlo.
—¡Ahora tenemos otro lugar donde emborracharnos! —exclama Carrie y lanza su puño derecho al aire, haciéndonos estallar en carcajadas.

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—Tinker bell esta celosín, señoras y señores —se mofa Emma, parece extasiada con la actitud del rubio y no deja de mirarlo con los ojos bien abiertos y una sonrisa enorme.
—Claro que no —replica Niall y siento su mirada en mí, pero no soy capaz de levantar mi cabeza y mirarlo, como me ha pasado últimamente.

Estamos todos en el departamento de Carrie, como muchas veces, antes de que llegue la hora de ir a reunirnos con Simon para hablar sobre las rupturas. Por más que quiera, ya no puedo ignorar que aquello está en la vuelta de la esquina y de solo pensarlo, la tristeza amenaza con abrumarme.

Las chicas están gozando con el espectáculo que arma Niall, consciente o inconscientemente, debido al comentario de Carrie acerca del “amor incondicional que Lukas y yo sentimos por el otro”. El comentario ha puesto en alerta al rubio, ayudado por la escena que vio en la cena y confirmado por como Lukas nunca quitó sus ojos de mi durante esta.

Siento como se acerca a mí y con sus dedos, levanta mi mentón. Me encuentro con sus turbados ojos océano, buscando algo en los míos que no comprendo que es.

—¿Es eso verdad? —inquiere con voz contenida. —¿Realmente sientes cosas por el aun?
—No veo que importa eso —escupe Jay, la irritación notable en su tono de voz. — En pocos días, su “noviazgo” será historia, ¿no? Así que no jodas, campanita.
—Estoy hablando con ella, si no te importa —Niall sonríe falsamente y me tomo de la mano, para alejarnos un poco del resto, que seguía ensimismado viendo las noticias sobre los últimos escándalos en E!

Se queda mirándome sin decir nada por unos segundos. La verdad es que no entiendo que le pasa. Desde que pronunció aquel “Te quiero” (si, ese día no dormí para nada) ha estado más raro. Raro lindo, porque no puedo negar que a pesar de que no lo hace en frente de los demás, cuando estamos solos se vuelve tan tierno que mi corazón apenas puede soportarlo. Y sé que debería decir: “Si me ‘quiere’ entonces, debería demostrarlo delante de todos”. Pero, por otro lado, estoy yo tratando de entender su posición, a pesar de que me cueste. No es fácil estar en el ojo de la prensa, tener esa clase de contratos y toda esa presión por parte de Simon, sobre dar la imagen que deben dar. No me gusta, pero al fin y al cabo, no está en mi poder. Trato de entender que, si se encariña conmigo —por lo menos la mitad de lo que yo lo amo, o un cuarto, sé que soy la que pone más amor en esto— será más difícil para él. Por eso no estoy enojada. No quiero estarlo, porque no puedo evitar ponerme en sus zapatos y preguntarme que haría yo en esa clase de situación. Tampoco dejo de recordar que cada persona tiene una manera diferente de lidiar con las cosas, lo que me ha llevado a perdonar a Zayn, porque se ve arrepentido de haber tratado mal a Michie todo este tiempo sin razón alguna. Evito a toda costa pensar en lo que pasara después.

Si el resto de las chicas pensara como yo, no creo que sea tan difícil para nosotras la situación que está por comenzar. Aun así, estoy más que consciente que aunque les explicara mi punto de vista detalladamente, no podrían concordar conmigo. Y no las culpo por eso.

Mientras me mira, estoy tentada a decirle que Jay tiene razón. Es la verdad. Y que el demuestre que mi pasado con Lukas lo afecte, solo hace las cosas peor. Me hace sufrir más, porque aunque no con la misma intensidad, el sufre. Y eso no es lindo.

Antes de poder responderle, noto como sus ojos se quedan clavados en algo detrás de mí. O alguien. Y al ver como su mirada se endurece de a poco, algo en mi cabeza me alerta de que algo va muy mal. Los malos presentimientos, como este, son los más factibles avisos de que algo verdaderamente malo está a punto de ocurrir. Solo hace falta girarme para escuchar la voz de Giuliana, la presentadora de E! News, dando la noticia “más caliente” de la semana.

—Bienvenidos de vuelta a E! News —anuncia con una sonrisa enorme. — Y ahora, les hablaremos sobre aquellos rumores que comenzaron el fin de semana pasado, que según fuentes confiables, se ha vuelto mucho más que un rumor. Se trata de nadie más que “Nora”, el nombre que le han puesto las fans de One Direction a la tierna pareja de Niall Horan y Coraline Dench, estudiante de Periodismo —al escuchar eso, mi entrecejo se frunce y mis labios se fruncen. ¿Qué podrían ellos decir sobre nosotros? — Creo que ya saben de qué se trata, ¿no? ¡Según estas fuentes, los rubios han terminado su relación! —y al escuchar esas palabras a través del parlante del televisor, siento como mi corazón late ruidosamente y se detiene abruptamente por un segundo.

Toda la habitación se encuentra en un silencio profundo y las chicas me miran de reojo antes de llevar de vuelta su atención a la pantalla. Siento como mi expresión se ensombrece al escuchar la narración de Giuliana sobre los hechos, que según “la fuente” le ha dicho.

—Según sabemos, su relación ha ido en picada desde hace unos días, complicada por aquellas amenazas de fanáticas ‘dedicadas’ y el tour, que muy pronto, se acerca. También afirma que no ha sido lo mismo entre esos dos, ya que al parecer, la familia de Coraline ha tenido problemas en aceptar la relación que tiene su hija con el miembro de One Direction —estoy segura de que en ese momento voy a terminar cayéndome, así que me sujeto de una de las altas sillas que se encuentran en el desayunador. Estoy atónita. — Al parecer, la relación que a muchos nos gustaba (yo era una fan personal) no salió como se esperaba, ya que se nos ha confirmado que su relación ha acabado hace dos días, aproximadamente. Y al parecer, la rubia no ha perdido el tiempo. Chequeen como uno de nuestros paparazzis la encontró, en el apartamento de la actriz Carrie Benwik, una de sus mejores amigas.

Y como si nada de lo que haya decido anteriormente fuese suficiente, la pantalla muestra fotos de, nadie más que Lukas y yo, en el balcón de la castaña ese día que Arnold fue y decidimos quedarnos allí, simplemente platicando. Son justamente aquellas fotos donde los dos estamos riendo a más no poder, por una de sus ocurrencias. La última que muestran es una de Lukas abrazándome y besando mi frente.

¿Cómo han podido…?

—Niall, si estás viendo esto, quiero decirte de parte de la familia E! que lamentamos que todo haya acabado de esa forma. Ahora, volveremos en un momento para hablarles sobre el embarazo de Danielle Jonas y como va todo el procedimiento de ‘Seré un padre’ de Kevin Jonas.

—¡¿Qué demonios?! —gruje Jay, sin creer una sola mierda de lo que la pantalla acaba de mostrarnos. — ¡¿Qué diablos fue todo eso?! ¡¿Acaso están locos?!
—No puedo creer que hayan inventado toda esa mierda —murmura Ellie, sin despegar los ojos de la pantalla.
—Cora, querida, ¿estás bien? —Carrie se levanta y se acerca a mí con los brazos abiertos, pero yo no soy capaz de moverme.

En cambio, siento como alguien me toma por la muñeca y me hala hacia atrás y hacia afuera del departamento. Sé que es Niall, pero no hago objeción ni siquiera cuando cierra la puerta de un portazo y me mira fríamente.

—¿Qué fue todo eso? —pregunta y sé que está enojado por como su cuello está enrojeciéndose. Cuando no respondo, confundida porque si él no sabe, ¿Cómo se supone que yo sí?, toma una gran bocanada de aire y mira hacia el techo. — Coraline, ¿Qué fue eso?
—No entiendo…
—¡¿Qué no?! Eso de que Lukas y tú… —se estremece y deja el resto de la oración en el aire.

Son tres pensamientos lo que me llegan a la mente al escuchar eso.
¿Qué?
De todo lo que aquella reportera dijo, ¿solo escucho lo de Lukas?
¿¡Acaso está considerando que yo lo engañaría con alguien?! ¡Por Dios!

Eso último es lo que hace que finalmente, mi corazón se comience a romper en mil pedazos y comienzo a gritarle.

—¡¿Estás loco?! ¡¿Cómo puedes, si quiera, pensar que yo te engañaría con alguien?! Si, Lukas y yo tuvimos algo en el pasado, ¡eso no significa que sea infiel! ¡Eso no significa que vaya a engañarte, sabes lo que siento por ti! —mi voz se rompe y comienzo a sollozar descontroladamente, algo que no puedo evitar aunque tuviese todas las ganas del mundo.

—Pues eso es exactamente lo que parece… —escupe, lleno de ira y, puede que dolor, pero no es más dolor del que yo estoy sintiendo en este momento.

✘✘✘✘

Han pasado unos cuarenta minutos desde mi colapso emocional con Niall, fuera del departamento de Carrie. De alguna forma no conocida, los chicos han evitado que todas le partan la cabeza a Niall, pues habían escuchado todos los gritos y estoy segura de que los vecinos por igual. Con ayuda psicológica de los abrazos, he logrado calmar los sollozos y las lágrimas, aunque siento mi garganta seca y me ha comenzado a doler la cabeza. Aun así, insistí en que nos fuéramos a la reunión con Simon.

Cuando llegamos, el hace que Niall y yo nos sentemos primero, en las dos sillas frente a el mientras el resto espera detrás.  Nos examina en silencio por unos segundos, con dos dedos en el mentón, deteniendo su mirada en mis ojos rojos por un momento. Después de un segundo, baja la mirada y abre la boca.

—Espero que no les moleste que hayamos tomado la rienda de su ruptura, chicas.

No asimilo lo que ha dicho sino hasta segundos después, y estupefacta, antes de poder decir algo, una voz se adelanta.

—¡¿Qué?! ¡¿Tú le hiciste eso a Coraline?! —protesta Carrie, con los ojos saliéndose de su rostro.
—Déjenme explicarles el por qué…
—¡No digas nada, maldito Zordon! ¡Hubiese aceptado que me lo hicieras a mí, o hasta a Jay! ¡¿Pero Coraline?! —chilla Emma, levantándose del asiento y casi asesinando a Simon con la mirada.

Yo estoy demasiado descompuesta para reaccionar adecuadamente.

—Tienen que calmarse…—Simon intenta hablar, pero no lo dejan.
—Coraline es, probablemente, la fan más dedicada, tierna y verdadera que tienen estos cinco maricas hijos de puta, y ¡¡no es justo que la hayas humillado de esa manera!! —lo interrumpe ferozmente Jay, también se ha levantado y tiene sus dos manos hechas puños, a pesar de los puntos que recientemente ha obtenido en una.
—Deberían bajar su tono.
—Tranquilas…
—Ni se te ocurra intervenir, Krillin.
—Va a arrepentirse de meterse con Cora, sr. Cowell —escupe Carrie, mirándolo con tanto odio que me sorprende.
—No puedo creer que puedan ser tan injustos e inhumanos, después de todo lo que ella ha hecho —refuta Michie, mirándolo con sorpresa.

Mientras los gritos y reclamos continúan, yo me dedico a ordenarle a las lágrimas que no salgan de mis cristalizados ojos. En medio del drama, Niall me mira apenado y arrepentido. Pero ya he tenido suficiente. Algo que no puedo olvidar es cuando alguien, por la razón que sea, desconfía de aquella manera de mi —aun cuando le he dado todas las razones para no hacerlo, cuando le entregado todo.

—Cora…
—No digas nada, Niall —lo interrumpo. — Esta claro en quien confías mas —mi voz amenaza con cortarse, así que hago un esfuerzo e inspiro antes de continuar. — Así que, si me disculpas, me voy porque ya no tengo nada que hacer aquí —me levanto de la silla, con el ultimo trozo de coraje que queda dentro de mí, y me acerco a él para posar mis labios en su mejilla en un pausado beso. Cierro mis ojos y entonces, no puedo impedir que una lágrima corra por mi mejilla izquierda. — Gracias por todo.

Salgo de allí antes de que más lágrimas corran apresuradamente por mis mejillas, sin importarme que todos siguen peleando o que hayan presenciado aquello. Segundos después de cerrar la puerta de la oficina de Simon, las chicas salen corriendo detrás de mí. Y aun con el rostro bañado en lágrimas y el corazón atravesado por miles de agujas; sonrío para mis adentros, ya que, siento su incondicional amor y apoyo hacia mí, y eso es justo lo que necesito en el momento.