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"Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Capitulo Cuarenta
Buenos días, mundo. Tu ______ reportando. Espera que me desperece un poco. No me lo puedo creer... ¡Fue maravilloso! Basta, deja de pensar en ello, ______. Vuelve a la normalidad. Fly down... Mantén los pies en el suelo. No a tres metros sobre el cielo... Cuanto más arriba se sube... ¡más daño se hace uno al caer! No quiero traerme mal fario a mí misma, pero ¡vaya! Así. Mejor. Low profile. Veamos... ¿qué me pongo hoy? Hoy toca filosofía. Qué mierda. No tengo ningunas ganas. Hoy tiene que explicar a ese Popper, me parece. Me temo que será un plomo. De modo que es preciso que me vista alegre y con colores para que me sirva de antídoto. ______ abre su armario. Observa escrutadora las perchas. Vaqueros Onyx de color rosa con camiseta a rayas. No. Parezco una bombonera. Falda stretch con camiseta de cuello en V. Demasiado colegial. Pantalones estrechos azules estilo retro con camisa amarilla sin mangas y de cuello alto. Esto. Popper, te derrotaré con los colores de una mañana de sol. Después, mientras empieza a sacar la ropa del armario cambia de idea. Pero ¡¿qué feliz soy?! ¡Demasiado! Pero tengo un miedo de la hostia...
Todo el mundo llega corriendo a la puerta de la escuela. Una copia unos ejercicios, otra se despereza con aire somnoliento, otra está turnando con una expresión que no deja lugar a dudas sobre si atravesará aquella puerta o no. Otra, más absurda que las demás, se pone un poco de colorete y no deja de mirarse en el espejito de su ciclomotor. O quiere dar el golpe con su nuevo look, o espera poder cobrarse alguna deuda con un golpe bajo. Ella no. Ella se siente más mayor que de costumbre. Camina orgullosa, divertida, eufórica como nunca. Bueno, en el fondo es verdad. De alguna manera, ya ha alcanzado la madurez.
—Olas, ¿estáis preparadas? ¡He encontrado al hombre de mi vida!
—¡No me digas! ¿Qué demonios has hecho?
—¿Y nos lo dices así? ¡Estás loca, explícanoslo todo! ¡Rápido!
Parece como si Olly, Diletta y Erica hubiesen enloquecido. Una deja de copiar, la otra de maquillarse, la última tira su cigarrillo.
—Por eso estabas fuera de cobertura anoche. ¡Va, explica! ¿Lo hiciste? ¿Quién es, lo conocemos? ¡Venga, desembucha, que nos tienes en ascuas! —Olly la coge por el brazo—. Si no nos lo cuentas todo, pero todito todo y de prisa... te juro que se lo digo a Fabio.
______ no puede creer lo que oye. Se vuelve hacia ella y la mira con ojos como platos.
—¿Qué?
—Lo juro. —Olly se pone los dedos cruzados en la boca y los besa. De inmediato se lleva la mano derecha al pecho y levanta la izquierda, luego, creyendo haberse equivocado, lo cambia todo, se pone la izquierda en el pecho y levanta la derecha. Al final opta por levantar sólo dos dedos de la mano derecha—. Te doy mi palabra. Jo, no sé cómo funcionan estas cosas, pero si no nos lo cuentas todo, cantaré de plano.
—Traidora, eres una sucia traidora. Ok... —Por un momento, parece que va a hablar, pero de improviso se suelta de Olly—. ¡Por culpa de una sucia espía, las Olas quedan disueltas! —Y se echa a correr, riéndose como una loca. Sube los escalones de la entrada de dos en dos y, rápidamente, Diletta, Erica e incluso la misma Olly salen tras ella.
—¡Cojámosla! ¡Rápido, cojámosla! ¡Hagámosla hablar!
Y todas corren a toda pastilla detrás de ______, escaleras arriba, ayudándose apoyando las manos en la barandilla. Y tiran y empujan, intentando coger mayor velocidad. Luego siguen por el largo pasillo de las aulas. Diletta, que siempre es la que más en forma está de todas, la que no bebe, ni fuma, a la que le gustaría tanto hacer algo pero siempre se acuesta demasiado temprano, en un momento le está pisando los talones a ______. Olly que es la más rezagada de todas le grita a la amiga:
—¡Plácala! ¡Plácala! ¡Detenla! ¡Tírate... cógela!
Y Diletta lo logra, la agarra por la chaqueta y tira, tropiezan y caen al suelo. Diletta acaba encima y, en seguida, llega Erica que frena y se detiene a un milímetro de ambas; a continuación llega Olly, jadeante, pero no consigue frenar y acaba encima de Erica. Y ambas se caen sobre ______ y Diletta. Las cuatro por el suelo ríen y bromean. Las tres se montan en ______ y le hacen cosquillas intentando hacerla hablar.
—¡Basta, basta! Dios mío, estoy toda sudada. Ya no puedo más. Basta, quitaos de encima.
—¡Primero habla!
—Basta, basta, por favor, que me hago pipí encima, ay, no puedo más, quitaos de encima, ¡ay!
Olly le coge el brazo y se lo retuerce.
—Primero habla, ¿ok?
—¡Ok, ok! —______ acaba por rendirse.
—Se llama Nick, Nick, pero no lo conocéis, es mayor que nosotras.
—¿Cuánto mayor?
—Bastante más mayor...
Olly se le sienta sobre el estómago.
—¡Ay, ay, me haces daño, Olly, ya vale!
—Di la verdad, ¿te lo has follado?
—No, pero ¿qué dices?
Olly le agarra el brazo de nuevo, mientras las otras la sujetan. Olly intenta retorcérselo al estilo de una llave de judo.
—¡Ay, me haces daño!
—Entonces, ¡habla! ¿Te lo has follado o no?
—Un poquito.
—Chicas.
______, Olly, Diletta y Erica ven unos zapatos enormes frente a sus rostros. Mocasines gastados pero impolutos. Poco a poco, levantan la vista. Es el director. Se ponen en pie de inmediato, intentando recomponerse un poco. Olly, Diletta y Erica han sido las más rápidas. ______ ligeramente dolorida todavía, ha tardado un poco más.
—Disculpe, señor director, nos hemos caído y, claro, nos ha entrado la risa... Bueno, sí, estábamos bromeando...
—En realidad, me estaban torturando...
Erica, que es la que está más cerca, le da un codazo a ______ intentando hacerla callar, después se hace cargo de la situación.
—Es bonito venir a la escuela con un poco de alegría, ¿no? El ministro de Educación lo dice siempre en su discurso de apertura de curso: «Chicos, no tenéis que considerar la escuela como una aflicción, sino como la ocasión de...» ¿Verdad, Diletta, que lo dice?
—Sí, sí... es verdad —la secunda Diletta sonriente.
En cambio el director está de lo más serio.
—Muy bien. —Mira su reloj—. La clase está a punto de comenzar.
Diletta interviene.
—Pero he visto que no ha llegado la profe de italiano.
—En efecto. Os daré yo la clase. De modo que si sois tan amables de ir hacia el aula, con alegría, por supuesto, evitaremos conversaciones inútiles en el pasillo.
El director echa a andar por delante de ellas hacia la clase. Las cuatro caminan lentamente detrás de esa figura austera. Parecen un poco la gallina con sus pollitos. Olly adopta una expresión como diciendo: «Qué pesado». Pero, por supuesto, lo hace bien oculta por Erica, que camina delante de ella. Luego Olly coge a ______ por la chaqueta y tira de ella.
—Eh, ¿qué significa «un poquito»?
______ levanta el brazo con exageración y traza con él un círculo.
—Era una broma. «Un poquito» es una manera de decirlo. Fue más de lo que había sentido hasta ahora... y más de lo que podía imaginar... ¡Un sueño, vaya! —Después sonríe, se escapa de ella y entra en clase.
Olly se queda en la puerta y la mira con despecho.
—¡Dios, cómo te odio cuando haces eso! J.A. ¡Jodida Afortunada!
Buenos días, mundo. Tu ______ reportando. Espera que me desperece un poco. No me lo puedo creer... ¡Fue maravilloso! Basta, deja de pensar en ello, ______. Vuelve a la normalidad. Fly down... Mantén los pies en el suelo. No a tres metros sobre el cielo... Cuanto más arriba se sube... ¡más daño se hace uno al caer! No quiero traerme mal fario a mí misma, pero ¡vaya! Así. Mejor. Low profile. Veamos... ¿qué me pongo hoy? Hoy toca filosofía. Qué mierda. No tengo ningunas ganas. Hoy tiene que explicar a ese Popper, me parece. Me temo que será un plomo. De modo que es preciso que me vista alegre y con colores para que me sirva de antídoto. ______ abre su armario. Observa escrutadora las perchas. Vaqueros Onyx de color rosa con camiseta a rayas. No. Parezco una bombonera. Falda stretch con camiseta de cuello en V. Demasiado colegial. Pantalones estrechos azules estilo retro con camisa amarilla sin mangas y de cuello alto. Esto. Popper, te derrotaré con los colores de una mañana de sol. Después, mientras empieza a sacar la ropa del armario cambia de idea. Pero ¡¿qué feliz soy?! ¡Demasiado! Pero tengo un miedo de la hostia...
Todo el mundo llega corriendo a la puerta de la escuela. Una copia unos ejercicios, otra se despereza con aire somnoliento, otra está turnando con una expresión que no deja lugar a dudas sobre si atravesará aquella puerta o no. Otra, más absurda que las demás, se pone un poco de colorete y no deja de mirarse en el espejito de su ciclomotor. O quiere dar el golpe con su nuevo look, o espera poder cobrarse alguna deuda con un golpe bajo. Ella no. Ella se siente más mayor que de costumbre. Camina orgullosa, divertida, eufórica como nunca. Bueno, en el fondo es verdad. De alguna manera, ya ha alcanzado la madurez.
—Olas, ¿estáis preparadas? ¡He encontrado al hombre de mi vida!
—¡No me digas! ¿Qué demonios has hecho?
—¿Y nos lo dices así? ¡Estás loca, explícanoslo todo! ¡Rápido!
Parece como si Olly, Diletta y Erica hubiesen enloquecido. Una deja de copiar, la otra de maquillarse, la última tira su cigarrillo.
—Por eso estabas fuera de cobertura anoche. ¡Va, explica! ¿Lo hiciste? ¿Quién es, lo conocemos? ¡Venga, desembucha, que nos tienes en ascuas! —Olly la coge por el brazo—. Si no nos lo cuentas todo, pero todito todo y de prisa... te juro que se lo digo a Fabio.
______ no puede creer lo que oye. Se vuelve hacia ella y la mira con ojos como platos.
—¿Qué?
—Lo juro. —Olly se pone los dedos cruzados en la boca y los besa. De inmediato se lleva la mano derecha al pecho y levanta la izquierda, luego, creyendo haberse equivocado, lo cambia todo, se pone la izquierda en el pecho y levanta la derecha. Al final opta por levantar sólo dos dedos de la mano derecha—. Te doy mi palabra. Jo, no sé cómo funcionan estas cosas, pero si no nos lo cuentas todo, cantaré de plano.
—Traidora, eres una sucia traidora. Ok... —Por un momento, parece que va a hablar, pero de improviso se suelta de Olly—. ¡Por culpa de una sucia espía, las Olas quedan disueltas! —Y se echa a correr, riéndose como una loca. Sube los escalones de la entrada de dos en dos y, rápidamente, Diletta, Erica e incluso la misma Olly salen tras ella.
—¡Cojámosla! ¡Rápido, cojámosla! ¡Hagámosla hablar!
Y todas corren a toda pastilla detrás de ______, escaleras arriba, ayudándose apoyando las manos en la barandilla. Y tiran y empujan, intentando coger mayor velocidad. Luego siguen por el largo pasillo de las aulas. Diletta, que siempre es la que más en forma está de todas, la que no bebe, ni fuma, a la que le gustaría tanto hacer algo pero siempre se acuesta demasiado temprano, en un momento le está pisando los talones a ______. Olly que es la más rezagada de todas le grita a la amiga:
—¡Plácala! ¡Plácala! ¡Detenla! ¡Tírate... cógela!
Y Diletta lo logra, la agarra por la chaqueta y tira, tropiezan y caen al suelo. Diletta acaba encima y, en seguida, llega Erica que frena y se detiene a un milímetro de ambas; a continuación llega Olly, jadeante, pero no consigue frenar y acaba encima de Erica. Y ambas se caen sobre ______ y Diletta. Las cuatro por el suelo ríen y bromean. Las tres se montan en ______ y le hacen cosquillas intentando hacerla hablar.
—¡Basta, basta! Dios mío, estoy toda sudada. Ya no puedo más. Basta, quitaos de encima.
—¡Primero habla!
—Basta, basta, por favor, que me hago pipí encima, ay, no puedo más, quitaos de encima, ¡ay!
Olly le coge el brazo y se lo retuerce.
—Primero habla, ¿ok?
—¡Ok, ok! —______ acaba por rendirse.
—Se llama Nick, Nick, pero no lo conocéis, es mayor que nosotras.
—¿Cuánto mayor?
—Bastante más mayor...
Olly se le sienta sobre el estómago.
—¡Ay, ay, me haces daño, Olly, ya vale!
—Di la verdad, ¿te lo has follado?
—No, pero ¿qué dices?
Olly le agarra el brazo de nuevo, mientras las otras la sujetan. Olly intenta retorcérselo al estilo de una llave de judo.
—¡Ay, me haces daño!
—Entonces, ¡habla! ¿Te lo has follado o no?
—Un poquito.
—Chicas.
______, Olly, Diletta y Erica ven unos zapatos enormes frente a sus rostros. Mocasines gastados pero impolutos. Poco a poco, levantan la vista. Es el director. Se ponen en pie de inmediato, intentando recomponerse un poco. Olly, Diletta y Erica han sido las más rápidas. ______ ligeramente dolorida todavía, ha tardado un poco más.
—Disculpe, señor director, nos hemos caído y, claro, nos ha entrado la risa... Bueno, sí, estábamos bromeando...
—En realidad, me estaban torturando...
Erica, que es la que está más cerca, le da un codazo a ______ intentando hacerla callar, después se hace cargo de la situación.
—Es bonito venir a la escuela con un poco de alegría, ¿no? El ministro de Educación lo dice siempre en su discurso de apertura de curso: «Chicos, no tenéis que considerar la escuela como una aflicción, sino como la ocasión de...» ¿Verdad, Diletta, que lo dice?
—Sí, sí... es verdad —la secunda Diletta sonriente.
En cambio el director está de lo más serio.
—Muy bien. —Mira su reloj—. La clase está a punto de comenzar.
Diletta interviene.
—Pero he visto que no ha llegado la profe de italiano.
—En efecto. Os daré yo la clase. De modo que si sois tan amables de ir hacia el aula, con alegría, por supuesto, evitaremos conversaciones inútiles en el pasillo.
El director echa a andar por delante de ellas hacia la clase. Las cuatro caminan lentamente detrás de esa figura austera. Parecen un poco la gallina con sus pollitos. Olly adopta una expresión como diciendo: «Qué pesado». Pero, por supuesto, lo hace bien oculta por Erica, que camina delante de ella. Luego Olly coge a ______ por la chaqueta y tira de ella.
—Eh, ¿qué significa «un poquito»?
______ levanta el brazo con exageración y traza con él un círculo.
—Era una broma. «Un poquito» es una manera de decirlo. Fue más de lo que había sentido hasta ahora... y más de lo que podía imaginar... ¡Un sueño, vaya! —Después sonríe, se escapa de ella y entra en clase.
Olly se queda en la puerta y la mira con despecho.
—¡Dios, cómo te odio cuando haces eso! J.A. ¡Jodida Afortunada!
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
hahaha son unas locas!
pro pro en serio solo eso? :sad: sube mas por faaaa
pro pro en serio solo eso? :sad: sube mas por faaaa
Invitado
Invitado
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
no la dejes haci!!
sube un cap
mas....un..cap :(
sube un cap
mas....un..cap :(
Vanee LovatoD'Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
siguela siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
nickian
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
jajajajajajja
que forma de sacar informaciooonn
jejejeje
siguela porfaaaaaaa
y es cierto a veces los directores son muy especiales
:P :P :P :P
:roll: pero los tenemos que obedecer
que forma de sacar informaciooonn
jejejeje
siguela porfaaaaaaa
y es cierto a veces los directores son muy especiales
:P :P :P :P
:roll: pero los tenemos que obedecer
chelis
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
K LINDA FORMA D SACAR INFORMACION! :P
SIGUELA!!! :twisted:
SIGUELA!!! :twisted:
Just Me! Melissa! :)
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
jajajajaja bueee esta bien metamos a tay y ya ustedes con los tres jonas y yo con NICK,joe y tay asi hay igualdad jajaja hay que ser compartidas (eso me dice mi mama cuando mi hermana esta jodiendo) joo!!y yo no las pervierto solo las enseño como son las cosas bellas de la vida jajajaja saludos te quiero
Bianca
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Capitulo Cuarenta y uno
Nick acaba de entrar en su despacho. Se ha vestido particularmente bien. Aunque sólo sea para impresionar, visto que no tiene la más mínima idea de cómo va a presentarse en la reunión de por la tarde con su director, Leonardo. Y, sobre todo, con qué idea.
—Buenos días a todos. —Saluda con una sonrisa a las varias secretarias de la planta—. Buenos días, Marina. Buenos días, Giovanna. —Saluda también a Donatella, la de la centralita, que le responde con un gesto de cabeza y sigue jugando a algo en el ordenador que tiene delante.
Camina lentamente, seguro. Orgulloso, sereno, tranquilo. Sí. Lo que se muestra es lo que se vende. No recuerda bien dónde ha oído esa frase, pero le viene bien ahora. En realidad, se acuerda de otras dos. Primera ley de Scott: «Cuando una cosa va mal, probablemente tendrá aspecto de funcionar bien.» Y ese aspecto es el que Nick está intentando adoptar ahora. Pero está también la ley de Gumperson: «La probabilidad de que un suceso ocurra es inversamente proporcional a su deseabilidad.» No. Mejor la primera. Si caminas de prisa, todos se dan cuenta de que la situación se te ha escapado de las manos. Y eso no es así. Todavía sigues siendo el primero, el más fuerte, el dueño indiscutible de la situación. Nick decide tomarse un café. Se dirige hacia la máquina, coge de una caja una cápsula monodosis en la que pone «Café Expreso» y la mete en el lugar apropiado. Coloca un vasito de plástico debajo del pitorro. Aprieta un botón verde. El motor se pone en funcionamiento y, poco después, el café empieza a salir, humeante, negro, en su punto. Justo al contrario que su situación. Nick controla el nivel del agua y aprieta el «stop». Espera a que caigan las últimas gotas y coge el vaso. Se vuelve y casi están a punto de chocar. Marcello. Su oponente. Está allí, frente a él. Y con una sonrisa.
—Eh, ha faltado poco, ¿eh? ¡A mí también me apetece un café! —Y coge también una cápsula, la mete en la máquina, coloca un vasito debajo y la pone en marcha. Luego le sonríe—. Qué extraño... a veces se desean las mismas cosas en el mismo momento.
—Sí, pero el secreto está en que no sea una casualidad. Debemos conseguir que todos tengan ganas de lo mismo cuando nosotros lo decidamos. Para eso trabajamos...
Marcello sonríe y detiene la máquina. Coge dos bolsitas de azúcar de caña y se las echa, una tras otra, en el vasito. Renueve con el palito de plástico transparente.
—¿Sabes?, ayer presenté mi primera idea.
—Ah, ¿sí?
Marcello lo mira intentando averiguar si de veras no está ya al corriente.
—Sí. ¿No lo sabías?
—Me lo estás diciendo tú ahora.
—Pensaba que Leonardo te habría dicho algo.
—Pues no, no me ha dicho nada.
Marcello toma un sorbo de café. Lo remueve nuevamente con el palito.
—La verdad es que estoy bastante satisfecho con el resultado. Creo que es algo nuevo. No revolucionario, pero sí nuevo. Eso es, nuevo y simple.
Nick sonríe. Ya, piensa, pero Leonardo quiere que sea «nuevo y sorprendente».
—¿Por qué sonríes?
—¿Yo?
—Sí, estabas sonriendo.
—No sé. Pensaba en que tú te echas dos bolsitas de azúcar en el café y que yo en cambio lo tomo amargo.
Marcello lo mira de nuevo. Entorna un poco los ojos, intenta estudiarlo, tratando de averiguar qué es lo que esconde.
—Sí, pero el resultado no cambia. Sigue siendo café.
Nick sigue sonriendo.
—Vale, pero la diferencia puede ser grande o pequeña.
—Claro, la diferencia es que puede ser amargo o no serlo.
—No, más simple. Puede ser un buen café o bien un café demasiado dulce.
Nick termina de tomar el suyo y arroja el vasito a la papelera. También Marcello se toma su último sorbo. Después saborea los granitos de azúcar que se han quedado en el fondo y los mastica. A Nick le molesta un poco el ruido que hace. Marcello lo mira. Después se dirige a él con curiosidad.
—Nick, ¿tú cuántos años tienes?
—Cumpliré treinta y siete en un par de meses.
Marcello arroja el vasito a la papelera.
—Yo acabo de cumplir veinticuatro. De todos modos, estoy convencido de que nosotros dos tenemos más cosas en común de lo que te imaginas.
Se quedan así un momento, en silencio. Después Marcello sonríe y extiende la mano.
—Bien, buena suerte, vamos a trabajar y que gane el mejor.
Nick le estrecha la mano. Le gustaría decirle: «A propósito de tu edad y de la dulzura de la vida, bueno, yo anoche lo pasé fantásticamente bien con una chica de diecisiete años.» Pero no está tan seguro de que en realidad eso sea un punto a su favor. Entonces sonríe, se da la vuelta y se dirige a su despacho. Pero después de haber dado unos cuantos pasos, se mete la mano derecha en el bolsillo del pantalón. No busca las llaves. Busca un poco de suerte. Justo la que necesita. En la vida no resulta tan fácil encontrar bolsitas de azúcar que la hagan menos amarga. Precisamente en ese momento pasa el director.
—Ah, hola, Nick, buenos días. ¿Todo bien?
Nick sonríe, saca la mano rápidamente del bolsillo y le hace una señal juntando el pulgar y el índice.
—¡Sí, todo ok!
—Bien, te veo en forma. Así me gusta. Entonces quedamos a las cuatro en mi despacho.
—¡Desde luego! A las cuatro.
En cuanto se va, Nick mira el reloj de la pared. Las diez y pocos minutos. Dispongo de apenas seis horas para dar con la idea. Una gran idea. Y, sobre todo, nueva y sorprendente. Y, lo más importante de todo, que me permita quedarme en Roma. Nick entra en el despacho. Andrea Soldini y los demás están alrededor de la mesa.
—Buenos días a todos, ¿cómo va eso?
—Tirando, jefe.
Andrea se le acerca con unos folios. Le muestra algunos. Viejos anuncios de caramelos con las situaciones y los personajes más diversos. Indios y vaqueros, niños de color, deportistas, incluso un mundo galáctico.
—Ejem, jefe. Éstos son los ejemplos más significativos de todos los anuncios de caramelos que se han hecho en todos los tiempos. Mira, éste está muy bien. Funcionó estupendamente en el mercado coreano.
—¿Coreano?
—Sí. Se vendieron muchísimo.
Nick coge el folio y lo mira.
—Pero ¿de qué tipo eran?
—Bueno, eran caramelos de frutas.
—Ya, pero ¿no lo habéis leído? ¿No sabéis que el producto LaLuna, además de los de fruta, tiene un montón de sabores nuevos? Menta, canela, regaliz, café, chocolate, lima...
Dario mira a Andrea Soldini y enarca las cejas. Como diciendo: «Ya lo decía yo que este tipo es un negado.» Andrea se da cuenta, pero intenta arreglarlo de algún modo.
—Bueno, podríamos colgarlos de las nubes.
—Sí, la luna colgada de las nubes.
Giorgia sonríe.
—Bueno, no está tan mal. Tipo: «Cuélgate del...», y después el nombre del gusto. Un montón de lunas colgadas de las nubes.
—Si por lo menos tuviesen algún gusto innovador, qué se yo, de berenjena, de champiñón, de col, de berza...
Nick se sienta a la mesa.
—Sí, y todos los sabores colgados de las nubes. Y a esperar que no llueva. A ver, dejadme ver algún diseño del eslogan.
Michela le alarga una cartulina con la palabra «LaLuna» escrita con los tipos de letra más diversos. Andrea le acerca una carpeta amarilla en la que está escrito «Top-Secret» y, entre paréntesis, «el atajo». Nick lo mira. Andrea se encoge de hombros.
—Me lo pediste, ¿no?
—Sí, pero con un poco de discreción. Sólo le falta luz incorporada, ¿cómo si no, van a leerlo en Japón?
—¡Con un satélite! —Pero Andrea comprende al instante que el chiste no viene a cuento. Intenta arreglarlo—. Jefe, Michael Connelly dijo que la mejor manera de pasar desapercibido es llamar la atención.
A Nick le gustaría decirle: «A lo mejor por eso te ignoran siempre.» Pero prefiere dejarlo correr.
—Veamos qué es lo que han hecho...
Andrea se inclina despacio y, con una mano ante la boca, le dice:
—El director no está muy satisfecho. Vaya, que le parece demasiado clásico. O sea, que no es nada de lo que...
Nick levanta la tapa de la cartulina. En el centro, aparece un paisaje con ríos, lagos y montañas. Todo con forma de luna y perfectamente dibujado. Y debajo, en rojo, con un tipo de letra parecido al de Jurassic Park, un título: «LaLuna: una tierra a descubrir.» Andrea pasa el primer folio. Debajo hay otro. El mismo diseño con otro título: «LaLuna. Sin fronteras.»
—Venga ya, para tener veinticuatro años no ha inventado mucho, ¿eh? La letra de Jurassic Park es vieja y «sin fronteras» recuerda aquel Programa... ¿Cómo era? ¡Anda ya! ¿Y una tierra a descubrir? ¿Qué es esto, el caramelo de Colón? ¡Así pues es el anuncio de un huevo!, no de una luna. A estos los ganamos con la gorra, ¿verdad, Nick?
Nick lo mira. Después cierra la carpeta.
—Al menos ellos han presentado un trabajo.
—Sí, pero muy manido. —Andrea lo mira—. ¿Y a ti, jefe? ¿Se te ha ocurrido alguna idea buena?
Michela y Giorgia se acercan curiosas. Dario coge una silla y se sienta, preparado para la revelación. Nick repiquetea un poco con los dedos sobre la carpeta amarilla. Los mira uno a uno. Tiempo. Tiempo. Se necesita tiempo. Y, sobre todo, tranquilidad y serenidad. Primera ley de Scott. Sólo así conservarás el control de la situación.
—Sí. Alguna... Alguna idea buena, curiosa... Pero todavía estoy trabajando sobre ello...
Dario mira el reloj.
—Pero son las diez y media, y la reunión es a las cuatro, ¿no?
—Así es. —Nick sonríe, aparentando seguridad—. Y cuando llegue la hora, estoy seguro de que habremos dado con la adecuada. Venga, vamos a hacer un poco de brainstorming. —Después coge la carpeta amarilla y se la muestra a todos—. Esto lo superamos fácilmente, ¿no es así? —De ese modo busca dar más confianza al grupo—. ¿No es cierto? —O al menos lo intenta...
Un sí general, aunque algo débil, hace que, por un momento, todo el entusiasmo de Nick se tambalee. Michela, Giorgia y Dario se van hacia sus ordenadores. Andrea se queda allí, sentado a su lado.
—¿Nick?
—¿Sí?
—Lo de las nubes no te ha gustado mucho, ¿eh?
—No. No es ni nuevo ni sorprendente.
—Ya, pero es mejor que el atajo.
—Sí, pero no es suficiente, Andrea. Para quedarse en Roma no es suficiente.
Nick recoge los folios con los anuncios antiguos. Los hojea lentamente uno a uno, buscando desesperadamente un vislumbre de inspiración, cualquier cosa, una pequeña chispa, una llamita que pueda encender su pasión creativa. Nada. Oscuridad absoluta. De improviso en su mente aparece un resplandor lejano, una lucecita, una débil esperanza. ¿Y si ella tuviese la idea adecuada? La chica del surf, la chica de los pies en el salpicadero, la chica de los jazmines... ______. Y justo en ese mismo instante Nick lo comprende. Sí, así es. Su única solución se halla en manos de una chica de diecisiete años. Y de repente le parece que Lugano está a la vuelta de la esquina.
Nick acaba de entrar en su despacho. Se ha vestido particularmente bien. Aunque sólo sea para impresionar, visto que no tiene la más mínima idea de cómo va a presentarse en la reunión de por la tarde con su director, Leonardo. Y, sobre todo, con qué idea.
—Buenos días a todos. —Saluda con una sonrisa a las varias secretarias de la planta—. Buenos días, Marina. Buenos días, Giovanna. —Saluda también a Donatella, la de la centralita, que le responde con un gesto de cabeza y sigue jugando a algo en el ordenador que tiene delante.
Camina lentamente, seguro. Orgulloso, sereno, tranquilo. Sí. Lo que se muestra es lo que se vende. No recuerda bien dónde ha oído esa frase, pero le viene bien ahora. En realidad, se acuerda de otras dos. Primera ley de Scott: «Cuando una cosa va mal, probablemente tendrá aspecto de funcionar bien.» Y ese aspecto es el que Nick está intentando adoptar ahora. Pero está también la ley de Gumperson: «La probabilidad de que un suceso ocurra es inversamente proporcional a su deseabilidad.» No. Mejor la primera. Si caminas de prisa, todos se dan cuenta de que la situación se te ha escapado de las manos. Y eso no es así. Todavía sigues siendo el primero, el más fuerte, el dueño indiscutible de la situación. Nick decide tomarse un café. Se dirige hacia la máquina, coge de una caja una cápsula monodosis en la que pone «Café Expreso» y la mete en el lugar apropiado. Coloca un vasito de plástico debajo del pitorro. Aprieta un botón verde. El motor se pone en funcionamiento y, poco después, el café empieza a salir, humeante, negro, en su punto. Justo al contrario que su situación. Nick controla el nivel del agua y aprieta el «stop». Espera a que caigan las últimas gotas y coge el vaso. Se vuelve y casi están a punto de chocar. Marcello. Su oponente. Está allí, frente a él. Y con una sonrisa.
—Eh, ha faltado poco, ¿eh? ¡A mí también me apetece un café! —Y coge también una cápsula, la mete en la máquina, coloca un vasito debajo y la pone en marcha. Luego le sonríe—. Qué extraño... a veces se desean las mismas cosas en el mismo momento.
—Sí, pero el secreto está en que no sea una casualidad. Debemos conseguir que todos tengan ganas de lo mismo cuando nosotros lo decidamos. Para eso trabajamos...
Marcello sonríe y detiene la máquina. Coge dos bolsitas de azúcar de caña y se las echa, una tras otra, en el vasito. Renueve con el palito de plástico transparente.
—¿Sabes?, ayer presenté mi primera idea.
—Ah, ¿sí?
Marcello lo mira intentando averiguar si de veras no está ya al corriente.
—Sí. ¿No lo sabías?
—Me lo estás diciendo tú ahora.
—Pensaba que Leonardo te habría dicho algo.
—Pues no, no me ha dicho nada.
Marcello toma un sorbo de café. Lo remueve nuevamente con el palito.
—La verdad es que estoy bastante satisfecho con el resultado. Creo que es algo nuevo. No revolucionario, pero sí nuevo. Eso es, nuevo y simple.
Nick sonríe. Ya, piensa, pero Leonardo quiere que sea «nuevo y sorprendente».
—¿Por qué sonríes?
—¿Yo?
—Sí, estabas sonriendo.
—No sé. Pensaba en que tú te echas dos bolsitas de azúcar en el café y que yo en cambio lo tomo amargo.
Marcello lo mira de nuevo. Entorna un poco los ojos, intenta estudiarlo, tratando de averiguar qué es lo que esconde.
—Sí, pero el resultado no cambia. Sigue siendo café.
Nick sigue sonriendo.
—Vale, pero la diferencia puede ser grande o pequeña.
—Claro, la diferencia es que puede ser amargo o no serlo.
—No, más simple. Puede ser un buen café o bien un café demasiado dulce.
Nick termina de tomar el suyo y arroja el vasito a la papelera. También Marcello se toma su último sorbo. Después saborea los granitos de azúcar que se han quedado en el fondo y los mastica. A Nick le molesta un poco el ruido que hace. Marcello lo mira. Después se dirige a él con curiosidad.
—Nick, ¿tú cuántos años tienes?
—Cumpliré treinta y siete en un par de meses.
Marcello arroja el vasito a la papelera.
—Yo acabo de cumplir veinticuatro. De todos modos, estoy convencido de que nosotros dos tenemos más cosas en común de lo que te imaginas.
Se quedan así un momento, en silencio. Después Marcello sonríe y extiende la mano.
—Bien, buena suerte, vamos a trabajar y que gane el mejor.
Nick le estrecha la mano. Le gustaría decirle: «A propósito de tu edad y de la dulzura de la vida, bueno, yo anoche lo pasé fantásticamente bien con una chica de diecisiete años.» Pero no está tan seguro de que en realidad eso sea un punto a su favor. Entonces sonríe, se da la vuelta y se dirige a su despacho. Pero después de haber dado unos cuantos pasos, se mete la mano derecha en el bolsillo del pantalón. No busca las llaves. Busca un poco de suerte. Justo la que necesita. En la vida no resulta tan fácil encontrar bolsitas de azúcar que la hagan menos amarga. Precisamente en ese momento pasa el director.
—Ah, hola, Nick, buenos días. ¿Todo bien?
Nick sonríe, saca la mano rápidamente del bolsillo y le hace una señal juntando el pulgar y el índice.
—¡Sí, todo ok!
—Bien, te veo en forma. Así me gusta. Entonces quedamos a las cuatro en mi despacho.
—¡Desde luego! A las cuatro.
En cuanto se va, Nick mira el reloj de la pared. Las diez y pocos minutos. Dispongo de apenas seis horas para dar con la idea. Una gran idea. Y, sobre todo, nueva y sorprendente. Y, lo más importante de todo, que me permita quedarme en Roma. Nick entra en el despacho. Andrea Soldini y los demás están alrededor de la mesa.
—Buenos días a todos, ¿cómo va eso?
—Tirando, jefe.
Andrea se le acerca con unos folios. Le muestra algunos. Viejos anuncios de caramelos con las situaciones y los personajes más diversos. Indios y vaqueros, niños de color, deportistas, incluso un mundo galáctico.
—Ejem, jefe. Éstos son los ejemplos más significativos de todos los anuncios de caramelos que se han hecho en todos los tiempos. Mira, éste está muy bien. Funcionó estupendamente en el mercado coreano.
—¿Coreano?
—Sí. Se vendieron muchísimo.
Nick coge el folio y lo mira.
—Pero ¿de qué tipo eran?
—Bueno, eran caramelos de frutas.
—Ya, pero ¿no lo habéis leído? ¿No sabéis que el producto LaLuna, además de los de fruta, tiene un montón de sabores nuevos? Menta, canela, regaliz, café, chocolate, lima...
Dario mira a Andrea Soldini y enarca las cejas. Como diciendo: «Ya lo decía yo que este tipo es un negado.» Andrea se da cuenta, pero intenta arreglarlo de algún modo.
—Bueno, podríamos colgarlos de las nubes.
—Sí, la luna colgada de las nubes.
Giorgia sonríe.
—Bueno, no está tan mal. Tipo: «Cuélgate del...», y después el nombre del gusto. Un montón de lunas colgadas de las nubes.
—Si por lo menos tuviesen algún gusto innovador, qué se yo, de berenjena, de champiñón, de col, de berza...
Nick se sienta a la mesa.
—Sí, y todos los sabores colgados de las nubes. Y a esperar que no llueva. A ver, dejadme ver algún diseño del eslogan.
Michela le alarga una cartulina con la palabra «LaLuna» escrita con los tipos de letra más diversos. Andrea le acerca una carpeta amarilla en la que está escrito «Top-Secret» y, entre paréntesis, «el atajo». Nick lo mira. Andrea se encoge de hombros.
—Me lo pediste, ¿no?
—Sí, pero con un poco de discreción. Sólo le falta luz incorporada, ¿cómo si no, van a leerlo en Japón?
—¡Con un satélite! —Pero Andrea comprende al instante que el chiste no viene a cuento. Intenta arreglarlo—. Jefe, Michael Connelly dijo que la mejor manera de pasar desapercibido es llamar la atención.
A Nick le gustaría decirle: «A lo mejor por eso te ignoran siempre.» Pero prefiere dejarlo correr.
—Veamos qué es lo que han hecho...
Andrea se inclina despacio y, con una mano ante la boca, le dice:
—El director no está muy satisfecho. Vaya, que le parece demasiado clásico. O sea, que no es nada de lo que...
Nick levanta la tapa de la cartulina. En el centro, aparece un paisaje con ríos, lagos y montañas. Todo con forma de luna y perfectamente dibujado. Y debajo, en rojo, con un tipo de letra parecido al de Jurassic Park, un título: «LaLuna: una tierra a descubrir.» Andrea pasa el primer folio. Debajo hay otro. El mismo diseño con otro título: «LaLuna. Sin fronteras.»
—Venga ya, para tener veinticuatro años no ha inventado mucho, ¿eh? La letra de Jurassic Park es vieja y «sin fronteras» recuerda aquel Programa... ¿Cómo era? ¡Anda ya! ¿Y una tierra a descubrir? ¿Qué es esto, el caramelo de Colón? ¡Así pues es el anuncio de un huevo!, no de una luna. A estos los ganamos con la gorra, ¿verdad, Nick?
Nick lo mira. Después cierra la carpeta.
—Al menos ellos han presentado un trabajo.
—Sí, pero muy manido. —Andrea lo mira—. ¿Y a ti, jefe? ¿Se te ha ocurrido alguna idea buena?
Michela y Giorgia se acercan curiosas. Dario coge una silla y se sienta, preparado para la revelación. Nick repiquetea un poco con los dedos sobre la carpeta amarilla. Los mira uno a uno. Tiempo. Tiempo. Se necesita tiempo. Y, sobre todo, tranquilidad y serenidad. Primera ley de Scott. Sólo así conservarás el control de la situación.
—Sí. Alguna... Alguna idea buena, curiosa... Pero todavía estoy trabajando sobre ello...
Dario mira el reloj.
—Pero son las diez y media, y la reunión es a las cuatro, ¿no?
—Así es. —Nick sonríe, aparentando seguridad—. Y cuando llegue la hora, estoy seguro de que habremos dado con la adecuada. Venga, vamos a hacer un poco de brainstorming. —Después coge la carpeta amarilla y se la muestra a todos—. Esto lo superamos fácilmente, ¿no es así? —De ese modo busca dar más confianza al grupo—. ¿No es cierto? —O al menos lo intenta...
Un sí general, aunque algo débil, hace que, por un momento, todo el entusiasmo de Nick se tambalee. Michela, Giorgia y Dario se van hacia sus ordenadores. Andrea se queda allí, sentado a su lado.
—¿Nick?
—¿Sí?
—Lo de las nubes no te ha gustado mucho, ¿eh?
—No. No es ni nuevo ni sorprendente.
—Ya, pero es mejor que el atajo.
—Sí, pero no es suficiente, Andrea. Para quedarse en Roma no es suficiente.
Nick recoge los folios con los anuncios antiguos. Los hojea lentamente uno a uno, buscando desesperadamente un vislumbre de inspiración, cualquier cosa, una pequeña chispa, una llamita que pueda encender su pasión creativa. Nada. Oscuridad absoluta. De improviso en su mente aparece un resplandor lejano, una lucecita, una débil esperanza. ¿Y si ella tuviese la idea adecuada? La chica del surf, la chica de los pies en el salpicadero, la chica de los jazmines... ______. Y justo en ese mismo instante Nick lo comprende. Sí, así es. Su única solución se halla en manos de una chica de diecisiete años. Y de repente le parece que Lugano está a la vuelta de la esquina.
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Hay! Una nuva forma de sarle informacion a mi amigas! jajaja n_n Las Olas me sacaron una sonrisa :D
Confio en Nicholas, se qe lograra hacer algo utl pa las 4 y... la rayis es su inspiracion! o ps su salvacion! ^.^
Siguela! <3
Confio en Nicholas, se qe lograra hacer algo utl pa las 4 y... la rayis es su inspiracion! o ps su salvacion! ^.^
Siguela! <3
Invitado
Invitado
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
ahhh
plizzzz
siguelaaa
siguelaaaaa
siguelaaaaaaaa
yaaaa
otroo cappp
plizzzz
siguelaaa
siguelaaaaa
siguelaaaaaaaa
yaaaa
otroo cappp
nickian
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
aury really? TT_TT mi querer otro cap pleaseee :sad: ya sé que tal si subo uno bien largo y tu subes otro tonight? :D si? si? si? daleee si?
nick don't worry que tu te quedas en roma mi vida, yo me asegurare de eso :P
como que alguna de mis bf 's ha leido algo asi :¬¬: ya me han echo algo parecido varias veces una lo que parece loca psicopata suelta en el cole lol :P haha ok no
sube mas!!!
tkm :hug:
nick don't worry que tu te quedas en roma mi vida, yo me asegurare de eso :P
como que alguna de mis bf 's ha leido algo asi :¬¬: ya me han echo algo parecido varias veces una lo que parece loca psicopata suelta en el cole lol :P haha ok no
sube mas!!!
tkm :hug:
Invitado
Invitado
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
sube mas cap, me facina la nove. plisssssssssssss necesito massssss
adina
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Angi escribió:aury really? TT_TT mi querer otro cap pleaseee :sad: ya sé que tal si subo uno bien largo y tu subes otro tonight? :D si? si? si? daleee si?
nick don't worry que tu te quedas en roma mi vida, yo me asegurare de eso :P
como que alguna de mis bf 's ha leido algo asi :¬¬: ya me han echo algo parecido varias veces una lo que parece loca psicopata suelta en el cole lol :P haha ok no
sube mas!!!
tkm :hug:
ok subire otro pero quiero un cap super largo si?
tm :hug:
Mrs. Nick Jonas
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