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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Mas Alla de lo Terrenal (Joe y Tu) Adaptacion (Terminada)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Re: Mas Alla de lo Terrenal (Joe y Tu) Adaptacion (Terminada)
aaaaaaahh;!!!... Pon el que sigueeeeee!!!!!.....
chelis
Re: Mas Alla de lo Terrenal (Joe y Tu) Adaptacion (Terminada)
Gracias Por sus comentarios chicas Aqui les dejo el siguiente capitulo
Capitulo 4
La bolsa del supermercado se estrelló contra el suelo, y _______ ahogó un grito.
-¡Usted! ¿Cómo ha entrado? ¿Qué está haciendo...?
Él le tendió una llave que pendía de una cadenita. Era la llave de la casa que Larry le había dado.
-Olvidó dejar cerradas las puertas – le dijo.
-¿Cómo ha podido entrar aquí? – le preguntó _______ con voz trémula.
Pero eso no importaba. Ya era demasiado. La indignación ahogó todo rastro de temor, y _______ se dirigió directamente al teléfono de la cocina, saltando por encima de las naranjas que se habían esparcido por el suelo.
-Muy bien, señor, esta vez ha ido usted demasiado lejos. ¡Voy a llamar a la policía!
-Eso puede resultar muy interesante – respondió él dejando la llave encima de la mesa antes de dirigirse hacia ella -. ¿Qué piensa contarles?
-¡No se me acerque! – gritó _______.
Apoyada en la pared, descolgó el auricular y apretó con dedos temblorosos tres números.
Joe se inclinó, cogió una naranja y la depositó cuidadosamente sobre la mesa.
-Sólo quería indicarle que cuando la policía venga, hay muy pocas posibilidades de que me vean. Y en esa caso, ¿qué les dirá?
_______ lanzó un juramento cuando oyó que la línea estaba comunicando. Apretó los botones con fuerza y volvió a marcar.
-Esta vez no va a salirse con la suya – le dijo en tono amenazador, respirando agitadamente -, así que ahórrese todas esas tonterías acerca de los fantasmas. No sé cómo se ha metido en mi casa, pero este edificio está custodiado por una empresa de seguridad. Puedo garantizarle que no va a salir de aquí, así que ni se le ocurra tratar de marcharse.
El desconocido se sentó en una de las sillas altas de la cocina. Parecía sinceramente sorprendido.
-¿Y por qué voy a querer marcharme? Si acabo de llegar.
-¡Oiga! – gritó _______ en el teléfono. Al cabo de un segundo se lo apartó de la oreja mirándolo con incredulidad -. ¿Qué espere? ¡Me han dicho que espere!
Joe se balanceó sobre la silla, encantado.
-Tiene unas habitaciones muy cómodas – dijo afectuosamente. Después sus ojos brillantes e inquietos se posaron en el mobiliario moderno del salón -. Es funcional, pero agradable a la vista. ¿De qué está hecha esa alfombra? ¿Es eso una televisión?
-Por favor, contesten de una vez – murmuró _______, cada vez más desesperada, sin perder de vista a Joe, que se había bajado de la banqueta y se dirigía hacia la televisión -. Podría estar muriéndose aquí...
Aquel hombre no parecía tener la menor intención de hacerle daño. Por el contrario, parecía absolutamente fascinado por su aparato de televisión de diecinueve pulgadas, que no dejaba de mirar, tocando sus botones.
-Parece que no funciona – le dijo poniéndose de pie con el ceño fruncido.
-¡No toque eso!
El timbre de la puerta la sobresaltó de tal manera, que estuvo a punto de tirar el teléfono. Joe volvió la cabeza con aire inquisitivo, y _______ colgó el teléfono y acudió corriendo a la puerta.
-¡Quédese donde está! – le advirtió a Joe justo antes de abrir.
-Hola, señorita Castle. Hoy he sido puntual, para variar.
Era Robert, uno de los alumnos con los que tenía tutoría. Naturalmente, _______ había olvidado por completo que aquel día iban a dar una clase, y durante un momento se quedó mirándolo con la mente en blanco. Pero no le importaba por qué estaba allí ni qué tenían que hacer; en cualquier caso, lo cogió del brazo, aliviada.
-Pasa, Robert – tiró de él hacia dentro. Luego miró hacia atrás, y vio que el hombre de negro seguía tranquilamente de pie, junto a la televisión, observándola con curiosidad, sin el menor asomo de preocupación -. Me temo que me has pillado en una situación un poco difícil, pero si me echas una mano, podremos solucionarlo entre los dos...
-Por supuesto, señorita Castle, cuente conmigo para lo que sea.
Robert se agachó y empezó a recoger las cosas que había esparcidas por el suelo.
-Verás, no me refería a eso...
Joe la miró frunciendo el ceño.
-¿No sería mejor que nos presentara? – le dijo.
Debido quizás al estado caótico de su mente, _______ pensó que, en efecto, debía hacer las presentaciones. Así por lo menos tendría el nombre del sujeto, que había olvidado por completo, y un testigo que lo confirmara.
-Robert – le dijo rápidamente -, deja las cosas en el suelo. Quiero presentarte al señor...
-Jonas – dijo Joe amablemente, dando un paso hacia delante -. Joe Jonas.
-Joe Jonas – repitió _______ triunfalmente.
Robert se incorporó lentamente, mirando a su alrededor, y luego volvió a mirarla a ella, respetuosamente, aunque sin poder disimular su confusión.
-Ah, ¿sí?
_______ empezó a sentir algo frío en el estómago. ¿Se habría vuelto loca? Cogió entonces a Robert por los hombros y le hizo girar hasta situarlo justo enfrente de Joe, a menos de dos pasos.
-Robert – le dijo, haciendo un esfuerzo para que su desesperación no se hiciera patente en su voz -, mira hacia delante. Allí, junto al televisor. ¿Qué ves?
-¿Un revistero?
_______ sintió que el corazón le daba un vuelco. Joe estaba de pie delante del revistero. En una situación normal, Robert no habría podido distinguirlo, pues su cuerpo lo tapaba.
-Lo que yo sospechaba – dijo Joe tristemente, adelantándose hacia ellos -. No puede verme ni oírme.
Joe se colocó delante mismo de Robert y empezó a agitar la mano ante sus ojos, pero el muchacho ni siquiera parpadeó, sino que siguió mirando a _______ desconcertado, y con cierto asomo de cautela. Luego Joe dio una palmada muy fuerte al lado mismo de la oreja de su alumno. _______ se sobresaltó con el ruido, pero Robert ni siquiera se movió.
-Señorita Castle, ¿se encuentra usted bien?
_______ no se sentía con fuerzas para responder. Tenía un nudo en la garganta, tan fuerte, que casi le impedía respirar. Contempló a Joe, sólido, real, en tres dimensiones, tan claro para ella como Robert. Pero Robert no lo veía.
Joe se encogió de hombros con aire comprensivo.
-Me figuro que debe ser una situación muy violenta para usted.
-¿Señorita Castle? – preguntó Robert alarmado -. ¿Se encuentra mal? ¿Va a desmayarse? ¿Quiere que avise a alguien?
_______ se recuperó de pronto, casi sin pensar.
-No, Robert, me encuentro bien. Verás... creo que hoy no voy a poder darte la clase. De todas formas, gracias por pasarte. Te llamaré para quedar otro día...
cuando lo cogió del brazo y lo llevó hacia la puerta, el chico le preguntó, asustado:
-Pero... ¿y ese tipo que quería presentarme?
-Ah, sí, claro, el señor Joe Jonas, uno de los mejores especialistas en su campo. Creo que podrá ayudarte mucho en tus estudios. Quiero que lo conozcas un día de estos, cuando tengamos más tiempo...
-Me parece que será difícil – murmuró Joe.
-Gracias por venir, Robert, y perdona la molestia – prosiguió _______ empujándolo a través de la puerta -. Te llamaré.
Cuando Robert se marchó, se hizo un silencio absoluto. _______ se apoyó en la puerta y cerró los ojos, con la esperanza de que la habitación estuviera vacía cuando volviera a abrirlos. Quizás durante la última hora había estado soñando y estaba a punto de despertar.
Pero no estaba soñando. En su salón había un hombre que los demás no podían ver. Un hombre que desafiaba las leyes más elementales de la física, que decía haber estado vivo en 1895 y que se había introducido en su apartamento sin llave. Un hombre que decía estar muerto.
De pronto, el timbre del teléfono la sacó violentamente de su estado de ensimismamiento. Mientras sonaba miró al objeto adosado a la pared como si fuera la pirmera vez que lo veía en su vida. Pero cuando Joe se acercó mirándolo con curiosidad, ella, sobresaltada se abalanzó sobre el aparato y lo descolgó.
-¿Diga?
-¡_______! ¡Qué voz de susto tienes! ¿No estarías en la ducha?
_______ tardó un momento en reconocer a su amiga Elena. Joe rodeó la mesa y examinó cuidadosamente el diseño del teléfono haciendo que _______ tropezara con una naranja.
-Vaya, el diseño ha mejorado bastante desde el primer modelo – comentó -. ¿Se fabrican en otros colores ademá del amarillo?
Con sumo esfuerzo, _______ logró concentrarse en la voz que le hablaba desde el otro lado de la línea.
-No, es que se me ha caído la bolsa de la compra y estaba recogiendo las cosas...
-Bueno, pues déjalas donde están y vente conmigo al chino. Hace varias semanas que no cenamos juntas, y me apetece mucho algo oriental.
Joe, que había perdido interés por el teléfono, empezó a abrir los armarios de la cocina. _______ giró sobre sí misma para seguir sus movimientos sin dejar de escuchar a Elena.
-¿Que salgamos a cenar esta noche? Me temo que va a ser imposible...
-¿Cómo dices? – preguntó su amiga, asombrada -. ¿Acabas de rechazar la oportunidad de salir a cenar a un restaurante chino, con lo que te gusta? ¿Qué ocurre? ¿Es que estás enferma?
Joe dejó los armarios y se dirigió hacia la batidora. _______ tapó el auricular con una mano y le gritó:
-¡No toques eso!
-¿_______?
Joe la miró con aire ofendido, pero se separó de la batidora. Un poco más tranquila, _______ le dijo a Elena:
-No, estoy bien, de verdad.
-En ese caso, ¿qué te parece si compro algún plato para llevar y cenamos juntas en tu casa?
-¡No! – respondió _______ casi gritando. Joe volvió a acercarse, se sentó sobre la encimera y la miró con interés. _______ tomó aire y repitió en tono más sereno -: No, esta noche no puedo, de verdad. Tengo la casa hecha un desastre y un montón de cosas que corregir, y además, debo darle una clase a Robert, así que como ves es imposible...
Elena parecía realmente preocupada.
-_______, ¿seguro que estás bien? Te noto muy rara...
-Sí, estoy bien, de verdad.
-Mira, te he dicho muchas veces que no sales lo suficiente. ¿Por qué no te relajas un poco de vez en cuando y haces algo además de trabajar? Así es como pierden la razón los científicos locos, ¿sabes? Cuando pasan demasiado tiempo encerrados en el laboratorio. Si sigues así, cuando quieras darte cuenta estarás golpeándote la cabeza contra las paredes y oyendo voces.
Joe le hizo una seña con la cabeza, y _______ tuvo que contenerse para no echarse a reír a carcajadas histéricas. Si Elena supiera... Como veía que no podía mantener aquella absurda conversación sin empezar a decir estupideces, _______ dijo atropelladamente:
-Escucha, Elena, en este momento no puedo hablar contigo porque están llamando a la puerta.
-¿Estás segura de que no quieres que me pase más tarde por tu casa?
-No, no vengas, de verdad. Otro día nos veremos, ¿de acuerdo?
Cuando estaba a punto de colgar, su amiga le dijo:
-De acuerdo, pero pásate algún día por la tienda la semana que viene, ¿de acuerdo?
-Sí, me pasaré – le prometió _______ apresuradamente -. Adiós.
Colgó el auricular y exhaló un profundo suspiro, pues necesitaba una pausa para conciliar el mundo de lo extraordinario con algo tan real como era una llamada de Elena. Pero de pronto las cosas le parecían más claras y más fáciles de aceptar. Joe seguía sentado sobre la encimera, a unos metros de ella, con las manos unidas entre las rodillas, la expresión alerta y un toque de simpatía en los ojos. Mirándolo, _______ notó que se tranquilizaba.
-En mi familia no ha existido ningún caso de enfermedad mental – dijo con voz reposada -. Últimamente no me he dado ningún golpe en la cabeza ni he sufrido ningún trauma. Tampoco he consumido drogas. No me encuentro en una situación de estrés. No estoy loca.
-Me alegro – respondió Joe con mucha seriedad -, porque yo tampoco lo estoy.
_______ lo miró con suspicacia.
-Robert no te ha visto – dijo en tono casi acusatorio -. Prácticamente lo has tocado, y él no te ha visto.
Joe asintió.
-El viejo que vivía en la casa tampoco me veía.
-Pero yo sí – dijo _______ en un susurro.
Impulsivamente, se adelantó hacia él y extendió la mano, como para tocarlo. Él se quedó mirándola con curiosidad, pero no hizo ademán de apartarse, y de repente, _______ imaginó que su mano atravesaba su cuerpo y que su imagen temblaba y se disolvía, pero no llegó a tocarlo. Se estremeció y apartó la mano a toda prisa. No, todavía no tenía el valor de tocarlo.
-Entonces, ¿por qué yo? – le preguntó -. ¿Por qué puedo verte yo si los demás no te ven?
-Yo también me he hecho la misma pregunta – reconoció Joe encogiéndose de hombros -. Te advierto que no lo digo con ánimo de quejarme, pero es aburridísimo hablar conmigo mismo todo el tiempo. Y debo decir que... – se interrumpió para dedicarle una sonrisa que era irresistible, aun procediendo de un espíritu incorpóreo -, tengo un gusto excelente a la hora de elegir mis compañeros terrestres.
_______ se alisó la falda, nerviosa.
-¿Me estás diciendo que desde que eres un fantasma nadie te ha visto más que yo?
-Exactamente.
-Pero... si eres un fantasma, ¿qué estás haciendo aquí, en mi apartamento? Deberías estar en tu casa. Se supone que los fantasmas viven en casas y en castillos, no en apartamentos.
Joe abandonó su asiento en la encimera, como si hubiera perdido interés por la conversación.
-No me digas.
-¿Por qué has venido?...
Kari_JB
Re: Mas Alla de lo Terrenal (Joe y Tu) Adaptacion (Terminada)
aaaaaaaaaahhhhh!!!!!!!...... Pon el que sigue!!!!!!
..... Que dirá joe!!???
..... Que dirá joe!!???
chelis
Re: Mas Alla de lo Terrenal (Joe y Tu) Adaptacion (Terminada)
Gracias por comentar chelis aqui esta el siguiente capitulo
Capitulo 5
La bolsa del supermercado se estrelló contra el suelo, y _______ ahogó un grito.
-¡Usted! ¿Cómo ha entrado? ¿Qué está haciendo...?
Él le tendió una llave que pendía de una cadenita. Era la llave de la casa que Larry le había dado.
-Olvidó dejar cerradas las puertas – le dijo.
-¿Cómo ha podido entrar aquí? – le preguntó _______ con voz trémula.
Pero eso no importaba. Ya era demasiado. La indignación ahogó todo rastro de temor, y _______ se dirigió directamente al teléfono de la cocina, saltando por encima de las naranjas que se habían esparcido por el suelo.
-Muy bien, señor, esta vez ha ido usted demasiado lejos. ¡Voy a llamar a la policía!
-Eso puede resultar muy interesante – respondió él dejando la llave encima de la mesa antes de dirigirse hacia ella -. ¿Qué piensa contarles?
-¡No se me acerque! – gritó _______.
Apoyada en la pared, descolgó el auricular y apretó con dedos temblorosos tres números.
Joe se inclinó, cogió una naranja y la depositó cuidadosamente sobre la mesa.
-Sólo quería indicarle que cuando la policía venga, hay muy pocas posibilidades de que me vean. Y en esa caso, ¿qué les dirá?
_______ lanzó un juramento cuando oyó que la línea estaba comunicando. Apretó los botones con fuerza y volvió a marcar.
-Esta vez no va a salirse con la suya – le dijo en tono amenazador, respirando agitadamente -, así que ahórrese todas esas tonterías acerca de los fantasmas. No sé cómo se ha metido en mi casa, pero este edificio está custodiado por una empresa de seguridad. Puedo garantizarle que no va a salir de aquí, así que ni se le ocurra tratar de marcharse.
El desconocido se sentó en una de las sillas altas de la cocina. Parecía sinceramente sorprendido.
-¿Y por qué voy a querer marcharme? Si acabo de llegar.
-¡Oiga! – gritó _______ en el teléfono. Al cabo de un segundo se lo apartó de la oreja mirándolo con incredulidad -. ¿Qué espere? ¡Me han dicho que espere!
Joe se balanceó sobre la silla, encantado.
-Tiene unas habitaciones muy cómodas – dijo afectuosamente. Después sus ojos brillantes e inquietos se posaron en el mobiliario moderno del salón -. Es funcional, pero agradable a la vista. ¿De qué está hecha esa alfombra? ¿Es eso una televisión?
-Por favor, contesten de una vez – murmuró _______, cada vez más desesperada, sin perder de vista a Joe, que se había bajado de la banqueta y se dirigía hacia la televisión -. Podría estar muriéndose aquí...
Aquel hombre no parecía tener la menor intención de hacerle daño. Por el contrario, parecía absolutamente fascinado por su aparato de televisión de diecinueve pulgadas, que no dejaba de mirar, tocando sus botones.
-Parece que no funciona – le dijo poniéndose de pie con el ceño fruncido.
-¡No toque eso!
El timbre de la puerta la sobresaltó de tal manera, que estuvo a punto de tirar el teléfono. Joe volvió la cabeza con aire inquisitivo, y _______ colgó el teléfono y acudió corriendo a la puerta.
-¡Quédese donde está! – le advirtió a Joe justo antes de abrir.
-Hola, señorita Castle. Hoy he sido puntual, para variar.
Era Robert, uno de los alumnos con los que tenía tutoría. Naturalmente, _______ había olvidado por completo que aquel día iban a dar una clase, y durante un momento se quedó mirándolo con la mente en blanco. Pero no le importaba por qué estaba allí ni qué tenían que hacer; en cualquier caso, lo cogió del brazo, aliviada.
-Pasa, Robert – tiró de él hacia dentro. Luego miró hacia atrás, y vio que el hombre de negro seguía tranquilamente de pie, junto a la televisión, observándola con curiosidad, sin el menor asomo de preocupación -. Me temo que me has pillado en una situación un poco difícil, pero si me echas una mano, podremos solucionarlo entre los dos...
-Por supuesto, señorita Castle, cuente conmigo para lo que sea.
Robert se agachó y empezó a recoger las cosas que había esparcidas por el suelo.
-Verás, no me refería a eso...
Joe la miró frunciendo el ceño.
-¿No sería mejor que nos presentara? – le dijo.
Debido quizás al estado caótico de su mente, _______ pensó que, en efecto, debía hacer las presentaciones. Así por lo menos tendría el nombre del sujeto, que había olvidado por completo, y un testigo que lo confirmara.
-Robert – le dijo rápidamente -, deja las cosas en el suelo. Quiero presentarte al señor...
-Jonas – dijo Joe amablemente, dando un paso hacia delante -. Joe Jonas.
-Joe Jonas – repitió _______ triunfalmente.
Robert se incorporó lentamente, mirando a su alrededor, y luego volvió a mirarla a ella, respetuosamente, aunque sin poder disimular su confusión.
-Ah, ¿sí?
_______ empezó a sentir algo frío en el estómago. ¿Se habría vuelto loca? Cogió entonces a Robert por los hombros y le hizo girar hasta situarlo justo enfrente de Joe, a menos de dos pasos.
-Robert – le dijo, haciendo un esfuerzo para que su desesperación no se hiciera patente en su voz -, mira hacia delante. Allí, junto al televisor. ¿Qué ves?
-¿Un revistero?
_______ sintió que el corazón le daba un vuelco. Joe estaba de pie delante del revistero. En una situación normal, Robert no habría podido distinguirlo, pues su cuerpo lo tapaba.
-Lo que yo sospechaba – dijo Joe tristemente, adelantándose hacia ellos -. No puede verme ni oírme.
Joe se colocó delante mismo de Robert y empezó a agitar la mano ante sus ojos, pero el muchacho ni siquiera parpadeó, sino que siguió mirando a _______ desconcertado, y con cierto asomo de cautela. Luego Joe dio una palmada muy fuerte al lado mismo de la oreja de su alumno. _______ se sobresaltó con el ruido, pero Robert ni siquiera se movió.
-Señorita Castle, ¿se encuentra usted bien?
_______ no se sentía con fuerzas para responder. Tenía un nudo en la garganta, tan fuerte, que casi le impedía respirar. Contempló a Joe, sólido, real, en tres dimensiones, tan claro para ella como Robert. Pero Robert no lo veía.
Joe se encogió de hombros con aire comprensivo.
-Me figuro que debe ser una situación muy violenta para usted.
-¿Señorita Castle? – preguntó Robert alarmado -. ¿Se encuentra mal? ¿Va a desmayarse? ¿Quiere que avise a alguien?
_______ se recuperó de pronto, casi sin pensar.
-No, Robert, me encuentro bien. Verás... creo que hoy no voy a poder darte la clase. De todas formas, gracias por pasarte. Te llamaré para quedar otro día...
cuando lo cogió del brazo y lo llevó hacia la puerta, el chico le preguntó, asustado:
-Pero... ¿y ese tipo que quería presentarme?
-Ah, sí, claro, el señor Joe Jonas, uno de los mejores especialistas en su campo. Creo que podrá ayudarte mucho en tus estudios. Quiero que lo conozcas un día de estos, cuando tengamos más tiempo...
-Me parece que será difícil – murmuró Joe.
-Gracias por venir, Robert, y perdona la molestia – prosiguió _______ empujándolo a través de la puerta -. Te llamaré.
Cuando Robert se marchó, se hizo un silencio absoluto. _______ se apoyó en la puerta y cerró los ojos, con la esperanza de que la habitación estuviera vacía cuando volviera a abrirlos. Quizás durante la última hora había estado soñando y estaba a punto de despertar.
Pero no estaba soñando. En su salón había un hombre que los demás no podían ver. Un hombre que desafiaba las leyes más elementales de la física, que decía haber estado vivo en 1895 y que se había introducido en su apartamento sin llave. Un hombre que decía estar muerto.
De pronto, el timbre del teléfono la sacó violentamente de su estado de ensimismamiento. Mientras sonaba miró al objeto adosado a la pared como si fuera la pirmera vez que lo veía en su vida. Pero cuando Joe se acercó mirándolo con curiosidad, ella, sobresaltada se abalanzó sobre el aparato y lo descolgó.
-¿Diga?
-¡_______! ¡Qué voz de susto tienes! ¿No estarías en la ducha?
_______ tardó un momento en reconocer a su amiga Elena. Joe rodeó la mesa y examinó cuidadosamente el diseño del teléfono haciendo que _______ tropezara con una naranja.
-Vaya, el diseño ha mejorado bastante desde el primer modelo – comentó -. ¿Se fabrican en otros colores ademá del amarillo?
Con sumo esfuerzo, _______ logró concentrarse en la voz que le hablaba desde el otro lado de la línea.
-No, es que se me ha caído la bolsa de la compra y estaba recogiendo las cosas...
-Bueno, pues déjalas donde están y vente conmigo al chino. Hace varias semanas que no cenamos juntas, y me apetece mucho algo oriental.
Joe, que había perdido interés por el teléfono, empezó a abrir los armarios de la cocina. _______ giró sobre sí misma para seguir sus movimientos sin dejar de escuchar a Elena.
-¿Que salgamos a cenar esta noche? Me temo que va a ser imposible...
-¿Cómo dices? – preguntó su amiga, asombrada -. ¿Acabas de rechazar la oportunidad de salir a cenar a un restaurante chino, con lo que te gusta? ¿Qué ocurre? ¿Es que estás enferma?
Joe dejó los armarios y se dirigió hacia la batidora. _______ tapó el auricular con una mano y le gritó:
-¡No toques eso!
-¿_______?
Joe la miró con aire ofendido, pero se separó de la batidora. Un poco más tranquila, _______ le dijo a Elena:
-No, estoy bien, de verdad.
-En ese caso, ¿qué te parece si compro algún plato para llevar y cenamos juntas en tu casa?
-¡No! – respondió _______ casi gritando. Joe volvió a acercarse, se sentó sobre la encimera y la miró con interés. _______ tomó aire y repitió en tono más sereno -: No, esta noche no puedo, de verdad. Tengo la casa hecha un desastre y un montón de cosas que corregir, y además, debo darle una clase a Robert, así que como ves es imposible...
Elena parecía realmente preocupada.
-_______, ¿seguro que estás bien? Te noto muy rara...
-Sí, estoy bien, de verdad.
-Mira, te he dicho muchas veces que no sales lo suficiente. ¿Por qué no te relajas un poco de vez en cuando y haces algo además de trabajar? Así es como pierden la razón los científicos locos, ¿sabes? Cuando pasan demasiado tiempo encerrados en el laboratorio. Si sigues así, cuando quieras darte cuenta estarás golpeándote la cabeza contra las paredes y oyendo voces.
Joe le hizo una seña con la cabeza, y _______ tuvo que contenerse para no echarse a reír a carcajadas histéricas. Si Elena supiera... Como veía que no podía mantener aquella absurda conversación sin empezar a decir estupideces, _______ dijo atropelladamente:
-Escucha, Elena, en este momento no puedo hablar contigo porque están llamando a la puerta.
-¿Estás segura de que no quieres que me pase más tarde por tu casa?
-No, no vengas, de verdad. Otro día nos veremos, ¿de acuerdo?
Cuando estaba a punto de colgar, su amiga le dijo:
-De acuerdo, pero pásate algún día por la tienda la semana que viene, ¿de acuerdo?
-Sí, me pasaré – le prometió _______ apresuradamente -. Adiós.
Colgó el auricular y exhaló un profundo suspiro, pues necesitaba una pausa para conciliar el mundo de lo extraordinario con algo tan real como era una llamada de Elena. Pero de pronto las cosas le parecían más claras y más fáciles de aceptar. Joe seguía sentado sobre la encimera, a unos metros de ella, con las manos unidas entre las rodillas, la expresión alerta y un toque de simpatía en los ojos. Mirándolo, _______ notó que se tranquilizaba.
-En mi familia no ha existido ningún caso de enfermedad mental – dijo con voz reposada -. Últimamente no me he dado ningún golpe en la cabeza ni he sufrido ningún trauma. Tampoco he consumido drogas. No me encuentro en una situación de estrés. No estoy loca.
-Me alegro – respondió Joe con mucha seriedad -, porque yo tampoco lo estoy.
_______ lo miró con suspicacia.
-Robert no te ha visto – dijo en tono casi acusatorio -. Prácticamente lo has tocado, y él no te ha visto.
Joe asintió.
-El viejo que vivía en la casa tampoco me veía.
-Pero yo sí – dijo _______ en un susurro.
Impulsivamente, se adelantó hacia él y extendió la mano, como para tocarlo. Él se quedó mirándola con curiosidad, pero no hizo ademán de apartarse, y de repente, _______ imaginó que su mano atravesaba su cuerpo y que su imagen temblaba y se disolvía, pero no llegó a tocarlo. Se estremeció y apartó la mano a toda prisa. No, todavía no tenía el valor de tocarlo.
-Entonces, ¿por qué yo? – le preguntó -. ¿Por qué puedo verte yo si los demás no te ven?
-Yo también me he hecho la misma pregunta – reconoció Joe encogiéndose de hombros -. Te advierto que no lo digo con ánimo de quejarme, pero es aburridísimo hablar conmigo mismo todo el tiempo. Y debo decir que... – se interrumpió para dedicarle una sonrisa que era irresistible, aun procediendo de un espíritu incorpóreo -, tengo un gusto excelente a la hora de elegir mis compañeros terrestres.
_______ se alisó la falda, nerviosa.
-¿Me estás diciendo que desde que eres un fantasma nadie te ha visto más que yo?
-Exactamente.
-Pero... si eres un fantasma, ¿qué estás haciendo aquí, en mi apartamento? Deberías estar en tu casa. Se supone que los fantasmas viven en casas y en castillos, no en apartamentos.
Joe abandonó su asiento en la encimera, como si hubiera perdido interés por la conversación.
-No me digas.
-¿Por qué has venido?
Kari_JB
Re: Mas Alla de lo Terrenal (Joe y Tu) Adaptacion (Terminada)
Te equivocaste subiste el mismo. Me encanta la novela.
JB&1D2
Re: Mas Alla de lo Terrenal (Joe y Tu) Adaptacion (Terminada)
este ya lo leimos!!!!!!..... Pero no importa pon el que sigue!!!!!!
chelis
Re: Mas Alla de lo Terrenal (Joe y Tu) Adaptacion (Terminada)
upsss lo siento chicas esqe he estado muy ocupada en estos dias tengo qe hacer una guia de 160 preguntas de ingles y tengo qe entregarla en 15 de noviembre y estoy apenas subo altiro el otro
lo siento =/
lo siento =/
Kari_JB
Re: Mas Alla de lo Terrenal (Joe y Tu) Adaptacion (Terminada)
Capitulo 5
-Ya te he dicho que quería hablar contigo un poco más – mientras decía aquello se acercó a la pila, abrió y cerró el grifo y después se dirigió al horno empotrado y abrió la puerta -. Qué bonito... y parece práctico. ¿Está unido a los ladrillos?
-No lo sé – respondió _______ con impaciencia -. ¿Cómo has llegado hasta aquí?
-No lo sé con seguridad – respondió Joe distraídamente, pues acababa de descubrir el microondas -. ¿Es otra televisión?
-¿Cómo es que sabes lo que es una televisión?
-El viejo tenía una. Los primeros años resulta muy estimulante, pero después todos los programas me parecían iguales.
-¿Cómo has llegado hasta aquí? – insistió _______.
-No lo sé. Quizás tú me has imaginado aquí.
Dejó a _______ entretenida en pensar en aquella posibilidad mientras proseguía con su exploración de la cocina. Cuando encontró el lavaplatos, abrió la puerta y se retiró de un salto al ver el interior.
-¡Pardiez! – exclamó en voz baja -. ¿Para qué diablos puede servir esto?
-Es un lavaplatos – respondió _______ distraídamente.
-No lo dirás en serio. ¿Una máquina automática para lavar los platos? ¡Caramba! ¡Ya sólo falta que me digas que la comida también se prepara sola! Entonces, dime, ¿qué hacen los criados?
-Yo no tengo criados.
Joe miró a su alrededor con visible incredulidad.
-Con todos estos lujos, ¿no puedes permitirte tener criados?
-No los necesito – le explicó _______ -. En esta época casi nadie tiene criados.
Sus ojos se iluminaron como si acabara de comprender.
-¡Ah! – exclamó encantado -. ¡Yo predije que llegaríamos a esto cuando apareció la máquina de coser doméstica! Con ella, el trabajo más penoso de la mujer quedaba eliminado. Es maravilloso. ¿Y a qué te dedicas durante todo el día ahora que no tienes que dedicarte a las tareas domésticas?
_______ sintió deseos de reírse a carcajadas, pero se contuvo, porque aquello no era ninguna broma. Se trataba de una situación seria y desconcertante; debía mantener la calma por su bien.
-Tengo un trabajo – dijo.
Él asintió, pensativo.
-Sí, claro. ¿Y a qué tipo de trabajo te dedicas?
-Enseño matemáticas en una escuela universitaria mientras trabajo en mi doctorado en físicas.
Él la miró atónito.
-¡No lo dirás en serio! ¿Las mujeres pueden estudiar en la universidad, e incluso llegar a ser doctoras? ¿Y en ciencias físicas? ¡Resulta extraordinario! – cada vez más entusiasmado, señaló a su alrededor -. ¿Y vives tú sola en estas habitaciones? ¿Puedes salir y entrar cuando te plazca?
_______ apenas podía contener la risa.
-Naturalmente.
-¡Increíble! Es una época maravillosa para ser mujer... u hombre. Yo siempre pensé que terminaría ocurriendo algo así, pero nunca pensé que sería exactamente de este modo.
_______, un tanto aturdida, se llevó una mano a la frente.
-Todo esto está ocurriendo demasiado aprisa – murmuró.
Joe, que tenía la cabeza metida en el frigorífico, la miró con curiosidad.
-¿Qué te ocurre?
_______ suspiró.
-Me figuro que estarás al corriente de que los fantasmas no existen.
-Permíteme que te corrija – replicó él -. Querrás decir que no existe ninguna prueba científica de la existencia de fantasmas.
A _______ le contrarió un tanto que su proceso mental fuera más claro que el suyo propio.
-eso era lo que quería decir, por supuesto.
-Bien, esa afirmación ha sido cierta hasta ahora.
-Yo creo que es todavía una cuestión que puede someterse a debate.
Joe se encogió de hombros.
-Estoy aquí, y ocupo un espacio.
-Eso es lo que parece.
-tengo una masa, establezco relaciones con mi medio...
-Aparentemente....
-¿Entonces estamos de acuerdo en que parece que existo? – le preguntó con una sonrisa indulgente y dulce a la vez.
-¡No sé qué decir! – dio media vuelta, mesándose los cabellos, sin saber qué decir -. ¿Qué harías tú si estuvieras en mi lugar?
Él la contempló con aire pensativo durante un momento.
-Creo que yo recogería las cosas que se me han caído por el suelo y las colocaría en su sitio...
_______ se echó a reír. No podía evitarlo; en aquel momento, la risa le parecía la única reacción lógica. Era una manera de aliviarse de la lucha que estaba sosteniendo con la razón. Su risa provocó un brillo alegre en los ojos de Joe. Se sonrieron y se miraron durante unos instantes como si fueran dos personas normales y corrientes que charlan en la cocina.
Finalmente, _______ se agachó y empezó a recoger las cosas esparcidas por el suelo. Joe se arrodilló a su lado para ayudarla.
-¿Cómo puedes hacer eso? – le preguntó _______ mirándolo mientras dejaba unas cuantas naranjas en la bolsa -. Tú no tienes forma física. ¿Cómo es posible entonces que manipules objetos físicos?
Él la miró a los ojos. En los suyos ardía el interés.
-Es una pregunta muy interesante.
Joe tendió la mano y la contempló. La tenía tan cerca de sí, que _______ podría haberse inclinado para tocarla, pero no se atrevió. Joe recogió una lata de tomates, lentamente, y con exagerado cuidado, la dejó en la bolsa.
-Fascinante – murmuró.
-Solamente la energía puede actuar en la materia con resultados observables – declaró -. Por lo tanto, yo, en mi actual estado, debo ser una especie de modelo energético.
_______ se sentó en el suelo, intrigada.
-Quizás con un nivel vibratorio ligeramente diferente del que conocemos en el plano físico.
-Exactamente – asintió él, con aire pensativo. Luego sonrió -. Veo que pensamos de la misma manera. Resulta agradable.
Sobresaltada, _______ se dio cuenta de que era verdad. Y resultaba agradable conocer a una persona con una lógica tan directa como la suya, aunque esa persona no fuera del todo real.
-Toda energía puede medirse – agregó él -. Si yo puedo ser medido, debe ser porque existo.
_______ soltó una risita ahogada en la que se mezclaba la alegría del descubrimiento con la incredulidad.
-¿Es que te preocupaba eso?
-Debes reconocer que tus argumentos son válidos. Empezaba a pensar si no sería yo un truco de mi propia imaginación.
-Diferentes niveles vibratorios, otros planos... todo eso es ciencia ficción, ¿sabes?
-Lo mismo que toda la ciencia hasta que los hechos se demuestran.
Ella lo miró con curiosidad mientras seguía metiendo cosas en la bolsa.
-Parece que tienes conocimientos científicos. ¿Te dedicas a la ciencia?
-Más o menos. Inventaba cosas. Desgraciadamente, la mayor parte de mis ideas eran demasiado avanzadas para aquella época ilustrada, de modo que mis esfuerzos no recibieron todo el reconocimiento que se merecían. La verdad es que yo era un genio – confesó con cierto pudor.
-¿De verdad?
_______ trató de disimular su escepticismo detrás de la bolsa del supermercado.
-Afortunadamente, mis proyectos arquitectónicos fueron recibidos con mayor aceptación que mis inventos. Durante un tiempo fui muy reclamado en Europa; sobre todo en Alemania. Los alemanes saben apreciar la belleza inherente a la simplicidad y a la solidez estructural. Una vez diseñé una casa que se levantaba en torno a un árbol, un roble gigante, si no recuerdo mal, de edad indefinida. Sus ramas inferiores sustentaban toda la estructura.
-¿Un árbol? – en aquella ocasión, _______ no se molestó en disimular sus dudas.
-Reconozco que era un poco excéntrico. También lo era el caballero que me la encargó; un barón o algo así, según creo. La mayor parte de mis edificios eran mucho más convencionales.
-Mi casa – dijo _______ -. ¿De verdad la construiste tú?..
Aqui esta el capitulo real lo siento chicas por la equivocacion =)
Kari_JB
Re: Mas Alla de lo Terrenal (Joe y Tu) Adaptacion (Terminada)
:scratch: :scratch: joe yo quiero que me des clases de física y matemáticas!!!!!....... Y arquitectura!!!!!....
chelis
Re: Mas Alla de lo Terrenal (Joe y Tu) Adaptacion (Terminada)
Gracias por comentar Chelis aqui esta el siguiente capitulo =)
Capitulo 6
-Perdona, pero esa casa es mía – le corrigió él -. Es mi mejor obra, y no porque sea espectacular o porque se salga de lo corriente, sino porque se adapta perfectamente a las necesidades de su dueño... que soy yo. Era una casa cómoda.
-Sí – asintió _______ -. Eso es precisamente lo que pensé la primera vez que la vi.
-Fue una de las primeras en esta zona que contaba con una instalación de fontanería incorporada en el proyecto. Y con bombillas eléctricas al pie de la escalera y en la parte más alta. Era una comodidad muy grande no tener que llevar velas para abrir o bajar por la escalera.
-Me lo figuro – respondió _______, luchando contra la sensación de irrealidad que la mareaba -. ¿Cuándo naciste?
-No estoy seguro – respondió él desde el rincón del equipo de música -. ¿Qué es esto?
_______ volvió la cabeza.
-Un equipo estereofónico.
-¿Para qué sirve?
-¿Cómo es posible que no sepas cuándo naciste?
-Fue hace mucho tiempo – respondió él mientras contemplaba el giradiscos con la tapa levantada -. ¿Es una especie de gramófono? Y estas cajas que hay a los lados, ¿son las baterías?
-Son altavoces. Escucha, Joe, yo he contestado a todas tus preguntas, así que tú también podrías responder a las mías, ¿no?
-Tienes razón. No hago más que olvidarme de que esto debe ser todavía más difícil para ti de lo que lo es para mí. Por favor, pregúntame lo que quieras.
Lo primero que _______ deseaba preguntarle era por qué aquello era difícil para él. Al fin y al cabo, él era el fantasma, y ella sólo una víctima inocente. Pero cada cosa a su tiempo.
-¿Cuándo naciste? ¿Antes de la Guerra Civil o después?
-Después – respondió él inmediatamente -. Pero no nací aquí. Creo que fue en Boston. Y fui a la universidad de Oxford, de eso me acuerdo bastante bien. Viajé mucho por el extranjero, y un buen día descubrí la bahía de Chesapeake. Me enamoré de ella y decidí al momento que era aquí donde quería construir mi hogar.
-¿Has estado casado alguna vez?
No sabía por qué, pero a _______ no le gustaba la idea de que pudiera haber estado casado.
-No, nunca. De hecho, en aquella época todo el mundo me consideraba un calavera.
Viéndolo sonreír, a _______ no le cupo la menor duda de que así fuera. Él la miró fugazmente y añadió:
-Pero estoy seguro de que esa parte de mi vida no te interesa. Para contestar a tu pregunta, basta con decir que no, no me casé.
A _______ aquella discreción decimonónica le pareció divertida y encantadora a la vez. Realmente lo encontraba bastante encantador en general, interesante y misterioso.
Se aclaró la garganta.
-¿Cuándo falleciste, exactamente?
-La verdad es que no tengo ni idea – respondió él volviendo a fijar su atención en el aparato estéreo.
-No ha derecho a esto – replicó ella un poco enfadada -. Acabas de decirme que estabas dispuesto a cooperar.
Él levantó la vista y la miró con paciencia.
-¿Qué desayunaste el día que cumpliste doce años?
_______ hizo una mueca.
-¿Cómo dices? No lo sé. ¿Cómo quieres que me acuerde de una cosa así?
-Ya ves. ¿Cuánto tiempo hace de eso? Sólo diez o quince años. Yo tengo que retroceder más de cien años con la memoria. No esperarás que me acuerde de detalles insignificantes.
-¡A mi modo de ver, la muerte no es un detalle insignificante!
Joe se encogió de hombros y se inclinó a examinar los cables de detrás del aparato estéreo.
-Quizás no lo sea para ti.
_______ vaciló, sorprendida ante aquella inesperada visión de la vida y la muerte.
-¿Y desde entonces – agregó, decidiendo dejar el tema de su muerte por el momento -, has estado vagando por esa casa, observando a la gente?
-Digamos que sí, más o menos. Algunas veces me aburría y no contemplaba nada. Antes del viejo hubo una familia con niños. Ellos sí que eran divertidos... También vivió allí otra pareja que tenía una maravillosa colección de libros, y durante un tiempo leí mucho.
_______ abrió desmesuradamente los ojos.
-Entonces, ¿puedes leer?
-Naturalmente. ¿Qué iba a hacer si no?
-Eso cuéntamelo tú.
Joe cogió una revista y empezó a ojearla distraídamente mientras le hablaba.
-Luego llegó el viejo... no sé por qué lo llamo así, porque no era viejo cuando empezó a vivir en la casa. Supongo que siempre se comportó como un viejo. Como ya te he comentado, tenía un aparato de televisión, y durante un tiempo yo disfruté de lo lindo con él. Pero era una especie de recluso; nunca tenía invitados, y lo único que hacía era pasearse por el jardín y mirar mapas, siempre planeando el viaje que quería hacer y que nunca realizó. La verdad es que era un hombre muy triste. Al cabo de un tiempo, me aburría tanto, que me quedé adormilado, hasta que llegaste tú.
-¿Cómo adormilado?
-Sí, adormilado. No conozco otra palabra mejor para describir mi estado. Me fui cansando y perdiendo interés, y los decenios empezaron a pasar sin sentir.
-¿Qué es lo último que recuerdas? – le preguntó _______ con curiosidad.
-¿Antes de ti? Vamos a ver... Había un programa de televisión que trataba sobre un niño y un perro.
-¿Podía ser Lassie?
-Sí, en efecto.
-Eso era en los años cincuenta. Entonces no conoces la televisión a color, ¿no?
Los ojos de Joe se iluminaron.
-¿Es que ahora retransmiten en color? ¡Siempre me he preguntado cómo podrían conseguirlo! – se volvió ansiosamente hacia el televisor -. ¿Puedo verlo?
-Dentro de un minuto. Has prometido responder a mis preguntas.
Él la miró como si tuviera ánimos de discutir, pero luego asintió de mala gana.
-Está bien.
-Dime, ¿todos los espíritus se dedican a vagar por ahí observándonos?
Mientras preguntaba aquello pensaba en su tía Hilly. ¿Estaría viendo en aquel momento cómo su sobrina favorita mantenía una conversación con un fantasma?
-¿Cómo quieres que lo sepa? – respondió Joe con aire ausente, pues parecía muy interesado en la revista -. Yo sólo respondo de mí mismo – le mostró una foto de un anuncio en la que aparecía un joven modelo con una cazadora de cuero, una camisa blanca de seda y unos pantalones negros de algodón llenos de bolsillos -. ¿Es así como se visten los hombres de hoy?
-Algunos sí – respondió _______ con impaciencia -. Lo que yo quiero saber es si...
-Y ese conjunto que llevas tú... ¿también está de moda?
Distraídamente, _______ echó un vistazo sobre las prendas que llevaba encima, un revoltijo de lana y algodón, de naranja y verde.
-Bueno... supongo que sí. La verdad es que eso es lo de menos para mí. Me basta con que sea cómodo.
-Ya. Puesto que eres profesora, no puede esperarse que estés a la altura de la moda – volvió entonces una página y miró de la revista a _______ y de _______ a la revista -. Creo que esto no concuerda demasiado.
Había ido a dar con la fotografía de una chica vestida con un ceñido vestido negro con minifalda, muy escotado.
-Esto no puede ser decente, ¿verdad?
-Quizás no – reconoció _______, tratando de imaginar lo que se sentía al ver los muslos de una mujer después de cien años -. Pero es lo que está de moda.
-¿Me estás diciendo que hoy en día las damas van por la calle ataviadas de esta manera?
_______ disimuló una sonrisa.
-A veces.
-Es fascinante – murmuró él, estudiando la fotografía -. Empiezo a pensar que a pesar de todo, este siglo puede gustarme.
_______ se echó a reír.
-No me sorprende.
Viendo que con su interrogatorio no iba a conseguir nada, pues su fantasma estaba más interesado en el mundo actual que en el pasado, _______ se acercó al sofá y cogió el mando a distancia, dirigiéndolo hacia la televisión.
-Este aparatito – le explicó -, envía una señal al receptor, y apaga o enciende la televisión – le hizo una demostración -. También puede cambiar los canales o subir y bajar el volumen sin necesidad de levantarse del asiento.
Joe la miraba con suma atención, el asombro pintado en sus ojos.
-Increíble – murmuró -. Y fíjate, es en color.
_______ colocó el mando a distancia en la mesa, y Joe apartó la mirada de la televisión con un visible esfuerzo.
-Perdóname – dijo de pronto tímidamente -, me parece que te estoy haciendo perder el tiempo. ¿Qué haces normalmente tú a esta hora del día?
_______ no se esperaba aquella pregunta, y se quedó un poco desconcertada.
-Bueno... normalmente siempre tengo algún trabajo que corregir, y después me preparo algo de cena...
-En ese caso, no quiero interrumpirte – dijo despidiéndola con un ademán mientras se sentaba en el sofá con los ojos fijos en la televisión -. Continúa con lo que tengas que hacer; yo me quedaré aquí sentado para no estorbarte.
_______ pensó que nunca había visto un cara dura semejante, pero no pudo dejar de sonreír al verlo manejar el mando a distancia fascinado como un niño, murmurando para sí mismo la maravilla que le parecía disponer de tantos canales con aquella nitidez de imagen. Después de un rato se quedó fijo en las noticias de la noche, y _______ entró en la cocina a colocar las cosas que había comprado.
Kari_JB
Re: Mas Alla de lo Terrenal (Joe y Tu) Adaptacion (Terminada)
yo querer un invitado como el!!!!.... Jajajajajajaja... Parece un niño !!!!!....
chelis
Re: Mas Alla de lo Terrenal (Joe y Tu) Adaptacion (Terminada)
Gracias por comentar Chelis =)aqui esta el siguiente capitulo
Jonas, Joe Adam (1869-1899) Intelectual y arquitecto de segunda fila más conocido por su ingeniosa incorporación de innovaciones modernas en diseños tradicionales. Adscrito al grupo de “intelectuales progresistas” de finales del siglo XIX en el que se contaban Sigmund Freud y H.G. Wells, Jonas está mencionado en las últimas cartas de Jules Verne.
_______ tragó saliva. Aquélla era la prueba de que alguna vez había existido un hombre llamado Joe Jonas, pero no demostraba que ella hubiera pasado buena parte de la tarde del día anterior con el espíritu incorpóreo del mismo Joe Jonas. Además, era demasiada casualidad ir a dar precisamente con el fantasma de una persona cuya biografía aparecía en las enciclopedias. ¿Por qué no podía ser una persona de a pie, de entre los millones de desconocidos? En resumidas cuentas, _______ llegó a la conclusión, quizás un tanto petulante, de que aquel dato biográfico era un argumento más contra la autenticidad del fantasma de Joe Jonas.
Jonas, Joe
_______ tuvo que dejar de leer, pues sus ojos no podían fijarse. Recordaba perfectamente lo que Joe le había contado la noche anterior... Todo encajaba. Lanzó un suspiro, tomó otro sorbo de café y musitó:
Capitulo 7
-Ésta es la velada más extraña de mi vida – murmuró para sí -. Cada vez que pienso que tengo un fantasma en la sala viendo la televisión...
-Cuántos crímenes y cuánta violencia – comentó Joe, escandalizado -. Yo esperaba que la sociedad hubiera mejorado un poco en este tiempo.
-Yo no creo que las cosas sean peores que antes – respondió _______ -. Lo que pasa es que ahora tenemos más información, y se oyen más las cosas.
-Ya, pero tanta información tiene que ser agobiante, ¿no?
_______ le contestó desde la cocina.
-La verdad es que tampoco hace falta estar al corriente de todo. Cada uno se ocupa exclusivamente de lo que le interesa. De todas formas, comprendo que resulte sorprendente para una persona que, como tú, lleva varios años desconectada de todo. Ahora que lo menciono, sería muy interesante saber exactamente cuánto tiempo has estado sin tener contacto con la realidad, no sé si me entiendes. Si por lo menos pudieras decirme tu fecha de nacimiento.
_______ se volvió, con la esperanza de que se mostrara más cooperativo para responder a sus preguntas, pero se interrumpió a mitad de la frase.
Joe se había marchado.
Aquella noche, _______ durmió poco y mal, sin poder apartar de su cabeza lo que había ocurrido. A la mañana siguiente, sin embargo, se levantó fresca y llena de fuerzas, pues era de esas personas que despliegan su máxima actividad nada más levantarse, característica ésta que le había costado el abandono de arias compañeras de habitación de la universidad y que era la desesperación de su madre. A las siete y media en punto ya había hecho la cama, había pasado veinte minutos haciendo bicicleta, se había duchado y tenía listo el café y las tostadas. Estaba delante del espejo secándose el corto cabello con los dedos y pensando en qué podía ponerse, cuando sonó el teléfono.
Se sorprendió al reconocer la voz de Larry.
-¿Cómo es que me llamas a estas horas de la mañana?- le dijo.
-¿Es así como me agradeces que me haya levantado temprano para llamar cuanto antes a los Peterson a Michigan? Por si no lo sabías, salen de su casa para ir a trabajar antes de las siete.
Durante un momento, _______ no comprendía de qué le estaba hablando. Después cayó en la cuenta, y respondió vagamente:
-Ah, claro... los dueños de mi casa.
-Así es. Ayer por la noche no pude localizarlos; por eso no te llamé. Les presenté tu oferta, y aunque tuve que insistir un poco, al final conseguí que aceptaran.
_______ sonrió al oír aquello; sin duda exageraba, y en realidad se habían mostrado encantados nada más conocerla.
-Solamente han puesto una condición: tiene que ser una venta irreversible.
-¿Qué significa eso?
-Pues que no hay garantías explícitas o implícitas. No es nada raro, cariño, tratándose de una casa tan vieja. Significa simplemente que los vendedores no se responsabilizarán si se derrumba el tejado un mes después de que te hayas mudado. Sin embargo, por tu propia seguridad, voy a llevar un inspector inmobiliario para que le eche un vistazo antes de que firmes el contrato.
-De acuerdo- murmuró _______ distraídamente-. Lo que a ti te parezca oportuno. Larry, a propósito de la casa...
-¿Qué ocurre? ¿Es que te lo has pensado mejor?
-No. Simplemente he estado pensando. ¿Qué sabes tú de esa casa?
-¿A qué te refieres?
-Bueno... Me refiero al año en que fue construida, y todo eso. Ya sabes, la historia del sitio.
-Bueno, la verdad es que no sé nada. Me surgió por mediación de los abogados que llevaban el testamento. Supongo que podría mirarlo en el Registro de la Propiedad, si te parece muy importante.
-Pues sí, te lo agradecería -. Así le darás algún quehacer a tu secretaria.
Larry gruñó un poco.
-Le transmitiré tus palabras textuales. Escucha: la mejor manera de hacer la compra de la casa es seguir adelante y redactar el contrato ya mismo, sujetándolo al veredicto del inspector. Así, si encontramos algún defecto estructural, te quedará una vía de escape, y por otro lado nadie podría quitarte la casa mientras tanto. Eso si estás segura de que quieres seguir adelante con ello – añadió.
-Pero si te di un cheque y tú has hecho una oferta a tus clientes, ya nadie puede quitarme la casa, ¿no?
-Ya sabes que siempre puede haber sorpresas inesperadas. Por tratarse de ti, he procurado localizarlos lo antes posible. De todas formas, te noto indecisa – agregó cambiando de tono -. Te lo estás pensando mejor, ¿verdad?
-No- respondió _______ rápidamente.
Y era cierto. Con fantasmas o sin fantasmas, la casa era suya, y nadie podía cambiar eso.
-No – repitió -. No me lo estoy replanteando. Lo que pasa es que se trata de la decisión más importante de mi vida, y estoy un poco abrumada. Emocionada, pero también agobiada. Pero tú te encargarás de que todo salga bien, ¿verdad? – añadió con ansiedad.
-Siempre que esté en mi mano evitarlo, no habrá problemas – le respondió él -. El contrato puedo tenerlo preparado esta misma tarde. ¿Quieres que cenemos juntos?
_______ vaciló. Tenía un montón de exámenes que corregir, clases que preparar y bastante trabajo atrasado de la tesis. El día anterior había perdido toda la tarde, y aquella noche no le apetecía pasarla charlando y diciendo tonterías. Pero por otro lado, Larry era sumamente amable al tomarse tantas molestias por ella, y se sentía en deuda con él.
-Sí, de acuerdo – le dijo -. Yo prepararé la cena.
-Ya estoy deseando verte. ¿Te parece bien que me pase a las siete?
-Estupendo. Hasta entonces. Y no olvides el contrato – añadió apresuradamente antes de colgar.
Un momento después estaba otra vez frente al armario tratando de decidir qué podía ponerse, aunque en su menguado vestuario no había mucho donde elegir. Lo cierto era que a _______ nunca le había importado demasiado la ropa, y todo el mundo le decía que tenía un pésimo gusto para vestirse. Quizás la súbita preocupación sobre su vestuario aquella mañana estaba relacionada con el comentario de Joe Jonas referido a que los profesores no podían estar a la altura de la moda. Se sintió irritada. Ya era raro entablar conversaciones con un fantasma, pero, dejarse influir por él era ya demasiado.
Con un gesto de impaciencia, sacó una falda plisada de color crema y marrón y un enorme jersey azul y se quitó el albornoz. Pero cuando se estaba metiendo la falda, percibió un penetrante olor a quemado. Se había olvidado por completo del pan que tenía en el grill del horno.
Con la falda puesta y el jersey apretado contra el pecho, corrió a la cocina. Cuando llegaba junto al horno, el teléfono volvió a sonar. _______ abrió la puerta del horno de par en par, y tosiendo un poco por culpa del humo, contestó el teléfono.
-¿Diga?
-¿Señorita Castle? Soy la secretaria del doctor Brooks. Me ha pedido que le llame para preguntarle por qué no ha venido.
_______ cometió el error de asir la bandeja del horno sin un agarrado, y se quemó los dedos.
-¿A dónde? – preguntó casi gritando de dolor.
-A la reunión del departamento que se celebra hoy.
-¿Qué reunión? ¡Dios mío! ¡La reunión! – exclamó acordándose de pronto -. Sí, sí, lo había olvidado. Estaré allí dentro de quince minutos.
La Escuela Universitaria Leeland era una institución moderna y progresista desde el punto de vista académico que tenía ya veinte años de historia. El ochenta y cinco por ciento de sus alumnos cursaban posteriormente carreras universitarias de grado superior, y eso la situaba entre las cinco escuelas más importantes del país. Financiada con fondos del estado y de fuentes privadas, Leeland podía ofrecer lo último en equipamientos y una enseñanza inmejorable. _______ había elegido Leeland como su lugar de trabajo por su prestigio y también por su programa de clases flexibles para los profesores que realizaban cursos para posgraduados. Pero lo que más le llamaba la atención de la escuela era su magnífico equipamiento informático.
El ordenador central de Leeland estaba conectado a la red universitaria, que a su vez tenía conexiones con bases de datos estatales, con la Biblioteca del Congreso y con otras bases de datos del país. Las transmisiones por fax se recibían casi al instante, y podían solicitarse copias de los datos en papel por correo.
_______ se escapó de la reunión del departamento después de recibir una reprimenda no demasiado severa por parte del doctor Brooks, y a las diez en punto se encontraba en una de las cabinas de la sección de informática. Sin perder un minuto, marcó su número de identificación y pidió una búsqueda en la red. Como tenía pocos datos para empezar, tecleó lo siguiente: Biografía: Jonas, Joe.
El ordenador le respondió: Búsqueda restringida.
-Muy bien – murmuró _______ -. Ya veo que no vas a ponérmelo fácil.
Borró lo que había escrito hasta entonces y decidió empezar desde arriba: Arquitectura (Bahía de Chesapeake, Maryland / Alemania): Biografía: Jonas, Joe, y después se quedó un momento pensando. Le había dicho que había nacido después de la Guerra Civil, así que para asegurarse más tecleó lo siguiente: Alrededor de 1865. Por si acaso añadió: Hasta 1855, inclusive.
La pantalla se quedó en blanco un momento y luego apareció la leyenda: Espere un momento, por favor.
_______ se recostó en la silla y se llevó su taza de café a los labios, sonriendo con ironía al pensar que estaba utilizando un ordenador para demostrar la existencia de un fantasma. Resultaba divertido ver la tecnología del siglo veinte confrontada con la superstición tradicional de aquella manera. La verdad era que no esperaba encontrar nada, pero había decidido intentarlo, y ella no era persona a la que le gustara dejar las cosas a medias.
Sabía que había gente dedicada profesionalmente a la investigación de los fenómenos paranormales, y no estaba segura de cuáles eran sus métodos de estudio. Pero a _______ le hacía falta algo más que la palabra de un fantasma para demostrar la existencia de tales fenómenos, y el ordenador le parecía un instrumento tan eficaz como cualquier otro.
El pitido del ordenador, la sobresaltó tanto, que se derramó el café en la mano. En la pantalla podía leerse lo siguiente: (3) artículos localizados. Introducir selección.
-Cielo santo – murmuró _______.Mientras se limpiaba distraídamente el café caliente con la manga del jersey, se inclinó hacia delante e introdujo el comando Ver, y el primer artículo apareció en pantalla:
No obstante, el corazón le latía con fuerza cuando introdujo la orden para ver el siguiente artículo.
Casas únicas en Europa, por Theodore Artweiler, 1932, Appletone Press.
La residencia del barón von Holstedler, diseñada en 1888 por Joe Jonas, tiene como soporte central un roble vivo. Con treinta pies de diámetro en la base y...
-Qué raro.
Así se sentía ella: rara. A pesar de que aquel dato tampoco demostraba la existencia de un fantasma, cada vez le costaba más trabajo seguir manteniendo una actitud excéntrica. Aunque, por otro lado, ¿qué más le hacía falta para convencerse? Revisó el artículo completo y se enteró que en 1932, en la fecha de publicación del libro, la casa no estaba abierta al público. Luego llamó al siguiente artículo.
El Compendio completo de arquitectos del siglo XIX, compilación de S.S. Lauder, 1961, University Press
Jonas, Joe (1869-1899) Nacido en Boston en el seno de una familia acomodada con negocios en el ferrocarril, estudió en la universidad de Oxford. Después de pasar varios años viajando por Europa, regresó a los Estados Unidos y estudió durante un tiempo con Louis H. Sullivan, famoso por la creación de los primeros rascacielos. No obstante, Sullivan abandonó a su alumno, y al cabo de un año, Jonas regresó a Europa, donde pronto se ocupó en otras actividades. Conocido como un excéntrico entre sus colegas, Jonas pasó algún tiempo inmerso en el desarrollo tecnológico de la época desplegando una gran actividad como inventor, aunque no consiguió patentar ninguna de sus ideas.
Las primeras actividades de Jonas en el campo de la arquitectura no fueron muy bien recibidas, y se las cita como “feas”, “desafíos a la ley de la gravedad” y “defectuosas”. Quizás debido a estos comentarios críticos, Jonas evolucionó a diseños más conservadores, y finalmente fue reconocido por la simplicidad y solidez estructural de sus diseños.
En 1894, Jonas realizó algunos experimentos efectivos en la captación de energía solar y diseñó el primer edificio con energía solar en Charleston, Carolina del Sur. Aunque estaba hecha a prueba de terremotos, la casa resultó destruida por un incendio consecuencia de los temblores de tierra posteriores a 1886.
En 1894, Jonas se retiró a la bahía de Chesapeake, en Maryland, donde vivió hasta su muerte, acaecida a la edad de treinta años.
_______ revisó el material rápidamente, y al llegar al final se quedó boquiabierta. En la parte inferior de la pantalla aparecía la siguiente inscripción: Foto.
La tarjeta gráfica de aquel ordenador no podía reproducir fotografía, así que el sistema comunicó al usuario que la fotografía podía obtenerse a través de una copia impresa o un facsímil. _______ envió rápidamente una orden pidiendo un facsímil y corrió a la habitación contigua, donde estaba el fax, para esperar que llegara.
Ni siquiera se daba cuenta de que estaba rodeada por otras personas: profesores, administrativos y personal de oficina ocupados en sus tareas cotidianas. Unos cuantos saludaron a _______, que les respondió distraída, con una sonrisa tensa. Permaneció de pie junto al fax sin apartarse un momento, tan nerviosa que sólo acertaba a retorcerse las manos.
Estaba a punto de acercarse de un salto al terminal para asegurarse de que había introducido la orden correctamente, cuando el fax empezó a hacer ruido. _______ arrancó la hoja de papel que acababa de llegar antes de que tuviera tiempo de enfriarse, e instintivamente se refugió en la intimidad de la cabina del terminal para poder examinarla con tranquilidad.
Allí estaba, una reproducción en blanco y negro de una fotografía de Jonas, Joe, 1869-1899. ojos profundos de color castaño oscuro. Pelo castaño un poco largo y apartado de la cara, pero rebelde, con los mismos remolinos que ella había visto la tarde anterior. Los impresionantes rasgos de un rostro bellísimo: pómulos altos, nariz bien dibujada, labios llenos y perfilados. En la fotografía llevaba una camisa de cuello alto, chaqueta oscura y una gran corbata anticuada. Pero su cara se reconocía inmediatamente. La había visto por primera vez entre las sombras de la casa de Walnut Street; se había iluminado de emoción mientras exploraba su cocina y se había transfigurado de fascinación viendo televisión. Era el rostro de un hombre que llevaba casi cien años muertos.
_______ se recostó pausadamente en su asiento, sujetando todavía el papel con ambas manos. Allí estaba la prueba definitiva.
El corazón le latía con fuerza, pero por dentro se sentía relajada, casi tranquila. Había presenciado las pruebas de sus facultades paranormales con sus propios ojos. Después había visto su historia, sus datos biográficos y, finalmente, tenía ante sí la prueba final: la fotografía.
Quizás a otra persona, aún con las pruebas ante los ojos, le habría costado aceptar algo que toda su vida había considerado imposible. Pero la habilidad de _______ para adaptarse a las circunstancias cambiantes con facilidad era una de sus grandes cualidades, como científica y como mujer. La cualidad más importante de un científico es la capacidad de aceptar lo imposible. Siempre había una respuesta para todo. Como decía Sherlock Holmes en una de sus aventuras: “Cuando se ha eliminado lo imposible, aquello que queda, por improbable que sea, debe ser la verdad.” _______ sabía cuándo debía dejar de buscar lo imposible para aceptar lo improbable.
Contempló la fotografía que tenía entre las manos sacudiendo la cabeza lentamente. Tenía que decirlo en voz alta, muy bajito, aunque sólo fuera una vez.
-Increíble. Absolutamente increíble.
-Qué extraordinario- repitió una voz desde detrás-. Guarda un parecido extraordinario.
_______ dio un salto en su silla y estuvo a punto de caerse al suelo cuando vio junto a ella a Joe Jonas....
Kari_JB
Re: Mas Alla de lo Terrenal (Joe y Tu) Adaptacion (Terminada)
jajajajajajaja. Joe se pasa!!!!!...... No debe aparecer así de repente!!!
chelis
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