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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Zombieland | Segunda Temporada |
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capítulo 12.
Kaitlyn Jones | Jodie Lynn
¡Estamos vivas! ¡En serio lo estamos! Repetía una y otra vez en mi cabeza, a medida que nos acercábamos a la enorme casa en la que desperté hace unos días. Es demasiado curioso cómo estaba prácticamente escapando de Lunney y luego termino con estos chicos, ¿no? Pero mientras Lunney solo viaja con tres personas más, en la casa o mansión había alrededor de quince personas. ¡Quince! Si no es que conté mal. Solo sé que son muchos.
No me está molestando en lo particular estar con todos ellos. Me hacen pensar que la humanidad todavía existe ahí fuera, escondiéndose de los horribles muertos vivientes.
Pero algo que no vuelvo a hacer, en lo que me queda de vida si puedo evitarlo, es hacerle caso a la chica que nos hizo salir solo para probarnos maquillaje. ¡Salir a la intemperie con los come carne ahí afuera, solo para probar maquillaje! Todo el tiempo que estuvimos atadas estuve maldiciendo el segundo, el minuto, la hora y el día en que se le ocurrió aquella idea. Trate mucho el no quemarla con mis ojos.
Ya basta, estamos vivas.
¡Gracias al cielo por los hombres! No se cómo demonios nos encontraron, supuse que no estábamos tan lejos de la tienda. Y en realidad no fue así, porque al salir nos dimos cuenta de que es una especie de almacén no tan lejos de la tienda.
Después de llegar y hacer ejercicios de respiración, trato de ordenarle a mi cerebro que deje de estar asustado porque ya estamos en un lugar seguro, mientras el resto se dispersa y hace de lo suyo. Realmente no conozco a nadie más que a la chica que me bateo la cabeza y la que parece ser la líder de toda la casa —aunque es un poco gruñona. No la culpo, de seguro no ha tenido la mejor vida.
Zuka (la suicida amante del maquillaje) y una llamada Coko (¿estoy mal si eso me suena a nombre de perro?) nos preparan una cena divina. Y al probar el primer bocado creo que olvide todo el rencor que sentí por ella por casi matarnos a todas.
✘✘✘✘
Después de estar varios minutos sentada en un balcón, viendo hacia el cielo estrellado, me doy cuenta de que es demasiado tarde y que debería ir a dormir. Le pregunto a Jill donde se supone que dormiré, pero ella solo responde que donde pueda o encuentre. La casa no es tan grande como para tener tantas habitaciones.
Contengo un suspiro. No todo puede ser perfecto.
Aunque ese pensamiento se va contradiciendo a medida que avanzo por las habitaciones del lugar. Retiro lo dicho de que “no es tan grande”. ¡Esto parece dos mansiones en una! Es como esas enormes casas que la gente rica personaliza, además de pagarla con dinero sucio. Todo esto grita narcotráfico con solo ojear que hay más de una sala.
Lo que sí es mas que perfecto es que tengo mi mochila, con todo lo que logre tomar del centro comercial. ¡Con más ropa!
Así que subo al segundo piso y luego de tocar tres puertas, entro a una que parece estar desocupada. Coloco la mochila y el bate en el suelo. No puedo identificar mucho, porque esta oscuro y no hay electricidad. Pero distingo la cama, escritorio y armario. Me acerco a una puerta que hay en el fondo y, ¿Qué tal? Es un baño.
Oh Cristo, gracias por tener piedad de mí.
Tomo la mochila y a la velocidad de la luz me meto en la ducha. No me permito tardar mucho porque la vocecilla en mi cabeza repite que puede salirme un bicho como un lagarto y meterse en mi cabello o algo por el estilo, y no quiero eso. No se sabe lo que le pueda pasar alguien con mi suerte. Para mí, todo es posible, pero en el mal sentido. Me estrujo la piel tanto como puedo, para sacar la mugre de mis poros y de mis unas. Contemplo la idea de lavarme el cabello. No recuerdo la última vez que lo hice, debe oler a mierda pura. Pero un ruido extraño me espanta y descarto la idea al instante.
Me visto con unos pantalones sport y una de las sudaderas, dejando los vans de lado y quedándome con las medias de bob esponja. Para cuando salgo del baño tengo tanto sueño que solo avanzo hasta la cama y me lanzo encima de ella, adorando con todo mí ser el hecho de poder volver a sentir un colchón debajo de mi cuerpo.
✘✘✘✘
Un quejido sale de mis labios cuando mi mente, de repente, vuelve de la inconsciencia. Puedo percibir el reflejo de la luz del sol a través de mis parpados cerrados; sin embargo, no tengo ganas de levantarme así que solo giro sobre mi cuerpo. Pero en el proceso, mi brazo se estampa contra algo más duro que el suave colchón.
Asustada y adormilada, abro los ojos. ¿Qué demonios? ¿Qué día es, que pasa? Parpadeo varias veces e intento enfocar mis ojos en la figura delante de mí, pero todavía veo borroso. Me estrujo los ojos y entonces vuelvo a parpadear. Mi boca se abre formando una enorme “o”. Me paralizo.
Junto a mí se encuentra un chico durmiendo cómodamente, casi como un nene. ¿Pero cuando carajos entro? Lo más probable es que haya estado en el quinto sueño.
Entonces mis ojos caen en la mano que ha terminado golpeando su cara. La sorpresa parece golpearme con más fuerza cuando alejo mi mano y todo mi cuerpo de él, y en el proceso, caigo de la cama y termino cayendo ridículamente en el piso.
—Mierda —gruño, cerrando los ojos. Siento como se me ha ido el aire de los pulmones y que el dolor se propaga desde mi espina dorsal hasta el cráneo.
—¿Ummm? —algo como un quejido sale de los labios del chico, supongo y después escucho como la cama se mueve.
Tomo una bocanada de aire antes de levantarme del suelo y masajear mi trasero en el proceso. Me quedo mirando, con confusión, al rizado encima de mi cama. El chico se ha despertado por mi caída y se encuentra estrujando sus ojos. Observo su linda nariz y ¡vaya! Es bastante lindo.
Seh, tuvo que pasar una apocalipsis zombie para que un chico lindo de me acercara. Que cómico, karma.
—¿Te asusté, no? —tuvieron que pasar unos segundos para que mi cerebro procese lo que me dijo y unos más para responderle.
—¿Qué? No, si estoy acostumbrada a despertarme al lado de desconocidos —la respuesta sarcástica sale casi automáticamente de mi boca.
Él se ríe y tampoco puedo evitar pensar lo linda que suena su risa. Y…bien, debo dejar de pensar.
—En realidad aquí es donde duermo, no compartía antes de llegar anoche y encontrarte aquí —me explica y yo levanto las cejas.
—Oh.
—Pero no te preocupes, sabía que tendría que compartir tarde o temprano. —continua con voz ronca.
—¿Es ese tu tono de voz normal o solo el mañanero? —no me doy cuenta de que digo esa estupidez hasta que su mirada se torna confundida, después avergonzada y luego a traviesa en menos de quince segundos. Llevo ambos manos a mi boca y ahogo un grito. — ¡Mierda! No quise decir eso. Es que…yo…aún tengo sueño.
Y al final doy la excusa más estúpida. Realmente soy una idiota.
El rulado se queda mirándome con una sonrisa enorme por un momento, antes de decidir quedarse callado y no avergonzarme más de lo que ya lo he hecho yo misma. En cambio, asiente y cabecea hacia la cama.
—Bien, entonces volvamos a dormir. Todavía es temprano.
¡El chico lindo te ha invitado a dormir, Kaitlyn!
—Por cierto —vuelve a hablar cuando estoy recostándome en la cama de nuevo. — Soy Hazza.
Siento enormes ganas de burlarme de eso. ¿Qué clase de nombre es? Pero recuerdo como hizo voto de silencio ante mi totalmente ridícula y penosa pregunta, así que me callo mi lado sarcástico.
—Soy Jodie Lynn —murmuro, antes de cerrar los ojos y quedar dormida otra vez.
✘✘✘✘
La puerta de la habitación es abierta de una manera brusca y ruidosa, con tal fuerza que se estampa contra la pared. Me levanto de un salto, anonadada y estoy a punto de caerme de la cama otra vez si no es por los brazos de alguien, que me sujetan antes de que acabe en el piso.
¿Los brazos de alguien? ¿Qué demonios? ¿Qué hora es?
Después abro los ojos y recuerdo a Hazza, el chico lindo al que le invadí la habitación.
—¡Despierten, despierten! —chilla uno de los chicos, cuyo nombre no recuerdo. Ni siquiera puedo ver bien. — Vaya, la chica llegó hace poco y ya la tienes en la cama, Hazza, pero que…
—Cállate, rubio —gruñe con exasperación el que conozco como Chris. El también parece ser líder de lo que sea que seamos. ¿Una manada, tal vez?
Me alejo de Hazza cuando el rubio sonríe pícaro en nuestra dirección y siento la sangre acumularse en mi cuello. Menudo idiota.
—¿Qué demonios les pasa? —la voz ronca del rulado suena aún más sexy ahora.
—¿Han visto a Coko? —pregunta Chris, entrando a la habitación y abriendo el armario y luego el baño tan rápido que debo parpadear varias veces para seguir sus movimientos. Su ceño esta fruncido y sus labios forman una mueca que dejan ver lo mal que se encuentra.
—Eh, no la veo desde lo de su puntería —responde Hazza, sentándose en la cama. — ¿Por qué? ¿Qué pasó?
—Bueno —una morena se abrió paso entre el rubio y Ele, que se encuentran en la puerta. Es Jill. —Parece que la mocosa se ha ido.
—¿Qué? —espeto, incrédula. No tiene sentido. Yo quería irme en un principio, pero ahora creo que mejor con ellos que sola y a punto de ser comida como antes — ¿Cómo estas tan segura?
—El coche VW que había en la cochera ya no está —chasquea la lengua y pasa su vista desinteresadamente por la habitación. — Y ya revisamos toda la casa. Ella no está.
—¿Y qué haremos?
—Aunque me duela decirlo, no podemos ir a buscarla…—la voz de Chris se apaga y sus ojos se clavan en la pared del fondo. — Si se fue, lo hizo por sí misma. Quien sabe en donde esté ahora.
✘✘✘✘
—¡¿Cómo que no está?! —El chillido de Keke provoca que me encoja en mi sitio. Sus ojos se llenan de lágrimas más rápido de lo que termino de comerme una galleta de chocolate. — No, no, tienen que estar bromeando.
—¿Por qué jugarían con algo así? —cuestiona Scott. Su rostro está casi tan consternado como el de la chica. Trato con muchas ganas no mirar su herida en la pierna. Se me enfría la sangre solo de imaginar cuanto le debió doler.
—Es que…no lo entiendo —susurra mientras las lágrimas comienzan a correr por sus mejillas. Ele se acerca a ella y le pasa un brazo por los hombros, abrazándola contra él.
—No hay nada que hacer, Keke; ella se fue porque quiso. —escupe Jill, rodando los ojos. Parece darse cuenta de lo ruda que ha sido por la mirada afligida que le dedica la chica. — Mira, lo que quiero decir es que no deberías estar llorando por eso. Si ella quiso dejarnos atrás, entonces no mereces que llores. ¿Bien?
Ella asiente y se seca unas cuantas lágrimas, pero aún sigue cabizbaja.
—Vaya, creo que eso ha sido lo más humano que ha salido de tu boca —Kilam aparece en la habitación con una sonrisa burlona pero a la vez sincera, y con una funda de papas fritas en la mano.
Me concentro en el movimiento que hacen mis pies. Es un tic que nunca he podido superar. De hecho, he comprobado como muchas veces me calma. No sé por qué estoy nerviosa. Aunque realmente, después de que inicio la catástrofe nunca me he sentido tranquila del todo. Siempre estoy fantaseando sobre cosas como un zombie saliendo del sótano y yendo a morder mi trasero. Uno nunca sabe.
Lo único bueno es que el portón de esta casa no dejara a aquellos seres podridos entrar aquí.
Me levanto y avanzo hacia la sala, allí me dejo caer en el sillón más cercano a la ventana, donde se puede ver un patio trasero lo bastante grande y como el cielo esta tornándose anaranjado y rosa. Coloco mi mentón sobre la palma de mi mano y contemplo el atardecer.
Y luego mi cabeza comienza a torturarme.
¿Quién diría que algún día, estaría completa y totalmente sola en el mundo?
¿Quién diría que la torpe y ridícula de yo viviría más que toda mi familia?
Recuerdo como en mi cumpleaños número catorce, quise aprender como jugar Boliche, ya que era algo así como la tradición familiar: ir hacia la Plaza Bolera para divertirnos y compartir en familia —solo que yo siempre era Cheerleader y no una jugadora. Después de tardar alrededor de siete minutos buscando la bola más ligera (luego de que se me cayera la primera en el pie de papa, cuyo rostro se puso verde y no me hablo hasta media hora después), Michael procedió a mostrarme como se lanza. Cuando creí tenerlo manejado, le dije que se alejara y me posicione. Sin embargo, al balancear mi brazo de atrás hacia adelante y pretender soltar la bola, nada de eso paso. En cambio, termine yéndome con toda y bola y golpeando mi cabeza contra el suelo de madera, así como sentí que mi brazo casi se me despega. Fue humillante.
Una risa amarga se escapa de mis labios al recordar cómo no me acerque a la Plaza hasta el otro mes.
—¿Por qué estás sola?
Un chillido se escapa de mis labios y sin pensarlo, me giro y choco contra el ventanal en el proceso. Ups, me he subido en el sillón.
—¡No hagas eso! —grito exasperada, sintiendo como mi corazón late desbocado.
Hazza me mira por unos segundos en silencio antes de soltar una tremenda carcajada y reírse hasta más no poder. Se ríe tanto que tiene que sentarse en el sillón. Yo parpadeo para secar las lágrimas que se habían acumulado en mis ojos en el momento de nostalgia.
Cuando me he calmado, decido sentarme a su lado y fulminarlo con la mirada.
—¡Tenías que…ver tu rostro! —logra decir entre risas. — Y además, te subiste tan rápido; fue increíble — dice para continuar burlándose.
—¡Me asustaste como el demonio! No vuelvas a hacerlo —gruño con irritación. Detesto las sorpresas con todo mi ser.
✘✘✘✘
—¿Ustedes creen que algún día todo mejorara, no? —la pregunta de Keke se escucha en toda la habitación, donde todos se concentran en masticar la cena de hoy; un simple sándwich de tuna con jugo artificial.
—Define mejorar —digo antes de poder detenerme. Dylan y Sasha me miran raro y yo me encojo de hombros. — ¿Qué? No dije nada malo.
—Mejorar en el sentido de que podamos salir a las calles sin…
No la dejo terminar porque una risa cínica se escapa de mis labios, al mismo tiempo que Jill suelta un bufido.
—Lo único que podría mejorar es que acabemos con todos los no muertos de esta ciudad y la aclamemos como nuestra; así no joden más…hasta que se acabe la comida de los almacenes que hay aquí —argumenta Jill en un tono de voz muy serio, como si de verdad pensara que eso es posible.
Hola. El país completo esta acechado por esos come carne. ¿A dónde diablos iríamos? ¿Cómo vamos a aclamar una ciudad para nosotros?
—Lo único que podría pasar si hacemos eso es matarnos todos en el intento. Y si no nos matamos, vamos a morir de todos modos algún día; yo prefiero hacerlo de hambre a que me coma una de esas cosas —digo al mismo tiempo que limpio mis labios con una servilleta.
—¿Hablas en serio? —cuestiona Boo Bear (definitivamente, el apodo más gay que he escuchado en toda mi vida).
—Lo único serio en esta vida es que nacimos para morirnos, así que sí.
—¿Y que, por eso debemos rendirnos? ¿Eso es lo que dices? —pregunta esta vez Kilam, entrecerrando sus ojos en mi dirección.
—Pft, no, claro que no. Solo digo que no se hagan ilusiones de que todo saldrá como un cuento de hadas porque no será así.
—¿Cómo puedes ser tan pesimista?
—Me ahorro las decepciones; nací así.
—Pues yo creo que, de alguna forma, todo va a resultar bien —intervino Hazza, recostándose de su silla y cruzando los brazos por detrás de su cabeza. — Aunque eso no será fácil.
✘✘✘✘
Ay, no. No otra vez.
Miro en silencio la escena delante de mí y escucho todo lo que Scott —el cual ha mejorado bastante— y Chris nos dicen. Ya han pasado varios días desde la “huida” de Coko. La luz se ha cortado definitivamente en toda la casa desde la noche anterior. Todavia contamos con provisiones. Y en lo personal, las mías se encuentran casi en su totalidad, pues no he tenido mucha hambre y solo como de los almuerzos colectivos que preparan Zuka y Sasha.
Después del segundo día sin Coko es cuando finalmente hemos dejado de escuchar los quejidos de Keke acerca del paradero de la chica. Había estado histérica, preguntándose en voz alta que le habrá pasado, si estaría viva o no; todo eso mientras sollozaba sin control.
Se notó cuanto afectó a todos en la mansión su ausencia, aunque la mayoría de las veces que estaba socializando siempre era discutiendo con alguien.
Se puede decir, por igual, que me he relacionado bien con la mayoría. No como mejores amigos por siempre…soy más como su atracción del día. En serio. No se cómo diablos me las he arreglado para ridiculizarme por lo menos dos veces cada día. Una de las noches en que no podía pegar un ojo, decidí salir de la habitación a buscar algo de tomar. Camine en silencio y fue reconfortante escuchar voces en el primer piso, porque me aterraba un poco tener que deambular sola por la enorme mansión.
Sucede que estaba descalza y en calcetines (mis tan preciados calcetines de Bob esponja), razón por la cual, al trotar para bajar las escaleras, di un paso en falso y resbalando, termine bajando el resto de las escaleras con mi trasero.
Keke lloró de la risa aquella vez.
Volviendo mi atención al presente, después de la cena, nos reunimos en la gigantesca sala. Zuka ha colocado un enorme foco o linterna en la mesita del centro para así poder iluminar, aunque no con tanta calidad, a todo el mundo. Algunos están apretujados en los varios sillones. Yo decidí desparramarme en el suelo alfombrado con un cojín en mi trasero, al lado del sillón donde están Hazza, Keke y Ele. Junto a mí, en el suelo, se encuentra el chico de apodo Gay y junto a el Zuka. Jill está sentada en un sillón individual, con Kilam sentado en el brazo del mismo.
—Entonces, exactamente, ¿Qué es lo que están diciendo? —pregunta Dylan, el cual creo que fue el más afectado por la huida de Coko.
—Nuestro punto desde el principio fue llegar a los Albergues. Quedarnos de casa en casa solo terminara igual; se ira la luz, el agua y tendríamos que salir cada tanto por provisiones. En los albergues tendríamos todo lo que necesitamos, tal vez no tanta comida y si tendríamos que salir, pero…
—¡¿Estás diciendo que tenemos que irnos de nuevo?! —chilla Keke, interrumpiendo a Scott de manera abrupta.
—Todos sabían que lo haríamos tarde o temprano.
—¿Qué tal nunca, eh? —inquiero sin poder detenerme.
—No nos podemos quedar aquí para siempre —refuta Kilam, rodando los ojos.
—Exacto. Cuando Scott este completamente curado, podemos salir a buscar provisiones e irnos por la carretera hacia los Albergues —corrobora Ele.
—¿Qué? Pues a mí me dejan en el maletero, ¿okay? No pienso ir a un maldito almacén de nuevo —exclama Keke, sus ojos verdes están llenos de miedo.
Vaya, esta chica está peor que yo. Y eso es mucho.
—Yo me ofrezco de conductora —alzo la mano. Ni jugando pueden pensar que voy a ir a buscar provisiones, por igual.
Solo recordando las últimas dos veces me entran unas enormes ganas de esconderme bajo tierra y abastecerme de lombrices.
—Me temo que esos puestos ya están ocupados.
—¡No voy a participar de su misión suicida, montón de locos! Trate de hacer eso una vez y casi me comen viva. Además, se conducir.
—A ver si asi lo entiendes bien: Scott conducirá porque no va a correr hasta que estemos totalmente seguros de que puede hacerlo. El otro vehículo es mi camioneta y no confío en que vayas a quedarte ahí como una pendeja si las cosas salen mal, así que Nialler se quedara con ella. ¿Fui clara? —el sermón de Jill me tienta a quedarme con la boca cerrada, pues es difícil objetar contra eso.
Ladeo la cabeza, confundida. ¿Qué haría si las cosas se ponen feas? ¿Los dejaría o me quedaría?
—Bueno…probablemente tengas razón —admito aunque sin quererlo y luego me encojo de hombros ante las miradas de reproche que recibo. — Al menos no tengo tendencias suicidas y homicidas, como ustedes —saco la lengua de manera infantil.
Miro en silencio la escena delante de mí y escucho todo lo que Scott —el cual ha mejorado bastante— y Chris nos dicen. Ya han pasado varios días desde la “huida” de Coko. La luz se ha cortado definitivamente en toda la casa desde la noche anterior. Todavia contamos con provisiones. Y en lo personal, las mías se encuentran casi en su totalidad, pues no he tenido mucha hambre y solo como de los almuerzos colectivos que preparan Zuka y Sasha.
Después del segundo día sin Coko es cuando finalmente hemos dejado de escuchar los quejidos de Keke acerca del paradero de la chica. Había estado histérica, preguntándose en voz alta que le habrá pasado, si estaría viva o no; todo eso mientras sollozaba sin control.
Se notó cuanto afectó a todos en la mansión su ausencia, aunque la mayoría de las veces que estaba socializando siempre era discutiendo con alguien.
Se puede decir, por igual, que me he relacionado bien con la mayoría. No como mejores amigos por siempre…soy más como su atracción del día. En serio. No se cómo diablos me las he arreglado para ridiculizarme por lo menos dos veces cada día. Una de las noches en que no podía pegar un ojo, decidí salir de la habitación a buscar algo de tomar. Camine en silencio y fue reconfortante escuchar voces en el primer piso, porque me aterraba un poco tener que deambular sola por la enorme mansión.
Sucede que estaba descalza y en calcetines (mis tan preciados calcetines de Bob esponja), razón por la cual, al trotar para bajar las escaleras, di un paso en falso y resbalando, termine bajando el resto de las escaleras con mi trasero.
Keke lloró de la risa aquella vez.
Volviendo mi atención al presente, después de la cena, nos reunimos en la gigantesca sala. Zuka ha colocado un enorme foco o linterna en la mesita del centro para así poder iluminar, aunque no con tanta calidad, a todo el mundo. Algunos están apretujados en los varios sillones. Yo decidí desparramarme en el suelo alfombrado con un cojín en mi trasero, al lado del sillón donde están Hazza, Keke y Ele. Junto a mí, en el suelo, se encuentra el chico de apodo Gay y junto a el Zuka. Jill está sentada en un sillón individual, con Kilam sentado en el brazo del mismo.
—Entonces, exactamente, ¿Qué es lo que están diciendo? —pregunta Dylan, el cual creo que fue el más afectado por la huida de Coko.
—Nuestro punto desde el principio fue llegar a los Albergues. Quedarnos de casa en casa solo terminara igual; se ira la luz, el agua y tendríamos que salir cada tanto por provisiones. En los albergues tendríamos todo lo que necesitamos, tal vez no tanta comida y si tendríamos que salir, pero…
—¡¿Estás diciendo que tenemos que irnos de nuevo?! —chilla Keke, interrumpiendo a Scott de manera abrupta.
—Todos sabían que lo haríamos tarde o temprano.
—¿Qué tal nunca, eh? —inquiero sin poder detenerme.
—No nos podemos quedar aquí para siempre —refuta Kilam, rodando los ojos.
—Exacto. Cuando Scott este completamente curado, podemos salir a buscar provisiones e irnos por la carretera hacia los Albergues —corrobora Ele.
—¿Qué? Pues a mí me dejan en el maletero, ¿okay? No pienso ir a un maldito almacén de nuevo —exclama Keke, sus ojos verdes están llenos de miedo.
Vaya, esta chica está peor que yo. Y eso es mucho.
—Yo me ofrezco de conductora —alzo la mano. Ni jugando pueden pensar que voy a ir a buscar provisiones, por igual.
Solo recordando las últimas dos veces me entran unas enormes ganas de esconderme bajo tierra y abastecerme de lombrices.
—Me temo que esos puestos ya están ocupados.
—¡No voy a participar de su misión suicida, montón de locos! Trate de hacer eso una vez y casi me comen viva. Además, se conducir.
—A ver si asi lo entiendes bien: Scott conducirá porque no va a correr hasta que estemos totalmente seguros de que puede hacerlo. El otro vehículo es mi camioneta y no confío en que vayas a quedarte ahí como una pendeja si las cosas salen mal, así que Nialler se quedara con ella. ¿Fui clara? —el sermón de Jill me tienta a quedarme con la boca cerrada, pues es difícil objetar contra eso.
Ladeo la cabeza, confundida. ¿Qué haría si las cosas se ponen feas? ¿Los dejaría o me quedaría?
—Bueno…probablemente tengas razón —admito aunque sin quererlo y luego me encojo de hombros ante las miradas de reproche que recibo. — Al menos no tengo tendencias suicidas y homicidas, como ustedes —saco la lengua de manera infantil.
✘✘✘✘
Ay, maldición, vamos a morir.
Con ese pensamiento es que me despierto el día en que finalmente vamos a dejar la mansión (la súper cómoda e increíble mansión a la que amo tanto) para irnos a los dichosos Albergues. En serio espero que nos traten bien allí, o asesinare a todos estos idiotas.
Bueno, tal vez no. Me da miedo incluso utilizar un bate. Pero si los odiaría por el resto de mis días.
Me levanto antes que el rulado de Hazza. Después de pensarlo meticulosamente, decidí quedarme compartiendo habitación con él. El resto de las personas no es que no fueran de mi total agrado; simplemente no me puedo ver durmiendo en la misma habitación con ellos. Además, en mis noches de insomnio puedo dedicarme a admirar el bello rostro de Hazza. Estoy segura de que si no fuera por este Apocalipsis, el fuera modelo o algo relacionado con toda la gente jodidamente apuesta.
Me doy una ducha refrescante y sin pensamientos paranoicos. Y también lavo mi pelo. ¿Quién sabe cuándo será la última vez que vuelva a ducharme? He aprendido que con esta vida hay que respirar como si fuera tu último momento.
No es un pensamiento agradable.
Me coloco una camiseta con magas hasta los codos con franjas negras, un par de jeans oscuros, medias de estrellas y los vans negros que parecen salidos de una masacre. Reviso el contenido de mi mochila, repasando desde la tienda de acampar hasta las baterías y encendedores.
—¡Buenos días! —el grito en mi oído provoca que suelte la mochila y que caiga de frente al piso, exclamando como la idiota que soy.
Hazza comienza a reírse como un lunático a mis espaldas.
—Jodete, ricitos —gruño mientras me levanto y masajeo mi frente. — Ahora me dolerá la cabeza.
Con ese pensamiento es que me despierto el día en que finalmente vamos a dejar la mansión (la súper cómoda e increíble mansión a la que amo tanto) para irnos a los dichosos Albergues. En serio espero que nos traten bien allí, o asesinare a todos estos idiotas.
Bueno, tal vez no. Me da miedo incluso utilizar un bate. Pero si los odiaría por el resto de mis días.
Me levanto antes que el rulado de Hazza. Después de pensarlo meticulosamente, decidí quedarme compartiendo habitación con él. El resto de las personas no es que no fueran de mi total agrado; simplemente no me puedo ver durmiendo en la misma habitación con ellos. Además, en mis noches de insomnio puedo dedicarme a admirar el bello rostro de Hazza. Estoy segura de que si no fuera por este Apocalipsis, el fuera modelo o algo relacionado con toda la gente jodidamente apuesta.
Me doy una ducha refrescante y sin pensamientos paranoicos. Y también lavo mi pelo. ¿Quién sabe cuándo será la última vez que vuelva a ducharme? He aprendido que con esta vida hay que respirar como si fuera tu último momento.
No es un pensamiento agradable.
Me coloco una camiseta con magas hasta los codos con franjas negras, un par de jeans oscuros, medias de estrellas y los vans negros que parecen salidos de una masacre. Reviso el contenido de mi mochila, repasando desde la tienda de acampar hasta las baterías y encendedores.
—¡Buenos días! —el grito en mi oído provoca que suelte la mochila y que caiga de frente al piso, exclamando como la idiota que soy.
Hazza comienza a reírse como un lunático a mis espaldas.
—Jodete, ricitos —gruño mientras me levanto y masajeo mi frente. — Ahora me dolerá la cabeza.
✘✘✘✘
—Yo quiero ir de copiloto.
—No, eso lo hare yo. Puedes irte con los demás, en la parte de atrás.
—¡Eso no es justo! La otra vez ni siquiera salí, tu sí.
—¿Y por qué habrá sido, eh? Yo iré delante, Hazza.
—¡Za…Kilam! Eres un idiota.
—Vete a…
—Ambos lo son —gruñe Jill, interrumpiendo la discusión verbal que tomo lugar desde que comenzamos a salir de la casa. Tengo mi mochila al hombro y el bate en mano.
Cuando observo a Chris cargar con varias escopetas casi corro dentro de la casa otra vez. ¿Cómo diablos pueden andar con eso tan normalmente? Zuka tiene su arco y flechas; eso es normal. Los demás tienen escopetas y rifles. Cuando Nialler sale con una de la casa y cruza cerca de mí, me alejo trotando hacia el otro lado del vehículo.
—Nunca te acerques con eso a mí, rubio.
—Eres igual de pendeja que Keke —se ríe Dylan a mis espaldas.
—Hablo en serio. Lo más que podría hacer con un arma es dispararme en el intento de dispararle a un zombie. O dispararle a uno de ustedes; nadie quiere eso.
—¿Nunca jugaste dardos o algo así? —cuestiona Boo bear, luego de dejar su mochila en el maletero de la camioneta.
Hago una mueca cuando el incómodo recuerdo atraviesa mi memoria.
—Lo intente y digamos que no resulto bien —me estremezco involuntariamente. — Mi tío se ofreció a enseñarme y pues…terminó con un parche en el ojo de por vida.
—Estas jodiendo…—dice Nialler, pero se calla al ver mi expresión seria y avergonzada.
Y esa es sola una pequeña parte de todas las atrocidades que he hecho. Por eso me aferro al pensamiento de que soy buena conduciendo y respirando. Si alguien quiere confirmar que soy buena en algo, siempre sale herido en el proceso.
—Ya nos vamos —anuncia Chris, cerrando la enorme puerta de roble de la mansión.
Son alrededor de las tres de la tarde, según el reloj de Sasha. Ella, Keke, Scott, Chris, Ele y Zuka se van en el jeep negro cuya marca no se me. No sé nada de vehículos, en realidad. En la camioneta de Jill, esta ella con Kilam de copiloto. En la segunda fila están Nialler, Boo bear y Dylan; y Hazza se sienta a mi lado en la tercera. Arrancamos en dirección a la Urbanización a la que fueron los chicos a buscar los medicamentos, donde me dieron el batazo, para reunir provisiones necesarias para todo el viaje y, con suerte, para cada catástrofe que se nos presente. Puedo pensar en muchísimas cosas que nos pueden ocurrir en la carretera: desinflarse un neumático, fuga de gas, los malditos zombies, un problema con el motor, los endemoniados zombies… Y entre cada tanto, rezo un Padre Nuestro y un Ave María.
Aunque nada me prepara para lo que viene después de esto.
- Spoiler:
- Aqui esta mi cap(? No es el mejor, quería hacerlo mas interesante pero simplemente no me salio mas D: perdón, en serio, por tardar tanto ;c espero que les guste <3
hange.
Bart Simpson
Re: Zombieland | Segunda Temporada |
¡Deoh!
Emilyano :skip: me encantó :skip: tu capítulo :skip: fue totalmente :skip: perfectísimo :skip: de :skip: la :skip: ¡VIDA! :skip:
Amo a Jodie bc es tan boba pero al mismo tiempo es una buena chica , su suerte simplemente es una mierda.
Cuando leí que se cayó en las escaleras me recordó a mí hace tiempo, bajé por las escaleras corriendo y en calcetas y ¡PUM! :skip: caí como res :skip:
Aunque también te imaginé a ti cayendo de esa manera fue tan gracioso
Morí con eso
Me encanta Jodie, me rio demasiado con y de ella(?
Amé tu cap, espero ansiosa a la siguiente
Que por cierto no sé quién es
Emilyano :skip: me encantó :skip: tu capítulo :skip: fue totalmente :skip: perfectísimo :skip: de :skip: la :skip: ¡VIDA! :skip:
Amo a Jodie bc es tan boba pero al mismo tiempo es una buena chica , su suerte simplemente es una mierda.
Cuando leí que se cayó en las escaleras me recordó a mí hace tiempo, bajé por las escaleras corriendo y en calcetas y ¡PUM! :skip: caí como res :skip:
Aunque también te imaginé a ti cayendo de esa manera fue tan gracioso
Seh, tuvo que pasar una apocalipsis zombie para que un chico lindo de me acercara. Que cómico, karma.
Morí con eso
Me encanta Jodie, me rio demasiado con y de ella(?
Amé tu cap, espero ansiosa a la siguiente
Que por cierto no sé quién es
Bart Simpson
Bart Simpson
Re: Zombieland | Segunda Temporada |
LunaTieneProblemasConLaPutaM&ElEspacioPorEsoElMensajeEstáEscritoAsí&TratareDeSubirMiCapituloComoLaM
&ElEspacioNoCooperanBienNoEscriboTodoTengoQueTeclearEsaPutaTecla1278229348347232734693573927921737921
VecesParaQueSalgaLasQuiero(:
&ElEspacioNoCooperanBienNoEscriboTodoTengoQueTeclearEsaPutaTecla1278229348347232734693573927921737921
VecesParaQueSalgaLasQuiero(:
LunaLunnel.
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