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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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De clase a clase. (larry stylinson) Terminada.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: De clase a clase. (larry stylinson) Terminada.
Hola:)Debby1D escribió:okay, ahora nos quedo claro de que a Louis no le molesto en lo mas minimo, al contrario, le encanto, asi que no creo que pueda denominarse violación (?) JAJAJ
Porque el maldito lo provoca asi? omg JAJAJ.
Lo peor es que Louis le hizo un majestuoso blowjob (? y quien mierda sea los interrumpio y no pudo lograr lo que queria.
Ademas osea.. Harry ya estaba entregado en bandeja, ah.
Seguila pronto por favor!
Adios ♥
Bueno, le gusto. Si, eso le gusto.
Si, es una lastima que los hayan interrumpido.
Ya la sigo!
Bye
Invitado
Invitado
Re: De clase a clase. (larry stylinson) Terminada.
Hola.Angeles escribió:Bueno, si lo disfrutó no lo violó, así que... no sé (?
Igual Harry es un hijo de puta por decirle eso a Alberto, ah.
JAJAJAJAJA la escena en la playa XD Bueno, Louis no se "vengó" pero... le dió otro de los mejores orgasmos en la vida de Harry, a mi no me jodas, ah.
Me gustó el capitulo!!!
Saludos!
Ah, si los dos lo disfrutaron.
Saludos:)
Invitado
Invitado
Re: De clase a clase. (larry stylinson) Terminada.
ojala y si sigan jugando jejeje
eso seria genial
quiero ver eso jejeje
bueno me gusto mucho
síguela pronto!! :P
saludos!!
eso seria genial
quiero ver eso jejeje
bueno me gusto mucho
síguela pronto!! :P
saludos!!
BrookneyJ
Capitulo 7.
Educación Sexual.
Louis empezó a caminar calle abajo. Giró sobre su hombro y vio que Harry no le seguía. Estaba apoyado en el mismo sitio, mirándolo.
-¿Vamos? – dijo Louis con un movimiento de cabeza.
Harry se mordió el labio inferior. Louis podía sentir el flujo de sus pensamientos. Seguro que no iban muy desencaminados de los mismos que rondaban en su propia cabeza. ¿Vendrá? ¿Realmente lo hará? ¿Debía seguirle? Dando la última calada al cigarro, lo tiró, lo aplastó con el pie y avanzó con paso decidido hacia Louis.
Menos mal que su casa estaba a sólo dos minutos del bar, porque el silencio que acompañó a los dos chicos durante aquellos interminables segundos era matador. Sólo se escuchaba el eco de sus pisadas, algún que otro sonido ahogado de la música de los bares de alrededor y las teclas de los móviles de ambos mientras escribían mensajes a su respectiva gente. Louis sacó sus llaves una vez parados ante un portal. Vivía en un bajo, por lo que en menos que canta un gallo se encontraba en el pasillo de su casa, cerrando la puerta y con un silencioso Harry parado allí en medio.
-¿Quieres una cerveza? – dijo Louis mientras dejaba las llaves en la mesita de la entrada y caminaba hacia la cocina.
-Claro – contestó Harry siguiéndolo con la mirada.
Louis aún no salía de su asombro. Vale, se había hecho el chulito preguntándole lo de seguir jugando en su casa pero había sido solo bravuconería. Realmente pensaba que el muchacho le soltaría alguna de sus habituales puyas o insultos. Pero ahí estaban, Louis tendiéndole una cerveza mientras Harry apoyaba sus caderas sobre la mesa de la cocina. El chico dio un buche, posó la lata sobre la mesa y miró a Louis. Éste estuvo varios segundos observándolo, hasta que dio un paso y quedó pegado a la cara de Harry. Puso una mano sobre su cadera, sintiendo como se tensaba ligeramente. La otra la dirigió a su cuello y comenzó a acercar el rostro de Harry al suyo. Pero el chico cabeceó hacia atrás. Louis levantó una ceja entre asombrado y sonriente ante aquel gesto. Volvió a intentarlo y Harry volvió a recular.
-¿Qué pasa Hazza? ¿Eres de los que no besan? – dijo Louis socarronamente.
-Yo no soy nada, sencillamente no lo soy – contestó Harry pero sin apartarse de él ni un centímetro.
Louis no quiso contestar a aquello. ¿Qué no lo era? A qué se refería, ¿Que no era gay? “Pues siento desilusionarte chaval, pero lo que va a ocurrir esta noche aquí tiene mucho que ver con que te gusten las pollas” – pensó Louis. Pero lo dejó pasar. ¿Estaba allí no? Eso ya era algo. ¡Era mucho!
Louis le sonrió chasqueando la lengua. Con el pulgar de la mano situada en el cuello de Harry, acarició hacia arriba, pasando por la nuez y haciendo que echara al cabeza hacia atrás al presionar su dedo en la parte baja del mentón. Harry se dejaba hacer, sin dejar de mirarlo.
Con el cuello a su completa disposición, Louis hundió su cabeza en él. Le encantaba como olía. Ya lo comprobó en la playa. Esa mezcla de colonia de hombre con el olor corporal de macho hacía estremecer su cuerpo. Quería lamerlo. Lamerlo por completo. Y eso hizo. Sacó su lengua y comenzó a saborearlo. Harry no emitía ningún sonido pero tampoco daba indicios de que no le gustara o de querer apartarse. Tan sólo cerró sus ojos y se mordió los labios.
Tras varios besos y pequeños mordiscos, se retiró del cuello de Harry.
-Vamos a mi cuarto – dijo Louis.
Esta vez, Harry sí lo siguió. Una vez dentro de la habitación ambos se miraron. Harry estaba allí, con su porte de “el machote” bien erguido, sin una pizca de miedo o confusión por lo que estaba a punto de ocurrir. El cabrón era chulo hasta para eso.
-Quítate la camisa – dijo Louis, no con tono autoritario, si no más bien como sugerencia.
Harry lo miró por unos segundos, como verificando que aquella frase no era una orden. Llevó sus manos a los botones y comenzó a desabrocharlos. Louis observaba como eran deshojados uno a uno, dejando ver aquella piel lechosa y tersa. Cogió su propia camiseta y se la sacó por los hombros. Admiraron sus pechos desnudos mutuamente en silencio. Esta vez fue Harry quien se acercó a Louis. Éste lo tomó de la cintura con ambas manos y lo guió al borde de la cama. Con un ligero toque en el pecho y una pequeña sonrisa en su cara, lo hizo caer sentado sobre el colchón, quedando Louis de pie justo en frente suya.
-Quítate los zapatos y túmbate – dijo Louis mientras se quitaba el cinturón y desabrochaba el primer botón de sus vaqueros.
Harry lo miró levantando una ceja como diciendo: ¿Perdona, me estas ordenando? Louis no pudo más que sonreír ante aquella expresión, y bajando su cabeza a la altura de la de Harry, le dijo queriendo picarlo:
-Te guste o no, aquí el maestro soy yo.
-Tú no tienes ni idea de lo que yo sería capaz de hacerte – dijo Harry con aquella sonrisa lasciva que Louis creyó ver en la playa.
-Bueno, pero tú si que sabes lo que yo soy capaz de hacerte ¿Verdad? – le contestó Louis haciendo referencia a la mamada que recibió – Y ¿sabes? – preguntó con un tono lujurioso mientras apoyaba sus rodillas en la cama a ambos lados de las de Harry – Todavía soy capaz de hacer mucho más – finalizó cerniéndose sobre el cuerpo del chico y haciendo que la espalda de éste cayera sobre el colchón. Poniendo las manos a cada lado de la cabeza de Harry, dijo con un tono de voz apremiante – Zapatos, ya.
Harry, ayudándose de sus propios tobillos se quitó ambos. Todavía no se había deshecho del último cuando Louis pasó una mano por la nuca del muchacho, enredó sus dedos suavemente en el cabello y volvió a hundirse en la curvatura del cuello. Aquella vez sí que Harry gimió. Levantó uno de sus brazos y agarró el pelo de Louis instándole a seguir, mientras que la otra mano la apoyaba sobre la cadera.
Louis fue bajando por cuello hasta el esternón, dejando un reguero de besos a su paso. Llegó a un pezón y pasó la lengua sobre él. Harry se arqueó un poco y apretó más los cabellos de Louis. Éste jugueteó un rato más con aquel botón de color caramelo mientras iba quitando el cinturón y los botones del pantalón de Harry.
Una vez desabrochados, Louis bajó por el abdomen lamiendo y besando hasta llegar a la cinturilla de los calzoncillos. Pasó su lengua de un extremo al otro de los slips, lamiendo la línea divisoria entre éstos y el vientre. Aquello hizo gemir suave a Harry.
Louis agarró los pantalones junto con los calzoncillos y tiró de ellos a través de las piernas hasta quitarlos. Se colocó entre ellas y con ambas manos abrió los muslos del chico. Miró expectante el duro miembro que tenía en frente. Parecía que le estuviera diciendo ¡Cómeme! Con aquel color rosado y la punta palpitante. “!Dios, es una polla bonita!” – pensó Louis. Miró a Harry. Éste le devolvía la mirada con la boca entreabierta y un aliento expectante saliendo a través de sus labios.
Sin apartar la mirada de Harry, sacó la lengua y lamió la punta. El chico seguía con sus respiraciones profundas. Louis cerró sus ojos, abrió la boca y engulló lentamente el eje entre sus manos. Harry gimió, echando su cabeza hacia atrás hasta topar con el colchón mientras Louis enterraba más profundo aquel pene en su boca. Se encargó de que sus dientes delinearan la vena expuesta del miembro, sacando un sonoro jadeo del muchacho.
Jugó con su lengua a lo largo de la caliente carne, rodeándola, subiendo y bajando. Sin que Harry se percatara, pues Louis lo veía muy ensimismado disfrutando de su propio placer, abrió el cajón de la mesita de noche y sacó un bote de lubricante junto con un condón y los dejó sobre el colchón. Sintió como unos dedos se entremetían en sus cabellos y se cerraban en un puño alrededor de ellos. Harry levantó ligeramente sus caderas, gimiendo más fuerte y lentamente comenzó a follar la boca de Louis con pequeñas embestidas. Simplemente se dejó hacer, ya que así tenía vía libre para destapar el bote y verter un poco del líquido sobre su mano.
Mientras la polla de Harry entraba y salía, Louis acercó un dedo lubricado a la entrada del chico. Sintió un tirón en sus pelos y lo miró. Harry le devolvía la mirada con los ojos abiertos de par en par y respirando fuerte. Ni corto ni perezoso, Louis volvió a apretar su dedo contra el agujero y, esta vez, el tirón de pelos que recibió sí que dolió un poco.
Louis sacó la polla de su boca y se movió hacia arriba, posicionándose sobre el cuerpo del muchacho, pecho contra pecho. El puño de Harry aún agarraba su cabello.
-¿Pretendes tener toda la diversión para ti? – dijo socarronamente.
Harry no contestó. Sólo le miraba desafiante. Louis metió su mano entre sus cuerpos llegando de nuevo a la entrada y enterrando el dedo entre las mejillas del culo de Harry.
-No – dijo Harry tensándose. Pero Louis volvió a ignorarlo y empujó su dedo una vez más – NO – repitió más autoritariamente y tirando fuerte del pelo de Louis.
En la cara de Louis se dibujó una expresión pensativa. Metió suavemente sus dedos entre los cabellos de Harry y comenzó a acariciarlos. Éste cerró un poco sus párpados sintiendo el movimiento de aquellos dedos en su cabellera. Se miraron por un rato, calmando sus respiraciones. Hasta que Louis dijo, sin dejar de masajear sus cabellos:
-Voy a hacer algo. ¿Recuerdas que te dije que hay muchas cosas más que puedo hacerte? – Louis no esperaba respuesta a su pregunta – Te prometo que te gustará.
Y sin más, Louis volvió a bajar hasta la entrepierna de Harry. Cogió el eje con una mano y empezó a masturbarlo. Agachó su cabeza y comenzó a chupar las bolas del chico, primero una, después otra y vuelta de nuevo a la primera. Harry había soltado los cabellos de Louis y jadeaba profundo. Mientras seguía chupando los testículos, su lengua bajó imperceptiblemente a la zona neutral entre el saco de Harry y su entrada. Se detuvo un tiempo lamiendo allí, para que el muchacho no notara mucho el cambio mientras seguía masajeando su miembro.
Tras varios segundos, con las dos manos, abrió más las piernas de Harry y sin darle tiempo de reacción, hundió su lengua en el agujero. Harry jadeó fuerte y abrió sus ojos pero no se retiró ante aquella intromisión.
Sujetando los muslos con ambas manos, Louis lamía la entrada, de arriba abajo, en círculos, hasta que la sintió más suave y logró meter la punta de su lengua. Harry sencillamente se dejaba hacer mientras gemía entrecortadamente. Siguió así por un rato. Viendo que el círculo de anillos había cedido un poco, dejó de chupar y volvió a acostarse sobre el cuerpo de Louis.
Éste lo miraba con los ojos entrecerrados, la boca medio abierta y unos colores rosados en sus mejillas.
-¿Te dije que te gustaría eh? – dijo Louis orgulloso de sí mismo por el estado de embriaguez sexual en que había dejado al chico.
Harry sencillamente sonrió ligeramente, haciendo que aparecieran los hoyuelos que tanto le gustaban a Louis. Se acordó de aquel primer día que pensó en cómo le gustaría que le sonriera a él así. Y allí estaba. Esa sonrisa era sólo suya. Sólo él había conseguido sacársela.
Pero ya bastaba de juegos preliminares. La polla de Louis estaba dura a reventar bajo los pantalones que aún llevaba puestos. Volvió a coger el bote de lubricante disimuladamente y vertió un chorro en sus dedos. Aún recostado sobre el cuerpo de Harry, y sin dejar de mirarlo, metió la mano entre los pliegues del chico y situó un dedo en la entrada. Harry volvió a tensarse y agarró fuerte los brazos de Louis.
-Ey, mírame – susurró Louis – Mírame – repitió.
Harry se mordió el labio inferior y fijó la mirada en él. Poco a poco fue haciéndose hueco en la cavidad del chico, no sin resistencia. Al fin y al cabo, era virgen. Harry respiraba por su nariz profundamente pero no se resistió. Cuando tuvo el dedo completamente enterrado, dijo sensualmente:
-¿Quieres ver que más cosas puedo hacerte? – tampoco esperaba respuesta a aquella pregunta. Comenzó a mover el dedo en círculos, hasta que un respingo del cuerpo de Harry y un jadeo ahogado le dijeron que había encontrado su punto sensible. Harry lo miró sorprendido y Louis preguntó sonriendo – ¡Ey! Parece que encontré tu punto flaco……..¿Otra vez?
Tras recuperarse del shock erótico-sexual que aquel dedo le había regalado, Harry asintió sutilmente. Louis volvió a moverlo y Harry gimió en respuesta. Comenzó a meterlo y sacarlo, sin dejar de observar las reacciones en la cara del chaval. Intentó meter otro dedo, pero encontró demasiada resistencia, no sólo en el agujero de Harry si no también al sentir como éste le clavaba las uñas en sus brazos. Retiró la mano, roció más lubricante sobre sus dedos y, esta vez sí, fue introduciéndolos poco a poco.
El jadeo de Harry fue más sonoro, casi parecido a un grito, pero aquellos dedos ya se deslizaban dentro y fuera casi sin esfuerzo. Louis intentaba tocar la próstata en cada hundimiento y parece que aquello surtió efecto. Arqueando completamente la espalda y, ahora sí, gritando a todo pulmón, Harry se corrió. Louis veía como la crema blanca caía sobre sus pechos juntos, pero no dejó de mover sus dedos dentro de él.
Louis pensó que jamás había oído una respiración tan acelerada. Harry tenía los ojos cerrados, la boca abierta y no paraba de híper ventilar. Aprovechó para quitarse los pantalones y calzoncillos, abrir el condón que estaba sobre el colchón y deslizarlo por su eje. Se estrechó más contra cuerpo del chaval, poniendo su cara a milímetros de la otra, esperando a que abriera los ojos cuando terminara por tranquilizarse. Harry lo hizo, lentamente, aún con pequeños jadeos y Louis le sonrió. Sin esperar la completa recuperación de Harry, se posicionó entre sus piernas y, empuñando con una de sus manos su propio pene, presionó en la entrada del muchacho.
Harry sólo emitió un gemido de susto, pero Louis siguió con su avance. Era estrecho, extremadamente estrecho, pero eso no lo detuvo. Harry gritó, desviando la atención que Louis tenía sobre su propio eje entrando en aquel interior. Colocó una mano sobre la nuca de Harry, y sin dejar de mirarlo, se introdujo completamente.
Harry volvió a gritar, cerrando con fuerza los párpados y Louis pudo ver como dos gruesas lágrimas se derramaban por sus mejillas. No se movió, esperando alguna reacción por parte del chaval, que no se hizo esperar cuando abrió los ojos. Estaban acuosos a causa de las lágrimas. Louis no se pudo contener y con sus pulgares las apartó, recorriendo las mejillas a su paso. Harry volvió a cerrar los párpados ante aquella caricia. Y sin más dilación, Louis comenzó a moverse. Lento y pausado al principio, hasta que los gemidos de dolor de Harry se convirtieron en tímidos gemidos de placer.
Louis no aguantaría mucho. Llevaba muchos minutos con una tensión y excitación sexual que tenía sus bolas llenas a reventar. Sus embestidas se volvieron rápidas y fuertes, sintiendo como en cada una de ellas, llegaba a la próstata de Harry.
Sus gemidos, los de Harry, su polla enterrada, los sonidos de carne contra carne, la cara de sumo placer de su machote. Toda aquella combinación, hizo que las bolas de Louis se juntaran y bombearan a través de su eje chorro tras chorro de semen quedando atrapado en el condón. Para sorpresa de Louis, sintió algo húmedo sobre su abdomen seguido de un gutural sonido procedente de la garganta de Harry mientras terminaba de correrse.
Siendo incapaz de sostener su cuerpo, se derrumbó sobre el pecho de Harry y acomodó su cabeza entre el cuello y el hombro. Se quedaron varios minutos así. Uno encima del otro, respirando, calmándose, serenándose.
Louis se apoyó sobre sus manos en el colchón, levantando sólo su torso del cuerpo de Harry, aún enterrado en él aunque flácido, y lo miró. Harry seguía con los ojos entrecerrados, parecía como si no estuviera fijando la vista en ningún punto en concreto. Louis agarró su eje junto con el condón y salió de él.
Harry sólo chasqueó su lengua al sentir como las paredes de su interior volvían a juntarse tras la desaparición del intruso y terminó cerrando los párpados.
-“Sí” – pensó Louis al ver como la respiración de Harry se tranquilizaba hasta el punto de sonar a pequeños ronquidos – “Lo mejor será dormir.”
Louis empezó a caminar calle abajo. Giró sobre su hombro y vio que Harry no le seguía. Estaba apoyado en el mismo sitio, mirándolo.
-¿Vamos? – dijo Louis con un movimiento de cabeza.
Harry se mordió el labio inferior. Louis podía sentir el flujo de sus pensamientos. Seguro que no iban muy desencaminados de los mismos que rondaban en su propia cabeza. ¿Vendrá? ¿Realmente lo hará? ¿Debía seguirle? Dando la última calada al cigarro, lo tiró, lo aplastó con el pie y avanzó con paso decidido hacia Louis.
Menos mal que su casa estaba a sólo dos minutos del bar, porque el silencio que acompañó a los dos chicos durante aquellos interminables segundos era matador. Sólo se escuchaba el eco de sus pisadas, algún que otro sonido ahogado de la música de los bares de alrededor y las teclas de los móviles de ambos mientras escribían mensajes a su respectiva gente. Louis sacó sus llaves una vez parados ante un portal. Vivía en un bajo, por lo que en menos que canta un gallo se encontraba en el pasillo de su casa, cerrando la puerta y con un silencioso Harry parado allí en medio.
-¿Quieres una cerveza? – dijo Louis mientras dejaba las llaves en la mesita de la entrada y caminaba hacia la cocina.
-Claro – contestó Harry siguiéndolo con la mirada.
Louis aún no salía de su asombro. Vale, se había hecho el chulito preguntándole lo de seguir jugando en su casa pero había sido solo bravuconería. Realmente pensaba que el muchacho le soltaría alguna de sus habituales puyas o insultos. Pero ahí estaban, Louis tendiéndole una cerveza mientras Harry apoyaba sus caderas sobre la mesa de la cocina. El chico dio un buche, posó la lata sobre la mesa y miró a Louis. Éste estuvo varios segundos observándolo, hasta que dio un paso y quedó pegado a la cara de Harry. Puso una mano sobre su cadera, sintiendo como se tensaba ligeramente. La otra la dirigió a su cuello y comenzó a acercar el rostro de Harry al suyo. Pero el chico cabeceó hacia atrás. Louis levantó una ceja entre asombrado y sonriente ante aquel gesto. Volvió a intentarlo y Harry volvió a recular.
-¿Qué pasa Hazza? ¿Eres de los que no besan? – dijo Louis socarronamente.
-Yo no soy nada, sencillamente no lo soy – contestó Harry pero sin apartarse de él ni un centímetro.
Louis no quiso contestar a aquello. ¿Qué no lo era? A qué se refería, ¿Que no era gay? “Pues siento desilusionarte chaval, pero lo que va a ocurrir esta noche aquí tiene mucho que ver con que te gusten las pollas” – pensó Louis. Pero lo dejó pasar. ¿Estaba allí no? Eso ya era algo. ¡Era mucho!
Louis le sonrió chasqueando la lengua. Con el pulgar de la mano situada en el cuello de Harry, acarició hacia arriba, pasando por la nuez y haciendo que echara al cabeza hacia atrás al presionar su dedo en la parte baja del mentón. Harry se dejaba hacer, sin dejar de mirarlo.
Con el cuello a su completa disposición, Louis hundió su cabeza en él. Le encantaba como olía. Ya lo comprobó en la playa. Esa mezcla de colonia de hombre con el olor corporal de macho hacía estremecer su cuerpo. Quería lamerlo. Lamerlo por completo. Y eso hizo. Sacó su lengua y comenzó a saborearlo. Harry no emitía ningún sonido pero tampoco daba indicios de que no le gustara o de querer apartarse. Tan sólo cerró sus ojos y se mordió los labios.
Tras varios besos y pequeños mordiscos, se retiró del cuello de Harry.
-Vamos a mi cuarto – dijo Louis.
Esta vez, Harry sí lo siguió. Una vez dentro de la habitación ambos se miraron. Harry estaba allí, con su porte de “el machote” bien erguido, sin una pizca de miedo o confusión por lo que estaba a punto de ocurrir. El cabrón era chulo hasta para eso.
-Quítate la camisa – dijo Louis, no con tono autoritario, si no más bien como sugerencia.
Harry lo miró por unos segundos, como verificando que aquella frase no era una orden. Llevó sus manos a los botones y comenzó a desabrocharlos. Louis observaba como eran deshojados uno a uno, dejando ver aquella piel lechosa y tersa. Cogió su propia camiseta y se la sacó por los hombros. Admiraron sus pechos desnudos mutuamente en silencio. Esta vez fue Harry quien se acercó a Louis. Éste lo tomó de la cintura con ambas manos y lo guió al borde de la cama. Con un ligero toque en el pecho y una pequeña sonrisa en su cara, lo hizo caer sentado sobre el colchón, quedando Louis de pie justo en frente suya.
-Quítate los zapatos y túmbate – dijo Louis mientras se quitaba el cinturón y desabrochaba el primer botón de sus vaqueros.
Harry lo miró levantando una ceja como diciendo: ¿Perdona, me estas ordenando? Louis no pudo más que sonreír ante aquella expresión, y bajando su cabeza a la altura de la de Harry, le dijo queriendo picarlo:
-Te guste o no, aquí el maestro soy yo.
-Tú no tienes ni idea de lo que yo sería capaz de hacerte – dijo Harry con aquella sonrisa lasciva que Louis creyó ver en la playa.
-Bueno, pero tú si que sabes lo que yo soy capaz de hacerte ¿Verdad? – le contestó Louis haciendo referencia a la mamada que recibió – Y ¿sabes? – preguntó con un tono lujurioso mientras apoyaba sus rodillas en la cama a ambos lados de las de Harry – Todavía soy capaz de hacer mucho más – finalizó cerniéndose sobre el cuerpo del chico y haciendo que la espalda de éste cayera sobre el colchón. Poniendo las manos a cada lado de la cabeza de Harry, dijo con un tono de voz apremiante – Zapatos, ya.
Harry, ayudándose de sus propios tobillos se quitó ambos. Todavía no se había deshecho del último cuando Louis pasó una mano por la nuca del muchacho, enredó sus dedos suavemente en el cabello y volvió a hundirse en la curvatura del cuello. Aquella vez sí que Harry gimió. Levantó uno de sus brazos y agarró el pelo de Louis instándole a seguir, mientras que la otra mano la apoyaba sobre la cadera.
Louis fue bajando por cuello hasta el esternón, dejando un reguero de besos a su paso. Llegó a un pezón y pasó la lengua sobre él. Harry se arqueó un poco y apretó más los cabellos de Louis. Éste jugueteó un rato más con aquel botón de color caramelo mientras iba quitando el cinturón y los botones del pantalón de Harry.
Una vez desabrochados, Louis bajó por el abdomen lamiendo y besando hasta llegar a la cinturilla de los calzoncillos. Pasó su lengua de un extremo al otro de los slips, lamiendo la línea divisoria entre éstos y el vientre. Aquello hizo gemir suave a Harry.
Louis agarró los pantalones junto con los calzoncillos y tiró de ellos a través de las piernas hasta quitarlos. Se colocó entre ellas y con ambas manos abrió los muslos del chico. Miró expectante el duro miembro que tenía en frente. Parecía que le estuviera diciendo ¡Cómeme! Con aquel color rosado y la punta palpitante. “!Dios, es una polla bonita!” – pensó Louis. Miró a Harry. Éste le devolvía la mirada con la boca entreabierta y un aliento expectante saliendo a través de sus labios.
Sin apartar la mirada de Harry, sacó la lengua y lamió la punta. El chico seguía con sus respiraciones profundas. Louis cerró sus ojos, abrió la boca y engulló lentamente el eje entre sus manos. Harry gimió, echando su cabeza hacia atrás hasta topar con el colchón mientras Louis enterraba más profundo aquel pene en su boca. Se encargó de que sus dientes delinearan la vena expuesta del miembro, sacando un sonoro jadeo del muchacho.
Jugó con su lengua a lo largo de la caliente carne, rodeándola, subiendo y bajando. Sin que Harry se percatara, pues Louis lo veía muy ensimismado disfrutando de su propio placer, abrió el cajón de la mesita de noche y sacó un bote de lubricante junto con un condón y los dejó sobre el colchón. Sintió como unos dedos se entremetían en sus cabellos y se cerraban en un puño alrededor de ellos. Harry levantó ligeramente sus caderas, gimiendo más fuerte y lentamente comenzó a follar la boca de Louis con pequeñas embestidas. Simplemente se dejó hacer, ya que así tenía vía libre para destapar el bote y verter un poco del líquido sobre su mano.
Mientras la polla de Harry entraba y salía, Louis acercó un dedo lubricado a la entrada del chico. Sintió un tirón en sus pelos y lo miró. Harry le devolvía la mirada con los ojos abiertos de par en par y respirando fuerte. Ni corto ni perezoso, Louis volvió a apretar su dedo contra el agujero y, esta vez, el tirón de pelos que recibió sí que dolió un poco.
Louis sacó la polla de su boca y se movió hacia arriba, posicionándose sobre el cuerpo del muchacho, pecho contra pecho. El puño de Harry aún agarraba su cabello.
-¿Pretendes tener toda la diversión para ti? – dijo socarronamente.
Harry no contestó. Sólo le miraba desafiante. Louis metió su mano entre sus cuerpos llegando de nuevo a la entrada y enterrando el dedo entre las mejillas del culo de Harry.
-No – dijo Harry tensándose. Pero Louis volvió a ignorarlo y empujó su dedo una vez más – NO – repitió más autoritariamente y tirando fuerte del pelo de Louis.
En la cara de Louis se dibujó una expresión pensativa. Metió suavemente sus dedos entre los cabellos de Harry y comenzó a acariciarlos. Éste cerró un poco sus párpados sintiendo el movimiento de aquellos dedos en su cabellera. Se miraron por un rato, calmando sus respiraciones. Hasta que Louis dijo, sin dejar de masajear sus cabellos:
-Voy a hacer algo. ¿Recuerdas que te dije que hay muchas cosas más que puedo hacerte? – Louis no esperaba respuesta a su pregunta – Te prometo que te gustará.
Y sin más, Louis volvió a bajar hasta la entrepierna de Harry. Cogió el eje con una mano y empezó a masturbarlo. Agachó su cabeza y comenzó a chupar las bolas del chico, primero una, después otra y vuelta de nuevo a la primera. Harry había soltado los cabellos de Louis y jadeaba profundo. Mientras seguía chupando los testículos, su lengua bajó imperceptiblemente a la zona neutral entre el saco de Harry y su entrada. Se detuvo un tiempo lamiendo allí, para que el muchacho no notara mucho el cambio mientras seguía masajeando su miembro.
Tras varios segundos, con las dos manos, abrió más las piernas de Harry y sin darle tiempo de reacción, hundió su lengua en el agujero. Harry jadeó fuerte y abrió sus ojos pero no se retiró ante aquella intromisión.
Sujetando los muslos con ambas manos, Louis lamía la entrada, de arriba abajo, en círculos, hasta que la sintió más suave y logró meter la punta de su lengua. Harry sencillamente se dejaba hacer mientras gemía entrecortadamente. Siguió así por un rato. Viendo que el círculo de anillos había cedido un poco, dejó de chupar y volvió a acostarse sobre el cuerpo de Louis.
Éste lo miraba con los ojos entrecerrados, la boca medio abierta y unos colores rosados en sus mejillas.
-¿Te dije que te gustaría eh? – dijo Louis orgulloso de sí mismo por el estado de embriaguez sexual en que había dejado al chico.
Harry sencillamente sonrió ligeramente, haciendo que aparecieran los hoyuelos que tanto le gustaban a Louis. Se acordó de aquel primer día que pensó en cómo le gustaría que le sonriera a él así. Y allí estaba. Esa sonrisa era sólo suya. Sólo él había conseguido sacársela.
Pero ya bastaba de juegos preliminares. La polla de Louis estaba dura a reventar bajo los pantalones que aún llevaba puestos. Volvió a coger el bote de lubricante disimuladamente y vertió un chorro en sus dedos. Aún recostado sobre el cuerpo de Harry, y sin dejar de mirarlo, metió la mano entre los pliegues del chico y situó un dedo en la entrada. Harry volvió a tensarse y agarró fuerte los brazos de Louis.
-Ey, mírame – susurró Louis – Mírame – repitió.
Harry se mordió el labio inferior y fijó la mirada en él. Poco a poco fue haciéndose hueco en la cavidad del chico, no sin resistencia. Al fin y al cabo, era virgen. Harry respiraba por su nariz profundamente pero no se resistió. Cuando tuvo el dedo completamente enterrado, dijo sensualmente:
-¿Quieres ver que más cosas puedo hacerte? – tampoco esperaba respuesta a aquella pregunta. Comenzó a mover el dedo en círculos, hasta que un respingo del cuerpo de Harry y un jadeo ahogado le dijeron que había encontrado su punto sensible. Harry lo miró sorprendido y Louis preguntó sonriendo – ¡Ey! Parece que encontré tu punto flaco……..¿Otra vez?
Tras recuperarse del shock erótico-sexual que aquel dedo le había regalado, Harry asintió sutilmente. Louis volvió a moverlo y Harry gimió en respuesta. Comenzó a meterlo y sacarlo, sin dejar de observar las reacciones en la cara del chaval. Intentó meter otro dedo, pero encontró demasiada resistencia, no sólo en el agujero de Harry si no también al sentir como éste le clavaba las uñas en sus brazos. Retiró la mano, roció más lubricante sobre sus dedos y, esta vez sí, fue introduciéndolos poco a poco.
El jadeo de Harry fue más sonoro, casi parecido a un grito, pero aquellos dedos ya se deslizaban dentro y fuera casi sin esfuerzo. Louis intentaba tocar la próstata en cada hundimiento y parece que aquello surtió efecto. Arqueando completamente la espalda y, ahora sí, gritando a todo pulmón, Harry se corrió. Louis veía como la crema blanca caía sobre sus pechos juntos, pero no dejó de mover sus dedos dentro de él.
Louis pensó que jamás había oído una respiración tan acelerada. Harry tenía los ojos cerrados, la boca abierta y no paraba de híper ventilar. Aprovechó para quitarse los pantalones y calzoncillos, abrir el condón que estaba sobre el colchón y deslizarlo por su eje. Se estrechó más contra cuerpo del chaval, poniendo su cara a milímetros de la otra, esperando a que abriera los ojos cuando terminara por tranquilizarse. Harry lo hizo, lentamente, aún con pequeños jadeos y Louis le sonrió. Sin esperar la completa recuperación de Harry, se posicionó entre sus piernas y, empuñando con una de sus manos su propio pene, presionó en la entrada del muchacho.
Harry sólo emitió un gemido de susto, pero Louis siguió con su avance. Era estrecho, extremadamente estrecho, pero eso no lo detuvo. Harry gritó, desviando la atención que Louis tenía sobre su propio eje entrando en aquel interior. Colocó una mano sobre la nuca de Harry, y sin dejar de mirarlo, se introdujo completamente.
Harry volvió a gritar, cerrando con fuerza los párpados y Louis pudo ver como dos gruesas lágrimas se derramaban por sus mejillas. No se movió, esperando alguna reacción por parte del chaval, que no se hizo esperar cuando abrió los ojos. Estaban acuosos a causa de las lágrimas. Louis no se pudo contener y con sus pulgares las apartó, recorriendo las mejillas a su paso. Harry volvió a cerrar los párpados ante aquella caricia. Y sin más dilación, Louis comenzó a moverse. Lento y pausado al principio, hasta que los gemidos de dolor de Harry se convirtieron en tímidos gemidos de placer.
Louis no aguantaría mucho. Llevaba muchos minutos con una tensión y excitación sexual que tenía sus bolas llenas a reventar. Sus embestidas se volvieron rápidas y fuertes, sintiendo como en cada una de ellas, llegaba a la próstata de Harry.
Sus gemidos, los de Harry, su polla enterrada, los sonidos de carne contra carne, la cara de sumo placer de su machote. Toda aquella combinación, hizo que las bolas de Louis se juntaran y bombearan a través de su eje chorro tras chorro de semen quedando atrapado en el condón. Para sorpresa de Louis, sintió algo húmedo sobre su abdomen seguido de un gutural sonido procedente de la garganta de Harry mientras terminaba de correrse.
Siendo incapaz de sostener su cuerpo, se derrumbó sobre el pecho de Harry y acomodó su cabeza entre el cuello y el hombro. Se quedaron varios minutos así. Uno encima del otro, respirando, calmándose, serenándose.
Louis se apoyó sobre sus manos en el colchón, levantando sólo su torso del cuerpo de Harry, aún enterrado en él aunque flácido, y lo miró. Harry seguía con los ojos entrecerrados, parecía como si no estuviera fijando la vista en ningún punto en concreto. Louis agarró su eje junto con el condón y salió de él.
Harry sólo chasqueó su lengua al sentir como las paredes de su interior volvían a juntarse tras la desaparición del intruso y terminó cerrando los párpados.
-“Sí” – pensó Louis al ver como la respiración de Harry se tranquilizaba hasta el punto de sonar a pequeños ronquidos – “Lo mejor será dormir.”
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Re: De clase a clase. (larry stylinson) Terminada.
Ok .___. Harry se entregó jajaja por fin :D
Saludos!
Saludos!
Angeles
Re: De clase a clase. (larry stylinson) Terminada.
OMFG. Louis termino cumpliendo su primer amenaza, aww JAJAJ
ay no en serio fjghfgj. Harry no se daba cuenta que no se puede jugar con Louis? es como fuego. ah
Ahora obtuvo lo que tanto buscaba :) (porque obviamente yo sigo sin creerle su supuesta heterosexualidad que nunca existió, ah)
Igual Lou fue un amor, fue bueno y tuvo cuidado, Harry ni siquiera merecía ese trato después de lo que le hizo en la fiesta. Pero bueno, Lou no es tan idiota como el.
Lo que me mata de intriga es que va a pasar cuando despierten!
seguila pronto por favor.
Adios ♥
ay no en serio fjghfgj. Harry no se daba cuenta que no se puede jugar con Louis? es como fuego. ah
Ahora obtuvo lo que tanto buscaba :) (porque obviamente yo sigo sin creerle su supuesta heterosexualidad que nunca existió, ah)
Igual Lou fue un amor, fue bueno y tuvo cuidado, Harry ni siquiera merecía ese trato después de lo que le hizo en la fiesta. Pero bueno, Lou no es tan idiota como el.
Lo que me mata de intriga es que va a pasar cuando despierten!
seguila pronto por favor.
Adios ♥
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Re: De clase a clase. (larry stylinson) Terminada.
Hola!BrookneyJ escribió:ojala y si sigan jugando jejeje
eso seria genial
quiero ver eso jejeje
bueno me gusto mucho
síguela pronto!! :P
saludos!!
Gracias:)
Saludos
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Re: De clase a clase. (larry stylinson) Terminada.
Hola.Angeles escribió:Ok .___. Harry se entregó jajaja por fin :D
Saludos!
Oh si se entrego y todo.
Saludos:)
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Re: De clase a clase. (larry stylinson) Terminada.
HolaDebby1D escribió:OMFG. Louis termino cumpliendo su primer amenaza, aww JAJAJ
ay no en serio fjghfgj. Harry no se daba cuenta que no se puede jugar con Louis? es como fuego. ah
Ahora obtuvo lo que tanto buscaba :) (porque obviamente yo sigo sin creerle su supuesta heterosexualidad que nunca existió, ah)
Igual Lou fue un amor, fue bueno y tuvo cuidado, Harry ni siquiera merecía ese trato después de lo que le hizo en la fiesta. Pero bueno, Lou no es tan idiota como el.
Lo que me mata de intriga es que va a pasar cuando despierten!
seguila pronto por favor.
Adios ♥
Oh si el cumple sus amenazas.
Jajaja, Harry y su falsa heterosexualidad.
Si, el es bien cositas, aveces.
Oh ya lo veras, estoy de buenas, subire el que sigue al rato.
Saludos.
Bye:)
Invitado
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Re: De clase a clase. (larry stylinson) Terminada.
oh por diosssss apenas me entero de que subiste nuevo capitulo
lo ame<3 louis fue lindo y cuidadoso con harry ay:')
quiero saber que pasa cuando se despierten, espero que sea bueno jajajaja siguela pronto
lo ame<3 louis fue lindo y cuidadoso con harry ay:')
quiero saber que pasa cuando se despierten, espero que sea bueno jajajaja siguela pronto
sunshinelovemix
Capitulo 8.
Lengua
La luz del sol en los ojos de Louis hizo que los abriera. Odiaba cualquier tipo de iluminación a la hora de dormir, así que no entendía como podría haberse dejado la persiana en alto, hasta que abrió los ojos gruñendo y vio la razón del porqué. Harry estaba tumbado a su lado, boca arriba, con la sábana hasta la cintura, un brazo sobre su pecho desnudo y fumándose un cigarro.
Louis parpadeó varias veces, tumbado de costado, mirándolo. Mientras el torrente de imágenes y sonidos de la noche anterior llegaba a su mente, empezó a analizar fríamente la situación.
¿Porqué estaba todavía allí? No es que le disgustara, es más, realmente estaba asombrado de que aún permaneciera en su cama y no hubiese salido pitando en mitad de la noche arrepentido por todas las cosas “de maricas” que había hecho. Observando su cara, Louis hasta diría que estaba bastante cómodo allí tumbado, disfrutando de su cigarro.
-Hola – dijo Louis, aún tumbado.
Harry no respondió a su saludo mañanero. Tras una nueva calada, y sin mirarlo, le preguntó:
-¿Te molesta que fume en tu cuarto?
Aquella pregunta descolocó un poco a Louis por varias razones:
1º ¿De verdad le importaba o no, si Louis le permitía fumar en su casa? Siempre había creído que Harry hacía lo que quería, donde quería y con quien quería.
2º ¿Cómo podía estar tan tranquilo, fumándose un cigarro, tumbado en la cama desnudo como si acabara de follarse a su novia o a cualquier tía? ¿Es que no recordaba que se odiaban a muerte?
3º ¿Realmente lo primero que le preocupaba, después de que le hubieran abierto el culo, es si podía o no fumar en el cuarto? Esta parte quizás Louis no la entendiese muy bien, ya que a él, desde que supo que le gustaban los tíos, no le dio importancia a qué pensarían los demás o incluso él mismo a cerca de ser “profanado”.
-No, no me importa – dijo Louis mientras se levantaba y buscaba unos calzoncillos en su mesita de noche – Puedes tomar una ducha si quieres. Hay toallas limpias en el armario del cuarto de baño.
Vale, esto sí que no se lo esperaba. ¿Ahora era él el que se creía que Harry era su amante y le ofrecía su cuarto de baño para ducharse? ¿Y que será lo próximo? ¿Llevarle el desayuno a la cama?
-¿Tienes café? – dijo Harry mientras apagaba la colilla del cigarro en un cenicero improvisado que había hecho con la envoltura del condón. ¡Dios, aquello era humillante!
-Sí, voy a preparar una cafetera – “! Marchando desayuno en la cama!”
Mientras se dirigía a la cocina, escuchó como el agua de la ducha caía. “Ufffff, tranquilízate Louis. Es sólo otro tío más en tu cama” No es que hubiese tenido a otros, más bien a ninguno, ya que siempre había follado, en coches, casas de los demás o alguna que otra mamada en un sucio callejón.
Terminando de verter los cafés sobre dos tazas, Harry apareció recién duchado en la puerta de la cocina, con la misma ropa de ayer y el pelo brillante por la humedad, que hacía resaltar el verde de aquellos impresionantes ojos. Louis le tendió su café y Harry se acercó a cogerlo.
-No sé cómo te gusta – “!Dios, solo me falta decir: ¿quieres azúcar, mi amor?!”
- Café sólo está bien – contestó Harry mientras se llevaba la taza a su boca. Louis juraría que pudo ver una risita en aquellos labios.
Y bueno, allí estaba. Ese tenso momento que surge a la mañana siguiente de haberte acostado con alguien. Ese momento en que no sabes cómo decir adiós, si con un beso o un apretón de manos. Aunque bueno, lo del beso quedaba descartado ya que ni siquiera habían rozado sus labios. Pero algo fallaba en aquel típico momento. Mientras Louis veía como Harry terminaba su café, algo dentro de él no quería verlo desaparecer por la puerta.
Harry dejó su taza vacía sobre la encimera y miró a Louis. Los segundos pasaban, ninguno decía una sola palabra. Tan sólo estaba lo de siempre: azul contra verde. La cocina parecía haberse cargado de un sopor que los envolvía a ambos. Antes que Louis abriera sus labios para decir ni él sabía qué, el timbre de la casa sonó.
Louis salió de aquel embriagador ambiente y fue a abrir la puerta. Jorge no dijo ni buenos días. Entró como un vendaval a la casa de Louis y empezó a despotricar:
-¡Vaya putada, tío! Rafa se ha puesto malo. Bueno, malo no, que cogió una cogorza ayer que te cagas. Y ahora no hay quien lo levante. Y la pista está cogida. Y el cabrón sabe lo que nos costó poder alquilarla para estas fiestas. Y somos tres, porque todos los demás están por ahí con sus putas familias comiendo, riendo y foll… – Jorge se calló cuando vio a Harry apoyado en el umbral de la puerta de la cocina, con sus brazos en cruz sobre su pecho, mirando hacia ellos – Eh... Vaya, ¿Interrumpo algo?
“Aquel era el momento ¿no? La hora de que alguno de los dos dijera: No, él ya se iba, o: No, yo sólo estaba de paso” Sin embargo, ninguno de los dos habló. Quien si lo hizo fue Jorge:
-Mmmmm… Hazza, ¿Verdad? – Harry sólo asintió en respuesta – ¿Sabes jugar al baloncesto?
Louis aún estaba intentando desgranar toda la información que se acumulaba en sus neuronas mientras se ataba los cordones de sus zapatillas de deporte. Miraba de reojo a Louis, vestido con unos pantalones cortos, una camisa y unos tenis que él mismo le había dejado antes de salir de casa para dirigirse a la pista de baloncesto.
Tras la preguntita de Jorge, Louis y Hrry habían cruzado miradas de asombro. Después de aquello, lo único que recordaba Louis era a Jorge instándole a que le sacara ropa del armario para el “nuevo jugador”. “¿Porqué no se había negado Hazza?”. Vale, había empezado a balbucear algo como: Yo…. es que tengo que avisar a… alguien. “!¿Quién coño era ese alguien?!
Espera…..¿Realmente me estoy preguntando a quien tiene que dar señales vida el chulo engreído de mierda?” Pero cuando a Jorge se le mete algo en la cabeza, es difícil quitárselo hasta que lo consigue. Como María, que según lo que había contado mientras se dirigían a la pista, parecía que Jorge había encontrado un cuarto agujero en el cuerpo de una mujer.
En fin, que allí estaban los cuatro: Edu, Jorge, Louis y Harry, preparados para un dos a dos. “¿Sabría jugar Hazza al baloncesto?” Aquella duda se disipó cuando, nada más empezar, Harry cogió el balón y lo encestó desde la línea de triples. Louis lo miró asombrado, pensando que menos mal que hacía equipo con él.
Llevaban jugando una media hora, cuando en un pequeño descanso, Edu se acercó a Louis.
-Eh, campeón, ¿Cómo coño te lo llevaste a casa anoche? – dijo Edu señalando con la cabeza a Harry mientras éste intentaba robarle el balón a Jorge entre risas. Louis sólo se encogió de hombros. No iba a contarle la historia completa
– Pues vaya macho que te llevas, tío. Yo lo estuve mirando todo el rato que estuvo con nosotros pero me dio la impresión que no era de “nuestra acera” – dijo Edu riendo.
Sí, eso pensaba él. ¿Se habría escacharrado su gay-radar? Louis jamás habría apostado un puto euro porque al cabrón le gustara chupar pollas. Bueno, técnicamente chupar, lo que se dice chupar, poco. “Pero, ¿Qué hacía allí? ¿Por qué no se iba con ese “alguien” al que tenía que avisar? ¿Por qué se veía tan a gusto rodeado de sus amigos? ¿Y POR QUÉ LE QUEDABAN TAN MALDITAMENTE BIEN LOS PANTALONES CORTOS?”
Al final de la hora de juego, Jorge vino corriendo después de hablar por teléfono.
-El gilipollas de Rafa, joder, que sus padres no están y no le han dejado nada de comer. Que si podemos acercarnos al Chino y comprar comida.
-Bueno, yo m… – empezó a decir Harry.
-Bueno tú, nada. Te vienes con nosotros. Además, quiero que me expliques eso que haces con el balón para darle efecto – dijo Jorge cortando a Harry.
Louis pensó que Harry le abofetearía la cara. Desde luego lo habría hecho si alguien en el instituto se hubiese atrevido a hablarle así. Pero Jorge era capaz de llevarse a la gente de calle. Y ahora que lo pensaba Louis: “¿Dónde estaba esa aura de peligrosidad y salvajismo que siempre caracterizaba a Hazza? ¿Es que sólo la tenía en el instituto?”
Con aquellos pensamientos rondando en su cabeza, llegaron a casa de Rafa tras pararse por el Chino y comprar la comida. Rafa estaba hecho un asco: en pijama, con los ojos inyectados en sangre y el pelo que parecía que había viajado sentado en el ala de un avión. Comieron y se dispusieron a pasar la tarde jugando a la play.
Louis aún no se creía que Harry estuviera allí sentado en el sofá de la casa de Rafa, echando una partida con ellos, “sus amigos”. Pero cada vez que decidía echarle un vistazo, su mirada se prolongaba más en el tiempo. Una de las veces, estuvo tan ensimismado mirándolo, que Edu tuvo que darle un codazo para que siguiera jugando.
-¿Te estás encaprichado con el tío o qué? – le susurró Edu al oído.
-“¿YO? ¿Encapricharme? Pero qué coño…” – pensó Louis mientras le hacía un mohín de desagrado en modo de respuesta a Edu. Sin embargo, Louis no apartó la vista de Harry mientras todos seguían jugando. No quería pensar en lo que había dicho su amigo. No, no era buena idea. Era una malísima idea. “!Por dios, si esto era un claro caso de BI-CURIOSIDAD! Era eso. El chaval solo estaba siendo… un poco curioso, nada más… ¿Verdad?... pero... es que tengo tantas ganas de… besarlo…”
En ese mismo momento Harry lo miró. La habitación empezó a desaparecer del campo de visión de Louis: no play, no amigos, no instituto, no rabia, no puñetazos, no lacayos, no bi-curiosidad, no “puto maricón de mierda”, no “chulo gilipollas engreído”… sólo… él.
Sin dejar de mirarlo, Harry se levantó y se dirigió a la cocina. A Louis empezaron a sudarle las manos y, tras dos profundas respiraciones, hizo el mismo camino que Harry. Probablemente sus colegas sabían que se estaba cociendo allí, ya que ninguno le dijo nada cuando desapareció tras la puerta de la cocina.
Al entrar, vio a Harry apoyado sobre el frigorífico, mirándolo. Louis se acercó paso a paso, hasta quedar nariz con nariz. Cerrando los ojos, apoyando las manos sobre las caderas de Harry y juntando sus frentes, dijo en forma de suspiro:
-
Quiero besarte…
Harry no respondió. Agarró el filo de los pantalones de Louis en sus puños y tiró de él para acercarlo aún más. Ambos gimieron por el choque.
Aprovechando la boca entreabierta por aquel gemido de Harry, Louis rozó sus labios. Sólo roce, tanteando aquella boca abierta, tragándose las suaves exhalaciones que de ella salían. Louis entreabrió sus ojos y se encontró con un verde esmeralda devolviéndole la mirada. Sus narices pegadas, sus labios palpándose pidiendo permiso. Y Harry se lo dio. Cerró sus párpados lentamente y Louis supo que se lo daba.
Metió el labio inferior de Harry entre los suyos y lo saboreó, delineándolo con la punta de su lengua. Louis seguía absorbiendo las pequeñas respiraciones de Harry. Tras jugar un rato con ese labio, pasó la lengua por el superior, de un extremo a otro. Y sin más preámbulos, juntó las dos bocas en su totalidad. Harry gimió, pero lo hizo aún más cuando sintió como la lengua de Louis se abría paso en su cavidad. El chaval la aceptó gustoso y tras lamerla con su propia lengua le dio un mordisco. Louis rió, aún pegado a la boca del chico y sintió como ésta se curvaba en una sonrisa, probablemente una de esas de las que ya había caído preso.
-¡Ey, tortolitos! – dijo Edu mientras aporreaba la puerta de la cocina. Los chicos dieron un respingo separándose un poco, pero sin quitar los agarres de sus respectivas caderas – Nosotros nos vamos, que hemos quedado. ¿Supongo que no nos acompañáis no? – dijo Edu mientras se reía y salía por la puerta.
Volvieron a mirarse. Mordiéndose el labio inferior, Louis le preguntó:
-¿Te vienes conmigo? – y Harry volvió a regalarle aquellos hoyuelos que, pasase lo que pasase entre ellos, quedarían grabados en la retina de Louis de por vida.
Louis parpadeó varias veces, tumbado de costado, mirándolo. Mientras el torrente de imágenes y sonidos de la noche anterior llegaba a su mente, empezó a analizar fríamente la situación.
¿Porqué estaba todavía allí? No es que le disgustara, es más, realmente estaba asombrado de que aún permaneciera en su cama y no hubiese salido pitando en mitad de la noche arrepentido por todas las cosas “de maricas” que había hecho. Observando su cara, Louis hasta diría que estaba bastante cómodo allí tumbado, disfrutando de su cigarro.
-Hola – dijo Louis, aún tumbado.
Harry no respondió a su saludo mañanero. Tras una nueva calada, y sin mirarlo, le preguntó:
-¿Te molesta que fume en tu cuarto?
Aquella pregunta descolocó un poco a Louis por varias razones:
1º ¿De verdad le importaba o no, si Louis le permitía fumar en su casa? Siempre había creído que Harry hacía lo que quería, donde quería y con quien quería.
2º ¿Cómo podía estar tan tranquilo, fumándose un cigarro, tumbado en la cama desnudo como si acabara de follarse a su novia o a cualquier tía? ¿Es que no recordaba que se odiaban a muerte?
3º ¿Realmente lo primero que le preocupaba, después de que le hubieran abierto el culo, es si podía o no fumar en el cuarto? Esta parte quizás Louis no la entendiese muy bien, ya que a él, desde que supo que le gustaban los tíos, no le dio importancia a qué pensarían los demás o incluso él mismo a cerca de ser “profanado”.
-No, no me importa – dijo Louis mientras se levantaba y buscaba unos calzoncillos en su mesita de noche – Puedes tomar una ducha si quieres. Hay toallas limpias en el armario del cuarto de baño.
Vale, esto sí que no se lo esperaba. ¿Ahora era él el que se creía que Harry era su amante y le ofrecía su cuarto de baño para ducharse? ¿Y que será lo próximo? ¿Llevarle el desayuno a la cama?
-¿Tienes café? – dijo Harry mientras apagaba la colilla del cigarro en un cenicero improvisado que había hecho con la envoltura del condón. ¡Dios, aquello era humillante!
-Sí, voy a preparar una cafetera – “! Marchando desayuno en la cama!”
Mientras se dirigía a la cocina, escuchó como el agua de la ducha caía. “Ufffff, tranquilízate Louis. Es sólo otro tío más en tu cama” No es que hubiese tenido a otros, más bien a ninguno, ya que siempre había follado, en coches, casas de los demás o alguna que otra mamada en un sucio callejón.
Terminando de verter los cafés sobre dos tazas, Harry apareció recién duchado en la puerta de la cocina, con la misma ropa de ayer y el pelo brillante por la humedad, que hacía resaltar el verde de aquellos impresionantes ojos. Louis le tendió su café y Harry se acercó a cogerlo.
-No sé cómo te gusta – “!Dios, solo me falta decir: ¿quieres azúcar, mi amor?!”
- Café sólo está bien – contestó Harry mientras se llevaba la taza a su boca. Louis juraría que pudo ver una risita en aquellos labios.
Y bueno, allí estaba. Ese tenso momento que surge a la mañana siguiente de haberte acostado con alguien. Ese momento en que no sabes cómo decir adiós, si con un beso o un apretón de manos. Aunque bueno, lo del beso quedaba descartado ya que ni siquiera habían rozado sus labios. Pero algo fallaba en aquel típico momento. Mientras Louis veía como Harry terminaba su café, algo dentro de él no quería verlo desaparecer por la puerta.
Harry dejó su taza vacía sobre la encimera y miró a Louis. Los segundos pasaban, ninguno decía una sola palabra. Tan sólo estaba lo de siempre: azul contra verde. La cocina parecía haberse cargado de un sopor que los envolvía a ambos. Antes que Louis abriera sus labios para decir ni él sabía qué, el timbre de la casa sonó.
Louis salió de aquel embriagador ambiente y fue a abrir la puerta. Jorge no dijo ni buenos días. Entró como un vendaval a la casa de Louis y empezó a despotricar:
-¡Vaya putada, tío! Rafa se ha puesto malo. Bueno, malo no, que cogió una cogorza ayer que te cagas. Y ahora no hay quien lo levante. Y la pista está cogida. Y el cabrón sabe lo que nos costó poder alquilarla para estas fiestas. Y somos tres, porque todos los demás están por ahí con sus putas familias comiendo, riendo y foll… – Jorge se calló cuando vio a Harry apoyado en el umbral de la puerta de la cocina, con sus brazos en cruz sobre su pecho, mirando hacia ellos – Eh... Vaya, ¿Interrumpo algo?
“Aquel era el momento ¿no? La hora de que alguno de los dos dijera: No, él ya se iba, o: No, yo sólo estaba de paso” Sin embargo, ninguno de los dos habló. Quien si lo hizo fue Jorge:
-Mmmmm… Hazza, ¿Verdad? – Harry sólo asintió en respuesta – ¿Sabes jugar al baloncesto?
Louis aún estaba intentando desgranar toda la información que se acumulaba en sus neuronas mientras se ataba los cordones de sus zapatillas de deporte. Miraba de reojo a Louis, vestido con unos pantalones cortos, una camisa y unos tenis que él mismo le había dejado antes de salir de casa para dirigirse a la pista de baloncesto.
Tras la preguntita de Jorge, Louis y Hrry habían cruzado miradas de asombro. Después de aquello, lo único que recordaba Louis era a Jorge instándole a que le sacara ropa del armario para el “nuevo jugador”. “¿Porqué no se había negado Hazza?”. Vale, había empezado a balbucear algo como: Yo…. es que tengo que avisar a… alguien. “!¿Quién coño era ese alguien?!
Espera…..¿Realmente me estoy preguntando a quien tiene que dar señales vida el chulo engreído de mierda?” Pero cuando a Jorge se le mete algo en la cabeza, es difícil quitárselo hasta que lo consigue. Como María, que según lo que había contado mientras se dirigían a la pista, parecía que Jorge había encontrado un cuarto agujero en el cuerpo de una mujer.
En fin, que allí estaban los cuatro: Edu, Jorge, Louis y Harry, preparados para un dos a dos. “¿Sabría jugar Hazza al baloncesto?” Aquella duda se disipó cuando, nada más empezar, Harry cogió el balón y lo encestó desde la línea de triples. Louis lo miró asombrado, pensando que menos mal que hacía equipo con él.
Llevaban jugando una media hora, cuando en un pequeño descanso, Edu se acercó a Louis.
-Eh, campeón, ¿Cómo coño te lo llevaste a casa anoche? – dijo Edu señalando con la cabeza a Harry mientras éste intentaba robarle el balón a Jorge entre risas. Louis sólo se encogió de hombros. No iba a contarle la historia completa
– Pues vaya macho que te llevas, tío. Yo lo estuve mirando todo el rato que estuvo con nosotros pero me dio la impresión que no era de “nuestra acera” – dijo Edu riendo.
Sí, eso pensaba él. ¿Se habría escacharrado su gay-radar? Louis jamás habría apostado un puto euro porque al cabrón le gustara chupar pollas. Bueno, técnicamente chupar, lo que se dice chupar, poco. “Pero, ¿Qué hacía allí? ¿Por qué no se iba con ese “alguien” al que tenía que avisar? ¿Por qué se veía tan a gusto rodeado de sus amigos? ¿Y POR QUÉ LE QUEDABAN TAN MALDITAMENTE BIEN LOS PANTALONES CORTOS?”
Al final de la hora de juego, Jorge vino corriendo después de hablar por teléfono.
-El gilipollas de Rafa, joder, que sus padres no están y no le han dejado nada de comer. Que si podemos acercarnos al Chino y comprar comida.
-Bueno, yo m… – empezó a decir Harry.
-Bueno tú, nada. Te vienes con nosotros. Además, quiero que me expliques eso que haces con el balón para darle efecto – dijo Jorge cortando a Harry.
Louis pensó que Harry le abofetearía la cara. Desde luego lo habría hecho si alguien en el instituto se hubiese atrevido a hablarle así. Pero Jorge era capaz de llevarse a la gente de calle. Y ahora que lo pensaba Louis: “¿Dónde estaba esa aura de peligrosidad y salvajismo que siempre caracterizaba a Hazza? ¿Es que sólo la tenía en el instituto?”
Con aquellos pensamientos rondando en su cabeza, llegaron a casa de Rafa tras pararse por el Chino y comprar la comida. Rafa estaba hecho un asco: en pijama, con los ojos inyectados en sangre y el pelo que parecía que había viajado sentado en el ala de un avión. Comieron y se dispusieron a pasar la tarde jugando a la play.
Louis aún no se creía que Harry estuviera allí sentado en el sofá de la casa de Rafa, echando una partida con ellos, “sus amigos”. Pero cada vez que decidía echarle un vistazo, su mirada se prolongaba más en el tiempo. Una de las veces, estuvo tan ensimismado mirándolo, que Edu tuvo que darle un codazo para que siguiera jugando.
-¿Te estás encaprichado con el tío o qué? – le susurró Edu al oído.
-“¿YO? ¿Encapricharme? Pero qué coño…” – pensó Louis mientras le hacía un mohín de desagrado en modo de respuesta a Edu. Sin embargo, Louis no apartó la vista de Harry mientras todos seguían jugando. No quería pensar en lo que había dicho su amigo. No, no era buena idea. Era una malísima idea. “!Por dios, si esto era un claro caso de BI-CURIOSIDAD! Era eso. El chaval solo estaba siendo… un poco curioso, nada más… ¿Verdad?... pero... es que tengo tantas ganas de… besarlo…”
En ese mismo momento Harry lo miró. La habitación empezó a desaparecer del campo de visión de Louis: no play, no amigos, no instituto, no rabia, no puñetazos, no lacayos, no bi-curiosidad, no “puto maricón de mierda”, no “chulo gilipollas engreído”… sólo… él.
Sin dejar de mirarlo, Harry se levantó y se dirigió a la cocina. A Louis empezaron a sudarle las manos y, tras dos profundas respiraciones, hizo el mismo camino que Harry. Probablemente sus colegas sabían que se estaba cociendo allí, ya que ninguno le dijo nada cuando desapareció tras la puerta de la cocina.
Al entrar, vio a Harry apoyado sobre el frigorífico, mirándolo. Louis se acercó paso a paso, hasta quedar nariz con nariz. Cerrando los ojos, apoyando las manos sobre las caderas de Harry y juntando sus frentes, dijo en forma de suspiro:
-
Quiero besarte…
Harry no respondió. Agarró el filo de los pantalones de Louis en sus puños y tiró de él para acercarlo aún más. Ambos gimieron por el choque.
Aprovechando la boca entreabierta por aquel gemido de Harry, Louis rozó sus labios. Sólo roce, tanteando aquella boca abierta, tragándose las suaves exhalaciones que de ella salían. Louis entreabrió sus ojos y se encontró con un verde esmeralda devolviéndole la mirada. Sus narices pegadas, sus labios palpándose pidiendo permiso. Y Harry se lo dio. Cerró sus párpados lentamente y Louis supo que se lo daba.
Metió el labio inferior de Harry entre los suyos y lo saboreó, delineándolo con la punta de su lengua. Louis seguía absorbiendo las pequeñas respiraciones de Harry. Tras jugar un rato con ese labio, pasó la lengua por el superior, de un extremo a otro. Y sin más preámbulos, juntó las dos bocas en su totalidad. Harry gimió, pero lo hizo aún más cuando sintió como la lengua de Louis se abría paso en su cavidad. El chaval la aceptó gustoso y tras lamerla con su propia lengua le dio un mordisco. Louis rió, aún pegado a la boca del chico y sintió como ésta se curvaba en una sonrisa, probablemente una de esas de las que ya había caído preso.
-¡Ey, tortolitos! – dijo Edu mientras aporreaba la puerta de la cocina. Los chicos dieron un respingo separándose un poco, pero sin quitar los agarres de sus respectivas caderas – Nosotros nos vamos, que hemos quedado. ¿Supongo que no nos acompañáis no? – dijo Edu mientras se reía y salía por la puerta.
Volvieron a mirarse. Mordiéndose el labio inferior, Louis le preguntó:
-¿Te vienes conmigo? – y Harry volvió a regalarle aquellos hoyuelos que, pasase lo que pasase entre ellos, quedarían grabados en la retina de Louis de por vida.
Invitado
Invitado
Re: De clase a clase. (larry stylinson) Terminada.
wooooaaaa nueva lectora.... definitivamente me encanta esta novela... como son los personajes y... todo!!! es genial!!! no puedo creer que Harry haya cambiado tanto con Lou pero que pasara despues????.... :bye:
Alex_YopP
Re: De clase a clase. (larry stylinson) Terminada.
Hola:)sunshinelovemix escribió:oh por diosssss apenas me entero de que subiste nuevo capitulo
lo ame<3 louis fue lindo y cuidadoso con harry ay:')
quiero saber que pasa cuando se despierten, espero que sea bueno jajajaja siguela pronto
Si, fue muy lindo.
Ya lo veras!
Bye
Invitado
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Re: De clase a clase. (larry stylinson) Terminada.
Hola:)Alex_YopP escribió:wooooaaaa nueva lectora.... definitivamente me encanta esta novela... como son los personajes y... todo!!! es genial!!! no puedo creer que Harry haya cambiado tanto con Lou pero que pasara despues????.... :bye:
Yei que bueno que te guste!
Si cambio.
Ando de buenas subiré otro.
Gracias:)
Saludos
Bye.
Invitado
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Re: De clase a clase. (larry stylinson) Terminada.
Historia.
Lo único que se escuchaba en el pasillo de la casa de Louis tras cerrar la puerta de la entrada, era una mezcla de jadeos, movimiento de ropa y dientes chocando. Atrás quedó aquel tierno beso, cargado de tentativas y anhelos pidiendo permiso. El permiso estaba dado: se había abierto la veda.
Harry estaba empotrado en la pared del pasillo, con la mitad de los botones de la camisa arrancados y una pierna sobre la cadera de Louis. Éste ya tenía el pecho desnudo, con el primer botón de su pantalón desabrochado, una mano apretando una de las nalgas de Harry y la otra sujetando fuertemente la mandíbula. Se besaban sin darle tregua a sus lenguas mientras se embestían mutuamente rozando sus penes a través de la tela de los pantalones.
-¿Dónde… ahhhh… están tus… padres? – preguntó Harry cuando en un momento de necesidad de aire se separaron y Louis aprovechó para morder el cuello del chico.
-No vendrán hasta mañana por la tarde – contestó Louis entre mordiscos y lametones.
Terminó de arrancar los botones que quedaban de la camisa de Harry y comenzó a bajar por el cuello de éste, pasando por su pecho, hasta llegar a la cinturilla del pantalón intercalando besos y chupetones. Una vez de rodillas, tiró del cinturón de Harry mientras lo miraba con cara de sexo. El chico le devolvía la mirada, sonriendo lascivamente, con los brazos caídos a cada lado de su cuerpo y separando sus caderas de la pared para que Louis pudiera bajar su pantalón y calzoncillos. Por supuesto aquello no se hizo esperar y en menos de tres segundos Louis tenía al chaval completamente desnudo. Ante sí se erguía gloriosa la polla de Harry.
La observó, relamiéndose los labios. La sujetó con la mano derecha y, con el pulgar, repartió por la punta el pre-semen que se acumulaba. Harry gimió, pero no apartó la vista de aquel espectáculo. Sintiendo su mirada, Louis levantó la suya, sacando la lengua y lamiendo el eje desde la base hasta la punta. Hizo círculos chupando la redondez de la cabeza y empezó a engullirla poco a poco mientras taladraba con la mirada a Harry. Éste, haciendo un enorme esfuerzo por no cerrar sus ojos, puso sus manos a ambos lados de la cabeza de Louis, agarrando en puños algunos mechones de cabello.
Louis empezó a moverse a lo largo del miembro, degustándolo, ensalivándolo, saboreándolo. Llegó hasta el fondo, tocando con la punta el final de su garganta y movió su campanilla. Aquello sacó del chico el gemido más fuerte de todos los que se habían escuchado desde que la puerta de la casa se cerró. Empezó a sentir como, poco a poco, era Harry quien llevaba el ritmo, embistiendo sus caderas en la boca de Louis ayudado por el agarre de las dos manos en su cabeza.
Harry seguía sin apartar la mirada. Estaba ensimismado por cómo su polla desaparecía entre los labios de Louis y cómo aquellos ojos también lo miraban. Empezó a follar la boca más insistentemente y sus jadeos se hicieron más erráticos.
-Me… aahhhh… Lou… Lou, me corro… – fue lo único que llegó a articular su garganta antes de gemir todo lo que su polla expulsaba.
Louis terminó lamiendo los restos de semen con los ojos cerrados como si estuviera degustando un manjar de los dioses. Se puso de pie, agarró el cuello de Harry y tiró de él para besarlo con furia. Harry abrió los ojos ampliamente, sabiendo lo que iba a encontrar en la boca de Louis, pero para sorpresa de éste, Harry no se negó, no se apartó. Dejó que Louis invadiera su boca, mezclando saliva y restos de semen.
-¿Te gusta como sabes? – dijo Louis mientras lamía los labios de Harry.
-Mmmm… mmmmm – fue la única respuesta que recibió.
-¡Cama! ¡Ahora! – ordenó Louis cogiendo el brazo de Harry y arrastrándolo a su cuarto.
-Túmbate – ordenó Louis mientras se quitaba sus pantalones.
-De eso nada – contestó el chico, empujando al otro hacia el colchón, haciendo que cayera con los pantalones sobre las rodillas a mitad de quitar – HOY, el Maestro soy yo – terminó diciendo mientras se deshacía de lo que quedaba de ropa de Louis.
Rió. Sólo podía reír ante la bravuconería y chulería de su machote. “Su machote”… ¡Wow!... Ya era la segunda vez que aquellas dos palabras aparecían en su mente y no estaba muy seguro de querer volver a tenerlas rondando por ahí otra vez.
Harry se tumbó sobre el cuerpo de Louis, se metió entre sus piernas haciendo hueco con sus rodillas de una manera más bien brusca y, con una estocada fuerte, juntó los penes.
-¡Joder, sí! – fue lo único que alcanzó a decir Louis mientras su eje era embestido una y otra vez. El duro roce de la polla de Harry con la suya le hacía sentir cosquilleos en sus pelotas y la presión salvaje que ejercía el chico con aquellos movimientos estaba llevándole a límite. “¡Joder, sí,!” – dijo para sí mismo esta vez – “Esto va a ser duro” – y empezó a mover sus caderas hacia arriba al mismo ritmo que las de Harry, agarrando las de éste para poder empujarse más fuerte.
El chico, al sentir la dureza de los balanceos de Louis, lo miró lujurioso. Lo cogió del pelo con la misma fuerza que martilleaba sus caderas e intercaló besos y mordiscos en la boca de Louis.
-¡Mierda, Hazza!… aahhhhh… si sigues así… me… voy a correr – dijo Louis entre los labios de Harry.
-Hazlo – embestida – Quiero VER cómo te corres – embestida y lametón en los labios – Quiero OÍR como te corres – fuerte embestida y tirón de pelos.
Louis no creía que pudiera correrse en tan poco tiempo y con sólo unos pocos roces. Pero allí estaba, gritando un orgasmo de película y humedeciendo la polla de Harry y la suya con su semen.
Abriendo los párpados a cámara lenta y sin parar de jadear observó a Harry. Su machote le miraba mordiéndose el labio, con los antebrazos apoyados sobre el colchón rodeando su cabeza. Louis abrazaba las piernas de Harry con las suyas y mantenía las manos en las caderas del chico. “Dios, creo que podría quedarme así durante horas…..”
Harry rozó suavemente los labios entreabiertos de Louis y dijo:
-Hambre.
Louisi río entre sus labios – ¿Y tú qué? – dijo mirando hacia abajo a sus entrepiernas como dando a entender que Harry no se había corrido.
-Tengo toda la noche para eso – contestó Harry – Además – siguió mientras lamía de un extremo al otro la boca de Louis – “El Maestro” tiene muchas cosas que enseñarte aún.
Louis volvió a reír y le dio una nalgada al prieto culo de Harry mientras decía:
-Pues vamos a hacer una pizza y luego me muestras esas cosas que dices que tienes que enseñarme, “MAESTRO”.
Louis le dejó una camiseta y unos pantalones a Harry (que se aseguró que fueran bien cortitos) después de limpiarse los restos de semen. Mientras rebuscaba en el frigorífico la pizza y algo para picar, Harry se sentó en una silla de la cocina con los codos en la mesa y apoyando el mentón en sus manos, sin dejar de observar a Louis.
-¿Qué? – preguntó éste girando su cabeza hacia Harry al sentirse observado.
-Sólo miro – contestó el chico.
-Sí, ya lo veo, parece que quisieras comerme, literalmente hablando – dijo Louis, ladeando su boca en una sonrisa.
-Puede… mmmmm… me apetece “picha” con champiñones y extra de que queso.
Louis sonrió ampliamente mientras ponía la pizza, dos cervezas y unas cuantas servilletas sobre la mesa. “Ya, seguro. A ver si es verdad que eres capaz de comerte mi “pizza”, chaval”.
Había algo que a Louis se le escapaba: “¿Quién era este nuevo Hazza? ¿Dónde está ese chulo gilipollas engreído que hace mostrar a todo el instituto que es intocable?” Llevaba casi dos días a su lado y no había rastro de la chulería y ambiente peligroso que siempre rodeaba al chico. Tenía ganas de saber más de él: cuál era su vida después del instituto, cómo se llevaba con sus padres, porqué adquiría esa actitud bravucona sólo delante de sus lacayos, si la rubia tonta esa que siempre estaba pegada a él era su novia. Pero claro, tampoco es que pudiera sentarse allí y preguntarle: “¿Oye, porqué eres tan gilipollas en el instituto? ¿Esa de los labios de color de chicle es tu novia? ¿Sabe que estás follando y dejándote follar por un tío?”
Acordándose que la noche anterior tenía que avisar a “alguien”, Louis intentó presionar con aquello:
-¿Hablaste con esa persona que dijiste que tenías que avisar?
-Sí – contestó secamente Harry mientras se metía un trozo de pizza en la boca.
Vaya si era críptico el chaval. Un monosílabo, sólo un puto monosílabo cuando lo que Louis quería es que le contara su vida en plan El Quijote. Louis volvió a intentarlo.
-¿Tus padres no se enfadarán si estás dos días fuera de tu casa?
Harry dio un sorbo de su cerveza mientras sondeaba a Louis con la mirada, como analizando si debía contestar o no. Tranquilamente, bajó su bebida. Cuando Louis pensaba que no obtendría respuesta a su pregunta, Harry dijo con voz ronca:
-No tengo padres.
¡Vaya! Eso sí que no se lo esperaba. Ahora sí que le interesaba aún más qué sería de la vida de Harry fuera de las cuatro paredes del instituto.
-Lo siento – dijo Louis ocultando su mirada detrás de la lata de cerveza mientras daba un buche.
No dijeron nada. Los sonidos de dientes masticando y gargantas bebiendo los acompañaron durante un rato. Louis estaba con la mirada perdida en su trozo de pizza, cuando Harry habló, con los ojos fijos en su bebida:
-Vivo con mi abuela… Mi padre… – soltó un sonido de risa despectivo y siguió – Era un puto borracho. Lo único que le interesaba en la vida era saber cuánto podía ganar para pulírselo en cerveza y alcohol – volvió a dar un buche – Mi madre no era mucho mejor que él. A ella le interesaba más qué tanga ponerse para poder follarse al primero que pillase.
Louis lo observaba atónito. No, definitivamente aquella no era la respuesta que esperaba cuando quería saber acerca de su vida. Para asombro de Louis, Harry siguió hablando mientras masticaba un trozo de pizza:
-A mi padre lo encontré ahogado en la bañera – miró a Louis con una expresión de desprecio – Al muy cabrón le explotó el hígado. Mi madre murió un año después por no sé que enfermedad que le había pegado alguno de sus putos polvos.
El por qué le contaba todo aquello Louis no lo sabía. Sólo estaba allí sentado, escuchando una historia digna de una mala película que ponen en televisión a las cinco de la tarde para rellenar la programación. Bebía a ratos por hacer algún movimiento, ya que su cuerpo estaba contraído. Harry llevó su codo al respaldo de su silla con la cerveza en la mano y cruzó un tobillo sobre una de sus rodillas. Con una sonrisa petulante, que Louis pensaba que no era la más adecuada para lo que allí se estaba contando, prosiguió:
-Así que como era menor de edad, los asuntos sociales dijeron que tenía que vivir con un tutor o pariente y me fui con mi abuela. Tana no está mal. Me deja hacer lo que yo quiera siempre y cuando no haga nada para que me expulsen. Necesitamos que yo esté escolarizado para que el gobierno nos dé las ayudas económicas.
Louis no salía de su asombro. Finalmente todas sus preguntas habían sido contestadas:
*quién era la persona a la que debía avisar, su abuela, Tana, según la había llamado.
*por qué era tan gilipollas en el instituto. Una vida como aquella, a tan temprana edad, debía hacerte de piedra.
*cómo se llevaba con sus padres, aunque mejor dicho, cómo NO se llevaba con ellos.
*y finalmente, cómo era su vida después del instituto: una auténtica mierda.
Louis pensó que Harry no hacía muchos esfuerzos por que no le expulsaran, más bien todo lo contrario, si se iba enfrentando a puñetazos a todo aquel que osara incluso mirarlo. ¡Vaya! En eso se parecía a él. Pero claro, Louis no dependía de si le expulsaban o no para poder tener con qué vivir.
Tras varios minutos, donde Harry no dijo nada y Louis estaba inmerso en sus pensamientos, decidió romper el silencio con una pregunta que no siguiera la corriente de la conversación:
-Tana… es un nombre raro, ¿Es su verdadero nombre?
-Es del este de Europa. Suelen tener la manía de poner apodos a los nombres – contestó Harry mientras sonreía, mostrando que el cambio de tema le agradaba – Su verdadero nombre es Yordanka. Ella fue la que me apodó Hazza.
Louis sonrió tiernamente – Me gusta Hazza – y cambiando la sonrisa a una socarrona, terminó diciendo – Por lo menos es mejor que Harold.
Harry hizo una bola con su servilleta de papel y se la tiró a Louis.
-¡Ey, cabrón! – dijo éste entre risas, apartándose de la trayectoria de la bola que se estrelló contra la puerta del frigorífico – Vaya si eres malo, HAROLD.
Harry se levantó de su silla tan rápido que a Louis no le dio tiempo a reaccionar, y sin poder evitarlo, se encontraba tirado de espaldas sobre la mesa, con las piernas alrededor de las caderas de Harry, y con las manos de éste agarrando las suyas mientras las aprisionaba a la altura de su cabeza.
-Malo ¿Eh? – dijo Harry mirando a Louis con los ojos oscurecidos llenos de lujuria y deseo – ¿Quieres que El Maestro empiece a enseñarte lo malo que puede llegar a ser?
Louis fue dibujando poco a poco una sonrisa lasciva en su cara – Síiiii, MAESTRO, ¿Qué va a hacerme usted si no soy buen alumno? – dijo Louis entre cómico y sensual.
Acercándose a su boca, Harry susurró:
-Voy a enseñarte a aprender de la manera más, mmmm… ¿cómo decirlo?... apropiada. Voy a hacer que “se te meta bien dentro” para que no se te olvide – y dándole un mordisco en los labios, Harry levantó a Louis y lo arrastró a la habitación.
Las ligeras ropas que llevaron mientras comieron ya no estaban sobre sus cuerpos, si no que se encontraban esparcidas por el suelo de la habitación. Harry estaba sentado sobre la cama, con la espalda apoyada en la pared mientras Louis besaba de arriba abajo su cuello sentado a horcajadas sobre Harry. Las manos de ambos acariciaban sus cuerpos sin descanso.
-Quiero follarte Lou – dijo Harry entre gemidos, inclinando más su cuello para que Louis no dejase ni un centímetro de piel por saborear.
Louis rió, dándole un mordisco a la vena que cruzaba el cuello. Se separó de Harry inclinándose para abrir el cajón de la mesita de noche y sacar el bote de lubricante. Volviendo al regazo del chico, dijo:
-Pero lo haremos a mi manera, MACHOTE, porque como tú muy bien dedujiste en casa de Marta, soy de los que dan.
Harry no dijo nada. Lo ocurrido aquella noche era un capítulo de la historia de ambos que bien podría borrarse.
Louis se recostó sobre su espalda dejando sus piernas sobre las caderas de Harry, que seguía sentado con la espalda en la pared. Louis le dio el bote de lubricante diciendo:
-Échate un poco en dos dedos y espárcelo con el pulgar.
Con una mirada vacilante, Harry lo cogió y empezó a verter el líquido en su mano. Cuando lo consideró bien repartido, algo nervioso, acercó los dedos lubricados a la entrada de Louis.
-No los metas aún – dijo Louis suspirando y echando su cabeza hacia atrás – Juega un poco.
Harry lo hizo. Apartándose unos cuantos centímetros de la pared, empezó a acariciar suavemente con un dedo mientras Louis soltaba pequeños jadeos. Estuvo así un rato, tanteando la entrada, sintiendo como el agujero pulsaba, hasta que Louis, incapaz de seguir con esa dulce tortura, empujó su culo hacia aquella mano, haciendo que la punta del dedo juguetón traspasara el círculo de anillos. Louis gimió y Harry se mordió el labio inferior tan fuerte que seguramente que le quedaría marca.
-Mételo… mmmm… ahora – jadeó Louis mientras se impulsaba otra vez.
Harry hizo fuerza en su mano y hundió el dedo hasta que sus nudillos chocaron con la carne.
-Mmmmmmm… muévelo.
Claramente, “El Maestro” en aquella habitación era Louis, ya que Harry seguía todas las indicaciones que aquel le daba como un buen alumno. Lo movía en círculos, lo metía, lo sacaba y lo volvía a meter.
-Otro… mete otro – las respiraciones de Louis eran profundas y más seguidas.
Harry metió un segundo dedo y empezó a girar su mano de izquierda a derecha, provocándole gemidos jadeantes.
-Máaasssssss…
La boca de Louis se abrió completamente en un pequeño grito cuando Harry metió con demasiado ímpetu el tercer dedo y agarró fuerte su cadera con la mano libre. Los tres dedos entraban y salían para goce de Louis, pero seguía queriendo más y sabía muy bien lo que necesitaba. Apoyándose sobre uno de sus codos, cogió el antebrazo de Harry, haciendo que detuviera su intrusión.
-Quiero tu polla dentro de mí… AHORA – y sin dejar que el chico dijese algo al respecto, retiró los dedos de dentro suyo tirando del brazo de Harry, y se volvió a colocar sobre su regazo. Alargó la mano de nuevo hacia el cajón de la mesita de noche, sacó un condón, rasgó la envoltura con los dientes y lo colocó sobre el eje de Harry.
Sujetándolo por la base, lo dirigió a su entrada y, lentamente, comenzó a bajar su cuerpo, cubriendo el miembro con las paredes de su interior. Las manos de Harry seguían en sus caderas, sintiendo como acompañaban al movimiento bajante de éstas. Escuchaba las intensas respiraciones de Harry.
Dejándose caer del todo, juntó sus frentes y pasó un brazo por detrás de los hombros y el cuello del chico. Se quedó quieto. Sus bocas a escasos milímetros tragaban el aliento del otro. Sentía su interior lleno, completo y comenzó a moverse. Subió hasta dejar sólo la punta dentro y volvió a bajar.
Harry agarró las nalgas de Louis y las empujó hacia arriba y de nuevo hacia abajo. Se miraron por un rato mientras sus gemidos acompañaban sus movimientos. Harry lo besó fuerte, demandante, al igual que empezaron a hacerlo sus embestidas. Al separarse por falta de aire, Louis le dijo:
-Vas a hacer que me corra, hijo de puta… aahhhhh.
Harry lo miró lascivamente y empezó a taladrarlo. Louis echó su cabeza hacia atrás sujetándose de los hombros del chico con un brazo y apoyando la palma de su otra mano en la pared. “!Diossssss, si seguían ese ritmo no iba a aguantar!” – pensó Louis sintiendo como una corriente eléctrica le bajaba por la espalda y se acumulaba en sus pelotas.
Sin esperarlo, Louis se vio de repente tumbado sobre su espalda, con sus piernas completamente abiertas, mientras Harry, de rodillas y sujetando sus muslos con ambas manos, perforaba su agujero sin descanso.
Debido a la brutal fuerza de los empujes, Louis se vio obligado a pasar sus brazos sobre su cabeza para agarrarse a los barrotes del cabecero de la cama.
-¡JODER, CABRÓN!... Aaaahhhhhh… me corro ¡Mierda! – y diciendo esto, sin ni siquiera haberse tocado él mismo, empezó a manchar su abdomen con gruesas cuerdas de semen.
Harry agarró más fuerte sus muslos y, con una embestida que hizo que el culo de Louis se levantara completamente del colchón, se corrió, echando la cabeza hacia atrás mientras gritaba como nunca Louis lo había escuchado.
Harry se derrumbó sobre él, completamente laxo. Louis sentía como el aliento que el chico expulsaba le hacía cosquillas en el pezón. Estaba… !Wow! Estaba completamente destrozado, amoratado y agujereado pero, ¡DIOS! ¡LE ENCANTABA LA SENSACIÓN! Se sentía tan eufórico que tenía unas ganas locas de pasar sus brazos por la espalda de Harry y abrazarlo fuerte, para saber si era capaz de sentirlo aún más dentro de él de lo que ya lo había hecho. Pero claro, no lo hizo. Todo esto se trataba de sólo sexo… ¿Verdad? Dos tíos follando como locos para sus propias satisfacciones ¿No? Louis soltó un suspiro sin saber si era producto del final de su orgasmo o por aquella sensación que empezaba a oprimirle el corazón.
A la mañana siguiente, Louis despertó con una pequeña lengua rebuscando en su oído.
-¿Qué haces? – dijo mientras sonreía y hacía el intento de apartar aquel músculo de su oreja pero sin poner realmente mucho esfuerzo en ello.
-Despertador natural – contestó Harry poniéndose sobre el cuerpo de Louis mordisqueando ahora su lóbulo.
-¡Ay! – se quejó Louis riendo, poniendo las palmas de sus manos en la cintura del chico - ¿Y no hay otra manera menos pringosa de hacerlo?
-Me gusta el pringue – dijo Harry con cara de sexo, cruzando sus brazos sobre el pecho de Louis y apoyando su mentón sobre sus manos, que se acomodaban una encima de la otra.
-Eres un puerco – le dijo Louis sin poder quitar aquella sonrisa estúpida de su cara.
-Pero te encanta – le contestó Harry alzando una de sus cejas de una forma muy erótica.
Louis le sonrió de una manera dulce. Sus cuerpos estaban pegados, tumbado uno sobre otro, sin apartar sus miradas. Louis se mordió el labio inferior y comenzó a subir sus manos acariciando los costados de Harry. Una vez que llegó a los hombros, siguió la curva que hacían estos hacia el cuello y terminó enredando sus dedos en el cabello del chico. Harry cerró los ojos ante la caricia y soltó un suave suspiro. Se quedaron varios segundos así: Harry gozando de aquel toque y Louis mirándolo sin descanso, acariciando en círculos la cabellera. Harry volvió a abrir los ojos, y con un tono de voz bajo, dijo:
-Tengo que irme.
Louis no dijo nada. Sacó sus pulgares de los cabellos de Harry y delineó su mandíbula con trazos suaves. Las respiraciones de ambos se agitaron ligeramente. Uno de los pulgares subió al labio inferior y tiró de él sutilmente hacia abajo. Harry sonrió un poco, dejando ver sus hoyuelos.
-Me vuelven loco – dijo Louis con un tono de voz muy bajo, mientras hundía su pulgar en uno de ellos.
Harry agrandó su sonrisa y bajó sus labios hacia el pecho de Louis, plantando dulces besos, haciendo un recorrido ascendente hacia el cuello. Louis cerró sus ojos al sentir la húmeda boca del chico en aquella parte tan erógena. Harry pasó los brazos por su nuca, en un gesto que a Louis le pareció más bien como un abrazo, notó como dejaba de besarlo y acomodaba el rostro en la curvatura de su cuello.
-Lou…
Aquel tono de voz, entre suplicante y con un ligero tinte de miedo, hizo abrir los ojos a Louis de par en par. Aquel tono llevaba impreso una nota de ¿Qué me está pasando, Lou? Aquel tono preguntaba ¿Qué es lo que estoy sintiendo, Lou? Definitivamente, aquel tono lo acusaba de ¿Qué me estás haciendo, Louis?
Lo abrazó. Puso sus manos alrededor de su espalda y lo abrazó. Primero con temor, pero poco a poco, haciendo más fuerte y seguro su abrazo, sintiendo como sus músculos temblaban, como sus corazones retumbaban en sus pechos y como el calor que sus cuerpos emanaban los envolvían.
Harry se separó y, sin apenas mirarlo, volvió a repetir:
-Tengo que irme.
Louis lo dejó salir de entre sus brazos y observó como cogía su ropa y se dirigía al cuarto de baño.
-“¡Joder!, esto se me está saliendo de las manos” – pensó Louis, agarrándose de sus cabellos mientras seguía tumbado en la cama – “¿Cómo coño se ha liado la cosa tanto? Mierda, ¡Pero si hace apenas una semana y media estaba liándome a hostias con el tío! Y ahora, mírame, haciendo carantoñas y abrazándolo, ¡ABRAZÁNDOLO!”
Louis suspiró sonoramente en el momento que Harry salía del cuarto de baño.
-¿Quieres un café? – le preguntó Louis saliendo de la cama y poniéndose sus calzoncillos.
-No… gracias, tengo que ir a casa. Tana… no puede estar mucho tiempo sola. Es mayor – contestó Harry con las manos en sus bolsillos.
Caminaron hacia la puerta de la casa. Louis la abrió y miró al chico.
-Bueno… supongo que mañana nos veremos… en la cafetería – dijo Louis entrecortadamente, porque se le hacía difícil hacer una frase del tirón.
-Si – dijo Harry tan bajo que Louis juraría que a lo mejor ese Sí se lo imaginó.
Y allí estaba otra vez. Ese momento que, ahora sí, había que plantearse si despedirse con un apretón de manos o con un fogoso beso. Pero, para sorpresa de Louis, fue Harry quien lo decidió. Puso una mano en su nuca, y suavemente, guió la cabeza de Louis hasta que sus labios entraron en contacto. Desde luego ese beso no se calificaría como fogoso, tierno, lascivo, suave, hambriento o dulce. Ese beso llevaba impreso los mismos sentimientos que aquel tono de voz, pero más seguros de sí mismos: ¿Qué has terminado por hacerme, Louis?
Harry estaba empotrado en la pared del pasillo, con la mitad de los botones de la camisa arrancados y una pierna sobre la cadera de Louis. Éste ya tenía el pecho desnudo, con el primer botón de su pantalón desabrochado, una mano apretando una de las nalgas de Harry y la otra sujetando fuertemente la mandíbula. Se besaban sin darle tregua a sus lenguas mientras se embestían mutuamente rozando sus penes a través de la tela de los pantalones.
-¿Dónde… ahhhh… están tus… padres? – preguntó Harry cuando en un momento de necesidad de aire se separaron y Louis aprovechó para morder el cuello del chico.
-No vendrán hasta mañana por la tarde – contestó Louis entre mordiscos y lametones.
Terminó de arrancar los botones que quedaban de la camisa de Harry y comenzó a bajar por el cuello de éste, pasando por su pecho, hasta llegar a la cinturilla del pantalón intercalando besos y chupetones. Una vez de rodillas, tiró del cinturón de Harry mientras lo miraba con cara de sexo. El chico le devolvía la mirada, sonriendo lascivamente, con los brazos caídos a cada lado de su cuerpo y separando sus caderas de la pared para que Louis pudiera bajar su pantalón y calzoncillos. Por supuesto aquello no se hizo esperar y en menos de tres segundos Louis tenía al chaval completamente desnudo. Ante sí se erguía gloriosa la polla de Harry.
La observó, relamiéndose los labios. La sujetó con la mano derecha y, con el pulgar, repartió por la punta el pre-semen que se acumulaba. Harry gimió, pero no apartó la vista de aquel espectáculo. Sintiendo su mirada, Louis levantó la suya, sacando la lengua y lamiendo el eje desde la base hasta la punta. Hizo círculos chupando la redondez de la cabeza y empezó a engullirla poco a poco mientras taladraba con la mirada a Harry. Éste, haciendo un enorme esfuerzo por no cerrar sus ojos, puso sus manos a ambos lados de la cabeza de Louis, agarrando en puños algunos mechones de cabello.
Louis empezó a moverse a lo largo del miembro, degustándolo, ensalivándolo, saboreándolo. Llegó hasta el fondo, tocando con la punta el final de su garganta y movió su campanilla. Aquello sacó del chico el gemido más fuerte de todos los que se habían escuchado desde que la puerta de la casa se cerró. Empezó a sentir como, poco a poco, era Harry quien llevaba el ritmo, embistiendo sus caderas en la boca de Louis ayudado por el agarre de las dos manos en su cabeza.
Harry seguía sin apartar la mirada. Estaba ensimismado por cómo su polla desaparecía entre los labios de Louis y cómo aquellos ojos también lo miraban. Empezó a follar la boca más insistentemente y sus jadeos se hicieron más erráticos.
-Me… aahhhh… Lou… Lou, me corro… – fue lo único que llegó a articular su garganta antes de gemir todo lo que su polla expulsaba.
Louis terminó lamiendo los restos de semen con los ojos cerrados como si estuviera degustando un manjar de los dioses. Se puso de pie, agarró el cuello de Harry y tiró de él para besarlo con furia. Harry abrió los ojos ampliamente, sabiendo lo que iba a encontrar en la boca de Louis, pero para sorpresa de éste, Harry no se negó, no se apartó. Dejó que Louis invadiera su boca, mezclando saliva y restos de semen.
-¿Te gusta como sabes? – dijo Louis mientras lamía los labios de Harry.
-Mmmm… mmmmm – fue la única respuesta que recibió.
-¡Cama! ¡Ahora! – ordenó Louis cogiendo el brazo de Harry y arrastrándolo a su cuarto.
-Túmbate – ordenó Louis mientras se quitaba sus pantalones.
-De eso nada – contestó el chico, empujando al otro hacia el colchón, haciendo que cayera con los pantalones sobre las rodillas a mitad de quitar – HOY, el Maestro soy yo – terminó diciendo mientras se deshacía de lo que quedaba de ropa de Louis.
Rió. Sólo podía reír ante la bravuconería y chulería de su machote. “Su machote”… ¡Wow!... Ya era la segunda vez que aquellas dos palabras aparecían en su mente y no estaba muy seguro de querer volver a tenerlas rondando por ahí otra vez.
Harry se tumbó sobre el cuerpo de Louis, se metió entre sus piernas haciendo hueco con sus rodillas de una manera más bien brusca y, con una estocada fuerte, juntó los penes.
-¡Joder, sí! – fue lo único que alcanzó a decir Louis mientras su eje era embestido una y otra vez. El duro roce de la polla de Harry con la suya le hacía sentir cosquilleos en sus pelotas y la presión salvaje que ejercía el chico con aquellos movimientos estaba llevándole a límite. “¡Joder, sí,!” – dijo para sí mismo esta vez – “Esto va a ser duro” – y empezó a mover sus caderas hacia arriba al mismo ritmo que las de Harry, agarrando las de éste para poder empujarse más fuerte.
El chico, al sentir la dureza de los balanceos de Louis, lo miró lujurioso. Lo cogió del pelo con la misma fuerza que martilleaba sus caderas e intercaló besos y mordiscos en la boca de Louis.
-¡Mierda, Hazza!… aahhhhh… si sigues así… me… voy a correr – dijo Louis entre los labios de Harry.
-Hazlo – embestida – Quiero VER cómo te corres – embestida y lametón en los labios – Quiero OÍR como te corres – fuerte embestida y tirón de pelos.
Louis no creía que pudiera correrse en tan poco tiempo y con sólo unos pocos roces. Pero allí estaba, gritando un orgasmo de película y humedeciendo la polla de Harry y la suya con su semen.
Abriendo los párpados a cámara lenta y sin parar de jadear observó a Harry. Su machote le miraba mordiéndose el labio, con los antebrazos apoyados sobre el colchón rodeando su cabeza. Louis abrazaba las piernas de Harry con las suyas y mantenía las manos en las caderas del chico. “Dios, creo que podría quedarme así durante horas…..”
Harry rozó suavemente los labios entreabiertos de Louis y dijo:
-Hambre.
Louisi río entre sus labios – ¿Y tú qué? – dijo mirando hacia abajo a sus entrepiernas como dando a entender que Harry no se había corrido.
-Tengo toda la noche para eso – contestó Harry – Además – siguió mientras lamía de un extremo al otro la boca de Louis – “El Maestro” tiene muchas cosas que enseñarte aún.
Louis volvió a reír y le dio una nalgada al prieto culo de Harry mientras decía:
-Pues vamos a hacer una pizza y luego me muestras esas cosas que dices que tienes que enseñarme, “MAESTRO”.
Louis le dejó una camiseta y unos pantalones a Harry (que se aseguró que fueran bien cortitos) después de limpiarse los restos de semen. Mientras rebuscaba en el frigorífico la pizza y algo para picar, Harry se sentó en una silla de la cocina con los codos en la mesa y apoyando el mentón en sus manos, sin dejar de observar a Louis.
-¿Qué? – preguntó éste girando su cabeza hacia Harry al sentirse observado.
-Sólo miro – contestó el chico.
-Sí, ya lo veo, parece que quisieras comerme, literalmente hablando – dijo Louis, ladeando su boca en una sonrisa.
-Puede… mmmmm… me apetece “picha” con champiñones y extra de que queso.
Louis sonrió ampliamente mientras ponía la pizza, dos cervezas y unas cuantas servilletas sobre la mesa. “Ya, seguro. A ver si es verdad que eres capaz de comerte mi “pizza”, chaval”.
Había algo que a Louis se le escapaba: “¿Quién era este nuevo Hazza? ¿Dónde está ese chulo gilipollas engreído que hace mostrar a todo el instituto que es intocable?” Llevaba casi dos días a su lado y no había rastro de la chulería y ambiente peligroso que siempre rodeaba al chico. Tenía ganas de saber más de él: cuál era su vida después del instituto, cómo se llevaba con sus padres, porqué adquiría esa actitud bravucona sólo delante de sus lacayos, si la rubia tonta esa que siempre estaba pegada a él era su novia. Pero claro, tampoco es que pudiera sentarse allí y preguntarle: “¿Oye, porqué eres tan gilipollas en el instituto? ¿Esa de los labios de color de chicle es tu novia? ¿Sabe que estás follando y dejándote follar por un tío?”
Acordándose que la noche anterior tenía que avisar a “alguien”, Louis intentó presionar con aquello:
-¿Hablaste con esa persona que dijiste que tenías que avisar?
-Sí – contestó secamente Harry mientras se metía un trozo de pizza en la boca.
Vaya si era críptico el chaval. Un monosílabo, sólo un puto monosílabo cuando lo que Louis quería es que le contara su vida en plan El Quijote. Louis volvió a intentarlo.
-¿Tus padres no se enfadarán si estás dos días fuera de tu casa?
Harry dio un sorbo de su cerveza mientras sondeaba a Louis con la mirada, como analizando si debía contestar o no. Tranquilamente, bajó su bebida. Cuando Louis pensaba que no obtendría respuesta a su pregunta, Harry dijo con voz ronca:
-No tengo padres.
¡Vaya! Eso sí que no se lo esperaba. Ahora sí que le interesaba aún más qué sería de la vida de Harry fuera de las cuatro paredes del instituto.
-Lo siento – dijo Louis ocultando su mirada detrás de la lata de cerveza mientras daba un buche.
No dijeron nada. Los sonidos de dientes masticando y gargantas bebiendo los acompañaron durante un rato. Louis estaba con la mirada perdida en su trozo de pizza, cuando Harry habló, con los ojos fijos en su bebida:
-Vivo con mi abuela… Mi padre… – soltó un sonido de risa despectivo y siguió – Era un puto borracho. Lo único que le interesaba en la vida era saber cuánto podía ganar para pulírselo en cerveza y alcohol – volvió a dar un buche – Mi madre no era mucho mejor que él. A ella le interesaba más qué tanga ponerse para poder follarse al primero que pillase.
Louis lo observaba atónito. No, definitivamente aquella no era la respuesta que esperaba cuando quería saber acerca de su vida. Para asombro de Louis, Harry siguió hablando mientras masticaba un trozo de pizza:
-A mi padre lo encontré ahogado en la bañera – miró a Louis con una expresión de desprecio – Al muy cabrón le explotó el hígado. Mi madre murió un año después por no sé que enfermedad que le había pegado alguno de sus putos polvos.
El por qué le contaba todo aquello Louis no lo sabía. Sólo estaba allí sentado, escuchando una historia digna de una mala película que ponen en televisión a las cinco de la tarde para rellenar la programación. Bebía a ratos por hacer algún movimiento, ya que su cuerpo estaba contraído. Harry llevó su codo al respaldo de su silla con la cerveza en la mano y cruzó un tobillo sobre una de sus rodillas. Con una sonrisa petulante, que Louis pensaba que no era la más adecuada para lo que allí se estaba contando, prosiguió:
-Así que como era menor de edad, los asuntos sociales dijeron que tenía que vivir con un tutor o pariente y me fui con mi abuela. Tana no está mal. Me deja hacer lo que yo quiera siempre y cuando no haga nada para que me expulsen. Necesitamos que yo esté escolarizado para que el gobierno nos dé las ayudas económicas.
Louis no salía de su asombro. Finalmente todas sus preguntas habían sido contestadas:
*quién era la persona a la que debía avisar, su abuela, Tana, según la había llamado.
*por qué era tan gilipollas en el instituto. Una vida como aquella, a tan temprana edad, debía hacerte de piedra.
*cómo se llevaba con sus padres, aunque mejor dicho, cómo NO se llevaba con ellos.
*y finalmente, cómo era su vida después del instituto: una auténtica mierda.
Louis pensó que Harry no hacía muchos esfuerzos por que no le expulsaran, más bien todo lo contrario, si se iba enfrentando a puñetazos a todo aquel que osara incluso mirarlo. ¡Vaya! En eso se parecía a él. Pero claro, Louis no dependía de si le expulsaban o no para poder tener con qué vivir.
Tras varios minutos, donde Harry no dijo nada y Louis estaba inmerso en sus pensamientos, decidió romper el silencio con una pregunta que no siguiera la corriente de la conversación:
-Tana… es un nombre raro, ¿Es su verdadero nombre?
-Es del este de Europa. Suelen tener la manía de poner apodos a los nombres – contestó Harry mientras sonreía, mostrando que el cambio de tema le agradaba – Su verdadero nombre es Yordanka. Ella fue la que me apodó Hazza.
Louis sonrió tiernamente – Me gusta Hazza – y cambiando la sonrisa a una socarrona, terminó diciendo – Por lo menos es mejor que Harold.
Harry hizo una bola con su servilleta de papel y se la tiró a Louis.
-¡Ey, cabrón! – dijo éste entre risas, apartándose de la trayectoria de la bola que se estrelló contra la puerta del frigorífico – Vaya si eres malo, HAROLD.
Harry se levantó de su silla tan rápido que a Louis no le dio tiempo a reaccionar, y sin poder evitarlo, se encontraba tirado de espaldas sobre la mesa, con las piernas alrededor de las caderas de Harry, y con las manos de éste agarrando las suyas mientras las aprisionaba a la altura de su cabeza.
-Malo ¿Eh? – dijo Harry mirando a Louis con los ojos oscurecidos llenos de lujuria y deseo – ¿Quieres que El Maestro empiece a enseñarte lo malo que puede llegar a ser?
Louis fue dibujando poco a poco una sonrisa lasciva en su cara – Síiiii, MAESTRO, ¿Qué va a hacerme usted si no soy buen alumno? – dijo Louis entre cómico y sensual.
Acercándose a su boca, Harry susurró:
-Voy a enseñarte a aprender de la manera más, mmmm… ¿cómo decirlo?... apropiada. Voy a hacer que “se te meta bien dentro” para que no se te olvide – y dándole un mordisco en los labios, Harry levantó a Louis y lo arrastró a la habitación.
Las ligeras ropas que llevaron mientras comieron ya no estaban sobre sus cuerpos, si no que se encontraban esparcidas por el suelo de la habitación. Harry estaba sentado sobre la cama, con la espalda apoyada en la pared mientras Louis besaba de arriba abajo su cuello sentado a horcajadas sobre Harry. Las manos de ambos acariciaban sus cuerpos sin descanso.
-Quiero follarte Lou – dijo Harry entre gemidos, inclinando más su cuello para que Louis no dejase ni un centímetro de piel por saborear.
Louis rió, dándole un mordisco a la vena que cruzaba el cuello. Se separó de Harry inclinándose para abrir el cajón de la mesita de noche y sacar el bote de lubricante. Volviendo al regazo del chico, dijo:
-Pero lo haremos a mi manera, MACHOTE, porque como tú muy bien dedujiste en casa de Marta, soy de los que dan.
Harry no dijo nada. Lo ocurrido aquella noche era un capítulo de la historia de ambos que bien podría borrarse.
Louis se recostó sobre su espalda dejando sus piernas sobre las caderas de Harry, que seguía sentado con la espalda en la pared. Louis le dio el bote de lubricante diciendo:
-Échate un poco en dos dedos y espárcelo con el pulgar.
Con una mirada vacilante, Harry lo cogió y empezó a verter el líquido en su mano. Cuando lo consideró bien repartido, algo nervioso, acercó los dedos lubricados a la entrada de Louis.
-No los metas aún – dijo Louis suspirando y echando su cabeza hacia atrás – Juega un poco.
Harry lo hizo. Apartándose unos cuantos centímetros de la pared, empezó a acariciar suavemente con un dedo mientras Louis soltaba pequeños jadeos. Estuvo así un rato, tanteando la entrada, sintiendo como el agujero pulsaba, hasta que Louis, incapaz de seguir con esa dulce tortura, empujó su culo hacia aquella mano, haciendo que la punta del dedo juguetón traspasara el círculo de anillos. Louis gimió y Harry se mordió el labio inferior tan fuerte que seguramente que le quedaría marca.
-Mételo… mmmm… ahora – jadeó Louis mientras se impulsaba otra vez.
Harry hizo fuerza en su mano y hundió el dedo hasta que sus nudillos chocaron con la carne.
-Mmmmmmm… muévelo.
Claramente, “El Maestro” en aquella habitación era Louis, ya que Harry seguía todas las indicaciones que aquel le daba como un buen alumno. Lo movía en círculos, lo metía, lo sacaba y lo volvía a meter.
-Otro… mete otro – las respiraciones de Louis eran profundas y más seguidas.
Harry metió un segundo dedo y empezó a girar su mano de izquierda a derecha, provocándole gemidos jadeantes.
-Máaasssssss…
La boca de Louis se abrió completamente en un pequeño grito cuando Harry metió con demasiado ímpetu el tercer dedo y agarró fuerte su cadera con la mano libre. Los tres dedos entraban y salían para goce de Louis, pero seguía queriendo más y sabía muy bien lo que necesitaba. Apoyándose sobre uno de sus codos, cogió el antebrazo de Harry, haciendo que detuviera su intrusión.
-Quiero tu polla dentro de mí… AHORA – y sin dejar que el chico dijese algo al respecto, retiró los dedos de dentro suyo tirando del brazo de Harry, y se volvió a colocar sobre su regazo. Alargó la mano de nuevo hacia el cajón de la mesita de noche, sacó un condón, rasgó la envoltura con los dientes y lo colocó sobre el eje de Harry.
Sujetándolo por la base, lo dirigió a su entrada y, lentamente, comenzó a bajar su cuerpo, cubriendo el miembro con las paredes de su interior. Las manos de Harry seguían en sus caderas, sintiendo como acompañaban al movimiento bajante de éstas. Escuchaba las intensas respiraciones de Harry.
Dejándose caer del todo, juntó sus frentes y pasó un brazo por detrás de los hombros y el cuello del chico. Se quedó quieto. Sus bocas a escasos milímetros tragaban el aliento del otro. Sentía su interior lleno, completo y comenzó a moverse. Subió hasta dejar sólo la punta dentro y volvió a bajar.
Harry agarró las nalgas de Louis y las empujó hacia arriba y de nuevo hacia abajo. Se miraron por un rato mientras sus gemidos acompañaban sus movimientos. Harry lo besó fuerte, demandante, al igual que empezaron a hacerlo sus embestidas. Al separarse por falta de aire, Louis le dijo:
-Vas a hacer que me corra, hijo de puta… aahhhhh.
Harry lo miró lascivamente y empezó a taladrarlo. Louis echó su cabeza hacia atrás sujetándose de los hombros del chico con un brazo y apoyando la palma de su otra mano en la pared. “!Diossssss, si seguían ese ritmo no iba a aguantar!” – pensó Louis sintiendo como una corriente eléctrica le bajaba por la espalda y se acumulaba en sus pelotas.
Sin esperarlo, Louis se vio de repente tumbado sobre su espalda, con sus piernas completamente abiertas, mientras Harry, de rodillas y sujetando sus muslos con ambas manos, perforaba su agujero sin descanso.
Debido a la brutal fuerza de los empujes, Louis se vio obligado a pasar sus brazos sobre su cabeza para agarrarse a los barrotes del cabecero de la cama.
-¡JODER, CABRÓN!... Aaaahhhhhh… me corro ¡Mierda! – y diciendo esto, sin ni siquiera haberse tocado él mismo, empezó a manchar su abdomen con gruesas cuerdas de semen.
Harry agarró más fuerte sus muslos y, con una embestida que hizo que el culo de Louis se levantara completamente del colchón, se corrió, echando la cabeza hacia atrás mientras gritaba como nunca Louis lo había escuchado.
Harry se derrumbó sobre él, completamente laxo. Louis sentía como el aliento que el chico expulsaba le hacía cosquillas en el pezón. Estaba… !Wow! Estaba completamente destrozado, amoratado y agujereado pero, ¡DIOS! ¡LE ENCANTABA LA SENSACIÓN! Se sentía tan eufórico que tenía unas ganas locas de pasar sus brazos por la espalda de Harry y abrazarlo fuerte, para saber si era capaz de sentirlo aún más dentro de él de lo que ya lo había hecho. Pero claro, no lo hizo. Todo esto se trataba de sólo sexo… ¿Verdad? Dos tíos follando como locos para sus propias satisfacciones ¿No? Louis soltó un suspiro sin saber si era producto del final de su orgasmo o por aquella sensación que empezaba a oprimirle el corazón.
A la mañana siguiente, Louis despertó con una pequeña lengua rebuscando en su oído.
-¿Qué haces? – dijo mientras sonreía y hacía el intento de apartar aquel músculo de su oreja pero sin poner realmente mucho esfuerzo en ello.
-Despertador natural – contestó Harry poniéndose sobre el cuerpo de Louis mordisqueando ahora su lóbulo.
-¡Ay! – se quejó Louis riendo, poniendo las palmas de sus manos en la cintura del chico - ¿Y no hay otra manera menos pringosa de hacerlo?
-Me gusta el pringue – dijo Harry con cara de sexo, cruzando sus brazos sobre el pecho de Louis y apoyando su mentón sobre sus manos, que se acomodaban una encima de la otra.
-Eres un puerco – le dijo Louis sin poder quitar aquella sonrisa estúpida de su cara.
-Pero te encanta – le contestó Harry alzando una de sus cejas de una forma muy erótica.
Louis le sonrió de una manera dulce. Sus cuerpos estaban pegados, tumbado uno sobre otro, sin apartar sus miradas. Louis se mordió el labio inferior y comenzó a subir sus manos acariciando los costados de Harry. Una vez que llegó a los hombros, siguió la curva que hacían estos hacia el cuello y terminó enredando sus dedos en el cabello del chico. Harry cerró los ojos ante la caricia y soltó un suave suspiro. Se quedaron varios segundos así: Harry gozando de aquel toque y Louis mirándolo sin descanso, acariciando en círculos la cabellera. Harry volvió a abrir los ojos, y con un tono de voz bajo, dijo:
-Tengo que irme.
Louis no dijo nada. Sacó sus pulgares de los cabellos de Harry y delineó su mandíbula con trazos suaves. Las respiraciones de ambos se agitaron ligeramente. Uno de los pulgares subió al labio inferior y tiró de él sutilmente hacia abajo. Harry sonrió un poco, dejando ver sus hoyuelos.
-Me vuelven loco – dijo Louis con un tono de voz muy bajo, mientras hundía su pulgar en uno de ellos.
Harry agrandó su sonrisa y bajó sus labios hacia el pecho de Louis, plantando dulces besos, haciendo un recorrido ascendente hacia el cuello. Louis cerró sus ojos al sentir la húmeda boca del chico en aquella parte tan erógena. Harry pasó los brazos por su nuca, en un gesto que a Louis le pareció más bien como un abrazo, notó como dejaba de besarlo y acomodaba el rostro en la curvatura de su cuello.
-Lou…
Aquel tono de voz, entre suplicante y con un ligero tinte de miedo, hizo abrir los ojos a Louis de par en par. Aquel tono llevaba impreso una nota de ¿Qué me está pasando, Lou? Aquel tono preguntaba ¿Qué es lo que estoy sintiendo, Lou? Definitivamente, aquel tono lo acusaba de ¿Qué me estás haciendo, Louis?
Lo abrazó. Puso sus manos alrededor de su espalda y lo abrazó. Primero con temor, pero poco a poco, haciendo más fuerte y seguro su abrazo, sintiendo como sus músculos temblaban, como sus corazones retumbaban en sus pechos y como el calor que sus cuerpos emanaban los envolvían.
Harry se separó y, sin apenas mirarlo, volvió a repetir:
-Tengo que irme.
Louis lo dejó salir de entre sus brazos y observó como cogía su ropa y se dirigía al cuarto de baño.
-“¡Joder!, esto se me está saliendo de las manos” – pensó Louis, agarrándose de sus cabellos mientras seguía tumbado en la cama – “¿Cómo coño se ha liado la cosa tanto? Mierda, ¡Pero si hace apenas una semana y media estaba liándome a hostias con el tío! Y ahora, mírame, haciendo carantoñas y abrazándolo, ¡ABRAZÁNDOLO!”
Louis suspiró sonoramente en el momento que Harry salía del cuarto de baño.
-¿Quieres un café? – le preguntó Louis saliendo de la cama y poniéndose sus calzoncillos.
-No… gracias, tengo que ir a casa. Tana… no puede estar mucho tiempo sola. Es mayor – contestó Harry con las manos en sus bolsillos.
Caminaron hacia la puerta de la casa. Louis la abrió y miró al chico.
-Bueno… supongo que mañana nos veremos… en la cafetería – dijo Louis entrecortadamente, porque se le hacía difícil hacer una frase del tirón.
-Si – dijo Harry tan bajo que Louis juraría que a lo mejor ese Sí se lo imaginó.
Y allí estaba otra vez. Ese momento que, ahora sí, había que plantearse si despedirse con un apretón de manos o con un fogoso beso. Pero, para sorpresa de Louis, fue Harry quien lo decidió. Puso una mano en su nuca, y suavemente, guió la cabeza de Louis hasta que sus labios entraron en contacto. Desde luego ese beso no se calificaría como fogoso, tierno, lascivo, suave, hambriento o dulce. Ese beso llevaba impreso los mismos sentimientos que aquel tono de voz, pero más seguros de sí mismos: ¿Qué has terminado por hacerme, Louis?
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Hola!
Bueno hoy estaba de buenas, en mi facultad hubo fiesta y no dieron clases y fui muy feliz. Oh si tanto que no fui. Ja no soy muy fiestera que digamos, ademas, iban a llevar banda, y bueno no soy taan fan de la banda. Bueno el caso es que subí 4 capítulos hoy. Uh como me gusta matar las novelas tan rápido, oh, así lo hice con impossible. Bueno acá va el porque, resulta que los capítulos que signen son largos, creo que mas largo que este y bueno hay si no voy a poder subir seguido así que bueno acá les dejo este. Espero que les guste. AHH y muchas muchas gracias por leer son bien cositas:)
Bye.
Invitado
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Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
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Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.