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"1000 Razones Para (NO) Enamorarse" (Nick)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "1000 Razones Para (NO) Enamorarse" (Nick)
Uuuuy me encanta *-*
Siguela prontito(? xD ;)
Siguela prontito(? xD ;)
FranJones.
Re: "1000 Razones Para (NO) Enamorarse" (Nick)
OLA!! NUEVA LECTORA!! ME ENCANTA SOBRE TODO EL PROLOGO!!
SIGUELA!!!! POR CIERTO YO LA KIERO KON NICK AH AHAHA Y ME ENCANTA TU FIRMA.
SIGUELA!!!! POR CIERTO YO LA KIERO KON NICK AH AHAHA Y ME ENCANTA TU FIRMA.
Just Me! Melissa! :)
Re: "1000 Razones Para (NO) Enamorarse" (Nick)
siguelaa por faa
agonizooooo .... ok no :P
pro sube ca please
agonizooooo .... ok no :P
pro sube ca please
Invitado
Invitado
Re: "1000 Razones Para (NO) Enamorarse" (Nick)
Hoolaaaa
Soy tu new reader!
Me encantoo la novee!!
Please siguelaaaaaa :)
Soy tu new reader!
Me encantoo la novee!!
Please siguelaaaaaa :)
AldiiJonaticaaSmileer
Re: "1000 Razones Para (NO) Enamorarse" (Nick)
please mas cap, amo la nove :P
tenes q seguirla
tenes q seguirla
Invitado
Invitado
Re: "1000 Razones Para (NO) Enamorarse" (Nick)
me encanto
que lindo seria vivir con joe y joe :P
sigue pronto
te quiero :hug:
que lindo seria vivir con joe y joe :P
sigue pronto
te quiero :hug:
Mrs. Nick Jonas
Re: "1000 Razones Para (NO) Enamorarse" (Nick)
Hellooo :D Nueva Lectora,La Nove es demasiado cool,me hace reir lo de la "J" XD
Invitado
Invitado
Re: "1000 Razones Para (NO) Enamorarse" (Nick)
Valeen :D Siigueelaa :D mee eencaantaa tu novee (:
n.n'
n.n'
Valeria.
Re: "1000 Razones Para (NO) Enamorarse" (Nick)
Capítulo 3
"Jane es atacada por un mounstruo"”
— ¡Joseph! ¡Jenny! —gritaba mi madre por toda la casa. Cuando está furiosa, nos llama por el nombre completo.
Estaba abajo, en el vestíbulo, con el pequeño Joe cogido de la mano y trinaba de ira.
— ¿Dónde está tu hermano? — Mi madre tenía agarrada de la mano al hermano soñador, así que concluí que preguntaba por el caótico. Bajé las escaleras.
—Ni idea. ¿Ha hecho algo malo? —pregunté.
—Efectivamente: infracción del deber de vigilancia. Tenía que cuidar de Joe mientras yo hacia la compra. Al regresar vi al pequeño subido en el manzano de los Carter.
— ¿Qué hacías subido en el manzano? —pregunté dirigiéndome a mi hermano pequeño.
—Mirar.
—¿Cómo? ¿Mirar? ¿Mirar qué?
—Sólo mirar. Alrededor.
—Pero también lo puedes hacer desde abajo. No hace falta que subas a un árbol.
Joe se quedó mirando a mi madre con aire interrogante.
—Jane tiene razón. Para mirar no hace falta subir a un árbol.
Joe estaba indignado con tanta falta de comprensión:
—Claro que tengo que subir a un árbol si quiero mirar desde arriba.— Mi madre reflexionó brevemente y luego afirmó.
—Es verdad. — Entonces se agachó y cogió su cara con ambas manos.
—Joe, ¿cuántas veces te he dicho que no debes escaparte?
—No me escapo. Sólo hago mis cosas. — Mi madre movió la cabeza pacientemente.
—De acuerdo. Pero nosotros nos preocupamos si no sabemos dónde estás.
—Pero yo siempre vuelvo.
—Sí, pero nunca por tus propios pies. Siempre tenemos que buscarte. Nunca has vuelto solito a casa.
—Es que nunca he podido terminar mis cosas. Cuando hubiese terminado habría vuelto. — Mi madre dejo escapar un suspiro y, con persistencia tenaz, volvió a explicarle al pequeño Joe que no puede marcharse de casa sin más, simplemente porque se le haya ocurrido algo.
—Ven conmigo a la cocina, vamos a hacer la cena. Papá vendrá muy pronto —le
Dijo y, mirándome a mí, añadió—: ¿Y Liz aún está aquí?
—No.
— ¿Me ayudas?
Antes de poder contestar, se oyó un gran estruendo procedente de la puerta de la casa. Luego oí a Joseph soltando algunas maldiciones. Mi madre aguzó los oídos y, con aire belicoso, se colocó frente a la puerta.
No quería esperar más para saber el problema que se le iba a formar a mi hermano, y abrí la puerta de golpe. Habría sido mejor dejarla cerrada, porque un monstruo enorme me saltó encima y me tiró al suelo. Mi madre se puso a gritar y agarró al pequeño Joe con aire protector. El monstruo saltó por encima de mí mientras yo soltaba un grito y, a continuación, Joe aterrizó sobre mí. El Joe grande que pesaba unos cuantos kilos más que yo.
— ¡Que no cunda el pánico! Lo tengo todo bajo control —le gritó desde la vertical a mi madre.
Una vez Joe se hubo recuperado y levantando, pude ver lo que había pasado: el gran imbécil colgaba de la correa de un perro enorme. Mi madre lo había agarrado por el collar y había conseguido detenerlo. Joe esbozó una sonrisa.
—Eh, a relajarse todo el mundo. Lo tengo todo bajo control. ¡Habladurías! Huí escaleras arriba y, desde la seguridad de la distancias, grité:
— ¡Un perro!
—Gracias por la aclaración, Jane. Creíamos que se trataba de un conejillo de Indias.
— ¡Joseph! —le gritó mi madre furiosa—. ¿Qué se le ha perdido por aquí a este perro?
—Pero ¿qué te crees? ¿Qué a mí me divierte buscar un perro rastreador y recorrer toda la zona en busca de mi hermano pequeño?
—No era eso lo que te había pedido. No deberías haberle perdido de vista. Deberías haber evitado que se escapara para que no tuviésemos que volver a salir a buscarlo.
—¡Pero si es lo que hice! —respondió Joe por costumbre. Entonces se dio cuenta de estaba más bien equivocado: los hechos contaban una historia diferente. «Bueno, lo intenté —rectificó—. Pero ya sabes cómo es. Le das la espalda sólo un minuto, y ya no está. Mi madre dejó escapar un suspiro.
—De acuerdo. Ahora no estoy para sermones, Quita el perro de en medio.
— Solo tengo que devolvérselo a Jimmy — dijo naturalmente mientras se encaminaba hacia la salida
— Los Carter se han ido de casa una semana
— ¿Qué? — preguntó Joe y pude notar como sus ojos se salían de órbita
— Si, me lo dijo Wein esta mañana — Joe vaciló durante un instante y, finalmente, con tanta naturalidad que pudo dijo:
—Entonces El perro es nuestro.
— ¿Qué? No es nuestro perro. Hace dos horas que me fui de casa y no teníamos Perro.
—Las cosas suceden muy rápido. Ahora sí que tenemos uno.
—¡No! ¡Te equivocas! —exclamó mi madre.
—Yo no quiero un perro —dije yo.
—Pero yo sí —dijo mi hermano pequeño. Se acercó al animal y, abrazándolo, añadió—: Le llamare Puschel.
—Pero se llama Jake —puntualizó Joseph.
— ¡Para, para, para! —Gritó mi madre—. ¡De eso nada!
—De acuerdo —dijo Joseph en un tono conciliador—. Mamá, si Jake no te gusta, puedes elegir otro nombre.
—No quiero ningún perro en casa. Ni Jake, ni Puschel. ¡Con vosotros ya tengo suficiente!
Joe puso cara de ofendido.
— Fue Jimmy, vino y lo trajo y no me dio tiempo de devolvérselo
— Ah, si. Y tu te dejas embaucar por un niño de doce años
—Ya no sé qué pensar: me preocupo, me esfuerzo, consigo un perro para que mi hermano pequeño tenga alguien con quien jugar y ¿qué ocurre? Ingratitud, reproches…
— ¡Para el carro, Joseph! Si queremos un perro doméstico en nuestra familia, primero hay que hablarlo No puedes traer un perro sin más y esperar que salte de alegría. Su mirada cayó sobre el pequeño Joe, que no dejaba de acariciar y besar al perro. —Aunque lo hayas hecho con la mejor intención del mundo —agregó.
—Pero yo sí que quiero un perro —dijo de nuevo mi hermano pequeño.
Mi madre le lanzó una mirada furiosa a Joseph y dijo:
—Ya hablaremos más tarde.
A continuación se marchó a la cocina: afortunadamente se había olvidado de quela tenía que ayudar, así que desaparecí rápidamente en mi habitación.
Escuche unos golpecitos en mi ventana, caminé apresuradamente y la abrí. Vi unos hermosos ojos verdes entrar en mi habitación
— Hola nena — dijo Matt besándome
— Hola — dije simplemente — ¿Qué haces aquí? — pregunté
— Venia a hacerte una invitación — dijo sentándose en mi cama y acomodándome en su regazo
— ¿Si? Dime
— ¿Quieres ir a una fiesta conmigo?
— Si, claro ¿Cuándo?
— Mañana, es la fiesta de una amiga, es de disfraces y puedo llevar una acompañante, así que pensé en mi hermosa novia — dijo y yo me sonroje, puede que no estuviera enamorada de él, pero si que me agradaban sus cumplidos
— Claro — dije dándole un fugaz beso en los labios — pero ¿Qué debo ponerme? ¿De que te vas a disfrazar tú?
— No lo se, puede que de el zorro
— Genial, entonces yo seré la princesa
— Estupendo — me besó — Vengo por ti mañana a las 8
— No, yo iré sola, puedes darme la dirección
— No, no deberías ir sola en la noche, le diré a Joe que puede ir y de paso te lleve, se emocionará mucho ante la idea de ir a una fiesta
— Ugh, ¿En serio vas a invitar a Joe?
— Si, es un buen amigo
— Pues no un buen hermano. ¿Sabes que trajo hoy un perro que parece vaca a casa y ni siquiera sabe de donde lo sacó? — Ambos nos reímos
— Está loco — comentó Matt — Nos vemos en la fiesta preciosa — murmuró besándome de nuevo. El beso se tornó un poco más apasionado, nuestras lenguas batallaban en mi boca y poco a poco él me iba acostando en la cama. De pronto oí acercarse el coche de mi padre. Nos separamos demasiado acalorados como para decir algo. Matt se fue dejándome muy desconcertada, había sido un beso ardiente, pero aún así no me había dejado muy descolocada.
Estaba abajo, en el vestíbulo, con el pequeño Joe cogido de la mano y trinaba de ira.
— ¿Dónde está tu hermano? — Mi madre tenía agarrada de la mano al hermano soñador, así que concluí que preguntaba por el caótico. Bajé las escaleras.
—Ni idea. ¿Ha hecho algo malo? —pregunté.
—Efectivamente: infracción del deber de vigilancia. Tenía que cuidar de Joe mientras yo hacia la compra. Al regresar vi al pequeño subido en el manzano de los Carter.
— ¿Qué hacías subido en el manzano? —pregunté dirigiéndome a mi hermano pequeño.
—Mirar.
—¿Cómo? ¿Mirar? ¿Mirar qué?
—Sólo mirar. Alrededor.
—Pero también lo puedes hacer desde abajo. No hace falta que subas a un árbol.
Joe se quedó mirando a mi madre con aire interrogante.
—Jane tiene razón. Para mirar no hace falta subir a un árbol.
Joe estaba indignado con tanta falta de comprensión:
—Claro que tengo que subir a un árbol si quiero mirar desde arriba.— Mi madre reflexionó brevemente y luego afirmó.
—Es verdad. — Entonces se agachó y cogió su cara con ambas manos.
—Joe, ¿cuántas veces te he dicho que no debes escaparte?
—No me escapo. Sólo hago mis cosas. — Mi madre movió la cabeza pacientemente.
—De acuerdo. Pero nosotros nos preocupamos si no sabemos dónde estás.
—Pero yo siempre vuelvo.
—Sí, pero nunca por tus propios pies. Siempre tenemos que buscarte. Nunca has vuelto solito a casa.
—Es que nunca he podido terminar mis cosas. Cuando hubiese terminado habría vuelto. — Mi madre dejo escapar un suspiro y, con persistencia tenaz, volvió a explicarle al pequeño Joe que no puede marcharse de casa sin más, simplemente porque se le haya ocurrido algo.
—Ven conmigo a la cocina, vamos a hacer la cena. Papá vendrá muy pronto —le
Dijo y, mirándome a mí, añadió—: ¿Y Liz aún está aquí?
—No.
— ¿Me ayudas?
Antes de poder contestar, se oyó un gran estruendo procedente de la puerta de la casa. Luego oí a Joseph soltando algunas maldiciones. Mi madre aguzó los oídos y, con aire belicoso, se colocó frente a la puerta.
No quería esperar más para saber el problema que se le iba a formar a mi hermano, y abrí la puerta de golpe. Habría sido mejor dejarla cerrada, porque un monstruo enorme me saltó encima y me tiró al suelo. Mi madre se puso a gritar y agarró al pequeño Joe con aire protector. El monstruo saltó por encima de mí mientras yo soltaba un grito y, a continuación, Joe aterrizó sobre mí. El Joe grande que pesaba unos cuantos kilos más que yo.
— ¡Que no cunda el pánico! Lo tengo todo bajo control —le gritó desde la vertical a mi madre.
Una vez Joe se hubo recuperado y levantando, pude ver lo que había pasado: el gran imbécil colgaba de la correa de un perro enorme. Mi madre lo había agarrado por el collar y había conseguido detenerlo. Joe esbozó una sonrisa.
—Eh, a relajarse todo el mundo. Lo tengo todo bajo control. ¡Habladurías! Huí escaleras arriba y, desde la seguridad de la distancias, grité:
— ¡Un perro!
—Gracias por la aclaración, Jane. Creíamos que se trataba de un conejillo de Indias.
— ¡Joseph! —le gritó mi madre furiosa—. ¿Qué se le ha perdido por aquí a este perro?
—Pero ¿qué te crees? ¿Qué a mí me divierte buscar un perro rastreador y recorrer toda la zona en busca de mi hermano pequeño?
—No era eso lo que te había pedido. No deberías haberle perdido de vista. Deberías haber evitado que se escapara para que no tuviésemos que volver a salir a buscarlo.
—¡Pero si es lo que hice! —respondió Joe por costumbre. Entonces se dio cuenta de estaba más bien equivocado: los hechos contaban una historia diferente. «Bueno, lo intenté —rectificó—. Pero ya sabes cómo es. Le das la espalda sólo un minuto, y ya no está. Mi madre dejó escapar un suspiro.
—De acuerdo. Ahora no estoy para sermones, Quita el perro de en medio.
— Solo tengo que devolvérselo a Jimmy — dijo naturalmente mientras se encaminaba hacia la salida
— Los Carter se han ido de casa una semana
— ¿Qué? — preguntó Joe y pude notar como sus ojos se salían de órbita
— Si, me lo dijo Wein esta mañana — Joe vaciló durante un instante y, finalmente, con tanta naturalidad que pudo dijo:
—Entonces El perro es nuestro.
— ¿Qué? No es nuestro perro. Hace dos horas que me fui de casa y no teníamos Perro.
—Las cosas suceden muy rápido. Ahora sí que tenemos uno.
—¡No! ¡Te equivocas! —exclamó mi madre.
—Yo no quiero un perro —dije yo.
—Pero yo sí —dijo mi hermano pequeño. Se acercó al animal y, abrazándolo, añadió—: Le llamare Puschel.
—Pero se llama Jake —puntualizó Joseph.
— ¡Para, para, para! —Gritó mi madre—. ¡De eso nada!
—De acuerdo —dijo Joseph en un tono conciliador—. Mamá, si Jake no te gusta, puedes elegir otro nombre.
—No quiero ningún perro en casa. Ni Jake, ni Puschel. ¡Con vosotros ya tengo suficiente!
Joe puso cara de ofendido.
— Fue Jimmy, vino y lo trajo y no me dio tiempo de devolvérselo
— Ah, si. Y tu te dejas embaucar por un niño de doce años
—Ya no sé qué pensar: me preocupo, me esfuerzo, consigo un perro para que mi hermano pequeño tenga alguien con quien jugar y ¿qué ocurre? Ingratitud, reproches…
— ¡Para el carro, Joseph! Si queremos un perro doméstico en nuestra familia, primero hay que hablarlo No puedes traer un perro sin más y esperar que salte de alegría. Su mirada cayó sobre el pequeño Joe, que no dejaba de acariciar y besar al perro. —Aunque lo hayas hecho con la mejor intención del mundo —agregó.
—Pero yo sí que quiero un perro —dijo de nuevo mi hermano pequeño.
Mi madre le lanzó una mirada furiosa a Joseph y dijo:
—Ya hablaremos más tarde.
A continuación se marchó a la cocina: afortunadamente se había olvidado de quela tenía que ayudar, así que desaparecí rápidamente en mi habitación.
Escuche unos golpecitos en mi ventana, caminé apresuradamente y la abrí. Vi unos hermosos ojos verdes entrar en mi habitación
— Hola nena — dijo Matt besándome
— Hola — dije simplemente — ¿Qué haces aquí? — pregunté
— Venia a hacerte una invitación — dijo sentándose en mi cama y acomodándome en su regazo
— ¿Si? Dime
— ¿Quieres ir a una fiesta conmigo?
— Si, claro ¿Cuándo?
— Mañana, es la fiesta de una amiga, es de disfraces y puedo llevar una acompañante, así que pensé en mi hermosa novia — dijo y yo me sonroje, puede que no estuviera enamorada de él, pero si que me agradaban sus cumplidos
— Claro — dije dándole un fugaz beso en los labios — pero ¿Qué debo ponerme? ¿De que te vas a disfrazar tú?
— No lo se, puede que de el zorro
— Genial, entonces yo seré la princesa
— Estupendo — me besó — Vengo por ti mañana a las 8
— No, yo iré sola, puedes darme la dirección
— No, no deberías ir sola en la noche, le diré a Joe que puede ir y de paso te lleve, se emocionará mucho ante la idea de ir a una fiesta
— Ugh, ¿En serio vas a invitar a Joe?
— Si, es un buen amigo
— Pues no un buen hermano. ¿Sabes que trajo hoy un perro que parece vaca a casa y ni siquiera sabe de donde lo sacó? — Ambos nos reímos
— Está loco — comentó Matt — Nos vemos en la fiesta preciosa — murmuró besándome de nuevo. El beso se tornó un poco más apasionado, nuestras lenguas batallaban en mi boca y poco a poco él me iba acostando en la cama. De pronto oí acercarse el coche de mi padre. Nos separamos demasiado acalorados como para decir algo. Matt se fue dejándome muy desconcertada, había sido un beso ardiente, pero aún así no me había dejado muy descolocada.
Holaaaaaaaaaa... hayyy de verdad que sus comentarios me suben muchisimo el animo que llevo por el suelo :(
Les cuento.... desde epocas remotas una pequeña llamada Valentina Buritica (esa soy yo, ya se... apellido raro xD) sacaba las mejores notas, todo era color rosa.. pero un día (ayer) perdió por primera vez 2 materias, entonces se armó el juicio final y la pobre quedó castigada... (cabe aclarar que estoy en el pc de contrabando y todo por subir cap :P) entonces esa joven no podrá ir al estreno de Harry Potter, y es la última peli.. :( me quiero morir... a mi casi nada me deprime, pero no poder verme la última película de mi amor... haha no, eso es mucho daño emocional.... pero bueno :P Gracias por sus coments.... tal vez algunas no entiendan.... pero cuando uno es fanático... :(
Por otro lado. bienvenidas a las new Readers... no saben lo importante que es para mi todos sus lindos coments :P hahahahhahaha Valen las ama :love:
PD: Silvi.. perdoname por favorsote por no haberme pasado por tu nove.... de verdad he estado muy ocupada y (castigada) prometo no dejar de leer y en cuanto pueda... me pasaré :P
Tina(:
Re: "1000 Razones Para (NO) Enamorarse" (Nick)
SEGUILA, yo eestoy por ahi mismo :(
Pero las entradas se agotaron u.u
Seguuila :bounce:
Pero las entradas se agotaron u.u
Seguuila :bounce:
Silvi&Ale
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